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JURISPRUDENCIA SOBRE JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA

 
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL
TÍTULO PRELIMINAR.
DISPOSICIONES FUNDAMENTALES
Artículo 1
SC 5-10-00
SCC 16-3-00
SC 18-2-00
Artículo 2 (derogado)
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
SPA 10-10-01
SPA 30-5-00
SPA 4-7-00
SCS 21-3-02
SPA 16-5-02
SPA 15-7-99
Artículo 3
SCS 9-3-00
SCC 13-4-00
SCS 26-1-00
SCC 9-06-94
SC 20-1-00
SPA 20-7-00
Artículo 4 (derogado)
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
SPA 6-6-00
SPA 29-1-02
SPA 18-12-01
Artículo 5
SCC 22-3-02
SCS 18-12-00
SCC 26-1-01
SCC 10-8-00
SCC 23-2-01
SCS 21-3-02
Artículo 6 (derogado)
Ley de Derecho Internacional Privado
SPA 7-2-02
SPA 10-10-01
SPA 8-5-01
Artículo 8 (derogado)
Ley de Derecho Internacional Privado
Artículo 1º
SPA 6-6-00
LIBRO PRIMERO.
DISPOSICIONES GENERALES
TÍTULO I.
DE LOS ÓRGANOS JUDICIALES
CAPÍTULO I.
Del Juez
Artículo 28
SCS 17-5-01
SCS 21-3-02
SCS 30-11-00
SCS 30-11-00
SCS 31-5-01
SCS 12-6-01
SCS 26-6-01
SCS 14-6-00
SCS 26-7-01
SC 25-3-02
SC 31-8-01
SCC 7-3-02
SCC 22-3-02
SCC 10-8-00
SCS 13-3-02
Artículo 29
SCS 16-11-00
Artículo 30
SCC 25-5-00
SCC 15-11-00
Artículo 31
SCS 25-10-00
SCC 5-4-01
Artículo 32
Artículo 33
SCS 18-12-00
SC 16-7-01
Artículo 34
Artículo 35
Artículo 36
SCC 8-12-00
22-06-94
SCC 11-5-00
SCC 13-4-00
SCC 19-7-00
Artículo 37
Artículo 38
SCC 31-3-00
5-8-97:
23-02-94:
06-04-94.
22-06-94:
27-07-94:
Artículo 39
SCS 29-6-00
SCS 31-5-01
SCC 11-10-01
SCC 31-3-00
SECCIÓN II.
De la competencia por el territorio
Artículo 40
SCS 26-6-01
Artículo 41
SC 2-5-01
Artículo 42
SCS 18-12-00
Artículo 43
Artículo 44
Artículo 45
Artículo 46
Artículo 47
SCS 18-12-00
SCS 2-11-00
SCS 7-3-02
SCC 20-7-01
SECCIÓN III.
De las modificaciones de la Competencia por razón de conexión y
continencia
Artículo 48
SC 30-11-01
Artículo 49
SCS 9-11-00
SC 2-5-01
Artículo 50
SCC 6-10-00
SCC 31-7-01
Artículo 51
SC 4-10-00
SPA 20-7-00
Artículo 52
SC 29-1-02
SC 6-5-02
SC 20-7-00
SC 14-11-00
SECCIÓN IV.
De la competencia procesal internacional
Artículo 53 (derogado)
Artículo 54 (derogado)
Artículo 55 (derogado)
Artículo 56 (derogado)
Artículo 57 (derogado)
Artículo 58 (derogado)
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Artículo 39
SPA 10-10-01
SPA  13-6-00
SPA  13-6-00
SPA 6-6-00
Artículo 40
SPA 8-5-01
SPA 30-5-00
SPA  13-6-00
Artículo 41
SPA 30-3-00
Artículo 42
SPA 25-5-00
SPA 22-5-01
SPA 18-7-01
Artículo 43
Artículo 44
SPA 30-5-00
SPA 6-6-00
Artículo 45
SPA 25-5-00
SPA 6-6-00
Artículo 46
Artículo 47
SPA 18-12-01
Artículo 48
Artículo 49
SCS 9-11-00
Artículo 50
SCC 31-7-01
Artículo 51
SC 4-10-00
SC 20-7-00
Artículo 52
SC 29-1-02
SC 6-5-02
SC 20-7-00
SC 14-11-00
SECCIÓN V.
De la falta de jurisdicción, de la incompetencia y de la litispendencia
Artículo 59
SPA 10-10-01:
SPA 13-2-01
SC 6-4-01
SPA 11-5-00
SPA 15-5-01
SPA 13-2-01
SC 6-4-01
SPA 8-12-93:
SPA 3-08-94:
Artículo 60
SC 24-5-00
SC 29-1-02
SC 24-5-00
SC 29-1-02
Artículo 61
SC 19-7-00
SPA 10-10-01
SC 25-4-02
SCC 19-7-00.
SCC 11-10-01.
SPA 10-10-01
SC 25-4-02
SECCIÓN VI.
De la regulación de la jurisdicción y de la competencia
Artículo 62
SPA 17-10-00
SPA 13-2-02
SC 23-5-01
Artículo 63
Artículo 64
Artículo 65
Artículo 66
SPA 8-5-01
SPA 7-2-02
Artículo 67
SPA 8-5-01
SPA 7-2-02
SPA 18-7-00
SCS 25-4-02
SC 9-11-01
SPA 18-7-00
SCS 25-4-02
SC 9-11-01
Artículo 68
SC 24-1-02
SCS 24-5-00
SC 24-1-02
SCS 24-5-00
Artículo 69
SPA 11-6-02
SPA 11-6-02
Artículo 70
SCS 22-2-01
SCS 24-10-01
SCC 11-10-01
SCC 7-12-00
SCS 22-2-01
Artículo 71
SCS 24-10-01
SCC 11-10-01
SCC 7-12-00
SCC 20-7-01.
SCS 24-1-01
SCC 11-10-01
SCC 7-12-00
Artículo 72
Artículo 73
Artículo 74
Artículo 75
Artículo 76
SECCIÓN VII.
De la Acumulación
Artículo 77
SCC 11-5-00
SC 9-10-01
SCC 11-5-00
SC 9-10-01
Artículo 78
SC 9-8-00
SC25-5-00
SC 9-8-00
SC 25-5-00
Artículo 79
Artículo 80
SC 10-10-00
SC10-8-01
SC 10-10-00
SC10-8-01
Artículo 81
SCC 22-5-01
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL
(Gaceta Oficial Nº 4.209 Extraordinario 18 de septiembre de 1990)
09/18/90
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL
TÍTULO PRELIMINAR.
DISPOSICIONES FUNDAMENTALES
Artículo 1
La jurisdicción civil, salvo disposiciones especiales de la ley, se ejerce
por los jueces ordinarios de conformidad con las disposiciones de este
Código. Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia tanto a
los venezolanos como a los extranjeros, en la medida en que las leyes
determinen su competencia para conocer del respectivo asunto.
SC 5-10-00
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº  2084,
dec. Nº 1.139:
Ahora bien, los jueces de paz pertenecen al sistema judicial, son
órganos jurisdiccionales, como lo son los árbitros y otras figuras que
pueda crear la justicia alternativa, y son jueces de equidad, según el
artículo 3 de la Ley Orgánica de la Justicia de Paz, siendo
excepcionalmente jueces de derecho, conforme al mismo artículo que
reza:
“Los Jueces de Paz procurarán la solución de conflictos y
controversias por medio de la conciliación. Cuando ello no fuere
posible, dichos conflictos y controversias se resolverán con arreglo a
la equidad, salvo que la Ley imponga una solución de derecho. Los
Jueces de Paz también resolverán conforme a la equidad cuando así
lo soliciten expresamente las partes”.
No puede considerarse que esta forma (la alternativa) de ejercicio de
la jurisdicción, esté supeditada a la jurisdicción ejercida por el poder
judicial, por lo que a pesar de su naturaleza jurisdiccional, estos
Tribunales actúan fuera del poder judicial, sin que ello signifique que
este último poder no pueda conocer de las apelaciones de sus fallos,
cuando ello sea posible, o de los amparos contra sus sentencias.
La justicia alternativa (arbitramentos, justicia por conciliadores, etc.),
es ejercida por personas cuya finalidad es dirimir conflictos, de una
manera imparcial, autónoma e independiente, mediante un proceso
contradictorio; produce sentencias (artículos 45 y 46 de la Ley
Orgánica de la Justicia de Paz) que se convierten en cosa juzgada,
ejecutables (lo que es atributo jurisdiccional, y que aparece recogido
en el numeral 1 del artículo 9, y en los artículos 49 y 50 de la Ley
Orgánica de la Justicia de Paz, así como en las normas sobre
ejecución del laudo arbitral de la Ley de Arbitraje Comercial, y en el
artículo 523 del Código de Procedimiento Civil), y por tanto es parte de
la actividad jurisdiccional, pero no por ello pertenece al poder judicial,
que representa otra cara de la jurisdicción, la cual atiende a una
organización piramidal en cuya cúspide se encuentra el Tribunal
Supremo de Justicia, y donde impera un régimen disciplinario y
organizativo del cual carece, por ahora, la justicia alternativa.
El que los jueces de paz concilien, y exista una etapa del proceso de
justicia de paz a ese fin, en nada atenta contra la función
jurisdiccional, ya que los jueces civiles –por ejemplo–, también pueden
conciliar (artículo 257 del Código de Procedimiento Civil), y si la
conciliación falla, continuará el proceso jurisdiccional. Los jueces de
paz, al igual que cualquier juez, dirimen conflictos o controversias
entre partes, siendo ese su objetivo, e incluso pudieran producir actos
con efectos constitutivos. Su finalidad, como la de cualquier juez, es
mantener la paz social, la cual es un valor de la República y de la
comunidad, lo que le permite a la actividad jurisdiccional, en los casos
señalados por la ley, controlar al Estado.
SCC 16-3-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. 98-666, dec.
Nº  52:
Ahora bien, disponen los artículos 1, 12 y 15 del Código de
Procedimiento Civil, en cuanto a la competencia, los límites de las
decisiones y los derechos de las partes en el proceso que:
Artículo 1.-"...Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia
tanto a los venezolanos como a los extranjeros, en la medida en que
las leyes determinen su competencia para conocer del respectivo
asunto".
Artículo 12.- "...En sus decisiones el Juez debe atenerse a las normas
del derecho, a menos que la Ley lo faculte para decidir con arreglo a la
equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder
sacar elementos de convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o
argumentos de hecho no alegados ni probados. El Juez puede fundar
su decisión en los conocimientos de hecho que se encuentren
comprendidos en la experiencia común o máximas de experiencia. En
la interpretación de contratos o actos que presenten oscuridad,
ambigüedad o deficiencia, los Jueces se atendrán al propósito y a la
intención de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las
exigencias de la ley, de la verdad y de la buena fe".
Artículo 15.- "...y en los privativos de cada una, las mantendrán
respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición que
tengan en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos
extralimitaciones de ningún género".
De las normas citadas, se desprende el deber del juez de administrar
justicia en la medida que las leyes determinen su competencia para
conocer; que debe atenerse a las normas de derecho y mantener a las
partes en los derechos privativos de cada una.
Si bien es cierto que el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil,
les faculta para tomar su decisión en los conocimientos de hecho que
se encuentren en la experiencia, no es menos cierto que esa facultad
no les autoriza para quitar aplicación y vigencia a un dispositivo legal,
salvo cuando colidieren con la constitución, desde luego que las leyes
sólo pueden ser derogadas por otras leyes.
Por lo demás, el artículo 590 del Código de Procedimiento Civil
presenta cuatro tipos de garantías, entre las cuales el juez puede
elegir alguna, sin limitarla con relación al monto, que permita cubrir al
menos, dentro de lo normal, el deterioro causado por la inflación. Por
último, la Sala observa que ese procedimiento inflacionario no puede
ser imputado al acreedor hipotecario en este juicio, por lo que negarle
el derecho que le confiere el artículo 662 del Código de Procedimiento
Civil, sería tanto como sancionarlo por un hecho extraño no imputable.
Por tanto, el juez de instancia se encuentra en la obligación de
decretar la ejecución anticipada sobre el bien inmueble objeto del
juicio, y de exigir la garantía que le parezca adecuada a la pretensión,
de forma y manera que no se vea involucrada su responsabilidad, por
ejemplo, exigir la garantía hipotecaria prevista en el artículo 1.894 del
Código Civil. En consecuencia, considera esta Sala de Casación Civil
que procede la denuncia de infracción analizada. Así se decide.
SC 18-2-00
Ponencia del Magistrado José M. Delgado Ocando. Exp. 00-0029.
Sent. 35:
Ya con una mayor precisión, el artículo 1° del Código de
Procedimiento Civil sostiene el deber de los jueces de administrar
justicia “en la medida en que las leyes determinen su competencia
para conocer del respectivo asunto”.
Por otra parte, la propia Constitución de la República eleva a rango
constitucional una serie de derechos inherentes a la administración de
justicia, a los cuales hemos hecho referencia anteriormente. Se trata
de los derechos de defensa, de debido proceso y de tutela judicial
efectiva, todos recogidos en el artículo 49 de la nueva Carta Magna.
Como se evidencia de autos, los apoderados judiciales del ciudadano
JUAN GERMÁN MEDINA MARRERO, luego de dictada la providencia
definitiva en el juicio sobre resolución de contrato de arrendamiento de
un lote de terreno, solicitaron se cumpliera el procedimiento de
regulación de competencia, por considerar que el juez de la ejecución
era un Juzgado con competencia agraria. Solicitud ésta a todas luces
inadmisible, por extemporánea y  por cuanto los actos de ejecución le
correspondía cumplirlos, por disposición expresa del artículo 523 del
Código de Procedimiento Civil, al tribunal que conoció de la causa en
Primera Instancia. Sin embargo, el Tribunal Superior Séptimo de
Primera Instancia Agraria admitió y consideró procedente la solicitud,
atribuyendo la competencia para llevar el proceso de ejecución al
Juzgado de Primera Instancia Agraria, el cual estuvo ajeno al proceso
en primera instancia, y al recibir los autos se declaró incompetente y
remitió los mismos al Juzgado Tercero de Parroquia del Distrito
Federal.
En el caso bajo examen, se imputa al Juzgado de Primera Instancia
Agraria de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, la inconstitucionalidad de la decisión que dictó en fecha 18
de junio de 1999, mediante la cual se declaró incompetente de seguir
el procedimiento de ejecución de la sentencia emanada del Juzgado
Tercero de Parroquia del Distrito Federal.
Al respecto, observa la Sala, no obstante los errores acaecidos en la
solución de la incidencia de regulación de competencia, que la
providencia emanada del Juzgado de Primera Instancia Agraria, en la
que desacata la decisión del Superior Séptimo en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito mediante la cual resolvió la solicitud de regulación de
competencia, viola el principio de la legalidad de la actuación de los
órganos del poder público, debido a que no existe norma alguna que
permita esta especie de “delegación”, tal como fue práctica en el
derecho romano, que hiciera de su propia competencia en el Juzgado
Tercero de Parroquia del Distrito Federal, en contravención a lo que al
respecto dispone el artículo 137 de la Constitución.
Por otra parte, insiste la Sala, que al dictar el Juzgado Superior
Séptimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito decisión respecto a la
solicitud de regulación de competencia, tal decisión declara la ley para
ese caso concreto. Contra dicha decisión no cabía recurso alguno, por
lo que dicho acto ostentaba la cualidad de pasar con autoridad de
cosa juzgada formal. El atributo de la cosa juzgada formal lo
contempla en forma negativa el artículo 272 del Código de
Procedimiento Civil, al ordenar que ningún Juez decida una
controversia ya decidida por una sentencia, a menos que haya recurso
contra ello o que la ley expresamente lo permita.
Artículo 2 (derogado)
La jurisdicción venezolana no puede derogarse convencionalmente en
favor de una jurisdicción extranjera ni de árbitros que resuelvan en el
exterior cuando se trate de controversias sobre bienes inmuebles
situados en el territorio de la República o sobre otras materias que
interesen al orden público o a las buenas costumbres. En todos los
demás casos, se aplicarán los Tratados y Convenciones
Internacionales suscritos por Venezuela.
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Artículo 63.- Se derogan todas las disposiciones que regulen la
materia objeto de esta Ley.
Artículo 47.- La jurisdicción que corresponde a los tribunales
venezolanos, según las disposiciones anteriores, no podrá ser
derogada convencionalmente en favor de tribunales extranjeros, o
árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos casos en que el
asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales sobre
bienes inmuebles situados en el territorio de la República, o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción o que afecten los
principios esenciales del orden público venezolano.
SPA 10-10-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  01-0133,
dec. Nº 2159:
Despejado lo relativo a la jurisdicción para conocer de la acción
interpuesta contra RUST ENVIRONMENT & INFRASTRUCTURE
INC., GRUPO RUST INTERNATIONAL DE VENEZUELA C.A.,
EARTH TECH INC., EARTH TECH DE VENEZUELA, C.A., AGUAS
INDUSTRIALES DE JOSE, C.A., pasa la Sala a pronunciarse acerca
del alegato esgrimido por EARTH TECH INC. en su escrito presentado
en fecha 14 de agosto de 2000 ante el a quo, conforme al cual el
ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO habría aceptado someter a
arbitraje las controversias que se suscitaren con motivo de la relación
laboral existente entre éste y aquella. Corresponde entonces, a este
Alto Tribunal determinar si tal “aceptación” tiene fuerza suficiente para
derogar la jurisdicción de los tribunales venezolanos. En este sentido,
observa la Sala:
La Ley de Derecho Internacional Privado admite la posibilidad de la
derogación convencional de la jurisdicción venezolana en favor de
Tribunales extranjeros o de árbitros que resuelvan en el extranjero, tal
como está previsto en el artículo 47 del citado cuerpo normativo,
estableciéndose tres excepciones claramente descritas:
“Artículo 47. La jurisdicción que corresponde a los Tribunales
venezolanos, según las disposiciones anteriores, no podrá ser
derogada convencionalmente a favor de Tribunales extranjeros, o de
árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos casos en que el
asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales sobre
bienes inmuebles situados en el territorio de la República, o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción o que afecten los
principios esenciales del orden público venezolano.”
El asunto bajo examen, no está referido a controversias sobre bienes
inmuebles situados en el territorio de la República, tampoco se
circunscribe a materias que no admitan transacción, ni afecta el orden
público interno; ello podría llevar a la conclusión lógica de declarar la
validez de la derogación de la jurisdicción venezolana a favor de
tribunales arbitrales, siempre que se verifique, se reitera, que tal
derogatoria ha sido expresamente convenida por ambas partes.
En el caso de autos, el documento del cual afirma la representación de
EARTH TECH INC. puede deducirse la obligación que pesaba sobre
MIGUEL DELGADO BELLO de someterse a un tribunal arbitral es
un “manual que rige las relaciones entre la empresa con sus
empleados”, que establece lo siguiente: “en caso de que un problema
involucre a un empleado que perciba que él o ella ha quedado
cesante de forma involuntaria el asunto deberá ser resuelto por medio
de un arbitraje vinculante. Dicho arbitraje deberá llevarse a cabo de
conformidad con las disposiciones para la industria del comercio de la
Asociación de Arbitraje Norteamericano, resultando éste definitivo y
vinculante tanto para el empleado como para EARTH TECH INC. La
jurisdicción territorial del tribunal será el país donde se encuentren las
instalaciones en las cuales labore el empleado... Es un requerimiento
de la Compañía que usted firme un Convenio de Arbitraje... previo al
inicio de sus actividades laborales. El Convenio será firmado por
todos, reconociendo su conformidad con el mismo y acordando su
sujeción a los términos y criterios contenidos en éste”.
Ahora bien, revisadas como han sido las actas que componen el
presente expediente, se advierte que no consta en autos el referido
Convenio de Arbitraje ni ningún otro documento del cual se extraiga
que el ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO y EARTH TECH INC.,
expresamente y de común y previo acuerdo, hayan pactado la
derogatoria de la jurisdicción venezolana en los términos establecidos
en el referido artículo 47 de la Ley de Derecho Internacional Privado.
Por tal motivo, debe desestimarse el alegato expuesto por la
representación de EARTH TECH INC. Así se decide.
SPA 30-5-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  15341, dec. Nº
1252:
Nuestra Ley de Derecho Internacional Privado admite como regla la
posibilidad de la derogación convencional de la jurisdicción
venezolana en favor de Tribunales extranjeros o de árbitros que
resuelvan en el extranjero, tal como está previsto en el artículo 47 del
citado cuerpo normativo, estableciéndose tres excepciones claramente
descritas:
“Artículo 47. La jurisdicción que corresponde a los Tribunales
venezolanos, según las disposiciones anteriores, no podrá ser
derogada convencionalmente a favor de Tribunales extranjeros, o de
árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos casos en que el
asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales sobre
bienes inmuebles situados en el territorio de la República, o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción o que afecten los
principios esenciales del orden público venezolano.”
El asunto bajo examen, no está referido a controversias sobre bienes
inmuebles situados en el territorio de la República, tampoco se
circunscribe a materias que no admitan transacción, ni afecta el orden
público interno; ello podría llevar a la conclusión lógica de declarar la
validez de la derogación de la jurisdicción venezolana a favor de las
Cortes Holandesas. Pero, estima la Sala, que el legislador admite la
regla de la derogatoria de la jurisdicción por la vía convencional, esto
es, cuando las partes de común y previo acuerdo deciden, luego de un
proceso de discusión y fijación de los términos que regirán la relación
contractual, dicha derogación.
El Conocimiento de Embarque, si bien se trata de un tipo de
contratación, no menos cierto es que el mismo se define como un
contrato de adhesión en donde queda excluida cualquier posibilidad
de debate o dialéctica entre las partes. En el contrato de adhesión, tal
como lo ha marcado la doctrina y la jurisprudencia, las cláusulas son
previamente determinadas por uno solo de los contratantes, de modo
que el otro contratante se limita a aceptar cuanto ha sido determinado
por el primero.
Más aun, considerando que la consecuencia de una cláusula
contractual de elección y derogatoria de la jurisdicción, por un lado
establece la competencia de los tribunales de un Estado pero, por
otro, impide que los órganos jurisdiccionales de otro Estado soberano
sean activados para la resolución de controversias para las que
resulte también competente, la interpretación de la fórmula legal que lo
permite debe hacerse en el estricto sentido de sus palabras.
Esto es, si bien es permisible la derogatoria de la jurisdicción
venezolana por vía contractual, no puede aceptarse que los contratos
de adhesión en donde no participan ambas partes en la redacción de
las cláusulas, se disponga acerca de la jurisdicción.
Ello se ve reforzado con los ideales de acceso a la justicia plasmados
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a los que
se refiere, entre otros, el artículo 26 de ese Texto Fundamental.
Consentir que las cláusulas de exclusión de la jurisdicción venezolana
en los contratos de adhesión, como lo son los conocimientos de
embarque, impidan a sus nacionales, como en el presente caso,
satisfacer sus pretensiones y alcanzar la justicia por la imposición
contractual del emitente del contrato, desvirtúan tal postulado
constitucional y desarticulan todo el sistema judicial que pende de sus
principios.
Prueba de un sistema armonizado y coherente con las bases
constitucionales vigentes, concretamente, con el principio de acceso a
la justicia, lo constituye la norma contenida en el artículo 6 de la
Ley de Arbitraje Comercial, publicada en la Gaceta Oficial de
Venezuela Nº 36.430 del 07-04-98) la cual establece:
“Artículo 6. El acuerdo de arbitraje deberá constar por escrito en
cualquier documento o conjunto de documentos que dejen constancia
de la voluntad de las partes de someterse a arbitraje. La referencia
hecha en un contrato a un documento que contenga una cláusula
arbitral, constituirá un acuerdo de arbitraje siempre que dicho contrato
conste por escrito y la referencia implique que esa cláusula forma
parte del contrato.
En los contratos de adhesión y en los contratos normalizados, la
manifestación de voluntad de someter el contrato a arbitraje deberá
hacerse en forma expresa e independiente.”
Esta norma consagra la necesidad de hacer constar por escrito el
acuerdo de las partes de someterse a arbitraje, con la especial e
insoslayable indicación de que en los contratos de adhesión la
cláusula de arbitraje sea producto de la voluntad de los contratantes
“en forma expresa e independiente”.
Para esta Sala, aun cuando el legislador internacional privatista no
hace mención especial a la derogación convencional de la jurisdicción
en los contratos de adhesión, ésta sólo es permisible mediante un
acuerdo de voluntades que podrá expresarse en forma independiente
al conjunto de las normas pre-redactadas, pero que evidencie ser el
producto de la voluntad de todos los contratantes y no tan sólo de uno
de ellos.
En el presente caso, tratándose el Conocimiento de Embarque B/L Nº
GEOFF411 de un contrato de adhesión, la Cláusula 25 mediante la
cual se excluye la jurisdicción de cualesquiera otros tribunales que no
sean los de Rotterdam, Holanda, no tiene la fuerza suficiente para
derogar la jurisdicción que corresponde a Venezuela, tal como se
expuso en párrafos precedentes; por tal razón debe descartarse el
argumento de falta de jurisdicción expuesto por el a quo en la decisión
consultada. Así se declara.
SPA 4-7-00
Ponencia del Magistrado José Rafael Tinoco. Exp. 16293. Sent. 1560:
PRIMERO: La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
establece en el Artículo 23 lo siguiente:
“Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos
y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el
orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y
ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y la Ley de la
República, y son de aplicación inmediata y directa por los Tribunales y demás
órganos del Poder Público.”
SEGUNDO: La Ley de Derecho Internacional Privado de fecha 6 de
agosto de 1998, publicada en Gaceta Oficial N° 36.511, Capítulo IX,
De la Jurisdicción y de la Competencia , en su Artículo 42, se
establece:
“Los Tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios
originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las personas o las
relaciones familiares:
Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo a las
disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio;
En el mismo orden, establece el Artículo 43 eiusdem
“Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para dictar medidas
provisionales o de protección  de las personas que se encuentran en el
territorio de la República aunque carezcan de jurisdicción para conocer el
fondo del litigio”
Se establece igualmente  en el Artículo 47 de la precitada Ley:
“ La jurisdicción que corresponde  a los Tribunales venezolanos, según las
disposiciones anteriores, no podrá ser derogada convencionalmente a favor de
Tribunales extranjeros, o árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos
casos  en que el asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales
sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la República o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción  o que afecten los
principios del orden público venezolanos.”
TERCERO: De la misma manera el Artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil, ordena:
“La Jurisdicción venezolana no puede derogarse convencionalmente a favor de
una jurisdicción extranjera ni de árbitros que resuelvan en el exterior cuando se
trate de controversias sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la
República o sobre otras materias que interesen al orden público o a las buenas
costumbres. En todos los demás casos se aplicarán los Tratados y
Convenciones Internacionales suscritos por Venezuela”
CUARTO: La Ley Orgánica de Protección al Niño y del Adolescente,
en el Artículo 12 ordena: “Los derechos y garantías de los Niños y
adolescentes reconocidos y consagrados en esta Ley son inherentes a
la persona humana  en consecuencia son: a) de orden público...”
Del articulado anteriormente transcrito, la Sala observa:
Que la Ley Aprobatoria de la Convención Interamericana Sobre
Restitución Internacional de Menores, tiene rango Constitucional, es
de aplicación inmediata, y otorga competencia a los Tribunales de
Menores para conocer de las solicitudes o demandas, para la
devolución  de los Menores, que de acuerdo al procedimiento se
ordenará el emplazamiento de quien deba devolver el menor, para
hacer su oposición, por lo que dicho juez conoce y decide; pudiendo
ordenar la restitución del menor, –sin que ello implique prejuzgar sobre
el fondo–  o rechazarla.
Por otra parte, la Ley de Derecho Internacional Privado, establece que
los Tribunales venezolanos tienen jurisdicción en los juicios originados
por el ejercicio de acciones de estado de las personas o las relaciones
familiares, siempre que el derecho venezolano sea competente de
acuerdo a las disposiciones de esta Ley,  para regir el fondo del litigio
y que dicha jurisdicción no podrá derogarse convencionalmente a
favor de tribunales extranjeros, cuando estén involucrados derechos
reales sobre inmuebles, situados en el territorio de la República,  o se
trate de materias respecto de las cuales no cabe transacción o afecten
principios esenciales al orden público venezolano. El Artículo 2 del
Código de Procedimiento Civil, prevé que la Jurisdicción venezolana
puede ser derogada a favor de una jurisdicción extranjera, en aquellos
casos en que así se prevea en los tratados y convenciones
internacionales suscritos por Venezuela, que no versen sobre bienes
inmuebles situados en el territorio de la República, o sobre materias
que interesen al orden público.
SCS 21-3-02
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-614, dec.
Nº 200:
De ello se deriva y así lo ha establecido este máximo Tribunal en
numerosos fallos (Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 23
de marzo de 1994), criterio que esta Sala acoge, que el concepto de
orden público tiene los caracteres de "relatividad", "variabilidad" y de
"graduación", que inevitablemente colocan en manos del juez su
definición concreta, teniendo en consideración los acontecimientos
que rodean la época de su emisión y los intereses estadales o
sociales que en dicha época sean los que merezcan mayor garantía y
protección jurisdiccionales. Por tanto, la relatividad y variabilidad del
concepto hacen que sus definiciones concretas queden confiadas al
criterio que exprese la jurisprudencia, y a las aplicaciones específicas
que de ella surjan. Así, del conjunto de decisiones de los tribunales,
puede concluirse que el concepto de orden público varía de acuerdo
con la rama del derecho en el cual se utilice. Sin embargo, al no
haberse podido abstraer una regla general de los casos concretos
resueltos por los tribunales, habrá siempre que acudir a la
jurisprudencia para determinar si el cumplimiento de una determinada
forma afecta o no al orden público.
SPA 16-5-02
Ponencia del Magistrado Yolanda Jaimes Guerrero. Exp. Nº 0981,
dec. Nº 00680:
Ahora bien, esta Sala observa que efectivamente, el artículo 10 de la
Ley Orgánica del Trabajo establece que:
“Las disposiciones de esta Ley son de orden público y de aplicación
territorial; rigen a venezolanos y extranjeros con ocasión del trabajo
prestado o convenido en el país y en ningún caso serán renunciables
ni relajables por convenios particulares, salvo aquellas que por su
propio contexto revelen el propósito del legislador de no darles
carácter imperativo. Los convenios colectivos podrán acordar reglas
favorables al trabajador que modifiquen la norma general respetando
su finalidad”.
La norma supra transcrita establece el principio territorial de aplicación
de la legislación laboral venezolana, y en el presente caso, el
recurrente señala en su escrito libelar que fue contratado inicialmente
por la empresa Monarch Resources Investment Limited, antes
identificada, para que prestara sus servicios como Superintendente de
Planta de la empresa Revemin II, C.A., ubicada en el Callao, Estado
Bolívar, propiedad en ese entonces del Grupo Monarch el cual estaba
conformado a su vez, entre otras empresas por Monarch Resources
de Venezuela, C.A. Monarch Minera Suramericana, y por un paquete
accionario del 51% de la empresa Revemin II, C.A, propiedad de la
Corporación Venezolana de Guayana (C.V.G.), constituyéndose como
empresa matriz la empresa MONARCH RESOURCES
INVESTMENTS LIMITED, y como tal responsable directa de la
contratación laboral, devengando un salario básico de sesenta mil
dólares americanos (US$60.000) anuales para la fecha de su ingreso,
la cual fue el 1° de mayo de 1993. Que en razón de la calidad de sus
servicios prestados fue ascendido primero al cargo de Gerente de
Metalurgia del Grupo Monarch y posteriormente, a los cargos de
Gerente General de Revemin II, C.A. y Gerente General de las
operaciones de Monarch Resources de Venezuela; y por cuanto fue
despedido sin previo aviso, constituye a su decir, un despido
injustificado.
Ahora bien, visto que se está en presencia de una reclamación hecha
por un trabajador extranjero que desempeñó labores en el territorio de
Venezuela, durante 4 años y 11 meses, para las empresas
demandadas y, visto que no consta en autos que se haya convenido
someterse, a los fines de las reclamaciones surgidas de esa relación
laboral, a la jurisdicción de Tribunales Extranjeros, la misma se
encuentra supeditada a la jurisdicción de los Tribunales Venezolanos.
Así se decide.
SPA 15-7-99
Ponencia del Magistrado Hildegard Rondón de Sansó. Exp. Nº 13.795,
dec. Nº 893:
No se ha arrebatado a Venezuela la jurisdicción que pudiera haberle
correspondido para conocer de] referido juicio, y el fallo no versa sobre
derechos reales respecto a bienes inmuebles situados en la
República, salvo por lo que se refiere a lo dispuesto en su punto
número siete en el cual expresamente se dispone: «Propiedad de
Caracas. Las partes convienen en que todos los intereses en la
residencia y terreno en Caracas, Venezuela, es 100% propiedad de la
comunidad. El título puede establecer diferente, pero el Demandante
específicamente garantiza la habilidad para efectuar la transferencia
descrita en este párrafo, y transferir la propiedad libre de las
deudas, hipotecas o gravámenes.  La propiedad será transferida en
un 70% de propiedad para la Demandada y 30% de propiedad no
dividida en parte iguales para los tres (3) hijos menores de este
matrimonio, TIBISAY SALERNO, SOROCAIMA SALERNO, hijo y
SAGRADO SALERNO»; punto este que no puede desplegar eficacia
en Venezuela, tal y como lo dispone el numeral tercero del
mencionado artículo 53 según el cual no tendrán efectos en
Venezuela las sentencias extranjeras que «versen sobre
derechos reales respecto a bienes inmuebles situados en la
República», derechos reales estos que deberán ser regulados por la
normativa venezolana.
Artículo 3
La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación
de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores
de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa.
SCS 9-3-00
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp.  94-039. Sent.
19:
De conformidad con lo establecido en el artículo 3 del Código de
Procedimiento Civil, la jurisdicción y la competencia se determinan
conforme a la situación de hecho existente para el momento de
presentación de la demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los
cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra
cosa.
Visto lo anterior se observa que si bien los artículos 5 y 655 de la Ley
Orgánica del Trabajo, no comportan un cambio en la situación de
hecho existente para el momento de presentación de la solicitud de
nulidad en el caso bajo decisión, sí comportan un cambio con respecto
a los presupuestos de derecho, pues constituyen una modificación en
las reglas atributivas de competencia en la materia contencioso
administrativo especial laboral, lo cual determina la derogatoria de
cualquier norma atributiva de esa competencia contenida en otra ley
laboral anterior.
SCC 13-4-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. 00-19. Auto 82:
Al respecto la Sala para resolver observa: el principio de la perpetuatio
jurisdictionis, recogido en el artículo 3 del Código de Procedimiento
Civil, determina que “La jurisdicción y la competencia se determinan
conforme a la situación de hecho existente para el momento de la
presentación de la demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los
cambios posteriores de dicha situación, salvo que la Ley disponga otra
cosa”. Esto es, según la doctrina autoral más calificada, que la
potestad de juzgamiento y la competencia del órgano jurisdiccional, se
determina por la situación fáctica existente para el momento de
introducción de la demanda, sin que pueda modificarse esa
jurisdicción y competencia, en razón de los cambios que se presenten
en el curso del proceso. Ello, en resguardo de la seguridad jurídica.
Principio este que el autor Hernando Devis Echandía nos dice que
consiste en:
“La situación de hecho existente en el momento de admitirse la
demanda la determinante de la competencia para todo el curso del
juicio, sin que las modificaciones posteriores puedan afectarle....Es
apenas natural que el actor se atenga a la situación existente en el
momento en que demanda para cualquier efecto jurídico, y con base
en ella investigará cuál es el juez que debe conocer de su demanda.
El no está en capacidad de prever, por lo general, las alteraciones que
en el futuro puedan ocurrir en relación con esa situación, y en caso de
ser previsible no tiene la seguridad de que ellas se sucedan. Su litigo
de todas maneras versará sobre lo que existe en ese momento, y el
juez, al asumir su conocimiento, deberá basarse también en esa
realidad”.
Agregando luego, que existen ocurrencias que pueden presentarse en
relación con el valor (como es el caso de autos), el territorio o domicilio
y la calidad de las personas:
“a) Los objetos materia de la litis pueden sufrir alteraciones en su
integridad y en su valor comercial: deterioro, aumentos por accesión,
valorización por obras públicas o por depreciación de la moneda,
desvalorización por motivos similares, etc. Nada de esto puede alterar
la competencia del juez. Es el valor que tenía el objeto al tiempo de
admitirse la demanda el que regulará el proceso hasta su
terminación”. (Echandía, Hernando Devis. Nociones Generales de
Derecho Procesal Civil. Editorial Aguilar, S.A.. Año 1966. Pags. 101
a 103).
Por su parte, la doctrina de la Sala estableció en sentencia de fecha
09 de julio de 1997, en el juicio de Oliver Damazo Pineda contra
C.V.G. Industria Venezolana del Aluminio, expediente No. 97-072,
sentencia No. 242, lo siguiente:
“Conforme a la doctrina de la Sala, la cuantía del asunto a los fines de
poder decidir acerca de la admisibilidad del recurso de casación es la
que se estima en la demanda, como valor independiente de la
inflación”.
“En sentencia de esta Sala, de fecha 22 de marzo de 1995, estableció
lo siguiente:
“El recurrente considera que la citada cuantía no puede permanecer
inalterable en el tiempo, toda vez que se ha producido durante el
transcurso del presente juicio una progresiva indexación devaluativa,
motivo por el cual el valor de la demanda debe ser superior”.
“Ciertamente, es público y notorio el hecho que hace algunos años se
viene observando una disminución drástica de nuestro signo
monetario, en perjuicio, principalmente, de las clases populares y de la
clase media, situación que se refleja en el ámbito judicial, por la
depreciación de los bienes y la devaluación de nuestra moneda, que
han servido precisamente, para cuantificar los juicios que se han
instaurado”.
“Sobre este punto, este Alto Tribunal ha señalado en distintas
oportunidades la forma mediante la cual se proceda, al momento de la
ejecución de una sentencia definitivamente firme, a actualizar el
interés principal del juicio despreciado por las razones ya conocidas.”
“Ahora bien, con referencia a la admisibilidad del recurso de casación
y mientras el legislador no tome medidas sobre este punto, la
determinación del valor de la demanda debe hacerse como lo ordenan
los artículos 31 al 38 del Código de Procedimiento Civil. No tiene otra
vía la Sala, sino la de aplicar el mencionado texto legal, como
fundamento para deducir el interés principal del juicio, y por
consiguiente, para determinar la admisibilidad del recurso de casación.
Así se declara”.
Asimismo, en sentencia de fecha 6 de agosto de 1998, caso: Alfa M.
Chemicals, C.A. c/ Representaciones Zebrón C.A., dejó sentado, lo
siguiente:
"Solicita el impugnante que se declare inadmisible el recurso de
casación interpuesto, pues la cuantía fue estimada en la suma de dos
millones ochocientos mil (Bs. 2.800.000,oo), lo cual definitivamente
perpetúa la cuantía o el interés principal que los lleva a litigar en esta
causa.
El demandante pretende el pago de una factura por la suma de
“DIECINUEVE MIL DOLARES AMERICANOS ($19.000,oo), o su
equivalente en bolívares para el momento de la cancelación de la
factura no pagada motivo de esta acción”; y añade:
"Demando igualmente los intereses legales vencidos y los que se
sigan venciendo hasta el pago definitivo de la deuda, como también
los gastos de cobranza extrajudicial ocasionados a la fecha,
montantes a la suma de SETENTA MIL BOLIVARES, (Bs. 70.000,oo),
más las costas procesales."
(omissis)
"Estimo la presente demanda en la cantidad de DOS MILLONES
OCHOCIENTOS MIL BOLIVARES (Bs. 2.800.000,oo)."
Establece el artículo 95  Ley del Banco Central de Venezuela:
“Todos los memoriales, escritos, asientos o documentos que se
presenten a los Tribunales y otras oficinas públicas relativos a
operaciones de intercambio internacional en que se expresen
valores  en moneda extranjera, deberán contener al mismo tiempo su
equivalencia en bolívares.”
Al respecto, estatuye el artículo 38  del Código de Procedimiento Civil:
“Cuando el valor de la cosa demandada no conste, pero sea
apreciable en dinero, el demandante la estimará”.
En el caso de la demanda de cobro de una deuda contraída en
moneda extranjera, el valor debe ser estimado para el momento de
interposición de la demanda. Sin embargo, podrá no ser esa la suma
condenada a pagar, pues de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
94 de la misma Ley:
“Los pagos estipulados en monedas extranjeras se cancelan, salvo
convención especial, con la entrega de lo equivalente en moneda de
curso legal, al tipo de cambio corriente en el lugar a la fecha de pago.”
Sin embargo, establece el artículo 3 del Código de Procedimiento
Civil:
“La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la
situación de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores
de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa.”
En virtud de esta disposición, la modificación posterior en el valor de la
moneda no afecta la competencia de los tribunales, ni la cuantía
necesaria para recurrir en casación.
Por lo demás, esta Corte carece de facultades para estimar el valor
actual de la moneda norteamericana, debiendo atenerse a lo
establecido en el libelo de demanda.
De acuerdo con doctrina reiterada de esta Sala, a  la  Corte
Suprema de Justicia  compete  decidir,  en último término, acerca de la
admisibilidad del  recurso de  casación  propuesto, no
obstante  la  admisión  que hubiese  realizado  la
Instancia.  En  tal  caso  podrá revocarse
el  auto  de  admisión  si  se  encontrase contrario a derecho, y
declararse inadmisible el recurso interpuesto.
El presente recurso fue anunciado en fecha 12 de diciembre de 1996,
luego de la entrada en vigencia del Decreto que estableció, a partir del
día 22 de abril de 1996 una cuantía que exceda de cinco millones de
bolívares, para recurrir en casación, en los juicios civiles y mercantiles.
Tratándose de un juicio mercantil cuya cuantía no excede la suma
necesaria para recurrir en casación, en el dispositivo de este fallo se
declarará inadmisible el recurso interpuesto, revocando la admisión
realizada por la Alzada.
SCS 26-1-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp.  00-0004.
Sent. rh 02:
Considera la Sala que para fijar el interés del juicio, se debe tomar en
cuenta únicamente los elementos de cálculo contenidos en el propio
libelo de demanda, sin que se puedan considerar el posterior
incremento del valor de la suma demandada, por efecto de la inflación.
En tal sentido, establece el artículo 3º del Código de Procedimiento
Civil:
"La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de
hecho existente para el momento de la presentación de la demanda, y no
tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación,
salvo que la ley disponga otra cosa."
El aumento de valor de la suma demandada, o de los bienes objeto de
la pretensión, constituye un cambio en la situación de hecho existente
para el momento de la presentación de la demanda, y no un cambio
en la situación de derecho. Cuánto vale la moneda en una época
determinada, es cuestión de hecho;  en tanto que es una cuestión de
derecho la modificación de la cuantía o, en el caso, de la suma
necesaria para recurrir en casación.
En consecuencia, de acuerdo con el principio de la perpetuatio
iurisdictionis, expresado en la citada norma legal, el aumento de valor
de la pretensión, por efecto de la inflación sobrevenida a la
presentación del libelo no debe tomarse en consideración para
determinar la cuantía necesaria para recurrir en casación.
SCC 9-06-94
Ponencia del Magistrado Carlos Trejo Padilla. RODOLFO RODRIGO
SCHMIDT vs. TRENELANDIA, C.A. (P.T.)
"Suele plantearse el problema de cuál es el momento determinante de
la competencia, si aquél en que se inicia el proceso, o bien, cuando se
decide el mérito de la causa, pues es posible que las circunstancias
que la determinan, presentes en la ocasión de intentar la demanda, no
existan o hayan cambiado al momento del pronunciamiento del fallo;
porque puede variar, por ejemplo, el valor de la cosa objeto de la
demanda para la oportunidad de dictar la sentencia. Por tanto, es
necesario precisar si es al momento de proponerse la demanda, o al
de la decisión de la causa, al que debemos referirnos para establecer
si subsiste el elemento que determina la competencia del Juez.
La respuesta es el denominado principio de la "perpetuatio
iurisdictionis", según la cual la competencia del Juez, después de
iniciada la causa, queda insensible a cualquier cambio sobrevenido de
las circunstancias que lo habían determinado. Este principio, antes
implícito en nuestro sistema procesal, es recogido en el artículo 3° del
Código de Procedimiento Civil, cuando dispone:
"Que la jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la
situación de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores
de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa".
De lo cual, se infiere, claramente, que los cambios que la ley
considera irrelevantes, son los que se producen en la situación de
hecho, y no modificaciones de las reglas de derecho que puedan
sobrevenir durante el proceso que den una calificación jurídica distinta
a la relación controvertida o que modifiquen la distribución de la
competencia."
SC 20-1-00
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº  00-0002,
dec. Nº 01:
Con relación a los amparos autónomos que cursan en la actualidad
ante las otras Salas de este Tribunal Supremo, considera esta Sala
Constitucional que la competencia por la materia se determina por la
naturaleza de la cuestión que se discute, siendo tal competencia de
orden público, por lo que respecto a dicha competencia ratione
materiae no se aplica el artículo 3 del Código de Procedimiento Civil,
según el cual la competencia se determina conforme a la situación de
hecho existente para el momento de la presentación de la demanda,
sino que ella será determinada por la materia, la cual dentro de la
jurisdicción constitucional, por los motivos aquí señalados, la ha
asumido esta Sala en materia de amparo en la forma establecida en
este fallo.
SPA 20-7-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  14806, dec.
Nº 1706:
Determinada la competencia para conocer del presente caso, esta
Sala pasa a pronunciarse sobre la regulación de competencia
planteada y al respecto se observa que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, en su artículo 24, consagra la
irretroactividad de la Ley, lo que nos llevaría a determinar el asunto
mediante la Ley del Trabajo derogada y por ende declarar a la Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo como la competente para
conocer del proceso. Sin embargo, igualmente consagra la aplicación
inmediata de las leyes de procedimiento desde el momento de su
entrada en vigencia expresando en este sentido que:
“Artículo 24. Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo,
excepto cuando imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se
aplicarán desde el momento mismo de entrar en vigencia, aun en los
procesos que se hallaren en curso; pero en los procesos penales, las
pruebas ya evacuadas se estimarán en cuanto beneficien al reo o rea,
conforme a la ley vigente para la fecha en que se promovieron.”
(Subrayado y negrilla de la Sala)
Por lo que correspondería a la jurisdicción laboral, el conocimiento de
la causa, atendiendo al artículo 3 del Código de Procedimiento Civil,
que consagra, “la jurisdicción y la competencia se determinan
conforme a la situación de hecho existente para el momento de la
presentación de la demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los
cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra
cosa'' , es decir, que los cambios que la ley considera irrelevantes son
aquellos que se producen en la situación de hecho, y, no así,
modificaciones de la regla de derecho que pueden producirse durante
el proceso que den una calificación jurídica distinta a la relación o que
modifiquen la distribución de la competencia, por lo que en relación a
las decisiones de las Comisiones Tripartitas, si bien a las situaciones
de hecho corresponde aplicar la Ley derogada, no cabe aplicar en
materia procesal dicha Ley, por cuanto es en la norma atributiva de
competencia de la Ley vigente, no en la derogada, donde ha de
buscarse la solución de a quién corresponde el conocimiento
pendiente de decisión.
Artículo 4 (derogado)
La jurisdicción venezolana no queda excluida por la pendencia ante un
Juez extranjero de la misma causa o de otra conexa con ella, salvo en
los casos previstos en el artículo 2°.
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Artículo 63.- Se derogan todas las disposiciones que regulen la
materia objeto de esta Ley.
Artículo 58.- La jurisdicción venezolana exclusiva no queda excluida
por la pendencia ante un Juez extranjero de la misma causa o de otra
conexa con ella.
SPA 6-6-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  12940, dec.
Nº 1259:
La presente controversia trata de una demanda por cobro de dólares
norteamericanos, es decir, obligaciones personales, presuntamente
por el incumplimiento de un contrato celebrado en el extranjero entre
una empresa venezolana y una empresa domiciliada en la
Provincia de Quebec, Canadá, que, además, y previamente, la parte
actora había demandado el mismo concepto en un Tribunal del mismo
país.
Por tales razones e interpretando, además, la disposición antes
mencionada, esta Sala ha establecido en reiteradas oportunidades
(sentencias del 28.7.88, caso Viasa y 27.10.88, caso Ramona de Suco
vs. Fernando Suco), que la normativa procesal destinada a determinar
el ámbito territorial de aplicación de la tutela jurisdiccional que ejercen
nuestros Tribunales, atiende de manera prioritaria y, en consecuencia,
excluyente, al domicilio del demandado y no al del actor. Es decir, la
normativa viene dada por el fuero del demandado, lo que conduce a
que el sujeto pasivo de la acción interpuesta tiene derecho a que se le
demande ante los Tribunales de su domicilio.
En el caso de autos, consta, además, a los folios siete (7) al dieciocho
(18) del Cuaderno de Medidas adjunto al expediente principal,
traducción fiel y exacta y documento original redactado en francés,
expedido por el Tribunal Superior (COUR SUPERIEURE) de la
Provincia de Quebec, Distrito Montreal, Canadá, certificado Nº 500-05-
015000-910, de la demanda interpuesta, por el mismo concepto de la
presente, ante el Tribunal Superior de la Provincia de Quebec, Distrito
Montreal, Canadá, por la empresa “SUNNY TOURS, SOCIEDAD
ANONIMA”, contra “TRAFIC MULTITOURS INC”, la cual compró a la
empresa domiciliada en la ciudad de Montreal, Provincia de Quebec,
Canadá, “LES VACANCES MULTITOUR INTERNATIONAL INC.”, y
conforme a la Ley de Corporaciones Comerciales de Canadá, cambió
su denominación comercial por la de “VACANCES AIR TRANSAT A.T.
INC/AIR TRANSAT HOLIDAYS A.T. INC.”, es decir, hubo de parte del
actor una sumisión tácita de la jurisdicción, al escoger el domicilio de
la demandada para interponer una acción igual a la que se sigue en el
presente procedimiento.
Para mayor abundamiento, es necesario agregar que la tutela
jurisdiccional del Estado Venezolano ha sido establecida
fundamentalmente para la protección y respeto de los derechos del
individuo, razón por la cual, en general, pueden ser sometidos a las
reglas de la teoría contractual, toda materia, controversia o asunto en
el cual, salvo excepciones previstas en la Ley, rige el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes.
La Ley, en determinados supuestos, prohibe expresamente que
algunos asuntos sean dirimidos por una jurisdicción distinta a la
venezolana, tal como lo consagra el artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil, cuando determina la jurisdicción del Estado
Venezolano y la inderogabilidad de la misma frente a los demás
estados extranjeros, expresamente, cuando se trate de controversias
relativas a bienes inmuebles o a materias que interesan al Orden
Público, lo cual no ocurre en el presente caso. Así se declara.
En vista de lo expuesto, a los fines de determinar la jurisdicción, no es
relevante que la parte actora tenga su domicilio en nuestro país y que
el pago se haya establecido en dólares norteamericanos, como sí lo
es el hecho de que la demandada tuviese su domicilio en el Canadá y
el actor hubiese demandado, previamente a la interposición del
presente procedimiento, en la jurisdicción del domicilio de la
demandada, es decir, en Canadá, estableciendo así lo que se llama
“la sumisión tácita”, según lo establece nuestra especialísima y vigente
Ley de Derecho Internacional Privado, en su artículo 45, cuando
expresa que la sumisión tácita resultará, por parte del demandante,
del “hecho de interponer la demanda”. Así se decide.
SPA 29-1-02
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini. Exp. Nº 13177, dec.
Nº 87:
Para fundamentar esta cuestión previa, la representación judicial de la
parte demandada Banco Consolidado C.A., ha indicado que tanto el
proceso judicial que se le sigue en su contra ante esta Sala Político
Administrativa, como el procedimiento de moratoria judicial que cursa
ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de la Isla de Aruba,
tienen identidad en dos elementos de la pretensión, título y objeto.
Ahora bien, si bien es cierto que la institución de la litispendencia tiene
como objeto el que se extinga el último de los procesos intentados
cuando existe la denominada identidad de los elementos constitutivos
de la pretensión, o por lo menos aquel proceso en que se haya citado
posteriormente o no se hubiere citado al demandado, no es menos
cierto que la Sala no encuentra entre las dos causas alegada
identidad, ya que quien ha sido demandada en el proceso que conoce
este Máximo Tribunal es el Banco Consolidado C.A., mientras que el
proceso judicial seguido ante el Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil de la Isla de Aruba, el sujeto pasivo es el Banco Consolidado de
Aruba N.V., persona jurídica distinta al demandado en el presente
juicio.
