La “reliquia” en la comarca lagunera

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Simón Álvarez Franco.

Reliquia. Parte del cuerpo de un santo u objeto que le perteneció o sirvió para su martirio, que se encuentra piadosamente conservada; una reliquia de cenizas, huesos, astillas, restos de la verdadera cruz, etc., vestigios del pasado. (Pequeño Larousse, pág. 886). Aunque en el lenguaje popular así se llame a objetos, palabras, costumbres usadas en tiempos pretéritos.

“La reliquia” implica una promesa o manda hecha a un santo por una persona o una familia, y se concretiza en la celebración anual de su fiesta en las casas, con rezos, con danzas y una comida especialmente hecha para la ocasión. Esta comida votiva consta de un guisado, asado de puerco (“asado de boda”) y siete (número sagrado) sopas diferentes. Estos platillos se reparten entre los asistentes al rezo, e incluso entre quienes lo soliciten, sean vecinos o no.

En El Siglo de Torreón, domingo 18 de diciembre de 2011 el Dr. Sergio Antonio Corona Paez, Cronista Oficial y Vitalicio de Torreón (1), nos dice:

“Una de las instituciones sociales que parecen caracterizar a la norteña ciudad mexicana de Torreón y a la Comarca Lagunera es la llamada “reliquia”. Este es un evento social de carácter popular que involucra aspectos filantrópicos, religiosos y gastronómicos”.

Es muy frecuente que entre las clases medias y populares de Torreón, muchas familias organicen y compartan de manera tradicional, año con año, esta comida. En realidad, la “reliquia” es la concretización anual de un culto perenne relacionado con algún santo o advocación de la Virgen. Una familia devota de San Judas Tadeo, “san Juditas”, como se le llama popularmente, de la Virgen de Guadalupe, de la Virgen de San Juan de los Lagos, etc., con ocasión de la fiesta anual del santo, prepara un cuantioso festín de asado de puerco rojo, acompañado de una guarnición de siete sopas de pasta. La carne representa el alimento del cuerpo; y las sopas, el alimento del alma. Al parecer, cada una de estas sopas representa la voluntad de prometer al santo el ejercicio de las siete virtudes opuestas a los pecados capitales:

La humildad, contra la soberbia; la generosidad, contra la avaricia; la castidad, contra la lujuria; la paciencia, contra la ira; la templanza, contra la gula; la caridad, contra la envidia; la diligencia, contra la pereza.

Esta comida se distribuye de manera gratuita entre todos aquellos comensales que la soliciten. Desde luego, los vecinos de la familia que ofrece la “reliquia” saben de antemano que ese día la comida estará disponible, porque se trata, no de un evento aislado en el tiempo, sino que se repite año con año como una manda o voto hecho al santo.

Pero, la “reliquia” no es solo comida. Siempre va acompañada de un acto litúrgico en familia o en pequeña comunidad de familiares y vecinos e invitados. Ordinariamente implica el rezo de cinco misterios del rosario, con todas sus letanías. Este acto de veneración al santo antecede al reparto de la comida. En muchas ocasiones una danza de “matachines” (parte de nuestra herencia cultural tlaxcalteca) señala desde temprano el domicilio donde se ofrecerá una “reliquia”. Estos danzantes pueden ser contratados por la familia, o bien, puede tratarse de un grupo de personas que aportan su danza personal como ofrenda al santo en cuestión y en esa casa en particular.

Una vez terminado el rezo, se procede a la distribución de la parte gastronómica de la “reliquia”. La familia y los invitados especiales comen en los platos de la casa, los vecinos que no fueron al rezo pero sí a la distribución de la comida, suelen  llevar sus propios platos. Cuando son muchos los solicitantes, forman fila y van pasando frente a las grandes ollas que contienen las sopas y el asado de puerco.

El asado de puerco es un guiso de trozos de carne de puerco (pierna, lomo) cocidos en una salsa hecha a base de chile rojo (chile ancho colorado, poblano seco), tomate y cebolla. Las pastas son de las llamadas “de pasta” y se sirven secas, no caldosas: fideo, letras, almeja, semilla de melón, etc.

La “reliquia” en su conjunto constituye pues un acto de culto netamente ético, filantrópico, destinado a servir al ser humano en necesidad. Está muy lejos de la autoflagelación penitencial e individualista con que muchas personas de las clases populares de México creen agradar a la Divinidad, a los santos o a la Virgen. Sin duda, hay un gran trasfondo cultural de origen prehispánico en esas actitudes masoquistas, tan dolorosas como estériles, con las cuales la “reliquia” no tiene nada que ver.

Es muy interesante que en Torreón, la “reliquia” permanece como una comida o institución de carácter popular. No ha gozado de la aceptación directa o movilidad vertical Que otros platillos y otras prácticas, han tenido. La celebración y consumo de la “reliquia” pertenece al ámbito del “pueblo”, esta es la percepción de las clases altas y medias de Torreón. Aunque puede suceder que algunas familias pudientes apoyen económicamente a quienes organizan la celebración.

