martes, 5 de julio de 2016

Cultura Organizacional y valores Organizacionales. Una Visón Actualizada

Rosa Elena Barrios pineda
Cultura Informacional  y Reconfiguraciones Organizacionales
Jesús Calderón Vielma
Doctorado En Gerencia Avanzada
Universidad Fermín Toro
Mérida Estado Mérida
rosele_barrios2006@hotmail.com

Resumen
Las organizaciones funcionan como mini sociedades,  conformadas por individuos que comparten una cultura,  valores, creencias, pautas de conductas, mitos. Por lo tanto, la cultura organizacional se puede definir como un complejo holístico que incluye los saberes,  creencias,  valores,  leyes,  costumbres y cualquier otra capacidad o hábito compartido por el hombre como miembro de un grupo social. Los valores  están  relacionados con la capacidad para generar y dirigir conductas concretas, lineamientos y criterios para las  acciones. En este sentido  la cultura organizacional y valores organizacionales forman parte de las premisas de la sociedad  donde se encuentra inserta, produciéndose  una coherencia básica entre la organización y su entorno. Al respecto se considera  a la Cultura Organizacional y  valores Organizacionales  una Visón Actualizada, remite al conjunto de propiedades en común que presentan: conducta colectiva compleja formada por grandes redes de componentes sin control central y con reglas simples de operación, procesos sofisticados de información y adaptación por medio del aprendizaje o evolución.  Al respecto Hofstede  y Triandis proponen modelos de valores culturales: individualismo y colectivismo;  estos convergen en que el individualismo se concentra en las personas, actúan motivadas por su propio interés y el logro de sus objetivos personales. En el colectivismo  las personas se sienten parte indispensables del grupo,  prevalecen las ideologías sobre igualdad y los intereses grupales. En el país la gerencia pública en su proceso de enclaustramiento, ha llevado a cabo acciones netamente individualista  donde el gerente se preocupa por ascender,  tener reconocimiento y otros realizan gerencia movidos por intereses económicos particulares, lo que significa que las organizaciones deben  adaptarse al entorno y como resultado poder llevar a cabo estrategias cargadas de responsabilidad social para el éxito. Apuntar hacia   una visión  colectivista, donde se evidencie la responsabilidad del equipo de trabajo, considerando lo social,  valores compartidos, lo ético, desarrollo tecnológico, el ambiente donde se interactué los diferentes conocimientos destrezas y habilidades de los equipos de trabajo.
Descriptores: Organización, Cultura organizacional, valores organizacionales, individualismo, colectivismo.

              
Introducción
Actualmente las organizaciones transitan hacia un cambio de paradigma donde el valor de lo intangible constituye su principal insigne. La gerencia se está orientando hacías las capacidades, habilidades, conocimientos que posee una organización para  enfrentar  un entorno cada vez más complejo y competitivo.  Ante esta realidad las organizaciones tienen el reto de orientar, fortalecer su potencial humano hacia la obtención de mejores resultados a nivel individual, grupal y organizacional,  enfrentando el desafío para evaluar los elementos culturales que condicionan su dinámica social.
La cultura de una organización, es un microentorno que incorpora una serie de valores, creencias, percepciones y actitudes que comparten en consenso los miembros de una organización, sirve para guiar el comportamiento y el resultado de sus miembros. Es comprendida como las relaciones interpersonales que se producen dentro de la organización en el ámbito de una serie de factores comunes definidos de forma tangible e intangible, van a estar agrupados y  caracterizan a todos sus miembros por compartirlos en un espacio determinado.Como esencia de la filosofía que la empresa tenga para alcanzar el éxito; los valores proporcionan un sentido de  dirección común para todos los empleados, al  establecer directrices para su compromiso diario.
Toda organización con aspiraciones de excelencia debería tener comprendidos y sistematizados los valores, las ideas que constituyen el comportamiento motor de la empresa. Los valores representan la base de evaluación que los miembros de una organización emplean para juzgar situaciones, actos, objetos y personas. Estos reflejan las metas reales, así como, las creencias y conceptos básicos de una organización que como tales, forman la médula de la cultura organizacional (Denison, 1991).
En este sentido es importante considerar que la Cultura Organizacional y  valores Organizacionales, como  una Visón Actualizada, remite al conjunto de propiedades en común que presentan: conducta colectiva compleja formada por grandes redes de componentes sin control central y con reglas simples de operación, procesos sofisticados de información y adaptación por medio del aprendizaje o evolución. El hecho que emerja una conducta organizada en el sistema  sin que actúe un líder o controlador interno o externo se conoce como auto-organización  (Mitchell, 2009).  Los sistemas basados en agentes se consideran adaptativos siendo los agentes, en el caso de un ecosistema, por lo que, la adaptación significa cambios en la estructura como estrategia desarrollada sobre la base de la experiencia (Holland, 2006). La organización  en donde la empresa se recrea en este proceso, evaluando constantemente  la situación o estado real, introduciendo correctivos, realizando acciones que permitan disminuir las diferencias entre lo programado, el estado deseado y lo que ocurre en tiempo real .

