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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA BUROCRACIA. GRAZIELLA POGOLOTTI

BUROCRATISMO INFORMATIZADO

GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZKIELLA 2Mansa y llena de gracia, la lagartija recupera su cola si, por accidente, resulta mutilada. Similar capacidad de recuperación existe en numerosas especies que pueblan nuestro universo. La burocracia es una de ellas. Una y otra vez se emprenden campañas para extirparla, pero reaparece, perversa y prepotente, con la capacidad de multiplicación característica de las células malignas.

No es un fenómeno asociado tan solo al socialismo. Existe desde hace buen tiempo en otras partes, como lo advirtieron en su momento escritores de la talla de Balzac y Gógol, inscrito el primero en una Francia en plena expansión burguesa y, el otro, en una Rusia periférica, atrasada, en la que prevalecía todavía un régimen de servidumbre.

«Mal de muchos, consuelo de tontos», afirma, con su inveterada sabiduría, el refranero popular. Para nosotros, sin embargo, el problema tiene consecuencias aún mayores. Constituye una contradicción antagónica en un proceso de edificación socialista. Las plantas parasitarias, en lo más intrincado de la selva, succionan los elementos nutritivos de los árboles más poderosos. Los disecan y derrumban. En términos de patología social, la acción y el pensamiento burocráticos frenan el desarrollo de las fuerzas productivas, inducen al estancamiento cuando es necesario imprimir una dinámica renovada, empañan la imagen del Estado cuando es inminente la reafirmación de su papel y, sobre todo, en medio de las dificultades bien conocidas, introduce innecesarias causas de malestar en el pueblo que habrá de desempeñar un creciente papel protagónico.

Recuerdo de mis estudios de bachillerato que la anatomía se centraba en la descripción de los órganos componentes del cuerpo humano. Teníamos en la escuela algunas muestras de huesos y una calavera con la que nos gustaba jugar en el intento por conjurar el miedo y como manifestación del desafío adolescente ante las regulaciones establecidas por la institución. En cambio, la fisiología era la ciencia consagrada al estudio del funcionamiento y las interacciones de los componentes de un cuerpo vivo. Ambas se complementan, aunque la anatomía, ilustrada en célebre cuadro de Rembrandt en época que se condenaba por heréticas tales investigaciones, se inclina, por parte de maestros y discípulos, sobre un cadáver. Siguiendo el curso de la metáfora, al atender el impostergable análisis del fenómeno burocrático, hay que repasar la historia y, bisturí en mano, entrarle al presente.

«Mi trabajo eres tú», decía una consigna olvidada desde tiempos que parecen remotos. En verdad, el burócrata es un servidor de la administración pública, de un país en Revolución, es decir, del pueblo. Como ciudadana y en tanto responsable de un minúsculo centro de trabajo, me siento víctima de la ineficiencia, de la falta de orientación, de la procrastinación —ese dejar para mañana lo que puede hacerse hoy—, de la proliferación infinita de gestiones y documentos, así como de la prepotencia característica de la conducta de algunos funcionarios. Como resultado de todo ello, paso de la exasperación a la parálisis.

Conscientes de los problemas que entraña, los dirigentes de la Revolución intentaron detener las tendencias burocráticas desde temprano. Tal y como ha sucedido en otros casos, la interpretación de las indicaciones dimanadas desde los más altos niveles cayó en manos de ejecutores complacientes y acomodados, víctimas ya de la bacteria transmisora de la patología del pensar burocrático. Con olvido de las esencias, cumplieron la tarea de manera formal. Hubo un cementerio de máquinas de escribir en los alrededores de la Calzada de Rancho Boyeros. En aquellos tempranos 60, el Comandante Ernesto Che Guevara advertía acerca de las deformaciones que pudieran derivarse de la confección de organigramas según modelos abstractos, sin tener en cuenta la necesidad de los cargos y las funciones que habrían de desempeñar los ocupantes de cada puesto de trabajo.

El burocratismo es un modo de actuar y de pensar. Integran esa patología la sordera creciente ante las razones del interlocutor y ante los asuntos que afectan a las masas. Más dañino y con más fuerza expansiva que el caracol africano, lo invade todo. Afecta al solicitante de tierras ociosas, a los reclamantes de los derechos concedidos para la reparación de viviendas, y se extiende hacia el mundo de la investigación y la Academia. Desde hace buen rato, me sentí espoleada por la necesidad de abordar el tema. No lo hice por no reiterar lo dicho en un trabajo anterior. Ahora no pretendo ofrecer las conclusiones de un análisis riguroso. Emito un llamado porque las circunstancias lo requieren con la mayor urgencia. Seguir leyendo ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA BUROCRACIA. GRAZIELLA POGOLOTTI

SERVIR. MADELEINE SAUTIÉ

MADELEINE SAUTIÉ

Entre las más de 15 acepciones que tiene la palabra servir, destaca en primera línea el «estar al servicio de alguien». Y aunque no lo enuncie la lista de significaciones que posee el verbo, no hay labor humana que pueda prescindir, si quiere ser obra completa, de una dosis de entrega que recaiga en el beneficio de los demás.

