PREVENCIÓN, PROFILAXIS, CONTROL Y ERRADICACIÓN

No existe tratamiento frente al virus de la PPC. La prevención contra la enfermedad se basa fundamentalmente en la toma de medidas de bioseguridad y biocontención . El control y erradicación se puede llevar a cabo mediante diversas medidas en las que se pueden incluir o no los programas de vacunación general o selectivos. Varias vacuna pueden utilizarse en la actualidad.


PREVENCIÓN

Como vimos en el apartado de patogenia, el VPPC tiene una enorme capacidad de penetración en los animales susceptibles, pudiendo infectar al cerdo por prácticamente todas las vías posibles. Por ello, la mejor solución para que un país permanezca libre de la PPC es evitar la entrada del virus. Los factores a tener en cuenta según sea un país o un área libre serían:

PAÍSES LIBRES DE PPC

Para los países libres de PPC el control para evitar su penetración debe estar básicamente centrado en lo siguiente :

1.- No comprar porcinos vivos ni carne fresca, ni productos elaborados con carne porcina no tratada de ningún país afectado.

2.- No importar de ningún país afectado semen ni embriones porcinos.

Es importante recordar en este apartado que se considera país libre de VPPC a aquellos países o áreas en las que no se ha detectado la enfermedad, no hay serología positiva y no se ha vacunado al menos durante los 12 últimos meses.


ÁREAS LIBRES DE PPC

Las áreas libres de PPC de países afectados deberán aumentar sus medidas de bioseguridad para no ser infectadas. Esto implica controlar de forma exhaustiva el movimiento de animales y los medios de transporte utilizados, para evitar que puedan venir de las zonas afectadas, así como informar bien a ganaderos y veterinarios de la zona, para que eviten utilizar los mismos circuitos de proveedores de piensos, técnicos, etc.

MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD EN GRANJAS AFECTADAS POR EL VIRUS DE LA PPC
  • Marcar la explotación como afectada de forma visible y clara
  • Prohibir la entrada a cualquier persona
  • Sacrificar todos los animales en las 24 horas posteriores al diagnóstico
  • Limpiar y desinfectar la granja y las entradas, aparcamientos, etc
  • Enterrar todos los medicamentos y pienso sobrante
  • Desratizar
  • Dejar algo de pienso con veneno para roedores
  • Cerrar ventanas y puertas
  • Repetir la desinfección a los 15 días
  • No sacar purines hasta pasados 45 días
Graja afectada de PPC

MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD EN GRANJAS NO AFECTADAS POR EL VIRUS DE LA PPC
  • Mantener al día un libro de visitas
  • No permitir la entrada a la explotación de ningún vehículo salvo si están limpios y desinfectados.
  • Disponer de calzas para los conductores.
  • Disponer de vados de desinfección a la entrada de la explotación
  • Limitar al máximo las visitas de personas
  • No alimentar nunca los animales con restos de comidas
  • Colocar dispositivos antipájaros
  • Realizar desratizaciones periódicas
  • Controlar al máximo las moscas
  • No compartir materiales o utensilios entre granjas
  • Hacer siempre cuarentena a los animales de reposición
  • Utilizar semen de la propia granja o que éste provenga de áreas libres y con los correspondientes certificados de sanidad.
  • Disponer de fosas de cadáveres en la misma explotación.
  • Limpiar y desinfectar a fondo: los suelos, paredes, herramientas y equipos de trabajo.
Granja no Afectada de PPC

PAISES ENDÉMICOS DE PPC

En los países donde la PPC es endémica, el mejor mecanismo para el control y posterior eliminación de la enfermedad se basa en establecer un programa de control con vacunación y posterior erradicación. El programa debe realizarse con la colaboración estrecha de la administración, los sectores productivos y los veterinarios clínicos, y debe contar con la legislación adecuada para cada circunstancia que el programa prevé.

 

 

Este programa debe realizarse en las siguientes etapas:

1. Conocimiento de la situación (censo, incidencia de la enfermedad,etc),
2. Control de la enfermedad clínica.
3. Eliminación del virus circulante, Animales portadores.
4. Retirada progresiva de la vacunación.
5. Ausencia de serología positiva.
6. Declaración de país libre.

 

El programa debe incluir los siguientes apartados:

  1. Conocimiento del censo y distribución de las explotaciones ganaderas e incidencia real de la enfermedad. Adecuados métodos de diagnóstico y medios humanos y técnicos para su realización.

  2. Conocimiento y control de las vacunas. Conocimiento de la duración de la inmunidad, presencia o no de antígenos vacunales en amígdalas (en caso positivo su duración), programa de vacunación, etc.

  3. Medidas para fomentar el control del movimiento de animales, la desinfección de los vehículos de transporte de animales y las medidas de bioseguridad en las explotaciones.

  4. Programa de reposición de animales libres de la enfermedad y bien inmunizados.

  5. Rápida detección de los focos. Eliminación de los animales portadores.

  6. Eliminación progresiva de todas las madres que convivieron con un foco activo en la explotación (posibles portadoras).

