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La Argentina agropecuaria vista desde las provincias : un análisis de los resultados preliminares del CNA
2018 / coordinación general de Susana Soverna. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : IADE, 2021.
ISBN 978-987-47691-2-1
La responsabilidad del texto firmado recae de manera exclusiva sobre sus autores y su
contenido no refleja, necesariamente, el criterio de la dirección ni de la entidad editora. El
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como fuente de origen, salvo indicación en contrario
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La Argentina agropecuaria vista desde las
provincias: un análisis de los resultados
preliminares del CNA 2018
Prólogo
Marisa Duarte .........................................................................................................................................................................7
Presentación
Cátedra Libre de Estudios Agrarios Ing. Horacio Giberti ..........................................................................................8
San Juan en los resultados preliminares del Censo Nacional Agropecuario 2018
Pablo Federico Tapella .................................................................................................................................................48
Análisis comparativo de los resultados provisorios del CNA 2018 con el CNA 2002 para la
provincia de San Luis
Guillermo Mas, Romina Iacovino, Karina Frigerio, Alicia Cendoya, Claudio Saenz,
Ricardo Bonatti ..............................................................................................................................................................62
Evolución del sector agropecuario en la provincia del Chaco entre 2002 y 2018
Gerardo Roberto Martínez y Dante Edin Cuadra ............................................................................................193
Entre Ríos: análisis comparativo de los resultados preliminares del Censo Nacional
Agropecuario 2018
Isabel Truffer y Daniela Gamboa...........................................................................................................................279
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La producción agropecuaria de Tierra del Fuego y sus cambios en el período
intercensal 2002 – 2018
Enrique C. E. Livraghi, Emiliano A. Spontón, Graciela Preda,
Marcelo Pérez Centeno y Mercedes Ejarque........................................................................................................377
Los autores..........................................................................................................................................................................426
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PRÓLOGO
Marisa Duarte
Presidenta del IADE
La Cátedra Libre de Estudios Agrarios Ing. Horacio Giberti presenta un trabajo tan
enorme como inusual. Hace menos de dos años el Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos presentaba los datos preliminares del Censo Nacional Agropecuario 2018. A la
curiosidad por saber qué decían esos datos sobre la estructura agropecuaria del país le
siguió una primera lectura y la aparición de interrogantes que “sería bueno analizar en
cada provincia”. Esa idea peregrina rondando en la cabeza de las y los integrantes de la
Cátedra se convirtió en un proyecto de trabajo, que se comunicó a colegas en cada
provincia. Al poco tiempo la propuesta volvió en forma de artículos que se leyeron,
discutieron, compartieron, mejoraron y, finalmente, se convirtieron en el libro que
usted tiene entre manos.
De principio a fin la iniciativa tuvo el interés por la temática, el entusiasmo por el
trabajo compartido, el respeto a las particularidades de cada grupo, el deslumbramiento
por los hallazgos, y la desconfianza ante los contrasentidos. Por último, nos alentaba la
conciencia de que un análisis a fondo de la información es indispensable para lograr la
mejora de la información censal.
Mientras tanto, disfrutamos de encontrar un título adecuado, el adjetivo justo, la
broma oportuna y la felicidad de ver que era posible; así como la experiencia de
concretar un sueño, el disfrute de compartir un objetivo y las ganas de seguir en la
labor.
Hacia las y los maestros que integran la Cátedra: el agradecimiento por la capacidad
para explicar, debatir, enseñar y divertirse.
El libro se pone a disposición y discusión de todos aquellos que sientan la necesidad
de contar con excelentes estadísticas públicas, en función del acercamiento a la
realidad y la mejora en la calidad de las políticas para el sector agropecuario.
En el camino oscilante de la construcción de conocimiento, nada nos gustaría más
que inscribir este libro en el acervo y el espíritu legado por Horacio Giberti.
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PRESENTACIÓN
Cátedra Libre de Estudios Agrarios
Ing. Horacio Giberti
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transformaciones del sector, pero que nunca se realizó puntualmente. El de 2008, fue
seriamente cuestionado y en 2020, después del Censo realizado en 2018, se contaba sólo
con los resultados preliminares1 que, al decir de Eduardo Azcuy Ameguino y Diego
Fernández, 20192, “vuelven a asombrar por la imagen que nos devuelven sobre la
evolución de sector”
Con esos datos, la Cátedra convocó a un grupo interdisciplinario de especialistas de
Universidades, Institutos de investigación del CONICET, Regionales, Agencias e
Institutos del INTA y de otras instituciones que trabajan y conocen el sector
agropecuario, para que los analizaran, identificando las particularidades que asumían
en las distintas provincias, partiendo de unas pocas consignas que permitieran
establecer un hilo conductor entre los documentos a elaborar. La idea fue que en cada
documento se presentaran los cambios que mostraban los datos censales de 2018 en
relación con los del 2002, que confrontaran esas observaciones con evidencias
empíricas ofrecidas por fuentes alternativas y que hipotetizaran sobre las posibles
diferencias que pudieran encontrarse entre los censos analizados, incluyendo la
confiabilidad de los datos.
Comenzamos con unas pocas provincias y un grupo reducido de investigadores, pero
los resultados fueron tan alentadores por la calidad de los trabajos y el entusiasmo de
los convocados, que fuimos ampliándolo hasta completar un grupo de 57 investigadores
y 21 provincias. Se organizó, así, un gran equipo caracterizado por su federalismo
(participaron investigadores que trabajan y viven en los territorios analizados) y su
desinterés ya que, a sus trabajos habituales sumaron el que les estábamos proponiendo.
Ese grupo, además, compartió los resultados iniciales en una reunión virtual y
facilitó el intercambio de los documentos elaborados, catorce de los cuales ya han sido
publicados en la Revista Realidad Económica del IADE en sus Nº 334 a 338. La Revista
ha sido, sin lugar a duda, un actor relevante en todo este proceso por el estímulo que
implicó para todos.
Cuando habíamos reunido un grupo significativo de trabajos y, la idea de reunirlos
en un libro comenzó a tomar forma, le solicitamos a Eduardo Azcuy Ameguino y a
Diego Fernández que elaboraran un documento que presentara algunos datos
agregados para todo el país, siguiendo la línea de lo que habían desarrollado para la
Región Pampeana. A su generosidad debemos el primer capítulo del libro.
En los cinco capítulos siguiente se presentan, agrupados por regiones, los
documentos resultantes del análisis de los datos preliminares del CNA 2018 por
provincia. Son: en Cuyo, los documentos de Mendoza de Daniela Mathey y María E. Van
den Bosch, San Juan de Pablo Tapella y San Luis Guillermo Mas, Romina Iacovino,
Karina Frigerio, Alicia Cendoya, Claudio Saenz y Ricardo Bonatti; en el NEA, los de
Chaco de Gerardo Martínez y Dante Cuadra y Misiones de Diego Hernán Chifarelli,
Emiliano Descalzi, Guillermo Ramisch y Jonathan von Bellow; en el NOA, los de
Catamarca de Rodolfo Cruz, Lila Carrizo y Ezequiel Galíndez; Jujuy de Laura Alcoba y
Damián Alcoba; La Rioja de Pedro Tsakoumagkos y Daniel Lazarte; Salta de Cristina
Sanz y Marcelo Rodríguez; Santiago del Estero de Raúl Paz, Rubén De Dios y Carlos
1 https://cna2018.indec.gob.ar/informe-de-resultados.html
2 Azcuy Ameghino, E. y Fernández, D. (2019) El censo nacional agropecuario 2018 visión general y
aproximación a la región pampeana- CIEA UBA, PDF
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Rossi y Tucumán de Marcos Ceconello, Gonzalo Antonio Perez y Jorge Morandi; en la
Región Pampeana, los de Buenos Aires de Carlos Rossi; Córdoba de Gustavo Soto, Diego
Cabrol, Stefan Seifert y Alexander Aguila Wharton; Entre Ríos de Isabel Truffer y
Daniela Gamboa; La Pampa de Juan Torrado y Santa Fe de Patricia Propersi y Roxana
Albanesi; en Patagonia, los de Chubut de Hugo Bottaro, Mercedes Ejarque, Marcelo
Pérez Centeno y Graciela Preda; Neuquén de Luis Tiscornia y Nadia Taranda; Río Negro
de Nadia Taranda y Luis Tiscornia, Santa Cruz de Liliana San Martino, Alan Schorr,
Paola Vargas, Martín Roa y Ricardo Bonil y Tierra del Fuego de Enrique Livraghi,
Emiliano Spontón, Graciela Preda, Marcelo Pérez Centeno y Mercedes Ejarque.
En cada uno de esos documentos el lector encontrará por lo menos el desarrollo de
tres aspectos que se consideraron relevantes en la comparación de los datos de los
Censos Nacionales Agropecuarios de 2002 y 2018: qué pasó con la tierra, y aquí entran
aspectos como la superficie total en explotación, la cantidad de explotaciones
agropecuarias (EAP), la distribución de estas por escalas de extensión y el régimen de
tenencia; qué pasó con el uso del suelo (los censos agropecuarios en el país siguen sin
incorporar volúmenes de producción) donde para cada provincia se seleccionaron las
actividades agrícolas y ganaderas más relevantes y se analizó lo sucedido con la
superficie implantada, las cabezas de ganado, los bosques y montes naturales;
finalmente, un tercer aspecto que aparece en todos los documentos es la confiabilidad
de esa información a la luz de los conocimientos que ofrecen otros relevamientos,
estudios especiales y entrevistas ad hoc.
Sin embargo, cada documento tiene la impronta que le dieron sus autores -y ahí
reside gran parte de la riqueza de este conjunto de trabajos-, cuyas apreciaciones y
conclusiones particulares son de su exclusiva responsabilidad. Para ello pudieron
recurrir a series censales más largas, a la historia del desarrollo del capitalismo agrario
en la provincia, a la evolución de las principales actividades productivas, a las
características agroecológicas y regionales, a los desequilibrios territoriales, a la
presencia de determinados grupos sociales, a la persistencia o no de ciertos rasgos
tradicionales, entre otros.
El libro se cierra con una lectura general de la situación del sector realizada por
María Isabel Tort, Susana Soverna y Carlos León. Allí se retoman los aspectos comunes
a todos los estudios: la confiabilidad de la información, la cuestión de la tierra y los usos
del suelo.
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Capítulo 1
EL CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 2018
Eduardo Azcuy Ameghino y Diego Fernández
En el inicio de la tercera década del siglo XXI, la estructura socioeconómica del agro
argentino continúa profundizando sus tendencias motrices fundamentales. Así, junto a
la presencia persistente de la gran propiedad territorial y la renta terrateniente, se
profundiza el proceso de concentración económica en virtud del cual la producción, el
capital y el uso de la tierra van quedando cada vez en menos manos; mientras que la
mediana y pequeña producción –en especial la de carácter familiar, chacarera y
campesina- va siendo crecientemente desplazada, con el consiguiente deterioro de la
trama social del mundo rural (Azcuy Ameghino, 2016; Fernández, 2018; Martínez
Dougnac y Azcuy Ameghino, 2018).
Esta caracterización, que no significa ignorar los avances en materia de cosechas y
productividad, pone sin embargo su centro y eje en los intereses y necesidades de las
mayorías sociales del campo, en los productores directos de todas clases, comenzando
por los asalariados, y se basa en hechos incontrastables, tal como han sido reflejados
por los resultados disponibles del Censo Nacional Agropecuario realizado en 2018.
Comenzando por una síntesis de algunos datos generales sabemos que: en el 91% de
las explotaciones (en adelante EAP) censadas la gestión cotidiana fue llevada adelante
en forma directa por el productor o miembros de la sociedad. El 59% de las EAP realiza
alguna gestión técnica administrativa, 34% utiliza computadora y 35% tiene acceso a
Internet. En las EAP con tipo jurídico persona humana o sociedad de hecho no
registrada, se relevaron 223.292 productores y socios, de los cuales el 21% son mujeres y
el 16% tiene menos de 40 años. En las EAP trabajaron en forma permanente 420.704
personas, de las cuales 82% son varones. Se relevaron 332.721 viviendas en las EAP,
hallándose 257.528 habitadas. En ellas se identificaron 732.986 personas residentes, de
las cuales 52% son familiares del productor, 18% son trabajadores no familiares, 16%
son socios o productores y el 14% restante otros residentes.
La superficie total de las EAP fue de 157.423.932 hectáreas, de las cuales 33.182.640
hectáreas corresponden a superficie implantada con algún cultivo y 124.241.292
hectáreas de superficie destinada a otros usos. El 69% de la superficie implantada se
utilizó para cultivos anuales; 11% para forrajes anuales; 11% para forrajeras perennes,
mientras que el resto se ocupó con otros cultivos. De la superficie destinada a otros usos
en las EAP, se registró un 57% para pastizales y 24% a bosques y montes naturales, entre
otros. En las EAP se identificaron 200.069 tractores, 23.475 cosechadoras, 74.956
sembradoras y 37.778 máquinas acondicionadoras de forrajes. Se registraron 36.296
EAP con infraestructura de riego que cubre 1.391.074 hectáreas. 162.650 EAP utilizaron
1 Este escrito se basa fundamentalmente en Fernández y Azcuy Ameghino (2020). Ha sido elaborado
como parte de las investigaciones llevadas adelante vía la programación UBACyT 2020/21.
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alguna fuente de energía y 25.850 EAP lo hicieron mediante paneles solares. Respecto a
la contratación de maquinaria agrícola, 61.850 EAP contrataron servicios por un total
de 68.568.216 hectáreas. El 66,5% de la superficie cosechada de oleaginosas fue realizada
con maquinaria contratada. Se identificaron 31.312 prestadores de servicios de
maquinaria agrícola. 54.807 EAP contrataron seguros y 12.452 EAP utilizaron el
mercado de futuros y opciones. El 35% de las EAP recibieron asesoramiento técnico
externo (INDEC, 2019).
Considerando la totalidad de las EAP empadronadas (con y sin límites definidos) el
CNA 2018 registró 250.881 unidades, contra 333.533 contabilizadas en 2002, lo que
implica la desaparición de 82.652, aproximadamente una cuarta parte, a un promedio de
eliminación anual de 5.166 EAP.
La superficie correspondiente a las explotaciones con límites definidos (tabla 1)
habría disminuido de 174.808.564 ha en 2002 a 157.423.932 en 2018, es decir un
llamativo diez por ciento, que excede el porcentaje que podría adjudicarse a los avances
de los procesos de urbanización y otros usos no agropecuarios, lo cual sugiere algún
grado de insuficiencia en el barrido de los terrenos. En este sentido llama la atención
que, sobre una diferencia de 17.384.631 ha, aproximadamente 14.050.000 ha
correspondan a la menor superficie censada en Chubut, Río Negro, Santa Cruz y La
Pampa. Por su parte, en Santiago del Estero, Neuquén, San Luis, Jujuy y Tucumán, la
superficie aumentó respecto a 2002 entre 1.892.546 y 17.186 hectáreas.
Anotadas estas observaciones, el CNA 2018 ratifica el fenómeno, comprobado desde
1988, de la progresiva eliminación de unidades productivas, lo cual se agudizó durante
los noventa y se prolonga hasta la actualidad, incluido su reforzamiento por las
políticas del macrismo (Martínez Dougnac y Azcuy Ameghino, 2017).
En busca unos de incrementar sus ganancias, de mantenerse otros y de sobrevivir el
resto, todas las clases de unidades productivas se ven forzadas a competir impulsadas
por la lógica del régimen de producción capitalista dependiente, resultado de lo cual la
cúpula de los terratenientes capitalistas, los grandes arrendatarios y los fondos de
inversión y pools de siembra, aprovechando las economías de escala, acrecientan su
participación en el mercado desplazando a las explotaciones económicamente más
débiles (Fernández, 2014).
Si bien puede constatarse algún fenómeno de contra tendencia –que amerita su
estudio puntual-, se trata sin duda de episodios secundarios en relación con el rumbo
general: definitivamente los peces grandes se van comiendo a los pequeños, como
puede comprobarse a continuación (tabla 1).
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Tabla 1. Evolución del número de EAP con límites definidos por provincia según los censos
1988, 2002, 2018, y explotaciones eliminadas entre 2002 y 2018, en cantidad y porcentaje.
2002/2018
1988 2002 2018 EAP %
EAP EAP EAP eliminadas
Fuente: elaboración propia en base a INDEC. CNA 1988, CNA 2002 y CNA 2018.
Antes de formular otras consideraciones, vale tener presente que tanto algunas
disminuciones como ciertos aumentos en el número de explotaciones pueden deberse a
errores o insuficiencias de los registros censales realizados tanto en 2002 como en 2018,
e incluso en ambos. Lo cual podría ser parte de la explicación de que, por ejemplo, en
cuatro provincias del NOA aumente el número de EAP; y en otras - San Juan, Mendoza,
Entre Ríos, Corrientes y Chaco- se verifique una eliminación de explotaciones mayor al
30 por ciento.
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Junto con las 228.375 explotaciones registradas con límites definidos, el CNA 2018
identifica 22.506 predios sin límites definidos, los cuales –aun cuando subvalúan la
presencia de los sujetos sociales concernidos- en la mayoría de los casos indican la
presencia de unidades de producción, generalmente de subsistencia, directamente
asociadas con el campesinado tradicional y los pueblos originarios (Paz, Rodríguez
Sperat y Jara, 2018). La evolución de este tipo de explotaciones a lo largo de 30 años se
refleja en la tabla 2.
Tabla 2. Evolución del número de EAP sin límites definidos, total y por provincia, según los
censos 1988, 2002, 2018, y EAP eliminadas entre 2002 y 2018 en cantidad y porcentaje.
2002/2018
1988 2002 2018
EAP %
EAP EAP EAP
eliminadas
Total del país 42.864 36.108 22.506 13.602 37,7
Buenos Aires 52 9 56 + 47 + 522,2
Catamarca 2.550 2.444 2.306 138 5,6
Chaco 3.689 1.204 1.028 176 14,9
Chubut 757 156 155 1 0,6
Córdoba 756 606 362 244 40,3
Corrientes 1.148 571 1.264 + 693 + 121,4
Entre Ríos 63 - 99 + 99 + ¡!
Formosa 2.599 968 496 472 51,2
Jujuy 4.240 4.922 3.496 1.426 28,9
La Pampa 86 1 557 + 556 + ¡!
La Rioja 1.823 2.264 358 1.906 84,2
Mendoza 1.972 2.327 1.556 771 33,1
Misiones 1.049 883 89 794 89,9
Neuquén 4.111 3.370 1.867 1.503 44,6
Río Negro 1.526 472 644 + 172 + 36,4
Salta 4.431 4.722 2.914 1.808 38,3
San Juan 701 582 225 357 61,3
San Luis 988 81 263 + 182 + 224,7
Santa Cruz 12 3 - 3 100
Santa Fe 145 69 120 + 51 + 73.9
Santiago del Estero 9.590 10.119 4.519 5.600 44,7
Tierra del Fuego 3 - - - -
Tucumán 573 335 132 203 60,6
Fuente: elaboración propia en base a INDEC. CNA 1988, CNA 2002 y CNA 2018.
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predominante. En esta dirección resultan significativas las mermas registradas en la
mayoría de las provincias del NEA y NOA, con casos llamativos, como por ejemplo el de
Santiago del Estero, donde es reconocida la presencia campesino indígena. Mientras
que, a la inversa, en algunas provincias –remarcadamente las pampeanas- aumenta la
cantidad de este tipo de EAP.
Por otra parte, el censo proporciona información sobre la superficie implantada en las
explotaciones sin límites definidos, la cual ascendería a 552.642 ha, equivalentes al 1,5% de
la superficie sembrada total a nivel país. Un resultado interesante, que sin embargo
queda envuelto en interrogantes cuando se comprueba que el 91% de dicha superficie es
atribuida a sólo dos provincias (Santiago del Estero con 379.633 ha y Salta con 121.453
ha).
Cerrando esta presentación inicial de la información aportada por el CNA 2018,
retomamos nuestro análisis sobre la región pampeana (Azcuy Ameghino y Fernández,
2020), presentando un cuadro de conjunto de la cantidad de explotaciones y la tierra
que abarcan, siempre teniendo en cuenta que se trata del territorio donde se concentra
la mayor parte de la agricultura de cereales y oleaginosas, y de la ganadería vacuna, de
cuyos resultados –en las condiciones vigentes- depende en gran medida la suerte de la
economía del país. Un lugar en el cual las “cosechas record” marchan en línea con el
éxodo rural, el aumento de la pobreza, la exclusión social y el reforzamiento de la
dependencia
EAP 4.444 6.590 20.145 15.963 20.641 11.478 8.093 3.553 90.907
Hectáreas 9.997 102.134 1.248.918 2.374.607 6.718.233 8.131.454 12.375.131 19.283.088 50.243.563
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Más acotadamente, la cúpula de los establecimientos pampeanos –los de más de
2.500 ha- está constituida por 3.553 unidades, con una media de 5.427 ha. Esto significa
que, a fines de la segunda década del siglo XXI, el 3,9% de las EAP poseían el 38,4% de la
superficie agropecuaria; sin considerar que algunos terratenientes son dueños de más de
una explotación, y muchos de ellos han subdividido ficticiamente sus propiedades con
fines de elusión política e impositiva (Basualdo, 2006, punto 4.5)
Tabla 4. Superficie de las EAP según régimen de tenencia. Total país. 2002/2018.
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002 y 2018. Los totales pueden no sumar
exactamente 100% por redondeo
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Figura 1. Porcentaje de la superficie censada operada en propiedad o en sucesión indivisa, total
Argentina, según provincia. 2018
La tabla 5 expone este doble desarrollo, separando a la región pampeana (suma de las
provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe) del resto del país. Se aprecia
cómo la tierra operada mediante distintos convenios de alquiler (arrendamiento -el fun-
damental según el relevamiento-, aparcería o contrato accidental) en la región pampeana
crece en 10 puntos porcentuales entre censos y está cerca de cuadruplicar (en participa-
ción) a su par en el resto del país, territorios en los que sólo crece en 3 puntos porcentua -
les (de 8 a 11% del total de la superficie censada). Este crecimiento de los arrendamientos
en las provincias pampeanas marca la pauta de su asociación a la expansión de los culti-
vos extensivos anuales. Y dado que los mismos se suelen asociar a la tierra de mayor va-
luación económica, se podría concluir que si se hiciera una valorización de la tierra que
contabiliza cada régimen de tenencia se encontraría que es mayor todavía el peso (“eco-
nómico”) que ha ido adquiriendo la superficie de las EAP operadas por un agente distinto
a su propietario. Cuando la información censal se presente lo suficientemente desagrega-
da se podrá avanzar con un ejercicio que compruebe este punto.
Tabla 5. Superficie de las EAP según régimen de tenencia, región pampeana y resto del país.
2002/2018
2002 84% 8% 6% 2%
Resto del país
2018 78% 11% 6% 5%
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Por otra parte, los resultados preliminares tampoco posibilitan una apertura sobre la
escala de extensión de las EAP que se reparten esta superficie. ¿Qué características
tienen las explotaciones que ganan superficie vía arrendamiento en esta etapa?
Probablemente se verifique la continuidad de la tendencia proveniente del período
previo: las empresas que toman superficie en arriendo serían las más grandes,
principalmente (junto con los “pools”) aquel segmento que ya cuenta con cierta tierra
en propiedad y se expande arrendando. Pese a que suele afirmarse que el arriendo es
una modalidad global del “nuevo paradigma” vigente en la agricultura, que tiene el
efecto de “democratizar” la estructura productiva, 2 lo cierto es que constituye
esencialmente una herramienta para la consecución de economías de escala por parte
del polo “concentrador” de la producción agraria (por ejemplo, ofreciendo una renta a
los pequeños y medianos propietarios parecida al margen bruto total que un productor
chico podría obtener trabajando por su cuenta).
De hecho, cuando se estudió la evolución del régimen de tenencia del suelo para la
región pampeana en el período 1988-2002 (Fernández, 2018) se llegó a la conclusión de
que el número de EAP de hasta 500 hectáreas que arrienda total o parcialmente la
superficie en que trabaja experimentó un retroceso importante. Lejos entonces de
constituirse en un formato que aporte tintes de progresividad al reparto del suelo, la
ventaja con la que compiten los grandes capitales convierte, como se viera en el punto
anterior, en especialmente frágiles a las EAP más pequeñas que necesitan sumar algo de
superficie mediante el arriendo, y que no lo logran salvo que acepten pagar montos o
porcentajes que los llevarían a la ruina.
EL DESPOBLAMIENTO RURAL
2 Concepto que usualmente utiliza Gustavo Grobocopatel, titular de una de las empresas más grandes
y conocidas del sector en el período analizado: “…antes, para acceder a la producción agrícola necesi-
tabas ser hijo de un estanciero. Esto no es más así. Podés ser el hijo de un peluquero y dedicarte a la
agricultura, porque no necesitás tierra, ni capital ni trabajo. Este modelo de negocios democratiza el
acceso. […] Hicimos la revolución agraria que democratizó el acceso a la tierra. La tierra no está en
manos de los herederos, sino de los emprendedores profesionales que ocupan el espacio que tenían
antes los herederos.” Reportaje de Leila Guerriero a Gustavo Grobocopatel: “El mago de la soja”, El
País, 05/08/2015.
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de caminos y comunicaciones, servicios básicos (como salud y educación), recreación,
insuficiencia de fuentes de trabajo extraprediales, etc.
La cantidad de productores residentes en la propia EAP se redujo, siguiendo la
tendencia global, un 42%; siendo que el único grupo que aumenta su participación
relativa es el de los trabajadores no familiares, que sólo caen un 16% en cantidad,
avanzando así del 13 al 18% sobre el total de residentes de las EAP.
Tabla 6. Residentes en las EAP, según relación con el titular y sexo, * total país. 2002/2018
2002 2018
Familiares del productor o socio 589.947 270.757 319.190 379.643 204.668 174.975
* Los residentes sin sexo discriminado fueron imputados de acuerdo con las proporciones
globales.
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002 y 2018
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mayoría del trabajo agropecuario es llevado adelante por trabajadores asalariados
(Villulla, 2014).
La tabla 7 muestra otra triste imagen de la desertificación rural. El total de ocupados
permanentes en las EAP disminuye en 355.000 personas, un más que apreciable 46%.
Este resultado es producto de importantes bajas en todos los contingentes, en especial
en el correspondiente a los trabajadores familiares, que se derrumba a un 22% de lo que
fuera en 2002. En conjunto, la suma de las categorías productores y trabajadores
familiares se contrae en un 55%, pasando de involucrar a 545.000 a sólo 241.000
personas. Al disminuir menos que el promedio (de todos modos, un importante 22%, si
bien hay que recordar los problemas de cobertura que ha tenido el CNA 2018 en
comparación con el previo) los trabajadores no familiares crecen de forma significativa
su participación relativa, pasando a explicar del 30 al 42% del total de los ocupados en
las EAP.
Tabla 7. Ocupados permanentes en la EAP, según relación con el productor. Total país.
2002/2018
Cabe aclarar finalmente que los datos volcados en las tablas 6 y 7 refieren con
exclusividad a las explotaciones con límites definidos, por lo que pese a su magnitud
están subestimando el proceso de vaciamiento del sector rural argentino, toda vez que
como se mostró en la tabla 2 entre censos resultó eliminado casi el 40% de las EAP sin
límites definidos.
Como vemos, el examen de los datos globales puede aportar una primera perspectiva
a vuelo de pájaro de la evolución reciente y realidad presente del agro argentino, con las
particularidades propias de los diferentes territorios. Sin embargo, procediendo de esta
forma es inevitable que se omitan aspectos importantes, que queden invisibilizados
contrastes, algunos de la primera importancia, que sí se pueden observar y cuantificar
al acercarse a los datos provinciales. A lo largo de este libro se desarrollará este análisis
específico, estudiando diversos aspectos de las realidades provinciales, constituyéndose
así en un documento valioso para el estudio de lo acontecido en el campo a lo largo del
siglo XXI.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Capítulo 2
LOS DATOS CENSALES EN PROVINCIAS DE CUYO
INTRODUCCIÓN
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CONTEXTUALIZACIÓN
Fuente: mapa elaborado por L. Del Barrio para este trabajo e información basada en Van den
Bosch (2008) y APOT (2017)
1 Cabe señalar que el Turismo -principal aportante al PGB provincial- está muy ligado a la imagen vi -
tivinícola de Mendoza. Así, el sector de Comercio, Restaurantes y Hoteles participaba en el PBG 2018
con el 22%, seguido por: Servicios Comunales, Sociales y Personales (20%), Establecimientos Finan-
cieros (16%), Industrias Manufactureras (14%) Transporte y Comunicaciones (10%), Agropecuario
(7%), Explotación Minas y Canteras (7%), Construcciones (2%) y Electricidad Gas y Agua (2%). Fuente:
DEIE.
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productos de origen animal, crías de otros animales, aromáticas y otros cultivos, forra-
jeras y cereales, olivicultura, madera.
Espacialmente, las actividades agropecuarias se desarrollan en ambientes diferen-
ciados. La agricultura se concentra en los oasis en base al aporte de agua -superficial,
surgente y subterránea- proveniente del deshielo cordillerano. Mientras que, mayorita-
riamente, la ganadería de cría caprina y bovina se realiza en el territorio no irrigado
que abarca más de 9 millones ha -60% del territorio provincial- (Observatorio Ganadero
de Mendoza, 2019).
Asimismo, la distribución de las unidades productivas es desigual. La zona irrigada
reúne la mayor cantidad de EAP (“fincas” dedicadas a frutales y “chacras” hortícolas),
caracterizadas por su pequeña escala relativa y con predominio del régimen de
propiedad. Las áreas no irrigadas presentan un menor número de EAP, y de gran
extensión en relación con el área de oasis, siendo una de las principales zonas donde se
realiza ganadería bovina y donde habitan poblaciones dedicadas a la ganadería caprina
(campesinos y pequeños productores denominados “puesteros”).
Esta configuración territorial fragmentada no solo es consecuencia de las
características ambientales de la provincia sino de procesos socio históricos. Los
modelos económicos vigentes fueron traduciéndose en cambios en la estructura socio-
productiva. La orientación desde el modelo de ganadería comercial en base al cultivo de
alfalfa iniciado en la época colonial, fue variando hacia un crecimiento de superficie
implantada con frutales, olivares y viñedos, entre varias causas, debido a las
limitaciones de importaciones de Chile el cual era el principal destino de la ganadería
en pie. Luego, hacia finales del siglo XIX la vitivinicultura comienza a crecer
transformándose en el modelo socioproductivo hegemónico. La reconversión tuvo su
origen en la acumulación de capital de la burguesía local mediante la actividad
ganadera y contó con expresas políticas del Estado provincial (Altschuler, 2016;
Neiman, 2003). En este sentido, Prieto et al. (2012) sintetizan un conjunto de condiciones
entre 1870 y 1890 que dan como resultado “la hegemonía del monocultivo de la vid”: el
tendido de líneas férreas, la afluencia de inmigrantes, la introducción de modernas
tecnologías industriales y agrícolas así como la sistematización del riego y su
concreción en nuevos canales y acequias, lo que permitió la incorporación de nuevas
tierras a la producción agropecuaria. Así, el desarrollo de los oasis, que permitió el
crecimiento económico y el posicionamiento de Mendoza en el mercado nacional e
internacional, requirió que estos monopolizaran y concentraran el uso del agua
superficial dando lugar a cambios en la configuración territorial (Abraham, 2000;
Abraham, 2002; Martín et al., 2010).
Los territorios áridos y semiáridos no irrigados -de los cuales se extrajeron recursos
naturales y humanos para impulsar el desarrollo de los oasis- quedaron en una
situación de subordinación y desigualdad que da cuenta de la condición actual de
degradación ambiental, pobreza y marginación de las comunidades que allí habitan
(Bocco, 1988; Torres, 2008)2. En este sentido, las relaciones asimétricas que unen ambos
2 Entre estos recursos, Torres (2008) destaca a partir del caso de Lavalle y su relación con el Oasis
Norte: privación de aguas superficiales de los ríos por uso intensivo en los oasis ubicados en la parte
superior del curso de agua, extracción de madera de bosques de algarrobo que poseía la zona, reclu-
tamiento de trabajadores, antiguamente indígenas y, luego, temporarios para tareas de cosecha en
los oasis.
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territorios se manifiestan también en el plano simbólico. Los espacios desérticos son
invisibles en el imaginario local donde “la identidad provincial ha sido construida a
partir de una causa común: “vencer al desierto”” (Montaña et al., 2005), una identidad
asociada a una economía agroindustrial especializada (vitivinicultura) moldeada a
partir de la consolidación del Estado provincial desde finales del siglo XIX y principios
del XX (Martín et al., 2010)3. En esa dirección Montaña et al. (2005) sintetizan: “Los
mendocinos están orgullosos de la manera en la que han sabido “domar” ese medio
hostil y moldearlo de acuerdo con sus necesidades (…) el paisaje instalado en el
imaginario colectivo es el viñedo, la calle bordeada de árboles, las acequias que riegan
viñedos y árboles; la Cordillera de los Andes hace las veces de telón de fondo” (p. 5).
3 La regulación del uso y distribución del agua de forma centralizada por el Estado se materializa a
partir de la Ley Provincial de Aguas en 1884 y la creación del Departamento General de Aguas (De -
partamento General de Irrigación), vigentes en la actualidad.
4 Por otra parte, los antecedentes sobre transformaciones de áreas no irrigadas dan cuenta de la ex -
pansión del capital a partir de actividades agropecuarias (avance de la frontera agrícola y cierta “bo-
vinización” de la actividad pecuaria), así como turísticas (en base a paisajes culturales y patrimonio
natural) y extractivas. Según documentan estudios locales, en algunos casos estos emprendimientos
han dado lugar a conflictos territoriales con sus antiguos pobladores en situaciones y procesos simi -
lares a otras zonas del país como la introducción de alambrados para demarcar propiedad privada
que impiden el acceso a campos de pastoreo y al agua (Torres et al., 2018; Liceaga et al., 2013).
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dos a nivel mundial (Altschuler, 2016; Bocco, 2007; Neiman, 2003), tuvo como principa-
les características: un importante ingreso de empresas de capital internacional en los
sectores industrial y primario; la introducción de innovaciones tecnológicas centradas
en estándares de “calidad” a nivel de fincas y bodegas y mayores controles sobre el pro-
ceso de trabajo; la reorientación de la producción hacia vinos de alta calidad destinados
a mercados segmentados y diferenciados, principalmente, del exterior; y una creciente
integración vertical con un aumento de tensiones entre sector industrial y primario es-
pecialmente dada por los precios pagados por las bodegas a productores y elaboradores
bajo sistema de maquila -en el caso de vinos básicos- (Altschuler y Collado, 2013).
Así, Argentina -y Mendoza como principal productora- se inserta en el mercado
mundial como nueva zona de producción vitivinícola de prestigio internacional. No
obstante, los actores sociales del sector siguieron distintas trayectorias y aquellos
ubicados en los eslabones más débiles de la cadena agroindustrial resultaron los más
afectados. En el sector industrial, se produjo la desaparición de bodegas de menor
tamaño -mayoritariamente propiedades de capitales privados locales o de
organizaciones cooperativas- mientras que en el sector primario, los pequeños y
medianos productores reflejaron distintas situaciones. Por una parte, se registró una
tendencia a la especialización en la producción de uvas de calidad enológica, para
abastecer a nuevas bodegas y bodegas reconvertidas, por parte de unidades con mayor
rentabilidad y capacidad financiera. Al mismo tiempo, en otros casos, la mayor
subordinación al sector del capital concentrado, endeudamiento y descapitalización,
condujo a la desaparición de pequeños y medianos productores a partir de la venta de
la tierra (especialmente por avance urbano), arriendo o simplemente abandono, es
decir, la suspensión de labores culturales y riego de las parcelas. Estas situaciones
involucraron a productores de uvas comunes de alto rendimiento destinadas a la
elaboración de vinos de mesa pero también a productores que si bien poseían
variedades aptas para las nuevas condiciones de mercado no pudieron adaptarse a los
nuevos parámetros tecnológicos y de calidad (Neiman, 2017) 5.
Por otra parte, estos procesos impactan de forma desigual en los territorios. Si bien
ambos modelos -productivista y calidad- coexisten en los oasis de Mendoza, en algunos
territorios se verifica el predominio de uno sobre otro, dando lugar a desigualdades
socioeconómicas y al establecimiento de jerarquías, de fronteras sociales y simbólicas a
partir de la (re) instalación de la dicotomía moderno-tradicional que se identifica con la
calidad y la cantidad respectivamente (Altschuler, 2016). En este sentido, los viñedos de
ciertos territorios -como la denominada zona Este por ejemplo- ocupan un lugar
periférico o subordinado con relación a aquellos de las denominadas “Primera zona
vitivinícola” (porción sur del Oasis Norte) y “Valle de Uco” (Oasis Centro), áreas de
expansión de la frontera agrícola localizadas en la zona alta de la cuenca de los ríos
Mendoza y Tunuyán.
En ese sentido, y desde una perspectiva espacial, se registran diversos procesos de
cambio de uso del suelo en tierras irrigadas y no irrigadas -como la expansión
5 Asimismo, el mercado de trabajo tanto de la industria como del sector primario se caracterizó por
una mayor flexibilización, diferenciación y segmentación de la mano de obra. Trabajos como los de
Altschuler (2016) y Bocco, (2007), entre otros, dan cuenta de una menor demanda general de empleo,
disminución de empleo permanente no calificado, mayor demanda de trabajadores calificados y ni-
veles crecientes de tercerización y externalización de la fuerza de trabajo rural.
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agropecuaria en bordes de oasis y el uso urbano o abandono de tierras previamente
cultivadas- lo cual se amplía en la discusión de resultados censales.
Dado que los datos provisorios del CNA 2018 se encuentran agregados, el análisis se
realiza a nivel provincial teniendo como principales variables: cantidad y superficie de
EAP, régimen de tenencia, uso de la tierra, principales cultivos y actividad pecuaria.
Superficie implantada y superficie total en explotación
La superficie total de las EAP (Tabla 1) muestra una disminución de más de 400 mil
ha entre 2002 y 2018 (-6%) debido a diferencias en el registro de la categoría usos no
agrícolas de la tierra, como se desarrollará más adelante. Por otra parte, en este periodo
la superficie implantada disminuye levemente (-1%), siendo de hecho similar a la del
CNA 2008 (270.935,3 ha).
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002 y CNA 2018 (datos provisorios)
6 Una informante que participó del operativo censal señaló que este tipo de inconsistencias no era ad -
vertido por el programa de carga, sino que era parte de las tareas de supervisión de Jefes de Zona.
Por otra parte, de las entrevistas surge que esta actividad se dificultó por problemas con los disposi -
tivos dado que el programa requería actualizaciones recurrentes y cuando esto ocurría tanto los
censistas como los supervisores dejaban de tener acceso a la información cargada con anterioridad.
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Figura 1. Superficie implantada y superficie regada (ha). Mendoza. Años 2002 y 2018
Tabla 2. Explotaciones agropecuarias con y sin límites definidos. Mendoza. Años 1988 a 2018
Con límites definidos 33.249 28.329 22.557 19.622 (*) -8.707 -31
Por otra parte, se verifica la tendencia histórica de disminución de EAP (Figura 2). Al
comparar con el CNA 2002, se observa una disminución de 31% en el total de EAP,
registrándose la caída más pronunciada en el periodo 2002-2008 (-21%). Respecto de la
7 Por inconsistencias en categoría “EAP mixta”, se utiliza la suma de EAP con límites definidos y mix-
tas, coincidente en distintos cuadros publicados por INDEC. Mientras aquí se registran 85 unidades,
los datos de ganadería dan cuenta de 1.035 EAP mixtas con stock bovino y 1.330 con stock caprino.
Por otra parte, el dato de 85 EAP mixtas parece razonable, si se lo compara con las 145 EAP con lími-
tes definidos y no definidos del último censo (elaboración propia en base a microdatos del CNA
2008).
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variación intercensal 2018-2002 de EAP con y sin límites definidos, la misma es similar
en ambos casos (-31% y -33%, respectivamente). No obstante, al analizar según estratos
se observan importantes diferencias.
40.000
35.000
30.000
Cantidad de EAP
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
1,988 2,002 2,008 2,018
Sin límites definidos Con límites definidos Total
8 La relación superficie cultivada/superficie total disminuye a mayor escala de las unidades, ubicadas
principalmente en áreas no irrigadas. Según el CNA 2002, en el estrato “hasta 50 ha” la superficie
cultivada era superior al 55%, siendo prácticamente nula en los estratos de 500,1 ha en adelante.
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disminución afecta especialmente a las de menor tamaño, siendo especialmente agudo
en el estrato hasta 5 ha con una pérdida de casi la mitad de las unidades (-47%) 9.
Respecto de la evolución de las EAP, en las unidades de mayor tamaño no se
visualiza una tendencia clara y uniforme. En el estrato de 50,1 a 500 ha se observa un
leve aumento, en el de 7.500,1 a 10.000 ha el aumento relativo es mayor, mientras que
en el resto de las unidades se registra una disminución en la cantidad de EAP.
EAP Superficie
Escala de
extensión (ha) CNA 2002 CNA 2018 Var (%) CNA 2002 CNA 2018 Var (%)
2018- 2018-
N % N (*) % 2002 N % N (*) % 2002
TOTAL 28329 100 19622 100 -31 6422130,3 100 6008851,1 100 -6
(*)
Incluye EAP con límites definidos (19.537) y EAP Mixtas (85)
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002 y CNA 2018 (datos provisorios)
9 Estas características se reflejan en informes sectoriales. El 73% de las unidades hortícolas correspon-
den al estrato entre 0 y 5 ha cultivadas (IDR, 2019), estrato que representa 55% en el caso de la vid en
el año 2018 (INV, 2019). Por otra parte, entre 2002 y 2018 el INV registra una disminución de la
cantidad de viñedos -especialmente en estratos hasta 10 ha (-1079 viñedos)- y un aumento de la su-
perficie media: 8,8 ha en 2002; 9,4 ha en 2008 y 9,9 ha en 2018 (INV, 2019).
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Estudios basados en diversas fuentes han dado cuenta de cambios en el uso del suelo
en los oasis de Mendoza: urbanización en áreas anteriormente cultivadas; aumento de
tierras aptas para agricultura abandonadas y con distintos grados de degradación -
gráficamente descriptos como “perforaciones en los oasis” (Montaña et al., 2005)-; así
como expansión de la frontera agropecuaria sobre tierras ganadas al desierto.
Basados en datos censales (CNA 1988-2008) y con un nivel de desagregación a nivel
de fracción censal, en trabajos anteriores se observaba la tendencia a la desaparición de
explotaciones próximas a zonas urbanas y la expansión de la superficie implantada en
los márgenes de los oasis de Mendoza, fundamentalmente en el Valle de Uco y Oasis
Norte (Van den Bosch y Bocco, 2016; Van den Bosch, 2015). Por otra parte, el
significativo avance urbano en el Oasis Norte es destacado por Olmedo et al. (2016),
quienes utilizando imágenes satelitales entre 1988 y 2015 concluyen que hubo un
incremento de la superficie urbana del orden de 89,62%, es decir, 7.593 ha localizadas
sobre el área agrícola de la interfase urbano-rural. Para la misma zona y a partir del
análisis de imágenes satelitales en el periodo 1986 y 2018, Rojas et al. (2020) ratifican
estas tendencias concluyendo tres principales fuentes de cambio de uso del suelo
(“drivers”): “periurbanización” en la cuenca del río Mendoza, abandono de pequeñas
parcelas cultivadas en la cuenca baja del río Tunuyán y expansión de superficie
cultivada en la cuenca alta de este río.
De hecho, las trasformaciones en los bordes de los oasis y tierras no irrigadas han
sido de especial interés para las investigaciones sobre cambios en el sector
agropecuario provincial. La expansión agraria en estos territorios ha sido posible por
grandes inversiones de capital -en base a la disponibilidad de recursos hídricos
subterráneos- llevada a cabo, en muchos casos, por inversores extranjeros. Si bien esto
ha sido protagonizado por la vitivinicultura, también se observa en otras actividades
frutícolas -especialmente olivo, frutos secos- y hortícolas (Liceaga et al., 2013; Larsimont,
2019; Larsimont et al., 2018). Por otra parte, también se produce en estas áreas un
incremento de actividad ganadera bovina de tipo empresarial, especialmente en el sur
de Mendoza, el Valle de Uco y el este provincial. Si bien la actividad bovina registra
oscilaciones debido a la dependencia de condiciones climáticas, se la visualiza con un
“alto potencial de crecimiento” en las zonas de frontera agropecuaria (Observatorio
Ganadero de Mendoza, 2019, p. 5).
A partir de estos antecedentes, ¿qué lectura se puede hacer de los datos provisorios
sobre cantidad de EAP según superficie del CNA 2018?
Las unidades de menor tamaño, en general las más antiguas, quedaron ubicadas en
las cercanías de los centros urbanos a partir de su creciente expansión. Presentan
menor rentabilidad al no reunir ingresos capaces de retribuir los costos fijos además de
la obsolescencia de los activos fijos en muchos de los casos. Estas tierras son muy
demandadas por el mercado inmobiliario. En otros casos, donde este tipo de demanda
es menor, el paisaje se caracteriza por el abandono de fincas frutícolas -lo cual fue
destacado en algunas zonas por informantes de distintas instituciones y censistas- 10.
10 Históricamente, los principales móviles del abandono han sido: creciente costo de oportunidad de la
tierra por avance urbano (y consiguiente aumento del costo de oportunidad de la mano de obra y su
dificultad de acceso) como así también un proceso de falta de inversión, el cual se traduce en el en-
vejecimiento del sistema productivo y la pérdida de la sustentabilidad económica (en el caso de la
vitivinicultura: vides envejecidas y/o enfermas, stocks reducidos, sistemas de conducción deteriora-
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En cambio, el aumento de unidades de mayor tamaño, especialmente entre 50,1 ha y
500 ha podría ser el resultado de procesos de avance de la frontera agropecuaria.
Respecto de las unidades mayores a 500 ha, no se observa tendencia clara y, dado que
en general las unidades de mayor tamaño se ubican en áreas no irrigadas, una de las
hipótesis es que se deba a abandono.
Finalmente, la publicación de datos definitivos permitirá dilucidar interrogantes
como el de una posible sobre estimación del número de EAP, si es que este resultado
contabiliza fincas abandonadas. La categoría EAP “potencial” fue utilizada en el CNA
2018 para empadronar explotaciones que si bien no produjeron bienes agrícolas,
pecuarios o forestales en el periodo de referencia -por causas naturales (inundaciones,
sequías, incendios, etc.), por abandono o haber sido recientemente adquiridas-,
presentaban “potencial” de volver a entrar en producción. Además de estos rasgos, el
protocolo indicaba que el censista debía observar la existencia de alguna mejora e
indagar con los vecinos sobre la situación reciente de la EAP. “En esos casos todas las
variables del cuestionario quedaban en blanco y el censista aclaraba en un campo
específico que se trataba de una EAP potencial” (informante perteneciente a la DEIE) 11.
Superficie censada según régimen de tenencia
Respecto de la relación jurídica que adopta el productor con la tierra, el CNA 2018
incorpora la clasificación por “tipo de dominio”12 además del “régimen de tenencia de la
tierra”. Sobre este último, los resultados preliminares del CNA 2018, muestran un 78%
de la superficie como propiedad -superando al promedio nacional de 69%-, seguido de la
modalidad de arrendamiento (12%), sucesión indivisa (4%), ocupación de hecho (2%),
aparcería (2%) y el resto de los regímenes de tenencia de la tierra (2%) (Figura 3).
Por otra parte, como principales tendencias entre 2002 y 2018, se observa:
disminución de superficie bajo régimen de propiedad (casi 400 mil ha) y aumento de
superficie bajo arrendamiento, ocupación de hecho y usufructo (Figura 4). De todas
maneras, los datos desagregados permitirán una interpretación más ajustada dado que
la superficie de tierras no irrigadas puede ser un factor distorsivo.
dos al igual que las maquinarias) acompañado de un aumento de la edad promedio de los producto -
res y falta de recambio generacional. Asimismo, los precios de ciertas variedades no compensan los
factores de la producción –uvas comunes en el caso de vid, a diferencia de uvas de calidad enológica
del Valle de Uco (oasis Centro), Ugarteche o Agrelo (oasis Norte)-.
11 Esta categoría encontró resistencias según los testimonios recabados. Uno de los censistas entrevista-
dos ejemplificaba que en la definición de EAP con “potencial sin producción” debió registrar una finca
donde “el monte ganaba en altura a la estructura de parral” señalando que su puesta en producción re-
sultaría “más caro que desmontar campo virgen”. Por eso se refiere a esa categoría como EAP a las que
“solo falta el hada madrina”. En el mismo sentido, una supervisora afirmaba: “Si veías probabilidad de
que EAP remonte, la tenías que poner como productiva” señalando que el único caso donde registra-
ron una EAP como abandonada fue cuando: “nos encontramos que había un médano”.
12 En Mendoza el dominio de la tierra es principalmente privado (98%); 2% restante es fiscal.
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Figura 3. Distribución superficie según régimen de tenencia (%).Mendoza. Año 2018
1)
Incluye: comodato, concesión, contrato accidental, ocupación con permiso, usufructo y otros
regímenes y sin discriminar.
Figura 4. Variación superficie según régimen de tenencia (ha). Mendoza. Años 2002 y 2018
Uso de la tierra
La superficie de las EAP según uso de la tierra muestra una leve variación de la
“superficie implantada” mientras que la “superficie destinada a otros usos” registra una
significativa disminución en el periodo 2002-2018 (Tabla 4). La diferencia de más de 400
mil ha puede ser atribuida a cambios en la metodología o la cobertura 13. A continuación
13 De forma similar, en el CNA 2008 la superficie total de las EAP fue 8.607.652,6 ha conformada por
8.336.717,3 ha de “superficie destinada a otros usos” y 270.935,3 ha de “superficie implantada” (valor
cercano al CNA 2002 y 2018). Por este motivo, en el presente trabajo no se utilizan los datos del CNA
2008 para el análisis de superficie total o la superficie destinada a otros usos.
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se puntean los datos salientes sobre uso de la tierra, para luego retomar el tema de
barrido territorial del CNA 2018.
Tabla 4. Superficie por tipo de uso de la tierra, en hectáreas. Mendoza. Años 2002 y 2018
Variación 2018-
CNA
2002
Tipo de uso de la tierra
2002 2018 N %
Superficie apta no
Superficie 178.540,3 250.628,0 72.087,7 40
cultivada
destinada a
otros usos Superficie no apta 505.379,1 722.610,0 217.230,9 43
Caminos, parques y
viviendas 46.303,5 122.014,2 75.710,7 164
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002 y CNA 2018 (datos provisorios)
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- Disminución de superficie de “pastizales” (-29%), una de las hipótesis es que se deba a
procesos de expansión en los bordes de los oasis.
- Incremento de superficie de “bosques y montes naturales” (+13%) atribuible a cambios
en la forma de medición14.
- Llamativo aumento de superficie no cultivada: tanto en aquella “apta” (+40%)
-categoría que puede incluir tierras en periodo de descanso del suelo y/o fincas
abandonadas- como “no apta” (+43%) y “usos recreativos/vivienda/caminos” (+164%).
Esto se debería a cambios del uso del suelo: abandono productivo de tierras aptas y
uso urbano de tierras anteriormente cultivadas/abandonadas o de terrenos incultos
en la zona de pedemonte.
Finalmente, al indagar sobre el barrido territorial en campo (Tabla 5), los resultados
preliminares del CNA 2018 dan cuenta de 7.973.664,5 ha relevadas, las cuales se dividen
en tres categorías: 1) “Uso agropecuario y forestal” (7.040.402,6 ha), 2) “Uso no
agropecuario” (843.257,9 ha) donde se consideran por ejemplo: parques, reservas,
terreno fiscal, actividad industrial, actividad comercial, aeropuertos, cementerios, etc; y
3) “superficie sin determinar” (90.004 ha) correspondiente a terrenos para los cuales no
fue posible determinar su uso durante el relevamiento censal.
Respecto de la categoría “uso agropecuario y forestal”, la mayor parte de la superficie
barrida corresponde a “parcelas” (6.008.851,1 ha), dato coincidente con la superficie de
EAP según uso de la tierra (tabla 4). La superficie estimada restante (1.031.551,5ha)
corresponde a información brindada por referentes (1,5%), EAP sin información (12%) y
rechazo (0,5%).
Por otra parte, informantes consultados llaman la atención sobre las casi 90 mil ha
de “superficie sin determinar” (1% del total de tierra barrida) 15. Según señalaba un
referente del departamento provincial de estadística, es probable que esta categoría
reúna superficie de EAP que no volverán a entrar en producción y superficie de “EAP
potenciales”, reconociendo que la clasificación dependía de la interpretación del
censista y que los límites entre ambas podían resultar difusos.
Tabla 5. Terrenos y superficie por tipo de terreno, en unidades y hectáreas. Mendoza, CNA 2018
14 La superficie del CNA 2018 es mayor al relevo de Bosque Nativo (Ley 26.331): 2.132.456,3 ha y 2.034.188
ha, respectivamente. Fuente: https://bosques.ambiente.gob.ar/geomaps#heading4 (infografías).
15 Esta categoría incluye terrenos que presentaban como características observadas por los censistas:
1) con vegetación arbórea o arbustiva, 2) con vegetación herbácea, 3) con caminos o picadas inter-
nas, 4) con alambrados, 5) con algún tipo de infraestructura, 6) con conexión a la red eléctrica, 7)
inundado.
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Superficie según cultivos
Por su significación en la provincia, se analizan los datos de “frutales” -
especialmente vid- y “hortalizas" (Tabla 6).
Tabla 6. Superficie por grupo de cultivos, en hectáreas. Mendoza. Año 2002, 2008 y 2018
* Datos publicados de sup. por grupo de cultivos no coinciden con sup. según uso de la tierra
(tabla 4).
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (datos provisorios)
Frutales
La superficie implantada con vid, olivo así como las principales especies de los
grupos de frutales de pepita, carozo y secos se encuentran dentro de la categoría
“frutales” relevada por el CNA 2018, la cual da cuenta de 193.349,8 ha. Al comparar con
otras fuentes, la superficie registrada por el CNA 2018 es acorde para la mayoría de
cultivos a excepción de vid y duraznero (la superficie con destino industria estaría
sobre estimada y la de fresco subestimada con relación a datos del IDR, atribuyéndoselo
a una posible confusión de variedades en el censo) 16. Por otra parte, respecto de la
16 Fuentes consultadas: Censo Frutícola Provincial (2010); Censo durazno para industria (2017); Censo
frutos secos (2016); Pronósticos de cosecha 2018 del IDR; Registro Único de Tierras e informes anua -
les del INV.
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evolución de la superficie, se observa coincidencia con organismos sectoriales y
referentes entrevistados acerca de las siguientes tendencias: a) Frutas de pepita:
marcada disminución de superficie; b) Olivo: disminución de superficie para conservas
y crecimiento superficie para aceite; c) Frutos secos: Incremento significativo de
superficie de nogal y almendro.
Vid
La superficie vitícola de Mendoza según el INV era 153.029 ha en 2018, mientras que
los datos provisorios del CNA 2018 señalan 133.453 ha 17. Esta diferencia suscita
diferentes opiniones entre referentes consultados. Dado que el INV registra la
inscripción de viñedos pero no siempre la salida de producción -el productor no tiene el
mismo incentivo para notificarlo-, algunas fuentes consultadas señalan que el valor
censal sería razonable, aduciendo un extendido fenómeno de abandono en el periodo
analizado. Sin embargo, para otros informantes la diferencia de casi 20 mil ha aparece
como excesiva. En ese sentido, un informante señalaba que el INV realiza
periódicamente análisis internos de información por lo que, ante una disminución de
rendimiento significativa -indicio consistente con abandono-, esto sería verificado in
situ y, en caso de comprobarse, esa superficie no se incluiría en las estimaciones. Por
otra parte, en sus informes anuales el INV señala la realización de censos de viñedos
para la actualización de la superficie en 1990, 2000 y 2010 (INV, 2019; INV, 2020).
Atribuido a las diferencias metodológicas mencionadas, la brecha entre ambas
fuentes aparece como una constante en el tiempo (Figura 5). La superficie del CNA ha
sido menor a la registrada por el INV (incluso en 2008, año cercano al relevo realizado
por el INV), mostrando los siguientes diferencias: -30.652 ha (1988); -11.064 ha (2002); -
22.481 (2008); -19.576 ha (2018).
Figura 5. Superficie implantada con vid relevada por INV y CNA. Mendoza. Años 1988 a 2018
200.000
180.000
160.000
140.000
120.000
Sup. (ha)
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
0
1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020
INV CNA
Fuente: Elaboración propia en base serie histórica INV y CNA 1988, 2002, 2008 y 2018 (datos
provisorios)
17 Sobre periodos de referencia, el INV utiliza 31/12 como fecha de corte para informes anuales de su-
perficie mientras que el CNA 2018 tomó el día 30/06/2018 para relevo de superficie con cultivos per-
manentes.
| 37 |
Respecto de la evolución de superficie de este cultivo entre 2002 y 2018 (Tabla 7), el
CNA registra una leve disminución (-0,3%) mientras que el INV un aumento (+6%). Por
otra parte, al tomar el periodo 2008-2018 ambas fuentes muestran una diminución de la
superficie, alrededor de 3 mil ha según el CNA (-2%) y 6 mil en el caso del INV (-4%) en
este último caso atribuida a la baja de unidades de menor tamaño (viñedos hasta 5 ha),
registrada a partir de la “Actualización Registro de Viñedos ciclo vegetativo 2010-2011”
(INV, 2020, p.3; INV, 2019, p. 17-18).
Tabla 7. Superficie vitícola relevada por INV y CNA. Mendoza. Años 2002, 2008 y 2018
Año Variación
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INV (2019) y CNA 2002, 2008 y 2018
18 Los datos del IDR se utilizan como aproximación dado que no coinciden estrictamente con el perio-
do de referencia del CNA 2018 (1/7/2017 al 30/6/2018). Los relevamientos periódicos del IDR dan
cuenta de las principales hortalizas cultivadas en invierno y en verano y su distribución según oasis
y departamentos.
| 38 |
principal destino es la exportación- explican las variaciones de la superficie hortícola
provincial según afirma una referente del sector. La superficie de ajo varía entre las
8.000 ha y las 12.000 ha, mientras que el resto de los cultivos más importantes
presentan movimientos más suaves en función de tendencias de temporadas
anteriores.
En este sentido, al observar la evolución de la horticultura (Figura 6), el CNA muestra
una superficie similar entre 2018 (32.054,4 ha) y 2002 (32.083,3 ha) y una superficie
menor en 2008 (29.578 ha). Sin embargo, los datos del IDR difieren de los datos censales
2002 y 2008, dando cuenta además de importantes variaciones: “En los últimos
veinticinco años la superficie cultivada con hortalizas en Mendoza osciló entre las
20.600 ha y las 42.600 ha. La máxima superficie se logró en la temporada 2007-2008,
mientras que la mínima se alcanzó en el ciclo 1995-1996” (IDR, 2019, p.6).
Puntualmente, respecto de la pequeña variación de superficie que muestra el CNA
entre 2002-2018 (-0,1%), una especialista consultada señala que no resulta confiable,
indicando que la variación es positiva y mayor (11%) en base a estimaciones del IDR y
tomando como punto comparativo el año anterior (2000/2001).
Figura 6. Evolución de superficie hortícola según IDR y CNA. Mendoza. Años 1990 a 2019
45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
Sup. (ha)
15.000
10.000
5.000
0
96
13
16
/1 0
/99
/06
19
93
00
94
14
92
02
15
17
95
/05
97
/07
/01
11
/91
98
/08
1 1/1
10/
12/
13/
14/
15/
16/
18 /
92/
91/
94/
95/
96/
93/
97/
01/
90
99/
09
00
98
06
04
05
07
Temporadas*
IDR CNA
* Algunas temporadas no aparecen en la figura, debido a su relevo parcial tanto de cultivos (ajo
según método tradicional o por imagen satelital) como de las temporadas (invierno, verano o
en parte algunas de ellas) según refiere informante del IDR.
Fuente: elaboración propia en base a IDR (2019) y CNA 2002, 2008, 2018 (datos provisorios)
Ganadería
En Mendoza predomina el ganado caprino, seguido del ganado bovino. En menor
medida, el stock se integra por cabezas ovinas, equinas y porcinas. Esta composición así
como su participación en el total es reflejada de forma similar tanto por el CNA 2018
como por el Observatorio del Clúster Ganadero de Mendoza (tabla 8). Sin embargo, en
términos absolutos la diferencia entre ambas fuentes es muy significativa. Tomando
como base los datos del Observatorio Ganadero, se observa un subregistro de cabezas
| 39 |
por parte del CNA 2018 para todas las especies, que alcanza el 47% en el caso de ganado
caprino y el 37% en el bovino.
Tabla 8. Stock ganadero según CNA y Observatorio Ganadero de Mendoza. Año 2018
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2018 (datos provisorios) y Observatorio Ganadero de
Mendoza (2018)
| 40 |
Tabla 9. Evolución de cabezas por especie. Total Mendoza. CNA 2002, 2008 y 2018
Fuente: elaboración propia en base a CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (datos provisorios)
Ganadería caprina
Presenta la mayor cantidad de cabezas entre las especies a nivel provincial
ocupando, asimismo, una destacada posición a nivel nacional. Esto es reflejado por el
CNA 2018: Mendoza ocupa el tercer lugar considerando cantidad de cabezas caprinas
(15%), luego de Neuquén (18%) y Santiago del Estero (20%); con gran distancia, les siguen
Chaco (7%), Salta y Catamarca (6%). Esta situación se mantendría desde 2002, donde
Mendoza se ubicaba entre las tres primeras provincias caprineras.
Este tipo de producción se desarrolla “en un clima restrictivo, con escasas e
irregulares precipitaciones, forrajes de baja calidad en muchos de los casos y con
condiciones climáticas extremas, donde es casi la única actividad agropecuaria que es
viable realizar” (PRODECCA, 2019, citado en Observatorio Ganadero de Mendoza, 2019,
p.7). Geográficamente, la producción se concentra en Malargüe (60%), departamento del
sur provincial que limita con la provincia de Neuquén, seguido por San Rafael y Lavalle
con una participación del 15% cada uno (Observatorio Ganadero de Mendoza, 2018) y se
desarrolla en unidades sin límites definidos o EAP mixtas principalmente 19. Justamente,
los sistemas pastoriles de Mendoza -transhumante en el sur y sedentario en el noreste-
se basan en la “ausencia de cierres perimetrales de los campos, lo que asegura la
extensa movilidad de los animales para asegurar sus requerimientos alimentarios en
contextos ambientales restrictivos” (Pessolano, 2020, p. 175).
Según los datos de la Dirección Provincial de Ganadería (utilizados por el
Observatorio del Clúster Ganadero), la evolución del stock no es la que indica el CNA.
Esto es ratificado por un informante del sector: “El stock caprino no ha disminuido
significativamente. Además una caída de casi el 50% se vería reflejada en otros datos de
faena o en comentarios de productores y referentes. En este sentido no ha sido el caso y
ningún productor ha manifestado una caída tan importante”.
19 El CNA 2002 registraba 82% del stock caprino en EAP sin límites definidos y 18% en EAP con límites
definidos. Según datos provisorios del CNA 2018 la concentración del stock se encontraría en EAP
Mixtas y EAP sin límites definidos, alcanzando el 84% entre ambas (ver nota al pie N°7).
| 41 |
Ganadería bovina
Es la segunda en importancia en cuanto a cantidad de cabezas, las cuales se
concentran en el sur provincial -departamentos de San Rafael, General Alvear y
Malargüe- y, en menor cuantía, en la zona Este y central de la provincia (Observatorio
Ganadero de Mendoza, 2018).
Con el fin de analizar los datos del CNA 2018 respecto de tendencias (ya vimos que en
números absolutos no reflejaría la realidad del sector) se observa que el stock bovino
disminuye entre 2002 y 2018 (Tabla 9). Los datos del Clúster Ganadero también
muestran una caída en este periodo, aunque menor al del CNA (Figura 7), reflejando
asimismo oscilaciones de la actividad atribuidas a factores ambientales, especialmente
cantidad y momento de ocurrencia de precipitaciones que regulan la productividad de
los pastizales naturales -base forrajera del sistema de cría en secano en Mendoza-
(Observatorio Ganadero, 2019). Según señala el Clúster Ganadero: “El Stock bovino tuvo
su pico máximo en el año 2003 con aproximadamente 600 mil cabezas luego, desde el
año 2006 el stock comenzó a disminuir hasta un piso de 390 cabezas en el año 2012. A
partir del año 2013 el stock comenzó a recomponerse” (Observatorio Ganadero de
Mendoza, 2018, p. 6).
A diferencia de la producción caprina, la mayor parte del stock bovino se encuentra
en EAP con límites definidos20, en establecimientos de pequeños y medianos
productores principalmente. Según datos del Clúster Ganadero, el 60% (3 mil
productores aproximadamente) tienen hasta 50 cabezas y poseen el 14% del stock
provincial mientras que, el 3% de los productores (poco más de 100 productores) poseen
600 cabezas y más, representando el 25% del stock bovino provincial (115.600 cabezas).
(Observatorio Ganadero de Mendoza, 2018).
Figura 7. Evolución del stock bovino según CNA y Clúster Ganadero de Mendoza. Años 2000 a
2018
700.000
600.000
500.000
400.000
Cabezas
300.000
200.000
100.000
0
03
13
06
16
10
09
00
04
14
02
12
15
07
17
05
01
11
18
08
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
Año
Clúster Ganadero CNA
20 El 76% del stock bovino corresponde a EAP con límites definidos según datos del CNA 2002, peso
que se mantendría según datos provisorios del CNA 2018.
| 42 |
Actividad porcina
La evolución del stock porcino según datos provisorios del CNA 2018 muestra un
significativo aumento (+105%) entre 2002 y 2018. Si bien el valor censal estaría
subestimado, su evolución positiva es avalada por referentes consultados ya que
obedece a un aumento del consumo de carne de cerdo. Esto último se ve reflejado en
indicadores como el progresivo incremento de la faena en frigoríficos locales y del
ingreso de este tipo de carne a la provincia 21.
Por otra parte, respecto de las características de los productores, según datos del
Plan Estratégico Porcino 2020, la mayoría son pequeños: aproximadamente 350
productores tiene hasta 15 madres, esto es 80% del total del productores, mientras que
los productores de mayor envergadura -más de 100 madres calificados como
“medianos”- representan alrededor del 2% del total.
CONCLUSIONES
Como principales tendencias los datos censales del periodo 2002 a 2018 dan cuenta
de una estabilidad relativa en la superficie implantada (270.814,2 ha y 268.443,8 ha
respectivamente) y una disminución de la cantidad de EAP de 30% en promedio, pero
que alcanza valores cercanos al 50% en unidades de menor tamaño 22.
Estos datos son consistentes con la continuidad de un proceso de concentración
productiva y económica documentado por numerosos estudios locales. Dada la
configuración territorial de Mendoza, espacialmente, este proceso se manifiesta a partir
de distintos fenómenos: 1) Avance de la frontera agropecuaria en los bordes de oasis y
tierras no irrigadas protagonizado por agentes sociales con dotación de capital y
principalmente cultivos agroindustriales con destino exportador (vitivinicultura
principalmente, pero también otras actividades frutícolas y hortícolas) así como mayor
presencia de ganadería bovina; 2) Avance urbano sobre EAP de menor tamaño en
territorios cercanos a las ciudades y 3) Abandono de parcelas en áreas donde la tierra
no tiene valor inmobiliario, evidenciando estos dos últimos trayectorias de
descapitalización y procesos de descomposición social.
A modo de síntesis, los datos provisorios del CNA 2018 sobre la mayoría de los
cultivos -los cuales se desarrollan en los oasis e involucran la mayor cantidad de
productores y generan el mayor valor agregado- son cercanos a evidencia empírica de
organismos del sector. La excepción es la vid donde la superficie censal es menor a la
estimada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), 133.453 ha y 153.029 ha
respectivamente. Si bien esta situación se registra en anteriores ediciones del CNA -lo
cual es atribuido principalmente a diferencias metodológicas entre ambas fuentes-,
algunos referentes consultados señalan que dada la gran cantidad de fincas vitícolas
21 El ingreso a frigorífico de ganado porcino en pie pasó de 54.753 a 133.432 cabezas entre 2011-2018, in-
crementándose la participación provincial respecto de su origen: mientras que en 2011 se ubicaba
segunda, en 2018 ocupaba el primer lugar (33%), siguiendo Córdoba (29%), San Juan (25%) y en me-
nor medida San Luis y La Pampa, 8% y 5% respectivamente (Fuente: Dirección Provincial de Gana-
dería). Por otra parte, el ingreso de carne de cerdo alcanzó 6.828.363 kg en 2018, lo que comparado
con los datos de 2015 publicados en el Plan Estratégico Porcino, significó un aumento del 45% (Direc-
ción Provincial de Ganadería y Clúster ganadero, 2020)
22 La cantidad de EAP pasó de 30.656 (2002) a 21.178 (2018) de las cuales en su mayoría son EAP con lí -
mites definidos y mixtas (19.622).
| 43 |
abandonadas en el periodo aquí analizado, el dato del CNA 2018 parecería plausible. Sin
embargo, otros informantes califican de excesiva la disminución de superficie que
marca el censo, sembrando dudas acerca de la calidad del dato.
Por otra parte, respecto de la actividad ganadera -la cual se desarrolla
principalmente en las áreas no irrigadas-, se detectó un significativo subregistro del
stock de las distintas especies como así también diferencias en cuanto a su evolución.
Para las principales especies, el CNA 2018 muestra: descenso de producción caprina
(refutado por datos y referentes del sector), descenso de la producción bovina (mayor al
de las fuentes consultadas) y aumento de producción porcina (tendencia acorde a otras
fuentes y atribuible al aumento del consumo de este tipo de carne).
Asimismo, quedan planteados algunos interrogantes e hipótesis acerca de la calidad
de los datos provisorios del CNA 2018 entre los cuales sobresalen los siguientes temas:
- Superficie implantada: permanece estable entre los censos, tendencia coincidente con
otras fuentes. No obstante, se detectaron en el CNA 2018 diferencias entre los valores
de las variables “superficie implantada” y “superficie efectivamente regada”, los cuales
deberían coincidir dadas las características ambientales y productivas de Mendoza.
Por otra parte, la superficie implantada del CNA 2018 diferiría de la registrada por la
Dirección General de Irrigación (DGI), la cual estima una superficie mayor al
considerar superficie regada con agua superficial y subterránea). Los datos
desagregados por oasis permitirán alcanzar una conclusión, teniendo en cuenta los
casos que presentan ambas formas de riego.
- Superficie total: registra una disminución de casi 400 mil ha atribuible a la categoría
“superficie destinada a otros usos” (como se mencionara, la “superficie implantada”
permanece estable).
- Barrido territorial en campo. La categoría “superficie sin discriminar” muestra un
valor alto (cercano a 90 mil ha); es decir, terrenos que no fueron clasificados como de
“uso agrícola o forestal” ni “uso no agropecuario”.
- Finalmente, respecto del abandono de fincas -fenómeno que sería extendido en
algunas zonas según manifestaron distintos referentes-, estas podrían haber quedado
registradas en el CNA 2018 bajo las categorías “superficie sin determinar” o “EAP
potencial” (categoría acorde en lo conceptual a situaciones de falta de labores y riego
con probabilidad de revertirse, aunque cuestionada en lo operativo por participantes
del censo). Esta hipótesis, avalada por uno de nuestros informantes consultados
vinculado al operativo censal en Mendoza, conlleva otras preguntas: ¿En qué medida
se relaciona con la diferencia de superficie vitícola registrada por el CNA y el INV? Por
otra parte, respecto del dato de cantidad de EAP ¿Incluye las EAP potenciales?, ya que
de ser así la el número de EAP efectivamente en producción sería menor al dato que
hoy conocemos.
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| 47 |
SAN JUAN EN LOS RESULTADOS PRELIMINARES DEL
CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 2018
Pablo Federico Tapella
INTRODUCCIÓN
En San Juan predominan las superficies montañosas y serranas. Tres secciones de la
Cordillera de los Andes atraviesan el centro oeste de la provincia. Entre la sección
oriental y la precordillera se yerguen, de norte a sur, los valles altos: Iglesia, San
Guillermo, Pampa de los Avestruces, Pampa del Leoncito, Calingasta y Barreal. Al este
de la precordillera, los relieves negativos sitúan los valles inferiores de Jáchal, Tulum,
Ullum y Zonda. El clima, seco, comporta amplias variaciones térmicas, escasas
precipitaciones, medias inferiores a los 100 mm anuales en la región oriental, y valores
de evapotranspiración potencial que califican la aridez general de la provincia.
Los denominados oasis de regadío, que consisten menos del 3% del territorio
provincial, se organizan sobre valles de sedimentación intermontanos, escalonados por
debajo de los 3.000 m.s.n.m. Éstos dependen primariamente del deshielo y el régimen
nival de los ríos San Juan y Jáchal y constituyen el soporte fundamental de la estructura
agraria. Cultivándose el 1% de su superficie total, la disponibilidad de agua de riego,
escasa, establece el límite y es la condición posible de la producción agrícola.
La mentada configuración física ordenó el poblamiento de su territorio. El
semibolsón de Tulum emplaza el oasis principal 23, concentra los núcleos urbanos de
mayor jerarquía y contiene el 78% de la superficie provincial irrigada (INTA, 2019). En
torno del aprovechamiento integral del Río San Juan, cuyo caudal está sujeto, a la vez,
al deshielo glacial y a las precipitaciones níveas en la cordillera, se observa un sistema
extenso de embalses, represas, diques derivadores, canales impermeabilizados,
perforaciones, juntas de riego departamentales y comisiones de regantes.
El suelo en el valle de Tulum, Ullum y Zonda tiene aptitud para una variedad de
cultivos permanentes y anuales. El complejo localiza más del 90% de la producción y la
superficie vitícola provincial. San Juan es la primera provincia productora y
exportadora de uva para consumo en fresco, mosto y uva pasa, y la segunda provincia
productora y exportadora de vinos del país.
Para estimar la consistencia de los resultados preliminares obtenidos por el Censo
Nacional Agropecuario 2018 (en adelante, CNA), este trabajo se servirá de información
estructurada del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), del Departamento de
Hidráulica de la provincia (DH), del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales
(PROSAP), del Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) y del documento
“Estrategia Provincial para el Sector Agropecuario 2017-2026” (EPSA). Las observaciones
están favorecidas por una serie de intercambios, relativos al operativo censal, de
actores técnicos e institucionales implicados en la aplicación y la coordinación del
23 Debido a su proximidad, conforma una misma unidad territorial y económica con los Valles de
Ullum y Zonda. Sus límites son los del sistema de riego.
| 48 |
cuestionario. Los apartados integrarán estas fuentes de información en la lectura de los
resultados para revisar algunas condiciones, inmediatas y de larga duración, en las que
el instrumento se sitúa.
24 Entre los censos 1988 y 2002 la superficie delimitada en la provincia de Catamarca pasa de
2.620.352,4 ha a 1.586.796 ha y la dimensión promedio de su EAP de 274,7 a 172 ha. A la contracción
de la superficie agropecuaria censada en Catamarca y San Juan siguen, en ese período, las provin-
cias de Jujuy (regresión del 32%) y Salta (del 29,2%).
| 49 |
Tabla 1. Explotaciones agropecuarias de San Juan en los censos nacionales agropecuarios
según sus tipos de límites
Superficie
1.204.185,8 ha 756.224,6 ha 814.790,2 ha 837.196 ha
agropecuaria
25 Si se procede al agrupamiento de las unidades de análisis sin límites definidos y de límites mixtos
(332 EAP), la enumeración de las primeras es similar a la captación del CNA 2008 (352 EAP).
| 50 |
La identificación de unidades con más de 1.000 ha varía en el mismo sentido. Se
registran en esta escala 116 explotaciones, 31 más que en el año 2002, que abarcan
77.385,5 ha en la última estimación censal. Su incidencia crece también, cubrían el
72,9% de la superficie delimitada en el CNA 2002 y el 75% en el CNA 2018. Empero, el
registro de cultivos en esta escala territorial no es frecuente (con excepción de un
número de empresas olivícolas y vitícolas, integradas, de gran escala), en tanto las
unidades están emplazadas regularmente en áreas sin acceso al agua superficial ni
subterránea.
Sumariando, en los instrumentos censales, la expansión de la superficie
agropecuaria sanjuanina se concentró en sus unidades más extensas. Por una parte, las
explotaciones de hasta cincuenta hectáreas retrocedieron; 39% las menores a cinco y
30% las que tienen entre cinco y cincuenta. Por la otra, hay 35% más EAP que superan
las doscientas hectáreas.
26 La ciudad avanza al sur, localizando un número de políticas de vivienda que sitúan nuevos barrios
en áreas de borde. En el período se establecen también enclaves, en este medio rural, semi-rural o de
explotaciones agrícolas, de un poblamiento nuevo, urbano, de ingresos altos y medios (Vázquez,
2014).
| 51 |
segmento de empresas vitivinícolas, en atribución a la sostenida pérdida de unidades
agropecuarias y al fenómeno de concentración de tierras.
La vid representa casi la mitad de la superficie implantada en San Juan e implica el
40% de las explotaciones. Durante los últimos treinta años, el número de viñedos dismi-
nuyó en la provincia mientras la superficie vitícola se sostuvo. La relación de 46.841
ha/8.600 viñedos en 1993 es de 45.337 ha/4.890 viñedos en 2019. Su tamaño medio esca-
la de 5,1 ha en el año 1990, a 7,6 ha en el año 2000 y 9,3 ha al año 2020 (INV).
Así, para interpretar estos resultados deben destacarse someramente las transforma -
ciones que la vitivinicultura comprende desde la década de 1990. Su reproducción invo-
lucró adaptaciones a cambios severos en la estructura de la demanda interna, las condi-
ciones de la fuerza de trabajo, el régimen monetario, los marcos regulatorios y la com-
posición de los mercados de destino27 (Azpiazu, Manzaneli y Schorr, 2011).
Los procesos en curso, de reconversión técnica, territorial y productiva, favorecieron
la ampliación de las empresas más concentradas y condicionaron el empobrecimiento,
el ajuste de prácticas culturales y comerciales o la exclusión del circuito de los agentes
de menor escala. Entre los últimos está el minifundio (viñatero) tradicional, producto-
res de uva común destinada a la elaboración de mostos y vinos básicos, que se acoplan
al esquema en tanto proveedores de materia prima de las bodegas a granel y las fábri-
cas, o venden su producción en fresco en los mercados locales. Otros que producen uva
de mesa y uva fina, con mejor acceso al financiamiento formal y en condiciones de in-
corporar innovaciones, por caso, en los sistemas de conducción y poda, dependen, a la
vez, del segmento de bodegas fraccionadoras, elaboradoras, o de las empresas en posi-
ción de asegurar la colocación de los stocks en el mercado internacional y garantizar el
sistema de frío.
Las más capitalizadas integran a los acopiadores e industriales subordinando, a
través de una institucionalizada agricultura de contrato, los términos del intercambio
productivo y comercial con el conjunto, más numeroso de explotaciones primarias. La
actualidad está determinada por la forma en que circulan los excedentes de la
vitivinicultura provincial. Es un escenario en que se afirmaron asimetrías entre
posiciones en retroceso, residuales, fincas que ajustaron sus prácticas y un número de
agentes de gran escala que centralizan el capital y amplían su primacía sobre las
condiciones hacia fuera y dentro del complejo; constituyendo su núcleo de
acumulación (Moscheni, 2014; De la Torre y Moscheni, 2015).
Acerca de la sumisión de áreas del Valle de Tulum a los procesos de desagrarización
que sujeta la expansión urbana del AGSJ, se situaron fenómenos de segregación
socioespacial con cualidades específicas28. El avance sobre el suelo agrícola tiene un
peso diferencial en razón de las características físicas del valle y la provincia y es
27 El entrecruzamiento de estas adaptaciones dio lugar a una serie de desarrollos técnicos: la informa-
tización y la mecanización de las fábricas de mosto, secaderos, acopiadoras; la especialización e in-
troducción de variedades, de nuevos sistemas de conducción y la creciente adopción del riego presu-
rizado por goteo.
28 Las interfases rurales-urbanas se caracterizan por la diversidad y la segmentación productiva, los
territorios recogen efectos de las tendencias globales de la producción agropecuaria, la localización,
la especialización y la industrialización de las prácticas agrícolas y, a un tiempo, están estructura-
dos por fenómenos de urbanización que comanda el capital inmobiliario, financiero e industrial. La
agricultura periurbana constituye un espacio crítico, es la estructura productiva más vulnerable a
los fenómenos, vigentes, de reestructuración territorial (Nemirovsky, 2010).
| 52 |
subsidiario de la valorización capitalista de secciones del territorio, en función de la
incorporación real o potencial de nuevas tierras que se transforman en bienes de la
economía inmobiliaria.
Es, asimismo, menester, en el período de referencia que resulta de la comparación de
los resultados censales de 2002 y 2018, revisar el ciclo hídrico pobre, producto de la
sequía que la provincia sufre desde 2006-07.
Tabla 4. Derrame medio anual del Río San Juan 1909-2016 (2009-2016)
| 53 |
Tabla 5. Sistemas de riego presurizados por goteo en San Juan en 2002 y 2018 de acuerdo con
fuentes censales
| 54 |
En la siguiente lectura, relativa a las existencias ganaderas y al recuento de unidades
de producción pecuaria, las cantidades censadas de ganado caprino y bovino
retrocedieron 31,8% y 57,5% respectivamente; mientras que la cantidad de unidades
productivas detectadas disminuyó, en cada caso, 26,7% y 24,6%.