Servir por placer es mérito de los buenos y provoca un goce que no superan ni lauros ni recompensas. Sería fantástico poder hacer siempre lo que nos viniera en gana; oír solo la dulzura de la orden deseada, vivir de fiesta en fiesta celebrando el antojo feliz y la alegría de consolidar todo el tiempo caprichos y vocaciones, pero de sobra se sabe que vivir es mucho más que saborear complacencias, y hay que educar el ánimo también para emprender aquello que el compromiso impone.

De estas razones parece no estar muy al tanto una buena parte de la gente, que perdiéndose el gusto de repartir sonrisas y aligerar pesos, pretende borrar de la faz del deber –díganse las funciones laborales y sociales que desempeña, a cambio de un salario que puede ser remunerable o no– la cuota a favor del otro, en su beneficio o utilidad, que con carácter obligatorio todo trabajo contempla. Resumámoslo así: Todo empleo precisa servir y de eso no siempre se está muy convencido.No en todos los casos cubrir o aceptar una plaza laboral lleva consigo la previa interiorización del objeto para el que tal puesto existe. Buscar un trabajo pasa siempre por el tamiz de la conveniencia, como justo derecho a valorar las prebendas que pueden recibirse a cambio de nuestra entrega, pero junto a este análisis debe examinarse también para qué se nos contrata, qué misión social nos corresponde cumplir humanamente.  Seguir leyendo SERVIR. MADELEINE SAUTIÉ

BUROCRACIA: PARADIGMA Y REALIDADES. AGUSTÍN LAGE DÁVILA

Anticipando críticas empiezo con una excusa: ¿qué hace un médico escribiendo de estas cosas? La excusa está en que a varios científicos de mi generación les tocó la tarea de transformar colectivos de investigadores en empresas exportadoras de alta tecnología, y esa experiencia pudiera aportar un punto de vista especial, ya que hemos vivido la transformación de unidades presupuestadas en empresas, conociendo lo mejor y lo peor de ambos mundos, y buscando las especificidades de las empresas que internalizan investigación científica y deben competir en base a productos novedosos.

De la burocracia la gente suele discutir con anécdotas: el exceso de papeles, formularios, trámites, escalones múltiples para la toma de decisiones, resistencia al cambio, plantillas infladas, y otros tantos síntomas que parecen reproducirse aun cuando se toman periódicamente medidas para atacarlos. Lo cierto es que en las últimas décadas en muchos países se ha notado el incremento del tiempo de trabajo que se dedica a papeles y datos administrativos. No es un problema solamente cubano.

Pero el discurso suele quedar en eso, en los síntomas; y ningún médico trata solamente los síntomas, sino que intenta buscar las causas y los mecanismos de la enfermedad. Si queremos enfrentar bien la burocracia (o ponerle su «dosis exacta», porque alguna hace falta) debemos entender sus raíces profundas.

La mejor definición de «burocracia» es que se trata de una forma de pensar y actuar en la que los procedimientos son más importantes que los objetivos. Se acepta posponer o limitar objetivos a cambio de ser estrictos en el cumplimiento de los procedimientos establecidos; se penaliza mucho a quien no cumple los procedimientos, y se penaliza poco al que vive disciplinadamente pero con objetivos limitados. Esto se conoce como «riesgo asimétrico». Poco a poco lleva al abandono de objetivos audaces. Y eso es muy peligroso en momentos históricos donde se necesita mucha creatividad social, como hoy en nuestra querida Cuba Socialista.

La burocracia no surge por la voluntad personal de nadie. Muchas veces  los burócratas son excelentes compañeros e incluso piensan honestamente que están ayudando al país. No hay que atacarlos personalmente.

Es que determinadas formas de pensar emergen colectivamente, como procesos sociales y son universalmente aceptadas durante un tiempo. Esto sucede no solamente en los procesos administrativos, sino también en la propia investigación científica.  Seguir leyendo BUROCRACIA: PARADIGMA Y REALIDADES. AGUSTÍN LAGE DÁVILA