  7. Comprobación, mediante estudio en amígdalas de los animales de desecho en matadero y mediante la presencia de animales centinelas en la propia explotación, de la ausencia de virus circulante.

  8. Eliminación progresiva de la vacunación, manteniendo un banco de emergencia.

  9. Controles serológicos hasta la total ausencia de anticuerpos.

 

Desinfección de vehiculos de transporte.

Desinfección de vehiculos particulares.


Los errores que habitualmente se observan en los países con presencia endémica de la enfermedad y con programas de control, suelen ser los siguientes:

  1. Ausencia de un programa establecido. Basar exclusivamente el control de la enfermedad en la vacunación esporádica, en la mayoría de los casos con programas de vacunación mal establecidos.

  2. Ausencia de colaboración e implicación de los productores.

  3. Desconocimiento parcial o total del censo de animales y de la incidencia real de la enfermedad.

  4. Celebración de los éxitos de reducción de la enfermedad clínica tras las primeras vacunaciones. Confusión entre la reducción de la enfermedad clínica y la eliminación del virus.

  5. Desconocimiento de las cualidades de las vacunas utilizadas (duración de la inmunidad, persistencia en amígdalas). Programas de vacunación incorrectos y no persistente.

  6. Ausencia total de bioseguridad en transporte y explotaciones.

  7. Falta o incumplimiento de legislación.

  8. Convivencia normal con la enfermedad.


PROFILAXIS

INMUNIZACIÓN FRENTE AL VPPC

Muchos son los métodos que se han utilizado para inmunizar frente al VPPC desde principios de siglo, desde la serovacunación  hasta diferentes tipos de vacunas vivas e inactivadas han sido utilizados para combatir esta enfermedad con éxito en varios países durante las ultimas décadas. La utilización de las vacunas vivas atenuadas permitieron la eliminación de la enfermedad de los países de la actual Unión Europea entre los años 1970 y 1980.  

     

 


VACUNAS CLÁSICAS

 

En la actualidad, las vacunas más utilizadas en diferentes programas de erradicación de la enfermedad son las vacunas que emplean principalmente las cepas vivas atenuadas, conocidas como CEPA "CHINA" y/o CEPA "THIVERVAL".
 
Para conseguir una buena inmunidad es absolutamente esencial inmunizar a los animales de forma adecuada, con las dosis correctas y sin concomitancia de virus patógenos pues, de lo contrario, es muy fácil poder inducir animales portadores, sobre todo en hembras gestantes, que pueden trasmitir el virus virulento de forma horizontal y vertical. Se ha demostrado en multitud de ocasiones, que madres gestantes infectadas antes o inmediatamente posterior a la vacunación, pueden parir camadas infectadas de forma persistente, que puede excretar virus patógeno durante meses sin mostrar signos de la enfermedad. Otro inconveniente de estas vacunas, es que los anticuerpos inducidos por ellas no pueden ser diferenciados de los anticuerpos del virus virulento, no pudiéndose por tanto diferenciar los posibles animales enfermos o portadores de los vacunados sanos.  


La estructura molecular y antigénica es idéntica tanto para el agente infeccioso como en el vacunal por lo que los anticuerpos inducidos por ambos son idénticos.

 

VACUNAS MARCADAS

Mediante el empleo de técnicas de ADN recombinante, en los últimos años se han desarrollado nuevas vacunas de subunidades formadas exclusivamente por la proteína E2, que induce anticuerpos neutralizantes capaces de proteger frente a la infección por el virus campo. Los anticuerpos específicos al ser solamente inducidos por la E2, se pueden diferenciar de la infección del virus virulento, ya que este último, induce anticuerpos no solamente contra la E2 sino también frente a las otras proteínas virales. Estas nuevas vacunas han llevado al desarrollo paralelo de métodos ELISA diferenciales de anticuerpos vacunales y de infección.  

 

Vacunas de nueva generación


ADN recombinante

  Una vez conocida el fragmento de ADN y su secuencia, la proteína de interés inmunológico, se aísla el fragmento de ADN (1), y se inserta en un plásmido (2). Este plásmido se introduce en un vector de expresión (E. coli, Baculovirus) (3). Algunos aceptarán el gen y producirán el recombinante (4). Otros, la mayoría, no (5).

Ventajas del uso potencial de una vacuna marcada   Desventajas y posibles riesgos del empleo de una vacuna marcada

El empleo de las vacunas marcadas no interfiere con la posibilidad de realizar estudios serológicos en la población para detectar animales infectados

La vacunación de los cerdos en el área alrededor de un foco debería reducir sensiblemente el número de nuevos focos secundarios, y de este modo disminuir el daño económico causado a la industria porcina en esta zona

La disminución del riesgo de diseminación del virus permitiría reducir la necesidad sacrificios masivos y la destrucción de cadáveres procedentes de granjas próximas que aparentemente no se han visto afectadas por la enfermedad.

