El gran salto desde la estratosfera: marketing o innovación, espectáculo o ciencia

La estratosfera es una de las cinco capas en que se divide la atmósfera terrestre. Situada entre la troposfera y la mesosfera, se extiende desde los 10-12 Km. hasta los 50 Km. de altura aproximadamente. Una de sus características más interesantes es que en ella se encuentra la capa de ozono, que nos protege absorbiendo el calor que aportan al descomponerse la mayoría de los rayos ultravioleta del sol (radiación electromagnética). De ahí que, al contrario de lo que ocurre en las capas superior e inferior, su temperatura aumente con la altura desde −55/-60 ºC hasta 0/-5 °C, aunque hay quien sostiene que puede alcanzar 15 °C o más. En cualquier caso sigue siendo un entorno muy frío, con apenas humedad (no se generan nubes) y donde la presión es muy baja.

Sirva este pequeño preámbulo para colocar el punto de partida del gran salto realizado por el austríaco Felix Baumgartner en octubre del año 2012, quien patrocinado por Red Bull rompió el récord en caída libre vigente desde 1960 desde una altura de 39068 m. Una marca que el mes pasado, justo dos años después, ha sido de nuevo superada por Alan Eustace, vicepresidente de Google, con su salto desde 41150 m. Dos acontecimientos con un mismo objetivo, pero con planteamientos muy distintos que más tarde abordaremos. Hazañas personales y riesgos aparte, en el primer caso son muchos los que piensan que, contraponiendo ciencia y espectáculo, fue más una genial campaña de marketing que pura innovación.

Capas de la atmósfera 01

Desde que a mediados del siglo pasado surgió el marketing como una forma de introducirse las empresas en el mercado y los consumidores, esta estrategia, aunque de manera lenta, se ha ido imponiendo con fuerza. Hasta el punto de dejar atrás a enfoques más “clásicos” centrados en el producto, la producción o las ventas. Así por ejemplo, en los últimos años Red Bull, la mayor compañía de bebidas energéticas del mundo, se ha caracterizado por reforzar su imagen con la realización de vídeos “espectaculares” de deportes extremos. Más que en destacar las ventajas de su producto, ha preferido potenciar su marca ligándola a términos como “gran aventura” o “riesgo extremo”. Bajo ese prisma ha conseguido un reto: ¡¡estar presente una y otra vez  en todas las televisiones del mundo!! Pese a no se tratarse de una bebida “nueva” (procede de una bebida tailandesa), no solo ha sabido convertirla en la bebida energética de referencia, sino también algo más: gracias a sus pioneras campañas de marketing “no al uso” ha creado una imagen de marca de las más sólidas del mundo.

Su estrategia, muy diferente a la normal basada en invertir grandes cantidades de dinero en patrocinios de equipos y jugadores de élite de deportes populares, como por ejemplo el fútbol o el baloncesto, está dirigida hacia deportes «extremos», menos conocidos por el gran público, en línea con lo que se conoce como “multipatrocinio”. Red Bull se dio cuenta que por si mismos los deportes minoritarios no ofrecen mucha repercusión; sin embargo, sí se suma el impacto de muchos a la vez, los resultados son más que interesantes. De ahí su idea de estar presente en competiciones como mountain bike, windsurf, escalada, paracaidismo, esquí extremo o Formula 1, aunque éste último se acerca más a un deporte de masas. Al hacerlo de esa forma, en tantos deportes diferentes, la probabilidad de que alguno aparezca en los medios de comunicación se multiplica y es más fácil llegar a un público determinado. El hecho de elegir deportes de riesgo tampoco es casual, pues los jóvenes, que con frecuencia se sienten atraídos por este tipo de actividades, son uno de sus principales objetivos. Su capacidad para llegar a la gente es la que hace que los eventos de Red Bull tengan tanta repercusión. Por eso invierte en marketing un 25% de sus ingresos, centrando sus campañas publicitarias en reforzar la imagen de “marca amante de lo extremo”. Esta era su principal pretensión en el proyecto “Red Bull Stratos” con el reto de Felix Baumgartner y su salto desde la estratosfera.

Félix Baumgarter 01Felix Baumgartner a punto de iniciar su salto desde la estratosfera.

Centrándonos en los riesgos del proyecto “Red Bull Stratos” a continuación resumimos los desafíos más importantes a los que en un principio se pensaba que Félix Baumgartner iba a estar sometido. En especial cuando su cuerpo rompiese la barrera del sonido y luego, con el descenso, perdiese gran parte de velocidad conforme la atmósfera se fuese haciendo más densa.