Los torreonenses al igual que los adolescentes (Torreón es una ciudad adolescente) pensamos que el mundo nació con nosotros. Realmente asumimos que la celebración de la “reliquia” surgió con nosotros por “generación espontánea”.

Pero, la realidad es que la “reliquia” no es una institución originaria de Torreón. Estamos ante un caso de difusión cultural por migración. Con la apertura de las líneas del ferrocarril (1884-1888) Torreón quedó sujeto a la migración regional, nacional e internacional, y también a la adopción de las innovaciones tecnológicas o culturales que personas de otros ámbitos pudieran traer consigo. Llegaron la energía e iluminación eléctricas, los motores de vapor y de combustión interna, llegaron las modas, y también llegaron nuevas formas de celebración religiosa. Y decimos “nuevas” no porque fueran realmente nuevas, sino porque en la Comarca Lagunera fueron percibidas como tales.

En nuestro libro “El país de la Laguna”, mostramos la gran inclinación que tenían las clases populares de origen regional -colonizadores de Torreón- hacia la celebración cotidiana y familiar de liturgias de origen virreinal: las “acostadas” y “levantadas” de niño, el rezo del rosario, la organización de danzas religiosas, etc. La celebración de la “reliquia” añadió elementos nuevos, al incorporar la obligación de preparar y compartir una comida a base de carne de puerco y sopas. La carne de puerco y el pavo o guajolote constituían los ingredientes “de lujo” de las comidas de origen popular.

Así que la “reliquia” era percibida como un verdadero banquete, y el nivel de compromiso que implicaba una obligación anual de este tipo era mayor que la versión regional lagunera, que solamente ofrecía pan dulce. A ésta se le sigue llamando “reliquia Zacatecana” de donde llegó la costumbre con la abundante migración al conectarse vía el ferrocarril con nuestra región. Pero también, para satisfacción de los creyentes que se comprometían a celebrar la “reliquia”, la “gratitud” o la “complacencia” del santo venerado sería mayor. Es decir, la versión zacatecana del culto popular podía reemplazar con ventaja la versión regional. De ahí la paulatina adopción y mejoramiento de esta costumbre.

La “reliquia” llegó a la Comarca Lagunera con los inmigrantes zacatecanos. Sabemos Que había cierto flujo de migrantes de aquella región hacia Viesca (entonces San José y Santiago del Álamo) en la era colonial. Pero los que popularizaron la celebración de la “reliquia” en la Comarca Lagunera, fueron los zacatecanos que comenzaron a llegar cuando la Comarca Lagunera y Torreón quedaron conectados con el estado vecino por medio del ferrocarril.

En Zacatecas, la “reliquia” tiene muchos años de existir, tantos que el término “reliquia zacatecana” es de viejo cuño y se refiere a la celebración religiosa de un santo con un platillo formado por asado de puerco y siete sopas de pasta. A diferencia de lo que ha pasado en Torreón, en  Zacatecas, la “reliquia” ha sido aceptada por los más altos círculos sociales y hasta existen restaurantes especializados en “reliquia”, como “El Pueblito” en la ciudad de Zacatecas.

La “reliquia” ha sido presentada entre las muestras gastronómicas “Los sabores de la tierra” organizadas por la Universidad Autónoma de Zacatecas. En esta muestra se ha distinguido formalmente entre la “reliquia” de asado y siete sopas, y la “reliquia” de atole de maíz, pinole y pan ranchero, es decir, entre la “reliquia” salada y la dulce. La “reliquia” de asado y siete sopas constituye uno de los platillos tradicionales inmemoriales de Valparaíso y Villa de Coss, en Zacatecas, entre otros lugares de ese estado.

En conclusión: la Comarca Lagunera ha tenido, desde la era virreinal, múltiples manifestaciones de culto privado. Las danzas, las “acostadas”, las “levantadas” del Niño Dios han sido las tradiciones populares de carácter rural que más han pasado al ámbito urbano con los migrantes regionales. Los migrantes zacatecanos aportaron a la cultura regional y gastronómica de Torreón y de la Comarca Lagunera, esa forma particular y específica de veneración del santo, la “reliquia”, cuyo aspecto gastronómico consiste de asado de puerco acompañado de las siete sopas de pasta. Esta es una forma profundamente bíblica de culto, ya que “dar de comer al hambriento” es una de las actividades religiosas más altamente valoradas por los primeros cristianos (Mt 25:35). 

