Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SUMARIO
Fecha de aceptación: 19 de noviembre de 2012
A. Concepto
Fecha de recepción: 27 de septiembre de 2012
B. Ventajas y desventajas
C. Diferencia con otras figuras
D. Otras denominaciones del coaseguro
E. La forma de operación del coaseguro
1. Ausencia de solidaridad
2. Labores a cargo de la líder y eventual representación de las demás
coaseguradoras
* Este trabajo de investigación corresponde a un análisis crítico llevado a cabo por el autor,
con el propósito de evaluar diversos aspectos que caracterizan el coaseguro como
mecanismo de dispersión de riesgos, al igual que algunos aspectos relativos a la labor
que cumple la coaseguradora líder y el grado de representación que podría llegar a asumir
respecto de las demás aseguradoras, todo lo cual conlleva significativas consecuencias en
las relaciones jurídicas que se originan entre las aseguradoras participantes bajo dicho
esquema.
** El autor es abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, profesor de la Especialización en
Seguros de la Universidad Externado de Colombia, de la Maestría y la Especiali-
zación en Derecho de Seguros de la Pontificia Universidad Javeriana. En los últimos 30
años, se ha desempeñado como Gerente de Seguros Generales y Gerente de Reaseguros
de COLSEGUROS, Vicepresidente Técnico de Reaseguradora Hemisférica, Gerente
General de Guy Carpenter Reinmex Corredores de Reaseguros Ltda. Es autor de varios
libros y de artículos especializados en materia de seguros. En la actualidad es socio de
la firma Narváez & Peláez –Abogados–, donde se desempeña como abogado litigante,
consultor privado y árbitro de los Centros de Arbitraje de la Cámara de Comercio de
Bogotá, del Autorregulador del Mercado de Valores –AMV–, de la Federación Nacional
de Comerciantes –FENALCO– y de la Sociedad Colombiana de Ingenieros –SCI–.
Correo electrónico: narvaezypelaez@hotmail.com
Resumen
Abstract
Key words plus: distribution of risks, insurance policy administration and management,
representation of the co-insurers.
118
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
A. CONCEPTO
Podría describirse el coaseguro como una operación en virtud de la cual varios asegu-
radores asumen, bajo un mismo contrato de seguro, un riesgo determinado o un conjunto
de riesgos que son materia de amparo bajo una póliza de seguro y donde cada uno de
ellos contrae una obligación individual e independiente respecto del asegurado1.
1 El desaparecido maestro Efrén Ossa anota que: “Es la distribución horizontal o primaria
de los riesgos. Mediante este sistema un conjunto de compañías, entre las cuales no
median relaciones recíprocas de aseguramiento, asumen responsabilidades individuales
con respecto a un mismo riesgo. Que haya o no haya entre ellas un acuerdo previo
para asumir cada una una cuota de responsabilidad total, es una circunstancia
extraña a la naturaleza técnica del coaseguro, la distribución puede derivarse de
la iniciativa del asegurado, que quiere hacer partícipes del mismo seguro a dos o más
compañías, o tener origen en una de estas que, incapaz de asumir la responsabilidad
total, y con la aquiescencia del interesado, propone a otras instituciones aseguradoras
la repartición del riesgo”. (Teoría general del seguro - La Institución, Editorial Temis,
Bogotá, 1988, pág. 99).
119
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
Ante el carácter plurilateral del contrato y por razón de esas relaciones directas,
individuales y vinculantes de los aseguradores respecto del asegurado, el incumpli-
miento de alguno de ellos no produce necesariamente la frustración en el cometido
del contrato y el eventual decaimiento de la relación negocial4, debido a que cada
uno de los aseguradores contrae una relación de carácter individual e independiente,
de tal forma que el rechazo del reclamo de uno de los aseguradores o su negativa a
2 Sobre la naturaleza jurídica del coaseguro existen multitud de tesis que algunos clasifican
como concepciones pluralistas porque abogan por la presencia de varios contratos en razón de
una vinculación individual y autónoma de cada uno de los aseguradores; concep-
ciones intermedias que estiman que en el coaseguro se da una pluralidad de contratos coligados
y que tienen carácter interdependiente y por tanto, obedece a un coligamento funcional
recíproco y, concepciones unitarias que lo consideran como un contrato único con
pluralidad de partes en el extremo asegurador. Esta última es la más aceptada y difundida
en el entorno europeo. (Muñoz Paredes, José María El coaseguro, Editorial Civitas S.A.,
Madrid, 1996, págs. 225 y ss.). En relación con la plurilateralidad, resultan pertinentes
estas apreciaciones de Jorge López Santa María: “La multiplicidad subjetiva es respecto
al contrato plurilateral específico de que se trate –por ejemplo, el contrato de sociedad,
sobre el cual se razona habitualmente cuando se toca este tema–, un elemento accidental,
ya que el contrato se concibe, sin problemas, vinculado exclusivamente a dos partes que
se obligan; es decir, como contrato bilateral. Dicho de otra manera, no habría diferencia
cualitativa, sino que meramente cuantitativa, entre contrato bilateral y contrato plurilateral,
por lo que, en definitiva, sin perjuicio de ciertos rasgos distintivos, el contrato plurilateral,
sería una especie de contrato bilateral”. (“Los contratos –parte general–”, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1986, pág. 76).
