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Historia de la imprenta: antecedentes previos a la actualidad

La invención y uso continuado de la imprenta significó una gran revolución en la historia de la humanidad. Tanto es así que este fue uno de los acontecimientos que marcó el final de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna.

En este artículo veremos la historia de la imprenta, centrándonos en los antecedentes previos a su invención.

Los primeros intentos de imprenta

Desde que la humanidad inventó la lectura y la escritura uno de sus objetivos ha sido el de replicar determinados textos, en especial aquellos que, debido a su uso continuado, se aplicaban repetidamente.

Por ejemplo, los romanos ya tenían sellos que imprimían algún texto o mosaico sobre objetos de arcilla allá por el siglo V. Y en China ya se usaban imprentas con tipos de madera en el siglo VI, que imprimían seda y telas a colores. Los monjes budistas tenían la intención de difundir la religión budista, así que antes de llegar al año 1000 ya imprimían libros de oraciones.

Imprentas rudimentarias previas

Cabe recalcar que antes de la imprenta moderna ya se habían inventado imprentas más rudimentarias. De hecho, es en China donde se inventó el primer sistema de imprenta de caracteres móviles para la creación de textos.

El invento, creado por Bi Zeng, usaba piezas de porcelana donde se tallaban los caracteres chinos, y papel de arroz donde plasmar dichos caracteres. Ahora bien, el gran número de caracteres del alfabeto chino provocaba que el procedimiento fuera muy complejo, por lo que no tuvo mucha aceptación.

Más adelante, en lo que hoy conocemos por Corea, algunos artesanos dieron un paso más en las imprentas de caracteres de tipos móviles y formaron un juego de tipos móviles de metal. No obstante, su uso fue escaso.

Entre los siglos XIII y XIV, Wang Hen mejoró el sistema de Bi Zeng. Plasmó los caracteres en madera dura y contaba con un muestrario de 60.000 caracteres, lo que le permitió imprimir bastantes ejemplares de su Tratado de agricultura.

Poco antes de la invención de la imprenta moderna el método de impresión que predominaba en Europa era la xilografía. La xilografía consiste en el tallado del texto o imagen en paneles de madera, por lo que es un trabajo artesanal bastante laborioso. Una vez entalladas, las maderas se entintaban y se presionaban sobre el papel. El molde no duraba mucho ya que la madera se desgastaba con facilidad.

Otros elementos necesarios para impresión previos

A decir verdad, Gutenberg ya conocía los elementos generales necesarios para la impresión. Lo único que tenía que hacer era juntar las piezas. Tan fácil y tan difícil.

Cada elemento tuvo su evolución a lo largo de la historia, por lo que es la época de Gutenberg donde por fin se puede unir todo ese conocimiento, en algunos casos mejorarlo, y agruparlo en un sistema sencillo y funcional.

El tipo móvil

La idea de crear texto mediante la reutilización de caracteres individuales ya apareció siglos antes de que Gutenberg naciera, sobre todo en Asia como hemos visto anteriormente.

También se intentó replicar el tipo móvil en Europa, en países como Alemania, Inglaterra o Italia. No obstante, hacía falta un refinamiento de la técnica para poder imprimir textos grandes.

El papel

Antes del papel se usaban pergaminos y papiros para leer y escribir, así como algunas tablillas de madera o arcilla. No obstante, ninguno de estos elementos habría sido apto para una hipotética impresión como la conocemos.

Como ya hemos visto, los chinos ya usaban papel en el pasado. Este conocimiento también fue usado por los árabes, quienes aprendieron de los chinos y llevaron este material al sur de Europa. En el siglo XIII la creación de papel se hace de forma mecanizada por la acción de fábricas impulsadas por agua, que lograron reducir el precio del papel y hacerlo más accesible.

Tintas

Los primeros en usar la tinta fueron los chinos, hace unos 5.000 años para oscurecer superficies de piedra con una mezcla de hollín, gelatina animal y aceite. Los primeros en usar la tinta fueron los chinos, hace unos 5.000 años para oscurecer superficies de piedra con una mezcla de hollín, gelatina animal y aceite. 

Las tintas que se usaban en Europa antes de la época del bueno de Johannes eran a base de agua, muy líquidas para imprimir. La xilografía contaba con tintas más adaptables, pero si iba a hacer prensas metálicas, hacía falta algo más.

En el momento que Gutenberg inventa la imprenta, en Europa existían dos tipos de tintas:

  • La que usaban los griegos y romanos, formada por hollín, cola y agua.
  • Otra formada por sulfato de hierro, hiel, goma y agua.