Cultura Organizacional.
Cuando se  refiere al terminó  de  cultura, se está  señalando   ciertas características de un grupo étnico o sociedad,  a  modelos reflejados en el sistema de una sociedad, como las ideologías,  conocimientos,  valores, leyes y el ritual diario que en ellas se desarrolla. Frecuentemente “cultura” se utiliza para referirse al grado de refinamiento del sistema de creencias, prácticas y diferentes modos de vida. Existe diversidad de  culturas según  contextos y estos  son precisamente los que marcan la diferencia entre el éxito o el fracaso de una organización.
En las organizaciones reside una fuerza determinante del comportamiento individual y grupal; la cultura organizacional, representa los valores, creencias y principios fundamentales que constituyen los cimientos del sistema de dirección de una organización, así como también el conjunto de procedimientos y conductas gerenciales que sirven de ejemplo y refuerzo a esos principios básicos; estos principios y procedimientos perduran porque tienen un significado para los miembros de la organización.
Arias y  Heredia (2001) afirman  que “La cultura organizacional es un complejo holístico que incluye los saberes,  creencias,  valores,  leyes,  costumbres y cualquier otra capacidad o hábito compartido por el hombre como miembro de un grupo social” (p.197). Como esencia de la filosofía que la organización tenga para alcanzar el éxito; la cultura organizacional proporciona un  patrón  general de creencias, conductas y valores que los miembros de una organización adoptan, facilitando la motivación,  cooperación y el compromiso. Además contribuye al éxito a largo plazo de las organizaciones al guiar el comportamiento y dar significado a las actividades. 
Por otra parte,  Schein (1988) manifiesta que  la cultura organizacional se refiere al conjunto de valores, necesidades, expectativas, creencias, políticas y normas aceptadas y practicadas por ellas. Además distingue varios niveles de cultura, a) supuestos básicos; b) valores o ideologías; c) artefactos (jergas, historias, rituales y decoración) d; prácticas. Los artefactos y las prácticas expresan los valores e ideologías gerenciales. Por lo tanto, la cultura organizacional  sustentada por  valores,  persigue que todos los integrantes desarrollen una identificación con los propósitos estratégicos de la organización y desplieguen conductas direccionadas a ser  autocontroladas; una cultura es el modo particular de hacer las cosas en un entorno específico.
Significa entonces, que para desarrollar una verdadera cultura organizacional se hace necesario que la gerencia desarrolle una filosofía que guie la actuación de cada uno de sus  miembros, articulando  creencias, normas, compromiso, actitudes,  valores que orienten las actividades cotidianas   del recurso humano, por lo que, la práctica de los valores en el individuo, tiene un atributo esencial: le desarrollan pautas “correctas” de comportamiento. Estas pautas, casi siempre, son observables y previsibles,  los valores organizacionales tienen una importancia estratégica,  su expresión va construyendo culturas sólidas y saludables. Así pues, si estas pautas conductuales son las “correctas” en una organización, su perpetuidad y trascendencia está asegurada.
En tal sentido Gordon (2001) dice que, “una cultura sólida está determinada por valores compartidos, una comunicación que permita transmisión de mensajes que la identifiquen y un liderazgo que dirija a la organización hacia un nuevo modelo de desarrollo.” (p.119). Los valores organizacionales proporcionan   desarrollo del talento humano, creando sentido de pertenencia, integración y cohesión, además de proyectar una imagen y crear un ambiente humano  de compromiso en la organización. Asímismo, permite flexibilizar sus controles, patrones de supervisión, adecuarse a las normas culturales de cada idiosincrasia, reconocer la influencia de éstos en la individualidad de cada persona. 
