El creador literario y el fantaseo
Luis Marín
“Quiero proporcionarles complementos de una introducción al psicoanálisis que inicié hace más de quince años, y tengo que comportarme como si en ese intervalo ustedes tampoco hubieran cultivado otra cosa que psicoanálisis. Sé que es una presunción inaudita, pero me encuentro inerme, no puedo obrar de otro modo. Sin duda se debe a la grandísima dificultad de proporcionar una visión del psicoanálisis a quien no es psicoanalista. Créanme que no nos gusta aparecer como unos sectarios que cultiváramos una ciencia secreta. No obstante, debimos advertir y proclamar como una convicción nuestra que nadie tiene el derecho a pronunciarse sobre el psicoanálisis si no ha adquirido determinadas experiencias que sólo pueden conseguirse sometiéndose uno mismo a un análisis.”
—Sigmund Freud. (1933 [1932]). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Avellaneda, provincia de Buenos Aires: Amorrortu.
Originalmente, «El creador literario y el fantaseo» fue expuesto en forma de conferencia, el 6 de diciembre de 1907, ante un auditorio de noventa personas en los salones del editor y librero vienés Hugo Heller, quien era miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena; pero la versión completa del trabajo sólo se dio a publicidad a comienzos de 1908, en una revista literaria que acababa de fundarse en Berlín. Ya poco tiempo atrás, Freud se había ocupado de los problemas de la creación literaria; no obstante en «El creador literario y el fantaseo» el centro del interés recae en el examen de las fantasías.
El título original del trabajo es “Der Ditcher und das Phatasieren”, y sus traducciones al castellano han sido diversas: “La creación poética y la fantasía” (Ludovico Rosenthal), “El poeta y la fantasía” (Luis López-Ballesteros), y “El poeta y los sueños diurnos” (del mismo traductor). Haciendo honor a Freud, a modo de homenaje, esta nueva columna que hoy inaugura su primera entrega lleva el mismo nombre que su trabajo, según la versión publicada en Amorrortu, la editorial que recopiló y publicó las Obras Completas de Freud, y que, en opinión de este —y seguramente muchos— estudiantes de psicoanálisis, es la editorial que mejor ha traducido sus obras.
Resulta curioso que en la conferencia dictada por Freud en 1907 el centro del interés recaiga en el examen de las fantasías, y no en los problemas de la creación literaria como lo había hecho poco tiempo atrás en el estudio sobre Gradiva de Jeansen (1907), o uno o dos años antes cuando se había aproximado a la cuestión en el ensayo, inédito en vida de él, «Personajes psicopáticos en el escenario» (1942). No es, sin embargo, un asombro que sea de este modo, como no lo es tampoco que la primera entrada de esta columna sea dedicada a este trabajo y no a otro en donde Freud sí se enfoque en los problemas de la creación literaria. Esto se debe a una simple y sencilla razón: “muchas cosas que de ser reales no depararían goce pueden, empero, depararlo en el juego de la fantasía y muchas excitaciones que en sí mismas son en verdad penosas pueden convertirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores del poeta.”
En efecto, y para fines prácticos del título de esta columna y esta primera entrada de la misma, no hay mucho que decir respecto al quehacer literario; sin embargo es de suma importancia prestar atención a este trabajo (que pueden leer en el tomo IX de las obras completas de Freud publicadas en editorial Amorrortu), ya que para Freud el origen de la creación literaria será, justamente, la fantasía. Aunque para el creador literario la empresa es doble, pues en “las barreras que se levantan entre cada yo singular y los otros, reside la auténtica ars poética”.
