El chovinismo o chauvinismo o patrioterismo (adaptación del apellido del patriota francés Nicolas Chauvin condecorado en las guerras napoleónicas) es la creencia narcisista de que lo propio del país o región al que uno pertenece es mejor o superior en cualquier aspecto, denigrando al resto.

El chovinismo resulta un razonamiento falso o paralógico, una falacia de tipo etnocéntrico. En retórica, constituye uno de los argumentos falsos que sirven para persuadir a un grupo de personas mediante la utilización de sentimientos exacerbados, como el victimismo, en lugar de promover la razón y la racionalidad. Parte de políticos, medios de comunicación y empresarios lo utilizan para condicionar la formación de expectativas.

El chovinismo nació con la creencia del Romanticismo en la existencia de un carácter, idiosincrasia, personalidad o temperamento nacional distinto para cada pueblo, etnia, raza, región o nación y que tendría vida propia e independiente ('Volksgeist' o espíritu del pueblo específico).

Psicológicamente se trata de un sistema delirante que esconde un sentimiento neurótico de inferioridad en forma paranoica (en su manifestación de delirio de grandeza).

Tras la Segunda Guerra Mundial y con la creciente Globalización, el chovinismo ha quedado reducido a una práctica moralmente reprochable, expresión del pensamiento nacionalista que suele ir acompañado de manías persecutorias consistentes en culpar de los males propios a otros países, regiones, pueblos o razas.

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