Por lo tanto, al no existir coincidencia entre ambos sujetos pasivos de
los procesos, es que la cuestión previa de litispendencia alegada por
la demandada no puede prosperar, y por consiguiente debe ser
declarada sin lugar. Así se declara.
SPA 18-12-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp.  01-0133. Sent.
3.011:
En el caso de autos, el documento del cual afirma la
representación  de EARTH TECH INC. puede deducirse la obligación
que pesaba sobre MIGUEL DELGADO BELLO de someterse a un
tribunal arbitral es un “manual que rige las relaciones entre la empresa
con sus empleados”, que establece lo siguiente: “en caso de que un
problema involucre a un empleado que perciba que él o ella ha
quedado cesante de forma involuntaria el asunto deberá ser resuelto
por medio de un arbitraje vinculante. Dicho arbitraje deberá llevarse a
cabo de conformidad con las disposiciones para la industria del
comercio de la Asociación de Arbitraje Norteamericano, resultando
éste definitivo y vinculante tanto para el empleado como para EARTH
TECH INC. La jurisdicción territorial del tribunal será el país donde se
encuentren las instalaciones en las cuales labore el empleado... Es un
requerimiento de la Compañía que usted firme un Convenio de
Arbitraje... previo al inicio de sus actividades laborales. El Convenio
será firmado por todos, reconociendo su conformidad con el mismo y
acordando su sujeción a los términos y criterios contenidos en éste”.
Ahora bien, revisadas como han sido las actas que componen el
presente expediente, se advierte  que no consta en autos el referido
Convenio de Arbitraje ni ningún otro documento del cual se extraiga
que el ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO y EARTH TECH INC.,
expresamente y de común y previo acuerdo, hayan pactado la
derogatoria de la jurisdicción venezolana en los términos establecidos
en el referido artículo 47 de la Ley de Derecho Internacional
Privado.  Por tal motivo, debe desestimarse el alegato expuesto por la
representación de EARTH TECH INC. Así se decide.
También alegó la representación de EARTH TECH INC., en escrito
presentado ante este Supremo Tribunal, en fecha 17 de mayo de
2001,  que el ciudadano “MIGUEL DELGADO interpuso ante la justicia
norteamericana, mediante contrademanda o reconvención, la misma
reclamación que había incoado ante los tribunales venezolanos”, lo
cual implicaría,  además, “una sumisión tácita a la jurisdicción de los
tribunales de los Estados Unidos de América”.
Entiende así este Alto Tribunal que se pretende alegar la pendencia
ante un juez extranjero, en este caso el Tribunal de Distrito Medio de
Florida, División Orlando, lo que presumiblemente excluiría la
jurisdicción de los tribunales venezolanos para conocer del presente
juicio.
Ahora bien, antes de examinar los referidos alegatos, resulta
necesario precisar lo siguiente:
La litispendencia internacional a que alude el artículo 58 de la Ley de
Derecho Internacional Privado, es una institución que favorece la
economía procesal,  y tiende a evitar sentencias contradictorias
dictadas por  dos tribunales distintos en los cuales se tramita la misma
causa. Su procedencia está supeditada a que exista entre esas
causas identidad de sujetos, objeto y título;  y  se requiere, además,
que  ambos tribunales tengan competencia en la esfera internacional y
que la sentencia que se produzca sea susceptible de ser ejecutada en
Venezuela.
Ahora bien, el presente caso fue remitido a este Alto Tribunal, a los
fines de la consulta prevista en los artículos 59 y 62 del Código de
Procedimiento Civil. No obstante lo anterior,  observa la Sala por una
parte,  que la excepción de litispendencia puede ser promovida en
cualquier estado y grado del proceso, de conformidad con lo dispuesto
en los artículos 347 y 61 del Código de Procedimiento Civil y que su
procedencia acarrea la extinción de una de la causas; y por la otra,
que  la eventual declaratoria de la litispendencia internacional afectaría
la jurisdicción de los tribunales venezolanos para conocer y decidir el
presente caso. En virtud de lo anterior,  encuentra esta Sala
procedente pronunciarse acerca de los alegatos formulados por la
representación de ERTH TECH INC.
Sostiene el abogado Francisco Arocha Hernández, inscrito en el
Inpreabogado bajo el Nº 47.889, que el ciudadano MIGUEL
DELGADO BELLO introdujo la misma reclamación objeto de la
presente demanda, ante los tribunales de los Estados Unidos de
América y acompaña documentación de la cual, afirma, puede
evidenciarse lo anterior. Por su parte, el ciudadano MIGUEL
DELGADO BELLO, en escrito presentado ante esta Sala el 21 de junio
de 2001, adujo que los tribunales norteamericanos se habían
declarado incompetentes en la esfera internacional “para conocer y
decidir el asunto planteado, por cuanto la relación laboral se ejecutó
en Venezuela”.
Al respecto, de la documentación consignada por la parte recurrente
se deduce lo siguiente:
- Que en fecha 15 de noviembre de 2000, el ciudadano MIGUEL
DELGADO BELLO fue demandado por EARTH TECH INC. ante el
Tribunal de Distrito Medio de Florida, División Orlando, para que
resarciese a la demandante por los daños que le fueron causados en
virtud del incumplimiento de  la obligación de lealtad que le incumbía.
- Que el ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO reconvino en la
demanda. Solicitó que se condenara a EARTH TECH INC. a pagarle,
a título de compensación equitativa, el equivalente al dos por ciento
“de un monto total de un concepto de $120.000.000,00 entre Earth
Tech y Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y/o PEQUIVEN, sin
incluir intereses, honorarios profesionales, costas y otros remedios
que este Tribunal considere necesarios, justos y apropiados”.
- Que MIGUEL DELGADO BELLO solicitó “una moción de
sobreseimiento”, sustentada en que EARTH TECH INC. en ningún
momento alegó ni probó ser su empleador, razón por la cual carecería
de interés en demandar por el incumplimiento de la obligación de
lealtad. Adujo también, que si el anterior argumento era desestimado,
procedería igualmente el sobreseimiento, toda vez que de acuerdo
con las Leyes Federales norteamericanas sobre el Proceso Civil y los
precedentes jurisprudenciales, EARTH TECH INC. no debió reclamar
de forma autónoma ante  los tribunales norteamericanos el
incumplimiento de la obligación de lealtad sino, por vía de
reconvención, ante el Juzgado Noveno de Primera Instancia del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en el cual ya cursaba la demanda interpuesta por MIGUEL
DELGADO BELLO. Ello, en virtud de que hay “claramente una
relación lógica ente el reclamo de Delgado en Venezuela y el de
EARTH TECH INC. en esta demanda”.
De lo anterior, se extrae claramente que  no existe entre la causa que
se tramita ante el Tribunal de Distrito Medio de Florida, División
Orlando y la que se sustancia ante el Juzgado Noveno de Primera
Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, identidad de sujetos, objeto y título, pues
como ha quedado evidenciado ésta consiste en una demanda por
cobro de prestaciones sociales,  mientras que aquella versa sobre una
reclamación por una compensación “por contrato adquirido mediante
esfuerzos extraordinarios”, ambas interpuestas por el ciudadano
MIGUEL DELGADO BELLO. En consecuencia, forzoso es concluir en
la improcedencia de la declaratoria de la litispendencia internacional y
en la consecuente desestimación del alegato conforme al cual
MIGUEL DELGADO BELLO  se habría sometido a la jurisdicción de
los tribunales norteamericanos, pues tratándose de dos causas
distintas, la sumisión que respecto de una se produzca no puede
hacerse extensiva a la otra. Así se decide.
Artículo 5
La competencia no puede derogarse por convenio de las partes, sino
en los casos establecidos en este Código y en las leyes especiales.
SCC 22-3-02
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº  01-569,
dec. Nº 25:
De los autos que conforman el expediente y de la interpretación
sistemática de la normativa precedentemente transcrita, se pueden
deducir varios elementos a considerar: 1) La pretensión deducida en el
juicio deriva de una obligación contraída por medio una letra de
cambio, la cual debía ser pagada a su vencimiento y en el lugar de
pago establecido en el documento cartular, cual es la ciudad de El
Vigía, Estado Mérida, tal como se desprende del folio cuatro (4) del
expediente. Establecimiento del lugar del pago legalmente permitido,
conforme al ordinal 5º del artículo 410 del Código de Comercio; 2) El
artículo 641 del Código de Procedimiento Civil hace referencia a una
excepción, en relación con la competencia del Juez para conocer de
las demandas por vía del procedimiento por intimación, y es que en
principio sólo conocerá de estas demandas el Juez del domicilio del
deudor, salvo que las partes hayan elegido un domicilio; 3) El artículo
47 eiusdem, por su parte, establece que la competencia por el
territorio puede derogarse por convenio entre las partes, es decir, que
la demanda puede proponerse ante la autoridad judicial del lugar
elegido por las partes como domicilio, siempre y cuando en el caso
que se trate no sea necesaria la intervención del Ministerio Público.
En el sub iudice es procedente la derogación de la competencia en
razón del territorio por convenio de las partes, ya que éstas
expresamente establecieron como lugar de pago la ciudad de El Vigía,
Estado Mérida. En este sentido, se observa que el demandante
propuso la demanda ante el juzgado del domicilio escogido por las
partes para efectuar el pago de la letra de cambio.
En razón de lo dicho, la Sala observa que el primer Juzgado
declinante debió continuar conociendo del proceso, ya que la
competencia por el territorio en el caso in-comento está determinada
por el domicilio elegido por las partes para realizar el pago, que fue
establecido en la letra de cambio objeto de la controversia, tal y como
disponen los artículos 47 y 641 del Código de Procedimiento Civil.
SCS 18-12-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-034,
dec. Nº 69:
El Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Agrario y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Cojedes, se declaró incompetente y ordenó remitir el presente
expediente a este Tribunal Supremo de Justicia, al expresar que,
aunque el inmueble objeto de la demanda se encuentra ubicado en la
Jurisdicción del Municipio Anzoátegui del Estado Cojedes, y tal como
prevé el artículo 42 del Código de Procedimiento Civil; “Las demandas
relativas a derechos reales sobre bienes inmuebles se propondrán
ante la autoridad judicial del lugar donde esté situado el inmueble, la
del domicilio del demandado, o la del lugar donde se haya celebrado
el contrato, caso de hallarse allí el demandado; todo a elección del
demandante”.
Al respecto, es importante aclarar en el caso de autos, que la
demanda no versa sobre un derecho real pues, siguiendo el orden del
Código Civil, encontramos que indudablemente son derechos reales,
la propiedad (llamada también “dominio”), el usufructo (el uso y la
habitación), el hogar (institución que por cierto no se agota en
constituir un derecho real), las servidumbres, la enfiteusis, la prenda,
la hipoteca, el derecho de retracto, y los privilegios especiales (no los
privilegios generales que en nuestro derecho sólo existen sobre todos
los bienes muebles del deudor).
Por otra parte, el artículo 47 del citado Código prevé que la
competencia por el territorio puede derogarse por convenio de las
partes, salvo cuando se trate de causas en las que deba intervenir el
Ministerio Público, o cuando la ley así expresamente lo determine.
Así, al desprenderse de las actas del expediente que las partes
eligieron expresamente como domicilio “especial y excluyente” la
ciudad de Acarigua, Estado Portuguesa, jurisdicción de cuyos
tribunales declararon someterse en caso de controversia.
En consecuencia de lo antes expuesto, el presente caso debe ser
sustanciado y decidido por el Juzgado de Primera Instancia del
Trabajo y Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, por así
convenirlo las partes expresamente, en aplicación del artículo 47 del
Código de Procedimiento Civil, y así se decide.
SCC 26-1-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  00-483, dec. Nº
01:
La Sala considera que la omisión del Juzgado Superior en declinar el
conocimiento de la causa al Juzgado competente, tradujo la infracción
de los artículos 5 y 60 del Código de Procedimiento Civil, pues la
competencia, salvo las excepciones legalmente establecidas, es
improrrogable y, por otra parte, los jueces deben declinar la
competencia en aquellos asuntos cuyo conocimiento no tengan
atribuido, y siendo que en el presente caso el Juzgado Superior en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito, Trabajo y Menores, no era el competente
para conocer del asunto de acuerdo con lo previsto en el ordinal 3º del
artículo 182 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, debió
dicho tribunal declarar la nulidad del auto del a-quo que le remitió
erradamente el expediente.
Por estas razones, la Sala considera que la sentencia recurrida es
procesalmente inexistente, lo que determina la inadmisibilidad del
presente recurso de casación. Así se decide.
SCC 10-8-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº  99-714,
dec. Nº 283:
Ahora bien, la competencia del órgano jurisdiccional constituye una
garantía procesal y su protección es expresión del derecho a la
defensa establecido en el artículo 68 de la derogada Constitución. Por
tanto, el ser juzgado por un juez incompetente, tal y como se ha
producido en el presente caso, traduce que al formalizante se le ha
menoscabado su derecho a la defensa, pues se le ha desconocido un
derecho que le es privativo, tal como lo señala el artículo 15 del
Código de Procedimiento Civil, que lo constituye el fuero que
especialmente ha establecido la Ley para conocer de la apelación que
se interpuso contra la sentencia definitiva dictada en primera instancia.
Asimismo, la omisión del Juzgado Superior en declinar el
conocimiento de la causa al Juzgado competente, tradujo la infracción
de los artículos 5 y 60 del Código de Procedimiento Civil, pues la
competencia, salvo las excepciones legalmente establecidas, es
improrrogable y, por otra parte, los jueces deben declinar la
competencia en aquellos asuntos cuyo conocimiento no tengan
atribuido. Igualmente, el Juzgado Superior ha debido declarar la
nulidad del auto del a quo que ordenó, erradamente, la remisión del
expediente a un Juzgado Superior incompetente y, al no hacerlo,
resulto también infringida dicha disposición.
SCC 23-2-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  00-024,
dec. Nº 13:
Ante la decisión de inadmisibilidad del recurso de invalidación y de
casación, la Sala cumpliendo con su función pedagógica, considera
que antes de pronunciarse sobre la pretensión del demandante, debe
advertir, como en efecto advierte al juez de primera instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado
Lara, que al darle curso, como lo hizo, a un recurso de invalidación
contra sentencia ejecutoriada dictada por otro Órgano jurisdiccional,
procedió en contravención al contenido y alcance del artículo 329 del
Código de Procedimiento Civil, que para mayor inteligencia se le
transcribe:
“Este recurso se promoverá ante el Tribunal que hubiere dictado la
sentencia ejecutoriada cuya invalidación se pida, o ante el Tribunal
que hubiere homologado el acto que tenga fuerza de tal”.
Por tanto, en lo sucesivo debe declararse incompetente para conocer
sustanciar y decidir, el recurso de invalidación cuando no sea el
Tribunal que haya dictado la sentencia ejecutoriada cuya invalidación
se pida o no haya dictado acto de autocomposición procesal, por
carecer de competencia funcional y por consiguiente facultad de
juzgamiento; [...].
SCS 21-3-02
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº 01-614,
dec. Nº 200:
La competencia atribuida por ley a los tribunales de la República en
razón de la materia, es de eminente orden público no convalidable
bajo ningún otro argumento.
Así lo ha establecido la doctrina y la jurisprudencia de este máximo
Tribunal, por tal motivo, la incompetencia material puede ser alegada
por las partes y aun declarada de oficio en cualquier estado e
instancia del proceso, en conformidad con el artículo 60 del Código de
Procedimiento Civil.
Es importante destacar, en la medida de lo posible, hasta dónde llega
en el campo del derecho privado el concepto de orden público y en
consecuencia, por qué, en el caso de autos, la Sala está en la
obligación de decretar una reposición que nunca fue planteada por los
interesados en la instancia.
Por tanto, reflexionar sobre la noción de orden público es esencial a
los fines de comprender la manera cómo la Sala resolverá el conflicto
de competencia planteado en el presente juicio.
Según Piero Calamandrei (Estudios Sobre El Proceso Civil. Ediciones
Jurídicas Europa-América. Buenos Aires. Vol. I, p. 140.), los diversos
medios de garantía jurisdiccional reconocidos por un determinado
ordenamiento positivo, no tienen un valor absoluto e invariable; sino
históricamente cambiable y contingente. El mismo concepto de
inobservancia del derecho va variando conforme a la importancia
social que en un determinado momento histórico se atribuye a los
intereses tutelados por una norma.
De ello se deriva y así lo ha establecido este máximo Tribunal en
numerosos fallos (Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 23
de marzo de 1994), criterio que esta Sala acoge, que el concepto de
orden público tiene los caracteres de "relatividad", "variabilidad" y de
"graduación", que inevitablemente colocan en manos del juez su
definición concreta, teniendo en consideración los acontecimientos
que rodean la época de su emisión y los intereses estadales o
sociales que en dicha época sean los que merezcan mayor garantía y
protección jurisdiccionales. Por tanto, la relatividad y variabilidad del
concepto hacen que sus definiciones concretas queden confiadas al
criterio que exprese la jurisprudencia, y a las aplicaciones específicas
que de ella surjan. Así, del conjunto de decisiones de los tribunales,
puede concluirse que el concepto de orden público varía de acuerdo
con la rama del derecho en el cual se utilice. Sin embargo, al no
haberse podido abstraer una regla general de los casos concretos
resueltos por los tribunales, habrá siempre que acudir a la
jurisprudencia para determinar si el cumplimiento de una determinada
forma afecta o no al orden público.
Por otra parte, el artículo 28 del Código de Procedimiento Civil,
establece la competencia material, a saber: “La competencia por la
materia se determina por la naturaleza de la cuestión que se discute, y
por las disposiciones legales que la regulan”.
Al respecto, se observa que la jurisdicción agraria incluye la materia
relativa a la protección y fomento de las actividades agrícolas y
pecuarias, dado el manifiesto interés social que reviste como
producción económica básica.
En este sentido, los artículos 1°, 2°, 12 y 13 la Ley Orgánica de
Tribunales y Procedimientos Agrarios vigente para la época regula la
competencia agraria.
En efecto, el artículo 1° eiusdem dispone:
“Los asuntos contenciosos que se susciten con motivo de las
disposiciones legales que regulan la propiedad de los predios rústicos
o rurales, las actividades de producción, transformación, agroindustria,
enajenación de productos agrícolas, realizadas por los propios
productores, sus asociaciones y empresas, así como los recursos
naturales renovables y las estipulaciones de los contratos agrarios,
serán sustanciados y decididos por los tribunales a que se refiere la
presente Ley.”
Por su parte, el artículo 2° de la citada Ley, prevé: “La Jurisdicción
Especial Agraria regida por la presente Ley, será ejercida por los
Tribunales Agrarios de Primera Instancia y por los Tribunales
Superiores que conocen en Segunda Instancia...”.
Asimismo, establece el artículo 12 letra j y t, de la referida Ley
Orgánica, que: “Los Juzgados de Primera Instancia Agraria conocerán
entre otros, de las pretensiones que se promuevan con ocasión de los
siguientes asuntos: ... j) Acciones derivadas de contratos agrarios; ... t)
Acciones derivadas del crédito agrario.”
En el sub iudice, no existe duda que la competencia por la materia
está establecida en las normas anteriormente citadas. Sin embargo,
se desprende de autos, que la acción por cobro de bolívares fue
conocida, sustanciada y decidida por un Tribunal con competencia,
entre otras, en materia civil, no incluidas en ellas la especial agraria.
En tal sentido, el artículo 335 del vigente Texto Constitucional
establece que este Tribunal Supremo de Justicia, es el órgano
encargado de garantizar la efectividad de las normas y principios
constitucionales y ser vigilante de su uniforme interpretación y
aplicación.
Asimismo, el artículo 26 de la Carta Magna dispone:
“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles. “
En conclusión, conforme establece el artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil, la competencia por la materia se determina por la
naturaleza de la cuestión que se discute y por las disposiciones
legales que la regulan, siendo ésta de orden público.
En el caso de autos, se evidencia que el objeto de la presente
demanda es el cumplimiento de un crédito otorgado por Bandagro a la
empresa mercantil Agroindustrias Occidentales S.R.L. cuyo fin era el
pago de la cosecha de arroz correspondiente al ciclo 1989-1990, única
y exclusivamente, tal como consta de la cláusula segunda del contrato
anteriormente citado.
En consecuencia, esta Sala Social declara conforme a los
razonamientos antes expuestos y en aplicación de las disposiciones
legales y constitucionales anteriormente citadas, que el
tribunal competente para conocer, sustanciar y decidir la presente
demanda es el Juzgado de Primera Instancia del Trabajo y Agrario del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Portuguesa, con sede en Acarigua.
A tal efecto, este Tribunal Supremo de Justicia, por no tener la
potestad de anular sentencias en los casos que conozca de regulación
de competencia, remite la presente causa al Juez Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y con competencia transitoria de
Protección al Niño y al Adolescente del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua,
quien recibió por primera vez el expediente en alzada en virtud de la
apelación interpuesta contra la sentencia que declaró sin lugar la
demanda, por tener atribuida la competencia funcional y será éste
Tribunal el que deberá declarar la nulidad de todo lo actuado en el
proceso con fundamento en las normas y argumentos anteriormente
expuestos.
Por tanto, el Juez Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo y con competencia transitoria de Protección al Niño y al
Adolescente del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, debe declarar la nulidad de
los fallos dictados por los Tribunales: Juzgado de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua,
en fecha 24 de mayo de 2000, que declaró sin lugar la demanda, auto
dictado por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo y con competencia transitoria de Protección al Niño y al
Adolescente del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, el cual se declaró
incompetente para conocer del recurso de apelación interpuesto
contra la sentencia definitiva, auto emanado del Juzgado Superior
Tercero Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, de
fecha 29 de noviembre de 2000, auto dictado por el Juzgado de
Primera Instancia del Trabajo y Agrario del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua,
de fecha 10 de mayo de 2001, auto del Juzgado de Primera Instancia
Agraria de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, de fecha 13 de junio de 2001
En consecuencia de lo anterior, deberá el referido Tribunal Superior
anular todo lo actuado en el presente proceso y reponer la causa al
estado de admisión de la demanda, en conformidad con lo establecido
en los artículos 206 y 208 del Código de Procedimiento Civil. Todo
ello, en virtud del carácter de orden público que tiene la competencia
por la materia y declinar la competencia al tribunal declarado
competente anteriormente, es decir, Juzgado de Primera Instancia del
Trabajo y Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, para que
conozca, sustancie y decida en primer grado de la presente causa. Así
se decide.
Artículo 6 (derogado)
Si estuviese interesada o se discutiere la jurisdicción de la República,
se consultará con la Corte Suprema de Justicia en Sala Político-
Administrativa la decisión que recaiga y se seguirá el procedimiento
contemplado en los artículos 62 y siguientes para la regulación de la
jurisdicción.
Ley de Derecho Internacional Privado
Artículo 57.- La falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto
del Juez extranjero se declarará de oficio, o a solicitud de parte, en
cualquier estado o grado del  proceso.
La solicitud de regulación de la jurisdicción suspende el
procedimiento hasta que haya sido dictada la decisión
correspondiente.
En caso de afirmarse la jurisdicción de los Tribunales venezolanos
la causa continuará su curso en el estado en que se encuentra al
dictarse la decisión, pero la decisión que la niegue deberá ser
consultada en la Corte Suprema de Justicia, Sala Político
Administrativa, a cuyo efecto se le remitirán inmediatamente los
autos y si es confirmada se ordenará el archivo del expediente,
quedando extinguida la causa.
SPA 7-2-02
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini. Exp. Nº 01-0429, dec.
Nº 230:
Así las cosas, se considera necesario traer a colación lo establecido
en la sentencia N° 01097 de fecha 19 de junio de 2001, dictada por
esta Sala Político-Administrativa, recaída en el expediente N° 01-0110
(Caso: Leonel José Lezama la Rosa vs. Drilling de Venezuela, C.A.),
en la cual en un caso análogo al de autos, se estableció lo siguiente:
“Al respecto, señala esta Sala que ha sido pacífica y reiterada su
jurisprudencia, según la cual la declaratoria afirmativa de jurisdicción
de un Juez no tiene consulta ante esta Sala, sino que solamente
deben consultarse aquellas decisiones en las cuales el Juez niega
tener jurisdicción para conocer un asunto que le ha sido planteado.
Concluye así la Sala que en el presente caso no tiene materia sobre la
cual decidir respecto a la consulta remitida, y así se declara”.
SPA 10-10-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. MIGUEL DELGADO
BELLO contra RUST ENVIRONMENT & INFRASTRUCTURE
INC. y otras. Exp. Nº 2001-0133, dec. Nº 2.159:
En relación con la falta de jurisdicción del Juez venezolano frente al
extranjero, la jurisprudencia había sido constante y reiterada en el
sentido de que tanto las decisiones mediante las cuales los tribunales
venezolanos afirmaban su jurisdicción para conocer las causas que a
ellos se sometían como aquellas en las que la negaban, debían ser
consultadas, pues además de las normas antes citadas, el artículo 6
del Código de Procedimiento Civil imponía la revisión de todos los
casos en que estuviese interesada o se discutiere la jurisdicción de la
República.
Sin embargo, reitera este Máximo Tribunal que el 06 de febrero de
1999, entró en vigencia la Ley Derecho Internacional Privado, la cual
establece, respecto de la consulta obligatoria, lo siguiente:
“...En caso de afirmarse la jurisdicción de los Tribunales venezolanos
la causa continuará su curso en el estado en que se encuentra al
dictarse la decisión, pero la decisión que la niegue deberá ser
consultada en la Corte Suprema de Justicia, Sala Político-
Administrativa, a cuyo efecto se le remitirán inmediatamente los autos,
y si es confirmada se ordenará el archivo del expediente, quedando
extinguida la causa”. (Resaltado de la Sala)
 Analizado el caso concreto a la luz de la disposición parcialmente
transcrita, se advierte que el Juzgado Noveno de Primera Instancia del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas afirmó su jurisdicción para conocer de la controversia
planteada respecto al juez extranjero, razón por la cual, en aplicación
de la norma antes citada, la decisión de fecha 05 de febrero de 2001
no es objeto de consulta obligatoria (véase en este sentido, sentencia
de la Sala Político-Administrativa de la extinta Corte Suprema de
Justicia del 03 de junio de 1999, caso: BANCO EXTERIOR, C.A. vs.
METAL BELFORT, C.A. y BELFORT GLASS, C.A.). No obstante lo
anterior, como quiera que ha sido planteado contra la misma el
recurso de regulación de jurisdicción, procederá esta Sala a su
revisión.
SPA 8-5-01
Ponencia del Magistrado Yolanda Jaimes Guerrero. Exp. Nº  10682,
dec. Nº 783:
Por tanto, concluye esta Sala, aplicando el mencionado artículo 57
de la Ley de Derecho Internacional Privado que, en aquellos asuntos
como el presente, le corresponda resolver acerca de la jurisdicción del
juez venezolano frente al juez extranjero, sólo en los casos en que el
juez declare la falta de jurisdicción tiene consulta y no así la decisión
con base en la cual se confirma la atribución que tiene el Poder
Judicial para conocer y decidir un caso en concreto. Así se declara.
Ahora bien, visto que en el presente juicio el juzgado a quo afirmó la
jurisdicción que tienen los Tribunales Venezolanos para conocer de la
causa y por cuanto no hubo, por parte de quien pudiera verse
perjudicado por la decisión en cuestión, solicitud de regulación de
jurisdicción, de conformidad con el artículo 57 de la Ley de Derecho
Internacional Privado, debe esta Sala confirmar la atribución que tiene
el Poder Judicial para conocer del presente caso, no teniendo materia
sobre la cual decidir respecto a la consulta solicitada por el Tribunal a
quo. Así se declara.
Artículo 8 (derogado)
En los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, los
Jueces atenderán primero a los tratados públicos de Venezuela con el
Estado respectivo, en cuanto al punto en cuestión; en defecto de tales
tratados, aplicarán lo que sobre la materia dispongan las leyes de la
República o lo que se desprende de la mente de la legislación patria, y
en último lugar se regirán por los principios de dicho Derecho
aceptados generalmente.
Ley de Derecho Internacional Privado
Artículo 1º
Los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos jurídicos
extranjeros, se regularán, por las normas de Derecho Internacional
Público sobre la materia, en particular, las establecidas en los tratados
internacionales vigentes en Venezuela; en su defecto se aplicarán las
normas de Derecho Internacional Privado venezolano; a falta de ellas,
se utilizará la analogía y, finalmente, se regirán por los principios de
Derecho Internacional Privado generalmente aceptados.
SPA 6-6-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. 13.406. Sent.
1.260:
Ahora bien, establece el artículo 8 del Código de Procedimiento Civil el
orden de prelación de las fuentes del derecho que los jueces deben
aplicar en aquellos casos que deben ser resueltos, atendiendo al
Derecho Internacional Privado, así:
“…los jueces atenderán primero a los tratados públicos de Venezuela
con el Estado respectivo, en cuanto al punto en cuestión;  en defecto
de tales tratados, aplicarán lo que sobre la materia dispongan las
leyes de la República o lo que se desprenda de la mente de la
legislación patria; y en último lugar se regirán por los principios de
dicho Derecho aceptados generalmente”
En atención al orden de prelación supra transcrito, debe señalarse que
entre los Tratados ratificados por Venezuela que contemplan normas
sobre jurisdicción, están el Código de Derecho Internacional Privado,
también conocido como de Bustamante, que establece en su artículo
318 lo siguiente:
“Será en primer término Juez competente para conocer de los pleitos
a que de origen el ejercicio de las acciones civiles y mercantiles de
toda clase, aquél a quien los litigantes se sometan expresa o
tácitamente, siempre que uno de ellos por lo menos sea nacional del
Estado contratante a que el Juez pertenezca o tenga en él su domicilio
y salvo el derecho local contrario.
La sumisión no será posible para las acciones reales o mixtas sobre
bienes inmuebles, si la prohibe la Ley de su situación”
Por otra parte, establece el artículo 39 de la novísima Ley de Derecho
Internacional Privado:
“Además de la jurisdicción que asigna la Ley a los tribunales
venezolanos en los juicios intentados contra personas domiciliadas en
el territorio nacional, los tribunales de la República tendrán jurisdicción
en juicios intentados contra personas domiciliadas en el exterior en los
casos contemplados en los artículos 40, 41 y 42 de esta Ley”
Los juicios a que se refieren los artículos citados en la norma transcrita
son:
40: Los originados por el ejercicio de acciones de contenido
patrimonial: 1) acciones relativas a la disposición o la tenencia
de  bienes muebles o inmuebles situados en el territorio de la
República; 2) acciones relativas a obligaciones que deban ejecutarse
en el territorio de la República o que se deriven de contratos
celebrados o de hechos verificados en el mencionado territorio; 3)
Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el territorio
de la República; y 4) Cuando las partes se sometan expresa o
tácitamente a su jurisdicción.
41: Los juicios originados por el ejercicio de acciones relativas a
universalidades de bienes: 1) Cuando el Derecho venezolano sea
competente, de acuerdo con las disposiciones de esta Ley, para regir
el fondo del litigio; 2) Cuando se encuentren situados en el territorio
de la República bienes que formen parte integrante de la
universalidad.
42: Los juicios originados por el ejercicio de acciones sobre el estado
de las personas o las relaciones familiares.
Además, el artículo 44  eiusdem establece: “La sumisión expresa
deberá constar por escrito”
Es necesario destacar, igualmente, que el artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil (Ley Adjetiva Procesal) establece taxativamente
los supuestos en los cuales no puede derogarse convencionalmente la
jurisdicción venezolana a favor de una jurisdicción extranjera ni de
árbitros que resuelvan en el exterior, los cuales se reducen a: 1) Las
controversias que versen sobre bienes inmuebles situados en el
territorio de la República; y 2) cuando las partes, en materias
que  correspondan al orden público o a las buenas costumbres, hayan
definido de manera expresa la jurisdicción de los Tribunales a los
cuales someterán sus conflictos de intereses (sumisión expresa), o
cuando las partes comparezcan ante la autoridad judicial extranjera
otorgándole capacidad para conocer de la controversia que les ocupa
(sumisión tácita).
LIBRO PRIMERO.
DISPOSICIONES GENERALES
TÍTULO I.
DE LOS ÓRGANOS JUDICIALES
CAPÍTULO I.
Del Juez
SECCIÓN I.
De la competencia del Juez por la materia y por el valor de la
demanda
Artículo 28
La competencia por la materia se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute y por las disposiciones legales que la regulan.
SCS 17-5-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº  01-108,
dec. Nº 099:
En el caso bajo estudio la acción intentada está referida a la
reclamación de daños y perjuicios derivada de accidente de tránsito,
acción en la que si bien está involucrado un menor de edad, éste no
es el único sujeto activo de la pretensión. En efecto, reclaman por esta
vía además del menor dos sujetos activos, por lo que contrariamente a
lo sentado por la Sala de Casación Civil ello conllevaría a “una crisis
en la competencia material del conocimiento jerárquico vertical.” Por lo
demás, en primera y segunda instancia conocieron de la acción
incoada dos Tribunales con competencia en materia de tránsito, y en
el presente caso no se ve directamente afectado los derechos y
garantías del menor para que la jurisdicción especial sea la
competente para conocer de este asunto.
Cabe además señalar que si bien el artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil expresa que la competencia por la materia se
determina por la naturaleza de la cuestión que se discute y por las
disposiciones legales que la regulen, en el caso sub-examen, la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente no establece
ninguna disposición en la que se le atribuya el conocimiento a los
Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente de las
indemnizaciones reclamadas por accidente de tránsito en que se
encuentren menores involucrados, por lo que, por argumento en
contrario, no sería esta Sala de Casación Social la que deba conocer
del recurso de casación anunciado contra una decisión de esta
naturaleza, sobre la base de que dicha Sala conoce la materia de
menores.
SCS 21-3-02
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-614, dec.
Nº 200:
En el asunto examinado, tenemos por una parte, la declaratoria de
incompetencia del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito,
del Trabajo y con competencia transitoria de Protección al Niño y al
Adolescente del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, al cual se le había remitido
el expediente para que conociera del recurso de apelación interpuesto
contra la sentencia que declaró sin lugar la demanda, dictada por el
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Portuguesa, con sede en Acarigua.
Sin embargo, el referido Juzgado Superior con competencia, entre
otras, en materia civil, declaró como punto previo la incompetencia por
la materia, por considerar que el objeto de la demanda era el
cumplimiento de una obligación derivada de un préstamo destinado al
pago de una cosecha de arroz, por tanto, agregó, el mismo era
materia agraria.
Es el caso, que el citado Juez en vez de anular la sentencia de
primera instancia dictada por el tribunal civil, reponer la causa al
estado de admisión de la demanda y remitir el conocimiento de la
causa al tribunal de primera instancia con competencia agraria de la
misma circunscripción judicial, no lo hizo, declinando la competencia al
Juzgado Superior Tercero Agrario de la Circunscripción Judicial del
Estado Lara.
Al respecto, se observa que no puede éste último Tribunal conocer de
una apelación interpuesta contra una decisión dictada por un tribunal
con competencia en materia civil, por no tener atribuida la
competencia funcional.
Sin considerar lo anterior, el Juzgado Superior Tercero Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara, igualmente se equivocó al no
pronunciarse sobre el punto que le había sido propuesto –la
competencia por la materia– sino que en vez de admitirla o rechazarla
y en consecuencia plantear el conflicto negativo de competencia,
remitió erróneamente el conocimiento del juicio al Juzgado de Primera
Instancia del Trabajo y Agrario del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua,
para que éste, en caso de admitir la competencia “conociera en primer
grado del procedimiento”.
Ahora bien, en el caso de autos la Sala observa que no podrán ser
analizadas las actuaciones posteriores al pronunciamiento de
incompetencia que hiciera el Tribunal requerido, es decir, el Juzgado
Superior Tercero Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado
Lara, con sede en Barquisimeto, por considerarse que hasta ese
momento hay un conflicto negativo de competencia en razón de la
materia, el cual debe ser resuelto por este alto Tribunal, sin mas
dilaciones.
Por ello, la Sala considera que no pueden ser tomadas en cuenta las
declinatorias dictadas con posterioridad, pues tanto el Tribunal
declinante como el requerido, se declararon incompetentes y
declinaron la competencia erróneamente.
Por tanto, corresponde a la Sala resolver el conflicto hasta aquí
planteado, sin considerar las actuaciones subsiguientes, pues lejos de
aclarar el asunto, sólo implican mayores confusiones que no aportan
nada a los fines de resolverse el conflicto.
[...]
Acorde con lo anterior, en el caso de autos se observa que la
demanda tiene por objeto el cumplimiento de la obligación derivada de
un préstamo, el cual fue garantizado con la constitución de una prenda
sin desplazamiento de posesión a favor de la parte hoy demandante
sobre la cantidad de “UN MILLÓN QUINIENTOS MIL KILOGRAMOS
(1.500.000 Kg.) de arroz, por un monto global aproximado de QUINCE
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 15.000.000,00), almacenados en los
silos de la empresa...”.
- IV -
La competencia atribuida por ley a los tribunales de la República en
razón de la materia, es de eminente orden público no convalidable
bajo ningún otro argumento.
Así lo ha establecido la doctrina y la jurisprudencia de este máximo
Tribunal, por tal motivo, la incompetencia material puede ser alegada
por las partes y aun declarada de oficio en cualquier estado e
instancia del proceso, en conformidad con el artículo 60 del Código de
Procedimiento Civil.
Es importante destacar, en la medida de lo posible, hasta dónde llega
en el campo del derecho privado el concepto de orden público y en
consecuencia, por qué, en el caso de autos, la Sala está en la
obligación de decretar una reposición que nunca fue planteada por los
interesados en la instancia.
Por tanto, reflexionar sobre la noción de orden público es esencial a
los fines de comprender la manera cómo la Sala resolverá el conflicto
de competencia planteado en el presente juicio.
Según Piero Calamandrei (Estudios Sobre El Proceso Civil. Ediciones
Jurídicas Europa-América. Buenos Aires. Vol. I, p. 140.), los diversos
medios de garantía jurisdiccional reconocidos por un determinado
ordenamiento positivo, no tienen un valor absoluto e invariable; sino
históricamente cambiable y contingente. El mismo concepto de
inobservancia del derecho va variando conforme a la importancia
social que en un determinado momento histórico se atribuye a los
intereses tutelados por una norma.
De ello se deriva y así lo ha establecido este máximo Tribunal en
numerosos fallos (Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 23
de marzo de 1994), criterio que esta Sala acoge, que el concepto de
orden público tiene los caracteres de "relatividad", "variabilidad" y de
"graduación", que inevitablemente colocan en manos del juez su
definición concreta, teniendo en consideración los acontecimientos
que rodean la época de su emisión y los intereses estadales o
sociales que en dicha época sean los que merezcan mayor garantía y
protección jurisdiccionales. Por tanto, la relatividad y variabilidad del
concepto hacen que sus definiciones concretas queden confiadas al
criterio que exprese la jurisprudencia, y a las aplicaciones específicas
que de ella surjan. Así, del conjunto de decisiones de los tribunales,
puede concluirse que el concepto de orden público varía de acuerdo
con la rama del derecho en el cual se utilice. Sin embargo, al no
haberse podido abstraer una regla general de los casos concretos
resueltos por los tribunales, habrá siempre que acudir a la
jurisprudencia para determinar si el cumplimiento de una determinada
forma afecta o no al orden público.
Por otra parte, el artículo 28 del Código de Procedimiento Civil,
establece la competencia material, a saber: “La competencia por la
materia se determina por la naturaleza de la cuestión que se discute, y
por las disposiciones legales que la regulan”.
Al respecto, se observa que la jurisdicción agraria incluye la materia
relativa a la protección y fomento de las actividades agrícolas y
pecuarias, dado el manifiesto interés social que reviste como
producción económica básica.
En este sentido, los artículos 1°, 2°, 12 y 13 la Ley Orgánica de
Tribunales y Procedimientos Agrarios vigente para la época regula la
competencia agraria.
En efecto, el artículo 1° eiusdem dispone:
“Los asuntos contenciosos que se susciten con motivo de las
disposiciones legales que regulan la propiedad de los predios rústicos
o rurales, las actividades de producción, transformación, agroindustria,
enajenación de productos agrícolas, realizadas por los propios
productores, sus asociaciones y empresas, así como los recursos
naturales renovables y las estipulaciones de los contratos agrarios,
serán sustanciados y decididos por los tribunales a que se refiere la
presente Ley.”
Por su parte, el artículo 2° de la citada Ley, prevé: “La Jurisdicción
Especial Agraria regida por la presente Ley, será ejercida por los
Tribunales Agrarios de Primera Instancia y por los Tribunales
Superiores que conocen en Segunda Instancia...”.
Asimismo, establece el artículo 12 letra j y t, de la referida Ley
Orgánica, que: “Los Juzgados de Primera Instancia Agraria conocerán
entre otros, de las pretensiones que se promuevan con ocasión de los
siguientes asuntos: ... j) Acciones derivadas de contratos agrarios; ... t)
Acciones derivadas del crédito agrario.”
En el sub iudice, no existe duda que la competencia por la materia
está establecida en las normas anteriormente citadas. Sin embargo,
se desprende de autos, que la acción por cobro de bolívares fue
conocida, sustanciada y decidida por un Tribunal con competencia,
entre otras, en materia civil, no incluidas en ellas la especial agraria.
En tal sentido, el artículo 335 del vigente Texto Constitucional
establece que este Tribunal Supremo de Justicia, es el órgano
encargado de garantizar la efectividad de las normas y principios
constitucionales y ser vigilante de su uniforme interpretación y
aplicación.
Asimismo, el artículo 26 de la Carta Magna dispone:
“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles. “
En conclusión, conforme establece el artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil, la competencia por la materia se determina por la
naturaleza de la cuestión que se discute y por las disposiciones
legales que la regulan, siendo ésta de orden público.
En el caso de autos, se evidencia que el objeto de la presente
demanda es el cumplimiento de un crédito otorgado por Bandagro a la
empresa mercantil Agroindustrias Occidentales S.R.L. cuyo fin era el
pago de la cosecha de arroz correspondiente al ciclo 1989-1990, única
y exclusivamente, tal como consta de la cláusula segunda del contrato
anteriormente citado.
En consecuencia, esta Sala Social declara conforme a los
razonamientos antes expuestos y en aplicación de las disposiciones
legales y constitucionales anteriormente citadas, que el
tribunal competente para conocer, sustanciar y decidir la presente
demanda es el Juzgado de Primera Instancia del Trabajo y Agrario del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Portuguesa, con sede en Acarigua.
A tal efecto, este Tribunal Supremo de Justicia, por no tener la
potestad de anular sentencias en los casos que conozca de regulación
de competencia, remite la presente causa al Juez Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y con competencia transitoria de
Protección al Niño y al Adolescente del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua,
quien recibió por primera vez el expediente en alzada en virtud de la
apelación interpuesta contra la sentencia que declaró sin lugar la
demanda, por tener atribuida la competencia funcional y será éste
Tribunal el que deberá declarar la nulidad de todo lo actuado en el
proceso con fundamento en las normas y argumentos anteriormente
expuestos.
SCS 30-11-00
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº  00-032,
dec. Nº 59:
Del anterior precepto se desprende que la regla para determinar la
competencia material dependerá de la causa de pedir o del objeto, y
en este sentido expone Ricardo Henríquez la Roche que “Unas reglas
toman en cuenta el objeto mediato de la pretensión (naturaleza de la
cuestión, (...) y otras toman en cuenta el derecho sustancial que
constituye el título de la demanda (disposiciones legales que regulan
la cuestión discutida), (...)”.
Determinada la materia, se someten a consideración los criterios
cuantitativos (por el valor) y finalmente la regla de competencia
funcional y territorial, todo dentro de las reglas orgánicas para
establecer cuál es el juez que efectivamente puede ejercer su cuota
de jurisdicción (competencia) en un asunto determinado.
Lo anteriormente expuesto se toma en consideración por cuanto el
cuerpo normativo en estudio, Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, pareciera atender a una competencia
esencialmente funcional, en razón de un fuero personal atrayente
dados los individuos a los que va dirigida, que mediante un sistema
integral de políticas, programas, órganos y procedimientos garanticen
el goce y disfrute de los derechos e intereses de los niños y
adolescentes.
Igualmente, esta competencia funcional se hace patente por el
contenido de la Resolución 159, ut supra transcrita, que dispone que
aquellas causas donde estén involucrados niños o adolescentes y que
actualmente se encuentran cursando por ante los Tribunales Civiles,
sean transferidas a los Juzgados de Protección, y en consecuencia,
tanto la mencionada Resolución como la Ley, parecieran obviar las
reglas atributivas de competencia material, la cual es independiente
del sujeto, es decir, indistinta al fuero personal.
Efectivamente, expresa la exposición de motivos y el cuerpo normativo
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente que
la finalidad esencial de ésta última se circunscribe a la necesidad de
garantizar a los sujetos a los cuales se orienta la protección integral,
mediante la introducción de cambios en el procedimiento y en los
principios generales que rigen la nueva ley, para asegurarles el
ejercicio pleno y disfrute efectivo de los derechos y garantías a través
de la protección del Estado, la familia y la sociedad para contribuir a
su desarrollo integral.
Es en virtud de esta protección y del reconocimiento de los derechos
de las personas menores de 18 años, por lo que se crean los
Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente como órganos
jurisdiccionales con competencia especial para la resolución de todas
las causas que en materia civil afecten directamente a los niños y
adolescentes, criterio que fue acogido por el legislador cuando señala,
en la exposición de motivos de la Ley, que:
“Puntal del nuevo sistema es la concepción del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente, órgano jurisdiccional especializado para
conocer de todos los asuntos que afecten directamente la vida civil de
niños y adolescentes, en materia de familia, patrimoniales y laborales
(...). Esto evidencia la magnitud de la importancia del Tribunal,
diseñado para una especial, integral y cabal protección”. (Subrayado
de la Sala).
Partiendo de la idea que estos Tribunales especiales tienen conferida
por ley la competencia en los asuntos civiles que afecten los intereses
de las personas menores de edad, hecho que se desprende
igualmente de la Resolución emanada de la Comisión de
Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial cuando
establece que las causas que se encuentren en los Juzgados Civiles
pasarán al conocimiento de los Tribunales de protección cuando estén
involucrados los niños y adolescentes como partes o como
interesados; debe entenderse que en ambos textos normativos esta
protección se materializa cuando pudieran verse afectados intereses
directos de los niños y adolescentes, sin que para ello se tome en
consideración la naturaleza de los hechos pretendidos, lo cual deriva
sin lugar a dudas en que la competencia atribuida a estos Juzgados
atiende a un criterio exclusivamente funcional, en razón del interés del
individuo al cual se procura resguardar.
Por lo tanto, corresponde a la Sala determinar la competencia en
aquellos casos en los cuales no se ven afectados los intereses
directos de los niños y adolescentes, y en donde además las partes
intervinientes en el proceso son adultos, como es el caso de autos.
En un supuesto como el anteriormente expresado, que plantea un
doble sistema de atribución de competencias, por un lado material,
atribuido por la naturaleza de la acción y otro funcional, en razón de la
particular condición de la persona sobre la cual recae el carácter
tuitivo de la Ley; la Sala Político Administrativa de la extinta Corte
Suprema de Justicia en un caso que para los fines perseguidos puede
ser perfectamente valorado, resolvió, sobre la dualidad de los
Tribunales de lo Contencioso Administrativo, lo siguiente:
“La existencia de este doble sistema de atribución de competencia de
los tribunales de lo contencioso administrativo resulta de la propia
lógica de la Ley. En efecto, ¿con qué objeto habría el legislador
establecido dos mecanismos contrapuestos para la delimitación de la
competencia de los órganos de la
jurisdicción contencioso administrativa, uno determinando la ratione
personae, el otro ratione materiae, si ambos podrían aplicarse
indiferentemente? Se trata, pues, de dos sistemas de atribución de
competencia o, si se prefiere, de dos criterios para la determinación de
la misma, que se aplican alternativamente; ni indiferente, ni
conjuntamente.
Todo depende pues de la acción intentada. Así, en materia de
interpretación, cumplimiento, caducidad, nulidad o validez
de resolución contractuales, la competencia jurisdiccional se rige en
razón de la materia, esto es, atendiendo a la naturaleza jurídica
(administrativa o no) del contrato, actuación u omisión en cuestión.
Contrariamente, en el caso de las demandas tendientes a la condena
de la Administración al pago de una suma de dinero, ejercidas sea en
forma autónoma o conjuntamente con una acción contractual, de
nulidad o de carencia, la competencia jurisdiccional viene dada en
razón de la persona encausada: demandada que sea la República, los
Estados o los Municipios, los Institutos Autónomos, o las empresas en
las cuales el Estado tenga una participación decisiva, la competencia
será contencioso administrativa”.
Del anterior criterio se puede extraer el planteamiento fundamental
para la solución de los casos en los cuales se susciten conflictos de
competencia entre los Tribunales con competencia en materia civil y
los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente.
Considera esta Sala de Casación Social que las causas de naturaleza
civil reguladas por la Ley de Protección bajo estudio, corresponden a
la jurisdicción civil ordinaria, pues es ésta quien tiene atribuida la
competencia material general; y en todo caso, la competencia tanto
material como funcional conferida a los Juzgados de Protección, viene
a configurar una competencia especial dentro de la Jurisdicción
Civil Ordinaria, y en la cual, cuando exista la necesidad jurisdiccional
de proteger los derechos y garantías que directamente afecten a los
sujetos tutelados, es decir, niños y adolescentes, efectivamente
corresponderá en virtud del fuero de atracción personal, el
conocimiento de los asuntos propios sometidos al conocimiento de los
Juzgados de Protección, que están previstos en el artículo 177 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Por el contrario, en las acciones de naturaleza civil comprendidas
también en la jurisdicción ordinaria, reguladas por el Código Civil y el
Código de Procedimiento Civil, donde las partes sean personas
mayores de edad y existan involucrados indirectamente niños y
adolescentes, la competencia corresponde a los Tribunales Civiles,
que son órganos especializados y, en consecuencia, tal situación no
obsta para que se protejan los intereses de los menores, en aplicación
de los principios y derechos tanto constitucionales como legales para
ellos atribuidos. Así se establece.
De todo lo precedentemente expuesto se evidencia que en el caso de
autos la naturaleza de la pretensión no afecta directamente algún
derecho o garantía de los niños y adolescentes de los previstos en la
legislación especializada, por lo cual se aplicarán las reglas de
competencia material establecidas en el Código de Procedimiento Civil
y, en consecuencia, se declara competente al Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil. Así se decide.
SCS 30-11-00
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº 00-039,
dec. Nº 61:
Dispone el artículo 1° de la Ley Orgánica de Tribunales y
Procedimientos Agrarios que “Los asuntos contenciosos que se
susciten con motivo de las disposiciones legales que regulan la
propiedad de los predios rústicos o rurales, las actividades de
producción, transformación, agroindustria, enajenación de productos
agrícolas, realizadas por los propios productores, sus asociaciones y
empresas, así como los recursos naturales renovables y las
estipulaciones de los contratos agrarios, serán sustanciados y
decididos por los tribunales a que se refiere la presente Ley”.
Se desprende de la anterior norma, que la legislación agraria otorga
competencia a los tribunales especiales agrarios en razón de los
criterios materiales, criterios éstos regulados en el artículo 28 del
Código de Procedimiento Civil, el cual como norma rectora establece:
“La competencia por la materia se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute, y por las disposiciones legales que la
regulan”.
En este sentido expone Ricardo Henríquez La Roche que “Unas
reglas toman en cuenta el objeto mediato de la pretensión (naturaleza
de la cuestión), como ocurre con la competencia de los interdictos
posesorios, y otras toman en cuenta el derecho sustancial que
constituye el título de la demanda (disposiciones legales que regulan
la cuestión discutida), como es el caso de la jurisdicción laboral y del
tránsito. Pero ello no significa que la competencia material depende de
la índole de las normas aplicables; depende sólo de la naturaleza de la
causa de pedir o del objeto, lo cual determinará la aplicación de ciertas
reglas.(...)”.