Tal como el mismo Freud dijo en sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis: existe una “grandísima dificultad de proporcionar una visión del psicoanálisis a quien no es psicoanalista”, más aún cuando quien pretende exponer esa visión tampoco es un psicoanalista cabal, sino apenas en formación, cual es mi triste caso. Es por ello que esta propuesta es también un “laboratorio de psicoanálisis” que pretende vincular dos de las cosas que más me apasionan. Me refiero a la literatura y, por supuesto, al psicoanálisis; obligándome así, no sólo al estudio y la investigación psicoanalítica; sino también al estudio e investigación literaria. Es por ello que con esta nueva columna he adquirido no un privilegio sino un compromiso con ustedes, improbables lectores; y, del mismo modo en que la versión completa de «El creador literario y el fantaseo» se dio a publicidad en una revista literaria que acababa de fundarse en Berlín, esta columna ve la luz en una revista en línea, aunque no recién fundada.
Esas han sido las razones del título, a modo de introducción y bienvenida a esta nueva columna. Desde ahora mismo y aquí, podrán leerme periódicamente cada bimestre; sin embargo es necesario hacer algunas aclaraciones que, me parece —o eso espero—, nos ayudará a entender mejor la dinámica de este espacio: primero, no soy psicoanalista, apenas me estoy preparando para serlo, por lo tanto, como ya lo he dicho, estoy adquiriendo un compromiso con ustedes que es sobre todo ético. Segundo, si bien la intención es que mi columna aborde temas de psicoanálisis a través del ensayo literario, también será un espacio de creación literaria y de difusión del psicoanálisis a través de entrevistas y noticias, para entender que el psicoanálisis puede ser un cristal que ayude a comprender la evolución de la sociedad y no sólo del individuo. Tercero, en efecto: “nadie tiene el derecho a pronunciarse sobre el psicoanálisis si no ha adquirido determinadas experiencias”, así que esta “grandísima dificultad de proporcionar una visión del psicoanálisis a quien no es psicoanalista” también se hace presente en este espacio, por lo tanto, y dado que no puedo esperar ni exigir que tengan una formación psicoanalítica, sugiero que toda vez que vean un término de psicoanálisis, el cual no entiendan, consulten el Diccionario de psicoanálisis de Lalplanche y Pontalis, publicado en editorial Paidós, o nos comuniquen sus dudas. Por mi parte procuraré dejar, como nota a pie de página, la definición de algunos términos, y/o un enlace donde podrán encontrar su definición en internet.
—Sigmund Freud. (1933 [1932]). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Avellaneda, provincia de Buenos Aires: Amorrortu.
Originalmente, «El creador literario y el fantaseo» fue expuesto en forma de conferencia, el 6 de diciembre de 1907, ante un auditorio de noventa personas en los salones del editor y librero vienés Hugo Heller, quien era miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena; pero la versión completa del trabajo sólo se dio a publicidad a comienzos de 1908, en una revista literaria que acababa de fundarse en Berlín. Ya poco tiempo atrás, Freud se había ocupado de los problemas de la creación literaria; no obstante en «El creador literario y el fantaseo» el centro del interés recae en el examen de las fantasías.
El título original del trabajo es “Der Ditcher und das Phatasieren”, y sus traducciones al castellano han sido diversas: “La creación poética y la fantasía” (Ludovico Rosenthal), “El poeta y la fantasía” (Luis López-Ballesteros), y “El poeta y los sueños diurnos” (del mismo traductor). Haciendo honor a Freud, a modo de homenaje, esta nueva columna que hoy inaugura su primera entrega lleva el mismo nombre que su trabajo, según la versión publicada en Amorrortu, la editorial que recopiló y publicó las Obras Completas de Freud, y que, en opinión de este —y seguramente muchos— estudiantes de psicoanálisis, es la editorial que mejor ha traducido sus obras.
Resulta curioso que en la conferencia dictada por Freud en 1907 el centro del interés recaiga en el examen de las fantasías, y no en los problemas de la creación literaria como lo había hecho poco tiempo atrás en el estudio sobre Gradiva de Jeansen (1907), o uno o dos años antes cuando se había aproximado a la cuestión en el ensayo, inédito en vida de él, «Personajes psicopáticos en el escenario» (1942). No es, sin embargo, un asombro que sea de este modo, como no lo es tampoco que la primera entrada de esta columna sea dedicada a este trabajo y no a otro en donde Freud sí se enfoque en los problemas de la creación literaria. Esto se debe a una simple y sencilla razón: “muchas cosas que de ser reales no depararían goce pueden, empero, depararlo en el juego de la fantasía y muchas excitaciones que en sí mismas son en verdad penosas pueden convertirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores del poeta.”