Si se asumen los resultados preliminares del último censo, las explotaciones sin
límites definidos de producción pecuaria caprina comportan una regresión del 86%
desde el 2002, es decir que la pérdida de las unidades sin límites se aguza cuando se
trata de EAP pecuarias. La cantidad de cabezas que los resultados muestran es 36%
inferior a la cifra estimada en el plan ganadero provincial de 2015 y 54% (caprinos) y
36% (bovinos) inferior a la que indicara la Dirección de desarrollo pecuario provincial
en 201933.
El relevamiento del CNA 2018 guarda también diferencias sustantivas con el cálculo
del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Al 2018, éste
ofrece cifras en 17.139 bovinos y 21.996 caprinos, superiores a la captación censal (el
registro recoge además una cantidad mayor de unidades productivas y
establecimientos ganaderos). Las subestimaciones pueden asimilarse a las del
instrumento en otras provincias34.
En general, las debilidades de la captación estadística de explotaciones sin límites,
categoría censal desde 1988, obedecen a situaciones relativas a la interacción entre
censistas y respondientes, a la preparación de quienes aplican los cuestionarios, al
alcance y la cobertura territorial de cada relevamiento y a las formas mismas de
ocupación y uso de la tierra (de Dios, Paz y Rossi, 2020)35. En San Juan, la reducción de
33 50.000 cabezas (EPSA, 2017). Martín, A. director de Desarrollo pecuario (Diario de Cuyo, 1/2019).
34 Las existencias de ganado caprino en Neuquén doblan el cálculo censal. En Río Negro, la determina -
ción de segmentos censales en las superficies de secano se consideró insuficiente y la enumeración
de bovinos subregistró el stock provincial (Taranda y Tiscornia, 2020). El comportamiento intercen-
sal de la ganadería bovina y caprina en Salta, como en San Juan, involucra la significativa pérdida
en el conteo de unidades sin límites y las captaciones del instrumento son muy menores a las que
maneja la Dirección de ganadería de la provincia (Sanza y Rodríguez Faraldo, 2020).
35 A las situaciones deben añadirse: (a) los problemas para acceder a las explotaciones en virtud de la
específica posición geográfica y el nivel de dispersión de las unidades en el territorio; (b) el carácter
transversal del operativo cuando se le enfrentan movilidades y sistemas productivos que implican
el traslado estacional de los rodeos entre dos o más posiciones de pastoreo, variando su sitio varias
veces durante el año (migración entre puestos de veranada y de invernada), respondiendo a momen-
tos distintos del ciclo biológico de los animales en producción. Y (c), sin menoscabar estas dificulta-
des, el incidente mayor informado por la coordinación provincial corresponde a la pérdida de una
| 55 |
unidades sin delimitación es del 61,2% entre el CNA 2002 y el CNA 2018. La pérdida es
más severa, en tanto es mayor la magnitud de las variaciones intercensales, al tratar las
explotaciones sin límites de producción pecuaria.
En los resultados del CNA 2018, las EAP ganaderas de límites definidos, y las que
tienen algún tipo de cercamiento, superan el recuento del CNA 2002 (se agregan 154
unidades con ganado caprino y 116 de producción bovina). Así, aun cuando el retroceso
de unidades pecuarias y de existencias es general, la identificación de parcelas en
terrenos mayores sin delimitar y el posible cercamiento de explotaciones en el período
intercensal, explicarían una parte de las regresiones que compromete la ganadería en
las unidades sin delimitación.
| 56 |
Resultan 130.000 ha, el 17% de su superficie agropecuaria, en términos absolutos el
valor más alto del registro, luego de Santiago del Estero y Santa Cruz 37.
37 Se trata de las EAP con límites definidos “con toda su tierra (…) sin discriminar tenencia”. La provin -
cia (132.850,3 ha) está detrás de Santiago del Estero, 546.279,2 ha, y Santa Cruz, 285.711 ha (CNA 2002,
total país: resultados definitivos, pág. 28, INDEC).
38 Se mencionó antes que fuentes complementarias adjudican una parte de las regresiones a la frag -
mentación espacial y la competencia por los usos del suelo que condiciona la expansión de la ciudad
en la interfaz rural-urbana del Valle de Tulum (que contiene el 84% de la tierra cultivada en la pro -
vincia). Debido a su inscripción en los esquemas alimentarios locales, su ubicación en la periferia de
los centros urbanos y sus funciones de suministro a mercados de consumo próximo, la horticultura
de cercanía configuró en el oasis un cinturón verde que se emplaza en los departamentos de Raw-
son, Pocito, Santa Lucía y Chimbas. En la provincia destaca también la producción de tomate para
industria, ajo, cebolla, espárragos (Médano de Oro) y la producción especializada de semillas hor-
tícolas (Cuesta, Martin, Guillén y Lémole, 2020). Con excepción de Pocito y Chimbas el área contrae
su superficie irrigada en la medida en que la expansión urbana se extiende sobre el territorio de las
explotaciones.
39 Estas fuentes alternativas miden 11.076 ha hortícolas en 2002, 9.728,6 ha en 2007 y 11.399,3 ha en
2014. Además de las diferencias, las dos series de relevamientos no captan las mismas tendencias.
Los censos agropecuarios expresan un retroceso, comprendido entre el CNA 2002 y el CNA 20118, de
3.359,2 ha. Mientras que, en los relevamientos en que intervinieron DH y PROSAP, la superficie hor -
tícola se mantuvo en torno a las 10.000-11.000 ha. Al mismo tiempo, al último de estos relevamien -
tos, que trabajó con imágenes, se le objetan debilidades metodológicas que tenderían a la sobreesti-
mación.
| 57 |
Tabla 7. Superficie olivícola destinada a aceite y conservas en los censos agropecuarios 2002,
2008 y 2018
| 58 |
Figura 1. Censos nacionales agropecuarios e Instituto Nacional de Vitivinicultura. viñedos,
explotaciones, superficie agrícola y con vid en San Juan
40 Este régimen de promoción (22.973/83, difería tributos hasta que cubrieran el 75% de las inversio-
nes), diseñado hacia fines de la década de setenta, sucedió a una serie de políticas y regulaciones que
informaron la estructura del complejo (11.682/66, de impuesto a los réditos, que reducía cargas a la
producción en tierras áridas mediante la obtención de agua subterránea, y 20.628/73 y 22.211/80, de
exención para inversiones en tierras de baja productividad). Los capitales se localizaron mediante
la compra de empresas preexistentes, la integración vertical de viñedos, la introducción en el seg-
mento de vinos finos, reconversiones tecnológicas, complementación de stocks comercializados en
mercados internacionales, la ampliación de la oferta exportable y en la forma de colocaciones finan-
cieras.
| 59 |
DISCUSIÓN
El Estado concentra información y la trata, practica, por lo tanto, operaciones de
objetivación mediante la cartografía y totalización mediante la estadística (Bourdieu,
1993). Constituye principios de visión y división que tornan en convencionales, sobre la
representación unitaria de las cosas en el espacio, en el territorio (Bourdieu y Sayad,
1964).
La importancia de los censos nacionales agropecuarios consiste en su facultad de
informar variables fundamentales para el análisis de la estructura agraria y en su
recurrencia, pues funcionan como insumo regular en el diseño y la formulación de
políticas e intervenciones.
Las debilidades en la captación de asalariados agropecuarios (Rosati, 2011), el
carácter discontinuo y la amplitud de los intervalos intercensales (Azcuy Ameghino,
1997) y el oscurecimiento de los sujetos excluidos en la definición de las unidades de
registro, son problemas del instrumento revisados en la literatura.
Pueden agregárseles los que suponen las diferencias de cobertura territorial entre un
relevamiento y otro, la desconexión relativa entre explotación y propiedad (y
propietario), que complica el examen censal de los procesos suscriptos, o la no-
asignación de superficies de ocupación a las unidades sin límites.
En la provincia de San Juan, la sensibilidad del instrumento parece variar, al menos,
en dos modulaciones: (1) al relevar las explotaciones agrícolas delimitadas en los valles
irrigados (exceptuando la horticultura); y (2) al estimar las unidades de límites sin
mensura, específicamente ganaderas, y relevar actividades productivas fuera de los
oasis de regadío.
En tanto el nivel de desagregación máximo que estos resultados preliminares
permiten es la “provincia”, la distribución geográfica de las estimaciones apenas puede
conjeturarse. La publicación definitiva servirá para modificar o afirmar el sentido de las
observaciones comprendidas en este trabajo.
| 60 |
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| 61 |
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS RESULTADOS
PROVISORIOS DEL CNA 2018 CON EL CNA 2002
PARA LA PROVINCIA DE SAN LUIS
INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo es intentar reflejar los cambios ocurridos entre el 2002 y
2018 en las principales variables estructurales del sector agrario de la provincia de San
Luis, tratando de formular algunas hipótesis explicativas sobre los mismos. Las
principales fuentes para la discusión son algunas variables seleccionadas de los datos
provisorios del Censo Nacional Agropecuario 2018, los datos definitivos del Censo
Nacional Agropecuario 2002, y para ciertas variables de interés, la información
correspondiente al Censo Nacional Agropecuario 1988. Adicionalmente se apoya en
información estadística de fuentes alternativas publicadas por el Servicio Nacional de
Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Ministerio de Agricultura Ganadería
y Pesca de la Nación. A partir de esta información censal se establece un análisis
comparativo sobre la evolución del número de EAP, la superficie productiva relevada,
superficie de las EAP según escala de extensión, régimen de tenencia de la tierra y uso
del suelo, entre otros.
| 62 |
Figura 1. Mapa político de la provincia de San Luis
| 63 |
Si bien, hasta mediados de la década del ’80, el sector agropecuario había constituido
la base productiva de la provincia representando más del 30% del PBG, la peculiar
composición del PBG, con preponderante participación del sector manufacturero, se
explica por el impacto de políticas nacionales y provinciales de promoción al sector que
comenzaran hacia fines de 1982 con la Ley 22.702. Esta incluyó beneficios fiscales,
provisión de infraestructura en parques industriales y la creación de una zona franca,
entre otras (Manazza, F., 2007).
Respecto a la actividad primaria agropecuaria, en el oeste y sur de la provincia se
realiza cría bovina extensiva sobre pastizales naturales y pasturas megatérmicas. La
franja oriental de la provincia es mixta con ganadería extensiva de ciclo completo y
agricultura de secano de cultivos de verano principalmente (figura 2).
| 64 |
2017), que representan el 6,5% de las aproximadamente 877.840 ha cultivables en la
provincia.
Tabla 1. Cantidad y superficie de las EAP según los censos 1988, 2002 y 2018.
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA- 88, CNA-02 y CNA-18 (res. preliminares).
41 Por EAP se entiende la unidad de organización de la producción, con una superficie mínima de 500
m2 y dentro de los límites de una misma provincia, independientemente del número de parcelas
que la integren. Tiene una dirección única que asume la gestión, representada en la figura del pro-
ductor agropecuario (PA). Y utiliza, en su totalidad o en parte, los mismos medios de producción de
uso durable y la misma mano de obra en las diversas parcelas que la integran. Cuando el PA no pue -
de definir la superficie de terreno que ocupa o bien se trata de tierras de uso común entre varios pro-
ductores se denomina EAP sin límites definidos (EAP/l). Son explotaciones que se caracterizan por
tener límites imprecisos o carecer de ellos. En ellas, por diversos motivos, no están delimitadas las
parcelas que la integran y por lo general forman parte de una unidad mayor.
| 65 |
de EAP sin límites definidos, que en el Censo 2002 representaron el 2%, mientras que en
el Censo 2018 constituyeron el 7% de las EAP, esto no encuentra una explicación
razonable y probablemente se deba a cuestiones relacionadas con falencias en el
operativo censal (Tabla 2). Tampoco se descarta una posible concentración de la
propiedad, aunque los datos provenientes de los CNA son una base poco fiable e
incompleta para analizar la situación de titulación de la tierra (Popp y Gasperini, 1999).
Poco fiable porque no define bajo la categoría de “propiedad” en qué estado se
encuentra la titularidad de la tierra e incompleta porque, en realidad, sólo sirve como
una información de carácter general, que permite asociar propietario con productor, es
decir quién trabaja la tierra.
Estudios similares anteriores comparando los CNA 1988-2002 sostienen que el hecho
más significativo de los cambios estructurales no estuvo relacionado con la
concentración de la propiedad de la tierra, sino con la concentración productiva
(Ghezán et al., 2001). Asimismo, Lódola y Fossati (2003), señalan que la reducción en la
cantidad de productores no necesariamente indica concentración de la tierra, ya que
hay que distinguir entre concentración de la propiedad de la tierra y concentración de
la producción. La concentración de la propiedad no es fácilmente identificable, ya que
los censos agropecuarios registran explotaciones y no propiedades (Giberti, 2001).
Tabla 2. Número de EAP con límite y sin límite definido para ambos censos.
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA 1988; 2002 y 2018 (res. preliminares).
| 66 |
Figura 3. Número de EAP de acuerdo con la escala de extensión y cambio entre 2002 y 2018
(barras rojas: disminución en número; barras azules: aumento en número).
951
1000 200
666 EAP 2002
750 629 150
516
452
0 0
-20 -13
-250 -33 -50
-62 -57
-500 -87 -100
-101
-750 -122 -150
-1000 -200
25
5
0
10
50
0
10
50
50
0
ta
20
50
0
1-
1.0
.0
.0
0
.0
-
as
2.
7.
,1
5.
,1
-
5,
10
20
20
10
,1
25
H
,1
,1
-
-
50
,1
,1
,1
-
,1
e
-
0
10
20
,1
0
,1
d
50
0
0
0
50
ás
50
1.0
0
Escalas de EAP por extensión
2.
5.
M
.0
7.
10
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-02 y CNA-18 (res. preliminares).
Figura 4. Superficie acumulada de EAP de acuerdo con la escala de extensión (barras rojas:
disminución en superficie (ha); barras azules: aumento en superficie (ha)).
210.000,00
180.000,00
150.000,00
Cambio en la superficie (ha)
120.000,00
90.000,00
60.000,00
390.241
27.929
10.911
49.385
43.693
62.611
30.000,00
0,00
-108
-121
-629
-8.259
-4.394
-9.290
-32.391
-50.907
-30.000,00
-60.000,00
-90.000,00
5
25
50
0
10
0
50
0
ta
10
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5.
M
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7.
La cantidad de EAP con menos de 1.000 ha se redujo en 495, mientras que se registró
un aumento de 85 EAP con superficies mayores a 1.000 ha (tabla 3). El mismo patrón
fue observado en la superficie total que abarca cada estrato. En 2018, la superficie
cubierta por EAP con menos de 1.000 ha disminuyó en 106.098 ha, mientras que las EAP
que superan las 1.000 ha aumentaron la superficie total en 584.770 ha. Es necesario, en
este punto, destacar la influencia de la metodología empleada en 2018 para la detección
de EAP con parcelas interprovinciales: es posible que el aumento en la superficie
acumulada en EAP mayores a 1.000 ha corresponda en parte a tierras que no fueron
censadas en 2002.
| 67 |
Es importante remarcar dos aspectos. Por un lado, la disminución en términos de
número de EAP y por el otro lado la disminución en términos de superficie total que
abarcan a nivel provincial. Analizando cada estrato en particular, se observa que el
estrato de 25-100 ha representa el 45% de la disminución en cantidad de EAP, pero el
estrato 200-1.000 ha representa el 78% de la disminución en superficie (Tabla 3). Es
lógico que la disminución en hectáreas no sea significativa en las explotaciones
menores a 100 ha, lo cual no quiere decir, que no sea significativo que desaparezcan 223
EAP entre 50-100 ha. Y, por otro lado, es esperable que las EAP de una mayor escala
(entre 200-1000 ha) con una disminución de 83.297 ha totales, sean las que representan
el mayor porcentaje de disminución en término de superficie.
Tabla 3. Diferencia en el número y superficie de EAP, entre 5 hasta 1.000 ha, para el período
analizado (2002-2018).
Período 2002-2018
En los estratos de escala mayor se observa un patrón similar. En número de EAP, los
mayores incrementos se dan en los segmentos de 1.000-2.500 ha (42%) y 10.000-20.000
ha (28%). Sin embargo, este último estrato representa el 66% del incremento en
superficie, lo cual es esperable, ya que responde a la categorización máxima y
representa un aumento de 390.241 ha totales (Tabla 4). Es importante destacar la
aparición de 36 nuevas EAP entre 1000-2.500 ha, que concentran 49.385 ha, y 24 nuevas
EAP entre 10.000-20.000 ha que cubren 390.241 ha.
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Tabla 4. Diferencia en el número y superficie de EAP, entre 1000 y más de 20000 ha, para el
período analizado (2002-2018).
Período 2002-2018
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Tabla 5. Relevamiento de la superficie (ha) de acuerdo con el régimen de tenencia de la tierra.
Producción ganadera
Como rasgo general en el periodo intercensal se observa una disminución de las EAP
dedicadas a actividad ganadera de todo tipo. Sin embargo, el número de cabezas
aumentó en todos los rubros. Cabe aclarar que para la comparación con respecto al
CNA 2002 se incluyen los datos de SENASA del año 2017, debido a que los datos del
CNA-2018 arrojan inconsistencias al compararlos con los de SENASA.
La principal actividad ganadera de la provincia es la bovina, con un stock que supera
el millón de cabezas. Del análisis comparativo se desprende que el número de
establecimientos dedicados a dicha actividad se redujo en un 12% entre ambos censos,
aunque es una cifra equivalente a la reducción de EAP. Esta disminución explica la
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concentración de superficie en menos EAP, aunque el número de cabezas se ha
incrementado (figuras 5A y B). Es claro que el fenómeno de la agriculturización y el
desplazamiento de la ganadería a zonas marginales no provocó una disminución del
número de cabezas bovinas, sino que la instalación de sistemas terminación a corral y
feedlot de gran escala permitió conservar y hasta aumentar el número de vacunos.
Figura 5. Número de EAP con producción ganadera bovina según los censos 2002 y 2018 (A).
Existencias de ganado bovino (número de cabezas) según los censos 2002, 2018 y SENASA
2017 (B).
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-02, CNA-18 (res. preliminares) y SENASA.
Figura 6. Cantidad de cabezas de ganado vacuno por departamento en 2018 (A). Densidad de
rodeo vacuno (cabezas/km2) (B).
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En el caso de la producción porcina, al igual que en la ganadería bovina se ha
reducido el número de EAP y se ha incrementado la cantidad de cabezas (figura 7); esto
también está asociado a la intensificación productiva de la mano con un incremento
del 50% de la producción individual. Por otro lado, es clave la incorporación de nuevas
granjas de mayor escala de producción y la adopción de nuevas tecnologías en
infraestructura, de gran impacto para el productor de pequeña y mediana escala.
Figura 7. Número de EAP con producción porcina según los censos 2002 y 2018 (A). Existencias
de ganado porcino (número de cabezas) según los censos 2002, 2018 y SENASA 2017 (B).
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-02, CNA-18 (res. preliminares) y SENASA.
Los dos últimos rubros de importancia ganadera son el caprino y ovino. Por un lado,
se observa una fuerte disminución (alrededor de un 50%) en el número de EAPs
caprinas y un 30% en las ovinas, en los últimos años (Figuras 8A y 9A). No obstante, se
observa una inconsistencia significativa entre los valores arrojados por el censo y los
registros de SENASA en cuanto a existencias. De acuerdo con el censo 2018, tanto para
caprinos como para ovinos, habría una disminución de un 65% en el número de
cabezas; mientras que, si comparamos los datos del censo 2002 y los de SENASA 2017,
habría un aumento de un 30% en el número de cabezas (Figuras 8B y 9B).
En estos rubros encontramos principalmente pequeños productores situados en
zonas marginales y de difícil acceso, lo cual puede explicar la dificultad en el registro
censal de modo preciso.
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Figura 8. Número de EAPs con producción caprina según los censos 2002 y 2018 (A).
Existencias de ganado caprino (número de cabezas) según los censos 2002, 2018 y SENASA
2017 (B).
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-02, CNA-18 (res. preliminares) y SENASA.
Figura 9. Número de EAPs con producción ovina según los censos 2002 y 2018 (A). Existencias
de ganado ovino (número de cabezas) según los censos 2002, 2018 y SENASA 2017 (B).
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-02, CNA-18 (res. preliminares) y SENASA.
Producción agrícola
La producción agrícola ha sufrido cambios profundos durante el período intercensal.
El CNA-2018 arrojó por resultado un incremento de 283.932 ha en la superficie
destinada a cultivos anuales. Sin embargo, de acuerdo con los monitoreos del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, entre las campañas 2001/2 y
2017/8 el aumento ha sido de 684.040 ha (Tabla 6).
La importancia relativa de los diferentes cultivos también se ha modificado
notablemente. La soja y el maíz presentaron un aumento sostenido, en tanto que
disminuyó la superficie destinada a girasol y sorgo (figura 10). Esto es consistente con
un proceso que se viene dando desde hace décadas, teniendo en cuenta que “…en 1990 se
sembraron en San Luis sólo 200 hectáreas de soja. Diez años después llegó a 10.000
hectáreas. Y en la campaña 2012, abarcó 170.000 hectáreas…” (Aranda, 2013). Tal es así,
que en el censo 2018, el maíz y la soja representan casi el mismo porcentaje de la
superficie implantada que en 2002 cubrían los 4 cultivos más importantes: maíz,
centeno, sorgo y girasol (Tabla 6). De manera simultánea a dicho avance se produjeron
condiciones poco favorables para los cultivos tradicionales, que vieron comprometida
| 73 |
su rentabilidad debido a la caída en los precios de mercado y el aumento de costos de
logística, sumado a la mayor incidencia de plagas específicas que en el caso del girasol y
sorgo, impusieron un contexto tan poco favorable que generaron una caída marcada en
la intención de siembra.
2001/02 2017/18
Cultivos Agrícolas
Superficie (ha) % Superficie (ha) %
Figura 10. Superficie implantada de cultivos de centeno, girasol, maíz, soja y sorgo, desde la
campaña 2001/02 hasta 2017/18.
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Considerando la campaña 2017/8, podemos apreciar la participación de cada
departamento en la distribución de la superficie cultivada: Pedernera (57,87%), Pringles
(15,8%), Dupuy (9%), Chacabuco (8,5%), Pueyrredón (5%), Ayacucho (2%), Junín y San
Martín (0,4% cada uno). En Belgrano no se reporta superficie cultivada (Figura 11). Es
decir, que el departamento Pedernera concentra casi el 60% de la agricultura que se
realiza en la provincia.
Maíz y soja son los cultivos principales en casi todos los departamentos, con dos
excepciones: en Ayacucho, el algodón es tan importante como el maíz y la soja (todos
con aproximadamente 5.000 ha). Hace aproximadamente diez años se introduce el
cultivo del algodón en el norte de la provincia, más precisamente en el denominado
corredor Quines-Candelaria. Unas pocas empresas capitalizadas con campos en la zona,
pero de capitales extra-provinciales, buscando diversificar la producción comienzan
con las experiencias motivadas por las buenas condiciones agroecológicas para el
cultivo, su rentabilidad, pero fundamentalmente por el estatus sanitario de la
provincia, libre de la principal plaga del cultivo, el picudo del algodonero. La superficie
cultivada en este departamento se realiza bajo riego por aspersión. En el departamento
Gdor. Dupuy, los dos cultivos más importantes son el maíz y el centeno, ocupando la
soja el 3er lugar.
Figura 11. Superficie implantada con cultivos anuales en la campaña 2017/18 y porcentaje del
área total implantada por departamento.
| 75 |
LA SUPERFICIE DE LAS EAP POR TIPO DE USO DE LA TIERRA
En términos generales, el período intercensal 2002-2018 muestra variaciones que
responden a lo mencionado en los ítems anteriores. La superficie implantada muestra
una dinámica clara; un aumento del 125,9% en la participación de los cultivos anuales
(+283.932,2 ha) y una disminución del 12 y 55,9% de las forrajeras anuales (-26.553 ha) y
forrajeras perennes (-271.432,5 ha), respectivamente. Este patrón podría relacionarse
con el avance de la frontera agrícola hacia zonas ganaderas cuya base forrajera se
sustenta, tanto en forrajeras anuales como perennes, y a la intensificación de la
producción ganadera en los últimos años (feedlot) que utiliza ciertos recursos de los
cultivos anuales (silo de picado de maíz, maíz en grano y soja en grano y expeller,
cáscara de maní, entre otros).
Por otro lado, en cuanto a la superficie dedicada a otros usos, es muy importante
remarcar la disminución del 11,4% de la superficie de bosque y/o monte natural desde
2002 hasta 2018. Estos datos coincidirían con la disminución, de alrededor de 390.000
hectáreas, registrada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) y
el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS) para el mismo período
(Lende, S., 2018). Teniendo un fuerte impacto a nivel nacional, ya que, del total de
dieciséis provincias relevadas, la provincia de San Luis junto con Santiago del Estero,
Salta, Chaco y Formosa representan el 78,35% de la superficie deforestada entre 1998 y
2016 (Lende, 2018).
Si bien, entre 1998 y 2002 la superficie cubierta con pastizales se redujo (Demaría et
al., 2008), muestra un aumento notable entre 2002 y 2018 (tabla 7). Se define pastizal en
el contexto de CNA, como una superficie con cobertura herbácea de especies
espontáneas, incluso si se trata, por ejemplo, de pasturas implantadas perennes que son
repobladas por especies espontáneas (INDEC 2018). Considerando la disminución en la
superficie de forrajeras perennes, de alrededor de 270.000 ha, se puede inferir que una
parte del aumento del área de pastizal está relacionada con el deterioro de pasturas
perennes. Este fenómeno está vinculado al desplazamiento de la ganadería, empujada
por el avance de la agricultura, y por la intensificación en la ganadería bovina.
Por otro lado, no toda la superficie desmontada se destinó a agricultura. Existen
explotaciones en el norte de la provincia, ocupado principalmente por monte, donde se
han realizado rolados y desmonte de parcelas destinadas a ganadería. La práctica
común es implantar una pastura en dichas tierras, pero no se puede descartar que haya
casos donde se haya aprovechado la vegetación espontánea. En una situación similar
quedarían muchas áreas originalmente cubiertas por monte que fueron arrasadas por
incendios, dado que la vegetación que se regenera demora varios años en alcanzar un
porte que permita categorizarla nuevamente como monte.
Como comentario final al respecto del cambio en la superficie de pastizales, se debe
señalar que, a diferencia de otras categorías, la definición de pastizal presenta cierta
ambigüedad, por lo cual la interpretación del censista y del productor también puede
haber introducido algo de error en los resultados.
En el ítem de superficie apta no utilizada, el aumento se puede justificar por un
aumento de la escala necesaria para mantener una producción rentable, lo cual dejó a
muchas explotaciones de pequeña escala sin posibilidad de producir. También debe
considerarse en este aspecto el impacto de la Ley de agroquímicos IX-0958-2016, que
| 76 |
condiciona las posibilidades de explotación de parcelas cercanas a áreas urbanizadas.
La superficie no apta o de desperdicio muestra un marcado incremento que es muy
difícil de explicar. Tal vez fue una superficie que no fue adecuadamente censada en
2002, o tal vez los criterios de definición fueron diferentes. También se observa un
aumento en la superficie cubierta por caminos, parques y viviendas, pero eso es
coherente con el crecimiento de las áreas urbanas y su avance sobre tierras que
previamente eran destinadas a la producción agropecuaria.
Tabla 7. Superficie destinada a implantación y para otros usos por tipo de uso de la tierra.
Caminos, parques y
14.140,6 36.078,5 21.937 155,1
viviendas
| 77 |
productores no vivían en ellas. Por otro lado mencionan que una estrategia
fundamental que tuvieron que darse fue la de recurrir a entidades vinculadas al sector,
como centros ganaderos y sociedades rurales, tanto para la detección como para la
aplicación del instrumento. Otro dato interesante expresado tiene que ver con la poca
claridad y precisión respecto a si fueron recolectados los datos en otras provincias
cuando la EAP trasciende los límites provinciales.
“...predisposición por parte de las entidades del agro como centros ganaderos, SENASA,
etc., que me brindaron información de los productores de la zona…”
“...En el caso de productores con EAP en distintas zonas o provincias, se dificultó acceder a
información para saber si ya habían sido censados…”
“...si bien el formulario era muy extenso, era entendible y claro, sobre todo por haber sido
capacitado con anterioridad. En cuanto a la información más difícil de relevar, o la que la
mayoría de los productores que me tocó visitar se negaron a dar, fueron los datos del
contratista…”.
Respecto al censista
De los relatos se desprende que la tarea en general fue ardua, y que no compensó
dicha tarea la retribución económica que recibieron.
“...se realizó un arduo trabajo, en lo personal favorecido por la colaboración de los centros
ganaderos, que en oportunidades actuaron de agentes convocantes para la zona que me
correspondía censar. En lo personal la actividad realizada NO FUE RETRIBUIDA
económicamente con relación al trabajo arduo, y NO LO VOLVERÍA A REALIZAR…
CONSIDERACIONES FINALES
Los procesos que caracterizaron el periodo 1988-2002 se siguen visualizando como
continuidad en el periodo intercensal 2002-2018, siendo indicadores de ello la
expansión de la frontera agrícola, la reducción en el número de EAP, y la concentración
de la producción.
La llegada a la provincia de San Luis de la tecnología de siembra directa a fines de la
década de 1990 permitió incrementar y estabilizar los rendimientos, al mismo tiempo
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que protegían los suelos de la erosión hídrica y eólica. Sumado esto a un momento de
profunda crisis del sector agropecuario, con una gran necesidad de reconversión para
afrontar la difícil situación económica, y un aumento de las precipitaciones en la pro-
vincia (Collado, 2016) se inició un sustancial avance de la frontera agrícola hacia el oes-
te.
Pero este proceso no se caracterizó solo por el cambio de uso de tierras que antes se
consideraban no aptas para la agricultura. Las dificultades económicas provocaron un
cambio drástico en el perfil del productor agropecuario, obligándolo a adoptar una vi-
sión empresarial de sus sistemas, bajo la amenaza de una inexorable descapitalización
y la pérdida de sus tierras.
Esta era la tendencia dominante en 2002, cuando estaba por darse un cambio
dramático en la situación del sector. A raíz de la devaluación, el sector agropecuario
ganó competitividad súbitamente. Esto potenció el sector, pero también fue un
incentivo para extender aún más la frontera agropecuaria, y también para la expansión
de los pooles de siembra.
Los cambios enumerados en el presente trabajo se encuadran de manera clara den-
tro de este proceso. Cambios significativos en el uso de la tierra, concentración de la
producción, intensificación en los procesos productivos, son parte de la dinámica actual
del sector agropecuario, centrada en el agronegocio, más que en la concepción del cam-
po como proveedor de servicios socioeconómicos y ambientales.
La extensión de la frontera agrícola abre grandes interrogantes respecto a la susten-
tabilidad de los sistemas agropecuarios en zonas semiáridas como en el caso de San
Luis. Si bien es cierto que las precipitaciones han aumentado, la irregularidad sigue
siendo una característica fundamental del régimen pluviométrico de la provincia. La re-
moción de la cobertura vegetal permanente junto con un manejo orientado al consumo
mínimo de agua ha generado un desbalance hídrico que está trayendo severas conse-
cuencias, como aquellas que surgen de la aparición del Río Nuevo 42.
La concentración de la ganadería también está trayendo consecuencias ambientales,
además de estar excluyendo del circuito económico a muchos pequeños y medianos
productores que ven cada vez más lejos la posibilidad de seguir manteniendo la
rentabilidad de su actividad.
A esto se suma el lento pero persistente incremento del arrendamiento como forma
de acceso a la tierra. Los contratos a corto plazo dificultan, cuando no impiden, que el
productor pueda definir estrategias productivas a largo plazo, considerando tanto lo
económico como lo ambiental y lo social.
Finalmente, es importante destacar que el análisis comparativo de los registros
censales arroja diferencias importantes en las principales variables estructurales del
sector agrario y uso del suelo, difíciles de explicar. Si bien las bases metodológicas y
conceptuales de los censos, en teoría, no se han modificado, se observan cambios que
42 A partir de 1985, debido a un incremento de las precipitaciones y al cambio de uso de la tierra por el
avance de la agricultura, se produjo el ascenso de la napa freática y la reactivación de antiguos pa -
leocauces, dando origen a nuevos arroyos, entre ellos el Rio Nuevo que es afluente del Rio Quinto y
tiene una longitud de 45 km. Por las características geomorfológicas de la zona, el avance de estos
cauces generó un gran movimiento de sedimentos que produjo erosión hídrica y eólica, afectando a
campos privados y a obras de infraestructura provinciales y nacionales.
| 79 |
no encuentran una explicación lógica (variación en las EAP sin límites definidos;
superficie implantada o bajo otros usos; disminución de las EAP ganaderas, entre otros),
como así también importantes diferencias al comparar algunas cifras con las que
registran otra fuentes alternativas (existencias ganaderas y superficie agrícola), que
más bien parecerían responder a cuestiones relacionadas con el operativo censal.
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| 80 |
Capítulo 3
LOS DATOS CENSALES EN
PROVINCIAS DEL NOROESTE (NOA)
INTRODUCCIÓN
| 81 |
intercensal de los años 1988-2002. Las modificaciones de la clásica agricultura
identificada por décadas por sus productos regionales, artesanales y criollos, realizados
principalmente por campesinos, fueron resultado: de un proceso de reestructuración
agropecuaria que inició en la década de 1990; del escenario social, económico y de
políticas, provinciales; de cambios en el sistema agroalimentario argentino; y de las
condiciones del contexto macroeconómico e institucional de la década de 1990 (Cruz,
Carrizo y Varela, 2016).
Desde el año 1982, Catamarca fue una de las cuatro provincias incluidas en los
beneficios impositivos de la Ley N° 22.021 Nacional de Desarrollo Económico y sus
modificatorias (Ley N° 22.702), junto a las provincias de La Rioja, San Luis y San Juan.
Mediante ese régimen de promoción de inversiones se diseñaron y ejecutaron en la
década de 1980 proyectos de radicación industrial afirmados en la exención impositiva,
objetivados en la instalación de fábricas en el Parque Industrial El Pantanillo del
departamento Capital y en otras áreas de promoción. En los inicios de la década de
1990, los proyectos se reorientaron hacia el diferimiento impositivo en actividades
agropecuarias, forestales y turísticas.
Aquella modernización agraria, como proceso de desarrollo del capital se apuntaló,
en primer lugar, en la territorialización de ciertos espacios provinciales mediante la
compra y ocupación de grandes superficies de tierra. En muchas ocasiones, la tierra
ocupada correspondía a explotaciones agropecuarias (EAP) sin límites definidos, consti-
tuida por derechos y acciones a campos comuneros de campesinos ganaderos extensi-
vos, quienes serían legalmente desplazados. Esas situaciones que colaboraron en la cons-
trucción de la expansión de la frontera agropecuaria sobre tierras vacías o de intrascen-
dente actividad productiva, fueron legitimadas por los discursos gubernamentales de mo-
dernidad. El Censo Nacional Agropecuario del año 2002 reflejó los ensueños de las polí-
ticas planificadas de desarrollo: la superficie implantada del total de EAP alcanzó en
2002 las 181.325,8 hectáreas, muy lejos de las 53.830,4 hectáreas cultivadas en 1988.
Las forrajeras perennes relacionadas a los diferimientos1 ganaderos del este provin-
cial pasaron a gobernar la estructura productiva, seguidas por las oleaginosas. En gene-
ral, este movimiento estuvo vinculado a la expansión del cultivo de soja en la región
este, en el departamento Santa Rosa y, en menor medida, en los departamentos La Paz y
El Alto. Una situación espacial similar sucedió con los cereales para grano, ubicados en
el tercer término de la nueva estructura productiva catamarqueña.
El trigo, dentro del binomio soja-trigo, explicaba la casi totalidad de estos
incrementos. En esos tres grupos de cultivos (forrajeras, oleaginosas y cereales para
grano), la dinámica de cambios estuvo mejor afirmada en procesos estructurales de
agriculturización o de sojización de la estructura agraria local, más que en políticas
públicas de modernización inducida de diferimiento impositivo. Una situación que se
acentuará en el siglo XXI y convertirá a los departamentos ubicados al este de la Sierra
del Ancasti en los territorios catamarqueños icónicos de la pampeanización de la
agricultura y la ganadería interior (García, et, al. 2014; Schmidt, 2015).
En esa dinámica de la estructura agraria se situaron los frutales con un cambio
interno importante, pues el cuarteto tradicional compuesto en orden de importancia
1 Las empresas agropecuarias instaladas a partir de los regímenes de promoción fiscal fueron deno-
minadas de manera popular como diferimientos impositivos o simplemente diferimientos.
| 82 |
por nogal, vid, olivo y citrus pasó a estar dirigido por el olivo, seguido por el nogal, la
vid y los citrus que registraron un incremento notorio. Tanto los cambios en la
importancia relativa de los principales frutales como los incrementos en la superficie
plantada estuvieron vinculados de forma directa con la instalación de las empresas
agropecuarias diferidas. Aun en los casos del nogal y la vid, donde los aumentos
porcentuales fueron muy sobrios, los establecimientos surgidos de los beneficios
fiscales agregaron la diferencia. En cambio, los cultivos que habían perdido
importancia a principios del siglo XXI eran: las forrajeras anuales, las hortalizas,
legumbres, los cultivos industriales (algodón y tabaco) y las aromáticas.
En la producción ganadera también se observaron entre censos (1988-2002), cambios
como en la agricultura relacionados con la instalación de las empresas diferidas, el
contexto macroeconómico y la dinámica socio-territorial local. La ganadería vacuna se
efectuaba mayormente a campo, en diferentes zonas agroeconómicas de la provincia
con topografías distintas. Representaba el ganado más abundante de las explotaciones,
tanto capitalizadas como familiares con límites definidos y producción agrícola que
agregaban el derecho a campo. En las explotaciones puramente ganaderas la presencia
de vacunos era menor a otros tipos de ganado. El stock vacuno entre censos se redujo,
pero fue compensado con un “…salto cualitativo en relación con el tipo de animales que se
crían y a las producciones obtenidas. A partir del inicio de nuevos emprendimientos, surgidos
con la aplicación de la Ley 22.702, los planteles ganaderos han mejorado notablemente la
calidad racial de los animales.” (Caeiro, 2009: 123).
La ganadería caprina, segunda en importancia socioeconómica en la provincia,
incrementó su número. El crecimiento, de acuerdo con Caeiro (2009), no podía
explicarse tan sólo con las 65 EAP más con caprinos que registraba el censo 2002, sino
considerando que la ampliación de los planteles se relacionaba con la clásica estrategia
antipobreza de los cabriteros. La producción y venta de cabritos en los ganaderos
campesinos o en sistemas mixtos, se constituyó en un mecanismo para conseguir
rápidamente pequeñas cantidades de dinero para solventar gastos de los hogares o de
las explotaciones.
Los camélidos, fueron otro de los ganados de importancia social focalizada para
campesinos de las áreas de Puna y Prepuna (departamentos Antofagasta de la Sierra,
Belén, Santa María y Tinogasta). Las llamas, en los territorios de pastores de altura,
operaban como los cabritos en las áreas cabriteras campesinas, su carne se consumía
localmente y la lana sucia a granel circulaba hacia los artesanos o hilanderías de la
provincia y fuera de ella, a través de acopiadores y, en algunas ocasiones, mediante la
venta directa.
El último de los ganados con importancia social y económica en casi todos los
departamentos de la provincia fueron los porcinos, que habían decrecido para el CNA
2002. El resto de los ganados de las EAP, ovinos, asnales y mulares, y equinos, también
descendieron. Los ovinos continuarán teniendo una importancia social en las
explotaciones campesinas, dado su destino casi exclusivo para el autoconsumo (más la
venta o el intercambio local) y la producción de lana para tejidos artesanales. La
retracción de la producción campesina, la reducción del uso de la tracción animal en
las labores agrícolas y el cambio de recurso en la movilidad de las personas tuvieron
impacto negativo en el stock de bueyes, asnales, mulares y equinos.
| 83 |
En el proceso que recreó la estructura agraria también destacaron otras
modificaciones intercensales en la estructura económica-productiva y en la estructura
social. Particular importancia tuvieron: la incorporación de innovaciones tecnológicas;
la consolidación de la industria agroalimentaria como apuesta de integración vertical
de las empresas diferidas; el surgimiento de una nueva organización empresarial de la
agricultura; la consolidación del mercado de trabajo agrario; la emergencia de nuevos
sujetos sociales agrarios; y, la construcción de territorios y de territorialidades
competitivas con productos para mercados dinámicos. Se estima que la innovación
tecnológica significativa que destacó en los datos intercensales estuvo relacionada con
el riego de plantaciones y de cultivos. Es decir, con las fuentes de agua, los tipos y los
sistemas de riego utilizados. El crecimiento de la superficie regada entre censos fue
notable (+117,7%) y ligada de forma directa a sistemas de riego presurizados, aguas
subterráneas de perforaciones y cultivos intensivos como los frutales.
Los cambios detectados se evidenciaban, además, en las modificaciones en el tipo
jurídico de productor. Para el CNA 2002 las categorías de personas físicas, sociedades de
hechos y otros tipos jurídicos (Instituciones privadas sin fines de lucro; Entidades
públicas nacionales; Entidades públicas provinciales; Entidades públicas municipales)
disminuyeron respecto a las cantidades registradas en el CNA 1988. La única categoría
que se incrementó entre censos fue el tipo jurídico de productor Sociedades jurídicas que
incluyó a la Sociedad Accidental, a la Sociedad de Responsabilidad Limitada, la
Sociedad Anónima y la Sociedad en Comandita por Acciones (Caeiro, 2009). Formas
asociativas que identificaban a las empresas agropecuarias diferidas.
Finalmente, una manifestación indirecta de los cambios de la estructura agraria
provincial fue la ampliación y consolidación del mercado de trabajo agrario. Un
proceso que, en una provincia sin trayectorias continuas de formalización del mundo
del trabajo agrario, exigió un entramado de regulaciones socio-institucionales para su
constitución. Si bien cada producción que incrementó su participación en la estructura
productiva (forrajeras perennes, oleaginosas, cereales para grano) del CNA 2002
modificó también el escenario laboral, sería la olivicultura intensiva la que cimentó la
construcción formal del mercado de trabajo agrario. No obstante, esas realidades no se
reflejaron plenamente en el CNA 2002, pues en ese año comenzó a entrar en
producción mucha superficie de olivo plantada en la década de 1990.
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todo. Pero, y aquí la perplejidad, también la información señala que Catamarca es una
provincia cerealera y sojera. Despejar esta perplejidad sociológica y agraria es una ten-
tación urgente, pero el lector tendrá que esperar; necesitamos exponer y examinar la es-
tructura que contiene y reproduce esta conformación agraria del presente.
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límites definidos, tuvo vinculación con fenómenos de minifundización o
parvifundización y estrategias campesinas de nuevo cuño.
Tabla 1. Provincia de Catamarca. Cantidad total de explotaciones agropecuarias (EAP) por tipo
de delimitación y variación intercensal
EAP con límites definidos EAP sin límites definidos
Varia-
ción Varia-
Total de Varia- % sobre ción Varia- % sobre Varia- Varia-
CNA abso-
EAP ción % Total total abso- ción en Total total ción en ción en
luta en
EAP EAP luta en % EAP EAP %
EAP
2002 9.138 --------- --------- 6.694 73,25 --------- --------- 2.444 26,75 --------- ---------
2008 9.012 -126 -1,38 6.959 77,22 265 3,96 2.053 22,78 -391 -16
2018 10.243 1.231 13,66 7.937 77,49 978 14,05 2.306 22,51 253 12,32
Fuente: elaboración propia en base al CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (resultados
preliminares)
| 86 |
por acciones colectivas de derechosos que lograron reconocimientos legales para la
ocupación comunitaria (deslinde y alambrado de campos de uso común). Tal el caso de
la Asociación Civil Comisión de Tierras que, junto a movilizaciones colectivas de
productores por localidad, opera desde los años 2005-2007 en espacios los
departamentos Capayán y La Paz. La organización fue conformada a partir del intento
de apropiación de campos por empresas ganaderas extra provinciales. En su
composición participaron campesinos productores y campesinos residentes que habían
perdido el acceso a la tierra en etapas anteriores.
Asimismo, destacamos que el CNA 2018 por primera vez incorpora la categoría de
terrenos para identificar cualquier porción de tierra distinta a la parcela. A pesar de que
el censo permite incluir dentro de los terrenos denominaciones que parecen aludir a
superficie delimitada, nosotros restringimos el uso del término al más el derecho a
campo, sea éste, campo comunero, fiscal o comunitario. Así, las 2.306 EAP sin límites
definidos poseían acceso a la tierra de 2.389 terrenos. Muy pocos productores tenían
derechos sobre más de un campo.
Finalmente, el apartado lo cerramos con un agregado que por primera vez aparece
desagregado en los censos nacionales agropecuarios. El CNA 2018 consignó la variable
EAP mixtas que no es posible comparar con los relevamientos anteriores. Se trata de
explotaciones con límites definidas de base, en general ubicadas en oasis de riego de
toda la provincia, que suman el más derecho a campo, el cual es utilizado de preferencia
para la actividad ganadera extensiva y otras actividades extractivas de los montes (leña,
carbón, postes y varas, yuyos de la farmacopea local). Las EAP mixtas del CNA 2018
correspondían a 984 EAP con límites definidos, compuestas por 1.493 parcelas y una
superficie de 44.509,9 hectáreas. A su vez, las 984 EAP adicionan el acceso a 1.066
terrenos; es decir que, al menos 82 EAP con límites definidos poseen derechos a más de
un campo o más de un derecho en el mismo campo madre. De todas formas, como la
superficie de base consta como delimitada, estas EAP mixtas las contamos dentro de las
EAP con límites definidos.
La superficie total de las EAP censadas y las relaciones que se pueden establecer
dentro de la variable siempre han constituido evidencias con reducido poder
explicativo (Tabla 2). Para la provincia de Catamarca, el dato de la superficie total de las
parcelas por tipo de uso de la tierra (que incluye a la superficie implantada más la
superficie destinada a otros usos agropecuarios), es muy variable entre censos. Por
ejemplo, si agregamos la superficie total del CNA 1988 (2.590.026,9 hectáreas y 6.971 EAP
con límites definidos), la perdida respecto al CNA 2002 fue de sólo 277 EAP (-3,97%),
pero en superficie representó 1.001.221,2 hectáreas (-38,65%).
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Tabla 2. Provincia de Catamarca. Superficie total en explotación de las EAP con límites
definidos y variación porcentual intercensal.
Cantidad EAP con
CNA Total EAP Superficie (ha) Variación % Variación absoluta en ha
límites definidos
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2002, 2008 y 2018 (resultados preliminares)
Asimismo, podemos observar en las tablas 1 y 2 que, cuando las EAP con límites
definidos crecen de forma moderada entre los CNA 2002 y 2008 (265 EAP más y 3,96%),
la superficie total de las explotaciones se incrementó sobremanera (Tabla 2). Mas, para
el CNA 2018, cuando las EAP con límites definidos aumentan de forma considerable
(978 EAP y 14,5%), la superficie total de las EAP baja en 592.369,9 hectáreas (-23,92%).
Aquí establecemos dos posibles explicaciones e interpretaciones ya que, por una parte,
no parece haber una relación directa entre superficie total en explotación de las EAP y
cantidad total de EAP con límites definidos a lo largo del tiempo censal. Sí parece haber
alguna vinculación entre la superficie total de las EAP con la superficie implantada,
pues sus variaciones siguen la dinámica de crecimiento y reducción de las primeras
(Tabla 3). Por otra parte, interpretamos que el CNA 2018 observa un subregistro
importante de la superficie total de las EAP que también se expresa en la superficie
implantada. Más adelante, en el examen de la estructura productiva por grupo de
cultivos, y con otros datos complementarios, vamos a verificar el subregistro del CNA
2018 en la superficie implantada o cultivada.
Tabla 3. Provincia de Catamarca. Superficie implantada de las EAP con límites definidos por
tipo de uso de la tierra y variación intercensal.
Variación Variación
CNA CNA % CNA %
Superficie implantada (ha)
2002 2008 2002- 2018 2008-
2008 2018
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2002, 2008 y 2018 (resultados preliminares)
| 88 |
Sin desconocer el probable alto subregistro de la superficie total de las EAP y,
especialmente, de la superficie implantada total en el CNA 2018, queremos señalar que
cuando la situación socioeconómica general de la estructura agraria provincial y las
situaciones del contexto económico del país mejoran, ello se refleja en el aumento de la
superficie implantada. En ese escenario relativamente favorable, nos parece que los
sujetos sociales agrarios hacen un esfuerzo por mantener las condiciones de
regularización dominial sobre superficie total en explotación de las EAP, al igual que su
manifestación o declaración censal como superficie destinada a uso agropecuario y
forestal. Más, cuando las condiciones económicas se modifican de forma negativa, los
esfuerzos por mostrar la regularización dominial de la superficie total en explotación
de las EAP se reducen.
En general, pareciera que, frente a contextos estructurales desfavorables, los
productores retiran tierra o no la declaran dentro de las tierras de uso agropecuario y
forestal de forma completa. Por ejemplo, la merma de un poco más de un millón de
hectáreas entre el CNA 1988 y el CNA 2002 correspondió casi de forma completa a dos
departamentos del oeste, Tinogasta con -784.958 hectáreas y Belén con -267.010
hectáreas (Caeiro, 2014). Los productores retiraron superficies históricamente ligadas a
la arriería y el intercambio entre zonas agroecológicas distintas, a formas de
producción y a esferas de intercambio y de consumo que ya no corrían en la
modernidad agraria de la década de 1990 y principios del siglo XXI.
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Tabla 4. Provincia de Catamarca. Explotaciones agropecuarias con límites definidos, por escala
de extensión y participación porcentual.
CNA 2002 CNA 2008 CNA 2018
Hasta 5 3.745 55,95 7.386 0,5 4.183 60,11 8.207,8 0,4 5.325 67,39 9.262,5 0,7
5,1 -10 768 11,47 5.677,0 0,3 697 10,02 5.220,9 0,3 758 9,59 5.602,8 0,4
10,1-25 589 8,80 9.846,6 0,6 566 8,13 9.219,4 0,5 571 7,23 9.330,2 0,8
25,1-50 340 5,08 12.225,9 0,8 294 4,22 11.083,7 0,6 283 3,58 10.383,8 0,9
50,1-100 237 3,54 18.230,7 1,1 278 3,99 21.870,3 1,2 254 3,21 19.447,7 1,7
100,1-200 264 3,94 41.779,3 2,6 250 3,59 38.291,0 2,1 201 2,54 30.503,7 2,6
200,1-500 304 4,54 99.239,9 6,2 251 3,61 85.707,8 4,8 216 2,73 73.119,9 6,0
500,1-1000 190 2,84 142.244,7 9 191 2,74 139.145,5 7,8 129 1,63 94.787,2 7,8
1000,1-2.500 133 1,99 210.666,1 13,2 135 1,94 209.662,3 11,6 101 1,28 142.939,4 11,8
2.500,1-5.000 63 0,94 213.670,0 13,4 77 1,11 280.862,5 15,6 57 0,72 209.156,8 17,3
5.000,1-
35 0,52 256.994,1 16,2 25 0,36 188.383,0 10,4 7 0,09 41.857,0 3,5
10.000
Mas de
26 0,38 570.845,4 36,1 22 0,20 803.357,6 44.6 *35 *0,44 *562.251,8 *46,5
10.000
7902 646.391
Total 6.694 100 1.588.805,7 100 6.959 100 1.801.011,8 100
*7.937 *1.208.642,8
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (resultados
preliminares)
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En términos de sujetos o grupos sociales agrarios, estos estratos suelen estar
representados como el sector campesino o de pequeños productores o productores
familiares o de la agricultura familiar. Campesinos con diferenciación social entre ellos,
puesto que comprende, por un lado, a productores de subsistencia, donde la finca es
más unidad de residencia que unidad productiva. Mucha de la producción que en algún
tiempo fue comercial, hoy es de autoconsumo o es transformada y circula en esferas de
intercambio familiares o circuitos muy cortos de comercialización. Algunos técnicos
han comenzado a llamar a este sector como productores de la economía social, quienes en
muchas ocasiones han vendido o cedido parcelas de la EAP, frente al avance de la
urbanización de los pueblos o cambios en las prácticas de herencia familiar de la tierra.
Las pequeñas EAP de hasta 5 hectáreas continúan siendo representativas del
campesinado y de la provincia. Constituyen el 56 % del total de las EAP en el CNA 2002,
el 60,11% en el CNA 2008 y el 67% para el CNA 2018. Dicho incremento se tradujo en 438
EAP más en el CNA 2002 (11,69%) y 1.142 EAP entre los CNA 2008-2018 (variación
intercensal del 42,2 %). No obstante, su crecimiento y representación cuantitativa, el
sector no mejoró su acceso a la tierra, por el contrario, mantuvo la distribución
promedio tanto en el CNA 2002 como en el CNA 2008 (1,96-1,97 hectáreas por EAP) y
luego baja a 1,73 hectáreas promedio en el CNA 2018. El fenómeno de minifundización o
de microfundización es cada vez más notorio.
Por otro lado, también se incluyen en estas escalas de EAP con límites definidos a
campesinos capitalizados que producen uno o más cultivos o forrajeras anuales y
perennes con destino comercial manifiesto, más una multiplicidad de cultivos y
animales de granja para el consumo de los hogares. Algunos de estos productores
agregan a las parcelas dentro de la EAP con límites definidos uno o más derechos a
campo para la actividad ganadera extensiva. También algunos de estos productores,
sobre todo los que se ubican en espacios rurales cada vez más urbanizados de las
cabeceras departamentales o de pueblos en crecimiento, debieron vender parte de las
superficies para la construcción de barrios del gobierno o residencias individuales.
Al igual que los campesinos del grupo de arriba, esa proximidad valorizó sus tierras
y produjo cambios en las prácticas de herencia o transmisión de las tierras. Finalmente,
se incluyen en estos rangos de superficies nuevos productores locales capitalistas de
base familiar (individuales, cooperativas, empresas) que durante el siglo XXI capitaliza-
ron EAP existentes o compraron superficies para la constitución de emprendimientos
en distintas áreas de la producción agropecuaria (nogalicultura; olivicultura; pequeños
feedlot; tambos; apicultura, avicultura, legumbres, vitivinicultura, etc.).
A su vez, si pasamos a los estratos de mayor dimensión, corroboramos la distribu-
ción concentrada y polarizada de la tierra. Dos aclaraciones previas sobre decisiones to-
madas, la primera debido a que para los estratos superiores a las 1.000,1 hectáreas el
CNA 2018 no sólo tiene escalas distintas a los CNA 2002 y 2008, sino también vacíos en
esos rangos nuevos de superficie, homologamos todos los datos a las escalas de los CNA
2002 y 2008. Así, logramos que las escalas quedaron completas. La segunda decisión
tuvo que ver con la sumatoria de EAP del CNA 2018, pues resultó de 7.902 EAP con lími-
tes definidos, cuando en los datos provisorios siempre se consignan 7.937 EAP. Esas 35
EAP que faltaban en la suma, las incluimos en la escala de más de 10.000 hectáreas, asu-
miendo que a los lugares vacíos sin datos en las escalas mayores a 7.500,1 hectáreas co-
rrespondían esas 35 explotaciones.
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La tercera decisión es similar a la anterior, ya que la cuenta de superficie total de
todos los estratos del CNA 2018 daba 646.391 hectáreas, cuando el total consignado es de
1.208642,8 hectáreas. Faltaron agregar 562.251,8 hectáreas que, utilizando el mismo
criterio de falta de datos únicamente para los rangos mayores a las 7.500,1 hectáreas,
allí fueron asignadas. No dejan de ser decisiones arbitrarias, aunque legitimadas ya que
resultan ajustadas al compararlas con los CNA 2002 y 2008. Los cuatro estratos más
grandes en superficie representaron en el CNA 2002 a 257 EAP (3,83% del total de EAP)
con límites definidos, las que contienen a 1.252.175,6 (el 78,9% de la superficie total
censada). Para el CNA 2008 hubo un agregado de 2 grandes nuevas EAP, pasando así a
259 (3,61% del total de EAP), las que poseían 1.482.265,4 (82,2% de la superficie total).
Finalmente, en el CNA 2018, la concentración hegemónica de la tierra fue
nuevamente resguardada. Aunque el estrato redujo su número a 200 EAP que (el 2,53%
de todas las explotaciones que en ese censo por primera vez pasaban las 7.000 EAP con
límites definidos) concentraban 956.205 hectáreas, el 79,1% de todas las tierras censadas
como de uso agropecuario y forestal en la provincia de Catamarca. No hay
investigaciones específicas sobre los sujetos sociales agrarios, sólo menciones generales
acerca de su calidad de grandes propietarios de grandes explotaciones extensivas
(Caeiro, 2014; Osatinsky, 2014). Un grupo de productores aparentemente homogéneo en
cuanto al destino o la aptitud ganadera general de los campos.
Sí se sabe que una buena proporción de ellos son propietarios y herederos de
mercedes de tierra otorgadas en la colonia. Otra proporción similar, son descendiente
de individuos o sociedades que compraron grandes cantidades de tierra (a familiares de
beneficiarios de mercedes de tierra) para emprendimientos y sociedades ganaderas
entre la segunda mitad del siglo XIX y en distintas décadas del siglo XX (Cruz, 2016).
Para estos grupos, la tierra es un bien altamente especulativo y flexible en función de la
demanda y de las estrategias de crecimiento provinciales, regionales o nacionales.
Debido a ello puede transformarse en tierra con destino agropecuario, turístico,
residencial o de obras de infraestructura de interés público.
Cerramos el acápite señalando que en las tres escalas que van desde las 100,1 a las
1.000 hectáreas quedaban usualmente comprendidos los sectores agrarios capitalistas
más dinámicos de la economía catamarqueña. Aún con variaciones desde el CNA 1988
en cuanto a cantidad total de EAP con límites definidos comprendidas en cada escala
(CNA 2002: 758 EAP; CNA 2008: 692 EAP; 2018: 546 EAP) y con variaciones en la
superficie detentada (CNA 2002, 283.243,9 hectáreas; CNA 2008, 263.143,3 hectáreas;
CNA 2018, 198.410 hectáreas), el tamaño promedio de la superficie de cada uno de los
estratos se mantuvo apenas variable. La casi totalidad de empresas diferidas dedicadas
a alguna producción agrícola, constaban aquí.
La tierra bajo dominio privado (tabla 5) ocupa en cada uno de los censos
agropecuarios la mayor superficie declarada para uso agropecuario y forestal (97,5% en
el CNA 2002; 88,0% en el CNA 2008 y 87,72% en el CNA 2018). La tierra bajo dominio
fiscal y de uso agrícola es mínima; mientras la tierra que fue censada bajo la categoría
Sin discriminar (tabla 6) y que no pudo ser encuadrada ni como privada ni como fiscal,
presenta cantidades de superficie más importantes. La dificultad que nos presenta el
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análisis de la tierra bajo el dominio Sin discriminar, es que sólo se consigna el total de la
superficie, sin clasificación por régimen de tenencia de la tierra.
Tabla 5. Provincia de Catamarca. Superficie de las parcelas por dominio privado y régimen de
tenencia de la tierra, y variaciones intercensales.
DOMINIO PRIVADO
Ocupación con permiso 33.872,9 54.395,2 20.522,3 60,58 14.855,2 -5.667,1 -72,69
Sin Sin
Comodato ------- 562,1 ------
categoría categoría
Sin Sin
Concesión ------- 111,0 ------
categoría categoría
Sin
Usufructo --------- ------- 5.453,3 ------
categoría
Total Superficie privado 1.550.977,1 1.608.851,9 57.874,8 3,73 1.181.686,9 -427.165 -26,55
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (resultados
preliminares)
A diferencia de las otras variables que venimos caracterizando, debemos señalar que
la tenencia de la tierra no sufrió modificaciones notables en lo que va del siglo XXI.
Destacamos que no estamos refiriéndonos a la distribución y la concentración de la
tierra, que son aspectos claves de la estructura de tenencia de la tierra. Esas variables
fueron trabajadas más arriba y sí manifestaron cambios significativos. Aquí le
prestamos atención a las diferentes formas de acceso (y los derechos que se generan) a
la tierra que tienen a disposición los individuos, de acuerdo con la estructura de
opciones, la normativa legal o el derecho consuetudinario local que suele ser legalizado
en categorías y finalidades censales.
Asimismo, como en general estas categorías de acceso a la tierra están vinculadas a
superficies delimitadas, no se señalan las categorías que corresponden a formas
precarias de acceso a la tierra, las que aparecen subsumidas dentro de las EAP y los
terrenos sin límites definidos. De todos modos, ciertas cuestiones sobre los derechos a
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campo, como formas de tenencia de la tierra, ya fueron abordadas al examinar la
dinámica intercensal de las EAP en general.
Tabla 6. Provincia de Catamarca. Superficie de las parcelas por dominio fiscal y sin discriminar
y régimen de tenencia de la tierra, en hectáreas.
Fuente: Elaboración propia en base al CNA 2002, CNA 2008 y CNA 2018 (resultados
preliminares)
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porcentaje en el CNA 2008 hasta un 3,38% y cayó hasta constituir el 1,26% en el CNA
2018.
Para el caso de las tierras incluidas en el régimen de tenencia ocupación de hecho y
contrato accidental no hubo presunciones de mejoría intercensal: desde el primer hasta
el último censo redujeron su participación. La ocupación de hecho componía en el CNA
2002 el 1,51%, en el CNA 2008 el 1,44% y en CNA 2018 el 0,16% del total de tierras bajo
dominio privado. El contrato accidental reunía en el CNA 2002 el 0,6% de las tierras bajo
dominio privado, mientras que para el CNA 2008 ese porcentaje bajó al 0,41%, para
finalmente, reducirse a una mínima expresión del 0,02% en el CNA 2018.
De toda esta dinámica de las formas de acceso a la tierra características de la
provincia de Catamarca, el dato más llamativo es el decrecimiento de la participación
absoluta y relativa del régimen sucesión indivisa, bajo el cual se inscriben patrimonios
familiares que aún no pudieron o no fueron divididos. Una situación de tenencia usual
en el mundo agrario catamarqueño que, para disminuir su participación, hubiera
requerido de políticas sostenidas de regulación dominial por parte del Estado y algunos
de sus organismos específicos. Dado que este tipo de políticas apenas se expresaron de
manera coyuntural y localizadas, sostenemos que la reducción de la superficie y la
participación porcentual de la forma de tenencia sucesión indivisa puede deberse a un
subregistro de este tipo de acceso a la tierra por parte del Censo Nacional Agropecuario
2018.
Asimismo, también nos generó algún cuestionamiento, la dinámica que tuvieron en
la construcción de la modernidad agraria de Catamarca, el decrecimiento en la
superficie y la participación porcentual registradas por las formas de acceso a la tierra
mediante su alquiler (arrendamiento, aparcería o contrato accidental). Ni la aparcería ni
el contrato accidental se convirtieron en el CNA 2018 en formas de tenencia de la tierra
populares; aun para tierras dedicadas a la agricultura de granos y oleaginosas del este.
La superficie total de estas formas de tenencia indica que tampoco en esas áreas se pudo
garantizar la predilección que tenían en los censos agropecuarios anteriores.
Sostenemos que la confianza por el alquiler de tierras, como expresión del desarrollo
del capital agrario estuvo centrada en el arrendamiento. En el CNA 2002 representó el
3,07% de la tierra total bajo dominio privado, en el CNA 2008 la participación del
arriendo se redujo al 1,77% debido a la crisis socioeconómica general. En cambio, para
el CNA 2018 el arrendamiento se popularizó como forma de tenencia de alquiler
predilecta, hasta alcanzar un sugerente 5,95% de la superficie que, a diferencia de otras
formas de tenencia de la tierra bajo dominio privado, las 70.301,3 hectáreas contenidas
corresponden de manera completa a superficie efectivamente implantada.
Los registros de los CNA 2008 y 2018 reafirmaron y profundizaron las evidencias de
cambio que presentaba el CNA 2002 (tabla 7). Hasta el presente, la estructura
productiva que se consolidó en el siglo XXI estuvo comandada por las forrajeras
perennes asociadas a la ganadería, concentradas en los departamentos del este de la
provincia (La Paz, Santa Rosa y El Alto), así como en el departamento Capayán y Paclín
en el Valle Central. Se trata de espacios donde se instalaron empresas ganaderas
diferidas en la década de 1990, dedicadas a la cría o la cría/invernada de ganado vacuno,
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cuya alimentación complementaba balanceados con forrajeras perennes. No obstante,
tanto en esos como otros departamentos hubo ampliaciones de superficies con
forrajeras perennes y anuales por parte de campesinos capitalizados, así como
productores y empresas capitalistas. Unos motivados por la dinámica general, otros por
la intervención de políticas planificadas de desarrollo (planes, programas, proyectos)
nacionales y provinciales que colaboraron con asistencia técnica, financiamiento y
capacitaciones.
El crecimiento de las forrajeras perenes entre los CNA 2002 y 2008 fue notable ( tabla
7), tanto como su reducción en el CNA 2018. A pesar de que las comunicaciones
personales con técnicos de terreno no señalan mermas considerables de la superficie
implantada con forrajeras ni liquidación o traslado de una buena proporción del stock
bovino, no contamos con otros registros para asegurar los datos censales. Dado que el
CNA 2018 proporciona datos provisionales, tal vez el subregistro notorio que presentan
las forrajeras perennes o el probable error de carga se corrija cuando se divulgue la
información completa. Asimismo, como tampoco tenemos el detalle por departamento
y por forrajera para este censo y para el CNA 2008, no es posible un cotejo minucioso de
cada especie en los departamentos productores. Esa misma situación se nos presenta
para las cantidades de EAP por escala de extensión de cada forrajera. Sólo nos aparecen
esas discriminaciones por grupos de cultivos para el CNA 1988 y el CNA 2002.
Este subregistro o error en la carga o en el relevamiento de datos censales fue
subsanado (por comparación o por agregado de la cifra no consignada) para los cereales
para granos y para las oleaginosas, que ocupaban -y ocupan- el segundo y el tercer
lugar, respectivamente, de la nueva estructura productiva de la provincia. Las
estimaciones agrícolas provistas por la página web del Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca de la Nación, colaboraron en la composición de la información. Estas
permitieron corregir el decrecimiento de los cereales (trigo y maíz, principalmente) en
el CNA 2008 y corroborar el incremento para el CNA 2018. El grupo de cultivos, entre
los CNA 2002 y 2008 había pasado de 30.143,6 a 19.074,8 (-36,72%) hectáreas. Más, las
cifras de las estimaciones indicaban que la sumatoria de trigo y maíz que
representaban más del 90% de los cereales, había alcanzado las 29.000 hectáreas en la
campaña 2007-2008. Desde esos datos, más el agregado de avena y sorgo, se documenta
que casi no hubo merma de la superficie sembrada de cereales para grano en el CNA
2008. De igual modo, las estimaciones mencionadas facilitaban reconocer el aumento
que tuvieron entre ese censo y el del año 2018 (47.113,4 hectáreas), pues se señalaban
13.350 hectáreas de maíz y 39.150 hectáreas de trigo (un total estimado de 52.500
hectáreas). Se destaca para este grupo de cultivos dos temas centrales, una que luego se
amplía al referirnos a la sojización del este de la provincia y el complemento estratégico
del trigo y del maíz; la otra, tal vez a su contracara, la chacra de maíz seguía siendo
importante en la economía campesina de todos los departamentos de Catamarca.
En el caso de las oleaginosas, la soja era dominante pues representa el 98,5% (30.164
hectáreas) del total en el CNA 2002 y el 99,3% (33.489,2 hectáreas) en el 2008. Aunque el
CNA 2018 no consignó la superficie específica (la total de oleaginosas fue de 47.113,4
hectáreas), las estimaciones agrícolas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
de la Nación señalaban para la campaña 2017-2018, 39.000 hectáreas de soja sembradas.
Esas estimaciones indicaban que en la campaña 2007-2008 la superficie total
implantada con soja en la provincia llegó a las 50.000 hectáreas y un pico máximo en la
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campaña 2015-2016 con 56.142 hectáreas. Pese a que se trataba de superficies modestas
de soja, comparadas con el resto de las provincias sojeras, el impacto era importante en
la estructura de los principales cultivos de Catamarca.
Mucho más aún, cuando buena parte del espacio de sojización se construyó, al igual
que en el resto del NOA (Reboratti, 2014): como proceso de desarrollo del capital agrario
que promovió inversiones extra provinciales; como agricultura de secano; como cultivo
al límite de las necesidades de agua (jugando con la dinámica de la isohieta de los 600
mm), apelando al riego suplementario o al riego complementario; y, como proceso de
expansión de la frontera agropecuaria mediante el desmonte desmedido del bosque
nativo. Se subraya tanto para los cereales para grano, como para las oleaginosas, y los
espacios que ocupaban, la presencia significativa de los cultivos para semillas
propiciados por empresas productoras de semillas, nacionales y transnacionales. El
incremento intercensal (2002-2008) fue notable, un salto cuantitativo que no se
observaba desde, por ejemplo, los impactos de las oleaginosas entre el CNA 1988 y el
CNA 2002.
Tabla 7. Provincia de Catamarca. Superficie implantada de las EAP con límites definidos por
grupo de cultivos.
Variación % Variación %
Superficie implantada (ha) CNA 2002 CNA 2008 CNA 2018
2002-2008 2008-2018
Aromáticas, medicinales y
912,8 792,1 -13,22 171,5 -78,34
condimentarias
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios de
2002, 2008 y 2018.
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cultivos de campesinos capitalizados y empresas familiares capitalistas (departamentos
Belén, Ambato, Paclín, Andalgalá, Pomán, Santa María). Señalamos también para este
período intercensal, y en particular para productores locales de nogal, el crecimiento de
algunas innovaciones tecnológicas como: sistemas de riego presurizado; recambio
varietal; manejo integrado de plagas y de la fertilidad de los suelos; plantas y
tecnologías de procesamiento municipales, de formas asociativas y familiares. Atrás de
estos cambios hubo, por lo general, organizaciones estatales, políticas de desarrollo
rural y financiamiento accesible (subsidios y créditos blandos). Asimismo, se incluyen
inversiones genuinas que facilitaron la plantación tanto de cítricos como de cultivos de
alto valor (arándanos) y su planta de procesamiento en el departamento Santa Rosa.
El declive que observamos en la fruticultura del CNA 2018 (-16,22%) está vinculado a
la crisis manifestada, en especial, por las empresas olivícolas. La caída del precio
internacional del aceite de oliva, la presión impositiva del Estado sobre su exportación,
las adversidades climáticas y el incremento de los costos internos lograrían que las
empresas mermaran la producción y/o abandonen la actividad productiva primaria y
agroindustrial. Si bien algunos diferimientos habían salido de la producción con la crisis
económica del año 2001, para finales del decenio más empresas (incluidos
establecimientos citrícolas y hortícolas) entraron en concurso de acreedores, cesación
de pagos, cierres y despidos de trabajadores. En el año 2011, el gobierno provincial
declaraba su intención de recuperar la olivicultura empresarial, mediante la
reconversión hacia la ganadería.
Por su parte, el grupo de cultivos hortícolas continuó el descenso en la superficie
implantada que venía manifestándose desde el CNA 1988. El decrecimiento fue más
pronunciado, ya que se dejaron de cultivar entre el CNA 2002 y el CNA 2008, 2.199,1
hectáreas (-44,67%). Las explicaciones de la profundización de la crisis de la horticultura
local tienen al menos dos vertientes. Una más de carácter estructural que está
relacionada con los espacios productivos y las externalidades negativas debido a los
costos de localización (infraestructura y comunicación), de los bienes e insumos, de
procesamiento, de empaque, de transporte y de logística. En el contexto de la
horticultura intensiva argentina, de producción en fresco y de consumo general, a la
provincia le cuesta la competencia con territorios hortícolas más dinámicos como los
del NOA y de Cuyo. Tampoco la horticultura intensiva y diferenciada de las empresas
agropecuarias diferidas del Valle Central pudo sostener sus distinciones productivas.
En este grupo de productos diferenciados sólo la papa semilla, la papa para industria
y los otros zapallos, provenientes de empresas familiares del departamento Santa Rosa,
tuvieron incrementos significativos. Asimismo, también se vio afectada entre los CNA
2002 y 2008 toda la producción de EAP campesinas que abastecían las cabeceras y otros
pueblos departamentales, a la manera de pequeños cinturones hortícolas. En todos los
departamentos de la provincia hubo pérdidas considerables de superficie implantada;
en particular, en las colonias agrícolas del departamento Capayán y en los históricos
cinturones hortícolas del Gran Catamarca (departamentos Valle Viejo y Fray Mamerto
Esquiú) debido a procesos intensos de cambio en el uso de los suelos por la
urbanización de los espacios rurales.
No obstante, el CNA 2018 identifica una recuperación de la superficie implantada
con hortícolas, las que pasan ser 5.185,3 hectáreas que representan un incremento del
90,39% respecto al censo anterior. No se tienen datos discriminados por departamento
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o por escala de extensión de las EAP como para cotejar o explicar el cambio cuantitati-
vamente positivo. Tan sólo se puede agregar, sin tener datos concretos por el momento,
las promociones hortícolas del año 2017 (Plan Tomate, Plan Hortícola) del gobierno pro-
vincial a través de la empresa estatal Agroindustrias Catamarca Sociedad del Estado.
Mediante convenios con los productores y algunas agroindustrias (Dulcor S.A.; AgroAn-
dina S.A; Camino S.A.) se buscó revalorizar la producción y el procesamiento de la horti-
cultura local.
Una situación similar entre los CNA 2002 y 2008 sucedió con las legumbres, pues
1.316,7 hectáreas (-48,81%) salieron de la producción. Se trataba fundamentalmente de
porotos negros y en menor medida de arvejas, cultivadas en los departamentos del este
provincial (Santa Rosa, La Paz, El Alto), del Valle de Catamarca (Capayán, Ambato y Va -
lle Viejo) y los departamentos del oeste (Belén y Andalgalá) para los porotos blancos. Sin
embargo, las estimaciones agrícolas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de
la Nación para la categoría poroto seco, señala que la superficie sembrada en la campa-
ña 2001-2002 fue de 6.000 hectáreas (frente a las 2.754 hectáreas del CNA 2002) y que
para la campaña 2007-2008 no hubo pérdida de superficie cultivada, sino un crecimien-
to de 500 hectáreas. Donde sí marca disminución de superficie total sembrada es para
la campaña 2017-2018, pues se consignan 2.350 hectáreas; mientras el CNA 2018 indica-
ba 7.073,4 hectáreas y un aumento del 392,13% respecto a los valores del CNA 2008.
Finalmente, dos grupos de cultivos, histórica y socialmente significativos en la
provincia, venían en declive desde el CNA 1988. Se trata de los cultivos industriales, las
aromáticas (medicinales y condimentarias) y los bosques y montes. Desde el CNA 2002
hasta el CNA 2018, la superficie implantada se redujo. Los cultivos industriales del siglo
XXI abarcaron al algodón en el departamento Valle Viejo, al tabaco en el departamento
Santa Rosa y como novedad de las empresas diferidas, a la jojoba (en su totalidad en el
departamento Valle Viejo). En conjunto representaron 2.089,1 hectáreas en el CNA
2002, 1.599 en el CNA 2008 y 954,6 hectáreas en el CNA 2018. Tanto el algodón como el
tabaco mantuvieron la superficie intercensal; la jojoba, luego del boom de su
implantación en la década de 1990 comenzó a declinar hasta desaparecer en el CNA
2018.
Las aromáticas, mayormente importantes en los departamentos del oeste provincial
(Belén, Santa María y Tinogasta) y del valle central (Capayán y Valle Viejo), transitaron
el mismo recorrido que los cultivos industriales: pasaron de 912,8 hectáreas en el CNA
2002 a 792,1 en el CNA 2008 y 171,5 hectáreas en el CNA 2018. El grupo estaba
compuesto, en orden de importancia, por el pimiento para pimentón, el comino y el
anís. A pesar de la pérdida incremental de superficie, las aromáticas se procesan
mayormente en molinos locales, aunque no todo el producto comercializado se empaca
y se envasa localmente.
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capitalistas, empresas capitalistas, cabañeros) que efectuaban la actividad desde EAP
sin límites definidos, EAP con límites definidos y EAP mixtas. La dinámica de los
establecimientos indicó que las 3.246 EAP del CNA 2002 se redujeron a 3.099 EAP para
el CNA 2008 y vuelven a recuperarse e incluso superar las explotaciones de comienzos
de siglo en el CNA 2018 (3.395 EAP). Sobre estos datos de los censos tenemos muy poca
información para contrastar.
Tabla 8. Provincia de Catamarca. Total de EAP con ganado y número de cabezas por especie, y
diferencias absolutas y variaciones relativas intercensales.
Variación % Variación %
Tipo de CNA 2002 CNA 2008 CNA 2018
2002-2008 2008-2018
Ganado
EAP Cabezas EAP Cabezas EAP cabezas EAP Cabezas EAP Cabezas
Bovinos 3.246 228.259 3.099 246.724 -4,52 8,08 3.395 226.935 9,55 -8,02
Caprinos 2.407 206.717 1.914 170.158 -20,48 -17,68 2.194 165.644 14,62 -2,65
Porcinos 1.601 12.505 1.348 15.376 -15,80 22.95 1.441 35.668 6,89 131,97
Ovinos 1.332 85.086 1.198 89.850 -10,06 5,59 1.306 67.496 9,01 -24,87
Camélidos 265 21.811 313 22.390 18,11 2,65 232 12.175 -25,88 -45,62
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios de
2002, 2008 y 2018. Para el CNA 2002 no consignamos la categoría, equinos, asnales y mulares
(2.135 EAP y 11.136 cabezas), vicuñas (5 EAP y 4.113 cabezas) y otras (12 EAP y 89 cabezas). Para el
CNA 2008 no consignamos las cifras de las categorías equinos, asnales y mulares (1.246 EAP y
5.376 cabezas). Para el CNA 2018, no consignamos la categoría equinos, el resto de las
ausencias de las categorías están relacionadas a la información censal.
El Observatorio Ganadero (2013) señalaba en base a información del año 2012 del
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) la distribución
concentrada del stock bovino. El 62% de las EAP totales tenía hasta menos de 100
cabezas y reunía apenas el 12% del stock bovino. Si el límite se elevaba hasta menos de
500 cabezas, agrupaba al 92% de las EAP, alcanzando el 48% del stock. Por el contrario,
las EAP con más de 500 cabezas reunían al 8% de las EAP que controlaban el 52% del
stock. A pesar de que no se menciona el detalle de la cantidad de EAP, asumimos que la
distribución de EAP por tamaño del hato la podemos extrapolar para cualquiera de los
censos del siglo XXI. Una aclaración necesaria, los datos de SENASA fueron
conseguidos de segunda mano, ya que la página web dejó de tener disponible de forma
pública la información sobre estimaciones stocks ganaderos y número de animales
vacunados. Si bien se solicitó las series de datos al organismo, por el momento nos
enviaron los correspondientes al año 2020 para bovinos, caprinos y ovinos. Dada la
epidemia Covid19, los datos referidos tienen inconsistencia técnica justificada.
No obstante, como señalamos, los datos de segunda mano obtenidos de SENASA por
dos vías distintas nos permiten mejorar las cantidades de cabezas o existencias bovinas
consignadas por los CNA 2008 y CNA 2018. Por ejemplo, el Informe Productivo
Provincial de Catamarca (2019) nos proporciona cifras redondeadas del año 2008 con
252.000 cabezas totales y 285.000 vacunos para el año 2018. Asimismo, el trabajo de
Perea (2018) sobre la evolución del stock bovino en Argentina y la provincia de Jujuy,
indicaba con información del SENASA que el stock de Catamarca para los años 2016,
2017 y 2018 era el siguiente: 2016: 253.698 cabezas; 2017: 264.303 cabezas; y 2018: 295.626
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cabezas de ganado a junio, el mismo mes del CNA 2018. El cotejo de estas cifras nos
facilita reafirmar el subregistro que observó el último de Censos Nacionales
Agropecuarios. El stock bovino de la provincia no decreció en ninguno de los tres CNA;
se incrementó censo a censo.
Culminamos el análisis de la dinámica de la ganadería bovina, señalando algunas
consideraciones que no salen de la tabla 8, porque este tiene datos provinciales no dis-
criminados por departamento. En buena medida, porque ajustamos las cantidades a las
cifras provinciales provistas por el CNA 2018. De acuerdo con el Observatorio Ganadero
(2013), el 41% del stock bovino de la provincia estaba concentrado para el año 2011, al
igual que en los CNA 2002 y 2008, en el Departamento La Paz, seguido por el departa-
mento El Alto con el 15% del stock y Santa Rosa con el 8%. Todas jurisdicciones del este
de la provincia donde, además, si bien para el año 2018, el censo indicó un decrecimien-
to formidable de las forrajeras perennes (especialmente megatérmicas). Queda claro así
que, el subregistro del stock ganadero corrió parejo con el subregistro de las pasturas
implantadas. Un dato adicional importante del Observatorio Ganadero (2013) señalaba
que, para el año 2012, el departamento Ambato ubicado en el valle central norte, dupli-
có el stock ganadero. Si bien era un área con presencia de empresas no diferidas y de
EAP familiares capitalistas, también era un área de campesinos capitalizados altamente
innovadores, organizados y con buena asistencia gubernamental.