Por otra parte la resolución N° 291 dictada por el Consejo de la
Judicatura en fecha 4 de julio de 1995, establece una competencia
funcional en atención a que sea un banco quien intervenga en las
causas de naturaleza civil o mercantil, sea como parte actora o
demandada, en este sentido la Sala Político Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia en fecha 26 de enero de 1999 estableció:
“Ahora bien, la resolución N° 291 del 4 de julio de 1995 dictada por el
Consejo de la Judicatura establece:
‘Se especializa la competencia de los Juzgados Séptimo y Noveno de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, para
conocer y decidir, en forma exclusiva y excluyente en todo el territorio
de la República, los siguientes asuntos, siempre y cuando exceda de
la suma de cincuenta millones de bolívares (50.000.000,oo);
...B) las acciones civiles y mercantiles que intenten los bancos y otras
instituciones financieras para el cobro de acreencias de las que sean
titulares y las que contra éstos se intenten, salvo que el conocimiento
corresponda a la jurisdicción contencioso administrativa;
E) los litigios civiles y mercantiles en los que sea parte un banco o una
institución financiera, salvo que el conocimiento corresponda a la
jurisdicción contencioso administrativa...’”
En virtud de la aplicación del criterio material, considera la Sala que el
conflicto planteado corresponde a la jurisdicción especial agraria, por
cuanto el contrato celebrado entre las partes es de la misma
naturaleza, en virtud de que el crédito otorgado al demandado se
efectuó de conformidad con la Ley de Refinanciamiento del Sector
Agrícola y del cual deriva la presente acción de ejecución de hipoteca,
aun cuando el actor sea una entidad bancaria.
En este sentido, el artículo 12 de la Ley Orgánica de Tribunales y
Procedimientos Agrarios establece, en lo que respecta a la
competencia, lo siguiente:
“Los Juzgados de Primera Instancia Agraria conocerán entre otros, de
las pretensiones que se promuevan con ocasión de los siguientes
asuntos:
(omissis)
t) Acciones derivadas del crédito agrario.
La Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia en
relación con la competencia para conocer de las acciones del crédito
agrario, estableció el siguiente criterio:
“En el caso de autos la naturaleza agraria de la línea de crédito y del
préstamo otorgados a la parte querellada, los cuales sirvieron de
fundamento a la demandada, se evidencia de los documentos que
corren a los folios 15,113 y 114 del expediente, por cuanto en ellos se
establece lo siguiente:
1. La línea de crédito es aprobada por la Comisión del Área
Agropecuaria del Banco de Venezuela, S.A.C.A.
2. El préstamo está destinado al financiamiento de actividades
agropecuarias.
3. La variación de los intereses de préstamo depende de las políticas
agropecuarias que dicte el Ejecutivo Nacional.
4. Los bienes dados en garantía hipotecaria pertenecen a una
sociedad mercantil destinada a la actividad agrícola, además de ser
dichos bienes fincas dedicadas a la explotación agrícola.
De acuerdo con los artículos 1 y 12 literal t) de la Ley Orgánica de
Tribunales y Procedimientos Agrarios, la competencia en los asuntos
de “acciones derivadas del crédito agrario” corresponde a los juzgados
de primera instancia agraria, por lo que es criterio de esta Sala que del
caso planteado debe conocer el Juzgado de Primera Instancia del
Trabajo, del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del
Estado Barinas, así se decide”.
En consideración a la doctrina precedentemente expuesta, con la cual
comulga la Sala y en virtud de que tal como lo señaló el Juez de
Alzada, la Ley Orgánica de Tribunales y Procedimientos Agrarios, es
de rango superior a la Resolución emanada del Consejo de la
Judicatura, por ser ésta última un acto administrativo, y tomando en
consideración al criterio material para la determinación de
competencia en el presente asunto, corresponde al Juzgado Tercero
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario por ser este el
órgano que tiene por Ley atribuido el conocimiento y decisión de la
materia especial agraria que se discute. Así se decide.
SCS 31-5-01
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-182, dec.
Nº 054:
Se desprende del libelo la voluntad de los ciudadanos (omissis) y
(omissis), de separarse de cuerpos y de bienes, así como el hecho de
no haber procreado hijos en el tiempo que permanecieron unidos. Sin
embargo, la ciudadana (omissis), mediante escrito presentado en
fecha posterior, alegó que: “...en el transcurso de los primeros meses
de nuestra Separación ocurrió reconciliación entre nosotros, quedando
yo en virtud de ello embarazada...”, expresando mas adelante, que su
hija después de nacida y hasta la presente fecha no ha sido
reconocida por su esposo.
Ahora bien, consta de las actas del expediente, el informe de fecha 12
de abril de 2000, contentivo de la experticia sobre “indagación de la
filiación biológica practicada a los ciudadanos (omissis), (omissis) y a
la niña (omissis)”, emanado del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (I.V.I.C.), Centro de Medicina Experimental
Laboratorio de Genética Humana, en el cual se expresa, entre otras
cosa, que: “La verosimilitud de paternidad mínima del Sr. (omissis)
sobre la niña (omissis), es de 87.911:1; equivalente a una probabilidad
de paternidad de 0,99999 (=99,999%).”
En el caso de autos se observa, que existe una menor de edad
involucrada, presuntamente hija del ciudadano (omissis) con la
ciudadana (omissis), en consecuencia, establece el artículo 177 de la
Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente, que el juez
designado por el Presidente de la Sala de Juicio, conocerá en primer
grado de la materia de “divorcio o nulidad del matrimonio, cuando
haya hijos niños o adolescentes” (Parágrafo Primero, literal i), siendo
competente para conocer del presente asunto la Sala de Juicio XI del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, y así se
decide.
SCS 12-6-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº  01-280,
dec. Nº 60:
El presente conflicto negativo de competencia surge en virtud de la
solicitud para ocupar junto con su menor hijo de cuatro años, un
inmueble que aparece descrito en el escrito de separación de cuerpos,
efectuada por la ciudadana María Luz Moure Sánchez, por ante del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente, Sala de Juicio N°
IV de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
quien en fecha 30 de agosto del año 2000, en virtud de la exposición
de la Fiscal Nonagésima Séptima, del Ministerio Público, autorizó a la
mencionada ciudadana para que en compañía de su menor hijo,
habitara en forma provisional el inmueble perteneciente a la
comunidad conyugal, y posteriormente declinó la competencia por
razones de la materia, siendo recibidas las actuaciones por el Juzgado
Sexto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de esa
misma Circunscripción Judicial, quien igualmente se declaró
incompetente por la materia y solicitó la regulación de la competencia
para conocer la precitada solicitud.
Indicado lo anterior, cabe señalar, que el Juez de la Sala de Juicio Nº
IV, incurrió en el error de enviar junto con el cuaderno de la tercería, el
expediente de la causa principal al Juzgado que de acuerdo a su
criterio debía conocer la referida tercería, el cual como es sabido es un
cuaderno separado que en todo caso de ser así, debió ser remitido
solo, pues, él tenía que seguir conociendo la causa principal (la
separación de cuerpos), aunado a esto, es bueno precisar que el
Código de Procedimiento Civil, en su artículo 371, señala que la
tercería se propondrá ante el juez de la causa en Primera Instancia y
más adelante en el artículo 373 eiusdem, se indica que si no se ha
producido la decisión de la causa principal, ambas causas se
acumularán para que un mismo pronunciamiento abrace ambos
procesos, es decir, que el referido juez debía conocer dicha tercería,
más aún, cuando había autorizado a la ciudadana María Luz Moure
Sánchez, para habitar con su hijo de cuatro años el inmueble producto
de la tercería, el cual de paso sea, pertenece a la sociedad conyugal,
es decir, que la mencionada ciudadana también tiene un derecho
sobre el mismo.
En consecuencia, el conocimiento del presente asunto es competencia
del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente, es decir, la Sala
de Juicio Nº IV de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, y así se decide.
SCS 26-6-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº  01-288,
dec. Nº 065:
PRIMERA: En sentencia de fecha 27 de Junio de 1.996, la Sala de
Casación Civil de nuestro Supremo Tribunal de Justicia modificó la
doctrina que hasta entonces había venido sosteniendo, que le daba
competencia al Tribunal de la Carrera Administrativa, con sede en la
ciudad de Caracas, Distrito Federal, para conocer en Primera
Instancia de las reclamaciones relacionadas con la función Pública
ejercida por los funcionarios estadales y municipales, otorgándosela
ahora a los Tribunales Contenciosos Administrativos Regionales.
En efecto, la referida sentencia estableció la nueva doctrina en los
siguientes términos:
'Expuestas las anteriores consideraciones y dado que ninguna
disposición legal permite el establecimiento cierto de la competencia
de los Tribunales de la República en materia de carrera administrativa
estadal y municipal, esta Sala estima necesario señalar:
La actividad de la Administración en materia de función Pública
participa de la misma naturaleza que los demás actores realizados
por la Administración para alcanzar sus fines. Por tanto, los actos de
los entes estadales y de las autoridades municipales relativos a los
funcionarios públicos son también actos administrativos, cuya nulidad
puede ser instada en sede contenciosa-administrativa, conforme a las
reglas generales que informan tal procedimiento, esto es, la llamada
acción de nulidad por ilegalidad de actos de efectos particulares.
La competencia para el conocimiento a este tipo de acciones contra
los Estados y Municipios esta específicamente atribuida por el artículo
181 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en
concordancia con el artículo 186 eiusdem, a los tribunales contencioso
administrativos regionales (…)
(…) Por consiguiente, vista la competencia de los Tribunales
Regionales en lo contencioso administrativo para dirimir acciones de
nulidad por ilegalidad de los actos de efectos particulares emanados
de los Estados y Municipios; y asimilada esta atribución a las
reclamaciones provenientes de empleo público de los funcionarios
estadales y municipales, el Tribunal Contencioso Administrativo
Regional, será el competente para que en lo sucesivo conozca de este
tipo de reclamaciones, provenientes de funcionarios públicos
estadales y municipales, mientras tal competencia no sea
expresamente atribuida a otro órgano jurisdiccional'.
SEGUNDA: De los hechos articulados en el libelo de la demanda y su
petitum, cuya síntesis se hizo ut retro, se evidencia que la pretensión
deducida en esta causa se dirige contra un Instituto Autónomo cuya
participación es decisiva por parte del Estado, de lo cual se desprende
que el demandante de autos ostenta la cualidad de funcionario
público, sometido en consecuencia al régimen de función pública,
como lo sostiene la juez de la causa, quedando excluido de la
jurisdicción laboral; que su causa petendi está constituida por una
relación de empleo que se afirma vinculada a las partes; y que el
objeto mediato de la pretensión es la calificación de su despido, el
reenganche a su puesto de trabajo y el pago de los salarios caídos.
En efecto, en el escrito libelar el actor JOSÉ CICERÓN PAZ
ESCUDERO alega que desde el 27 de septiembre de 1978 comenzó a
prestar sus servicios ante el organismo CORPORACIÓN DE LOS
ANDES, contratado por el lapso de un año, siendo en adelante
sucesivas las renovaciones de los contratos, hasta el día 29 de abril
de 1999, en que el presidente de la mencionada corporación
FLORENCIO PORRAS E., decidió terminar la relación de trabajo.
Con fundamento en tales razones, el mencionado ciudadano concluye
demandando al Instituto Autónomo Corporación de los Andes, por las
razones especificadas en el petitorio del libelo.
Habiéndose, pues, planteado mediante la acción deducida en la
presente causa una controversia proveniente de una relación de
empleo público, resulta evidente que, conforme a la doctrina
jurisprudencial vertida en el fallo parcialmente transcrito supra y a
tenor de lo dispuesto en el artículo 181 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia, la competencia ratione materiae para conocer de
tal acción no corresponde a la Jurisdicción Especial del Trabajo, sino
a la Jurisdicción Contenciosa Administrativa y, concretamente, al
Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso- Administrativo de la región
de los Andes con sede en Barinas, Estado Barinas, y así se declara".
SCS 14-6-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-145, dec.
Nº 169:
La incompetencia por la materia, no habiendo sido objeto, como en el
caso, de un planteamiento anterior y su correspondiente decisión
definitiva, es cuestión de orden público que puede efectivamente ser
planteada por primera vez ante el Tribunal Supremo de Justicia, en
razón de lo cual se pasa a resolver lo correspondiente.
Conforme al dispositivo del artículo 28 del Código de Procedimiento
Civil, la competencia por la materia se determina por la naturaleza de
la cuestión que se discute y por las disposiciones legales que la
regulan; y puesto que lo discutido en el caso es la disolución de una
sociedad de carácter agrario, disolución que es un necesario paso
previo a la liquidación y partición de los activos agrarios de la misma,
ese carácter determina la naturaleza agraria del proceso que afecta a
dicha sociedad y los bienes y actividad en ella involucrados así como
su sometimiento a la jurisdicción especial agraria de acuerdo con lo
dispuesto en los artículos 1º y 2º de la Ley Orgánica de Tribunales y
Procedimientos Agrarios, independientemente de que en la
consideración y decisión de las causas en que pueda fundarse la
declaratoria de disolución, de la sociedad el sentenciador deba aplicar
las normas civiles y mercantiles que rigen en general a las
sociedades, incluidas en éstas de carácter civil agrario en cuanto les
sean aplicables.
SCS 26-7-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº 01-420,
dec. Nº 72:
Del análisis de la norma transcrita, y del caso en concreto, es
importante señalar que la pretensión ejercida por el actor, se suscribe
a obtener la partición y liquidación de la comunidad concubinaria, en la
cual, si bien es cierto que hay una menor que nació dentro de la
mencionada unión, no es menos cierto que en el presente caso, no
están en juego los derechos o intereses de la referida menor. Por lo
que al ser una acción de naturaleza civil comprendida en la
jurisdicción ordinaria, regulada por el Código Civil y el Código de
Procedimiento Civil, donde las partes son personas mayores de edad,
y al no estar afectado directamente ningún niño o adolescente al que
haya que proteger, el tribunal competente para conocer la presente
causa es el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil. Así se decide.
SC 25-3-02
Ponencia del Magistrado José M. Delgado Ocando. Exp. Nº  01-1243,
dec. Nº 602:
Ahora bien, es doctrina de este Máximo Tribunal que, en materia de
amparo, no sólo es necesario analizar la naturaleza del derecho o la
garantía constitucional presuntamente violada o amenazada de
violación, que por ser genéricas, pueden corresponder a distintas
competencias, sino que también hay que atender a la relación
existente entre la violación denunciada y la situación jurídica que
involucra a las partes, la cual, debe ser subsumida objetivamente
dentro de los principios de competencia.
En el caso de autos, esta Sala observa que –como se expresó con
anterioridad- el hecho que motivó a los accionantes a interponer la
acción de amparo constitucional lo constituye la presunta amenaza de
violación del derecho al debido proceso por parte de la abogada Elsy
Uzcátegui de Terán, de llevar a cabo la entrega material de bienes
inmuebles (fundos agropecuarios), los cuales se encuentran en
posesión de los quejosos, sin cumplir con el procedimiento
administrativo previsto en el artículo 148 de la entonces Ley de
Reforma Agraria.
Como se puede observar, el derecho constitucional denunciado como
lesionado se encuentra vinculado a la materia agraria, por lo que, en
consecuencia, los Tribunales de Primera Instancia Agraria, son los
órganos jurisdiccionales que ostentan competencia en esta materia, tal
y como lo dispone el artículo 212, numeral 15 del Decreto con fuerza
de Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, vigente a partir del 10 de
diciembre de 2001.
SC 31-8-01
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº  00-0477,
dec. Nº 1640:
El criterio fundamental utilizado en la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales para determinar la
competencia de los órganos jurisdiccionales en materia de amparo
constitucional, es la afinidad o identidad entre la materia que está
atribuida a los jueces y los derechos y garantías denunciados como
violados. Así lo dispone expresamente la mencionada ley, al
consagrar en su artículo 7 que: “Son competentes para conocer de la
acción de amparo, los tribunales de Primera Instancia que lo sean en
la materia afín con la naturaleza del derecho o garantía
constitucionales violados o amenazados de violación, en la jurisdicción
correspondiente al lugar donde ocurrieren el hecho, acto u omisión
que motivaren la solicitud de amparo”.
Es de hacer notar que, con el criterio antes mencionado, el legislador
buscó que fueran los jueces que conocieran y que estuvieran más
familiarizados con los derechos constitucionales denunciados como
lesionados, los que tuvieran la competencia para conocer de la acción
de amparo, circunstancia ésta que redundaría en la eficacia y
desarrollo de la institución. Con mayor fundamento se sostiene que, si
bien han de observarse las reglas de competencia ratione materiae, el
juez que se considere incompetente remitirá dichas actuaciones a
aquél que, conforme a su criterio, tenga competencia. La competencia
por la materia es de orden público, no convalidable bajo ningún otro
argumento, ni tan siquiera por el relativo a las jerarquías derivadas de
la organización del poder judicial. En ese sentido, el artículo 28 del
Código de Procedimiento Civil, establece:
“La competencia por la materia se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute, y por las disposiciones legales que la
regulen”.
En el presente caso, el accionante señala que el tribunal competente
es un tribunal penal ante el cual pretende hacer valer una solicitud de
regulación de competencia bajo la figura del amparo constitucional,
porque él considera que es el Tribunal Penal el competente para
conocer del asunto. Dada la particular cualidad de la materia regulada
por la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, no pueden las partes utilizar como medio de
impugnación la solicitud de la regulación de competencia. Dicho
planteamiento es incompatible con la naturaleza misma del amparo.
Por los motivos expuestos, esta Sala estima que el tribunal superior,
acertadamente, declaró inadmisible la acción planteada; y por ello,
procede a confirmar el fallo consultado, y así se declara.
SCC 7-3-02
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  01-793, dec.
Nº 17:
En virtud de las normas precedentemente transcritas y aplicadas al
caso sub iudice, todo lleva a la convicción que, en primer lugar, lo
principal es la demanda de nulidad de contrato de arrendamiento y lo
accesorio es la demanda de tercería; en segundo lugar, la intervención
del tercero se llevó a cabo durante la primera instancia del juicio
principal, y en este caso, tanto la demanda principal como la accesoria
deben acumularse antes del momento de dictar la sentencia definitiva,
para que un mismo pronunciamiento abrace a ambas pretensiones,
siguiendo unidas para ulteriores instancias, de lo cual se entiende que
la tercería sigue la suerte de lo principal, que a pesar de que se
sustancian en cuadernos separados, están íntimamente ligadas.
En el mismo orden de ideas, la tercería se sustanciará de acuerdo a
su naturaleza y cuantía, es decir, con relación a la competencia por la
materia, la cual se determina por la naturaleza de la cuestión que se
discute, según lo establecido en el artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil, es evidente para esta Sala que la competencia
material en la presente demanda de tercería, es civil, ya que es esa la
naturaleza de lo que se discute en el juicio principal.
No obstante lo anterior, considera igualmente oportuno esta Sala
destacar lo establecido por la Sala Plena de este Alto Tribunal en
cuanto a la competencia para conocer de las causas en las cuales los
menores y adolescentes funjan como demandantes, decisión Nº. 33,
de fecha 24 de octubre de 2001, caso: Bertha Elena Reyes y otros
contra Sociedad Anónima Compañía Nacional de Reforestación
(CONARE), expediente Nº. 000034, en la cual se precisó lo siguiente:
“...Es por ello que, a juicio de la Sala, una coherente y lógica
interpretación del contenido del Parágrafo Segundo del artículo 177 de
la Ley Para la Protección del Niño y del Adolescente implica
necesariamente afirmar que no forma parte de la competencia de los
Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente ni de la Sala de
Casación Social de este Supremo Tribunal el conocimiento de las
demandas de naturaleza patrimonial o del trabajo incoadas por niños o
adolescentes...”. (Subrayado de la Sala).
En virtud de lo precedentemente analizado, esta Sala considera que
como la competencia por la materia en el sub iudice es
eminentemente civil, el tribunal competente para conocer de la
admisión de la demanda de tercería, lo es el Juzgado Décimo de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
SCC 22-3-02
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  01-938, dec. Nº
22:
Ahora bien, la Sala para decidir observa, que la accionante en el
presente juicio solicita el reintegro de una cantidad de dinero, que
alega corresponderle por concepto del pago de prestaciones sociales
que le fue hecho a su cónyuge, por ese mismo concepto. No obstante
a ello, y que si bien la materia de prestaciones sociales atañe a la
jurisdicción laboral, lo cierto es, que entre la accionante y la accionada
se discute relación laboral alguna, ni contrato de naturaleza laboral
que permita demandar ante la Tribunales del Trabajo el reintegro de
una suma de dinero, ya que para que un asunto pueda ser
considerado de orden laboral, es necesario que la naturaleza del
derecho pretendido sea del trabajo y además, debe mediar la
existencia o preexistencia de una relación laboral entre los sujetos de
la causa, lo que no ocurre en el caso sub iudice.
El artículo 1° de la Ley Orgánica de Tribunales y Procedimientos del
Trabajo señala, textualmente lo siguiente:
“Los asuntos contenciosos del trabajo, que no correspondan a la
conciliación ni al arbitraje, y en todo caso, las cuestiones de carácter
contencioso que suscite la aplicación de las disposiciones legales y de
las estipulaciones de los contratos de trabajo, serán sustanciados y
decididos por los Tribunales del Trabajo que se indican en la presente
Ley.” (Subrayado de la Sala).
De conformidad con lo dispuesto en la norma anteriormente transcrita,
la Sala estima, que la pretensión deducida en el presente juicio, no
encuadra en los supuestos contenidos en la norma supra citada, que
determina en que casos le corresponde conocer a los Tribunales del
Trabajo, ya que en el caso concreto, no existe vínculo laboral alguno
entre la accionante y accionada y, además los fundamento esgrimidos
por la accionante son, la solicitud de pago de una suma de dinero
correspondiente al cincuenta por ciento (50%) de las prestaciones
sociales que le corresponden, en virtud de su carácter de cónyuge de
un extrabajador de la sociedad mercantil CANTV y, además el
incumplimiento por parte de la CANTV, de una medida cautelar
innominada, dictada por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en
lo Civil y Mercantil de la circunscripción Judicial del Estado Monagas.
Es por ello, que la pretensión deducida encuadra únicamente dentro
del marco de cognición de la jurisdicción civil ordinaria. Así se
establece
SCC 10-8-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  99-892, dec.
Nº 292:
Considerado el contenido fáctico de la demanda, es determinante
señalar, tal como quedó expresado en la narrativa inicial de este fallo,
que la acción intentada está limitada a la reclamación de daño moral y
lucro cesante, lo que en principio pudiera estar bajo la tutela
jurisdiccional de los tribunales civiles; sin embargo, se observa que la
fuente de la reclamación intentada, lo constituye la prestación del
servicio personal que el demandante invoca en su demanda y que
denomina relación laboral; este tipo de pretensión tiene su amparo
legal en la normativa contenida en las leyes del trabajo, sean adjetivas
o sustantivas.
En ese sentido, la competencia funcional en primera instancia tal
como prevé el artículo 28 de la Ley Orgánica de Tribunales y de
Procedimiento del Trabajo le ha sido otorgada al juez con jurisdicción
especial en todos los asuntos que se indican en el artículo 1º eiusdem,
correspondiendo, el conocimiento, jerárquico vertical por mandato del
23, numeral 3 del mismo texto legal, en igual manera al competente
por la materia.
Al respecto el artículo 28 del Código de Procedimiento Civil, establece:
“La competencia por la materia se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute, y por las disposiciones legales que la regulan”
En el sub iudice, no existe duda de que la competencia por la materia,
está regulada en la normativa citada, verificándose de autos, que la
prenombrada acción fue consignada y sustanciada ante un Tribunal
con competencia en la materia laboral, de cuya decisión conoció el
Tribunal de Alzada con igual competencia, conforme ya se indicó.
Ahora bien, el aludido recurso, fue sustanciado antes de entrar en
vigencia la Constitución Bolivariana de Venezuela; por lo que, los
elementos de hecho configurados después de su promulgación,
motivo del proceso reestructurador del Poder Judicial y el Sistema
Judicial, especialmente en lo concerniente a la actual conformación de
este Tribunal Supremo de Justicia, ameritan un pronunciamiento de la
Sala, respecto a la competencia material de la misma, dada la
creación de las nuevas Salas, especialmente la de la Casación Social.
En ese orden de ideas, cabe expresar:
Ciertamente, para el momento en el cual se dio cuenta a la Sala, del
asunto bajo estudio, de conformidad con la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia el conocimiento de la materia del trabajo, era
competencia de esta Sala de Casación Civil, al igual que lo era la de
menores y familia; ello, a tenor del contenido y alcance del artículo 43
del mismo texto legal, en concordancia con el 42 eiusdem en su
ordinal 33. Posteriormente, con la entrada en vigencia de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se creó la Sala
de Casación Social, a la cual se le atribuyó, constitucionalmente, la
competencia en la materia de casación agraria, laboral y menores. Así
lo recoge su artículo 262, al señalar:
“El Tribunal Supremo de Justicia funcionará en la Sala Plena y en las
Salas Constitucional, Políticoadministrativa, Electoral, de Casación
Civil, de Casación Penal y de Casación Social, cuyas integraciones y
competencias serán determinadas por su Ley orgánica.
La Sala Social comprenderá lo referente a la casación agraria, laboral
y de menores.” (El resaltado es de la Sala)
En este sentido la Sala, por auto del 26 de enero de 2000:
“En vigencia, la nueva Constitución se establece la creación y la
organización funcional del Tribunal Supremo de Justicia, en seis (6)
Salas: constitucional (Sic), político administrativa (sic), electoral (Sic),
de casación civil (Sic), de casación penal (Sic), de casación social
(Sic), que abarca el conocimiento de la materia agraria, laboral y de
menores; corresponde a esta Sala de Casación Civil (Sic) revisar la
competencia de los asuntos relacionados con la materia de familia.
Las normas constitucionales que rigen a este Tribunal Supremo de
Justicia, son referidas a los principios de organización y
funcionamiento de las altas instituciones del Estado, las cuales deben
ser interpretadas de acuerdo con la intención que tuvo el constituyente
al crearlas. En este sentido, considera esta Sala de Casación Civil que
(Sic) debido a la interpretación concordada de los artículos 262 y 266
de la Constitución de la República, la Sala de Casación Social (Sic) ha
de ser una sala (Sic) especializada en el conocimiento de los casos
que pertenecen a materias a (Sic) cuya importancia y protección (Sic)
para el estado (Sic) es prioritaria, debido a su transcendencia (Sic)
social.
En efecto, la enumeración que se hace (Sic) en el artículo 262 de la
Constitución (Sic) sobre las materias que han de ser conocidas por la
Sala Social, ha de considerarse como una enunciación no taxativa,
toda vez que (Sic) lo que se quiere indicar, es que éstas deberán
conformar y orientar el ámbito de competencia de dicha Sala. De su
parte, el artículo 266 ejusdem señala que (Sic) las salas (Sic) tendrán
competencia sobre asuntos previstos en la ley y en la Constitución.
En este sentido, observamos que la Constitución de la República (Sic)
en su Capítulo V “De los Derechos Sociales y de Familias”, artículos
75 al 81, establece un régimen de protección a la familia como tal y a
cada uno de sus miembros, el matrimonio, la filiación y la adopción.
De allí que esta Sala de Casación Civil (Sic) interpreta, (Sic) que (Sic)
respecto de las materias inherentes al derecho de familia, la
competencia es atribuida a la Sala de Casación Social....”
Bajo este esquema estructural, se encuentra constituido actualmente
este Tribunal Supremo de Justicia, razón por la cual, en atención a las
normas comentadas, es indudable que a esta Sala, se le suprimió la
competencia para conocer de los recursos de casación sobre juicios
en materia laboral, el cual, como ya se indicó, corresponde en la
actualidad a la Sala de Casación Social, dada la incompetencia
sobrevenida, lo que conlleva a que la Sala, carezca de potestad de
juzgamiento para aquellas situaciones relativas al derecho laboral, lo
cual hace, que careciendo de competencia en dicha materia,
necesariamente esta decisión sea inhibitoria para el juzgamiento del
derecho material a que se contrae la pretensión demandada, ya que la
incompetencia por la materia resulta inderogable, por tratarse de
normas de orden público eminente y por lo tanto, el pronunciamiento
de la jurisdicción ha de ser de declinatoria de la competencia por
carecer de potestad de juzgamiento, por resultar incompetente para
decidir los asuntos donde se encuentre controvertido el derecho
material laboral y por consiguiente para pronunciarse sobre el recurso
de casación interpuesto.
SCS 13-3-02
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº  01-802,
dec. Nº 179:
En el caso de autos, se evidencia la inexistencia de algún menor de
edad, como interesado o parte de la demanda incoada.
En base a ello, es importante resaltar, lo siguiente:
La acción de divorcio es de naturaleza esencialmente civil y la
sustanciación y conocimiento está atribuida a los Tribunales de
Primera Instancia en lo Civil. Sólo en aquellos casos donde se procure
la disolución de un matrimonio donde existan niños o adolescentes
procreados por ambos cónyuges, o cuando se trate de la disolución de
un vínculo matrimonial donde uno o ambos cónyuges sean
adolescentes, la competencia de la causa se la confiere expresamente
el artículo 177 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente antes citado a los Tribunales de Protección, a fin de
tutelar el interés del niño o adolescente. Por consiguiente, los medios
de impugnación que se ejerzan contra las decisiones emanadas de los
Juzgados Superiores a ellos los conocerá esta Sala de Casación
Social.
No obstante, lo anterior, la Sala de Casación Civil, mediante fallo de
fecha 10 de agosto del año 2000, bajo la ponencia del Magistrado
Carlos Oberto Vélez, dejó establecido que si bien a dicha Sala se le
suprimió expresamente la competencia para conocer de los recursos
de casación sobre juicios en materia laboral y menores –sin indicar
agrario–, no es menos cierto que expresó que en lo asuntos de familia
aun cuando no se le suprimió expresamente la competencia y sobre la
base del auto proferido con anterioridad por la misma Sala, que más
adelante se transcribirá, señaló que la Sala de Casación Civil no le
corresponde la competencia para conocer de los recursos de casación
en materia de familia sino a esta Sala de Casación Social indicando
textualmente:
“En ese orden de ideas, es indudable que a esta Sala, no corresponde
la competencia para conocer de los recursos de casación sobre juicios
en materia de familia, entre los cuales están comprendidos los asuntos
relativos al estado y capacidad de las personas, conocimiento que,
como ya se dijo, corresponde en la actualidad a la Sala de Casación
Social, dada la incompetencia sobrevenida, lo que conlleva a que la
Sala, carezca de potestad de juzgamiento para aquellas situaciones
relativas al derecho de familia, lo cual hace, que careciendo de
competencia en dicha materia, necesariamente esta decisión sea
inhibitoria para el juzgamiento del derecho material a que se contrae la
acción, esto es, que el pronunciamiento de la jurisdicción ha de ser de
declinatoria de la competencia por carecer de potestad para decidir
controversias donde se encuentra controvertido el derecho material
social.”
Por su parte, el auto de fecha 26 de enero del año 2000, emanado de
dicha Sala, indicó:
“En vigencia, en la nueva Constitución se establece la creación y la
organización funcional del Tribunal Supremo de Justicia, en seis (6)
Salas: Constitucional, Político Administrativa, Electoral, de Casación
Civil, de Casación Penal, de Casación Social, que abarca el
conocimiento de la materia agraria, laboral y de menores; corresponde
a esta Sala de Casación Civil revisar la competencia de los asuntos
relacionados con la materia de familia.
Las normas constitucionales que rigen a este Tribunal Supremo de
Justicia, son referidas a los principios de organización y
funcionamiento de las altas instituciones del Estado, las cuales deben
ser interpretadas de acuerdo con la intención que tuvo el constituyente
al crearlas. En este sentido, considera esta Sala de Casación Civil que
debido a la interpretación concordada de los artículos 262 y 266 de la
Constitución de la República, la Sala de Casación Social ha de ser
una Sala especializada en el conocimiento de los casos que
pertenecen a materias a cuya importancia y protección para el estado
es prioritaria, debido a su trascendencia social.
En efecto, la enumeración que se hace en el artículo 262 de la
Constitución sobre las materias que han de ser conocidas por la Sala
Social, ha de considerarse como una enunciación no taxativa, toda
vez que lo que se quiere indicar, es que éstas deberán conformar y
orientar el ámbito de competencia de dicha Sala. De su parte, el
artículo 266 ejusdem señala que las Salas tendrán competencia sobre
asuntos previstos en la ley y en la Constitución.
En este sentido, observamos que la Constitución de la República en
su Capítulo V ‘De los Derechos Sociales y de Familias’, artículos 75 al
81, establece un régimen de protección a la familia como tal y a cada
uno de sus miembros, el matrimonio, la filiación y la adopción. De allí
que esta Sala de Casación Civil interpreta, que respecto de las
materias inherentes al derecho de familia, la competencia es atribuida
a la Sala de Casación Social....”
Asimismo se hace oportuno señalar que la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela, N° 36.929, de fecha 10 de abril
del año 2000, resolvió en virtud de la entrada en vigencia de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, atribuir a los
Juzgados ordinarios de Primera Instancia en lo Civil la competencia
para conocer de todos los asuntos relativos al derecho de familia,
estado civil y capacidad de las personas, cuando las partes
interesadas sean mayores de edad, modificando así la competencia
por razón de la materia a todos los Juzgados de Primera Instancia en
lo Civil en todas las Circunscripciones Judiciales de la República
Bolivariana de Venezuela que tienen asignado el conocimiento en
asuntos de familia. Allí se indicó:
“Artículo 1.- Se le atribuye a los Juzgados Ordinarios de Primera
Instancia en lo Civil de las Circunscripciones Judiciales del Área
Metropolitana de Caracas y del Estado Táchira la competencia para
conocer de todos los asuntos relativos a Derecho de Familia, Estado
Civil y Capacidad de las Personas, cuando las partes interesadas
sean mayores de edad.
Artículo 2.- Los Juzgados de Protección antes llamados Juzgados de
Familia y Menores que tengan causas en tramitación referente a
asuntos de Familia Estado Civil y Capacidad de las Personas, donde
las partes interesadas sean mayores de edad procederán de la
siguiente manera:
a) Si ha precluido el lapso probatorio, deberá sentenciar el juez que ha
presentado dicha actuación en virtud del Principio de Inmediación.
b) Si se han promovido y admitido las pruebas, el respectivo
expediente se enviará al Juzgado de Primera Instancia Civil, para
hacer efectivo el Principio de Inmediación.
c) Si se ha recibido la demanda y se le ha dado entrada; o se han
celebrado los actos conciliatorios; o se ha llevado a cabo el acto de la
contestación de la demanda; u opuestas cuestiones previas deberán
enviarse al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil. En el caso de las
cuestiones previas las mismas deberán resolverse antes de la aludida
remisión.
d) Los juicios de inserción y rectificación de partidas del estado civil
que se encuentran en tramitación en los Tribunales de Protección del
Niño y del Adolescente –anteriormente Juzgados de Familia y
Menores- se remitirán al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,
cuando las partes interesadas sean mayores de edad.
Dada, firmada y sellada en sesión de la Comisión de Funcionamiento
y Reestructuración del Sistema Judicial en la ciudad de Caracas, a los
cuatro (4) días del mes de abril del año dos mil (2000).”
Expuesto todo lo anterior es indudable que la competencia por la
materia en los asuntos de familia, específicamente en los casos de
divorcio cuando no hayan niños o adolescentes y cuando ninguno de
los cónyuges sean menores de edad le corresponde conocerlos y
resolverlos a los Tribunales con competencia en lo Civil.
Siendo así, esta Sala de Casación Social deja sentado a partir de la
publicación de este fallo que en virtud de que los Juzgados con
competencia en lo Civil son los Tribunales competentes para resolver
y decidir todos los asuntos de familia, específicamente los de divorcio
o nulidad de matrimonio, 1) Cuando no existan niños o adolescentes y
2) Cuando ninguno de los cónyuges sea menores de edad,
corresponde a la Sala de Casación Civil conocer de todos los medios
de impugnación ejercidos contra las decisiones emanadas de dichos
Tribunales. Así se decide.-
Artículo 29
La competencia por el valor de la demanda se rige por las
disposiciones de este Código, y por la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
SCS 16-11-00
Ponencia del Magistrado Alberto Martini Urdaneta. Exp. Nº  00-076,
dec. Nº 97:
En este mismo orden de ideas dispone el artículo 945 eiusdem:
“El Ejecutivo Nacional, oída la opinión de la Corte Suprema de Justicia
y del Consejo de la Judicatura, podrá modificar las cuantías
establecidas en este Código, salvo aquellas que se refieran a multas,
indemnizaciones o resarcimientos de cualquiera especie. El Decreto
respectivo será dictado por el Presidente de la República en Consejo
de Ministros y entrará en vigencia noventa (90) días después de su
publicación”.
Del articulado transcrito, deviene la potestad legal del Poder Ejecutivo
de modificar la cuantía establecida en el ordinal 1° del artículo 312
Código de Procedimiento Civil, a través de Decreto dictado por el
Presidente de la República en Consejo de Ministros. Por lo tanto,
resulta jurídicamente improcedente la desaplicación del referido
instrumento con fundamento en el artículo 20 del Código de
Procedimiento Civil.
La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, señaló en
decisión de fecha 3 de abril de 1997, en relación a la cuantía en los
procesos iniciados antes de la promulgación del referido Decreto
Presidencial, lo siguiente:
“...en cuanto a la aplicación en el tiempo de la nueva cuantía y su
vigencia en procesos iniciados antes de su promulgación, la Sala ha
sido cuidadosa en la interpretación de las normas que regulan la
vigencia de la nueva cuantía, preservando el derecho de defensa, el
principio de irretroactividad de la ley y el derecho de petición, todos de
rango constitucional. Tal como señala el transitorio artículo 9 del
vigente Código de Procedimiento Civil, que desarrolla el principio de
irretroactividad en cuanto toca a la ley procesal, en armonía con el
artículo 941 eiusdem, cuya aplicación es adecuada a la situación
planteada; los recursos ya interpuestos para la fecha de entrada en
vigor de la nueva cuantía, se regirán por lo establecido en el Código
de Procedimiento Civil. El anuncio del recurso de casación no es
efecto necesario de la sentencia dictada. Mucho menos podría
aceptarse dicho argumento al constatarse que a la fecha de entrada
en vigor de la nueva cuantía, el 22 de abril de 1996, constituyó un acto
cumplido al amparo de la norma procesal modificada, único supuesto
capaz de sustraerlo de la nueva cuantía y someterlo a la anterior
regulación por virtud de las normas mencionadas”
Tal criterio al ser compartido por esta Sala de Casación Social,
determina que la admisión de un recurso de casación anunciado
dentro de un juicio laboral con posterioridad a la entrada en vigencia
del Decreto 1.029, requiere que el interés hecho valer en la pretensión
exceda de los tres millones de bolívares.
En el presente caso, el anuncio del recurso se produjo en fecha 27 de
junio de 2000, fecha esta posterior a la entrada en vigencia del
referido Decreto, por lo que debe exigirse como cuantía a los efectos
de su admisión el monto allí establecido. Y así se decide.
Artículo 30
El valor de la causa, a los fines de la competencia, se determina en
base a la demanda, según las reglas siguientes.
SCC 25-5-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  00-042, dec.
Nº 167:
Al respecto, la Sala ha indicado de forma reiterada que la cuantía
debe constar únicamente del libelo de demanda, y no de documentos
anexos, o de cualquier otra acta del expediente (Vid. Sentencia de
fecha 15 de marzo de 1995, Caso: Vicente Golindano Padrón y otros,
contra José Ramón Golindano Padrón); y que el recurrente en
casación tiene la carga de aportar los elementos necesarios para la
determinación de los presupuestos de admisión del recurso de
casación. En consecuencia, está en la obligación de consignar la
copia certificada del libelo de demanda en el expediente. En caso
contrario, la Corte no podrá verificar el cumplimiento del requisito de la
cuantía.
Sobre este particular, la Sala ha expresado que de no constar de
modo cierto y definitivo en el expediente el interés principal del juicio,
porque no fue consignada la copia certificada del libelo de demanda,
debe considerarse que no fue cumplido el requisito de la cuantía y, por
ese motivo, el recurso de casación debe ser declarado inadmisible, “…
sin que valgan consideraciones relativas a la duda que pudiera surgir
en cuanto a la probable cuantía del juicio, dado que los términos de la
mencionada ley no permiten otra solución que no sea la que obliga a
demostrar con toda certeza que el valor del juicio sobrepasa el límite
por aquélla establecido a los fines de la admisión del recurso…”. (Vid
Sent. De fecha 6 de marzo de 1997, caso: Giarmi Cordone Palandrini
c/ Corporación Revi C.A. y otra).
SCC 15-11-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  99-1033, dec.
Nº 379:
En consecuencia, no constando en el expediente la copia certificada
del libelo de la demanda, a la Sala le es imposible establecer el interés
principal del juicio.-
En consecuencia, a criterio de la Sala, el recurso de casación
anunciado es inadmisible. Así se decide.-
A pesar de la decisión que antecede, la Sala, penetrada de serias y
profundas dudas en relación con su doctrina vigente, antes
consignada y aplicada en el sub iudice, en ponencia del Magistrado
que con tal carácter suscribe ésta, de fecha 02 de noviembre del año
que discurre, en el juicio de Freddy Mezerhane Gosen contra Seguros
La Federación, C.A., expediente N 99-743, reexaminó la misma y
estableció:
“...En este sentido, considera, que su extrema formalidad e
inflexibilidad, choca contra el contenido y alcance del artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y por ende
contraria el deber que le está impuesto a los Órganos Jurisdiccionales
de garantizar una justicia, sin formalismo, y al mismo tiempo con la
naturaleza intrínseca del principio de “exhaustividad” de la sentencia,
que “...impone a los jueces el deber de resolver todas y cada una de
las cuestiones alegadas por las partes que constituyen el problema
judicial,...”; y sobre todas las alegaciones y peticiones de las partes,
realizando el análisis íntegro sobre las actas del proceso, para no
incurrir en “omisión de pronunciamiento” y consecuencialmente no
infringir “...el ordinal 3º del artículo 243 del Código de Procedimiento
Civil,...” que “constriñe al juez a dictar sentencia en forma clara,
positiva y precisa, en el cual se encuentra implícito el principio de
congruencia....”; contraviniendo igualmente al contenido y alcance del
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, de cuyo texto se
desprende, que los elementos de convicción para que el juez pueda
conformar su decisión, únicamente puede extraerlos de los autos; del
mismo modo, el criterio restringido que inveteradamente hasta ahora
ha sostenido esta Sala con relación a que, es el libelo de la demanda
el único instrumento esencial para determinar el requisito de la cuantía
indispensable para la admisión del recurso de casación, ATENTA
CONTRA EL EFECTO PROBATORIO DE AQUELLOS
DOCUMENTOS EN LOS CUALES LA FE PÚBLICA DEL
FUNCIONARIO QUE LOS SUSCRIBE O LOS AVALA CON SU
ACTUACIÓN INHERENTE AL CARGO QUE DESEMPEÑA, SE VEA
ANULADA, SIN FUNDAMENTACIÓN LEGAL ALGUNA QUE PUEDA
AMPARAR TAL SITUACIÓN, IMPIDIÉNDOLE AL JUEZ PLASMAR LA
VERDAD COMO EL NORTE Y GUÍA DE SUS ACTOS, LA CUAL
PROCURARÁ CONOCER EN LOS LÍMITES DE SU OFICIO.
Con base a las precedentes consideraciones y en mérito de los
argumentos antes expuestos, esta Sala de Casación Civil a los efectos
de atemperar la inflexibilidad del criterio in comento y sin restarle la
importancia que tiene el escrito de la demanda para establecer la
cuantía exigida en la admisión del recurso de casación, abandona
expresamente el criterio establecido en las sentencias de fecha 7 de
marzo de 1985, ratificada en sentencias del 25 de marzo de 1992 y 8
de febrero de 1995 y así sucesivamente en todos los autos y fallos
que hasta la presente fecha se han publicado y ESTABLECE, que
para aquellos recursos que se admitan a partir de la fecha de
publicación del presente fallo, tendrán valor demostrativo a los efectos
de verificar la cuantía del interés principal del juicio como requisito
para la admisión del recurso casacionista, aquellos documentos que
autorizados con las debidas solemnidades, sean emanados de un juez
y otro funcionario o empleado público con facultad para otorgar fe
pública en el ejercicio de sus funciones; documentos que puedan
haber dejado claramente determinada dicha cuantía, que en todo caso
podrá ser corroborada con otros indicios procesales existentes en las
actas, siendo que éstos, por si solos, no servirán como elementos
determinantes para establecer la cuantía del juicio. Así se declara....”
(Resaltado y subrayado del texto)
Ahora bien, la Sala considera pertinente y prudente la oportunidad
para puntualizar la doctrina transcrita, en el sentido que, sólo en
aquellas situaciones en las cuales de las actas del expediente no
conste el libelo de la demanda y, en su caso, la contestación del
mismo, será necesario de conformidad con el criterio doctrinario ut
supra, acudir a documentos autorizados con las debidas formalidades
por el juez, funcionario o empleado público con facultad de otorgarle fe
pública, a los efectos de la estimación del interés principal del juicio.
En este sentido, mantiene su relevancia para establecer la cuantía o
interés principal del juicio, la estimación señalada por las partes, bien
en el libelo de la demanda o en su contestación de acuerdo al
resultado definitivo con relación a su cuestionamiento. Por este
motivo, es propicio señalar que el atemperamiento sobre la doctrina
abandonada, está referido al hecho cierto de apreciar los documentos
señalados en la nueva doctrina, siempre y cuando, no se haya
consignado en los autos acreditados ante esta jurisdicción, el libelo de
la demanda, pues de ser así, dichos documentos no serán apreciados
para estimar la cuantía o interés principal del juicio, ya que éste fue
originalmente fijado en el escrito libelar o, en su caso, en la
contestación del mismo. Así se establece.
La Sala, por vía del imperio de la precitada sentencia, decide que el
criterio aquí establecido no es aplicable a este caso por efecto de su
vigencia y la fecha de admisión del recurso en cuestión. Así se
resuelve.
Artículo 31
Para determinar el valor de la demanda se sumarán al capital los
intereses vencidos, los gastos hechos en la cobranza y la estimación
de los daños y perjuicios anteriores a la presentación de la demanda.
SCS 25-10-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-179, dec.
Nº 431:
Ahora bien, el artículo 3º del Código de Procedimiento Civil establece
que la jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la
situación de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda, y el artículo 31 eiusdem, dispone que para determinar el
valor de la demanda se sumaran (al capital) los intereses vencidos, los
gastos hechos en la cobranza y la estimación de los daños y perjuicios
anteriores a su presentación. Conforme a esas normas, pues, el valor
de la demanda en el caso concreto, quedó fijado al momento de la
presentación de la misma y con la sola inclusión –no habiéndose
reclamado otros daños y perjuicios– del capital demandado,
ochocientos noventa y un mil bolívares (Bs. 891.000,00), y de los
intereses vencidos a esa fecha, ochocientos mil quinientos cuarenta y
seis bolívares con treinta y cuatro céntimos (Bs. 800.546,34), de
donde resulta evidente que la cuantía respectiva, determinada por la
sumatoria de ambas cifras, no es suficiente para llenar en el punto los
requisitos de admisibilidad del recurso de casación. Así se declara.
SCC 5-4-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  00-062, dec. Nº
54:
Para fundamentar su petición, el impugnante alega que en el presente
caso se demandó el pago de daños y perjuicios derivados de la
responsabilidad civil del funcionario, por lo que su valor viene
determinado por la suma de los renglones del petitorio, que sólo
alcanza la suma de tres millones novecientos veintiocho mil
ochocientos cuarenta y seis bolívares (Bs. 3.928.846,00), pues la
estimación de las costas no puede incidir en el valor del pleito, por no
constituir gastos de cobranzas ni daños y perjuicios anteriores a la
presentación de la demanda, como prescribe el artículo 31 del Código
de Procedimiento Civil; ni es un punto que deriva del mismo título de
los otros daños que pudiera ser sumado a éstos, como lo exige el
artículo 33 eiusdem.
La Sala observa que en el libelo de la demanda el quejoso estimó los
daños y perjuicios, de la siguiente manera:
[...]
De la anterior transcripción parcial de la demanda puede advertirse
que el valor de ésta excede de cinco millones de bolívares, que es
necesario para la admisibilidad del recurso de casación conforme al
artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el
Decreto Presidencial Nº 1.029 de 22 de enero de 1996, que entró en
vigencia el 22 de abril del mismo año, porque la cantidad de dos
millones de bolívares que el impugnante pretende no tome en
consideración esta Sala para la determinación del interés principal del
juicio, comprende, no sólo las costas del procedimiento de queja como
parece sugerir en el escrito de impugnación, sino también las
originadas por efecto del primer proceso judicial instaurado, en el que
el Juez querellado dictó la sentencia definitiva que en el libelo se
afirmó productora del agravio, y que por tanto sí son anteriores a la
presentación de la demanda y derivan del mismo título de los daños
cuya indemnización fue reclamada en el presente juicio, que pueden
ser sumadas a éstos, tal como se desprende del párrafo del libelo
cuya transcripción antecede.
Por tanto, dada la imposibilidad jurídica de escindir la estimación de
las costas causadas en el primer proceso judicial, de las que habría de
originar el presente juicio de queja, cuyo monto no obstante fue
calculado en el libelo de la demanda dentro de la cantidad global de
dos millones de bolívares, es criterio de la Sala que tal estimación sí
forma parte del interés principal del juicio, que en este caso asciende a
cinco millones novecientos veintiocho mil ochocientos cuarenta y seis
bolívares (Bs. 5.928.846,00).
Artículo 32
Si se demandare una cantidad que fuere parte, pero no saldo de una
obligación más cuantiosa, el valor de la demanda lo determinará el
valor de dicha obligación, si ésta estuviere discutida.
Artículo 33
Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumará el valor de
todos ellos para determinar el de la causa, si dependen del mismo
título.
SCS 18-12-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-098, dec.
Nº 108:
Es jurisprudencia de la casación que en el supuesto de acumulación
subjetiva de pretensiones de varios trabajadores contra un mismo
patrono, no se suman dichas pretensiones para obtener la cuantía de
lo litigado.
Ello resulta de la aplicación analógica del artículo 33 del Código de
Procedimiento Civil de acuerdo con el cual “Cuando una demanda
contenga varios puntos, se sumará el valor de todos ellos para
determinar el de la causa, si dependen del mismo título.”
Si ello es así, a pesar de tratarse del mismo demandante, con mayor
razón no pueden sumarse pretensiones de diferentes actores, que se
fundamentan en relaciones de trabajo y obligaciones derivadas de la
jubilación, que son diferentes en cada caso; es decir, la relación de
trabajo y la jubilación de un actor, que constituye el título de su
pretensión, es diferente a la del otro.
Por otra parte, basta que alguna de las pretensiones exceda la suma
de Bs. 3.000.000,oo para que sea admisible el recurso de casación
interpuesto por cualquiera de las partes, incluso por un trabajador
cuya pretensión no exceda dicho monto. En otras palabras, la
existencia de cuantía en la pretensión de uno de los trabajadores abre
el acceso a la casación para todas las partes involucradas, que
resulten agraviadas con la decisión.
SC 16-7-01
Ponencia del Magistrado Carmen Zuleta de Merchán. Exp. Nº 01-
1286, dec. Nº 1.238:
De allí que, a propósito de determinar la cuantía de la reconvención,
se debe tomar en cuenta la norma contenida en el artículo 33 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable a los procesos contenciosos
administrativos por remisión expresa del artículo 88 de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, por lo cual, visto que en el
petitorio segundo de la reconvención se solicita que se inste al
Instituto Autónomo Aeropuerto Internacional de Maiquetía a devolver
los locales ocupados junto con los fondos de comercio que operan en
ellos, que en conjunto fue estimado por la parte reconviniente en la
suma de veinte millones de bolívares (Bs. 20.000.000,oo), visto
además que en el petitorio tercero solicitan el pago de la suma de Tres
Millones de Bolívares (Bs. 3.000.000,oo), por concepto de lucro
cesante; y siendo que en el petitorio cuarto solicitan el pago de los
intereses de mora de los saldos reclamados a razón del uno por ciento
(1%) mensual, y que en su criterio los vencidos ascienden a
Doscientos Diez Mil Bolívares (Bs. 210.000,00), esta Sala concluye
que el valor de la reconvención supera con creces el quantum
dispuesto en el artículo 42, numeral 15 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia.
