La vitamina B1 de los vegetales se encuentra en forma de tiamina libre, mientras que en los alimentos de origen animal se encuentra en forma fosforilada (adición de un grupo fosfato a cualquier otra molécula).
Tiamina libre
Se absorbe en el intestino delgado, entre el yeyuno y el íleon, como tiamina libre y como difosfato de tiamina (TDP), y es sintetizada por la enzima tiamina-pirofosfoquinasa, la cual requiere tiamina libre, magnesio y ATP (adenosín trifosfato) y actúa como coenzima en el metabolismo de los hidratos de carbono, permitiendo metabolizar el ácido pirúvico o el ácido alfa-cetoglutárico. Además, participa en la síntesis de sustancias que regulan el sistema nervioso.
Una vez llega al intestino delgado se fosforila a pirofosfato de tiamina (TPP) y así es transportada hacia el hígado y de allí al resto del organismo. Esta vitamina no se almacena, pero la encontramos en mayor cantidad en los órganos metabólicamente activos (corazón, páncreas, hígado, cerebro, tejido adiposo, huesos).
Pirofosfato de tiamina (TPP)
El excedente será eliminado por la orina, el sudor y algo por bilis.
Antivitaminas como las tiaminasas, enzimas que destruyen la tiamina, impiden la absorción de la vitamina B1, por lo que contribuyen a la deficiencia de esta vitamina. Las tiaminasas se encuentran en alimentos de consumo habitual como el café, el té, las nueces, el marisco y algunos peces crudos.
La vitamina B1 actúa conjuntamente con el resto del complejo de vitaminas del grupo B, y disminuye las necesidades de vitamina C.
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