Por otra parte, Drucker (1993)  señala  que las organizaciones funcionan como mini sociedades, que están conformadas por individuos que comparten una cultura, con sus valores, creencias, pautas de conductas, mitos. Sostiene  que los valores son esenciales para el automanagement,  las organizaciones  al igual que las personas, tienen sus propios sistemas de valores.  Plantea que para ser eficaces los valores de las personas deben ser compatibles o suficientemente aproximados con los de la organización, así evitar el mal desempeño,  frustración   y lograr un trabajo más efectivo.
En cuanto a la postura de Hofstede (1991) sobre la concepción de  cultura organizacional, expresa: “es la  programación colectiva de la mente que distingue los miembros de una organización de otra, además  se caracteriza por ser “holística, históricamente determinada, relacionada con el estudio de rituales, mitos, leyendas, símbolos y valores,  socialmente construida, suave y difícil de cambiar” (p. 180). La cultura organizacional se ve influenciada por la cultura de sus miembros y esta puede ser eficiente solo cuando los empleados comparten valores que guíen sus comportamientos. De ahí que,  los valores son el fundamento del actuar de cada individuo, determina sus percepciones, creencias, así como sus actitudes y su comportamiento, se identifican los hechos y procesos que dan como resultado el accionar final. 
Por otra parte,  Sherman y Bohlander, (1994) expresan que los valores “son un concepto básico y creencias que definen el éxito en términos concretos para los empleados de una organización, los cuales se transforman en la filosofía de vida y profesional del ser humano”. (p.54), por consiguiente los valores son los que van a identificar,  reforzar las actitudes que éste pueda ejercer dentro de la organización, generándola estable. Considera los valores como creencias, normas, que  sustentan el comportamiento del individuo en la organización; lo identifican y refuerzan  mediante propuestas sociales que le permiten sobrevivir y lograr los fines. Por ello, la organización debe definir los valores que han de regir en el grupo de empleados, pues esto permite a todos los miembros orientar su comportamiento y valores individuales para lograr una vida social exitosa a través de las normas bajo valores colectivos.
            La utilidad organizacional  de los valores  está relacionada con la capacidad para generar y dirigir conductas concretas, lineamientos y criterios para las  acciones, lo que determina que siempre sean formulados, enseñados y asumidos dentro de una realidad concreta de actuación, convirtiéndose en atributos de dignidad o perfección  que debe tener cada realidad,  de lo que se hace en el puesto o función. Asimismo, la internalización de los valores organizacionales implica que el individuo se identifica con la empresa, por lo que es compromiso de la gerencia mantener informado al colectivo organizacional del quehacer diario, lo que la organización propone como beneficioso, correcto o deseable.
De ahí que, los valores colectivos están expresados en la misión y visión de la organización;  estos deben ser capaces de conjugar el éxito competitivo, así como hacer trascendente el proyecto social, humano, productivo del cual forman parte en la sociedad y específicamente en las organizaciones.
Es evidente que las organizaciones en una sociedad globalizada buscan la calidad,  capacitación, producción, de acuerdo a su función en la sociedad,   asumen  a estos como valores primordiales y estratégicos para la organización por lo que se hace necesario asumir el desafío de incorporar a las instituciones la calidad humana, las relaciones productivas, el estilo de liderazgo, la cultura, en el que se requiere de la revisión y redefinición de los valores individuales, profesionales, laborales, conforme a la estructura particular de valores de cada miembro de la organización.  Partiendo de lo anterior se puede afirmar que los valores identifican actitudes y concepciones evidenciadas en los cimientos de la cultura de una organización.