En consecuencia, tratándose en el caso de autos de una reconvención
por cumplimiento de contrato ejercida contra el Instituto Autónomo
Aeropuerto Internacional de Maiquetía, cuya cuantía es superior a los
Cinco Millones de Bolívares (Bs. 5.000.000,00), como anteriormente
se determinó, de conformidad con lo previsto en el artículo 42,
numeral 6 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en
concordancia con el artículo 50 del Código de Procedimiento Civil, la
competencia para su conocimiento y decisión corresponde a la Sala
Político Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia. Así se
decide.
Artículo 34
Cuando varias personas demanden de una o más, en un mismo juicio,
el pago de la parte que las demandantes tengan en un mismo crédito,
el valor de la causa se determinará por la suma total de las partes
reclamadas.
Artículo 35
Si se demandaren prestaciones alimentarias periódicas, el valor de la
demanda se determinará por el monto de las prestaciones
reclamadas; pero si la obligación estuviere discutida, su determinación
se hará por la suma de dos anualidades
Cuando se demande el pago de una renta de cualquier denominación
que sea, el valor se determinará acumulando las anualidades
reclamadas, pero si el título estuviere discutido, el valor se
determinará acumulando diez anualidades. Esta regla se aplica
también para determinar el valor de las causas relativas a
prestaciones enfitéuticas.
Artículo 36
En las demandas sobre validez o continuación de un arrendamiento, el
valor se determinará acumulando las pensiones sobre las cuales se
litigue y sus accesorios. Si el contrato fuere por tiempo indeterminado,
el valor se determinará acumulando las pensiones o cánones de un
año.
SCC 8-12-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº  00-941,
dec. Nº 201:
En el caso bajo análisis, se demanda la resolución de un contrato de
arrendamiento a tiempo determinado por la falta de pago de los
cánones mensuales a su vencimiento. Por tanto, la regla aplicable
para la determinación del interés principal del juicio, es la prevista en
el artículo 36 del Código de Procedimiento Civil, que establece que
“En las demandas sobre validez o continuación de un arrendamiento,
el valor se determinará acumulando las pensiones sobre las cuales se
litigue y sus accesorios...”.
Ahora bien, no le es permitido al demandante desaplicar
caprichosamente, la regla prevista para la estimación del interés
principal del juicio en los casos de demandas que versen sobre la
validez o continuación de un contrato de arrendamiento. Cabe
destacar que del libelo de la demanda se desprende que el actor la
estimó en la cantidad de cien mil bolívares (Bs. 1000.000,oo), monto
concurrente con el pago de un canon de arrendamiento, aunque a su
vez señala que la arrendataria incumplió dos mensualidades (la del 15
de marzo y la del 15 de abril, ambos de 1999).
En aplicación del artículo 36 del Código de Procedimiento Civil y visto
que se determinó que la duración del contrato de arrendamiento era
de un año fijo, hasta el 15 de agosto de 1999, el interés principal del
juicio deberá ser estimado por los cánones insolutos hasta su
vencimiento; es decir, desde el 15 de marzo hasta el 15 de agosto de
1999, que sumados asciende a la cantidad de Bs. 600.000,oo.
22-06-94
Ponente DR. Alirio Abreu Burelli. BELEN NUÑEZ DE CACERES vs.
NICOLA PALUMBO DI CARLOS (P.T.)
"La jurisprudencia ha precisado que en los casos de contrato de
arrendamiento, ya sea a tiempo determinado o indeterminado, sin
demanda de pago de los cánones insolutos, el valor de la demanda
corresponde a la estimación hecha por el actor en el libelo, de
conformidad con la fórmula legal consagrada en el artículo 36 del
Código de Procedimiento Civil."
SCC 11-5-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº  00-065,
dec. Nº 104:
La norma antes transcrita comprende dos supuestos, a saber: a) la
validez o nulidad; y b) la resolución del contrato de arrendamiento. En
esta última hipótesis, la cuantía debe determinarse por las pensiones
no vencidas hasta la fecha de terminación del contrato de
arrendamiento y las vencidas si fuese pedido su pago; y en el caso de
que dicho contrato sea a tiempo indeterminado, por la suma de las
pensiones correspondientes a un año. (Vid. Sent. de fecha 12 de
agosto de 1993, Caso: Henríquez Ledezma c/ José Ríos Rey y otros;
y Sent. de fecha 29 de septiembre de 1999, Caso: Inversiones Ibepro,
S.R.L. contra Jeannette Maritza de Andrade Reyes).
En el caso concreto, se trata de una demanda por resolución de
contrato de arrendamiento a tiempo determinado celebrado el 7 de
marzo de 1988 por el lapso de doce meses, prorrogable por períodos
iguales, en la cual el arrendador pretende la resolución y el pago de
las mensualidades insolutas, correspondientes a los meses de
diciembre de 1994 y enero de 1995, cada una por la cantidad de
ochocientos veintinueve bolívares con cuarenta y cinco céntimos (Bs.
829,45); febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre,
octubre, noviembre y diciembre de 1995, enero, febrero, marzo, abril,
mayo y junio de 1996, cada uno por la cantidad de doce mil
cuatrocientos cuarenta y un bolívares con sesenta céntimos
(Bs.12.441,60); julio, agosto, septiembre de 1996, cada uno por la
cantidad de cuarenta mil ochocientos veintinueve bolívares con
cincuenta céntimos (Bs. 40.829,50).
En consecuencia, la cuantía de la demanda intentada comprende la
suma de las mensualidades vencidas –señaladas supra- y de aquellas
por vencer hasta el 7 de marzo de 1997, que corresponde a los meses
de octubre, noviembre, diciembre de 1996, enero, febrero y marzo de
1997, cada uno por la cantidad de cuarenta mil ochocientos
veintinueve bolívares con cincuenta céntimos (Bs. 40.829,50), fecha
en la cual terminaría el contrato de arrendamiento, lo cual suma un
total de 28 mensualidades que ascienden a la cantidad de quinientos
ochenta mil seiscientos treinta y un bolívares con sesenta céntimos
(Bs. 580.631,60).
Ahora bien, observa esta Sala que la parte actora estimó la demanda
en la cantidad de trescientos treinta y cinco mil seiscientos cincuenta y
cuatro bolívares con sesenta céntimos (Bs. 335.654, 60), la cual fue
calculada con base en las mensualidades insolutas, sin tomar en
cuenta las mensualidades que faltarían para la terminación del
contrato.
SCC 13-4-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-001, dec. Nº
77:
Al respecto, la Sala de Casación Civil, en sentencia de 29 de
septiembre de 1999, (Inversiones Ibepro, S.R.L. contra Jeannette
Maritza de Andrade Reyes) –que hoy se reitera- estableció:
“Tal disposición comprende los supuestos de: a) validez o nulidad; y,
b) resolución del contrato de arrendamiento. En esta última hipótesis,
la cuantía debe determinarse por las pensiones no vencidas hasta la
fecha de terminación del contrato de arrendamiento y las vencidas si
fuese pedido su pago; y en el caso de que dicho contrato sea a tiempo
indeterminado, por la suma de las pensiones correspondientes a un
(1) año. (Vid. Sent. De fecha 12 de agosto de 1993, Caso: Henríquez
Ledezma c/ José Ríos Rey y otros).
En aplicación de las precedentes consideraciones en el caso concreto,
la Sala observa que en el libelo de demanda fue solicitada la
resolución del contrato de arrendamiento a tiempo determinado, así
como el pago de dos mensualidades insolutas, correspondientes a los
meses de septiembre y octubre, cada una por la cantidad de trece mil
quinientos cuarenta y tres bolívares con setenta y cinco céntimos (Bs.
13.543,75). Dicho contrato de arrendamiento fue celebrado en fecha
15 de julio de 1996, por un lapso de un (1) año, prorrogable por
períodos iguales.
En consecuencia, la cuantía comprende la suma de las
mensualidades vencidas y aquellas por vencer hasta el 15 de julio de
1997, fecha de terminación del contrato de arrendamiento, lo que
suma un total de once mensualidades correspondientes a los meses
de septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo,
abril, mayo, junio y julio, cada una por el monto de trece mil quinientos
cuarenta y tres bolívares con setenta y cinco céntimos (Bs. 13.543,75),
lo cual asciende a la cantidad de ciento cuarenta y ocho mil
novecientos ochenta y un bolívares con veinticinco céntimos (Bs.
148.981,25).
En el presente asunto, lo que se demanda es el cumplimiento de un
contrato de arrendamiento a tiempo determinado por vencimiento del
término, razón por la cual no existen pensiones en litigio ni accesorios.
En este punto, cabe señalar la atinada opinión del Dr. Humberto
Cuenca, en su obra “Derecho Procesal Civil”:
“En los contratos a tiempo determinado es necesario distinguir: si se
reclaman determinadas pensiones, éstas determinan la cuantía; si se
alega la nulidad, el valor se determina por la totalidad de las pensiones
durante todo el tiempo del contrato, y si se ataca la continuación del
contrato, se suman las pensiones que falten por vencerse.
Cuando el artículo 72 se refiere a los “accesorios” debe entenderse
por éstos los daños y perjuicios, intereses vencidos, gastos de
cobranza etc., todos los cuales se acumularán a las pensiones sobre
que se litigue, siempre que se trate de contratos a tiempo
determinado”.
En el caso sub iudice, no se demanda la resolución del contrato de
arrendamiento por falta de pago de los cánones, sino el cumplimiento
del contrato por vencimiento del término. Esto significa que no existen
pensiones insolutas, ni accesorios que demandar, pues –como se
indicó- no se demandó indemnización por daños y perjuicios. Es decir,
los parámetros para la determinación de la cuantía especificados en el
transcrito artículo 36 del Código de Procedimiento Civil, no son
aplicables al caso concreto.
La Sala considera necesario unificar el criterio aplicable para la
determinación de la cuantía en el supuesto de demanda de contratos
de arrendamiento. En este sentido, se establece lo siguiente: a) Si se
trata de demandas por resolución de contratos de arrendamiento por
pensiones insolutas, se aplicará el criterio transcrito precedentemente,
contenido en la decisión de la Sala de fecha 29 de septiembre de
1999; b) Si se trata de demandas de cumplimiento de contrato de
arrendamiento, sean éstos a tiempo determinado o indeterminado,
donde no se demanden el pago de pensiones insolutas ni accesorios,
como en el caso de autos, el valor de la pretensión estará determinado
por la estimación efectuada por el actor en el libelo de la demanda,
siempre que la misma no haya sido rechazada por el demandado, tal
como lo establece el artículo 38 del citado Código de Procedimiento
Civil, que prevé
“El demandado podrá rechazar dicha estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada, formulando al efecto su contradicción al
contestar la demanda. El Juez decidirá sobre la estimación en capítulo
previo en la sentencia definitiva.”
Al respecto, la Sala de Casación Civil, en sentencia de 5 de agosto de
1997, estableció lo siguiente:
“Por consiguiente y en aplicación a lo antes expuesto en lo sucesivo
se podrán observar los siguientes supuestos:
a) Si el actor no estima la demanda siendo apreciable en dinero, él
debe cargar con las consecuencias de su falta, quedando sin
estimación la demanda.
b) Si el demandado no rechaza la estimación en la oportunidad de la
contestación, la estimación del actor será la cuantía definitiva del
juicio.
c) Si el demandado contradice pura y simplemente la estimación del
actor sin precisar si lo hace por insuficiente o exagerada, se tendrá
como no hecha oposición alguna, en razón de que el Código limita esa
oposición y obliga al demandado a alegar un hecho nuevo que debe
probar, como es que sea reducida o exagerada la estimación
efectuada, pudiendo proponer una nueva cuantía. Alegatos que debe
probar so pena de quedar definitiva la estimación hecha por el actor
d) La Sala puede establecer definitivamente la cuantía únicamente del
análisis de los elementos de cálculo contenidos en el propio libelo de
la demanda”.
El anterior criterio ha sido pacífico y reiterado tal como aparece de
sentencia de la Sala de 24 de septiembre de 1998, (María Pernía
Rondón y otras contra Inversiones Fecosa, C.A. y otras), que en su
parte pertinente expresa:
“Es decir, se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo
hecho, que la cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo
inducen a tal afirmación; pudiendo, si lo considera necesario, sostener
una nueva cuantía. No pareciera posible, en interpretación del artículo
38 del Código de Procedimiento Civil, que el demandado pueda
contradecir la estimación pura y simplemente por fuerza debe agregar
el elemento exigido como es lo reducido o exagerado de la estimación,
en aplicación a lo dispuesto textualmente que “el demandado podrá
rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o exagerada.
Por lo tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe
probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no
estar contemplado en el supuesto de hecho de la misma”.
SCC 19-7-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  00-116, dec. Nº
144:
Esa pretensión fue estimada en la cantidad de cuatro mil bolívares
(Bs. 4.000,00), y rechazada por el demandado por insuficiente, el
juzgado superior en punto previo, se pronunció sobre este alegato y
declaró, con base en el artículo 36 del Código de Procedimiento Civil,
que debían acumularse las pensiones de arrendamiento de un (1) año
para determinar el interés principal del juicio. Y como el canon de
arrendamiento del inmueble objeto del contrato fue fijado por dicho
Juzgado con base en la resolución de la Dirección de Inquilinato del
Ministerio de Fomento, en la cantidad de cien mil setecientos
cincuenta bolívares (Bs. 100.750,00) mensuales, es criterio de la Sala
que el recurso de casación es inadmisible, pues dicho interés principal
alcanza la suma de Un millón doscientos nueve mil bolívares (Bs.
1.209.000,00), cantidad inferior a la exigida en el artículo 312 del
Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el Decreto Nº
1.029, vigente desde el 22 de abril de 1996, dictado por el Presidente
de la República, que establece que en los juicios civiles, mercantiles y
los referidos a laudos arbitrales, es admisible el recurso de casación,
siempre que el interés principal del juicio exceda de cinco millones de
bolívares (Bs. 5.000.000,oo).
Artículo 37
En los casos de los dos artículos anteriores, o en otros semejantes, si
la prestación debe hacerse en especie, su valor se estimará por los
precios corrientes en el mercado.
Artículo 38
Cuando el valor de la cosa demandada no conste, pero sea apreciable
en dinero, el demandante la estimará.
El demandado podrá rechazar dicha estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada, formulando al efecto su contradicción al
contestar la demanda. El Juez decidirá sobre la estimación en capítulo
previo a la sentencia definitiva.
Cuando por virtud de la determinación que haga el Juez en la
sentencia, la causa resulte por su cuantía de la competencia de un
Tribunal distinto, será éste quien resolverá sobre el fondo de la
demanda, y no será motivo de reposición la incompetencia
sobrevenida del Juez ante quien se propuso la demanda
originalmente.
SCC 31-3-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  99-926, dec. Nº
86:
En consecuencia, en razón de que la cuantía que fue estimada por el
actor del juicio principal en la suma de dos millones cuatrocientos mil
bolívares (Bs. 2.400.000,00), sin que se hubiese impugnado por el
demandado ni se hubiera presentado alguna de las excepciones del
artículo 50 del Código de Procedimiento Civil, resulta inadmisible el
recurso de casación propuesto por el tercero contra la decisión de la
Instancia Superior. Por tanto, a partir de la fecha de publicación del
presente fallo, la cuantía que se ha de tomar en consideración para la
admisión del recurso de casación en todos los casos de intervención
voluntaria de terceros, ha de ser la establecida en el juicio principal, de
acuerdo con la doctrina expuesta en este fallo. Así se decide.
Auto de la Sala de Casación Civil, del 21 de mayo de 1998, con
ponencia del Magistrado José Luis Bonnemaison W., en el juicio de
Ena Lares de Poggi contra Epson de Venezuela, C.A, en el expediente
Nº 98-014, dec. Nº 165.
 La cuantía necesaria para recurrir en casación en los juicios de
Invalidación.
 El principio de la perpetuatio iurisdictionis.
 La obligación del actor de estimar la demanda.
Constante y pacífica es la doctrina que la Corte ha establecido
respecto de la cuantía que debe prevalecer en los procesos de
invalidación, a los fines de la admisibilidad del recurso de casación. Al
efecto, en sentencia del 23 de marzo de 1992, se expresó lo siguiente:
... En los procesos de invalidación es la cuantía del juicio que se trata
de invalidar la que deberá tenerse en cuenta a los efectos de la
admisibilidad del recurso de casación y no la estimación que se haya
hecho en la propia demanda de invalidación, porque si los efectos de
la sentencia dictada en la invalidación se producen inexorablemente
en el juicio invalidable, la conexión entre uno y otro es innegable, lo
que lleva a concluir que la cuantía del juicio principal determinará la
del de invalidación, a los efectos de la admisibilidad del recurso de
casación".
El anterior criterio se encuentra reiterado en diversos fallos de esta
Sala, entre ellos, el dictado el 18 de junio de 1997, en estos términos.
"Conforme a la doctrina de la Sala debe constar la cuantía del asunto
en el propio libelo de la demanda a los fines de poder decidir acerca
de la admisibilidad del recurso de casación. En los juicios de
invalidación, como admitir o no el recurso, es aquélla que conste en el
juicio donde se haya dictado la decisión cuya invalidación se solicita".
Ahora bien, de acuerdo con el artículo 3 del Código de Procedimiento
Civil, "la jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la
situación de hecho existente para el momento de la presentación de la
demanda y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores
de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa". Esta norma
instaura el principio de la Perpetuatio lurisdictionis, en el que reside la
determinación de la competencia por la cuantía y, asimismo, la
exigencia de que la cuantía inherente al juicio donde se profirió la
sentencia que se pretende recurrir en casación, debe fijarse sobre la
base exclusiva del valor económico de la demanda expresado en el
respectivo libelo. Esto significa que la determinación de la cuantía, no
está expuesta a la fluctuación de los conceptos patrimoniales que se
causen en el proceso, aunque tales conceptos sean objeto de
condena en la sentencia. Tal posición debe mantenerse
irrevocablemente, puesto que admitir una proposición contraria,
conduciría a la insostenible situación de que las sentencias
absolutorias de las pretensiones patrimoniales deducidas en el libelo,
quedarían por esa sola circunstancia excluidas del control casacional.
El artículo 38 del Código de Procedimiento Civil establece la carga
para el demandante, de estimar el valor de la cosa demandada que no
conste, pero esa apreciable en dinero. Y el artículo 39 ibidem expresa
que se considerarán apreciables en dinero todas las demandas, salvo
las relativas al estado y capacidad de las personas. La estimación
hecha por el actor podrá ser rechazada por la parte demandada,
cuando la considere insuficiente o exagerada, formulando su
contradicción al contestar la demanda, según lo previene el precitado
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, en su parte final.
Sobre los particulares anteriores, la doctrina de la Sala, fijada en
sentencia del 5 de agosto de 1997, en lo pertinente expresa:
“... a) En el Código vigente, al igual que en el derogado, el actor le
asiste la obligación y facultad de estimar su demanda, a excepción de
las referidas a estado y capacidad, por lo que si el actor no estima
siendo apreciable en dinero, él debe cargar con las consecuencias de
su falta, quedando, por consiguiente, sin estimación la demanda. Pero
en este caso el demandado, ante la falta de la parte actora de cumplir
con dicha obligación puede estimar entonces la demanda".
"b) Si el actor estima la demanda pero el demandado no rechaza en
su oportunidad la estimación hecha, ello equivale a una aceptación
tácita y no podrá impugnarla en otra oportunidad por lo que la
estimación del actor será la definitiva del juicio...".
En síntesis de lo expuesto sobre la cuantía, la misma sentencia
establece:
"Por consiguiente y en aplicación a lo antes expuestos en lo sucesivo
se podrán observar los siguientes supuestos":
"a) Si el actor no estima la demanda siendo apreciable en dinero, él
debe cargar con las consecuencias de su falta, quedando sin
estimación la demanda".
"b) Si el demandado no rechaza la estimación en la oportunidad de la
contestación, la estimación del actor será la cuantía definitiva del
juicio".
“c) Si el demandado contradice pura y simplemente la estimación del
actor sin precisar si lo hace por insuficiente o exagerada, se tendrá
como no hecha oposición alguna, en razón de que el Código limita esa
oposición y obliga al demandado a alegar un hecho nuevo que debe
probar, como es que sea reducida o exagerada la estimación
efectuada, pudiendo proponer una nueva cuantía. Alegatos que debe
probar so pena de quedar definitiva la estimación hecha por el actor.
"d) La Sala puede establecer definitivamente la cuantía únicamente
del análisis de los elementos de cálculo contenidos en el propio libelo
de la demanda".
5-8-97:
Ponencia del Magistrado Aníbal Rueda. (Zadur Elías Bali vs. Italo
González Russo. Nº 276. Exp. 97-189):
a) En el código vigente, al igual que en el derogado, al actor le asiste
la obligación y facultad de estimar su demanda, a excepción de las
referidas a estado y capacidad, por lo que si el actor no estima siendo
apreciable en dinero, él debe cargar con las consecuencias de su
falta, quedando, por consiguiente, sin estimación la demanda. Pero en
este caso el demandado, ante la falta de la parte actora de cumplir con
dicha obligación puede estimar entonces la demanda.
b) Si el actor estima la demanda pero el demandado no rechaza en su
oportunidad la estimación hecha, ello equivale a una aceptación tácita
y no podrá impugnarla en otra oportunidad por lo que la estimación de¡
actor será la definitiva del juicio.
En los dos supuestos analizados supra en nada se altera la doctrina
hasta ahora imperante.
e) Si el actor estima la demanda y el demandado contradice pura y
simplemente.
En este supuesto la Sala se rigió por el principio general que establece
que la carga de la prueba incumbe a quien alega un hecho, no al que
lo niega, por lo tanto, el actor debe probar su afirmación.
En consecuencia, si el actor no prueba debe declararse que no existe
ninguna estimación.
Con respecto a esta afirmación la Sala revisa la veracidad de lo
expuesto y observa que el artículo 38 es categórico al indicar que el
demandado puede rechazar la estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada.
Es decir, se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo hecho,
que la cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo inducen a
tal afirmación; pudiendo, si lo considera necesario, sostener una
nueva cuantía.
No pareciera posible, en interpretación del artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil, que el demandado pueda contradecir la
estimación pura y simplemente, por fuerza debe agregar el elemento
exigido como es lo reducido o exagerado de la estimación, en
aplicación a lo dispuesto textualmente que "el demandado podrá
rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o exagerada".
Por lo tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe
probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no
estar contemplado en el supuesto de hecho de la misma.
Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto, queda
firme la estimación hecha por el actor.
d) Por último, si fuere el caso, la Sala puede establecer
definitivamente la cuantía únicamente del análisis de los elementos de
cálculo contenidos en el propio libelo de la demanda (ver sentencia de
recurso de hecho 87-144 caso Agropecuaria Industrial Mata de
Bárbara C.A., de fecha 20 de enero de 1988).
Por consiguiente y en aplicación a lo antes expuesto en lo sucesivo se
podrán observar los siguientes supuestos:
a) Si el actor no estima la demanda siendo apreciable en dinero, él
debe cargar con las consecuencias de su falta, quedando sin
estimación la demanda.
b) Si el demandado no rechaza la estimación en la oportunidad de la
contestación, la estimación de actor será la cuantía definitiva del juicio.
e) Si el demandado contradice pura y simplemente la estimación del
actor sin precisar si lo hace por insuficiente o exagerada, se tendrá
como no hecha oposición alguna, en razón de que el código limita esa
oposición y obliga al demandado a alegar un hecho nuevo que debe
probar, como es que sea reducida o exagerada la estimación
efectuada, pudiendo proponer una nueva cuantía. Alegatos que debe
probar so pena de quedar definitiva la estimación hecha por el actor.
d) La Sala puede establecer definitivamente la cuantía únicamente del
análisis de los elementos de cálculo contenidos en el propio libelo de
la demanda.
23-02-94:
Ponencia del Magistrado Alirio Abreu Burelli. INVERSIONES
MONACO S.A. vs CRISTINA GONZALEZ MARRERO
"De acuerdo al artículo 38 del Código de Procedimiento Civil,
rechazada la estimación de la demanda, el Juez decidirá al respecto
en capítulo previo en la sentencia definitiva.
Dicha decisión debe ser expresa, positiva y precisa, por mandato del
artículo 243, ordinal 5°, del mismo Código, por lo cual no se puede
considerar que la falta de pronunciamiento debe entenderse como
confirmatoria de la decisión de primera instancia sobre la cuantía.
Al no resolver el Sentenciador sobre el aspecto en cuestión, infringió el
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, al no atenerse a lo
alegado en autos, y el artículo 243, ordinal 5°, del mismo Código, al no
pronunciar una decisión expresa, positiva y precisa, con arreglo a la
pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas, lo cual
conduce a la nulidad de la sentencia, por disposición del artículo 244
ejusdem.
06-04-94.
Ponencia del Magistrado Alirio Abreu Burelli. INVERSIONES
CASANOVA S.A. vs. DREDDA MARCANO DE LARES Y OTRA
"De acuerdo con el artículo 38 del Código de Procedimiento Civil,
cuando el valor de la cosa demandada no conste, pero sea apreciable
en dinero, el demandante la estimará.
En el caso examinado se trata de una querella interdictal restitutoria,
en la cual se discute la posesión del inmueble, no la propiedad; por
tanto, el valor de compra del terreno, el cual por lo demás no consta
del libelo, no representa la cuantía de la demanda.
Al no cumplir el demandante con la carga de señalar la cuantía, y no
haber objetado tal omisión el demandado, no queda establecida
cuantía alguna.
Por disposición del artículo 312 del Código de Procedimiento Civil,
puede proponerse el recurso de casación contra la sentencia de última
instancia que ponga fin a un juicio especial contencioso, como el
presente, pero para la admisibilidad del recurso debió haberse
estimado una cuantía superior a los doscientos cincuenta mil
bolívares, en el propio libelo de demanda o querella interdictal. Al no
haberse estimado el valor de la demanda, el recurso interpuesto
resulta inadmisible.
22-06-94:
(AUTO) Ponencia del Magistrado ANTONIO SOTILLO ARREAZA vs.
HÉCTOR MIGUEL GRISANTI LUCIANI Y OTROS vs. ADELINA
GALELLO. (P.T.)
"El precepto legal que regula la estimación de la demanda que no
conste, pero sea apreciable en dinero, es el artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil, el cual dice:
"Cuando el valor de la cosa demandada no conste, pero sea
apreciable en dinero, el demandante la estimará".
"El demandado podrá rechazar dicha estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada, formulando al efecto su contradicción al
contestar la demanda. El Juez decidirá sobre la estimación en capítulo
previo en la sentencia definitiva"
"Cuando por virtud de la determinación que haga el Juez en la
sentencia, la causa resulte por su cuantía de l competencia de un
Tribunal distinto, será éste quien resolverá sobre el fondo de la
demanda, y no será motivo de reposición la incompetencia
sobrevenida del Juez ante quien se propuso la demanda
originalmente".
Dicha disposición legal es complementada por el artículo 39 del mismo
Código, el cual establece:
"A los efectos del artículo anterior, se consideran apreciables en
dinero todas las demandas, salvo las que tienen por objeto el estado y
la capacidad de las personas."
En razón de la importancia que la normativa procesal le atribuye a la
estimación de la demanda (o reconvención) apreciable en dinero cuyo
valor no conste, que el indicado artículo 38 ha consagrado la
posibilidad legal de que el demandado rechace la estimación
formulada por el actor, cuando la considere insuficiente o exagerada.
Tal rechazo o contradicción debe hacerse en el escrito de
contestación de la demanda (o reconvención), y deberá el Juzgador
resolver el punto sobre la estimación, en capítulo previo en la
sentencia definitiva.
De acuerdo con la doctrina en auto de esta Sala, de fecha 07 de
marzo de 1985, reiterada en múltiples oportunidades, cuando el actor
(o reconviniente) estima el valor de su acción o reconvención, y el
demandado o reconvenido no objeta dicha estimación, ésta queda
definitivamente firme y es la que determina el interés principal del
juicio."
27-07-94:
Ponencia del Magistrado Alirio Abreu Burelli. MOAR
CONSTRUCTORA C.A. vs. INVERSIONES 71.282, C.A.
"El Código de Procedimiento Civil vigente, en su artículo 38, establece:
"Cuando el valor de la cosa demandada no conste pero sea apreciable
en dinero, el demandante la estimará.
El demandado podrá rechazar dicha estimación cuando la considere
insuficiente o exagerada, formulando al efecto su contradicción al
contestar la demanda. El Juez decidirá sobre la estimación en capítulo
previo en la sentencia definitiva.
Cuando por virtud de la determinación que haga el Juez en la
sentencia, la causa resulte por su cuantía de la competencia de un
Tribunal distinto, será éste quien resolverá sobre el fondo de la
demanda, y no será motivo de reposición la incompetencia
sobrevenida del Juez ante quien se propuso la demanda
originalmente."
Planteada la controversia sobre la estimación de la demanda, está
obligado el Juez, de acuerdo a la disposición transcrita y al artículo
243 ordinal 5°, del Código de Procedimiento Civil, a darle solución
expresa, positiva y precisa a la defensa procesal interpuesta, que
consiste en el rechazo, por exagerada, de la cuantía estimada por el
actor.
Esta Sala ha considerado que si el demandado no propone una nueva
cuantía, corresponde al actor la carga de probar la veracidad de lo
afirmado por él al respecto, sin embargo, de acuerdo a la disposición
transcrita, son los jueces de instancia quienes deben determinar, con
fundamento en las pruebas aportadas, cuál es la cuantía de la
demanda, sin que puedan omitir tal decisión.
En caso de omisión de pronunciamiento sobre la cuantía, podrá el
afectado interponer recurso de casación, pero deberá sustentarlo
como lo hace el recurrente en dicha omisión, pues de lo contrario,
resultará inadmisible el recurso, por no existir una determinación
judicial que permita a esta Sala establecer si el interés principal
excede los doscientos cincuenta mil bolívares, requisito de
admisibilidad conforme al artículo 312 del Código de Procedimiento
Civil.
En el caso bajo examen, el sentenciador de Alzada omitió
pronunciarse sobre la cuantía, por lo cual no se atuvo a lo alegado en
autos, tal como debió hacerlo por mandato del artículo 12 del mismo
Código, por lo cual la sentencia no contiene decisión expresa positiva
y precisa, con arreglo a la defensa procesal interpuesta, en infracción
del ordinal 5° del artículo 243 ejusdem."
Artículo 39
A los efectos del artículo anterior, se consideran apreciables en dinero
todas las demandas, salvo las que tienen por objeto el estado y la
capacidad de las personas.
SCS 29-6-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº 99-401, dec.
Nº 217:
Dispone le artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, que cuando
el valor de la cosa demandada no conste, pero sea apreciable en
dinero, el demandante la estimará. Por su parte el demandado podrá
rechazar dicha estimación cuando la considere insuficiente o
exagerada, formulando al efecto su contradicción al contestar la
demanda. El Juez decidirá sobre la estimación en capítulo previo en la
sentencia definitiva.
Además, establece el artículo 39 del mismo Código, que a los efectos
del artículo anterior, se consideran apreciables en dinero todas las
demandas, salvo las que tienen por objeto el estado y la capacidad de
las personas.
En el caso concreto, el Tribunal Superior declaró con lugar la
demanda y no dijo nada sobre la estimación de la inquisición de
paternidad realizada por la actora, porque, en primer lugar, ello era
innecesario toda vez que en conformidad con lo dispuesto en el
artículo 39 antes indicado, no se deben estimar las demandas que
tengan por objeto el estado y la capacidad de las personas, y, en
segundo lugar, en los juicios de establecimiento de filiación, la
competencia se atribuye por la materia, en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 231 del Código Civil, en concordancia con el
artículo 28 del Código de Procedimiento Civil y el Tribunal de la causa
era el competente para conocer de la demanda, razón por la cual esta
Sala considera que la estimación realizada es sencillamente inocua y
no produce efecto legal alguno, y así se declara.
La indefensión supone la indebida limitación por acto del juez de los
medios y recursos que la ley pone al alcance de las partes para hacer
valer sus derechos, y claramente se observa, que en el caso de autos
no hay indefensión, porque el juez no cercenó ni limitó en forma
alguna las oportunidades que tenía la parte demandada para hacer
valer sus derechos y sobre la estimación realizada, ya declaró la Sala
que la misma no surte ningún efecto legal, porque no se puede
estimar el valor de una pretensión relativa al estado y capacidad de
una persona y por ello el artículo 39 del Código de Procedimiento Civil
no lo permite.
SCS 31-5-01
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº  01-209,
dec. Nº 28:
En este sentido, tratándose la presente demanda de una acción
mero declarativa, es necesario mencionar lo que al respecto señala la
Sala en sentencia del 08 de marzo de 2001, en cuanto a lo que por las
mismas se entiende:
“...,consisten en la activación de la función jurisdiccional del Estado en
la búsqueda de un pronunciamiento de ley que permita despejar la
duda o incertidumbre acerca de si se está en presencia o no, de una
relación jurídica determinada o de un derecho.”
Así pues, tratándose de una demanda que pretende despejar la duda
de la existencia o no de una relación laboral, es necesario hacer
mención al artículo 39 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto a
la estimación en dinero de las demandas, que a tal efecto señala:
“Artículo 39:...se consideran apreciables en dinero todas las
demandas salvo las que tienen por objeto el estado y capacidad de las
personas.”
A tal efecto, la Sala considera necesario hacer referencia a la
jurisprudencia pacífica y reiterada de este Alto Tribunal, referente al
requisito de la cuantía en cuanto a las acciones mero declarativas, en
auto de la Sala de Casación Civil del 20 de noviembre de 1997, con
ponencia del Magistrado Dr. Aníbal Rueda, en el juicio de Sindicato de
Trabajadores Petroleros autónomo Maturín del Estado Monagas (S.T.
Petromem) contra Federación de Trabajadores Petroleros Químicos y
sus Similares de Venezuela (Fedepetrol) que señala lo que a
continuación se transcribe:
“...,es necesario que las acciones merodeclarativas, como la que se
examina y que no eran apreciables en dinero, aun cuando la doctrina
de la Sala les concediera el recurso extraordinario por considerar que
para ellas no era indispensable el requisito de la cuantía para la
admisibilidad del mismo, doctrina ésta que quedó modificada con
sentencia de fecha 28 de septiembre de 1988, con ponencia de quien
suscribe, y ratificada mediante sentencia de fecha 18 de septiembre
de 1996, en la cual se expresa lo siguiente:
‘Que siendo las acciones de esta naturaleza las que dan lugar a una
sentencia de las mismas denominaciones, que afirman la posibilidad
de un interés en la mera declaración y su satisfacción en el proceso y
no estando excluidas expresamente por el legislador patrio de las
acciones estimables en dinero, ya que el artículo 39 del Código de
Procedimiento Civil únicamente excluye de esta estimación a las que
tengan por objeto el estado y la capacidad de las personas, la Sala
debe concluir que el requisito de la cuantía del juicio, para la
admisibilidad del recurso de casación, también debe cumplirse en las
demandas que tengan por objeto declarar la existencia o no de un
derecho de una situación jurídica o el verdadero alcance de una
determinada relación jurídica, conocidas en la doctrina como las
acciones mero declarativas...’
Este tipo de acciones, salvo las que se refieren al estado y capacidad
de las personas, deben ser estimadas por el demandante, ya que
están sometidas al régimen de estimación o rechazo señalado en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, que textualmente
señala:
‘Cuando el valor de la cosa demandada no conste, pero sea
apreciable en dinero, el demandante la estimará.’...”
Así pues, la jurisprudencia anteriormente transcrita con respecto al
requisito de la cuantía en las acciones mero declarativas, ha sido
reiterada en distintas sentencias, a las que esta Sala de Casación
Social se acoge, tales como la del auto de la Sala de Casación Civil,
del 13 de agosto de 1998, de la cual hace mención el juzgador de
alzada.
De conformidad con lo anteriormente mencionado, del estudio de las
actas que conforman el expediente, constata la Sala, que no se
desprende de autos que dentro de los medios idóneos para la
determinación de la cuantía del juicio se encuentre la estimación
económica de la presente demanda, por lo que siendo una demanda
que no tiene por objeto el estado y la capacidad de las personas, y no
cumpliendo con un requisito esencial para la admisibilidad del recurso
de casación como lo es la cuantía mínima necesaria, esta Sala de
Casación Social considera acertado el criterio del sentenciador de
Alzada, por lo que declara que es improcedente el recurso de
casación anunciado, y en consecuencia, sin lugar el recurso de hecho
propuesto por el abogado de la parte demandada.
SCC 11-10-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  01-568, dec.
Nº 86:
Sobre la estimación de las acciones mero declarativas, por no
encontrarse excluidas de la exigencia prevista en el artículo 39 del
Código de Procedimiento Civil, como requisito necesario para la
determinación de la admisibilidad del recurso de casación, por auto
Nº390 de fecha 20 de noviembre de 1997, expediente 97-378, caso
Sindicato de trabajadores Petroleros Autónomos Maturín del estado
Monagas contra Federación de Trabajadores Petroleros Químicos y
sus Similares de Venezuela, la Sala de Casación Civil de la extinta
Corte Suprema de Justicia, estableció:
“...Siendo ésta la situación, es necesario que las acciones
merodeclarativas,(sic.) como la que se examina y que no eran
apreciables en dinero, aun cuando la doctrina reiterada de la Sala les
concediera el recurso extraordinario por considerar que para ellas no
era indispensable el requisito de la cuantía para la admisibilidad del
mismo, doctrina ésta que quedo modificada con sentencia de fecha 28
de septiembre de 1988, con ponencia de quien suscribe, y ratificada
mediante sentencia de fecha 18 de septiembre de 1996, en la cual se
expresa lo siguiente:
‘Que siendo las acciones de esta naturaleza las que dan lugar a la
sentencia de las mismas denominaciones, que afirman la posibilidad
de un interés en la mera declaración y su satisfacción en el proceso y
no estando excluidos expresamente por el legislador patrio de las
acciones estimables en dinero, ya que el artículo 39 del Código de
Procedimiento Civil, únicamente excluye de esta. Estimación a las que
tengan por objeto el estado y capacidad de las personas, la Sala, debe
concluir el requisito de la cuantía del juicio, para la admisibilidad del
recurso de casación, también deben cumplirse en las demandas que
tengan por objeto declarar la existencia o no de un derecho de una
jurídica o el verdadero alcance de una determinada relación jurídica,
conocidas en la doctrina como las acciones merodeclarativas...(sic.)
Este tipo de acciones, salvo las que se refieren al estado y capacidad
de las personas, deben ser estimadas por el demandante, ya que
están sometidas al régimen de estimación o rechazo señalado en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil...’
SCC 31-3-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  00-54, dec. Nº
72:
El artículo 39 del Código de Procedimiento Civil, dispone que toda
demanda es apreciable en dinero, salvo a las relativas al estado y
capacidad de las personas, y en concordancia con dicha norma, el
artículo 38 eiusdem, prevé que si el valor de la cosa demandada no
conste, pero sea apreciable en dinero, el accionante debe estimar su
pretensión.
En correspondencia con lo antes indicado, el artículo 30 del mismo
texto legal establece que el valor de la causa para determinar la
competencia, debe establecerse con base en la demanda, y según las
reglas estatuidas en las disposiciones legales que van desde el 31 al
39, ambos inclusive de la Ley Adjetiva Civil. Acorde con lo dispuesto
en aquella norma, la Sala ha establecido de forma pacífica y reiterada
que la cuantía debe constar únicamente del escrito de demanda, y no
de documentos anexos, o de cualquier otra acta del expediente (Vid.
Sentencia de fecha 15 de marzo de 1995, caso: Vicente Golindano
Padrón y otros, c/ José Ramón Golindano Padrón).
En este sentido, la Sala dejó sentado en decisión de fecha 7 de marzo
de 1985, reiterada en fecha 1 de julio de 1999, (caso: Elizabeth Mary
Cordero de Bocco y otra c/ Farid Djwrrayed Kahoati), lo siguiente:
“...Se abandona expresamente las jurisprudencias que hasta ahora
habían prevalecido, en el sentido de fijar el interés principal del juicio
tomando como elemento de cálculo factores contenidos en los
documentos anexados a la demanda o querella; en los propios autos
para evitar lesión a los principios que rigen la competencia en razón
de la cuantía, y respecto de los interdictos, fijar el interés del juicio
mediante el examen de la documentación acompañada para solicitar
la protección posesoria. En lo sucesivo se reitera, la Sala tomará
únicamente en consideración, para la estimación del interés principal
del juicio, elementos de cálculos contenidos en el propio libelo de la
demanda o querella interdictal”.
En aplicación de las normas citadas y del precedente jurisprudencial,
la Sala observa que la pretensión de reivindicación es estimable en
dinero, pues no se refiere al estado y capacidad de las personas. No
obstante, el demandante no cumplió con la carga procesal que le
impone el artículo 38 eiusdem, por cuanto, no estimó su pretensión.
En consecuencia, la Sala considera que no está cumplido el requisito
de la cuantía, para la admisión del recurso de casación. Por lo tanto, el
recurso de hecho origen de la presente decisión, debe ser declarado
sin lugar, como será establecido de forma expresa, positiva y precisa
en el dispositivo del fallo. Así se decide.
SECCIÓN II.
De la competencia por el territorio
Artículo 40
Las demandas relativas a derechos personales y las relativas a
derechos reales sobre bienes muebles se propondrán ante la
autoridad judicial del lugar donde el demandado tenga su domicilio, o
en defecto de éste su residencia. Si el demandado no tuviere ni
domicilio ni residencia conocidos, la demanda se propondrá en
cualquier lugar donde él se encuentre.
SCS 26-6-01
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-137, dec.
Nº 63:
El artículo 290 eiusdem, establece la competencia en razón del
territorio, a saber:
“La competencia geográfica de los Consejos de Protección y las
Defensorías del Niño y del Adolescente se determina en el siguiente
orden de prelación:
a) domicilio o residencia de la familia natural;
b) domicilio o residencia de la familia sustituta o domicilio de la entidad
de atención donde el niño o adolescente se encuentre, según sea el
caso;
c) lugar de ubicación del niño;
d) lugar de la situación, acción u omisión que ocasiona la apertura del
procedimiento.” (Subrayado y negritas de la Sala.).
De esta manera, a pesar de la ausencia del Consejo de Protección,
para el cumplimiento de las normas anteriormente transcritas, la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, entre sus
disposiciones transitorias y finales, establece expresamente en el
artículo 676, que: “Mientras se constituyan los respectivos Consejos
de Protección: a) sus funciones serán asumidas por el Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente...”
Por tanto, los tribunales con dicha competencia, se encargarán
temporalmente de tramitar el procedimiento administrativo descrito en
el artículo 294 y siguientes, de la mencionada Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, tal y como establece el artículo
676 eiusdem.
Por los argumentos anteriormente expuestos y en aplicación de las
normas antes indicadas, el Tribunal competente para conocer del caso
de autos, es el tribunal donde se encuentre el adolescente [omissis], a
quien se le ordenó medida de asistencia, y tal como se desprende de
las actas del expediente, éste se encuentra actualmente en Araure,
Estado Portuguesa, siendo el órgano competente para resolver la
situación de peligro por abandono en la que se encuentra el
adolescente, el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Portuguesa, en Sala de Juicio N° 1, con sede en Acarigua, y así se
declara.
Artículo 41
Las demandas a que se refiere el artículo anterior se pueden proponer
también ante la autoridad judicial del lugar donde se haya contraído o
deba ejecutarse la obligación, o donde se encuentre la cosa mueble
objeto de la demanda con tal de que en el primero y en el último caso,
el demandado se encuentre en el mismo lugar.
Sin embargo, el demandado por una cosa mueble que tuviere consigo
fuera de su domicilio, podrá dar fianza para responder de ella ante el
Tribunal competente de su propio domicilio, si se tratare del último de
dichos casos.
Los títulos de competencia a que se refiere este artículo, son
concurrentes con los del artículo anterior, a elección del demandante.
SC 2-5-01
Ponencia del Magistrado José M. Delgado Ocando. Exp. Nº 00-0543,
dec. Nº 622:
Por otra parte, y aunque los límites de competencia territorial son, por
regla general, prorrogables o relativos y constituyen una clara
excepción a la norma del artículo 5 del Código de Procedimiento Civil,
se observa que igualmente resultaba incompetente por el territorio el
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de
Caracas, a tenor de lo establecido en los artículos 40 y 41 del Código
de Procedimiento Civil. Sobre el particular, son cinco las
circunstancias de hecho que se evidencian plenamente de las actas;
en primer lugar, los demandantes tenían pleno conocimiento que el
hoy accionante se encontraba domiciliado en Puerto Ordaz Estado
Bolívar; en segundo lugar, fue en esa ciudad donde se contrajo la
obligación; en tercer lugar, el Estado Bolívar era el ámbito geográfico
donde debían
ser cumplidas o ejecutadas la mayoría y más importantes obligaciones
estipuladas por las partes; en cuarto lugar, las personas jurídicas
involucradas en el negocio objeto del contrato parcialmente rescindido
por la decisión de primera instancia que originó la causa sub iudice de
amparo constitucional fueron constituidas y están domiciliadas en el
Estado Bolívar; y en quinto lugar, porque aun las personas físicas o
naturales envueltas en la querella original ventilada en la jurisdicción
ordinaria, también tienen domicilio en el Estado Bolívar. Parecen
éstos, suficientes elementos para concluir que corresponde por tanto
la competencia territorial a un juzgado de primera instancia atribuido
de competencia Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado
Bolívar.
El legislador, cuando establece estos fueros de competencia territorial
que sirven para determinar ante que tribunal debe acudir el actor,
toma en cuenta los principios de libertad e igualdad de los individuos
ante la ley, contemplados en los artículos 20 y 21 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, y para mantener la igualdad
procesal de las partes, según la diversa condición que ocupen en el
proceso, acoge el principio consagrado en la máxima acto sequitur rei,
según el cual el actor debe seguir el fuero personal o fuero del
domicilio del demandado, porque éste ha ido al juicio muy a su pesar,
sin su consentimiento o en contra de sus naturales deseos, y por eso
el legislador trata que la acción dirigida contra él, le cause la menor
molestia posible en su vida y en sus negocios, determinando que la
demanda debe intentarse ordinariamente en el lugar más próximo a su
domicilio, porque es en ese lugar donde el tiene mas fácil acceso para
poder ejercer el derecho de defensa en juicio, el cual es un derecho
inviolable en todo estado y grado del proceso, de conformidad con lo
preceptuado en el artículo 49 numeral 1 del texto Constitucional, y
donde será más fácil y expedita la realización de la prueba.
Así las cosas, la ciudadana Juez provisoria del juzgado superior que
conoció en primera instancia de esta acción de amparo, declaró
improcedente la acción de amparo constitucional basada en una
errónea interpretación de una cita jurisprudencial de la entonces Corte
Suprema de Justicia, señalando lo siguiente:
“ La sentencia transcrita es aplicable al caso presente abundante en
argumento ( sic) que conllevan a establecer que la acción propuesta
no es procedente para atacar la competencia de un órgano
jurisdiccional...”.
Tal argumentación, además de ser desafortunada, no tiene asidero
jurídico alguno, ya que si la incompetencia del órgano jurisdiccional
acarrea violaciones constitucionales al justiciable, el remedio por
excelencia de éste, sobre todo ante un proceso que se tramitó a sus
espaldas, ciertamente es la acción de amparo constitucional, a fin de
que se restablezca la situación jurídica infringida. Además, si por vía
jurisprudencial se ha interpretado que la expresión “actuando fuera de
su competencia” empleada por el legislador en el artículo 4 de la Ley
Orgánica sobre Derechos y Garantías Constitucionales, debe ser
entendida en sentido amplio, sería una absurdo pretender que en los
casos de incompetencia por la materia, territorio o cuantía, que
acareen violaciones de orden constitucional, no pueda ser solicitada
su reparación mediante la acción de amparo constitucional. Y es que
cuando el legislador no hace distinciones no le es dable al intérprete
realizarlas, distinción ésta que, por lo demás, conllevaría a que
pudiera considerarse en forma ilógica que cuando se violan derechos
y garantías constitucionales mediante la actuación de un juez
incompetente por la materia, cuantía o territorio éstas quedarían
impunes por no poder ser restablecida la situación jurídica infringida
mediante la acción de amparo.
En este sentido se pronunció la Sala de Casación Penal de la
entonces Corte Suprema de Justicia:
“Ciertamente el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales contempla la procedencia de la
acción de amparo, cuando un tribunal de la República, actuando fuera
de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto
que lesione un derecho constitucional; ahora bien, abundante y
reiterada ha sido la jurisprudencia dictada por esta Corte, en el sentido
de que la expresión actuando fuera de su competencia debe
entenderse en sentido amplio, es decir no solo como extralimitación de
funciones o usurpación de funciones, sino también que tal expresión
esta referida a los conceptos básicos de incompetencia en razón del
territorio de la materia, de la cuantía, o de la persona” (Ver Sentencia
de la Sala
de Casación Penal del 20 de octubre de 1999, con Ponencia del
Magistrado José Erasmo Pérez-España, en el expediente n° 9634,
sentencia n° 1641).
Por otra parte, también se observa que en la sentencia dictada por la
sentenciadora que conoció en primera instancia de esta acción de
amparo constitucional, se señaló que no se violentó el derecho a la
defensa del accionante ya que se cumplieron todos los trámites
procesales para la citación del demandado y que a éste se le designó
defensor judicial con quien se entendió la citación y los demás actos
del proceso y que con ello se le garantizó las oportunidades para
ejercer su defensa. No se percata la jueza de que aun cuando se le
designó al accionante defensor Ad Litem, en modo alguno garantizó la
defensa efectiva del demandado; el juez presunto agraviante no le
concedió al defensor judicial del demandado el término de la distancia
que originariamente se le había concedido en el auto de admisión de
la demanda, al demandado, reformando así, por contrario imperio, lo
ordenado en su propio auto de admisión de la demanda. Esta reforma
es contraria a la ley, por cuanto el auto de admisión de la demanda en
modo alguno puede ser considerado un auto de mera sustanciación;
con ello se violentó el debido proceso y el derecho a la defensa del
accionante, ya que el término de la distancia se concede no sólo para
el traslado de personas o autos de un sitio a otro, sino también para
que el demandado pueda preparar su defensa en la forma más
adecuada. Por otra parte, de tal término depende el comienzo del
cómputo para el lapso de emplazamiento; por lo tanto, al existir como
en el presente caso, incertidumbre en cuanto a la concesión o no de
dicho término nos encontramos frente a un proceso donde reina la
inseguridad y el caos, ya que es obvio que al actor también interesa la
certidumbre en cuanto a la preclusión de los lapsos en los cuales debe
asumir las cargas procesales que le impone la ley, todo lo cual
constituye una evidente transgresión del articulo 49 del Texto
Constitucional.
Las consideraciones antes referidas serían suficientes para declarar la
nulidad absoluta de la sentencia que se impugna mediante la presente
acción de amparo contra la decisión adoptada en un juicio tramitado a
espaldas del accionante; ello
en virtud de la incompetencia fundada en razón de la materia y el
territorio que ya ha observado esta Sala, lo que hace nula la sentencia
proferida, lo cual no necesariamente acarrearía la nulidad de las
demás actuaciones cumplidas en dicho juicio, por ser la competencia
un presupuesto de validez para el pronunciamiento de una sentencia
de mérito, mas no para el ejercicio de la acción.
Sin embargo, en vista de que al demandado no se le concedió el
término, de la distancia, como también se dejó anotado supra, en
franca violación al derecho a la defensa y al debido proceso, es
procedente declarar la nulidad de todas y cada una de las actuaciones
realizadas en dicho juicio, ya que de lo contrario no se podría
subsanar efectivamente la violación al debido proceso y al derecho a
la defensa del agraviado y, en consecuencia, restablecer la situación
jurídica infringida.
Artículo 42
Las demandas relativas a derechos reales sobre bienes inmuebles se
propondrán ante la autoridad judicial del lugar donde esté situado el
inmueble, la del domicilio del demandado, o la del lugar donde se haya
celebrado el contrato, caso de hallarse allí el demandado; todo a
elección del demandante.
Cuando el inmueble esté situado en territorio correspondiente a dos o
más jurisdicciones, la demanda se podrá proponer ante la autoridad
judicial de cualquiera de ellas, a elección del demandante.
SCS 18-12-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-034, dec.