3 El jurisconsulto italiano Massimo Bianca señala que: “ … puede decirse que la comunidad
de fin se ha identificado con la actividad o la organización del grupo” y que “ cuando la ley
habla de prestaciones dirigidas a la consecución de un fin común no mira al fin contractual
considerado en su conjunto, que necesariamente es común a todos los contratantes en
toda categoría de contrato, sino que se refiere a aquella actividad común que constituye
el medio para la realización del interés individual de los contratantes” lo que lo lleva a
concluir que tanto los contratos plurilaterales con comunidad de fin como sucede con
los contratos de asociación y de sociedad, como en los contratos plurilaterales sin co-
munidad de fin, “Si se acepta que parte sustancial es aquella que asume la titularidad
de la relación contractual, tiene que admitirse que son contratos plurilaterales en general
todos los contratos en que está presente una pluralidad de partes”. (“Derecho
Civil - 3 El contrato” traducción de Fernando Hinestrosa y Edgar Cortés, publicación de
la Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2007, págs. 79 y 80.
4 En este mismo sentido, véase sentencia de la Corte Suprema de Justicia de 26 de agosto
de 2011, M.P. Arturo Solarte Rodríguez, expediente 05001-3103-016-2002-00007-01.
120
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
alterar o modificar los términos ante una solicitud justificada del tomador o asegurado,
no conlleva que la relación del asegurado con los demás aseguradores pueda verse
afectada de modo alguno.
5 Respecto del nombramiento del coasegurador líder el maestro Efrén Ossa anota que
consiste: “ … en confiar a uno entre ellos la administración del negocio, mediante el
pago de honorarios preestablecidos” y en relación con las tareas que le son propias,
señala que: “Pero esto apenas supone que el administrador se ocupará de los trámites del
negocio, de su desenvolvimiento normal, dando los avisos, recibiendo las notificaciones,
recaudando las primas, efectuando el pago de las pérdidas” y remata afirmando: “todo
con el solo objeto de simplificar el mecanismo del seguro en beneficio de los coasegura-
dores y del asegurado mismo”. (Teoría general del seguro - La Institución, Editorial Temis,
Bogotá, 1988, págs. 99 y 100).
6 En materia de reticencia o inexactitud, que pueden llegar a viciar el contrato de seguro
con nulidad relativa (art. 1058, C. de Co.), sería necesario distinguir si la declaración
se cumplió solo en frente de la líder o si por el contrario, se surtió ante cada una de las
coaseguradoras, lo que no es lo corriente. En el primer supuesto, la declaración tendría
efecto respecto de todas las coaseguradoras y con base en ella podrían perseguir la nuli-
dad del contrato, mientras que en la segunda hipótesis habría de evaluarse lo declarado
a cada una de ellas y de esta forma, los vicios en la declaración que pudieran detonar
la nulidad del contrato, dependería de cada declaración individual.
7 Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, tomo I, Editorial Civitas, Madrid, 1996, pág. 141.
121
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
122
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
entre los contratantes y como una clara proyección de la buena fe conlleva que
sea legítimo esperar de aquel con quien se establece una relación negocial, un
comportamiento de los demás integrantes de la relación contractual, caracterizado
por rectitud, honestidad y lealtad y, por lo tanto, cada cual habrá de cumplir con el
contenido de la prestación y con todas aquellas consecuencias que se deriven de este
principio, aunque no se consignen expresamente el documento contractual (artículo
871 del Código de Comercio).
Si ello resulta de suficiente nitidez en los contratos bilaterales, ante los contratos
pluritalerales esos deberes accesorios de conducta se ven acentuados en aquel extremo
de la relación contractual que cuente con una composición plural de personas, por
cuanto lo que las une a ellas es un cometido recíproco respecto del otro extremo de la
relación contractual; desde esta óptica, resulta innegable que el vínculo que los liga, se
caracteriza por un claro contenido asociativo que se traduce en un propósito común
a los sujetos que han consentido en agruparse para conformar uno de los extremos
de la relación contractual.