En El Siglo de Torreón Mierc. 18 de septiembre de 2013, la Lic. Florencia Durán García (2) nos dice:                                     

Todo sobre el asado de puerco y las reliquias

“Pasadas ya nuestras fiestas patrias, continuamos con nuestro viaje culinario, nuevamente a nuestro estado, Coahuila, y su gran platillo “El asado de puerco”, que como todos nuestros platillos encierra una gran historia. Les contaré que la Reliquia consiste en hacer un rezo por favores recibidos o a pago de una manda frente a un altar dedicado a San Judas Tadeo, llamado “el santo de los casos difíciles”, la virgen de Guadalupe, al santo de su devoción o al que usted se encomiende, además de que se comparte con los asistentes un rico asado de carne de puerco en salsa roja acompañado con siete sopas y se ofrenda también una danza de matachines al ritmo del tambor.  “Danzantes”, haciendo una representación prehispánica de los indígenas y sus atuendos. Un grupo de personas visten en color rojo con una imagen de la Virgen de Guadalupe, adornadas con lentejuelas cosidas, así como pedazos de carrizo y espejos alrededor, largos calcetones, calzan huaraches, además de llevar un arco y flecha, bailan en dos filas a ritmo de un tambor con penachos en la cabeza, sonajas de guaje en mano y cascabeles en las piernas. El grupo de danzantes es dirigido por la muestra que ponen sus capitanes al frente y atrás, seguidos por los demás integrantes, quienes son corregidos por el “Viejo de la Danza”, quienes además van asustando con sus máscaras horrorosas a los que ven la danza. Este grupo puede ser contratado, integrado por miembros de la misma familia que ofrece la Reliquia o por aquellos que quieran participar de la danza en ofrenda a la virgen o santo. La danza señala a la casa donde se presenta que ahí se darán los rezos y la reliquia en ese orden.

Para el día 12 de diciembre, las diferentes danzas de San Pedro de las Colonias se organizan afuera de la iglesia, haciendo un despliegue de color, seguido por un peregrinar que concluye en la danza de cada grupo y una ofrenda en el altar de la iglesia. Se habla de que el color rojo característico de los danzantes que vemos hoy se originó en San Pedro, según contaron en una reunión llevada a cabo en Parras de la Fuente por danzantes ya de avanzada edad.

Tradicionalmente en San Pedro de las Colonias, se invita a degustar una gran comilona a todos los sanpetrinos que se enteren, vecinos de la cuadra o barrio/colonia cercana al hogar donde se lleva a cabo, e incluye a toda aquella persona que pase con su bandeja, vianda, olla, sartén, que al ver la fila se forme para llevar ese día su comida a casa.

El platillo fuerte es el asado con chile colorado, que consiste en un guisado de puerco en chile rojo y se presenta como el elemento de lujo del banquete ofrecido, en gratitud o complacencia al santo venerado, como en el principio bíblico de “Dar de comer al hambriento”. La carne de puerco (pierna, lomo) se corta en pequeños trozos y se sancocha en un cazo con manteca de puerco y se le agrega después el chile rojo.

El término Reliquia se define en la fe católica como un objeto de culto de los restos dejados por un santo después de su muerte o de aquellos objetos con los cuales han tenido contacto o presencia ante el santo, como pueden ser sus huesos, clavos, túnicas, hilos y de presencia velas, agua y como nosotros la concebimos: la Comida o Reliquia. Las Reliquias de Santa Ana se encuentran en Chartres, Francia, desde 1205, donde se le rinde devoción, entregando comida a quien la necesite.

En el santoral católico, el 28 de octubre corresponde a la fiesta de San Judas Tadeo, “abogado de los imposibles o causas perdidas”. Éste es un santo extremadamente popular en la región. Su nombre es de origen hebreo originalmente “Yehuda” (Gracias a Yahveh) que se simplificó en “Juda” o “Yuda”, que era el nombre de una de las doce tribus de Israel, aquella de la que descendía el rey David, y por lo tanto, Jesús de Nazareth. Posteriormente pasó al griego como “Ioudas” y la variante castellana “Judas”. Había dos discípulos de Jesús con este nombre: uno, el buen Judas Tadeo, pariente de Jesús, que es el festejado el 28 de octubre. El otro era Judas, el originario de la comunidad de Kerioth (Iscariote), el Judas traidor.

“La Reliquia” es una costumbre de origen zacatecano, y llegó a La Laguna con los primeros migrantes que venían de Zacatecas, seguramente en el ferrocarril. En aquella entidad federativa, la reliquia es una costumbre antigua, la hay dulce y salada, y además existen restaurantes especializados en “reliquia”.

Es muy frecuente que entre las clases medias y populares de Torreón, muchas familias organicen y compartan de manera tradicional, año con año, esta comida. Aunque debo decir que con el tiempo, la “reliquia” ha experimentado en La Laguna, y particularmente en la zona metropolitana, una movilidad social ascendente. Ahora existe la “Reliquia V.I.P.” que celebran algunas familias de las clases más solventes, evento al que se concurre por previa invitación.