– Durante los primeros 305 m. de ascensión no podría realizar, en caso de que lo necesitase, ninguna salida de emergencia de la cápsula, porque no habría altura suficiente para desplegar el paracaídas.
– De acuerdo con los cálculos realizados por su equipo, durante la caída libre aceleraría desde 0 a la velocidad del sonido (1125 Km/h) en unos 30 segundos.
– Al comienzo de la estratosfera la temperatura podría ser inferior a – 68º C.
– La presión entre los 35-40 Km. de altura, sobre la que se iba a intentar el record, es tan pequeña que estaría obligado a llevar un traje presurizado para sobrevivir y también protegerle del frío de la temperatura exterior.
– Durante la ascensión al punto del salto tendría que cruzar el “límite de Armstrong’, situado a 19,1 Km., donde la presión del aire es tan baja (0,0618 atmósferas) que hace que el agua hierva a la temperatura normal del cuerpo humano (37 °C) y no podría sobrevivir en un ambiente despresurizado (sin el traje espacial).
– Durante la caída libre su primer y principal objetivo sería evitar empezar a girar descontroladamente (‘entrar en barrena’), pues podría desmayarse o sufrir una hemorragia cerebral.
– Por la ausencia de aire, durante los primeros 30 segundos no podría controlar la manera en que gira su cuerpo. Un error en este aspecto podría ser fatal.

Para posibles contingencias Baumgartner solo dispondría de:

– Un casco equipado con micrófono y auriculares que le permitirían estar en contacto permanente con el control de la misión, por lo que si algo fuese mal podría comunicarlo.
– Un sistema de medición que desplegaría automáticamente un paracaídas de frenado en caso de registrarse una fuerza superior a 3,5 G durante más de 6 segundos. El paracaídas también se podría accionar mediante un botón instalado en uno de sus guantes.


Vídeo resumen del salto de Felix Baumgartner.

Sin embargo, y en contra de lo esperado, uno de los momentos más peligrosos se vivió poco antes de iniciar el salto. Pocos conocen que el traje espacial fue el mayor enemigo de Baumgartner. Hasta el punto de hacerle casi abandonar. ¡¡Le llegó a tener miedo!! Cuenta que durante las primeras pruebas ya tuvo problemas para ponérselo; además no podía aguantar más de dos minutos con él. Una situación que fue empeorando con el paso de los días. Estaba tan desconcertado que no sabía como afrontarlo. A nadie se le había ocurrido pensar que estar encerrado en el traje, con la visera calada, durante más de cinco horas que fue lo que duró la misión, podía poner todo en peligro. Aparte del poco movimiento, lo que le llegó a generar un estado de ansiedad, cercano al pánico en algún momento, era su poco campo de visión. Tras muchos análisis, la conclusión fue que se trataba sobre todo de un problema mental, no teniendo más remedio que asistir a terapia para lograr superarlo. Fue pues el momento del salto, con Felix Baumgartner sentado durante dos minutos y medio, la ventanilla abierta, contemplando el paisaje que la Tierra le ofrecía, se desabrocha a continuación el cinturón que le une a la cápsula, se pone de pie y conecta su radio diciendo: “Se que el mundo entero está mirando ahora. Desearía que todos pudieran ver lo que yo. A veces necesitas subir tan alto para entender que pequeño eres… Ahora vuelvo a casa”,  cuando todo el equipo del proyecto tuvo el corazón en un puño. ¡¡Por fortuna lo pudo corregir a tiempo!! Enseguida inicia el salto, con los brazos abiertos, no del todo extendidos, entra poco menos que en el caos y comienza a girar y girar en línea recta, con el riesgo llegar a vomitar, quedarse ciego y morir en el intento, hasta que por fin extiende sus brazos y planea. Lo demás fue todo pura rutina, se abre el paracaídas y llega por fin al suelo con sus tobillos para amortiguar el golpe. Tras 39068 m. de ascensión y 4 minutos y 22 segundos de caída libre, que dejaron a medio planeta sin respiración (su gesta pudo ser seguida en directo), tres récords históricos cayeron:

– Primer ser humano en romper la barrera del sonido en caída libre sin ayuda mecánica al alcanzar la velocidad de 1342,8 Km/h a los 40 segundos.

– Caída libre desde el punto más alto, 39045 m., cuando el record anterior lo había establecido 52 años antes Joseph Kittinger desde una altura de 31333 m.

– Punto más alejado de la Tierra de un vuelo tripulado en globo a 39068 m., cuya marca anterior estaba también en 31333 m.

Presentación1Datos más significativos de los saltos realizados desde la estratosfera por Kittinger, Baumgartner y Eustace.

El desafío de Félix Baumgartner consiguió abrir los telediarios de todo el mundo, pero… ¿ha aportado algo a la ciencia? Aunque la compañía Red Bull insiste en sus logros, la mayoría de los expertos señalan que se trata más de un desafío humano, eso si espectacular, que de una prueba científica. Sin minusvalorar la gesta, afirman que se acerca más a una gran operación de marketing, pues sus aplicaciones prácticas son limitadas. Tanto es así que el pasado mes de octubre se ha vuelto a superar el reto, pero en este caso con apenas publicidad. Lo consiguió Alan Eustace, vicepresidente de Google, que enseguida ha querido dejar claro que su compañía no había tenido intervención en el proyecto. En este caso, con el mismo objetivo que el buscado por Baumgartner, la estrategia de Google ha sido muy distinta a la de Red Bull.

