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Fallas y pliegues

Nuestra corteza también sufre modificaciones por fallas y pliegues debido a las fuerzas internas de la tierra.

Si estas fuerzas internas actúan sobre materiales rígidos, la corteza terrestre se fractura en bloques, quedando unos levantados en formas de montañas y otros hundidos que dan lugar a zonas bajas o valles. A estas fracturas las denominamos fallas.

Imagen de Tipos de fallas
Banco de imágenes y sonidos (INTEF) / José Alberto Bermúdez. Tipos de fallas (CC BY-NC-SA 3.0)
Imagen de Ruptura de placas tectónicas
Banco de imágenes y sonidos (INTEF) / Beatriz Sánchez Esteban. Ruptura de placas litosféricas, Parque Nacional de Thingvellir, Islandia (CC BY-NC-SA 3.0)

Por el contrario, si las fuerzas internas actúan sobre materiales plásticos o blandos, la superficie terrestre se ondula dando origen a los pliegues. Existen cadenas montañosas en zonas plegadas.

Imagen de Pliegues: Anticlinal y Siclinal
Banco de imágenes y sonidos (INTEF) / José Alberto Bermúdez. Pliegues: Anticlinal y Siclinal (CC BY-NC-SA 3.0)
Imagen de Sinclinal de la cueta
Fototeca CENEAM / B. Ruiz Franco. Sinclinal de La Cueta, León (Licencia CENEAM)

Deformación de los estratos rocosos con forma ondulada. Surgen como consecuencia de la presión tectónica en rocas plásticas que, en lugar de fracturarse, se pliegan. Un pliegue está constituido por el conjunto anticlinal (convexo) - sinclinal (cóncavo). Los hay de diferentes tipos: derechos, inclinados o tumbados, en función del buzamiento de su plano axial, y presentan diversos grados de curvatura.

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