Al respecto, Siliceo (1999)  plantea los valores en las empresas   provienen de la globalización en relación con las localidades, lo cual lleva a una responsabilidad de las personas, comunidades,  clima organizacional, culturas tradicionales, a la inevitable necesidad de trascender sus fines específicos y de alinear su propia misión en relación con el destino global, donde a la producción material, espiritual, individual, social, se le sume un valor como contribución directa a la sustentabilidad del destino común y globalizado de la organización. De ahí que la cultura organizacional forma parte  de las premisas de la sociedad donde se encuentra inserta, produciéndose  una coherencia básica entre la organización y su entorno.   Al respecto Rodríguez. (2005) expresa que  una organización, cuyas premisas fueran contradictorias con las de la sociedad global, tendría que hacerse un nicho, o buscar un «manto protector» o insertarse en una subcultura, que le permitieran subsistir. 
No obstante, Hofstede propone un modelo de valores culturales, en el que recoge problemas comunes y los explica en diferentes contextos, incluido el organizacional;  distancia al poder, masculinidad–feminidad, evitación de la incertidumbre, orientación de corto plazo–largo plazo, individualismo y colectivismo. El individualismo pone el énfasis en el individuo, en la autosuficiencia y autocontrol; en este tipo de entorno las personas actúan motivadas por su propio interés y el logro de sus objetivos personales. Hofstede (1980) define el individualismo como “la independencia emocional de grupos, organizaciones u otros colectivos” (p.221).
En cuanto al colectivismo; implica la subordinación de los intereses personales a los objetivos del grupo, se apoya la cooperación y la armonía, así como la preocupación por la riqueza del grupo. En culturas con valores colectivistas las personas se sienten parte indispensables del grupo, sin preocuparles su propio beneficio o que otros se puedan aprovechar de su esfuerzo. En los contextos donde priman valores colectivistas, prevalecen las ideologías sobre igualdad y los intereses grupales en contraposición a los contextos con clara orientación hacia el individualismo, donde prevalecen los intereses individuales.
Ahora bien, Triandis (1995)   señala al individualismo y al colectivismo como síndromes culturales, consistentes en compartir actitudes, creencias, normas, papeles y definiciones del yo.  Las culturas con valores individualistas se caracterizan por valorar la autonomía del individuo y su independencia emocional de los grupos sociales, mientras que las sociedades con valores colectivistas rescatan la tradición heredada y privilegian los intereses grupales.
Asimismo, caracterizo al individualismo y colectivismo con los atributos de: horizontal; hace énfasis en la igualdad,  sugiere que las personas son similares en la mayoría de los aspectos, para los colectivistas  se traduce en un yo interdependiente aunque similar a los demás debido a la baja libertad y alta igualdad que los identifica, enfatizan los objetivos comunes, disfrutan colaborando con sus compañeros y se esfuerzan por mantener la armonía grupal. Para los Individualistas, se traduce en un yo independiente disfrutan de la privacidad, independencia y se perciben siendo iguales a otros.
Vertical; enfatiza la jerarquía, indica que existen diferencias entre las personas en estatus y jerarquías, las personas enfocadas  al individualismo vertical quieren diferenciarse de los demás adquiriendo estatus social, ser competitivas y les cuesta aceptar el fracaso, por el contrario las personas orientadas al colectivismo vertical, disfrutan sirviendo a los demás, hacen sacrificios en beneficios de su propio grupo de pertenencia cumpliendo  con sus obligaciones.
En relación a las posturas de Hofstede y Triandis, sobre el individualismo - colectivismo, estos convergen en que el individualismo se concentra en las personas como individuos, actúan motivadas por su propio interés y el logro de sus objetivos personales. En el colectivismo  las personas se sienten parte indispensables del grupo,  prevalecen las ideologías sobre igualdad y los intereses grupales.  Ahora bien Triandis dilucidó detalladamente esta dimensión, las caracterizó en individualismo – colectivismo,  vertical -  horizontal, horizontal – vertical.

