La Obsolescencia Programada parecía una buena idea.

No hay nada de malo en sacar nuevos modelos de productos mejores a los anteriores, eso es ir hacia adelante, como cuando en 1920 General Motors empezó a sacar modelos diferentes año tras año, no solo para competir con Ford, sino para presionar psicológicamente a sus clientes fieles a comprar un “último modelo”.   Las innovaciones en nuevos modelos generan una obsolescencia percibida, sin embargo, el tema toma un tinte muy diferente cuando en 1924, los principales fabricantes de bombillas eléctricas crean el cartel Phoebus, con el propósito de estandarizar el tiempo de duración de las bombillas y bajarla de 2000 horas a 1000 horas.  El cartel multaba a los fabricantes que hicieran bombillas que excedieran la duración pactada.  En medio de La Gran Depresión parecía una idea que “dinamizaría” la economía al determinar la obsolescencia de los bienes de consumo en el momento de su fabricación. 

Evidentemente por esos días el exceso de residuos sólidos, la contaminación ambiental, la emisión excesiva de CO2, y el cambio climático no estaban en el radar de la sociedad.  Las prácticas de obsolescencia programada han continuado con casos famosos como los de las medias de nylon, que para 1938 duraban “demasiado”, y la empresa Dupont rebajó su calidad para generar una mayor frecuencia de recompra.  Otro caso sonado fue el de los primeros ipods, cuya batería (no intercambiable) solo duraba 18 meses.  Hoy vemos muchos casos de electrodomésticos con vidas útiles reducidas a propósito como algunos smartphones, televisores, impresoras, lavadoras, cepillos de dientes eléctricos, computadores, y muchos más.

Sí es posible tener productos de excelente calidad y duración, y la tecnología no es la barrera, muestra de ello es la Centennial Light, una  bombilla que ha iluminado constantemente desde 1901a la que hoy podemos encontrarla en la estación de bomberos de Livermore-Pleasanto, California.

Como consumidores responsables podemos hacerle frente a la obsolescencia programada, y la mejor manera es darle una segunda oportunidad a los aparatos que compramos. Llevándolos a centros de reparación alargando su ciclo de vida.

Para el año 2017, el grupo Open Repair Alliance promovió el día mundial de la reparación, que tiene lugar el tercer sábado de octubre. El propósito de este movimiento es captar datos estadísticos sobre la reparación de aparatos y la extensión de la vida útil de los mismos.

¿Sabías que existen diferentes tipos de obsolescencia?

La vida útil planificada, las nuevas versiones disfrazadas de nuevas generaciones, se subdividen en diferentes tipos de obsolescencia:

Obsolescencia funcional:

Es el concepto más conocido, viene con determinadas horas de uso, reproducciones y presentan daños o incompatibilidades en la actualización.

Obsolescencia de calidad:

Después de un corto tiempo, el aparato sufre un desgaste evidente. Generalmente por las baterías.

Obsolescencia Indirecta:

“Misteriosamente” desaparecen de todo lado, haciendo más difícil encontrar repuestos y actualizaciones.

Obsolescencia por incompatibilidad:

Seguramente has leído noticias como: “estos celulares no podrán usar WhatsApp en el 2022”. Un dispositivo se queda sin soporte y se hace incompatible con herramientas de nuestro día a día.

¿Qué podemos hacer como consumidores para enderezar el camino?

Premiar a las marcas que produzcan bienes más duraderos. 

Hacer uso de las garantías del fabricante, y su línea de soporte técnico. 

Elegir productos fabricados con materiales reciclados.

Procurar reparar antes de desechar. 

Compartir con tus amigos información sobre el #DiaMundialDeLaReparación.

Bibliografía.

https://blog.orange.es/innovacion/obsolescencia-programada/

https://blogs.portafolio.co/desde-la-red/debemos-luchar-la-obsolescencia-programada/

https://www.gob.mx/profeco/es/articulos/obsolescencia-programada-disenados-para-morir?idiom=es

https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1rtel_Phoebus

https://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/vivir-en-estados-unidos-revelan-lo-que-botan-a-la-basura-692363