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El derecho consuetudinario, es la fuente original del orden jurídico; sólo que en países
de derecho escrito, del sistema latino, la costumbre fue relegada a un segundo plano
y la ley es la fuente primaria, seguida de la jurisprudencia y de la costumbre, situación
que ya está resuelta por el artículo 2o. De la Ley del Organismo Judicial, aunque
estas dos últimas fuentes son, diríamos, secundarias. Claro que cuando la ley habla
de costumbre como fuente, se refiere a toda la sociedad, costumbres de indígenas o
no indígenas.
ARTICULO 2. Ley del Organismo Judicial Fuentes del derecho. La ley es la fuente del ordenamiento
jurídico. La jurisprudencia, la complementará.
La costumbre regirá sólo en defecto de ley aplicable o por delegación de la ley, siempre que no
sea contraria a la moral o al orden público y que resulte probada.
De suerte que el Derecho Consuetudinario exige la práctica repetitiva y generalizada, así como la
conciencia y convicción de su obligatoriedad. De ahí que se requiera, como presupuesto de
existencia, que la costumbre sea probada, es decir que sea debidamente demostrada, evidenciada
y acreditada.
En todo caso, el Convenio 169 de la OIT también dispone que, en la medida en que ello sea
compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente
reconocidos, deben respetarse los métodos a los que los pueblos indígenas recurren
tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus miembros, por otro lado, la
costumbre es fuente inobjetable del Derecho Mercantil, cuya regulación oficial puede ser
superada por la contratación y la costumbre. Asimismo, en el Derecho de Trabajo también se
reconoce la costumbre como fuente formal, toda vez que la ley garantiza derechos mínimos a los
trabajadores, mejorables por la contratación y por las prácticas repetitivas y generalizadas; es
decir que la costumbre que favorece al trabajador supera la ley.
Ejemplos:
En un caso de homicidio, en el que un hombre mató a otro tras una riña, la familia de la víctima
prefirió que fuera aplicada la justicia maya que la oficial. El motivo es que el encierro del victimario
no iba a traer ningún beneficio a las víctimas, mientras la sentencia de las autoridades mayas les
compensaba más. La sentencia fue que el victimario tuviera que mantener a la familia de la
víctima, a través de su trabajo, hasta que los hijos del difunto cumplieran su mayoría de edad.
Se litigó en la Corte Suprema de Justicia, en casación, la defensa de un indígena que había sido
sentenciado en su comunidad al pago y resarcimiento del delito de robo agravado.
También cumplió la sanción moral y pública de recibir nueve azotes, aceptados por él. Luego, la
Policía lo detuvo por confeso. Los tribunales ordinarios lo condenaron a ocho años de prisión por
robo de un vehículo, que había devuelto a su dueño.
Corte reconoció el derecho indígena, en octubre de 2005. El sentenciado fue dejado en libertad
porque una persona no puede ser juzgada dos veces. Non bis is ídem Art. 17 CPP