Por su parte, la ganadería caprina históricamente asociada a estratos inferiores del
campesinado disminuyó sus existencias durante todo el período censal 2002-2018, aun-
que su mayor descenso se produjo en el lapso 2002-2008, tanto en el stock como en la
cantidad total de EAP con ganado caprino. Si bien para el CNA 2018 vuelven a dismi-
nuir los totales de animales, no sucede lo mismo con las explotaciones. Como señala-
mos más arriba, asociamos la recuperación en la cantidad de EAP cabriteras entre los
CNA 2008-2018 (tras la notable reducción inicial dentro del lapso en consideración) a
una atenuada recomposición de la actividad productiva, pues se reduce el tamaño me-
dio de las majadas. Pero, también la asociamos a una respuesta antipobreza del campe-
sinado más vulnerable residente en el sur salitroso del departamento La Paz y del de-
partamento Capayán, al igual que los estratos más bajos de los cabriteros campesinos
serranos del departamento Ancasti y de los valles altos de Prepuna del departamento
Santa María, Tinogasta y Belén.
Similares argumentaciones postulamos respecto del ganado ovino y por razones se-
mejantes, aunque en esta especie era posible que, fuera del papel que cabras y ovejas ju-
gaban en el autoconsumo del hogar, las relaciones con los mercados y sus agentes sean
distintas (venta de cabritos en un caso y uso artesanal de la lana más venta de los vello -
nes en el otro). En el caso de los ovinos es necesario agregar que, si bien el stock se redu-
jo notablemente para el CNA 2018, las EAP casi recuperan la cantidad existente en el
CNA 2002. Más allá de la lana, el cordero criollo o apenas mestizado quedó reducido
como alimento exclusivo de los hogares campesinos que los producen y las pequeñas
redes parentales, amicales o de vecindad. En la última década, mediante la implementa-
ción de la Ley Ovina y el Programa Prolana hubo políticas planificadas de desarrollo
(proyectos) que están incentivando cambios genéticos, capacitaciones e innovaciones
tecnológicas para mejorar calidades de las lanas, las esquilas y la aptitud carnicera de
los corderos.
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Asimismo, los datos disponibles sobre camélidos (principalmente llamas) para el
período 2002-2018 indican un proceso similar a los ovinos en la larga duración. En
buena medida, porque los departamentos con mayor cantidad de ovinos eran también
los que mayor cantidad de camélidos congregaban (Belén, Antofagasta de la Sierra,
Santa María y Tinogasta). Eran ganados campesinos contenidos en las mismas EAP,
casi siempre EAP sin límites definidos; a excepción del departamento Santa María.
Entre los CNA 2002-2008 hubo un aumento en el número de cabezas y de EAP, mucho
más significativo en las explotaciones que en la suma de animales. Los incrementos se
concentraron en los departamentos de Belén y Antofagasta de la Sierra, en detrimento
de Santa María y de Tinogasta. En estos últimos departamentos la ganadería de
camélidos estaba concentrada en ciertas áreas (la Cordillera de San Buenaventura y las
zonas colindantes de Puna, y la Sierra de Narváez, en Tinogasta; el Valle del Cajón, en
Santa María). Distritos de alta migración de la población rural dispersa, de abandono de
los puestos por campesinos pastores de altura. Asimismo, un fenómeno nuevo que
aparece entre los CNA 2002-2008 fue el ascenso de la ganadería de camélidos desde EAP
con límites definidos (similar a la dinámica del Valle del Cajón), y mejor expresado en
las cantidades de cabezas involucradas.
Al contrario de lo sucedido para el período 2002-2008, para la etapa intercensal
2008-2018, se registró una reducción de camélidos y de explotaciones, más contundente
(-45,62%) en las cabezas de ganado que en las EAP (-25,88%). Lamentamos no tener cifras
discriminadas del CNA 2018 para verificar si se mantienen las tendencias de mayor
concentración de la actividad en los departamentos de Belén y Antofagasta de la Sierra
y el aumento de llamas y EAP con límites definidos. Se suele sostener que el
decrecimiento de la actividad en las zonas de Puna y Prepuna alta, está relacionada con
el interés preponderante puesto por las organizaciones locales, las gubernamentales y
las empresas privadas en otro camélido: la vicuña. Luego de un largo proceso temporal,
la población de vicuñas se recuperó: el Censo Nacional de Vicuñas y Guanacos del año
2006 indicó la presencia de 39.968/23.885 animales, de acuerdo con la metodología de
muestreo. Aun la cifra más baja fue indicativa de muchos camélidos silvestres que
competían por los mismos lugares de alimentación que utilizaba la llama. A su vez, la
fibra de vicuña no perdió rentabilidad, la provincia avanzó en el cumplimiento de
normativas legales y de regulación de capturas, esquilas y acuerdos por el reparto de
sus beneficios.
A ello se sumaron, la presencia de diferentes políticas planificadas de desarrollo
desde finales de siglo XX, la creación de cooperativas locales y de comunidades de
pueblos originarios, acentuado por la participación continúa de técnicos de terreno,
funcionarios e investigadores. De todos modos, pese a la prioridad en la vicuña, las
acciones gubernamentales nacionales, provinciales y municipales no menguaron, sino
que se acrecentaron a través de la Ley Ovina, el programa Prolana, Las ferias ganaderas
y artesanales, la ejecución de capacitaciones en manejo, sanidad, esquila, clasificación,
hilado, tejido, comercialización (venta pública de lotes de fibra) e industrialización de la
Puna, entre otras. También agregamos el aumento del consumo de carne de llama en
los hogares de Puna y Prepuna y el turismo mediante la promoción del consumo
turístico de un producto diferenciado; el incremento en la demanda de productos
artesanales (fibra de vicuña y lana de llama, más lana de oveja). El conjunto de acciones
y las comunicaciones con técnicos territoriales permiten pensar que en los datos del
CNA 2018 puede haber un subregistro de camélidos domésticos.
| 102 |
Finalmente, abordamos el caso del ganado porcino, especie que entre los CNA 2002-
2018 triplicó existencias, mientras las EAP dedicadas a su crianza disminuyeron en una
proporción significativamente menor. Lo que sucedió con los porcinos fue una
conjunción de iniciativas relacionadas con la promoción de la producción y el consumo
de carne en la Argentina. En ese sentido hubo políticas planificadas de desarrollo
nacionales, provinciales, municipales y territoriales interprovinciales que promovieron
la regionalización de la producción porcina, la separación entre criadores y
productores, el registro sistemático del ganado, la creación de la Mesa Porcina
Provincial y las políticas de consumo que lograrían, en el año 2018, duplicar el consumo
de carne en Catamarca (de 3 kilos a 7 kilos per cápita). También fueron importantes las
iniciativas público-privadas de capacitación a productores campesinos de cerdos e
individuos que quisieran iniciarse en el desarrollo de emprendimientos porcinos. Sin
embargo, resultaron importantes en el salto cualitativo y cuantitativo de la ganadería
porcina, tanto inversiones privadas nuevas como la recreación de diferimientos
ubicados en la región este, dedicados a la cría, a la producción, industrialización y la
comercialización de cerdos (por ejemplo, el Grupo Ingeco, en el departamento Santa
Rosa).
CONCLUSIONES
No hay duda de que la estructura agraria que examinamos a partir de los Censos
Nacionales Agropecuarios del siglo XXI (2002, 2008 y 2018) continúa reflejando en gran
medida los cambios ocurridos en la década de 1990. La intención estatal de modificar el
perfil agropecuario típico de la provincia que todavía era evidente en el CNA 1988, sería
una realidad en los registros censales siguientes. La instalación de empresas
agropecuarias a partir de los beneficios impositivos de leyes y políticas públicas de
desarrollo económico modificaron y modernizaron la estructura, los territorios, los
paisajes agrarios y las vocaciones productivas históricas.
En buena parte de las dos primeras décadas del siglo XXI, se expresaron las
modificaciones de la estructura económico-productiva, la estructura de tenencia de la
tierra y la estructura social. En primer lugar, de la mano de las empresas diferidas, la
fruticultura intensiva (comandada por el olivo, los cítricos, la vid y, en menor medida,
el nogal) comenzó a construir un conglomerado agroalimentario de efecto
multiplicador sobre productores familiares capitalizados locales y el mundo del trabajo
agrario. El cambio productivo fue acompañado por el rol preponderante de las
forrajeras perennes y la nueva ganadería bovina en los departamentos del este
provincial. El cuadro de transformaciones productivas se completaría con otros
procesos de desarrollo del capital agrario afirmados estructuralmente en la
agriculturización de ciertas zonas y, en lo concreto, en la producción de cereales para
grano y las oleaginosas, en especial, la soja.
Esas modificaciones indicarían que, hasta el presente, la provincia de Catamarca de
acuerdo con los datos censales es una provincia ganadera (cría pura, cría-invernada o
invernada-cría), luego sojera y, en tercer término, frutícola intensiva (en particular
olivícola para aceite). Incluso en el último registro censal del año 2018, tanto las
legumbres como la horticultura aumentan su participación. Como se observa, el cambio
en la estructura productiva se cimentó en la presencia de nuevos actores sociales
agrarios, en el incremento notable de la superficie implantada, en la incorporación de
| 103 |
innovaciones tecnológicas y en la acentuación de la distribución desigual y polarizada
concentrada de la superficie total de las EAP y de la tierra efectivamente cultivada.
No obstante, la cantidad de EAP campesinas o de productores familiares (sean EAP
con límites definidos, EAP sin límites definidos y EAP mixtas) entre los CNA 2002, 2008
y 2018, se incrementó y continuó expresándose en todas las producciones referidas.
Mas, la superficie agropecuaria detentada se redujo en escala, registrándose un proceso
de minifundización o parvifundización sostenido y en una transición inacabada; al igual
que, una reducción importante en la cantidad y la representatividad de los derechos a
campo del campesinado ganadero extensivo más empobrecido. A pesar de los vaivenes
de las majadas de caprinos, ovinos y camélidos entre censos, el CNA 2018 comenzó a
mostrar una interesante recuperación de EAP y cabezas de ganados dominantemente
campesinos. En muchos casos, sostenidos y acompañados desde el siglo anterior, al
igual que las producciones agrícolas, por técnicos y políticas planificadas de desarrollo
rural (planes, programas y proyectos).
Aun así, hubo sectores campesinos capitalizados que contaron con apoyo de las
políticas públicas y agregaron inversiones y ahorros genuinos para la incorporación de
innovaciones tecnológicas (de producto, de proceso y organizacionales) en sus fincas.
En muchos casos, aplicadas en las mismas producciones que venían desarrollando y, en
otros casos, en las nuevas actividades que fueron adoptadas. En este mismo escenario,
resultaron novedosos ciertos procesos acotados de desarrollo del capital local,
gerenciados por empresas familiares o empresarios capitalistas cuyas inversiones no
siempre tenían origen agropecuario.
Respecto a la distribución de la tierra señalamos que, si bien no se observan
problemas en la disponibilidad absoluta de la tierra, manifestada como limitantes en la
tenencia o el acceso a esta; si queda claro en los censos, los desvíos en la disponibilidad
relativa de tierra debido a su concentración en pocas EAP. En cuanto a las formas de
acceso o régimen de tenencia de la tierra, la tierra bajo domino privado siguió
ocupando la mayor superficie declarada para uso agropecuario y forestal. En la larga
duración (2002-2018) y sobre todo en el CNA 2018, todas las categorías que expresaban
las formas de acceso y tenencia de la tierra (Propiedad, Sucesión indivisa, Aparcería,
Ocupación con permiso, Ocupación de hecho y Contrato Accidental) mermaron la
superficie registrada y la participación porcentual, a excepción del arrendamiento.
Entre los decrecimientos nos llamó la atención las tierras en sucesión indivisa.
Sobre esas tierras, de importancia significativa en cada censo agropecuario de la
provincia porque expresan a los patrimonios familiares que aún no pudieron o no
fueron divididos, sostenemos los siguiente: la reducción de la superficie y la
participación porcentual de la forma de tenencia sucesión indivisa constituye un
subregistro importante del CNA 2018. Pese a que a lo largo del trabajo señalamos esta
dificultad en los datos del último CNA, queremos reafirmar esa carencia en otras
variables tan sustanciales como la forma de tenencia en sucesión indivisa. Por ejemple,
la superficie total declarada de uso agropecuario y forestal de las explotaciones, la
superficie total implantada, el número de cabezas del ganado bovino y las superficies de
cereales para grano y las oleaginosas, constituyeron campos de subregistro y de desafío
de composición. En muchas ocasiones lo hemos subsanado mediante el acceso a
fuentes de datos complementarios.
| 104 |
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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| 105 |
EL CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 2018:
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS SOBRE LO SUCEDIDO
EN LA PROVINCIA DE JUJUY, EN BASE A DATOS
PRELIMINARES
2 El análisis de la inversión muestra justamente que el área de mayor dinamismo económico (zona
Centro del país) concentra el 60% de los fondos anunciados entre 2003 y 2008, mientras el NOA ape-
nas participa con un 6%, liderada por Salta y Catamarca, principalmente con destino a la actividad
minera.
| 106 |
concentración económica, mientras que la política pública de no intervención
favoreció la consolidación de esa matriz excluyente, al asumir el Estado el rol de
principal empleador4 (Alcoba, L. 2016).
A fines de los años ’70, con la reconversión productiva de desindustrialización y
caída de la actividad, estas actividades iniciarían un proceso de mecanización de las
principales cosechas, incrementando en forma sustancial el desempleo (Aparicio, 2005):
Los trabajadores permanentes agropecuarios disminuyeron un 57 %, comparando el
período 1969-2002 (CNA) y se reduce un 31% la participación en 2001 de la PEA Agrícola
en el total de la PEA, respecto de la década del ’70 (INDEC; CNPyV).
Paralelamente, la estructura agraria provincial se compone en su gran mayoría por
pequeños productores (85%), que ocupan apenas un 30% de la superficie agropecuaria.
Este sector, agricultores familiares mayoritariamente transicionales, combinan
características de subsistencia y de integración al mercado, produciendo alimentos y el
grueso del empleo rural, con escaza disponibilidad de recursos productivos.
Número de EAP
Superficie Superficie Media
Total EAP
total (ha) (ha/EAP)
Con límite definido Sin límite definido
3 En 1959 Jujuy tenía un PBI per cápita similar a la provincia de Córdoba y ocupaba el puesto 11 a nivel
nacional, pero mantenía una pobreza relativa mucho mayor en comparación a otras provincias.
4 En los años ’80 la población total de la provincia vinculada a la industria y el comercio alcanzaba al
58 %, del cual un 70% lo estaba en la producción. Luego, se inicia un proceso de expulsión de mano
de obra vinculado al cierre o desaceleración del Complejo Minero, la Privatización de Altos Hornos
Zapla y la creciente mecanización de la cosecha en los ingenios. En 1980 había 57 trabajadores en el
sector público por cada 100 empleados del sector privado; diez años después, ascendería a 84 y en
los ´90 crecería a una tasa mayor y en condiciones de precariedad (Gómez y Kindgard, 2006).
| 107 |
una reducción de 283 EAP que representan, aproximadamente un 3% del total
provincial.
Por otra parte, se advierte un incremento en la superficie media de explotación en
un 24% para el total provincial: mientras que en 2002 era de 142,7 ha, en la actualidad
alcanzó las 177 ha. Sin embargo, considerando la disparidad existente en la provincia,
esto no constituye una información adecuada para el análisis, en función de la
importante dispersión existente entre diferentes departamentos 5 y la incorporación de
EAP sin límite definido a la categoría con límite definido.
Las EAP con límites definidos, en las cuales se puede establecer la superficie y
cantidad de parcelas que las conforman, se componen de 8.625 parcelas y tienen una
superficie total de 1.450.291,2 hectáreas. Por su parte, las EAP mixtas, que son aquellas
explotaciones que están compuestas por una o más parcelas con límites definidos y una
superficie sin delimitar, se conforman por un total de 1.633 parcelas y 1.466 terrenos sin
límites definidos, abarcando una superficie de 93.654,5 hectáreas. Por último, las EAP
sin límites definidos, aquellas unidades productivas que se integran en su totalidad por
terrenos sin límites definidos, están compuestas por 4.692 terrenos sin delimitar.
Fuente: Elaboración propia, en base Datos de los CNA 88; 02; 08; 18.
5 Se destaca un promedio de 8,8 ha/EAP en el Departamento Humahuaca. mientras que para el De-
partamento Ledesma es de 519 ha/EAP.
| 108 |
Figura 1. EAP totales, con y sin límite definido CNA: 1988, 2002, 2008, 2018 JUJUY
Fuente: Elaboración propia, en base Datos de los CNA 88; 02; 08; 18.
| 109 |
Tabla 3: Cantidad y superficie de las EAP por escala de extensión
Variación intercensal
Año 2002 Año 2018
Escala superficie (ha) (%)
| 110 |
mayor a 10 mil ha, aunque es posible verificar que una superficie similar incrementa la
participación en unidades de menor porte, entre 500 y 10 mil ha.
| 111 |
Figura 3: Superficie de las EAP (%), según tamaño de las explotaciones
| 112 |
Tabla 4. Superficie de las parcelas por régimen de tenencia de la tierra
Variación
Régimen 2002 2018
intercensal (%)
| 113 |
Figura 4. Regímenes de tenencia de la tierra sobre el total de la superficie
En el CNA 2002, la superficie total de EAP con límite definido, se correspondía con
1.282.065 ha, mientras que en 2018 creció un 20%, alcanzando 1.543.945 hectáreas. Esa
superficie se distribuye según uso de la tierra, del siguiente modo:
| 114 |
Tabla 6. Distribución de la superficie destinada a otros usos (ha)
Subcategorías Año 2002 Año 2018 Variación %
Pastizales 514.840 608.679 18%
Bosques y montes naturales 459.781 351.426 -24%
Superficie apta no utilizada 45.685 23.293 -49%
Superficie no apta o en
95.827 327.225
desperdicio 240%
caminos parques y viviendas 22.876 63.448 177%
Sin discriminar 4.200 incluida en no apta -
Total 1.143.210 1.374.072 20%
Elaboración Propia en base a INDEC CNA 2002; 2018
| 115 |
equipo de teledetección de INTA, de la Estación Experimental Salta, se identifica un
total de 99.393 Ha para la campaña de 2016/2017 (Paoli et. al., 2017). En el mismo
sentido, a partir del balance del Ingenio Ledesma, se pone de manifiesto que, en el
periodo censal, la firma registra 40.000 ha. dedicadas al cultivo de caña de azúcar,
representando entre el 70 % y el 80% de la superficie cultivada, según distintas fuentes.
La producción de tabaco, otra de las actividades relevantes de la provincia, no
manifiesta modificaciones importantes en relación a la superficie cultivada en el
período censal. Prácticamente se mantiene inalterada la superficie en ambos momentos
de realizado el registro. Mientras que en 2002 registró 14.275 hectáreas, en 2018 fueron
apenas 37 hectáreas menos de producción. Sin embargo, a partir de entrevistas con
referentes calificados, se pudo conocer que en 2015 se registraron 18 mil ha; una
superficie similar a la que manifestó el Ministerio de Agroindustria, a través del
anuario productivo para el año 2017. Entre 2006 y 2011, el sector evidenció un
incremento de la superficie cultivada, alcanzado un máximo de 19 mil ha, para luego
reducir la superficie a valores similares al 2002.
Una tercera actividad relevante para el sector lo constituye el cultivo de legumbres,
en particular de poroto, orientado principalmente a la exportación. Su evolución da
cuenta de una caída de la superficie del 58%, pasando de 24.816 hectáreas en 2002, a
poco más 14 mil en 2018. Sin embargo, debido a la magnitud de la caída, se consultó al
respecto a informantes y fuentes alternativas, a partir de las cuales se destaca que tal
involución no se verifica. Al respecto, estudios consultados de UNSAM, con fuentes del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca establece para 2017/2018 una superficie
sembrada en la provincia de Jujuy de 29.484 hectáreas (Gutiérrez y Cianzo, 2020). Esta
información se contrastó, además, con la publicada por el equipo de teledetección de la
Estación Experimental Salta de INTA, que establece para 2017/2018 una superficie
cultivada de poroto en 23.493 hectáreas, muy similar a los datos de 2002 (Vale et. al.,
2018).
Otra actividad relevante por su carácter intensivo y dinamizador del mercado de
trabajo, está dado por la horticultura. Al igual con lo que sucede con gran parte de la
actividad primaria, se verifica una reducción en la superficie cultivada, en 2.911
hectáreas, representando una caída del 39%. La Horticultura, es la segunda actividad
en importancia que desarrolla la Agricultura Familiar, después de la ganadería, se
constituye de pequeños productores semi capitalizados, muchos arrendatarios. Esta
actividad es importante en relación al movimiento económico que genera y al empleo
que insume; en 2002, el 66% de la superficie cultivada estaba en manos de pequeños
productores (Chavez y Alcoba, 2013).
| 116 |
que limitan el potencial y la diversificación productiva. Según el CNA 2008, ambas
regiones centralizan el 88% de las existencias ganaderas de la provincia de Jujuy y
prácticamente el total de ovejas, cabras y llamas 6, mostrando éstas últimas una
tendencia de crecimiento a partir de los años ´90, siendo del 40% entre el año 2002 y
2008 (Echenique et al., 2014).
En términos generales, la actividad ganadera muestra una reducción sostenida y
generalizada, en relación a las diferentes especies predominantes en la provincia
(ovina, caprina, bovina). A continuación, se desarrolla la evolución por actividad
pecuaria, teniendo en cuenta el número de explotaciones y el stock ganadero, siendo
dispar las variaciones. A excepción de la producción de llamas que manifiesta un
incremento significativo en el número de cabezas, el resto de la actividad ganadera
muestra una caída de las existencias.
Tabla 7. EAP con Ganado Bovino y cantidad de Cabezas de la Provincia de Jujuy CNA 2002;
2008; 2018
Las EAP con ganado bovino, se incrementan levemente entre 2002 y 2018. Sin
embargo, este aumento en las unidades productivas, no se refleja en un aumento del
stock, en la medida que se reduce levemente la cantidad de cabezas. La producción
bovina representa una actividad poco desarrollada, el stock ganadero bovino se
distribuye de forma homogénea en todos los departamentos y regiones de la provincia
y se caracteriza por ser una actividad ganadera no especializada. Cabe destacar que en
las últimas décadas se generaron programas provinciales y estrategias de
posicionamiento, orientadas a promocionar el desarrollo de la ganadería bovina a
partir de la reconfiguración que esta actividad enfrenta en un contexto de
agriculturización de la región pampeana. Sin embargo, y a la luz de la información
vertida por el último censo, este propósito no se ve reflejado en las existencias bovinas
en la provincia de Jujuy, aunque si en un incremento de las EAP con 233 nuevas
unidades que desarrollan la actividad.
Cabe destacar que la región NOA, experimentó en los últimos años aumentos
sostenidos de las existencias bovinas, explicadas principalmente por las Provincias de
Santiago del Estero y Salta. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la Provincia
de Jujuy, ese proceso se da con reducción de la cantidad de EAP. Aspecto que podría
manifestar un incremento de la actividad con altos niveles de inversión en Salta y
Santiago del Estero a diferencia de la provincia de Jujuy que se evidenciaría un
incremento de pequeñas explotaciones con ganadería no especializada y redistribución,
sin aumento, del stock.
| 117 |
Tabla 8. EAP con Ganado Ovino y cantidad de Cabezas de la Provincia de Jujuy CNA 2002;
2008; 2018
Tabla 9. EAP con Ganado Caprino y cantidad de Cabezas de la Provincia de Jujuy CNA 2002;
2008; 2018
Esta tendencia en la caída del stock ganadero, ovino y caprino, que en suma
representan un total de 288.209 cabezas, es interpretada localmente, como un proceso
de reconversión hacia la producción de llamas, asociada con la producción sustentable,
la expansión del turismo y nuevas tendencias gastronómicas. Sin embargo, cuando se
observa la evolución a partir de los datos disponibles (CNA 2002; CNA 2008 y 2018), se
percibe una reducción de las EAP dedicadas a la actividad ovina y caprina que supera
las 2.400 unidades. Mientras que el aumento de unidades dedicada a la cría de llama, se
incrementó en 508 EAP y el stock ganadero expresa un incremento de 48.008 cabezas
que representan un 44%. Por lo expuesto, es posible concluir que, si bien, la reducción
de EAP dedicadas a la actividad ovina y caprina y el número de cabezas de estas
especies en la provincia de Jujuy, se acompaña con un incremento de EAP dedicadas a
la cría de llamas y cabezas de estas, este incremento se da en una magnitud
significativamente menor.
| 118 |
Tabla 10. EAP con Ganado Camélido y cantidad de Cabezas de la Provincia de Jujuy CNA 2002
y 2008.
CONCLUSIONES
A diferencia de lo que viene sucediendo a nivel país con las unidades productivas,
una reducción sostenida entre censos, que rondan las 82 mil EAP, en la provincia de
Jujuy es poco significativa la caída, manteniendo prácticamente un número similar de
explotaciones entre los datos aportados por los Censos 1988, 2002 y 2018.
Respecto de otros períodos censales, se destaca por primera vez una participación
mayor de EAP con límite definido, aspecto que caracterizó históricamente a la región
del NOA, como aspecto que pone de manifiesto la precarización en la titularidad de la
tierra.
Se advierte un crecimiento del arrendamiento y uno muy significativo en la
ocupación de hecho, principalmente sobre terrenos fiscales. Es notable la reducción de
explotaciones en situación de sucesión indivisa.
No se identifican grandes cambios en relación al perfil productivo en la provincia,
manteniéndose la especialización y concentración en pocos cultivos, con fuerte
preponderancia de cultivos industriales (caña de azúcar y tabaco) y a excepción de la
caña de azúcar, a juzgar por los datos preliminares, prácticamente todas las actividades
significativas manifiestan un estancamiento o reducción.
Preocupa, además, importantes cambios en lo referente a la superficie agropecuaria
no implantada, en la medida que se observa una reducción del 23% de la superficie
ocupada por bosques y montes naturales, aun cuando se vienen realizado esfuerzos
para controlar y contrarrestar dicha tendencia.
En cuanto a los datos preliminares, resta considerar ciertas inconsistencias o
particularidades a destacar como un incremento de la superficie no apta para cultivo
del 241%, que equivale a dos veces aproximadamente la superficie total cultivada de la
provincia.
Por otra parte, se menciona el sobre registro de la superficie implantada de caña de
azúcar, considerando otras fuentes, así como también evaluando la performance de la
participación del sector en el PBG7, que no da cuenta de cambios significativos en la
producción primaria y por otro lado, es evidente el subregistro de la superficie
implantada con poroto, en aproximadamente la mitad si se compara con otras fuentes
que dan cuenta de la superficie y producción para el mismo periodo.
7 El Producto Bruto Geográfico (PBG) de Jujuy en 2019, mantiene una participación del sector “Agri-
cultura, ganadería, pesca, caza y silvicultura del 7%, según datos de la Dirección Provincial de Esta-
dística de Censo (DIPPEC). Prácticamente, se mantiene constante desde 2004 en adelante, período
que se encuentra disponible.
| 119 |
Finalmente, se destaca la relevancia de contar con información censal de manera
periódica y sistemática, en tanto constituyen una herramienta fundamental para la
comprensión de los procesos históricos de configuración y evolución productiva, como
para la gestión de políticas públicas.
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| 120 |
UNA COMPARACIÓN INTERCENSAL 2002/2018 DE LA
ESTRUCTURA AGRARIA DE LA RIOJA
| 121 |
ción en esta última especie; y, un aún mayor incremento de las existencias porcinas
(+235%).
Sin embargo, las limitaciones propias del carácter preliminar de los datos
disponibles del CNA 2018, aunque condicionan el análisis de los procesos señalados
más arriba, dejan ver “aquí o allá” algo sobre los dos aspectos de interés para este texto:
algunos problemas de confiabilidad del CNA 2018 particularmente llamativos al
contrastarlos con el CNA 2002 y algunos cambios “claves” revelados por la
comparación intercensal misma cuando resultan verosímiles.
Comencemos por “situar” en forma concisa a las actividades económicas
provinciales y a su localización.
Dos datos indican en forma sintética y rotunda el carácter sesgado hacia el sector
terciario de la economía riojana: los sectores productores de bienes generan casi la
cuarta parte del PBG provincial (24% en 2007/2009) y algo más de 1 de cada 2,5 personas
ocupadas presta servicios en la categoría “obrero/empleado del sector público”.
La reducida presencia de las actividades industriales y mineras (con excepciones, en
el primer caso, de algunas empresas industriales radicadas al amparo de los regímenes
de promoción) nos muestra una estructura asentada en las actividades agropecuarias,
por un lado, y, por el otro, en los servicios del Estado y del comercio privado.
Ahora bien, también para el período 2007/2009, el 95% del PBG agropecuario fue
agrícola (cultivos agrícolas bajo riego, con la única excepción de las pasturas
megatérmicas), aunque la ganadería ocupa una enorme extensión. Y si se suman los
PBG de la subrama cultivos agrícolas y de las ramas alimentos y bebidas se tiene
alrededor de un cuarto del PBG en bienes; subconjunto este del PBG provincial que en el
lapso que va de los trienios 1993/1995 a 2007/2009 se incrementó en un 118%.
Con lo cual, la agricultura bajo riego y sus cadenas de valor, predominan en el
producto agropecuario. En efecto, las actividades agropecuarias, que ya eran desde
principios de los años noventa fundamentalmente agrícolas, aumentaron en valores
absolutos y relativamente dentro de dicho sector.
Como es sabido, se trata principalmente de olivicultura, vitivinicultura y
nogalicultura, en consonancia con la fuerte expansión de los cultivos bajo riego con
fuentes subterráneas promovidas mediante los regímenes de exención y/o
diferimientos tributarios. En particular la olivicultura, aunque en diferentes grados
también otros cultivos intensivos, han experimentado un notable dinamismo
extendiéndose, intensificándose y ampliando algunas de las actividades postcosecha
que les son propias.
Pero, como se verá más abajo, se han producido cambios importantes también en la
ganadería bovina reduciendo algunas existencias, pero intensificándose e
incrementando significativamente nuevas especies.
A manera de contexto geográfico, nuestra mirada regional de La Rioja comprende
(a) el agrupamiento de sus actividades agrícolas bajo riego localizadas sobre todo en la
región de los Valles del noroeste provincial (de oeste a este, la zona valles del
Bermejo, la zona valle Antinaco-Los Colorados incluyendo los ‘diferimientos
impositivos’ allí radicados, los faldeos de las sierras del Velasco y las nuevas áreas
| 122 |
bajo riego de fuentes subterráneas también como ‘diferimientos’ en los
departamentos Aimogasta y Capital)
(b) las ganaderas extensivas situadas en la región de los Llanos al sur
(fundamentalmente, bovinos y caprinos situados en el llamado ‘monte de un solo
quebracho”, aunque en las sierras de los Llanos hay algunos pequeños valles
agrícolas)
(c) y agregaremos actividades intensivas (hortícolas, legumbres, granjeras) ubicadas en
una u otra de esas regiones.
Las EAP con límites definidos se reducen intercensalmente en un 22,3% (de 5.852 a
4.549) mientras su superficie total se mantiene en poco más de 3 millones de ha.
(disminuye -1,9%) (tabla 3).
Pero las EAP sin límites definidos disminuyen drásticamente de 2.264 a 358, es decir,
según los datos preliminares del CNA 2018 se habrían reducido en -84%.
Retengamos dos puntos relevantes. En primer lugar, la significativa reducción de las
EAP con límites definidos, aunque incluya unidades de la región de los Llanos, puede
suponerse que haya predominado en la región de los Valles porque es donde también
predomina este tipo de EAP, fenómeno propio de las áreas bajo riego. Por el otro, la
abrumadora reducción de EAP sin límites definidos no parece verosímil.
La región de los Llanos, el extremo sudoeste del Gran Chaco y/o ecotono entre el
chaco y el monte fitogeográfico, se caracteriza por las enormes extensiones bajo el
régimen llamado “campos comuneros” (aunque cabe señalar que existen también otras
formas de ocupación). De hecho, es la región (y la provincia) con mayores extensiones
con esa forma jurídica. No puede negarse que, por diferentes vías, ha venido
disminuyendo en las últimas décadas. Existe una ley 6.595/1998 denominada “Régimen
legal de saneamiento de títulos y de colonización” aplicada en cierta medida en áreas de
minifundios, de tierras indivisas y de tierras fiscales. Asimismo, la notable reducción de
las existencias caprinas, usualmente asociadas a “derechosos” en campos comuneros,
podrían indicar que un número de productores -de difícil determinación- podrían
haber abandonado la actividad agropecuaria en general.
A pesar de estas últimas consideraciones, no parece entonces posible desestimar el
interrogante que el número de EAP disminuido en un elevado 84%, plantea acerca de la
confiabilidad del relevamiento del año 2018 en este punto.
LA CANTIDAD Y SUPERFICIE TOTAL DE LAS EAP CON LÍMITES DEFINIDOS POR ESCALAS DE
EXTENSIÓN
Los datos preliminares del CNA 2018 no aparecen por departamentos. La distinción
que hemos hecho entre la región de los Valles (con agricultura bajo riego y predominio
de EAP con límites definidos) y la región de los Llanos (con predominio de la ganadería
extensiva y la presencia histórica de los campos comuneros) implica una dificultad para
la lectura de las tablas 1-3 .
Una hipótesis según la cual postuláramos una asociación entre las escalas de
superficie total y el predominio de las orientaciones agrícola intensiva en las EAP de
| 123 |
hasta 500 ha, y la ganadería extensiva en las de 500,1 ha. y más, podría aproximar una
lectura preliminar de estos datos. Procederemos de esta forma, pero manteniendo
siempre que se trata de un “proxy”.
Así, en 2002 las EAP de hasta 500 ha. eran el 87% y hasta 5 ha. el 49%. Y la superficie
total de esas mismas escalas comprendieron -también en 2002- del 9,1% y 0,2%
respectivamente (tabla 1).
Tabla 1. La Rioja. Cantidad y superficie total de las EAP con límites definidos (total y %) 2002.
En 2018, las EAP de hasta 500 ha. representaban el 83% y hasta 5 ha. el 37%. Mientras
sus respectivas superficies totales absorbían el 8,7% y el 0,1% (tabla 2).
| 124 |
Tabla 2. La Rioja. Cantidad y superficie total de las EAP con límites definidos (total y %) 2018.
| 125 |
Tabla 3. La Rioja. Variación absoluta y porcentual de la cantidad y superficie total de las EAP
con límites definidos. 2002 y 2018.
50,1 a 100 319 292 -27 -8,5 25.013,6 22.922,1 -2.092 -8,36
100,1 a 200 339 317 -22 -6,5 53.987,7 49.941,8 -4.046 -7,49
200,1 a 500 510 458 -52 -10,2 175.616,4 161.732,4 -13.884 -7,91
500,1 a 1.000 315 278 -37 -11,7 228.234,7 206.471,6 -21.763 -9,54
| 126 |
asociarla a actividades agrícolas. Y, además, aún en el caso de utilizar riego superficial,
corresponde también asociarla a escalas económicas francamente capitalizadas. Impli-
ca el fortalecimiento de una capa de unidades alejadas de la tradicional asociación casi
vis-a-vis con el minifundio y, por lo tanto, un fenómeno que podríamos adjetivar como
“nuevo”.
En tercer lugar, otro fenómeno también calificable de “novedoso”, es el que se lee al
comparar la escala 5.000,1/10.000. En efecto, sus variaciones intercensales son de +33%
en EAP y +41% en superficie total. Si agregamos que la escala de 10.000 y más ha. se
reduce proporcionalmente en -10% en EAP y -22% en superficie (Tabla 3), podemos
suponer un fortalecimiento de la primera de estas escalas.
Considerando que, con gran probabilidad sean EAP ganaderas y que este tipo de
unidades requiere una fuerte inversión en alambrados (7 hilos, 3 de púas) y en algunos
casos en forrajeras perennes, cabe suponer una intensificación relativa en ellas que
puede ser consistente con la información sobre ganadería que analizaremos más abajo.
Ante todo, repitamos aquí la baja confiabilidad que comporta la reducción de las
EAP sin límites definidos en un 84%. Ya hemos señalado que se trata de una reducción
tan dramática de los campos comuneros y otras formas de ocupación sin identificación
de unidades delimitadas, que resulta difícil de explicar. Recordemos que la superficie
de dichos campos comuneros no es registrada, precisamente, por la indefinición de sus
límites. Son campos de pastoreo común cuya propiedad (ni pública, ni privada) es
reclamada por los llamados “derechosos”. Se trata de una persistencia de regímenes
coloniales, modificados a lo largo de todo el período de la república independiente. No
es posible detallar aquí, pero, sea por acción del Estado o sea por procesos entre
privados en los estrados judiciales, han ido privatizándose durante las últimas décadas
en no poca medida. La ley aludida más arriba ha facilitado este proceso. Sin embargo,
estimaciones históricas atribuían unos 4,5 millones de ha. en la condición de campos
comuneros (no disponemos de fuentes acerca de su superficie actual).
En consecuencia, si la superficie total de las EAP con límites definidos no ha tenido
cambios sustanciales entre 2002 y 2018, entendemos que sólo caben dos explicaciones
al mencionado -84% de EAP sin límites definidos.
Por un lado, que se haya producido un abandono “en masa” de quienes -sobre la base
de sus existencias ganaderas- se declararon en 2002 como productores agropecuarios.
La reducción a la mitad de las existencias bovinas y caprinas ((o la disminución de los
bovinos en un 33% si nos atenemos a datos del SENASA) abonaría esta alternativa.
La otra variante explicativa, es la subestimación del relevamiento censal de 2018.
En suma, el interrogante acerca de la verosimilitud de la primera alternativa (la
drástica reducción de los ganaderos que practicaban el pastoreo común) tiene que ser
un hecho de gran notoriedad regional del cual no tenemos noticias fehacientes. Lo más
probable es que se haya verificado una combinación de ambas posibilidades.
Yendo a las EAP con límites definidos, digamos que el régimen “propiedad y/o
sucesión indivisa” es claramente predominante y que experimenta una notable
reducción del -22% (+600.000 ha.) (Tabla 4). Este dato llama a compararlo con el
| 127 |
incremento ya explicado más arriba, de la superficie de las EAP de las escalas 25,1/50 ha.
y 5.000,1/10.000 ha.
¿Se trata de dos procesos “paralelos” pero en dirección contraria con predominio de
la disminución de la superficie en propiedad? Las superficies involucradas en uno y
otro no autorizan a plantearlo en estos términos.
Las superficies arrendadas disminuyen intercensalmente en 49% y las ocupadas con
o sin permiso (de tierras privadas y fiscales) aumentan en 56% (tabla 4). Cada uno de
estos regímenes son, respectivamente, el 1,8% de la superficie agropecuaria provincial.
No tenemos una explicación plausible para estos fenómenos. En todo caso, es claro el
predominio de las tierras en propiedad o sucesión indivisa, de manera que no parece
ser un fenómeno relevante a escala provincial.
Tabla 4. La Rioja. Superficie total de las EAP con límites definidos según régimen de tenencia
de la tierra (en ha. %) y % de variación intercensal). 2002 y 2018.
2018/2002
Régimen de tenencia 2002 % 2018 %
(%)
Propiedad y sucesión indivisa 2.891.011 94,19 2.260.695 75,1 -21,8
Arrendamiento* 106.269 3,46 54.510 1,8 -48,7
Ocupación** 34.424 1,12 53.853 1,8 56,4
Otros*** 37.190 1,21 8.589 0,3 -77
Sin discriminar 603 0,02 633.752 21,0 1050
Total 3.069.497 100,00 3.011.399 100,0 -1,9
* de tierras privadas y fiscales
** de tierras privadas y fiscales
*** Aparcería, contrato accidental y otras formas contractuales de tierras privadas y fiscales
Fuente: Elaboración propia con datos CNA 2002 y 2018
LA SUPERFICIE CULTIVADA
| 128 |
Tabla 5. La Rioja. Superficie cultivada de las EAP según grupos de cultivos (en ha. y % de
variación intercensal) 2002 y 2018.
En efecto, consideremos que, por un lado, los frutales representan 2/3 de la superficie
cultivada total y que en ese grupo se incluyen olivos, vides y nogales. Esto es, Las
principales actividades agrícolas provinciales, más del 95% del PBG agropecuario
riojano. Además, la olivicultura es la única actividad agropecuaria en la que La Rioja
ocupa un lugar significativo a nivel nacional. Se trata de una actividad cuatricentenaria
en ella, la provincia es originaria de la única variedad autóctona de la Argentina y,
precisamente los datos preliminares del CNA 2018 en superficie implantada con este
cultivo colocan a La Rioja en el primer lugar nacional (La Rioja 26.168 ha., Mendoza
15.985 ha., Catamarca 15.484 ha. y San Juan 13.212 ha.). La Rioja tendría, así, un 30% de la
superficie con olivares y ocupa el primer lugar como exportador olivícola de la
Argentina.
La tabla que figura a continuación con datos de los CNA 2002 y 2018, muestra que los
olivos y nogales han incrementado intercensalmente su superficie y sólo ha disminuido
la vid.
La Rioja. Superficie implantada con vid, olivo y nogal (ha.). 2002 y 2018
| 129 |
8.000 ha. de 2002 con vid. Tal disminución hay que relacionarla, empero, con la
intensificación vitivinícola ocurrida ya con anterioridad al lapso analizado y que
continúa en la actualidad. Para ello, corresponde diferenciar dos subsectores. Aquel
constituido por pequeños viñedos de uvas criollas, antes llamadas regionales, que
constituyen la persistencia de la actividad preexistente o tradicional (no disponemos de
información acerca de subregistros referidos a este tipo de viñedos). O, el conformado
por viñedos en los que se han realizado cambios varietales, ya sea que vendan a
elaboradores industriales o estén integrados a bodegas privadas, a una SAPEM
(sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria, figura creada en la
provincia para impulsar actividades económicas de todo tipo) o a una cooperativa,
bodegas estas productoras de vinos finos. Hay, en las últimas décadas, un notorio
incremento de las marcas comerciales de vinos varietales originados en La Rioja.
Existen -además- contados casos de muy pequeños viñedos/elaboradores de vinos
varietales, pero de carácter artesanal.
La Cámara Olivícola Riojana registró en 2017 unas 25.000 ha. con olivares
(fundamentalmente, los nuevos emprendimientos). Un informante calificado,
basándose en las superficies fumigadas en 2019, estimó unas 28.000 ha. (lo cual
indicaría que incluye también un conjunto de pequeños olivares tradicionales). Hay
que matizar estos datos señalando que gran parte del incremento olivícola -como se
indicó más arriba- se dio de la mano de los llamados “diferimientos impositivos”. Ello
dio lugar a la conformación de dos subsectores olivícolas; el preexistente o tradicional
orientado a la producción y exportación de aceitunas en conserva; y, otro moderno
protagonizado por grandes empresas (algunas extraprovinciales y aún extranjeras)
como “diferimientos” orientados casi exclusivamente a la producción de aceite
(comprenden alrededor de 2/3 partes de la superficie provincial, utilizan fuentes
subterráneas y nuevos sistemas de conducción). Ahora bien, al vencer el plazo de la
correspondiente ley de promoción que los creó, han comenzado a ser abandonados.
Un censo nogalero realizado por CFI/UNDECH en 2015 relevó 2.683 ha. Sin embargo,
la Cámara Nogalera Riojana sostiene que actualmente hay 4.000 ha. implantadas con
este frutal. En La Rioja existe la empresa nogalera (incluyendo acondicionamiento y
elaboración) más grande del país (un 10% del total nacional). Pero, los nogalicultores
medianos y aún pequeños también han cambiado hacia variedades californianas en
una significativa proporción.
Es decir, hay un aspecto cualitativo involucrado en estos tres cultivos que es esencial
para el análisis de sus transformaciones, más allá de la cantidad de ha. involucradas.
Nos referimos a los significativos cambios productivos y técnicos de las últimas décadas
que hemos intentado resumir. En otras palabras, puede afirmarse que -más allá de los
problemas de confiabilidad en cuanto a las superficies implantadas, tal vez originados
en la discriminación que los relevamientos quizás hagan de las pequeñas unidades
tradicionales- los informantes calificados tienden a coincidir en la verificación de un
proceso de modernización e intensificación de estos cultivos. Como hemos señalado,
coexisten estructuras heterogéneas y procesos con avances y retrocesos.
El cultivo de hortalizas se redujo en el período intercensal (-13%). La variación
porcentual de las legumbres carece de sentido porque, de ser casi inexistentes en 2002,
se pasa a +100 ha. en 2018 (tabla 5). Son actividades a campo y han experimentado
significativas variaciones en la etapa. Por un lado, hay productores independientes que
| 130 |
cultivan en diferentes zonas incorporadas al riego vía fuentes subterráneas. Por el otro,
varias empresas privadas extraprovinciales entraron y salieron de estos sectores, hasta
la conformación de una SAPEM procesadora de tomates (y aún esta última, ha reducido
sus actividades en los últimos años). De manera que la inestabilidad es el rasgo
distintivo de estas actividades.
Anotemos hipótesis acerca de dos tipos de superficies implantadas que falta analizar.
La reducción de los cultivos industriales en un 20% podría explicarse por la retracción
de la jojoba, también vinculada en gran medida a los “diferimientos”. El incremento de
los bosques implantados en un 48% (unas 230 ha.) serían emprendimientos forestales
con alamedas, pero, desconocemos la extensión (si cubren las casi 230 ha. mencionadas)
y los propósitos que los impulsaron (¿madera?).
| 131 |
Tabla 6. La Rioja. Existencias bovinas de las EAP según orientación productiva (en cab. y %
variación intercensal) 2002 y 2018.
Tabla 7. La Rioja. Existencias caprinas de las EAP según categorías por edad y sexo (en cab. y %
variación intercensal) 2002 y 2018.
| 132 |
Tabla 8. La Rioja. Existencias porcinas de las EAP según categorías por edad y sexo (en cab. y %
variación intercensal) 2002 y 2018.
Con relación a la avicultura, en 1995 se instaló en la provincia una de las tres grandes
empresas avícolas del país, con plantas destinadas a la producción de pollitos bb. El
proceso de engorde de pollos lo hace totalmente en Entre Ríos. Dicha empresa continúa
en la actualidad con este modelo de negocios. En 2010/2012, una SAPEM construyó y
puso en marcha una planta también dedicada a la producción de pollitos bb en la región
de los Valles. Inicialmente se propuso incluir el engorde de pollos, pero tal objetivo no
llegó a concretarse. En 2018 esta SAPEM fue vendida a una empresa salteña que
termina el engorde en esta última provincia. En 2018 hay 3 EAP avícolas (dos de la
empresa instalada en 1995 y una de la empresa salteña) que, con 766.220 ponedoras en
total, ubican a La Rioja en el quinto lugar dentro de estas existencias en la Argentina (el
CNA 2002 no publicó datos sobre avicultura de La Rioja).
En resumen: Hay una SAPEM dedicada al engorde y faenado de cerdos, utilizando
alimento extra provincial y comercializando carne porcina en la provincia. Hay dos
empresas privadas que producen pollitos bb (con insumos alimentarios de origen extra
provincial) y que engordan los pollitos bb en Entre Ríos y Salta.
CONCLUSIONES
| 133 |
que ameritan un análisis de conjunto. En algunos casos, estos emprendimientos están
enfrentando límites significativos. La finalización de las promociones impositivas está
afectando sobre todo a la olivicultura para aceite, que ya venía con problemas de pre-
cios internacionales, manteniéndose la olivicultura tradicional. La vitivinicultura ha
instalado la producción de vinos finos, pero, coexiste con pequeños viñedos tradiciona-
les y unos pocos vinicultores varietales. La nogalicultura se encuentra liderada por una
gran empresa, aunque el resto de los productores primarios, sin embargo, han avanza-
do significativamente en el cambio varietal. El Estado provincial ha debido acudir en
apoyo de la cadena hortícola. La caprinocultura parece estar en crisis. Las nuevas orien-
taciones bovinas no son generalizadas. En el caso de la porcinocultura es el Estado
quien ha impulsado la actividad. La avicultura comprende sólo un eslabón de la cadena
de valor, tal que puede decirse que es pre y post extraprovincial.
Ahora bien, como hemos desarrollado a lo largo de este informe, hay varias
dimensiones del relevamiento censal del 2018 que no resultan confiables o son de difícil
explicación: la reducción de las EAP sin límites definidos que parece sobreestimada; la
disminución de las EAP de hasta 5 ha. sobre la que surgen varios interrogantes; el
incremento de las EAP de 5.000,1/10.000 ha. que interpela acerca de los procesos de
titulación de tierras en estas décadas; el requerimiento de análisis más profundos
acerca de las características concretas de la modernización/intensificación de los
frutales tradicionales y sus cadenas de valor; la dramática reducción ganadera que
interroga acerca del surgimiento de nuevos y modernos actores, tal vez coexistiendo
con procesos de descampesinización, o, en todo caso, de las verdaderas formas de
persistencia de estos sujetos agrarios familiares independientemente de los registros
censales; y, en definitiva, deja formulada la pregunta central acerca del saldo
económico-social de los contradictorios procesos verificados en el sector agropecuario
riojano de principio de siglo.
| 134 |
EL CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 2018: UNA
APROXIMACIÓN A LA CARACTERIZACIÓN DE LA
ESTRUCTURA AGRARIA DE SALTA
8 Aún en la actualidad, los ingresos provinciales percibidos por la producción de tabaco, son inferio-
res a los gastos realizados en concepto de carne y leche provenientes de provincias del sur del país
(Rodríguez Faraldo, 2008a).
| 135 |
El sector agropecuario es uno de los de mayor relevancia en la provincia, según
datos de la DGE9, en el año 2012 generaba el 12,4 % del PBG y en el 2017 el sector generó
el 14 % del Valor Agregado Bruto; destacándose tabaco y caña de azúcar entre los
cultivos industriales. Entre los extensivos, predominan soja, maíz y poroto, cultivo este
último que la ubica a Salta como la principal productora a nivel nacional 10. En relación
con la producción frutícola, se destacan los cítricos, principalmente naranjas y pomelos
(Salta lidera este último rubro a nivel nacional11). A nivel de microrregiones, son
importantes las hortalizas, la ganadería (principalmente bovina y caprina), la vid y las
especias, destacándose la producción de pimiento para pimentón.
Asimismo, la estructura social y económica provincial, está afectada por la alta
concentración de su población en escasos núcleos urbanos, restando enormes
fracciones territoriales con una escasa o nula presencia humana, así como de servicios
públicos e infraestructura social básica, lo que redunda en una estructura demográfica
que brinda muy escasas posibilidades de subsistencia a la población rural. Entre un 60
y 65% de la población provincial, se concentra en los principales núcleos urbanos que
integran el Valle de Lerma, existiendo enormes territorios con una densidad
poblacional inferior a los 0,6 hab/km2.
El análisis de algunos datos preliminares del Censo Nacional Agropecuario 2018 y su
comparación con el Censo 2002, nos aporta algunos elementos para un conocimiento
actualizado de las principales variables que caracterizan la estructura agraria de la
provincia, sin embargo, antes de formular algunas conclusiones se hace necesario
contrastar la información con otras fuentes. A este respecto, cabe anticipar que, a
medida que vayamos examinando las distintas tablas de resultados, reconoceremos
algún grado de insuficiencia en los registros censales disponibles. Probablemente
algunas de las incongruencias que se constatan respecto al año 2002 puedan ser
reconsideradas cuando se difundan los resultados completos del CNA 2018, sin
perjuicio de la necesidad de recurrir a la consulta de los respectivos coordinadores
provinciales y jefes de zona que intervinieron en el trabajo estadístico en terreno.
EAPs con límites definidos 5.575,00 54,14 5.843,00 66,72 268 4,8
EAPs sin límites definidos 4.722,00 45,85 2.914,00 33,27 -1.808,00 -38,28
| 136 |
Una característica significativa de la estructura agraria de Salta es la alta presencia
de EAPs en la categoría sin límites definidos, lo cual constituye un indicador de tenencia
precaria de la misma, puesto que, para que exista un título de propiedad, se deben
establecer los límites mensurados. No obstante lo anterior, la problemática se agrava
con la existencia de gran cantidad de situaciones irregulares de tenencia, tales como la
presencia de campos comuneros otorgados por la corona española con delimitación
imprecisa; la presencia de comunidades indígenas, así como de parques o reservas
nacionales, tierras fiscales y tierras privadas sin límites definidos.
Considerando la totalidad de las EAPs censadas (con y sin límites definidos) el CNA
2018 registró una disminución de 1.540 unidades, (una reducción del 14,9%). Las
unidades con límites definidos tuvieron un incremento del 4,80 %, en tanto que las
EAPs sin límites definidos, en muchos casos asociadas con la presencia de un
campesinado tradicional y pueblos originarios (Paz, Rodríguez Sperat y Jara, 2018),
disminuyeron un 38,28 % durante el período intercensal. Este último dato nos abre una
serie de interrogantes. No obstante las transformaciones del sector agropecuario a
partir de la expansión de la frontera agrícola, no estamos en condiciones de afirmar la
existencia de un proceso significativo de desaparición de este tipo de explotaciones,
sino más bien de estar ante la presencia de algunas anomalías o insuficiencias de los
registros censales. También cabe señalar como elemento explicativo de algún grado de
disminución de este tipo de EAPs, la asunción de derechos por parte de comunidades
indígenas, quienes realizaron en los últimos años un relevamiento de los territorios que
históricamente ocupaban, los cuales fueran registrados como EAPs con limites
definidos.
Si analizamos la estructura agraria de Salta, de acuerdo con el régimen de tenencia
de la tierra, tenemos los siguientes resultados:
| 137 |
de la tierra. Lo mismo sucede con la disminución de la superficie en la categoría
Sucesión indivisa, la cual fue históricamente registrada en numerosos departamentos de
la provincia donde existe fuerte presencia de la Agricultura Familiar.
En función de nuestro conocimiento empírico y en consonancia con la información
de dirigentes de organizaciones y técnicos de instituciones en los territorios, no se
constata una disminución de la superficie en propiedad durante el período intercensal,
del mismo modo que no se observaron avances significativos en la regularización de
diversas situaciones de tenencia precaria, en especial de las sucesiones indivisas. En
este sentido, cabe señalar que la ausencia de políticas provinciales y nacionales en
relación con la situación de la tenencia y distribución de la tierra ha sido una constante
en toda la historia productiva de la provincia, ante lo cual, la mayoría de los/as
productores/as de la Agricultura Familiar, campesina e indígena, continúan
priorizando entre sus demandas de políticas públicas, el que se generen soluciones
urgentes a este problema estructural.
La disminución de superficie bajo la categoría Ocupantes con permiso y el incremento
en la categoría Ocupantes de hecho tal vez pueda adjudicarse a la consolidación de las
organizaciones de la Agricultura Familiar en el ejercicio de sus derechos frente a la
posesión de la tierra y el territorio. Observamos un incremento de la superficie en
Arrendamiento, lo que tal vez pueda explicarse por el vínculo entre esta modalidad de
tenencia en áreas de cultivos intensivos como tabaco y con cultivos extensivos anuales,
(principalmente soja y poroto). En el rubro Otros, se incluyen las superficies censadas
como Territorios indígenas. Probablemente esta situación pueda dar cuenta sobre el
notable incremento de superficie de este rubro en el período intercensal, dado el
creciente desarrollo de los relevamientos territoriales realizados por las organizaciones
indígenas.
| 138 |
Tabla 3. Cantidad y superficie de las EAP con límites definidos por escala de extensión
AÑO 2002 AÑO 2018
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35
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Figura 2. Superficie de las EAPS (%), según tamaño de las explotaciones
45
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25
20
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10
5
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0
10
AÑO 2002 AÑO 2018
| 140 |
agroquímicos en ambientes ecológicamente sensibles, como es el caso de la Llanura
chaqueña.
Algunos autores coinciden en señalar que nos encontramos a nivel mundial ante un
cambio en la lógica de acumulación capitalista (Harvey, 2004), en tanto Wallerstein
(1997) y Toledo (1992) nos hablan de una crisis signada por el agotamiento de la
racionalidad productivista e instrumental de la modernidad. Existe coincidencia en
señalar que las contradicciones del sistema se han profundizado en las últimas cuatro
décadas y se expresan en una expansión del despojo capitalista, a partir de un
dinamismo sostenido en base a un salto científico-tecnológico que está ampliando la
escala de apropiación privada del trabajo colectivo y de la naturaleza. Se consolida en
nuestro continente lo que Seoane (2013) denomina “una nueva ofensiva extractivista” 12.
A partir de la fuerte devaluación de la moneda nacional del año 2002, se
acrecentaron los problemas por la facilidad de acceso a nivel internacional de nuestros
recursos productivos y el avance de la puesta en valor de nuevas tierras para diferentes
usos, entre los que se destaca la producción agropecuaria, la explotación minera y el
auge del turismo asociado al ambiente. También se profundizó un proceso de
“agriculturización” ligado a la expansión de la frontera agraria, donde el proceso
denominado “sojización” resume completamente las dinámicas que acompañaron la
recomposición de las formas de producción en el agro argentino, tanto en sus zonas
centrales (región pampeana), como en aquellas otras áreas consideradas marginales o
periféricas hasta ese entonces (Gras y Bidaseca, 2011; Sili y Soumoulou,2011). Este
fenómeno adquirió notoriedad en las provincias de Santiago del Estero, Salta,
Tucumán, Chaco, Formosa, y norte de Santa Fe. Varios autores señalan además, que la
expansión de la frontera agrícola en este período fue un proceso dinámico, establecido
básicamente por coyunturas de precios y por la disponibilidad de tierras aptas y
baratas a nivel mundial (Sili y Soumoulou, 2011; Barbera, Colina et al., 2012). De esta
manera, en los últimos años se produjo una reducción de la superficie destinada a la
ganadería en las zonas “núcleo” de la actividad agropecuaria argentina, desplazándose
esta actividad hacia zonas marginales.
En la provincia de Salta este proceso se viene desarrollando desde hace más de 20
años y se ve reflejado en los cambios en el uso del suelo, con el desarrollo de la
“agriculturización” a través del cultivo de soja en el área del Umbral al Chaco 13, y un
proceso paralelo llamado “ganaderización” en el Chaco semiárido. Morello et al. (2005),
caracterizan a este proceso de la siguiente manera:
(…) desplazamiento de la ganadería hacia la región chaqueña bajo un régimen hídrico
promedio de 500 a 550 mm, a partir de la instalación en grandes superficies de empresas
capitalistas que aplican tecnologías basadas en el desmonte del bosque chaqueño y la
introducción de pasturas tropicales, situación que pone en riesgo la sustentabilidad de la
12 “Ofensiva extractivista” es un término acuñado por Seoane (2013), cuando hace referencia al creci-
miento exponencial que este modelo tuvo en América Latina durante el período 2003-2008, pero se
puede considerar este concepto en términos más generales, y cuya genealogía puede rastrearse has-
ta (por lo menos) los años noventa (Composto y Navarro, 2014:50).
13 El Umbral al Chaco es descripto por Prudkin (1997:98) como una franja de algunas decenas de kiló-
metros entre el sistema montañoso andino y la gran Llanura chaqueña que se extiende desde Yacui-
ba en Bolivia hasta el este tucumano.
| 141 |
producción y el nivel de provisión de servicios ecosistémicos intermedios como la
diversidad de especies, la regulación hídrica y la captura de carbono (Volante, 2014: 100,
Cfr. Camardelli, et al, 2019:139).
Este proceso desplaza a los habitantes tradicionales, los “puesteros criollos” que
crían su ganado “a monte” y a las comunidades originarias, las que son despojadas de
sus territorios y arrinconadas en la periferia de pueblos y ciudades, alterando sus
prácticas tradicionales de reproducción socioeconómica.
Como se observó en la tabla 1, la superficie agropecuaria total se incrementó un
4,70%, pero si de ésta se considera sólo la superficie implantada, claramente se puede
deducir que se está ante un avance significativo de la actividad agrícola. Efectivamente,
entre 2002 y 2018 la superficie implantada se incrementó en un 35,84%, lo que equivale
a 408.284,50 has. Cabe agregar que en la medida que avanzamos en el análisis de otras
fuentes de información, se puede constatar que el incremento de la superficie agrícola
aún fue mayor.
| 142 |
Al analizar la superficie relevada de los cultivos de mayor significancia en la
estructura agropecuaria provincial, observamos un incremento significativo de todos, a
excepción de la soja y una variación importante al interno de la producción citrícola,
donde decrece la superficie destinada a limón y pomelo, y se incrementa de manera
significativa la de naranja.
Cabe señalar que llama la atención la cifra de disminución del cultivo de soja y el
relativo crecimiento en la superficie sembrada con poroto, cultivos asociados a la
expansión de la frontera agrícola en el Norte y Este de la provincia de Salta. En especial
el cultivo de soja fue dominando el paisaje agrícola norteño, a partir del crecimiento de
la demanda internacional y los elevados valores de los precios por el grano y sus
derivados, como el aceite de soja. Esta expansión, unida a la de la ganadería se realizó
desplazando pobladores como mencionamos precedentemente y eliminando superficie
boscosa14, lo que genera graves problemas ambientales, sociales y riegos sanitarios por
empleo de agroquímicos.
Si comparamos los datos del CNA 2018 con los registros de la Dirección General de
Estadísticas (DGE) de la Provincia de Salta en relación a la superficie sembrada con
maíz, poroto y soja para la campaña 2017/2018, nos encontramos con una brecha muy
significativa, sobre todo en los dos últimos cultivos, situación que nos estaría revelando
un sub-registro importante en las producción de estos cultivos, lo que se ratifica con la
información compartida por supervisores del censo, quienes nos informan sobre la
notable resistencia que encontraron a nivel de los empresarios del agro para brindar los
datos correctamente, en ocasión de ser visitados.
Tabla 6. Superficie sembrada (en has) con Maíz, Soja y Poroto. Campaña 2017/2018 según DGE y
según CNA-18
Diferencia
Diferencia en has porcentual
Registro DGE (2017/2018) Registro CNA 2018
respecto a CNA 2018 respecto a CNA
2018
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC CNA-18 (resultados preliminares) y DGE 2018.
14 Entre 1997 y 2008 en la provincia de Salta se desmontó el 26% del total de los bosques existentes (Pa-
ruelo et al., 2011). Desde la década del 1990 y hasta el año 2008, en el área conocida como Umbral al
Chaco, los desmontes alcanzaron una superficie total desmontada de 1.525.683 (Ministerio de Desa-
rrollo Sustentable de la Nación., 2017). Sobre este tema, Álvarez Leguizamón (2011:28), menciona lo
siguiente: “La propia Secretaría de Medioambiente y Desarrollo Sustentable de Salta (actual Secreta-
ría de Política Ambiental) reconocía en 2006 (en el auge de los desmontes) que los departamentos
más afectados por la deforestación eran: Anta, Orán, Rosario de la Frontera, San Martín y General
Güemes (…) totalizando en los últimos 8 años una pérdida de 600.000 hectáreas de Selva pedemon-
tana y Bosque chaqueño, con un alarmante incremento en la velocidad de la misma”.
| 143 |
campañas. De esta manera se constata que la soja pasó a ser el cultivo principal en la
provincia; situación que no se encuentra reflejada por el relevamiento del Censo 2018.
LA ACTIVIDAD GANADERA
Observamos un significativo contraste entre los registros de SENASA y los del CNA
2018, situación que nos permite considerar la posibilidad de un serio problema de sub-
registro en el censo, lo que se suma a las situaciones anteriormente planteadas.
Como señalamos anteriormente, durante el período intercensal analizado, como
consecuencia del proceso de “agriculturización” que se llevó a cabo en el norte, este y
sureste de la provincia, se produjo una intensificación de los sistemas ganaderos
bovinos con el objetivo de mantener la producción; la actividad de cría se expandió a
campos de inferior calidad, con un desarrollo sustentado en una diversidad de
propuestas tecnológicas (implantación de pasturas mega térmicas y desbajerado, entre
otras), en tanto que la terminación o engorde, en gran medida pasó a realizarse de
manera intensiva en sistemas de confinamiento en corrales.
El engorde a campo en Salta y en todo el NOA es de ciclo más largo, comparado con
la Pampa húmeda, debido a la presencia de una estación seca con 6 a 7 meses al año sin
precipitaciones y baja o nula disponibilidad de pasturas. Por esto, el encierre en
corrales brindó una importante alternativa para acortar el ciclo de terminación del
| 144 |
ganado, potenciado por otras ventajas comparativas interesantes, como la
disponibilidad del recurso maíz a precios inferiores, comparados con otras regiones del
país (de hasta un 20%), debido a la mayor distancia al puerto de Rosario y una mejor
sanidad del ganado confinado, debido a la larga estación seca.
Asimismo, se constatan incipientes procesos de reconversión productiva en la zona
del Valle de Lerma, donde antiguos productores tabacaleros, año a año incursionan en
la actividad ganadera, conformando hoy un núcleo relevante de engordadores de
novillos. Según datos de SENASA, entre el año 2011 y 2012 el stock bovino de las
categorías para terminación aumentó un 18% en los departamentos del Valle de
Lerma15.
La expansión del engorde a corral pasó a ser un fenómeno de alta significancia en la
producción ganadera de Salta. El primer antecedente data de la década de los noventa
en la localidad de Joaquín V. González (Dpto. Anta). Este modelo productivo también se
expandió al Departamento San Martín y como señalábamos anteriormente, al Valle de
Lerma. Se calcula que el 50% de los animales terminados que llegan actualmente a
faena lo hacen a través de un feed lot 16. Existen en la provincia 12 establecimientos que
realizan engorde a corral, entre los que se destacan por su magnitud el de la firma
Desdelsur S.A. en Tartagal (Dpto. San Martín) y el de Inversora Rio Juramento (Dpto.
Anta), que figuran entre los 5 establecimientos más grandes del país.
Cabe agregar que el desarrollo ganadero, es parte de la agenda pública provincial, ya
que Salta no se autoabastece de carne (importa desde otras regiones más del 70% de la
carne bovina que se consume) y por las grandes distancias a los puertos y los altos
costos de los fletes, convertir granos en carne es una opción que tiene especiales
implicancias en la competitividad y el sostenimiento de muchos productores. Como
dato ilustrativo, en algunas campañas el flete en camiones hasta el puerto de Rosario
(con tarifas que rozaron los 75 dólares por tonelada) llegó a representar hasta un 50%
del costo total de la producción de maíz. En la campaña 2019, el costo del flete promedió
los 45 dólares, no obstante esta baja, un alto porcentaje de la cosecha de maíz continúa
destinándose a distintas producciones agropecuarias (bovina de carne y leche, porcina
y avícola de carne y huevo). Alrededor de un 10% de la cosecha de soja también se
vuelca a la alimentación de animales vacunos, cerdos y aves a corral.
En contraste con la situación descripta, consideramos que los datos arrojados por el
Censo 2018 no dan cuenta del sostenido crecimiento de la ganadería bovina en la
provincia. A la información de SENASA podemos agregar la de la Dirección General de
Ganadería de la Provincia, que para el año 2019 daba cuenta de la existencia de 1.457.818
cabezas de ganado bovino (DGE, 2019). De acuerdo a información suministrada por
algunos informantes calificados, existe la presunción de un ocultamiento de la
información referida a esta variable.
Igualmente, y en relación con los datos sobre existencias ganaderas caprinas y
ovinas, encontramos una brecha muy significativa con los registros de SENASA.
Entendemos que esta brecha puede explicarse por lo que consideramos un sub-registro
de las EAPs sin límites definidos por parte del CNA 2018, en áreas donde mayormente se
15 Según declaraciones del vicepresidente de la Sociedad Rural Salteña. Ignacio Lupión (Portal Agro-
noa del 07/04/2013).
16 Idem Ref. 8.
| 145 |
desarrolla este tipo de producción y por un posible ocultamiento de información por
parte de los informantes del censo.
Entre los problemas que se presentaron: falta de experiencia y conocimiento del terreno,
así como falta de recursos humanos, especialmente en cuanto a la cantidad de censistas
para cubrir extensas superficies.
| 146 |
requisito para poder acceder a la inscripción en el FET de la campaña posterior al
operativo.
En relación con su análisis sobre la diminución de la EAPs sin límites definidos nos
manifestó:
Es muy importante tener en cuenta que en este operativo hay muchas EAPs que son
comunidades indígenas que declararon sus límites en base a los mapas de usos y
costumbres del relevamiento de la Ley 26160 y modificatorias, es decir pasaron de ser una
EAP sin límites definidos a una con límites definidos y también mixtas (terrenos sin
límites).
Luego de este recorrido analizando los resultados preliminares del Censo 2018, los
que fueron contrastados con los de otras fuentes estadísticas y trabajos de
investigación, así como cotejados con lo expresado por algunos/as de los/as
involucrados en el relevamiento censal, nos encontramos frente a la presencia de
algunas anomalías o sub registros que nos generan muchos interrogantes al momento
de dar cuenta de las transformaciones que sufrió la estructura agraria salteña en el
período intercensal 2002- 2018.
Probablemente algunas de las incongruencias que se constatan respecto al año 2002
puedan ser reconsideradas cuando se difundan los resultados completos del CNA 2018.
De todas maneras, nos queda la sensación que las falencias de tipo metodológico y
operativas en que se incurrió, significaron la pérdida de una importante oportunidad
para contar con información fehaciente y de calidad para caracterizar
convenientemente la estructura agraria de la Provincia de Salta.
CONCLUSIONES:
Tomando en cuenta la información brindada por el CNA 2018 más la aportada por
otras fuentes consultadas, se pueden identificar una serie de procesos de
transformación de la estructura agraria salteña durante el período intercensal. Estos
procesos son los siguientes:
Proceso N°1:
| 147 |
(debido a la ocurrencia de procesos de salinización, desertización y acelerada
degradación de la materia orgánica superficial de los suelos), y un área socialmente
conflictiva, con desalojo de pueblos originarios y familias “criollas” de las tierras que
ocupan. Estos conflictos sociales desencadenaron un importante proceso migratorio
hacia la periferia de los pueblos de la región, generando núcleos humanos donde la
pobreza es el rasgo distintivo, lo que se constata con la presencia de los mayores índices
de NBI a nivel nacional.
Proceso N°2:
Proceso N°3:
Proceso N°4:
| 148 |
Proceso N°5:
Proceso N°6:
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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| 150 |
CENSOS NACIONALES AGROPECUARIOS, COBERTURAS
Y PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN AGRARIA EN
SANTIAGO DEL ESTERO
Rubén de Dios, Raúl Paz y Carlos Rossi
INTRODUCCIÓN
17 Los CNA sólo relevan las formas de tenencia de las explotaciones agropecuarias (EAP), una de las
cuales es la propiedad, pero los datos se presentan sin indicar cuántas pertenecen a un mismo pro -
pietario; lo propio ocurre con las tierras cedidas en arrendamiento, aparcería y otras formas de ce-
sión de uso por parte de sus propietarios. Los registros de catastro son reticentes a proporcionar los
datos necesarios para facilitar la ejecución del censo, aun estando amparados por el secreto estadís-
tico, como ocurrió en Santiago del Estero, según lo manifestado por el propio Coordinador provin-
cial (Entrevista al Ing. Luis Yost del 30/06/20).
| 151 |
la cual es reconocida como estadística oficial y que resulta uno de los principales
insumos al momento del diseño de políticas públicas dirigidas al sector agropecuario.
El sistema estadístico nacional a través de las estadísticas oficiales va construyendo
(ya sea por omisión, descuido o inoperancia) una percepción del mundo rural con sub
registraciones o sobrevaloraciones de los diversos actores sociales, su potencial
productivo y estratégico, como también del espacio rural comprendido por el total de la
superficie apta para la producción agropecuaria, entre otros. Así se va creando una
suerte de consenso sobre este conjunto de evidencias compartidas que, parecerían
constitutivas del sentido común y que muchas veces resulta difícil ponerlas en
cuestión, sobre todo en términos de construcción social (Bourdieu, 1996).
Precisamente, una de las principales preocupaciones, antes de abordar los procesos
de transformación agraria en Santiago del Estero utilizando los resultados de los CNA 18,
será la de establecer en qué grado y con qué calidad, el CNA 2018 ha cubierto el
universo de estudio. Dicho en otros términos, poder determinar si la enumeración de
las unidades estadísticas que el censo buscaba relevar, resultó completa o fue parcial y,
en este caso, poder hacer una estimación de la magnitud de la cobertura y de las sub o
sobre registraciones que de ella se derivan.
En principio se analizará la cobertura del CNA 2018 en la provincia de Santiago del
Estero, en términos de la superficie efectivamente barrida 19 por los censistas,
relacionada con la superficie potencialmente censable. También se consignarán las
inconsistencias encontradas al comparar los resultados del CNA con otras fuentes de
datos, como por ejemplo acerca de las superficies sembradas con los principales
cultivos o de las existencias ganaderas.
En el siguiente apartado, partiendo de los datos censales, se buscará identificar
algunas de las principales transformaciones de la estructura agraria santiagueña,
tomando en cuenta los fenómenos observados, tales como la relativa estabilidad en la
cantidad de EAP con límites definidos (EAPcld) en los últimos tres CNA, aunque con una
notable diferencia, tanto en términos de su composición interna como en la superficie
abarcada, y la correlativa reducción de la cantidad de EAP sin límites definidos
(EAPsld), acompañada por la creciente pérdida, más significativa aún, de su
participación en ciertas actividades ganaderas. También se abordará el extraordinario
crecimiento de la superficie ocupada por las grandes EAPcld, proceso asociado a la
expansión de la frontera agropecuaria, fundamentalmente basado en el desmonte total
o parcial de enormes superficies y la constitución de grandes unidades de producción.
Además de evidenciar la concentración de tierras y capitales, ese proceso tiene como
correlato la profundización de una ya preexistente inequidad en la distribución de la
tierra.
Seguidamente se analizará la drástica disminución de las EAPsld en Santiago del
Estero, que muestran los datos censales de 2008 y 2018 con respecto al 2002, situación
18 Cabe señalar la pertinencia del análisis al nivel jurisdiccional, ya que los CNA son ejecutados inde -
pendientemente por las Direcciones Provinciales de Estadística, bajo definiciones y normas estable-
cidas por el INDEC.
19 El “barrido territorial” es el método operativo censal a través del cual los censistas deben recorrer la
totalidad de la superficie de los segmentos censales, que constituyen las unidades de trabajo de los
mismos, y relevar el uso y destino de todos los terrenos incluidos en dichos segmentos. Fuente: IN-
DEC, Censo Nacional Agropecuario 2018, Resultados Preliminares, noviembre de 2019.
| 152 |
que se repite en toda la región del NOA, constituyendo una de las características más
sobresalientes del proceso de transformación de la estructura agraria santiagueña. A su
vez, esos datos abren interrogantes sobre las deficiencias y sesgos de los relevamientos
censales, aspecto que revela la construcción de ciertos consensos que tienden a crear
conclusiones también deficientes y sesgadas, como se señaló anteriormente.
En el cuarto apartado se intenta mostrar la vinculación del proceso de expansión de
la frontera agropecuaria con la desposesión y avance sobre los campos comuneros
campesinos e indígenas, o en términos de categoría censal, con la desaparición de una
cantidad relevante de EAPsld, todo ello en términos de los datos censales que, como se
dijo antes, contienen deficiencias y sesgos que ponen en cuestión la magnitud de ese
proceso.
También se explicará de qué manera, en una parte de las tierras ocupadas por
campesinos e indígenas, se han podido establecer cerramientos de predios de uso
común, con superficies importantes, construyendo alambrados perimetrales para
consolidar la posesión de sus tierras de labor, de aprovechamiento de los recursos del
bosque y pastoreo de sus ganados.
Finalmente se abordará con mayor profundidad la cuestión de las EAPsld, que no
solo constituyen una categoría censal, sino que también aluden a lógicas comunales y
formas de ocupación por parte de los pobladores de esas tierras, en especial campesinos
y pueblos originarios. Estas lógicas trascienden el concepto tradicional de propiedad
privada, para presentarse en el marco de un régimen solapado entre
propiedad/posesión, dando una impronta muy característica a la estructura agraria
santiagueña que nació en tiempos de la colonia pero que aún perdura (Paz y Jara, 2013).
Sin dudas, las EAPsld, incorporadas como categoría censal a partir del CNA 1988, han
permitido ampliar el conocimiento de un importante sector de la población agraria, su
composición y prácticas productivas, pero también es evidente que han generado
algunas dificultades al momento de relevarlas, ya sea por la preparación inadecuada de
los censistas como por circunstancias problemáticas que se originan en la interacción
entre éstos y los entrevistados, entre otras razones. Al menos hay dos aspectos que
ponen en tensión los instrumentos y las metodologías censales que afectan los aspectos
operativos y de registro de los CNA: uno está dado precisamente por la ausencia de
límites de las explotaciones y otro, por la forma de ocupación y uso compartido de la
tierra por parte de un número importante de campesinos y comunidades indígenas (Paz
et al., 2018). Estas EAPsld, en opinión de los autores, han sido subregistradas en todos
los censos desde que su creación como categoría censal, dentro de un contexto de fallas
generalizadas de cobertura; lo propio ocurre con el CNA 2018, por las razones que se
expondrán en este capítulo.
Las conclusiones solo pretenden dejar abierto el debate para seguir profundizando el
análisis, una vez que se conozcan los resultados definitivos del CNA 2018 y el aporte de
otras fuentes de información complementarias.
Los resultados preliminares del CNA 2018 para todo el país han sido publicados en
noviembre del 201920. El análisis de esta información en general, y en particular para la
| 153 |
provincia de Santiago del Estero, lleva a realizar algunas consideraciones sobre sus ca-
rencias en cuanto a la cobertura del relevamiento realizado.
Los CNA en la Argentina persiguen el objetivo de relevar la totalidad de las explota-
ciones agropecuarias (EAP) del país, incluyendo aquellas unidades de organización de la
producción agropecuaria que cumplan, entre otros, con dos requisitos básicos: poseer
una superficie mayor a 500 m2 y producir bienes destinados al mercado. Estos requisi-
tos, en particular el segundo, dejan fuera del universo censal a las explotaciones de au -
tosubsistencia o de autoconsumo, que representan a una cantidad muy importante de
hogares rurales en casi todas las provincias del país; según datos del CNA 2008 21, sólo
Santa Cruz y Tierra del Fuego carecían de este tipo de explotaciones. Es decir que se in-
visibiliza, por un lado, la presencia de miles de familias agricultoras, con las implican-
cias que ello tiene en términos de ocupación del espacio rural y, por otro, la magnitud
de los bienes producidos al interior de estas explotaciones, y la posibilidad de su valora -
ción económica22, excluyendo de hecho en muchos casos, a explotaciones donde una
parte de lo producido se orienta al mercado local.
Los CNA deben cubrir la superficie total establecida, constituida por la suma de los
segmentos censales23 determinados en cada provincia, dentro de los cuales se ubican las
EAP a relevar, dando cuenta de la cantidad y superficie de éstas; pero también deben
establecer el uso y destino de las tierras que no forman parte de las EAP, con la
finalidad de cubrir la totalidad de la superficie de cada segmento. Logrado el objetivo de
relevar todas las EAP ubicadas en la superficie previamente establecida y todas las
tierras con usos y destinos diversos al agropecuario y forestal, puede decirse que la
cobertura del censo fue óptima.
El INDEC estableció, desde el CNA1988, la modalidad de “barrido territorial” para
desarrollar el operativo de campo, que consiste en “el recorrido presencial del segmento
censal por parte de los censistas con el objetivo de realizar las entrevistas a los
productores o informantes calificados. Se mantiene, al igual que en los censos
anteriores, la entrevista personal del censista con el productor o informante calificado
como fuente de los datos sobre las explotaciones agropecuarias y forestales de las que
son titulares o con el conocimiento pleno de las respuestas a brindar, en el caso de los
informantes” (INDEC, 2009, p. 31). Esta modalidad enfrenta varias dificultades, entre
ellas, que un cierto número de productores no reside en sus EAP, ni dentro del
segmento y en ocasiones, ni siquiera dentro de la provincia, con la agravante de la
ausencia de referentes que contribuyan a ubicar al responsable. Esto ya se había puesto
en evidencia en los censos anteriores y aunque se implementó un sistema de avisos y
alertas, nunca resultó enteramente efectivo, y así quedó un número indeterminado de
| 154 |
EAP sin censar en cada uno de ellos. Salvo en publicaciones del CNA 2008 25, en ninguno
de los otros censos el INDEC informó la cantidad y superficie de los avisos no resueltos.
En todos los operativos censales realizados en la Argentina estuvo previsto un
control permanente del avance de la cobertura de cada censo, a través de reportes
periódicos durante el operativo de campo. En el CNA 2018 se incorporó un nuevo
instrumento de captura de datos, corporizado en una tableta con un aplicativo
especialmente diseñado por el INDEC, que incluía la transmisión remota de los datos a
un servidor central, bajo la administración de un Sistema de Gestión Informática (SGI)
durante el transcurso del operativo. A pesar de estas previsiones, según se expone en los
párrafos que siguen, la cobertura fue insuficiente y tampoco se informó de la
realización de una encuesta post-censal de cobertura y calidad26, tal como se
recomienda internacionalmente, para obtener una medida objetiva del grado de
omisión del censo y de la magnitud de las fallas que afectaron los resultados obtenidos.
En rigor, ninguno de los CNA realizados en la Argentina fue acompañado de la
publicación de los resultados de una encuesta de cobertura y calidad27.
En este contexto, se señala una primera deficiencia de cobertura censal en el CNA
2018 para Santiago del Estero que consiste en la subestimación del total de la superficie
rural objetivo a barrer. En efecto, la superficie geográfica de la provincia es de 136.351
km2, según el Instituto Geográfico Nacional, lo cual equivale a 13.635.100 hectáreas. Esa
superficie potencial para desarrollar actividades agropecuarias y forestales, se ve
reducida por la existencia de importantes áreas conformadas por salinas, bañados,
lagunas, cursos fluviales, embalses, áreas urbanas y de infraestructura, y por el Parque
Nacional Copo. En la tabla 1 se presenta una estimación de la superficie no apta para la
explotación agropecuaria y forestal, y que por lo tanto, estaría excluida del barrido
censal.
