El Exorcismo de Dios: ¿Cómo al Diablo no se le ocurrió antes?

En 1973 el mundo quedó horrorizado al ver por primera vez la película de El exorcista, y hasta la fecha sigue estando en el top de las películas más terroríficas. Muchos intentos de emularla se han visto a lo largo de los años y la fórmula no ha cambiado: chica poseída por algún demonio de nombre extraño, pero nunca el mismísimo Satanás, es exorcizada por uno o varios sacerdotes católicos.

Hace poco menos de un mes, nos llego desde Tailandia una gran historia de una Chaman, y ahí veíamos un impresionante exorcismo de varios espíritus malignos. La diferencia aquí fue como se llevó a cabo el exorcismo en una creencia “No católica”. Entonces, ya hemos visto varios tipos se exorcismos donde hay que sacarle la maldad al poseído ¿qué nos pueden traer de nuevo en este tema?

Pues el director venezolano, Alejandro Hidalgo, ha decidido hacer algo diferente ¡exorcizar a dios! Si, así como lo oyen, y es que si en Latinoamérica lo que nos gusta es lo controversial, lo raro ¿por qué no sacarle a Dios a alguien? ¿Dónde se ha visto eso?

La película nos cuenta la historia del padre estadounidense Peter Williams (Will Beinbrink), que vive en un desconocido pueblo de México donde todos hablan inglés. Le llaman para decirle que hay una chica poseída, pero él no ha terminado sus cursos de “Usted puede ser un buen exorcista”, así que llama a su amigo, el Padre Micheal Lewis (Joseph Marcell), hasta Londres para pedirle su autorización, este le dice que es imposible que haga el rito ya que le faltan cursar algunas materias y el demonio de seguro se da cuenta y puede salir todo mal, que lo espere dos días , sin embargo la poseída se ve cada vez peor y no parece que aguante más con el chamuco dentro, así que el Padre Williams, desobedeciendo a su amigo, decide llevar a cabo el exorcismo. Instala su cámara de video para documentar el evento, saca a todos los familiares de la poseída y empieza el ritual.

Como era de esperarse, el demonio se da cuenta de la inexperiencia del sacerdote y lo empieza a tentar. Hay que mencionar que la poseída es una mujer muy joven que por muy poseída que estuviera, se ve muy sexy con tremendo escote, los ojos rojos y un poco despeinada. El demonio se pasa al sacerdote y comete “el peor de los pecados” ¿cual? eso no lo sabremos hasta 18 años después.

Pasado este tiempo, ya vemos al Padre Williams un poco más grande, viviendo en otro pueblo mexicano llamado “En Nombre de Dios, México” (vaya usted a saber dónde es eso). Todavía no ha aprendido a hablar español pero, para su suerte, ahí también todos hablan  inglés. El es un pilar de la comunidad y lo quieren mucho. Sin embargo, en el hospital que maneja un grupo de monjas, han empezado a llegar muchos niños enfermos de algo muy raro y varios han muerto ¡Algo extraño pasa con los niños de En Nombre de Dios, México! Al mismo tiempo, le mandan llamar de la cárcel femenil Del Sagrado Corazón de Jesús porque hay una presa que se comporta muy extraño, y todo parece indicar que esta poseída, pero después de 18 años, el padre Williams no ha terminado su curso, así que para que no le vuelva a pasar, ahora si espera a su amigo para que haga él el exorcismo ¡total! La poseída ya está encerrada en una celda en condiciones muy precarias y parece muy acostumbrada a ello, bien puede esperar unos días hasta que llegue el padrecito titulado.

Esto es solo el principio de una serie de brincos, golpes sorpresivos, tomas copiadas descaradamente de la película de El Exorcista y todos los clichés propios este tipo de películas, incluyendo algunos chistes más o menos buenos.

Pero ¿qué es lo novedoso? Pues que hay un punto donde se dice que el padre Williams tiene a dios dentro y cuando se lleva a cabo la pelea entre el bien y el mal, la poseída trata de exorcizar a dios ¿cómo no se le había ocurrido a nadie mas esto? pues ¡porque es absurdo! Pero, si nos dejamos llevar por la película, resulta algo divertido y hasta se siente original, porque esta bien hecho.

La historia, además de todo esto tiene algunas sub tramas y poco a poco se va revelando “el pecado del padre Williams”.

Es una película 90% clichés, pero un 10% que hace que valga la pena comerse un bote de palomitas un domingo en la tarde.

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