Nº 69:
El Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Agrario y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Cojedes, se declaró incompetente y ordenó remitir el presente
expediente a este Tribunal Supremo de Justicia, al expresar que,
aunque el inmueble objeto de la demanda se encuentra ubicado en la
Jurisdicción del Municipio Anzoátegui del Estado Cojedes, y tal como
prevé el artículo 42 del Código de Procedimiento Civil; “Las demandas
relativas a derechos reales sobre bienes inmuebles se propondrán
ante la autoridad judicial del lugar donde esté situado el inmueble, la
del domicilio del demandado, o la del lugar donde se haya celebrado
el contrato, caso de hallarse allí el demandado; todo a elección del
demandante”.
Al respecto, es importante aclarar en el caso de autos, que la
demanda no versa sobre un derecho real pues, siguiendo el orden del
Código Civil, encontramos que indudablemente son derechos reales,
la propiedad (llamada también “dominio”), el usufructo (el uso y la
habitación), el hogar (institución que por cierto no se agota en
constituir un derecho real), las servidumbres, la enfiteusis, la prenda,
la hipoteca, el derecho de retracto, y los privilegios especiales (no los
privilegios generales que en nuestro derecho sólo existen sobre todos
los bienes muebles del deudor).
Por otra parte, el artículo 47 del citado Código prevé que la
competencia por el territorio puede derogarse por convenio de las
partes, salvo cuando se trate de causas en las que deba intervenir el
Ministerio Público, o cuando la ley así expresamente lo determine.
Así, al desprenderse de las actas del expediente que las partes
eligieron expresamente como domicilio “especial y excluyente” la
ciudad de Acarigua, Estado Portuguesa, jurisdicción de cuyos
tribunales declararon someterse en caso de controversia.
En consecuencia de lo antes expuesto, el presente caso debe ser
sustanciado y decidido por el Juzgado de Primera Instancia del
Trabajo y Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial
del Estado Portuguesa, con sede en Acarigua, por así convenirlo las
partes expresamente, en aplicación del artículo 47 del Código de
Procedimiento Civil, y así se decide.
Artículo 43
Son competentes los Tribunales del lugar de la apertura de la
sucesión para conocer:
1° De las demandas sobre partición y división de la herencia y de
cualesquiera otras entre coherederos, hasta la división.
2° De las demandas sobre rescisión de la partición ya hecha, y sobre
saneamiento de las cuotas asignadas, con tal de que se propongan
dentro de un bienio, a contar de la partición.
3° De las demandas contra los albaceas, con tal de que se intenten
antes de la división, y si ésta no es necesaria, dentro de un bienio, a
contar de la apertura de la sucesión.
4° De las demandas de los legatarios y los acreedores de la herencia,
si se proponen en los términos indicados en los números precedentes.
Cuando la sucesión se haya abierto fuera de la República, todas estas
demandas podrán proponerse en el lugar donde se encuentre la
mayor parte de los bienes existentes dentro del territorio nacional,
salvo disposiciones especiales.
La competencia que establece este artículo no excluye la del domicilio,
pero, siendo más de uno los demandados, deberán todos tener un
mismo domicilio para que pueda proponerse la demanda ante el
Tribunal a que ese domicilio corresponda.
Artículo 44
La demanda entre socios se propondrá ante la autoridad judicial del
lugar donde se halle el domicilio de la sociedad. Se propondrán ante la
misma autoridad judicial las demandas entre socios, aun después de
disuelta y liquidada la sociedad, por la división y por las obligaciones
que se deriven de ésta, con tal de que se propongan dentro de un
bienio, a partir de la división. Esto sin perjuicio de que pueda
intentarse la demanda ante el Tribunal del domicilio en los términos
que expresa el aparte último del artículo 43.
Artículo 45
La demanda de rendición de cuentas de una tutela o de una
administración se propondrá ante la autoridad judicial del lugar donde
se hayan conferido o ejercido la tutela o la administración o ante el
Tribunal del domicilio, a elección del demandante. Esto sin perjuicio de
lo establecido en el último aparte del artículo 43.
Artículo 46
Cuando el obligado haya renunciado su domicilio podrá demandársele
en el lugar donde se le encuentre.
Artículo 47
La competencia por el territorio puede derogarse por convenio de las
partes, caso en el cual la demanda podrá proponerse ante la autoridad
judicial del lugar que se haya elegido como domicilio. La derogación
no podrá efectuarse cuando se trate de causas en las que debe
intervenir el Ministerio Público, ni en cualquier otro en que la ley
expresamente lo determine.
SCS 18-12-00
Ver art. 42. Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp.
Nº  00-034, dec. Nº 69:
SCS 2-11-00
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  00-010, dec.
Nº 437:
El Juzgado Superior Cuarto Agrario conoció inicialmente de la
apelación ejercida por la parte demandada contra la decisión del a-
quo, apelación que declaró sin lugar en sentencia definitiva anulada
luego en casación, sin que durante su tramitación se planteara esa
incompetencia territorial que se alega en el presente recurso ejercido
contra la sentencia de reenvío; vale decir, se conformaron las partes
con esa circunstancia procesal, lo cual abarca también al interviniente
adhesivo que acepta la causa en el estado en que se encuentra; sin
que por otra parte se aprecie una cuestión de orden público
inderogable según lo prevenido en el artículo 47 del Código de
Procedimiento Civil, ya que no se trata de una causa en la que el
Ministerio Público deba intervenir conforme a las disposiciones del
artículo 131 eiusdem. Además el hecho de que “uno” de los objetos de
la demanda sea el fundo mencionado no excluye que otras
circunstancias impongan o permitan otra competencia territorial, como
sucede en el caso con el domicilio de las personas demandante y
demandadas y la relación contractual a que se contrae la demanda,
cuyo objeto principal es la resolución de determinadas operaciones de
compra-venta de acciones de sociedades de forma mercantil y
actividad agropecuaria del mismo domicilio; siendo en definitiva lo
esencial, que el Tribunal al cual se remitió el recurso de apelación y
dictó la sentencia de reenvío sea, como efectivamente lo es, superior
jerárquico del Juzgado de la causa, y tenga competencia en la materia
agraria, como efectivamente la tiene.
SCS 7-3-02
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº  01-748,
dec. Nº 147:
Con respecto a lo señalado por las formalizantes acerca de que se
puede solicitar en cualquier oportunidad procesal, inclusive en
casación, debe esta Sala advertirles lo siguiente: 1) se verificó de
autos que la representación judicial de la demandada no solicitó en
ningún momento la regulación de competencia, a los fines de que se
determinara cuál era el Tribunal que debía conocer del presente
asunto, es decir, se conformó con que fuesen los tribunales del trabajo
quienes decidieran la presente causa, y 2) el caso sub iudice no es de
los contemplados en el 2º párrafo del artículo 47 del Código de
Procedimiento Civil, por cuanto no se requiere la intervención del
Ministerio Público, así como tampoco ninguna ley establece que se
puede en cualquiera etapa procesal o instancia declarar la
incompetencia territorial o material, en razón de que la presente es
una demanda reclamando indemnización por daño moral, lucro
cesante, y otros conceptos derivados de accidente de trabajo, es
decir, es una pretensión netamente de índole laboral que no se
subsume dentro del supuesto del artículo 47 ya citado, por lo tanto, no
pueden las formalizantes plantear por primera vez en casación que se
determine la competencia por la materia del caso sub iudice. Así se
decide.
SCC 20-7-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  01-428, dec. Nº
0013:
De los autos que conforman el expediente se pueden de deducir
varios elementos a considerar: 1) La pretensión deducida en el juicio
deriva de una obligación contraída por medio una letra de cambio, la
cual debía ser pagada a su vencimiento y en el lugar de pago
establecido en el documento cartular, cual es la ciudad de San Felipe
del Estado Yaracuy, tal como se desprende del folio cuatro (4) del
expediente; 2) El artículo 641 del Código de Procedimiento Civil hace
referencia a una excepción, en relación con la competencia del Juez
para conocer de las demandas por vía del procedimiento por
intimación, y es que en principio sólo conocerá de estas demandas el
Juez del domicilio del deudor, salvo que las partes hayan elegido un
domicilio; 3) El artículo 47 del Código de Procedimiento Civil
establece, que la competencia por el territorio puede derogarse por
convenio entre las partes, es decir, que la demanda puede proponerse
ante la autoridad judicial del lugar elegido por las partes como
domicilio, siempre y cuando en el caso que se trate no sea necesaria
la intervención del Ministerio Público.
En el caso in comento es procedente la derogación de la competencia
en razón del territorio por convenio de las partes, y estas
expresamente establecieron como lugar de pago la ciudad de San
Felipe del Estado Yaracuy. En este sentido se observa que el
demandante propuso la demanda ante el juzgado del domicilio
escogido por las partes para efectuar el pago de la letra de cambio.
En razón de lo dicho con anterioridad, la Sala observa que el Juzgado
declinante debió continuar conociendo del proceso, ya que la
competencia por el territorio en el caso in-comento está determinada
por el domicilio elegido por las partes para realizar el pago, que fue
establecido en la letra de cambio objeto de la controversia, tal y como
disponen los artículos 47 y 641 del Código de Procedimiento Civil.
SECCIÓN III.
De las modificaciones de la Competencia por razón de conexión y
continencia
Artículo 48
En materia de fiadores o garantía y en cualquier demanda accesoria,
conocerá el Tribunal donde esté pendiente la causa principal.
SC 30-11-01
Ponencia del Magistrado Antonio García García. Exp. Nº 01-0021,
dec. Nº 2513:
Al efecto, observa el procesalista Ricardo Henríquez La Roche señala
que existe continencia ( de contener) cuando el thema decidendum de
una causa más amplia comprende o engloba a otra. En ese sentido,
expone que “ entre un interdicto restitutorio y un interdicto de amparo
ambos incoados ambos respecto a las mismas partes y la misma
cosa, existe también una relación de continencia, donde el interdicto
restitutorio es el juicio continente y el del amparo el contenido: el
despojo engloba la perturbación, es la máxima perturbación que sufre
la posesión.” Asimismo, indica que en la práctica es muy sutil la
diferencia entre continencia y conexión, pues la aplicación del artículo
51 o 48 del Código de Procedimiento Civil, según la conexión
comprenda una accesoriedad o continencia, no tiene valor práctico,
pues en ambos casos el fuero atrayente es del de la causa principal o
continente. (Cfr. Henríquez La Roche. “Código de Procedimiento
Civil”.1995)
En consideración a todos los argumentos expuestos, estima esta Sala
que si bien entre las causas que cursan ante esta Sala existe
identidad entre las personas demandantes y demandada, no existe
identidad en el objeto (petitum) de la acción ni en el título ( causa
petendi) en que se fundamentan cada una de ellas, por lo que, visto
que no existe identidad entre los elementos de las causas previstos en
el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, resulta forzoso
desestimar la pretensión de acumulación solicitada por los
accionantes.
Artículo 49
La demanda contra varias personas a quienes por su domicilio o
residencia debería demandarse ante distintas autoridades judiciales,
podrá proponerse ante la del domicilio o residencia de cualquiera de
ellas, si hubiere conexión por el objeto de la demanda o por el título o
hecho de que dependa, salvo disposiciones especiales.
SCS 9-11-00
Ponencia del Magistrado Alberto Martini. Urdaneta Exp. Nº  00-082,
dec. Nº 86:
En cuanto al punto de la acumulación de pretensiones se permite esta
Sala transcribir doctrina sentada por la Sala de Casación Civil de
fecha 6 de agosto de 1998, la cual acoge plenamente esta Sala
Social:
“En casos como el de estudio, de acumulación de pretensiones por
conexión impropia o intelectual, a instancia de cada uno de los sujetos
activos, no puede afirmarse que haya propiamente similitud y
homogeneidad de pretensiones, lo que implica que, por ende el valor
económico de cada una de ellas, no puede sumarse a los efectos de
determinación del interés principal discutido en juicio para la
admisibilidad del recurso de casación. Ello implica que, debe en estos
casos atenderse, a los efectos de la admisibilidad del recurso de
casación, la circunstancia de que alguna o algunas de las
pretensiones exceda del interés principal requerido por el Código de
Procedimiento Civil.
En el análisis del artículo 49 del Código de Procedimiento Civil, el
autor Ricardo Henríquez La Roche, hace estos comentarios respecto
de la acumulación por conexión impropia o intelectual: ‘Cuando hay
conexión impropia, la competencia por el valor, el cobro de honorarios
profesionales y la admisibilidad de los recursos en el orden
cuantitativo, dependen del valor que tenga cada pretensión
individualmente considerada, pues se trata de acciones y derechos
sustanciales pertenecientes a sujetos distintos, cada pretensión
conserva su valor a todos los efectos procesales. (Código de
Procedimiento Civil; Ricardo Henríquez La Roche, Caracas, 1995)’.”
(Subrayado de esta Sala).
Ahora bien, al tomar en consideración la situación planteada en autos,
la Sala constata que en el libelo de la demanda por cuyo conducto se
inició el presente proceso y único medio para fijar la cuantía o interés
patrimonial de un proceso, que los montos individualmente
considerados son los siguientes, (Bs.2.929.400,70) DOS MILLONES
NOVECIENTOS VEINTINUEVE MIL CUATROCIENTOS BOLIVARES
CON SETENTA CÉNTIMOS reclamados por la ciudadana María
Almazan León, (Bs. 2.730.541,60) DOS MILLONES SETECIENTOS
TREINTA MIL QUINIENTOS CUARENTIUN BOLÍVARES CON
SESENTA CÉNTIMOS reclamados por el ciudadano José Guevara y
(Bs.1.789.214,50) UN MILLÓN SETECIENTOS OCHENTINUEVE MIL
DOSCIENTOS CATORCE BOLÍVARES CON CINCUENTA
CÉNTIMOS reclamados por el ciudadano Ubencio Rodríguez,
evidenciándose de esta manera, que las pretensiones individualmente
consideradas no superan la suma de TRES MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 3.000.000,oo), como con acierto resolvió el
Sentenciador de Alzada, en decisión de fecha 4 de agosto de 2000, en
razón de que el interés principal del mismo no excede de la cuantía
requerida para recurrir en casación.
SC 2-5-01
Ponencia del Magistrado José M. Delgado Ocando. Exp. Nº  00-0543,
dec. Nº 622:
En cuanto a la incompetencia territorial que también es mencionada
en el fallo, debe tenerse en cuenta que uno de los demandados en el
proceso en el marco del cual recayó la sentencia motivadora del
amparo, CONSORCIO MADERERO FORESTAL (COMAFOR), está
domiciliado en Caracas, D.F., según consta en acta de asamblea de
accionistas inscrita en el Registro Mercantil del Estado Bolívar con el
número 32, Tomo A-33, el 12 de agosto de 1997, y que, de acuerdo
con lo dispuesto por el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil,
tratándose de varias personas demandadas con domicilios distintos, la
demanda podía proponerse, territorialmente hablando, ante un tribunal
con competencia sobre uno cualquiera de los domicilios, esto es,
Caracas o Puerto Ordaz.
Artículo 50
Cuando por virtud de las solas pretensiones del demandado, como en
los casos de oponer compensación o de intentar reconvención, el
Tribunal haya de decidir sobre una cosa que por su valor corresponda
al conocimiento de un Tribunal Superior, será éste el competente para
conocer de todo el asunto, aunque el Tribunal ante quien se la haya
propuesto lo fuese para conocer de la demanda sola.
SCC 6-10-00
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 00-139, dec. Nº
167:
Ahora bien, en sentencia de esta Sala de Casación Civil de fecha 4 de
agosto de 1999, (juicio de Administradora M y T S.R.L. contra
Distribuidora Radolph, C.A.), se estableció:
“En relación con este punto es necesario destacar en relación con la
cuantía debe tomarse en consideración para admitir el recurso de
casación en aquellos juicios donde se haya propuesto reconvención,
que esta Sala, en decisión de fecha 20 de abril de 1989, reiterada en
infinidad de fallos, aplicando extensivamente e artículo 50 del Código
de Procedimiento Civil vigente, de contenido idéntico al artículo 85 del
Código Procesal derogado, que prevé que en los casos de
reconvención o mutua petición, será la mayor cuantía de la
reconvención o del juicio principal, la que debe tomarse en cuenta, a
los efectos de la admisibilidad del recurso de casación. Así se decide”.
SCC 31-7-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº  00-1027, dec.
Nº 0184:
En consecuencia, en razón de que la cuantía que fue estimada por el
actor del juicio principal en la suma de dos millones cuatrocientos mil
bolívares (Bs. 2.400.000,00), sin que se hubiese impugnado por el
demandado ni se hubiera presentado alguna de las excepciones del
artículo 50 del Código de Procedimiento Civil, resulta inadmisible el
recurso de casación propuesto por el tercero contra la decisión de la
Instancia Superior. Por tanto, a partir de la fecha de publicación del
presente fallo, la cuantía que se ha de tomar en consideración para la
admisión del recurso de casación en todos los casos de intervención
voluntaria de terceros, ha de ser la establecida en el juicio principal, de
acuerdo con la doctrina expuesta en este fallo. Así se
decide”. Sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 31 de marzo
de 2000, en el juicio seguido por la ciudadana Fabiola Espitia de
Ramírez contra la ciudadana Nancy Josefina León y otro, expediente
N° 99-926).
Artículo 51
Cuando una controversia tenga conexión con una causa ya pendiente
ante otra autoridad judicial, la decisión competerá a la que haya
prevenido.
La citación determinará la prevención.
En el caso de continencia de causas, conocerá de ambas
controversias el Juez ante el cual estuviere pendiente la causa
continente, a la cual se acumulará la causa contenida.
SC 4-10-00
Ponencia del Magistrado Moisés Troconis. Exp. Nº 00-0545, dec. Nº
1119:
En consecuencia, vista la conexión, por razón de los sujetos, del
objeto y de la causa, que se observa entre las acciones en referencia,
y visto que, en los expedientes n° 00-0211 y 00-0795, no se ha llevado
a cabo la notificación de las partes, procede acumular aquéllos a la
causa que cursa en este expediente, identificado con el n° 00-0545, de
conformidad con la disposición prevista en el artículo 51 del Código de
Procedimiento Civil.
SPA 20-7-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº 13165, dec.
Nº 1703:
Como consecuencia de lo expuesto, existe una relación de identidad
entre esos elementos en ambos juicios y, por tanto, es procedente la
unificación de éstos en un mismo órgano jurisdiccional. En todo caso,
quien previno fue el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area
Metropolitana de Caracas, pues es allí donde se ha citado primero y
ya han transcurridos las etapas del proceso, estando pendientes los
informes y la sentencia, todo de conformidad con el artículo 51 del
Código de Procedimiento Civil.” (Cita textual del escrito de cuestiones
previas).
Artículo 52
Se entenderá también que existe conexión entre varias causas a los
efectos de la primera parte del artículo precedente.
1° Cuando haya identidad de personas y objeto, aunque el título sea
diferente.
2° Cuando haya identidad de personas y título, aunque el objeto sea
distinto.
3º Cuando haya identidad de título y de objeto, aunque las personas
sean diferentes.
4º Cuando las demandas provengan del mismo título, aunque sean
diferentes las personas y el objeto.
SC 29-1-02
Ponencia del Magistrado .José M. Delgado Ocando Exp. Nº , 1012dec.
Nº 92:
Igualmente se observa, que no existen los factores de conexión establecidos
en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil que puedan permitir tal
acumulación de pretensiones, ni autorizarlos, de este modo, a constituir el
litisconsorcio activo mediante la acción de amparo constitucional.
En efecto, para proceder de este modo y establecer la conexión necesaria
establecida en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, tendrían que
verificarse algunos de los supuestos de hecho establecidos en sus ordinales 1º,
2º y 3º.
Es obvio, por último, que en las pretensiones de amparo ejercidas
conjuntamente no existe identidad subjetiva, pues cada una de las accionantes
persigue, por separado, la tutela constitucional que invoca.
Con esto quiere significar esta Sala Constitucional, que en el presente caso se
ha dado una acumulación subjetiva de pretensiones en una misma demanda,
que no está permitida por nuestra ley procesal, toda vez que nuestro Código de
Procedimiento Civil, en su Libro Primero, Título I, Capítulo I, Sección VII, que
resulta aplicable supletoriamente en este procedimiento de amparo por ser el
instrumento legal que regula la figura de litisconsorcio, no autoriza tal
acumulación pues las causas de conexidad están establecidas taxativamente
en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, al igual que la constitución
del litisconsorcio en el artículo 146 eiusdem, en concordancia con los artículos
78 y 346, ordinal 6° del mismo Código.
SC 6-5-02
Ponencia del Magistrado Martínez Hernández. Exp. Nº 020012, dec.
Nº 84:
En ese sentido, y como marco conceptual orientador, conviene señalar que la
figura de la acumulación procesal, que consiste en la unificación dentro de un
mismo expediente de causas que revisten algún tipo de conexión, para que
sean decididas mediante una sola sentencia, está dirigida a evitar la expedición
de sentencias contradictorias sobre un mismo asunto, y también a garantizar
los principios de celeridad y economía procesal. Es decir, que tiene como fin la
necesidad de evitar la eventualidad de fallos contradictorios en casos que, o
bien son idénticos o presentan elementos de conexión en los términos del
artículo 52 del referido Código. Asimismo, también persigue beneficiar la
celeridad procesal, ahorrando tiempo y recursos al fallar en una sola sentencia
asuntos en los cuales no existe razón para que se ventilen en distintos
procesos.
En ese sentido, se observa que para que proceda la solicitud de acumulación
procesal es necesario que se cumplan las condiciones esenciales exigidas por
el legislador, las cuales son: 1.- La presencia de dos o más procesos y, 2.- La
existencia entre ellos de una relación de accesoriedad, conexión o de
continencia.
SC 20-7-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  13165, dec.
Nº 1703:
Además, en uno y otro juicio se demanda la indemnización de daños y
perjuicios, tal como lo solicitó la defensora ad-litem en el juicio de expropiación
y ahora lo solicitan los demandantes en este juicio, de modo que en uno y otros
hay identidad de objetos o de pretensiones; y si bien pudiera decirse que hay
distintas causas o fundamentos de las pretensiones, en tanto que en este juicio
se invoca un supuesto incumplimiento contractual y en el juicio de expropiación
la pretensión se fundamenta en la ocupación de los terrenos, cabe señalar que
en uno u otro caso se argumenta la supuesta división de los terrenos y las
supuestas invasiones como hechos determinantes de los daños y perjuicios, de
modo que aún habiendo diversidad de fundamentos o causas de las
pretensiones, éstas, es decir, las pretensiones y las partes serían idénticas,
razón por la cual estamos en el supuesto previsto en el ordinal 1° del artículo
52 del Código de Procedimiento Civil, según el cual existe conexión cuando
haya identidad de personas y objeto, aunque el título sea diferente.
SC 14-11-00
Ponencia del Magistrado Peña Torrelles. Exp. Nº 001189, dec. Nº :
001189
A los efectos de revisar si las causas bajo análisis pueden ser objeto de
acumulación por revestir algún tipo de conexión, esta Sala considera necesario
examinar las normas previstas en el artículo 52 del Código de Procedimiento
Civil,
Ahora bien, analizados los aspectos de orden sustantivo y adjetivo de las
acciones cuya acumulación ha sido solicitada y a la luz de la norma
anteriormente transcrita, esta Sala considera que el caso bajo estudio se
inscribe en la causal de acumulación por conexidad contenida en el ordinal 3°,
del artículo 52 transcrito supra, esto es, cuando haya identidad de objeto y de
título aunque las personas sean diferentes.
En cuanto a la identidad de objeto, esta Sala observa que, en ambas causas
contenidas en los expedientes 00-1189 y 00-1222, el objeto de la pretensión de
los accionantes es la nulidad de la norma contenida en el artículo 7, literal b),
de la Ordenanza sobre Apuestas Lícitas del Municipio Girardot del Estado
Aragua.
En relación a la identidad de título o causa, la misma está representada en el
hecho de que ambas acciones contienen los mismos fundamentos o alegatos
tanto de inconstitucionalidad como de ilegalidad en contra de la norma
impugnada
SECCIÓN IV.
De la competencia procesal internacional
Los artículos de esta sección referida a la jurisdicción de los tribunales
venezolanos, respecto a los tribunales de otros países, fueron
derogados por la Ley de Derecho Internacional Privado, la cual
establece:
Artículo 63.- Se derogan todas las disposiciones que regulen la
materia objeto de esta Ley.
En consecuencia, se copiarán a continuación de las disposiciones
derogadas, las reglas de la Ley de Derecho Internacional Privado que
las sustituyeron
Artículo 53 (derogado)
Además de la competencia general que asignan las Secciones
anteriores a los Tribunales venezolanos en los juicios intentados
contra personas domiciliadas en el territorio nacional, los Tribunales
de la República tendrán competencia para conocer de las demandas
intentadas contra personas no domiciliadas en la República, aunque
no se encuentren en su territorio:
1º Si se tratare de demandas sobre bienes situados en el territorio de
la República.
2º Si se tratare de obligaciones provenientes de contratos o hechos
verificados en el territorio de la República o que deban ejecutarse en
ella.
3º Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a la
jurisdicción de los Tribunales de la República.
Artículo 54 (derogado)
Si quien no tuviere domicilio en la República se encontrare
transitoriamente en su territorio, podrá ser demandado ante los
Tribunales respectivos, no sólo en los casos expresados en el artículo
precedente, sino también cuando el demandado haya sido citado
personalmente en el territorio de la República y en cualquier caso de
demandas relativas a derechos personales en que la ejecución pueda
exigirse en cualquier lugar.
Artículo 55 (derogado)
En los casos de los dos artículos precedentes, regirán las reglas de la
competencia establecidas en las Secciones anteriores, en cuanto sean
aplicables, teniéndose como domicilio o residencia el lugar donde se
encuentre el demandado.
Artículo 56 (derogado)
Cuando el contrato no se haya celebrado en Venezuela, y la persona
no tenga habitación, residencia o domicilio elegido en la República, ni
haya un lugar establecido para la ejecución del contrato, la demanda
relativa a derechos reales o personales sobre bienes muebles se
propondrá ante la autoridad judicial del lugar donde el actor tenga su
domicilio, residencia o habitación y si versare sobre inmuebles
determinados, ante el Tribunal del lugar donde se encuentren éstos.
Artículo 57 (derogado)
Los Tribunales venezolanos tendrán competencia para conocer de las
demandas relativas al estado de las personas o las relaciones
familiares:
1º Cuando el Derecho venezolano sea competente para regir el fondo
del litigio.
2º Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su
jurisdicción, siempre que la causa tenga una vinculación efectiva con
el territorio de la República.
Artículo 58 (derogado)
Son competentes los Tribunales venezolanos para dictar medidas
provisionalmente de protección de las personas que se encuentren en
el territorio de la República, aunque carezca de jurisdicción para
conocer del fondo del litigio.
LEY DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Artículo 39
Además de la jurisdicción que asigna la ley a los tribunales venezolanos en los
juicios intentados contra personas domiciliadas en el territorio nacional, los
tribunales de la República tendrán jurisdicción en juicios intentados contra
personas domiciliadas en el exterior en los casos contemplados en los artículos
40, 41 y 42 de esta Ley.
SPA 10-10-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  01-0133,
dec. Nº 2159:
El artículo 39 de la Ley de Derecho Internacional Privado, salvo la
sustitución del término “jurisdicción” por la expresión “competencia
general”, reproduce el contenido del encabezado del artículo 53 del
Código de Procedimiento Civil, ahora derogado por la Ley especial, es
decir, al igual que el régimen anterior, establece que el domicilio del
demandado en territorio venezolano es el criterio fundamental de
atribución de jurisdicción a los tribunales nacionales. En efecto,
dispone la norma citada:
“Artículo 39.- Además de la jurisdicción que asigna la ley a los
Tribunales venezolanos en los juicios intentados contra personas
domiciliadas en el territorio nacional, los Tribunales de la República
tendrán jurisdicción en juicios intentados contra personas domiciliadas
en el exterior en los casos contemplados en los artículos 40, 41 y 42
de esta Ley.” (Negrillas de la Sala)
En este sentido, cabe precisar que la ley señala que por domicilio de
las personas físicas debe entenderse el lugar donde éstas tengan su
residencia habitual, en atención a lo dispuesto en los artículos 11 y 15
de la Ley de Derecho Internacional Privado; pero, en relación con el
domicilio de las personas jurídicas, como ninguna mención especial
hizo el legislador, la Sala en anteriores oportunidades ha ratificado la
vigencia del concepto que se desprende del Código Comercio, en su
artículo 203, es decir, el lugar que determina el contrato constitutivo de
la sociedad, y a falta de esta designación, el lugar de su
establecimiento principal (véase sentencia de la Sala Político-
Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia Nº 1.044 del 11
de agosto de 1999, caso: Pedro Glucksmann vs. Metales
Internacionales Paraguaná C.A., ratificada mediante decisión Nº 2.207
de esta Sala, de fecha 21 de noviembre de 2000, caso: Hazelett Strip-
Casting Corporation e Industria Venezolana de Aluminio, C.A. (C.V.G.
VENALUM) vs. Productos Industriales Venezolanos S.A. (PIVENSA).
Aplicando lo señalado anteriormente al caso concreto, se advierte que
en lo que atañe a AGUAS INDUSTRIALES DE JOSE, C.A., se extrae
de la copia certificada de su documento constitutivo, el cual cursa del
folio 144 al 200 de la primera pieza del expediente, que aquella se
encuentra domiciliada en la ciudad de Caracas, República de
Venezuela. Siendo ello así, el supuesto de hecho responde al principio
rector adoptado por el legislador en el referido artículo 39 y por tanto,
forzoso es concluir que los tribunales venezolanos sí tienen
jurisdicción para conocer de la acción interpuesta contra AGUAS
INDUSTRIALES DE JOSE, C.A. Así se declara.
Igual razonamiento cabe respecto de las sociedades mercantiles
EARTH TECH DE VENEZUELA, C.A. y RUST INTERNATIONAL DE
VENEZUELA, C.A. En efecto, en relación con la primera de ellas, se
evidencia del documento contentivo de la sustitución de poder
efectuada por la ciudadana Liliana Salazar Medina en los abogados
Francisco Arocha Hernández, Jesús María Casal, Miguel Gómez Muci,
Luis Márquez Barroso, Carmen Julia Osorio y Daniela Paredes Álamo,
consignado por esta última el 22 de enero de 2001, cuando se dio por
citada en nombre de su representada, que EARTH TECH DE
VENEZUELA, C.A. se encuentra domiciliada en la ciudad de Caracas
(folio 16 de la tercera pieza del expediente). En cuanto a RUST
INTERNATIONAL DE VENEZUELA C.A., se constata de la revisión
del acta de asamblea extraordinaria, consignada en copia certificada
ante el a quo por la parte actora, que también se encuentra
domiciliada en la ciudad de Caracas (folio 282 de la segunda pieza del
expediente). En consecuencia, los tribunales venezolanos sí tienen
jurisdicción para conocer de la acción interpuesta contra EARTH
TECH DE VENEZUELA C.A. y RUST INTERNATIONAL DE
VENEZUELA C.A. Así también se declara.
2.- Ahora bien, visto que el resto de las co-demandadas no se
encuentran domiciliadas en el territorio nacional y que, como se ha
indicado, en el presente caso se está en presencia de una demanda
por cobro de prestaciones sociales, pasa este Alto Tribunal a examinar
los supuestos relativos a acciones patrimoniales intentadas contra
personas domiciliadas en el extranjero, contenidos en el artículo 40 de
la Ley de Derecho Internacional Privado, el cual dispone lo siguiente:
“Artículo 40. Los Tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para
conocer de los juicios originados por el ejercicio de acciones de
contenido patrimonial:
1) Cuando se ventilen acciones relativas a la disposición o tenencia de
bienes muebles o inmuebles situados en el territorio de la República;
2) Cuando se ventilen acciones relativas a obligaciones que deban
ejecutarse en el territorio de la República o que se deriven de
contratos celebrados o de hechos verificados en el mencionado
territorio;
3) Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el
territorio de la República.
4) Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su
jurisdicción.”
Al respecto, observa la Sala:
La representación judicial del ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO
mencionó también, en su escrito de reforma de la demanda, a las
sociedades mercantiles EARTH TECH INC., TYCO INTERNATIONAL
LTD., TYCO GROUP S.a.r.l., y RUST ENVIRONMENT &
INFRASTRUCTURE INC., como sujetos pasivos de su acción.
En cuanto a la primera de ellas, EARTH TECH INC., de la
documentación aportada por ambas partes, se deduce lo que a
continuación se expone:
En fecha 28 de septiembre de 1992, SEC DONOHUE
ENVIRONMENT & INFRASTRUCTURE dirigió carta al ciudadano
MIGUEL DELGADO BELLO confirmándole su “oferta de empleo” para
ocupar el cargo de Gerente de Proyecto 1 en la ciudad de Orlando,
Florida, Estados Unidos de América. Se le indicó que debía devolver
esa misiva firmada a los fines de confirmar su aceptación a la “oferta
de empleo”, como efectivamente sucedió. Nada se estableció en esa
oportunidad respecto de las funciones que ejercería el demandante.
Posteriormente, éste fue designado, en el año de 1995,
Vicepresidente del GRUPO RUST INTERNATIONAL CONSULT, C.A.,
constituida y domiciliada en Venezuela, habiéndosele facultado en el
año de 1997 para celebrar todo tipo de contratos y representar
judicialmente a la Compañía.
No obstante lo anterior, su relación de empleo con EARTH TECH
INC. no fue alterada, al punto que aquella le pagaba su salario, corría
con sus gastos de viaje, cuando se desplazaba a Venezuela a prestar
sus servicios para esa sociedad mercantil, y fue ella, además, quien lo
despidió. Por otra parte, también se extrae del expediente que las
funciones que ejercía MIGUEL DELGADO BELLO como
Vicepresidente de la sociedad mercantil constituida y domiciliada en
Venezuela y las que cumplía como empleado de EARTH TECH
INC. en el territorio nacional estaban íntimamente relacionadas con el
proyecto del complejo hidráulico de Jose, llevado a cabo con
PEQUIVEN. Esta última, se dirigía a él indistintamente como
empleado de EARTH TECH INC. o como Vicepresidente de RUST
INTERNATIONAL DE VENEZUELA C.A., siempre haciendo alusión al
mismo proyecto. Lo anterior, puede deducirse de la documentación
que a continuación se describe:
- Carta de fecha 14 de agosto de 1998 (folio 309 de la primera pieza
del expediente) dirigida por William J. Stead, Vicepresidente Senior de
EARTH TECH INC. a MIGUEL DELGADO BELLO, en la cual le
participa que esta última había seleccionado al GRUPO RUST
INTERNATIONAL DE VENEZUELA C.A. “para actuar como su
representante exclusivo en el Proyecto Pequiven del Complejo
Hidráulico de Jose.”
- “Carta de confidencialidad” de fecha 21 de agosto de 1998 (folios 41
al 47 de la primera pieza del expediente), de la cual se extrae que
PEQUIVEN acordó tanto con RUST INTERNATIONAL DE
VENEZUELA, C.A. como con EARTH TECH INC. las condiciones
para “la evaluación de la factibilidad de constituir una empresa mixta
para la expansión y operación del sistema de aguas industriales”. Esta
fue suscrita, en Miami, por MIGUEL DELGADO BELLO como
representante autorizado exclusivo de RUST INTERNATIONAL DE
VENEZUELA, C.A. y EARTH TECH INC.
- Carta de fecha 23 de octubre de 1998, dirigida por PEQUIVEN a
MIGUEL DELGADO BELLO, como Vicepresidente de RUST
INTERNATIONAL DE VENEZUELA, C.A. (folios 295 y 296 de la
primera pieza del expediente), mediante la cual le suministran
informaciones adicionales en relación con la “posible empresa mixta
para la expansión y operaciones de sistema de agua industrial del
Complejo Jose”.
- Carta de 29 de marzo de 1999, dirigida a PEQUIVEN por MIGUEL
DELGADO BELLO (folio 301 de la primera pieza del expediente) en la
cual expone que “les confirmamos nuestra conformidad con la
aplicación de las normas internacionales de la AWWA para los nuevos
activos a construirse... según nuestra oferta de fecha 19 de marzo del
presente año, para participar como socio de PEQUIVEN en el
proyecto de agua del CIPPAA”.
- Carta de fecha 30 de abril de 1999 (folios 303 y 304), dirigida por
PEQUIVEN a MIGUEL DELGADO BELLO, como Vicepresidente de
EARTH TECH INC. en la cual se le notifica que esa sociedad
mercantil había sido seleccionada como socia estratégica en el
Proyecto de Agua de Jose.
- “Aviso de terminación de empleo”, de fecha 07 de julio de 1999,
dirigido al demandante y suscrito por Diane Creel, en nombre de
EARTH TECH INC. (folios 56 al 60 de la primera pieza), en el cual se
establece que el ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO había
incurrido en “insubordinación, incumplimiento en revelar totalmente los
compromisos financieros importantes a sus supervisores y a la
gerencia corporativa y su incumplimiento en respetar las limitaciones
de su autoridad”. En ese documento se señala expresamente
que “para un representante ejecutivo que se desempeñe en país
extranjero, la insubordinación refleja una conducta de empleo
inherentemente inaceptable” y además, luego de enumerar los errores
cometidos por MIGUEL DELGADO BELLO, se indica que “recordamos
que usted participó con la gerencia ejecutiva en conversaciones
de licitación y propuestas internas para el proyecto
Jose” (resaltado de la Sala).
Los hechos narrados y los documentos citados, aunado a la
frecuencia con que el demandante se trasladaba a Venezuela, que se
evidencia de la documentación aportada por EARTH TECH INC.,
conducen a esta Sala a concluir que el ciudadano MIGUEL DELGADO
BELLO ejecutó obligaciones derivadas de su relación laboral con
aquella en el territorio venezolano, habiéndose así verificado el
supuesto contenido en el numeral 2 del artículo 40 de la Ley de
Derecho Internacional Privado. Por tanto, los tribunales venezolanos
tienen jurisdicción para conocer de la demanda intentada contra
EARTH TECH INC. Así se declara.
En lo que atañe a TYCO INTERNATIONAL LTD., ésta alegó ante el a
quo que no se encuentra domiciliada en Venezuela, que “no tiene...
operaciones en el territorio venezolano”, y que entre ella y el
ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO no existe relación laboral
alguna. En cuanto a TYCO GROUP S.a.r.l., también sostuvo que no
tenía vínculos con el territorio nacional ni con el demandante, y
destacó que en este caso, no existe solidaridad patronal. En criterio
del actor, se ha demandado “a un grupo de empresas con diversas
personalidades jurídicas pero integrantes de una unidad económica
dirigida a obtener ganancias”.
Ciertamente, el artículo 177 de la Ley Orgánica del Trabajo alude al
concepto de “unidad económica de la empresa”. Al respecto la Sala de
Casación Social de este Alto Tribunal ha sostenido que dicha
norma “consagra la posibilidad de que varias empresas jurídicamente
autónomas estén sometidas a una unidad mediante una empresa jefe
que controle a las restantes, pues son las ganancias consolidadas de
la empresa, obtenidas en todas sus dependencias y sucursales, la
base legal de la participación.” También se ha señalado que aún
cuando el artículo 177 se refiere a la noción de “unidad económica” en
relación con la distribución de las utilidades de la empresas, tanto la
doctrina como la jurisprudencia han ampliado su ámbito de aplicación,
en beneficio de los trabajadores, “en el caso de que el patrono
contraríe derechos contenidos en la mencionada normativa
laboral” (véase en este sentido sentencia del 22 de febrero de 2001 de
la Sala de Casación Social, caso: Rafael Oscar Lara Rangel vs.
Distribuidora Alaska y otras).
Por su parte, el Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, publicado
en la Gaceta Oficial Nº 5.292 Extraordinario, del 25 de enero de 1999,
dispone, en su artículo 21, en primer término, que los patronos que
integren un grupo de empresas serán solidariamente responsables
entre sí respecto de la obligaciones contraídas con sus trabajadores; y
además, establece lo siguiente:
“Artículo 21.- ...omissis...
Parágrafo Primero: Se considerará que existe un grupo de empresas
cuando éstas se encontraren sometidas a una administración o control
común y constituyan una unidad económica de carácter permanente,
con independencia de las diversas personas naturales o jurídicas que
tuvieren a su cargo la explotación de las mismas.
Parágrafo Segundo: Se presumirá, salvo prueba en contrario, la
existencia de un grupo de empresas cuando:
a) Existiere relación de dominio accionario de unas personas jurídicas
sobre otras, o cuando los accionistas con poder decisorio fueren
comunes;
b) Las juntas administradoras u órganos de dirección involucrados
estuvieren conformados, en proporción significativa, por las mismas
personas;
c) Utilizaren una idéntica denominación, marca o emblema; o
d) Desarrollen en conjunto actividades que evidenciaren integración”.
Ahora bien, revisadas como han sido las actas que componen el
presente expediente, no encuentra esta Sala elementos suficientes
que hagan presumir que TYCO INTERNATIONAL LTD., y TYCO
GROUP S.a.r.l. conforman junto con las demás co-demandadas una
“unidad económica” o “grupo de empresas”, en los términos
establecidos en las normas ya citadas. De manera que no es posible
afirmar que las obligaciones que MIGUEL DELGADO BELLO ejecutó
como empleado de EARTH TECH INC., lo fueron también en nombre
de estas sociedades mercantiles. En tal virtud, como quiera que TYCO
INTERNATIONAL LTD., y TYCO GROUP S.a.r.l. no se encuentran
domiciliadas en el territorio nacional y que tampoco se sometieron a la
jurisdicción de los tribunales venezolanos, y visto asimismo, que no es
posible determinar la existencia de una relación entre el ciudadano
MIGUEL DELGADO BELLO y ellas, de la cual hayan derivado
obligaciones que debieran ser ejecutadas en el territorio nacional, los
tribunales venezolanos carecen de jurisdicción para conocer de la
demanda interpuesta contra estas dos sociedades mercantiles. Así se
declara.
En relación con RUST ENVIRONMENT & INFRASTRUCTURE INC.,
se constata que intentada la presente demanda ante un tribunal
venezolano, el defensor ad-litem designado para actuar en
representación de aquélla, alegó otra cuestión previa, distinta de la
contenida en el ordinal 1º del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, lo cual constituye sin duda, una sumisión tácita a
la jurisdicción de los tribunales venezolanos. En efecto, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 45 de la Ley de Derecho
Internacional Privado la sumisión tácita resultará, por parte del
demandante, del hecho de interponer la demanda y, por parte del
demandado, del hecho de realizar en juicio, personalmente o por
medio de apoderado, cualquier acto que no sea proponer la
declinatoria de jurisdicción u oponerse a una medida preventiva.
Siendo ello así, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 40,
numeral 4, de la Ley de Derecho Internacional Privado, habiéndose la
parte sometido tácitamente a la jurisdicción de los tribunales
venezolanos, están éstos facultados para conocer y decidir de la
demanda interpuesta contra esta sociedad mercantil. Así se declara.
SPA  13-6-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  1363, dec. Nº
15348:
Ya esta Sala ha establecido en relación con el transcrito artículo, que
salvo la diferencia terminológica en cuanto al vocablo “jurisdicción” en
lugar de la expresión “competencia general”, dicha norma reproduce el
contenido del artículo 53 del Código de Procedimiento Civil, que
resulta derogado por la Ley especial de reciente data; es decir, al igual
que el régimen anterior, el domicilio del demandado en territorio
venezolano es el criterio fundamental de atribución de jurisdicción a
los tribunales nacionales precisando, a su vez la propia Ley, que por
“domicilio” ha de entenderse el territorio del Estado donde las
personas físicas tienen su residencia habitual (ver artículos 11 y 15 de
la nueva Ley de Derecho Internacional Privado), lo que implica la
adopción de un concepto nuevo que sustituye al tradicional según el
cual el domicilio de una persona es aquél donde ésta tiene “...el
asiento principal de sus negocios e intereses...” (Art. 27 del Código
Civil)
SPA  13-6-00
Ponencia del Magistrado zerp. Exp. Nº 14878, dec. Nº 1359:
En este sentido, cabe mencionar que por tratarse la demanda de
autos de una acción patrimonial, el artículo 40 de la Ley de Derecho
Internacional Privado prescribe los supuestos en que la jurisdicción
corresponde a los tribunales venezolanos cuando este tipo de
acciones se intentan contra personas no domiciliadas en el territorio
nacional.
Para esta Sala, el presente proceso resulta claramente subsumible en
el tercero de los supuestos transcritos, toda vez que cursa al folio
veintiséis (26) del expediente recibo firmado por el demandado
Filippou Filippos, en la ciudad de Puerto Cabello, Estado Carabobo, el
20 de marzo de 1998, de donde se desprende que recibió copia
certificada del libelo por el cual se le demandó ante el Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito y
Menores del Municipio Puerto Cabello de la Circunscripción Judicial
del Estado Carabobo, en acción interpuesta en su contra por la
compañía MOLINOS CARABOBO C.A.
Lo anterior conduce a afirmar que los Tribunales venezolanos tienen,
en principio, jurisdicción para conocer de la acción de autos. Sin
embargo, debe proceder este Alto Tribunal a analizar la cláusula de
sumisión expresa invocada por la parte promovente de la falta de
jurisdicción, a los fines de determinar si la misma tiene fuerza
derogatoria de la jurisdicción venezolana
SPA 6-6-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. 12.940. Sent.
1.259:
La materia a resolver por parte de este Supremo Tribunal en cuanto a
la consulta de la Jurisdicción elevada por el juzgado a quo, se
circunscribe a la determinación de los límites de la jurisdicción
venezolana frente a la jurisdicción extranjera, para lo cual, resulta
indispensable determinar claramente la acción intentada y, en tal
sentido, expresó la parte demandante en su libelo que:
“Nuestro patrocinado celebró contrato en fecha (…), con la empresa
(…), domiciliada en Canada (sic), concretamente en la ciudad de
Montreal, Provincia de Quebec, en la siguiente dirección 1118, West
St. Catherine,  (…). Conforme al mencionado acuerdo contractual,
nuestra poderdante se obligó con (…) a suministrarle, de manera
garantizada, desde el día (…) hasta el día (…), cuatro mil ochocientas
ochenta (4.880) noches de hotel, las cuales debía pagar la
contratante, a razón de treinta dólares americanos ($30) por noche
(…). Conforme consta en el contrato celebrado entre nuestra
mandante y (…), cuya copia debidamente traducida al idioma español
por (…) y legalizada por (…), Notario Residente en Montreal, Provincia
de Quebec, Canada (sic), según certificación expedida por  (…),
Secretario de la Cámara de Notarías de Quebec, Canada (sic), cuya
firma fue legalizada en fecha (…), por la ciudadana (…), Cónsul
General de la República de Venezuela en Montreal, Canada (sic).
(…omissis…)
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 41 del Código de
Procedimiento Civil, proponemos la presente demanda ante esta
autoridad judicial, en virtud de que las obligaciones contractuales
debían ejecutarse en Puerto Píritu, Municipio Peñalver del Estado
Anzoátegui. También invocamos como fundamento de derecho para
interponer esta demanda, el artículo 4 del Código de Procedimiento
Civil, el cual ordena que ‘La jurisdicción venezolana no queda excluida
por la pendencia ante un Juez extranjero de la misma causa o de otra
conexa con ella, salvo en los casos previstos en el artículo 2º …’ La
pretensión procesal de esta demanda no está comprendida entre los
casos especificados en este último artículo”
Por otra parte, el representante de la parte demandada, al oponer la
cuestión previa contenida en el ordinal 1º del artículo 346 del Código
de Procedimiento Civil, es decir, la falta de jurisdicción del Juez
nacional en relación con el Juez extranjero y la falta de jurisdicción del
Juez nacional por la existencia de litispendencia ante una jurisdicción
extranjera, alegando que la jurisdicción de nuestros Tribunales no
atendía al domicilio del actor, sino al del demandado;  que se trataba
de obligaciones derivadas de un contrato suscrito en la ciudad de
Montreal, Provincia de Quebec, Canadá y en moneda extranjera; que
el representante de la parte actora se encontraba residenciado en
Canadá; que no se trataba de una demanda sobre bienes inmuebles
situados en el Territorio de la República; que existía una sumisión
tácita a los Tribunales del Canadá, pues la parte actora había
sometido desde 1991 el conflicto planteado a la jurisdicción
canadiense; que las disposiciones establecidas por las partes en el
contrato no eran de orden público y, en consecuencia, de acuerdo con
lo establecido en el artículo 53 del Código de Procedimiento Civil,
consideraba que si la demandada no estaba domiciliada en la
República y que si las partes habían sometido el conflicto planteado
desde 1991, ante la jurisdicción de los Tribunales del Canadá, como
cursa ante el Tribunal Superior de la Provincia de Quebec, Distrito de
Montreal, Canadá, registro número 500-05-015000-910, la presente
demanda no debería ser intentada ante la Autoridad Judicial de
Venezuela por carecer de jurisdicción, tal como fuera transcrito ut
supra
Establece el artículo 40 del Código de Procedimiento Civil, que:
“Las demandas relativas a derechos personales y las relativas a
derechos reales sobre bienes muebles se propondrán ante la
autoridad judicial del lugar donde el demandado tenga su domicilio, o
en su defecto de éste su residencia. Si el demandado no tuviere ni
domicilio ni residencia conocidos, la demanda se propondrá en
cualquier lugar donde él se encuentre”
La presente controversia trata de una demanda por cobro de dólares
norteamericanos, es decir, obligaciones personales, presuntamente
por el incumplimiento de un contrato celebrado en el extranjero entre
una empresa venezolana y una empresa domiciliada en la Provincia
de Quebec, Canadá, que, además, y previamente, la parte actora
había demandado el mismo concepto en un Tribunal del mismo país.
Por tales razones e interpretando, además, la disposición antes
mencionada, esta Sala ha establecido en reiteradas oportunidades
(sentencias del 28.7.88, caso Viasa y 27.10.88, caso Ramona de Suco
vs. Fernando Suco), que la normativa procesal destinada a determinar
el ámbito territorial de aplicación de la tutela jurisdiccional que ejercen
nuestros Tribunales, atiende de manera prioritaria y, en consecuencia,
excluyente, al domicilio del demandado y no al del actor. Es decir, la
normativa viene dada por el fuero del demandado, lo que conduce a
que el sujeto pasivo de la acción interpuesta tiene derecho a que se le
demande ante los Tribunales de su domicilio.
En el caso de autos, consta, además, a los folios siete (7) al dieciocho
(18) del Cuaderno de Medidas adjunto al expediente principal,
traducción fiel y exacta y documento original redactado en francés,
expedido por el Tribunal Superior (COUR SUPERIEURE) de la
Provincia de Quebec, Distrito Montreal, Canadá, certificado Nº 500-05-
015000-910, de la demanda interpuesta, por el mismo concepto de la
presente, ante el Tribunal Superior de la Provincia de Quebec, Distrito
Montreal, Canadá, por la empresa “SUNNY TOURS, SOCIEDAD
ANONIMA”, contra “TRAFIC MULTITOURS INC”, la cual compró a la
empresa domiciliada en la ciudad de Montreal, Provincia de Quebec,
Canadá, “LES VACANCES MULTITOUR INTERNATIONAL INC.”, y
conforme a la Ley de Corporaciones Comerciales de Canadá, cambió
su denominación comercial por la de “VACANCES AIR TRANSAT A.T.
INC/AIR TRANSAT HOLIDAYS A.T. INC.”, es decir, hubo de parte del
actor una sumisión tácita de la jurisdicción, al escoger el domicilio de
la demandada para interponer una acción igual a la que se sigue en el
presente procedimiento.
Para mayor abundamiento, es necesario agregar que la tutela
jurisdiccional del Estado Venezolano ha sido establecida
fundamentalmente para la protección y respeto de los derechos del
individuo, razón por la cual, en general, pueden ser sometidos a las
reglas de la teoría contractual, toda materia, controversia o asunto en
el cual, salvo excepciones previstas en la Ley, rige el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes.
La Ley, en determinados supuestos, prohibe expresamente que
algunos asuntos sean dirimidos por una jurisdicción distinta a la
venezolana, tal como lo consagra el artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil, cuando determina la jurisdicción del Estado
Venezolano y la inderogabilidad de la misma frente a los demás
estados extranjeros, expresamente, cuando se trate de controversias
relativas a bienes inmuebles o a materias que interesan al Orden
Público, lo cual no ocurre en el presente caso. Así se declara.