25 INDEC. Censo Nacional Agropecuario 2008, Resultados Provisorios. Octubre de 2009. Página 11.
https://sitioanterior.indec.gob.ar/bajarPublicacion.asp?idc=380BEAFCDA1EEBB3D4D927ED9A-
F14171507ACF2FFE064D4343D1914DA73F4DF2DD2B4BEEA6886D4E
26 La FAO señala “Una encuesta de verificación censal es un componente esencial del marco de garan -
tía de calidad y debería incluirse en el plan y presupuesto del censo.” Ítem 4.37, pág. 31, FAO - Progra -
ma Mundial del Censo Agropecuario 2020, Volumen 1, Programa, definiciones y conceptos, Roma,
2016.
27 En el CNA 1988 se planificó una Encuesta de Cobertura post-censal cuyo documento principal fue
publicado por el INDEC como “Manual del Encuestador – Encuesta de Cobertura”, en abril de 1989,
donde se especifican los objetivos de la encuesta, las definiciones y las instrucciones para los encues-
tadores, así como los cuestionarios que se utilizarían. (Véase https://biblioteca.indec.gob.ar/bases/
minde/1c1988x2_3.pdf) No se encontraron constancias de que se haya realizado la encuesta y tampo-
co los resultados de la misma, en el caso de que se hubiese llevado a cabo. En la documentación dis -
ponible de los CNA 2002 y CNA 2008 no se menciona la realización de una encuesta de cobertura y
calidad, y en el CNA 2018 sólo se refiere el control a través del Sistema de Gestión Informático cen -
tralizado (SGI).
| 155 |
Tabla 1. Santiago del Estero. Estimación de superficies no agropecuarias y forestales excluidas
(1) en el barrido territorial del CNA-2018.
Total 1.150.000
(*) Ríos Dulce, Salado, Saladillo, Horcones, Urueña, Albingasta y Utis. Se excluyen los antiguos
cauces porque éstos pueden encontrarse bajo explotación agropecuaria.
(**) Posee unas 5 EAP existentes con anterioridad a su creación.
(1) Algunas superficies se encuentran en el área de segmentos censales y podrían haberse
identificado en el barrido censal. No se incluyen las Reservas Provinciales dado que incluyen
EAP que fueron censadas.
Fuente: Elaboración propia con imágenes Sentinel 2, Google Earth Pro y otras.
Excluyendo estas 1.150.000 ha, queda una superficie de 12.485.100 ha que debieron
ser barridas. De este total potencialmente censable, se alcanzaron a barrer solo
10.636.447 ha., dejando fuera a 1.848.653 ha. A propósito de esta diferencia, cabe referir
que el propio coordinador provincial del Censo28reconoce un déficit de cobertura de
aproximadamente el 15 % de la superficie total, proporción cercana a la estimada por
los autores de este trabajo. La apreciación del coordinador censal se basa en que al
inicio y hacia el final del operativo censal, los censistas debieron enfrentar serias
dificultades de acceso a algunas áreas rurales de la provincia debido a las lluvias
reiteradas y a las consecuentes inundaciones que hicieron intransitables los caminos de
acceso a diversos parajes, en particular de los Departamentos Atamisqui y Salavina en
la etapa inicial y en los Departamentos Moreno e Ibarra en los momentos de cierre del
operativo. Aun asumiendo esas dificultades, cabe observar que el operativo de campo se
extendió a más del doble del tiempo previsto originalmente, e incluso hubo una
cantidad de productores que se presentaron para ser censados después del cierre oficial,
ocurrido el 31 de marzo de 2019.
La segunda deficiencia del operativo censal, es que del total de 10.636.447,3 ha
efectivamente barridas, solo 7.810.407,3 ha fueron registradas por los censistas como de
uso agropecuario y forestal. A su vez, de esa superficie, 524.227,9 ha, constituyen EAP no
censadas por rechazos, falta de información o ubicación de. productores o informantes
calificados referidos.
28 Entrevista realizada al coordinador provincial del CNA 2018, Ing Luis Yost, el 28/05/2020
| 156 |
Lo llamativo es que 2.323.507 ha fueron consideradas como de uso no agropecuario y
forestal, en tanto que 502.532,4 has quedaron sin determinar. Es decir que, como
mínimo, un 26,6% de la tierra que el INDEC estimó como barrida, fue considerada como
no apta para uso agropecuario y forestal o quedó sin determinar su uso o destino.
En la tabla 2 se resume el conjunto de conceptos vertidos en el análisis desarrollado
hasta aquí. Se advierte que apenas el 68,5% de la superficie total barrida corresponde a
EAPcld, pero esa proporción se reduce al 58,4% si se toma como referencia la superficie
potencialmente censable.
Tabla 2. Santiago del Estero. Resultados del "barrido territorial" en el CNA018 y comparación
con la superficie potencialmente censable
Uso o destino Superficie (ha) % s/(I) % s/(II) % s/(III)
29 “En el territorio nacional, hay un tipo de EAP que se caracteriza por tener límites imprecisos o care-
cer de ellos. En dichas EAP, por diversos motivos, no están delimitadas las parcelas que las integran.
Estas tierras forman parte de una unidad mayor, que puede ser un campo comunero, un campo per-
teneciente a comunidades de pueblos originarios, un parque o una reserva nacional, otro tipo de tie-
rras fiscales o tierras privadas”.(pag. 32) INDEC. Censo Nacional Agropecuario 2018, Resultados Pre -
liminares. Noviembre de 2019.
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(UM), como espacio compartido por un determinado número de EAPsld, pero tampoco
el INDEC ha publicado nunca la superficie de esas UM30.
En principio, y como se señaló antes, descartadas las superficies con ambientes
acuáticos, salinizados, urbanos e infraestructurales, y protegidos, como el Parque
Nacional Copo, no parece haber algún condicionamiento físico o natural a la utilización
efectiva o potencial de dichas superficies para uso agropecuario y forestal. Más
adelante, en el quinto capítulo de este trabajo, se intenta ensayar alguna explicación
para esta manifiesta inconsistencia.
Otros argumentos que abonan la hipótesis de un déficit de cobertura del CNA 2018,
se basan en información obtenida desde distintas fuentes. En efecto, se pueden apreciar
en la tabla 3 las estimaciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la
Nación (MAGyP) correspondientes a los principales cultivos extensivos anuales de
cosecha para la campaña 2017/18, comparados con los datos recogidos por el CNA 2018.
Salvo en el caso del girasol, en el resto de los cultivos, los resultados censales se
comportan con marcada desventaja respecto de los estimados por el MAGyP.
Tabla 3.Santiago del Estero. Comparación de la superficie sembrada con diferentes cultivos
según los registros del CNA 2018 y las estimaciones del MAGyP para la campaña agrícola
2017/2018.
CNA 2018 MAGyP Diferencias CNA 2018/MAGyP
Cultivos
ha ha ha %
Cereales
* Maíz total 1/ 552.806 731.890 -179.084 -24,5
* Sorgo granífero 2/ 35.544 81.200 -45.656 -56,2
Nota: las inclusiones detalladas en cada cultivo se efectúan porque las estimaciones del
MAGyP no discriminan el destino “para grano" e incluyen los cultivos de igual especie pero para
forraje
1/ En el CNA-18, incluye 18.113 ha de maíz para forraje; 2/ En el CNA-18, incluye 15.553 ha de sorgo
granífero para forraje; 3/ En el CNA-18, incluye 13.252 ha de trigo candeal; 4/ En el CNA-18,
incluye 8.382 ha de soja para forraje; 5/ Incluye poroto blanco, poroto colorado y poroto negro.
Fuente: Elaborado con datos de Estimaciones Agrícolas del MAGyP y de CNA-18 del INDEC
(datos preliminares)
30 Una posible estimación alternativa de las superficie que ocuparían las EAPsld, parte de considerar
sus existencias ganaderas y la capacidad de carga animal en las áreas específicas que ocupan, inclu-
so duplicando la superficie necesaria para soportar la presión de pastoreo, con el fin de atender la
posibilidad de un cierto manejo de los rodeos, hatos y majadas.
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Una segunda fuente de información es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria (SENASA)que registra periódicamente las existencias ganaderas. En la
tabla 4 se muestra una importante subestimación por parte del CNA 2018 para todas las
especies, excepto las de porcinos, que por lo general tienen un relativo bajo nivel de
registro por parte del SENASA.
Tabla 4. Santiago del Estero. Comparación de los registros de existencias ganaderas (en
cabezas) del CNA 2018 y el SENASA 2018.
Hay varios motivos que pueden explicar estas diferencias. El primero es la deficiente
cobertura censal que trae, como consecuencia, una sub-enumeración de EAP, entre
ellas particularmente las EAPsld y otras no alcanzadas por el operativo. Otro es la fecha
de referencia a la cual refiere cada registro. En el caso del ganado bovino, las existencias
a fin de junio, como se relevan en el CNA, son inferiores a las de marzo del SENASA
entre un 4% y un 6%, debido a la fluctuación normal del ciclo biológico de esta especie.
En el resto de las especies los registros del SENASA refieren al fin de diciembre de cada
año y, por lo tanto, las diferencias dependen de los ciclos biológicos respectivos de cada
una. Además, hay que señalar que los registros del SENASA no alcanzan a cubrir el total
del universo ganadero, especialmente en provincias extrapampeanas y más aún en el
caso de las especies distintas a los bovinos. Por último, cabe consignar la posible
subdeclaración de parte de los productores entrevistados y los errores de registro
respecto de la fecha de referencia.
| 159 |
Tabla 5.Santiago del Estero. Cantidad y Superficie de las EAP, según Censos Nacionales y
Empadronamiento Nacional Agropecuario.
Total de EAP y EAP sin límites EAP con límites
CNA/ENAyCG
superficie definidos definidos
Como puede observarse, las EAP totales en Santiago del Estero se redujeron a la
mitad aproximadamente entre 1969 y 2018 (de 30.416 EAP a 15.531 EAP), lo que muestra
un fuerte proceso de cambio en la estructura agraria, básicamente de concentración de
la propiedad y de la explotación de la tierra. También se observa que la superficie bajo
explotación censada en 2018 aún no alcanzó la registrada casi cinco décadas atrás,
donde no se realizaba una distinción entre EAPcld y EAPsld. Estas últimas se han
reducido notoriamente según los datos de los últimos dos CNA, ocupando actualmente
una superficie indeterminada.
A su vez, la tendencia provincial es concordante con la pronunciada disminución de
EAP que se vino registrando en todo el país desde el CNA 1969 al CNA 2018. La cantidad
total de EAP pasó de 538.430 en 1969, a 421.221 en 1988, a 333.533 en 2002, a 276.581 en
2008 y a 250.881 el 2018. Es decir que, si se asume como válidos los resultados de los
últimos cuatro CNA, habrían desaparecido más de la mitad de las EAP del país entre
1969 y 2018. Sin embargo, esa sería una conclusión parcialmente cierta, pues,
nuevamente, hay que hacer notar la creciente insuficiencia de la cobertura territorial
de todos los censos realizados desde 1988, la cual se acentuó en los dos últimos.
Obsérvese que mientras el CNA 1969 registró una superficie bajo explotación de
210.855.774 ha, el CNA 2018 relevó apenas 157.423.932 ha, o sea 53.431.842 ha menos.
Incluso si se quiere hacer la comparación con un CNA más cercano en el tiempo y de
casi idéntica metodología al de 2018, esto es el CNA 1988, se observa una diferencia
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negativa de 20.013.466 ha, lo cual es claramente incompatible con los procesos de
valorización de la tierra y expansión del capital agrario en la Argentina. ¿Cuál es la
consecuencia de estas enormes superficies no alcanzadas por los sucesivos CNA? La sub
enumeración de EAP y todas sus variables asociadas: productores, trabajadores,
cultivos, ganados, etc. Sólo un ejemplo de este déficit: mientras el CNA 2018 relevó 40,4
millones de cabezas bovinas, el SENASA tenía registro de 53,9 millones de animales.
Incluso el CNA 2008, considerado incompleto por el propio INDEC, relevó 42,5 millones
de cabezas, más aún que el CNA 2018.
Ahora bien, esta sistemática reducción de las coberturas censales, no invalidan la
tendencia en el sentido de la disminución de la cantidad de explotaciones y
concentración de la tierra, que está en consonancia con transformaciones similares que
se vienen registrando en países desarrollados 31. Sobre este proceso, hay abundante
literatura que tiende a explicarlo, especialmente para la región pampeana, aunque
también para las otras regiones del país (Azcuy Ameghino, 2005; Paz y Jara, 2014; Azcuy
Ameghino y Fernández, 2019).
Otro dato relevante sobre el cual se pone atención, es que para Santiago del Estero,
entre el CNA 2002 y el CNA 2018, pasando por el CNA 2008, la reducción se explica
exclusivamente por la disminución de las EAPsld que alcanzan un máximo de 10.119 en
2002, para caer a 4.866 en 2008, y finalmente a 4.519 explotaciones en 2018, en tanto
que la cantidad de EAPcld se mantuvo estable, en torno a las 11.000 explotaciones.
A su vez, las EAPcld aun teniendo presente la aludida estabilidad en cuanto a su
cantidad, aumentaron en forma extraordinaria la superficie total ocupada. En efecto,
pasaron de 5.393.633 ha en 2002 a 7.286.179 ha, incluyendo las EAP mixtas 32. Es decir,
hubo un incremento de 1.892.548 ha, un 35%, lo que coloca a la provincia como la de
mayor expansión relativa de la frontera agropecuaria en el NOA.
La tabla 6 muestra una comparación de las EAPcld según su superficie entre los CNA
2002, 2008 y 2018 y revela en qué estratos de EAP se ha producido dicha expansión.
31 Azcuy Ameghino (2005 y 2007) siguiendo una serie estadística de cerca de un siglo para los países de
economías maduras, concluye que la tendencia que predomina a lo largo del siglo XX se orienta al
incremento del número de las explotaciones más extensas, en detrimento de las más pequeñas. Así,
para países como Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y Estados Unidos entre otros, hay una desapa-
rición constante de explotaciones agropecuarias en un 2% anual aproximadamente. Nota de los au -
tores: Es importante destacar que los países europeos citados tenían, en 2010, una superficie prome-
dio por EAP de 27 ha, con extremos de 8 ha en Italia y 90 ha en el Reino Unido; las EAP de Estados
Unidos, por su parte, tenían 178 ha en promedio, según el CNA 2017. En cambio, según el CNA 2018,
la Argentina tiene la superficie promedio por EAP más alta del mundo: 689 ha y Santiago del Estero
muy cerca del promedio nacional, con 662 ha por EAP. Fuentes: Eurostat, Agriculture statistics - the
evolution of farm holdings. December 2014
(https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/pdfscache/38079.pdf); USDA–NASS, Census of
Agriculture 2017. (https://www.nass.usda.gov/Publications/AgCensus/2017/Full_Report/
Volume_1,_Chapter_1_US/st99_1_0001_0001.pdf); INDEC, CNA 2018 op. cit.
32 “…se consideran EAP mixtasa aquellas explotaciones que estén compuestas por una o más parcelas
con límites definidos y una superficie sin delimitar en una o más unidades mayores” (Pag. 32) IN-
DEC. Censo Nacional Agropecuario 2018, Resultados Preliminares. Noviembre de 2019.
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Tabla 6.Santiago del Estero. Cantidad de EAP por escala de extensión en los últimos tres CNA.
Escala de extensión en hectáreas en ha
Total de
CNA EAP y EAPcld
100,1 - 200,1 – 1.000,1 - 2.500,1 - Más de
superficie Hasta 5 5,1 - 25 25,1 - 100
200 1000 2.500 5.000 5.000
EAP 20.949 10.830 1.439 2.902 2.471 994 1.964 599 255 206
2002
ha 5.393.633 5.393.633 4.617 43.075 145.919 153.164 959.048 952.412 929.169 2.206.230
EAP 15.899 11.033 1.284 2.937 2.446 1.055 2.147 695 266 203
2008
ha 5.644.434 5.644.434 4.320 42.723 143.006 162.779 1.043.223 1.143.252 948.580 2.156.551
EAP 15.531 11.012 1.928 2.512 2.443 997 1.832 710 326 264
2018
ha 7.286.179 7.286.179 5.036 36.374 140.672 153.734 878.882 1.157.245 1.137.279 3.776.958
Fuente: Elaboración propia, con datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios 2002, 2008
y 2018
Se observa que entre el CNA 2002 y el CNA 2018 no hay cambios relevantes en los
estratos de EAPcld de hasta 200 ha, donde se produjo cierta redistribución o
reacomodamiento en su composición interior, con un aumento de la cantidad de EAP
de hasta 5 ha. En el estrato de 200 a 1.000 ha hubo una pequeña disminución de 132
EAPcld, pero con una pérdida considerable de 80.166 ha. Sin embargo, donde se produjo
la mayor variación es en los estratos superiores a las 1.000 ha, con un incremento de
240 EAPcld (+22 %), y con un aumento extraordinario de la superficie total bajo
explotación que pasó de 4.087.811 ha a 6.071.482 ha. Es decir que se incrementó en
1.983.671 ha (+48%).
Otra forma de presentar los datos, y que pone en evidencia el problema de la
distribución desigual de la tierra, es dividir las EAPcld en dos estratos para los tres
últimos CNA. Por un lado, las de menos de 1.000 ha y por otro, las que están por encima
de ese valor, tal como se observa en la tabla 7.
Tabla 7. Santiago del Estero. Estructura agraria y estratos bimodales para los últimos tres CNA.
En %
Estratos menores a 1.000 has. Estratos mayores a 1.000has.
CNA
% EAP % de tierras % EAP % de tierras
En el CNA 2002 se registró una mayoría del 90,2% de las EAPcld que tenía solo el
24,2% de la tierra, en tanto que en el otro extremo se registró una minoría del 9,8% de
las EAPcld que contaba con el 75,8% de la tierra. Esta situación no cambió en los censos
subsiguientes, sino que, por el contario, se incrementó la polarización. En el CNA 2018
el 88,2% de las EAPcld tenía el 16,7% de la tierra, en tanto que el 11,8% de las EAPcld
concentraba el 83,3% de la tierra. El coeficiente de Gini 33 es un buen indicador de la
33 El coeficiente de Gini, más conocido por su utilización para medir la desigualdad en los ingresos
dentro de un país, también suele aplicarse para medir cualquier forma de distribución desigual
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inequitativa distribución de la tierra. Para el CNA 2002 se estimó en un valor de 0,48, en
tanto que para el CNA 2018 se estimó en 0,57. Para todo el país el coeficiente de Gini es
de 0,63 para el año 2018.
También se han producido algunos cambios en las formas de tenencia de la tierra
que merecen un análisis más profundo que excede a este artículo. Sin embargo, se
mencionará que en la comparación intercensal, la propiedad privada sigue siendo
predominante, aunque se incrementaron significativamente las superficies tomadas en
arrendamientos y contratos accidentales, en términos absolutos y relativos. En efecto,
en el CNA 2002 se registraron 4.025.024 ha en propiedad privada (incluyendo
sucesiones indivisas) y 344.536 ha en arrendamiento y contrato accidental. Esto
significa que el 74,6 % de la tierra total relevada estaba en propiedad privada y el 6,4 %
en arrendamiento y contrato accidental. En tanto que en el CNA 2018 se registraron
4.652.031 ha en propiedad privada (incluyendo sucesiones indivisas) y 1.044.185 ha en
arrendamiento y contrato accidental. Esto significa que el 63,8 % de la tierra total
relevada estaba en propiedad y el 14,3 % en arrendamiento y contrato accidental.
como el caso de la tierra. Su valor fluctúa entre 0 y 1. Cuanto más se aproxime a 1 implica mayor de-
sigualdad y viceversa. Los índices de Gini fueron calculados por los autores sobre la base de los CNA
a los efectos de este artículo.
34 “Causas e impactos de la deforestación de los bosques nativos de Argentina y propuestas de desarro -
llo alternativas” Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. https://www.argentina.gob.ar/am-
biente/bosques/desmontes-y-alternativas
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Los censos realizados desde 1988, aún con las limitaciones señaladas respecto de sus
incompletas coberturas, muestran la tendencia expansiva de los cultivos anuales de
cosecha y de forrajes sobre esas tierras desforestadas. Primero se debe señalar que la
superficie cultivada total35 pasó de 401.537 ha en el CNA 1988, a 1.089.624 ha en el CNA
2002, a 1.298.021 ha en el CNA 2008 y finalmente a 2.818.796 ha en el CNA 2018, aunque
esta última superficie estaría sobrestimada36. En segundo lugar, la superficie sembrada
con cultivos anuales de cosecha, fundamentalmente soja, maíz, trigo, algodón, girasol,
sorgo granífero y porotos, ocupaba 232.698 ha según el CNA 1988, 777.042 ha en el CNA
2002, 807.598 ha en el CNA 2008 y 1.674.745 ha según los datos provisorios del CNA
2018, representando un aumento del 619,7 % en treinta años. En tercer lugar, la
superficie cultivada con forrajeras anuales y perennes, fue creciendo desde 141.915 ha, a
294.883 ha, 473.873 ha, llegando a 713.895 ha, según lo registrado en los cuatro censos
analizados, con un aumento del 403% entre los años extremos, acompañando el
crecimiento de la ganadería bovina, su mejoramiento genético y de manejo de los
rodeos. Por último, una evolución totalmente diversa muestra la horticultura
santiagueña según los datos de los censos mencionados ya que según el CNA 1988 se
cultivaron 22.815 ha, en el CNA 2002 se registraron 15.370 ha, en el CNA 2008 9.043 ha y
en el CNA 2018 apenas 6.690 ha, un retroceso muy significativo, pero que estaría
mostrando, o bien, un sesgo particular en el registro de las EAP hortícolas, o problemas
de diversa índole en las áreas bajo riego que han afectado, esencialmente, a las
pequeñas y medianas EAP, o un cambio en el destino de esas tierras.
Se puede recurrir a la consulta de varias investigaciones que dan cuenta del avance
del ya aludido modelo de agricultura industrial en cabeza de grandes propietarios y de
empresarios contratistas de maquinaria agrícola, la mayoría procedentes de Córdoba,
Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán. Dicho avance generó un alto nivel de conflictividad,
al producirse sobre bosques y tierras sin límites definidos ocupadas por generaciones
por familias campesinas e indígenas, que no habían podido acceder a los títulos de
propiedad (De Dios y Ferreyra, 2011; De Dios,2016; Fonzo Bolañez,2020; Barbetta, 2009;
Paz,et al 2015; Román y González, 2016; Aguiar, et al, 2016). Así, por ejemplo, en un
relevamiento de cobertura nacional que tenía como objetivo identificar, relevar y
sistematizar problemas vinculados al acceso, tenencia y distribución de la tierra, así
como los conflictos que se generan, y que no pretendió ser exhaustivo, se registraron
para la provincia de Santiago del Estero 58 conflictos que involucraban a 3.528 familias
con una superficie afectada de aproximadamente 400.000 has (Bidaseca et al, 2013).
35 En todas las comparaciones se incluyen las superficies en primera y segunda ocupación. No se in-
cluyen superficies menores correspondientes a frutales, aromáticas, medicinales y condimentarias,
viveros y “sin discriminar”. En el CNA 2018 se publicó una superficie de 50.527 ha de cultivos sin dis-
criminar.
36 Cabe hacer la salvedad que esta cifra incluye 372.059 ha correspondientes a “Bosques y montes im -
plantados” cuyo único cultivo es el Algarrobo, según lo publicado por el INDEC en “Censo Nacional
Agropecuario 2018. Resultados Preliminares. Agricultura. Enero 2020. Cuadro 4.26, página 132 (Ver
https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/economia/
cna2018_resultados_preliminares_agricultura.pdf) Se trataría de un dato erróneo, ya que no existe
referencia alguna de plantaciones de esa extensión en la provincia, que, por otra parte, la converti-
ría en la más forestada del país. Por lo tanto, la superficie cultivada sería de 2.446.737 ha en lugar de
la señalada en la publicación preliminar del CNA 2018, a la cual cabría sumar alguna superficie pe-
queña de plantaciones de Algarrobo.
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Comprender la dinámica del proceso de transformación agraria en Santiago el
Estero implica reconocer e incorporar las EAPsld 37al análisis. Pero antes de ello se hace
necesario caracterizar brevemente a tales explotaciones agropecuarias, más allá de su
definición censal, para evitar cualquier tipo de confusión.
Las EAPsld se corresponden con los asentamientos campesinos e indígenas, donde la
producción agrícola se realiza en pequeños predios mayormente cercados con palos, y
el resto de la producción ganadera menor o mayor, así como las actividades de
extracción forestal, se realizan en los denominados campos comuneros o de uso común.
En esos campos, las familias campesinas e indígenas comparten los recursos de forraje,
madera, frutos del bosque o agua, y en muchos casos no están cercados con un
alambrado perimetral, aunque habitualmente hay en los pobladores una percepción
bastante ajustada, basada en usos y costumbres ancestrales, de hasta dónde llegan los
límites de sus campos. En algunos casos existen mojones que señalan los límites del
campo comunero de una comunidad, respecto del campo comunero de otra comunidad
(Informe del Registro de Poseedores, 2011).
En la misma línea, Paz, Rodríguez y Jara (2018) realizan un exhaustivo análisis de
estas explotaciones y hacen hincapié sobre la necesidad de incorporar la dimensión
histórica para comprender su conformación actual. Así, una de las características más
significativas, es que se distribuyen de manera dispersa en importantes extensiones de
tierras, y donde coexiste la propiedad privada de algún titular de dominio, con la
posesión38, aspecto que abre un frente de conflictos entre empresarios y campesinos e
indígenas.
Como se mencionó anteriormente las EAPsld registraron una importante
disminución entre los CNA 2002 y 2018, pasando de 10.119 a 4.519. Una porción de estos
campos comuneros ha sido adquiridos, desmontados y alambrados para el modelo
empresarial, lo cual contribuye a explicar, por un lado, el gran aumento de las
superficies ocupadas especialmente por las EAPcld de más de 2.500 ha, y por otro lado,
la disminución de las EAPsld que desaparecieron como consecuencia de resignar una
parte de las tierras que ocupaban por generaciones. No obstante, no es posible, con los
datos disponibles hasta ahora, tener una mayor precisión sobre cuántas de las EAPsld
desaparecieron por esta razón.
37 En Argentina, el INDEC define a las Explotaciones Agropecuarias sin límites definidos como aque-
llas explotaciones que se caracterizan por tener límites imprecisos o carecer de ellos, según la decla -
ración de los productores entrevistados, es decir que las tierras que integran la EAP no están delimi-
tadas y, por lo general, son parte de unidades mayores bajo distintas modalidades de tenencia (cam-
pos comuneros, comunidades indígenas y demás). Para más detalle ver Paz (2006 y 2013) y Paz et al.
(2018).En el CNA 1988 se utilizó un cuestionario especial para relevar las EAPsld y en los CNA 2002
y 2008 se relevaron en un único cuestionario, pero en forma independiente si se trataba de EAPcld o
EAPsld, En este último caso no se registra superficie alguna en la carátula del cuestionario, pero se
indica si hay otro u otros cuestionarios para porciones de la misma EAP en espacios sin límites o
con límites definidos. De este modo el conjunto de cuestionarios conforma una sola EAPsld o bien
“mixta” si posee una parte con límites definidos.
38 En el artículo N°1909 del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación Argentina se reconoce que
existe posesión “cuando una persona por sí misma o por medio de otra ejerce un poder de hecho so-
bre una cosa comportándose como titular de un derecho real, lo sea o no”. Asimismo, en el artículo
N°1928 se reconocen como actos posesorios “la cultura, la percepción de frutos, el amojonamiento o
impresión de signos materiales, mejoras, exclusión de terceros y en general, su apoderamiento por
cualquier modo que se obtenga”.
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Se estima que las 10.119 EAPsld en el 2002 se distribuían en forma dispersa en una
superficie del orden de los 7 millones de hectáreas (Paz, 2013) 39. Según otra estimación
para las EAPsld del 2018, se obtendría una superficie del orden de los 5 millones de
hectáreas (Paz, 2020). Una parte (indeterminada) de esta pérdida se debe al proceso de
avance de la frontera agropecuaria.
Sin embargo, a juicio de los autores de este artículo, la disminución censal de EAPsld
no queda únicamente explicada por la expansión de la frontera agropecuaria llevada
adelante por el agronegocio. La segunda hipótesis que busca interpretar tal proceso de
transformación agraria y que complementa a la primera, es que en los últimos años se
ha producido una delimitación de campos comuneros con alambrados perimetrales, así
como parcelas de tierras que familias campesinas lograron delimitar en forma
individual durante los períodos intercensales, con lo cual podrían haber sido
identificadas como EAPcld en el último CNA.
Esta hipótesis está anclada en, por un lado, el surgimiento y consolidación de un
importante movimiento rural o campesino y, por otro en la aparición de algunas
políticas públicas que, como objetivo inconcluso, se han propuesto contribuir a lograr
la regularización dominial de los campesinos “poseedores” de tierras.
En efecto, en las últimas décadas, se ha consolidado el proceso de organización
campesina, que incluye la experiencia más conocida del MOCASE (Movimiento
Campesino de Santiago del Estero) en todas sus vertientes, pero también de otro tipo de
organizaciones como por ejemplo el Foro Provincial de la Agricultura Familiar, o una
diversidad de Mesas de Tierras territoriales como por ejemplo la del Departamento
Figueroa o del Departamento Ojo de Agua.
La prédica sobre los derechos posesorios de las familias asociadas al movimiento
social rural, fue intensa y logró que muchas de ellas ya no se consideraran a sí mismas
como “ocupantes” sin ningún tipo de derecho, sino como “poseedoras con ánimo de
dueño” (animus dominis), amparadas en el derecho de prescripción veinteañal. Esto
significa que empezaron a reivindicar sus derechos posesorios, sin reconocer a otros
como propietarios o titulares de dominio. La disputa en torno al derecho por la tierra
entre los poseedores y propietarios o empresarios que intentaban o lograban tomar
posesión de esas mismas tierras, dio lugar a numerosos conflictos, que continúan hasta
el presente, sobre los que dan cuenta una abundante literatura (Dargolz, 1997; Colectivo
Situaciones, 2001; Barbetta y Lapegna, 2002; De Dios, 2004 y 2010; Agosto et al, 2004;
Durand, 2006; Jara, 2012; Navé, 2016; Bonetti, 2019).
El aspecto que interesa resaltar en este momento es que la mayor parte de la tierra
en disputa, especialmente en los campos comuneros, es de propiedad privada y no
fiscal. Aparecen propietarios o titulares de dominio, que en algún momento han
escriturado a su favor las tierras, y que mayormente son de origen extraprovincial, que
39 A partir de datos obtenidos por fotointerpretación digital (Mariot, 2005) se pudo estimar la superfi-
cie ocupada por las 10.119 EAPsld; esta superficie ronda las 7 millones de hectáreas aproximadamen -
te. Una breve aclaración para evitar confusiones es que dichas EAPsld se distribuyen o están disper-
sas en esa extensión; ello para nada significa que dichas EAPsld están ocupando dicho espacio y me-
nos aún desde la condición de producciones agropecuarias determinadas en espacios específicos
como podrían ser los cultivos.
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denuncian a los campesinos como “usurpadores”. Frente a esto los campesinos
despliegan una estrategia de defensa, que incluye la resistencia organizada, pero
también la realización de mensuras y de actos posesorios como son los cercamientos y
alambrados perimetrales, lo cual mejora sus posibilidades de ir a un juicio de
prescripción veinteañal y obtener una sentencia declarativa de dominio a su favor. El
alambrado perimetral opera de hecho como un límite o freno a las pretensiones de
avanzar sobre los campos comuneros, pero a la vez, a efectos censales podría haber
convertido a una EAPsld en una EAPcld, que conforma una sociedad de hecho entre las
familias que ejercen la coposesión, y que, juicio de prescripción veinteañal mediante,
podrían acceder a convertirse en copropietarios.
Otro dato que resulta llamativo y que va en línea con la argumentación que se viene
sosteniendo, es el aumento extraordinario de las tierras fiscales o privadas en manos de
“ocupantes” ya sea con permiso o de hecho, que se triplican pasando de 434.726,6 ha en
el CNA 2002 a 1.286.725 ha en el CNA 2018. Pero el detalle es que el incremento más
significativo se da en las tierras fiscales que pasan de ser 58.151 ha en el 2002 a ser
1.058.068 ha en el 2018.Nada indica que el Estado Provincial haya incorporado casi un
millón de tierras fiscales a su patrimonio en el período intercensal. Una posible
explicación es que ante el interrogante del cuestionario censal que no incluye la
posibilidad de registrarse como “poseedores con ánimo de dueño” es probable que los
pobladores se hayan registrado como “ocupantes de hecho”. Frente a la disyuntiva de
elegir si su ocupación es en tierras privadas o fiscales, es probable que hayan elegido la
opción de tierras fiscales (aunque no lo sean), ya que esto implica no reconocer a otro
privado como titular de dominio, lo cual es clave para demostrar la conciencia del
derecho y de que se tiene “ánimo de dueño” en sede judicial, y de este modo lograr en
algún momento la titulación de las tierras por prescripción adquisitiva veinteañal. Es
decir que la prédica del movimiento social acerca del derecho de posesión, sin duda, ha
dado resultados, alcanzado a una importante cantidad de pobladores que
anteriormente se resignaban a ser desplazados en una suerte de “desalojos silenciosos”
(Alfaro, 2002).
Respecto del segundo factor concurrente mencionado, es decir de la aparición de
algunas políticas públicas, se destaca la actividad impulsada por la delegación local de
la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar de la Nación. Desde esta
agencia gubernamental se promovió la instalación de 19 encierros ganaderos
comunitarios de miles de hectáreas, en distintos campos comuneros ubicados en los
departamentos Figueroa y Moreno. Estos campos han sido alambrados en su perímetro
para ser destinados al pastoreo de los animales. Un ejemplo es el campo de la localidad
de El Hoyo en el departamento Figueroa, que abarca más de 10.000 hectáreas de tierra
de uso compartido y donde se encuentran asentadas un total de 40 familias (Gómez, et
al, 2018). No hay un cálculo exacto de las hectáreas de tierras, animales e
infraestructura comprometidas en los 19 encierros; sin embargo, de la sistematización
realizada por Gómez, et al (2018) sobre 4 encierros, los mismos abarcan más de 25.000
hectáreas y 110 familias. Una estimación para la totalidad de los 19 encierros es que
comprenden más de 125.000 ha e involucran a unas 400 familias campesinas (Paz,
2020).
Otra de las políticas, esta vez de carácter provincial, es la creación en el año 2006, del
Registro de Aspirantes a la Regularización de la Tenencia de la Tierra, más conocido
| 167 |
como Registro de Poseedores. Fue creado con el objetivo de registrar como poseedores a
todas aquellas familias campesinas en situación de inseguridad jurídica sobre la tierra
ocupada y trabajada por más de veinte años. Su estrategia consistía en la visita del
equipo técnico a los campos y la constatación de la condición de poseedores, para poder
registrarlos. Luego se les asignaba un subsidio para la confección de un Plano de
Levantamiento Territorial individual o comunitario por parte de un Ing. Agrimensor, y
posteriormente se les asignaba otro subsidio para contratar abogados e iniciar el juicio
de prescripción adquisitiva veinteañal y/o ejercer su defensa ante denuncias penales en
su contra (De Dios, 2016).
El hecho que interesa destacar en este momento es que, desde el Registro, con el
apoyo económico de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, también
se subsidió a las familias para la compra de alambre destinado a la realización de
alambrados perimetrales en las tierras de uso común, como una forma de acceder a la
justicia de sus reclamos, en mejores condiciones. Según los datos oficiales disponibles,
hasta el 2011, el Registro había visitado 97 comunidades de la provincia, inscribiendo a
1.149 familias campesinas que ocupaban un total aproximado de 182.154 hectáreas
(Informe del Registro de Poseedores. Año 2011). Una parte de esas familias también
logró alambrar sus posesiones, aunque no se cuenta con el dato exacto de las mismas.
Es decir que, nuevamente, una parte (indeterminada) de las EAPsld del 2002 pudo
haberse transformado en EAPcld en el 2018.
Como se expresó anteriormente, una parte de las EAPsld desapareció como producto
del avance de la frontera agropecuaria; en tanto que otra parte de las EAPsld pudo
haberse reconvertido en los últimos años en EAPcld. Con los datos censales disponibles
no es posible dimensionar con mayor precisión este cambio.
Sin embargo, la disminución de las EAPsld en el CNA 2018 también pudo haberse
producido por las propias falencias teóricas y metodológicas del censo. Esta conjetura
se basa en dos elementos: por un lado, en la inexplicable cantidad de tierra que fue
caracterizada como no apta para el uso agropecuario y forestal; y por otro lado en la
invisibilización de las EAP que se orientan mayormente hacia el autoconsumo y son
excluidas por la definición de EAP que aplicó el INDEC.
Cabe aclarar previamente que en el CNA 2018 se incorpora un concepto censal con
fines operativos que es el “terreno”. Se lo define así: “ con la finalidad de establecer un
término único que evite confusión con otras denominaciones, se adopta la palabra
“terreno” para definir cualquier porción de tierra, previamente a poder determinar su
uso. Este término se utiliza en sustitución de cualquier otro como “lote”, “potrero”,
“campo”, “fracción de tierra o solar”, de uso corriente en el sector rural” 40.Una vez que
los terrenos son identificados como de uso agropecuario y forestal, y se entrevista a sus
titulares en calidad de productores, pasan a ser parcelas censales de una EAP. La
publicación del INDEC, presentó como referencia de ese primer paso del operativo,
tanto los terrenos que pasaron a ser EAPcld y EAPsld, como otros terrenos de diverso
uso o destino, incluyendo los agropecuarios y forestales que no pudieron ser definidos
como EAP, por distintos motivos.
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Como se señaló en el primer apartado sobre la cobertura censal en el CNA 2018 se
barrieron 10.636.447,3 ha, pero tan solo 7.810.407,3 ha fueron consideradas por los
censistas como de uso agropecuario y forestal. En cambio, 2.323.507 ha, situadas en
5.109 terrenos, fueron consideradas como de uso no agropecuario y forestal por parte de
los censistas y por lo tanto no fueron relevadas como EAP. Pero de ese total de 5.109
terrenos, 1.926 fueron considerados como “sin producción con instalaciones y
residentes”. Haciendo una estimación en base al promedio de ha por terreno, habría
unas 870.000 ha bajo esta condición. No parece creíble que, en 1.926 terrenos, que
comprenden una superficie aproximada de 870.000 ha, y que a su vez cuentan con
instalaciones y donde existen familias rurales residentes, no se despliegue algún tipo de
actividad productiva agropecuaria y forestal.
La evidencia empírica, recogida a partir de numerosas experiencias de extensión y
de investigación que se han realizado sobre la vasta geografía provincial en los últimos
años, indica que es improbable que estas tierras estén “abandonadas”. Se estima, más
bien, que no han sido consideradas como EAP porque, en muchos casos, los productores
declararon que no vendían su producción agropecuaria y forestal y que la misma se
destina principalmente al autoabastecimiento o autoconsumo familiar, excluyendo, el
hecho de que, en la práctica, una parte de lo producido tiene destino de mercado local .
Cabe reiterar que se trata de explotaciones en manos de productores invisibilizados por
las definiciones operativas del censo que excluyen a las EAP de autoconsumo. Pero
también, en algunos casos, los propios productores no declaran la venta de su
producción por temor a la identificación y a una posible carga fiscal, y/o por no tener
en orden la obligación de vacunación de los animales mayores, tal como resulta del
testimonio del coordinador provincial del censo41.
La cantidad de este tipo de explotaciones, mayormente orientadas al autoconsumo, y
que no califica como EAP, según las definiciones censales, podría ser relevante para el
caso de Santiago del Estero. Una interesante comparación podría hacerse respecto de la
Provincia del Chaco, con la que se comparte la región agroecológica. Es poco conocido
que en dicha provincia se decidió aplicar en el CNA 2008, junto con el cuestionario del
INDEC, un cuestionario propio, con el propósito de registrar específicamente a las
explotaciones que se declaraban como de autoconsumo. El resultado es que aparecieron
2.782 EAP de autoconsumo, de las cuales 2.398 tenían límites definidos y 384 eran sin
límites definidos. Las primeras ocupaban nada menos que 124.010 has. A su vez, en
conjunto, sumaban 19.051 cabezas de ganado bovino, 38.019 cabezas de ganado caprino,
12.143 porcinos, 7.147 equinos y 7.355 ovinos42. Además, habían cultivado 1.454 has con
hortalizas.
Para el mismo CNA 2008, en la provincia de Santiago del Estero se habían registrado
unas 3.400 parcelas por un total de 135.211 ha en concepto de EAP de autoconsumo, la
segunda superficie en importancia después de la de Buenos Aires. En la publicación
preliminar del CNA 2018 no se han incluido las superficies atribuidas a este tipo de EAP.
Por otra parte, en los resultados preliminares del CNA 2018 aparecen otros 1.471
terrenos que quedaron “sin determinar”. Es decir que no se sabe si son de uso
agropecuario o forestal o si no lo son. Estos terrenos abarcan un total de 502.532 has.
| 169 |
De ese total de 1.471 terrenos había 1.344 con “vegetación arbórea y arbustiva”. Es difícil
aceptar que estos terrenos con una superficie boscosa de aproximadamente 460.000
has, no sean utilizados como fuente de alimento para personas y animales y para la
producción de leña, carbón o postes y que estén completamente abandonados. La
evidencia empírica disponible contradice este supuesto. Por consiguiente, se plantea
como hipótesis que en esos terrenos también hay actividades productivas,
probablemente de extracción forestal o de manejo de ganadería bovina y caprina, que
pastorea en los campos comuneros o de uso común. Esos terrenos podrían incluir
EAPsld, también orientadas mayormente al autoconsumo, aunque también EAPcld no
registradas.
En síntesis, haciendo el agregado de los terrenos considerados como improductivos,
pero con instalaciones y residentes; y de los terrenos sin determinar, pero con
vegetación arbórea y arbustiva, se llega a la cifra de 3.270 terrenos con una superficie
estimada de 1.330.000 has, que consideramos como hipótesis, que bien podrían
corresponderse con una cantidad similar de EAPsld que no han sido registradas por el
CNA 2018, ni como EAPsld, ni como EAPcld.
CONCLUSIONES
Los CNA realizados en nuestro país tienen una innegable importancia como fuente
de información acerca de diversos aspectos de la conformación de la estructura agraria
en la escala provincial y nacional. Son especialmente útiles para detectar la orientación
de los procesos de cambio rural. Sin embargo, no se deben entronizar como la única
mirada posible, ni tampoco se deben desestimar las deficiencias que se puedan detectar
en cuanto a su implementación concreta en los territorios. En este sentido se advierte
un creciente déficit de cobertura censal, tal como lo demuestran los resultados
nacionales de todos los CNA de las últimas tres décadas, particularmente los dos
últimos, contradictorio con un proceso de cambios estructurales en el sector agrario,
incluyendo el notorio avance de la frontera agropecuaria.
En cuanto a otras miradas posibles, en el texto se trae al debate una concepción
diferente de las explotaciones destinadas mayormente al autoconsumo, que se
excluyen del relevamiento censal, lo cual implica una desestimación de la Ley 27.118 de
Reparación Histórica de la Agricultura Familiar 43, que también incluye a los
agricultores familiares “de autoconsumo, marginales y de subsistencia”. Además, la
exclusión del relevamiento censal de las EAP de autoconsumo contraviene normativas
internacionales referidas en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), cuya
implementación y estimación continua es responsabilidad del propio INDEC, respecto
del cómputo de la producción, la formación bruta de capital y el consumo, ya que estas
unidades se encuentran dentro de la "frontera de la producción del SCN" 44. También la
| 170 |
FAO recomienda realizar relevamientos exhaustivos e inclusivos de todas las unidades
de producción y de hogares rurales45.
En cuanto a las deficiencias en la implementación de los CNA y en particular del
CNA 2018, en este artículo se ponen a consideración varios aspectos:
Por un lado, la deficiente cobertura geográfica, que resulta un común denominador
de los CNA y que, según nuestra estimación para Santiago del Estero, en el CNA 2018
alcanza la cifra de 1.848.653 ha, es decir un 17 % de la superficie total, que no fue barrida
de ninguna manera. Esta deficiente cobertura, que se explica por diferentes razones
operativas, seguramente trajo como consecuencia un subregistro de EAP y por
consiguiente de información tal como las superficies totales sembradas en la provincia
o las existencias ganaderas. Este subregistro puede comprobarse al contrastar los datos
censales con otras fuentes de información como el propio Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca de la Nación, en lo que tiene que ver con los principales cultivos
provinciales, o con el SENASA en relación a las existencias ganaderas.
Otro dato importante que arrojan los CNA es la persistente disminución de la
cantidad de EAP a nivel nacional, tendencia que es acompañada por la Provincia de
Santiago del Estero. En efecto entre el CNA 2002 y el CNA 2018, pasando por el CNA
2008, se verifica una reducción de 5.418 EAP. El dato llamativo es esta reducción se
verifica exclusivamente en las EAPsld que alcanzan un máximo de 10.119 en 2002, para
caer a 4.866 en 2008, y finalmente a 4.519 explotaciones en 2018; en tanto que la
cantidad de EAPcld se mantuvo estable, en torno a las 11.000 explotaciones.
Es innegable que las EAPsld, que mayormente se identifican con la población rural
campesina e indígena, disminuyen como consecuencia del avance de la frontera
agropecuaria que se produce sobre las tierras ocupadas por estos actores. En efecto, tal
como lo muestran los datos censales, las EAPcld aumentaron en forma extraordinaria
su superficie, pasando de 5.393.633 ha en 2002 a 7.286.179 ha en 2018. Es decir, hubo un
incremento de 1.892.548 ha que se verifica principalmente en las explotaciones más
grandes, por encima de las 2.500 ha. Una parte (indeterminada) de las EAPsld
desaparece como consecuencia de los desmontes producidos por el modelo de
agricultura industrial en los campos comuneros en manos de campesinos e indígenas.
Se puede agregar también que la distribución desigual de la tierra se mantiene e incluso
se ha profundizado en el último período intercensal, con un índice de Gini que pasa de
0,48 en el 2002, a 0,57 en el 2018.
Sin embargo, esta no es la única explicación. Otra parte de las EAPsld en manos de
campesinos y pueblos originarios podrían haber pasado a ser EAPcld como
consecuencia de un proceso totalmente contrario, es decir, un proceso de cercamiento
que fue promovido, tanto por parte del movimiento social rural (Fonzo Bolañez, 2020),
como por algunas políticas públicas enfocadas a mejorar el manejo productivo y a
regularizar la tenencia de la tierra a través de la vía jurídica (Gómez et al, 2018; Paz,
Rodríguez, Jara, 2018; Paz, 2020).
La superficie total de este proceso de cerramiento de las posesiones es un dato
pendiente de investigación. No obstante, hay estudios e informes parciales que apuntan
a un piso de 125.000 ha en los “encierros ganaderos comunitarios”; de
45 FAO – Programa Mundial del Censo Agropecuario 2020, Volumen 1, Programa, definiciones y con-
ceptos. Roma. 2016. Véanse párrafos 4.28, pág. 29, 6.26, pág. 51, 6.28 y 6.29, pág. 52.
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aproximadamente otras 100.000 ha relevadas y alambradas por el Registro de
Poseedores y la Secretaría de Agricultura Familiar; y de una cantidad indeterminada de
tierras en posesiones que se fueron alambrando como consecuencia de la estrategia de
defensa de la tierra del movimiento rural campesino como forma de resistencia frente
al avance empresarial. Tal vez el acceso a un detalle más minucioso de los datos del
CNA 2018 pueda contribuir a dar algunas respuestas a estos interrogantes, por ejemplo,
exponiendo la ubicación, composición y extensión de las Unidades Mayores.
Otro ángulo del análisis lleva a plantear que también se produjo un subregistro de
las EAPsld como consecuencia de deficiencias del propio operativo censal. En efecto, de
las 10.636.447,3 ha barridas, tan solo 7.810.407,3 ha fueron consideradas por los
censistas como de uso agropecuario y forestal, en tanto que 2.323.507 ha, fueron
consideradas como de uso no agropecuario y forestal, y por lo tanto no fueron
relevadas como EAP. En principio se puede sostener que la mayoría de esas tierras son
aptas para uso agropecuario y forestal, y que no se las consideró así por deficiencias en
el operativo censal. Quedarían excluidos únicamente los terrenos que tienen otros
destinos o usos diversos al agropecuario y forestal. Otro dato que abona esta hipótesis
es que en el propio censo se detectaron 1.926 terrenos, que, con el supuesto de aplicar un
promedio simple de superficie por terreno, tendrían aproximadamente 870.000 ha
situados en esas tierras excluidas como EAP, que estaban “sin producción con
instalaciones y residentes”. Es improbable que estas tierras estén sin producción,
habiendo residentes. Se considera más bien, que esos terrenos no han sido censados
como EAP porque, en muchos casos, los productores declararon que no vendían parte
de su producción agropecuaria y forestal y que la misma se destinaba principalmente al
autoabastecimiento o autoconsumo familiar. Se trataría de productores invisibilizados
por las definiciones operativas del censo, pero que, en la práctica colocan una parte,
aunque sea pequeña, de su producción en el mercado local.
Otro tanto sucede con 1.471 terrenos que abarcan un total de 502.532 ha, y que
quedaron “sin determinar”. Es decir que no se sabe si son de uso agropecuario o forestal
o si no lo son. La gran mayoría de estos terrenos contaban con “vegetación arbórea y
arbustiva”, y lo más probable es que en ellos también se realicen actividades
productivas de extracción forestal o de manejo de ganadería bovina y caprina, que
pastorea en los campos comuneros o de uso común. Esos terrenos podrían incluir
EAPsld, también orientadas mayormente al autoconsumo, aunque también EAPcld no
observadas.
En síntesis, una parte de las EAPsld desaparece como consecuencia del avance de la
frontera agropecuaria; en tanto que otra parte de las EAPsld se transformó en EAPcld
como producto de la acción del movimiento rural y de algunas políticas públicas
implementadas en los últimos años. Finalmente, también se produjo un subregistro
importante de EAPsld por deficiencias atribuibles al propio CNA. La hipótesis es que el
subregistro total de EAPsld para el CNA 2018 estaría en el orden aproximado de las 4
mil explotaciones. Es decir que el total de EAPsld realmente existente sería del orden de
las 8 mil a 9 mil explotaciones.
Por supuesto, también existe un número importante, pero difícil de estimar, de
EAPcld que no fueron registradas por el CNA 2018, una parte por los aludidos motivos
de rechazo, falta de información y contacto con productores o informantes calificados
referidos, pero ausentes o que no pudieron ser ubicados; y otra parte, las ubicadas en
| 172 |
tierras que no fueron barridas por los censistas. Habrá que aguardar los datos
definitivos del CNA 2018 y las explicaciones que pueda brindar el INDEC a partir del
conocimiento de lo ocurrido en cada uno de los segmentos censales.
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LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR AGROPECUARIO DE
TUCUMÁN. LOS CENSOS NACIONALES AGROPECUARIOS
2002 Y 2018
Marcos Ceconello, Gonzalo Pérez y Jorge Morandi
INTRODUCCIÓN
46 La región del pedemonte abarca el 7,8 % de la superficie provincial, la llanura chaco pampeana el
24,5 %, la llanura deprimida el 17,5 % y la de cuencas y valles intermontanos el 6,2 % respectivamen-
te (Zuccardi & Fadda, 1985).
| 176 |
Figura 1. Áreas productivas de la provincia de Tucumán (Red de Información para el Desarrollo
Productivo -RIDES-, 2016)
47 Los restantes son el sector metalmecánico, el automotriz, el de software y el textil (Danón et al.,
2018).
| 177 |
15 mil puestos de trabajo); y el de oleaginosas, legumbres y cereales que, en conjunto
representa el 13 % de las exportaciones provinciales. (Ministerio de Desarrollo
Productivo - Gobierno de Tucumán, 2017; Danón et al., 2018). En el caso de este último
complejo productivo no se encontró información sobre la cantidad de puestos de
trabajo generados, aunque la escasa cantidad de mano de obra por hectárea 48 que
requieren sus cultivos permite estimar una cifra poco significativa.
En la provincia existen, además, otros dos sectores productivos de importancia, se
trata del cultivo de tabaco (realizado por 1.100 productores en una superficie de 3.500
hectáreas) y el hortícola, representado por un conjunto diverso de especies, donde se
destaca la papa (que ocupa unas 8.500 ha), el tomate y el pimiento, cultivados por una
cantidad incierta de productores sobre una superficie estimada de entre 11 y 30 mil
hectáreas, según la fuente consultada (Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2019a;
Ministerio de Desarrollo Productivo, 2017). Todas las actividades productivas
mencionadas son llevadas a cabo por un conjunto de agricultores que se caracteriza por
su heterogeneidad. La presencia mayoritaria de pequeños productores de caña de
azúcar fue una constante en el sector agroindustrial azucarero, quienes durante los
últimos 150 años han coexistido con productores empresariales; aunque su cantidad
disminuye con el paso del tiempo. Los citricultores, originalmente propietarios de
establecimientos pequeños y medianos, se han visto desplazados por productores de
mayor escala y por las plantaciones de las industrias procesadoras de limón, integradas
verticalmente. Un proceso similar al ocurrido con el desplazamiento de los productores
familiares de granos y, especialmente, de soja. Una oleaginosa desconocida en el campo
tucumano en la década de 1960 que, en los 40 años siguientes, asociada con la
tecnología transgénica y los buenos precios internacionales, superó en superficie
implantada a la caña de azúcar. Un escenario que se reflejó, parcialmente, en la
comparación entre los Censos Nacionales Agropecuarios (CNA) 1988 y 2002, cuyos
datos demostraron la continuidad del proceso de concentración económica iniciado en
la década de 1990, donde jugó un rol decisivo la economía de escala (Azcuy Ameghino &
Fernández, 2019). En este sentido, la información provista por el CNA 2018, es una
oportunidad para actualizar la información sobre los últimos cambios en la estructura
agraria de Tucumán.
En la Argentina los CNA49 se han caracterizado por la irregularidad en su ejecución 50,
el modo de presentar sus datos y, salvo escasas excepciones, en la imposibilidad de
acceder a las encuestas o formularios para ordenar la información de manera distinta a
la publicada. (Azcuy Ameghino, 1997). Por otro lado, aunque en todos ellos la unidad
censal fue el establecimiento agropecuario, actualmente denominado explotación
agropecuaria (EAP), los criterios para su definición no fueron uniformes a lo largo del
tiempo, una deficiencia subsanada a partir del CNA 1988. Incluido este censo, los
realizados posteriormente en 2002, 2008 y 2018 emplearon definiciones conceptuales,
objetivos y métodos similares, por lo tanto, es posible compararlos entre sí para conocer
la evolución de los distintos indicadores. Sin embargo, el INDEC reconoció que las fallas
de organización y cobertura del CNA 2008 lo convirtieron en inapropiado para este tipo
48 Los cultivos de soja, trigo y maíz requieren, en promedio, 0,3 jornales por hectárea (Ministerio de
Desarrollo Productivo, 2017; Subsecretaría de Programación Microeconómica, 2018). El garbanzo y
el poroto alrededor de 0,45 jornales por hectárea (Bolsa de Cereales de Córdoba, 2018).
49 A partir de 1968 bajo la responsabilidad del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
50 Los CNA se realizaron en 1888, 1895, 1908, 1914, 1937, 1947, 1952, 1960, 1969, 1988, 2002, 2008 y 2018.
| 178 |
de análisis (Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2019b). En todo caso, las
comparaciones previas entre los CNA 1988 y 2002, señalaron cambios profundos en el
campo tucumano, cuya manifestación más visible fue la desaparición del 40 % de las
EAP provinciales con límites definidos (15.998 a 9.555), mientras la reducción promedio
de EAP en el país fue el 21 %.
Para el CNA 2018 la cantidad total de EAP en Tucumán es de 4.160, cifra que supone
una reducción del 58 % (5.527 EAP) sobre la de 2002. En cambio, como se observa en la
tabla 1, la superficie total de las mismas prácticamente no varió, solo se incrementó
17.185 hectáreas (1,5 %), cifra que revela los límites físicos y agroecológicos para la
ampliación de la frontera agrícola tucumana, por lo tanto, la expansión de un cultivo
determina la retracción de otro; una situación opuesta a la sucedida en las otras
provincias del NOA, en donde aumentó la superficie agropecuaria total.
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a, 2019b).
Sin embargo, aunque las EAP tucumanas hayan disminuido, siguiendo la misma
tendencia que el resto del sector agropecuario argentino desde hace más de 35 años, la
magnitud de la reducción es cuestionable. La tabla 2 presenta la cantidad de EAP por
grupos de cultivo, pero la comparación de estos datos con otras fuentes, provenientes
de distintos organismos gubernamentales51, permite suponer algunos errores de
cobertura censal, sobre todo en el caso de las explotaciones dedicadas a los cultivos
industriales, las más numerosas en la provincia.
51 Todos los gobiernos provinciales tucumanos, desde inicios del siglo XXI, han realizado mejoras en
sus sistemas de obtención y procesamiento de información para la gestión de políticas públicas.
| 179 |
Tabla 2. EAP totales por grupo de cultivo* en 2018.
Legumbres 65 1,5
Otros 30 0,7
(*) La diferencia entre la cantidad de EAP totales y por grupos de cultivos, 4.160 y 4.300
respectivamente se debe, en este último caso, a que las categorías empleadas no son
excluyentes y puede existir más de un cultivo en las explotaciones.
Elaboración propia con datos del CNA 2018 (INDEC, 2019).
Para el grupo de cultivos industriales, integrado por caña de azúcar y tabaco casi
exclusivamente, la información disponible del CNA 2002 permite conocer la cantidad
de EAP, algo imposible para el resto de los cultivos debido al ordenamiento de los datos.
Por lo tanto, como se observa en la tabla 3, es factible establecer las diferencias entre
ambos CNA para compararlas con otras fuentes de información.
(*) La diferencia entre la cantidad de EAP con cultivos industriales, 2.286 en la tabla 2 y 2.300
respectivamente, se explica porque las categorías empleadas no son excluyentes y puede
existir más de un cultivo en las explotaciones.
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a, 2019b).
52 Sistema provincial creado en 2009 para el registro de los productores cañeros tucumanos.
| 180 |
información censal. En el mismo sentido, un programa de asistencia técnica y
extensión para incrementar la competitividad del sector azucarero tucumano,
ejecutado entre 2013 y 2016, encuestó de manera presencial a 3.504 pequeños cañeros
(Proicsa, 2019). Esta cifra permite inferir, de acuerdo con la composición histórica de
este complejo productivo (donde los minifundistas representan los dos tercios del total
de productores), una cantidad superior a 4.500 cañeros. Por lo tanto, es razonable
sostener que la reducción de EAP cañeras registrada por el CNA 2018, no se ajusta a la
realidad.
Con el caso de las EAP tabacaleras sucede algo similar, aunque la mayoría de las
fuentes de información disponibles al respecto están centradas en datos productivos
(superficie cultivada, volumen producido y comercializado de tabaco), diversos
organismos públicos mencionan la existencia de entre 1.200 y 1.300 productores
registrados53, el 80 % de ellos con una superficie cultivada menor a las tres hectáreas,
durante el período 2013 – 2019 (Ministerio de Desarrollo Productivo - Gobierno de
Tucumán, 2015; Secretaría de Programación Económica y Planificación del Desarrollo,
2016; Subsecretaría de Programación Microeconómica, 2019). Una cantidad cinco veces
mayor a las 246 EAP consignadas en el CNA 2018. En síntesis, considerando solamente
el grupo de cultivos industriales, pudieron existir unos 3.300 productores que no fueron
censados. Es probable que esta omisión haya incluido a las EAP de menor tamaño, por
lo tanto, la superficie cultivada total se habría visto poco afectada.
En Tucumán, la comparación entre los CNA 2018 y 2002 (ver la tabla 4) muestra
cambios en el régimen de tenencia de las parcelas, pero que no superaron las 100.000
hectáreas para el conjunto de las distintas categorías.
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a, 2019b).
53 El cultivo de tabaco es una actividad regulada, por lo tanto, distintas organizaciones estatales cuen -
tan con registros actualizados de los productores.
| 181 |
bajo propiedad (77 y 69 % respectivamente) y el régimen de ocupación es poco
significativo (0,3 % en Tucumán, 5 % en la Argentina).
Figura 2. EAP tucumanas, superficie por régimen de tenencia (en %) para 2002 y 2018
90,0
80,0 77,2
75,1
70,0
60,0
Porcentaje
50,0
40,0
30,0
20,0 16,6
11,0 9,3
10,0
2,6 1,5 0,3 3,0 3,2
0,0
Propiedad Sucesión Arrendamiento Ocupación Otros
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a, 2019b).
La figura 2, que grafica las categorías de tenencia que agrupan más del 95 % de la
superficie de las EAP provinciales, permite plantear la posibilidad de que las sucesiones
indivisas, al no haber existido un plan provincial de regularización de dominios y
escrituración de tierras es posible que, se hayan convertido, mayormente, en
arrendamientos y que el resto de ellas se sumara al régimen de propiedad. Un cambio
en la forma de tenencia que podría explicar, parcialmente, la reducción de las EAP
totales, pero contradictorio con la información suministrada por otras fuentes que no
indican tal proceso (Dirección de Agricultura, 2016b; Proicsa, 2019). Además, en
Tucumán, el pasaje de una categoría de tenencia a otra, aun en el caso de superficies
reducidas, puede involucrar cientos de EAP. Por ejemplo, las poco más de 95.000
hectáreas que dejaron de estar bajo el régimen de sucesión, durante el período 2002 –
2018 (ver la tabla 4), pudieron haber incluido casi 4.000 productores con EAP de 25
hectáreas en promedio.
La comparación entre los datos censales (ver la tabla 5) permite establecer que el 84
% de las 5.527 EAP con límites definidos, desaparecidas durante el período 2002 – 2018,
pertenecían al estrato de hasta 25 hectáreas, una cantidad de 4.666 fincas que aumenta
a 5.231 si el estrato incluye la superficie de hasta 50 hectáreas. Aunque esta variación
señale una tendencia hacia la concentración fundiaria, las cifras no pueden tomarse
como definitivas. Tal como se planteó, es posible que la cobertura censal haya sido
incompleta.
| 182 |
Tabla 5. EAP con límite definido por escala de superficie en hectáreas para 2002 - 2018.
2500,1-5000 26 41 15
5000,1 y más 37 43 6
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a, 2019b).
Figura 3. Diferencia en la cantidad de EAP entre 2002 y 2018 por escala de tamaño.
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a; 2019b).
En la figura 3, que agrupa por rango de superficie las EAP que desaparecieron o se
crearon (expuestas en la tabla 5), se observa que la cantidad aumentó solamente en dos
estratos: el de 200,1 a 1.000 y el de 2.500,1 y más hectáreas. Para el estrato de 1.000,1 a
2.500 hectáreas, en cambio, el número de explotaciones se redujo en 10 unidades (poco
más de 10.000 hectáreas), una situación que no altera el panorama general,
| 183 |
caracterizado por el crecimiento del número de las fincas más grandes a expensas de
las más chicas.
600000
500000
400000
300000
200000
100000
0
Hasta 10 10,1-25 25,1-50 50,1-100 100,1- 200,1- 500,1- 1000,1- 2500,1 y
200 500 1000 2500 más
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a; 2019b).
| 184 |
Tabla 6. Tucumán, grupos de cultivo por superficie cultivada en ha para 2002 y 2018.
Grupos de cultivo CNA 2002* CNA 2018** Dif. 2018 - 2002
Figura 5. Grupos de cultivos por superficie implantada en miles de hectáreas para 2002 y 2018.
250000
200000
150000
100000
50000
0
s s s es as s s
le sa le as le te
ea ria br er liz ta on
r no t m j
rt
a u
C
e
agi us gu rr
a
o Fr m
le In
d
Le Fo H s
y
O ue
q
os
B
Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (2019a; 2019b).
| 185 |
superficie total de las EAP durante el mismo período. Para comprobar este dato se
recurrió otras fuentes de información, listadas en la tabla 7, que incluyen los cultivos
más representativos de Tucumán.
Para el caso de trigo, maíz, soja, caña de azúcar, garbanzo, poroto, papa y cítricos el
cálculo de superficie implantada se realizó a partir del procesamiento de imágenes
satelitales, actualmente un método confiable y preciso, como lo demuestra el hecho de
que distintas organizaciones científico tecnológicas asentadas en Tucumán, como el
| 186 |
INTA y la Estación Experimental Obispo Colombres (Fandos et. al.), obtienen resultados
similares cuando estiman superficies bajo cultivo. La superficie con bosques y montes
con fines forestales se basó en las solicitudes recibidas para su implantación, por la
Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos del gobierno provincial. La superficie
hortícola fue estimada por un informante con más de 30 años de experiencia en el
sector. De esta manera, aunque existen otras especies vegetales que pueden integrar los
diferentes grupos, y modificar los cálculos de superficie cultivada, las listadas en la
tabla 8 son lo suficientemente representativas para compararlas con los resultados
provisorios del CNA 2018.
Tabla 8. Grupos de cultivo por superficie cultivada para el CNA 2028 y otras fuentes de
información. Diferencia en hectáreas y porcentajes.
| 187 |
Figura 6. Grupos de cultivos por superficie implantada en miles de hectáreas para Tucumán,
2018
.
300000
250000
200000
150000
100000
50000
0
Cereales Oleaginosas Industriales Legumbres Hortalizas Frutales B. y montes
| 188 |
Tabla 9. Rodeos ganaderos de Tucumán para el CNA 2018 y el SENASA.
Elaboración propia con datos del CNA 2018 (INDEC, 2019) y SENASA (2018a, 2018b, 2017a,
2017b).
Cabe resaltar que los datos del SENASA son similares a los suministrados por el
Ministerio de Desarrollo Productivo (2017), aunque en este caso solo para bovinos y
porcinos. Aunque es difícil explicar la gran diferencia encontrada en el número de
animales, cabe suponer que se debió a una deficiencia en la cobertura censal, motivada
por la dificultad de acceder a los predios, sobre todo a aquellos que producen rumiantes
menores.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Durante los últimos 15 años, tanto el diseño y la ejecución de las políticas públicas
como los estudios agrarios se han visto dificultados por la carencia de datos o la
información poco confiable del CNA 2008, cuyos resultados han sido cuestionados en
reiteradas oportunidades.
Si bien la información provista por el CNA 2018 constituye una oportunidad para
actualizar el estado de los últimos cambios en la estructura agraria de Tucumán, las
expectativas generadas sólo se cumplieron en forma parcial. El análisis preliminar
presentado hace evidente ciertas inconsistencias en los datos, tomando en cuenta la
comparación de los mismos con otras fuentes, tanto de organismos gubernamentales
como de entidades corporativas sectoriales, e inclusive con los suministrados por
informantes calificados, con amplios conocimientos y experiencia de trabajo en
distintos territorios de la provincia.
En lo relativo a la cantidad de EAP, el CNA 2018 registra una reducción del 58 % de
ellas, pero sin variaciones significativas de la superficie total, lo cual se explica por las
limitaciones agroecológicas de la provincia, a diferencia de otros distritos que
continúan expandiendo sus fronteras agropecuarias. Aunque este proceso de
disminución en el número de las EAP ya se había registrado en el período intercensal
1988 – 2002, la magnitud de la diferencia actual es cuestionable, teniendo en cuenta las
comparaciones realizadas con otras fuentes del ámbito provincial.
Algo similar ocurre con los datos sobre las formas de tenencia de la tierra donde, por
ejemplo, se registra una disminución de 76 % en el número de EAP de la categoría
“sucesiones indivisas”, que resulta difícil de explicar, considerando que en los últimos
años no hubo una política pública para la regularización de títulos, ni cantidades
significativas de EAP en el mercado inmobiliario que justificaran cambios en las formas
de tenencia.
| 189 |
También se verificaron diferencias notables en los datos por grupos de cultivos,
existiendo en casi todos los casos una subestimación de las superficies implantadas en
comparación con otras fuentes locales, a excepción de “frutales” y “bosques y montes”,
que en el CNA 2018 aparecen sobreestimados en 8 % y 20 % respectivamente, tal como
se muestra en la tabla 8. En el caso de los cultivos industriales el incremento de la
superficie cultivada, durante el período 2002 – 2018, unida a la disminución de las EAP,
indica un proceso creciente de concentración productiva; pero las inconsistencias
encontradas en los registros del CNA 2018 hacen dudar de su magnitud.
De igual manera, existen grandes diferencias en lo relativo a las existencias
ganaderas, verificándose por parte del CNA 2018 una subestimación del número de
cabezas en todas las categorías, en comparación con los datos del SENASA,
considerados más confiables.
Si bien no ha sido posible identificar en detalle las causas de las falencias en la
cobertura censal, las entrevistas realizadas a técnicos/as a cargo de la coordinación del
operativo censal en la provincia, permiten identificar, en primera instancia, tres grupos
de problemas:
Deficiencias en la logística
Las Tablet llegaron el viernes previo al inicio del operativo, la gente no tuvo tiempo
de capacitarse. A pesar de que elegimos ingenieros que sabían usar tecnología, cuando
salían al campo las Tablet se desconectaban, no mandaban la información. La
información no se podía “backapear”, entonces se perdía y la gente ya no volvía
(Entrevista 1).
| 190 |
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
| 191 |
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http://producciontucuman.gov.ar/Publicaciones/RevistaMdp2014-2015.pdf
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http://www.prosap.gov.ar/webDocs/EPSA%20Tucum%C3%A1n%20Resoluci%C3%B3n%202017%20-
%20Estrategia%20sector%20agroalimentario.pdf
Ministerio de Desarrollo Productivo. (2019). Tucumán. Polo de inversión productivo 2018—2019 (Gobierno
de Tucumán). http://producciontucuman.gov.ar/revistas/actual/revista%202018-2019.pdf
Proicsa. (2019). Asistencia técnica y extensión para pequeños productores de caña de azúcar de la provincia
de Tucumán. Proicsa. https://issuu.com/comunicacionydifusionucar/docs/proicsa-
asistenciatecnica_y_extensi
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Tucumán [Map]. http://rides.producciontucuman.gov.ar/areas-productivas-2/
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cadenas de valor). Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/sspe_cadena_de_valor_tabaco.pdf
Senasa. (2017a). Distribución de existencias caprinas según categorías. Argentina.gob.ar.
https://www.argentina.gob.ar/
Senasa. (2017b). Distribución de existencias porcinas por categoría. 2017. Argentina.gob.ar.
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https://www.argentina.gob.ar/
Senasa. (2018b). Existencias ovinas por provincia. Marzo 2018. Argentina.gob.ar.
https://www.argentina.gob.ar/
Subsecretaría de Programación Microeconómica. (2018). Tucumán (Informes productivos provinciales).
Ministerio de Hacienda.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_productivo_tucuman.pdf
Subsecretaría de Programación Microeconómica. (2019). Tabaco (Informes de cadenas de valor). Ministerio
de Hacienda.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/sspmicro_cadenas_de_valor_tabaco_1.pdf
Zuccardi, R., & Fadda, G. (1985). Bosquejo agroecológico de la provincia de Tucumán. Facultad de
Agronomía y Zootecnia - Universidad Nacional de Tucumán.
https://www.edafologia.org/app/download/7956291676/Bosquejo+Xi.pdf?t=1494945534
| 192 |
Capítulo 4
LOS DATOS CENSALES EN PROVINCIAS DEL
NORESTE (NEA)
INTRODUCCIÓN
El destacado maestro, periodista y militante socialista Guido Miranda buscó
desentrañar la identidad regional en su obra Tres ciclos chaqueños, crónica histórica
regional (1955), a través de una minuciosa descripción del devenir chaqueño en la cual
reconoce tres grandes etapas; la primera de ellas se inicia con el proceso fundacional de
la colonia Resistencia, la segunda con el proceso de explotación del quebracho colorado
para la obtención industrial del tanino o “el oro rojo” y, la tercera, con el desarrollo
algodonero o “el oro blanco” que caracterizó al Chaco durante gran parte del siglo XX.
Otro periodista, Eduardo López, señalaba que el 3 de julio de 2020 –víspera del Día
del Cooperativismo– se cerraba el tercero de los ciclos descritos al decretarse la quiebra
de la Cooperativa Agropecuaria La Unión Limitada de Presidencia Roque Sáenz Peña
(ubicada en el centro del Chaco y referente de la producción algodonera durante el auge
de este cultivo), dando término a una lenta agonía sufrida por el cooperativismo
chaqueño, brillante y progresista por décadas, pero que sucumbió inexorablemente
(López, 2020).
El período intercensal que se analiza (2002-2018) cubre la etapa agónica de la otrora
pujante cooperativa saenzpeñense, justamente cuando se desencadenaron las grandes
transformaciones en el agro chaqueño, signadas por el proceso de tecnificación iniciado
hacia finales del siglo XX con un marcado énfasis “pampeanizador” cuyos antecedentes
debemos buscarlos en los años setenta y ochenta. En la campaña 2015/16 por primera
vez la provincia del Chaco fue relegada al segundo lugar en producción de algodón
(265.534 tn), al ser superada por Santiago del Estero (290.770 tn); a partir de la campaña
2016/17 Chaco fue relegada al segundo lugar también en superficie sembrada: 73.930 ha
cultivadas en los campos chaqueños, contra 115.300 ha en la provincia de Santiago del
Estero (República Argentina - MAGyP, 2020).
| 193 |
DESARROLLO
| 194 |
Figura 1. Evolución del área sembrada en el Chaco (décadas de 1970/80/90).
| 195 |
generando mayor desocupación y la concentración de la producción en superficies
mayores. Según Bruniard (1979), la involución del proceso algodonero a partir de los
años sesenta provocó una emigración neta de más de 180.000 habitantes en la
provincia del Chaco.
Figura 2. Evolución del área sembrada en el Chaco entre 2002 y 2018 (MAGyP).
Si tomamos en cuenta los datos de los CNA de 2002 y 2018, las cifras totales
presentan algunas diferencias con la fuente anteriormente citada, pero las tendencias y
cambios ocurridos en el período, con excepción del algodón, guardan bastante
similitud. Los datos censales de 2018 no permiten una comparación minuciosa con los
D.E.A.-MAGyP por dos razones: sólo contempla categorías agrupadas de cultivos
(cereales para granos, oleaginosas, industriales, etc.) y, además, corresponden a dos
cortes temporales en los extremos del período, lo que imposibilita observar su dinámica
interanual, de modo que no es factible realizar un análisis secuencial sobre la
evolución/involución de cada cultivo. El algodón, es el único que se siembra en una
escala importante entre los clasificados como “industriales” dentro de la provincia del
Chaco. A pesar de estas dificultades estadísticas, es posible comprender el proceso en
términos globales.
Del análisis de ambas fuentes surge que las mismas coinciden en que las oleaginosas
experimentaron un crecimiento moderado y que los cereales para granos mostraron un
aumento importante en la superficie de siembra entre los años 2002 y 2018. En tanto,
no se aprecia correspondencia alguna entre los datos de una y otra fuente para el
cultivo del algodón, pues para el MAGyP existió un leve incremento (aunque en años
intermedios y, sobre todo entre 2013 y 2016 el área de siembra mostró valores
| 196 |
superiores a los de sus extremos) y, sin embargo, para los CNA se produjo una
significativa reducción. Más adelante se retomarán estas cuestiones y se tratarán con
más detalles las características observadas.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de los Censos Nacionales Agropecuarios, años
2002 y 2018, INDEC
Al comparar los D.E.A.-MAGyP con los datos de los CNA, se advierte que ambas
fuentes ponen en evidencia el crecimiento del área sembrada por el conjunto de los seis
cultivos más representativos del Chaco (soja, girasol, algodón, maíz, trigo y sorgo). No
obstante, los números difieren significativamente: en 2002, la primera de las fuentes
registró 1.121.000 ha y, en 2018, un valor de 1.575.011 ha (incremento del 40,5%), en tanto
las cifras publicadas por los CNA fueron de 983.000 ha y de 1.033.168 ha,
respectivamente (aumento del 5,1%). Las diferencias entre ambas fuentes sobre la
superficie sembrada en el Chaco son de 138.000 ha en 2002 y de poco más de 540.000 ha
en 2018. Como se advierte, muchos de los datos del CNA de 2018 están muy alejados
(hacia abajo) respecto de los publicados por otras fuentes, lo que lleva a la presunción
de que han existido problemas de cobertura y/o de subestimación en los registros de los
mismos.
En la provincia del Chaco existen amplias extensiones que no han incorporado la
actividad agrícola, ya sea por tratarse de áreas deprimidas (periódicamente inundables),
blanquizales (suelos arcillosos con altos tenores salinos), topografía irregular
(paleocauces, bajos, barrancas, cárcavas) o ámbitos que albergan bosques con
problemas de accesibilidad o alejados de los centros poblados. Esos espacios, por lo
general, desarrollan algún tipo de ganadería bovina extensiva, a excepción de los
montes muy cerrados o los parques y reservas naturales (estos últimos zonificados en
| 197 |
rojo –alto grado de conservación– por la ley de bosques Nº 26.331, aprobada en 2007 y
reglamentada en 2009).
En el Chaco, una vez agotado el sistema algodonero minifundista e iniciado el
proceso de “pampeanización” (Cuadra et al., 2015), la ganadería experimentó un
crecimiento durante los años sesenta y principios de los setenta hasta registrar un
número de cabezas vacunas cercano a 1,6 millones, que se mostró estabilizado en los
años posteriores. A fines de los ochenta el stock bovino de la provincia tuvo un notable
crecimiento que prosiguió en los noventa y gran parte de la década del 2000 (con
ciertos altibajos resultantes de los precios del mercado, de la relación entre la oferta y la
demanda y, además, por causales meteorológicas como las severas y prolongadas
sequías, como las ocurridas en 2008-2009 cuya incidencia impactó también en la
agricultura). En términos absolutos, de acuerdo con fuentes como SENASA, SIGSA
(MAGyP) entre mediados de los ´80 y 2008, se incrementaron en un millón de cabezas
las existencias bovinas en los campos chaqueños; entre 2002 y 2007 el crecimiento fue
paulatino hasta alcanzar 2,8 millones de cabezas, pero las referidas sequías de 2008 y
2009 redujeron esa cifra a menos de 2,4 millones (por mortandad de animales y venta
para engorde a muy bajo precio ante la falta de pastos en los campos y la pérdida de
peso de los animales); los planteles se volvieron a recuperar en los años siguientes,
sobre todo en 2013 y, desde entonces, el stock bovino se mantiene en torno a 2,6
millones de cabezas. En 2002 dichas fuentes daban una cifra de 2,3 millones de
animales, por lo que el crecimiento absoluto durante el período 2002-2018 habría sido
inferior a 300.000 vacunos, que en términos relativos representaba el 12%.
| 198 |
Figura 4. Stock bovino del Chaco entre 2002 y 2018.
| 199 |
Figura 5. Existencias ganaderas de la provincia del Chaco en 2002 y 2018.
N° de animales
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de los Censos Nacionales Agropecuarios, años
2002 y 2018. INDEC
| 200 |
ellas debían sumarse 1.028 EAP sin límites definidos. Esto representa una pérdida de -
4.956 explotaciones con respecto al año 2002, equivalente al 29,3%.
| 201 |
Cantidad de EAP por escala de extensión
En 2018, de las 10.914 EAP que poseían límites definidos y mixtos, el 78% (8.519 EAP)
contabilizaban menos de 500 ha, agrupando a sectores comprendidos dentro de la
definición de agricultura familiar1, lo que habla de la importancia social y económica de
este sector productivo, a pesar de contar solamente con el 22% de la tierra; a su interior,
los estratos de 0,1 a 100 ha representaban el 39,5% del total de EAP y solamente el 4,3%
de la tierra. Opuestamente, las EAP con más de 1.000 ha constituían el 11,7% del total,
pero disponían del 64% de las tierras.
Tabla 2. EAP con límites definidos y mixtos por escala de extensión en el año 2018.
Porcentaje Porcentaje
Estrato Cantidad EAP Porcentaje Superficie Porcentaje
acumulado acumulado
0,1 a 5 185 1,70% 1,70% 574,2 0,01% 0,01%
5,1 a 10 152 1,39% 3,09% 1.216,6 0,02% 0,03%
10,1 a 25 581 5,32% 8,41% 11.375,0 0,20% 0,23%
25,1 a 50 1.291 11,83% 20,24% 55.064,1 0,95% 1,18%
50,1 a 100 2.101 19,25% 39,49% 178.089,8 3,09% 4,27%
101,1 a 200 1.953 17,89% 57,39% 299.131,7 5,19% 9,45%
200,1 a 500 2.253 20,64% 78,03% 730.062,4 12,65% 22,11%
500,1 a 1.000 1.127 10,33% 88,35% 799.254,2 13,85% 35,96%
1.000,1 a 2.500 884 8,10% 96,45% 1.397.455,0 24,22% 60,19%
2.500,1 a 5,000 253 2,32% 98,77% 881.941,2 15,29% 75,47%
5000,1-7.500 62 0,57% 99,34% 368.675,6 6,39% 81,86%
7500,1 a 10000 31 0,28% 99,62% 272.970,1 4,73% 86,60%
10.000,1 a 20.000 27 0,25% 99,87% 348.830,8 6,05% 92,64%
Más de 20.000,1 14 0,13% 100,00% 424.498,0 7,36% 100,00%
Total 10.914 100,00% 5.769.138,7 100,00%
Al relacionar el CNA 2002 con el de 2018, se constata una pérdida de 4.780 EAP con
límites definidos y mixtos durante ese período. El análisis por estratos muestra que esa
merma se registró en las EAP que se hallaban por debajo de 2.500 ha; allí la
disminución fue de 4.877 EAP, contrariamente a lo ocurrido con los estratos superiores
a 2.500 ha, los cuales exhibieron un aumento de 97 EAP. Ello implicó que 424.394 ha de
tierras que pertenecían a estratos menores a 2.500 ha pasaran a ser controladas por los
| 202 |
estratos mayores a 2.500 ha, vale decir que estos últimos incorporaron el 22,7% de las
tierras durante el período considerado. Las EAP más pequeñas, de 0,1 a 500 ha, han sido
las que sufrieron el mayor desprendimiento, al computarse una reducción de 4.741 EAP
entre los años 2002 y 2018, observándose que cuanto más pequeñas son las
explotaciones, mayor es la sangría sufrida. Evidentemente, se ha dado en el Chaco un
fenómeno de “fagocitación” que conllevó la salida del sistema productivo de miles de
familias rurales, en su mayoría pequeños productores (lo que se traduce en una pérdida
invaluable de capital cultural/laboral) que debieron abandonar el campo para engrosar
las problemáticas sociales urbanas y sumar nuevas demandas asistenciales al Estado. A
ello debe sumarse el proceso de concentración en el control productivo de la tierra, a
través de arrendamientos o aparecerías, como se verá más adelante.
