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Problemas relativos al ambiente y a la ecología

6. Problemas relativos al ambiente y a la ecología

La bioética tiene mucho que decir frente a los temas relativos al ambiente y a la ecología. El desarrollo tecnológico moderno ha generado nuevos problemas debidos a diversos factores, como el abuso de recursos naturales de por sí limitados, la alteración de equilibrios climáticos, la contaminación atmosférica, la generación de deshechos de difícil eliminación o de alta toxicidad, la desaparición de especies vivientes (plantas o animales), y un largo etcétera.

Además, nuevas tecnologías permiten intervenir sobre los seres vivos, hasta el punto de modificar el genoma de animales y plantas. Es cierto que los cruces genéticos y la invención de especies ya se ha dado en el pasado, pero las posibilidades actuales son enormes, y exigen por lo mismo un mayor sentido de responsabilidad. Ello no significa generar miedos irracionales o situaciones de pánico ante conquistas que resultarían benéficas para el hombre y para el mismo ambiente (especialmente en algunos países pobres, que pueden ser ayudados, por ejemplo, a través de semillas genéticamente modificadas y adaptadas a su situación), ni tampoco crear el extremo opuesto, que lleva a considerar que todo lo técnicamente posible es de por sí lícito, sin sopesar con prudencia las repercusiones a corto y a largo plazo que la aplicación de una nueva biotecnología produzca en los complejos equilibrios de la vida terrestre.

La preocupación por el ambiente y la ecología nace de una exigencia ética fundamental: el planeta Tierra es el habitáculo donde transcurrimos la etapa temporal de nuestra existencia humana. El hombre no es un dueño despótico de la creación, sino el administrador y custodio de un patrimonio de vida que viene del mismo Dios y que nos permite gozar de salud, de alimentos, y de la compañía de tantas bellezas entre los animales y las plantas que viven a nuestro lado.

Ciertamente, la preocupación ecológica no puede llevar a un menoscabo de las obligaciones fundamentales que tenemos hacia el ser humano. Sería absurdo, pero no es difícil que ocurra, que se organicen movilizaciones populares en favor de los bosques mientras se guarda un silencio cómplice ante la existencia de clínicas donde cada año son abortados cientos (a veces miles) de seres humanos. Como también sería absurdo invertir millones de dólares o de euros para limpiar un río mientras en las orillas del mismo mueren cada año cientos (o miles) de personas por carecer de las medicinas básicas para el tratamiento de la malaria.

La bioética tiene, por lo tanto, que estudiar y proponer soluciones para tutelar el ambiente en el que vivimos.

Fuente: Fernando Pascual