Los accesos al centro escolar.

  1. El comienzo del viaje: de la puerta de casa hasta la del cole el trayecto también es aprendizaje.

Ver, reconocer, observar, percibir, distinguir, oler, mirar, contemplar, oír, fijarse, ojear, atisbar, embobarse, encontrar, divisar, atender, SENTIR.

«Hasta ahora, y especialmente en las últimas décadas, la ciudad se ha pensado, proyectado y evaluado tomando como parámetro al ciudadano medio que, en general, responde a las características de adulto, varón y trabajador. De este modo, la ciudad ha prescindido de todos los ciudadanos no adultos, no varones y no trabajadores.»

Francesco Tonucci (La ciudad de los niños)

Afortunadamente, aunque muy poco a poco, nos encaminamos a restar protagonismo al automóvil en nuestras ciudades y a dárselo al peatón, a considerar el urbanismo desde la perspectiva de género, a aumentar las zonas verdes, a recuperar los centros históricos y evitar su conversión en desiertos urbanos fuera del horario comercial. Es importante promover la autonomía infantil reforzando la seguridad de los desplazamientos a los centros educativos mediante el establecimiento de itinerarios peatonales seguros, dotados de señalización específica y de las medidas de accesibilidad necesarias.

Es conveniente que exista una separación de los accesos por niveles educativos: infantil un acceso; primaria otro, bien diferenciados. Han de ser cómodos y seguros porque se producen (especialmente en infantil) aglomeraciones de familiares, por lo que las aceras deberán ser suficientemente amplias, tener vallados de seguridad en la vía pública si existe tráfico rodado, pasos de peatones, aparcamientos de bicicletas, y no presentar ningún tipo de barreras arquitectónicas ni urbanísticas. Debe favorecerse también que los centros educativos sean un punto de referencia de los barrios en los que se ubican. A ser posible, punto de convivencia del entorno vecinal, una plaza pública, una zona verde, una calle peatonal. Permitirán su acceso a toda la población, mediante la apertura al uso por el vecindario de algunas de sus instalaciones (biblioteca, salas de reunión, pistas deportivas, etc.), fuera del horario lectivo. Sería una manera de aumentar el rendimiento (social evidentemente) de una infraestructura costeada por todos, en el caso de los centros públicos.

2. La entrada al centro escolar.

La entrada a un edificio siempre es una transformación. Es el paso de una escala urbana, exterior, a un espacio interior, cerrado, más controlado, de diseño intencionado, más a la medida del ser humano.

El mensaje a trasladar al recién llegado puede ser de bienvenida, amable, de acogida, o por el contrario, puede involuntariamente causar rechazo, frialdad, si no se cuida su tratamiento. Las señales visuales y espaciales que se perciben pueden proporcionar un sentido del lugar y pertenencia.

Lo confortable debe adaptarse siempre al tamaño de las personas, a las dimensiones de su cuerpo, debe formar conjuntamente con el espacio esa vibrante unidad, que invita a permanecer allí.

De forma simplificada, los accesos pueden agruparse en tres categorías: enrasados en el plano de la fachada, adelantados o retrasados respecto al plano vertical. La intención de los primeros es la de pasar desapercibidos, los segundos, en cambio, proclaman su función y dan protección con un plano superior. Los terceros acogen parte del espacio exterior. La entrada puede estar centrada o descentrada en el plano frontal del edificio creando en este último caso unas condiciones de simetría propias.

La entrada a un edificio, a un espacio interior del mismo, comporta el acto de atravesar un plano vertical que distingue un espacio del otro y separa el «dentro» del «fuera«. Su significación puede evidenciarse mediante recursos más sutiles que practicar un agujero en un muro. Puede ser el tránsito por un plano virtual, no real, definido por dos columnas que sostienen una viga (como en los toris japoneses), en otras ocasiones puede ser algo tan sutil como un simple cambio de nivel mediante una amplia rampa por la que accedan todos, no separando escaleras de rampas, no convirtiendo a estas últimas en elementos discriminadores. La entrada destaca más cuando fijamos el plano (real o intuido) perpendicular al recorrido de aproximación.

3. El interior.

Es necesaria una transición gradual y un ambiente informal y distendido. Mejor una señalización con elementos arquitectónicos, reconocible (incluso con elementos simbólicos si se considera necesario), que lo identifiquen, que hagan del colegio un lugar especial y diferente. Puede ayudar el diseño paisajístico, la presencia de agua, vegetación autóctona para crear una atmósfera acogedora y natural.

Sólo moviéndonos podemos experimentar los espacios. El ojo puede medir, puede apreciar, pero la experiencia definitiva para comprender un espacio requiere que se le recorra. Hay que recurrir al juego de la luz natural, a los colores y texturas de los revestimientos para que una entrada resulte acogedora y prestar atención a la acústica, sobre todo en espacios de gran tamaño, el exceso de ruido o la reverberación pueden dificultar la interacción social, y se pretende lo contrario. Variar la altura de los techos y el empleo de materiales absorbentes del sonido facilitarían esta acción. Pueden incluirse elementos distintivos que hablen de la identidad del centro, o exposiciones de los trabajos de los alumnos, y también un amueblamiento bien escogido, integrado en el conjunto y que permita socializar a los alumnos o esperar a las visitas.

Desde los primeros bocetos, el acceso suele ser el elemento articulador del resto de piezas (aulario, zona administrativa, comedor, etc.). El error de diseño que se observa en muchos proyectos consiste en atender tan sólo a su posterior ajuste a la normativa en materia de protección contra incendios y de accesibilidad forzando soluciones (cuando el resto del diseño ya está bastante avanzado), tanto en la amplitud de ese espacio como en la disposición de los elementos que eliminen las barreras arquitectónicas que nosotros mismos hemos dispuesto desde el inicio. Un espacio generoso en el acceso (tanto en superficie como en volumen) y teniendo presente desde el inicio del diseño la evacuación en caso necesario y la accesibilidad universal nos pondrá en el camino de proyectar un centro más inclusivo en el que nadie se sienta discriminado y cumplirá sobradamente la norma de protección contra incendios.

La zona de la entrada principal es el punto crítico de la supervisión del acceso al centro (por lo que es conveniente la visibilidad desde la conserjería), y dispondrá de elementos que permitan una vigilancia pasiva en zonas comunes abiertas, separaciones de ambientes transparentes, muros bajos, distintos tipos de iluminación.

Un acceso poco estudiado a un centro escolar

Para los alumnos, empezar el día con una experiencia social positiva fomenta un sentimiento de identificación personal con el centro y los prepara para una mejor experiencia de aprendizaje y, sin duda, los accesos al centro escolar pueden facilitar esa socialización.

«La arquitectura -la verdadera- sólo existe allí donde el protagonista es ese pequeño hombre común y corriente, allí donde él es el centro, con su tragedia y su comedia»

Alvar Aalto

Star Sky – Thomas Bergersen


Una respuesta a “Los accesos al centro escolar.

  1. Los caminos a la escuela importan, así como la imagen exterior y los accesos, como bien señalas. La accesibilidad y las opciones que ofrecen las instalaciones facilitan o dificultan la acogida del alumnado más pequeño y la integración o no en la comunidad escolar de todos sus miembros.

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