Tabla 3. Variación de cantidad y superficie de EAP con límites definidos y mixtos entre 2002 y
2018.
2002 2018 Variación
Estrato Cantidad Cantidad
Superficie Superficie EAP Porcentaje Superficie Porcentaje
EAP EAP
0,1 a 5 818 2.692,2 185 574,2 -633 -77,38% -2.118,0 -78.67%
5,1 a 10 607 4.931,4 152 1.216,6 -455 -74,96% -3.714,8 -75,33%
10,1 a 25 1.169 22.306,0 581 11.375,0 -588 -50,30% -10.931,0 -49,01%
25,1 a 50 2.101 89.282,7 1.291 55.064,1 -810 -38,55% -34.218,6 -38,33%
50,1 a
3.023 254.043,2 2.101 178.089,8 -922 -30,50% -75.953,4 -29,90%
100
101,1 a
2.656 405.957,0 1.953 299.131,7 -703 -26,47% -106.825,3 -26,31%
200
200,1 a
2.883 937.545,1 2.253 730.062,4 -630 -21,85% -207.482,7 -22,13%
500
500,1 a
1.246 878.197,8 1.127 799.254,3 -119 -9,55% -78.943,5 -8,99%
1.000
1.000,1 a
901 1.432.254,6 884 1.397.455,0 -17 -1,89% -34.799,6 -2,43%
2.500
2.500,1 a
190 667.928,5 253 881.941,2 63 33,16% 214.012,7 32,04%
5.000
5000,1 a
46 279.011,0 62 368.675,6 16 34,78% 89.664,6 32,14%
7.500
7500,1 a
22 191.570,6 31 272.970,1 9 40,91% 81.399,5 42,49%
10000
10.000,1
24 332.503,0 27 348.830,7 3 12,50% 16.327,8 4,91%
a 20.000
Más de
8 401.508,7 14 424.498,0 6 75,00% 22.989,3 5,73%
20.000,1
Total 15.694 5.899.731,8 10.914 5.769.138,7 -4.780 -30,46% -130.593,0 -2,21%
| 203 |
absolutos han manifestado una caída de 4.541, comportamiento que resulta lógico en
función de la disminución de EAP, la mayoría de ellas representadas por personas
físicas que tenían a su cargo unidades productivas de poca extensión que no pudieron
sostenerlas en el tiempo. Si se analiza la superficie bajo este dominio, en 2002 las
personas físicas controlaban el 71,5% de la tierra, situación que se redujo al 64,1% en
2018.
Dentro de las personas de existencia ideal, se observa una caída de las sociedades de
hecho (S.H.), cooperativas y entidades públicas nacionales, provinciales y municipales.
Se destaca la pérdida de 14 EAP de entidades públicas, a pesar de no registrarse
privatizaciones en este período, lo que vendría a significar una salida del sistema de
estos tipos de organización/gestión agropecuaria de naturaleza estatal.
La categoría “otros y sin discriminar”, que en 2002 incluía a sociedades accidentales,
en 2018 sumó cinco fideicomisos (10.744 ha), dos fondos comunes de inversión (4.995
ha), una sociedad en comandita simple (111 ha) y 225 en figuras sin discriminar (256.063
ha).
Puede apreciarse el mayor protagonismo adquirido por algunos actores (S.R.L., S.A.,
otras), que han encontrado cabida en un escenario cuya lógica funcional y
organizacional fue tornándose cada vez más empresarial, al cobrar mayor dimensión
las grandes explotaciones en desmedro de las más pequeñas que suelen ser gestionadas
de forma unipersonal. También han reducido su participación aquellas entidades
tradicionales cuyas lógicas productivas y funcionales no se ajustaron a las dinámicas
globales del siglo XXI, como son los casos de algunas S.H., cooperativas agrícolas o
agropecuarias (gestionadas por pequeños y medianos productores) y explotaciones de
gestión estatal.
En cuanto a la evolución de la superficie de tierras regenteadas por estas
organizaciones entre 2002 y 2018, las que ampliaron sus dominios fueron: las S.R.L., que
pasaron de 3,9 a 6,1%; las S.A. y en comandita por acciones, de 10,8 a 16,4%; las
instituciones privadas sin fines de lucro, de 0,05 a 0,13% y otras figuras sin discriminar,
de 0,61 a 4,7%. Opuestamente, entre las que fueron perdiendo relevancia se encuentran
las S.H., que pasaron del 13 al 8,5%; las entidades públicas, de 0,12 a 0,07% y, por último,
las cooperativas, de 0,02 a 0,01%.
| 204 |
Tabla 4. Explotaciones agropecuarias con y sin límites definidos por tipo jurídico del
productor2.
2002 2018
Tipo jurídico
EAP Superficie EAP Superficie
Personas físicas 15.298 4.215.860,0 10.757 3.696.089,7
Sociedades de hecho (registradas y no registradas) 1.341 769.350,9 634 488.824,0
Sociedades de responsabilidad limitada 85 230.992,3 112 352.507,6
Sociedades anónimas y en comandita por acciones 115 637.041,6 190 947.689,6
Cooperativas 7 921,0 4 670,0
Instituciones privadas sin fines de lucro 9 2.660,0 9 7.703,7
Entidades públicas nacionales, provinciales y
17 7.106,0 3 3.741,0
municipales
Otros y sin discriminar 26 35.800,0 233 271.913,1
Total 16.898 5.899.731,8 11.942 5.769.138,7
Fuente: INDEC, CNA años 2002 y 2018.
2 La diferencia en la cantidad de EAP con la Tabla Nº 3 obedece a que ésta solo toma las EAP con lími -
tes definidos y mixtos, en tanto que la Nº 4 lo hace sobre el total.
| 205 |
provincia) y registrado en 2004, en tanto el segundo, se registró en 2012 y se ubica en
Presidencia Roque Sáenz Peña (en el centro del Chaco).
La notable disminución observada en la existencia de equinos (-52%) tiene su
explicación en el proceso de mecanización que tuvo la agricultura, inicialmente (en los
años noventa) en el sector algodonero tradicionalmente vinculado a la pequeña
agricultura familiar y, luego, en los restantes cultivos. La cría de ovinos es otra de las
actividades en franco retroceso (-37%), producto de la falta de un mercado comercial
bien estructurado en materia de carne y lana, la carencia de hábitos de consumo en la
población local y el rigor climático (elevadas temperaturas) para esta especie animal.
| 206 |
ininterrumpido de la demanda nacional estimulada por la expansión del poder adquisitivo de
la población” (Roffman, 1999, pág. 131).
La estabilidad de los precios relativos de la economía en la década de 1990, las
perspectivas de precios agrícolas favorables en el mercado internacional y la
disminución del costo relativo de los insumos, han sido mencionados como factores
que alentaron la incorporación de tecnología en el agro argentino. La venta de tractores
y cosechadoras se incrementó en forma paralela con la modernización de la
maquinaria de arrastre y autopropulsada y se produjo el reemplazo de los sistemas de
labranzas tradicionales por otros que implicaban una menor remoción del perfil del
suelo.
Hacia el año 1997/98 se conjugaron dos factores fulminantes: la caída de los precios
internacionales de la fibra y las inclemencias meteorológicas (sequía en 1995 y posterior
inundación en 1998). Esto fue el golpe final para una lógica de producción anacrónica
en el Chaco. A nivel provincial se pasó de un área sembrada de 712.000 ha en la
campaña 1997/98 a 85.000 ha en 2002/03 (Valenzuela & Scavo, 2009; Sacchi &
Martínez, 2016), situación que continuó en las dos primeras décadas del siglo XXI,
cuando la superficie sembrada con algodón no se recuperó, ya que dejaron de existir las
condiciones propicias mencionadas anteriormente.
Dentro de las oleaginosas, los cultivos predominantes son soja y girasol, los cuales
suelen complementarse; cuando no se puede realizar la siembra de girasol por falta de
humedad, se recurre a la soja de segunda, ya que los atrasos en la fecha de implantación
del girasol producen la disminución en el rendimiento y, además, un menor contenido
de aceite en el proceso industrial. En general, para el girasol se recomiendan las fechas
tempranas, cuando se alcanzan entre 8 y 10°C de temperatura en el suelo (agosto-
septiembre), buscando lograr un cultivo con óptimas condiciones de crecimiento
durante los 60 días alrededor de la floración; con la siembra temprana se evita exponer
| 207 |
al cultivo a temperaturas muy altas que aceleran las etapas de desarrollo del cultivo,
estrategia que favorece un mayor aprovechamiento de los recursos (radiación, agua,
nutrientes).
Se puede inferir que la disminución de la superficie sembrada con forrajeras anuales
se encontraría vinculada a la caída de la actividad ganadera, en tanto se mantiene casi
constante el área cultivada con forrajeras perennes, lo que indicaría que no se
realizaron nuevas inversiones en esta materia.
En el Chaco, las oleaginosas representan el 53% de la totalidad de la superficie
sembrada (tomando como universo los seis cultivos predominantes ya mencionados)
en ambos censos; no obstante, se advierte un aumento del área de siembra del orden del
6% entre 2002 y 2018, equivalente a unas 34.000 ha.
Los cereales (mayormente maíz, sorgo y trigo) pasaron del 17% al 24% de la superficie
sembrada total entre dichos años censales, incorporando casi 100.000 ha, lo que
significa una variación positiva del 51%. Acudiendo a los datos recabados por el D.E.A.-
MAGyP, puede observarse cómo han tenido fuertes incrementos de superficie
sembrada el maíz y el sorgo, los que tienen como principal destino la alimentación
animal, ya que ambos brindan un alto potencial de producción de forraje de buena
calidad, que puede ser conservado como reserva de uso estratégico en cualquier
momento y para distintos requerimientos nutricionales.
Tabla 7. Variación de la superficie sembrada con maíz, sorgo y trigo. Campañas 2001/02 y
2017/08.
Superficie sembrada Variación
Cultivo
2001/02 2017/18 Superficie Porcentaje
Maíz 115.000 344.980 229.980 199,98%
Sorgo 23.000 40.890 17.890 77,78%
Trigo 130.000 142.378 12.378 9,52%
Fuente: Datos de Estimaciones Agropecuarias (MAGyP) años 2002 y 2018.
Los cultivos industriales (en este caso el algodón), exhiben una reducción de su
participación porcentual en la superficie sembrada total provincial; entre 2002 y 2018
la proporción pasó de 16 a 9%, lo que se traduce en un decrecimiento de 83.000 ha,
equivalente a una variación de -45%.
Los restantes cultivos (forrajeras, hortalizas y sin discriminar) han representado el
14% del área implantada en ambos censos con tendencia creciente para las forrajeras
perennes y otros sin discriminar y, decreciente, para las forrajeras anuales y hortalizas.
La superficie total de cultivos a escala provincial muestra un aumento cercano a las
55.000 ha, que en términos porcentuales representa el 5%. Si se toman solamente las
superficies sembradas de cereales, oleaginosas y algodón, en 2002 sumaron 983.812 ha
y, en 2018, 1.033.168 ha, es decir que registraron un aumento de 49.356 ha, también
equivalentes al 5%.
| 208 |
Tabla 8. Variación de la superficie de distintos cultivos entre 2002 y 2018.
Variación
Cultivos / Años 2002 2018
Total Porcentaje
Cereales para grano 192.105,3 290.713,7 98.608,4 51,33%
Oleaginosas 605.422,1 639.265,3 33.843,2 5,59%
Industriales 186.284,7 103.189,3 -83.095,4 -44,61%
Forrajeras anuales 61.339,9 45.429,0 -15.910,9 -25,94%
Forrajeras perennes 86.481,3 86.612,9 131,6 0,15%
Hortalizas 8.795,7 3.247,9 -5.547,8 -63,07%
Otros y sin discriminar 6.631,9 33.079,9 26.448,0 398,80%
Total 1.147.060,9 1.201.538,0 54.477,1 4,75%
Fuente: INDEC, CNA años 2002 y 2018.
3 Son aquellos de los que es posible obtener diversos subproductos mediante la aplicación de procesos
industriales.
| 209 |
a juicio de algunos censistas, cuando se contestaba afirmativamente alguna pregunta,
se desplegaba una serie de opciones para completar con nuevos datos, optándose por
saltar estas preguntas o contestarlas a juicio del entrevistador.
| 210 |
En cuanto a las personas humanas y S.H. no registradas, la categoría “productor”
evidenció una disminución del 42%; los familiares han sido los más impactadas al
sufrir una merma del 86%, al tiempo que los no familiares tuvieron una contracción del
48%.
Tabla 11. Trabajadores permanentes por tipo jurídico de las explotaciones agropecuarias y
relación con el productor.
Otros tipos
Total de Personas físicas y sociedades de hecho no registradas
jurídicos
CNA Sexo trabajadores
permanentes No
Total Productor Familiares Total
familiares
Total 37.526 36.135 17.743 13.110 5.282 1.391
2002 Mujeres 5.412 5.313 1.601 3.521 191 99
Varones 32.114 30.822 16.142 9.589 5.091 1.292
Total 16.498 14.840 10.272 1.841 2.727 1.596
2018 Mujeres 2.257+33 2.191 1.510 579 102 56
Varones 14.003+205 12.526 8.639 1.262 2.625 1.425
Total -21.028 -21.295 -7.471 -11.269 -2.555 205
Variación
Mujeres -3.122 -3.122 -91 -2.942 -89 -43
total
Varones -17.906 -18.296 -7.503 -8.327 -2.466 133
Total -56,04% -58,93% -42,11% -85,96% -48,37% 14,74%
Porcentaje de
Mujeres -57,69% -58,76% -5,68% -83,56% -46,60% -43,43%
variación
Varones -55,76% -59,36% -46,48% -86,84% -48,44% 10,29%
Fuente: INDEC, CNA años 2002 y 2018. (+): corresponden a una proyección de los datos que en
el censo aparecen sin especificar el sexo.
Aunque no permite realizar una comparación con el censo anterior, vale destacar la
inclusión en el censo de 2018, del sexo del productor, lo que permite valorar la
presencia de la mujer rural no solo como trabajadora, sino como propietaria y/o
administradora del establecimiento. En la provincia del Chaco 1.659 EAP (15,4%) son
administradas por mujeres, número que se sitúa por debajo del promedio nacional, que
se ubica en el 20,48%, siendo el segundo más bajo del país, solamente por encima de
Córdoba, donde solo el 14,4% de los EAP son administrados por mujeres.
| 211 |
aparcería (de 0,4 a 1%), una retracción de las tierras con permiso de ocupación (de 6 a
5%), un incremento de aquellas ocupadas de hecho (de 0,5 a 2%) y una disminución de la
categoría “otros” (de 11 a 6%). El marcado aumento del arrendamiento se explica en el
arribo a la provincia del Chaco, de productores de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires que
al no hallar disponibles más tierras en la “pampa húmeda” encontraron la posibilidad
de desplazarse a esta área subtropical más marginal en términos de producción, pero
con la ventaja de acceder a costos de arrendamiento muy inferiores en comparación
con los de la zona templada.
De acuerdo con el CNA de 2018 la actividad agropecuaria registrada en tierras
fiscales representaba alrededor del 4% en la provincia del Chaco.
En cuanto al “tipo de dominio y régimen de tenencia de la tierra”, el CNA de 2002,
contiene datos de EAP y superficie de EAP, a diferencia del CNA de 2018 que discrimina
en parcelas y superficie de parcelas. Por este motivo, los datos de EAP no son
comparables con los de parcelas, pero se los incluyó igualmente a efectos de mostrar, al
menos, cómo es la dinámica de estas variables en cada uno de los cortes censales. En
2002 las propiedades representaban algo más de dos tercios de las EAP, las que tenían
permiso de ocupación aproximadamente el 13%, en arrendamiento una proporción
cercana al 8% y, las restantes modalidades, sumaban el 12%. En 2018 las parcelas en
propiedad también registraban una proporción porcentual algo superior a dos tercios,
aquellas con permiso de ocupación lo hacían con el 6%, en arrendamiento el 16% y, las
demás categorías, computaban el 10%.
Con respecto a la variación mostrada por la superficie de EAP según el régimen de
tenencia de la tierra en ambos censos, puede apreciarse una reducción del -7% de la
tierra en propiedad y también disminuyeron aquellas con permiso de ocupación (-24%)
y “otros” (-44%). En oposición, registraron incrementos las tierras en arrendamiento
(106%), en aparcería (210%) y ocupación de hecho (297%).
| 212 |
Los datos analizados muestran una concentración en el control de la tierra,
argumento que se sustenta en el aumento de las formas de arrendamiento y aparcería,
que fue de 455.548 ha en el período intercensal, situación que pone en evidencia que
muchos dueños deciden no trabajar la tierra y acordar con terceros para que lo hagan,
obteniendo un rédito económico por dicha cesión temporal.
CONCLUSIONES
El proceso de transformación que las actividades agropecuarias vienen
experimentando en el Chaco luego de la crisis algodonera de los años sesenta, ha
cobrado mayor intensidad en las décadas de transición entre los siglos XX y XXl.
Haciendo una triangulación entre los datos provistos por distintas fuentes oficiales
(CNA 2002 y 2018: Explotaciones agropecuarias; D.E.A.-MAGyP: Estimaciones Agrícolas;
MAGyP: Estadísticas ganaderas y SENASA-SIGSA: Datos de vacunación) es posible
interpretar la dinámica producida en este territorio, impulsada por el sector
agropecuario. El fenómeno más claro que puede advertirse es la tendencia a la
concentración de la producción (y levemente de la tierra en ciertos sectores de la
provincia): aumento de la superficie de las explotaciones de grandes dimensiones a
costa de la disminución de las más pequeñas, lo que implicó una pérdida de 4.956 EAP
en solo 16 años, equivalente al 29,3%. Esta dinámica ha llevado a que el 12% de las
explotaciones con más de 1.000 ha representen el 64% de las tierras en 2018.
Resulta llamativo que la superficie total de EAP también haya registrado una
reducción del 2,2% cuando el frente agropecuario ha mostrado avances sobre el
noroeste forestal (proceso que se evidencia claramente en las distintas imágenes
satelitales actualmente accesibles en Internet). Allí, ineludiblemente, se genera una
incógnita: ¿los datos censales reflejan la realidad acontecida en el sector agropecuario o
es que dicho avance “deforestal” y agropecuario no alcanza a compensar la superficie
de las EAP que desaparecen o dejan de funcionar como tales en el resto de la provincia?
Con respecto a estas conjeturas, no disponemos de elementos suficientes para ofrecer
una respuesta rigurosa. No obstante, existen algunos indicios, al menos para
reflexionar sobre los datos existentes.
En cuanto a la primera conjetura, la consulta realizada a encuestadores arroja que
entre las dificultades operativas que han afrontado durante las actividades censales en
2018 se encuentran: la falta de entrenamiento previo en el uso de las tablets para
levantar los datos (muchos de ellos lo hicieron en papel y, luego, los volcaron al
dispositivo y, algunos, nunca pudieron usarlas); un cuestionario muy extenso que hacía
que el productor perdiera la paciencia y respondiera negando actividades; respuestas
minimizadas y evasivas por parte de los encuestados, atribuibles al temor o presunción
de represalias impositivas si declaraban los datos reales de su explotación. En el Chaco
se registraron 86 establecimientos que rechazaron la realización del censo, lo que
representa el 3,2% del total de rechazos nacionales; 70 de los casos (81% del total de
rechazos) no dieron motivos o, directamente, expresaron su no deseo de brindar datos a
los censistas.
Con respecto a la segunda conjetura, sabemos que –en las últimas décadas– en el
centro este de la provincia del Chaco, muchas de las pequeñas explotaciones dedicadas
a la agricultura pasaron a formar parte de unidades más grandes (fueron fagocitadas)
para anexarlas a la actividad pecuaria y, en consecuencia, se fue produciendo una
| 213 |
sustitución de usos del suelo y, en otros casos, directamente esas tierras quedaron fuera
de producción. Paralelamente, la agricultura (al menos ¾ partes de ella) se concentró en
el centro suroeste provincial con tendencia a avanzar hacia el noroeste forestal
(mayormente en el sur y occidente del departamento Almirante Brown).
Otro indicador del mencionado proceso de concentración, sobre todo de la
producción, está dado por la reducción de 4.541 personas físicas a cargo de las
explotaciones, lo cual tiene relación con la disminución de EAP, la mayoría de ellas
representadas por sujetos que disponían de unidades productivas de pequeña extensión
que no pudieron mantenerlas en producción. En 2002 las personas físicas controlaban
el 71,5% de la tierra y en 2018 la proporción se contrajo al 64,1%, en un escenario donde
otros actores aumentaron visiblemente su participación, como las S.R.L. y S.A., dentro
de un contexto que fue tornándose más empresarial al incrementarse el rol de las
grandes explotaciones en desmedro de las más pequeñas, estas últimas gestionadas de
forma unipersonal. Este cambio de paradigma productivo repercutió negativamente en
entidades tradicionales que no se adaptaron a los nuevos patrones productivos, como
han sido algunas sociedades de hecho, cooperativas agrícolas o agropecuarias
(gestionadas por pequeños y medianos productores) y explotaciones de gestión estatal.
La disminución de EAP, la concentración de la producción en menos manos, la
desaparición de pequeñas explotaciones en favor de las más grandes y la
“empresarialización” de las actividades agropecuarias en desmedro de la producción
familiar, han impactado en la oferta de empleo rural, generando desocupación y
emigración rural (el campo chaqueño se desprendió de más de 21.000 trabajadores
permanentes entre 2002 y 2018, equivalente al 56%).
La disminución del 25% en el parque total de tractores es un hecho vinculado a la
disminución de EAP, pero también a la incorporación de máquinas más potentes que
pueden suplir el trabajo de aquellas unidades de menor potencia, en coincidencia con el
aumento de la superficie dedicada a la siembra directa, demandante de mayor potencia
motriz. Si bien aumentó el número de tractores menores de 5 años de antigüedad, no
debe obviarse el proceso de “longevización” de estas maquinarias en el agro chaqueño,
puesto que el 83% de los tractores contaban con más de 15 años de antigüedad en el
último censo, cuando en 2002 la proporción era del 76%. Esta dualidad es indicativa de
situaciones económico-financieras disímiles entre los productores: una minoría con
mayor capacidad de inversión/renovación/innovación y una mayoría con dificultades
para renovar, inclusive, su maquinaria.
También es de destacar el crecimiento de la participación relativa de las tierras en
arrendamiento, aparcería y ocupaciones de hecho, como consecuencia de la instalación
en la provincia de productores provenientes de la región pampeana.
Del análisis realizado con los datos disponibles en las fuentes mencionadas, se
desprende que desde 2007 se asiste a una estabilización de la superficie sembrada en el
Chaco, del orden de 1,5 millones de hectáreas (con notorias oscilaciones, producto de la
variabilidad meteorológica y de las situaciones cambiantes, tanto del mercado interno
y externo como de las políticas monetarias, comerciales e impositivas aplicadas),
advirtiéndose un comportamiento similar (de estabilización) en el número de cabezas
bovinas (en torno a 2,6 millones). Por lo tanto, hay dos mitos instalados que deben
examinarse: el primero de ellos está referido al “aumento sistemático de las tierras
dedicadas a la explotación agropecuaria en la provincia, asumiendo que el avance de la
| 214 |
deforestación supone dicha expansión”. Ello no siempre es así y, al respecto, nuestra
hipótesis es que, si bien se observa en los últimos años -tanto in situ como en diferentes
y sucesivas imágenes satelitales- que el desmonte se halla en plena avanzada en el
noroeste provincial, es posible que esas tierras liberadas a fines agropecuarios sólo
logren sustituir o compensar a aquellas otras que van agotando su aptitud productiva
en otros sitios, en el contexto de un espacio extrapampeano de producción marginal
(suelos de aptitud intermedia, degradables con el paso de los años y de menores
rendimientos en comparación con el edafo pampeano; campañas agrícolas deficitarias
por razones meteorológicas, lejanía de los puertos de embarque, etc.). El segundo mito
es “el imparable avance sojero en el Chaco”: si bien desde la campaña 1999/00 es el
cultivo con más extensión en la provincia, su fase expansiva sólo fue hasta la campaña
2003/04 cuando alcanzó las 772.000 ha sembradas (52% en el conjunto de los seis
principales cultivos de la provincia) y, desde entonces, exhibe una disminución de su
participación absoluta y relativa, al punto que en 2017/18 lo hizo con 514.340 ha (32,7%),
seguida por el girasol con 408.848 ha (26%), el maíz con 344.980 ha (21,9%), el trigo con
142.378 ha (9%), el algodón con 123.575 ha (7,8%) y el sorgo con 40.890 ha (2,6%) según
datos de Estimaciones Agrícolas (MAGyP). Sin embargo, para el CNA de 2018 los datos
absolutos de superficie implantada fueron notablemente inferiores, al punto de generar
dudas acerca de su fiabilidad: las oleaginosas (soja y girasol) sumaron 639.265,3 ha, los
cereales (maíz, trigo y sorgo) 290.713,7 ha y el algodón 103.189,3 ha, representando
proporciones del 61,9%, 28,1% y 10%, respectivamente dentro del universo de los seis
cultivos de referencia.
| 215 |
%C3%ADticas%20P%C3%BAblicas%20orientada%20a%20la%20Elaboraci%C3%B3n%20de%20un
%20Plan%20Estrat%C3%A9gico%20para%20la%20Agricultura%20Familiar%20-%2006.pdf
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| 216 |
LA CUESTIÓN AGRARIA EN LA PROVINCIA DE MISIONES.
APROXIMACIONES A PARTIR DE
LOS DATOS DEL CNA 2018
INTRODUCCIÓN
La provincia de Misiones se encuentra en el extremo norte de la República Argenti-
na, limitando al Este y Norte con la República Federativa de Brasil y al Oeste, con la Re -
pública del Paraguay. Su inserción territorial entre las Repúblicas del Paraguay y Fede-
rativa del Brasil, con quienes comparte 900 Km de fronteras internacionales define un
contexto socioeconómico particular en el que se imbrican los tres países. Tiene una su-
perficie de 29.801 km2 y una población 1.1 millones de habitantes (2,75 % de la población
nacional). Es la segunda provincia en densidad de población (37 hab./km 2) después de
Tucumán. El 26 % de esa población vive en áreas rurales (CNPHyV, 2010). La historia
regional está fuertemente influenciada por la colonización, la inserción territorial limí-
trofe y su situación de región extra-pampeana o “marginal” para las políticas de desa-
rrollo nacional.
El desarrollo de la colonización hizo posible el crecimiento económico regional. El
modelo “colono", analizado por Bartolomé (1974), permitió a miles de inmigrantes intro-
ducirse en la producción agropecuaria mediante la implantación de especies perennes
(como la yerba mate, el té, el tung, etc.). Esto consolidó una explotación agrícola renta-
ble basada en el trabajo de toda la familia rural. Diversos factores han hecho que este
modelo de “colono” entrara en crisis. Dicha crisis provocó, entre otras consecuencias, la
desaparición de productores en el Alto Paraná expulsados, principalmente, por el desa-
rrollo de la forestación con coníferas a gran escala. Por otro lado, produjo una subordi -
nación y pauperización de los productores de la zona agro-económicas del Noreste, vin-
culados a la producción de tabaco, los cultivos de subsistencia y a la realización de tra -
bajo como asalariados temporarios en distintos rubros productivos del agro (Chifarelli,
2010). A su vez, se produjeron transformaciones en el uso del suelo con consecuencias
sobre la funcionalidad de los ecosistemas. El cambio en el uso del suelo ha generado
pérdida de biodiversidad (Putz et al., 2012; Ribeiro et al., 2009; Zurita, 2019), degradación
edáfica e hídrica (REDD+, 2012).
Los cultivos que más se destacan en Misiones son la yerba mate, el té, el tabaco, la
mandioca y los cítricos además de una creciente producción ganadera y una gran su-
perficie destinada a la producción forestal, la cual tiene importancia principalmente en
la zona norte de la provincia (P.I.S.E.A.R 2016). Los pequeños productores de Misiones se
encuentran en un proceso de paulatina descapitalización desde la década del 80, des-
pués de casi 30 años de crecimiento sostenido (Chifarelli, 2010). Esto se debe a la con-
centración capitalista de la producción, manufacturación y comercialización de los cul-
tivos tradicionales en manos de acopiadores, molineros e industriales. Dichos actores
controlan los precios de la materia prima y generan cada vez mayor dependencia de los
| 217 |
productores pequeños y medianos (Schvorer, 2011). A ello se le suma la preponderancia
en la economía provincial de las actividades ligadas a la explotación forestal, apoyadas
desde el Estado, caracterizadas por la instalación en la provincia de empresas interna-
cionales de capital integrado, con realización de cultivos de tipo intensivo en la zona de
mejores tierras (Alto Paraná y otras zonas de la provincia) (Avogadro et al., 2015).
Este trabajo constituye una aproximación al estado actual de la cuestión agraria a
partir de los últimos datos censales disponibles, combinados con otras fuentes censales
y otros trabajos de análisis sobre el tema. Nos acercamos a la temática desde una
perspectiva teórica que hace centro en la economía política clásica, fundamentalmente
siguiendo el enfoque de la teoría del valor de Marx (1980). Describiremos brevemente la
constitución histórica del agro misionero; introduciremos la cuestión agraria y su vali-
dez actual; describiremos la estructura agraria misionera sobre la base de los datos del
CNA 2018, haciendo una particular observación sobre la cobertura del mismo. Final-
mente discutiremos los datos sobre la base de la contextualización teórica en la que se
centra el trabajo.
| 218 |
Por otro lado, entre 1920 y 1940 se desarrolló la “colonización privada” sobre tierras
del noroeste provincial (Alto Paraná), que se encontraban distribuidas en grandes pro-
piedades. Este proceso de colonización se llevó a cabo mediante el accionar de compa-
ñías colonizadoras quienes vendieron las tierras a inmigrantes alemanes y polacos, o
sus hijos nacidos en Brasil. Estas parcelas se vendían a precios más elevados y con me-
nores plazos de pago que la colonización fiscal, siendo 25 ha de tierra de buena calidad
la unidad modal (Schiavoni, 1998). Por otro lado, partes de estas tierras privadas fueron
la base del desarrollo de la industria forestal. Para la década de 1940, el Estado Nacional
promovió la explotación de madera nativa y reforestación a través de “exenciones im-
positivas a la inversión, para la elaboración in situ del recurso natural para generar
puestos de trabajo y agregar valor localmente” (Mastrangelo, 2012). Ramírez (2017) no-
mina a esta etapa “foresto-industrial”, en relación al modelo desarrollista estatal que
promovía la industrialización del agro para el desarrollo de los territorios. Así las plan-
taciones forestales comienzan a destinarse a las nuevas industrias celulosas. Una políti-
ca de sustitución de importaciones en la segunda mitad del siglo XX sentó las bases
para la instalación de tres fábricas de pastas celulósicas durante los años 70’. Se genera-
ron instrumentos de incentivos de cultivo de árboles para proveer de materia prima a
las fábricas, dando lugar a la expansión de grandes empresas forestales.
La instalación espontanea de pequeños productores sobre tierras fiscales constituye
una característica de la estructura agraria de Misiones. La práctica de la agricultura
itinerante de roza y quema con producción de tabaco para la venta y cultivos de
subsistencia, permitió el desarrollo de la actividad agrícola con bajos costos iniciales.
Este esquema facilitó el avance sostenido de la frontera agraria en Misiones durante el
siglo XX. Sin embargo, es a partir de los años 60 cuando comienza a desarrollarse un
proceso de diferenciación social y un avance hacia el norte del territorio por parte de
hijos de agricultores que buscan nuevas tierras y algún tipo de promoción social
(Schiavoni, 1998). Este proceso llamado “ocupación espontánea” se complementa con
inmigración de agricultores del sur de Brasil, expulsados por la modernización agrícola.
Si bien en una primera etapa de este proceso se ocuparon tierras fiscales, luego se
continuó la ocupación sobre tierras privadas, abandonadas por los obrajes forestales
(Otero, 2008). Ello generó un fuerte conflicto social de lucha por la tierra (Baranger,
2008).
Los tres procesos de poblamiento rural de Misiones (colonización fiscal, colonización
privada y ocupación espontánea) tienen una característica distintiva que es la predomi-
nancia de la pequeña producción. Estas explotaciones conviven con un proceso de con-
centración de la tierra en manos de grandes propietarios (Chifarelli, 2010) que ha acom -
pañado la conformación del agro Misionero.
| 219 |
viertan en una “potencia en el campo” 4, ganando las masas campesinas, en proceso de
proletarización, para la lucha contra la nobleza decadente. Había que quitarle esas ma-
sas (más del 50% de la población agraria 5) a sus “falsos protectores”: la burguesía. En
este contexto histórico, era impensable iniciar un proceso de transición sin esa mayoría
social.
Ahora bien, si nos atenemos a esta caracterización sobre el problema agrario, la
cuestión agraria actual ha invertido la ecuación ya que el peso ahora es el de la ciudad
frente al campo. El campesinado ha dejado de ser la masa poblacional de mayor peso en
la estructura social, pasando a ocupar ese lugar el proletariado. Para el caso argentino,
según datos del CNPyV 2010, solo el 10% de la población vive en el campo y tan solo el
6% de la población económicamente activa (aproximadamente 1 millón) está inserta en
la rama agrícola. De ese millón, cerca de 200.000, a grosso modo, corresponderían al
sector de cuentapropistas: en el que están incluidos distintos estratos de pequeños y me-
dianos productores familiares capitalizados, productores familiares empobrecidos y
distintas formas más o menos camufladas de proletariado y semiproletariado (CNPyV
2010). De ahí que más del 60% del peso poblacional en la estructura social agraria con-
temporánea corresponda a proletariado (tabla 1).
Tabla 1.: Categorías ocupacionales en la rama de agricultura, ganadería y pesca, según CNPyV
2010. Total del país
Patrón Trabajador por cuenta propia Trabajador familiar Obreros
10% 21% 8% 61%
4 “La conquista del poder político por el partido socialista se ha ido dibujando como una meta próxi-
ma. Pero, para conquistar el poder político, este partido tiene antes que ir de la ciudad al campo y
convertirse aquí en una potencia”. Engels (1894/1985) “El problema campesino en Francia y Alema-
nia”.
5 Este dato es algo diferente según los países, pero para tener una idea, según Hobsbawm (en Netto
1998) “…en 1851 cerca de la mitad de la población de Inglaterra y del País de Gales vivía en ciudades,
la proporción, en Francia y Alemania era de aproximadamente ¼, solamente en los últimos años del
siglo es que la población urbana sobrepasa a la rural en la Alemania; en Francia, el punto de equili -
brio entre las dos solo vino después de la Primera Guerra Mundial”.
| 220 |
Tabla 2. Evolución de la Población Agrícola y Población Económicamente Activa total Argenti-
na. CNPyV 1947-2010.
Censo Población Agrícola PEA Total % del Total
| 221 |
Figura 1. Evolución absoluta y relativa de la población rural y población agrícola entre 1914 y
2010
| 222 |
pervive con formas de autoproducción y autoexplotación, a la espera de mejores condi-
ciones del mercado laboral.
La cuestión agraria en la provincia de Misiones va quedando definida, precisamente,
de ese modo. En donde gran parte de los pequeños agricultores familiares, son, en reali-
dad, desocupados encubiertos desarrollando estrategias productivas de sobrevivencia
agraria, hecho que se encuentra acompañado, por cierto, de una importante presencia
del Estado en términos de asistencia social (Ramisch et al., 2013). Este hecho está docu-
mentado, por ejemplo, en el trabajo de Anello (2010), quien analizó la composición de
los ingresos de distintos tipos de agricultores familiares del norte de Misiones.
Tabla 3. Distribución de las EAP´s con límites definidos y la superficie que ocupan para la pro -
vincia de Misiones según escala de extensión.
6 Se observa una pequeña diferencia de 0,3 ha. en la suma del total de la superficie ocupada por las
EAPS con limites definidos y mixtos entre el cuadro general del CNA 2018 (Tabla 2.1) y la tabla que
| 223 |
Figura 2. Distribución relativa de las EAP´s con límites definidos y la superficie que ocupan
para la provincia de Misiones según escala de extensión.
| 224 |
Figura 3. Evolución de las EAP´s con límites definidos para la provincia de Misiones
Elaboración propia en base a datos del CNA 1960, 1969, 1988, 2002, 2008 y datos preliminares
del CNA 2018
Figura 4. Evolución de la superficie ocupada por las EAP´s para la provincia de Misiones.
Elaboración propia en base a datos del CNA 1960, 1969, 1988, 2002, 2008 y datos preliminares
del CNA 2018
Esto nos lleva a manifestar apoyar la hipótesis planteada por Chifarelli (2010) y Chi-
farelli y Mosse (2013) quienes sostienen que se tanto el número de explotaciones como
la estructura agraria en la provincia de Misiones (Tabla 4) se han mantenido estables
desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Por un lado, las fracciones de ex-
plotaciones pequeñas mantienen una predominancia histórica en término de número
de explotaciones (principalmente las fracciones de 5,1 a 25 ha y de 25,1 a 100 has), que
para todo el período analizado oscilan entre el 87,1% y el 88,6% de las EAP´s. Por otro
lado, una concentración de la superficie, evidenciada en que las explotaciones de más
de 1000 ha. representan entre el 0,3% y 0,8% de las EAP´s y controlan entre el 39,7% y el
51,7% de la tierra para el periodo analizado.
| 225 |
Tabla 4. Evolución de la distribución de EAP´s con límites definidos y la superficie que ocupan
para la provincia de Misiones según estratos de escala de Extensión para los últimos 6 CNA.
Escala de 1960 1969 1988
extensión en
Exp % Has % Exp % Has % Exp % Has %
has.
Hasta 5 1.755 9,0 5.540,0 0,6 2.556 8,8 7.886,6 0,4 1.453 5,3 4.766,2 0,2
de 5,1 a 25 11.346 59,0 211.470,0 21,6 16.447 56,6 296.641,6 15,0 13.374 48,6 238.490,0 10,4
25,1 a 100 5.510 29,0 250.377,0 25,6 8.880 30,5 402.804,7 20,3 10.604 38,5 503.120,1 22,0
100,1 a 200 375 1,9 50.728,0 5,2 639 2,2 88.157,3 4,4 1.195 4,3 166.161,9 7,3
200,1 a 1000 196 1,0 73.451,0 7,5 393 1,4 161.064,8 8,1 685 2,5 268.014,8 11,7
1000,1 a 2500 43 0,2 68.113,0 7,0 87 0,3 132.794,0 6,7 125 0,5 192.497,9 8,4
Más de 2500 25 0,1 319.954,0 32,7 66 0,2 892.269,7 45,0 81 0,3 909.184,0 39,8
TOTAL 19.250 100 979.633,0 100 29.068 100 1.981.619,0 100 27.517 100 2.282.235,0 100
Elaboración propia en base a datos del CNA 1960, 1969, 1988, 2002, 2008 y datos preliminares
del CNA 2018.
Figura 5. Distribución relativa del número de EAP´s por escala de extensión en hectáreas, to-
mando en cuenta los censos de 1960 a 2018.
Elaboración propia.
8 Los datos preliminares del CNA 2018 no nos permiten desarrollar con datos estadísticos el estado de
situación actual. No obstante, dado el conocimiento que tenemos de la zona, podemos afirmar que el
proceso que describiremos a continuación sigue vigente.
| 226 |
ria y técnica). Ello implica una inversión de capital permanente para poder acompañar
este ritmo de progreso tecnológico, lo que genera, como consecuencia directa, la con-
centración y centralización de los medios de producción y la tierra 9. Estos procesos van
configurando un escenario de transformación del sector agropecuario en donde las ca-
pas más capitalizadas (mediana y gran burguesía) van concentrando la producción, y
las capas menos capitalizadas o descapitalizadas van sufriendo un proceso de diferen-
ciación creciente, encontrando condiciones de reproducción cada vez más difíciles y te-
niendo que vender su fuerza de trabajo para construir un ingreso múltiple que les per-
mita reproducirse (Chifarelli, 2010). Ahora bien este proceso no es lineal ni cronológico,
sino social; y la velocidad con la que se desarrolla depende, principalmente, de la con-
formación económico-social concreta de la zona particular en la que se inserta. Así, en
aquellas zonas en donde el capitalismo se desarrolla principalmente en profundidad, el
proceso descripto se torna evidente y sus consecuencias sobre las distintas fracciones
de agricultores son notorias. Por el contrario, en aquellas zonas en donde el capitalismo
se desarrolla principalmente en extensión, este proceso no se percibe aceleradamente y
la pequeña producción logra estabilizarse y/o desarrollarse, tal como sucede en las zo-
nas de expansión de la frontera agraria.
En Misiones se desarrollan estos dos procesos descriptos. Por un lado, la zona del
Alto Paraná (departamentos de Montecarlo, Eldorado e Iguazú) tienen una configura-
ción con supremacía del sector urbano por sobre el rural, y de otros sectores económi -
cos por sobre el agrícola, con desarrollo de las fuerzas productivas, la división social del
trabajo y el avance de las relaciones capitalistas. A su vez, las relaciones salariales están
ampliamente desarrolladas en estos departamentos, con un proceso de concentración
creciente para el período estudiado. La pequeña producción ha enfrentado un proceso
dificultoso que mina sus posibilidades reales de desarrollo. Los medianos y grandes pro-
ductores capitalistas han aumentado el control de la economía del sector agrícola-fores-
tal mediante la concentración de los medios de producción y la tierra. Esto se nota,
principalmente, en las producciones perennes (Yerba Mate), pero sobre todo en la fores-
tación.
Las crisis de sobreproduccion y/o precios de los cultivos industriales y el desarrollo
de la forestacion a gran escala, profundizadas a partir de los ’90, marcan una tendencia
al aumento de la escala media y un proceso de concentración de la propiedad. La peque-
ña producción, en sus diferentes fracciones, encuentra un escenario de pérdida de im-
portancia creciente. Estas transformaciones generan un escenario de polarización, ca-
racterístico del desarrollo del capitalismo en profundidad, en donde los grandes pro-
ductores capitalistas controlan casi la totalidad del sector agropecuario, relegando a la
pequeña producción a un proceso de expropiación creciente, recostándose en la pro-
duccion para el autoconsumo y la venta de algúnos excedentes o pasando a formar par-
te de la clase asalariada en distintas condiciones de trabajo (Chifarelli, 2010).
| 227 |
Por otro lado, en la zona del Nordeste (ocupación espontánea) encontramos una si-
tuación diferente. La población agrícola tiene un peso relevante, en torno al 60 %, estan-
do poco desarrollada la población industrial y comercial (aunque en crecimiento). La
población rural es también muy elevada, las relaciones salariales, aunque existen, están
poco desarrolladas. Esto estaría marcando un desarrollo de las fuerzas productivas, una
división social del trabajo y un desarrollo de las relaciones capitalistas marcadamente
menor (Chifarelli, 2010). La pequeña producción, en sus diferentes fracciones, se en-
cuentra estabilizada, ampliando la ocupación del territorio de manera espontánea y de-
sorganizada. En general cuentan con una estructura diversificada en donde el autocon-
sumo es importante, pero para esta fracción el cultivo que le provee el grueso de los in-
gresos monetarios es el tabaco, encontrándose una marcada especialización tabacalera.
A su vez, otros productores han logrado estructurarse a partir de la combinación del
cultivo Yerba Mate, la implantación de pasturas perennes para producción de ganado,
la producción de tabaco, y la producción forestal diversificada y de baja escala. En esta
zona se observa, por un lado, una diversidad de cultivos que contrasta con la especiali-
zación desarrollada en el Alto Paraná, por otro lado, una estratificación de cultivos, aun
en la diversidad, en las distintas fracciones agricultores. Esto puede darse en el marco
de una pequeña producción estabilizada (en un equilibrio dinámico) o en expansión,
que se corresponde con la preponderancia alcanzada por el desarrollo del capitalismo
en extensión.
En cuanto a la situación del régimen de tenencia de la tierra, según los datos de los
CNA la situación del régimen de tenencia de la tierra se encuentra estabilizada (Tabla 5).
Chifarelli (2010:99) había descrito un proceso de regularización de la tenencia de la tie-
rra desde 1969 hasta el 2008 para la provincia. Este proceso se mantiene estable, encon-
trándose una leve variación en la disminución de 2 puntos porcentuales en la categoría
Propiedad y Sucesión con un aumento similar en ocupación con permiso. No obstante,
cabe mencionar que el sub-registro detectado se aplica principalmente sobre las zonas
cuyas explotaciones son de ocupación reciente espontánea. Por lo tanto, es esperable
que allí la situación del régimen de tenencia de la tierra sea completamente distinta, en -
contrándose importantes problemas de tenencia.
Tabla 5. Evolución del régimen de tenencia de la tierra para la provincia de Misiones para los
últimos 4 CNA.
Ocupación
Propiedad Ocupación Otras
CNA Total % % con % % %
y sucesión de hecho formas
permiso
1969 1.981.619,0 100 1.592.080,0 80,3 179.351,9 9,1 115.175,8 5,8 95.011,3 4,79
1988 2.282.235,0 100 1.929.567,0 84,5 173.014,0 7,6 89.872,0 3,9 89.782,0 3,93
2002 2.067.805,0 100 1.848.968,0 89,4 102.565,0 5,0 25.548,0 1,2 90.724,0 4,39
2008 1.792.201,8 100 1.470.227,7 82,0 178.521,4 10,0 52.948,0 3,0 90.504,7 5,05
2018 1.887.971,1 100 1.651.089,6 87,5 132.131,0 7,0 21.085,6 1,1 83.664,9 4,43
Elaboración propia en base a datos del CNA, 1969, 1988, 2002, 2008 y datos preliminares del
CNA 2018.
| 228 |
jo en secundario y universitario (Figura 6). Un análisis más profundo (ver Tabla 6) nos
muestra que comenzaron el primario 15.834 personas, de las cuales solo el 65% lo com-
pletaron. La educación secundaria fue comenzada por 3.981 personas de las cuales el
64% la completaron, debemos destacar que solo el 13,3% de las personas completaron
un secundario con orientación agropecuaria. Estudios terciarios fueron comenzados
por 775 personas y completados por 83,7% de las personas, de los cuales solo el 18,7% tie-
ne orientación agropecuaria. Finalmente la educación universitaria fue comenzada por
655 personas y concluida por el 87,9% de las personas, de las cuales 25,2% corresponden
a títulos con orientación agropecuaria. Este panorama nos marca el bajo grado de for-
mación técnica y profesional formal, vinculado al sector, alcanzado por las personas
que están a cargo de las EAP´s de la provincia de Misiones.
Figura 6. Máximo nivel transitado en educación para las personas a cargo de las EAP´s.
| 229 |
Tabla 6. Personas responsables de la EAP´s según el máximo nivel educativo transitado y ter-
minado para la provincia de Misiones.
Completo
Total de Imcompleto Orientación Otra No sabe
personas (en %) agropecuaria orientación (en %)
(en %) (en %)
Primario 15.834 34,6 65,0 0,5
Secundario 3.981 35,3 13,3 50,7 0,7
Terciario 775 16,1 18,7 65,0 0,1
Universitario 655 11,9 25,2 62,7 0,2
Elaboración propia en base a datos preliminares del CNA 2018.
Los datos preliminares del CNA 2018 nos permiten ilustrar un escenario marcado
por una estructura productiva mayoritariamente (vinculada a la pequeña y mediana
producción) poco tecnificada y eficiente10. Si observamos la tabla 7, solo 42,47% de las
EAP´s mencionan realizar algún tipo de gestión técnico-administrativa, siendo el “regis-
tro de producción” la gestión más importante (27,26%). Se observan una baja incidencia
en la toma de registros contables y cálculos económicos. También es baja la incidencia
del sistema financiero, lo cual podría indicar la escasa bancarización de las EAP´s. Fi-
nalmente, llama la atención el bajo grado de informatización de la EAP´s, registrándose
solo algo más de un 10% de las incidencias en la utilización de computadoras e internet
para gestionar la producción. Podemos observar que solo el 21,4 % de las EAP´s de Mi-
siones han recibido algún tipo de asesoramiento, comparado con el 35% del promedio
nacional.
Todas las prácticas culturales realizadas en la EAPs relevadas por el CNA para la pro -
vincia de Misiones tienen un nivel de incidencia muy bajo, lo cual marca una configu-
ración productiva poco tecnificada y profesionalizada (Tabla 8). Todos los índices (salvo
el de manejo de envases vacíos de agroquímicos) están por debajo de la media nacional.
Total EAP´s con alguna gestión técnico administrativa 9.913 42,47 147.194 58,67
10 Para observar las tablas de datos que sostienen esta aproximación ver Chifarelli y Descalzi (2019)
| 230 |
Tabla 8: Prácticas de manejo realizadas por las EAP´s para Misiones y Argentina.
Misiones % Argentina % Misiones % Argentina %
EAP 23.341 100 250.881 100 EAP 23.341 100 250.881 100
Nivelación y
Análisis de suelo 648 2,78 24.854 9,91 99 0,42 6.247 2,49
sistematización
Análisis de Monitoreo de
117 0,50 29.061 11,58 1.397 5,99 42.607 16,98
semilla plagas
Manejo de
Cultivos en
1.292 5,54 5.161 2,06 envases vacíos 3.812 16,33 35.484 14,14
curvas de nivel
de agroquímicos
Respeta los
Bordos en curva
153 0,66 2.245 0,89 tiempos de 3.839 16,45 51.558 20,55
de nivel
carencia
Envío a reciclado
Cultivo en
83 0,36 1.882 0,75 de material no 1.689 7,24 20.146 8,03
terrazas
degradable
| 231 |
Tabla 9: Evolución del uso del suelo para las EAP´s de la provincia de Misiones para los últimos
3 CNA.
1988 2002 2008 2018
Hectareas % Hectareas % Hectareas % Hectareas %
Cultivos Anuales 49.989,5 2,2 55.525,1 2,7 54858,1 3,1 53.748,5 2,8
Cultivos Perennes 214.347,7 9,4 202.611,9 9,8 176232,7 9,8 163.829,2 8,7
Forrajeras anuales 3.277,2 0,1 2.627,0 0,1 6238,1 0,3 3.110,3 0,2
Forrajeras Perennes 43.934,9 1,9 74.269,8 3,6 84496,1 4,7 36.978,9 2,0
Montes y Bosques Implant. 257.236,2 11,3 371.928,4 18,0 363776,7 20,3 296.492,1 15,7
Cultivos sin discriminar 18.317,4 0,8 11.245,7 0,5 71108,1 4,0 6.964,9 0,4
Total Implantado 589.090,9 25,8 720.209,9 34,8 756709,8 42,2 563.141,9 29,8
Campos naturales 206.589,9 9,1 236.321,9 11,4 218295,0 12,2 247.789,7 13,1
Montes y Bosques Naturales 1.159.450,4 50,8 943.544,3 45,6 678792,1 37,8 748.502,2 39,6
Sup. Apta no aprovechada 154.826,8 6,8 91.941,9 4,4 67994,7 3,8 35.955,0 1,9
Sup. No apta 137.146,9 6,0 41.259,0 2,0 41234,9 2,3 251.908,7 13,3
Camino, parques y vivienda 37.118,4 1,6 35.411,8 1,7 31272,4 1,7 42.691,4 2,3
Superficie Total 2.282.235,3 100,0 2.067.804,8 100,0 1.794.298,9 100,0 1.887.970,9 100,0
Elaboración propia en base a datos del CNA 1988, 2002 y datos preliminares del CNA 2018.
| 232 |
últimos años ha ido cambiando el perfil de productor y el tipo de ganadería, incorpo-
rando mayor tecnología y realizando mejoramiento genético de los rodeos.
Esta situación se repite para la producción porcina en la provincia. Existen 109.284
cabezas, lo que equivale al 3,03% del país, pero en este caso el 22,16% del total de los es -
tablecimientos de Argentina se concentran en Misiones, esto se explica, por un lado, en
una tradición de producción porcina con un fuerte destino hacia el autoconsumo y, por
otro, por la existencia de algunos sistemas integrados de producción y comercialización
en la provincia.
| 233 |
que les faltaban no solo muchas unidades con limites definidos sino todas las sin límites
definidos. Algunos censistas calcularon que llegaron a un 60% de lo pautado, como
mucho.”
Por otro lado, el Ing. Luis Grondona afirmaba que San Pedro es el departamento de la
provincia que más crece y que más jóvenes posee en el medio rural, hecho que, en su
mayor parte, está explicado por el acceso a la tierra que desde hace algunas décadas se
da como un proceso particular en la provincia. Proceso que se destaca en el norte depar-
tamental, abarcando también partes del sur del departamento Manuel Belgrano, liga-
dos a la localidad de Bernardo de Irigoyen.
Es posible cobrar una dimensión de los cambios en el uso del suelo, vinculados a la
ampliación de la frontera agrícola en el norte de Misiones (sectores de los departamen-
tos San Pedro y Manuel Belgrano) a partir de la siguiente imagen (figura 7).
Figura 7: A- Tres mapas de cambios de uso de la tierra: para 2000, 2010 y 2020 en la región
centro-este de Misiones (Pozo Azul y San Pedro). Los círculos rojos indican, para el cambio de
cada período (2000-2010 y 2010-2020) las zonas en donde se producen los principales cam-
bios de uso, principalmente asociados a cultivos y pasturas. Fuente: elaboración propia en base
a Chen et al. (2014) y actualizaciones. B- Mapa de pérdida de bosque nativo para la misma zona
(la tendencia es similar para el resto del departamento de Manuel Belgrano y San Pedro). Se
muestran distintos intervalos de tiempo del avance de la frontera agrícola o forestal a través de
los colores.
| 234 |
Los mapas ponen de manifiesto el alcance de la ocupación realizada por parte de
nuevos agricultores en esta región y refuerza la hipótesis de subestimación de datos
censales en la misma.
CONCLUSIÓN
La constitución histórica del agro misionero esta signada por el predominio de las
explotaciones familiares que coexisten junto a un puñado de grandes explotaciones con
más 2.500 ha. El desarrollo de la colonización, en sus diferentes formas, hizo posible el
crecimiento económico regional, permitiendo a miles de inmigrantes introducirse en la
producción agropecuaria mediante la implantación de especies perennes (como la yer-
ba mate, el té, el tung, etc.) consolidando una explotación agrícola rentable basada en el
trabajo de toda la familia rural. Esto se daba en el contexto del desarrollo tecnológico al-
canzado a principios y mediados de del siglo XX. Varias cuestiones vinculadas al pro -
greso de este último factor, han hecho que este modelo de “colono” entrara en crisis, ge-
nerando diversas consecuencias sobre los agricultores de la provincia.
Los datos del CNA 2018 nos permiten manifestar que tanto el número de explotacio-
nes como la estructura agraria en la provincia de Misiones se han mantenido estables
desde finales del siglo XX y principio del siglo XXI. Misiones sigue presentando como
rasgo distintivo el predominio de las explotaciones familiares que coexisten junto a po-
cos latifundios que concentran casi la mitad de la tierra. No obstante, esta supuesta “es-
tabilidad” toma su base en fenómenos antagónicos que se producen hacia el interior de
la provincia. Por ejemplo, en algunas zonas (Alto Paraná) hay un proceso de disminu-
ción del número de explotaciones, centralización del capital y desarrollo del capitalis-
mo en profundidad que ha marcado una desaparición muy grande de productores, ex-
pulsados principalmente por el desarrollo de la forestación con coníferas a gran escala
y, en otras zonas (nordeste), hay un avance de la frontera agraria con generación de
nuevas explotaciones mediante la ocupación espontanea, en el marco de un proceso de
subordinación y pauperización de los productores vinculados a la producción de taba-
co, los cultivos de subsistencia y a la realización de trabajo como asalariados tempora-
rios en distintos rubros productivos del agro (Chifarelli, 2010).
Es indiscutible que este último proceso, ha servido de amortiguamiento de la proble-
mática de la tierra en Misiones, en donde las sucesivas generaciones encontraban una
base desde donde proyectar un ciclo de vida basado en el autoempleo. Es decir, el con-
flicto producido por la ocupación de tierras en Misiones ha servido, en parte, para mori-
gerar los efectos del conflicto social en general, ocasionado por las altas tasas de desem-
pleo e inactividad. De modo que en la misma provincia encontramos procesos de migra-
ción rural-urbana, con el consecuente crecimiento de las ciudades de más de 50 mil ha-
bitantes, fundamentalmente Eldorado, Oberá, San Vicente, Posadas, entre otras; combi-
nado con zonas de crecimiento de la población rural y agrícola, vinculadas a la ocupa-
ción de hecho por parte de trabajadores rurales sin tierra.
A nuestro entender, este proceso se está cerrando históricamente y nada tiene que
ver con procesos de recampesinización o revitalización de la pequeña propiedad, sino
con estrategias de supervivencia en un contexto marcado por el desempleo crónico en
las urbes y la falta de alternativas en el agro que puedan contener la pequeña agricultu-
ra. De hecho, este escenario se puede visualizar con los datos del CNA 2018 que ilustran
| 235 |
una estructura productiva mayoritariamente poco tecnificada (vinculada a la pequeña
y mediana producción), con un nivel de incidencia de prácticas de manejo de cultivos
muy bajo y muy escasamente profesionalizada.
De modo que, si bien la cuestión agraria actual ha adquirido un carácter indiscuti-
blemente proletario, este carácter se ve modelado por el hecho que acabamos de descri-
bir, en donde una parte considerable del proletariado rural supervive con formas de au-
toproducción y autoexplotación, a la espera de mejores condiciones del mercado labo-
ral. La cuestión agraria en la provincia de Misiones va quedando definida, precisamen-
te, de ese modo. En donde gran parte de los pequeños agricultores familiares, son en
realidad, desocupados encubiertos que desarrollan estrategias productivas de supervi-
vencia agraria, hecho que se encuentra acompañado, por cierto, de una importante pre-
sencia del Estado en términos de asistencia social.
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| 238 |
Capítulo 5
LOS DATOS CENSALES EN LAS PROVINCIAS
DE LA REGIÓN PAMPEANA
INTRODUCCIÓN
La consigna principal para la realización de este documento proponía la compara-
ción de los resultados del CNA 2018 con los del CNA 2002 y detallaba una serie de pre-
guntas orientativas para desarrollar el análisis. Dado que los datos de dicho censo cons -
tituyen sólo una referencia en un conjunto más amplio de operativos censales, en este
trabajo se optó por la alternativa de analizar la dinámica de los censos realizados desde
1969 inclusive, es decir, a lo largo de un período de casi cinco décadas 1. Se verá que esta
variante, que busca ampliar la mirada de los resultados censales, es en particular rele-
vante para la provincia de Buenos Aires (en adelante, PBA) por ser el territorio agrope-
cuario más importante de la Argentina y porque la eficacia de sus operativos censales, o
más bien, la falta de ella ha afectado sistemáticamente los resultados agregados al nivel
nacional. Como siempre ocurre luego de un censo y a pesar de sus falencias, quedará
mucho material para la investigación y el análisis estructural, económico y social, cues-
tiones que por su carácter introductorio y sobre datos preliminares agregados, este tra-
bajo no pretende abarcar.
CERTEZAS INICIALES
Al abordar el análisis de los resultados preliminares del CNA 2018 para la PBA, hay
dos certezas iniciales que arrojan los datos: una, que la cobertura territorial del censo
resultó, nuevamente, muy insatisfactoria, y otra, que se mantiene y consolida la tenden-
cia observada en los censos anteriores hacia la concentración de la explotación de la tie-
rra y a la profundización de cambios estructurales relacionados con las formas de te-
nencia y la orientación del uso del suelo, entre otros, y también, probablemente, con la
1 Algunas tablas sólo incluyen los últimos cuatro censos, por carencia de datos similares en los releva-
mientos anteriores.
| 239 |
propiedad de la tierra (Palmisano, 2016). Se debe tener en cuenta que estas últimas cues-
tiones pueden verse algo distorsionadas en este análisis específico, porque se desconoce
el sesgo, si lo hubiese, de las fallas de la cobertura censal, es decir, cuáles son los estratos
y los tipos de explotaciones agropecuarias (EAP) que han sido subenumeradas. Lo que sí
es seguro, es que en el grupo de las no censadas están las EAP de autoconsumo, que fue -
ron excluidas expresamente por la forma en que se define la unidad estadística y de in-
formación.
El otro aspecto que confirman los datos del CNA 2018, es que la PBA representa el
caso prototípico, entre todas las jurisdicciones del país, de las sistemáticas fallas de co-
bertura de todos los censos nacionales realizados desde 1988. Ya se analizarán los datos
en el curso de este artículo, pero se estima necesaria esta afirmación inicial para adver-
tir que se ven restringidas las comparaciones que pueden efectuarse y las conclusiones
a las que puede arribarse, a partir de censos con resultados tan disímiles sobre un terri-
torio completamente ocupado, apropiado y valorizado desde hace casi un siglo y medio,
y en un contexto expansivo de la agricultura y la ganadería, impulsado por la agricultu-
ra industrial y el llamado “agronegocio” (Giarraca et al, 2008), hechos que vuelven poco
creíble que las superficies agropecuarias se reduzcan, como también ha ocurrido en casi
todas las provincias de la Región Pampeana. Nótese que salvo en la PBA, que tuvo una
parcial recuperación, el CNA 2018 registró coberturas inferiores a las del cuestionado
CNA 2008 en Entre Ríos, 665.808 hectáreas (ha) menos, Santa Fe, 1.382.464 ha menos,
Córdoba, 161.540 ha menos, y La Pampa, con 1.105.934 ha menos. Sólo en esas cuatro
provincias se censaron 3.315.746 ha menos en comparación con el “fallido intento de
2008” al decir de Azcuy Ameghino y Fernández (2019), con lo cual el operativo reciente
resultaría más fallido aún. Y eso no es todo, ya que si las comparaciones de esas mismas
provincias se extienden a los censos de 2002 y 1988, las cifras de menor cobertura ex-
puestas se amplían notoriamente: 5.203.805 ha, para el primero, y 6.088.118 ha para el
segundo.
| 240 |
mación del Producto Interno Bruto (PIB) del sector Agricultura, Ganadería, Caza y Silvi-
cultura. En tanto, este sector aportó el 8,7% del Producto Geográfico Bruto (PGB) de la
PBA en el año 2019, según las estimaciones a precios constantes de 2004 realizadas por
la Dirección Provincial de Estadística (DPE, 2020). Pero es particularmente significativa
su participación en la producción de bienes agropecuarios destinados a la exportación
y al consumo doméstico, mediando o no la manufactura de los mismos. Según datos de
la Dirección de Estimaciones Agrícolas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
de la Nación (MAGyP, 2021), la PBA produjo, en promedio decenal, entre las campañas
2009/10 y 2018/19, el 93,1% de cebada para grano, el 56% del girasol, el 49,5% del trigo
(pan y candeal), el 33,1% de la soja y el 28,9% del maíz, en todos los casos, respecto del to-
tal nacional. Por el lado de la ganadería, según datos de existencias de ganado bovino de
la Dirección Nacional de Sanidad Animal (DNSA) del Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria (SENASA, 2020), en promedio para el decenio 2010/19, la PBA
participó con el 36,7% del stock total del país, estimado al 31 de diciembre de cada año.
En el caso de las existencias de ganado porcino y ovino, según datos de la misma fuente,
pero para el período 2012/2018, la PBA tuvo una participación promedio del 24,3% y 13%
respectivamente. En cuanto a la producción de leche, según estimaciones del Observa-
torio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA, 2018), la PBA participaba con el 25% del to -
tal nacional, ubicándose en tercer lugar después de Córdoba y Santa Fe, que producían
el 37% y el 32% del total, respectivamente. En la PBA se producen, además, frutas, verdu-
ras, hortalizas, aves de corral, animales de granja y forestales, entre otros bienes prima-
rios de origen agropecuario. Todos estos datos ponen de relieve la importancia que re-
viste el objetivo, siempre propuesto, pero casi nunca logrado, de realizar un relevamien-
to censal completo y detallado del territorio provincial.
2 Censo: recolección estadística por medio de la enumeración de todas las unidades (…) Esto significa,
además, que la recopilación de los datos pertinentes incluye toda la población objetivo. FAO (2015)
3 INDEC, Censo Nacional Agropecuario 2018, Resultados Preliminares, páginas 23 a 57, noviembre de
2019.
4 Nota del autor: se trata de una superficie que, aparentemente, incluye la totalidad de los 43 partidos
de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) más ejidos urbanos del resto de la provincia.
Sin embargo, más de la mitad de esos partidos tienen importantes superficies rurales. Por lo tanto,
es sólo una referencia mínima de la superficie que debían cubrir los censistas y que está determina-
da por la suma de las superficies de los segmentos censales asignados a cada uno. No se dispuso de
ese total a los fines de este artículo.
| 241 |
la producción agrícola, ganadera y forestal. Justamente el censo debería explicar el uso
y destino de las tierras del área mencionada.
Tal como se señala en el artículo ya citado (informe de Santiago del Estero), los CNA
“constituyen una de las principales fuentes de datos que permiten dar cuenta de la
cantidad y superficie de las explotaciones agropecuarias y forestales (…) al momento de
abordar el análisis de la estructura agraria5.”
Tabla 1. Buenos Aires. Cantidad y superficie en ha de las EAP, según los Censos Nacionales
Agropecuarios y el Empadronamiento Nacional Agropecuario y Censo Ganadero 1974
Total de EAP y EAP sin límites
CNA/ENAyCG EAP con límites definidos
superficie definidos
Por tales motivos, resulta crucial que los censos alcancen una cobertura lo más com-
pleta posible, ya que, en caso contrario, habrá una cierta porción del territorio cuyos
usos y destinos quedarán indeterminados y sin registro, con una alta probabilidad de
subenumerar una importante cantidad de EAP con todos los atributos de cantidades y
calidades que ellas posean.
Una primera visión de largo plazo expone claramente las distintas aproximaciones y
afirmaciones realizadas hasta ahora. En la tabla 1 se presentan los resultados de los últi-
mos cinco CNA – 1969, 1988, 2002, 2008 y 2018 - y el Empadronamiento Nacional Agro-
5 Los CNA no registran datos sobre la propiedad, distribución y titularidad de las tierras rurales, los
cuales permitirían una mejor caracterización de la estructura agraria del país. Dichos datos se en-
cuentran en los respectivos catastros inmobiliarios de cada provincia, pero prácticamente son inac -
cesibles.
| 242 |
pecuario y Censo Ganadero de 1974 (ENAyCG) 6, expresados en cantidad de EAP releva-
das y superficie cubierta por las mismas.
El CNA con mayor cobertura territorial de la historia de los censos en la Argentina
en la PBA (y en el país), fue el de 1969 (INDEC, 1980), con más de 29,5 millones de ha cen-
sadas, distribuidas en 113.774 EAP7. Apenas cinco años después, en 1974, el ENAyCG (ME
et al, edición INDEC, 1976) registró una fuerte disminución de EAP, con 93.441 unidades,
pero con 28,5 millones de ha. Catorce años después, en el CNA 1988 (INDEC, 1992) la co -
bertura censal volvió a reducirse hasta 27,3 millones de ha y nuevamente se observó
otra considerable reducción de EAP, con 75.531 unidades productivas. La degradación
de la cobertura se acentuó en el CNA 2002 (INDEC, 2007) ya que se censaron EAP con
25,8 millones de ha, esto es, 3,7 millones de ha menos que en el CNA 1969 y 1,5 millones
de ha menos que en el CNA 1988. De nuevo se registró otra caída de la cantidad de EAP,
hasta 51.116 unidades.
Es necesario hacer un alto aquí para advertir la consecuencia ineludible de la siste-
mática reducción de las coberturas: por un lado, la caída inexplicada e inexplicable de
la superficie agropecuaria, pero por el otro, y muy especialmente, la distorsionada re-
ducción de EAP que magnifica el incuestionable proceso de concentración de las tierras
bajo explotación y de centralización del capital agrario. Una cuenta muy elemental, una
simple regla de tres, y sólo para tener una dimensión de la posible falencia de la enume-
ración de EAP en el CNA 2002, señala que podrían haber existido unas 7.000 EAP no re-
levadas en la PBA, a las que cabe agregar varios miles de EAP de autoconsumo, que, por
una incorrecta definición de EAP8, han sido excluidas de todos los censos realizados du-
rante el período bajo análisis9.
Luego del CNA 2002 en la PBA, que acentuó la incompleta cobertura del censo ante -
rior, le sucedió el CNA 2008 en la jurisdicción cuya organización censal fracasó como
6 Para despejar algunas dudas que pudieran existir acerca de la comparabilidad de los datos, hay que
señalar que los relevamientos de 1969 y 1974 utilizaron definiciones de EAP prácticamente iguales a
las empleadas a partir del CNA 1988, sólo que a partir de éste, se introdujeron las categorías “EAP
con límites definidos” y “EAP sin límites definidos”, pero que, para el caso de la PBA, no afectan la
comparabilidad dada la insignificancia de este último tipo de EAP en su territorio, como puede apre-
ciarse en los datos presentados en la tabla 1. Si hubo diferencias en la metodología del operativo cen-
sal con respecto a los censos posteriores.
7 El CNA 1969 fue un operativo de gran magnitud, con relativo éxito en su cobertura territorial, pero
sufrió serios problemas de procesamiento de datos que impidieron la publicación de la mayor parte
de sus resultados.
8 La definición de EAP establece, entre otros atributos, que debe “producir bienes agrícolas, pecuarios
o forestales destinados al mercado”. Al final de la definición se agregó un párrafo que dice textual-
mente “Cabe aclarar que se incluyen las explotaciones que trabajan la tierra para el autoconsumo o
la investigación, pero que producen habitualmente algún excedente para ser vendido o intercambia-
do en el mercado” (Véase INDEC, Censo Nacional Agropecuario 2018, Resultados Preliminares, pági-
na 31, noviembre de 2019) Las consecuencias concretas de esta “aclaración” son por lo menos dos: la
primera es que la gran mayoría de los pequeños productores responde negativamente ante la pre-
gunta del censista sobre si vende o intercambia algún producto, y por lo tanto no es censado, y la se-
gunda, es que reafirma la exclusión de las EAP de autoconsumo o subsistencia.
9 En el CNA 2008 (INDEC, 2009) se registraron en la PBA 171.360 ha de tierras con EAP de “autoconsu -
mo” de unas 5.000 parcelas que no fueron censadas. Sólo se anotó su superficie y su uso. Fue la su -
perficie más alta entre todas las provincias del país y, teniendo en cuenta que la cobertura del censo
fue de aproximadamente el 67% de la superficie agropecuaria, se puede estimar que esa superficie
podría haber superado las 250 mil ha.
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nunca, con un registro de apenas 19,7 millones de ha y 34.675 EAP. Esto significó una re -
ducción de 5,1 millones de ha con respecto al CNA 2002 y de 9,8 millones de ha con refe-
rencia al ya lejano CNA 1969. Pueden estimar las/los lectoras/es el enorme número de
EAP no registradas por dicho censo, que, junto con los resultados de la provincia de Co-
rrientes y algunas más, terminaron con la calificación de “censo incompleto” 10 por el
propio INDEC (2011).
Finalmente, se llegó al CNA 2018 cuyos datos preliminares informan una superficie
de EAP censadas de casi 23,8 millones de ha, esto es, una recuperación de 4,1 millones de
ha con respecto al CNA 2008, pero 2 millones de ha menos que en el CNA 2002, 3,5 mi-
llones de ha menos que en el CNA 1988 y 5,7 millones de ha menos con respecto al CNA
1969. Se enumeraron 36.700 EAP, sólo unas 2.000 EAP más que en 2008 y 14.000 EAP
menos que en el CNA 2002. Vale reiterar que estas comparaciones resultan poco signifi-
cativas en sí, por la disparidad de las coberturas censales, aunque sí afirman que, censo
a censo, la concentración del uso de la tierra se fue acentuando, si se toman estos cen-
sos como muestras no probabilísticas del universo agropecuario de la PBA o de cual-
quier otra provincia del país donde ocurren procesos similares. Es a todas luces inco-
rrecto cuantificar, como hacen algunos analistas y comentaristas de los resultados cen-
sales, la “desaparición” de EAP con la mera comparación de las cantidades entre censos,
sin tomar en cuenta que las diferencias se originan, en una parte muy significativa, en
coberturas muy disímiles. Es verdad que se viene produciendo una sistemática reduc-
ción del número de EAP, pero se desconoce su magnitud precisa, justamente por ese
motivo.
En la tabla 2 se analizan los resultados del “barrido territorial” 11 efectuado en la PBA.
En este caso, la estimación de la superficie “barrida” por los censistas en el curso del
operativo censal. La expresión “barrida” es más figurativa que material, casi siempre lo
ha sido y más aún en el CNA 2018, para el cual se utilizó un instrumento electrónico -
tableta - con un módulo geográfico y un cuestionario de captura digital de datos para el
desarrollo de la entrevista censal, en reemplazo de los planos y cuestionarios en papel
utilizados en todos los censos anteriores12.
10 La enumeración parcial resultante de una falla en cubrir a toda la población, a diferencia de una en -
cuesta de muestra diseñada, puede ser referida como un "censo incompleto" IIE (2003) Por su parte,
la OIT señala: “El censo económico/de establecimientos es un procedimiento de adquisición y regis-
tro sistemático de información sobre el conjunto de unidades económicas pertenecientes a una po -
blación o universo determinado. Es la enumeración completa de una población o grupos en un mo-
mento dado con respecto a características bien definidas. La enumeración parcial que resulta de la
falta de cobertura de la totalidad de la población puede denominarse "censo incompleto"”. (OIT,
2021)
11 El “barrido territorial” es el método operativo censal a través del cual cada censista debe recorrer la
totalidad de la superficie del segmento censal, que constituye la unidad de trabajo asignada al mis-
mo, efectuar las entrevistas con los/las productores/as o informantes calificados/as, y relevar el uso
y destino de todos los terrenos incluidos en dicho segmento. También debe conformar la composi-
ción territorial de las EAP, con las parcelas que la constituyan, en el caso que así resulte según la de-
claración del/de la productor/a, con tierras dentro de su segmento o de otro segmento, siempre que
se encuentren dentro de los límites de la provincia. Véase INDEC, Censo Nacional Agropecuario
2018, Resultados Preliminares, página 31, noviembre de 2019
12 Se destaca especialmente el módulo geográfico, un mapa digital interactivo constituido por varias
capas de información: imágenes satelitales de fondo, límites del segmento censal (área de trabajo del
censista), catastro rural, caminos, rutas, vías férreas, cursos de agua, localidades, entre otras, que de-
bía facilitar un recorrido físico o virtual del territorio a cubrir y la demarcación de terrenos y parce-
las de las EAP que se iban relevando. Para más detalles, véase Censo Nacional Agropecuario 2018.
| 244 |
Tabla 2. Buenos Aires. Resultados del "barrido territorial" en el CNA 2018 y comparación con la
superficie rural
1/ Se trata de personas que brindan referencias de un determinado terreno o EAP .2/ Puede
incluir superficies agropecuarias y forestales. 3/ Corresponde a 11.807 terrenos, de los cuales
1.588 se califican como "sin producción, con infraestructura y residentes", lo cual indicaría que
se trata de tierras con aptitud agropecuaria y forestal. El INDEC no publicó la superficie
estimada de estos terrenos.4/ Corresponde a la superficie rural informada por el RNTR (2016)
Nota: Con excepción de la superficie correspondientes a las EAP censadas y que surgen de las
declaraciones de los productores o informantes calificados, el resto de los usos o destinos,
aclara el INDEC, corresponde a superficies estimadas.. Fuente: Elaboración propia con datos del
INDEC, CNA 2018 (datos preliminares) y del RNTR (2016)
Resultados preliminares, pág. 37 a 39, noviembre 2019. Este mapa, intervenido constantemente a lo
largo del operativo y conservado en la tableta y en el Sistema de Gestión de Información, al concluir
el mismo debería reflejar todas superficies que no fueron censadas como EAP o con cualquier otro
uso o destino.
13 Persona que ofrece referencias para contactar al posible titular de un terreno de uso agropecuario
que los censistas buscan entrevistar y su EAP censar. El hecho que aparezca esa superficie, significa
que los censistas no lograron tomar contacto con los posibles productores. Vale puntualizar que se
trata de una superficie estimada a partir de un determinado terreno que formaría parte de la EAP
no censada, pero la verdadera superficie no censada puede ser mayor, ya que no se puede determi -
nar la integración de una EAP hasta no entrevistar al productor. La misma consideración les cabe a
| 245 |
sin información. Pero esa superficie es un valor mínimo, ya que se trata de terrenos
puntuales por los que el censista consultó, indagó, averiguó, pero que formaban parte
de una EAP cuya superficie podía ser mayor al estar integrada por otros terrenos (que
pasarían a ser parcelas al definirse la EAP en la entrevista con el/la productor/a infor-
mante calificado/a). Desde la perspectiva de la cobertura de un censo, tamaña superficie
carente de datos resulta, a todas luces inaceptable. Pero eso no es todo, el análisis conti-
núa.
De otro lado, se estimó una superficie de 1.123.767 ha de uso no agropecuario 14, cons-
tituida por 11.807 terrenos15, de los cuales 1.588 se califican como “sin producción, con
instalaciones y residentes”, dando la pauta que también se trata de superficies agrope-
cuarias, con población pero que no fue entrevistada para definir el uso y destino de esos
terrenos. Además, se afirma que son terrenos “sin producción”, sin que se aclare el fun-
damento de esa apreciación. La publicación no informa la superficie de estos terrenos
ni las de los demás usos, pero resulta llamativo el total, ya que representaría una media
de más de 1.500 ha por segmento censal.
Se registraron terrenos con una superficie de 136.428 ha, los cuales se declaran “sin
determinar” y, por ende, se plantea la duda sobre sus usos y destinos, aunque se inclu-
yen dentro de los de “uso no agropecuario”.
Por último, y simplemente como aproximación, ya que queda planteada la duda so-
bre la superficie total de los segmentos censales de la PBA, el censo habría dejado sin
“barrer” una superficie de alrededor de 2,1 millones de ha, tomando como referencia la
superficie rural informada por el RNTR.
| 246 |
en el CNA 1988 hasta alcanzar el 34,7% en el CNA 2018 16. Lo que más llama la atención es
la pérdida de incidencia de los contratos accidentales, que se redujeron de un 6,2% en el
CNA 2008 a apenas el 1% en el CNA 2018.
Tabla 3. Buenos Aires. Participación de la propiedad y las distintas formas de tenencia en los
últimos cinco Censos Nacionales Agropecuarios y el Empadronamiento Nacional Agropecuario
y Censo Ganadero 1974. En % sobre la superficie total de las EAP censadas
Ocupación
Contrato con permiso,
CNA/ENAyCG Propiedad Arrendamiento (I) Aparcería (II) accidental (I)+(II)+(III) de hecho y
(III) 1/ otras formas
de tenencia
16 Los datos provienen de la tabla 3.1 de la publicación de resultados preliminares y están expresados
según la superficie “de las parcelas” que integran las EAP por “tipo de dominio y régimen de tenen -
cia”. El dominio es privado o fiscal y no ofrece reparos. Pero respecto del “régimen de tenencia” de
las parcelas, surgen dudas de cómo se definieron como pertenecientes al régimen de propiedad o a
las formas de tenencia presentadas, ya que desde el punto de vista de su definición, las parcelas de
una EAP pueden estar integradas sólo por tierras en propiedad, sólo por tierras en arrendamiento o
cualquiera de las demás formas, pero también por una combinación de dos o más de ellas. Dicho en
otros términos, una presentación de esta naturaleza debería incluir los tipos puros y las combina-
ciones, y dentro de éstas, que superficie corresponde a cada régimen o forma de tenencia. Cabe con-
fiar, entonces, que los datos sean correctos respecto de las EAP y que sólo deba eliminarse la referen-
cia a “parcelas”. Se repite el mismo defecto en la tabla 3.2 donde se presentan la cantidad de parcelas
y sólo aparecen como tipos puros.
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agricultura pampeana, son básicamente de grandes y medianos capitalistas, bien diver-
sos de la mayoría de los arrendamientos “chacareros” del siglo pasado 17.
