Nos preocupamos de todo menos de nosotros mismos.

Hace unos años, una noche antes de dormír, me decía a mí misma:

“Repite que no se te olvide: vacuna, dentista y taller.”

“Llevaré a la niña a poner la segunda vacuna del papiloma y del tétanos. Ya son las últimas. Así queda protegida.

Llamaré al dentista para pedir cita para hacer una limpieza dental. Ya toca la limpieza a fondo anual. De momento, no me duele nada, pero es mejor prevenir.

Toca ya cambiar la correa de distribución al coche.”

Es muy probable que tú también tengas entre tus cosas por hacer: que si el coche, el dentista (para ti o para los niños) y otras labores de mantenimiento físico y de la casa.

¿Te suena?

Puede que te pase como a mí, que suelas tener la agenda llena de estas responsabilidades fuera del horario laboral. Un día para cada cosa, porque casi no da tiempo a más.

Sin embargo, nunca anoté: “cuidar mi bienestar mental y dejar de lado la dependencia profesional que me ata a un trabajo y a una carrera profesional que me hace infeliz”.

No lo anoté porque:

• No era consciente de ello.

• Sentía malestar con mi carrera profesional, pero pensé que “era lo normal”.

• Tenía miedo a tomar malas decisiones, así que preferí “mirar para otro lado”.

Hasta que la situación ya no se sostenía más.

Mi malestar con mi carrera profesional a la vez que era totalmente dependiente de ella hicieron que la ansiedad se disparase, con todos los síntomas: insomnio, pesadillas, cambios de humor, alteración del apetito, frustración, sensación de no saber qué hacer con mi vida…

Cuando ya no pude más, fue entonces cuando tomé acción.

Más vale tarde que nunca. Porque pude recuperarme. Aún así, tardé muchísimo debido a que los problemas ya eran profundos.

Hace muchos años que salí de aquel pozo, pero aún recuerdo bien la sensación de agobio, de rabia, de tristeza y de frustración. Todo junto.

Mis hijos, aunque eran muy pequeños, aún se acuerdan de aquella época. Y eso que hice todo lo posible porque no notaran nada.

Pero ellos saben cuándo sus padres no están bien.

En fin… son cosas que pasaron.

Y lo peor es que continuamente veo a personas que están pasando por aquello.

Y no saben qué hacer.

Y sufren porque no saben que hay una solución.

La solución es liberarse de la dependencia profesional y tomar las riendas. Sin miedo.

Liberarse por un@ mism@ no es fácil. Lo sé por experiencia. Me llevó años, incluso siendo Psicóloga.

Pero al final aprendí y ahora, en Te Mereces, por Hiwook, ayudamos a las personas a liberarse también de la dependencia profesional para ser capaces de tener el trabajo que quieren y se merecen desde el bienestar emocional.

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Te leo. 

Disfruta del día,

María

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