Es decir, no luches contra nada de Dios. No cedas ante las cosas del mundo que no te edifican y haz todo con propósito. No es fácil mantenernos así todo el tiempo, pero debemos ser constantes en la lucha.
Luchamos a diario contra nuestra carnalidad y contra la normalidad del mundo porque hay demasiadas cosas que nos pueden decir que son normales, pero como cristianos debemos tener otros estándares.
Cual atletas preparándonos para unas olimpíadas, debemos entrenarnos con la misma disciplina, para presentarnos ante Dios con la cara en alto.
Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire.
1 Corintios 9:25-26 (NTV)
Toda tarea requiere de una preparación, de un tiempo y muchas de un entrenamiento. También hay normas que se deben seguir. Pero tratamos de saltar esas normas pensando que no tienen razón de ser. La verdad es que toda ley tuvo una razón; si no ponemos límites, todo se desborda.
Lucha contigo mismo, pero no des golpes al aire, como molesto con Dios
Conseguir un balance es necesario, pero también lo es para nosotros el estar pendientes de no salirnos del carril. Debemos nadar contra corriente en el océano de la «normalidad» del mundo. Seamos tenaces en ser diferentes porque sabemos que eso complace a nuestro Dios.
Y cuando te pidan que te moderes o te comportes, no des golpes al aire. No luches con lo que no debes luchar. Lucha con tus malos pensamientos, que llevan a malos sentimientos y a malas acciones. Necesitamos tener el propósito de complacer a Dios, no al mundo.
Lo cierto es que Dios nos dio libertad. Podemos hacer todo lo que queramos, pero no todo nos va a resultar favorable para nuestra vida. No hay peor cosa que lo que sentimos después de haber errado. Y eso se debe a que esos errores nos alejan de Dios. Sin Dios, nos perdemos.
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
1 Corintios 6:12 (RVR 1960)
Jesús nos dijo que Él era el camino, la verdad y la vida, por tanto, debemos sentir que sin Él estamos muertos. No tendremos vida. Necesitamos dar la guerra a nuestras pasiones, a nuestros impulsos. Tenemos libertad, pero tenemos un Dios que nos ama infinitamente y a Él y solo a Él debemos complacer.
Vivamos con disciplina constante, para complacer a ese Padre amoroso, generoso, amable y gentil que nos ayuda si se lo pedimos. Él nos creó y somos creación muy preciada para Él. Es en Él que encontramos el valor que tenemos. No luches con Él, lucha contigo mismo. No des golpes al aire.
Oración del día
Bendito y Amado Dios, vengo una vez más a estar en Tu presencia mi Rey y Señor, para pedirte que me ayudes y fortalezcas mi espíritu. Necesito Tu ayuda para vencer las tentaciones, para vencer mi carnalidad y las cosas que el mundo dice que son normales. Ayúdame a estar seguro de que no son normales para nosotros. No quiero alejarme de Ti, te quiero complacer y para eso, debo ser constante y disciplinado conmigo mismo, pero necesito Tu ayuda. Te lo ruego Señor, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Aplicación
¿Con cuál de las cosas que para el mundo son tan normales es que tú más luchas?
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.