Y es menester ese énfasis sobre tales deberes, ante el deseo de relievar que durante
la ejecución del contrato las partes deben comportarse de buena fe, lo cual implica
primariamente, abstenerse de incurrir en conductas que puedan generar daño o algún
detrimento a los demás integrantes del extremo contractual del cual se es partícipe,
sino también al otro contratante, pues no solo importa que las obligaciones se cum-
plan de acuerdo con su tenor literal, sino también que estas se ejecuten de acuerdo
con el propósito y la finalidad que se tuvieron en mente al momento de perseguir
la celebración del contrato y porque, la rectitud y honestidad que se presume en el
proceder de cada uno de ellos, permite dar por descontado que en el ánimo de am-
bos contratantes durante la ejecución del contrato se encamina a que no se irroguen
daños recíprocos, puedan mantenerse indemnes y para ello, aún, suele estipularse
quien asume las consecuencias de los daños que puedan resultar previsibles dentro
de esa específica relación negocial.
B. VENTAJAS Y DESVENTAJAS
123
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
Por último, una de las desventajas del coaseguro es que si bien pretende servir
de mecanismo para que se alcance un mayor aprovechamiento de la capacidad local,
para cada uno de los aseguradores participantes se produce una pérdida correlativa de
capacidad de suscripción bajo sus contratos de reaseguro, como quiera que una de las
restricciones que se incorporan en los mismos establece que la capacidad de los con-
tratos se reduce a la mitad cuando se trata de un coaseguro entre dos (2) compañías
y a la respectiva participación en el riesgo en el caso de tres (3) o más.
124
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
zación hasta concurrencia de la suma asegurada y sin que exceda la cuantía del daño.
En el seguro cumulativo o seguro múltiple, como también se le denomina, se presenta
una pluralidad de contratos que son independientes entre sí.
Bajo esta modalidad, los miembros del pool constituyen un fondo común con las
primas de un determinado ramo e igualmente, participan en la misma proporción es-
tablecida para las primas, respecto de los reclamos. Para la determinación de dicho
porcentaje de participación bajo el pool, se suele acudir a los niveles de participación
en el mercado y de esa forma se determina el aporte de capacidad que cada uno de
sus miembros le hace al pool, sin perjuicio que para alcanzar esa misma finalidad,
también pueda hacerse uso de cualesquiera otro parámetro previamente escogido por
los participantes del mismo.
Esas notas distintivas permiten aseverar que el coaseguro se distancia de los denomi-
nados esquemas de pool, porque en estos últimos, varios aseguradores aceptan colocar
a disposición de dicho pool una determinada capacidad de suscripción, por lo que el
titular de tal capacidad es dicho pool y quien funge como reasegurador respecto de
los distintos integrantes o miembros. Los distintos miembros del pool se comprometen
a que todos los riesgos que suscriban y que constituyan objeto o materia de cobertura
por parte del pool, serán cedidos obligatoriamente a este.
125
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
Ahora bien, lo normal es que sea el mismo asegurado quien designe los asegura-
dores y el porcentaje que corresponda a cada uno de ellos; sin embargo, en la praxis,
aunque cada vez esta hipótesis resulta de rara ocurrencia, también puede acontecer
que sea el asegurador que asume el riesgo opte por fraccionarlo con otros asegura-
dores en las proporciones que entre ellos libremente convienen, caso en el cual se
hace referencia al coaseguro interno; denominación que no solo es descriptiva sino
que también cumple con ese cometido de diferenciarlo de aquel que resulta estruc-
turado por el mismo asegurado y que recibe la denominación de coaseguro externo.
126
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
respecto de esa distribución del riesgo, el asegurador responde por la totalidad del riesgo
ante el asegurado, vale decir, tanto por su efectiva participación como por aque-
lla que optó por compartir con otros aseguradores. Al paso que en el coaseguro
externo, cada uno de los aseguradores participantes responde respecto de la alícuota
asignada por el asegurado y sin que en caso de negativa o de falencia de alguno, acrez-
ca la responsabilidad a cargo de los demás. Aseveraciones que encuentran suficiente
sustento jurídico en el postulado de la relatividad de los contratos.
Como es bien sabido, bajo el coaseguro, una de las aseguradoras actúa como
líder y a ella corresponde la responsabilidad de administrar el negocio y de servir
como puente o facilitador, para utilizar un término muy descriptivo propio del léxico
de los técnicos en administración, en las relaciones del asegurado con los demás
aseguradores13.
11 Esta postura aduce Muñoz Paredes que es dominante en la doctrina alemana y española
y para comprobar ese aserto cita diversos autores de ambas nacionalidades (El coasegu-
ro, Editorial Civitas S.A., Madrid, 1996, pág. 59) y anota: “No obstante, existen algunas
diferencias de funcionamiento, ninguna de las cuales es determinante para su utilización.
En la práctica española estas operaciones son cada vez menos frecuentes y no
son “bien vistas” por la Dirección General de Seguros, puesto que se trata de una
operación opaca: los coaseguradores internos no figuran en la póliza suscrita con el
tomador ni el acuerdo –por lo común– se documenta. Todo ello ha provocado que cada
vez sean menos los coaseguros internos que se cierran, remplazado por el coaseguro
abierto, y que algunas de las principales compañías hayan prohibido su empleo” (El
coaseguro”, Editorial Civitas S.A., Madrid, 1996, pág. 60).