Ninguna de estas dos tintas servía para la imprenta, por lo que se vio obligado a inventar otra mezcla hecha a base de aceite de trementina y aceite de nueces. En este elemento sí que hubo una innovación por parte de Gutenberg.

El códice

En la antigüedad, se usaban rollos de pergamino o papiro. Para encontrar el texto deseado tenías que enrollar o desenrollar el papel. Con el códice cambió todo.

El códice consiste en la unión de las hojas de papel por su parte posterior. Normalmente, solía estar protegida por una cubierta, cubriendo la parte de unión de las hojas. Es la disposición de los libros que conocemos hoy en día.

Esto permitía una mayor facilidad para la lectura, así como la posibilidad de imprimir a ambos lados de las hojas en un futuro.

Metales. La prensa

Gutenberg era orfebre de profesión por lo que él conocía las gamas de aleaciones metálicas que existían, así como sus posibles usos.

Sobre las prensas, cabe decir que eran muy conocidas las prensas de tornillo en Alemania en la época de Gutenberg. Se usaban para diversos fines, como prensar uvas para hacer vino, o prensar aceitunas para hacer aceite. Conociendo el funcionamiento de dichos elementos, de seguro que Gutenberg pudo replicar esos principios para su prensa.

El contexto histórico previo a la invención de la imprenta moderna

Creación de los libros a mano

Antes la invención de la imprenta moderna, los libros se difundían a través de copias manuscritas (escritas a mano) llevadas a cabo por copistas. La mayoría de los copistas eran monjes que se dedicaban por tiempo completo a la copia manual de libros. Estos libros estaban encargados por el clero y por la nobleza.

Estos libros destacan por sus ilustraciones vivas y por la aparición de algunas letras mayúsculas muy destacadas. Dicho trabajo no lo llevaba a cabo el copista, sino otros artesanos.

Ahora bien, la formación de libros mediante este método generaba varios problemas. Aparte de que solo se producía un ejemplar (solo uno) el libro se traducía casi siempre al latín, lengua muerta por aquel entonces, y que solo era conocida por el clero o las clases altas.

Control del relato por parte de la Iglesia

Hay que entender como actuaba y pensaba esta época histórica. El grueso de las personas comunes se consideraba creyente. Por ello, buscaban aprender sobre Dios. No obstante, no se promovía ni la lectura ni la escritura en las lenguas comunes; la mayoría de las personas era analfabeta y la lectura y la escritura solo estaban al alcance del clero y la nobleza.

Una de las principales razones de su analfabetismo es que no habían escritos en el idioma en el que hablaban. Por ejemplo, los ejemplares de la Biblia solo estaban escritos en latín, con lo que el conocimiento bíblico, y por tanto, el conocimiento acerca de Dios, estaba muy restringido para el común populacho.

Además, esto permitía que los monjes tradujeran los textos bíblicos en el modo que más les interesara, quizá evitando utilizar expresiones o palabras que los nobles o el clero no quieran usar. Al fin y al cabo, ¿Quién te iba a corregir si tu controlas el relato?

De hecho, la invención de la imprenta causó un terremoto en las creencias religiosas de aquel entonces. Pero veremos eso más adelante.

Necesidad de un impulso en las universidades

Con la aparición de las universidades, surgió una gran demanda de libros. Como ya hemos comentado los libros eran escritos por copistas, de forma manual, lo que reducía el número de ejemplares disponibles.

Poco a poco, los antiguos intentos de imprenta aparecían en el área de la copistería. Así, se pueden ver libros xilográficos formados por hojas sueltas impresas por el método de xilografía. De hecho, cabe destacar que los monasterios se convirtieron en centros de escritura laica, viendo una oportunidad de vender estos libros que requerían de un menor esfuerzo.

Por supuesto, la generación de libros desencadenó la formación de bibliotecas, donde los estudiantes podían acceder al conocimiento en forma de libro. No obstante, volvemos al problema inicial: no hay libros suficientes.

La situación actual de ese entonces generó la necesidad de crear libros de forma más rápida. Además, no hacía falta que hubiera diferencias entre dichos libros. Con que hubiera copias idénticas se podía resolver esa necesidad existente. Y, por supuesto, hacía falta una reducción en el precio de los libros.

Por toda Europa, hubo muchos intentos de satisfacer esta necesidad. Muchas personas intentaron desarrollar un método de imprenta que permita generar libros idénticos. No obstante, Gutenberg fue el primer hombre que dio con un método económico y relativamente sencillo de replicar.

