¿Correr para huir o para avanzar?

¿Correr para huir o para avanzar?

Si alguien me dijera hace 6 meses que iba a ser capaz de correr 4km seguidos hubiera pensado que era más probable que unos marcianos me abdujeran, de hecho lo más seguro es que la gente que me conoce esté pensando ahora mismo que cómo de rápido corrían los zombis que me perseguían o cuán larga era la lengua de fuego de la que me alejaba para que haya llegado a correr esa distancia. Les entiendo. 

Lo sé, pensaréis que 4 km no son tanto, de hecho no son nada para cualquier corredor con un mínimo de horas y km a sus espaldas, pero cuando partes de 0 y te planteas que necesitas mover las piernas, ponerte en forma por salud y por estética y subirte al carro de la vida sana, creedme es como mirar el Himalaya desde abajo. 

Ante un camino por recorrer y una actividad nueva por comenzar me paré delante del espejo, me miré y pensé: "Raquel, podemos hacer esto de dos maneras, que sea una obligación o una oportunidad, tú decides".

Leí mil artículos, sobre técnicas, entrenamientos, consejos...vi decenas de vídeos de YouTube y me formé, no quería una lesión de premio en mi andadura. Así que un día cualquiera me puse mis mallas, me calcé mis deportivas y eché a andar. Sí andar, porque para correr antes hay que andar. Lesson one.

Y, ¿por qué cuento todo esto os preguntaréis? Pues por una sencilla razón, porque en este periplo de mi ascenso al Himalaya pasé muchas horas conmigo misma, horas que no me había permitido tener y aprendí una de las lecciones más valiosas que me han hecho reflexionar sobre el resto de aspectos de mi vida:

La diferencia entre correr para huir o correr para avanzar.

Durante toda mi vida había utilizado ese término aplicado de una manera incorrecta, había identificado una actividad como algo negativo sin ver las otras caras de la moneda, lo positivo o lo constructivo.

Empecé a analizar en qué otros aspectos me ocurría lo mismo y detecté muchos, en mi terreno personal, en mis relaciones y sobre todo en mis experiencias laborales.

Cuando nos enfrentamos a una nueva situación (llamémoslo puesto de trabajo, actividad, promoción, reto profesional) la seguridad que nos brinda nuestra zona de confort nos hace en muchas ocasiones percibir la novedad como una huida, algo a lo que nos tenemos que enfrentar, a un enemigo y por qué no decirlo, a una obligación o imposición muchas veces, por nuestra necesidad de crecer, de obtener más salario, más prestigio, más, más, más... Y ser capaces de transformarlo en oportunidad y asociarlo con una voluntariedad para avanzar es un reto al que nos debemos enfrentar.

Así que mi consejo es que os miréis en el espejo y os preguntéis ante un nuevo reto a qué queréis enfrentaros si a una obligación o a una oportunidad. Ojalá vuestra sonrisa os haga inclinar la balanza hacia lo segundo. 

---- ----- ---- ----

PD: Para los que os hayáis quedado en la historia de correr....deciros que me apunté a varias carreras virtuales de 5km, que hoy corro aproximadamente 1hora (combinándolo con andar para coger aire!) y que lucho todos los días por correr los 5k en 30 minutos...pequeños retos de principiante ;-) 

Un abrazo

Raquel Gavilán Párraga

Transformation Consultant, Lean Agile Coach, Product Owner, OKR Coach, Lean Change Management Official Trainer

3 años

Enhorabuena Raquel Gutiérrez Pulido por tus logros y, en especial, por tus aprendizajes 🙂

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.