El salto realizado por Alan Eustace se enmarca en un proyecto de la corporación Paragon Space Development dedicado a la exploración de la estratosfera. Tras más de tres años planificando el reto, no financiado ni patrocinado por ningún mecenas, lo hizo por su cuenta y con total hermetismo. El camino no fue sencillo, pues tuvo que superar muchos obstáculos, no solo técnicos. No existe gran información sobre su hazaña, tan solo los datos más relevantes, aunque se espera que pronto salgan a la luz. Se llevó a cabo también en Nuevo Méjico, en pleno desierto, pues es importante disponer de lugares amplios ya que el globo se puede desplazar fácilmente si el viento cambia de trayectoria. En cualquier caso, aunque la desviación no fuese mucha, una superficie grande y despejada asegura el aterrizaje. Otro aspecto a tener en cuenta son los permisos aeronáuticos, que suelen estar muy restringidos o nulos en sitios donde exista mucho tráfico de aviones.

La gesta de Alan Eustace ha servido también para aclarar algunos aspectos del salto patrocinado por Red Bull y Félix Baumgartner, sobre todo aquellos rodeados de gran parafernalia mediática. Por ejemplo, se dijo que después del salto la recuperación física completa tardaría bastante (se habló incluso de años). Sin embargo, Eustace al día siguiente ya se pudo dedicar a su trabajo con total normalidad. Otra importante diferencia fue la ascensión hasta el punto más alto: Baumgartner la realizó en una cápsula presurizada, mientras que Eustace lo hizo colgado directamente de un globo de helio en poco más de dos horas. De ahí que a la vista de este ensayo se esté pensando en vuelos turísticos; ha quedado comprobado que este tipo de globos sube con gran rapidez (22 Km/h.) y permitiría ver la Tierra con relativa comodidad desde la estratosfera a una distancia de 30 Km.

Alan Eustace 01Alan Eustace colgado del globo de helio en un momento de la ascensión.

En una reciente entrevista concedida al New York Times, Eustace dice: “La experiencia fue increíble. Fue hermoso. Puedes ver la oscuridad del espacio y puedes ver las capas de la atmósfera, lo cual es algo que nunca antes yo había visto». En otro momento le comenta al periodista que a pesar de que los testigos en tierra oyeron una explosión al superar la velocidad del sonido, él no pudo escucharla ni sentirla. “Fue un paseo salvaje, muy salvaje”, relató más tarde. Eustace describía así sus sensaciones tras llegar el globo de helio hasta 41150 m. (record), su caída libre que inició colgado a 40233 m. (record), 15 minutos de duración total (record) y 4,5 minutos de caída libre, y 1322 Km/h de velocidad máxima rompiendo también la barrera del sonido, aunque sin llegar a la velocidad de 1342,8 Km/h. conseguida por Baumgartner. El lugar elegido fue como ya hemos dicho una zona abandonada del aeropuerto de Roswell, localidad de Nuevo Méjico, bastante conocida por sus incidentes con OVNIS. A diferencia de Baumgartner, en lugar de ir dentro de una cápsula, Eustace lo hizo colgado de un globo relleno con casi un millón de litros de helio, metido en un traje presurizado. Su comunicación con tierra fue a través de un sencillo sistema de radio y unas modestas cámaras GoPro para captar imágenes de vídeo. Superados los 40 Km. de ascensión, él mismo se desató del globo con la ayuda de un pequeño artefacto e inició su gran salto desde la estratosfera.  El aterrizaje se produjo a 70 Km. del punto de salida, culminando así, en secreto, con éxito, tres años de trabajo acompañado por un reducido grupo de técnicos especialistas.


Pequeño vídeo resumen del salto realizado por Alan Eustace, vicepresidente de Google.

Es un hecho que Félix Baumgartner se convirtió en el primer ser humano en romper la barrera del sonido sin ayuda mecánica con su salto desde 39068 m., pero también que, más que ciencia, fue sobre todo un espectáculo narrado en directo por más de 40 cadenas de televisión, 130 medios digitales, 200 cadenas de radio, 35 cámaras en tierra y aire y otras 5 en el propio traje. ¡¡Un gran éxito de marketing sin duda para Red Bull!!, que con poco más de 100 millones de dólares produjo un retorno de inversión estimado por la propia compañía de más de 6000 millones. Por el contrario, dos años después, Alan Eustace, vicepresidente de Google, sin tanta parafernalia, no solo superó la gesta de Baumgartner, sino que lo hizo sin que su empresa participara en el evento, con menores medios, de forma mucho más discreta y en presencia de muy pocos medios de comunicación.

Es claro que Google y Red Bull han seguido estrategias muy distintas para conseguir un mismo objetivo y sin embargo ambas coinciden, como indican numerosos estudios, entre ellos Kevin Lane Keller, gran experto en estrategia empresarial, en que: «Las empresas que operan bajo el enfoque del marketing obtienen mejores resultados». Solo que se diferencian en el enfoque. Mientras Google presta mucha atención al producto y al precio, Red Bull lo dirige más hacia la comunicación. El proyecto “Red Bull Stratos” fue la mejor operación de marketing en la historia de la publicidad. Pero tienen algo en común: innovación. Sin ella es muy difícil, por no decir imposible, ser competitivas. Google con sus productos pensando en el consumidor y Red Bull con campañas creativas y de alto impacto para incrementar sus ventas.

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