La invención de la imprenta

El año 1440 se puede marcar como fecha clave, ya que se atribuye de manera oficial a este como el año de la invención de la imprenta por parte del alemán Johannes Gutenberg, conocido como ‘Padre de la imprenta’. 

Sin ser totalmente consciente de ello, Gutenberg cambió el curso de la humanidad con su invención, ya que a partir de ese momento, el conocimiento podría llegar a casi todas las personas

Esto no fue un proceso sencillo, ya que el alemán necesitó de ingenio para poder imprimir libros de forma rápida, barata y en grandes números. 

La imprenta permitió producir una cantidad hasta entonces inimaginable de libros, de papel impreso y de conocimiento. Por primera vez, ese conocimiento podría llegar a todos los puntos y salir de los monasterios, que eran los únicos lugares del mundo occidental donde se guardaba parte de la cultura que generaban los humanos. De cada libro únicamente existían unas pocas copias hechas a mano y, como es evidente, esas copias llegaban a muy pocos. 

A pesar de que siempre se habla de Gutenberg como inventor de la imprenta en 1440, otros piensan que realmente no inventó nada, ya que en el 1200, ya habían libros impresos gracias a piezas que tenían las letras grabadas. Además, en el siglo X, los chinos ya imprimían textos con letras hechas de barro entintadas. De igual modo, estos sistemas eran limitados o no funcionaban de forma correcta, ya que las letras se deterioraban rápidamente, o no encajaban unas con otras, como hemos visto anteriormente. 

Aún así, el mérito indiscutible de Gutenberg fue inventar la imprenta de forma funcional, capaz de imprimir libros en grandes cantidades y de manera rápida y eficiente

Para ello usó piezas de tipografía de metal, mucho más resistentes y de mejor calidad. También encontró un sistema para prensar el papel de forma que la impresión fuera de calidad y eligió un tipo de tinta con una calidad compatible con dicho papel.

Prácticamente todo estaba inventado, pero Gutenberg agrupó todo y le dio utilidad, logrando toda una revolución. Se comenta que en cincuenta años se generaron más libros que en los mil años anteriores. Esto permitió que el conocimiento se extendiera por toda la sociedad.

El primer libro que imprimió Gutenberg fue la biblia. Ahora, esos libros son ejemplares de un precio incalculable, pero en su momento fueron un quebradero de cabeza, ya que por problemas con los dibujos y de las encuadernaciones, todo acabó en juicio. 

Gutenberg perdió ese juicio y sus acreedores se quedaron con la imprenta, siguiendo con el negocio. Ante esa situación, el alemán no tuvo más opción que trasladarse a un pequeño taller para seguir imprimiendo para poder sobrevivir. 

Aún así, su imprenta fue un hecho histórico que abrió la puerta del conocimiento a toda la humanidad.

Importancia de la imprenta en la historia

La invención de la imprenta es uno de los acontecimientos más importantes de la humanidad, ya que tuvo un gran efecto en los sucesos que ocurrirían más adelante.

Mayor creación de libros

Podemos empezar hablando de los propios libros. Antes de la imprenta, los libros se escribían a mano, por lo que su cantidad era escasa. Y los pocos libros que se generaban se quedaban en manos de la Iglesia o la nobleza. Se calcula que, durante la vida de Gutenberg, los escribas de aquel tiempo hicieron cerca de 20.000 libros.

20.000 libros en unos 50 años. Así a ojo parece un número muy reducido, aunque tenían razones para ello. Ahora bien, ¿Cuántos libros se generaron en los siguientes 50 años tras la invención de la imprenta? Cómo mínimo, 12 millones. Sí, millones. Con este invento la escritura se impulsó de manera exponencial.

Por supuesto, la posibilidad de generar tantos libros en menos tiempo permitió que el precio de éstos se redujera. Al principio, tampoco es que fueran muy baratos. Pero ya no eran exclusivos de las clases más altas. Además, con el tiempo, los libros comenzaron a ser más accesibles para todas las clases. Cabe recalcar que, en algunos países, los precios bajaron hasta una quinta o sexta parte del coste original, sin impresión.

El método de impresión de Gutenberg se expandió por toda Europa Occidental, formándose imprentas en más de 100 ciudades unos 30 después de la invención de la imprenta. Para el año 1500, ya habían más de 1700 imprentas distribuidas en más de 300 ciudades.

La mayoría de los libros publicados eran sobre materias legales y religiosas, si bien empezaron a aumentar los textos científicos y académicos.

