"La robótica como práctica omnímoda"​ (Iwela educación)

"La robótica como práctica omnímoda" (Iwela educación)



EDUCACIÓN


Desde la incorporación de los nuevos NAP (Núcleos de aprendizaje prioritarios) de educación digital, programación y robótica, no solo se ha suscitado una gran incorporación y demanda de recursos y personal sobre estos temas; sino la necesidad de incorporar estos contenidos en los diseños curriculares actuales.

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La modalidad de incorporación de TIC, programación y robótica está basada en la transversalidad de dichos contenidos en las áreas curriculares ya establecidas. Esta postura, que es la elegida por los países con mayor apuesta educativa, sugiere también una revisión de actividades, planes de estudio, contenidos, secuenciación de contenidos, organización del aula, y demás.

La robótica como práctica omnímoda

La robótica educativa que definimos anteriormente incluye las prácticas, planificaciones, teorías, estrategias y curriculas pedagógicas desde un punto de vista de una “inclusión digital genuina” (Maggio 2005).

La incorporación genuina a la que hace referencia Mariana Maggio pone en juego los diferentes componentes didácticos establecidos en una planificación docente disciplinar, integrados y transversalizados por las TIC. Ahora bien, ¿Cómo incluir también lo que sucede en las prácticas, por ejemplo, de una clase de robótica aplicada al ambiente natural y social?

Allí se ponen en juego otros importantes ejes que se relacionan con el ambiente, los modos de conocer, la resolución de problemas, la prueba y error, la construcción manual, la mecánica, la lógica, contenidos que incluso no estén previstos por el docente para ese año en particular, ideas, inventos, refutaciones, hipótesis varias, roles tácitos y explícitos, habilidades individuales y colectivas.

¿Y cómo definimos esta eterna lista de posibilidades que se ponen en juego en una práctica pedagógica que incluye a la robótica educativa?

Hoy en día las palabras para definir la inclusión de la robótica y las TIC en los diseños curriculares, queriendo dar cuenta de tanta complejidad, es “Transversal”, cuya definición es la siguiente: Que está atravesado de una parte a otra de una cosa de manera perpendicular a su dimensión longitudinal. Sin embargo, particularmente podríamos reflexionar acerca de que atraviesa “una parte”, “en su dimensión longitudinal”, por estas limitaciones y según las características que mencionamos, pensando en robótica educativa e inclusión genuina, transversal es una palabra que no logra abarcar el espectro completo de este tipo de clases.

Otra de las palabras que podemos encontrar relacionadas con las TIC y la robótica educativa es “integral” cuya definición es, “que comprende todos los aspectos o todas las partes necesarias para estar completo.” Y entonces nos parece que estamos en el término justo, pero podemos detenernos en la idea de ”todas las partes” y “completo”, muchas de las prácticas que rodean la robótica educativa no son completas, y eso muchas veces es lo que hace interesante su inclusión en el aula. La generación de preguntas, propuestas, ideas y pruebas que tal vez nunca lleguen a ser lo que nos propusimos pero que dejaron muchas enseñanzas en el camino, se conforman como uno de los modos de enseñanza, menos esperados por la enseñanza tradicional, pero de los más valorados por las pedagogías críticas. 

Un prototipo para la recolección de basura en zonas protegidas de difícil acceso, propuesto por alumnos de 6° grado para resolver una situación en una reserva cercana a la escuela, tal vez nunca llegue a crearse realmente (o no en muchos años) pero el solo diseño del prototipo consiguió mover a 26 alumnos y alumnas para reconocer una zona preservada, su estructura, fauna, flora, clima, la reglamentación sobre estos espacios a nivel municipal, provincial y nacional, sus problemáticas, relieve, conflictos, fronteras; además de aprender procesos de diseño, aspectos de los robots de servicios, diferentes modos de mecánica y programación, confección de prototipos; y deberíamos mencionar también el trabajo colaborativo en equipos, entrevistas, salidas al ambiente, investigación anticipada, charlas con profesionales.. y podríamos seguir enumerando posibilidades.

El inmenso mundo de modos de conocer y contenidos que se ponen en juego dificulta su definición sin limitarla de algún modo.