12 “Comentarios a la ley de contrato de seguro”, varios autores, Editorial Tirant Lo Blanch,
Valencia, 2002, págs. 413 y 414.
13 La líder debe ser especialmente diligente en que la firma de la póliza y de los anexos a
ella sean firmados por todas las compañías que participen en el riesgo de acuerdo con lo
que aparezca en el respectivo cuadro de distribución del coaseguro, lo cual responde al
hecho que cada compañía, bajo la cláusula de coaseguro de uso frecuente en el mercado
colombiano, asume las obligaciones derivadas del contrato de seguro directamente ante
el asegurado. No puede dejarse de lado lo anterior, como quiera que: “…la abridora
que formaliza el contrato por todas sin estar facultada para ello no vincula a las demás
127
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
128
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
15 Teoría general del seguro - El contrato, Editorial Temis, Bogotá, 1991, pág. 171. En el
acta No. 21 del subcomité de seguros de la Comisión revisora del Código de Comercio
de 1970 se da cuenta de las intervenciones de dos de los integrantes, a propósito del
análisis de la disposición relativa al coaseguro contenida en el proyecto, en los siguientes
términos: “Anotó también el doctor Quiñones que la palabra “coaseguro” comprendía
dos casos:
“1º. Cuando el asegurado por su cuenta concertaba varios seguros con diferentes com-
pañías, y
“2º. Cuando varias compañías se ponían de acuerdo para asumir conjuntamente el riesgo.
“El doctor Salazar expresó su opinión en el sentido de que únicamente debía denomi-
narse coaseguro cuando mediaba un acuerdo entre los aseguradores y el asegurado, o
sea los casos en que mediara aquiescencia previa” (“Actas del subcomité de seguros”,
publicación de Acoldese, Unión Gráfica Ltda., Bogotá, 1983, pág. 165).
16 Esta disposición encuentra su génesis en el artículo 912 del proyecto de 1958 que prác-
ticamente resultó reproducido en el artículo 1095 y donde la expresión “a pedimento
del asegurado” fue modificada por “a petición del asegurado” (Proyecto de Código de
Comercio, tomo I, Ministerio de Justicia, Bogotá, julio de 1958, pág. 203.
17 “Jurisprudencia de seguros - Corte Suprema de Justicia 1971-2000”, publicación de
Acoldese y Fasecolda, Bogotá, pág. 349.
129
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
18 Picard M. y Beson A. “Le contrat d’ assurance”, Tome premier, quatrième édition, Paris,
1975, págs. 351 y ss.
19 En el Reino Unido, en esta materia se predica la aplicación del principio de contribución y
en virtud del cual los aseguradores bajo las distintas pólizas deben asumir la indemnización
de manera proporcional y en función de las sumas aseguradas involucradas en ellas.
130
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
rado”. Asimismo, el artículo 1076 ibídem dispone que “el asegurado estará obligado
a declarar al asegurador, al dar la noticia del siniestro, los seguros coexistentes, con
indicación del asegurador y de la suma asegurada. La inobservancia maliciosa de esta
obligación acarreará la pérdida del derecho a la prestación asegurada”.
Si omite esa declaración con mala fe, la ley lo sanciona con la pérdida del
derecho a ser indemnizado. Sin embargo, esa drástica sanción no se aplica cuando
el conjunto de las sumas aseguradas por las diferentes pólizas no excede el valor real
del bien. Además, cuando el valor del conjunto de los seguros excede el del interés
asegurado, las compañías aseguradoras deben pagar la indemnización en pro-
porción a la cuantía de sus respectivos contratos, siempre que el asegurado haya
actuado de buena fe, lo cual se considera como la solución más equitativa y por ello,
se le ha denominado como “principio de contribución”20.
20 Este es el tratamiento que recibe en el Reino Unido. Véase Clarke, Malcolm. “The law
of insurance contracts”, LLP, London, 1997, págs. 785 y 786.
131
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
1. Ausencia de solidaridad
132
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
133
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
En épocas más recientes, los pronunciamientos de la misma sección han adoptado otra
línea que resulta más afortunada, como lo evidencia la sentencia de 24 de marzo de
2011, M.P. Mauricio Fajardo Gómez (exp. 1998- 00409) y en la cual al dirimir una con-
troversia sobre el pago de una indemnización bajo un seguro de responsabilidad civil,
atinadamente se dijo: “…se observa que la aludida póliza fue expedida en la modali-
dad de coaseguro, tanto por Seguros Atlas S.A., como por la Compañía de Seguros La
Fenix, y en esa misma póliza se incluyó una estipulación según la cual “en los siniestros
la Compañía de Seguros Atlas S.A., pagará únicamente la participación porcentual se-
ñalada anteriormente (19) y además, una vez recibida la participación correspondiente
de las otras compañías, la entregará al asegurado, sin que en ningún momento se haga
responsable por un porcentaje mayor al de su participación”.
