La conversión para el cristiano es buscar a Dios, caminar con Él y seguir sus enseñanzas.

Es un cambio de vida que no necesariamente es radical. Es el proceso por el cual el cristiano decide mejorar paso a paso.

La conversión cristiana es ir más allá de la realización personal. No se trata de perseguir el éxito, sino abandonar toda seguridad humana y seguir con sencillez y confianza a Dios.

Es aceptar que se depende de forma libre y total de Dios en todo y para todo.

Este itinerario de conversión es un camino de todos los días, que tiene que abarcar toda la existencia. La Cuaresma es para el cristiano, el momento propicio para entrenarse con mayor tenacidad en la búsqueda de Dios.