 

La vacunación puede originar una falsa sensación de seguridad que lleve a la relajación de otras medidas de control y a la disminución de medidas biosanitarias en el personal involucrado

La vacunación puede desviar esfuerzos necesarios en otras medidas de control;

I) Los equipos de vacunación pueden diseminar la enfermedad si no se adoptan las medidas biosanitarias adecuadas;

II) Los demás países pueden reducir el nivel de confianza en el control de la enfermedad;

En aquellas granjas vacunadas después de la introducción de la enfermedad. debería analizarse serológicamente un gran número de animales, incluyendo a todas las hembras gestantes, para asegurar la detección de posibles animales infectados.

Virus de la PPC


Durante 1999 la Unión Europea (UE) llevó a cabo distintas experiencias sobre estas vacunas marcadas de PPC en los Laboratorios Nacionales de Referencia de PPC de la UE, En estos laboratorios se evaluaron las dos vacunas marcadas desarrolladas en los Laboratorios BAYER (BAYOVAC-CSF Marker) e INTERVET, así como con los ELISAs diferenciales diseñados para discriminar los animales vacunados de los infectados.

En concreto se analizaron dos situaciones que podrían producirse si fueran utilizadas en condiciones de emergencia:

  • La introducción del virus de la PPC en una población poco tiempo después de haber sido vacunada (cuando la inmunidad podría aún no ser completa)

  • La introducción del virus de la PPC en una población poco tiempo antes de la vacunación (cuando los animales se encuentran aún durante el periodo de incubación de la enfermedad).

Ambas situaciones podrían originar la persistencia del virus en estas poblaciones mediante formas crónicas o inaparentes de la enfermedad, de difícil detección. El riesgo es mayor aún cuando se trata de lechones y en cerdas a los 60-80 días de gestación.

Los resultados obtenidos en el estudio de vacunación de emergencia en lechones pusieron de manifiesto que el uso de la vacuna marcada en casos de emergencia reduciría la transmisión del virus dentro de una granja, y consecuentemente el riesgo de transmisión de la enfermedad a otras explotaciones, especialmente en áreas de alta densidad porcina. Sin embargo, en esta situación se generaría la aparición de formas subclínicas de la enfermedad, por lo que la detección de focos secundarios dependería sólo de los tests de diagnóstico diferenciales.

Por otra parte los estudios experimentales de vacunación de emergencia en reproductoras puso de manifiesto que se produce transmisión transplacental. Debido a la aparición de lechones positivos al virus de PPC, cada cerda debería ser analizada individualmente mediante los ELISAs diferenciales después de la vacunación de emergencia, por lo que estos tests deberían ser de gran sensibilidad.

Los resultados de los estudios de los 2 ELISAs discriminatorios que diferencian los animales vacunados de infectados, demostraron que ambos ELISAs resultaron menos sensibles que los convencionales que se están empleando actualmente, si bien existen variaciones entre ambos. La sensibilidad de uno de ellos fue baja mientras que el segundo mostró muy baja especificidad, detectándose con éste último más falsos positivos por reacciones cruzadas con sueros positivos a BVD y BD. Ambos tests presentaron problemas con sueros positivos a BD.

Por ello, para poder utilizar estas vacunas marcadas y obtener los beneficios y ventajas que proporciona la vacunación con vacunas marcadas es fundamental continuar mejorando estos test diferenciales en cuanto a su sensibilidad y/o especificidad.

 

TRATAMIENTO, CONTROL Y ERRADICACIÓN

No existe tratamiento frente a esta enfermedad.
El control de la enfermedad se puede llevar a cabo de diferentes maneras dependiendo del tamaño del área afectada, densidad porcina, el nivel cultural y social de la zona, las medidas de bioseguridad de las explotaciones, los medios económicos y humanos disponibles, el mercado exterior de sector, etc. 

En general se practica la política internacional de focalización, es decir establecer una zona de protección alrededor del foco de 3 Km. de radio, donde se prohibirá el movimiento de animales hasta 30 días después del sacrificio del ultimo foco, y otra zona de vigilancia de 10 Km de radio donde se efectuaran los controles clínicos y serológicos. Estas medidas de control pueden a su vez verse incrementadas con la utilización o no de vacunas o el sacrificio sin vacunación. 

  La vacunación en anillo sanitario, para el control y posterior erradicación de la enfermedad jugó un importantísimo papel en Europa en la década de los 70 y 80, realizándose campañas masivas de vacunación con las cepas atenuadas, descritas en el apartado de vacuna, con el fin de ir eliminando progresivamente el virus y los animales portadores. 

Se ha podido comprobar en repetidas condiciones que un programa de vacunación bien hecho y sistemático, llevado a cabo durante un periodo de 2 a 3 años, y acompañado de otras medidas sanitarias, como el control de virus circulante, eliminación de animales portadores de las explotaciones, repoblación con animales bien vacunados, no alimentación con desperdicios alimentarios e incremento de las medidas de bioseguridad en el trasporte y en las explotaciones, permite la erradicación de la PPC.


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