En vista de lo expuesto, a los fines de determinar la jurisdicción, no es
relevante que la parte actora tenga su domicilio en nuestro país y que
el pago se haya establecido en dólares norteamericanos, como sí lo
es el hecho de que la demandada tuviese su domicilio en el Canadá y
el actor hubiese demandado, previamente a la interposición del
presente procedimiento, en la jurisdicción del domicilio de la
demandada, es decir, en Canadá, estableciendo así lo que se llama
“la sumisión tácita”, según lo establece nuestra especialísima y vigente
Ley de Derecho Internacional Privado, en su artículo 45, cuando
expresa que la sumisión tácita resultará, por parte del demandante,
del “hecho de interponer la demanda”. Así se decide.
Artículo 40
Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios
originados por el ejercicio de acciones de contenido patrimonial:
1. Cuando se ventilen acciones relativas a la disposición la tenencia de bienes
muebles o inmuebles situados en el territorio de la República;
2. Cuando se ventilen acciones relativas a obligaciones que deban ejecutarse
en el territorio de la República o que se deriven de contratos celebrados o de
hechos verificados en el mencionado territorio;
3. Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el territorio la
República:
4. Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su
jurisdicción.
SPA 8-5-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  14431, dec. Nº
803:
En este sentido, el ordinal 3º del artículo 40 eiusdem, establece que
los tribunales de la República tendrán jurisdicción para conocer de los
juicios derivados de acciones con contenido patrimonial:
“3.Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el
territorio de la República.”
Del análisis del expediente se evidencia que la pretensión de las
accionantes reviste un evidente carácter patrimonial, como lo es la
solicitud de que se prohiba la realización de una subasta sobre los
activos de la compañía BANCO LAYOR CAYMAN LTD., y que tal
como lo requiere la norma transcrita, la demandada fue citada
personalmente, a través de su apoderado judicial, en fecha 15 de
diciembre de 1997, por lo que la situación planteada se ajusta al
supuesto de hecho supra referido y así se declara.
Asimismo, el ordinal 4º del artículo 40 de la Ley en comento dispone:
“4.Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a
su jurisdicción ”. (Subrayado de la Sala).
Al respecto, el artículo 45 eiusdem, establece que la sumisión tácita es
consecuencia de cualquier acto procesal del demandado, distinto a
alegar la falta de jurisdicción u oponerse a una medida preventiva.
En este orden de ideas, cursa en autos escrito de fecha 17 de
diciembre de 1997, en el cual el apoderado judicial de la demandada
solicitó que se declarara la perención breve de conformidad con el
artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, acto este realizado con
anterioridad a la oposición de la cuestión previa de falta de jurisdicción
y, que de conformidad con la norma supra transcrita, constituye una
sumisión tácita a la jurisdicción de los tribunales de la República y así
se declara.
Así visto que, la cuestión planteada reviste un evidente carácter
patrimonial, que el demandado fue citado personal y efectivamente en
el territorio de la República y que de igual modo se sometió
tácitamente a la jurisdicción de los tribunales venezolanos, de
conformidad con la normativas adjetivas supra señaladas y los
argumentos expuestos, los tribunales de la República si tienen
jurisdicción para conocer de la demanda incoada y así se declara.
 
SPA 30-5-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  15-341, dec. Nº
1252:
Al respecto conviene precisar, en primer lugar, si los Tribunales
venezolanos resultasen competentes para conocer del presente
asunto de acuerdo a los criterios atributivos de jurisdicción a que se
refieren los ya mencionados artículos 39 al 42 de la Ley de Derecho
Internacional Privado para, luego, analizar si la citada cláusula de
sumisión expresa a la jurisdicción de las Cortes de Rotterdam,
Holanda, a que se contrae el aludido Conocimiento de Embarque,
tiene fuerza derogatoria de la jurisdicción venezolana.
En este sentido, cabe mencionar que por tratarse la demanda de
autos de una acción patrimonial, el artículo 40 de la Ley de Derecho
Internacional Privado prescribe los supuestos en que la jurisdicción
corresponde a los tribunales venezolanos cuando este tipo de
acciones se intentan contra personas no domiciliadas en el territorio
nacional.
En efecto, dispone dicha norma:
“Artículo 40. Los Tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para
conocer de los juicios originados por el ejercicio de acciones de
contenido patrimonial:
1) Cuando se ventilen acciones relativas a la disposición o tenencia de
bienes muebles o inmuebles situados en el territorio de la República;
2) Cuando se ventilen acciones relativas a obligaciones que deban
ejecutarse en el territorio de la República o que se deriven de
contratos celebrados o de hechos verificados en el mencionado
territorio;
3) Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el
territorio de la República.
4) Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su
jurisdicción.”
Para esta Sala, el presente proceso resulta subsumible en el segundo
de los supuestos transcritos toda vez que, de acuerdo a lo establecido
por la co-demandada Nedlloyd Lijnen B.V. Rotterdam en el
Conocimiento de Embarque a que se refieren estos autos (folio 8 y
siguientes del expediente), dicha sociedad de comercio estaba
obligada a entregar en el Puerto de La Guaira un (1) Container
identificado como N/M KNLU 271455-9, cuyo empaque fue distinguido
como X 20RE, S.T.C. contentivo de un Bulto de Trucha, Carite Gris,
Pescado Rey y Besugo. El objeto principal de este Conocimiento de
Embarque consistía, pues, en el traslado y entrega de la mercancía en
el puerto indicado como destino, esto es, La Guaira, Venezuela; de lo
que se colige que la ejecución de la obligación principal debía hacerse
en territorio venezolano.
Lo anterior, conduce a afirmar que los Tribunales venezolanos tienen
jurisdicción para conocer de la acción de autos; sin embargo, tal como
fue argumentado por la parte promovente de la falta de jurisdicción así
como lo decidido por el a quo en la decisión consultada, el
mencionado Conocimiento de Embarque contiene una cláusula
expresa de sumisión a la jurisdicción de las Cortes de Rotterdam,
Holanda, la cual debe ser analizada por este Alto Tribunal a los fines
de determinar si la misma tiene fuerza derogatoria de la jurisdicción
venezolana.
En efecto, dispone textualmente la Cláusula 25 del aludido
Conocimiento de Embarque:
“25.- LEY Y JURISDICCIÓN: (1) Ley de aplicación: En la medida en la
que algo no haya sido tratado en los términos y condiciones de este
Conocimiento de Embarque, se aplicará la Ley de Los Países Bajos.
(2) Jurisdicción: Todas las acciones bajo el contrato de transporte
evidenciadas por este Conocimiento de Embarque, se presentarán
ante las Cortes de Rotterdam y ninguna otra corte tendrá jurisdicción
con respecto a tal acción, a menos que el transportista apele a otra
jurisdicción o se someta él mismo voluntariamente a ella.”
De la simple la lectura de la cláusula anterior, se desprende que la
elección sobre la jurisdicción competente para la tramitación de
acciones relativas a ese Conocimiento de Embarque, no sólo precisa
los tribunales escogidos sino, además, excluye cualquier otra
jurisdicción que pudiera resultar simultáneamente competente con la
de las Cortes de Holanda con la salvedad de que el transportista apele
a otra jurisdicción o se someta él mismo voluntariamente a ella; lo cual
no se evidencia en el expediente.
Nuestra Ley de Derecho Internacional Privado admite como regla la
posibilidad de la derogación convencional de la jurisdicción
venezolana en favor de Tribunales extranjeros o de árbitros que
resuelvan en el extranjero, tal como está previsto en el artículo 47 del
citado cuerpo normativo, estableciéndose tres excepciones claramente
descritas:
“Artículo 47. La jurisdicción que corresponde a los Tribunales
venezolanos, según las disposiciones anteriores, no podrá ser
derogada convencionalmente a favor de Tribunales extranjeros, o de
árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos casos en que el
asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales sobre
bienes inmuebles situados en el territorio de la República, o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción o que afecten los
principios esenciales del orden público venezolano.”
El asunto bajo examen, no está referido a controversias sobre bienes
inmuebles situados en el territorio de la República, tampoco se
circunscribe a materias que no admitan transacción, ni afecta el orden
público interno; ello podría llevar a la conclusión lógica de declarar la
validez de la derogación de la jurisdicción venezolana a favor de las
Cortes Holandesas. Pero, estima la Sala, que el legislador admite la
regla de la derogatoria de la jurisdicción por la vía convencional, esto
es, cuando las partes de común y previo acuerdo deciden, luego de un
proceso de discusión y fijación de los términos que regirán la relación
contractual, dicha derogación.
El Conocimiento de Embarque, si bien se trata de un tipo de
contratación, no menos cierto es que el mismo se define como un
contrato de adhesión en donde queda excluida cualquier posibilidad
de debate o dialéctica entre las partes. En el contrato de adhesión, tal
como lo ha marcado la doctrina y la jurisprudencia, las cláusulas son
previamente determinadas por uno solo de los contratantes, de modo
que el otro contratante se limita a aceptar cuanto ha sido determinado
por el primero.
Más aun, considerando que la consecuencia de una cláusula
contractual de elección y derogatoria de la jurisdicción, por un lado
establece la competencia de los tribunales de un Estado pero, por
otro, impide que los órganos jurisdiccionales de otro Estado soberano
sean activados para la resolución de controversias para las que
resulte también competente, la interpretación de la fórmula legal que lo
permite debe hacerse en el estricto sentido de sus palabras.
Esto es, si bien es permisible la derogatoria de la jurisdicción
venezolana por vía contractual, no puede aceptarse que los contratos
de adhesión en donde no participan ambas partes en la redacción de
las cláusulas, se disponga acerca de la jurisdicción.
Ello se ve reforzado con los ideales de acceso a la justicia plasmados
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a los que
se refiere, entre otros, el artículo 26 de ese Texto Fundamental.
Consentir que las cláusulas de exclusión de la jurisdicción venezolana
en los contratos de adhesión, como lo son los conocimientos de
embarque, impidan a sus nacionales, como en el presente caso,
satisfacer sus pretensiones y alcanzar la justicia por la imposición
contractual del emitente del contrato, desvirtúan tal postulado
constitucional y desarticulan todo el sistema judicial que pende de sus
principios.
Prueba de un sistema armonizado y coherente con las bases
constitucionales vigentes, concretamente, con el principio de acceso a
la justicia, lo constituye la norma contenida en el artículo 6 de la Ley
de Arbitraje Comercial, publicada en la Gaceta Oficial de Venezuela Nº
36.430 del 07-04-98) la cual establece:
“Artículo 6. El acuerdo de arbitraje deberá constar por escrito en
cualquier documento o conjunto de documentos que dejen constancia
de la voluntad de las partes de someterse a arbitraje. La referencia
hecha en un contrato a un documento que contenga una cláusula
arbitral, constituirá un acuerdo de arbitraje siempre que dicho contrato
conste por escrito y la referencia implique que esa cláusula forma
parte del contrato.
En los contratos de adhesión y en los contratos normalizados, la
manifestación de voluntad de someter el contrato a arbitraje deberá
hacerse en forma expresa e indepenciente.”
Esta norma consagra la necesidad de hacer constar por escrito el
acuerdo de las partes de someterse a arbitraje, con la especial e
insoslayable indicación de que en los contratos de adhesión la
cláusula de arbitraje sea producto de la voluntad de los contratantes
“en forma expresa e independiente”.
Para esta Sala, aun cuando el legislador internacional privatista no
hace mención especial a la derogación convencional de la jurisdicción
en los contratos de adhesión, ésta sólo es permisible mediante un
acuerdo de voluntades que podrá expresarse en forma independiente
al conjunto de las normas pre-redactadas, pero que evidencie ser el
producto de la voluntad de todos los contratantes y no tan sólo de uno
de ellos.
En el presente caso, tratándose el Conocimiento de Embarque B/L Nº
GEOFF411 de un contrato de adhesión, la Cláusula 25 mediante la
cual se excluye la jurisdicción de cualesquiera otros tribunales que no
sean los de Rotterdam, Holanda, no tiene la fuerza suficiente para
derogar la jurisdicción que corresponde a Venezuela, tal como se
expuso en párrafos precedentes; por tal razón debe descartarse el
argumento de falta de jurisdicción expuesto por el a quo en la decisión
consultada. Así se declara.
 
 
SPA  13-6-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº 14878, dec. Nº
1359:
En este sentido, cabe mencionar que por tratarse la demanda de
autos de una acción patrimonial, el artículo 40 de la Ley de Derecho
Internacional Privado prescribe los supuestos en que la jurisdicción
corresponde a los tribunales venezolanos cuando este tipo de
acciones se intentan contra personas no domiciliadas en el territorio
nacional.
Para esta Sala, el presente proceso resulta claramente subsumible en
el tercero de los supuestos transcritos, toda vez que cursa al folio
veintiséis (26) del expediente recibo firmado por el demandado
Filippou Filippos, en la ciudad de Puerto Cabello, Estado Carabobo, el
20 de marzo de 1998, de donde se desprende que recibió copia
certificada del libelo por el cual se le demandó ante el Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito y
Menores del Municipio Puerto Cabello de la Circunscripción Judicial
del Estado Carabobo, en acción interpuesta en su contra por la
compañía MOLINOS CARABOBO C.A.
Lo anterior conduce a afirmar que los Tribunales venezolanos tienen,
en principio, jurisdicción para conocer de la acción de autos. Sin
embargo, debe proceder este Alto Tribunal a analizar la cláusula de
sumisión expresa invocada por la parte promovente de la falta de
jurisdicción, a los fines de determinar si la misma tiene fuerza
derogatoria de la jurisdicción venezolana
Artículo 41
Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de juicios
originados por el ejercicio de acciones relativas a universalidades de bienes:
1. Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio;
2. Cuando se encuentren situados en el territorio de la República bienes que
formen parte integrante de la universalidad.
SPA 30-3-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  15414, dec. Nº
736:
Nuestra citada Ley de Derecho Internacional Privado, en su Capítulo
IX, artículos 39 al 42, prescribe los criterios atributivos de jurisdicción,
distinguiendo, además del supuesto general del domicilio del
demandado en territorio venezolano, los supuestos relativos a
acciones patrimoniales, acciones relativas a universalidades y
acciones en materia de estado civil y relaciones familiares.
El presente proceso está referido a la solicitud de declaratoria de
quiebra de varias sociedades mercantiles, es decir, se trata de una
acción circunscrita a una universalidad, tal como lo ha asumido la Sala
en anteriores oportunidades al establecer que “...la acción de quiebra
no se refiere a un derecho real específico (...) no es un asunto de
bienes muebles o inmuebles, sino una materia relativa a la
universalidad de bienes, que pueden estar situados en otros países
también. La quiebra no rige a los bienes sino a los comerciantes...”
(Sent. Nº 578, S.P-A 01/11/90, Caso: Interamericana de Fletes v.
Morgan Grace Shipping Inc.)
En este sentido, el artículo 41 de la Ley de Derecho Internacional
Privado consagra los criterios atributivos de jurisdicción para conocer
de juicios originados por el ejercicio de este tipo de acciones (sobre
universalidades) estableciendo, en primer lugar, que en cuanto el
fondo del asunto se rija por el derecho venezolano, según sea
determinado por la misma Ley, tendrán jurisdicción los tribunales
venezolanos (criterio del paralelismo), es decir, precede a la
determinación de la jurisdicción la del derecho aplicable. En segundo
lugar, agrega el artículo 41 el supuesto según el cual basta para
atribuir jurisdicción a los tribunales venezolanos, que en territorio de la
República se encuentren situados bienes que formen parte integrante
de la universalidad. Respecto al vocablo “bienes” mencionado en este
artículo se ha interpretado que se trata de algunos y no todos los
bienes de la universalidad y que éstos pueden ser muebles o
inmuebles.
Aplicando los presupuestos anteriores al caso bajo examen, debe
señalarse en cuanto al primero de ellos que no dispone la Ley de
Derecho Internacional Privado previsión alguna de la que se
desprenda que el derecho venezolano sería aplicable para la solución
del fondo del asunto. No obstante, de la revisión del expediente se
constata que la empresa MARIA ELENA HOLDING L.T.D. posee
bienes situados en Venezuela, lo que haría entonces procedente la
aplicación del segundo supuesto del artículo 41, antes aludido.
En efecto, cursa en autos a los folios 170 a 175, documento
autenticado, contentivo de la venta de varios bienes muebles
(maquinarias y equipos de oficina) hecha por INTRACO
METALÚRGICA VENEZOLANA C.A. a la compañía MARIA ELENA
HOLDING L.T.D , cuya ubicación en Venezuela se deduce del acta
levantada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Trabajo y Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial
del Estado Aragua, que cursa al folio 146 a 148 del expediente,
referida a la medida de embargo preventiva ejecutada contra la
sociedad mercantil VALVULAS ARAGUA C.A., en la ciudad de La
Victoria, Estado Aragua, de donde se desprende que parte de los
bienes sobre los que se pretendía recayera la medida, son los mismos
a que se contrae el documento de compra venta antes indicado.
Por tanto, debe concluirse que, en lo que toca a la compañia MARIA
ELENA HOLDING L.T.D., sí tienen jurisdicción los Tribunales
venezolanos para conocer de la presente causa. Así se decide.
En cambio, en cuanto a la sociedad mercantil ESTEFANIA HOLDING
L.T.D., se observa que no está probado en el expediente que ésta
posea bienes situados en Venezuela. Lo anterior permite concluir que
en cuanto a la co-demandada ESTEFANIA HOLDING L.T.D., no están
dados los presupuestos exigidos por el numeral 2º del artículo 41 de la
Ley de Derecho Internacional Privado. Así se declara.
2.- Respecto de la jurisdicción para conocer de la solicitud de quiebra
hecha contra la empresa KELLWOOD INDUSTRIES INC., debe
señalar esta Sala que según los artículos 414, 415, 416 y 417 del
Código Bustamante:
“Artículo 414. Si el deudor concordatario, concursado o quebrado no
tiene más que un domicilio civil o mercantil, no puede haber más que
un juicio de procedimientos preventivos o de concurso o quiebra, o
una suspensión de pagos, o quita y espera, para todos sus bienes y
todas sus obligaciones en los Estado contratantes.”
“Artículo 415. Si una misma persona o sociedad tuviere en más de un
Estado contratante varios establecimientos mercantiles enteramente
separados económicamente, puede haber tantos juicios de
procedimientos preventivos y de quiebra como establecimientos
mercantiles.”
“Artículo 416. La declaratoria de incapacidad del quebrado o
concursado tiene en los Estados contratantes efectos extraterritoriales
mediante el cumplimiento previo de las formalidades de registro o
publicación que exija la legislación de cada uno de ellos.”
“Artículo 417. El auto de declaratoria de quiebra o concurso dictado en
uno de los Estados contratantes, se ejecutará en los otros en los
casos y forma establecidos en este Código para las resoluciones
judiciales; pero producirá, desde que quede firme y para las personas
respecto de las cuales lo estuviere, los efectos de cosa juzgada.”
Ya esta Sala (véase Sent. Nº 578 del 1-11-90) ha interpretado el
sentido de las normas precedentes, aseverando que el criterio
atributivo de jurisdicción que las mismas prescriben no es otro sino el
del domicilio del quebrado.
Reiterando el principio establecido por la jurisprudencia de este Alto
Tribunal relativo al domicilio del fallido como criterio atributivo de
jurisdicción, que no es más que el claro sentido de lo establecido por
el Código Bustamante, debe esta Sala concluir, respecto de la
jurisdicción para resolver sobre la quiebra demandada contra la
compañía KELLWOOD INDUSTRIES INC., que la misma corresponde
a los órganos jurisdiccionales del domicilio de la referida sociedad
mercantil, esto es, no poseen jurisdicción los tribunales venezolanos
para proveer sobre dicha causa toda vez que la demandada se
encuentra domiciliada en territorio de la República de Panamá y no
posee sucursales dentro del territorio venezolano. Así se decide.
Por último, debe la Sala ratificar el criterio sostenido por el a quo en el
sentido de confirmar la jurisdicción del Poder Judicial venezolano para
conocer de la quiebra seguida contra las sociedades Válvulas de
Aragua C.A. e Intraco Metalúrgica Venezolana, por ser éstas
venezolanas, quedando a salvo lo atinente a la competencia territorial
interna que deberá ser resuelto por el a quo al reactivarse el proceso
suspendido durante la decisión sobre la jurisdicción. Así se establece.
Artículo 42
Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios
originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las personas o las
relaciones familiares:
1. Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio;
2. Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su jurisdicción,
siempre que la causa tenga una vinculación efectiva con el territorio de la
República.
SPA 25-5-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  0391,
dec. Nº 1200:
De otra parte, de acuerdo con el orden de prelación de las fuentes en
el Derecho Internacional Privado, que rige el presente juicio, debe
aplicarse, de conformidad con el artículo 1° de la Ley de Derecho
Internacional Privado, las normas de Derecho Internacional Público
sobre la materia, en particular, las establecidas en los tratados
internacionales vigentes en Venezuela; en su defecto, corresponde
aplicar las normas de Derecho Internacional Privado venezolano.
Así las cosas, no existe ningún tratado público que vincule a
Venezuela con los Estados Unidos de América en materia de divorcio,
por lo cual debe tomarse en cuenta lo preceptuado en el sistema de
Derecho Internacional Privado venezolano para la solución del
presente juicio. Así, la demanda de divorcio interpuesta por el
ciudadano (omissis) contra la ciudadana (omissis) debe regirse por el
derecho venezolano, a tenor del artículo 42 ejusdem que al efecto
señala:
“Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los
juicios originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las
personas o las relaciones familiares:
1. Cuando el derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio;...”.
Debe precisarse que, aunque la pareja vivió los primeros años de
matrimonio en el extranjero, el domicilio conyugal de la pareja está en
Venezuela, tal y como consta de los hechos narrados por ambas
partes y de las actuaciones procesales cumplidas en el juicio. En
efecto, se constata de autos que el domicilio de las partes se
encuentra en la ciudad de Caracas, República Bolivariana de
Venezuela, desde diciembre de 1998, donde fijaron el asiento principal
de sus negocios e intereses.
Por tanto, de conformidad con la norma contenida en el artículo 42 de
la Ley de Derecho Internacional Privado antes transcrita, en
concordancia con lo preceptuado en el artículo 16 ejusdem, que indica
que la existencia, estado y capacidad de las personas se rigen por el
Derecho de su domicilio, la ley sustantiva para regir el fondo de la
demanda de divorcio introducido por ante el Juzgado Segundo de
Primera Instancia de Familia y Menores de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, es el derecho del domicilio de las
partes, que no es otro que el derecho venezolano, pues ambos
cónyuges estaban domiciliados en la República Bolivariana de
Venezuela desde hacía más de un año, con lo que se concluye que la
ley aplicable al fondo del divorcio es la ley venezolana y así se decide.
Asimismo, es menester indicar que, de conformidad con el artículo 45
de la Ley de Derecho Internacional Privado, referido a la sumisión, la
parte demandada, en uso de su autonomía de la voluntad, durante el
juicio bajo examen, no propuso la declinatoria de la jurisdicción al
momento de la contestación de la demanda, ni señaló en esa primera
oportunidad procesal, cual era el órgano jurisdiccional extranjero al
que debía corresponder el conocimiento de la controversia. Ello, en
opinión de esta Sala, demuestra que la ciudadana BLANCA NIEVES
ELISA CLOTILDE PERINA BENITO solicitó extemporáneamente la
regulación de jurisdicción y se sometió de manera presunta o
sobreentendida a la jurisdicción venezolana. Por todo lo anterior, sí
tienen jurisdicción los tribunales venezolanos para conocer del
presente juicio y así se declara.
SPA 22-5-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  01-0333,
dec. Nº 703:
Consignado el recaudo solicitado pasa la Sala a decidir, previas las
consideraciones siguientes
El análisis de toda solicitud de exequátur debe hacerse a la luz del
Derecho Procesal Internacional Privado. En tal sentido, para el juez se
torna indispensable atender al orden de prelación de las fuentes con el
fin de decidir el caso concreto. En Venezuela, dicho orden se
encuentra establecido en el artículo 1º de la Ley de Derecho
Internacional Privado, vigente desde el 06 de febrero de 1999, de la
siguiente manera: en primer lugar, deben revisarse las normas de
Derecho Internacional Público sobre la materia, en particular, las
establecidas en los tratados internacionales vigentes en Venezuela; en
su defecto, se aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado
venezolano; y finalmente, en aquellos casos en que no existan
tratados ni normas de derecho interno que regulen la materia, se
aplicarán las fuentes supletorias, vale decir, la analogía y los principios
de Derecho Internacional Privado generalmente aceptados.
En el caso de autos, ante la ausencia de tratado entre Venezuela y los
Estados Unidos que regule de manera específica la eficacia de las
sentencias extranjeras, deben entonces aplicarse las disposiciones
contempladas en el Capítulo X de la Ley de Derecho Internacional
Privado (De la Eficacia de las Sentencias Extranjeras) y,
particularmente, el artículo 53 de ese texto legal, que derogó
parcialmente el contenido de los artículos 850 y 851 del Código de
Procedimiento Civil, ambos relativos al procedimiento de exequátur.
Efectuado el estudio y análisis de los recaudos acompañados a la
presente solicitud de exequátur, de conformidad con los extremos
previstos en el artículo 53 de la Ley de Derecho Internacional Privado,
es posible afirmar que en este caso se han cumplido los requisitos de
ley para declarar la ejecutoria de la sentencia norteamericana, antes
mencionada.
En efecto:
1.- La sentencia fue dictada en materia civil, específicamente en juicio
de divorcio.
2.- Tiene fuerza de cosa juzgada de acuerdo a la ley del Estado en la
cual fue pronunciada, como bien se desprende del texto de la
sentencia: “Sentencia Definitiva de Disolución de Matrimonio”.
3.- La sentencia en cuestión y el convenio de liquidación matrimonial
incorporado a la misma, mediante el cual los solicitantes acordaron de
mutuo acuerdo el régimen de custodia, visitas y pensión de alimentos
de sus dos hijas menores de edad, entre otros aspectos, no versan
sobre derechos reales respecto a bienes inmuebles situados en la
República. Además, no se ha arrebatado a Venezuela la jurisdicción
exclusiva por cuanto la controversia, como se ha señalado, no está
relacionada con bienes inmuebles situados en el territorio de la
República, como tampoco está basada en una transacción que no
podía ser admitida, ni afecta los principios del orden público
venezolano.
4.- La Corte de Circuito 11vo Circuito Judicial de y para el Condado de
Dade, Florida, Estados Unidos de Norte América, tenía jurisdicción
para conocer de la causa, según los principios generales de
jurisdicción consagrados en el Capítulo IX de la Ley de Derecho
Internacional Privado. En efecto, de conformidad con lo dispuesto en
el ordinal 2º artículo 42 eiusdem, los tribunales del Estado
sentenciador tendrán jurisdicción para conocer de los juicios
originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las personas o
las relaciones familiares cuando las partes se sometan expresa o
tácitamente a su jurisdicción, siempre que la causa tenga una
vinculación efectiva con el territorio de ese Estado.
En el presente caso existía una vinculación efectiva con el territorio del
Estado sentenciador, al ser interpuesta la demanda de divorcio por la
ciudadana María Corina Martínez Nucete, ante la autoridad judicial del
lugar de su residencia habitual, desprendiéndose del mismo texto de
la sentencia lo siguiente: “En el período inmediatamente anterior a la
consignación de la demanda por disolución de matrimonio, la esposa
ha sido residente continua del Condado de Dade, Florida, durante
más de seis meses”. Por tanto, considera la Sala satisfechos los
extremos previstos en el ordinal 2º del artículo 42 de la Ley de
Derecho Internacional Privado.
5.- Si bien no se desprende del texto traducido de la sentencia ni de
los recaudos acompañados, cuál fue el medio utilizado para practicar
la citación, ni existe forma de verificar si la forma empleada fue la
correcta, estima la Sala que el derecho a la defensa del demandado
fue debidamente garantizado, toda vez que consta en el expediente
convenio de liquidación matrimonial, celebrado de mutuo acuerdo
entre los cónyuges en fecha 30 de octubre de 2000; y en todo caso, se
entiende convalidado este requisito al haber solicitado ambas partes la
declaratoria de fuerza ejecutoria de la decisión emanada del tribunal
extranjero.
6.- No consta en autos que la sentencia en cuestión sea incompatible
con decisión anterior que tenga autoridad de cosa juzgada, dictada por
tribunal venezolano; tampoco hay evidencia de que exista juicio
pendiente ante los tribunales venezolanos sobre el mismo objeto y
entre las mismas partes, iniciado antes de que se hubiera dictado la
sentencia extranjera
SPA 18-7-01
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini. Exp. Nº 00-719,
dec. Nº 1543:
Del texto de la sentencia parcialmente transcrita dictada por el
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, Sala de
Juicio Nº 5, se constata que el mencionado Juzgado declaró su
jurisdicción para conocer y decidir del asunto planteado, y en
consecuencia declaró sin lugar la cuestión previa opuesta por la parte
demandada. Posteriormente, la parte demandada solicitó la regulación
de jurisdicción, razón por la cual en fecha 9 de mayo de 2000, el
mismo Tribunal consideró que en el presente caso, no es procedente
la consulta obligatoria de la sentencia que afirma la jurisdicción, toda
vez que dicha consulta procede para la negativa de la misma,
conforme al artículo 57 de la Ley de Derecho Internacional Privado, no
obstante, como se propuso el recurso de regulación de jurisdicción, el
Tribunal lo admitió como la única vía de impugnar las decisiones sobre
jurisdicción.
Ahora bien, pasa esta Sala a decidir el recurso planteado en los
términos siguientes:
De acuerdo con el orden de prelación de las fuentes en el Derecho
Internacional Privado, que rige el presente juicio, debe aplicarse, de
conformidad con el artículo 1° de la Ley de Derecho Internacional
Privado, las normas de Derecho Internacional Público sobre la
materia, en particular, las establecidas en los Tratados Internacionales
vigentes en Venezuela; en su defecto, se aplicarán las normas de
Derecho Internacional Privado venezolano.
Por tanto, no existiendo Tratado alguno en materia de divorcio entre
los Estados Unidos de América y Venezuela, debe tomarse en cuenta
lo preceptuado por el sistema de Derecho Internacional Privado
venezolano para la solución del presente juicio.
Así tenemos que el artículo 42 de la Ley de Derecho Internacional
Privado señala:
“Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los
juicios originados por el ejercicio de acciones sobre estado de las
personas o las relaciones familiares:
1. Cuando el derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley, para regir el fondo del litigio...”.
Ahora bien, de conformidad con el contenido de la disposición antes
transcrita, resulta evidente que la demanda de divorcio interpuesta por
el ciudadano STEVEN MISHKIN PESIN, contra la ciudadana MARIA
TERESA OSORIO RODRIGUEZ, debe regirse por el derecho
venezolano.
Ello es así, toda vez que la ley sustantiva para regir el fondo del litigio
al momento de la introducción de la demanda de divorcio por ante el
Juzgado de Primera Instancia de Familia y Menores de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, ahora
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, era la ley
nacional de las partes, de acuerdo a lo preceptuado en los artículos
11, 23 y 42 ordinal 1º de la Ley de Derecho Internacional Privado, toda
vez que ambas partes ostentan la nacionalidad venezolana, cuestión
fundamental para determinar la ley aplicable al fondo del divorcio a fin
de determinar la jurisdicción de los tribunales venezolanos y además
el domicilio conyugal, fue establecido en Venezuela. En consecuencia,
los tribunales venezolanos sí tienen jurisdicción para conocer del
presente juicio y así se declara
Artículo 43
Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para dictar medidas
provisionales de protección de las personas que se encuentren en el territorio
de la República, aunque carezcan de jurisdicción para conocer del fondo del
litigio.
Artículo 44
La sumisión expresa deberá constar por escrito.
SPA 30-5-00
La sumisión expresa no puede constar de un contrado de adhesión.
Ver jurisprudencia en artículo 40 Ley de Derecho Internacional Privado
SPA 6-6-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  13406,
dec. Nº 1260:
La Sala constata que en el texto del documento que funge como
instrumento fundamental del presente juicio, se señaló que:
“…la Compañía EUROALLOYS LIMITED, en lo adelante ‘LA
COMPAÑÍA’, constituida en Cardiff, el (…), Nº (…), según las leyes de
Gran Bretaña y domiciliada en Alexandra House, 55ª Catherine Place,
London SW1E 6DY (…), por una parte, y por la otra el BANCO
EXTERIOR DE LOS ANDES Y DE ESPAÑA, S.A. ‘EXTEBANDES’,
Sucursal Grand Cayman, en lo adelante ‘EL BANCO’ inscrito con
Licencia de Categoría B emanada de THE BANKS AND TRUST
COMPANIES REGULATION LAW de las islas Grand Cayman, B.W.I,
de fecha (…) y con domicilio en c/o Extebandes, Miami Regional
Office, 701 Brickell Ave., Suite 2650, Miami, Florida 33131, U.S.A. (…)
Además, expresamente, en la Cláusula Décima Novena del referido
contrato o documento fundamental de la demanda, se estableció la
sumisión exclusiva a las Cortes del Circuito del Condado de Dade,
Florida, o a las Cortes de Distrito de los Estados Unidos con
jurisdicción en el Distrito Sur del Estado de Florida y que las leyes
aplicables serían las del Estado de Florida, en caso de presentarse
cualquier controversia derivada del mismo.
Es decir, que las partes demandadas en el presente juicio, tienen su
domicilio en el exterior y expresamente, el “BANCO EXTERIOR DE
LOS ANDES Y DE ESPAÑA, S.A. (EXTEBANDES)”, a pesar de que
tiene también una sucursal domiciliada en nuestro territorio nacional,
en el documento fundamental de la demanda estableció el domicilio
que tiene en la ciudad de Miami, Florida, Estados Unidos de América.
Lo que permite concluir que no sólo las demandadas, sociedades
mercantiles “BANCO EXTERIOR DE LOS ANDES Y DE ESPAÑA,
C.A. (EXTEBANDES)” y “EURO ALLOYS LIMITED” al celebrar el
referido contrato el 8 de febrero de 1995, definieron los Tribunales del
Estado de Florida, Estados Unidos de América como la jurisdicción
con capacidad para dirimir las controversias que surgieren en relación
al referido contrato, sino que, además, tienen su domicilio en el
extranjero, de tal modo, que claramente se determina que los
Tribunales venezolanos no tienen jurisdicción para conocer y decidir la
presente causa. Así se declara.
 
Artículo 45
La sumisión tácita resultará, por parte del demandante, del hecho de interponer
la demanda y, por parte del demandado, del hecho de realizar en el juicio,
personalmente o por medio de apoderado, cualquier acto que no sea proponer
la declinatoria de jurisdicción u oponerse a una medida preventiva.
SPA 25-5-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  0391,
dec. Nº 1200:
Asimismo, es menester indicar que, de conformidad con el artículo 45
de la Ley de Derecho Internacional Privado, referido a la sumisión, la
parte demandada, en uso de su autonomía de la voluntad, durante el
juicio bajo examen, no propuso la declinatoria de la jurisdicción al
momento de la contestación de la demanda, ni señaló en esa primera
oportunidad procesal, cual era el órgano jurisdiccional extranjero al
que debía corresponder el conocimiento de la controversia. Ello, en
opinión de esta Sala, demuestra que la ciudadana BLANCA NIEVES
ELISA CLOTILDE PERINA BENITO solicitó extemporáneamente la
regulación de jurisdicción y se sometió de manera presunta o
sobreentendida a la jurisdicción venezolana. Por todo lo anterior, sí
tienen jurisdicción los tribunales venezolanos para conocer del
presente juicio y así se declara.
SPA 6-6-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  12940,
dec. Nº 1259:
La Ley, en determinados supuestos, prohibe expresamente que
algunos asuntos sean dirimidos por una jurisdicción distinta a la
venezolana, tal como lo consagra el artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil, cuando determina la jurisdicción del Estado
Venezolano y la inderogabilidad de la misma frente a los demás
estados extranjeros, expresamente, cuando se trate de controversias
relativas a bienes inmuebles o a materias que interesan al Orden
Público, lo cual no ocurre en el presente caso. Así se declara.
En vista de lo expuesto, a los fines de determinar la jurisdicción, no es
relevante que la parte actora tenga su domicilio en nuestro país y que
el pago se haya establecido en dólares norteamericanos, como sí lo
es el hecho de que la demandada tuviese su domicilio en el Canadá y
el actor hubiese demandado, previamente a la interposición del
presente procedimiento, en la jurisdicción del domicilio de la
demandada, es decir, en Canadá, estableciendo así lo que se llama
“la sumisión tácita”, según lo establece nuestra especialísima y vigente
Ley de Derecho Internacional Privado, en su artículo 45, cuando
expresa que la sumisión tácita resultará, por parte del demandante,
del “hecho de interponer la demanda”. Así se decide
Artículo 46
No es válida la sumisión en materia de acciones que afecten a la creación,
modificación o extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles, a no ser
que lo permita el Derecho de la situación de los inmuebles.
No Hay nota Al respecto.
Artículo 47
La jurisdicción que corresponde a los tribunales venezolanos, según las
disposiciones anteriores, no podrá ser derogada convencionalmente en favor
de tribunales extranjeros, o árbitros que resuelvan en el extranjero, en aquellos
casos en que el asunto se refiera a controversias relativas a derechos reales
sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la República o se trate de
materias respecto de las cuales no cabe transacción o que afecten los
principios esenciales del orden público venezolano.
SPA 18-12-01
ponencia del Magistrado zerpa. Exp. Nº 01-0133, dec. Nº 3011:
, observa la Sala:
La Ley de Derecho Internacional Privado admite la posibilidad de la
derogación convencional de la jurisdicción venezolana en favor de
Tribunales extranjeros o de árbitros que resuelvan en el extranjero, tal
como está previsto en el artículo 47 del citado cuerpo normativo,
estableciéndose tres excepciones claramente descritas
:
El asunto bajo examen, no está referido a controversias sobre bienes
inmuebles situados en el territorio de la República, tampoco se
circunscribe a materias que no admitan transacción, ni afecta el orden
público interno; ello podría llevar a la conclusión lógica de declarar la
validez de la derogación de la jurisdicción venezolana a favor de
tribunales arbitrales, siempre que se verifique, se reitera, que tal
derogatoria ha sido expresamente convenida por ambas partes.
En el caso de autos, el documento del cual afirma la representación
de EARTH TECH INC. puede deducirse la obligación que pesaba
sobre MIGUEL DELGADO BELLO de someterse a un tribunal arbitral
es un “manual que rige las relaciones entre la empresa con sus
empleados”, que establece lo siguiente: “en caso de que un problema
involucre a un empleado que perciba que él o ella ha quedado
cesante de forma involuntaria el asunto deberá ser resuelto por medio
de un arbitraje vinculante. Dicho arbitraje deberá llevarse a cabo de
conformidad con las disposiciones para la industria del comercio de la
Asociación de Arbitraje Norteamericano, resultando éste definitivo y
vinculante tanto para el empleado como para EARTH TECH INC. La
jurisdicción territorial del tribunal será el país donde se encuentren las
instalaciones en las cuales labore el empleado... Es un requerimiento
de la Compañía que usted firme un Convenio de Arbitraje... previo al
inicio de sus actividades laborales. El Convenio será firmado por
todos, reconociendo su conformidad con el mismo y acordando su
sujeción a los términos y criterios contenidos en éste”.
Ahora bien, revisadas como han sido las actas que componen el
presente expediente, se advierte que no consta en autos el referido
Convenio de Arbitraje ni ningún otro documento del cual se extraiga
que el ciudadano MIGUEL DELGADO BELLO y EARTH TECH INC.,
expresamente y de común y previo acuerdo, hayan pactado la
derogatoria de la jurisdicción venezolana en los términos establecidos
en el referido artículo 47 de la Ley de Derecho Internacional Privado.
Por tal motivo, debe desestimarse el alegato expuesto por la
representación de EARTH TECH INC. Así se decide.
Artículo 48
Siempre que los tribunales venezolanos tengan jurisdicción de
acuerdo con las disposiciones de este Capítulo, la competencia
territorial interna de los diversos tribunales se regirá por las
disposiciones establecidas en los artículos 49, 50 y 51 de esta Ley.
No Hay nota Al respecto.
Artículo 49
Tendrá competencia para conocer de los juicios originados por el
ejercicio de acciones de contenido patrimonial:
1. Cuando se ventilen acciones relativas a la disposición o la tenencia
de bienes muebles o inmuebles situados en el territorio de la
República, el Tribunal del lugar donde estén situados los bienes;
2. Cuando se ventilen acciones relativas a obligaciones que deban
ejecutarse en el territorio de la República o que se deriven de
contratos celebrados o de hechos verificados en el mencionado
territorio, el Tribunal del lugar donde deba ejecutarse la obligación o
donde se haya celebrado el contrato o verificado el hecho que origine
la obligación;
3. Cuando el demandado haya sido citado personalmente en el
territorio de la República, el Tribunal del lugar donde haya ocurrido la
citación;
4. Cuando las partes se hubieren sometido expresamente en forma
genérica a los tribunales de la República, aquel que resulte
competente en virtud de alguno de los criterios indicados en los tres
numerales anteriores y, en su defecto, el Tribunal de la capital de la
República.
SCS 9-11-00
Ponencia del Magistrado Alberto Martini. Urdaneta Exp. Nº  00-082, sentencia
Nº 86:
En cuanto al punto de la acumulación de pretensiones se permite esta Sala
transcribir doctrina sentada por la Sala de Casación Civil de fecha 6 de agosto
de 1998, la cual acoge plenamente esta Sala Social:
“En casos como el de estudio, de acumulación de pretensiones por conexión
impropia o intelectual, a instancia de cada uno de los sujetos activos, no puede
afirmarse que haya propiamente similitud y homogeneidad de pretensiones, lo
que implica que, por ende el valor económico de cada una de ellas, no puede
sumarse a los efectos de determinación del interés principal discutido en juicio
para la admisibilidad del recurso de casación. Ello implica que, debe en estos
casos atenderse, a los efectos de la admisibilidad del recurso de casación, la
circunstancia de que alguna o algunas de las pretensiones exceda del interés
principal requerido por el Código de Procedimiento Civil.
En el análisis del artículo 49 del Código de Procedimiento Civil, el autor Ricardo
Henríquez La Roche, hace estos comentarios respecto de la acumulación por
conexión impropia o intelectual: ‘Cuando hay conexión impropia, la
competencia por el valor, el cobro de honorarios profesionales y la
admisibilidad de los recursos en el orden cuantitativo, dependen del valor que
tenga cada pretensión individualmente considerada, pues se trata de acciones
y derechos sustanciales pertenecientes a sujetos distintos, cada pretensión
conserva su valor a todos los efectos procesales.  (Código de Procedimiento
Civil; Ricardo Henríquez La Roche, Caracas, 1995)’.” (Subrayado de esta
Sala).
Artículo 50
Tendrá competencia para conocer de juicios originados por el ejercicio
de acciones relativas a universalidades de bienes:
1. Cuando el Derecho venezolano sea competente de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley para regir el fondo del litigio, el Tribunal
donde tuviere su domicilio la persona en virtud de la cual se atribuye
competencia al Derecho venezolano;
2. Cuando se encuentren situados en el territorio de la República
bienes que forman parte integrante de la universalidad, el Tribunal del
lugar donde se encuentre la mayor parte de los bienes de la
universalidad situados en el territorio de la República.
SCC 31-7-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G.. Exp. Nº 01-210,
sentencia Nº 185:
. Este razonamiento tiene además su soporte en el artículo 3 del
Código de Procedimiento Civil, donde se consagra la perpetuatio
jurisdictionis al señalar que: “La jurisdicción y la competencia se
determinan conforme a la situación de hecho existente para el
momento de la presentación de la demanda, y no tienen efecto
respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que
la ley disponga otra cosa”, y en el artículo 50 del mismo código,
donde se consagra la excepción prevista en la norma anterior y según
el cual “ Cuando por virtud de las solas pretensiones del demandado,
como en los casos de oponer la compensación o de intentar
reconvención, el Tribunal haya de decidir sobre una cosa que por su
valor corresponda al conocimiento de un Tribunal Superior, será éste
el competente para conocer de todo el asunto, aunque el Tribunal ante
quien se la haya propuesto lo fuese para conocer de la demanda
sola”, es decir que la excepción sólo opera en pretensiones ejercidas
por la parte demandada, por lo cual se concluye que, aun y cuando se
haya producido la estimación de la demanda de tercería en una suma
mayor a la de la causa principal, tal estimación de ninguna manera
puede alterar el interés principal de aquélla en lo relativo a la
jurisdicción y competencia y, por tal razón, el proceso debe
mantenerse como de menor cuantía, desde luego que su valor
principal no excede de Bs. 5.000.000,oo.
 
Artículo 51
Tendrá competencia para conocer de los juicios originados por el
ejercicio de acciones sobre el estado civil de las personas o las
relaciones familiares:
1. Cuando el Derecho venezolano sea competente de acuerdo con las
disposiciones de esta Ley para regir el fondo del litigio, el Tribunal del
domicilio de la persona en virtud de la cual se atribuye competencia al
Derecho venezolano;
2. Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su
jurisdicción, el Tribunal del lugar con el cual se vincule la causa al
territorio de la República,
SC 4-10-00
Ponencia del Magistrado Moisés Troconis Villareal. Exp. Nº 00-
545, sentencia Nº 1119:
En consecuencia, vista la conexión, por razón de los sujetos, del objeto y de la
causa, que se observa entre las acciones en referencia, y visto que, en los
expedientes n° 00-0211 y 00-0795, no se ha llevado a cabo la notificación de
las partes, procede acumular aquéllos a la causa que cursa en este expediente,
identificado con el n° 00-0545, de conformidad con la disposición prevista en el
artículo 51 del Código de Procedimiento Civil.
SC 20-7-00
Ponencia del Magistrado Escarra  Malave. Exp. Nº ,131654 sentencia
Nº 1703:
Como consecuencia de lo expuesto, existe una relación de identidad entre esos
elementos en ambos juicios y, por tanto, es procedente la unificación de éstos
en un mismo órgano jurisdiccional. En todo caso, quien previno fue el Juzgado
Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, pues es allí donde
se ha citado primero y ya han transcurridos las etapas del proceso, estando
pendientes los informes y la sentencia, todo de conformidad con el artículo 51
del Código de Procedimiento Civil.”
Artículo 52
Las normas establecidas en los artículos 49, 50 y 51 no excluyen la
competencia de tribunales distintos, cuando les sea atribuida por otras
leyes de la República.
SC 29-1-02
Ponencia del Magistrado .José M. Delgado Ocando Exp.
Nº , 1012sentencia Nº 92:
Igualmente se observa, que no existen los factores de conexión establecidos
en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil que puedan permitir tal
acumulación de pretensiones, ni autorizarlos, de este modo, a constituir el
litisconsorcio activo mediante la acción de amparo constitucional.
En efecto, para proceder de este modo y establecer la conexión necesaria
establecida en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, tendrían que
verificarse algunos de los supuestos de hecho establecidos en sus ordinales 1º,
2º y 3º.
Es obvio, por último, que en las pretensiones de amparo ejercidas
conjuntamente no existe identidad subjetiva, pues cada una de las accionantes
persigue, por separado, la tutela constitucional que invoca.
Con esto quiere significar esta Sala Constitucional, que en el presente caso se
ha dado una acumulación subjetiva de pretensiones en una misma demanda,
que no está permitida por nuestra ley procesal, toda vez que nuestro Código de
Procedimiento Civil, en su Libro Primero, Título I, Capítulo I, Sección VII, que
resulta aplicable supletoriamente en este procedimiento de amparo por ser el
instrumento legal que regula la figura de litisconsorcio, no autoriza tal
acumulación pues las causas de conexidad están establecidas taxativamente
en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, al igual que la constitución
del litisconsorcio en el artículo 146 eiusdem, en concordancia con los artículos
78 y 346, ordinal 6° del mismo Código.
SC 6-5-02
Ponencia del Magistrado Martínez Hernández. Exp. Nº 020012,
sentencia Nº 84:
En ese sentido, y como marco conceptual orientador, conviene señalar que la
figura de la acumulación procesal, que consiste en la unificación dentro de un
mismo expediente de causas que revisten algún tipo de conexión, para que
sean decididas mediante una sola sentencia, está dirigida a evitar la expedición
de sentencias contradictorias sobre un mismo asunto, y también a garantizar
los principios de celeridad y economía procesal. Es decir, que tiene como fin la
necesidad de evitar la eventualidad de fallos contradictorios en casos que, o
bien son idénticos o presentan elementos de conexión en los términos del
artículo 52 del referido Código. Asimismo, también persigue beneficiar la
celeridad procesal, ahorrando tiempo y recursos al fallar en una sola sentencia
asuntos en los cuales no existe razón para que se ventilen en distintos
procesos.
En ese sentido, se observa que para que proceda la solicitud de acumulación
procesal es necesario que se cumplan las condiciones esenciales exigidas por
el legislador, las cuales son: 1.- La presencia de dos o más procesos y, 2.- La
existencia entre ellos de una relación de accesoriedad, conexión o de
continencia.
SC 20-7-00
Ponencia del Magistrado Carlos Escarrá Malavé. Exp. Nº  13165,
sentencia Nº 1703:
Además, en uno y otro juicio se demanda la indemnización de daños y
perjuicios, tal como lo solicitó la defensora ad-litem en el juicio de expropiación
y ahora lo solicitan los demandantes en este juicio, de modo que en uno y otros
hay identidad de objetos o de pretensiones; y si bien pudiera decirse que hay
distintas causas o fundamentos de las pretensiones, en tanto que en este juicio
se invoca un supuesto incumplimiento contractual y en el juicio de expropiación
la pretensión se fundamenta en la ocupación de los terrenos, cabe señalar que
en uno u otro caso se argumenta la supuesta división de los terrenos y las
supuestas invasiones como hechos determinantes de los daños y perjuicios, de
modo que aún habiendo diversidad de fundamentos o causas de las
pretensiones, éstas, es decir, las pretensiones y las partes serían idénticas,
razón por la cual estamos en el supuesto previsto en el ordinal 1° del artículo
52 del Código de Procedimiento Civil, según el cual existe conexión cuando
haya identidad de personas y objeto, aunque el título sea diferente.
SC 14-11-00
Ponencia del Magistrado Peña Torrelles. Exp. Nº 001189,
sentencia Nº :001189
A los efectos de revisar si las causas bajo análisis pueden ser objeto de
acumulación por revestir algún tipo de conexión, esta Sala considera necesario
examinar las normas previstas en el artículo 52 del Código de Procedimiento
Civil,
Ahora bien, analizados los aspectos de orden sustantivo y adjetivo de las
acciones cuya acumulación ha sido solicitada y a la luz de la norma
anteriormente transcrita, esta Sala considera que el caso bajo estudio se
inscribe en la causal de acumulación por conexidad contenida en el ordinal 3°,
del artículo 52 transcrito supra, esto es, cuando haya identidad de objeto y de
título aunque las personas sean diferentes.
En cuanto a la identidad de objeto, esta Sala observa que, en ambas causas
contenidas en los expedientes 00-1189 y 00-1222, el objeto de la pretensión de
los accionantes es la nulidad de la norma contenida en el artículo 7, literal b),
de la Ordenanza sobre Apuestas Lícitas del Municipio Girardot del Estado
Aragua.
En relación a la identidad de título o causa, la misma está representada en el
hecho de que ambas acciones contienen los mismos fundamentos o alegatos
tanto de inconstitucionalidad como de ilegalidad en contra de la norma
impugnada
 
SECCIÓN V.
De la falta de jurisdicción, de la incompetencia y de la litispendencia
Artículo 59
La falta de jurisdicción del Juez respecto de la administración pública,
se declarará aun de oficio, en cualquier estado e instancia del
proceso.
La falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto del Juez
extranjero, se declarará de oficio en cualquier estado e instancia del
proceso cuando se trate de causas que tienen por objeto bienes
inmuebles situados en el extranjero. En cualquier otro caso, mientras
no se haya dictado sentencia sobre el fondo de la causa en primera
instancia, la falta de jurisdicción sólo podrá declararse a solicitud de
parte.
En todo caso, el pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción se consultará
en la Corte Suprema de Justicia, en Sala Político-Administrativa, conforme a lo
dispuesto en el artículo 62.
SPA 10-10-01:
SPA 13-2-01
Ponencia del Magistrado .Levis Ignacio Zerpa Exp. Nº 00-362,
sentencia Nº 100:
En efecto, como tantas veces ha explicado esta Sala, todos los jueces tienen
jurisdicción, pues todos pueden administrar justicia en nombre de la República
y por autoridad de la Ley, pero esa labor jurisdiccional está dividida, es decir,
se reparte entre todos los jueces; y los principales factores que la condicionan
son la cuantía, el territorio y la materia, o sea que no todos los jueces tienen las
mismas competencias.
