miércoles, 5 de enero de 2022

LA DIGLOSIA Y SU IMPORTANCIA EN EL MUNDO ACTUAL

 

In historia mundi/ En la historia del mundo, la diglosia es un importante fenómeno que ha producídose en algunas partes del planeta y consiste en el bilingüismo existente en comunidades donde háblase dos lenguas, al mismo tiempo, siendo una de ellas más preeminente que la otra. Podríase decir, de otro modo, que la lengua más esclarecida es culta y guarda reglas gramaticales en su uso y estructura, en tanto la otra es más coloquial y utilízase en ambientes familiares y menos formales del grupo poblacional en las que ambas son parte de su magnificente patrimonio oral.


Las dos lenguas o dialectos que conviven en la diglosia, in via fraternitatis, cumplen con un rol particular claramente definido en la comunidad sin que exista ningún traslape, que no es otra cosa que solaparse pues ninguna de las dos lenguas introyéctase per se dentro de la otra, mas bien perviven a punto tal de que podríase decir que ambos idiomas conformantes de la diglosia devienen en dos variedades: alta, de la lengua preeminente, y baja, de la lengua vulgar. 

Ad exemplum, la más clara forma de diglosia dióse en la antigüedad clásica con la sempiterna lingua latina, puesto que en el imperio romano los letrados y los académicos utilizaban el llamado latín clásico para comunicarse, el cual caracterizábase por la elegancia y el respeto a las canónicas normas que regíanlo y por la munificencia con la cual traspasábase a la cultura de los ciudadanos que hablábanlo, mientras el pueblo craso usaba el latín vulgar para su diaria intercomunicación. Mas debido a la natural versatilidad de tan singular idioma éste vivificábase de profundis «in vita communitatis» o «en la vida de la comunidad» coexistiendo de tan singular manera.

La sui generis convivencia lingüística era armónica par excellence e hizo que esta preciosa lengua representara una especie de lingua franca in universa terra y tanto quienes cultivaban el latín vulgar tanto como los que dominaban el latín clásico entendían uno y otro dialecto sin mayores complicaciones haciendo que juntos intégrense con admirable riqueza cultural en un grupo que peregrinaba en la Tierra como una gran familia humana que vivificábase de profundis in via latinitatis/ en el camino de la latinidad.


El latín culto, desde el alto sitial en donde los doctos y los eruditos hablábanlo, dio origen a la creación de celebérrimas obras inmortales de la antigüedad clásica, las cuales son hasta hoy «fons vitae» o «fuente de vida» para el estudio de la llamada lengua ciceroniana, en tanto que el latín vulgar evolucionó in crescendo para dar paso a las llamadas lenguas romances: Italiano, Castellano, Portugués, Francés, Rumano y Romanche, idiomas cuya identidad unifícase o fraternízase con la cultura latina que trasunta en ellos como copioso torrente que iridiscente fluye cual generoso efluvio de inmanentes e inmarcesibles huellas que hoy, incluso, perviven fuertemente en una serie de términos comunes que traspasáronse desde la lingua mater, de manera intacta, sin haber requerido que tradúzcanse en los diversos idiomas romances que en el mundo han sido. Por ello es que los latinismos o latinajos son universales y perviven ex integro como auténticas expresiones en cada una de las lenguas que tienen al idioma latino como su madre nutricia.


A similis, del mismo modo, in tertio millenio adveniente, hoy existe diglosia en Cataluña, con el uso del catalán y el español, así como en Suiza, en donde el alemán popular es utilizado frente al alemán formal que háblase en Alemania, siendo estos dos ejemplos muy similares a la diglosia que dióse in Roma semper aeterna/ en la Roma siempre eterna hace dos mil años.

 

No obstante, hoy es muy difícil encontrar pueblos del planeta donde sus habitantes hablen al mismo tiempo dos idiomas, indistintamente, como parte de su identidad cultural. Ergo, es muy común hallar mas bien sociedades o países donde cultívase el biblingüismo, pero en la comunidad en su conjunto solo una parte de la población habla determinada lengua mientras el resto conoce la otra, sin que toda la sociedad domínelas conjuntamente in collegialitas efectiva. Nuestro país es un ejemplo de lo que acábase de manifestar en líneas precedentes puesto que en Ecuador el Castellano y el Quichua son las dos lenguas oficiales que la constitución de la república reconócelas como tales sin que todos los ecuatorianos hablemos al mismo tiempo ambos idiomas.


El Quichua, exempli gratia, es un idioma hablado solo por los indígenas en sus comunidades autóctonas, pero quienes hablamos Castellano no conocemos dicha lengua indígena al mismo tiempo, más allá de los quichuismos que trasparónse a ésta y que han sido ya admitidos en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE). No obstante, debido a la preeminencia de nuestra deslumbrante lengua de Castilla in patria nostra los indígenas del país conocen al mismo tiempo los dos idiomas, no así la población mestiza, que suele únicamente hablar en Español o Castellano sin conocer al mismo tiempo la lengua quichua. Podríase entonces columbrar que para las comunidades indígenas que hablan Quichua habría diglosia ya que el Castellano, al ser una lengua preeminente, es también aprendido y hablado conjuntamente con aquella.

Ad concludendi, dígase que la diglosia es un curioso fenómeno cultural en una comunidad determinada, ora por la singular  riqueza cultural que prodiga en los pueblos en donde deviene en esencial signo identitario, ora porque el fenómeno cultural es como un sino y signo de auténtica personalidad para la comunidad en su conjunto puesto que la lengua, elemental vehículo comunicacional entre la gente, es un vivo recurso a través del cual, en particulares circunstancias, puede provocarse un doble uso formal e informal, culto y popular, como acaeció en la historia con la lingua latina. Así es como no sólo contémplase la versatilidad que tienen los idiomas sino su vigorosa fuerza como medios de comunicación verbales y escritos para todas las sociedades in universa terra.


Diego Demetrio Orellana

Datum Conchae, mensis Ianuari, die V, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXII, vesperas solemnitate Epiphaniae Domini.

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