Grupo de Maestrantes

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Maestrantes, Cohorte 2014 II

viernes, 5 de junio de 2015

El rol reflexivo del docente en el reto de la Integración educativa


El rol reflexivo del docente en el reto de la Integración educativa

Por la Prof. María Angélica Rodríguez G.


Participante en la Maestría en Ciencias de la Educación de la UNESR Maracay.


      Actualmente en la educación de nuestro país Venezuela, observamos cómo se han hecho grandes intentos por la inclusión de niños, niñas, jóvenes y adultos con necesidades educativas especiales a los espacios de educación regular, enmarcado en los conceptos internacionales de integración. Exponiendo la integración educativa como un derecho que poseen todos los estudiantes a recibir una educación en contextos normalizados que permitan una formación adecuada integral que busque apoyar las cualidades y detecte las necesidades de cada uno, para que se sientan bienvenidos, seguros y alcancen el éxito.
      La integración escolar en nuestro país es considerada un derecho constitucional, una política educativa, una prioridad de demanda social y sobre todo un reto enorme, porque se trata de brindar una educación de calidad para todos, lo cual sobrelleva un sumario de cambios y mejoras de la escuela en todas sus dimensiones, para dar respuesta a las necesidades educativas de todos los estudiantes, desde las infraestructuras hasta la redimensión de la carrera docente integral.
      Existe el sustento legal para que esta se dé, en primer lugar se menciona el documento sobre La Carta Mundial de Educación para Todos que emerge del seno de la Conferencia Mundial de Tailandia, en Marzo de 1990 y en nuestro país en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999): Artículos 102, 103 y 81; así como también con la Ley Orgánica de Educación (2009 vigente) en sus Artículos 06 Parágrafo 01; Art. 26; La Ley para Personas con discapacidad: Artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21; y la Política de Educación Especial (M.E, 1997). Pero más allá, la realidad de nuestras Instituciones, la formación y disposición de los docentes se hace cuesta arriba para que el proceso pueda ejecutarse de la manera especial como lo dictan las normativas.
      La praxis de la integración es un reto al cual los docentes integradores no pensaron estar preparados, durante mucho tiempo se tuvo la exclusividad de los estudiantes con necesidades especiales, a las escuelas creadas para el desarrollo único de la educación especial, parcelando por necesidades los grupos que allí estudiarían. Aún dichas Instituciones siguen existiendo, pero es más común observar como los padres en busca de un desarrollo igualitario para sus hijos investigan la manera de integrarlos al aula regular.
      El proceso de integración envuelve a todos los actores del escenario educativo y se vislumbra como una tarea compleja donde el docente juega un papel fundamental, ya que nosotros somos el pilar donde se sustenta el éxito o fracaso de la integración. La integración escolar demanda del docente un proceso de revisión y reflexión sobre su práctica pedagógica, lo cual deriva que los maestros se conozcan más a sí mismos, estén seguros de su desempeño, desarrollen autoconciencia y confianza, lo que incrementa su autoestima profesional. 
      Desde mi perspectiva el intercambio de vivencias, experiencias, estrategias entre docentes son una manera de ayudar a activar el desarrollo de programas de integración en las escuelas regulares venezolanas. Por ello, toda oportunidad escrita u oral de compartir mi experiencia y la de otros colegas docentes que actualmente tenemos en nuestra aula regular un niño o niña que nos exige transformar lo regular en diversidad, es la oportunidad de demostrar que para algunos la integración educativa es  un reto que se lleva con amor, constancia, dedicación y preparación constante. Para otros, apatía por no sentirse preparados, experiencias validas que generan una reflexión en padres, docentes, investigadores, lectores en general, con el fin  de  fomentar el respeto y valoración a la diversidad, más allá de los preceptos concebidos por la exclusión que posibiliten el desarrollo humano en otros colegas que se unen al reto.
       Hago así una invitación a la reflexión personal, integrar es abrir el aula, el alma y las voluntades a los diferentes. El estudiante integrado no presenta más trabajo para el docente, sino implica un trabajo distinto y de este modo la implementación de la integración puede constituir una experiencia catalizadora de procesos de mejoramiento y efectividad para toda la estructura escolar.
      Seria así el aula de clases el mejor lugar para que los procesos socio afectivos se den efectivamente,  el éxito no se mide solamente por la capacidad intelectual, también se mide por la capacidad emocional. Para la concreción de esta formación los docentes deben estar conscientes que estimula, gusta y hace entrar en acción positiva a los estudiantes en el proceso de aprendizaje, son los impulsos emocionales. La autorregulación, estimulación, empatía, reconocimiento del otro y otras estrategias   nos dan  la capacidad para manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en las otras relaciones establecidas, relación docente-estudiantes y estudiantes-estudiantes sin más limitaciones que las propias de cada necesidad. 
Enseñar no debe parecerse a llenar una botella de agua, 
sino más bien a ayudar a crecer una flor a su manera. 
Noam Chomsky

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