Tabla 4. Buenos Aires Cantidad de EAP cld por escala de extensión en hectáreas en los últimos
cinco Censos Nacionales Agropecuarios (según escalas homogéneas). Participación porcentual
en la cantidad de EAP y superficie total de cada estrato. Cantidad de EAP y superfice en hectá-
reas
EAP hasta 100 ha EAP de 100,1 ha a 1.000 ha EAP de más de 1000 ha
Total de Superficie
CNA / Es- % % % % % %
Can- Can- Can- EAP cld total (ha)
tratos s/total Superficie s/Sup. s/total Superficie s/Sup. s/total Superficie s/Sup.
tidad tidad tidad
EAP Total EAP Total EAP Total
1969 67.107 59,0 2.146.292 7,3 40.753 35,8 12.802.612 43,3 5.914 5,2 14.608.382 49,4 113.774 29.557.286
1988 34.744 46,0 1.347.953 4,9 34.605 45,8 11.658.863 42,7 6.130 8,1 14.275.694 52,3 75.479 27.282.510
2002 18.068 35,4 782.913 3,0 26.709 52,3 9.594.667 37,2 6.330 12,4 15.411.090 59,8 51.107 25.788.670
2008 11.381 32,8 485.898 2,5 18.563 53,6 6.765.012 34,4 4.706 13,6 10.422.743 53,0 34.650 19.673.653
2018 11.023 30,1 426.579 1,8 19.773 54,0 7.525.614 31,7 5.848 16,0 15.799.797 66,5 36.644 23.751.990
cld: con límites definidos. Fuente: Elaboración propia, con datos del INDEC, Censos Nacionales
Agropecuarios 1969, 1988, 2002, 2008 y 2018 (datos preliminares).
Según el CNA 1969 el primer estrato tenía el 59% de las EAP y ocupaba el 7,3% de la
superficie total. Eran 67.107 EAP distribuidas en 2.146.292 ha. En el CNA 1988 eran el
46% y tenían el 4,9% de la tierra, proporciones que disminuyeron al 35,4% y 3%, respec-
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tivamente, en el CNA 2002. Pero según los datos preliminares del CNA 2018, se verificó
una nueva reducción, esta vez al 30,1% de las EAP que sólo representaron el 1,8% de la
superficie total de las EAP censadas. En este caso, se registraron apenas 11.023 EAP con
una superficie total de sólo 426.579 ha.
El segundo estrato, que reúne las EAP desde 100,1 ha hasta 1.000 ha de superficie
tuvo una evolución bien diferente al primero, despuntando los hitos del proceso de con -
centración de la explotación de la tierra, por el lado una mayor participación relativa de
estas EAP en el total de unidades. En efecto, mientras en el CNA 1969 representaban el
35,8%, esa proporción fue creciendo censo a censo hasta llegar al 54% en el CNA 2018.
Sin embargo, en forma paralela y sostenida se redujo su participación en la superficie
total desde un 43,3% en el CNA 1969 al 31,7% en el CNA 2018.
El último estrato, que reúne las EAP de más de 1.000 ha, muestra en plenitud la con -
centración de la explotación de la tierra. En el CNA 1969 estas EAP representaban el
5,2% del total y tenían el 49,4% de la tierra, es decir, ya existía un importante nivel de
concentración, cuyas raíces se fundan en la forma que se distribuyó y apropió la tierra
en la PBA desde el siglo XIX. Ya en el CNA 1988, habían pasado a ser el 8,1% de las EAP
con el 52,3% de la superficie. En el CNA 2002 las EAP llegan al 12,4% y controlan el 59,8%
de la tierra. Y en el CNA 2018 fueron ya el 16% del total de EAP y poseían el 66,5% de la
tierra censada. Se trata de solamente 5.848 EAP, un número inferior de EAP de este es-
trato con relación al CNA 2002 y que reúnen casi 15,8 millones de ha, unas 400 mil ha
más.
Crecieron las superficies promedio a lo largo de los distintos censos. El primer estra -
to tenía un promedio de 32 ha por EAP en el CNA 1969 y llegó a 39 ha en el CNA 2018,
con algunos tamaños algo mayores entre medio. El segundo estrato tiene un crecimien-
to sostenido a través de todos los censos, comenzando con 314 ha en el CNA 1969 y al -
canzando el máximo de 381 ha en el CNA 2018. El estrato de más de 1.000 ha presenta
igualmente un aumento de la superficie promedio desde 2.470 ha en el CNA 1969 hasta
2.702 ha en el CNA 2018.
En la tabla 5 se presenta la evolución de la superficie promedio de las EAP en los cen-
sos de la PBA y la llegada a la última estación, el CNA 2018. La reducción permanente de
las EAP de hasta 100 ha, la disminución y concentración de las unidades del estrato de
entre 100,1 ha y 1.000 ha y, por supuesto, el aumento de la cantidad de EAP y superficie
total en el tramo mayor a 1.000 ha, ha traído como consecuencia un aumento fenome-
nal de la superficie promedio de las EAP.
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Tabla 5. Buenos Aires. Superficie promedio de las EAP, según los Censos Nacionales Agrope-
cuarios y el Empadronamiento Nacional Agropecuario y Censo Ganadero 1974. En ha y % de va-
riación intercensal
Variación en %
Superficie promedio Aumento
CNA/ENAyCG por EAP cld (ha) intercensal (ha) Respecto al CNA Respecto al CNA
1969 anterior
En las últimas cinco décadas las EAP bonaerenses pasaron de 260 ha en 1969 a 648
ha según el último CNA, con un aumento del 149,5%. Se trata de la segunda superficie
promedio más alta dentro de la Región Pampeana, ya que la provincia de La Pampa tie-
ne un promedio de 1.657 ha por EAP según los datos del CNA 2018. El promedio de la
PBA es algo inferior al nacional, que alcanzó a 689 ha. En todos los casos, se trata de
unidades enormes si se las compara con las de la mayoría de los países del mundo (una
excepción es Australia) y la mayor de todos los países del continente americano.
Por último, hay que recordar que los CNA presentan las EAP como unidades separa-
das, sin un hilo de conexión de unas con otras, pero hay un aspecto que no se puede sos -
layar y es que no hay ninguna presentación de la cantidad de EAP que pertenecen a un
mismo titular. Dicho en otras palabras, un cierto número de personas humanas y socie-
dades de cualquier naturaleza jurídica posee dos o más EAP en una misma provincia o
en distintas provincias. Sin trasgredir las normas sobre secreto estadístico sería muy
conveniente que se publiquen la cantidad y superficie de las EAP que pertenecen a un
mismo titular. Seguramente se vería que el grado de concentración de la explotación de
la tierra es bastante superior al que muestran los datos de EAP “sueltos”.
Superficie cultivada
De la lectura de los datos de los últimos cuatro CNA, presentados en la tabla 6, la im-
presión que surge es que existiría un relativo estancamiento de la superficie total bajo
cultivo, pero en verdad esa sensación está muy influida por la decreciente cobertura
censal. Aún con sus posibles imperfecciones, las estimaciones agrícolas del Ministerio
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de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP) muestran un dinamismo dife-
rente en la PBA, tal como se destaca en datos que se ofrecen más adelante.
Observando la distribución al interior de la superficie cultivada total en primera
ocupación resultante del CNA 201818, se advierte un aumento de la proporción de la tie-
rra destinada a cultivos anuales, en claro detrimento de las forrajeras perennes, cuya
área sembrada se contrajo marcadamente. Así, mientras en el CNA 2002 los cultivos
anuales representaron el 60% de la superficie cultivada total y las forrajeras perennes el
26,9%, en el CNA 2018 los primeros pasaron a constituir el 73,5% del total y las segundas
apenas el 10%. No llama tanto la atención el aumento de los cultivos anuales - con el
predominio absoluto de cereales y oleaginosas que son una de las columnas del “agro-
negocio” - como la caída de las forrajeras perennes, dado que la PBA sigue siendo la
principal provincia dedicada a la ganadería bovina del país y sin merma significativa de
sus existencias19, como se verá más adelante. Un resultado llamativo es la fuerte reduc-
ción de los bosques y montes implantados según el CNA 2018.
Tabla 6. Buenos Aires. Evolución del Uso de la Tierra en las EAP con límites definidos en los úl-
timos cinco Censos Nacionales Agropecuarios. Superficie cultivada en primera ocupación (a
partir del CNA 1988). En hectáreas
Superficie cultivada
1/ El CNA 1969 definía sólo EAP con superficie determinada. La categoría "EAP sin límites
definidos" se incluyó a partir del CNA 1988. 2/ En el CNA 1969 se incluyeron 11.807,3 ha
correspondientes a forrajeras perennes combinadas con forrajeras anuales .3/ En el CNA 1969
este concepto incluye cultivos florícolas, viveros y superficies dedicadas a granja. Fuente:
Elaboración propia, con datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios 1969, 1988, 2002,
2008 y 2018 (datos preliminares).
18 Los datos de superficies cultivadas de los CNA 1969, 1988, 2002, 2008 y 2018 corresponden a las cam-
pañas agrícolas 1968/69, 1987/88, 2001/02, 2007/08 y 2017/18, respectivamente.
19 Dicho esto para el total del territorio provincial. Existe sí, una relocalización de las existencias desde
las zonas con más vocación agrícola hacia las más ganaderas. Se podrá analizar mejor el fenómeno
con los datos por partido.
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ra, con la soja, un cultivo de primavera-verano, que se siembra una vez cosechado el
primero. Estrictamente, esto significa una intensificación del uso de las tierras destina-
das a cultivos.
Tabla 7. Buenos Aires. Superficie cultivada total, en primera ocupación, en segunda ocupación
y participación de las oleaginosas en la segunda ocupación en los últimos cuatro Censos Nacio-
nales Agropecuarios. En ha y en %
Superficie cultivada total
| 252 |
Tabla 8. Buenos Aires. Superficie cultivada por grupos de cultivos, según los últimos cuatro
Censos Nacionales Agropecuarios, total y según período de ocupación. En hectáreas
Grupos de cultivos
Período de
Total Forrajeras Otros
CNA ocupación Oleagi- Hortaliza
Cereales cultivos
nosas s
Anuales Perennes 1/
1988 Primera ocupación 11.145.246 3.617.430 1.827.941 1.740.116 3.756.213 66.864 136.682
2002 Primera ocupación 11.110.369 4.008.607 2.592.649 1.278.853 2.986.768 39.597 203.895
2008 Primera ocupación 9.689.517 3.468.648 3.261.916 1.339.829 1.350.551 26.504 242.069
2018 Primera ocupación 10.113.091 3.805.771 3.608.241 1.471.519 1.023.083 26.501 177.976
| 253 |
Superficie destinada a “otros usos”20
El complemento de la superficie cultivada es la superficie dedicada a “otros usos”,
que se expone en la tabla 9, de la cual alrededor del 85% es de uso agropecuario y, den-
tro de éste, mayoritariamente ganadero. Resalta la persistencia de la superficie con pas-
tizales naturales y, de algún modo, tal vez se evidencie un crecimiento, dado que, como
se viene repitiendo, quedaron millones de hectáreas de EAP sin censar y que contienen,
entre todos los usos no captados, una importante porción de pastizales. En la tabla 3.4
de la publicación de resultados preliminares (INDEC, 2019), se aclara que la “Superficie
no apta” incluye superficie sin discriminar (uso, se supone), por lo que podría corres-
ponder a cualquiera de los usos, inclusive como superficie cultivada. Tal vez en la publi -
cación de resultados definitivos pueda discriminarse correctamente este importante
ítem.
Tablo 9. Buenos Aires. Evolución del Uso de la Tierra en las EAP con límites definidos en los úl -
timos cinco Censos Nacionales Agropecuarios. Superficie destinada a otros usos. En hectáreas
Superficie destinada a otros usos
Superficie
CNA total de las Bosques y Superficie Caminos, Sin
Superficie
EAP cld 1/ Total Pastizales montes apta no parques y discriminar
no apta 3/
naturales cultivada 2/ viviendas uso
1/ El CNA 1969 definía sólo EAP con superficie determinada. La categoría "EAP sin límites
definidos" se incluyó a partir del CNA 1988. 2/ En el CNA 1969 se incluyeron superficies en
barbecho por 1.162.807 ha y superficies preparadas para plantaciones forestales por 29.626,5
ha. 3/ En el CNA 2018 incluye superficies sin discriminar usos. 4/ Incluida en Superficie no apta.
Fuente: Elaboración propia, con datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios 1969, 1988,
2002, 2008 y 2018 (datos preliminares).
Otros datos de interés refieren a la persistente reducción de los bosques y montes na-
turales, que en el CNA 2018 sólo llegaban al 4,4% de la superficie destinada a “otros
usos”, y a la contracción de la superficie apta no cultivada, denotando una utilización
más intensa de los suelos y un progresivo abandono de la práctica de barbechos largos
(AAPRESID, 2018), aunque hay visiones contrapuestas respecto a este tema, debido al
avance de los monocultivos (La Arena, 2017)
20 El entrecomillado obedece a que tal vez debería referirse como superficie no cultivada. Pero tam-
bién se podría presentar el problema de definir los límites entre cultivado y no cultivado, ya que
ciertas prácticas sobre tierras con vegetación natural son de cultivo, como la intersiembra de forra-
jeras en pastizales naturales o la replantación de bosques y montes naturales, como también la
siembra de forrajeras en los mismos.
| 254 |
CEREALES Y OLEAGINOSAS: LOS RESULTADOS DEL CNA 2018 Y SU COMPARACIÓN CON
LAS ESTIMACIONES OFICIALES DEL MAGYP
Dentro del panorama de orfandad que sufren las estadísticas agrícolas de la Argenti-
na desde que, en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado, comenzaron a dis-
continuarse parte de unas 140 series históricas de cultivos para los cuales se relevaban
anualmente superficies sembradas o plantadas, superficies cosechadas, producción y
rendimientos unitarios, con limitaciones y ciertos aspectos metodológicos que pueden
dar lugar a sesgos en las estimaciones, el MAGyP ha mantenido la elaboración de esta-
dísticas continuas de las variables mencionadas para unos 18 cultivos, entre los cuales
se encuentran los extensivos de cereales y oleaginosas, combinando, en algunos casos,
procedimientos probabilísticos (MAGyP, 2018), con estimaciones subjetivas.
Como resultado de esa continuidad, se dispone de series históricas al nivel de todos
los partidos de la PBA y del conjunto de la provincia, que han permitido, luego de cada
censo, confrontar los datos de superficies sembradas de una y otra fuente de releva-
miento o estimación. Para el caso de su comparación con los resultados del CNA 2018,
se dispone de las estimaciones definitivas de superficies sembradas (MAGyP, 2021) co-
rrespondientes a la campaña agrícola 2017/18 que fue la relevada por el censo. Los datos
preliminares del CNA 2018 podrán sufrir algún cambio en la publicación final, pero no
serán de una magnitud tal que puedan modificar radicalmente las diferencias que se
muestran en la tabla 10. De los 13 cultivos presentados, 9 tienen registros en el CNA 2018
inferiores a las estimaciones del MAGyP, dentro de los cuales se encuentran los más im-
portantes en términos de superficie ocupada e incidencia económica, y sólo 4 tienen
conteos superiores a los del MAGyP, precisamente aquellos para los cuales la metodolo -
gía empleada por ese organismo se muestra más débil para obtener estimaciones con
aceptable margen de error estadístico, debido a que ocupan superficies relativamente
pequeñas en un marco muestral diseñado especialmente para los grandes cultivos, di-
cho esto con excepción del caso del cultivo de avena, que tiene una difusión más exten-
dida y ofreció un resultado diverso.
Concentrando la atención en los granos principales, en orden a su superficie sembra-
da, se observan diferencias negativas del CNA 2018 con respecto a las estimaciones del
MAGyP de 29,5% en soja, 24,2% en maíz, 21,1% en trigo, 16% en cebada y 28,3% en gira -
sol. En cambio, resultan superiores los registros del CNA 2018 a las estimaciones del
MAGyP, en los casos de la avena, 29,5%, trigo candeal, 34,4%, maní, 57,7% y mijo, 42,5%.
Este último grupo de cultivos representa el 9% de la superficie total de cereales y oleagi-
nosas, visto desde el registro del CNA 2018, y el 5,3%, si se lo calcula respecto de la esti-
mación del MAGyP.
Abundando sobre los cuatro cultivos que el CNA 2018 registró con superficies supe-
riores a las estimaciones oficiales del MAGyP, cabe decir que este organismo debería re-
visar integralmente la metodología de estimación de los mismos, ya que el registro del
CNA 2018 resulta un piso, dada su incompleta cobertura. Dicho de otra forma, segura-
mente las superficies sembradas con avena, trigo candeal, maní y mijo deben ser aún
mayores que las relevadas, pero las del MAGyP son incluso inferiores.
El total de la superficie sembrada con cereales, resultó, en el CNA 2018, un 18,2% infe-
rior a la estimada por el MAGyP, mientras que en el caso de las oleaginosas, el resultado
negativo es del 29,2%. El total de cereales y oleaginosas fue un 23,8 inferior en el CNA
2018. En términos de superficie la diferencia global fue de casi 3 millones de hectáreas.
| 255 |
Tabla 10. Buenos Aires. Cereales y Oleaginosas - Comparación entre las estimaciones agrícolas
del MAGyP y los datos relevados por el CNA 2018 - Se incluye primera y segunda ocupación
Campaña agrícola 2017/18 - En ha
Cereales
Oleaginosas
Nota: las inclusiones detalladas en cada cultivo se efectúan porque las estimaciones del
MAGyP no discriminan el destino "para grano" e incluyen los cultivos de igual especie pero
para forraje u otro uso. 1/ En el CNA 2018, incluye 720.651,2 ha de avena para forraje y 54.976,9
ha de avena para grano. 2/ En el CNA 2018, incluye 533.616,8 ha de cebada cervecera para
grano, 133.310,5 ha de cebada forrajera para grano y 86.544,1 ha de cebada forrajera para forraje.
3/ En el CNA 2018, incluye 2.923 ha de centeno para grano y 41.121 ha de centeno para forraje. 4/
En el CNA 2018, incluye 1.566.664 ha de maíz para grano, 273.106 ha de maíz para forraje, 18.629
ha de maíz Pisingallo y 72 ha de maíz incaico. 5/ En el CNA 2018, incluye 18.239 ha de sorgo
granífero para grano y 14.571 ha de sorgo granífero para forraje. 6/ Se distingue el trigo candeal
porque es estimado en forma separada por el MAGyP y también en los resultados del CNA
2018, no obstante, está incluido en las cifras de Trigo total, 7/ En el CNA 2018, incluye 578.198 ha
de girasol y 12.593 ha de girasol para confitería. 8/ En el CNA 2018, incluye 3.899.213 ha de soja
para grano y 13.121 ha de soja para forraje. Fuente: Elaborado con datos de Estimaciones
Agrícolas del MAGyP y de CNA 2018 del INDEC (datos preliminares)
| 256 |
Un ejercicio muy elemental de comparación de la superficie censada en EAP de 23,75
millones de ha con la superficie rural considerada por el RNTR de 28,83 millones de ha,
muestra un posible subregistro del 17,6%, proporción que supera el 23,8% de diferencia
entre las estimaciones del CNA y el MAGyP. Hay varias explicaciones a considerar, una
puede ser que las estimaciones del MAGyP sobrestimen las coberturas de los principa-
les cultivos, pero, ello no podría ser algo generalizado y sistemático para todos. Otra po-
sibilidad es que, además del subregistro de EAP, en el CNA 2018 pese la subdeclaración
de los entrevistados o el subregistro de superficies cultivadas. Lo que sí resulta seguro y
está demostrado en los datos presentados en este artículo, es que, a pesar de haber du-
plicado la duración del operativo censal inicialmente programada, quedaron miles de
EAP sin registrar en el censo y ello impactó directamente en todas las variables asocia-
das a cada una de esas unidades productivas.
A juicio del autor, como un plus, resulta interesante efectuar una comparación simi-
lar a la recién presentada pero referida al CNA 2002, confrontada con las estimaciones
del MAGyP, en ambos casos referidas a la campaña agrícola 2001/02. La primera aclara-
ción que es preciso efectuar, es que en esa época las estimaciones del MAGyP eran ex-
clusivamente subjetivas, esto es, se basaban en un método de comparaciones sucesivas
de la campaña pasada a la presente, efectuadas por delegados observadores del MAGyP
distribuidos en las provincias de la región pampeana y algunas otras provincias de las
regiones NEA y NOA. No hay mucho que explicar sobre la acumulación de errores a los
que puede dar lugar un procedimiento de esa naturaleza. La metodología aplicada ac-
tualmente difiere de aquella, al menos en las principales provincias productoras, apli-
cando un procedimiento objetivo, como ya se mencionó. En otros términos, las estima-
ciones actuales deberían resultar más precisas que las anteriores, al menos en la PBA
donde la metodología se aplica sobre la totalidad de su territorio.
En cuanto al CNA 2002 en la PBA, también resultó de cobertura incompleta, como ya
se explicó al comienzo de este trabajo, pero en una magnitud menor que el CNA 2018,
por lo cual le caben las mismas consideraciones hechas en párrafos anteriores. Sin em-
bargo, las comparaciones arrojan resultados bastante diversos a los de la campaña agrí-
cola 2017/18. En los cultivos más importantes surgen diferencias positivas y negativas
que revelan, especialmente, la baja confiabilidad de las estimaciones subjetivas del MA-
GyP. Por ejemplo, para el maíz, la soja y la avena, los datos del CNA 2002 resultaron
25,8%, 18,8% y 66,8% superiores a las estimaciones del MAGyP. En cambio, en los casos
del trigo y el girasol, los registros del CNA 2002 fueron un 19,9% y un 14,1% inferiores a
los del MAGyP. En conjunto, los resultados del CNA 2002 fueron apenas 3,1% inferiores
a los del MAGyP en el caso de los cereales y, en cambio, resultaron 8% superiores en el
caso de las oleaginosas. El total de ambos grupos fue 1,1% superior para el conteo del
CNA 2002.
Es interesante notar que el MAGyP hizo caso omiso de los resultados del CNA 2002,
por supuesto en aquellos cultivos donde se evidenció una clara subestimación de la su-
perficie sembrada, como en el maíz, la soja, la avena y el centeno. Resalta el caso de la
avena, cultivo cuya superficie sembrada también resultó mayor que la estimada por el
MAGyP en el CNA 2018.
Vistos estos desajustes, cabe preguntarse por la utilidad de los censos a los fines de
mejorar las estimaciones agrícolas que efectúa el organismo responsable de las estadís-
ticas agrícolas continuas, en las cuales debería participar también el INDEC. Dicho en
| 257 |
otras palabras, el CNA 2002, a pesar de sus falencias, demostró algunas virtudes, como
registrar mayores superficies sembradas en cultivos de la importancia del maíz, la soja
y la avena, que hubiesen merecido una revisión integral de las estimaciones del MAG-
yP. Tal vez esta inacción ha dejado, justamente, el espacio para hacer estas reflexiones,
pero advierte seriamente sobre la fiabilidad de las estadísticas agropecuarias de la Ar-
gentina y de la falta de coordinación entre los organismos responsables de producirlas
a pesar de la obligación impuesta por la legislación vigente 21.
| 258 |
Tabla 11. Buenos Aires. Evolución de la cantidad de EAP con ganado y existencias en los últimos
cuatro Censos Nacionales Agropecuarios y el ENAyCG'74, por especie y total de EAP. Cantidad
de EAP y de cabezas
Mientras las existencias de bovinos, según el CNA 2018, representaban el 37,1% del
total de cabezas del país, la cantidad de EAP que las poseían, representó casi la mitad, el
18,9% del total de EAP, lo cual confirma el mayor grado de concentración, también en la
ganadería bovina bonaerense. Sólo Tierra del Fuego supera la cantidad de animales por
EAP de la PBA, con 721 cabezas, pero corresponden a sólo 50 EAP.
Cabe ahora cotejar las cifras del CNA 2018 con las del Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria (SENASA), que es la principal fuente de datos de existencias de
carácter continuo y proveniente de registros administrativos obligatorios, aunque con
distinto grado de intensidad según especie y región. En la tabla 12 se muestran los datos
disponibles para el año 2018.
| 259 |
Tabla 12. Buenos Aires. Ganadería - Comparación entre los registros de existencias ganaderas
del SENASA y las existencias relevadas por el CNA 2018. En cabezas
SENASA SENASA
CNA 2018
registros al 31 de registros al 31 de
al 30 de junio de 2018
Especie marzo de 2018 diciembre de 2018
Fuente: Elaboración propia, con datos del INDEC, CNA 2018 (datos preliminares) y del SENASA.
RESIDENTES Y TRABAJADORES
Las transformaciones estructurales del sector agropecuario en la región pampeana y
en la PBA en particular, motorizadas por capitales cada vez más concentrados que
impulsaron un modelo productivo constituido por actividades que requieren pocas
horas de trabajo por hectárea y por año, han convertido el paisaje rural en una especie
de desierto verde u ocre, según el momento del año, con escasísima presencia humana.
Si no fuese por la actividad ganadera, que requiere una atención cotidiana y, por ende,
reclama esa presencia, sería aún más acentuado el despoblamiento de los campos. Este
proceso es de larga data, pero se ha ido acentuando sin interrupción según los datos
censales.
| 260 |
En la tabla 13 se presenta la evolución de la población agraria residente en las EAP de
la PBA. En el CNA 2018 se registró el menor número de residentes de todos los censos,
pero, de nuevo, no es posible comparar las cifras absolutas por las razones ya conoci -
das. En cambio, es posible efectuar algunas relaciones. Por ejemplo, como se muestra en
la última columna de la tabla 13, cómo ha ido evolucionando la cantidad de ha por per-
sona residente, comenzando con 141 ha según el CNA 1988, superficie que fue ascen-
diendo hasta llegar a 258 ha en el CNA 2018. También se puede apreciar la creciente au-
sencia del productor/socio o la productora/socia, ya que mientras en 1988 residía uno/
una cada 2 EAP, en 2018 había uno/una cada 4,2 EAP. Dicho de otro modo, en 3 EAP en -
tre algo más de 4, el/la titular de la EAP no reside en forma permanente. Esto significó
que el CNA 2018 registró sólo 8.778 productores/as o socios/as residiendo en una parte
de las 36.700 EAP censadas, mientras que en el CNA 2008, con casi 4 millones de ha me-
nos relevadas, había registrado 16.871 productores/as o socios/as residiendo en las
34.675 EAP censadas, o sea casi el doble pero en 2.000 EAP menos. Un cambio radical en
sólo diez años.
También se ha reducido el número de personas que residen en las EAP en su condi-
ción de trabajadores/as permanentes, ya sea que se trate de familiares del productor/a o
socio/a o no lo sea. La disminución opera no sólo en cantidades absolutas sino también
en la relación trabajadores/as por EAP.
| 261 |
Tabla 13. Buenos Aires. Cantidad de personas que residen en las EAP, total y por sexo, según re -
lación con el productor en los últimos cuatro Censos Nacionales Agropecuarios - Superficie por
residente en ha y EAP por productor residente
Cantidad de pesonas Superficie por
residente
Relación con el productor (ha)/EAP por
CNA Sin
Total Varones Mujeres productor
discriminar
residente
Según los datos del CNA 2018, que se presentan en la tabla 14, una vez más se ha re-
ducido el número de trabajadores/as permanentes con relación laboral dependiente de
las EAP de la PBA. Se trata de un fenómeno asociado al tipo de organización de la pro-
ducción, con la presencia de servicios tercerizados, contratistas, personal no permanen-
te que no es declarado en las entrevistas, tanto porque se tiende a ocultar relaciones la-
| 262 |
borales informales como, probablemente, por la forma de indagar sobre el trabajo en
las EAP.
Nuevamente aparece en los datos del CNA 2018, así como se mostró la fuerte dismi-
nución de productores/as o socios/as residiendo en las EAP, una severa caída de estos/
as titulares de EAP que no trabajan en sus unidades: sólo el 60,9% lo hacen, un total de
22.354 personas22. En el CNA 2008 se registraron 38.625 personas en 34.675 EAP, o sea un
111,4% que trabajaba en sus EAP. Lo propio ocurría en el CNA 2002 que, con 51.116 EAP
tenía 54.178 productores/as o socios/as que trabajaban, un 106%. Salvo error en el regis-
tro o procesamiento de los datos del CNA 2018, se trata de un fenómeno sobre el cual
cabe investigar en profundidad, pero que, como hipótesis inicial, señalaría un avance
notable de la cesión de responsabilidades de trabajo y conducción de las unidades pro-
ductivas del agro bonaerense, vinculado al modelo de agricultura industrial que no re-
quiere trabajo directo de sus titulares.
22 Se trata de un cálculo simplificado, ya que puede haber más de un productor/a o socio/a que trabaje
en una misma EAP, con lo cual la proporción de EAP con trabajo de sus titulares sería menor aún.
| 263 |
Tabla 14. Buenos Aires. Cantidad de personas que trabajaban en las EAP en forma permanente,
por sexo según relación con el productor, según los últimos cinco Censos Nacionales Agrope-
cuarios
Cantidad de personas
Total 341.766 - - -
Productor 140.858 - - -
1/ Las presentaciones de los distintos censos fueron todas diferentes entre sí. 2/ Se exponen los
"Trabajadores transitorios" porque se relevaron en cantidad de personas, en forma diversa que
en los censos posteriores. No se publicó la distribución por sexos. 3/ No se menciona a los "so-
cios". 4/ Sólo en este censo se publicaron datos con esta apertura. Fuente: Elaboración propia
con datos del INDEC, Censos Nacionales Agropecuarios 1969, 1988, 2002, 2008 y 2018 (datos
preliminares).
| 264 |
La cantidad total de trabajadores/as permanentes alcanzó a 79.796 personas, un
18,5% menos que el número registrado en el CNA 2008 y un 33% menos que en el CNA
2002. En línea con lo comentado al final del párrafo anterior, vale agregar que la agri-
cultura dominante busca reducir al mínimo el empleo directo en las EAP y los requeri-
mientos de trabajo son reemplazados por prestadores de servicios, trabajadores sin re-
lación de dependencia e informales.
| 265 |
de tierra, con hasta 100 ha de superficie, pero un promedio de 39 ha. La superficie pro-
medio por EAP para toda la provincia alcanzó a 648 ha.
En segundo lugar, se observó un fuerte aumento de formas de tenencia contractua-
les que pasaron del 21,2% de la tierra en el CNA 1988, al 37,7% en el CNA 2018. Mientras,
las tierras en propiedad de las EAP descendían desde el 78% hasta el 59,7% entre los
mismos censos. Cabe señalar que los datos publicados no incluyeron las combinaciones
de EAP que poseen tierras en propiedad junto con otras, bajo alguna forma de tenencia.
Aun sin disponer de esos datos, se afirma la hipótesis de que el aumento de las escalas
de las unidades de producción se ha estado haciendo, en balance, a través del arrenda-
miento, a expensas de tierras en propiedad, anteriormente explotadas por sus titulares.
En tercer lugar, los resultados confirman la preminencia de los cultivos agrícolas de
cosecha anual, específicamente, cereales y oleaginosas, con cierta intensificación del
uso de la tierra, a través del incremento de la segunda ocupación. Los resultados del
censo respecto de los cultivos son igualmente incompletos porque se mostró que las es-
timaciones agrícolas del MAGyP superan en casi 3 millones de ha las superficies regis-
tradas por el CNA 2018.
En cuarto lugar, también se afirma la importancia de la actividad ganadera bovina
en la PBA. El CNA 2018 muestra unas existencias recortadas respecto de las que registra
el SENASA e inferiores a las del CNA 2002, pero eso se explica en su mayor parte por el
subregistro de EAP. Los datos obtenidos permiten observar que el 67% de las EAP censa-
das tiene ganado bovino, que constituye el menor número de EAP de la serie de censos
analizados y que el rodeo por EAP aumentó de 425 cabezas en el CNA 2002 a 606 cabe -
zas en el CNA 2018. En síntesis, se estima que se censaron unos 3 millones de cabezas
menos de las que registró el SENASA para ese mismo año.
En quinto lugar, los resultados confirman la reducción de la población agraria
residente en las EAP: en 1988 había una persona cada 141 ha y en 2018 una cada 258 ha.
Ya era grande esa superficie en 1988, ahora es enorme. Pero otro fenómeno es la
disminución de los/as productores/as residentes: en 1988 residía uno/a en cada 2 EAP, y
en 2018 uno/a en cada 4 EAP. Impacta todavía más, que el 60,9% de los/as
productores/as o socios/as declararon trabajar en sus EAP; esto significa que casi el 40%
transfiere a otras personas la gestión y el manejo de sus establecimientos. Habrá que
disponer de más datos sobre las características de estas EAP, pero son más resultados
indicativos de la intensidad del proceso de concentración y centralización de capital en
el agro bonaerense.
Por último, el CNA 2018 registró un 18,5% menos de trabajadores/as permanentes, in -
cluyendo los/as productores/as o socios/as, que el CNA 2008, que censó 4,1 millones de
ha menos, lo cual da una idea de que la magnitud de la reducción relativa y absoluta es
aún más elevada.
El panorama que ofrece el agro bonaerense apunta a la continuación de una paulati-
na, pero en cierta forma acelerada, reducción de agricultores tradicionales, disminu-
ción de EAP, aumento de tamaño de las mismas y, por ende, mayor concentración de la
explotación de la tierra, mayor especialización y presencia de capitales de diverso ori-
gen en la búsqueda de beneficios de corto plazo, que es el que ofrecen los cultivos anua-
les de exportación, el engorde de ganado bovino en feed lots para el mercado interno y
de cría y engorde de animales para la exportación. En ese marco, hay poco espacio para
| 266 |
actividades destinadas al consumo doméstico con la producción de cultivos alimenta-
rios: según el CNA 2018 apenas poco más de 26 mil ha se destinaron a hortalizas, frente
a las casi 68 mil ha del CNA 1969 o las casi 41 mil ha registradas en el CNA 2002. Una
muestra de la manera que crea algún sentido un organismo público como el INDEC, es
el hecho que, en su reporte de resultados preliminares del CNA 2018 para la agricultura,
no incluyó el detalle de los cultivos de hortalizas.
Por cierto, queda mucho por decir de los CNA de la Argentina, pero sobre todo acerca
del tipo de agricultura productivista y contaminante que domina el paisaje rural bo-
naerense y, por extensión, el pampeano; sólo por ahora, vale expresar que otro tipo de
agricultura es posible y sería muy deseable en beneficio de la mayoría de la población.
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| 269 |
ANÁLISIS INTERCENSAL 2002-2018
PROVINCIA DE CÓRDOBA
Como ya lo señalara de forma brillante Horacio Giberti(1984) 23hace medio siglo con
aquel artículo titulado “las dos Argentinas Agropecuarias” la provincia de Córdoba es
un ejemplo del panorama presentado en el mismo. En efecto, en nuestra provincia exis-
ten dos áreas geográficas bien diferentes desde el punto de vista ambiental, social y eco-
nómico. El sur-sureste y nor-noroeste. El sudeste provincial forma parte de la zona nú-
cleo de Argentina que constituye una de las regiones más fértiles del planeta que a lo
largo de los últimos dos siglos ha colaborado en la consolidación de la estructura de po-
der político y económico ligada a la oligarquía portuaria nacional. Una región con una
estructura agraria vinculada a las medianas y grandes explotaciones, herencia de las
viejas y tradicionales estancias ganaderas de la pampa húmeda, con la población distri-
buida en pueblos y ciudades rurales de gran dinamismo, con fuerte actividad industrial
y estructura de bienes y servicios muy adecuadas. En síntesis, la más clara explicitación
de un modelo de país y de un modelo de desarrollo originado en los albores de la patria
y con plena vigencia en la actualidad. Una situación diametralmente opuesta presenta
el norte y el noroeste provincial. Un ambiente natural 24 menos propicio para los culti-
vos anuales25con una estructura agraria caracterizada por un “mar” de grandes estan-
cias ganaderas salpicadas por “islas” de pequeños productores y comunidades campesi-
nas. Una región no priorizada por las políticas provinciales y nacionales, con una –cada
vez más- deficiente infraestructura de bienes y servicios y con un proceso constante de
expulsión de población rural hacia pueblos y ciudades de la región pampeana (Silvetti
2010)26.
ANÁLISIS CENSAL
Así como los datos del censo 2008 han sido descartados por presentar importantes
problemas metodológicos y de ejecución, quitándole confiabilidad a los datos publica-
dos(Fernández 2015), los datos provisorios del censo 2018 presentan información par-
cial que resulta contradictoria con lo observado en la experiencia de trabajo a campo.
Al igual que en el informe sobre la Provincia de Santa Fe, para la provincia de Córdoba,
| 270 |
frente a los datos presentados en el censo 2002, el censo de 2018 indicaría una disminu-
ción de la superficie total ocupada por EAPs en todo el territorio provincial. Esta dismi-
nución, que en el caso de Córdoba supera el medio millón de hectáreas, no encuentra
explicación en los análisis territoriales que se hicieron durante este período. Coincidi-
mos, en ese sentido, con la explicación presente en el reporte santafesino, sobre proble -
mas y diferencias metodológicas en la realización del CNA 2018.
Establecimientos agropecuarios
Rango en Hasta 5,1 - 10,1 - 25,1 - 50,1 - 100,1 - 200,1 - 500,1 - 1.000,1 - 2.500,1 - 5.000,1 - 7.500,1 - 10.000,1 - Más de
Has. 5 10 25 50 100 200 500 1.000 2.500 5.000 7.500 10.000 20.000 20.000
Variación
-26,7 -44 -31,1 -20,53 -20,2 -21,42 -22,2 -14,16 -0,85 4,49 10,48 12,5 33,33 33,33
%
Como puede verse en esta tabla 2 (elaborada con datos de los CNA 2002 y 2018), los
estratos más afectados por este proceso son el de 5,1 a 10 has con una disminución del
44%, el de 10,1 a 25 has con una disminución del 31,1% y el de hasta 5 has con una
disminución del 26,7%. Como contrapartida, los estratos de grandes explotaciones,
aquellas que van desde las 2500 a más de 20.000 has han experimentado aumentos en
el número de explotaciones por estrato, correspondiendo los mayores aumentos (33%) a
los dos últimos estratos, los de 10.000 a 20.000 has y al de más de 20.000. En los otros
| 271 |
estratos se observa un incremento algo menor, 12,5% en el estrato de 7.500 a 10.000 has,
10,5% al estrato de 5.000 a 7.500 has y 4,5% al de 2.500 a 5.000 has.
En la figura 1 que se presenta a continuación se observa que la distribución de EAPs
según rangos de superficie no presenta mayores diferencias en el período analizado
expresando una distribución de tipo normal.
Figura 1. Comparación en el número de EAPs, por rango de superficie entre los años 2002 y
2018 (Elaborado a partir de los datos de los CNA 2002 y 2018)
6000
4000
N° de EAPs
2000
0
5 0 5 50
t a -1 -2 - 1 00 2 00 5 00 500 000 500 000 000 000
00
as 1 .0 2. . 7. . . .
5, ,1 ,1 , 1- 1- 1- 1
-5 10 20 20
H 10 25 50 0, 0,
, 1- , 1- , 1 , 1- - - e
10 20 0 ,1 ,1
50 00 500 000 00 d
1. 0 00 ás
2. 5. 7 . 5 . 0 M
10
Rango de superficie
EAPs 2002 EAPs 2018
Respecto al cambio en el uso del suelo observamos que la superficie ocupada con
especies forrajeras anuales y perennes disminuyó 50,96 y 61,7 %respectivamente, así
como los bosques experimentaron una fuerte disminución de casi el 60%. Por otro lado,
la ganadería bovina ha sufrido como consecuencia de este proceso una marcada
intensificación con engorde a corral a los fines de dejar liberada superficie para la
siembra de cultivos anuales. Esta situación la reflejan los datos de la tabla 3 y figuras 2 y
3 que se muestran a continuación.
Tabla 3. Superficie de las parcelas por tipo de uso de la tierra, de Córdoba, CNA-02 y CNA-18, en
hectáreas.
| 272 |
La otra cara es una situación de la cual ya daban constatación los datos resultantes
del análisis intercensal 1988-2002 y que señalamos en el primer párrafo, el proceso de
agriculturización de la región. Así, cuando analizamos los datos de uso de la tierra
observamos que la superficie ocupada con granos (cereales y oleaginosas
principalmente) aumentó un 26,77 %. En lo que respecta exclusivamente a agricultura
observamos que los cereales tuvieron un incremento más marcado que las oleaginosas
ya que los primeros aumentaron la superficie sembrada en casi 600.000 has mientras
que las segundas solo un poco más de 200.000 has.
A esta disminución debe añadírsele, por consecuencia directa, una mayor incidencia
relativa en los costos directos del flete al puerto de Rosario distante aproximadamente
1.000 kilómetros de los departamentos del norte de la provincia donde se viene produ-
ciendo desde hace 20 años el proceso de expansión de la frontera agropecuaria. Al au-
| 273 |
mentar los costos de transporte del producto al puerto es más conveniente el incremen-
to del valor agregado en origen de la producción convirtiendo proteína vegetal en pro-
teína animal. Si bien es cierto no está demostrada esta hipótesis por nuestro equipo de
trabajo, hemos constatado a terreno en los departamentos del norte de Córdoba un au-
mento en el número de establecimientos dedicados al engorde a corral de bovinos para
carne.
La siguiente imagen27, forma parte del “Mapa Nacional de Cultivos 2018/2019” elabo-
rado por INTA. En la misma podemos observar este proceso de mayor preponderancia
del maíz sobre la soja para el norte de Córdoba (la zona de expansión agrícola de la pro -
vincia) de los últimos años.
Figura 3
27 Tomada de:
https://inta.gob.ar/sites/default/files/mapa_nacional_de_cultivos_campana_2018_2019.pdf
| 274 |
La tabla 5 que se muestra a continuación nos brinda un panorama de lo ocurrido con
la producción ganadera. Como se observa en la misma, y como efecto del proceso ya
mencionado y analizado de agriculturización, el número de cabezas de ganado, tanto
bovino como caprino y ovino, experimentaron fuertes mermas en sus magnitudes. En
efecto, el ganado bovino provincial disminuyó casi 3 millones de cabezas experimen-
tando un descenso del 41,1%. El ganado caprino, característico de las estrategias de re-
producción social campesina también experimento una fuerte pérdida de casi el 40% y
finalmente el ganado ovino disminuyó a nivel provincial un 15%.
Con la producción porcina ocurrió un proceso diferente. En el período analizado ex-
perimento un incremento significativo del 80% llegando casi al millón de cabezas lo
que le ha permitido a la provincia liderar la producción nacional poseyendo en la ac-
tualidad 1562 sistemas productivos, muchos de ellos con más de 500 madres, sobre un
total de 5178; esto es, un 30% del total28.
Ganadería
Tabla 5. Explotaciones agropecuarias con ganado por especie de Córdoba, CNA-02 y CNA-18,
en unidades y cabezas
DISCUSIÓN
28 Datos obtenidos de la Caracterización Nacional del Sector Porcino. Año 2017. Ministerio de Agroin -
dustria de la Nación. Presidencia de la Nación.
| 275 |
yor incidencia en las unidades productivas de menor superficie, ha sido vinculado en
esta etapa, ya no con una innovación tecnológica (como fue el desarrollo de la transgé -
nesis), sino con condiciones particularmente favorables al mercado de los commodities,
con valores internacionales record para los principales productos de exportación nacio-
nal (Cáceres et al 2009, 2010 y 2011, Preda 2015, Salizzi 2015, Soto 2013).
Sumado al aumento del precio internacional, la devaluación del peso, consecuencia
de la crisis financiera interna de 2001, generó particularmente para Argentina nuevas
oportunidades de inserción en los mercados internacionales ya que brindó mayor com-
petitividad a muchas de las producciones nacionales. Entre éstas, se destacan los rubros
agropecuarios, particularmente los commodities, pero también a algunos productos re-
gionales (vid, frutas de pepita, citrus y ciertos rubros hortícolas de exportación como la
frutilla) (Morandi 2017). El importante aumento del precio internacional de los commo-
dities agrarios en combinación con la fuerte devaluación de la moneda nacional, signifi-
caron para la actividad agropecuaria un incremento en los ingresos y una reducción en
los costos de producción que dependían de la economía local (Cáceres 2015). Estas con-
diciones implicaron un importante aumento en el margen de ganancia de muchos de
los productores agrícolas pero también configuraron un sector agropecuario altamente
competitivo que excluía a quienes no conseguían equiparar las condiciones de los acto-
res con mayor estructura productiva. Campesinos y productores familiares, no sólo no
resultaron beneficiados por esta situación, sino que en muchos casos fueron perjudica-
dos por el avance del agronegocio sobre sus territorios (Cáceres 2015). Reflejo de estas
condiciones favorables para el sector agropecuario capitalizado y particularmente el
empresarial, se observa un aumento considerable del valor de la tierra (en pesos y en
dólares) tanto en zonas productivamente muy aptas y con buenas condiciones agríco-
las, como en regiones que productivamente pueden ser consideradas marginales 29 (Gras
y Cáceres 2017).
Pero el aumento de rentabilidad del sector no implicó un cese en el proceso de despo-
sesión (Cáceres 2015). Efectivamente, la producción agropecuaria en el marco regulato-
rio y tecnológico actual conserva un fuerte carácter de economía de escala que posicio-
na en condiciones de ventaja a las unidades productivas de mayor superficie. En combi-
nación con esta característica del sector, nuevos actores productivos como poolls de
siembra o fondos de inversión agropecuarios generaron niveles de eficiencia económi-
ca y competitividad muy elevados que impulsaron los precios de los alquileres a niveles
y condiciones incompatibles con la pequeña escala productiva (Fernández 2015). De esta
manera estos nuevos valores y condiciones de alquiler de la tierra desplazaron a los pe-
queños y medianos arrendatarios que no podían pagar los montos impulsados por los
grandes demandantes de tierra.
| 276 |
Si bien como se analizara en los cambios intercensales en la cantidad de estableci-
mientos agropecuarios, los establecimientos con menos de mil hectáreas fueron los más
afectados (con reducciones entre un 14y un 43%), se observa que en la Provincia de Cór-
doba siguen representando una proporción mayoritaria en términos del total de super-
ficie y el total de establecimientos. En la provincia de Córdoba encontramos que el ran-
go de 50-1000 ha contiene el 77% de los establecimientos agropecuarios y el 50% de la
superficie del total provincial. También es importante destacar que esta configuración
provincial no se corresponde con el dato nacional en el que el mismo rango contiene só-
lo el 25% de la superficie total y la cantidad de establecimientos agropecuarios con me -
nos de 50ha es proporcionalmente mayor.
CONCLUSIONES
30 Cabrol, D. A., & Cáceres, D. M. (2017). Las disputas por los bienes comunes y su impacto en la apro-
piación de servicios ecosistémicos. La Ley de Protección de Bosques Nativos, en la Provincia de Cór-
doba, Argentina. Ecología austral, 27(1-bis), 134-145.
| 277 |
en la agricultura de tipo industrial, concentrador de renta agraria y de tierra, expulsor
de población rural y generador de un enorme pasivo ambiental.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
| 278 |
ENTRE RÍOS: ANÁLISIS COMPARATIVO DE
LOS RESULTADOS PRELIMINARES DEL CENSO
NACIONAL AGROPECUARIO 2018
Isabel Truffer y Daniela Gamboa
INTRODUCCIÓN
| 279 |
cies agrícolas y ganaderas son lábiles y se modifican a partir de los contextos económi-
cos, políticos y ambientales, nacionales e internacionales. Si bien en este momento se
observa un leve descenso de la producción agrícola y un incremento en el número de
cabezas de ganado, en el contexto histórico de tres décadas se observa un incremento
en general de la agricultura. A modo de supuesto inicial, es posible pensar que esto, su-
mado a una revalorización social y económica del ambiente y en especial de los hume-
dales, y a las tecnologías a través de imágenes que permiten dimensionar con mayor
nitidez las extensiones de islas, son los factores que han incidido sobre algunos aspec-
tos censales.
ASPECTOS METODOLÓGICOS
Para la realización de este trabajo tomamos los resultados definitivos de los CNA88 y
CNA02, y los resultados preliminares del CNA18. También, en algunas comparaciones
se ha recurrido a los resultados preliminares del CNA08, publicados por INDEC, y to-
mando en consideración las advertencias realizadas por la institución acerca de la co-
bertura del mismo. Además de los análisis de estadística descriptiva realizados, se han
completado algunos datos a través de consultas telefónicas a profesionales participan-
tes en los operativos censales, y de diferentes instituciones del sector. Se complementó
con revisión documental específica.
RESULTADOS
| 280 |
Tabla 1. Superficie censada en Entre Ríos respecto la superficie provincial
La provincia de Entre Ríos presenta una particular complejidad dado que casi un 30
% de su territorio sigue la dinámica fluvial, como señalamos. Esto hace que se dificulte
la estimación de las superficies totales, en producción, las delimitaciones de jurisdiccio-
nes provinciales, e incluso los límites de las explotaciones agropecuarias.
Es conocido el proceso de concentración y la consiguiente desaparición de explota-
ciones agropecuarias en la región pampeana. Este proceso fue evidenciado por primera
vez en el CNA88, cuando la cantidad de EAP de la Provincia de Entre Ríos, pasó de
32.000 explotaciones agropecuarias35 a 27.132 explotaciones (DEC-ER, 1992). La disminu-
ción ha sido a lo largo de las últimas tres décadas continuas y estable como lo demues -
tra la figura 1, con un índice de correlación de 0,99. Si en la comparación solo conside-
ramos los datos del período 2002/2018 excluyendo los datos del CNA08, la pérdida de
unidades productivas asciende en Entre Ríos al 36% aproximadamente, en el término
de los 16 años del período. Este porcentaje está muy por encima de la media nacional de
| 281 |
desaparición de EAP (23 %) en el mismo período, según indican Azcuy Ameghino y Fer-
nández (2019), lo que nos da la pauta de un proceso de concentración más intenso ocu-
rrido en Entre Ríos durante ese período, en relación a las otras provincias.
En el CNA18 se registraron 99 unidades productivas sin límite definido y 251 unida-
des productivas de carácter mixto, es decir, con parcelas con límites definidos y con te-
rrenos sin límites definidos. Este tipo de explotación mixta resulta el caso típico de las
EAP ganaderas con islas. Estimamos razonables estas cifras, considerando las particula-
ridades del territorio enunciadas previamente. No obstante, al comparar las cifras obte-
nidas en censos previos, aparecen inconsistencias difíciles de explicar. En primer lugar,
la categoría de unidades de carácter mixto, no aparece en los censos anteriores, por lo que
es imposible la comparación. Por otra parte, el incremento (de 0 a 99 EAP) contradice
los procesos de disminución de dichas explotaciones sin límites producidos a nivel país.
CNA88 27.197
36 Para la cantidad de EAP del CNA08 se ha considerado el valor publicado por INDEC (2009) Censo
Agropecuario 2008 Resultados preliminares ISSN 0327-7968 donde se registran 17711 EAP. No se
toma en consideración en este trabajo los resultados preliminares publicados por el mismo INDEC
en https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-8-87 donde se registra un total de 18282 EAP.
| 282 |
Tabla 3. Numero de EAP con y sin límites definidos
EAP con límites definidos EAP sin límites definidos
CNA88 27134 63
CNA02 21.577 0
CNA08 17.711 5
CNA18 13.774 99
Encontramos algunas explicaciones posibles para estos vaivenes en las cifras inter-
censales, según el análisis realizado a partir de los datos y entrevistas. En primer lugar,
en este último censo, aparece un concepto que no estaba en los manuales censales pre -
vios, y es el de terreno. Dice el Documento conceptual CNA18: “Con la finalidad de esta-
blecer un término único que evite la confusión con las denominaciones anteriores, se adoptará
la palabra “terreno” para definir a cualquier porción de tierra que no haya sido todavía in-
cluida en alguno de dichos conceptos. Este término se utilizará en sustitución de cualquier
otro tales como “lote”, “potrero”, “campo”, “fracción de tierra”, “solar” u otro sinónimo distinto
a “parcela”. Existe la posibilidad, y lo confirman entrevistas realizadas a censistas, que
este concepto haya permitido registrar aquellos terrenos sin límites, que en los censos
anteriores no hayan sido censados porque no estaban totalmente comprendidos en el
concepto de parcela. En segundo lugar, también es posible explicar parcialmente el in-
cremento en el registro de islas como EAP sin delimitar, ya que como se anticipó en la
introducción de este trabajo, hay una mayor visibilidad de este espacio territorial, ya
sea, por la relevancia productiva ganadera de la isla; por los conflictos jurisdiccionales
y/o por un mayor interés de la sociedad en torno a los humedales y/o los mismos como
posibles anclajes turísticos y urbanísticos. También podemos hipotetizar que a nivel
país la disminución de EAP sin límites es explicable en el proceso de la expansión de la
actividad agropecuaria moderna, fuertemente anclada en el capitalismo global, que im-
pulsa la regularización, de acuerdo a los cánones capitalistas, de la propiedad de la tie-
rra. Pero en el caso de Entre Ríos, esta misma hipótesis nos permite explicar el proceso
inverso. La incorporación de tierras a la actividad agropecuaria vinculada a los grandes
mercados visibiliza las islas censalmente, pero como terrenos sin límites definidos ya
que muchos de estos espacios son de difícil mensura. Una última y posible explicación a
la variabilidad de los datos en cuanto a las EAP sin límites, son dificultades operativas y
metodológicas, no solo en el último registro censal, sino y especialmente en los dos in-
termedios (2002/08).
| 283 |
ción del estrato de 20000 has y más. Este último es el único estrato que se incrementa, y
lo hace en un 140%.
La figura 3 muestra el hecho, ya conocido y aceptado, que las unidades productivas
que se eliminan con mayor frecuencia son las que van desde las 10 a las 200 has. La ex -
plicación a esta desaparición tiene que ver con que las mismas no alcanzan a la unidad
económica de rentabilidad, que requiere la agricultura de escala, por lo que el produc -
tor, cede su tierra, sea en arriendo o venta, a unidades mayores, a las que se anexan. Los
censistas dan testimonio reiterado, de la cesión de tierras en arriendo o venta de los
productores familiares. Quizás la mayor novedad en este análisis sea que, junto a los es-
tratos inferiores, que continúan perdiendo la tierra, se produce la desaparición relativa-
mente importante de las unidades productivas a partir de las 500 has, y en especial en
el estrato de las 7500-10000 has (34,6%), para acumularse en el estrato superior. Esta
desaparición de EAP en todos los estratos, y su concentración en el estrato superior, de-
terminando el engrosamiento de las superficies mayores, en un proceso de concentra-
ción inédito, es un proceso digno de estudios específicos. Si bien el punto merece una
profundización, se puede definir al actual fenómeno como la concentración de la concen-
tración ya ocurrida en las últimas décadas del siglo XX.
Las dos décadas anteriores se caracterizaron en Entre Ríos por la aparición de nue-
vas EAP, pertenecientes a estratos medios y grandes, que captaron la tierra perdida por
los estratos inferiores. Estos nuevos actores en el agro entrerriano provienen sobre todo
de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, y se constituyen a través de figuras asociativas fi-
nancieras como los pooles, pero también como consorcios, y otros tipos de sociedades.
Podemos plantear distintas hipótesis en torno a dicha concentración, y las mismas no
se excluyen entre sí. En primer lugar, y teniendo en cuenta que Entre Ríos integra la re-
gión pampeana sin compartir todas las condiciones de aptitud de la misma, lo que la
ubica en un punto relativamente marginal, las condiciones de precio e impositivas baja-
ron la rentabilidad de los cultivos en la Provincia, lo que exigió mayor escala para al-
canzar la misma rentabilidad. Por este motivo los capitales financieros, que ocupaban
los estratos medianos y grandes, migraron hacia otros espacios de inversión, siendo es-
tas EAP absorbidas por el mayor estrato (más de 20000 has), donde la escala permite
una rentabilidad aceptable. La segunda hipótesis recae nuevamente, en las dificultades
conceptuales y operativas del censo, considerando también que, según los censistas,
hubo algún grado de sub declaración. Retomando los datos poblacionales, los mismos
son coherentes ya que las pequeñas unidades de producción continúan drenando lenta-
mente su población, junto con la tierra. Las unidades medias y grandes, no expulsan
población porque esta ya no se radica en el medio rural.
| 284 |
Figura 2. Evolución en el número de EAP por estratos, según CNA02/18 en Entre Ríos
5000
4000
3000
2000
EAP
1000
0
5
-1
0
-2
5 0 0 0 0 00 500 000 500 000 000 ás
t a
1 -5 10 20 - 50 .0 . . . . m
as 5, ,1 ,1 ,1
- - 1 2 5 7 10 20 y
H 10 25 ,1 0,
1
,1
- 1- - - ,1
50 100 0, ,1 ,1 1- 1- 00
-1000 20 00
00 00 00 0,
0,
0
5 1 5 0 50 0 .
2. 5. 7. .0 20
10
Ya planteamos que las dificultades más grandes que ofrecen los CNA para su compa-
ración son las diferencias de las bases conceptuales sobre los que se sustentan cada uno
de ellos, las diferencias en los métodos de consistencia y validación y procesamiento de
los datos, y las presentaciones con distintas aperturas (estratos y categorías diferentes).
Estas dificultades están presentes al momento de analizar comparativamente los datos
correspondientes al régimen de tenencia de la tierra. El CNA18 realiza una clasificación
de la superficie en tierras Privadas y Fiscales que no hemos encontrado en el CNA02, lo
que dificulta el análisis, por lo que debimos reagrupar datos. Al considerar la superficie
según el tipo de dominio y tenencia de la tierra Privada, se destacan dos categorías pre-
ponderantes, la de la Propiedad con 3.297.730 de has, y la de Arrendamiento con 1.609.651
has. La Sucesión indivisa registra solo el 2%, mientras que Otras formas38 alcanzan el 6%
como se muestra en la Tabla N° 4. La tierra fiscal censada al momento de corte, suma
67.774,7 has representando solo el 1,2% de la superficie censada en el operativo.
37 Se han reagrupado las cifras en función de la apertura de estratos diferentes en los datos de ambos
censos (02/18)
38 En la categoría Otras formas se ha agrupado las tierras privadas en aparcería, ocupación con permi -
so, comodato, ocupación de hecho, concesión, contrato accidental, usufructo y otros
| 285 |
Figura 3. Diferencia Porcentual de la superficie por es tratos en E. R. (CNA02/18)
Al realizar la comparación con el CNA02, se observa que todas las categorías han
descendido relativamente en el período, a excepción del Arrendamiento que se ha incre-
mentado en un 53,7% y la categoría Otros que pasó de representar el 0,50% de la superfi-
cie agropecuaria 2002 al 2,10% en 2018; Sin discriminar, que pasó de representar el
0,12% (2002) al 1,12% (2018). En relación al crecimiento de últimas categorías, es necesa-
rio explicitar que en los datos censales disponibles del CNA18 se realizó una nueva aper-
tura, considerando Comodato, Concesión y Usufructo. Para el análisis comparativo se
reunieron estas categorías en Otros, por lo que su crecimiento debe ser relativizado.
Tabla 4. Distribución de la Superficie de tierras privadas por tipo de dominio y régimen de te-
nencia de la tierra CNA18
62 2 30 6
Hemos señalado antes que todos los estratos de superficie, a excepción de las mayo -
res de 20000 has han eliminado EAP. Observamos que los estratos menores continúan
drenando la tierra, tanto por el mecanismo de venta como de otras formas contractua-
les, especialmente el arrendamiento, lo que se hace evidente en el valor que señalamos
antes. Debe considerarse que las sucesiones indivisas descendieron fuertemente. En el
CNA18, las EAP medianas y grandes (por encima de las 500 ha) que venían en proceso
de concentración en el último período, ahora desprenden tierras que se incorporan al
estrato mayor. La búsqueda de una mayor escala de rentabilidad, es en parte la explica-
ción que los profesionales del sector dan a esta nueva concentración, a la disminución
de tierras trabajadas en propiedad y al incremento del arrendamiento. De esta manera
39 Se han agrupado las cifras a los efectos de facilitar la comparación intercensal, ya que la diferente
apertura de estratos no lo permitían.
| 286 |
se confirma la incorporación de producción agropecuaria de Entre Ríos a los agronego-
cios, en el circuito financiero y en el mercado internacional. No obstante, una vez más,
reiteramos la necesidad de revisar los marcos conceptuales y operativos censales, a los
efectos de evitar la sobredimensión de estos procesos.
100%
90%
80%
70%
60%
Porcentaje de superficie
50%
40%
30%
20%
10%
0%
ad is
a o ría al o o
iv nt ce
t is ch
ied d ie r en rm he
op In m pa id pe
Pr c . da A ac
c
n de
Su re
n o co ón
A
r r at n aci
nt ió
o a c
c up
C up O
c
O
De acuerdo a los datos del CNA18, el 36% de la superficie de las parcelas censadas co -
rresponden a cultivos implantados, mientras que el 64% de la superficie de parcelas co-
rresponden a otros usos. La superficie implantada en 2018 presenta un incremento del
9% respecto del 2002, mientras que la superficie total de parcelas en uso agropecuario y
forestal ha descendido en un 26% respecto de la base 2002. Esto nos induce a pensar
que se ha producido una retracción de la superficie agropecuaria en el territorio, pero
una mayor presión agrícola sobre el mismo, a costa de la superficie ganadera 40, lo que
podría relacionarse con el proceso señalado en las páginas 2 y 3 de este trabajo. Pero
también puede atribuirse a las diferencias metodológicas y de procesamiento de ambos
censos. Comparando los datos de superficie implantada de primera ocupación registra-
dos por los CNA88, CNA02, CNA08 y CNA18 se observa un sostenido, pero leve creci-
miento, a excepción del 2008.
40 Se ha considerado las superficies consignadas en el Cuadro 4.1 Superficie total de las EAP con límites
definidos, por tipo de uso de la tierra, según escala de extensión CNA02, y para el caso de la superficie
agropecuaria 2018, se han tomados los datos consignados en el Cuadro 1.1 Datos preliminares, bajo el
título de Terrenos y superficies por tipo de terrenos según Provincia en Unidades y Has CNA18.
| 287 |
De las 13.774 EAP censadas, 11.051 (80%) declararon que cuentan con superficie im-
plantada, y solo el 20% a otros usos agropecuarios. Considerando estas unidades pro-
ductivas, el 30% aproximadamente declara realizar cultivos anuales, el 27 % forrajeras
perennes y el 22 % forrajeras anuales.
| 288 |
Tabla 5. Superficie implantada de Primera ocupación en la Pcia de Entre Ríos, según los CNA
(en Ha)
CNA88 CNA02 CNA08 CNA18
La ganadería vacuna
| 289 |
Figura 7. Evolución de la composición de los rodeos CNA 02/18
CONCLUSIONES
| 290 |
censo, pero es necesario tomar los recaudos para que los datos producidos a través de
nuevas metodologías y estrategias censales sean comparables con los anteriores, ya que
la finalidad de los mismos radica en dar visibilidad a las transformaciones estructurales
del agro.
En cuanto a la comparación realizada, asumimos que este trabajo no aporta datos
definitivos, solo puntos de partida a estudios más exhaustivos y a una profundización
acerca de los procesos tan complejos. No obstante, concluimos que:
• Se registra un importante descenso de la superficie agropecuaria provincial, lo
cual es confirmado, por las fuentes consultadas.
• Se registra en Entre Ríos una desaparición sostenida de EAP que se destaca en el
contexto del país.
• Relacionado a lo anterior, observamos una concentración de la tierra en pocas
EAP de los estratos superiores a través del arrendamiento, aparejada a la dismi-
nución de las categorías Sucesión indivisa, Aparcería y Contrato accidental.
• Un crecimiento relativo importante de las EAP sin límites (probablemente islas)
que eran escasamente registradas en censos previos.
• Una mayor presión agrícola, ya que se sostiene e incrementa levemente la su-
perficie implantada, mientras disminuye la superficie agropecuaria.
• Continúa creciendo la superficie agrícola, con predominio de soja.
• Un marcado descenso de las existencias ganaderas y fundamentalmente de
vientres en servicio, lo cual parece estar en proceso de reversión según opinio-
nes fundamentadas.
En general, podemos concluir que se ha reforzado el modelo agrícola, incrementan-
do la presión sobre la tierra, y concentrando superficie en los estratos superiores. Este
proceso es explicable en términos de la menor rentabilidad de los cultivos en un territo-
rio cuya aptitud es más ganadera que agrícola, por lo que las empresas incrementan la
escala para sostener dicha rentabilidad. Como procesos asociados a estos, se ha incre-
mentado la figura del arrendamiento, como así también la visibilidad de terrenos sin lí-
mites, que presuponemos pertenecen a las islas de uso ganadero. Pese a los datos gana-
deros en descenso, se ha podido recoger la intención de fortalecer la actividad, conside-
rando la mayor aptitud de nuestro territorio.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Azcuy Ameghino, E y D. Fernández (2019) El censo nacional agropecuario 2018 visión general y aproxima-
ción a la región pampeana- CIEA UBA PDF
Engler, P., Rodríguez, M., Cancio, R., Handloser, M. y L. Vera (2005) Zonas Agroeconómicas Homogéneas En-
tre Ríos EEA Paraná INTA PDF
Provincia de Entre Ríos. (1992) Plan de revaluación parcelaria rural - Sin datos de publicación
http://www.bolsacer.org.ar/Fuentes/siber.php
https://www.indec.gob.ar/indec/web CNA 88/02/08/18 y ENAs
| 291 |
PROVINCIA DE LA PAMPA: ESTUDIO PROVISORIO DEL
CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 2018 A PARTIR DE
LOS RESULTADOS PRELIMINARES. COMPARACIÓN CON
LOS RESULTADOS DEL CENSO NACIONAL
AGROPECUARIO 2002
Juan Torrado
La Provincia de La Pampa cuenta con una superficie total de 143.440 km 2 (IGN, 2020).
Limita al Norte con las Provincias de San Luis, Mendoza y Córdoba, al Este con Buenos
Aires, al Oeste con Mendoza y Neuquén, y al Sur con Río Negro. El sector Este de la Pro -
vincia reviste características similares a pampa húmeda, el sector central es un área de
transición de tipo semiárido hacia un sector oeste árido semidesértico. En general se
trata de una Provincia con predominio de la ganadería bovina en las regiones semiári-
das y áridas y de sistemas mixtos ganadero-agrícolas en el sector Este.
El centro de atención del presente trabajo es el estudio de los datos preliminares del
Censo Nacional Agropecuario 2018 para el nivel provincial, estableciendo distinto tipo
de comparaciones con la información disponible de los Censos Nacionales Agropecua-
rios 2002 y 1988. Para un estudio más preciso sería deseable contar con datos desagre-
gados a nivel departamental de modo de apoyar una interpretación de la dinámica de
cambio.
FUENTES Y METODOLOGÍA
Las principales fuentes en que se apoya este trabajo son los datos provisorios del
Censo Nacional Agropecuario 2018, la información definitiva del Censo Nacional 2002
(INDEC, 2002) incorporándose, cuando se consideró de utilidad, datos del Censo Nacio-
nal Agropecuario 1988. Asimismo, se recoge información estadística publicada por el
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en su sitio web. A
partir de la información censal se establecen comparaciones que permiten apoyar el es-
tudio de la evolución de número de EAP, superficie productiva, superficie de las EAP se -
gún escala, EAP con existencia de bovinos, uso del suelo, entre otros.
| 292 |
implica un 13,1 % del total como superficie no agropecuaria. 42 Por otro lado, en el CNA
2002 se supera la superficie relevada por el operativo estadístico de 1988 y en el más re-
ciente CNA 2018 la cobertura alcanza al 85,5 % del área censada en el CNA’ 02
Tabla 1. EAP con y sin límites y superficie total relevada por Censos Nacionales Agropecuarios
1988, 2002 y 2018
Fuente: elaboración propia a partir de CNA 1988, Cuadro 1 CNA 2002 (2007) y Cuadro N° 1.1 CNA
2018. (a) Cuadro 1. Año 2002 (INDEC, 2007). (b) Incluye superficie sin determinar y uso no agro-
pecuario y los estimados de referentes, sin información y rechazo. Cuadro 1.1 CNA 2018 (INDEC,
2019)
Cabe señalar que la información de la tabla 1 presta atención a EAP con límites defi-
nidos (CNA 1988 y 2002) y a EAP con límites definidos y mixtos 43 en el CNA 2018. Las
EAP de la categoría “sin límites definidos” no consignan la superficie y se detallan en
forma separada del total. Al respecto del número de EAP se puede considerar que:
• La reducción del número de EAP entre los CNA 1988 y 2002 ha sido reconocido y
aceptado por distintos trabajos (Iturrioz e Iglesias, 2004, entre ellos). Sin embargo, es
posible visualizar desde la comparación entre ambos operativos estadísticos con el
más reciente CNA 2018 la casi desaparición en el período 1988-2002 de las EAP sin lí-
mites definidos, sin poder identificarse motivos relacionados con aspectos metodoló-
gicos o conceptuales que permitan su justificación. Además, es de resaltar el signifi-
cativo aumento de las EAP sin límites en los datos provisorios del último CNA. Al res-
pecto se puede señalar que desde la observación en la experiencia de campo resulta
difícil de admitir que al momento de la toma de datos del CNA 2002 existiera sólo 1
(una) EAP sin límites definidos y más cuando en el reciente CNA 2018 se relevan un
total de 557 EAP que presentan exclusivamente la situación de “sin límites definidos”
sin haberse modificado los aspectos conceptuales que orientan el relevamiento de in-
formación. 44
42 El CNA ’02 relevó una superficie algo superior (272.652 has más) respecto del CNA ’88. Esa diferencia
alcanza el 2,2 % por encima del CNA ’88 y se estima que puede deberse a la incorporación de EAP y
superficie productiva no considerada en el operativo censal respectivo.
43 Se trata de una definición metodológica del CNA’2018. Las EAP con límites definidos y mixtos (dis-
tintas combinaciones de terrenos con límites definidos y no definidos) son la base relevada sobre la
cual se abordan los datos censales.
44 Las EAP sin límites definidos se define como aquella que “… está integrada exclusivamente por terre-
nos sin límites definidos. Por lo general estas tierras forman parte de una Unidad Mayor identifica -
ble.” (INDEC, 2019; 229) que no difiere con la del CNA 2002 que en su glosario indica que las define
como las “…explotaciones que se caracterizan por tener límites imprecisos o carecer de ellos. En
ellas, por diversos motivos, no están delimitadas las parcelas que la integran y por lo general for-
man parte de una unidad mayor”. (CNA, 2002). Desde estas similitudes conceptuales no es posible
| 293 |
• A partir de la información de la tabla 1 se puede estimar una reducción de la cobertu-
ra censal en términos de superficie del 14,5 % (1.847.954,9 has) entre CNA 2002 y 2018
que no es explicable por motivos diferentes a limitaciones en el barrido territorial,
partiendo siempre del supuesto que la superficie agropecuaria no se ha modificado
en forma sustancial.
En la figura 1 se ilustran las diferencias en la cobertura territorial en referencia a la
superficie agropecuaria de los Censos ’88, ’02 y 2018 respecto de la superficie total pro-
vincial.
Figura 1. Comparación de la superficie relevada (EAP con límites definidos y mixtos) por los
CNA 1988, 2002 y 2018 con relación a la superficie total provincial.45
CNA'88 CNA'02
13 % 11 %
87 % 89 %
Superficie sin relevar Cobertura censal Superficie sin relevar Cobertura censal
CNA '18
24 %
76 %
Superficie sin relevar Cobertura censal
• Asimismo, en el período 2002 – 2018 se verifica una reducción del 15,4 % en el total
de EAP (con límites definidos y mixtos relevadas) 46. Esta caída, si bien podría atri-
buirse a los procesos de concentración en la propiedad y tenencia de la superficie
productiva, al observarse para la misma categoría las EAP con límites definidos y
mixtos, se puede verificar que la disminución en la superficie relevada es de similar
proporción (14,5 %). Al poner atención en la superficie media por EAP de esta catego-
ría se visualiza un incremento en la superficie media del 1,1 %, pasando de 1638,1
| 294 |
has/EAP47 en el CNA 2002 a 1656,8 has/EAP 48 en el CNA 2018, variación que se puede
considerar poco significativa. Estos elementos limitan la posibilidad de interpretar la
reducción en el número de EAP como consecuencia de procesos de concentración.
• Si los elementos hallados a partir de los datos del CNA 2018 en relación al CNA 2002
se comparan para otras situaciones los fenómenos de cambio se visualizan como di-
ferentes. A modo de ejemplo, en el CNA 2018 respecto del CNA 2002 la cantidad de
EAP a nivel nacional cayó alrededor de un 23,2 %, la superficie relevada un 9,9 % y el
tamaño medio de las EAP se incrementó en un 17,2 %, lo cual puede dar cuenta de un
proceso orientado a la concentración de la superficie productiva. En el caso de la
Provincia de San Luis, que muestra similitudes con La Pampa en los sistemas de pro-
ducción predominantes (ganadería bovina extensiva, producción de cultivos de cose-
cha de cereales y oleaginosos, entre otros) se incrementó la superficie agropecuaria
relevada en un 5,5 % (aumento neto de 478.672,4 has), el número de EAP decreció en
un 9,7 % y el tamaño medio sufrió un aumento del 20,6 %. Ambos fenómenos de
transformación, según los datos observados, son ajenos a lo visualizado a partir de
los datos disponibles para el caso de la provincia de La Pampa.
47 Estimación realizada a partir del Cuadro 1.2. La Pampa del CNA 2002 (INDEC, 2007)
48 Estimación realizada a partir del Cuadro N° 2.1 del CNA 2018 (INDEC, 2019)
| 295 |
Tabla 2. Distribución del Número de EAP y superficie total por tamaño, CNA 2002 y 2018 con
diferencias porcentuales entre censos.
Número de EAP x tamaño Superficie total EAP x tamaño
Hectáreas
(rango) Diferencia Diferencia por-
2002 2018 porcentual 2002 2018 centual 2002-
2002-2018 2018
Fuente. Elaboración propia a partir de tabla 2 del CNA 2002 (INDEC, 2007) y tabla 2.2 del CNA
2018 (INDEC, 2019)
(*) A los fines de la comparación se incluyen dos categorías de tamaño del CNA 2002 ya que en
el CNA 2018 se encuentran agrupadas en el mismo rango de superficie.
| 296 |
a 50 has y 200,1 a 500 has. se observan incrementos que, en general, son de escasa mag -
nitud porcentual (Tabla 3).
Tabla 3. Superficie media de EAP por tamaño y diferencia porcentual entre CNA 2002 y CNA
2018
Hectáreas (rango) Sup media 2002 Sup media 2018 Diferencia porcentual 2018-2002
| 297 |
Figura 2. Distribución de número de EAP según tamaño de superficie. CNA 2002 y 2018
2.000
1.800
1.600
1.400
N° de EAP
1.200 2002
1.000 2018
800
600
400
200
0
Tamaño de EAP
| 298 |
Figura 3. Distribución del área total de las EAP según tamaño de superficie. CNA 2002 y 2018
0
00,
0 2002
0.
00 2018
4.
0
0,
Hectareas
00
0.
00
2.
0
0, 5 5
t a -1
0
-2 50 100 200 500 00 500 00 500 500 500 00 00 00
as 5,
1 ,1 1- 1- - - 1. 0 - 1 . .0 . 3. - 7. 10.0 0. 0 0.0
H 10
,
25 50, 0,1 0,1 1, - , 1 1 -2 1-2 1 - 1 - -2 e2
,
10 20 00 00 00
,
0 0, 00 00, 0, 1 ,1 d
5 0 s
1.0 1.5 2.0 2. 5 5. 0 .50 .00 Má
7
10
Tamaño de EAP
| 299 |
Figura 4. Proporción del número de EAP y superficie total según tamaño de superficie de las
EAP. CNA 2018.
1000 a
1000 a 5000 has
5000 has 37%
25% > 5000 has.
50%
| 300 |
Tabla 4: Distribución porcentual del régimen de tenencia de la tierra privada sobre la superfi-
cie total relevada. CNA’18 y CNA’02
Régimen de Propiedad Sucesión Arrenda- Ocupación Comodato / Contrato Otros/sin
tenencia indivisa miento + con/sin per- concesión / accidental discriminar
Aparcería. miso usufructo
Fuente: elaboración propia a partir de Cuadro 3.2. del CNA 2002 (INDC,2007) y Cuadro 3.1. del
CNA 2018 (INDEC, 2019)
50 Sin poder especificar el destino de estas reducciones, es posible que en el caso de las sucesiones indi-
visas puedan haberse transferido a situaciones de propiedad.
| 301 |
Figura 5: Tenencia de la tierra, régimen Comparación CNA 2002 y 2018
Sucesión indivisa
3,8%
Arrendamiento +Aparcería.
Superficie total: Propiedad 19,3%
12.735.009has. 63,7%
Sucesión in-
divisa
1,4%
Arrenda-
miento +A-
Propiedad parcería.
71,9% 22,0% Ocupación
con/sin per-
miso
2,2%
Comodato/
concesión/
usufructo
1,3%
Contrato ac-
Superficie total: cidental
0,2%
10887054,1 has. Otros/sin
discriminar
0,9%
ACERCA DEL USO DE LA TIERRA SEGÚN DATOS DEL CNA’18. CAMBIOS RESPECTO DE LO
RELEVADO EN EL CNA’02
De acuerdo a los datos provisorios del CNA 2018 para el nivel provincial al momento
de toma de información se releva como superficie implantada un total de 1.699.105,2
has (Cuadro 4.1. CNA 2018) en primera ocupación, que representa el 15,6 % de la superfi-
cie total censada. El 84,4 % restante corresponde a otros usos (bosques y pastizales,
áreas no aptas, usos no agropecuarios, entre otros) que es consecuente con las caracte-
rísticas semiáridas-áridas de la mayor parte del territorio pampeano y, por lo tanto, des-
tinada a actividades ganaderas en base al recurso forrajero natural.
| 302 |
Figura 6. Superfície por grupo de cultivos. CNA 2002 vs CNA 2018
1.200.000,0
992.383,2
1.000.000,0
800.000,0 708.352,1
Fuente: elaboración propia a partir de Cuadro 4.4 CNA 2002 y Cuadro 4.2. CNA 2018
Si se recurre a los datos correspondientes al CNA 2002 se verifica que el área implan-
tada en primera ocupación alcanza las 2.592.253,2 hectáreas por lo que se observa una
reducción inter-censal neta de alrededor de 893.148 has. De este modo entre ambos ope-
rativos estadísticos la superficie destinada a distintos tipos de cultivos pasó de represen-
tar el 20,4 % de la superficie relevada en el CNA 2002 a alcanzar el 15,6 % en el último
Censo.
En todas las categorías de cultivos se visualiza una reducción en cuando a cifras ab-
solutas en el área implantada entre los CNA 2002 y por lo tanto de las superficies desti -
nadas a los distintos grupos de cultivos.51 (Figura N° 6), excepto para el caso de legumi-
nosas que incrementan su área en un 5,4 %, es decir alrededor de 17760 has.
De la observación de la dinámica de los procesos a campo y atendiendo las condicio-
nes de producción se considera que una reducción en la superficie en una categoría de
cultivos debería estar acompañada por un incremento similar en otro grupo de culti-
vos. Es probable que la caída en la superficie total relevada u otro tipo de inconveniente
técnico impidan acceder a una mejor comprensión de estas transformaciones, sin em-
bargo, una reducción de esta magnitud no es plausible.
En lo referido a superficies cubiertas con vegetación natural la distribución de los
CNA’18 y ’02 se consignan en la tabla 5.
51 Una fuente alternativa de información son los Informes Productivos Provinciales (Secretaría de Po-
lítica Económica (2018) que para La Pampa corresponde a lo publicado en Marzo de 2018. Dadas las
diferencias metodológicas el rescate de posibles elementos de comparación con el CNA 2018 son li-
mitados.
| 303 |
Tabla 5. Superficie destinada a otros usos. CNA 2018 vs. CNA 2002
Superficie total Bosques y Superficie Caminos,
Superficie Sin discri-
CNA relevada con Pastizales montes apta no parques y
no apta minar uso
otros usos naturales cultivada viviendas
Fuente: elaboración propia a partir de Cuadro 4.2. CNA 2002 y Cuadro 3.4 CNA 2018
A riesgo de repetir información queda claro que las limitaciones en la superficie rele-
vada son un obstáculo para la interpretación de las transformaciones a partir de los dos
CNA considerados. A partir de ese contexto en cuanto a la información, de la tabla pre-
cedente se puede considerar que:
• El notable incremento de la superficie (se triplica en el período inter-censal) no apta
es una cuestión de explicación dificultosa que podría ser atribuida a aspectos técni-
cos del Censo.
• El aumento en casi 10 veces de la superficie destinada a parques, caminos y vivien-
das merece similar consideración.
• Las caídas en las superficies de pastizales, bosques y montes nativos y superficie apta
no cultivada aparentan tener una relación directa con la baja en el barrido censal.
52 Se toma sólo los cultivos de primera ocupación. La superficie destinada a cultivos de segunda ocupa -
ción es poco relevante.
53 Se refiere a primera ocupación del suelo.
| 304 |
En el contexto de la producción de bovinos en la Provincia coexisten distintas orien-
taciones productivas. Así en el Este provincial, con predominio de sistemas productivos
ganadero-agrícolas, se pueden identificar producciones de bovinos de recría e inverna-
da, cría pura y ciclo completo. A medida que se avanza hacia el oeste, en la región se -
miárida prevalece la cría bovina combinada con recría y en el extremo occidental árido
la cría pura.
En la historia más reciente, se ha podido verificar durante la primera década del pre -
sente siglo un crecimiento sostenido del stock bovino provincial cuyo pico se ubica en-
tre los años 2007 y 2008, es decir, en forma posterior al CNA 2002. Este incremento se
puede atribuir a dos motivos principales: un período de buenas precipitaciones que per-
mitió a los productores incrementar stock por retención de animales y el ingreso de do-
tación animal proveniente de regiones aptas para los cultivos agrícolas como conse-
cuencia del proceso de agriculturización.54 Este período de incremento del stock finali-
za entre los años 2009 y 2011 por efecto de una profunda sequía que limitó la receptivi-
dad de los establecimientos, proceso que estuvo acompañado por una pérdida de valor
de los productos agrícolas. Por estos motivos, en forma posterior se puede visualizar
hasta la actualidad una paulatina recomposición del stock desde el piso del año 2011.