En efecto, y para fines prácticos del título de esta columna y esta primera entrada de la misma, no hay mucho que decir respecto al quehacer literario; sin embargo es de suma importancia prestar atención a este trabajo (que pueden leer en el tomo IX de las obras completas de Freud publicadas en editorial Amorrortu), ya que para Freud el origen de la creación literaria será, justamente, la fantasía. Aunque para el creador literario la empresa es doble, pues en “las barreras que se levantan entre cada yo singular y los otros, reside la auténtica ars poética”.
Tal como el mismo Freud dijo en sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis: existe una “grandísima dificultad de proporcionar una visión del psicoanálisis a quien no es psicoanalista”, más aún cuando quien pretende exponer esa visión tampoco es un psicoanalista cabal, sino apenas en formación, cual es mi triste caso. Es por ello que esta propuesta es también un “laboratorio de psicoanálisis” que pretende vincular dos de las cosas que más me apasionan. Me refiero a la literatura y, por supuesto, al psicoanálisis; obligándome así, no sólo al estudio y la investigación psicoanalítica; sino también al estudio e investigación literaria. Es por ello que con esta nueva columna he adquirido no un privilegio sino un compromiso con ustedes, improbables lectores; y, del mismo modo en que la versión completa de «El creador literario y el fantaseo» se dio a publicidad en una revista literaria que acababa de fundarse en Berlín, esta columna ve la luz en una revista en línea, aunque no recién fundada.
Esas han sido las razones del título, a modo de introducción y bienvenida a esta nueva columna. Desde ahora mismo y aquí, podrán leerme periódicamente cada bimestre; sin embargo es necesario hacer algunas aclaraciones que, me parece —o eso espero—, nos ayudará a entender mejor la dinámica de este espacio: primero, no soy psicoanalista, apenas me estoy preparando para serlo, por lo tanto, como ya lo he dicho, estoy adquiriendo un compromiso con ustedes que es sobre todo ético. Segundo, si bien la intención es que mi columna aborde temas de psicoanálisis a través del ensayo literario, también será un espacio de creación literaria y de difusión del psicoanálisis a través de entrevistas y noticias, para entender que el psicoanálisis puede ser un cristal que ayude a comprender la evolución de la sociedad y no sólo del individuo. Tercero, en efecto: “nadie tiene el derecho a pronunciarse sobre el psicoanálisis si no ha adquirido determinadas experiencias”, así que esta “grandísima dificultad de proporcionar una visión del psicoanálisis a quien no es psicoanalista” también se hace presente en este espacio, por lo tanto, y dado que no puedo esperar ni exigir que tengan una formación psicoanalítica, sugiero que toda vez que vean un término de psicoanálisis, el cual no entiendan, consulten el Diccionario de psicoanálisis de Lalplanche y Pontalis, publicado en editorial Paidós, o nos comuniquen sus dudas. Por mi parte procuraré dejar, como nota a pie de página, la definición de algunos términos, y/o un enlace donde podrán encontrar su definición en internet.
Fuentes: Sigmund Freud. (1933 [1932]). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Avellaneda, provincia de Buenos Aires: Amorrortu.
Sigmund Freud. (1908 [19071). El creador literario y el fantaseo. Avellaneda, provincia de Buenos Aires: Amorrortu.
Sigmund Freud. (1908 [19071). El creador literario y el fantaseo. Avellaneda, provincia de Buenos Aires: Amorrortu.
Luis Marín, 22 años. Nació en Cuernavaca en mayo de 1992. Estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Ha publicado artículos para La Jornada Morelos, y cuentos en revistas tales como Punto en línea, Guardaletras o Río Arriba. Se ha formado en los talleres literarios de narrativa, con Francisco Rebolledo, y de poesía, con María Baranda.