Para pensar en una definición primero debemos pensar en que la robótica educativa supone, tal como nos proponía Mariana Maggio, la inclusión genuina de la robótica en los contenidos curriculares previstos, pero la robótica además, supone práctica. Entonces para definir a la robótica como parte de las aulas, debemos definirla como prácticas, y para pensar en el complejo mundo de cualidades y saberes tecnosociales que se ponen en juego proponemos la palabra omnímodas. El término Omnímodo sugiere, “Que lo abarca y comprende todo” y “todo”, pensando en la cantidad de posibles propuestas que trae el docente a una clase, y el alumno a la misma situación, y todas aquellas que pudieran surgir en el momento particular y a futuro.

La robótica educativa es entonces una Práctica Omnímoda que trae a nuestras clase una transformación completa de las formas de enseñanza-aprendizaje.

Incluye una variedad de contenidos de diferentes disciplinas académicas, de programación y tecnología, el entorno de los mismos, el ambiente en el que se desarrollan, los roles que se ponen en juego, las expectativas de éstos, sus particularidades, aptitudes y habilidades relacionadas a la mecánica, el diseño y la electrónica, estructuras de trabajo colaborativo, creatividad e imaginación, donde el error y las pruebas son los principales modos de aprender con otros, y , no menos importante, pensando en la resolución de problemas “para otros”.

Hacer robótica educativa como práctica omnímoda no es armar un kit prediseñado sin ningún sentido general y sin una contextualización real. Incluir en el aula robótica educativa como práctica omnímoda supone transformar algunos espacios del aula y dar lugar a nuevos modos de enseñar y aprender. 


“Para regenerar las instituciones es necesario crear desorden”, Michel Serres, Pulgarcita.


La robótica educativa ayuda a los estudiantes en:

Motivación, interés, conocimiento tecnológico, habilidades cognitivas y manuales, aptitudes técnicas, colaborativas, participativas, conocimientos de física, lógica, matemática. Imaginación, creatividad, habilidades prácticas y de construcción, abstracción, aplicación, entre muchas otras cualidades…

Una vez que comenzamos a comprender y definir el alcance de la robótica educativa y sus prácticas omnímodas, nos detenemos a pensar en ¿Cómo?

En cuanto a las cuestiones técnicas y de recursos, hay muchas posibilidades de todas las formas y variantes, podrán encontrarlas en los próximos capítulos.

Sí nos detendremos en caracterizar el cómo, para abordar las prácticas tal y como las planteamos.

Pensando en ello, enumeremos algunos de los aspectos a tener en cuenta para una clase con inclusión de robótica educativa como práctica omnímoda.


El ambiente:

Pensar en un espacio donde interactuar, moverse, desestructurar asientos y mesas. Crear un ambiente de trabajo agradable, retador, de análisis, diseño, generador de pensamiento crítico, de incentivo por el trabajo en equipo y de tipo experimental, donde el educando desarrollará el papel de constructor de su propio conocimiento y el actor principal del aprendizaje. 

Un ambiente donde no esté todo dicho.


El rol docente:

“(...) indagar cómo, hasta qué punto y bajo qué circunstancias y condiciones las TIC pueden llegar a modificar las prácticas educativas a las que se incorporan. (…) No es en las TIC ni en sus características propias y específicas, sino en las actividades que llevan a cabo profesores y estudiantes gracias a las posibilidades de

comunicación, intercambio, acceso y procesamiento de la información que les ofrecen las TIC donde hay que buscar las claves para comprender y valorar su impacto sobre la enseñanza y el aprendizaje” (Coll, 2009:115).


El docente se convierte en guía, en orientador, en acompañante, en curador y administrador de contenido poniendo al alcance de sus alumnos/as las posibilidades para encontrar preguntas, dudas, retos e hipótesis sobre ellos. Muchas veces descubrirá información y aprenderá a la par de sus alumnos/as, pero eso no querrá decir que sea prescindible. 

El uso que hacen hoy los niños/as de las TIC es mayoritariamente consumista. Sin la guía del docente como mediador y orientador pedagógico, la inclusión no sería totalmente genuina. En fin, un docente nuevo.


En 1862 Abraham Lincoln decía : “Como nuestro caso es nuevo, entonces tenemos que pensar de nuevo, y actuar de nuevo, debemos desencantarnos de nosotros mismos (...)”


