Médula espinal |
La médula espinal se
origina, como ya hemos visto, a partir del tubo neural. Tiene el aspecto
de un grueso cordón cilíndrico, ligeramente aplanado.
La porción superior se continúa con el bulbo raquídeo
y la región terminal adquiere un aspecto de un cono y se denomina
cono terminal o medular. Fig. 1: Engrosmientos y curvaturas de la medula espinal. A, vista lateral; B, vista dorsal. Vista de frente presenta dos engrosamientos, el superior o cervical y el inferior o lumbar (Fig. 1). Estos engrosamientos son debidos a que de dichas regiones parten los nervios que inervan los miembros superiores e inferiores respectivamente. En su extremo terminal se halla el filum terminal, el cual mide aproximadamente unos 21 cm. Se extiende desde la segunda vértebra sacra (Fig. 2). Fig. 2: Filum terminal o cola de caballo. Internamente, la médula espinal, al igual que los demás órganos del sistema nervioso central, está compuesta por áreas de sustancia gris y áreas de sustancia blanca. La sustancia gris es continua y se localiza internamente, rodeada por sustancia blanca (Fig. 3). Fig. 3: Corte transversal por médula espinal En el centro, la médula, presenta un canal por
donde circula líquido cefalorraquídeo, el conducto ependimario
(Fig. 2). Este recorre la médula en toda su extensión
y se comunica con el IV ventrículo (situado en el bulbo
raquídeo y protuberancia). Otros centros de acto reflejos medulares importantes son los reflejos de tipo visceral, cuyas respuestas son efectuadas por músculos presentes en las paredes de las vísceras. Por ejemplo el reflejo de la micción y defecación. La sustancia blanca está
formada por fibras sensitivas, motoras y de asociación y células
gliales. Fig. 4: Distribución de los haces nerviosos en la sustancia blanca de la médula espinal
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