Willi Baumeister

Willi Baumeister Figura de la pared 1946 Óleo con resina sintética sobre cartón 44,8 x 58,7 cm Enmarcado. Firmado y fechado en negro abajo a la derecha "Baumeister 46" (rayado en la pintura fresca). - En parte, mínimamente ensuciado. Por lo demás, está en condiciones de ser coloreado. Grohmann 907 (titulado "Figurenmauer II"); Beye/F. Baumeister 1267 Procedencia Dietrich Fey, Thalmühle (Holstein); Stuttgarter Kunstkabinett Roman Norbert Ketterer, Stuttgart, 34ª subasta, 20/21.11.1959, lote 44; propiedad privada Düsseldorf; La Medusa Studio d'Arte, Roma; Bartolo Gnutti, Bérgamo; Sprovieri Agenzia d'Arte Moderna, Roma; Galerie Thomas, Múnich (1980); colección privada Renania del Norte-Westfalia; desde entonces en posesión de la familia. "Los "muros de figuras" (a partir de 1942), en parte fuertemente coloreados, son básicamente muros, no mitología, pero en estos años Baumeister convierte todo lo que está por debajo en figuras imaginativas del reino de las madres o realizaciones de fuerzas supranaturales. Su antirracionalismo hace que lo más improbable le parezca lo más importante [...]". (Will Grohmann, Willi Baumeister. Leben und Werk, Colonia 1963, p. 104). La importante contribución de Willi Baumeister al modernismo europeo ha sido reconocida en numerosas ocasiones. Su profundo interés por un diálogo global entre la historia y el presente, su constante preocupación por las fuerzas ocultas de la naturaleza y las imágenes perdidas de la cultura del pasado tocan áreas temáticas que parecen de probada actualidad incluso desde la perspectiva actual. Es posible que Baumeister se haya inspirado para sus impresionantes muros figurativos en las paredes arcaicas y los muros de piedra de las antiguas culturas de Sudamérica y Centroamérica. Entre las estructuras simbólicas, los muros de Baumeiste están poblados por figuras primigenias, fantasmales, que tienen algo inequívocamente inquietante o antirracional, como dice Grohmann. Como si surgiera de una niebla, nuestro "muro de figuras" se materializa ante los ojos del espectador, su pronunciado colorido transmite un momento muy abierto, no infeliz. De hecho, el periodo en el que se creó nuestro cuadro coincide con una época de nuevos comienzos. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y la correspondiente prohibición temporal de pintar para el artista, que había sido condenado al ostracismo por los nacionalsocialistas, Baumeister fue nombrado profesor de la Academia de Arte de Stuttgart en marzo de 1946; poco después apareció su importante artículo sobre "Lo desconocido en el arte".