Cultura Organizacional y valores organizacionales  en  Instituciones de Salud Pública Fundamentada en  el Individualismo y Colectivismo

La entrada del nuevo siglo ofrece un devenir a la gerencia como órgano distintivo de toda organización,  de esta depende en gran parte la economía y la comunidad moderna, pues,   como define Drucker (2009) “El centro de una sociedad, es la institución, administrada como el órgano de la sociedad, para producir resultados, la gerencia es la herramienta específica, la función específica, el instrumento específico que capacita a la gerencia para que produzca resultados (p. 198).
La gerencia de hoy en día se debe apoyar en el funcionamiento de las organizaciones, a partir de fines comunes, a nivel interno, por parte de quienes la componen, a nivel externo, con el fin de integrar intereses económicos, políticos, sociales; consolidando la organización en el mercado, por lo que las organizaciones deben dar impulso a desarrollar, promover y fomentar la participación de los empleados para lograr sus objetivos.
En el país, la gerencia pública es un proceso de enclaustramiento, que se lleva a cabo en acciones netamente individuales, en donde el gerente investiga por ascender, o por la necesidad de tener reconocimiento y otros realizan gerencia movidos por intereses económicos particulares.  Al respecto Padrón (2009) dice: Aparentemente, a nadie le interesan los procesos gerenciales, sino sólo el esfuerzo individual en sí mismo, algo así como si dijéramos "...no importa qué cosa investiguen ni qué cosa produzcan, basta con que investiguen" (p.45),
Al respecto, Brunner (2009), afirma que la actitud del gerente en general, solo se lleva a cabo para cumplir requisitos meramente organizacionales y que esta se realiza con la única finalidad de obtener reconocimiento a través de alguna publicación especializada o con la finalidad de obtener reconocimiento público. Esta base de inicio es incluso promovida por los mismos organismos e instituciones, que establecen recompensas competitivas económicas para el trabajo individual.
Por otra parte, Feo (2003) explica  que en las instituciones de salud pública en Venezuela, la gerencia ha estado asociada a procesos de gestión basados en modelos burocráticos, centralizados, altamente verticalizados,  ha predominado desde siempre una cultura individualista, la cual ha limitado cualquier intento de desarrollo de gerente colectivo, colaborador o cooperativo. Poco a poco, esta cultura se está superando conforme más grupos de gerentes  trabajan en proyectos gerenciales  conjuntos.
                          Es recurrente en la actualidad hablar de trabajo en equipo, incluso se considera como una competencia imprescindible para acceder a un puesto de trabajo, existe una gran distancia entre lo que realmente ocurre en las organizaciones actuales, con las que se pretende visualizar a través del discurso gerencial. Es importante considerar que las mismas deben tener creencias, metas, normas claras y compartidas,   es el mejor aliciente para que el equipo trabaje de modo conjunto, armónico y decidido.
                 Es así que  Katzenbach y Smith (2011), definen el trabajo en equipo como: “…número de personas con capacidades complementarias, comprometidas con un propósito, un objetivo de trabajo, una planificación común, con responsabilidad mutua compartida" (p. 188). En esta disertación se resalta que el trabajo en equipo  implica desarrollar estrategias de motivación, satisfacción, involucrando la participación de todos los integrantes, que cada empleado perciba su contribución necesaria,   requerida para el logro de los objetivos.
                          Ahora bien una manera de promover el trabajo en equipo se relaciona con los indicadores de gestión definidos para el equipo, es conveniente que todos los conozcan y los revisen, es una manera de crear retos colectivos donde implican un esfuerzo para mejorar cada vez más los resultados .El trabajo en equipo es un modo de trabajo que no todas las personas están dispuestas a aceptar. La incertidumbre laboral, el temor a abrirse demasiado al otro y el revelar información clave para el individuo, son barreras iníciales a las que se debe enfrentar un gerente al comenzar a analizar una organización que se cuestiona su ideología de trabajo.
Por eso, según Huberman (2006), es importante la dimensión colectivista para promover el cambio, pero también lo es el individualismo artesanal, que dota de contenido el trabajo conjunto de los gerentes. Así, ambas dimensiones son esenciales. Se evidencia en el caso venezolano  la cultura de valores  individualista que existe en las instituciones de salud pública en Venezuela, en donde la gestión de políticas claras y organizadas carecen de criterios definidos, aspectos tan fundamentales como la sistematización de los temas en desarrollo, los criterios que se utilizan para  solucionar  los problemas,  el acceso a los programas de financiamiento no están estructurados, atendiendo a criterios mínimos preestablecidos.
La experiencia también indica que los gerentes que administran las organizaciones de salud pública en Venezuela, en mucho de los casos lo hacen, sin tomar en consideración la necesidad de un nuevo modelo organizativo donde se privilegie la acción grupal, con una visión colectiva, que permita involucrar al personal y a  más de un gerente en la problemática  que se está estudiando, para de esta manera  generar conciencia de cooperación.
Para lograr estos niveles en la gerencia hay que asumir el desafío de la transformación  de los esquemas existentes, orientar los esfuerzos hacia una nueva concepción en lo que ha gerencia respecta, en donde se analicen los aspectos organizacionales, una visión con carácter colectivo, que trabajen de manera organizada,  donde se evidencie la responsabilidad del equipo de trabajo, considerando lo social, los valores compartidos, lo ético, el desarrollo tecnológico del momento, la incertidumbre, lo político,  el ambiente, donde se interactué los diferentes conocimientos, destrezas y habilidades  de los equipos de trabajo.

