Conciencia
- Por Hilda Pupo Salazar
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Un joven va por una calle con un nasobuco puesto, pero incorrectamente, para poder fumar, un representante de la autoridad lo requiere, él ofrece disculpa y se lo coloca bien, espera a que el representante del orden desaparezca y vuelve a ponérselo de igual forma.
¿Eso es tener conciencia? Claro que no, es un acatamiento ficticio, sólo para quedar bien en el momento oportuno.
La conciencia constituye el conocimiento de una persona acerca de sus actos y de su propia existencia. Cuando accionamos irresponsablemente y no tenemos plena idea de las consecuencias de los incumplimientos no poseemos cognición.
La conciencia constituye el conocimiento de una persona acerca de sus actos y de su propia existencia. Cuando accionamos irresponsablemente y no tenemos plena idea de las consecuencias de los incumplimientos no poseemos cognición.
En el caso del coronavirus en Cuba no cumplir las medidas orientadas por el Minsap, aunque ello signifique un rebrote de la enfermedad a pesar de los datos favorables, es, sencillamente, imprudencia. Con esa postura ni nos cuidamos nosotros, exponemos a los familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, además, retrasamos lo adelantado y obviamos los esfuerzos.
En la vida sucede así, quienes obran consecuentemente y los que lo hacen de manera insensata. El sicólogo Manuel Calviño explica que en la universidad existe un principio consistente en poseer un determinado por ciento de inasistencia en cada asignatura, para tener derecho a la prueba.
Si defendemos el número de faltar a clases hasta el punto de poder examinar, no comprendemos la importancia de recibir el contenido en el aula, solo cumplir una estadística.
No es lo mismo, tener la profesora delante, preguntarle cualquier duda, copiar lo interesante o interactuar con el docente, que llevar a nuestra libreta el tema en el cual nos ausentamos, de manera simplista.
Lo de solo actuar para “cumplir” sucede, cuando un joven en bicicleta se lleva la luz roja del semáforo si no ve un policía, a quien engaña con tal intrepidez.
En relación con este importante concepto Leon Tolstoi, novelista ruso, dijo: “Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo,” mientras para Bhagwan, profesor hindú: “El mundo no es un problema; el problema es tu desconocimiento” y Jiddu Krishnamurti, filosofo indio, defiende: “No puede ser síntoma de salud el estar bien adaptado a un mundo enfermo.”