“En virtud de lo anterior, la Sala ordenará pagar a la Compañía de Seguros Atlas S.A., y
a favor de la CHEC, la proporción correspondiente a las sumas que la última tenga la
obligación de cancelar por la condena aquí impuesta, pero únicamente hasta el límite
y porcentaje del valor asegurado, esto es la suma equivalente al 60% de la condena;
respecto del otro 40%, la Sala no efectuará pronunciamiento alguno en esta providen-
cia, toda vez que la Compañía de Seguros La Fénix, no fue llamada en garantía por la
CHEC y, por ende, no fue vinculada al proceso, lo cual impide pronunciarse y menos
aún imponer condena alguna en su contra”.
25 En el laudo arbitral de Termocartagena vs. Royal Sun Alliance del 21 de mayo de 2001 se
encuentran algunas consideraciones sobre las relaciones entre las aseguradoras en el coaseguro
y por el hecho que asumen obligaciones divisibles y conjuntas, alguna de las coaseguradoras
puede rehusarse a indemnizar, aunque las demás accedan a satisfacer su obligación indemni-
zatoria. De otro lado, la Corte Suprema de Justicia ha expresado sobre el coaseguro que:
“...constituye una modalidad de coexistencia de seguros, donde un número plural de
aseguradores conviene distribuirse entre sí, frente a un asegurado, en una cuota o valor
predeterminados, el mismo interés y riesgo asegurados. Este acuerdo debe formalizarse
con la anuencia del asegurado, pues por virtud de él se genera una relación asegurativa
autónoma con cada uno de los aseguradores, por la cual se obligan a responderle al ase-
gurado por la cuota o valor respectivo del daño indemnizable, constituyendo ella el
límite de lo reclamable frente a cada uno de los aseguradores....si bien es cierto que
el coaseguro implica una pluralidad de negocios asegurativos, tal como quedó explica-
do, esa multiplicidad contractual no repele, per se, la unidad documental, de manera tal
que los diversos contratos consten en una misma póliza, más cuando existe identidad de
asegurado, riesgo e interés asegurable, pues lo que al fin de cuentas importa es la
especificación de los elementos esenciales de cada una de las relaciones, así como
la formalización con arreglo a las solemnidades legales, como en este caso ocurrió,
incluyendo la firma de la póliza por sendas aseguradoras”. (Sentencia de octubre 9 de
1998, Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, M.P. José Fernando Ramírez
Gómez, expediente 4895). En sentencia del 17 de agosto de 2001, rad. 6492, M.P.
Jorge Santos Ballesteros, la Corte reitera que en virtud del coaseguro la aseguradora está
obligada hasta el límite de su responsabilidad individual (Jurisprudencia de Seguros, tomo
II, publicación de Fasecolda y Acoldese, Bogotá D.C., 2002, págs. 492 y ss.).
134
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
Esa relación que surge entre las aseguradoras participantes, es evidente que tiene
carácter vinculante respecto de la determinación o proporción en que asumen la pro-
tección del riesgo asegurado, lo cual establece la simetría en que serán asignadas las
primas que se generen en la vigencia de la póliza y las responsabilidades asumidas con
una proyección clara y directa en las indemnizaciones que se deriven de los eventuales
reclamos que llegaren a afectar la póliza en cuestión.
Cuando el coaseguro se proyecta o toma efecto respecto del asegurado, es esa com-
pañía líder quien asume la vocería de los demás aseguradores ante el asegurado con las
facultades que aparezcan conferidas en la respectiva cláusula de coaseguro y por
lo mismo, la líder estará vinculada con las demás coaseguradoras por un contrato de
mandato, que será con representación o sin ella, dependiendo de los términos en
que dicha compañía abridora o líder le sea conferido y asuma su encargo.
26 José María Muñoz Paredes anota que: “…lo cierto es que desde fines del siglo XIX las pólizas
de coaseguro, cualquiera que fuese el riesgo cubierto, incorporan, generalmente y con
un contenido más o menos amplio, la llamada cláusula de delegación (Führungsklausel,
clausola di delega o clausola guida, clause d’ apérition), en virtud de la cual las coase-
guradoras confían a una de ellas, llamada delegada o abridora, facultades más o menos
amplias para la gestión del contrato, pudiendo comprender desde la simple actuación
como interlocutor con el asegurado hasta la tramitación y liquidación de siniestros o la
resolución del contrato e incluso, en ocasiones, la facultad de actuar en juicio pasiva o
activamente en nombre y representación de todo el cuadro de coaseguro”. (El coaseguro,
Editorial Civitas S.A., Madrid, 1996, pág. 272).
135
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
Ante el carácter tan amplio de las mismas, esas expresiones ameritan ser preci-
sadas para clarificar que comprende la gestión y administración del coaseguro y para
dilucidar para que actos en particular, la compañía líder o abridora pudiera llegar a requerir
facultades expresas.