Impulso de las lenguas vulgares

Como ya hemos comentado anteriormente, la mayoría de los escritos, sobre todo los religiosos, estaban en latín. Esto excluía del conocimiento a las clases más bajas, ya que solo podían entender estos escritos las élites religiosas y algunos nobles que conocieran el latín.

No obstante, ahora la situación dio un vuelco. Los impresores necesitaban tenían una mayor oportunidad de mercado en caso de imprimir sus escritos en las lenguas comunes. Y así lo hicieron.

Cada escritor generaba sus libros en su propio idioma, por lo que ahora cualquier persona podía acceder al conocimiento. De esta forma, aumentó la alfabetización, ya que cualquier persona podía acceder a textos en su idioma natal. Con más personas con capacidad de leer, había más necesidad de libros, por lo que se publicaron más. Como vemos, esto se convirtió en una cadena de retroalimentación.

Revolución frente a los poderes monárquicos y eclesiásticos

Como ya se ha comentado, el conocimiento quedaba relegado a aquellas personas que sabían latín, por lo que, hasta antes de la invención de la imprenta, la monarquía y la Iglesia tenían todo el conocimiento disponible.

Este conocimiento se lo guardaban para ellos mismos. Además, tenían temas censurados y, como tenían el control de todo, dichos temas nunca salían a la luz. No obstante, todo cambió con la imprenta.

La imprenta supuso la revolución más importante frente a los poderes absolutos: la monarquía y la iglesia. En el pasado, los monjes copistas eran quienes generaban los escritos, y las temáticas estaban totalmente controladas por los poderes absolutos.

Ahora bien, con el desarrollo de la imprenta, las copisterías se regían por los temas más demandados. Si bien es cierto que al principio los poderes absolutistas intentaron controlar lo impreso, poco a poco fueron perdiendo poder.

La censura poco a poco dejó de existir (al menos a los niveles tan grandes que existían anteriormente) por lo que había libertad para imprimir textos diferentes temáticas. Así, hubo un aumento exponencial de la difusión de ideas opuestas al feudalismo, así como frente a la religión establecida.

Creación de periódicos

Las páginas impresas también se empezaron a usar para la difusión de noticias por parte de emperadores, reyes y ciudades libres. Este fue el caldo de cultivo para formar lo que hoy en día son los periódicos.

Así, en 1650, nació el primer diario en Leipzig (Alemania): “Einkommende Zeitungen”. Al principio, se publicaba 6 días a la semana, y se hablaba principalmente de noticias extranjeras. Conforme pasa el tiempo, empiezan a abarcan también noticias a nivel nacional.

Al principio las monarquías intentaron censurar estos contenidos, y no es hasta finales del siglo XVII cuando se establece el concepto de prensa libre de control gubernamental.

El desarrollo de la imprenta hasta la actualidad

Experimentando con el color

En el año 1710, Jacob Christof Le Blon descubre la tricromía, una técnica de impresión a partir de tres colores básicos: el rojo, azul y amarillo. Ese mismo año, el holandés Van der Mey descubre la estereotipia, una impresión basada en planchas de plomo que acelera las impresiones.

La litografía fue descubierta en el año 1796, por el austriaco Alois Senefelder, que usa placas de piedra caliza para imprimir en plano. Posteriormente, se inventaría la impresión en color.

La estereotipia y la monotipia

Consiste en un proceso de impresión que facilita la obtención de una página impresa por medio de un molde fundido sobre una página tipográfica compuesta con caracteres móviles. Este molde está realizado en hueco y está en positivo, en contraste con la página en relieve, que aparece en negativo. Esto permite la impresión de la página en positivo.

Este proceso constituye una etapa esencial en la evolución que conduce desde la imprenta de caracteres móviles a las prensas rotativas modernas.

En 1725, el escocés William Ged logró realizar sobre las páginas compuestas matrices en las que colaba un metal dando la forma de una placa, que podía servir para la impresión. Con esto se consiguió que los caracteres tipográficos se podían ordenar sin ningún tipo de agravio. Además, se podían almacenar las placas estereotipadas para reutilizarlas en reimpresiones posteriores.

El escocés empleó todos sus esfuerzos en implantar su novedosa técnica en Londres, pero los impresores ingleses no aceptaron su técnica, resultando un fracaso en ese país. En 1784, Franz Hoffmann logró implantar la técnica en París, publicando un periódico que suscitó elogios de unos y cólera a partes iguales.