Recurriendo a datos de SENASA para los períodos 2015, 2016 y 2017 se puede visuali -
zar la evolución de las existencias provinciales desde 2.862.816 cabezas en el año 2015,
hasta 3.094.649 y 3.231.654 respectivamente en los años restantes (SENASA, 2020) 55. Si se
toman los datos provisorios para el nivel provincial relevados en el CNA 2018 y se com -
paran con los definitivos del CNA 2002 se estima una reducción en el stock total provin -
cial y además en todas las categorías animales (figura 7).
Figura 7. Existencia total y composición del rodeo bovino por categoría. Comparación CNA’18 y
’02.
3.500.000
3.000.000 2002
2.500.000 2018
2.000.000
1.500.000
1.000.000
500.000
0
Novillos +
Toritos 1-2
Nvtos 1-2
Toros + 2
criminar
Vq 1-2
Vq + 2
Tras < 1
Tros < 1
Total
Bueyes y
Vacas
Sin dis-
torunos
años
años
año
2 años
año
años
años
años
| 305 |
El CNA 2018 releva para toda la Provincia de La Pampa una existencia total de
2.664.390 cabezas bovinas con una reducción respecto del CNA 2002 del 27,8 % en el
stock. Si se toman como orientadores los datos de SENASA (2020) de los períodos 2017 y
2018, los datos relevados para el CNA 2018 no estarían reflejando la inclusión del total
de bovinos de la provincia. Por ejemplo, el SENASA para el período 2018 estima una
existencia total de bovinos en La Pampa de 3.302.560 cabezas. Si bien pueden existir al-
gunas diferencias debidas al momento cronológico de toma de información, las diver-
gencias entre el CNA 2018 y SENASA 2018 son tan significativas que parece inevitable
considerar una posible sub-cobertura respecto de las existencias bovinas en el operati-
vo censal.
De todas las categorías el colectivo de vacas refiere a un conjunto de animales bas -
tante orientador, ya que es la que reviste características más inelásticas ante los cam-
bios del entorno productivo. De modo que analizar su magnitud da cuenta de la marcha
de la existencia bovina provincial y de la inclinación de la especialización productiva.
Para el CNA 2018 que toma información del período 2017 contabilizaba en La Pampa un
total de 1.121.886 cabezas, lo que representa un 15,7 % menos que lo relevado en el opera-
tivo censal 2002. Esta dotación de vacas representa el 42,1 % del stock provincial según
el CNA 2018. En el CNA 2002 esta misma proporción alcanzaba el 36,1 %. La primera in-
terpretación podría estar relacionada con un aumento paulatino de la importancia rela-
tiva de la cría bovina, es decir, una reducción de las categorías relacionadas con la rec-
ría e invernada, sin embargo, desde los datos disponibles es imposible justificar esta ar-
gumentación.
Entre los CNA 2002 y 2018 el stock medio de bovinos se redujo de 530,9 cabezas/EAP
a 445,8 cab/EAP, respectivamente lo cual significa una caída en la dotación animal por
establecimiento. Esta caída en el stock medio bovinos por EAP puede ser reconocido
como un indicador del grado de capitalización de los establecimientos censados e impli-
carían una pérdida de capital hacienda.
Acerca del número de EAP con existencia bovina, en el CNA 2018 alcanzan en la Pro-
vincia un total de 5977 lo cual implica una reducción del 14 % respecto del CNA 2002.
Para el año 2018 el SENASA (2020) consigna para La Pampa un total de 7921 estableci-
mientos y 11161 unidades productivas, información que puede ser ilustrativa de la mag-
nitud de la actividad bovina en La Pampa pero que no es susceptible de comparación
con los operativos censales agropecuarios dadas las diferencias entre los conceptos de
EAP de los Censos y establecimiento y unidad productiva de SENASA.
DISCUSIÓN
56 No se ha tomado como fuente para el trabajo la información del CNA ’08, dado las dificultades de ac-
ceder a datos sólidos derivados de ese operativo estadístico.
| 306 |
Si bien los distintos operativos estadísticos agropecuarios pueden sufrir modificacio-
nes metodológicas y también conceptuales, las cuestiones de mayor relevancia a revisar
están relacionadas con la cobertura territorial del censo y la fiabilidad del barrido de la
totalidad de las áreas susceptibles de ser censadas, las EAP alcanzadas y la aceptación
de los informantes de proporcionar con exactitud los datos solicitados, entre otros as-
pectos
A partir de estas aclaraciones preliminares se derivan las siguientes apreciaciones:
• La cobertura censal del CNA 2018 en términos de superficie implica una reducción
en el relevamiento respecto de los CNA 2002 y 1988 que abarcaron superficies bas-
tante similares. La disminución de la superficie relevada en más de un 12 % (más de
1.500.000 de has) implica la especulación acerca de la pérdida de información pro-
ductiva, EAP no censadas, entre otros efectos no deseados que no son atribuibles a la
reducción de la superficie agropecuaria.
• Al respecto de la pérdida de EAP en el período CNA 2002 y CNA 2018 desde los datos
disponibles, la misma no puede ser atribuida a una desaparición de establecimientos
o la concentración de los recursos en menor cantidad de productores, tal como se
desprende de los datos incluidos en apartados anteriores. Desde la experiencia de
campo se observa una dinámica importante de cambio en la propiedad y tenencia de
los establecimientos agropecuarios, pero no una acumulación por integración en
EAP de tamaño mayor.
• Al cotejar datos del CNA20’18 con otras fuentes, aparece una discordancia en los da-
tos que por su magnitud no pueden ser atribuidos a factores tales el momento de
toma de información sino a inconvenientes en el registro de la información territo-
rial.
• Desde la representación de los actores se suele convenir un proceso paulatino de in-
cremento de los cultivos agrícolas lo cual no puede verificarse desde la comparación
de los operativos censales utilizados. Desde las particularidades agronómicas y eco-
lógicas de la Provincia de La Pampa el incremento de los cultivos de cosecha debe-
rían concretarse sobre áreas de cultivos forrajeros lo cual tampoco se verifica.
• Además un supuesto aumento de las áreas agrícolas debería estar acompañado por
una reducción en las existencias ganaderas por exclusión del uso de superficie. Des-
de la experiencia de campo y apoyado en datos estadísticos de SENASA el stock ga-
nadero provincial se ha incrementado significativamente en los últimos años, lo cual
no es registrado por el CNA 2018.
• La disponibilidad de información desagregada a nivel departamental permitiría esta-
blecer comparaciones en sistemas de producción similares, en condiciones ambien-
tales más homogéneas y con estructuras afines de propiedad y tenencia de la tierra,
lo cual facilitaría la interpretación de las transformaciones inter-censales.
| 307 |
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
| 308 |
TRANSFORMACIONES FUNDIARIAS Y EN
EL USO DEL SUELO EN LA PROVINCIA DE SANTA FE
ENTRE EL CNA 2002 Y EL CNA 2018
| 309 |
provisorios del 2018 se refieren al total provincial es enriquecedor analizar estas
tendencias a la luz de las diferencias zonales.
“...el dato que yo tenía era el del dueño de la tierra, yo lo llamaba y él me decía ese lote es mío
pero yo no lo trabajo, lo trabaja ´Pedro´, yo me comunicaba con esa persona y me decía algunos
de los lotes que trabajaba...después aparecía otra persona y me decía a mí también me los
trabaja ´Pedro´ y entonces yo insistía con él que me decía: No, yo a ese lote no lo trabajo más o lo
negaba directamente. Y en esas partes se terminaba poniendo que era un lote no productivo. Lo
que pasa es que quedás en el medio entre el dueño y el arrendatario. Al otro año los productores
que no habían hecho el censo me empezaron a pedir para que se los haga porque necesitaban el
certificado.” Censista II
| 310 |
Más allá de estas consideraciones se verifica la tendencia del traslado de la
producción desde la superficie en propiedad hacia la tierra en alquiler.
Tabla 2. Superficie de las parcelas por tipo de dominio y régimen de tenencia de la tierra en la
provincia de Santa Fe, en hectáreas.
La historia social del monocultivo se inicia con el fin del arrendamiento tradicional
que comprometía la tierra por varios años a cambio del llamado Contrato Accidental,
que pone en disponibilidad la tierra por un año agrícola y contiene la cláusula de
desalojo a la finalización del mismo. El contrato accidental es la matriz contractual del
agronegocio, está asociada a la circulación del capital en la agricultura y garantiza al
propietario la captación de la renta de la tierra de acuerdo a las modalidades del
mercado, a la vez que limita la viabilidad de continuidad en la producción de las
explotaciones que no pueden realizar producción a escala (Cloquell, S et al; 2007).
Los productores arrendatarios de tierras, llamados en la región contratistas de
producción, son los agentes sociales que viabilizan la penetración del capital desde la
modernización, dando como resultado un aumento tanto de los volúmenes de
producción como de la productividad por ha. Son los productores representativos de
explotaciones con producción a escala y quienes también vehiculizan las inversiones de
agentes extra agrarios.
Un censista del CNA-18 corrobora esta afirmación:
“… A mí lo que me llamó la atención fue lo de la desaparición de productores...el mapa estaba
loteado por cómo estaban escriturados. Que pasaba, yo iba y te entrevistaba a vos y vos
trabajabas el campo de muchos otros, la sensación que me quedó es que había pocas personas
que trabajaban los campos. Por ejemplo, en Ricardone entrevisté a 20 que trabajaban los 200
lotes que había. ...lo que me pareció es que disminuyeron los productores pero por la tenencia de
la tierra…. nadie era dueño de la tierra.” Censista II
DESAPARICIÓN DE EAPS
| 311 |
Los datos del CNA-02 y CNA-18 muestran que en la provincia de Santa Fe la mayor
cantidad de EAPs (22,1 % y 22,9 % respectivamente) se ubican en el rango de extensión
de 200,1 a 500 has. Esta tendencia ya fue señalada en el 2007 por investigaciones del
GEA (Cloquell, et. Al; 2007) a partir de una tipología que identificó estrategias que
diferenciaban a las explotaciones en dos grupos (productores que realizaban escala,
productores que no lo hacían), indicando que el límite para tales categorías se producía
a partir de las 200 has.
Figura 1. Explotaciones agropecuarias con límites definidos y mixtas por escala de extensión de
la provincia de Santa Fe. CNA-02 y CNA-18.
EAPs con límites definidos y mixtas por escala de extensión. Provincia de Santa Fe CNA-02 y CNA-18
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
20000,1 5000,1 a 1000,1 a 500,1 - 200,1 - 100,1- 50,1 - 5,1 -50 hasta 5
y más 20000 5000 1.000 500 200 100 has
| 312 |
construir estrategias que los alejan de la posibilidad de acumulación en el nuevo
modelo de producción.
Figura 2. Variación relativa de EAPs (%) según escala de extensión en la provincia de Santa Fe.
CNA-02 y CNA-18.
2,5 2,2
1,9
2
1,5
0,8
1
0,5 0,2
0
0
20000,1 5000,1 a 1000,1 a 500,1 - 200,1 - 100,1- 50,1 - 5,1 -50 Hasta 5
-0,5 y más 20000 5000 1.000 500 200 100
-0,3
-1
-1,5 -1,3
-1,4
-2
-2,5 -2,3
| 313 |
Tabla 3. Superficie de las EAP por escala de extensión de la provincia de Santa Fe. CNA-02 y
CNA-18.
ESTRATOS SUPERFICIE (has)
CNA 02 CNA 18
Fuente: Elaboración propia sobre IPEC en base a INDEC. CNA-18 (res. preliminares) y CNA-02.
| 314 |
El desplazamiento de la superficie operada se traslada hacia las unidades de mayor
tamaño, pero en este aspecto la inflexión se produce a partir de las 500 has, con un
fuerte crecimiento del estrato de 1000,1 a 5000 has y una fuerte contracción de la
superficie operada por las EAPs entre las 200,1 y las 500 has (figura 4).
Figura 4. Variación intercensal de la superficie (%) según escala de extensión de Santa Fe. CNA-
02 y CNA-18.
1 0,6
0,4
0,2
0
0
20000,1 5000,1 a 1000,1 a 500,1 - 200,1 - 100,1- 50,1 - 5,1 -50 Hasta 5
y más 20000 5000 1.000 500 200 100 -0,3
-1
-0,8
-2 -1,6
-2,3
-3
“… era terrible, muy engorroso...porque donde vos ponías un “si” te desplegaba diez o veinte
ventanitas que tenías que completar con datos, entonces, muchos censistas simplificaban para
darle más celeridad a la cuestión ... La mitad de las preguntas se salteaban o se hacían a ojo y yo
creo que ahí debe ser la falla en la toma de datos...y cuando digo falla es una falla consiente de
| 315 |
haber simplificado las cosas porque si eras censista te volvías loco y el productor se ponía
nervioso, estaba molesto porque no terminaban más, entonces se hacía muy difícil…” Censista I
Tabla 4. Superficie de las parcelas por tipo de uso de la tierra, de Santa Fe, CNA-02 y CNA-18, en
hectáreas.
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-18 (res. preliminares) e IPEC en base a CNA-02.
AGRICULTURA
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-18 (res. preliminares) e IPEC en base a CNA-02.
| 316 |
Por un lado, analizando las tendencias históricas publicadas por el Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación encontramos esta información
comparando las dos campañas correspondientes a los Censos:
| 317 |
La frontera agrícola se expandió hacia el Centro y el Norte provincial desde la
década de 1990. La superficie sembrada con soja aumentó un 22 % en el Centro y en el
Norte un 6 % (MAGyP, Series Históricas).
Si observamos los datos censales y las series históricas no se aprecia la profunda
transformación que se dio en la provincia en relación a la ocupación del suelo con soja.
El “estancamiento” de la superficie de oleaginosas no se condice con lo planteado por
informantes calificados quienes sostienen que el crecimiento de la siembra de soja ha
sido constante. Al respecto, pueden considerarse –al menos- tres cuestiones:
-Las consideraciones planteadas por los censistas acerca del registro de uso del suelo.
-La importancia del circuito "en negro” de la soja. Informantes calificados
manifiestan la importancia de los “negocios” de exportación informales, delito que se
comprueba cuando se compara lo que llega a los puertos de otros países que es mucho
mayor que lo que registra la Aduana en Argentina como exportaciones de soja.
- Las características puntuales de la campaña 2017/2018 que estuvo atravesada por
la sequía más importante desde 2009 y por un temporal de lluvias en el momento de
cosecha que llevó a que el rinde promedio fuera de sólo 29 quintales por hectárea (La
Capital, 6/01/2020) cuando en la campaña siguiente fue de 50 quintales.
El crecimiento en cereales se verifica plenamente, especialmente en el caso del maíz
cuya superficie sembrada en el período en análisis crece un 108 % en la subregión Sur,
un 369 % en el Centro y un 338% en el Norte (MAGyP, Series Históricas). Los
informantes calificados explican este crecimiento de los últimos años debido a las
modificaciones en las retenciones y en los márgenes brutos a partir de los mayores
rindes. Pero también señalan que el maíz no resulta una opción para la mayoría de los
productores pues se necesita una inversión inicial mucho más alta en insumos,
probablemente quienes lo cultiven sean aquellos actores productivos que han podido,
vía arrendamiento y capitalización, incrementar la escala de producción y que son
responsables de la concentración productiva analizada en la primera parte de este
trabajo.
GANADERÍA
| 318 |
Tabla 7. Explotaciones agropecuarias con ganado por especie de Santa Fe, CNA-02 y CNA-18,
en unidades y cabezas
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-18 (res. preliminares) e IPEC en base a CNA-02.
Los datos hacen evidente lo que se conoce empíricamente, esto es, la merma de
explotaciones ganaderas bovinas, que en 16 años disminuyeron en un 39,7 %. Cuando se
analizan el número de cabezas la pérdida resulta menor (28% menos) lo que lleva a
pensar en una mayor intensificación de la producción.
También se aprecia una disminución del 30 % de las explotaciones porcinas, pero a
diferencia de la actividad bovina, se registra un crecimiento del 24,9 % de la piara lo que
estaría planteando el abandono de sistemas más extensivos, al aire libre, por sistemas
mixtos o directamente confinados.
Tabla 8. Existencia bovinas en Santa Fe por orientación productiva del rodeo. En número de
cabezas 57
Orientación productiva CNA 02 CNA 18
Total 4.359.878
Fuente: Elaboración propia sobre INDEC CNA-18 (res. preliminares) e IPEC en base a CNA-02.
Analizando la suma de todas las categorías de rodeo de carne podemos apreciar una
disminución del 17,7% de las cabezas en el período intercensal. Pero este dato por sí es
insuficiente porque
“…para hablar de ganadería es una estrategia equivocada hablar (sin diferenciar) de cabezas de
330 kg -que es como vendemos nosotros de los feed lot- o de 450 kg como debería ser. Cambian
totalmente los resultados de esos cuadros si con el mismo animal haces 150 kg más de carne...”
Informante Ingeniero Agrónomo.
57 Para la confección de esta tabla se reagruparon diversas categorías para homogeneizar datos del
2002 y el 2018.
| 319 |
Una investigación anterior nos permite señalar que la desaparición de EAPs
ganaderas y la disminución de hectáreas implantadas con forrajes no implicó una caída
significativa de la producción dado el incremento de modelos intensivos
(confinamiento, incremento de recursos alimenticios a base de concentrados
energéticos y proteicos). Con relación a los tambos se aprecia una disminución del 41,6
% de EAPs. Los tradicionales tambos familiares fueron desapareciendo y, en gran
medida, reemplazados por tambos intensivos, insumo dependientes e ineficientes en
términos energéticos. Esto implica pérdida de unidades productivas y aumento de la
producción y productividad pero de la mano de otro tipo de actores (Propersi, P et al;
2019).
REFLEXIONES FINALES
| 320 |
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
| 321 |
Capítulo 6
LOS DATOS CENSALES EN PROVINCIAS DE LA
PATAGONIA
INTRODUCCIÓN
| 322 |
Mapa 1. División política, características físicas y zonas agroecológicas de Chubut
Las actividades agropecuarias aportan el 3,7% del PBG (estimado en pesos constantes
para 2018) y generan exportaciones por casi U$S 210 millones (6,6% del total). Los
principales rubros son la lana (sucia y tops de lana peinada) y las frutas de carozo -
cerezas- (Dirección General de Estadística y Censos, 2020).
Considerando las diferentes características agroecológicas, se pueden diferenciar
tres zonas:
• La Meseta: predominan los campos esteparios con algunos bajos con mayor
disponibilidad de humedad (mallines), con precipitaciones que oscilan entre los 100
a 400 mm anuales. Las actividades más importantes son la cría de ovinos –la de
mayor cobertura territorial- y en segundo término la de caprinos. Sin embargo,
desde la década de 1970 se viene observando una disminución en las existencias de
ovinos (Figura 1), que es atribuida a cambios en el mercado de la lana (caída de
precios y demanda, problemas de comercio exterior, reducción de la industria textil
nacional, entre otros) y a la desertificación1.
1 Según INTA y GTZ (1994), casi la totalidad de sus suelos han perdido por lo menos el 50% su cobertu -
ra vegetal, con posibilidades restringidas de recuperación.
| 323 |
Figura 1. Evolución de Cabezas de Ganado Ovinas en Chubut (1970-2018), en miles
• Los Valles: los principales son el Inferior de Río Chubut (VIRCH) -60.000 ha-, el de
Sarmiento -42.000 ha-, la Comarca del Paralelo 42° -30.000 ha- y el 16 de Octubre -
17.000 ha- y otros pequeños con sistemas de riego más precarios. En ellos, se
desarrolla agricultura forrajera, horticultura y fruticultura, aunque se observa un
creciente uso residencial de zonas agrícolas en áreas próximas a centros urbanos.
En VIRCH y Sarmiento, otra limitante importante es causada por la salinización y
alcalinización de los suelos debido al mal manejo del riego y ausencia de
infraestructura de drenaje, llegando a forzar un cambio en el uso agrícola de las
tierras por el ganadero.
• La Precordillera y Cordillera: zona de paisaje quebrado con pequeñas áreas irrigadas
de mayor potencial productivo donde se cultivan forrajes, frutas finas y hortalizas; y
zonas de serranías y montañas, muchas veces boscosas, dedicadas a la ganadería y a
la explotación forestal. En los últimos años la utilización de bosque nativo empezó a
presentar problemas dado que las áreas de extracción cada vez son más inaccesibles
(Valtriani, 2008). Por otro lado, la superficie dedicada a la producción de frutas finas
estancó su crecimiento debido a la carencia de sistemas adecuados de enfriamiento/
congelado y transporte para su comercialización en mercados distantes dada la alta
perecibilidad de estos productos (Tsakougmakos, 1993). Por sus atractivos
paisajísticos, el agroturismo vinculado a la producción frutícola tiene también
importancia, aunque trajo aparejada una fuerte presión sobre la tierra para la
urbanización y los emprendimientos inmobiliarios (Ejarque, 2020). El mayor
impacto ambiental proviene de los incendios forestales.
| 324 |
LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS EN LA PROVINCIA DE CHUBUT
| 325 |
Figura 2. EAPs totales, con y sin límites definidos, Chubut (1988, 2002 y 2018)
La principal reducción en el número de EAPs entre el CNA 2018 y CNA 2002, ocurre
en la categoría de EAPs con límites definidos (9%), mientras que en la categoría EAPs sin
límite definido no existe prácticamente modificación. Una disminución significativa
(del 79%) se observa entre los CNA 1988 y CNA 2002 en las explotaciones sin límites
definidos, que podría explicarse por el proceso de reconocimiento de comunidades
originarias y la regularización de tenencia de tierras ocurrido en este período 2.
En relación a la superficie destinada a la producción agropecuaria la misma es de
17.054.954 ha en el CNA 2018, que implica una reducción en 2.150.307 ha (11%) con
respecto al CNA 2002. Esta disminución, junto con la de las EAPS, podría tener
diferentes explicaciones: la problemática de los campos abandonados en la Meseta
Central (Cárcamo, 2016) y la urbanización de tierras agrícolas en áreas periurbanas de
las principales localidades. De acuerdo a la información brindada por el responsable
provincial del CNA del último operativo, el mismo cumplió con altos niveles de
cobertura.
Si se analiza la cantidad de EAPs en función de su extensión (Tabla 1), en 2018 el
mayor número de establecimientos se encuentra concentrado en las categorías 1000,1 a
2500 ha; 2500,1 a 5000 ha y 10000,1 a 20000 ha, las cuales corresponden a
establecimientos destinados a la producción ganadera extensiva fundamentalmente y
forestal. Por otro lado, se identifica un número importante de establecimientos en las
| 326 |
categorías menores a 5 ha y en el rango de 10,1 a 25 ha, que se ubican en valles irrigados
y áreas periurbanas preferentemente destinadas a la producción frutihortícola.
Las EAPs superiores a las 10000 ha ocupan el 70 % de la superficie agropecuaria y
representan el 16 % de establecimientos provinciales. En contraposición, las unidades
inferiores a 1000 ha de superficie preferentemente dedicadas a actividades ganaderas
de secano y agrícolas en valles irrigados, representan el 49 % de las EAPs y ocupan el
1,6% de la superficie agropecuaria.
Respecto al CNA 2002, se observan diferentes tendencias en relación al tipo de uso
de la tierra (Tabla 1). En las áreas bajo riego, se han incrementado las EAPs en los rangos
de menos de 5 ha en un 85%; entre 5,1 y 10 ha en un 33 % y entre 10,1 y 25 ha en un 9%.
Este proceso puede relacionarse con lo analizado por Battro et al (1990, en González
Valenzuela et al., 2015) en cuanto al fraccionamiento de chacras en las áreas bajo riego
del VIRCH, principalmente desde la década de 1960, y la reconfiguración territorial más
reciente descrita por March y Alcarraz (2019) ligada a la conformación del periurbano y
los nuevos usos del suelo.
En contraposición, en las zonas ganaderas de secano (EAPs mayores a 200 ha), se
registran caídas, especialmente significativas en los rangos 7500.1-10000 ha (31%); 2500
a 5000 ha (23%) y 500,1 a 1000 ha (22%).
EAPs Sup
| 327 |
La reducción de 2.150.307 ha de superficie agropecuaria provincial registradas
respecto al CNA 2002, se podría explicar en un 99% por la disminución en el número de
EAPs dedicados a la actividad ganadera entre las 2500 ha y las 20000 ha; de las cuales el
70% corresponde al estrato entre las 7500 ha y 20000 ha. Una dinámica diferente se
observa en los establecimientos de mayor tamaño (más de 20.000 ha), los cuales se
redujeron un 9%, mientras que la superficie total se incrementó un 2% (160.812,9 ha).
En relación al régimen de tenencia de la tierra (Tabla 2), el CNA 2018 da cuenta que
13.492.001,1 ha se encuentran en Propiedad totalizando con Sucesiones indivisas
14.647.260,8 ha, es decir el 86% de la superficie agropecuaria provincial. Ambas
categorías presentan un 16% menos que las registradas en el CNA 2002.
Ocupación con
843.566,50 4% 978.762,60 6% 135.196,10 16%
permiso
Ocupación de
191.632,30 1% 106.109,10 1% -85.523,20 -45%
hecho
Por fuera de las propiedades, todas las categorías son proporcionalmente menores
en superficie, destacándose arrendamiento y ocupación con permiso que representan
cada una un 6% de la superficie total. El arrendamiento tiene un crecimiento del 98% y
la ocupación con permiso se incrementa un 16% entre ambos censos.
LA PRODUCCIÓN ANIMAL
De acuerdo al CNA 2018, de las 3392 EAPs registradas en la provincia el 70% tienen
ganadería ovina, el 42% bovina, el 15% caprina, 66% equina y 5% porcina. La tabla 3
muestra la cantidad de explotaciones y cabezas registradas por especie y la
comparación con el relevamiento intercensal. En líneas generales, los números del
censo son menores a los registrados en el SENASA a través del RENSPA, aunque la
evolución reciente es similar entre ambas fuentes.
| 328 |
Tabla 3. Cantidad de explotaciones agropecuarias (EAP) y cabezas de ganado por especie,
Chubut
Chubut cuenta con el 28% del stock ovino nacional y es la principal exportadora de
lana del país con 31% de participación que representan más de 13 millones de toneladas
en la última zafra (Federación Lanera Argentina, 2020). Sigue siendo la actividad
agropecuaria más importante en la provincia, tanto en el stock de animales como en la
cantidad de explotaciones (Tabla 3). De acuerdo al CNA 2018, casi la totalidad de las
EAPs ovinas (99%) destinan su producción a la obtención de lana, mientras que el 47%
también obtienen carne para la comercialización. Analizando, a partir de los datos de
SENASA, la estratificación de establecimientos con existencias ovinas según tamaño de
las majadas, se observa la concentración de la producción: el 25% de los
establecimientos tiene el 82,4% del stock (Tabla 4).
Tabla 4. Distribución de los establecimientos con existencias ovinas según estrato, Chubut,
2018
Respecto al CNA 2002, se observa una caída en las EAPs y Cabezas, que se inscribe en
la tendencia histórica antes mencionada. Si bien ha tenido una leve recuperación
posterior al fin de la convertibilidad, ésta no ha podido sostenerse en la última década
(Figura 1) pese a registrarse precios por encima de la media, alcanzando un récord
histórico entre los años 2018/2019 (Figura 3).
| 329 |
Figura 3: Variación precio de lana 20 micrones 55% rinde, 2003-2020 (en dólares
estadounidenses).
| 330 |
establece a la zona como libre de fiebre aftosa. Sin embargo, a pesar de su baja densidad
poblacional y ser una provincia eminentemente ganadera, no se autoabastece de carne
(INTA, 2013).
Siguiendo los datos de SENASA, 78% de los establecimientos tienen rodeos pequeños
(hasta 100 animales) y el 71% de los mismos está en manos de establecimientos con
menos de 500 unidades (tabla 5).
Tabla 5. Distribución de los establecimientos con existencias bovinas según estrato, Chubut,
2018
Respecto al CNA 2002, esta producción muestra un crecimiento del 27%, el cual se ha
dado de forma concentrada ya que el número de EAPs disminuyó un 9%. Esta tendencia
comenzó a fines de los años 90’s, al ser un complemento o alternativa a la producción
ovina en las áreas cuyas condiciones biofísicas eran favorables, o en lugares cercanos a
centros urbanos donde el abigeato era un problema significativo (Schorr y Segui, 2008).
De acuerdo con el último informe publicado por SENASA con datos del año 2013, en
ese momento había en la provincia 15 engordes a corral -fundamentalmente de
terneros- con una existencia de 12.000 animales. El aumento de los fletes y el precio
interno de los granos ocurrido a partir de 2015, desalentaron esta actividad quedando
solo los engordes más grandes en el VIRCH y realizándose una reconversión hacia la
recría invernal de terneros con silaje y una terminación corta con concentrados,
obteniendo un producto más pesado en el Valle 16 de Octubre. Para el año 2016 el 90%
de los engordadores de bovinos de este valle utilizaban esta tecnología (Martínez
Stanziola, 2017).
Los caprinos son la tercera especie más criada (15% de los establecimientos),
poseyendo Chubut alrededor del 3% de los caprinos del país. Un 73% de las existencias
se concentran en los departamentos Cushamen, Gastre y Languiñeo (SENASA, 2021). El
78% de los animales se encuentran en establecimientos de menos de 500 cabezas,
destinando su producción al autoconsumo y la comercialización de fibra y carne. Esta
producción sigue la misma tendencia que los ovinos respecto al CNA 2002, con caídas
en el stock del 48% y de las EAPs del 36%.
Los equinos alcanzan las 40.000 cabezas y su número se ha reducido en el último
período intercensal. Se distribuyen en tropillas pequeñas en la mayoría de los
establecimientos ganaderos, ya que generalmente se destinan a la movilidad de las
personas.
| 331 |
Por último, los porcinos están en 163 establecimientos con poco más de 23.000
cabezas, que se destinan al consumo propio (72%) y a la comercialización local- regional
de lechones. La producción es acotada en la provincia y aporta solamente el 0.3% al
total nacional (SENASA, 2021), pero muestra un crecimiento exponencial en el período
intercensal, superando el 400% (Tabla 3). El aumento de precio de la carne bovina,
cambios en los hábitos de consumo, su mejor eficiencia de conversión (cantidad de
alimento consumido por aumento de peso vivo) y la relación de precios de granos de los
últimos años son algunos de los motivos que explicarían su crecimiento (Albertoli,
2016). Según datos del SENASA, esta producción se concentra en los departamentos
costeros de Gaiman, Rawson y Biedma, posiblemente ligado al abastecimiento en los
grandes centros poblacionales (Trelew, Puerto Madryn y Rawson) y a las posibilidades
agroecológicas de los valles.
Por el momento, los datos publicados del CNA no nos permiten obtener información
para caracterizar los distintos tipos de productores ganaderos. Sin embargo, a partir de
un procesamiento realizado sobre la base del RENSPA, podemos analizar la situación
en 2018 entre EAPS de pequeños productores y EAPs de otros actores sociales agrarios 3.
Dado que esta fuente presenta un mayor número de cabezas y de EAPs relevadas,
focalizamos el análisis en la participación según el tipo de productor y no en sus valores
totales. De acuerdo con la misma, el 79% de las EAPs ganaderas de la provincia
corresponde a pequeños productores (PP). Sin embargo, su participación en el stock
provincial es reducida. La excepción la constituyen los caprineros que son
prácticamente en su totalidad de tipo familiar y cuentan con el 94% de las cabras (tabla
6).
3 Esta distinción se hizo siguiendo los criterios de Obschatko, Foti, y Román (2007) donde
las EAPs PP son aquellas en las que el productor agropecuario dirige una explotación
agropecuaria y trabaja de manera directa; no emplea trabajadores “no familiares” remu-
nerados permanentes; no tiene como forma jurídica la “sociedad anónima” o “en coman-
dita por acciones”; y posee una superficie total de hasta 2500 ha. y hasta 500 unidades ga-
naderas (UG). Una UG equivale a: 1 bovino; 5 ovinos; 5 caprinos; 2 llamas (Obschatko, Foti
y Román, 2007); 3 Porcinos (Instituto Vasco de Estadística, 2017).
| 332 |
Tabla 6. Cantidad de animales y de productores por tipo de productor, Chubut, 2018
PP 76% 23%
PP 95% 94%
Caprinos No PP 5% 6%
PP 76% 34%
PP 77% 35%
Fuente: Datos de RENSPA- SENASA y AFIP, en Pérez Centeno, Lammel y Ejarque (2019)
LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Según el CNA 2018 en relación a la producción agrícola, de las 3392 EAPs presentes
en la provincia, el 24,3% se dedica a la producción forrajera (19% perennes y 5,3%
anuales), 6,1% hortalizas, 3,9% frutales y 1,6% bosques y montes implantados. Las otras
categorías presentes (cereales para granos, viveros, flores de corte, legumbres, cultivos
industriales, aromáticas, medicinales y condimentos) se realizan en el 1% de las EAPs.
La superficie destinada a la producción agrícola y forestal se ha mantenido
prácticamente constante en el período intercensal (Tabla 7).
| 333 |
Tabla 7. Cantidad de explotaciones agropecuarias y grupos de cultivo, Chubut.
| 334 |
desde 1996 y se presentaba como una alternativa para recuperar la actividad agrícola de
los valles y generar nuevas fuentes de exportación (Osardo, 2020; Raguileo, 2019). En el
VIRCH, el perfil de productores es principalmente urbano y ligado a actividades
profesionales (Cittadini et al., 2010), con parcelas que van desde las 2 hasta las 20 ha
(Osardo, 2020).
Otras frutas finas también se producen en la zona de la Comarca Andina, siendo la
principal las frambuesas y cerezas, en menor medida, moras, sauco, frutillas y guindos.
Se cultivan aproximadamente 130 hectáreas (Mariño, 2008), en su mayoría productores
de menos de una ha y cuatro empresas, con más de veinte cada una (Entrevista a
informante clave, El Hoyo, 2016). El destino de estas frutas es para el consumo en fresco
en el mercado local- regional o para la elaboración de dulces, conservas y licores, ligado
al turismo de la temporada estival. También se venden congeladas para abastecer a
industrias (Mariño et al, 2016).
En el caso de la vid, según el informe realizado por el Instituto de Vitivinicultura
(2018), la provincia no contaba con este cultivo en el año 2000. Actualmente, la
producción se concentra en el área cordillerana en los valles 16 de Octubre y la
Comarca Andina, aunque también hay algunas en Colonia Sarmiento, Valle Medio e
Inferior del Río Chubut. Se destacan las variedades Pinot negro y Chardonnay, siendo
las uvas blancas las que aumentan su superficie en mayor medida. Son desarrolladas
por empresarios en parcelas pequeñas, quienes manejan todas las etapas productivas,
de procesamiento y comercialización. En 2018 se han asociado para conformar la “Ruta
del Vino” a los fines de combinar el cultivo con actividades turísticas. En 2020, Trevelin
ha sido definida como un área con Indicación Geográfica por las cualidades distintivas
para la producción de vinos de calidad (Instituto Nacional de Vitivinicultura,
Resolución 28/2020).
La producción forestal (principalmente Pinos) representa casi el 50% de la superficie
agrícola, concentrada en un número reducido de EAPs. Entre ambos censos se ha
producido una caída del 26% en la superficie. La mayoría de los bosques implantados
provinciales no están aún en etapa de aprovechamiento, por lo que esta variación
podría surgir del impacto de incendios que han sido frecuentes en ese periodo. Desde el
2003 al 2016 los incendios forestales suman 87.000 ha, que representan el 9,6% de los
bosques nativos de la provincia. La superficie media anual afectada fue de 3.915 ha/año
y 167 focos por temporada (Peri et al., 2016).
Por otra parte, el inventario de plantaciones forestales realizado por el Ministerio de
Agroindustria y el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico
(CIEFAP) en el año 2016 arrojó 33.022 hectáreas implantadas, mayormente de Pinos de
la variedad ponderosa.
Finalmente, la actividad de vivero muestra una caída del 97%, que coincide con la
baja tasa de plantación de los últimos años, teniendo en cuenta que la misma está
relacionada con la forestación.
CONCLUSIONES
| 335 |
del CNA 2018, no pueden atribuirse a problemas en su implementación ni a la cobertura
alcanzada durante la ejecución.
Sin embargo, los valores de cantidad de animales y de productores, parecieran estar
subvalorados respecto a lo registrado por otras fuentes, como el SENASA, mientras que
en la actividad agrícola el nivel de subregistro es mayor en esta última.
Pese a las diferencias en las magnitudes, las tendencias recientes en las actividades
agropecuarias parecen consistentes con la información de análisis empíricos y de otras
fuentes estadísticas públicas. La excepción sería la horticultura que sostiene su nivel de
actividad en los últimos años en los valles y zonas irrigadas y no se refleja en el CNA
2018.
Los cambios identificados en el análisis comparativo son los siguientes:
• Reducción de la superficie agropecuaria y el número de EAPs, especialmente las
dedicadas a la actividad ganadera.
• Concentración de la propiedad en los estratos más grandes, caída en los rangos
medios y subdivisión en los inferiores en zona de valle próximas a las áreas
urbanas.
• Continúa la tendencia decreciente de la ganadería ovina, a pesar de la
recuperación de precios internacionales observada en la última década y de
políticas públicas específicas para la actividad.
• En sentido contrario, se observa el crecimiento de la ganadería bovina y porcina
sustitutiva de la ganadería ovina en zonas aptas y de valles.
• Crecimiento en los arrendamientos que debería ser monitoreado en el tiempo a
ver si se sostiene como tendencia.
• Incremento de la superficie agrícola vinculada a la producción forrajera de
especies perennes, que se asocia al crecimiento de la ganadería bovina.
• Crecimiento en la producción frutícola, especialmente cereza y vid.
Se considera que estas conclusiones obtenidas a partir de la información preliminar
del CNA 2018, tendrían que ser reinterpretadas a la luz de los datos por departamento,
tipo de productores y otros cruces, que permitan explicar algunos de los cambios
observados.
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PROVINCIA DE NEUQUEN: TRANSFORMACIONES
EN LAS ESTRUCTURAS AGRARIAS.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS CENSOS NACIONAL
AGROPECUARIO DE 2002 Y 2018
Luis Tiscornia y Nadia Taranda
INTRODUCCIÓN
| 340 |
superficie de relevamiento para cada uno y frecuentes fallas en el instrumento tecnoló-
gico de relevamiento que implicaron deficiencias en la cobertura. En particular se prio-
rizo el relevamiento de las EAP con limites definidos por lo que puede suponerse un su-
bregistro de las EAP sin límites definidos.
Considerando el total de las explotaciones censadas entre el Censo Nacional Agrope-
cuario 2002 y el CNA18 desparecieron 1.995 EAP. Desde el CNA 1988 la diferencia se am-
plía a 3.068 EAP. Si analizamos las EAP con limites definidos, en el CNA 2002, se regis-
traron 2.198 EAP y en el CNA 2018 solo 1.706, una disminución del 22,38%; tomando en
cuenta el CNA1988 la disminución de EAP es del 32 %.
Tabla 1. Cantidad total de las EAP con y sin límite definido y superficie de las EAP con límite de-
finido
1988 2002 2008 2018
Superficie de EAP con límites definidos (ha) 2.774.320,80 2.145.699,70 2.454.283 3.799.865,50
La superficie total de las EAP con limites definidos aumenta en 1.654.166 ha entre el
2002 y 2018. De ese aumento 777.537 ha se corresponden a propiedades privadas y obe-
dece centralmente al proceso de titularización de tierras fiscales que se ha producido en
el periodo. Otras 876.629 ha son fiscales en las cuales las EAP tienen la estimada con
ocupaciones con permiso, arrendamientos, ocupaciones de hecho, etc. (ver tabla 7).
| 341 |
LA CANTIDAD DE EAP Y SUPERFICIE POR ESCALA DE EXTENSIÓN
Tabla 2. Cantidad de EAP y superficie por escala de extensión según CNA02 y CNA08.
| 342 |
En el otro extremo 1.202 EAP, el 70 % de las explotaciones de menos de 1.000 ha, ocu -
pan solo el 3,9 % de la superficie total, 149.750 ha.
Las explotaciones de menos de 100 ha en el 2002 representaban el 76% y en el 2018
bajaron al 54%. La disminución de la cantidad de EAP de menos de 100 ha es de 756, un
45% menos del estrato, y su participación en la superficie total disminuye del 1% al 0,3%
más allá de que la superficie no fuera relevante en el total. De las 1.654.166 ha que se in -
corporan a la superficie relevada, el 74,1% corresponde al estrato de más de 5000 ha.
Al igual que en la provincia de Río Negro es necesario hacer un análisis por separa-
do de las áreas intensivas bajo riego.
Tomando los datos producidos por el SENASA (basado en el registro del RENSPA) en
la tabla 3 se observa la disminución del total de productores frutícolas desde 2009 a
2019 que es de 163 productores, una disminución del 45,15 %. Sin embargo el 68,7 % de
los productores que desaparecieron son del estrato de menos de 20 ha.
50-59 ha 2 - 2 2 2 - -
60-69 ha 4 3 3 2 4 - -
| 343 |
Hay una gran polarización en la distribución de la superficie implantada en los es-
tratos mayores y este proceso continúa profundizándose.
Los productores de menos de 10 ha son el 48 % del total y ocupan solo el 8,35 % de la
superficie implantada.
En el otro extremo los productores de más de 100 ha son solo el 5,55 % del total y ocu-
pan el 51,15 % de la superficie total.
Si tomamos los productores de más de 50 ha, que en el caso de fruticultura ya carac-
teriza una empresa importante, representan el 63 ,33 % de la superficie total siendo sola-
mente el 10,10 % del total de productores.
Analizando la tendencia en el 2009 los productores de menos de 10 ha ocupaban el
11,78 % de la superficie y en el 2019 bajaron al 8,36 %. Por otro lado el estrato de más de
100 ha pasa a representar el 40,79 % de la superficie en el 2009 al 51,15 % de la superficie
total en el 2019.
Tabla 4. Variación en la superficie neta implantada con frutales de pepita y carozo por estrato
de establecimiento.
2019
2009 Variación Contribución a la
Estrato Superficie Neta
Superficie Neta (ha) absoluta variación total (%)
(ha)
| 344 |
su engorde y terminación fuera de la región, inicialmente en Chile y luego en la pampa
húmeda.
Así como en la provincia de Rio Negro, el crecimiento de la ganadería con bovinos
viene de la mano de la imposición de la barrera sanitaria en el Rio Colorado a partir de
la declaración de la región como libre de aftosa sin vacunación. Esto implica la prohibi -
ción de ingreso de carne con hueso desde el norte del Rio Colorado.
Por lo tanto a partir del diferencial de precios generado se incrementaron los engor -
des a corral o feedlot para la faena en la región. De acuerdo a los datos del SENASA en
el 2018 habría 14 establecimientos de engorde en la provincia de Neuquén.
Tabla 5. Cantidad de EAP por tipo de ganado y cantidad de cabezas según CNA02 y CNA18
Bovinos Ovinos Caprinos Equinos Porcinos
2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018
EAP 1.980 1.851 1.417 1.517 2.216 1.876 2.916 2.381 271 313
Cabezas 146.337 172.150 165.498 131.599 176.164 460.020 38.762 26.762 4.786 26.680
En cuanto a la existencia la diferencia con los datos del SENASA es muy grande. Para
el año 2018 el SENASA registra 230.504 cabezas de bovinos. Se considera que puede ha -
ber una sobreestimación en los datos del SENASA. A partir de que la región paso a ser
libre de aftosa sin vacunación el registro del SENASA se basa solamente en las declara-
ciones juradas de los RENSPA.
Cuando no se producen actualizaciones anuales del stock por parte de los producto-
res se traslada el valor existente de la anterior declaración con lo cual no se registran
las caídas en el sotck por ventas o mortandad. Cuando se hacia la vacunación dos veces
al año el dato provisto por el SENASA era muy riguroso.
Por otro lado referentes de la actividad dan cuenta de que podría existir una tenden -
cia a declarar más stock ganadero por parte de los productores para que ante las decla-
raciones de emergencia agropecuaria por las inclemencias climáticas, aumentar la posi-
bilidad de mayores compensaciones al calcularse las pérdidas en porcentajes del stock
declarado.
La caída de las existencias en ovinos es una tendencia que viene desde hace años. Por
un lado en los últimos años se produjo un proceso de reconversión al ganado bovino de
tradicionales establecimientos ovinos de grandes extensiones.
Por otro lado la sequía de varios años y eventos como la erupción y caída de cenizas
del Volcán Puyehue en el año 2011 han provocado una mortandad importante y por lo
tanto una caída importante del stock.
Para el caso del ganado caprino los datos de ambos censos son muy poco consisten-
tes. Según SENASA en 2018 las existencias de caprinos serian de 915.742 cabezas, prácti -
camente el doble que lo registrado por el censo.
En el caso de porcinos hay un crecimiento marcado de las existencias que se corres-
ponde con el desarrollo de esta producción en ambas provincias. Debe notarse que en
| 345 |
particular en el caso de establecimientos de pocas madres el grado de informalidad de
la cría y comercialización es elevado, por lo que es probable que la cantidad de cabezas
este subestimada.
| 346 |
Algunos referentes de la actividad señalan la posibilidad de aumentos en varios cen-
tenares de hectáreas de la producción de cebolla en el año próximo solo por la mejora
de los precios de exportación a Brasil de este producto y de la migración de empresarios
productores de cebolla de la región del sur de la provincia de Buenos Aires por el dete-
rioro de los suelos que están produciéndose allí. Solo con esto se puede duplicar o tripli-
car la superficie destinada a horticultura en un solo año.
Por lo tanto la disminución en general de la superficie entre los censos en un interva-
lo de casi 20 años no permite precisar tendencias por las magnitudes de la superficie en
juego.
En la región gran parte de la horticultura ligada al abastecimiento local es en peque-
ñas superficies, frecuentemente arrendadas a EAP frutícolas que cuentan con alguna
parcela no plantada con frutales.
Más allá de estas variaciones los distintos análisis regionales dan cuenta de un creci-
miento sostenido de la horticultura en la región ligada al abastecimiento de los centros
urbanos a partir del crecimiento demográfico.
Hay un aumento de la superficie total ocupada por las EAP con limites definidos.
Tambien con respecto al año 2002 hay un aumento importante de la superfice de EAP
en tierra fiscal.
Si bien es necesario contar con los datos desagregados por departamento, el aumen-
to en la superfice en propiedad privada obedece en gran medida a los procesos de titu-
larizacion de tierras fiscales desarrrollados por la provincia en los ultimos 20 años.
De acuerdo a informantes clave, habria un aumento notable de la tierra en propie-
dad privada, es decir titularizacion de tierras fiscales, en las areas de explotacion pe -
trolera. Estas tierras semideserticas son de muy bajo interes ganadero y por lo tanto
fueron parte de las grandes areas de tierras fiscales. A partir del desarrollo petrolero
aparece el cobro de servidumbres de paso y regalias como una fuente de ingresos muy
importante que desplegò el interes, especulativo en no pocos casos, de titularizar estas
tierras.
La superfice de tierra bajo arriendo no aparece como relevante.Es probable que exis-
ta un importante subregistro.Es frecuente el arrendamiento de grandes parcelas de las
grandes estancias de propietarios ausentistas a ganaderos regionales en las areas de
mayor productividad ganadera como la precordillera.
En las areas bajo riego la tenencia predominante es la propiedad privada. La figura
del arrendamiento es escasa y se restringe mayoritariamente a la horticultura involu-
crando pequeñas superficies.
| 347 |
Tabla 7. Superficie censada según régimen de tenencia
2002 2018
PRIVADO
Comodato 28.739,0
Concesión 807,5
Usufructo 964,3
FISCAL
Comodato 6.968,1
Concesión 3.174,7
Usufructo 4.936,2
Neuquén es la provincia con mayor proporción de EAP sin límites definidos. Tiene
que ver con la gran proporción de tierras fiscales ocupadas por pequeños productores
en general con rodeos de caprinos. Los llamados en la región “crianceros”.
El dato de superficie con ocupación con permiso en tierras fiscales está basado en la
simple declaración al censista de una superficie estimada por el productor, pues no son
EAP que cuenten con mensura.
| 348 |
El aumento en la superficie 2002 y 2018 está más que nada asociado a que en el 2002
no se relevó con precisión este dato. A su vez, el dato de superficie en EAP de tierras fis -
cales no refleja el total de la superficie de tierra fiscal en la provincia. Las falencias en la
cobertura del CENSO18 por las restricciones presupuestarias y fallas tecnológicas no
permiten realizar más inferencias. Con los datos desagregados por departamento pode-
mos realizar mayores análisis.
CONCLUSIONES
| 349 |
deraciones sobre la fruticultura realizadas para dicha provincia valen plenamente para
Neuquén. Esto es la agudización de un proceso de concentración de la producción y de
la comercialización.
El complejo frutícola de Norpatagonia sustentado principalmente en la producción
de peras y manzanas atraviesa transformaciones respecto a la distribución del capital,
la tierra y la composición de los sujetos sociales agrarios en los últimos años. Hay una
disminución muy importante en la cantidad de productores/as frutícolas de menos de
20 ha.
En cuanto a la distribución del capital y la tierra productiva, durante los años noven-
ta se observó una etapa de transnacionalización de las empresas en el sector más con-
centrado de la cadena frutícola.
Se produjo concentración y extranjerización de las empresas y de la propiedad de la
tierra aparejado al avance de las multinacionales integradas. La transnacionalización
se da en el marco de un proceso general de concentración de la exportación en las pri-
meras 10 empresas que concentran en casi el 90 % de las exportaciones de ultramar.
Se consideró como una tendencia de la época, la reconfiguración en el capital con-
centrado de la actividad frutícola centrada en el capital trasnacional, en un segundo
plano la mayor gravitación de asociaciones para exportar como Traders de capitales re-
gionales.
En general una disminución de la influencia de los capitales nacionales y crisis pro -
funda de la pequeña y mediana producción frutícola. A partir de la década del 2010 se
producen cambios sustanciales en el sector de las principales empresas exportadoras.
Durante los últimos años, se visualizan indicios de transformaciones opuestas a es-
tos procesos.
En el último periodo, las empresas de capital transnacional inician un proceso de re-
tiro de la actividad y grandes empresas integradas de capitales nacionales hegemonizan
la producción y comercialización de frutas profundizándose además el proceso de con-
centración en todos los eslabones de la cadena (Taranda; Tiscornia; Brizzio, 2019).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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conflictos de los productores familiares de frutales de pepita en el Alto valle de Río Negro”, en
el “Quinto Congreso del Foro de Universidades Nacionales para la Agricultura Familiar” Fa-
cultad de Cs. Agrarias. Universidad Nacional del Comahue. Cinco Satos Río Negro. 15 y 16 de
mayo de 2019.
Álvarez G.O., Tiscornia L.M., Paredes T. I. (2019) “Transformaciones en la estructura agraria en el
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micas UBA. 5 al 8 noviembre de 2019.
Anuarios estadísticos SENASA Patagonia Norte, 2009 al 2019-
Censo Nacional Agropecuario 2002.
Censo Nacional Agropecuario 2018.
| 350 |
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bovino en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Inédito. “2020.
Paredes Saldias T.; Brizzio J. J. (2019) "Los horticultores familiares en el Alto Valle de Río Negro y
Neuquén: Aspectos vinculados a las estrategias de producción y venta.". En XI Jornadas Inter -
disciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Argentina: Centro Interdisciplinario
de Estudios Agrarios. Agrarios. 2019. ISSN: 1851-3794.
Taranda N.; Tiscornia L.; Brizzio J. J. "Cambios en el capital concentrado de la fruticultura del
Alto Valle de Río Negro y Neuquén.". En XI Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios
y Agroindustriales, Argentina: Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios. 2019. ISSN:
1851-3794. http://www.ciea.com.ar/web/CIEA2019/CIEA2019.htm
Tiscornia, Luis Manuel; Nievas, Graciela; Alvarez, Gerardo; Brizzio, Juan; Vecchia, Maria teresa;
Percaz, Juan Carlos. "Los estancieros en la provincia de Neuquen. Vigencia de la gran propie-
dad territorial.". Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, 1 (2000): 11 - 41.
| 351 |
PROVINCIA DE RÍO NEGRO: TRANSFORMACIONES EN
LAS ESTRUCTURAS AGRARIAS.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS CENSOS NACIONAL
AGROPECUARIOS DE 2002 Y 2018
Nadia Taranda y Luis Tiscornia
INTRODUCCIÓN
Es necesario aclarar que entre el CNA02 y CNA18 se agregó la categoría de EAP mixta
que corresponde a aquellas explotaciones que están compuestas por una o más parcelas
con límites definidos y una superficie sin delimitar en una o más unidades mayores 4.
Las indicamos juntas en la tabla 1 ya que a posteriori en todos los datos procesados
publicados por INDEC para CNA18 incluye en las hectáreas totales (11.392.452 ha) tanto
las hectáreas de EAP con límites definidos como las hectáreas aportadas por las EAP
mixtas.
Analizando los datos en la provincia de Río Negro en el Censo Nacional Agropecua-
rio 2018 (CNA18) se registró un total de 6.834 Explotaciones Agropecuarias (EAP), de
ellas 6.190 se registraron como EAP con límites definidos y EAP mixtas y 644 en la cate-
goría EAP sin límites definidos. Si desglosamos el valor de 6.190 corresponden 6.110 a
EAP con Límites definidos y 80 a EAP mixtas.
4 INDEC establece que hay un tipo de EAP que se caracteriza por tener límites imprecisos o carecer
de ellos. Dichas EAP, por diversos motivos, no están delimitadas las parcelas que las integran. Estas
tierras forman parte de una unidad mayor, que puede ser un campo comunero, un campo pertene-
ciente a comunidades de pueblos originarios, un parque o una reserva nacional, otro tipo de tierras
fiscales.
| 352 |
La cantidad de explotaciones sin límites definidos aumentó de 472 EAP en CNA02 a
644 EAP en el CNA18.
Un aumento significativo pero que las deficiencias en la consistencia de estos datos
en ambos censos sobre el relevamiento de este tipo de EAP no permite elaborar análisis
precisos con solo este nivel de desagregación de los datos.
En el Censo Nacional Agropecuarios 2002 (CNA02) se registraron un total de 7.507
EAP, con lo cual se observa una disminución de 673 EAP, un 9,56 % entre ambos censos.
Sin embargo considerando las EAP con limites definidos y mixtas, en la cuales se de -
termina la superficie, la disminución entre ambos censos es de 845 EAP, un 12,01 %.
Comparando con CNA88 la disminución es de un 19,7 %.
Tabla 1. Cantidad de EAP con y sin límites definidos y superficie de las EAP con límite definido.
Antes de analizar los datos por escala de extensión, es importante destacar que existe
una importante variación en la superficie total censada de las EAP entre ambos censos.
La superficie total de las explotaciones con límites definidos registrada en el año
CNA02 es de 14.716.469,7 ha. y en el CNA18 corresponde a 11.392.453 ha., representa una
disminución de 3.324.017 ha. De acuerdo a las consultas realizadas con los referentes
regionales del CNA18, esta disminución se explica por las deficiencias en la cobertura
| 353 |
del censo debido a las fuertes restricciones presupuestarias y a las dificultades del uso
del soporte tecnológico.
La restricción presupuestaria se evidenció con la reducción en la cantidad de seg-
mentos censales lo que se traduce en una menor cantidad de censistas contratados au-
mentando la superficie a relevar por cada uno/a. Para visualizar el efecto de ésta defini-
ción presupuestaria vemos como ejemplo lo ocurrido en el departamento San Antonio
Oeste, el cual posee una superficie de 1.415.576 ha. Para el CNA08 se determinaron 3 seg-
mentos (3 censistas) para su relevamiento, mientras que para el CNA18 se determinó un
solo segmento (un solo/a censista).
En la región de secano en la provincia de Río Negro con áreas con amplísimas super -
ficies y dificultades de acceso el relevamiento no fue satisfactorio en algunos departa-
mentos. Cuando se cuente con la información desagregada por departamento se podrá
dar mayor precisión a esta hipótesis.
Tabla 2. Cantidad de EAP con límites definidos y superficie por escala de extensión según
CNA02 y CNA08.
Analizando los datos por escala de extensión en Río Negro, se observa que según
CNA18 solo 92 establecimientos de más de 20.000 ha., el 1,48 % del total, poseen
2.893.464,2 ha., el 25,39 % de la superficie total relevada. Si consideramos las de más de
10.000 ha. suman 287 EAP, el 4,6 % y ocupan 5.561.601 ha., el 48,81 %.
En el otro extremo las explotaciones de menos de 100 ha., 3.827 EAP, representan el
61,8 % de los establecimientos y ocupan solo el 0,7 % de la superficie con 330.272 ha.
Según el CNA02 las EAP de más de 20.000 ha. eran 89 representando el 1,26 % del to -
tal y ocupaban 2.920.023 ha., o sea un 19,84 % de la superficie y en el CNA18 su propor-
ción se elevó al 25,39%. Considerando las EAP de más de 10.000 ha. estas suman 356
EAP, el 5,06 % y ocupaban 44,78 % de la superficie total relevada, elevándose al 48,81%
en el CNA18.
| 354 |
Se puede afirmar que se mantiene en principio la gran polarización entre un grupo
reducido de grandes explotaciones de más de 10.000 ha que ocupan casi la mitad de la
superficie y por otro lado la mayoría de las pequeñas explotaciones que ocupan una mí-
nima parte de la superficie total y una tendencia a la concentración en los grandes es-
tratos.
Con la gran diferencia de superficie relevada de menos en el censo 2018 de más de
tres millones de hectáreas, no es posible afirmar si ese proceso de concentración tiene
una tendencia mayor o menor.
Sera necesario analizar los datos desagregados por departamento cuando estén dis-
ponibles.
El área bajo riego de los ríos Neuquén y Río Negro con la fruticultura como produc-
ción predomínate amerita un análisis específico. Se garantizó mucho mejor el releva-
miento y a su vez se pueden combinar los análisis con los datos elaborados por el Servi-
cio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) que muestran en este
caso un buen grado de consistencia.
En cuanto al tipo de uso del suelo en Río Negro el CNA18 registra 107.952 ha cultiva -
das: 35.439,5 ha de frutales (pepita, carozos y otros), 29.459 ha de forrajeras perennes,
14.920 ha de forrajeras anuales, 9.309 ha de cereales (maíz), 3.493 ha de hortalizas, 5.067
ha de bosques implantados y unas 9.741 ha sin discriminar por departamento en los re-
sultados publicados hasta la fecha por INDEC.
Continua la tendencia de disminución de la superficie plantada con frutales que en-
tre los dos censos llega al 16,92 % con una disminución de 7.218 ha.
Habida cuenta de que se trata de un cultivo perenne e intensivo esta disminución es
muy relevante y es expresión de la continuidad de la crisis en la producción frutícola de
la región.
En términos generales las superficies que dejan de producir frutales se destinan a los
cultivos de forrajeras anuales y perennes y al creciente desarrollo del cultivo de maíz a
partir del crecimiento de la producción bovina tanto en cría como los engordes en feed-
lots.
| 355 |
Tabla 3. Superficie implantada por grupo de cultivo
2002 % 2018 %
TOTAL 117.326,9 100 107.952,7 100
Cereales 8.611,6 7,3 9.309,2 8,6
Oleaginosas 170,0 0,1 344,5 0,3
Forrajeras
anuales 24.774,8 21,1 14.920,5 13,8
perennes 24.320,1 20,7 29.459,2 27,3
Hortalizas 6.055,4 5,2 3.493,5 3,2
Frutales 42.657,5 36,4 35.439,5 32,8
Bosques y montes implantados 9.838,7 8,4 5.067,3 4,7
Viveros 315,2 0,3 98,7 0,1
Sin discriminar 9.741,6 9,0
Fuente: Elaboración propia en base a información del CNA2002 y 2018.
Analizando los últimos resultados publicados del CNA18, se observa que de esas
9.309 ha de cereales, el 43,4 % se corresponde con maíz para grano, le continua el trigo
con 18,8% y la cebada forrajera para grano con 12,9%.
La superficie cultivada con cereales en Río Negro de acuerdo al CENSO 1988 alcanza-
ba a 2.691 ha, luego asciende a 8.601 ha en el CNA2002 y a 9.309 en el CNA2018. Este au-
mento está directamente relacionado al crecimiento del engorde a corral de vacunos.
Disminuye la superficie total destinada a horticultura en función principalmente de
las variaciones en la producción de tomate para industria en el valle medio de la pro-
vincia de Río Negro.
Es necesario resaltar que la superficie con hortalizas tiene variaciones anuales im-
portantes en cultivos de superficies relevantes como tomate para industria y cebolla
para la exportación.
Cuando se dispongan de los datos desagregados por departamento se podría precisar
en parte esta cuestión.
A su vez todavía hay 9.741,6 ha sin discriminar lo cual representa un valor significa -
tivo que puede modificar los análisis en función de cómo se distribuyan esas hectáreas
en los distintos cultivos.
Con el objeto de complementar la información del CNA recurrimos a los datos de
SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), éste organismo uti-
liza como información censal al Registro Nacional Sanitario de Productores Agrope-
cuarios (RENSPA).
Las bases de datos del RENSPA son aquellas sobre las que se estructura el control de
las acciones sanitarias, tanto en la producción vegetal como animal, el registro de los mo-
vimientos de hacienda y el seguimiento epidemiológico. Con lo cual en ciertas actividades
| 356 |
agropecuarias donde se encuentra regulado el manejo sanitario y la trazabilidad para su
comercialización, éste registro se configura como fuente de información confiable.
Las estadísticas del SENASA en el caso de la producción hortícola que posee variacio-
nes estacionales importantes, un alto porcentaje de comercialización informal y una
baja cantidad de productores/as hortícolas registrados/as en el RESNPA hacen que no
represente una fuente confiable de información.
En el caso de la horticultura ligada al abastecimiento local todos los análisis coinci-
den en remarcar su expansión en correspondencia al aumento de la población en parti-
cular en los núcleos urbanos de la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
En los últimos años la producción hortícola se encuentra hegemonizada por produc-
tores/as de la comunidad boliviana.
Hay un aumento constante del cultivo de forrajeras perennes vinculado al desarro-
llo de la producción bovina a partir del establecimiento de la barrera sanitaria al sur del
río Colorado.
Según los últimos resultados publicados del CNA18 de agricultura, se observa que de
esas 29.459,2 ha de forrajeras perennes un 43,44% corresponde a alfalfa (12.796,7 ha),
continua con un 26,41% el cultivo de alfalfa consociada (7.780,3 ha) y en tercer lugar el
cultivo de agropiro con unas 7.074,9 ha, un 24%.
FRUTICULTURA
| 357 |
Por otro lado existe una disminución notable en los últimos años de las explotacio-
nes de menos de 20 ha. en la producción de frutas de pepita y carozo bajo riego.En el
año 2009 se registraron 2358 productores/as y en el año 2019 solo 1.507, una disminu-
ción del 36,08 %, 851 productores/as frutícolas en 10 años.
De los 851 productores/as frutícolas que desaparecieron, 778, el 91,42 %, tiene menos
de 20 ha.
| 358 |
Tabla 5. Variación en la superficie neta implantada con frutales pepita y carozo por estrato de
establecimiento.
| 359 |
Si bien el Censo 2018 registra una disminución de cabezas de bovinos en relación
con 2002, la variación no es relevante.
En el caso de la provincia de Río Negro los eventos climáticos producen cambios im-
portantes en el stock ganadero.
El ciclo climático de sequía de varios años ha implicado una continua reducción del
stock ganadero.
En particular la erupción del volcán Puyehue en el año 2011 implico una mortandad
de hasta el 70 % del stock en particular en ovinos. Justamente este año, 2020 las neva-
das intensa, las mayores de los últimos 20 años, implicaron porcentajes de mortandad
superiores al 30 % en promedio -según informantes calificados- y superiores en las zo-
nas altas de la meseta central rionegrina.
Con lo cual la comparación entre datos del CNA 2002 y el CNA 2018 es insuficiente
para explicar o detectar las tendencias más allá de los aspectos ligados a la insuficiente
cobertura del CNA 2018.
Tabla 6. Cantidad de EAP por tipo de ganado y cantidad de cabezas según CNA02 y CNA18.
Bovinos Ovinos Caprinos Equinos Porcinos
2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018
EAP 2.268 2.297 2.391 2.043 1.207 658 3.077 2.455 332 621
Cabezas 538.142 509.873 1.509.867 744.593 176.347 68.090 70.466 41.089 9.317 26.284
Fuente: Elaboración propia según información del CNA02 y CNA2018.
| 360 |
En un reciente estudio sobre 11 Engordes a corral (feedlot) ubicados en los valles de
Río Negro se producen 15.000 animales para faena al año (Jockers; Villareal, 2020).
Se trata de establecimientos de tipo empresarial, en algunos casos productores fru-
tícolas que han diversificado la producción, de empresas frutícolas integradas con in-
versiones importantes en la producción vacuna e incluso de capital extraagrario, como
es el caso de una empresa de transporte o pequeños inversionistas ligados a la activi-
dad petrolera. (Jockers; Villareal, 2020).
Hay una clara diferenciación por tamaño, desde 500 a 5000 animales terminados
por año y en el grado de integración en la cadena de comercialización.
En el caso del ganado ovino la caída de existencias tiene que ver fundamentalmente
con los fenómenos climáticos. Más allá de la precisión de los datos la prolongada sequía
que afecta a norpatagonia y el efecto de las cenizas del volcán Puyehue en 2011, implica-
ron una caída en el stock ovino que muy lentamente empieza a recuperarse. Lo mismo
aplica para el stock de caprinos.
Aunque así como en bovinos, los datos del CNA18 tendrían un grado de subregistro
en ovinos y caprinos relevante. Más allá de estos datos, en este invierno de 2020 se pro -
dujeron nevadas muy intensas, las más importantes de los últimos años que implicaron
una mortandad de animales, que si bien todavía no está cuantificada, supone la declara-
ción de emergencia agropecuaria.
En el caso de los porcinos también las cifras son muy poco consistentes, lo que se
asegura es que hubo un importante crecimiento de la producción porcina. La produc-
ción porcina en la región depende de la importación de las regiones cerealeras del
grano para la alimentación.
Hoy habría una suerte de paréntesis en el crecimiento del sector por el aumento del
precio de los granos que comprometen la tasa de ganancia de la producción porcina.
Pero existe un gran porcentaje de producción porcina en el circuito de comercialización
informal lo que hace difícil estimar con cierta precisión el stock, con lo cual para éste
tipo de ganado tampoco sería consistente el registro del SENASA que se sustenta en las
declaraciones juradas de los RENSPA.
| 361 |
permiso, ocupación de hecho, usufructo y otros. Estas ocupaciones se presentan en tie-
rras con tenencia a cargo del Estado provincial.
El registro de superficie relevada según régimen de tenencia de la tierra en el
CNA2018, no puede ser utilizado para elaborar análisis o conclusiones respecto al nivel
de irregularidad de titulación de tierras productivas.
Por un lado ya que en la metodología propia del INDEC para el relevamiento de su-
perficie según régimen de tenencia en el CNA, la superficie registrada en la categoría de
Fiscal corresponde a la superficie declarada por el/ la productor/a, al tratarse de tierras
fiscales mayoritariamente incluidas en las EAP sin límites definidos este dato es poco
fiable.
Por otro lado en la provincia de Río Negro se sabe que existen aproximadamente
4.500.000 ha de tierras fiscales productivas, éste dato se hizo público ya que en 2019 el
ex gobernador impulsó una reforma de la Ley Provincial de Tierras (Ley N° 279) en el
cual se explicitaba las hectáreas de tierras fiscales que éste proyecto de ley buscaba “or-
denar”.
Si observamos las hectáreas relevadas por el CNA 2018 en la figura de fiscal, vemos
que solamente se alcanzan unas 577.973 ha., un 85 % menos del total provincial.
| 362 |
Tabla 7. Superficie censada según régimen de tenencia.
2002 2018
PRIVADO
FISCAL
CONCLUSIONES
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En la producción frutícola hay una importante disminución de la superficie cultiva-
da de frutales.
Se agudiza la concentración de la producción en la fruticultura. Hay una disminu-
ción muy importante en la cantidad de productores/as frutícolas de menos de 20 ha.
El complejo frutícola de Norpatagonia sustentado principalmente en la producción
de peras y manzanas atraviesa transformaciones respecto a la distribución del capital,
la tierra y la composición de los sujetos sociales agrarios en los últimos años.
En cuanto a la distribución del capital y la tierra productiva, durante los años noven-
ta se observó una etapa de transnacionalización de las empresas en el sector más con-
centrado de la cadena frutícola.
Se produjo concentración y extranjerización de las empresas y de la propiedad de la
tierra aparejado al avance de las multinacionales integradas.
La transnacionalización se da en el marco de un proceso general de concentración
de la exportación en las primeras 10 empresas que concentran en casi el 90 % de las ex-
portaciones de ultramar.
Se consideró como una tendencia de la época, la reconfiguración en el capital con-
centrado de la actividad frutícola centrada en el capital trasnacional, en un segundo
plano la mayor gravitación de asociaciones para exportar como Traders de capitales re-
gionales.
En general una disminución de la influencia de los capitales nacionales y crisis pro -
funda de la pequeña y mediana producción frutícola.
A partir de la década del 2010 se producen cambios sustanciales en el sector de las
principales empresas exportadoras.
Durante los últimos años, se visualizan indicios de transformaciones opuestas a es-
tos procesos.
En el último periodo, las empresas de capital transnacional inician un proceso de re-
tiro de la actividad y grandes empresas integradas de capitales nacionales hegemonizan
la producción y comercialización de frutas profundizándose además el proceso de con-
centración en todos los eslabones de la cadena (Taranda; Tiscornia; Brizzio, 2019).
La producción ovina viene de una importante caída en los stocks a partir de la pro-
longada sequía, ceniza y comenzaría un lento proceso de recuperación. La producción
porcina muestra un sostenido crecimiento.
En la ganadería bovina en los últimos años se han producidos cambios sustanciales
a partir de la imposición de la barrera sanitaria en el Río Colorado, que impide la intro -
ducción de carne con hueso desde el norte de dicha barrera. La evolución de los precios
de las distintas categorías de ganado en la Patagonia, ha mostrado un importante incre-
mento a partir de la implementación del nuevo status sanitario (Jockers; Villarreal,).
Se aumentó la superficie de pasturas sembradas perennes ya anuales. En la produc-
ción de maíz para grano, se practican otras formas de conservación de forrajes, por
ejemplo ensilado de planta entera de maíz y sorgo.
Aumentaron los establecimientos que hacen el engorde y terminación de los anima-
les criados en la región.
| 364 |
Considerando la cantidad de productores ganaderos involucrados, la mano de obra
en el sistema productivo o el trabajo familiar en las producciones familiares, en poten-
cial crecimiento, hace que en las Provincias de Río Negro y de Neuquén, la ganadería
bovina se configura en un sector que genera cada vez más recursos de importancia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
| 365 |
PROVINCIA DE SANTA CRUZ.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS CENSOS NACIONALES
AGROPECUARIOS 2002 Y 2018
Liliana San Martino, Alan Schorr, Paola Vargas,
Martín Roa y Ricardo Bonil
INTRODUCCIÓN
| 366 |
Santa Cruz es la segunda productora de lana, luego de Chubut, con 8.800 Tn indica-
das para 2016 (MEyFP, 2018), predominantemente de las razas Corriedale y Merino. La
producción es enviada para su industrialización a la ciudad de Trelew, en la provincia
de Chubut (donde se ubica el principal centro industrial lanero del país), o al conurbano
bonaerense (donde se encuentran otros centros de tejeduría, hilandería y confección)
(DNAP, 2014). Aunque en general la producción es de doble propósito, en la zona sur y
cordillera predominan sistemas orientados a la carne, mientras que en el centro y norte
de la provincia se orienta a sistemas laneros sobre majadas Merino y sus cruzas. Más
del 50% del stock ovino se ubica al sur del Río Santa Cruz.
Con respecto a la producción bovina, se estima superior a las 107.645 cabezas de ga -
nado en los últimos años (SENASA, marzo 2020), una actividad que es complemento de
la ganadería ovina, y se produce básicamente en las zonas más productivas de la pro -
vincia (precordillera y cordillera). La mayoría de los establecimientos agropecuarios
realizan la etapa de cría. Solo en aquellos lugares que cuentan con mayor disponibili-
dad forrajera se pueden realizar las etapas de recría y terminación, aplicando las tecno-
logías de producción disponibles (pasturas implantadas, suplementación estratégica,
entre otras). Al respecto, debemos destacar que es posible en estas latitudes terminar los
terneros a través de una recría y el engorde final en corrales (feed lot), dependiendo de
la ecuación económica relacionada con los costos de la materia prima y del flete, ya que
el alimento llega del norte del país en camión, encareciendo notablemente la ecuación.
En orden de importancia, le sigue la producción agrícola, compuesta principalmente
por forrajes y cerezas. Los principales sitios de cultivo son los valles de Gobernador Gre-
gores, Los Antiguos y Perito Moreno, si bien es muy importante la producción de forra-
jes en el sur de la provincia, tanto bajo riego como asociada a sitios con mayores preci-
pitaciones. Las principales especies forrajeras que se cultivan son alfalfa y avena para
fardos, los cuales se complementan con otras especies tales como pasto ovillo, agropiro,
festuca y verdeos, y son utilizados como suplementos alimenticios para el ganado ovino
y bovino.
En cuanto a la producción de cerezas (Manavella y col., 2020), se trata de un produc -
to de exportación que cuenta con mercados específicos (Medio Oriente, Europa y otros
países, tales como Singapur, Estados Unidos, Canadá, Rusia y, desde el año pasado, en
forma directa a China), ya que se cosecha en forma tardía con respecto al resto de los
mercados argentinos y mundiales. La producción de cerezas se concentra en el valle de
Los Antiguos y, desde los últimos años, supera anualmente las 1200 Tn de fruta.
Por último, es importante mencionar la producción de los periurbanos: horticultura
(principalmente cultivos de hoja, papas, habas, arvejas, ajo, frutillas y aromáticas), gran-
ja y frutas finas. Esta actividad es llevada adelante por agricultores familiares, muchos
de los cuales se nuclean en Organizaciones de la Agricultura Familiar (OAF) y contribu-
yen al abastecimiento local de alimentos.
Existen más de 50 OAF en territorio santacruceño (Lipka, 2018), pero no hay en la
provincia una Federación que las nuclee OAF5. Las mismas, son en general organizacio-
nes de hecho (Asociaciones Civiles, ONG, Cooperativas en pocos casos) y sólo el 43%
5 Desde el Proyecto Regional con Enfoque Territorial “Zona norte de Santa Cruz” (INTA 2013-2018), se
articularon 3 encuentros provinciales de representantes de OAF y referentes de otras instituciones
vinculadas al sector con el objetivo de conformar una Federación Provincial de Productores vincu-
lados a la AF, pero no se llegó a conformar.
| 367 |
cuenta con Personería Jurídica o con trámite iniciado. En otros casos, se trata de grupos
conformados a partir de proyectos estatales (p.e. Grupos de Abastecimiento Local y Gru-
pos de Cambio Rural) que continuaron funcionando en forma asociativa. Las activida-
des de este sector están articuladas, en varias de las localidades de la provincia, a través
de Mesas Interinstitucionales, Registros Municipales de AF y ligados al RENAF, regla-
mentaciones que regulan la producción y comercialización, así como con Registros de
Feriantes y Reglamentos de Ferias (Anderson y col., 2018; Arrascaeta y col. 2018). La pro-
ducción de hortalizas y frutas provenientes de la agricultura familiar no presenta una
oferta organizada excepto en este tipo de mercados de cercanía (ferias), los cuales pue-
den tomar un auge insospechado en momentos como el actual (COVID 19), ante los
cambios generados en la Pandemia.
En cuanto a los animales de granja, la producción en los periurbanos es principal-
mente avícola y, en menor medida, porcina y cunícola. Las posibilidades de incremen-
tar la producción de cerdos y aves son interesantes si se logra llegar con alimento a me -
nor costo y se formaliza el circuito de faena. Sin embargo, aun teniendo estos proble-
mas, es posible ver cómo ha crecido la actividad en general (p.e. Lipka, 2020).
ESTABLECIMIENTOS AGROPECUARIOS
Tabla 1. Santa Cruz. Terrenos y superficie por tipo de terreno, en unidades y hectáreas. CNA
2018.
Uso agropecuario y
Total Uso no agropecuario Sin determinar
forestal
Tabla 2. Explotaciones agropecuarias (EAP) por tipo de delimitación para la provincia de Santa
Cruz.
EAP con límites definidos Cantidad de EAP
CNA Total sin límites
Cantidad Superficie definidos
| 368 |
Se observa en la tabla 2, comparativo entre ambos CNA, que las cantidades de EAP
han disminuido significativamente, de 947 unidades en el 2002 a 596 para el año 2018,
lo que representa una baja del 37,06%. En este sentido, Santa Cruz es una de las provin-
cias donde se registra el mayor porcentaje de disminución del país, tanto en superficie
como en EAP. También se desprende de este análisis, que la superficie afectada a la ex-
plotación agropecuaria tuvo una disminución del 33,84%, en sintonía con la baja de las
EAP, comparando los dos CNA.
El alcance del CNA 2018 pudo ser un aspecto que influyera en la magnitud de la dis -
minución registrada en las EAP`s agropecuarias, pero no el único motivo. En algunos
departamentos (p.e. Lago Buenos Aires, Deseado, Magallanes) se produjo un proceso de
cambio en el uso del suelo, incrementando el número de explotaciones con uso no agro-
pecuario, el cual se mantiene activo en la actualidad.
Este sector está conformado por empresas transnacionales dedicadas a la minería
extractiva metalífera a cielo abierto (oro y plata) (Andrade y col., 2011; Godoy y col.,
20136), así como la conformación de nuevas reservas privadas (p.e. Parque Patagonia) y
áreas protegidas (p.e. Parque Nacional Patagonia), ambos en el noroeste provincial 7. En
relación a este punto referido a las unidades con usos no agropecuarios y forestal ( tabla
3), el mayor porcentaje de parcelas se encuentra en la categoría “Sin producción con
instalaciones y residentes”, que representa el 73,93% del total.
Tabla 3: Terrenos con uso no agropecuario y forestal por tipo de uso, en unidades. CNA 2018,
provincia de Santa Cruz.
Tipo de uso no agropecuario y forestal
Sin produc-
Comer- Infraes- Parques y ción con ins- Hidrografía y
TOTAL Fiscal Industria Servicios Urbano
cial tructura Reservas talaciones y geomorfología
residentes
468 2 20 9 4 28 7 346 19 33
6 Según estos autores, la actividad minera se expandió en el área central de la provincia, en el macizo
del Deseado, con una extensión de 75.000 km2 (el 32% de la superficie provincial).
7 Según informan en la página https://rewildingargentina.org/proyecto-patagonia/ el Parque Nacio-
nal Patagonia cuenta con 53.000 hectáreas, mientras que el Parque Patagonia, de la Fundación, con
180.000 hectáreas.
| 369 |
Tabla 4. Explotaciones agropecuarias con límites definidos, por escala de extensión, provincia
de Santa Cruz. CNA2002-CNA2018.
2002
24 11 4 5 5 20 40 47 109 396 269
EAP
Hectáreas 82,7 91,0 179,0 296,0 1.608,0 43.457,0 176.201,0 308.853,0 1.040.051,0 6.821.462,2 11.489.236,3
2018
38 14 3 4 4 16 22 33 45 211 182
EAP
Hectáreas 103,5 98,5 123,5 253,0 1.072,5 31.089,6 86.841,9 214.362,0 413.338,0 3.509.303,0 8.893.084,9
Se observa una contracción generalizada en todos los estratos, salvo en los de menor
superficie (<10 hectáreas), en los cuales se incrementó el número de EAP (Tabla 4). Esto
último puede deberse al fraccionamiento de las explotaciones en las zonas de chacras
ubicadas en el periurbano de las distintas localidades asociadas a cursos de agua y a la
conformación de nuevas zonas productivas en tierras fiscales (reservas municipales)
con parcelas de baja superficie (<1 hectárea) (Anderson y col., 2018; Lipka, 2020).
El clima y los suelos condicionan las actividades agropecuarias que pueden desarro-
llarse en el territorio provincial. Sumado a la estrategia de colonización del mismo, de-
terminaron que la superficie modal se encuentre entre las 10 mil y 20 mil hectáreas.
Este estrato concentra el 35,4% de las EAP. Surge en segundo lugar, en número de EAP,
el estrato de >20mil hectáreas, que representa el 30,5%.
En el CNA 2018 se relevaron 596 EAP que comprenden a un total de 878 parcelas,
arrojando una relación promedio de parcelas por EAP de 1,47. Esta relación también ex-
perimentó una disminución, ya que en CNA 2002 el promedio provincial era de 1,9.
Los rangos en los que se redujo con mayor significancia el número de EAP (Tabla 5)
son los comprendidos entre los de mayor superficie, llegando hasta un 60,3% (escala
7.500,1-10.000). La evolución de las EAP por superficie y la relación con el número de
parcelas que la integran, brinda información que permite ver que no se produjo un fe-
nómeno de concentración de la tierra. Esto se ha producido principalmente por falta de
rentabilidad y por cuestiones de sucesiones de herederos, así como por otros casos en
los que se afectó la tierra a otros usos no productivos (Miguel O’Byrne, com. pers. 2020),
tal como se indicó previamente.
| 370 |
Tabla 5. Variación de explotaciones agropecuarias con límites definidos, por escala de exten -
sión, provincia de Santa Cruz. CNA 2002-CNA 2018.