Pues bien, en frente del coaseguro, esos criterios para alinderar lo que constitu-
ye gestión y administración del contrato de seguro, permite aseverar que la gestión
encomendada a la compañía abridora conlleva que dicha líder “… corre a cargo de la
coordinación de las relaciones entre los coaseguradores (integrados en un consorcio o
pool) con el asegurado. Como tal expide el documento justificativo del seguro, lo entrega
al asegurado o a sus intermediarios, recauda la prima, provee a las modificaciones
sucesivas del contrato, recibe los avisos de siniestro, da curso a las reclamaciones, en-
comienda la liquidación o ajuste de los daños indemnizables y, en fin, dependiendo
de la amplitud de sus poderes, con o sin la anuencia previa de los demás coasegu-
radores, paga las indemnizaciones a que haya lugar conforme a las estipulaciones
contractuales. Todo ello no obstante la pluralidad de relaciones jurídicas que el coase-
guro genera entre el asegurado y cada uno de los aseguradores. Y la ausencia de
solidaridad entre estos”28.
Toda esa serie de actos conllevan trámites o gestiones en los cuales no se cumplen
actos de disposición de derechos de los cuales sean titulares las demás aseguradoras,
se limitan a gestiones que persiguen mantener la buena marcha del negocio y así
27 Fernández Del Moral Domínguez, José “El seguro de responsabilidad civil de administra-
dores y altos directivos de la sociedad anónima (póliza D& O)”, Colección Derecho de
seguros y responsabilidad civil, Editorial Comares, Granada, 1998, pág. 9.
28 Teoría general del seguro - El contrato, Editorial Temis, Bogotá, 1991, pág. 171.
136
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
137
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
que el mandatario actúe en representación del mandante, esto es, haciendo explícita
ante los terceros con quienes contrata la condición en que actúa, que no es otra que
la de procurador del dominus, cuyo patrimonio, subsecuentemente, compromete di-
rectamente frente a dichos contratantes, o también puede acontecer que, por razones
de disímil temperamento, les oculte esa situación, cual lo prevén los artículos 2177
y 1162 de los Códigos Civil y Comercial respectivamente, y contrate con ellos como
si el negocio fuese propio, hipótesis en la cual es incontestable que frente a dichos
terceros, no implica derechamente al mandante, motivo por el cual a aquellos les está
vedado accionar directamente contra este, y viceversa.
“En la primera hipótesis, esto es, cuando el mandatario actúa en nombre del man-
dante y por cuenta de este, lo tienen definido la doctrina y la jurisprudencia patrias, el
mandato es representativo, y se caracteriza, además de las particularidades ya anotadas,
porque el mandatario obra en virtud de un poder que hace conocer a quienes con
él contratan, dándoles a entender de manera indubitable que las operaciones que
realiza se radicarán directamente en el patrimonio de otro, en cuyo nombre obra, y
con quien deberán entenderse a efectos de ejercer los derechos y acciones derivados
del contrato realizado”.
30 Hace algunos lustros el maestro Luis Benitez De Lugo puntualizaba lo siguiente: “Concer-
tado entre asegurado y aseguradores la aceptación de un seguro en forma de coaseguro,
señalándose la participación de cada uno de estos en el riesgo asumido, las entidades
aseguradoras suscriben, con el asegurado, una sola póliza, en la cual se hace constar, bajo
la firma de cada compañía interesada en el riesgo, la parte o porción de este que asume
por su cuenta. Las entidades aseguradoras, designan, entre ellas el abridor de póliza, esto
es, la Compañía que en nombre de todos los coaseguradores ha de llevar la gestión del
seguro con el asegurado, para todas las incidencias que surjan y se produzcan por razón
del contrato de seguro, tales como aumento o disminución del riesgo garantizado, etc.,
y, en caso de siniestro, en representación de las entidades aseguradoras, entender en
todo cuanto se refiere al arreglo del mismo, determinando la cantidad a indemnizar al
asegurado, por razón del seguro, notificando a cada una de las Compañías interesadas
la parte que le corresponde satisfacer, según la proporcionalidad de la distribución del
riesgo practicada en el momento del contrato y que consta en la póliza, la cual entregarán
las respectivas Compañías directamente y sin demora al asegurado, como si se tratase
del cumplimiento de una ejecutoria.” (Tratado de seguros, volumen III, Instituto Editorial
Reus, Madrid, 1955, págs. 441 y 442).
138
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
Suelen extenderse las cláusulas de coaseguro en esos términos que delimitan las
responsabilidades de la compañía líder y no otorgan representación alguna; prác-
tica que tiene como fundamento que, el propósito de precaverse las distintas
aseguradoras que la líder pudiera adoptar determinaciones y de esa forma, se
produzca un desconocimiento de los esquemas de distribución de las respon-
sabilidades asumidas por parte de cada una de ellas y particularmente, en caso de
haberse valido de respaldos por vía de reaseguros facultativos, que resultan tan exigentes
en materia de trámite de las reclamaciones. Por manera que de esa forma, lo que
salvaguardan las demás coaseguradoras es no verse vedadas de obtener previamente la
aquiescencia de sus reaseguradores, como se lo demanda y se lo exige la naturaleza y
las restricciones propias de este tipo de contratos de reaseguro.