Reflexión final

Las organizaciones tienen el reto de analizar los valores organizacionales  que inciden en su  cultura,  con la finalidad de orientar y fortalecer su potencial humano hacia la obtención de mejores resultados a  nivel individual, grupal y organizacional; producto de la globalización y cambio de paradigma que están enfrentando las organizaciones, orientado hacia las capacidades, habilidades y conocimientos del talento humano.  Los valores organizacionales se  desarrollan en la cultura organizacional; entendiéndose como un microentorno que se nutre de creencias, mitos, leyendas, valores de los individuos que aportan y se mezclan con los organizacionales, permitiendo  crear diferencias de una organización a otra.
Sin duda, la cultura organizacional se ve influenciada por la cultura de sus miembros y esta puede ser eficiente solo cuando los empleados comparten valores que guíen sus comportamientos. De ahí que,  los valores son el fundamento del actuar de cada individuo, determinando sus percepciones, creencias, así como sus actitudes y su comportamiento.
En relación a la postura de Hofstede (1999)  y Triandis  para  determinar la  influencia de los valores básicos de cada país en la cultura organizacional;  el individualismo muestra la tendencia de las personas en centrarse en sí mismas y en su familia,  pasan por alto las necesidades de la sociedad; las relaciones de las personas en las organizaciones no tienen que ver con las emociones, sino con el aspecto económico. En cuanto al colectivismo; existen pautas sociales como la dependencia emocional y el sentido de pertenencia a la organización, así como una fuerte creencia en las decisiones grupales.
Finalmente, en las organizaciones de  salud pública priva una cultura individualista, la cual ha limitado cualquier intento de desarrollo de gerente colectivo, colaborador o cooperativo.  Hay que asumir el desafío de la transformación  de los esquemas existentes, orientar los esfuerzos hacia una nueva concepción en lo que ha gerencia respecta, en donde se analicen los aspectos organizacionales, una visión con carácter colectivo, que trabajen de manera organizada,  donde se evidencie la responsabilidad del equipo de trabajo, considerando lo social, los valores compartidos, lo ético, el desarrollo tecnológico del momento, la incertidumbre, lo político,  el ambiente, donde se interactué los diferentes conocimientos, destrezas y habilidades  de los equipos de trabajo.

Referencias  Bibliográficas

Brunner j. (2009)  El clima de trabajo en las organizaciones: definiciones, diagnóstico y consecuencias. México: editorial trillas.
Drucker, p (1993)  La sociedad pos capitalista, Barcelona.

Felcman I. "culturas organizacionales públicas. El caso de la administración pública central"
Feo t (2003) pensamiento estratégico y gestión del talento humano en gerentes corporativos; universidad Rafael Belloso Chacín (urbe.
Feo, o. (2003). Repensando la salud. Propuestas para salir de la crisis. Análisis de la experiencia venezolana. Maracay: universidad de Carabobo
García s. Dolan, s. (2003). La dirección por valores. El cambio más allá de la dirección por objetivos. España: mcgrawhill.
Hofstede, g. (1999). Cultura y organizaciones. Madrid: alianza.
Huberman M,    Tthompson C,    Weiland S.  (2006). Perspectivas de la carrera del profesor: la enseñanza y los profesores i. la profesión de enseñar. Barcelona: Paidos
Kotter, j. p. &hesckett, j. l. (1995). cultura de la empresa y rentabilidad. Madrid: Díaz de santos
Stephen p. Robbins, comportamiento organizacional, teoría y práctica,  prentice hall hispanoamericana, 1998.

Fuentes   Electrónicas







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