Ahora bien, nuestro Código de Procedimiento Civil prevé, en forma expresa,
dos casos donde puede declararse la falta de jurisdicción del Juez, siendo
taxativa la enumeración de los casos, a saber:
         Frente a la Administración Pública
         Frente al Juez extranjero
Ahora bien, el Tribunal a quo al remitir a esta Sala el expediente contentivo del
juicio, fundamentándose en el indicado artículo 59 del Código de Procedimiento
Civil, plantea erróneamente una consulta de jurisdicción, cuando del texto de la
decisión consultada se evidencia claramente que no hubo pronunciamiento
relacionado con alguno de los supuestos antes mencionados, ya que el
pronunciamiento del  a quo estuvo exclusivamente referido a determinar el
tribunal competente para conocer los autos.
La Sala observa que, el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil
establece, taxativamente, los supuestos de hecho que determinan cuándo los
Tribunales de la República carecen de jurisdicción para conocer de los asuntos
sometidos a su consideración, a saber: la falta de jurisdicción respecto de la
Administración Pública y respecto del juez extranjero.
Del examen de las actas procesales se desprende que la razón esgrimida por
el apoderado judicial de la demandada para oponer en primer lugar la falta de
jurisdicción del Juez respecto a la Administración Pública, se basa en que en el
documento de reconocimiento de la deuda cuyo pago se demanda en el
presente asunto, se establece que tanto el demandante como la empresa
demandada tienen su domicilio en el Estado Anzoátegui, y en consecuencia, la
jurisdicción para conocer de este juicio sólo la tienen los “JUECES
COMPETENTES DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO
ANZOÁTEGUI”, además que en el referido documento tampoco se estableció
un domicilio especial, a los efectos de su interpretación y ejecución.
Así, la jurisdicción es la función pública realizada por los órganos competentes
del Estado, con las formas requeridas por la Ley, en virtud de la cual, por acto
de juicio, se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus
conflictos y controversias de relevancia jurídica, mediante decisiones con
autoridad de cosa juzgada. La jurisdicción es el todo; la competencia es la
parte: un fragmento de la jurisdicción. La competencia es la potestad de
jurisdicción para una parte del sector jurídico: aquél específicamente asignado
al conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. Se trata en definitiva de
dos figuras procesales distintas.
SC 6-4-01
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº 1653,
sentencia Nº 491:
El artículo 59 del Código de Procedimiento Civil establece el
procedimiento aplicable en caso de existir un conflicto de jurisdicción
ya sea a solicitud de parte o de oficio. Es así que dicha norma
establece en forma taxativa el procedimiento para el conflicto de
jurisdicción respecto de la Administración Pública y respecto al juez
extranjero cuando la controversia se refiere a inmuebles situados en el
extranjero. En estos dos casos la falta de jurisdicción puede alegarse
en cualquier grado e instancia del proceso. Ahora bien, en cuanto a
otras situaciones diferentes a las taxativamente establecidas por la
norma, la falta de jurisdicción sólo puede alegarse a solicitud de parte
y sólo hasta que se haya dictado sentencia sobre el fondo en primera
instancia. Asimismo, la norma en comento, establece que el
pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción se consultará a la Corte
Suprema de Justicia en Sala Político-Administrativa, lo que implica
una obligación del Juez que decida sobre un conflicto de jurisdicción
consultar su decisión a la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia.
SPA 11-5-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº  0158, dec. Nº
1071:
En relación con la falta de jurisdicción del Juez venezolano frente al
extranjero, la jurisprudencia había sido constante y reiterada en el
sentido de que tanto las decisiones mediante las cuales los tribunales
venezolanos afirmaban su jurisdicción para conocer las causas que a
ellos se sometían como aquellas en las que la negaban, debían ser
consultadas, pues además de las normas antes citadas, el artículo 6
de la ley adjetiva imponía la revisión de todos los casos en que
estuviese interesada o se discutiere la jurisdicción de la República.
Sin embargo, observa este Máximo Tribunal que el 06 de febrero de
1999, entró en vigencia la Ley Derecho Internacional Privado que
establece respecto a la consulta obligatoria, lo siguiente:
“...En caso de afirmarse la jurisdicción de los Tribunales venezolanos
la causa continuará su curso en el estado en que se encuentra al
dictarse la decisión, pero la decisión que la niegue deberá ser
consultada en la Corte Suprema de Justicia, Sala Político-
Administrativa, a cuyo efecto se le remitirán inmediatamente los autos,
y si es confirmada se ordenará el archivo del expediente, quedando
extinguida la causa”. (Resaltado de la Sala)
Ahora bien, visto que el presente asunto es de carácter procesal y que
los artículos 9 del Código de Procedimiento Civil y 24 de la
Constitución Bolivariana de Venezuela consagran la aplicación de las
leyes de procedimiento desde el momento mismo de su entrada en
vigencia, aun en los procesos en curso, debe entonces analizarse y
decidirse a la luz de la disposición parcialmente transcrita.
En este orden de ideas, se advierte que el Juzgado Tercero de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas afirmó su
jurisdicción para conocer de la controversia planteada respecto al juez
extranjero, por lo cual, en aplicación de la norma antes citada, la
decisión de fecha 14 de abril de 1998 no es objeto de consulta
obligatoria y, en consecuencia, no puede esta Sala proceder a su
revisión al no haber sido planteado contra la misma el recurso de
regulación de jurisdicción. En este mismo sentido y en un caso similar
al de autos se pronunció este Máximo Tribunal en sentencia del 03 de
junio de 1999, BANCO EXTERIOR, C.A. vs. METAL BELFORT, C.A. y
BELFORT GLASS, C.A.
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. MIGUEL DELGADO
BELLO contra RUST ENVIRONMENT & INFRASTRUCTURE
INC. y otras. Exp. Nº 2001-0133, dec. Nº 2.159:
El tribunal de la causa, a pesar de haber sido ejercido recurso de
regulación de jurisdicción contra la decisión del 05 de febrero de 2001,
remitió el presente expediente a la Sala con fundamento en los
artículos 59 y 62 del Código de Procedimiento Civil, para que este Alto
Tribunal revisase el referido fallo, por la cual aquél se pronunció
acerca de la falta de jurisdicción alegada por algunas de las co-
demandadas.
Al respecto, se observa que, ciertamente, estas normas disponen
expresamente que las decisiones que se pronuncien sobre la
jurisdicción serán objeto de consulta ; sin embargo, su contenido fue
interpretado por la jurisprudencia de la extinta Corte Suprema de
Justicia y su alcance, restringido en determinados casos (véase
sentencia de la Sala Político-Administrativa del 15 de diciembre de
1998, caso: Yolanda Salazar Regnault vs. Janezzi Lugo de Correa y
otros).
En relación con la falta de jurisdicción del Juez venezolano frente al
extranjero, la jurisprudencia había sido constante y reiterada en el
sentido de que tanto las decisiones mediante las cuales los tribunales
venezolanos afirmaban su jurisdicción para conocer las causas que a
ellos se sometían como aquellas en las que la negaban, debían ser
consultadas, pues además de las normas antes citadas, el artículo 6
del Código de Procedimiento Civil imponía la revisión de todos los
casos en que estuviese interesada o se discutiere la jurisdicción de la
República.
Sin embargo, reitera este Máximo Tribunal que el 06 de febrero de
1999, entró en vigencia la Ley Derecho Internacional Privado, la cual
establece, respecto de la consulta obligatoria, lo siguiente:
“...En caso de afirmarse la jurisdicción de los Tribunales venezolanos
la causa continuará su curso en el estado en que se encuentra al
dictarse la decisión, pero la decisión que la niegue deberá ser
consultada en la Corte Suprema de Justicia, Sala Político-
Administrativa, a cuyo efecto se le remitirán inmediatamente los autos,
y si es confirmada se ordenará el archivo del expediente, quedando
extinguida la causa”. (Resaltado de la Sala)
 Analizado el caso concreto a la luz de la disposición parcialmente
transcrita, se advierte que el Juzgado Noveno de Primera Instancia del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas afirmó su jurisdicción para conocer de la controversia
planteada respecto al juez extranjero, razón por la cual, en aplicación
de la norma antes citada, la decisión de fecha 05 de febrero de 2001
no es objeto de consulta obligatoria (véase en este sentido, sentencia
de la Sala Político-Administrativa de la extinta Corte Suprema de
Justicia del 03 de junio de 1999, caso: BANCO EXTERIOR, C.A. vs.
METAL BELFORT, C.A. y BELFORT GLASS, C.A.). No obstante lo
anterior, como quiera que ha sido planteado contra la misma el
recurso de regulación de jurisdicción, procederá esta Sala a su
revisión.
SPA 15-5-01
. Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. SINDICATO UNICO
DE PROFESIONALES Y TÉCNICOS UNIVERSITARIOS,
EMPLEADOS PÚBLICOS DE LA ADMINISTRACIÓN
CENTRALIZADA Y DESCENTRALIZADA DEL EJECUTIVO DEL
ESTADO TÁCHIRA (SUPROTECEP-TÁCHIRA), contra la ciudadana
MARÍA LUZ MÁRQUEZ VIVAS, quien ocupó el cargo de Secretaria
General del mencionado Sindicato. Exp. Nº 2001-0171, dec. Nº 00930:
En el caso de autos, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira afirmó tener jurisdicción para conocer de la presente causa, y
ordenó remitir el expediente a esta Sala Político-Administrativa de
conformidad con el artículo 62 del Código de Procedimiento Civil.
Al respecto, señala esta Sala que ha sido pacífica y reiterada su
jurisprudencia, según la cual la declaratoria afirmativa de jurisdicción
de un Juez no tiene consulta ante esta Sala, sino que solamente
deben consultarse aquellas decisiones en las cuales el Juez niega
tener jurisdicción para conocer un asunto que la sido planteado.
Concluye así la Sala que en el presente caso no tiene materia sobre la
cual decidir respecto a la consulta remitida, y así se declara.
SPA 13-2-01
. Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. BANCO DE
FOMENTO REGIONAL LOS ANDES, COMPAÑÍA ANÓNIMA contra
MERCANTIL LONAS, C.A. Exp. Nº 0362, dec. Nº 00100:
El presente expediente fue remitido a la Sala en virtud de que el
apoderado judicial de la sociedad mercantil demandada solicitó,
conforme a lo dispuesto en la última parte del artículo 59 del Código
de Procedimiento Civil, que fuese consultada ante la Sala la decisión
del a quo de fecha 10 de abril de 2000, por medio de la cual dicho
tribunal, declinó su competencia por la materia y el territorio en el
Juzgado Primero de Primera Instancia del Trabajo y Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira.
Expuesto lo anterior, advierte la Sala que el referido artículo 59 del
Código de Procedimiento Civil, en su última parte señala: “En todo
caso, el pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción se consultará
en la Corte Suprema de Justicia, en Sala Política-Administrativa,
conforme a lo dispuesto en el artículo 62”. (Subrayado de la Sala).
Se evidencia así, que el apoderado judicial de la sociedad mercantil
demandada y el juez remitente al acordar la solicitud, confundieron
conceptos procesales básicos.
 En efecto, como tantas veces ha explicado esta Sala, todos los jueces
tienen jurisdicción, pues todos pueden administrar justicia en nombre
de la República y por autoridad de la Ley, pero esa labor jurisdiccional
está dividida, es decir, se reparte entre todos los jueces; y los
principales factores que la condicionan son la cuantía, el territorio y la
materia, o sea que no todos los jueces tienen las mismas
competencias.
Ahora bien, nuestro Código de Procedimiento Civil prevé, en forma
expresa, dos casos donde puede declararse la falta de jurisdicción del
Juez, siendo taxativa la enumeración de los casos, a saber:
–Frente a la Administración Pública
–Frente al Juez extranjero
Ahora bien, el Tribunal a quo al remitir a esta Sala el expediente
contentivo del juicio, fundamentándose en el indicado artículo 59 del
Código de Procedimiento Civil, plantea erróneamente una consulta de
jurisdicción, cuando del texto de la decisión consultada se evidencia
claramente que no hubo pronunciamiento relacionado con alguno de
los supuestos antes mencionados, ya que el pronunciamiento del a
quo estuvo exclusivamente referido a determinar el tribunal
competente para conocer los autos.
SC 6-4-01
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº 1653,
dec. Nº 491:
El artículo 59 del Código de Procedimiento Civil establece el
procedimiento aplicable en caso de existir un conflicto de jurisdicción
ya sea a solicitud de parte o de oficio. Es así que dicha norma
establece en forma taxativa el procedimiento para el conflicto de
jurisdicción respecto de la Administración Pública y respecto al juez
extranjero cuando la controversia se refiere a inmuebles situados en el
extranjero. En estos dos casos la falta de jurisdicción puede alegarse
en cualquier grado e instancia del proceso. Ahora bien, en cuanto a
otras situaciones diferentes a las taxativamente establecidas por la
norma, la falta de jurisdicción sólo puede alegarse a solicitud de parte
y sólo hasta que se haya dictado sentencia sobre el fondo en primera
instancia. Asimismo, la norma en comento, establece que el
pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción se consultará a la Corte
Suprema de Justicia en Sala Político-Administrativa, lo que implica
una obligación del Juez que decida sobre un conflicto de jurisdicción
consultar su decisión a la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia.
De la norma citada no se desprende que sea la Sala Constitucional la
que deba conocer sobre conflictos de jurisdicción, es por ello que esta
Sala considera que de conformidad con el artículo 59 y 62 del Código
de Procedimiento Civil es la Sala Político Administrativa la competente
para conocer de la consulta de las decisiones sobre conflictos de
jurisdicción, y ASI SE DECLARA.
III
INEXISTENCIA DE CONFLICTO DE JURISDICCIÓN
Ahora bien, en el caso objeto de la presente decisión, la falta de
jurisdicción no se refiere a la del juez con respecto a la Administración
Pública, y tampoco al juez venezolano con respecto al juez extranjero,
ni se refiere a algún conflicto sobre jurisdicción en los términos
establecidos en el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil. La
solicitud realizada por los apoderados de las empresas VINAGRERA
VENEZOLANA, C.A., INVERSIONES VINAVENSA, C.A y ALMY,
C.A.,  se refiere a una supuesta falta de jurisdicción del juez por haber
dictado una sentencia que reforma o revoca una sentencia definitiva
en supuesta violación al artículo 252 del Código de Procedimiento
Civil, el cual establece:
“Después de pronunciada la sentencia definitiva o la interlocutoria
sujeta a apelación, no podrá revocarla ni reformarla el Tribunal que la
haya pronunciado...”
Es pues que la solicitud de falta de jurisdicción es totalmente
errónea  ya que se refiere a una situación de agotamiento de
jurisdicción, de conformidad con lo establecido en el artículo 252 del
Código de Procedimiento Civil  y no de falta de jurisdicción. En estos
casos donde exista un agotamiento de jurisdicción lo que procede, por
ejemplo, es una acción de amparo por violación a la cosa juzgada
judicial y nunca una falta de jurisdicción.
[...]
Sin embargo, en fecha 19 de junio de 1998, los
abogados [...] actuando como apoderados judiciales de las empresas
VINAGRERA VENEZOLANA, C.A., INVERSIONES VINAVENSA, C.A
y ALMY, C.A, consignaron diligencia en el presente expediente
mediante la cual desisten del mal intentado recurso de regulación de
jurisdicción, ello en virtud de documentos que anexan que evidencian
la transacción [...]
SPA 8-12-93:
Ponencia del Magistrado Alfredo Ducharne Alonzo. SOEL, S.R.L. vs
TOYOTA MOTORS, C.A.
"Es oportuno recalcar en ese contexto y con el fin de aclarar los
conceptos jurídicos en referencia que hasta el siglo XIX los conceptos
de jurisdicción y competencia aparecían como sinónimos.
Indistintamente se aludía a la falta de jurisdicción como falta de
competencia en sentido material; o en sentido territorial, o aún para
referirse a la función. Pleonásticamente se llegó a hablar de
incompetencia de jurisdicción. En el siglo XX, se ha superado este
equívoco y la competencia fue considerada como una medida de
jurisdicción, o sea, la fracción de jurisdicción atribuida a un Juez. En
efecto, la jurisdicción es la función pública, realizada por los órganos
competentes del Estado con las formas requeridas por la ley, en virtud
de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las partes,
con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia
jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada.
La jurisdicción es el todo; la competencia es la parte: un fragmento de
la jurisdicción. La competencia es la potestad de jurisdicción para una
parte del sector jurídico: aquél específicamente asignado al
conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. Se trata en
definitiva de dos figuras procesales distintas."
SPA 3-08-94:
Ponencia del Magistrado Alirio Abreu Burelli. DEPOSITARIA MONAY
C.A. vs. HOTEL TAMANACO C.A.
"Para conocer de ello no es competente la Sala de Casación Civil,
pues no podrá ser impugnada la decisión por medio del recurso de
casación, sino que deberá ser revisado el fallo por la Sala Político-
Administrativa de esta Corte, ya que por disposición del artículo 59 del
Código de Procedimiento Civil, la decisión sobre la falta de jurisdicción
en todo caso se consultará ante esa Sala."
Artículo 60
La incompetencia por la materia y por el territorio en los casos
previstos en la última parte del artículo 47, se declarará aun de oficio,
en cualquier estado e instancia del proceso.
La incompetencia por el valor puede declararse aun de oficio, en
cualquier momento del juicio en primera instancia.
La incompetencia por el territorio, con excepción de los casos
previstos en la última parte del artículo 47, puede oponerse sólo como
cuestión previa, como se indica en el artículo 346.
La incompetencia territorial se considerará no opuesta si no se indica
el Juez que la parte considera competente. Si la parte contraria se
adhiere a esa indicación, la competencia del Juez indicado queda
firme y se pasarán los autos al Juez competente, ante el cual
continuará el procedimiento en el quinto día después de recibidos los
autos.
SC 24-5-00
Ponencia del Magistrado .Iván Rincón Urdaneta Exp. Nº 00-0411,
sentencia Nº 466:
En el presente caso, en opinión de la Sala, el accionante pudo haber
denunciado la incompetencia de los referidos Juzgados en diversas ocasiones
durante los trámites del proceso. En primer término, a tenor de lo dispuesto en
el artículo 60 del Código de Procedimiento Civil “La incompetencia por el valor
puede declararse aún de oficio, en cualquier momento del juicio en primera
instancia”. En tal sede, en la oportunidad de contestar la demanda, el
accionante pudo haber opuesto la cuestión previa a que hace referencia el
ordinal 1º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, y de la decisión
que emanara del Juzgado de Municipio a este respecto, de acuerdo al artículo
349 del mencionado Código, podía el accionante ejercer el recurso de
regulación de la competencia.
SC 29-1-02
Ponencia del Magistrado .Antonio García García Exp. Nº 407,
sentencia Nº 117:
Ello, en su criterio, obedece a que conforme a lo establecido en el
artículo 60 del Código de Procedimiento Civil, la competencia por el
territorio es de carácter prorrogable y, en tal virtud, debido a su
naturaleza de carácter privado, cuando se presenta una demanda y la
parte demandada considera que el Juez ante la cual se presentó es
incompetente por el territorio, debe oponer la correspondiente cuestión
previa de incompetencia dentro del plazo establecido para ello, ya
que, de lo contrario, la competencia territorial queda firme y no puede
ser alegada.
De allí que, en su criterio, siendo que la parte accionante en amparo, en su
momento, y a lo largo de todo el proceso de ejecución de sentencia no alegó la
incompetencia por el territorio del juzgado accionado en amparo, mal podría
ahora cuestionar la constitucionalidad de dicho fallo alegando que el Juzgado
Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas era incompetente por el territorio
para dictar la referida sentencia.
SC 24-5-00
Ponencia del Magistrado .Iván Rincón Urdaneta Exp. Nº 00-0411, dec.
Nº 466:
En el presente caso, en opinión de la Sala, el accionante pudo haber
denunciado la incompetencia de los referidos Juzgados en diversas ocasiones
durante los trámites del proceso. En primer término, a tenor de lo dispuesto en
el artículo 60 del Código de Procedimiento Civil “La incompetencia por el valor
puede declararse aún de oficio, en cualquier momento del juicio en primera
instancia”. En tal sede, en la oportunidad de contestar la demanda, el
accionante pudo haber opuesto la cuestión previa a que hace referencia el
ordinal 1º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, y de la decisión
que emanara del Juzgado de Municipio a este respecto, de acuerdo al artículo
349 del mencionado Código, podía el accionante ejercer el recurso de
regulación de la competencia.
SC 29-1-02
Ponencia del Magistrado .Antonio García García Exp. Nº 407, dec. Nº
117:
Ello, en su criterio, obedece a que conforme a lo establecido en el
artículo 60 del Código de Procedimiento Civil, la competencia por el
territorio es de carácter prorrogable y, en tal virtud, debido a su
naturaleza de carácter privado, cuando se presenta una demanda y la
parte demandada considera que el Juez ante la cual se presentó es
incompetente por el territorio, debe oponer la correspondiente cuestión
previa de incompetencia dentro del plazo establecido para ello, ya
que, de lo contrario, la competencia territorial queda firme y no puede
ser alegada.
De allí que, en su criterio, siendo que la parte accionante en amparo, en su
momento, y a lo largo de todo el proceso de ejecución de sentencia no alegó la
incompetencia por el territorio del juzgado accionado en amparo, mal podría
ahora cuestionar la constitucionalidad de dicho fallo alegando que el Juzgado
Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas era incompetente por el territorio
para dictar la referida sentencia.
Artículo 61
Cuando una misma causa se haya promovido ante dos autoridades
judiciales igualmente competentes, el Tribunal que haya citado
posteriormente, a solicitud de parte y aun de oficio, en cualquier
estado y grado de la causa, declarará la litispendencia y ordenará el
archivo del expediente, quedando extinguida la causa.      
Si las causas idénticas han sido promovidas ante el mismo Tribunal, la
declaratoria de litispendencia pronunciada por éste, producirá la
extinción de la causa en la cual no se haya citado al demandado o
haya sido citado con posterioridad.
SC 19-7-00
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 00-47,
sentencia Nº 246:
Según la Exposición de Motivos al vigente Código de Procedimiento
Civil (1987):
“La figura de la litispendencia ha encontrado una exacta regulación en
el artículo 61 del Proyecto, en el cual se introduce una consecuencia
no prevista actualmente en el Código vigente, para el caso de la
declaratoria de litispendencia. Según el Código actual, cuando una
misma causa se haya promovido ante dos autoridades judiciales i
gualmente competentes, la decisión competerá a la que haya
prevenido, y se acumulan ambas causas para que sean decididas por
el mismo Juez (idem iudex) en un solo proceso (simultaneus
processus) lo que en la práctica es fuente de dilaciones y de ocasión
de mala fe procesal, de parte de los litigantes inescrupulosos, que
logran así detener un proceso en curso avanzado, mientras la otra
causa idéntica llega al mismo estado y puedan seguir acumuladas el
mismo curso ante el Juez de la prevención.
El sistema acogido en el Proyecto, inspirado en la experiencia del
derecho italiano, impide esta corruptela, estableciendo la cancelación
o extinción de la causa propuesta con posterioridad, y en caso de ser
propuestas ambas causas idénticas ante el mismo Juez, se establece
también la extinción de la causa en la cual no se haya citado al
demandado, o haya sido citado con posterioridad”.
Vemos que de conformidad al artículo antes transcrito, se exige para
la declaratoria de litispendencia la identidad de las causas, identidad
que debe versar sobre las personas, cosas y acciones de manera que
las causas resulten una misma.
“En cuanto al argumento de la recurrente de hecho, según el cual se
produce la extinción del proceso por disposición del artículo 61 del
Código de Procedimiento Civil, ello no es acertado, porque al haber
litispendencia, no es que propiamente se extinga el proceso, ya que al
ser ella declarada, uno solo de los similares procedimientos sigue su
curso, porque de seguirse ambos, lo que ha querido evitar el
legislador, podría dividirse la continencia de la causa o dictarse en
ellos sentencias contradictorias, amén de razones de economía y
celeridad procesal.
Por las razones expuestas, en aplicación de la doctrina que se
transcribe, debe declararse sin lugar el recurso de hecho propuesto,
como efectivamente así se declara habida cuenta que la providencia
contra la cual se ha recurrido en casación y denegado el recurso, es
de aquéllas que decide la regulación de competencia, y como tal, no
es recurrible en casación”.
SPA 10-10-01
Ponencia del Magistrado .Levis Ignacio Zerpa Exp. Nº 01-133,
sentencia Nº 2159:
,  observa la Sala por una parte,  que la excepción de litispendencia puede ser
promovida en cualquier estado y grado del proceso, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 347 y 61 del Código de Procedimiento Civil y que su
procedencia acarrea la extinción de una de la causas; y por la otra, que  la
eventual declaratoria de la litispendencia internacional afectaría la jurisdicción
de los tribunales venezolanos para conocer y decidir el presente caso. En virtud
de lo anterior,  encuentra esta Sala procedente pronunciarse acerca de los
alegatos formulados por la representación de ERTH TECH INC.
 
SC 25-4-02
Ponencia del Magistrado .Jesús E. Cabrera Romero Exp. Nº 01-
603, sentencia Nº 839:
Al respecto, estima la Sala conveniente referirse al artículo 61 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable al caso de autos en virtud de
lo dispuesto en el artículo 48 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales
La norma transcrita establece la llamada litispendencia, figura ésta
que al ser declarada por el Tribunal que la previene -sea de oficio o
por señalamiento de parte- conduce a la extinción de una de las
causas, con el propósito de evitar que se dicten fallos contradictorios
para resolver un mismo juicio.
En el presente caso, se observa que el amparo objeto de la presente
apelación fue remitido al tribunal competente para conocer en primera
instancia (Tribunal Superior en lo Contencioso Tributario) con
anterioridad al amparo referido supra, razón por la cual existiendo ya
un pronunciamiento en sede constitucional sobre el mandamiento de
amparo solicitado, la Sala pasa a resolver sobre la apelación ejercida,
no sin antes destacar que el Tribunal Superior en lo Contencioso
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, al cual haya sido remitido por esta Sala el expediente Nº 00-
3000, contentivo de la otra acción, deberá declarar la extinción de
dicha causa, conforme a lo establecido en el artículo antes transcrito,
por estar dados los supuestos para que se declare la litispendencia, y
así se decide.
SCC 19-7-00.
Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez Jiménez. Exp. Nº 00-047,
dec. Nº 246:
 Ahora bien, el articulo 61 del Código de Procedimiento Civil establece:
 “Cuando una misma causa se haya promovido ante dos autoridades
judiciales competentes, igualmente el Tribunal que haya citado
posteriormente a solicitud de parte y aun de oficio, en cualquier estado
y grado de la causa, declarará la litispendencia y ordenará el archivo
del expediente quedando extinguida la causa.
 Si las causas idénticas han sido promovidas ante el mismo Tribunal,
la declaratoria de litispendencia pronunciada por éste, producirá la
extinción de la causa en la cual no se haya citado al demandado o
haya sido citado con posterioridad”.
 Según la Exposición de Motivos al vigente Código de Procedimiento
Civil (1987):
“La figura de la litispendencia ha encontrado una exacta regulación en
el artículo 61 del Proyecto, en el cual se introduce una consecuencia
no prevista actualmente en el Código vigente, para el caso de la
declaratoria de litispendencia. Según el Código actual, cuando una
misma causa se haya promovido ante dos autoridades judiciales
igualmente competentes, la decisión competerá a la que haya
prevenido, y se acumulan ambas causas para que sean decididas por
el mismo Juez (idem iudex) en un solo proceso (simultaneus
processus) lo que en la práctica es fuente de dilaciones y de ocasión
de mala fe procesal, de parte de los litigantes inescrupulosos, que
logran así detener un proceso en curso avanzado, mientras la otra
causa idéntica llega al mismo estado y puedan seguir acumuladas el
mismo curso ante el Juez de la prevención.
El sistema acogido en el Proyecto, inspirado en la experiencia del
derecho italiano, impide esta corruptela, estableciendo la cancelación
o extinción de la causa propuesta con posterioridad, y en caso de ser
propuestas ambas causas idénticas ante el mismo Juez, se establece
también la extinción de la causa en la cual no se haya citado al
demandado, o haya sido citado con posterioridad”.
 Vemos que de conformidad al artículo antes transcrito, se exige para
la declaratoria de litispendencia la identidad de las causas, identidad
que debe versar sobre las personas, cosas y acciones de manera que
las causas resulten una misma.
 Por su parte, el artículo 346 del citado Código de Procedimiento Civil,
en su ordinal 1º, establece:
“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el
demandado en vez de contestarla promover las siguientes cuestiones
previas: 1ª) La falta de jurisdicción o la incompetencia de éste, o la
litispendencia que el asunto deba acumularse a otro proceso por
razones de accesoriedad, de conexión o continencia…”
Y según el artículo 349 del Código de Procedimiento Civil, alegadas
las cuestiones previas a que se refiere el ordinal 1º del artículo 346
eiusdem, el Juez decidirá sobre las mismas al quinto día siguiente,
ateniéndose únicamente a lo que resulte de los autos y de los
documentos aportados por las partes, y la decisión sólo será
impugnada mediante la solicitud de regulación de la jurisdicción o de
la competencia, a que se refiere la sección 6ª. Del Título I del Libro
Primero.
 A este respecto, en la obra intitulada “Cuestiones Previas y otros
temas de Derecho Procesal”, el Doctor Pedro Alid Zoppi, al respecto,
dice:
“… Lo que importa destacar, pues, es el efecto contundente de la
litispendencia, que es justificado porque se evita la multiplicidad de
pleitos idénticos, que para el Código derogado permitía la
acumulación, pero con más sensatez el nuevo Código siguiendo al
italiano de 1942, determina como causa de extinción. Desde luego, en
esto de la litispendencia el nuevo Código precisa que el proceso a
extinguir es aquél en que hubo posterior citación o no la hubo, siendo
por el artículo 61 el encargado de pronunciarla el Tribunal en que hubo
citación posterior si las causas cursan en tribunales distintos y, desde
luego, el mismo Tribunal sí conoce de ambos, pero con la advertencia
de que en el primer caso tiene que haber habido citación en ambos,
no así en el segundo (cuando cursen en un mismo Tribunal) y en éste,
es claro, que se hará la declaratoria en el nuevo juicio. Como aquí no
hay ahora causa o Tribunal preferente, el nuevo Código no habla de
‘prevención’, sino de citación posterior o no citación pero, lógicamente,
usa el término ‘prevención’ en el caso de acumulación por contención.
No está demás advertir que la litispendencia puede declararse aun de
oficio; y advertimos también que puede serlo en cualquier estado y
grado, aun cuando lógicamente si es en segunda la última oportunidad
para declarar la litispendencia es la sentencia definitiva, pero el
Superior puede hacerlo en cualquier momento anterior sin esperar la
oportunidad de dictar la sentencia. Desde luego, aun cuando el Código
no prevé la autoridad que debe resolver acerca de la solicitud de
regulación obviamente cuando es un Juez inferior lo hace el Superior
correspondiente de la misma Circunscripción, pero si la declara el
propio Superior y por vez primera no oyendo en vía de regulación
decidirá por el Artículo 71 la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia”.
 Así, en decisión de fecha 31 de mayo de 1988, con ponencia del
Magistrado Dr. Carlos Trejo Padilla (caso: Jozsef Lajos Kovacs), se
indicó:
“En cuanto al argumento de la recurrente de hecho, según el cual se
produce la extinción del proceso por disposición del artículo 61 del
Código de Procedimiento Civil, ello no es acertado, porque al haber
litispendencia, no es que propiamente se extinga el proceso, ya que al
ser ella declarada, uno solo de los similares procedimientos sigue su
curso, porque de seguirse ambos, lo que ha querido evitar el
legislador, podría dividirse la continencia de la causa o dictarse en
ellos sentencias contradictorias, amén de razones de economía y
celeridad procesal.
Por las razones expuestas, en aplicación de la doctrina que se
transcribe, debe declararse sin lugar el recurso de hecho propuesto,
como efectivamente así se declara habida cuenta que la providencia
contra la cual se ha recurrido en casación y denegado el recurso, es
de aquéllas que decide la regulación de competencia, y como tal, no
es recurriere en casación”.
 En consecuencia, resulta inadmisible el recurso de casación
anunciado contra la decisión recurrida, en razón a que aplica la
consecuencia lógica de la declaratoria de litispendencia (extinción del
proceso).
 Por otro lado la parte recurrente en el presente caso solicitó en su
oportunidad la regulación de la competencia, razón por demás
suficiente para que prospere la declaratoria de inadmisibilidad del
presente recurso de casación.-
SCC 11-10-01.
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 01-457, dec. Nº
Reg. 0021:
Asimismo, es oportuno indicar que el Tribunal Superior a que se hace
referencia el mentado artículo 71 de la ley Adjetiva, debe entendérsele
no como el Superior Jerárquico, sino como el Juzgado Superior a que
hace referencia literalmente la Ley Orgánica del Poder Judicial, tal
como lo ha expuesto en anteriores oportunidades este máximo
Tribunal, entre otros, en auto Nº 13 de la Sala de Casación Civil, de
fecha 10 de marzo de 1999, caso César Alfredo Hernández contra
Talleres Comas C.A., expediente 99-007, al señalar:
“...A tenor de lo establecido en el artículo 71 del Código de
Procedimiento Civil para la regulación de competencia, el tribunal
facultado por la norma adjetiva para decidir acerca de la regulación no
es la Corte Suprema de Justicia, sino el Tribunal Superior de la
Circunscripción, entendiéndose este en el medio literal de las palabras
y no como el Superior jerarca funcional, de igual forma se aplicará
dicha interpretación para los supuestos de litispendencia,
acumulación, accesoriedad, conexión y continencia establecidos en el
ordinal 1º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Así pues, a mayor abundamiento al respecto del pronunciamiento aquí
realizado esta Sala mediante auto de fecha 24 de abril de 1998,
expresó lo siguiente:
“Por mandato del artículo 71 ejusdem, concierne dictar la decisión
definitiva sobre la competencia, al Tribunal Superior de la
Circunscripción Judicial, expresión que debe entenderse –según la
doctrina nacional– no como el superior jerárquico del tribunal que se
ha pronunciado sobre la competencia, sino como el Juzgado Superior
a que se refiere la Ley Orgánica del poder judicial. Así lo sostiene el
tratadista y proyectista del vigente Código de Procedimiento Civil,
Arístides Rengel Romberg:
‘La decisión sobre la competencia se dicta por el Tribunal Superior de
la Circunscripción Judicial, al cual el tribunal de la causa que se ha
pronunciado sobre la competencia, debe remitir inmediatamente copia
de la solicitud para que decida la regulación (Art. 71). Aquí la
expresión ‘Tribunal Superior de la Circunscripción’, no está empleada
en el sentido del superior jerárquico del tribunal que se ha pronunciado
sobre la competencia, sino en el sentido que tiene la expresión
Tribunales Superiores o Juzgados Superiores en el Título IV de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, que define y organiza las atribuciones de
los diversos tribunales de la República. Por tanto, si el tribunal que se
pronuncia sobre la competencia lo fuese un tribunal de Distrito o
Departamento, el que debe conocer de la regulación de la
competencia no es el Tribunal o Juzgado de Primera Instancia, que es
el superior jerárquico de aquél, sino el tribunal Superior de la
Circunscripción que tiene funcionalmente atribuida esta facultad’.
(“Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano según el nuevo
Código de Procedimiento Civil”, Editorial Arte, Caracas 1994; Tomo I,
pag. 404).
Entonces, como bien asienta la doctrina patria, en caso de que fuere
un tribunal de parroquia o de municipio el que pronunciare la
incompetencia, el tribunal que debe decidir la regulación es el Juzgado
Superior de la respectiva circunscripción judicial y no el tribunal de
primera instancia, jerárquicamente superior de aquél...”
SPA 10-10-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa Exp. Nº 01-133, dec. Nº
2159:
[...] observa la Sala por una parte, que la excepción de litispendencia puede ser
promovida en cualquier estado y grado del proceso, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 347 y 61 del Código de Procedimiento Civil y que su
procedencia acarrea la extinción de una de la causas; y por la otra, que la
eventual declaratoria de la litispendencia internacional afectaría la jurisdicción
de los tribunales venezolanos para conocer y decidir el presente caso. En virtud
de lo anterior, encuentra esta Sala procedente pronunciarse acerca de los
alegatos formulados por la representación de ERTH TECH INC.
SC 25-4-02
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero Exp. Nº 01-
603, dec. Nº 839:
Al respecto, estima la Sala conveniente referirse al artículo 61 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable al caso de autos en virtud de
lo dispuesto en el artículo 48 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales
La norma transcrita establece la llamada litispendencia, figura ésta
que al ser declarada por el Tribunal que la previene –sea de oficio o
por señalamiento de parte– conduce a la extinción de una de las
causas, con el propósito de evitar que se dicten fallos contradictorios
para resolver un mismo juicio.
En el presente caso, se observa que el amparo objeto de la presente
apelación fue remitido al tribunal competente para conocer en primera
instancia (Tribunal Superior en lo Contencioso Tributario) con
anterioridad al amparo referido supra, razón por la cual existiendo ya
un pronunciamiento en sede constitucional sobre el mandamiento de
amparo solicitado, la Sala pasa a resolver sobre la apelación ejercida,
no sin antes destacar que el Tribunal Superior en lo Contencioso
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, al cual haya sido remitido por esta Sala el expediente Nº 00-
3000, contentivo de la otra acción, deberá declarar la extinción de
dicha causa, conforme a lo establecido en el artículo antes transcrito,
por estar dados los supuestos para que se declare la litispendencia, y
así se decide.
SECCIÓN VI.
De la regulación de la jurisdicción y de la competencia
Artículo 62
A los fines de la consulta ordenada en el artículo 59, el Tribunal
remitirá inmediatamente los autos a la Corte Suprema de Justicia, en
Sala Político-Administrativa, suspendiéndose el proceso desde la
fecha de la decisión. La Corte procederá luego de recibidas las
actuaciones, a decidir la cuestión, lo cual se hará dentro de diez días,
con preferencia a cualquier otro asunto.
SPA 17-10-00
Ponencia del Magistrado José Rafael Tinoco. Exp. Nº 0862, dec. Nº
1920:
En el mismo sentido conviene precisar que el artículo 62 del Código
de Procedimiento Civil, fundamento de la consulta elevada a esta
Sala, prevé la misma respecto de aquellas decisiones en que el Juez
niegue su jurisdicción -no su competencia- respecto de la
Administración Pública o del Juez extranjero; esto es, no está
consagrada para la confirmación o negativa de competencia por la
materia u otro criterio.
SPA 13-2-02
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini. Exp. Nº 01-442,
dec. Nº 238
 
Del contenido de la normativa anteriormente transcrita, esta Sala
observa, que la consulta que corresponde conocer a esta Sala
Político-Administrativa, se refiere a aquellos casos en los que se ha
declarado previamente la falta de jurisdicción del juez bien sea
respecto de la administración pública o respecto del Juez extranjero.
SC 23-5-01
Ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta. Exp. Nº  00-3203,
dec. Nº 827:
Sin perjuicio de lo antes señalado, debe esta Sala pronunciarse sobre
la confusión en que incurrieron tanto el Juez del Juzgado Noveno de
Primera Instancia en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia
Nacional y Sede en Caracas, al declinar la “competencia” ante el
Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas en su
decisión de fecha 1º de febrero de 2000, y el Juzgado Superior Octavo
en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y Sede en
Caracas, al declarar que no era una declinatoria de “competencia” sino
una falta de jurisdicción sujeta a consulta por mandato de los artículos
59 y 62 del Código de Procedimiento Civil, conceptos que, a pesar de
ser básicos en el estudio de la carrera de Derecho, son desconocidos
por los jueces de instancia.
Al respecto, resulta pertinente citar la doctrina sentada por esta Sala
en su sentencia del 5 de noviembre de 2000 (Caso: Héctor Luis
Quintero Toledo), donde se analizó el concepto de jurisdicción a la luz
de la justicia de paz y los medios alternativos de resolución de
conflicto previstos en los artículos 253 y 258 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Dicho fallo reza textualmente:
“Ahora bien, la jurisdicción consiste en la potestad o función del
Estado de administrar justicia, ejercida en el proceso por medio de sus
órganos judiciales (Conf. Piero Calamandrei. Derecho Procesal Civil.
Tomo I, p. 114. EJEA. Buenos Aires. 1973). Son los órganos judiciales
con los que la autoridad mantiene el orden, cuando se produzcan
ciertas situaciones entre los justiciables, y estos órganos pueden
ejercer, conforme a la ley, una jurisdicción de equidad o una de
derecho, por lo que los jueces de equidad, creados por el Estado,
forman parte del orden jurisdiccional. A ese fin, la jurisdicción
administra justicia, resolviendo conflictos, mediante un proceso
contradictorio que es resuelto por una persona imparcial, autónoma e
independiente. Cuando el artículo 26 de la vigente Constitución
garantiza una justicia equitativa, tiene que estar refiriéndose a la
jurisdicción de equidad.
Como antes la Sala advirtió, los órganos jurisdiccionales, que
conforman el segmento: jurisdicción, están organizados
jerárquicamente, de manera que entre ellos no pueden surgir otros
conflictos que los de competencia, siendo impensable dentro del área
jurisdiccional, litigios entre diversos tribunales por causas que
conocen, siendo una excepción al que un tribunal sin mediar
apelación o consulta, juzgue los actos, sentencias y resoluciones de
otro tribunal, a menos que se trate de cuestiones de orden público,
como el fraude procesal o la revisión, donde se encuentran implicadas
conductas de particulares que son realmente los afectados, que
permiten a un juez enfrentarse a lo decidido por otro juez. Pero este
conocimiento en la revisión, ocurre excepcionalmente, y por lo regular,
producto de la iniciativa de las partes y no del órgano jurisdiccional.
Dentro de las posibilidades legales de que la actividad de un órgano
jurisdiccional sea juzgado por otro, sin mediar la apelación o la
consulta, se encuentra la del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el cual permite que un
juez superior al que emite un pronunciamiento u ordene un acto,
conozca de un amparo contra dicho fallo o acto, si con él se lesiona
un derecho o garantía constitucional. En este caso excepcional, es
cierto que se rompe el principio de la unidad de la jurisdicción, sin
embargo funciona la pirámide organizativa de la jurisdicción, y es el
superior quien juzga al inferior, y ello ocurre porque las partes y no el
órgano incoan el amparo. Los tribunales fueron concebidos para
dirimir conflictos, no estando entre sus poderes o facultades el pedir
justicia mediante litigios. Se requiere que el orden que impone la Ley
Orgánica del Poder Judicial a los órganos de administración de
justicia, se cumpla.
Ahora bien, los jueces de paz pertenecen al sistema judicial, son
órganos jurisdiccionales, como lo son los árbitros y otras figuras que
pueda crear la justicia alternativa, y son jueces de equidad, según el
artículo 3 de la Ley Orgánica de la Justicia de Paz, siendo
excepcionalmente jueces de derecho, conforme al mismo artículo que
reza:
“Los Jueces de Paz procurarán la solución de conflictos y
controversias por medio de la conciliación. Cuando ello no fuere
posible, dichos conflictos y controversias se resolverán con arreglo a
la equidad, salvo que la Ley imponga una solución de derecho. Los
Jueces de Paz también resolverán conforme a la equidad cuando así
lo soliciten expresamente las partes”.
No puede considerarse que esta forma (la alternativa) de ejercicio de
la jurisdicción, esté supeditada a la jurisdicción ejercida por el poder
judicial, por lo que a pesar de su naturaleza jurisdiccional, estos
Tribunales actúan fuera del poder judicial, sin que ello signifique que
este último poder no pueda conocer de las apelaciones de sus fallos,
cuando ello sea posible, o de los amparos contra sus sentencias.
La justicia alternativa (arbitramentos, justicia por conciliadores, etc.),
es ejercida por personas cuya finalidad es dirimir conflictos, de una
manera imparcial, autónoma e independiente, mediante un proceso
contradictorio; produce sentencias (artículos 45 y 46 de la Ley
Orgánica de la Justicia de Paz) que se convierten en cosa juzgada,
ejecutables (lo que es atributo jurisdiccional, y que aparece recogido
en el numeral 1 del artículo 9, y en los artículos 49 y 50 de la Ley
Orgánica de la Justicia de Paz, así como en las normas sobre
ejecución del laudo arbitral de la Ley de Arbitraje Comercial, y en el
artículo 523 del Código de Procedimiento Civil), y por tanto es parte
de la actividad jurisdiccional, pero no por ello pertenece al poder
judicial, que representa otra cara de la jurisdicción, la cual atiende a
una organización piramidal en cuya cúspide se encuentra el Tribunal
Supremo de Justicia, y donde impera un régimen disciplinario y
organizativo del cual carece, por ahora, la justicia alternativa”
.
Del anterior criterio jurisprudencial resulta evidente que al no
pertenecer los árbitros a que hace referencia la Ley de Arbitraje
Comercial, al poder judicial (a pesar de estar comprendidos dentro del
sistema judicial como órganos alternativos de solución de
controversias. Artículos 253 y 258 de la Constitución de 1999), mal
puede plantearse un problema de competencia.
En cuanto a la diferencia entre jurisdicción y competencia, el maestro
Carnelutti expresa que la jurisdicción es el género y la competencia la
especie, por lo que el Juzgado Noveno de Primera Instancia en lo Civil
y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y Sede en Caracas,
incurrió en un error al declinar la “competencia” en el Centro de
arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas.
[...]
Ahora bien, respecto a la decisión apelada, esta Sala observa que el
Juzgado Superior Octavo en lo Civil y Mercantil Bancario con
Competencia Nacional y Sede en Caracas, acertadamente apreció
que no se trataba de un problema de competencia sino de jurisdicción,
pero aplicó incorrectamente los artículos 59 y 62 del Código de
Procedimiento Civil cuando ordenó la consulta ante la Sala Político
Administrativa de este Máximo Tribunal de la decisión del 1º de
febrero de 2000, por la cual el Juzgado Noveno de Primera Instancia
en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y Sede en
Caracas declinó el conocimiento de la causa en el Centro de Arbitraje
de la Cámara de Comercio, ya que no se cumplen ninguno de los dos
(2) supuestos taxativos que prevé el artículo 59 eiusdem para
someter a consulta el fallo por el cual el juez advierte su falta de
jurisdicción, a saber: 1) la falta de jurisdicción del juez respecto a la
Administración Pública, y 2) la falta de jurisdicción del juez venezolano
frente al juez extranjero.
Al tratarse de un problema contractual respecto del cual las partes
deciden someter sus disputas ante el Centro de Arbitraje de la Cámara
de Comercio de Caracas, órgano que, como se precisó con
anterioridad, forma parte del sistema judicial dentro de los
mecanismos alternativos de resolución de controversias, pero que no
forma parte del Poder Judicial, y al no pertenecer a la Administración
Pública y ser resuelta la controversia por la ley venezolana y por un
juez venezolano, mal podía ordenar el Juez del Juzgado Superior
Octavo en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y
Sede en Caracas, la consulta a la Sala Político Administrativa de este
Tribunal Supremo de Justicia, cuando no estaban dados los extremos
contenidos en los artículos 59 y 62 del Código de Procedimiento Civil,
por lo que incurrió en un error que ocasionó dilación en el proceso, por
la reposición de la causa, y su paralización por la consulta de Ley.
Artículo 63
La determinación sobre la jurisdicción se dictará sin previa citación ni
alegatos, ateniéndose la Corte únicamente a lo que resulte de las
actuaciones remitidas
Artículo 64
La decisión se comunicará de oficio al Tribunal donde cursare la
causa.
Artículo 65
La administración pública que no es parte en la causa, puede solicitar
ante el Juez que conoce de ella, mientras la jurisdicción no haya sido
afirmada mediante sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada,
que se declare el defecto de jurisdicción del Juez, fundándose en las
atribuciones conferidas por la ley a dicha administración, y se
procederá con arreglo a los artículos anteriores.
Artículo 66
La solicitud de regulación de la jurisdicción suspende el procedimiento
hasta que sea decidida la cuestión de jurisdicción.
SPA 8-5-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº 14431, dec. Nº
803:
Respecto al desistimiento planteado por el apoderado judicial de las
demandantes, observa esta Sala que, por cuanto se encuentra
pendiente un pronunciamiento sobre la regulación de jurisdicción
solicitada y ésta es materia de orden público y por ende constituye un
presupuesto esencial de las decisiones judiciales, que de conformidad
con el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil, reviste carácter
suspensivo del proceso, este Supremo Tribunal debe circunscribirse a
proveer única y exclusivamente sobre la cuestión jurisdiccional
planteada, ya que el proveer sobre la homologación del desistimiento
escapa, de conformidad con nuestro ordenamiento jurídico positivo a
su competencia, por corresponder ésta al juez de la causa y así se
declara.
SPA 7-2-02
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini Exp. Nº,11840 dec. Nº
213:
Al respecto se observa, que la materia o figura de falta de jurisdicción
(sea frente a la Administración Pública, o frente al Juez Extranjero), tal
como lo ha expresado esta Sala en múltiples decisiones, reviste
carácter de orden público, constituyendo en consecuencia un
presupuesto esencial de las decisiones judiciales, por lo que de
conformidad con los artículos 62 y 66 del Código de Procedimiento
Civil, tiene carácter suspensivo del proceso; de manera tal, que
respecto a la misma, no corre lapso alguno de perención por lo que es
necesario que opere el pronunciamiento correspondiente por parte de
esta Sala. Así las cosas, la solicitud de perención efectuada en la
presente causa no tiene procedencia alguna. Así se declara.
Artículo 67
La sentencia interlocutoria en la cual el Juez declare su propia
competencia, aun en los casos de los artículos 51 y 61, solamente
será impugnable mediante la solicitud de regulación de la
competencia, conforme a lo dispuesto en esta Sección.
SPA 8-5-01
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº 14431,
sentencia Nº 803:
Respecto al desistimiento planteado por el apoderado judicial de las
demandantes, observa esta Sala que, por cuanto se encuentra
pendiente un pronunciamiento sobre la regulación de jurisdicción
solicitada y ésta es materia de orden público y por ende constituye un
presupuesto esencial de las decisiones judiciales, que de conformidad
con el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil, reviste carácter
suspensivo del proceso, este Supremo Tribunal debe circunscribirse a
proveer única y exclusivamente sobre la cuestión jurisdiccional
planteada, ya que el proveer sobre la homologación del desistimiento
escapa, de conformidad con nuestro ordenamiento jurídico positivo a
su competencia, por corresponder ésta al juez de la causa y así se
declara.
SPA 7-2-02
Ponencia del Magistrado .Hadel Mostafá Paolini Exp. Nº 11840,
sentencia Nº 213:
Al respecto se observa, que la materia o figura de falta de jurisdicción
(sea frente a la Administración Pública, o frente al Juez Extranjero), tal
como lo ha expresado esta Sala en múltiples decisiones, reviste
carácter de orden público, constituyendo en consecuencia un
presupuesto esencial de las decisiones judiciales, por lo que de
conformidad con los artículos 62 y 66 del Código de Procedimiento
Civil, tiene carácter suspensivo del proceso; de manera tal, que
respecto a la misma, no corre lapso alguno de perención por lo que es
necesario que opere el pronunciamiento correspondiente por parte de
esta Sala. Así las cosas, la solicitud de perención efectuada en la
presente causa no tiene procedencia alguna. Así se declara.
SPA 18-7-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº 00-22, dec. Nº
1684:
Ahora bien, al estar en presencia, de una cuestión de competencia,
resultan aplicables al caso en concreto los artículos 67 y 71 del Código
de Procedimiento Civil, los cuales señalan que la decisión por la cual
el Juez declare su competencia podrá ser impugnada únicamente a
través del recurso de regulación de la competencia; y si bien es cierto
que la demandada, al interponer tanto la “falta de jurisdicción” como la
solicitud de “regulación de jurisdicción”, confundió el término
jurisdicción, - es decir, la facultad en general que tienen los órganos
del Poder Judicial de dirimir ciertos conflictos -, con el de competencia,
- el cual es la medida de la jurisdicción, en razón de la materia, la
cuantía y el territorio -; no es menos cierto, que su intención era la de
cuestionar la competencia del Juez por el territorio e impugnar la
decisión, mediante la cual el Juez se declara competente; motivo por
el cual, considera la Sala que se está en presencia de una regulación
de competencia de conformidad con el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil y así se declara.