31 Cuando a la compañía líder le son conferidas distintas facultades para diversos actos, es
evidente que se trataría de un mandato con representación; contrato de mandato
que revestiría de algunas peculiaridades. Es así como se señala como contornos propios
139
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
De acuerdo con el artículo 1262 del Código de Comercio “El mandato comercial
es un contrato por el cual una parte se obliga a celebrar o ejecutar uno o más actos de
comercio por cuenta de otra” y dicho mandato puede conllevar o no la representación
del mandante, lo cual reviste el carácter de accesorio.
Pero, si ese encargo conlleva la representación del mandante por parte del
140
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
mandatario, obra no solo por cuenta sino en nombre y representación del man-
dante y por lo tanto, en las voces del artículo 833 del estatuto mercantil: “Los
negocios jurídicos propuestos o concluidos por el representante en nombre del
representado, dentro del límite de sus poderes, producirán directamente efectos
en relación con éste”.
La extensión del mandato comprenderá los actos para los cuales haya sido confe-
rido, como también aquellos actos que sean necesarios para su cumplimiento y reitera
la misma ley, que no comprende los actos que exceden del giro ordinario del negocio
o negocios encomendados, a menos que se otorgue autorización expresa y especial
(art. 1263) y en aquellos casos no previstos por el mandante, el mandatario debe sus-
pender la ejecución de su encargo mientras surte la respectiva consulta al mandatario,
a menos que la urgencia o estado del negocio no le permitan incurrir en demora alguna,
caso en el cual habrá de actuar de acuerdo con su prudencia y en concordancia con las
“… costumbres de los comerciantes diligentes”. (Art. 1267).
En frente del coaseguro se trata de una relación única como quiera que se trata de
un solo contrato de seguro, en el cual participan distintas aseguradoras como resultado
de la designación efectuada por el asegurado o como producto de su aquiescencia a
la selección realizada por su intermediario de seguros, por lo que para cualquier pro-
nunciamiento judicial respecto de esa relación sustancial deben concurrir al proceso
todas ellas, porque son quienes serían afectadas por las resultas de tal proceso judicial,
por lo que deben ser vinculadas para la plena eficacia de las declaraciones que en el
mismo se adopten y de esa forma satisfacer uno de los presupuestos indispensables
para que la sentencia tenga carácter vinculante respecto de todos ellos.
Se ha dicho que: “el centro de gravedad del litisconsorcio necesario hay que
encontrarlo fuera del derecho procesal, en el derecho material, que, al regular si-
tuaciones jurídicas que exigen para la producción de sus efectos la concurrencia de
un determinado número de personas, todas ellas interesadas en una única relación,
origina la necesidad de que estas personas acudan al proceso para que el derecho
material pueda declararse en la sentencia eficazmente. Si falta cualquiera de estas
personas en el proceso, no es que se extiendan a su respecto los efectos de la cosa
juzgada de la sentencia, sino más simplemente que la sentencia carece de eficacia en
cuanto a la relación jurídica en ella declarada no podrá actuarse por falta de uno de
sus sujetos integrantes”33.
33 Nueva Enciclopedia Jurídica, tomo XV, Editorial Francisco Seix S.A., Barcelona, 1981,
pág. 687.
142
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
Es bien sabido que la interrupción puede ser natural o civil; es natural cuando el
deudor de manera expresa o táctica reconoce la obligación a su cargo frente al
acreedor (art. 2539, inc. 1º, C. C.); es civil, en virtud de la presentación de la de-
manda judicial (art. 2539, inc. 2º, ibídem), pero siempre que el auto admisorio de
la demanda se notifique al demandado dentro del año siguiente, contado a partir
del día siguiente de la notificación al demandante de dicha providencia. En su de-
fecto, dicha interrupción se surte a partir de la notificación del auto admisorio de la
demanda (Art. 94, inc 1° del Código General del Proceso).
143
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
En la contratación con entidades públicas, se presenta una situación distinta, por cuanto
en el caso de las licitaciones públicas, es frecuente que se exija que en el caso que la
propuesta para el cubrimiento de los riesgos sea formulada por dos o más compañías
aseguradoras, deban constituirse en consorcio o en unión temporal.