El alumno/a:

El alumno/a debe pensarse como un ser activo y productor, las tecnologías nos dan la posibilidad de producir con facilidad y compartir nuestros productos. Sin embargo desperdiciamos la mayor parte de este potencial en observar producciones de otros.

Producir es ser protagonista, es crear, imaginar y hacerlo posible. Esto da lugar a un nuevo concepto que comienza a tomar fuerza en nuestros sistemas, el de “prosumidores”*.



*Prosumidores: “Los usuarios rechazan el papel de espectadores para ser parte de un colectivo de realizadores. Las redes sociales y numerosas plataformas virtuales son las armas de los nuevos prosumidores (productor + consumidor), protagonistas de una nueva forma de adquirir y ejercer el conocimiento y la información.” Carlos Scolari.



El conocimiento

Dice acertadamente Francesco Tonucci : “La misión de la escuela ya no es enseñar cosas. Eso lo hace mejor la TV o Internet. La escuela debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías, donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo”

Los pedagogos más renombrados de hoy en día convergen en esta idea, por un lado, que el contenido no es algo difícil de alcanzar, y por otro, que preocupa el uso que hacen de las tecnologías las generaciones en edad escolar.

El contenido hoy es aprender a aprender. A tomar, encontrar, reflexionar, criticar, descubrir y resignificar los contenidos que se encuentran a mi alrededor.

Michel Serres lo describe así en su libro “Pulgarcita”:


“El saber se ha materializado históricamente: de la palabra al papiro, del papiro al libro, y del libro a Internet, en donde el conocimiento no está concentrado, sino distribuido y objetivado, accesible a todos. Paralelamente, la pedagogía ha ido cambiando con estas transformaciones, salvo ahora, donde las instituciones comandadas por personas “próximas a la jubilación” siguen modelos ya caducos. Las instituciones pierden fuerza y significancia social al no satisfacer las necesidades de las nuevas generaciones de pulgarcitas y pulgarcitos…”


La práctica

Desde una visión Platónica “Se adquieren las ideas tratando con las cosas”, y sí, la robótica lo sabe muy bien. Probando, errando, intentando, investigando, descomponiendo un problema, buscando variables y posibilidades, analizando datos, observando. 

La práctica omnímoda de la que venimos hablando, esa que siente el saber cómo “tratar las cosas, pensar las cosas, hacer las cosas”.


La filosofía

¿Y por qué filosofía?

Porque ninguna práctica educativa puede pensarse sin una filosofía propia. Aunque parezca algo poco real, las tecnologías son los seres humanos, por tanto la robótica educativa, su estudio y labor será siempre aprendiendo desde lo social y lo humanitario, una tecnología basada en las personas, no en las empresas, ni en la tecnicidad. 

Las tecnologías como parte del mundo y al servicio del mundo.

Respecto de internet, Oscar Grillo, sociólogo argentino, se preguntaba... ¿Internet como parte del mundo o internet como un mundo aparte? 

Las tecnologías ya no son un mundo aparte, son parte del mundo, nos moldean, producen, comunican, relacionan, hablamos de una tecnocultura.


“Lo tecnológico y lo humano convergen como elementos, que se complementan, que se influencian, que se transforman mutuamente y que en cierta medida han creado una interdependencia, en tanto la tecnología es una extensión del sujeto actual que a su vez es una extensión de su propia obra. La tecnología se establece como un apéndice de lo humano y que en muchos casos la relación suele ser todo lo contrario.” (Ortiz 2004)


Hoy debemos comenzar a buscar un enfoque tecnológico que ponga su énfasis en las personas, en su lugar en el mundo y en el uso que cada una hace de los recursos tecnológicos, pensando en una sociedad analógica y virtual, en convivencia y, sobre todo, en comunidad.

Dice Cristóbal Cobo en una de sus tantas charlas: “Si no quieres ser reemplazado por una máquina, preocupate por ser más persona”.


Se trata de ser “Más prohumano que antimáquina”.


Tengamos en cuenta que las capacidades tecnológicas e innovadoras de un país contribuyen a resolver desafíos sociales, económicos, y ambientales, y favorecen la utilización eficiente de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), en áreas como educación, salud y gobernabilidad. 


“Una transformación GENUINA con TIC y Robótica en el proyecto IWELA, supone innovar sin perder las tradiciones y valores que la institución proclama a su comunidad.”

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