¿Cómo explicar que la “reliquia” conste de carne de puerco y siete sopas? Su origen es colonial, y hay elementos platónicos en su concepción. El asado representa el alimento del cuerpo, y las sopas, el alimento del alma. Al parecer, cada una de estas sopas representa la voluntad de prometer al santo, año con año, el ejercicio de las siete virtudes opuestas a los pecados capitales.

LA RELIQUIA, UNA TRADICIÓN LAGUNERA

PARA TODO EL MUNDO

El sacerdote llega y bendice los alimentos, la danza con el sonido de los tambores hace el llamado a la comunidad, es así como alrededor de 200 personas comienzan a llegar con sus trastes para recibir la comida que se brinda como ofrenda por los favores recibidos.

El costo que se lleva en los preparativos es alrededor de 15 mil pesos, los cuales consisten en comprar 40 kilos de carne, 12 sobres de las siete sopas diferentes, aceite, tortillas, refrescos y desechables, según comparte Joel A. Villarreal, creyente de esta tradición familiar:

“Me sentía muy desesperado, mi situación era complicada, tenía un trabajo en el que ganaba poco dinero, necesitaba un ingreso extra, fue así como decidí aplicar para una vacante en una empresa reconocida, tuve dos oportunidades y no quedaba”, recuerda.

“Mi papá siempre ha sido creyente de San Judas Tadeo, el santo que te ayuda en los casos difíciles, él me dio que me encomendara al santo, realizando una manda; donde prometería por tres años hacer una reliquia, al poco tiempo de esto volví a presentar el examen y en menos de una semana, ya estaba trabajando en la empresa que yo deseaba.”

“Esta tradición familiar comenzó tres años atrás, ya que uno de mis hermanos pasaba por la misma situación, gracias a este santito mi hermano logró entrar a la empresa que él quería. Tenemos 8 años con esta tradición familiar, todos formamos parte de un solo esfuerzo”.

La Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), explica que la “reliquia” llegó a la Comarca Lagunera en la época colonial, con inmigrantes zacatecanos que se establecieron en esta zona. Es un evento social que involucra aspectos religiosos y gastronómicos. Esta tradición tiene como finalidad celebrar a los santos católicos, especialmente aquellos que han realizado milagros.

El Gómezpalatino Elías Valencia ingeniero en sistemas computacionales, creó una aplicación para iPhone dedicada a ubicar “Reliquias”, con ella se indica el lugar, la fecha y la hora. Para. Para los usuarios de Android, se encuentra disponible una versión para la página web.

“Elías comentó que esto inició en sus ratos libres, ya que tenía varias ideas, una de ellas fue cómo encontrar reliquias en la región”. El lagunero pretende conocer el impacto que tiene ésta aplicación, para así crear programas que reflejen la identidad de La Laguna. 

Ángel. F. Chavez Félix (3): “La reliquia”, aunque con un toque muy lagunero, originalmente proviene de Zacatecas. Según Daniel Wal Duran, en la fe católica el término “reliquia” se define como un objeto de culto de los restos dejados por un santo después de su muerte o de aquellos objetos con los cuales tuvo contacto o estuvieron en su presencia, como pueden ser sus huesos, clavos y túnicas.

Nos dice Duran: que la tradición de la reliquia como hoy la celebramos y conocemos, la dedican a la Virgen de Santa Ana cada 26 de julio (tradición que data del año 1205, en Chartres, Francia). (4)

Citando un artículo del Doctor Sergio Antonio Corona Páez publicado en El Siglo de Torreón, la reliquia siempre va acompañada de un acto litúrgico en pequeña comunidad de familiares y vecinos o invitados, nace de una promesa o manda hecha a un santo. Su propósito es filantrópico, en la medida en que hay un reparto de comida entre los asistentes. Por otra parte, el aspecto religioso incluye una acción de gracias de los organizadores y la súplica de la protección del santo para el año siguiente. En muchas ocasiones, una danza de matachines (parte de nuestra herencia cultural tlaxcalteca) señala desde temprano el domicilio donde se ofrecerá una reliquia. Los danzantes pueden contratarse o ser un grupo de personas que aportan su danza como ofrenda al santo en esa casa en particular.

Por todo lo anterior, es posible afirmar que la reliquia constituye un acto netamente ético, filantrópico y social, destinado a servir al ser humano en necesidad.

NOTAS:

1.- Pequeño Larrouse p. 886

2.- El Siglo de Torreón, domingo 18 de diciembre de 2011 por Dr. Sergio Antonio Corona Paez Cronista Oficial y Vitalicio de Torreón.

3.- Angel. F. Chavez Félix/Cómo se inventó/Siglo de Torreón Oct-28-16

4.-Siglo de Torreón, domingo 22 de octubre de 2017 por Dora Pinto