144
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
Y tras reiterar que los contratistas responden civil y penalmente por su compor-
tamiento en la actuación contractual, el estatuto de contratación estatal dispone:
“Los consorcios y uniones temporales responderán por las acciones y omisiones de sus
integrantes, en los términos del artículo 7º de esta Ley” (art. 52, L. 80/93). Al respecto,
la Corte Constitucional en el año 2001 expresó que como “quienes actúan en nombre
de los consorcios y uniones temporales son personas naturales que de conformidad con
la ley civil tienen capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, es preciso
señalar, que tales personas son las llamadas a responder en el evento en que se presen-
ten acciones u omisiones de las cuales se pueda derivar algún tipo de responsabilidad”
(Sent. C-949 de sep. 5/01, M.P. Clara I. Vargas).
145
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
Jorge Eduardo Narváez Bonnet
BIBLIOGRAFÍA
“Actas del subcomité de seguros”, publicación de Acoldese, Unión Gráfica Ltda., Bogotá, 1983.
Arrubla Paucar, Jaime Alberto (2008), Contratos comerciales, tomo II, Biblioteca Jurídica Diké,
12ª edición.
Benítez De Lugo, Luis (1955), Tratado de seguros, volumen III, Instituto Editorial Reus, Madrid.
Bianca, Massimo (2007), Derecho Civil - 3 El contrato, traducción de Fernando Hinestrosa y Edgar
Cortés, publicación de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá.
Broseta Pont, Manuel (1961), El contrato de reaseguro, Biblioteca Jurídica Aguilar, Madrid.
Butler, John y Merkin, Robert (1997), Reinsurance Law, volúmenes I y II, Kluwer publishing, Surrey.
Capotosti, Renzo A. (1970), “La Riassicurazione”, Casa Editrice. Dott. Antonio Milani,
Padova.
Carter, L. R. (1980), El reaseguro, traducción de Cosmopolitan Translation Service Ltda.
Editorial Mapfre S.A., Madrid.
146
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012
El coaseguro
Clarke, Malcolm A. (1997), The law of insurance contracts, third edition, LLP, London.
Donati, Antígono (1960), Los seguros privados, Librería Bosch, Barcelona.
Fernández Del Moral Domínguez, José (1998), “El seguro de responsabilidad civil de administradores
y altos directivos de la sociedad anónima (póliza D& O)”, Colección Derecho de seguros
y responsabilidad civil, Editorial Comares, Granada.
Fernández Dirube, Ariel (1993), Manual de reaseguros, Biblioteca General Re, volumen 2, 2ª
edición, Buenos Aires.
Ferrado Villalba, María Lourdes et al. (2002), Comentarios a la ley de contrato de seguro, varios
autores, Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia.
Garrigues, Joaquín (1983), Contrato de seguro terrestre, Imprenta Aguirre, Madrid.
Gerathewohl, Klaus (1980), Reinsurance Principles and Practice, volumes I and II, Konkordia
Gmbn, Translated by John Chistofer La Bonte, Buhl, Baden.
Golding, C. E. (1987), The Law and Practice of Reinsurance, Witherby & Co. Ltd.,
London 5th edition.
Halperin, Isaac (1964), Contrato de seguro, 2ª edición, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 468
y 469.
Hill Prados, María Concepción (1995), El reaseguro, J.M. Bosch Editor S.A.
Jurisprudencia de Seguros, tomo II, publicación de Fasecolda y Acoldese, Bogotá D.C., 2002.
Muñoz Paredes, José María (1996), El coaseguro, Editorial Civitas S.A., Madrid.
Narváez Bonnet, Jorge Eduardo (1991), “Aspectos generales del contrato de reaseguro”, Revista de
Derecho Económico, Ediciones Librería del Profesional, año VII, N° 13, Bogotá, 141-163.
Narváez Bonnet, Jorge Eduardo (marzo 1998), “El principio de la buena fe y su proyección en
el contrato de reaseguro”, Revista Ibero-Latinoamericana de Seguros, N° 11, Bogotá,
Pontificia Universidad Javeriana, 37-67.
Narváez Bonnet, Jorge Eduardo (sept. 2001), El reaseguro, aspectos primordiales en el ámbito
jurídico, Memorias del cuadragésimo aniversario de ACOLDESE y del trigésimo aniversario
del Código de Comercio, Editora Guadalupe Ltda., Bogotá D.C., 185-230.
Nueva Enciclopedia Jurídica, tomo XV, Editorial Francisco Seix S.A., Barcelona, 1981.
Ossa Gómez, Efrén (1988), Teoría general del seguro - La Institución, Editorial Temis, Bogotá.
Phifer, Ross (1996), Reinsurance Fundamentals, John Wiley & sons Inc, New York.
Picard M y Beson A. (1975), “Le contrat d’ assurance”, Tome premier, quatrième édition, Paris.
Romero Matute, Blanca, El reaseguro, volúmenes I y II, Pontificia Universidad Javeriana.
Strain, Robert (1980), “Reinsurance”, The College of Insurance New York. “Reinsurance
Written by Twenty-three Authorities”, Edited by Robert W. Strain, The College
of Insurance, New York.
147
RIS, Bogotá (Colombia), 37(21): 117-147, julio-diciembre de 2012