SCS 25-4-02
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo Exp. Nº 02-23, dec. Nº
270:
Si un Tribunal dicta una sentencia en la cual se declara competente,
en conformidad con lo dispuesto en el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil, esa decisión solamente será impugnable
mediante la solicitud de regulación de la competencia, cosa que no se
cumplió en el caso bajo estudio, razón por la cual la decisión del
Tribunal de Primera Instancia quedó firme, es atributiva de
competencia y ha causado cosa juzgada en relación con la
determinación del Tribunal competente para el conocimiento de la
causa.
En consecuencia, esta Sala considera en aplicación del artículo antes
indicado, que no tiene materia sobre la cual decidir en torno de la
regulación de la competencia planteada de oficio por el Tribunal de
Primera Instancia y se ordena devolver el expediente a ese Juzgado, a
fin de que continúe con el conocimiento de la causa.
SC 9-11-01
Ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta. Exp. Nº 00-3299, dec.
Nº :2193
Observa la Sala que de acuerdo con lo previsto en el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil, la sentencia interlocutoria en la cual el juez declare su
propia competencia solamente será impugnable mediante la solicitud de
regulación de competencia.
Así pues, al haber declarado el Juzgado del Municipio Barinas de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas su competencia mediante una
sentencia interlocutoria, concluye la Sala que la decisión dictada por ese
órgano judicial el 13 de julio de 1999, en la cual negó el recurso de apelación
interpuesto, por considerar que la decisión del juez que declara su propia
competencia solamente es impugnable a través de la solicitud de regulación de
competencia.
SPA 18-7-00
Ponencia del Magistrado Levis Ignacio Zerpa. Exp. Nº 00-22,
sentencia Nº 1684:
Ahora bien, al estar en presencia, de una cuestión de competencia,
resultan aplicables al caso en concreto los artículos 67 y 71 del Código
de Procedimiento Civil, los cuales señalan que la decisión por la cual
el Juez declare su competencia podrá ser impugnada únicamente a
través del recurso de regulación de la competencia; y si bien es cierto
que la demandada, al interponer tanto la “falta de jurisdicción” como la
solicitud de “regulación de jurisdicción”, confundió el término
jurisdicción, - es decir, la facultad en general que tienen los órganos
del Poder Judicial de dirimir ciertos conflictos -, con el de competencia,
- el cual es la medida de la jurisdicción, en razón de la materia, la
cuantía y el territorio -; no es menos cierto, que su intención era la de
cuestionar la competencia del Juez por el territorio e impugnar la
decisión, mediante la cual el Juez se declara competente; motivo por
el cual, considera la Sala que se está en presencia de una regulación
de competencia de conformidad con el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil y así se declara.
SCS 25-4-02
Ponencia del Magistrado .Juan Rafael Perdomo Exp. Nº 02-23,
sentencia Nº 270:
Si un Tribunal dicta una sentencia en la cual se declara competente,
en conformidad con lo dispuesto en el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil, esa decisión solamente será impugnable
mediante la solicitud de regulación de la competencia, cosa que no se
cumplió en el caso bajo estudio, razón por la cual la decisión del
Tribunal de Primera Instancia quedó firme, es atributiva de
competencia y ha causado cosa juzgada en relación con la
determinación del Tribunal competente para el conocimiento de la
causa.
En consecuencia, esta Sala considera en aplicación del artículo antes
indicado, que no tiene materia sobre la cual decidir en torno de la
regulación de la competencia planteada de oficio por el Tribunal de
Primera Instancia y se ordena devolver el expediente a ese Juzgado, a
fin de que continúe con el conocimiento de la causa.
SC 9-11-01
Ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta. Exp. Nº 00-3299
sentencia Nº :2193
Observa la Sala que de acuerdo con lo previsto en el artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil, la sentencia interlocutoria en la cual el juez declare su
propia competencia solamente será impugnable mediante la solicitud de
regulación de competencia.
Así pues, al haber declarado el Juzgado del Municipio Barinas de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas su competencia mediante una
sentencia interlocutoria, concluye la Sala que la decisión dictada por ese
órgano judicial el 13 de julio de 1999, en la cual negó el recurso de apelación
interpuesto, por considerar que la decisión del juez que declara su propia
competencia solamente es impugnable a través de la solicitud de regulación de
competencia
Artículo 68
La sentencia definitiva en la cual el Juez declare su propia
competencia y resuelva también sobre el fondo de la causa, puede ser
impugnada por las partes en cuanto a la competencia, mediante la
solicitud de regulación de ésta o con la apelación ordinaria. En este
último caso, el apelante deberá expresar si su apelación comprende
ambos pronunciamientos o solamente el de fondo.
La solicitud de regulación de la competencia, suspende el lapso de
apelación hasta el recibo del Oficio previsto en el artículo 75.
Si la regulación de la competencia se solicita por la otra parte con
posterioridad a la apelación, se suspende el proceso hasta que se
resuelva la regulación de la competencia, sin perjuicio de las medidas
que el Juez puede tomar conforme a la última parte del artículo 71.
SC 24-1-02
Ponencia del Magistrado .José M. Delgado Ocando Exp. Nº 01-
1518, sentencia Nº 58:
En relación a la sentencia proveída por la Corte Superior del Tribunal
del Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, la representante judicial
adujo que dicho Juzgado violó los derechos constitucionales a la
defensa y al debido proceso de su mandante, pues, no debió declarar
que no tenía materia sobre la cual decidir en relación al recurso de
apelación ejercido contra la declinatoria de competencia realizada por
la Sala de Juicio del referido Tribunal, por cuanto lo procedente, en tal
caso, era la solicitud de regulación de competencia, dado que el
artículo 68 del Código de Procedimiento Civil dispone que la decisión
en la que el Juez declare su propia competencia puede ser impugnada
mediante ambos medio de impugnación.
Sobre el particular, esta Sala debe señalar que el Código de
Procedimiento Civil ha dado un tratamiento diferente para impugnar
las declaratorias de competencia o de incompetencia de los
Tribunales, sea que dicho pronunciamiento se realice mediante
sentencia interlocutoria o a través de un pronunciamiento de fondo,
pues los artículos 67, 68, 69 y 70 de la prenombrada ley adjetiva civil,
contienen diferentes supuestos, por lo cual, cada uno de ellos será
aplicable de acuerdo al momento procesal en que dicha competencia
o incompetencia sea declarada.
SCS 24-5-00
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº 00-13,
sentencia Nº 43:
Por otra parte, cabe observar que el artículo 68 del Código de
Procedimiento Civil prevé otro supuesto para la regulación de la
competencia mediante el cual se permite a las partes impugnar la
sentencia definitiva, en la cual el juez declara su competencia y se
pronuncia respecto del fondo de la controversia, de manera tal que
podría conjuntamente con la apelación ordinaria plantearse la cuestión
de competencia y atacar el fondo de la decisión.
En el caso bajo análisis, no se evidencia que el solicitante haya
ejercido los recursos previstos en la Ley para impugnar la decisión
sobre la competencia, bien por la solicitud de regulación de
competencia, o bien mediante la apelación ordinaria. En
consecuencia, visto que no se cumplieron las formalidades legales,
esta Sala de Casación Social declara que no tiene materia sobre la
cual decidir. Así se decide.
SC 24-1-02
Ponencia del Magistrado José M. Delgado Ocando Exp. Nº 01-1518,
dec. Nº 58:
En relación a la sentencia proveída por la Corte Superior del Tribunal
del Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, la representante judicial
adujo que dicho Juzgado violó los derechos constitucionales a la
defensa y al debido proceso de su mandante, pues, no debió declarar
que no tenía materia sobre la cual decidir en relación al recurso de
apelación ejercido contra la declinatoria de competencia realizada por
la Sala de Juicio del referido Tribunal, por cuanto lo procedente, en tal
caso, era la solicitud de regulación de competencia, dado que el
artículo 68 del Código de Procedimiento Civil dispone que la decisión
en la que el Juez declare su propia competencia puede ser impugnada
mediante ambos medio de impugnación.
Sobre el particular, esta Sala debe señalar que el Código de
Procedimiento Civil ha dado un tratamiento diferente para impugnar
las declaratorias de competencia o de incompetencia de los
Tribunales, sea que dicho pronunciamiento se realice mediante
sentencia interlocutoria o a través de un pronunciamiento de fondo,
pues los artículos 67, 68, 69 y 70 de la prenombrada ley adjetiva civil,
contienen diferentes supuestos, por lo cual, cada uno de ellos será
aplicable de acuerdo al momento procesal en que dicha competencia
o incompetencia sea declarada.
SCS 24-5-00
Ponencia del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz. Exp. Nº 00-13, dec.
Nº 43:
Por otra parte, cabe observar que el artículo 68 del Código de
Procedimiento Civil prevé otro supuesto para la regulación de la
competencia mediante el cual se permite a las partes impugnar la
sentencia definitiva, en la cual el juez declara su competencia y se
pronuncia respecto del fondo de la controversia, de manera tal que
podría conjuntamente con la apelación ordinaria plantearse la cuestión
de competencia y atacar el fondo de la decisión.
En el caso bajo análisis, no se evidencia que el solicitante haya
ejercido los recursos previstos en la Ley para impugnar la decisión
sobre la competencia, bien por la solicitud de regulación de
competencia, o bien mediante la apelación ordinaria. En
consecuencia, visto que no se cumplieron las formalidades legales,
esta Sala de Casación Social declara que no tiene materia sobre la
cual decidir. Así se decide.
Artículo 69
La sentencia en la cual el Juez se declare incompetente, aun en los
casos de los artículos 51 y 61, quedará firme si no se solicita por las
partes la regulación de la competencia dentro del plazo de cinco días
después de pronunciada, salvo lo indicado en el artículo siguiente para
los casos de incompetencia por la materia o de la territorial prevista en
el artículo 47. Habiendo quedado firme la sentencia, la causa
continuará su curso ante el Juez declarado competente, en el plazo
indicado en el artículo 75.
SPA 11-6-02
Ponencia del Magistrado .Hadel Mostafá Paolini Exp. Nº 02-263,
sentencia Nº 815:
“...Si bien es cierto que en fecha 25 de octubre del año en curso, esta
Sala se declaró incompetente para conocer de la presente causa, no
es menos cierto que el Artículo 69 del Código de Procedimiento Civil,
concede a las partes un término de cinco (5) días después de dicho
pronunciamiento para que soliciten la Regulación de Competencia;
recurso que fue ejercido por el apoderado judicial de la empresa
INVERSIONES LUGER, C.A., EN TIEMPO HÁBIL. Ahora bien, los
apoderados judiciales de la empresa INVERSIONES MONTELLO,
C.A. de FALCO, S.A., se oponen a dicho pedimento alegando entre
otras cosas que al no haber la declaración expresa de otro Tribunal
declarándose incompetente, no procede tal solicitud. El Artículo 69 del
Código de Procedimiento Civil, no expresa tal requisito, sino por el
contrario concede el término de cinco (5) días después del
pronunciamiento para que las partes soliciten la Regulación de
Competencia, no desprendiéndose de dicha norma el supuesto de que
otro Tribunal deba declararse igualmente incompetente, porque en el
presente caso nos encontramos ante un conflicto positivo de
competencia y no ante un conflicto negativo, supuesto este en que la
parte actora pretende encuadrar el conflicto de competencia
planteado...”.
SPA 11-6-02
Ponencia del Magistrado .Hadel Mostafá Paolini Exp. Nº 02-263, dec.
Nº 815:
“...Si bien es cierto que en fecha 25 de octubre del año en curso, esta
Sala se declaró incompetente para conocer de la presente causa, no
es menos cierto que el Artículo 69 del Código de Procedimiento Civil,
concede a las partes un término de cinco (5) días después de dicho
pronunciamiento para que soliciten la Regulación de Competencia;
recurso que fue ejercido por el apoderado judicial de la empresa
INVERSIONES LUGER, C.A., EN TIEMPO HÁBIL. Ahora bien, los
apoderados judiciales de la empresa INVERSIONES MONTELLO,
C.A. de FALCO, S.A., se oponen a dicho pedimento alegando entre
otras cosas que al no haber la declaración expresa de otro Tribunal
declarándose incompetente, no procede tal solicitud. El Artículo 69 del
Código de Procedimiento Civil, no expresa tal requisito, sino por el
contrario concede el término de cinco (5) días después del
pronunciamiento para que las partes soliciten la Regulación de
Competencia, no desprendiéndose de dicha norma el supuesto de que
otro Tribunal deba declararse igualmente incompetente, porque en el
presente caso nos encontramos ante un conflicto positivo de
competencia y no ante un conflicto negativo, supuesto este en que la
parte actora pretende encuadrar el conflicto de competencia
planteado...”.
Artículo 70
Cuando la sentencia declare la incompetencia del Juez que previno,
por razón de la materia o por el territorio en los casos indicados en el
artículo 47, si el Juez o Tribunal que haya de suplirle se considerare a
su vez incompetente, solicitará de oficio la regulación de la
competencia.
SCS 22-2-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº 01-
34, dec. Nº 12:
Es de observar por esta Sala de Casación Social, que de conformidad
con el artículo 70 del Código de Procedimiento Civil, cuando la
sentencia declare la incompetencia del juez que previno, por razón de
la materia o por el territorio en los casos indicados en el artículo 47
ejusdem, si el Juez o el Tribunal que haya de suplirle se considerare a
su vez incompetente, solicitará de oficio la regulación de la
competencia, como se evidencia de las actas lo hizo el Juez
Unipersonal N° 2, del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, con
sede en Los Teques, ya que de acuerdo con la doctrina patria, el
supuesto del artículo 70 del Código de Procedimiento Civil, es el único
disentimiento entre jueces que constituye un conflicto de competencia
en su sentido clásico o tradicional, ya que se resuelve mediante la
solicitud de oficio de la regulación de competencia, constituyendo el
presente caso un conflicto negativo, es decir, cuando dos tribunales
hacen manifestación de no conocer, lo que según el sistema del
Código vigente, da lugar al planteamiento de conflicto de competencia
SCS 24-10-01
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-528,
dec. Nº 098:
1) Los artículos 70 y 71 del Código de Procedimiento Civil disponen:
“...omissis...”
De las disposiciones transcritas se desprende que, si el juez o tribunal
que ha de suplir a otro que se hubiese declarado incompetente, se
considerare también incompetente, deberá solicitar de oficio la
regulación de competencia; y que, de no existir un tribunal superior
común a ambos jueces en la circunscripción, o en el caso de que la
incompetencia fuese declarada por un tribunal superior, la decisión
deberá corresponder a la Corte Suprema de Justicia.
Observa esta Sala que de conformidad con el ordinal 21 del artículo
42 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y los artículos
70 y 71 del Código de Procedimiento Civil, ante el conflicto negativo
de competencia por razón de la materia, sucesivamente planteado por
dos tribunales distintos, corresponderá al Tribunal Supremo de
Justicia, la regulación de competencia “cuando no hubiere un tribunal
superior común a ambos jueces”.
SCC 11-10-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  01-457,
dec. Nº 21:
 “La solicitud de la regulación de competencia se propondrá ante el
juez que se haya pronunciado sobre la competencia, aun en los casos
de los artículos 51 y 61, expresándose las razones o fundamentos que
se alegan. El juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al
Tribunal Superior de la Circunscripción para que decida la
regulación...” (Subrayado de la Sala).
De conformidad con lo dispuesto en la norma parcialmente transcrita,
esta Sala observa, que en el caso in comento, no existen los
supuestos necesarios para que este Alto Tribunal conozca la
regulación de competencia solicitada por el demandante, ya que la
competencia ha sido declarada por un Juzgado de Primer Grado,
siendo el competente un Juzgado Superior con competencia funcional
jerárquica vertical de la misma Circunscripción Judicial, que es quien
debe conocer de la planteada regulación de competencia, y que
tampoco existe en este caso un conflicto de competencia entre dos
tribunales.
SCC 7-12-00
Ponencia del Magistrado .Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-22, dec. Nº
32:
De acuerdo con la norma parcialmente transcrita, el tribunal
competente para conocer de la solicitud de regulación de la
competencia es el Tribunal Superior de la Circunscripción. Ahora bien,
vista la confusión que tiene el juzgado a-quo respecto a la
competencia de esta Sala para conocer de las solicitudes de
regulación de la competencia, es menester señalar que el artículo 71
del Código de Procedimiento Civil, establece que a este Alto Tribunal
corresponde conocer de solicitudes de regulación de competencia, en
dos casos: a) cuando esta es formulada como medio de impugnación
de la decisión de incompetencia de un tribunal superior; y, b) cuando
se produce un conflicto negativo de competencia entre dos tribunales
que no tienen un superior común.
En consecuencia, con base en los motivos antes expuestos y de conformidad
con lo pautado en el artículo 71 del Código de Procedimiento Civil, el Juzgado
Superior en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y sede en
la ciudad de Caracas, debe conocer de la solicitud de regulación de
competencia y así se decide.
SCS 22-2-01
Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Exp. Nº ,01-
34 sentencia Nº 12:
Es de observar por esta Sala de Casación Social, que de conformidad
con el artículo 70 del Código de Procedimiento Civil, cuando la
sentencia declare la incompetencia del juez que previno, por razón de
la materia o por el territorio en los casos indicados en el artículo 47
ejusdem, si el Juez o el Tribunal que haya de suplirle se considerare a
su vez incompetente, solicitará de oficio la regulación de la
competencia, como se evidencia de las actas lo hizo el Juez
Unipersonal N° 2, del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, con
sede en Los Teques, ya que de acuerdo con la doctrina patria, el
supuesto del artículo 70 del Código de Procedimiento Civil, es el único
disentimiento entre jueces que constituye un conflicto de competencia
en su sentido clásico o tradicional, ya que se resuelve mediante la
solicitud de oficio de la regulación de competencia, constituyendo el
presente caso un conflicto negativo, es decir, cuando dos tribunales
hacen manifestación de no conocer, lo que según el sistema del
Código vigente, da lugar al planteamiento de conflicto de competencia
Artículo 71
La solicitud de regulación de la competencia se propondrá ante el
Juez que se haya pronunciado sobre la competencia, aun en los casos
de los artículos 51 y 61, expresándose las razones o fundamentos que
se alegan. El Juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al
Tribunal Superior de la Circunscripción para que decida la regulación.
En los casos del artículo 70, dicha copia se remitirá a la Corte
Suprema de Justicia si no hubiere un Tribunal Superior común a
ambos jueces en la Circunscripción. De la misma manera procederá
cuando la incompetencia sea declarada por un Tribunal Superior.
Salvo lo dispuesto en la última parte del artículo 68, o que fuere
solicitada como medio de impugnación de la decisión a que se refiere
el artículo 349, la solicitud de regulación de la competencia no
suspenderá el curso del proceso y el Juez podrá ordenar la realización
de cualesquiera actos de sustanciación y medidas preventivas, pero
se abstendrá de decidir el fondo de la causa mientras no se dicte la
sentencia que regule la competencia.
SCS 24-10-01
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº  01-528,
dec. Nº 98:
1) Los artículos 70 y 71 del Código de Procedimiento Civil disponen:
“...omissis...”
De las disposiciones transcritas se desprende que, si el juez o tribunal
que ha de suplir a otro que se hubiese declarado incompetente, se
considerare también incompetente, deberá solicitar de oficio la
regulación de competencia; y que, de no existir un tribunal superior
común a ambos jueces en la circunscripción, o en el caso de que la
incompetencia fuese declarada por un tribunal superior, la decisión
deberá corresponder a la Corte Suprema de Justicia.
Observa esta Sala que de conformidad con el ordinal 21 del artículo
42 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y los artículos
70 y 71 del Código de Procedimiento Civil, ante el conflicto negativo
de competencia por razón de la materia, sucesivamente planteado por
dos tribunales distintos, corresponderá al Tribunal Supremo de
Justicia, la regulación de competencia “cuando no hubiere un tribunal
superior común a ambos jueces”.
SCC 11-10-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº  01-457,
dec. Nº 21:
 
“La solicitud de la regulación de competencia se propondrá ante el
juez que se haya pronunciado sobre la competencia, aun en los casos
de los artículos 51 y 61, expresándose las razones o fundamentos que
se alegan. El juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al
Tribunal Superior de la Circunscripción para que decida la
regulación...” (Subrayado de la Sala).
De conformidad con lo dispuesto en la norma parcialmente transcrita,
esta Sala observa, que en el caso in comento, no existen los
supuestos necesarios para que este Alto Tribunal conozca la
regulación de competencia solicitada por el demandante, ya que la
competencia ha sido declarada por un Juzgado de Primer Grado,
siendo el competente un Juzgado Superior con competencia funcional
jerárquica vertical de la misma Circunscripción Judicial, que es quien
debe conocer de la planteada regulación de competencia, y que
tampoco existe en este caso un conflicto de competencia entre dos
tribunales.
SCC 7-12-00
Ponencia del Magistrado .Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-22,
sentencia Nº 32:
De acuerdo con la norma parcialmente transcrita, el tribunal
competente para conocer de la solicitud de regulación de la
competencia es el Tribunal Superior de la Circunscripción. Ahora bien,
vista la confusión que tiene el juzgado a-quo respecto a la
competencia de esta Sala para conocer de las solicitudes de
regulación de la competencia, es menester señalar que el artículo 71
del Código de Procedimiento Civil, establece que a este Alto Tribunal
corresponde conocer de solicitudes de regulación de competencia, en
dos casos: a) cuando esta es formulada como medio de impugnación
de la decisión de incompetencia de un tribunal superior; y, b) cuando
se produce un conflicto negativo de competencia entre dos tribunales
que no tienen un superior común.
En consecuencia, con base en los motivos antes expuestos y de conformidad
con lo pautado en el artículo 71 del Código de Procedimiento Civil, el Juzgado
Superior en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y sede en
la ciudad de Caracas, debe conocer de la solicitud de regulación de
competencia y así se decide.
 
SCC 20-7-01.
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G.. Manuel Sánchez Marín
y Otro contra Consorcio Lake Plaza y Otra. Exp. Nº 01-353, dec. Nº
14:
De conformidad con la norma parcialmente transcrita, la solicitud de
regulación de competencia se propondrá ante el Juez que se haya
pronunciado sobre la competencia, aún en los casos de conexión en
favor del juez de la prevención o de continencia; en favor del juez ante
el cual está pendiente la causa continente (artículo 51 eiusdem), así
como también en el caso de litispendencia, cuando se produce la
extinción de la causa en la cual no se haya citado al demandado o se
haya citado con posterioridad (artículo 61 eiusdem). El referido artículo
71 expresa asimismo, que el Juez debe remitir inmediatamente copia
de la solicitud al tribunal superior de su Circunscripción para que éste
decida la regulación. En caso de que la sentencia del Tribunal de
Alzada declare incompetente al juez que previno, por razón de la
materia o por el territorio, si el Juez o tribunal que haya de suplirle, se
considerare a su vez incompetente, solicitará de oficio la regulación de
competencia, caso en el cual las copias anteriormente mencionadas
serán remitidas a este Alto Tribunal si no hubiere un Tribunal Superior
común a ambos jueces de la Circunscripción. De la misma manera, se
procederá sí la incompetencia es declarada por un tribunal superior.
Vista la confusión que tiene el tribunal de la causa respecto a la
competencia de esta Sala para conocer de las solicitudes de
regulación de competencia, es menester señalar que el artículo citado
ut-supra establece que a este Alto Tribunal corresponde conocer de
solicitudes de regulación de competencia, en dos casos: a) cuando
ésta es formulada como medio de impugnación de la decisión de
incompetencia de un tribunal superior; y, b) cuando se produce un
conflicto negativo de competencia entre dos tribunales que no tienen
un superior común.
En el caso bajo decisión, el Juez de Primera Instancia anteriormente
identificado, al serle planteada la solicitud de regulación de
competencia y señalarle el apoderado judicial de los intervinientes
como terceros, el posible juzgado competente consideró que se
trataba de un conflicto negativo de competencia entre jueces con
distinta competencia por la materia y, remitió los autos a este Tribunal
Supremo de Justicia, por no existir un Tribunal Superior común a
ambos jueces en la Circunscripción Judicial.
En el caso in comento, no se presentan los supuestos para considerar
que existe un conflicto entre jueces respecto a su competencia, pues
el mismo se habría configurado si uno cualesquiera de los Juzgados
de Primera Instancia en lo Civil Bancario con jurisdicción nacional y
sede en la ciudad de Caracas señalados como competentes por el
apoderado judicial de los terceros, hubiera invocado a su vez su
incompetencia lo cual, no sucedió, por cuanto ninguno de los
mencionados juzgados conoció del caso de autos.
Por cuanto no se presentan los requisitos necesarios para que esta
Sala conozca la solicitud de regulación de competencia planteada, por
el contrario, ello corresponde por mandato del artículo 71 del Código
de Procedimiento Civil, a un Tribunal Superior Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, esta Sala acuerda remitir los autos al Tribunal Superior
Distribuidor Civil, Mercantil y del Tránsito de la mencionada
Circunscripción Judicial, a fin de que sea el Juzgado al cual
corresponda conocer, el que decida la regulación de competencia
planteada. Así se declara.
SCS 24-1-01
Ponencia del Magistrado Juan Rafael Perdomo. Exp. Nº 01-528,
dec. Nº 98:
1) Los artículos 70 y 71 del Código de Procedimiento Civil disponen:
“...omissis...”
De las disposiciones transcritas se desprende que, si el juez o tribunal
que ha de suplir a otro que se hubiese declarado incompetente, se
considerare también incompetente, deberá solicitar de oficio la
regulación de competencia; y que, de no existir un tribunal superior
común a ambos jueces en la circunscripción, o en el caso de que la
incompetencia fuese declarada por un tribunal superior, la decisión
deberá corresponder a la Corte Suprema de Justicia.
Observa esta Sala que de conformidad con el ordinal 21 del artículo
42 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y los artículos
70 y 71 del Código de Procedimiento Civil, ante el conflicto negativo
de competencia por razón de la materia, sucesivamente planteado por
dos tribunales distintos, corresponderá al Tribunal Supremo de
Justicia, la regulación de competencia “cuando no hubiere un tribunal
superior común a ambos jueces”.
SCC 11-10-01
Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez. Exp. Nº 01-457, dec. Nº
21:
“La solicitud de la regulación de competencia se propondrá ante el
juez que se haya pronunciado sobre la competencia, aun en los casos
de los artículos 51 y 61, expresándose las razones o fundamentos que
se alegan. El juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al
Tribunal Superior de la Circunscripción para que decida la
regulación...” (Subrayado de la Sala).
De conformidad con lo dispuesto en la norma parcialmente transcrita,
esta Sala observa, que en el caso in comento, no existen los
supuestos necesarios para que este Alto Tribunal conozca la
regulación de competencia solicitada por el demandante, ya que la
competencia ha sido declarada por un Juzgado de Primer Grado,
siendo el competente un Juzgado Superior con competencia funcional
jerárquica vertical de la misma Circunscripción Judicial, que es quien
debe conocer de la planteada regulación de competencia, y que
tampoco existe en este caso un conflicto de competencia entre dos
tribunales.
SCC 7-12-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 00-22, dec. Nº
32:
De acuerdo con la norma parcialmente transcrita, el tribunal
competente para conocer de la solicitud de regulación de la
competencia es el Tribunal Superior de la Circunscripción. Ahora bien,
vista la confusión que tiene el juzgado a-quo respecto a la
competencia de esta Sala para conocer de las solicitudes de
regulación de la competencia, es menester señalar que el artículo 71
del Código de Procedimiento Civil, establece que a este Alto Tribunal
corresponde conocer de solicitudes de regulación de competencia, en
dos casos: a) cuando esta es formulada como medio de impugnación
de la decisión de incompetencia de un tribunal superior; y, b) cuando
se produce un conflicto negativo de competencia entre dos tribunales
que no tienen un superior común.
En consecuencia, con base en los motivos antes expuestos y de conformidad
con lo pautado en el artículo 71 del Código de Procedimiento Civil, el Juzgado
Superior en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y sede en
la ciudad de Caracas, debe conocer de la solicitud de regulación de
competencia y así se decide.
Artículo 72
Las partes podrán presentar al Tribunal que deba decidir sobre la
regulación de la competencia, los recaudos que juzguen conducentes
sobre el punto de competencia, pero en ningún caso la falta de
presentación de dichos recaudos podrá paralizar el curso del
procedimiento de regulación de la competencia, ni la decisión de la
misma.
Artículo 73
El Tribunal a quien corresponda procederá luego de recibidas las
actuaciones del Juez, a decidir sobre la competencia, lo cual hará
dentro de diez días, con preferencia a cualquier otro asunto.
Artículo 74
La decisión se pronunciará sin previa citación ni alegatos, ateniéndose
únicamente a lo que resulte de la actuación remitida por el Tribunal y
las que presenten las partes, a menos que faltare algún dato
indispensable para decidir, en cuyo caso podrá requerirlos el tribunal
que deba decidir, suspendiéndose entre tanto la decisión.
Artículo 75
La decisión se comunicará mediante oficio al Tribunal donde se haya
suscitado la regulación de la competencia. Si la decisión declarase la
incompetencia del Juez que venía conociendo, éste pasará
inmediatamente los autos al Juez o Tribunal declarado competente, en
el cual se continuará el curso del juicio el tercer día siguiente al recibo
del expediente.
Artículo 76
La parte que haya promovido la regulación de la jurisdicción o de la
competencia que resulte manifiestamente infundada, será condenada
por el Tribunal que decida, al pago de una multa que no será menor
de un mil bolívares ni mayor de cinco mil. En la misma pena incurrirá
el Juez que haya dejado de enviar oportunamente al Tribunal que
deba decidir, las actuaciones pertinentes, sin perjuicio de poder ser
apremiado a cumplir tal deber por el Tribunal llamado a regular la
competencia.
SPA 15-5-01
Ponencia del Magistrado Hadel Mostafá Paolini. Exp. Nº  608, dec. Nº
946:
Debe advertir la Sala que en el caso sub judice, como se evidencia del
estudio de los autos, es un recurso de falta de jurisdicción, ya que el
solicitante expuso en la diligencia suscrita el 4 de marzo de 2000:
“...solicito de conformidad con lo establecido en los artículos 59 y 62
del Código Procesal Civil, la Regulación de Competencia”. Resulta
evidente que tanto la parte como el Juez confundieron las figuras
procesales de regulación de jurisdicción y regulación de competencia.
En el presente caso se incurre en un grave error al confundir los
conceptos de jurisdicción y competencia, por lo tanto, es oportuno
aclarar los conceptos jurídicos en referencia, que hasta el siglo XIX
aparecían como sinónimos. Indistintamente se aludía a la falta de
jurisdicción como falta de competencia en sentido material, o en
sentido territorial, o aun para referirse a la función. Pleonásticamente
se llegó a hablar de incompetencia de jurisdicción. En el siglo XX, se
ha superado este equívoco y la competencia fue considerada como
medida de jurisdicción, es decir, la fracción de la jurisdicción atribuida
a un juez.
En efecto, la jurisdicción es la función pública, realizada por los
órganos competentes del Estado con las formas requeridas por la ley,
en virtud de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las
partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de
relevancia jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa
juzgada. La jurisdicción es el todo; la competencia es la parte; un
fragmento de la jurisdicción. La competencia es la potestad de
jurisdicción para una parte del sector jurídico; aquél específicamente
asignado al conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. Se
trata en definitiva de dos figuras procesales distintas.
Por lo expuesto, se advierte al Juez a quo para que en lo sucesivo se
abstenga de incurrir en el error aquí señalado. Así se decide.
III
DECISIÓN
Por las consideraciones de hecho y de derecho expuestas, este
Tribunal Supremo de Justicia en Sala Político-Administrativa,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley, declara que el Poder Judicial SÍ TIENE JURISDICCIÓN para
conocer y decidir la demanda intentada por los abogados Arnaldo
Pinto Herrera, Enrique Colina Fuentes y Antonio Hidalgo, actuando en
su carácter de apoderados judiciales del ciudadano FRANCISCO
JOSÉ LÁZARO, contra la sociedad mercantil SEGUROS ALTAMIRA,
C.A.
Asimismo, de conformidad con el artículo 76 del Código de
Procedimiento Civil, se impone multa a la parte demandada, por el
monto de CINCO MIL BOLIVARES (Bs. 5.000,oo), en razón de haber
interpuesto una solicitud de regulación de jurisdicción manifiestamente
infundada, comisionándose para su ejecución al tribunal de la causa.
SECCIÓN VII.
De la Acumulación
Artículo 77
El demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le
competan contra el demandado, aunque deriven de diferentes títulos.
SCC 11-5-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G.. Exp. Nº 99-978,
sentencia Nº 141:
El recurrente alega en su escrito, que el actor intentó dos acciones,
una principal con fundamento en un pagaré, y la otra en forma
subsidiaria basada en el negocio subyacente, de cobro de bolívares
por la vía ordinaria. Asimismo sostiene, que el sentenciador para
decidir hizo mención de un préstamo –la obligación subyacente- y
decidió en base a ello, olvidando que dicho préstamo se demandó por
acción subsidiaria; y que la pretensión principal se hizo valer de
acuerdo a lo establecido en el artículo 436 del Código de Comercio, la
cual no fue resuelta.
El artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, permite la
acumulación de pretensiones
Según Rengel-Romberg, en este supuesto existe la posibilidad de que
la pretensión eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que
la primera sea procedente, por ejemplo: “la pretensión de nulidad del
testamento, acumulada con la petición de herencia ab-intestato; la
pretensión de reconocimiento de la paternidad natural planteada
contra los herederos del padre, acumulada con la petición de legítima
hereditaria correspondiente”; o por el contrario, que la pretensión
eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que sea negada
la otra, por ejemplo: “el actor demanda al vendedor por no haber
recibido la cosa objeto de la compra-venta y eventualmente, para el
caso de ser desestimada esta pretensión, plantea la redhibitoria por
vicios ocultos en la que recibió”.
SC 9-10-01
Ponencia del Magistrado Antonio García García Exp. Nº 00-1715,
sentencia Nº 1903:
Señalado lo anterior, debe esta Sala precisar la acumulación solicitada
por la accionante:
Se observa, en primer lugar, que la petición de acumulación fue
realizada únicamente consignando en el expediente N° 00-1715, una
nueva acción, indicando mediante diligencia, que la misma debía ser
anexada con la que inicialmente se había interpuesto, entendiéndose
esta solicitud como una acumulación de pretensiones, establecida en
el artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, el cual señala: “ El
demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le
competan contra del demandado, aunque deriven de diferentes
títulos.”.
Se hace esta consideración, en virtud de que la accionante no
peticionó la acumulación de causas distintas que cursen en otros
expedientes, de donde se pudiera inferir que la solicitud se realizó
dentro de los términos del artículo antes señalado.
Considera esta Sala que, dicha acumulación debe ser entendida de
acuerdo a los parámetros del mencionado artículo 77 eiusdem, y no
según lo establecido en el artículo 33 de la misma norma
procedimental, toda vez que el título o la causa petendi por la que
recurre nuevamente la accionante no es la misma, por cuanto el título
por el cual recurre, deriva de un nuevo acto, como lo sería el dictado
por la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema
Judicial, el cual es equidistante de los primeros actos ya impugnados,
como lo son el Decreto mediante el cual se adoptaron las medidas
necesarias para la reorganización del Poder Judicial y del Sistema
Penitenciario (Medidas Cautelares Urgentes de Protección del
Sistema Judicial), emanado de la Asamblea Nacional Constituyente; la
Resolución dictada el 7 de octubre de 1999, por la Presidencia del
entonces Consejo de la Judicatura, el Presidente de la Sala
Disciplinaria de dicho Consejo y el Inspector General de Tribunales; y,
la Decisión N° 7179-98 del 13 de mayo de 1999, emanada del Tribunal
Disciplinario del entonces Consejo de la Judicatura. Siendo un grupo
de actos, no vinculados al acto de la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Poder Judicial, por lo que se concluye, que dicha
acumulación debe ser analizada dentro de los términos expuestos en
el artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, por ser éstas,
pretensiones derivadas de causas distintas (por ser actos
completamente distintos), que les dan, por tanto, el carácter de
pretensiones autónomas e independientes.
SCC 11-5-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G.. Exp. Nº 99-978, dec. Nº
141:
El recurrente alega en su escrito, que el actor intentó dos acciones,
una principal con fundamento en un pagaré, y la otra en forma
subsidiaria basada en el negocio subyacente, de cobro de bolívares
por la vía ordinaria. Asimismo sostiene, que el sentenciador para
decidir hizo mención de un préstamo –la obligación subyacente- y
decidió en base a ello, olvidando que dicho préstamo se demandó por
acción subsidiaria; y que la pretensión principal se hizo valer de
acuerdo a lo establecido en el artículo 436 del Código de Comercio, la
cual no fue resuelta.
El artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, permite la
acumulación de pretensiones
Según Rengel-Romberg, en este supuesto existe la posibilidad de que
la pretensión eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que
la primera sea procedente, por ejemplo: “la pretensión de nulidad del
testamento, acumulada con la petición de herencia ab-intestato; la
pretensión de reconocimiento de la paternidad natural planteada
contra los herederos del padre, acumulada con la petición de legítima
hereditaria correspondiente”; o por el contrario, que la pretensión
eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que sea negada
la otra, por ejemplo: “el actor demanda al vendedor por no haber
recibido la cosa objeto de la compra-venta y eventualmente, para el
caso de ser desestimada esta pretensión, plantea la redhibitoria por
vicios ocultos en la que recibió”.
SC 9-10-01
Ponencia del Magistrado Antonio García García Exp. Nº 00-1715, dec.
Nº 1903:
Señalado lo anterior, debe esta Sala precisar la acumulación solicitada
por la accionante:
Se observa, en primer lugar, que la petición de acumulación fue
realizada únicamente consignando en el expediente N° 00-1715, una
nueva acción, indicando mediante diligencia, que la misma debía ser
anexada con la que inicialmente se había interpuesto, entendiéndose
esta solicitud como una acumulación de pretensiones, establecida en
el artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, el cual señala: “ El
demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le
competan contra del demandado, aunque deriven de diferentes
títulos.”.
Se hace esta consideración, en virtud de que la accionante no
peticionó la acumulación de causas distintas que cursen en otros
expedientes, de donde se pudiera inferir que la solicitud se realizó
dentro de los términos del artículo antes señalado.
Considera esta Sala que, dicha acumulación debe ser entendida de
acuerdo a los parámetros del mencionado artículo 77 eiusdem, y no
según lo establecido en el artículo 33 de la misma norma
procedimental, toda vez que el título o la causa petendi por la que
recurre nuevamente la accionante no es la misma, por cuanto el título
por el cual recurre, deriva de un nuevo acto, como lo sería el dictado
por la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema
Judicial, el cual es equidistante de los primeros actos ya impugnados,
como lo son el Decreto mediante el cual se adoptaron las medidas
necesarias para la reorganización del Poder Judicial y del Sistema
Penitenciario (Medidas Cautelares Urgentes de Protección del
Sistema Judicial), emanado de la Asamblea Nacional Constituyente; la
Resolución dictada el 7 de octubre de 1999, por la Presidencia del
entonces Consejo de la Judicatura, el Presidente de la Sala
Disciplinaria de dicho Consejo y el Inspector General de Tribunales; y,
la Decisión N° 7179-98 del 13 de mayo de 1999, emanada del Tribunal
Disciplinario del entonces Consejo de la Judicatura. Siendo un grupo
de actos, no vinculados al acto de la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Poder Judicial, por lo que se concluye, que dicha
acumulación debe ser analizada dentro de los términos expuestos en
el artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, por ser éstas,
pretensiones derivadas de causas distintas (por ser actos
completamente distintos), que les dan, por tanto, el carácter de
pretensiones autónomas e independientes.
Artículo 78
No podrán acumularse en el mismo libelo pretensiones que se
excluyan mutuamente o que sean contrarias entre sí; ni las que por
razón de la materia no correspondan al conocimiento del mismo
Tribunal; ni aquéllas cuyos procedimientos sean incompatibles entre
sí.
Sin embargo, podrán acumularse en un mismo libelo dos o más
pretensiones incompatibles para que sean resueltas una como
subsidiaria de otra, siempre que sus respectivos procedimientos no
sean incompatibles entre sí.
SC 9-8-00
Ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta. Exp. Nº ,00-1077
sentencia Nº 935:
Visto lo anterior, esta Sala pasa a decidir la apelación ejercida, y a tal
efecto observa:
La justificación del fallo apelado para declarar la inadmisibilidad de la
acción de amparo constitucional, radica en que ocurrió la inepta
acumulación de pretensiones conforme lo dispone el artículo 78 del
Código de Procedimiento Civil, cuando el accionante dirige el amparo
contra organismos diferentes por hechos también diferentes.
Respecto a la procedencia de esta causal de inadmisibilidad, aprecia
la Sala que el accionante solicitó se le amparase ante las supuestas
violaciones constitucionales en que incurrieran el Director de la Zona
11 del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales
Renovables y el Presidente de la Corporación Venezolana de
Guayana, cuando supuestamente dictaron sendos actos que afectaron
un inmueble propiedad del accionante en beneficio de una tercera
persona, y que únicamente difieren los hechos que justificaron la
adopción de las referidas medidas; sin embargo, la protección
constitucional solicitada coincide en las violaciones denunciadas como
conculcadas, razón por la cual, las pretensiones no se excluyen
mutuamente por el hecho de provenir de dos entes de la
Administración Pública diferentes, por lo que no se da el primer
elemento requerido por el artículo 78 del Código de Procedimiento
Civil para justificar la inepta acumulación.
De otro lado se observa que la competencia para conocer del presente
amparo fue resuelta por la Sala Político Administrativa de la extinta
Corte Suprema de Justicia, la cual, por decisión de fecha 12 de agosto
de 1998, declaró que la competente para conocer del amparo dirigido
contra un Director del Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales Renovables y contra el Presidente de la Corporación
Venezolana de Guayana era la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, a tenor de lo previsto en el numeral 3 del artículo 185
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, razón por la cual
no se da el segundo de los elementos para justificar la inepta
acumulación, ya que la materia corresponde al mismo tribunal.
Por último, al ser una sola la acción de amparo propuesta, sin que la
misma fuese acumulada con otro procedimiento que pudiese generar
incompatibilidad, no se evidencia la tercera de las causales para
considerar que existe una inepta acumulación.
En atención a lo anterior, observa esta Sala que al declarar el a quo
inadmisible la presente acción de amparo por estar dirigida contra
múltiples órganos de la Administración, le estaría vulnerando el
derecho de acceso a los órganos de la Administración de Justicia al
particular, derecho que ostenta por mandato del artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, máxime
cuando ha podido ordenar corregir la solicitud por mandato del artículo
19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, más aún cuando la presente acción de amparo fue
ejercida hace más de once (11) años, lo cual va en detrimento del
principio de celeridad procesal.
SC25-5-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº ,98-750
sentencia Nº158 :
""La Doctrina Procesal admite generalmente la acumulación eventual
o subsidiaria de pretensiones la cual se produce cuanto el actor hace
valer en primer término una pretensión, pero subsidiaria o
eventualmente, para el caso de que sea acogida o desechada, se
formula otra pretensión"".
""Nuestra Ley procesal admite en el Artículo 78 del Código de
Procedimiento Civil, (semejante al Art. 239 del Código de 1916), que
podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones
incompatibles para que sean resueltas una como subisidiaria de la
otra, siempre que sus respectivos procedimientos no sean
incompatibles entre sí"".
""En esta materia cabe distinguir dos (2) hipótesis: a) Que la
pretensión eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que
sea acogida la principal; y b) Que la pretensión eventual o subsidiaria
sea propuesta para el caso de que sea negada aquélla. La admisión
de este tipo de acumulación subsidiaria favorece la economía procesal
porque evita la multiplicidad de los juicios y tiene una importancia
práctica considerable en sistemas como el nuestro, en él existe la
preclusión para interponer nuevas peticiones o reformar la demanda, a
partir de terminación del acto de la contestación de la demanda (Art.
364 C.P.C.), pues modera un poco la rigidez del sistema que obligaría
de otra forma a perder
SC 9-8-00
Ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta. Exp. Nº 00-1077, dec.
Nº 935:
Visto lo anterior, esta Sala pasa a decidir la apelación ejercida, y a tal
efecto observa:
La justificación del fallo apelado para declarar la inadmisibilidad de la
acción de amparo constitucional, radica en que ocurrió la inepta
acumulación de pretensiones conforme lo dispone el artículo 78 del
Código de Procedimiento Civil, cuando el accionante dirige el amparo
contra organismos diferentes por hechos también diferentes.
Respecto a la procedencia de esta causal de inadmisibilidad, aprecia
la Sala que el accionante solicitó se le amparase ante las supuestas
violaciones constitucionales en que incurrieran el Director de la Zona
11 del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales
Renovables y el Presidente de la Corporación Venezolana de
Guayana, cuando supuestamente dictaron sendos actos que afectaron
un inmueble propiedad del accionante en beneficio de una tercera
persona, y que únicamente difieren los hechos que justificaron la
adopción de las referidas medidas; sin embargo, la protección
constitucional solicitada coincide en las violaciones denunciadas como
conculcadas, razón por la cual, las pretensiones no se excluyen
mutuamente por el hecho de provenir de dos entes de la
Administración Pública diferentes, por lo que no se da el primer
elemento requerido por el artículo 78 del Código de Procedimiento
Civil para justificar la inepta acumulación.
De otro lado se observa que la competencia para conocer del presente
amparo fue resuelta por la Sala Político Administrativa de la extinta
Corte Suprema de Justicia, la cual, por decisión de fecha 12 de agosto
de 1998, declaró que la competente para conocer del amparo dirigido
contra un Director del Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales Renovables y contra el Presidente de la Corporación
Venezolana de Guayana era la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, a tenor de lo previsto en el numeral 3 del artículo 185
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, razón por la cual
no se da el segundo de los elementos para justificar la inepta
acumulación, ya que la materia corresponde al mismo tribunal.
Por último, al ser una sola la acción de amparo propuesta, sin que la
misma fuese acumulada con otro procedimiento que pudiese generar
incompatibilidad, no se evidencia la tercera de las causales para
considerar que existe una inepta acumulación.
En atención a lo anterior, observa esta Sala que al declarar el a quo
inadmisible la presente acción de amparo por estar dirigida contra
múltiples órganos de la Administración, le estaría vulnerando el
derecho de acceso a los órganos de la Administración de Justicia al
particular, derecho que ostenta por mandato del artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, máxime
cuando ha podido ordenar corregir la solicitud por mandato del artículo
19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, más aún cuando la presente acción de amparo fue
ejercida hace más de once (11) años, lo cual va en detrimento del
principio de celeridad procesal.
SC 25-5-00
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 98-750, dec.
Nº158 :
""La Doctrina Procesal admite generalmente la acumulación eventual
o subsidiaria de pretensiones la cual se produce cuanto el actor hace
valer en primer término una pretensión, pero subsidiaria o
eventualmente, para el caso de que sea acogida o desechada, se
formula otra pretensión"".
""Nuestra Ley procesal admite en el Artículo 78 del Código de
Procedimiento Civil, (semejante al Art. 239 del Código de 1916), que
podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones
incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria de la
otra, siempre que sus respectivos procedimientos no sean
incompatibles entre sí"".
""En esta materia cabe distinguir dos (2) hipótesis: a) Que la
pretensión eventual o subsidiaria sea propuesta para el caso de que
sea acogida la principal; y b) Que la pretensión eventual o subsidiaria
sea propuesta para el caso de que sea negada aquélla. La admisión
de este tipo de acumulación subsidiaria favorece la economía procesal
porque evita la multiplicidad de los juicios y tiene una importancia
práctica considerable en sistemas como el nuestro, en él existe la
preclusión para interponer nuevas peticiones o reformar la demanda, a
partir de terminación del acto de la contestación de la demanda (Art.
364 C.P.C.), pues modera un poco la rigidez del sistema [...].
Artículo 79
En los casos de los artículos 48 y 51, habiendo quedado firme la
declaratoria de accesoriedad, de conexión, o de continencia, las
causas se acumularán y se seguirán en un solo proceso ante el Juez
declarado competente, y se suspenderá el curso de la causa que
estuviere más adelantada hasta que la otra se halle en el mismo
estado, terminándolas con una misma sentencia.
Artículo 80
Si un mismo Tribunal conociere de ambas causas, la acumulación
podrá acordarse a solicitud de parte, con examen de ambos autos, en
el plazo de cinco días a contar de la solicitud. La decisión que se dicte
será impugnable mediante la solicitud de la regulación de la
competencia.
SC 10-10-00
Ponencia del Magistrado .Héctor Peña Torrelles Exp. Nº ,00-1421
sentencia Nº :1156
Con base en lo anterior, esta Sala observa que, la figura de la
acumulación de causas consagrada en el artículo 80 del Código de
Procedimiento Civil, está dirigida a evitar el pronunciamiento de
sentencias contradictorias sobre un mismo asunto y también a
garantizar los principios de celeridad y economía procesal.
Dicha figura consiste en la unificación dentro de un mismo expediente,
de causas que revisten algún tipo de conexión, para que sean
decididas en una sola sentencia.
SC10-8-01
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº ,598
sentencia Nº :1414
La figura de la acumulación de causas consagrada en el artículo 80
del Código de Procedimiento Civil, consiste en la unificación dentro de
un mismo expediente, de causas que revisten algún tipo de conexión,
para que sean decididas en una sola sentencia. Se encuentra dirigida
a evitar el pronunciamiento de sentencias contradictorias sobre un
mismo asunto y también a garantizar los principios de celeridad y
economía procesal.
SC 10-10-00
Ponencia del Magistrado Héctor Peña Torrelles Exp. Nº,00-1421 dec.
Nº :1156
Con base en lo anterior, esta Sala observa que, la figura de la
acumulación de causas consagrada en el artículo 80 del Código de
Procedimiento Civil, está dirigida a evitar el pronunciamiento de
sentencias contradictorias sobre un mismo asunto y también a
garantizar los principios de celeridad y economía procesal.
Dicha figura consiste en la unificación dentro de un mismo expediente,
de causas que revisten algún tipo de conexión, para que sean
decididas en una sola sentencia.
SC10-8-01
Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº 598, dec.
Nº 1414:
La figura de la acumulación de causas consagrada en el artículo 80
del Código de Procedimiento Civil, consiste en la unificación dentro de
un mismo expediente, de causas que revisten algún tipo de conexión,
para que sean decididas en una sola sentencia. Se encuentra dirigida
a evitar el pronunciamiento de sentencias contradictorias sobre un
mismo asunto y también a garantizar los principios de celeridad y
economía procesal.
Artículo 81
No procede la acumulación de autos o procesos:
1° Cuando no estuvieren en una misma instancia los procesos.
2° Cuando se trate de procesos que cursen en tribunales civiles o
mercantiles ordinarios a otros procesos que cursen en tribunales
especiales.
3° Cuando se trate de asuntos que tengan procedimientos
incompatibles.
4° Cuando en uno de los procesos que deban acumularse estuviere
vencido el lapso de promoción de pruebas.
5° Cuando no estuvieren citadas las partes para la contestación de la
demanda en ambos procesos.
SCC 22-5-01
Ponencia del Magistrado Franklin Arrieche G. Exp. Nº 0-169, dec. Nº
122:
Por tanto, es indispensable la existencia de dos o más procesos y que
entre ellos exista una relación de accesoriedad, continencia o
conexidad; y, por supuesto, que no exista alguno de los presupuestos
establecidos en el artículo 81 del Código de Procedimiento Civil,
inherentes a la prohibición de acumulación de autos o procesos;:
...3° Cuando se trate de asuntos que tengan procedimientos
incompatibles”.
Debe entonces, puntualizar la Sala que, siendo la unidad de
procedimiento una característica de la acumulación en general, tal
unidad no podría lograrse cuando, como en el caso de autos, a cada
pretensión corresponda un procedimiento incompatible con el de la
otra y más aun cuando se acumuló a un proceso que se sigue por el
procedimiento ordinario, otro que se rige por el respectivo
procedimiento especial, como lo es la oferta real.
Las razones precedentemente expuestas conducen a la Sala a casar
de oficio y sin reenvío el fallo recurrido, y en consecuencia, a declarar
la inadmisibilidad de la demanda propuesta por el ciudadano Mortimer
Ramón Gutiérrez contra el ciudadano Héctor José Florville Torrealba,
por infracción del artículo 81 del Código de Procedimiento Civil, por
falta de aplicación. Por tanto es innecesario un nuevo pronunciamiento
sobre el fondo de la controversia, conforme a lo establecido en el
artículo 322 del Código de Procedimiento Civil. Así se establece.
 

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