En 1785, Joseph Carez, de Toul obtuvo la autorización del ministro de justicia para reutilizar la estereotipia, que denominó como monotipia. Ésta comenzó a realizarse mucho más fácilmente porque se pensó utilizar para la fabricación de papel moneda y de billetes de lotería infalsificables.

Entre 1793 y 1797, Louis Étienne Herhan, Firmin Didot y Nicolas Marie Gatteaux, quienes acabaron asociándose, pusieron a punto un método de prensado en frío de la placa matriz.

Éstos se componían ellos mismos a partir de matrices, y Herhan inventó un procedimiento que consistía en utilizar directamente estas matrices para componer los textos y hacer el fundido de la matriz de impresión; de este modo obtuvo caracteres mucho más finos y una impresión mucho más nítida.

La primera rotativa

En el año 1847, en Estados Unidos, Richard March Hoe patentó la primera rotativa de la historia. Durante sus comienzos, este sistema de impresión estaba alimentado con hojas sueltas. En 1863, William Bullock introdujo la alimentación del papel mediante el uso de bobinas.

En este caso, las imágenes que se iban a imprimir estaban curvadas alrededor de cilindros giratorios. Por tanto, ya no había una superficie plana que ejerciera presión para la impresión: ahora, el papel pasaba a través de un cilindro que ejercía una presión mucho más potente. Gracias a la mecanización del proceso y a la introducción de las bobinas, la máquina rotativa imprimía hasta ocho mil copias por hora. Por ello, podemos definirla como la primera máquina tipográfica para grandes tiradas.

Llega la impresión offset

En 1875, Robert Barclay inventa la técnica de impresión offset y, en 1904, Ira Washington Rubel la adapta al papel. Consiste en un método de impresión indirecto basado en un fenómeno químico y físico: el de la repulsión entre el agua y las sustancias grasas.

La protagonista en este caso es la plancha offset, dividida en dos áreas: la de los grafismos, capaces de unirse a la tinta y la de los contragrafismos, que no pueden cubrirse con la tinta.

La plancha se moja con una solución que se une a los contragrafismos y, a continuación, se entinta. De esta forma, la tinta se adhiere solo a los grafismos, que se transfieren primero a un cilindro de caucho y luego se imprimen en el papel.

La linotipia

En 1885, el técnico alemán Ottmar Mergenthaler inventó la linotipia, una máquina para la composición tipográfica. Este novedoso dispositivo establece la gran ventaja de componer automáticamente las líneas de caracteres de los textos.

El funcionamiento es muy similar al de la máquina de escribir. El linotipista forma la palabra del texto pulsando las teclas de un teclado. Cada tecla libera una matriz correspondiente a un carácter y esta matriz se alinea con las demás. La línea de matrices se rellena con el plomo fundido, se entinta y se usa para imprimir los caracteres en las hojas de papel.

De ahora en adelante, los tipógrafos ya no tienen que componer a mano, carácter tras carácter, las líneas a imprimir. Ahora se trata de un proceso totalmente mecánico.

La impresora láser

Xerox Corporation revolucionó el mundo de la impresión con la creación de la tecnología láser en 1971. La impresora láser se trata de un dispositivo ideado para imprimir por procesos electrónicos directamente en la hoja de papel.

La imagen es transmitida por el láser a un cilindro de selenio fotosensible y, a través del tóner, se lleva directamente al papel. Con este sistema es posible imprimir unas veinte mil líneas por minuto. No solo aporta una rapidez increíble, sino que también aporta autonomía a cualquier individuo que desee imprimir.

En 1982, Canon fabricó la primera impresora láser de sobremesa. El inconveniente era que se trataba de un equipo altamente caro como para ser accesible para todo el mundo. Ya fue a partir de 1990 cuando se empezó la difusión extendida de la impresora para el público general. Cada vez se hacían más económicas y cómodas, a la vez que se abarataba su coste y el de los accesorios.

Las impresoras 3D

Esta técnica de impresión nació hace varios años, en 1983, cuando Chuck Hull utilizó por primera vez los rayos UV para endurecer los barnices. El ingeniero bautizó su invento con el nombre de «estereolitografía», un método que permite crear objetos sólidos con capas superpuestas de polímero líquido sensible a la luz ultravioleta.

Hoy en día existen varias tecnologías de impresión 3D. Se diferencian, sobre todo, en la manera en que se ensamblan las diferentes capas: se pueden utilizar materiales que se fundan con el calor, materiales líquidos que se endurezcan o materiales laminados que se unan entre sí.

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