Escala de extensión en hectáreas
CNA
2002-
Hasta 25,1 - 50,1 - 200,1 - 1.000,1 2.500,1 5.000,1 7.500,1 - 10.000,1 -
CNA 2018 5,1 - 10 20000
5 50 100 500 - 2.500 - 5.000 - 7.500 10.000 20.000
EAP % 58,3% 27,3% -25,0% -20,0% -20,0% -20,0% -45,0% -29,8% -58,7% -46,7% -32,3%
Ha % 25,2% 8,2% -31,0% -14,5% -33,3% -28,5% -50,7% -30,6% -60,3% -48,6% -22.6%
Tabla 6. Variación en EAP y hectáreas (HA) para el total país y la provincia de Santa Cruz (SC) y
condición jurídica para SC, entre CNA 2002 y 2018.
CNA 2002 CNA 2018 Variación
Nº % Nº % Nº %
174.808.56
Total HA País 100,00% 157.423.932 100,00% -17.384.632 -9,94%
4
Personas físicas en SC
| 371 |
El número de las EAP representadas por personas físicas, que según el CNA 2018
para la provincia de Santa Cruz representan el 72,32%, ocupando aproximadamente un
poco más de la mitad de la superficie censada que está puesta producir (con un 51,83%),
resaltarían la resistencia, permanencia y capacidad de soportar las pérdidas económi-
cas, financieras y bajas en los indicadores productivos, mucho mejor que las EAP con-
formadas por las diferentes tipologías de organizaciones.
PRODUCCIÓN GANADERA
Tabla 7. Cantidad de EAP por tipo de ganado y número total de cabezas en Santa Cruz. CNA
2002-CNA 2018.
2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018 2002 2018
Cabezas 55.061 87.641 2.165.403 1.940.170 1.653 161 500 1.045 27.030 21.660
El detrimento en EAP con ganado se detectó en todas las especies registradas, salvo
en los porcinos. Esta actividad ha crecido entre el CNA 2002 y el CNA 2018, quedando
evidenciado en el incremento del 22% de EAP con este tipo de ganado y la duplicación
del número de cabezas (tabla 7).
Luego de consultar otras fuentes, se evidencia que los datos registrados en el CNA
2018 difieren considerablemente con las existencias presentadas por SENASA, siendo
| 372 |
estas últimas superiores tanto para bovinos como para ovinos. En el caso de cabezas bo-
vinas, existe una diferencia para el año 2018 de 14,6% (14.977 cabezas) y para ovinos es
de 13,6% (305.861 cabezas). Considerando los datos registrados por SENASA para el pe-
ríodo 2018 el incremento en el stock bovino sería superior, mientras que no se presenta-
ría una disminución en el número de cabezas ovinas en la Provincia.
Tabla 8. Superficie de las parcelas por tipo de uso de la tierra (hectáreas) en Santa Cruz. CNA
2002, CNA 2018 y % de variación intercensal.
Superficie implantada CNA 2002 CNA 2018 Variación
El CNA 2002 registraba un total de 9.843 ha con cultivos (Tabla 8), también con alta
predominancia de forrajeras perennes (94,43% del total). Con respecto a la variación in-
tercensal, el mayor crecimiento se registró en el grupo “cereales y oleaginosas” (+324%),
y la mayor diminución se produjo para el grupo “frutales, flores y hortalizas” (29,4%),
principalmente debido a la disminución de más de 120 ha de cultivo de ajo y a pesar de
las casi 50 ha de aumento de superficie cultivada con cerezos. Al respecto, según datos
actuales, la superficie de este frutal habría aumentado más de 100 has en dicho período,
llegando en la actualidad a más de 250 ha (Manavella y col., 2020).
• Explotaciones agropecuarias por grupos de cultivos.
De un total de 149 explotaciones agropecuarias que manifiestan contar con cultivos
agrícolas, más del 80% de las mismas cuentan con forrajes y/o frutales (Figura 1). La
| 373 |
participación de ambos grupos es similar en cuanto al número de explotaciones (forra-
jeras perennes + anuales: 65 EAPs; frutales: 55 EAPs). Le siguen hortalizas (20 EAPs) y
otras (flores de corte, cereales, monte implantado: 9 EAPs).
CONCLUSIONES
Si bien la información provista por los CNA permitiría analizar la realidad producti-
va de la provincia de Santa Cruz, este análisis preliminar evidencia algunas inconsis-
tencias entre los datos derivados de los mismos y los provistos por otras fuentes e infor -
mantes calificados.
Además, la falta de desagregación de la información disponible del CNA 2018 solo
permitió un análisis general a nivel provincial, y fue una limitante para poder identifi-
car con certeza las causas de las variaciones observadas con el CNA 2002.
Sin embargo, en cuanto a la comparación realizada en el presente trabajo, se pueden
aportar las siguientes conclusiones:
• La disminución del número de EAPs ha sido generalizada, y más acentuada en las de
mayores superficies, en todas las escalas de extensión excepto en las de menos de 10
has. El cambio en el uso del suelo es un proceso activo en la provincia.
• La ganadería ovina presentó una disminución intercensal, tanto en EAPs (-16%)
como en la cantidad de cabezas (-10%). Sin embargo, según los datos provistos por el
SENASA, las existencias ovinas aumentaron el 13.6% en dicho período.
• La ganadería bovina incrementó el número de cabezas (37%), a pesar de la disminu-
ción (-20%) en el número de EAPs que cuentan con esta actividad.
| 374 |
• La superficie cultivada tuvo un aumento del 26% entre ambos censos. Los cultivos
agrícolas con mayor participación en las 149 explotaciones agropecuarias (EAP) rele-
vadas son forrajes (65 EAPs) y frutales (55 EAPs). En cuanto al uso de la tierra en estas
EAPs, los forrajes representan más del 90% de la superficie cultivada.
• Con respecto a la producción de carne ovina, los productores de Santa Cruz tienen
un gran desafío, es el de explotar los beneficios que surgen de la aprobación de la
IGCOP (Cordero Patagónico), para que genere un impacto real y genuino y tenga una
cuota diferencial de la calidad del producto con respecto a otras zonas del país, tanto
en el mercado interno como la exportación.
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| 376 |
LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA DE
TIERRA DEL FUEGO Y SUS CAMBIOS EN EL PERÍODO
INTERCENSAL 2002 - 2018
INTRODUCCIÓN
La provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur se encuentra si-
tuada en el extremo más austral del continente americano. Tiene una superficie total de
1.002.445 km2 (Prosser Goodall, 1978) y una población de 127.205 (INDEC, 2010). Com-
prende tres ámbitos territoriales diferentes: el sector oriental de la isla grande de Tierra
del Fuego y las islas adyacentes (Gable, de Los Estados, Bridges, entre otras); las islas del
Atlántico Sur (Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur) y la Antártida Argentina,
incluyendo los archipiélagos de las Orcadas y las Shetland del Sur.
El trabajo se focaliza en la isla grande, que limita al norte con el Estrecho de Magalla -
nes, al este con el Mar Argentino, al sur con el Mar Argentino y el Canal de Beagle, y al
oeste con la República de Chile, en el meridiano de 68º 36 ́(Catalano y Fernández, 1986).
Tiene una superficie de 22.500 km2, distribuida en tres departamentos: Ushuaia, Río
Grande y Tolhuin.
El ambiente de dicha isla evidencia cambios significativos en distancias relativamen-
te cortas, en relación al relieve, vegetación, suelos y clima. Las precipitaciones aumen-
tan de norte a sur, desde 280 mm (Cabo Espíritu Santo) a 550 mm anuales (Ushuaia). La
altura sobre el nivel del mar aumenta en el mismo sentido y levemente de este a oeste.
Las temperaturas descienden de norte a sur, con excepción de las áreas cercanas al Mar
Argentino y Canal Beagle, con una media anual de 9,4°C de máxima y 1,9°C de mínima.
En función de estas características, se reconocen tres áreas agroecológicas principales
(Mapa 1):
| 377 |
• Estepa magallánica fueguina: Se ubica al norte de la isla, con una superficie de
418.000 ha. Es una estepa graminosa desde el punto de vista fisonómico, con predo-
minancia del coirón fueguino (Festuca gracillima), e importantes áreas de matorrales
de mata negra (Chilliotrichum difussum), con distinto grado de cobertura, que se com-
binan con la especie anterior. Los suelos de naturaleza cuaternaria presentan alta co-
bertura de subarbustos rastreros, conocidos como murtillares (Empetrum rubrum).
En cuanto a las áreas bajas, con mayor contenido hídrico del suelo, conocidas como
vegas, resultan ser las más productivas, presentando una distribución de tipo dendrí-
tica. No existe presencia de bosque nativo, salvo restos fósiles que corroboran el de-
secamiento sufrido por el cambio climático a través del tiempo. La producción prin-
cipal es la ganadería ovina y bovina extensiva basadas en el aprovechamiento direc-
to del pastizal natural, el cual tiene una receptividad estimada de 0,9 Equivalente
Ovino (E.O)8/ha/año .
• Ecotono: Se ubica en el centro de la isla, con una superficie de 466.400 ha. Es una uni-
dad ecológica que representa una transición entre la Estepa Magallánica y el Com-
plejo Andino o Cordillera, caracterizado por masas de bosques de ñire (Nothofagus
antarctica) en forma de isletas, pampas de coirón combinadas con subarbustos y ex-
tensos mallines o vegas húmedas de ciperáceas y juncáceas que en las zonas más de-
primidas dan lugar a turberas de graminoides (Carex Sp. y Juncus Sp., entre otros) o
de musgos (principalmente Sphagnum). También se realiza ganadería extensiva, ovi-
na y bovina, aunque con una receptividad promedio inferior (0,65 E.O/ha/año), em-
pleando un sistema de pastoreo cíclico o alternativo entre campos de invernada y ve -
ranada. Algunos de los últimos se ubican más al sur, en la región de cordillera.
• Cordillera o Complejo Andino Fueguino: Se encuentra en la zona sur de la isla con una
superficie de 1.200.000 ha. Incluye la región de las serranías y valles glaciarios y los
principales cuerpos de agua dulce, como los lagos Yehuin, Chepelmut, Escondido y
Fagnano. En cuanto a la vegetación arbórea, está compuesta predominantemente
por un mosaico de bosques de la familia de los Nothofagus (Ñires, Guindos y Lengas)
ubicados en las laderas de las montañas. Es un área problemática para la producción
ganadera debido al rigor del clima, la topografía, la vegetación y el alto grado de ais-
lamiento. Inicialmente, se desarrolló la ganadería ovina, pero al disminuir el apoyo
naval para asistir a los establecimientos se fueron convirtiendo a la actividad bovi-
na, la cual se realiza en las veranadas descritas para el Ecotono y en las costas de la-
gos y mar, las que recargan menos nieve durante el invierno. La receptividad prome-
dio es de 0,3 E.O/ha/año.
8 El equivalente ovino (E.O.) representa el promedio anual de los requerimientos de una oveja de 50
kg de peso que gesta y cría un cordero hasta el destete a los 3 meses de edad, incluido el forraje con-
sumido por el cordero.
| 378 |
Mapa 1. Áreas agroecológicas de Tierra del Fuego
| 379 |
Figura 1. Explotaciones agropecuarias, Tierra del Fuego (1988-2018)
160
148
140
120
100
90
79
80
60
40
20
0
1988 2002 2018
| 380 |
Tabla 1. Cantidad de EAPs y superficie, según rangos de escala de extensión, Tierra del Fuego
EAPs Sup.
| 381 |
Tabla 2 Superficie según tipo de dominio y régimen de tenencia, Tierra del Fuego
2002 2018 Variación 2018 - 2002
Superficie - Régimen
de Tenencia Superficie Superficie Superficie
% % %
(ha) (ha) (ha)
Fuente: Elaboración propia según datos del CNA 2002 y 2018, INDEC
En Tierra del Fuego 40% de las EAPs cuentan con bovinos, 36% con equinos, 29% con
ovinos y 23% con porcinos. En cabezas de ganado, se destaca la participación de los ovi-
nos con 87% del total de animales, seguido por los vacunos (Tabla 3).
Tabla 3 Cantidad de explotaciones agropecuarias (EAP) y cabezas de ganado por especie, Tie-
rra del Fuego
Fuente: Elaboración propia según datos del CNA 2002 y 2018, INDEC
Llevadas a equivalentes ovinos (EO) las existencias sufrieron un primer ajuste a prin-
cipios del siglo XX (1908), motivado por la búsqueda de un equilibrio relativo entre la
oferta forrajera del sistema y el consumo animal. Así mientras a principios del siglo XX
10 Incluye las categorías Otros, Sin discriminar tenencia, Usufructo, Concesión y Comodato, las cuales
no fueron registradas en el CNA 2002.
| 382 |
se contaba con 1.400.000 EO, desde la década de 1990 se mantiene en un valor cercano a
los 800.000 EO (Livraghi, 2011). Sin embargo, lo que ha ido cambiando es la participa -
ción de las especies: los ovinos han decrecido y han aumentado los bovinos, como se ob-
serva en la figura 2. Esta tendencia es similar a los datos que registra SENASA en los
ovinos, aunque la cantidad de bovinos es inferior en el CNA 2018 (13.927 cabezas me-
nos).
Fuente: Elaboración propia en base a datos del CNA y la Dirección Provincial de Estadísticas y
Censos de Tierra del Fuego, Antártida e IAS
| 383 |
Tabla 4 Contribución monetaria relativa de los productos pecuarios ovinos y bovinos, Tierra del
Fuego
Total 100%
En cuanto a la situación y evolución más reciente por especie, las ovejas son princi-
palmente de la raza Corriedale, que permiten un doble propósito (lana y carne) y se en-
cuentran adaptadas a las rigurosas condiciones climáticas de la zona (Mastrocello,
2008). En la Estepa se destaca la participación creciente del Merino en todas sus varian-
tes. Según el CNA 2018, 55% de las EAPs orientan su producción a la obtención de lana
para la exportación11, 54% a la venta de carne y 44% al autoconsumo. El destino predo-
minante de la carne de cordero es para el consumo de la población local y de los turistas
que visitan la zona. De manera esporádica, se comercializan reproductores y hacienda
en pie (preferentemente categorías adultas) hacia otras provincias y el exterior (Mastro-
cello, 2008).
De acuerdo a los datos de SENASA, los establecimientos ovinos tienen tamaños de
majadas muy diversos, con un leve predominio de los de menos de 100. Sin embargo, es-
tos cuentan con menos del 1% del stock. Así, la mayor cantidad de los animales (89,2%)
se encuentra en manos de casi el 21% de los establecimientos (Tabla 5).
Tabla 5 Distribución de los establecimientos con existencias ovinas según estrato, Tierra del
Fuego, 2018
11 “El 90% de la lana de la provincia se esquila bajo Normas PROLANA (Programa para el Mejoramien -
to de la calidad de La Lana) y además más del 75% de la lana de la estepa es certificada como orgáni -
ca, esta condición permite obtener un precio mayor, en torno a un 10%, respecto de las lanas no cer -
tificadas” (Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur República Argentina,
2014: 46).
| 384 |
Como se ha mencionado, la actividad ovina ha perdido presencia tanto en cabezas
como en cantidad de explotaciones en las que se encuentran. Al observar los resultados
por región desde otras fuentes, se evidencia que prácticamente desaparecieron de la re-
gión de cordillera durante el período 1986-2010, con una reducción del 91 % del stock
mientras que en la región de Ecotono fue del 48% (Cerezani et al., 2011). La caída se rela -
ciona en la primera región con el aislamiento de los establecimientos, la ausencia de un
servicio marítimo que asista a los ubicados a lo largo de la costa atlántica, la baja pro-
gresiva en la rentabilidad de la lana y finalmente, la problemática de los perros asilves-
trados. Por ello, se optó por reemplazar a esta especie con bovinos, en búsqueda de otras
alternativas productivas. En cambio, en el Ecotono, se venía incorporando al bovino
como una estrategia de diversificación y como respuesta a la baja internacional del pre -
cio de las lanas desde la década de los 90, siendo más acelerado el proceso de sustitu-
ción a partir del siglo XXI, cuando el problema del perro asilvestrado se hizo más grave.
Así se evidenció en un estudio realizado por INTA y el Gobierno de Tierra del Fuego, An-
tártida e Islas del Atlántico Sur, donde a partir de entrevistas con productores ovinos de
todas las regiones quedó registrada la creciente problemática del perro asilvestrado,
principalmente en campos de la región central y aquellos de la estepa que se encuen-
tran en la proximidad de la ciudad de Río Grande (Cerezani et al., 2011). Algunos produc -
tores del Ecotono trataron de mantener parte del stock ovino de sus establecimientos, a
través de medidas como la incorporación de perros protectores, alambrados eléctricos,
concentración de la hacienda, recorridas más frecuentes y el control mediante la caza y
trampas (Schiavini y Narbaiza, 2015). El Estado acompañó este proceso con la promul-
gación de la Ley provincial 1146/2017, que declaró al perro asilvestrado como “especie
exótica invasora”, habilitando su control “en defensa de la ganadería, la fauna y la salud
pública”. La ley contempla un fondo específico para desarrollar las acciones definidas
por una Mesa Consultiva, la cual está integrada por representantes de diversas institu-
ciones, locales y nacionales.
La reducción de la ganadería ovina tiene como consecuencia económica directa la
imposibilidad de abastecer de corderos a la demanda interna de la isla, la cual viene
creciendo sostenidamente por la actividad turística. Otras consecuencias también im-
portantes, son la pérdida de la “cultura ovina”, con sus respectivos oficios y sabiduría
(Livraghi, 2011).
Profundizando en la ganadería bovina, es importante considerar que, si bien actual-
mente está en segundo lugar en términos de cabezas, se realiza en más establecimientos
que la ganadería ovina. La producción se basa en el uso de pastizales naturales y se con -
centra en el departamento de Río Grande, con 85% de las EAPS y 93% de las cabezas.
Predomina la raza Hereford (elegida por su mansedumbre y adaptación) y en 64% de las
EAPs se realiza el ciclo completo, en 33% solo cría y el resto de las orientaciones produc -
tivas tienen escaso peso en la provincia. Los productos de faena son consumidos de for-
ma local y abastecen menos del 15% de la demanda (Provincia de Tierra del Fuego, An-
tártida e Islas del Atlántico Sur República Argentina, 2014) 12. Si bien predominan los es-
tablecimientos de rodeos pequeños (menos de 100 animales), las EAPS con más de 1001
animales, que son menos del 1%, cuentan con casi el 34% de los ejemplares (Tabla 6).
| 385 |
Tabla 6 Distribución de los establecimientos con existencias bovinas según estrato, Tierra del
Fuego, 2018
13 Según de Obschatko, Foti, y Román (2007) las EAPs PP son aquellas en las que el produc-
tor agropecuario dirige una explotación agropecuaria y trabaja de manera directa; no em-
plea trabajadores “no familiares” remunerados permanentes; no tiene como forma jurídi-
ca la “sociedad anónima” o “en comandita por acciones”; y posee una superficie total de
hasta 2500 ha. y hasta 500 unidades ganaderas (UG). Una UG equivale a: 1 bovino; 5 ovi-
nos; 5 caprinos; 2 llamas (de Obschatko, Foti y Román, 2007); 3 Porcinos (Instituto Vasco
de Estadística, 2017).
| 386 |
En cambio, en los porcinos se observa un perfil más de tipo familiar en la producción
(Tabla 7).
Tabla 7. Cantidad de animales y de productores por tipo de productor, Tierra del Fuego, 2018
PP 23% 1%
Total 56 337.455
PP 30% 7%
Total 74 49.987
PP 69% 16%
Total 36 1.838
Fuente: Datos de RENSPA- SENASA y AFIP, en Pérez Centeno, Lammel y Ejarque (2019)
LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Según el CNA 2018, en las 148 EAPs existentes en la provincia el principal cultivo es
el de hortalizas, presente en el 47% de las mismas. Le siguen en importancia las aromá -
ticas, medicinales y condimentarias (12%), y en menor medida las forrajeras perennes,
anuales y los frutales que representan aproximadamente 3% cada uno.
En cuanto a la superficie destinada a la producción agrícola, se observa una disminu-
ción importante (48%) en el periodo que media entre ambos censos, que se manifiesta
en el cultivo de forrajeras perennes (-74%) y anuales (-50%). Por otra parte, el cultivo de
hortalizas se incrementó 61% en el mismo período (Tabla 8).
Fuente: Elaboración propia según datos del CNA 2002 y 2018, INDEC
| 387 |
La agricultura nunca ha tenido un desarrollo significativo en la isla a pesar de sus
potencialidades agroecológicas, a excepción de la producción de forrajes y la frutihorti-
cultura (Cerezani et al., 2011).
Históricamente los establecimientos fueguinos contaban con un área reducida de
siembra de pasturas y verdeos, como reserva forrajera para el periodo invernal a los
efectos de alimentar a los animales de trabajo (bueyes y equinos). Estas reservas se al-
macenaban en galpones para su mejor conservación y posterior distribución. Se sem-
braba avena, cebada y centeno mientras que el pasto ovillo y el trébol blanco se utiliza-
ban principalmente para resembrar al voleo en campos ganados al bosque. Esta prácti -
ca, conocida como capado o anillado, se realizó a lo largo de toda la geografía fueguina,
aunque se concentró en campos o secciones pertenecientes a la antigua Estancia San
Pablo (aproximadamente 13000 ha). El capado también estuvo asociado al fuego, permi-
tiendo la transformación de áreas de bosque productivo en excelentes pasturas. Como
se mencionara anteriormente en dichas áreas no solo se resembraba pasto ovillo sino
que también se utilizó Holcus lanatus (pasto miel) y trébol blanco. Cabe aclarar que esta
última práctica se prohibió en los años 30 a partir de la intervención de la Dirección Ge-
neral de Bosques (Cerezani et al., 2011).
A partir de la inauguración de la Agencia de Extensión y Experimentación Río Gran-
de (INTA) en 1960, se encomendó el estudio de factibilidad técnica y económica para
transformar comunidades naturales improductivas (principalmente matorrales de
mata negra, murtillares y coironales degradados) en pasturas perennes, para proveer
forraje (pastoreo directo y reservas) para la incipiente actividad bovina destinada al
consumo interno. Fueron las grandes estancias las que adoptaron en mayor grado esta
tecnología, llegándose a implantar alrededor de 10.000 ha entre forrajeras anuales y pe -
rennes (el 0,9 % de la superficie total destinada a la ganadería).
Según el mismo informe, esta práctica comenzó a decrecer a partir de los 80 (Siglo
XX) debido a factores socio productivos (falta de manejo agronómico de las pasturas,
mala gestión del pastoreo, escasa disponibilidad de maquinarias y herramientas y esca-
so nivel de asociativismo) y a la discontinuidad de políticas públicas vinculadas al sec-
tor productivo. Esta tendencia se vio reflejada en el CNA 1988 donde la superficie con fo-
rrajeras anuales era de 263,50 ha, y 6.403 ha de perennes, y continúa según se observa
en la Tabla 8.
En cuanto a la actividad fruti hortícola, los primeros pobladores trajeron consigo la
cultura de la pequeña huerta para consumo propio debido a que en Río Grande y Us-
huaia se recibían frutas y hortalizas sólo esporádicamente a través de la vía naval.
En la actualidad, la producción hortícola y frutícola se desarrolla principalmente en
los ejidos urbanos de Ushuaia, Tolhuin y Río Grande. Se cultivan hortalizas de hoja (le -
chuga, acelga y espinaca), en gran medida bajo cubierta. Debido a las características cli-
máticas de la región, la actividad productiva se centraliza entre los meses de octubre a
abril que son favorables por la temperatura y la luz, y donde se puede cultivar sin de-
masiado riesgo de heladas y nevadas. La marcada estacionalidad es uno de los condicio-
nantes para el desarrollo de la actividad hortícola, así como el creciente proceso de ur-
banización que se generó en las últimas décadas y que fue avanzando sobre superficies
productivas.
| 388 |
Los productores frutihortícolas constituyen un grupo muy heterogéneo y ligado a la
dinámica migratoria de la provincia, ya que la gran mayoría no son oriundos de Tierra
del Fuego y traen consigo la cultura agrícola del lugar de origen. En general cuentan
con pequeñas unidades, que destinan al autoconsumo y la venta de excedentes. Muchos
de ellos tienen ingresos extraprediales provenientes de la pluri inserción de los miem-
bros de la familia, tanto en empleos en la industria electrónica, en el sector público o el
mercado inmobiliario, como también en la percepción de pensiones y/o jubilaciones
(Cerezani et al., 2011).
Si bien esta producción sólo abastece el 1% de las frutas y hortalizas que se consu-
men en la provincia es muy demandada por sus calidades organolépticas diferenciales
dado el breve lapso que transcurre desde la cosecha y la exhibición en góndola o en ven-
ta directa. El 99% restante de las frutas y hortalizas proviene de otras regiones del país,
para lo cual debieron recorrer distancias que superan los 2.000 km y atravesar cuatro
aduanas antes de ingresar a la isla.
CONCLUSIONES
| 389 |
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Capítulo 7
Algunas consideraciones finales
INTRODUCCIÓN
Cuando Jorge A. Todesca, como Director del INDEC, presentaba en noviembre del
2019 la primera edición del documento “Censo Nacional Agropecuario 2018: resultados
preliminares”1 lo hacía con la idea de que esto fuera “el pilar fundacional de una nueva
etapa, signada por la próxima reanudación de las estadísticas agropecuarias de coyun-
tura. En este sentido, el operativo actúa como plataforma hacia el futuro: la elaboración
de un sistema continuo de estadísticas agropecuarias nacionales asentado en la genera-
ción de encuestas y en el acceso progresivo a registros administrativos vinculados con
el sector.”(INDEC, 2019) Aludía así a la consigna convocante de dicho censo: “El futuro
desde las raíces”.
En la reseña de los Antecedentes a este operativo se destacó que fue en el proceso de
implementación del CNA1988 que se generaron las bases metodológicas de los operati-
vos estadísticos agropecuarios posteriores. Con aquel censo se inició “la gestión de los
censos modernos, basados en definiciones conceptuales y metodológicas alineadas con
las recomendaciones internacionales que permiten la comparabilidad de los datos a tra-
vés del tiempo. Se establecieron procedimientos de gestión tanto para la operatoria de
campo como para el análisis de los resultados.” (INDEC, 2019)
Delia Keller y Cristina Sabalain, coordinadoras del CNA1988, reseñan la concepción
y metodología que lo estructuró en un artículo compilado en el voluminoso conjunto de
trabajos realizados entre 1987 y 1989 como preparación para dicho operativo 2. Allí men-
cionan la preocupación existente en todos los foros donde se debatía acerca del agro ar-
gentino por las incógnitas que presenta el sector dada la carencia de un “sistema racio-
1 Censo Nacional Agropecuario 2018: resultados preliminares. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires: Instituto Nacional de Estadística y Censos - INDEC, 2019. Libro digital, PDF
https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/publicaciones/cna2018_resultados_preliminares.pdf
2 Keller, Delia y Sabalain, Cristina (1991) Reflexiones sobre el CNA de 1988, pags. 747 a 783 en El desa-
rrollo agropecuario pampeano – INDEC – INTA – IICA O. Barsky (editor) 1991
| 391 |
nal de estadísticas continuas”. El anterior era el de 1969, que además de tener 20 años de
antigüedad en aquél momento, presentó inconvenientes de barrido y, especialmente, de
procesamiento de los datos relevados, de modo que solo se dispone de resultados para
un limitado número de variables. En dicha reseña fundamentan la importancia de sub-
sanar estas carencias ya que “La falta de información disminuye la capacidad de elegir,
aumenta el riesgo y el grado de incertidumbre frente al accionar concreto. (…) La infor-
mación no es un fin en sí mismo, es un instrumento, un insumo, y como tal tiene un va -
lor. El valor lo fija la sociedad y está directamente correlacionado con la prioridad que
se otorgue a la necesidad de sustentar el proceso de toma de decisiones públicas y priva -
das.” (Keller - Sabalain, 1991: 748)
Pese a lo exitoso y auspicioso de esa anunciada renovación en el campo de las esta-
dísticas agropecuarias, el próximo CNA recién pudo ser llevado a cabo en el año 2002 y
el subsiguiente en el 2008. Pero este tuvo tales inconvenientes en su organización y
efectividad que, al comparar sus resultados con los censos anteriores, hubo de recono-
cerse que “la falla de cobertura territorial alcanzó extremos de hasta el 50% en alguna
provincia”, razón por la que se lo considera como un “censo incompleto” (INDEC, 2019).
De modo que, desde ese ambicioso inicio con el CNA1988, solo se cuenta con los datos
del realizado en 2002 para hacer comparaciones en el tiempo hasta la realización del
que nos ocupa, en 2018. Lapsos de 14 y 16 años resultan demasiado extensos para poder
dar cumplimento al objetivo de contar con información actualizada y en forma conti-
nua sobre un sector de tal relevancia para nuestro país como es el agropecuario.
Resulta conveniente repasar las consideraciones acerca del marco conceptual que se
expresan en el mencionado documento del INDEC (2019) en el ítem Metodología. Allí se
explicita que este censo adoptó el “enfoque clásico” en cuanto a alcances y contenido te -
mático. Esto implica:
“realizar la enumeración completa de la población objetivo, dentro del dominio censal
determinado, y la aplicación de un tratamiento homogéneo para todos los elementos de
dicha población. La metodología de relevamiento es el “barrido territorial”, ello implica el
recorrido presencial del segmento censal por parte de los censistas con el objetivo de
realizar las entrevistas a los productores o informantes calificados.
En la etapa pre censal, se realizaron diversas pruebas piloto y de gabinete, así como
un censo experimental en el partido de Lobos, provincia de Buenos Aires. También ac-
ciones tan importantes como una campaña de sensibilización destinada directamente a
los productores agropecuarios y la selección y capacitación de los 2.791 censistas. Las
| 392 |
capacitaciones, iniciadas en julio de 2018, se desarrollaron a través de cursos a distancia
y presenciales. La etapa censal -operativo de campo propiamente dicho- comenzó el 15
de septiembre de 2018 en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en si-
multáneo y se extendió hasta marzo de 2019, un total de 6 meses. La etapa pos censal co-
rrespondió a tareas de gabinete: consolidación de casos, resolución de inconsistencias
pendientes, análisis y validación de las bases de datos, diseño de los cuadros estadísti-
cos de resultados para la difusión de los datos. Por último, la edición para la presenta-
ción y divulgación de los resultados en diferentes formatos.
Este vasto operativo pretendió lograr, a través de este conjunto de acciones, los mejo-
res resultados en el cumplimiento de los objetivos propuestos: obtener datos actualiza-
dos que permitan dimensionar y caracterizar la totalidad de las actividades agropecua-
rias y forestales que se desarrollan en el territorio de la República Argentina, lo cual im-
plica la enumeración completa de la población en estudio, o sea, todas las explotaciones
agropecuarias y forestales del país dentro de la cobertura censal determinada.
Si bien, según Roberto Bisang, coordinador del CNA 2018, se trata de la mayor cober -
tura que se realizó a partir del Censo Agropecuario en la historia de nuestro país, puesto
que se barrieron 206 millones de hectáreas sobre una superficie continental argentina
de 270 millones de hectáreas3, de los informes provinciales surgen serios cuestiona-
mientos a la realidad de una cobertura total.
Cuando el trabajo de campo estaba ya mediado, al ser consultado Bisang sobre la im-
plementación de nuevas tecnologías para la captura de la información censal, recono-
ció que “hubo problemas como era de esperar, pero fueron resueltos. Queremos llevar
tranquilidad de que los datos fueron grabados, y esto no afecta para nada el operativo". 4
Comentó el gran desafío que significó pasar del papel a la Tablet, así como lograr dispo -
ner de 3.600 tablet en el campo. Por otro lado también destacó lo que consideraba un
muy bajo porcentaje de rechazo de los productores y lo relacionó con la resolución que
emitió el BCRA que exige la presentación del certificado del CNA, como requisito previo
a la conformación de cualquier trámite bancario, si bien minimizó el impacto de la mis-
ma frente al “gran interés que hay del sector agropecuario de contestar fehacientemen-
te el CNA en tiempo y forma.”
A principios de febrero del 2020 se publicaron los resultados de una encuesta reali-
zada a 1034 productores de todo el país, sobre la experiencia del CNA2018: "Según indi-
caron nuestros entrevistados, el 74% participó del censo, mientras el 26% dijo no haber
participado", mostró el relevamiento de Map of Ag.5 También se destacan allí otros datos
preocupantes: en términos de superficie (hectáreas relevadas de este estudio), un 22% de
la superficie total no ha podido participar, mientras que el 78% restante respondió.
"Desde la perspectiva geográfica, más precisamente la ubicación de cada establecimien-
to rural, encontramos variaciones. Zonas cuya cobertura es superior al promedio país
(74%) y zonas de menor penetración". Entre las provincias y zonas con menor participa -
ción: Entre Ríos (72%), la región de Cuyo (62%), NOA/NEA (63%), y Patagonia (61%). Por
| 393 |
último llama la atención que el 24 % de dichos encuestados considera la metodología
implementada como "regular, mala o muy mala". Otro dato interesante que surgió de
este relevamiento fue que “Tres de cada diez productores cree que el Censo Nacional
Agropecuario podría realizarse cada 5 años.”
Del análisis de los informes elaborados desde 21 provincias argentinas sobre los da-
tos preliminares del CNA18 surge que aquellos objetivos iniciales no han sido alcanza-
dos totalmente, debido a una diversidad de circunstancias.
En el conjunto de los trabajos que conforman este libro se ha podido observar que, si
bien los datos preliminares utilizados en cada uno de ellos brindan interesantes bases
para el análisis de la situación y de los cambios ocurridos en la estructura agraria de
nuestro país, también es necesario destacar una serie de problemas y falencias de esta
importante fuente de información que son los CNA y, en este caso concreto, el
CNA2018.
Como diverso es nuestro territorio y nuestra realidad agropecuaria, lo son los proble-
mas y carencias detectadas, pero parece haber bastante acuerdo en que, lamentable-
mente una vez más, este CNA esperado durante 16 años, vuelve a adolecer de una im-
portante cantidad de problemas, los que –según la opinión de algunos de los trabajos-
invalida en gran parte el resultado de los análisis que se pudieran realizar.
El énfasis puesto en esta problemática es diferente entre los distintos trabajos aquí
compilados, como también es diferente el enfoque con que en los mismos se ha aborda-
do la consigna común de la convocatoria. Convocatoria a la que tan generosa y profe-
sionalmente respondieron los diferentes autores y grupos de trabajo aquí reunidos.
Mientras algunos se han ceñido estrictamente al análisis de los datos brindados por los
dos últimos CNA, otros han ido más atrás en el tiempo, realizando comparaciones con
el CNA 1988, calificado como el primero de la gestión moderna de nuestros CNA, e inclu-
so hasta el de 1969. Algunos han tomado en cuenta datos del CNA 2008 por considerar
que, en su provincia, resultaba de utilidad, pese a ser considerado “incompleto” a nivel
nacional. Prácticamente todos han aceptado la recomendación de contrastar los datos
preliminares del CNA 2018 con los surgidos de otras fuentes, especialmente del ámbito
provincial, ya fueran de organismos nacionales o provinciales, así como de estudios re-
gionales, también se ha recurrido a la consulta a informantes calificados, entre ellos los
mismos censistas y sus supervisores. Cabe destacar que en la mayoría de los casos esta
confrontación de fuentes ha resultado fundamental para consolidar un trabajo de ma-
yor validez. Asimismo la mayoría espera que la presentación de los datos definitivos y
desagregados colabore a solucionar inconvenientes que han dejado muchas incógnitas
sin dilucidar.
La mayoría de los trabajos ha brindado un interesante contextualización del análisis
estadístico reseñando los aspectos ecológicos, históricos, económicos y sociales que han
conformado la característica situación del sector agropecuario y de sus principales ac-
tores en sus respectivas provincias. Y en algunos casos se avanzó sobre interpretaciones
desde una perspectiva teórica fundamentada.
Esta diversidad, junto a la libertad, responsabilidad y profundidad con que se ha tra -
bajado en todos los grupos que han participado de esta “aventura”, como humildemente
la calificamos en un comienzo, cuando no soñábamos con lograr este grado de respues-
ta que ha permitido llegar a completar el análisis de casi la totalidad de las provincias
| 394 |
argentinas, son parte fundamental del gran valor que le damos a estos resultados que
aquí compartimos.
En los análisis recopilados en este libro aparecen repetidamente algunos temas rela-
cionados con la metodología y operatoria del CNA2018, aunque –como ya se dijo- con
diferente intensidad y presencia en los diferentes casos. Por lo tanto, luego de presentar
una muy breve reseña global de dichos temas se profundizará en alguno de ellos según
fueron destacadas en los trabajos realizados para cada provincia, por región.
Problemas generales
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Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación 6 y el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA).
Dos problemas han sido mencionados en casi todos los trabajo aquí presentados: la
deficiente cobertura y el sub-registro de la información en las fracciones censadas y
también en las mismas unidades efectivamente censadas. Esto pese a que en el docu-
mento de la presentación de los datos preliminares se destacó el “muy bajo nivel de re-
chazos: el 0,5% del total de terrenos con uso agropecuario barridos.” Se ha llegado a afir-
mar que esta situación “no permite elaborar análisis precisos con solo este nivel de des-
agregación de los datos” (Informe Río Negro)
Es necesario advertir que esta problemática no es exclusiva de este relevamiento ya
que al CNA2002 también se le achaca esta falencia, aunque se considera que fue de me-
nor magnitud que en este último censo. Se debe tener en cuenta que esto último tam-
bién pone entre paréntesis la validez de las comparaciones intercensales para estimar
tendencias.
A continuación rescataremos de los estudios realizados algunas apreciaciones acerca
de las principales características y limitaciones metodológicas halladas por aquellos en
la información analizada, a partir de la regionalización que se ha utilizado en esta com -
pilación.
En los tres trabajos referidos a la región de Cuyo se ha utilizado abundante material
para la contrastación de la información censal: Mendoza y San Juan consultaron al Ins -
tituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y San Luis al Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria (SENASA) y al Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de
la Nación. Mendoza recurrió además al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) y a los siguientes de orden provincial: Clúster Ganadero de Mendoza, Departa-
mento General de Irrigación (DGI), Dirección Provincial de Ganadería (DPG), Instituto
de Desarrollo Rural (IDR), Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la
provincia (DEIE) y a personal participante del operativo censal 2018. San Juan utilizó in-
formación del Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) y del Departamen-
to de Hidráulica de la provincia (DH), del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales
(PROSAP) y del documento “Estrategia Provincial para el Sector Agropecuario 2017-
2026” (EPSA). Todos consultaron a personal participante del operativo censal 2018.
El trabajo sobre San Juan destaca “las diferencias de cobertura territorial entre un
relevamiento y otro”, atribuyéndolas a diversas causas concurrentes: el difícil acceso y
dispersión de las unidades en el territorio, propios de su geografía; la trashumancia, que
responde a momentos distintos del ciclo biológico de los animales en producción y la
pérdida de informes (mencionan la pérdida de una cantidad sensible de cuestionarios
6 Es auspicioso y esperamos que se concrete el convenio firmado por el presidente del Servicio Nacio-
nal de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Carlos Paz y el director del Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INDEC), Marco Lavagna para elaborar un “Sistema Integrado de Información
Agropecuaria” que provea estadísticas oficiales y contribuya a la mejora de las políticas públicas y
al proceso de toma de decisiones de los agentes públicos y privados de la actividad. INFOCAMPO –
12.08.2020 https://www.infocampo.com.ar/senasa-e-indec-mas-juntos-por-medio-de-un-acuerdo-
para-compartir-informacion/
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obtenidos en el departamento 25 de Mayo, donde se concentra cerca del 40% del ganado
caprino de la provincia). Por otro lado destacan que la mayor disminución de EAP se
observa en las de menor tamaño (muy importante entre las EAP sld: 61,2%), y lo atribu-
yen a que la definición excluye del universo censal a la autosubsistencia, o sea a aque-
llas que no declaran “prácticas comerciales de su producción primaria”. Mencionan
concretamente como relacionadas a este hecho: “situaciones relativas a la interacción
entre censistas y respondientes, a la preparación de quienes aplican los cuestionarios
(comenzaron la capacitación con una versión del software y la terminaron con otra), al
alcance y la cobertura territorial de cada relevamiento y a las formas mismas de ocupa-
ción y uso de la tierra”. La pérdida de las unidades sin límites se aguza cuando se trata
de EAP pecuarias, relacionadas con la trashumancia.
Por su parte San Luis (donde se dio un incremento de EAP sld) informa “un leve in-
cremento de aproximadamente el 5% en la superficie relevada con respecto al censo an-
terior” que atribuyen a “un mayor barrido del territorio provincial”, destacando que
esto se relaciona con el “incremento de EAP formadas por parcelas no colindantes” de-
tectadas gracias a “la metodología empleada en 2018” que permitió “el aumento en la su-
perficie acumulada en EAP mayores a 1.000 ha” (que no fueron censadas en 2002). Pero,
por otro lado, reconocen que esto puede estar “relacionado con falencias en el operativo
censal”. En este trabajo se dedica un lugar importante al análisis de las limitaciones que
detectaron en distintas fases del operativo censal 2018, del que rescatan positivamente
la capacitación recibida y la claridad de las preguntas formulas en el cuestionario, pero
critican su extensión y las dificultades en la carga de los datos en el dispositivo electró-
nico que hizo muy ardua la tarea de lo censistas, la mayoría de los cuales consideraron
que no fue compensada por la retribución económica recibida. Considera que existie-
ron “matices conceptuales en torno a la interpretación de la información” en relación
algunas definiciones, por ejemplo la de “pastizales” y la de “superficie no apta o de des-
perdicio”. Concluyen expresando que encontraron “importantes diferencias al compa-
rar algunas cifras con las que registran otra fuentes alternativas” (con SENASA respecto
a existencias ganaderas y con los monitoreos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Pesca de la Nación en lo que hace a superficie agrícola).
En el trabajo sobre Mendoza también se menciona que la tarea de los censistas se di-
ficultó por problemas con los dispositivos: el programa requería actualizaciones recu-
rrentes lo cual les impedía tener acceso a la información cargada con anterioridad y así
poder controlar las inconsistencias. En este trabajo se llama la atención sobre una posi-
ble fuente de sobre estimación del número de EAP en la contabilización de fincas aban-
donadas, debido a la utilización de la categoría “EAP potencial” en el CNA 2018. Estiman
la existencia de un subregistro de cabezas por parte del CNA2018 para todas las espe-
cies, pero que alcanza el 47% en el caso de ganado caprino, asociado a las EAP de menor
escala, al comparar los datos censales con lo de otras fuentes (los datos del Observatorio
Ganadero). La diferencia de captación de stock ganadero es atribuida tanto a la metodo-
logía utilizada, como al momento de toma del dato (operatoria) y a la confianza del pro-
ductor (capacitación del censista). También para el caso de la vid se observan discrepan-
cias entre los datos censales y los de otras fuentes: la superficie censal es menor a la esti-
mada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), no así para la mayoría de los
cultivos que se desarrollan en los oasis. Este trabajo concluye dejando planteados algu-
nos interrogantes e hipótesis acerca de la calidad de los datos provisorios del CNA 2018.
| 397 |
En los seis trabajos referidos a la región NOA se ha recurrido a material de contras-
tación de las siguientes fuentes: salvo Jujuy, el resto manifiesta haber consultado datos
del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) 7; Jujuy, Santiago
del Estero y Catamarca y del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
En cuanto a organismos y/ estudios de nivel provincial, en Jujuy se acudió al Equipo de
Teledetección de INTA de la Estación Experimental Salta; al Anuario Productivo para el
año 2017 del Ministerio de Agroindustria; a estudios de la UNSAM y a la Dirección Pro -
vincial de Estadística de Censo (DIPPEC). En Salta a la Dirección General de Estadísticas
de la Provincia de Salta (DGE) y la Dirección de Ganadería de la Provincia de Salta. En
Santiago del Estero se recurrió al Registro de Poseedores y a la Secretaría de Agricultu-
ra Familiar. Para el caso de Tucumán se utilizaron datos del Ministerio de Desarrollo
Productivo del Gobierno de Tucumán, de la Secretaría de Programación Económica y
Planificación del Desarrollo, de la Sub-secretaría de Programación Microeconómica, del
INTA Famaillá y de la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de Tucumán. Para
Catamarca se utilizaron también datos del Informe Productivo Provincial de Catamar-
ca (2019), si bien en todos los casos se acudió a investigaciones e informantes locales.
En las seis provincias que integran la región NOA ha disminuido la cantidad de EAP
sld pero resulta llamativo que en cuatro de ellas, salvo La Rioja y Tucumán, haya au-
mentado el número de las EAP cld.
En el trabajo sobre Santiago del Estero advierten acerca del “creciente déficit de co-
bertura censal, de todos los CNA de las últimas tres décadas, que en este caso significó
que un 17% de la superficie total de esa provincia no fuera barrida de ninguna manera,
trayendo como consecuencia “un subregistro de EAP y, por consiguiente de informa-
ción” (superficies totales sembradas y existencias ganaderas). Destacan especialmente
que prácticamente se excluyeron del relevamiento censal las explotaciones destinadas
predominantemente al autoconsumo, lo cual implica, a su vez, una desestimación de la
Ley 27.118 de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar. Situaciones similares des-
tacan los trabajos de La Rioja (con una reducción del 84% en EAP sin límites definidos)
y Salta (señalan un sub-registro de los datos correspondientes a la ganadería menor -
ovinos y caprinos-, típicamente propias de la Agricultura Familiar, con diferencias en-
tre los valores consignados por el CAN 2018 y los aportados por SENASA entre un 60% y
un 200%). Para Catamarca, se destacó el caso de la “reducción de la superficie y la parti-
cipación porcentual de la forma de tenencia sucesión indivisa”, mencionando que pue-
de deberse a un subregistro de este tipo de acceso a la tierra por parte del CNA2018, asi-
mismo destacan que el “subregistro notorio que presentan las forrajeras perennes” se
da en paralelo al subregistro del stock ganadero.
Informantes consultados para el trabajo donde se analizan los datos de Salta llegan
a calificar de “desastre” al CNA2018, destacando la dificultades surgidas en el uso de las
tablets, de modo que según su visión “el tema de cobertura territorial lo fueron cerran-
do como pudieron”. Otro hecho que destacan respecto a este problema habría estado en
la escasez de financiamiento asignado al operativo (pocos censistas y mal pagos, con
poco monto para combustible, para cubrir extensas superficies en zonas de muy difícil
acceso); además señalan que muchos productores medianos y grandes no quisieron ser
7 En el trabajo de Catamarca consignan que la página web de este organismo dejó de tener disponible
de forma pública la información sobre estimaciones stocks ganaderos y número de animales vacu-
nados ya que, dada la epidemia Covid19, los datos referidos tienen inconsistencia justificada.
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censados. Resulta interesante la explicación que encuentran para el notable incremento
de la categoría “Otros” en cuanto a forma de tenencia (634%) versus la disminución de
los ocupantes de hecho, ya que se lo atribuye a “que incluye a territorios indígenas, que
fueron registrados en gran número como tales ya que, respondiendo a la metodología
del operativo, la mayoría de los casos de ocupantes (comunidades campesinas e indí-
genas) utilizaron “otras opciones para reconocer la ocupación de los territorios en que
viven y producen, ya que esto les permitía una posición de derechos más fuerte, al no
reconocer el permiso de un supuesto propietario.” Esto coincide con su mención a la
“falta de experiencia y conocimiento del terreno” por parte de la mayoría de los censis-
tas y permite aventurar un desconocimiento de la problemática e idiosincrasia de este
tipo de productores, no atendida durante el proceso de capacitación.
En el trabajo acerca de Tucumán también se menciona la incidencia de dificultades
en el operativo censal debidas al funcionamiento de las Tablet y a la escasa capacita-
ción para utilizarlas (“llegaron el viernes previo al inicio del operativo, la gente no tuvo
tiempo de capacitarse”; “la información no se podía “backapear”, entonces se perdía y la
gente ya no volvía “). Es importante la observación de que estos problemas, tanto de so -
ftware como de hardware, se debieron en gran parte a que fueron probados solamente
en “plena pampa” (de hecho el Censo experimental se desarrolló en el partido de Lobos,
Pcia. de Buenos Aires), y también a “Deficiencias en la comunicación y articulación Na-
ción – Provincia.”
El estudio realizado en Catamarca menciona las dificultades que presentaron los
nuevos términos de identificación que se utilizaron en este censo: el de “terreno” (deci-
dieron restringir su uso al “más el derecho a campo, sea este campo comunero, fiscal o
comunitario”) y el de EAP mixtas (con y sin límites definidos), que decidieron contabili-
zar dentro de las EAP con límites definidos. En conjunto se llama la atención sobre un
subregistro importante del CNA2018 tanto en lo que hace a la reducción de la superficie
y la participación porcentual de la forma de tenencia Sucesión indivisa, como a la su-
perficie total declarada de uso agropecuario y forestal de las explotaciones, la superficie
total implantada, el número de cabezas de ganado bovino y las superficies de cereales
para grano y las oleaginosas. Esto constituyó desafíos que, en muchas ocasiones, se sub -
sanaron mediante el empleo de otras fuentes de datos.
En el trabajo sobre La Rioja se mencionan problemas de confiabilidad del CNA2018
particularmente llamativos al contrastarlos con el CNA2002, como es el caso de que
aparece más del 20% de la superficie total sin posibilidad de discriminar su régimen de
tenencia de la tierra. De hecho son varias las dimensiones del relevamiento censal del
2018 que no resultan confiables, o son de difícil explicación: “la reducción de las EAP sin
límites definidos, que parece sobreestimada; la disminución de las EAP de hasta 5 ha.,
sobre la que surgen varios interrogantes; el incremento de las EAP de 5.000,1/10.000 ha.,
que interpela acerca de los procesos de titulación de tierras en estas décadas.” También
destacan las discrepancias con las fuentes alternativas consultadas: “en el caso de los
bovinos, según SENASA la reducción proporcional 2003/2018 sería de un 33%; y, no de
poco menos del 50%”, como surgiría de la comparación de los dos últimos CNA.
En los dos trabajos referidos a la región NEA se ha contrastado la información cen-
sal con las siguientes fuentes: SENASA, datos del SIGSA (sistema de Gestión de Sanidad
Animal) y Mapas satelitales tanto para Chaco como para Misiones; D.E.A.-MAGyP: Esti-
maciones Agrícolas y MAGyP: Estadísticas ganaderas para el Informe Chaco; y sondeos
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con referentes del CNA 2018 (supervisores y censistas) para el caso de Misiones. Además
de estudios realizados previamente en ambos territorios.
En ambos informes se han detectado grandes problemas de cobertura.
Para el caso del Chaco “resulta llamativo que la superficie total de EAP haya registra-
do una reducción del 2,2% cuando el frente agropecuario ha mostrado avances sobre el
noroeste forestal (proceso que se evidencia claramente en las distintas imágenes sateli-
tales)”, en tanto en Misiones destacan que dichos problemas de cobertura se observan
principalmente en áreas de ocupación reciente, o relativamente reciente, como los de-
partamentos San Pedro y Manuel Belgrano, pero no así en las otras regiones de la pro -
vincia. El subregistro detectado en dichas zonas, cuyas explotaciones son de ocupación
espontánea reciente, resulta paralelo a importantes problemas de tenencia.
En el trabajo del Chaco resaltan una situación observada también en la región NOA:
la importante reducción en la cantidad de EAP con límites definidos y mixtos (30,5%) ha
sido mucho más importante entre las EAP más pequeñas (de 0,1 a 500 ha). En este estu -
dio también se encuentra parte de la explicación del mencionado subregistro en proble-
mas surgidos de las falencias en el operativo censal: falta de entrenamiento previo en
“el uso de las tablets para levantar los datos (muchos de ellos lo hicieron en papel y, lue -
go, los volcaron al dispositivo y, algunos, nunca pudieron usarlas); un cuestionario muy
extenso que hacía que el productor perdiera la paciencia y respondiera negando activi-
dades” (agregando esto a sus temores o presunción de represalias impositivas si declara-
ban los datos reales de su explotación, lo cual consideran como un rasgo cultural).
Suma de circunstancias que se asocian al muy alto nivel de rechazos observados en esta
provincia: el 3,2% del total de rechazos nacionales, el 81% de los cuales no dieron moti-
vos del rechazo. Consideran que muchos de los datos del CNA2018 están muy alejados
(hacia abajo) respecto de los publicados por otras fuentes, especialmente en lo que hace
a ganadería (número de cabezas de todas las especies y superficie destinada a la activi -
dad pecuaria). También resulta interesante la explicación que avanzan sobre este he-
cho: si bien hay “una cultura muy arraigada en los ganaderos del norte argentino: reta-
cear este tipo de información”, les resulta dificultoso esconder estas cifras al momento
de las vacunaciones obligatorias establecidas por el Estado a través del SENASA.
Para el caso de Misiones, también los mapas satelitales ponen de manifiesto el al-
cance de la ocupación realizada por parte de nuevos agricultores en la región mencio-
nada, reforzando la hipótesis de subestimación de los datos censales. En este caso parte
de la explicación la hallan en que en la preparación del censo no se tuvo en cuenta este
fenómeno reciente y, pese a las advertencias locales, se adjudicaron muy pocos censis-
tas a relevar una zona de gran ocupación. Según un supervisor informante: “El número
de EAPS resultó muy superior a las 100/120 por segmento como dijeron… Algunos técni-
cos, me entregaron casi 200 unidades censadas el 15 de diciembre, argumentando que
les faltaban no solo muchas unidades con limites definidos sino todas las sin límites de-
finidos. Algunos censistas calcularon que llegaron a un 60% de lo pautado, como mu-
cho.” También, como en Chaco, en cuanto a cabezas de ganado registradas, los datos
discrepan en relación a la cantidad consignada por el SENASA. Esperan que la disponi-
bilidad de los datos desagregados permitirá avanzar en la comprensión de “fenómenos
antagónicos que se producen hacia el interior de la provincia”.
Los cinco estudios realizados en Región Pampeana utilizaron las siguientes fuentes
complementarias de información: Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimen-
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taria (SENASA) para Buenos Aires y La Pampa; Mapa Nacional de Cultivos 2018/2019”
elaborado por INTA para Córdoba; imágenes satelitales y el Proyecto SIBER de la Bolsa
de Cereales de Entre Ríos, además del CNA2008 para el caso de Entre Ríos; Series Histó -
ricas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y el Instituto Pro-
vincial de Estadística y Censos (IPEC) para Santa Fe. Para la investigación sobre Buenos
Aires se consultaron numerosas fuentes complementarias: Dirección Provincial de Es-
tadística (DPE, 2020), Dirección de Estimaciones Agrícolas del Ministerio de Agricultu-
ra, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP, 2020), Dirección Nacional de Sanidad Ani-
mal (DNSA) del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA,
2020), Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA, 2018), Registro Nacional de
Tierras Rurales (2016). En todos los casos se recurrió a revisión documental específica y
se consultaron informantes calificados e integrantes del operativo censal.
En las cinco provincias de la región pampeana disminuyeron las EAP cld pero llama
la atención que, salvo en Córdoba, en todas las restantes aumentaron las EAP sld, y aun-
que las cantidades son pequeñas resulta difícil explicar esta situación. En todos los caso
se asocia el primer dato a problemas importantes de cobertura del último CNA, aunque
los censos anteriores tampoco la lograron totalmente.
El trabajo sobre Córdoba indica que la provincia experimentó una disminución del
número de explotaciones en todos los estratos entre 0 y 2.500 hectáreas, con una dismi-
nución promedio del 22,28%. Disminución que se refleja en la mayoría de los variables
relevadas (superficie ocupada con especies forrajeras anuales: - 50,96%, perennes: - 61,7
%; bosques: - casi el 60%; ganado bovino: -41,1%, caprino: -40% y ovino: -15%). También
en este caso la disminución se verifica con “mayor incidencia en las unidades producti-
vas de menor superficie.” Los autores estiman que buena parte de estas diferencias se
deben a errores en la confección de las planillas de resumen de datos por parte de los
responsables, ya que la información preliminar y parcial (ya que no está desagregada
por departamentos) presentada resulta contradictoria con lo observado en la experien-
cia de trabajo a campo durante este período: “un avance sobre territorios anteriormente
ocupados por bosques nativos y comunidades campesinas.”
En el caso de Entre Ríos se menciona que el operativo censal realizado en dicha pro-
vincia logró una cobertura del 86%, aproximadamente el 3% más que el CNA02, y un 4%
menos que el CNA2008, en tanto que la superficie agropecuaria censada resultó un
16,78% menor que la estimada en 2002. En este caso se estima que “las unidades produc-
tivas que se eliminan con mayor frecuencia son las que van desde las 10 a las 200 has.”
Según los censistas consultados hubo algún grado de subdeclaración, especialmente en
lo que hace a las existencias ganaderas. Además de los problemas surgidos en el operati -
vo censal (fallas del equipamiento –tablets-, ausencia de los productores, abandono de
los censistas ante las dificultades de la tarea), en este trabajo se llama la atención sobre
problemas metodológicos, sobre todo en cuanto a algunas decisiones asumidas entre
los censos: en 2018 aparece el concepto operativo de terreno, se realiza una clasificación
de la superficie en tierras Privadas y Fiscales, aparecen diferentes categorías o reagru-
pamientos, para sus autores estos son algunos de los hechos que dificultan la compara-
ción intercensal. Se considera que en los preparativos de este censo no se tomaron to-
dos los recaudos necesarios para que los datos producidos a través de nuevas metodolo-
gías y estrategias censales fueran comparables con los anteriores.
| 401 |
Para el caso de La Pampa “se puede estimar una reducción de la cobertura censal en
términos de superficie del 14,5 %”, la que solo sería explicable por limitaciones en el ba-
rrido territorial. Partiendo siempre del supuesto que la superficie agropecuaria no se ha
modificado en forma sustancial, no consideran plausible una reducción de esta magni-
tud. Por lo tanto, las caídas en las superficies de pastizales, bosques y montes nativos y
superficie apta no cultivada, así como la importante pérdida de superficie destinada a
forrajes, tendrían para el autor una relación directa con un deficiente barrido censal.
Apoyado en el trabajo en territorio se conjetura que el número de EAP de menor tama -
ño de superficie es bajo para el contexto provincial. Considera probable que exista un
sub-relevamiento de los establecimientos de menor superficie, especialmente los ubica-
dos en los sectores periurbanos dedicados a sistemas productivos intensivos (horticul-
tura, ganadería de especies pequeñas, etc.) y “distintos de los prevalecientes en La Pam-
pa.” También para este caso se destaca la incidencia de la utilización de nuevas catego-
rías en el CNA2018 no detalladas en los datos disponibles del CNA2002, pero aludiendo
aquí a las situaciones de comodato, concesión y usufructo. En cuanto a los datos sobre
ganadería considera que “las divergencias entre el CNA2018 y SENASA 2018 son tan sig -
nificativas que parece inevitable considerar una posible sub-cobertura respecto de las
existencias bovinas en el operativo censal.” Pero, por otro lado marca que los resultados
de ambas fuentes no serían susceptibles de comparación dadas las diferencias entre el
concepto de EAP de los Censos y los de Establecimiento y unidad productiva del SENA-
SA. Asimismo señala como causa de discordancia en los datos a los inconvenientes en el
registro de la información territorial. Concluye destacando a la cobertura territorial del
censo y la fiabilidad del barrido de la totalidad de las áreas susceptibles de ser censadas
como las cuestiones de mayor relevancia a revisar.
El trabajo sobre Santa Fe destaca la significativa diferencia en las hectáreas declara-
das entre ambos censos, lo cual presenta a la provincia con “uno de los mayores índices
de reducción de explotaciones a nivel nacional”: 29 % de EAP menos. Esto ha planteado
interrogantes ya que “las diversas investigaciones en la región no registran esa merma,
por el contrario indican el avance de la superficie en producción agrícolo-ganadera so-
bre otros ecosistemas”. De la consulta a censistas surge la posibilidad de que las dificul-
tades manifestadas respecto del operativo censal hayan llevado, también en este caso, a
una subvaloración de la realidad (las tablet no respondían adecuadamente cuando se
debía consultar por EAP con terrenos en otras provincias; cuando se trataba de superfi-
cies arrendadas no quedaba claro quién debía responder; detallar las modalidades que
adoptaba el uso del suelo exigidas por el registro resultaba muy engorroso, ocasionando
una muy lenta realización de la encuesta y que, en ocasiones, se omitiera información
de arrendamientos informales y de diversos usos productivos del suelo con la finalidad
de simplificar y agilizar el trámite). Se destaca especialmente que el “estancamiento” de
la superficie con oleaginosas no se condice con lo planteado por informantes califica-
dos. Concluyen que la disminución de un 11 % en la superficie implantada es un dato ca-
rente de razonabilidad ya que existen evidencias empíricas de desmontes de especies
nativas y de avance de la frontera agrícola en tierras donde tradicionalmente no se im-
plantaban cultivos de ninguna índole.
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En el estudio realizado para el caso de Buenos Aires se afirma que el resultado del
“barrido” territorial8 arroja que la superficie agropecuaria y forestal de la provincia ha-
bría sido censado logrando una cobertura del 93,3%, de modo que 1.716.761 has queda-
rían carente de datos, lo cual es considerado inaceptable para una realidad como la de
Buenos Aires. Para este trabajo “la consecuencia ineludible de la sistemática reducción
de las coberturas” a lo largo de la extensa lista de CNA que analiza es tanto “la caída
inexplicada e inexplicable de la superficie agropecuaria”, como la “distorsionada reduc-
ción de EAP que magnifica el incuestionable proceso de concentración de las tierras
bajo explotación”. Esta distorsión la adjudica, como también es señalado en otros traba-
jos, en el mayor subregistro de las EAP de menor tamaño y asociadas al autoconsumo,
que, por una inadecuada definición han sido excluidas de todos los censos realizados
durante el período bajo análisis. También aquí se asocia esta situación a un problema
sociocultural, en cuanto en este tipo de EAP no se suele reconocer la realización de ven-
ta de excedentes de ese autoconsumo. Es interesante la sugerencia que se realiza en este
trabajo de que, dado que en los CNA no hay ninguna presentación de la cantidad de
EAP que pertenecen a un mismo titular, resultaría muy “conveniente que se publiquen
la cantidad y superficie de las EAP que pertenecen a un mismo titular”, aun resguardan-
do el secreto estadístico, esto permitiría lograr una aproximación más adecuada al gra-
do de concentración de la explotación de la tierra. Asimismo resulta de utilidad su reco-
mendación de que, dado que “los disímiles resultados de cobertura de los distintos cen-
sos” afectan su comparabilidad, se analicen las distintas variables consideradas (la su-
perficie agropecuaria según estratos y por distintos usos así como las distintas formas
de tenencia de las EAP, entre otras) como “proporciones dentro de cada censo y entre
ellos, a partir de los datos de las EAP efectivamente censadas.”
En la elaboración de los cinco trabajos que corresponden a Región Patagonia se ha
empleado información de fuentes alternativas complementarias. En todos ellos fueron
utilizados datos del Servicio Nacional De Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
En los análisis sobre Neuquén y Río Negro se aclara que dichos datos están basados en
el registro del RENSPA ya que “a partir de que la región paso a ser libre de aftosa sin va -
cunación el registro del SENASA se basa solamente en las declaraciones juradas de los
RENSPA. Cuando no se producen actualizaciones anuales del stock por parte de los pro-
ductores se traslada el valor existente de la anterior declaración, con lo cual no se regis -
tran las caídas en el stock por ventas o mortandad. Cuando se hacía la vacunación dos
veces al año el dato provisto por el SENASA era muy riguroso.” En general los datos del
SENASA presentan cifras superiores a las obtenidas a través del CNA2018, salvo en el
caso del stock provincial de porcinos, según se aclara en el Informe Tierra del Fuego. En
el trabajo sobre Río Negro se consideró que, si bien “Hay coincidencia en que la canti-
dad de cabezas de bovinos está en franco crecimiento, solo sería posible estimar un va-
lor que seguramente estará entre los rangos relevados por el CNA y SENASA.” En ese
trabajo se utilizaron también datos del Registro Nacional Sanitario de Productores
Agropecuarios (RENSPA), éste registro se configura como fuente de información confia-
ble para el tema fruticultura, pero no así en la producción hortícola. Para Santa Cruz y
Tierra del Fuego se utilizó información generada por el INTA y en este último trabajo se
8 El “barrido” territorial no es un objetivo del CNA, sino un procedimiento que debería asegurar la co -
bertura completa de cada segmento censal y del conjunto de ellos, implica el recorrido presencial
del segmento censal por parte de los censistas con el objetivo de realizar las entrevistas a los produc-
tores o informantes calificados.
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acudió además al Consejo Federal de Inversiones (CFI) y a datos de la AFIP. Para Santa
Cruz, al Consejo Agrario Provincial (CAP) y a la Federación de Instituciones Agropecua-
rias de Santa Cruz (FIAS). En todos los casos se recurrió a información elaborada por
otros estudios de investigadores de cada provincia. También la mayoría considera que
los resultados presentados en estos trabajos deberían ser revisados considerando los da-
tos por departamento y tipo de productores.
Mientras que en el trabajo sobre Chubut se considera que el CNA2018 cumplió con
altos niveles de cobertura y en el de Tierra del Fuego no se opina al respecto, en los tres
trabajos restantes (Neuquén, Río Negro y Santa Cruz) se alude a problemas de cobertura
para explicar las grandes diferencias entre los datos de ambos CNA, marcando una dis-
minución muy importantes en la superficie censada, que en el caso de Río Negro llega a
los tres millones de hectáreas. En este caso se mencionan problemas en el barrido terri-
torial, dificultades que se presentaron por realizar el CNA con un soporte tecnológico
como único medio de registro y la gran cantidad de hectáreas fiscales, con terrenos de
grandes superficies en zonas de difícil acceso. Se estima que el CNA relevó un 85 % me-
nos del total provincial de tierras fiscales productivas. En el estudio de Santa Cruz se es-
tima que la cobertura censal fue cercana al 80%, según información relevada a referen-
tes zonales, considerando que esto pudo influir en la magnitud de la disminución regis-
trada en las EAP agropecuarias, pero no como único motivo.
El trabajo sobre Chubut, pese a su opinión positiva sobre la cobertura, considera que
los valores de cantidad de EAP y de animales parecieran estar subvalorados en el últi-
mo CNA. Sostienen que “En líneas generales, los números del censo son menores a los
registrados en el SENASA a través del RENSPA, aunque la evolución reciente es similar
entre ambas fuentes.” Pero para el caso de la actividad agrícola consideran que el nivel
de subregistro es mayor en los datos del SENASA.
En la investigación realizada para el caso de Neuquén se advierte que, según el
SENASA, los datos de ambos censos son muy poco consistentes respecto al caso del ga-
nado caprino. Asimismo, respecto al dato de superficie con ocupación con permiso en
tierras fiscales, se pone de relieve que el mismo está “basado en la simple declaración al
censista de una superficie estimada por el productor, pues no son EAP que cuente con
mensura.” Por ello consideran que el aumento en la superficie entre ambos CNA está
más que nada asociado a que en el 2002 no se relevó con precisión este dato. Tampoco
se considera que el dato de superficie en EAP de tierras fiscales refleje el total de la su -
perficie de tierra fiscal en la provincia.
Consideraciones similares se enuncian en el trabajo sobre Río Negro respecto a sus
tierras fiscales. Concluyen afirmando que, por estas limitaciones y cuestionamientos,
“El registro de superficie relevada según régimen de tenencia de la tierra en el CNA
2018, no puede ser utilizado para elaborar análisis o conclusiones respecto al nivel de
irregularidad de titulación de tierras productivas.”
También para el caso de Santa Cruz se concluye que el análisis comparativo realiza-
do en este trabajo con los datos preliminares del CNA2018 pone en evidencia algunas
inconsistencias entre los datos derivados de los CNA y los provistos por otras fuentes de
información así como de informantes calificados.
En el trabajo sobre Tierra del Fuego resultan interesantes las conclusiones de una
investigación que, utilizando datos del SENASA y de la AFIP, permite afirmar que, si
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bien la producción porcina muestra datos de menor magnitud según el SENASA, se ob-
serva que la misma se ha desarrollado en dicha provincia siguiendo un perfil más de
tipo familiar9. Asimismo resulta de interés tener en cuenta que, dada la relevancia in-
discutible del ovino en el stock ganadero provincial, este se calcula en base a equivalen-
tes ovinos (EO). Esto permite visualizar que, si bien dicho stock se mantiene estable en
un valor cercano a los 800.000 EO desde la década de 1990, ha ido cambiando la partici-
pación de las especies: los ovinos han decrecido y han aumentado los bovinos.
A través de este paneo por los trabajos compilados se ponen de manifiesto muchos
aspectos de interés para el mejoramiento de futuros operativos censales, destaco -en
principio- solo tres de ellos:
• Si bien se deben extremar los recaudos para lograr el máximo nivel de cobertu -
ra, sería de utilidad calcular el grado efectivamente logrado a fin de facilitar la
realización de los ajustes necesarios para cualquier intento de comparación in-
terprovincial e intercensal.
• El subregistro observado especialmente en los estrato de EAP de menor tamaño
debe ser especialmente controlado a partir de un mejor conocimiento de las di-
ferentes realidades provinciales y de una capacitación más acorde con lo princi-
pios de inclusión y respeto por las diversidades culturales.
• Es necesario trabajar con mayor énfasis y continuidad en la articulación de los
distintos organismos que recogen información agropecuaria, tanto a nivel na-
cional como provincial, a fin de lograr el tan buscado Sistema Integrado de In-
formación Agropecuaria, meta ya formulada en la planificación del CNA1988.
9 Pérez Centeno, M., Lammel, S. y Ejarque, M. (2019). Informe sobre Agricultura Familiar en Patago-
nia. Anuario estadístico SENASA 2018. General Roca: SENASA.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/anuario_estadistico_2018_para_web.pdf
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SOBRE LA OCUPACIÓN, DISTRIBUCIÓN Y TENENCIA DE
LA TIERRA EN EL CENSO NACIONAL AGROPECUARIO
2018
Susana Soverna
Una de las preguntas que orientaron los trabajos reunidos en este libro giró en torno
a los cambios producidos en la estructura agraria entre 2002 y 2018 en relación con la
ocupación distribución y tenencia de la tierra. En este documento intentaremos llegar a
algunas respuestas a esa pregunta teniendo en cuenta que los análisis desarrollados so-
bre la cuestión de la tierra en dichos trabajos se basan en información preliminar del
CNA 2018 y que podrían modificarse con los datos definitivos, especialmente con los
desagregados por departamento.
La falta de datos por departamento dificulta la interpretación de la información, da-
das las heterogeneidades territoriales, productivas y sociales de las provincias, situa-
ción que ha sido marcada reiteradamente por los autores del libro. Esto es así en pro-
vincias “pampeanas” como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires, pero es parti-
cularmente dramático en las provincias donde se combinan grandes áreas áridas o se-
miáridas con oasis regados (se pueden mencionar Mendoza, San Juan, las provincias
patagónicas, pero la aridez es la realidad del 75% de territorio nacional). Como bien se
señala para la Provincia de Mendoza, “La configuración territorial fragmentada no solo
es consecuencia de las características ambientales de la provincia sino de procesos so-
cio históricos. (…) Los territorios áridos y semiáridos no irrigados -de los cuales se extra-
jeron recursos naturales y humanos para impulsar el desarrollo de los oasis- quedaron
en una situación de subordinación y desigualdad que da cuenta de la condición actual
de degradación ambiental, pobreza y marginación de las comunidades que allí habitan”
(Informe Mendoza, citando a Bocco, 1988; Torres, 2008).
Con esa advertencia, más todas las relativas a cuestiones metodológicas y de confia-
bilidad de la información censal presentada en el artículo anterior -en una materia don-
de las fuentes alternativas son escasas o inexistentes- iremos viendo qué dicen los infor-
mes provinciales sobre la superficie en explotación, la cantidad de explotaciones agro-
pecuarias, con y sin límites definidos, la distribución de la tierra por estratos de superfi -
cie y la tenencia de la tierra.
LA SUPERFICIE AGROPECUARIA
Los datos preliminares del CNA 2018 indican que la mayor parte de las provincias es-
tudiadas (13 de 21) muestran una reducción sustancial de la superficie total agropecua-
ria. En algunos casos, como el de Santa Cruz la reducción supera el 33%, en Catamarca y
Río Negro algo más del 22% y en otros, como Santa Fe y Entre Ríos, se da en torno al
16%, siempre considerando la superficie registrada en el CNA 2002. Estos porcentajes
pueden ocultar, en algunos casos, las magnitudes absolutas de las pérdidas que en San-
ta Cruz son del orden de los 6,7 millones de hectáreas, en Santa Fe y Entre Ríos superan
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largamente el millón y en Buenos Aires, con el 7,8 % de reducción de la superficie total
agropecuaria, alcanza a los 2 millones de ha.
En todos los casos, aun en aquellos en que la reducción es menor, si bien pueden se -
ñalarse razones que apuntan a cambio en el uso del suelo, como el avance de la minería
extractiva metalífera a cielo abierto (Santa Cruz), la conformación de nuevas reservas
privadas y áreas protegidas (Santa Cruz y Tierra del Fuego), la problemática de campos
abandonados en la Meseta central patagónica (Chubut), la expansión de las áreas urba-
nas -muy notable en San Juan, una hipótesis parcial al respecto en La Rioja-, no se en-
cuentra otra explicación plausible frente a la importancia de la disminución, que pro-
blemas en el barrido y levantamiento de la información censal, como ya se vio.
Un número reducido de provincias mantienen su superficie agropecuaria estable
con variaciones en más o en menos que no superan el 2%, considerando la registrada en
2002 (La Rioja, Tucumán).
En cuanto a las provincias donde la superficie total agropecuaria aumenta, en gene-
ral, se produce por la delimitación y titulación de tierras que, en censos anteriores, apa-
recían dentro de EAP sin límites definidos y cuya superficie, por lo tanto, no se contabi-
lizaba. Es el caso de Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Neuquén. En algunas de estas
provincias ese incremento coincide con la expansión de la frontera agropecuaria (infor-
mes de Salta y Santiago del Estero). También en San Luis se atribuye el incremento de
aproximadamente el 5% en la superficie relevada (479.000 ha) al avance de la frontera
agrícola sobre superficie anteriormente no apta para cultivo (bosque nativo, bajo salino,
sierra, etc.)10. En San Juan, (donde la explicación no puede encontrarse en la reducción
de las EAP sin límites definidos porque estas aumentan entre ambos censos) el creci-
miento de la superficie se explica por nuevas tierras con riego incorporadas a la produc-
ción agropecuaria.
LA CANTIDAD DE EAP
La cantidad de EAP con límites definidos o mixtas (categoría, esta última, incorpora-
da en el relevamiento de 2018), disminuye en la mayor parte de las provincias en pro-
porciones que oscilan entre el 58% en Tucumán y el 5% en Chubut, con un grupo impor-
tante de provincias donde la reducción se ubica en torno al 30% (Entre Ríos, Chaco,
Mendoza, San Juan, Santa Cruz, Buenos Aires), siendo la media nacional de 23%. Si bien
una parte de estas reducciones deben atribuirse, según los autores, a problemas de co-
bertura censal, es también cierto que la disminución de unidades es una constante his-
tórica que se viene registrando y que, por lo tanto, debe considerarse como una conti-
nuidad de lo que indicaban los censos anteriores.
Las excepciones a este fenómeno, las provincias donde las EAP con límites definidos
crecen, se registra en Jujuy11, Salta, Santiago del Estero, Catamarca y Tierra del Fuego.
En las tres primeras el incremento es complementario de la reducción de EAP sin lími-
tes definidos a las que ya se hizo referencia. Sin embargo, este incremento no logra que -
10 Una segunda razón para el aumento de la superficie es un mayor barrido del territorio provincial.
11 En Jujuy se mantiene prácticamente estable el número de EAP totales (con y sin límites definidos),
pero crece la cantidad de EAP con limites definidos que eran el 45% del total en 2002 y pasaron al
60% en 2018.
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brar la tendencia histórica que puede observarse si se incluyen censos anteriores a
2002 para ver la evolución.
En Catamarca, el crecimiento se asienta en la multiplicación de muy pequeñas EAP
(menores a 5 ha) al que los autores consideran un notorio proceso de minifundización o
parvifundización. En cuanto a Tierra del Fuego, donde se pasa de 90 a 148 EAP entre
2002 y 2018, el crecimiento es resultado de la subdivisión de algunas estancias en la
zona ganadera central y de chacras en las áreas periurbanas.
Sobre la cantidad de EAP sin límites definidos (categoría censal incorporada en 1988
para ampliar el conocimiento de un importante sector de la población agraria) hay que
empezar por señalar que su presencia no es igualmente importante en todas las provin -
cias. Cuando en el total del país no llegan al 9% de las EAP totales, Neuquén con el 52,5%
es la provincia con mayor porcentaje de este tipo de establecimientos; le siguen Jujuy
con el 40,1 %, Salta con el 33,27%, Santiago del Estero con el 29 % y Catamarca con
22,5%. Las regiones Noroeste y Patagonia norte, y, en menor medida algunas provincias
del NEA y Cuyo, bien sea por la presencia importante de tierras comuneras indivisas (la
Rioja) o de tierra fiscal, son las que muestran todavía importancia numérica de las EAP
sin límites dentro de la estructura provincial.
La tendencia general con estas explotaciones es que se reducen -aunque aparecen al-
gunas excepciones (Entre Ríos, La Pampa, San Luis) a las que no se encuentra fácilmen -
te una explicación razonable-. La reducción más drástica pareciera darse en La Rioja
(84%); sin embargo, se considera un dato poco confiable porque, si bien existe y se apli-
có una ley de saneamiento de títulos y de colonización -aplicada en áreas de minifun-
dios, de tierras indivisas y de tierras fiscales- no alcanzaría a explicar tal variación;
como ya se señaló, es significativa en Santiago del Estero, Salta y Jujuy. También dismi-
nuyen en Mendoza, Neuquén, Chaco y en otras provincias donde su importancia es me-
nor. La reducción de este tipo de EAP suele ir acompañada de la de la ganadería, espe-
cialmente la caprina u ovina (San Juan, Mendoza, la Rioja, Santiago del Estero, Jujuy).
Un caso especial lo constituye Catamarca porque, si bien entre 2002 y 2018, las EAP sin
límite definido se redujeron, lo hicieron en una proporción muy baja (5,6%) que la sin-
gulariza en comparación con las restantes provincias del NOA y que los autores consi-
deran “estrategias campesinas de nuevo cuño” (Informe Catamarca).
LA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA
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Si bien esto tiene cierto grado de verdad 12, no deja de ser una simplificación; existe
una gama de situaciones en la forma en que se distribuye la tierra en cada provincia
que depende de cómo se fue configurando la estructura agraria a lo largo de la historia,
a las particularidades del desarrollo del capitalismo en esa región, a las condiciones
agroecológicas, las posibilidades de producción para las que es apta la tierra y aún de la
existencia de riego, entre otras, que complejizan el análisis cuando la unidad es la pro-
vincia.
Qué es poco o mucha superficie no es un dato unívoco para cualquier situación por-
que la superficie total agropecuaria por sí misma es poco indicativa; lo que cuenta es la
superficie cultivable (Informe Mendoza) o de la productividad de la tierra y/o del capi-
tal invertido en ella, en un sentido amplio; de ahí la necesidad de aproximarnos a la ge -
neralización expresada más arriba, haciendo, al menos, una distinción muy gruesa en-
tre provincias en las que predomina la agricultura de secano y aquellas en las que esa
actividad es posible sólo con riego; es decir, donde el valor de la tierra está dado por la
disponibilidad del recurso hídrico que determina la capacidad productiva de la tierra.
Aquí resaltaremos particularmente los cambios en esa distribución operados entre los
censos 2002 y 2018 en las dos situaciones enunciadas.
Empezando por las provincias en que predomina la agricultura de secano y, más
allá de las consideraciones sobre problemas de cobertura que ya se señalaron, la regula-
ridad más observada responde a la generalización planteada: los cambios en la distri-
bución de la tierra de las EAP entre los censos marcan la reducción de los estratos de
menor superficie y, con muy pocas excepciones, el aumento de las grandes o muy gran-
des explotaciones. Esto puede ir desde provincias donde todos los estratos pierden EAP
y sólo gana el de más de 20.000 has, como lo indican los estudios de Entre Ríos y Santa
Fe o, en situaciones menos extremas, donde crece la cantidad de EAP en los estratos con
más de 2500 has (Chaco y Córdoba -en esta última provincia acentuado por encima de
10.000 ha-) o más de 1000 has (Buenos Aires, Santiago del Estero, San Luis y Misiones 13)
o el caso de Tucumán, donde los cambios en la distribución no responden a una tenden-
cia única, pero se señala que esa situación no altera el panorama general caracterizado
por el crecimiento del número de las fincas más grandes a expensas de las más chicas.
Sin embargo, esta tendencia no quita importancia a estratos intermedios. En Buenos Ai-
res las EAP de entre 100 y 1000 son 54% del total 14; en Santa Fe la mayor proporción de
EAP se sigue concentrando en el estrato de 200 a 500 has; en Córdoba entre las 50 y las
1000 has; en La Pampa15 y aún en Entre Ríos, donde la curva se achata ostensiblemente,
12 Un corte arbitrario en 200 has para las pequeñas EAP y de más de 2500 has para las grande (consi-
derando las EAP con límite del total país) indica justamente que las pequeñas son el 66% y concen-
tran el 4,7% de la tierra, en tanto las grandes son el 5% y agrupan el 64,5% de la superficie en explo -
tación.
13 En esta provincia los autores señalan que la estructura agraria se ha mantenido estable desde fina-
les del siglo XX y principios del siglo XXI, aunque hay algunas diferencias por zonas (más concen-
tración en el Alto Paraná).
14 Cuando en 2002 eran el 52%. Esta suba se dio en forma simultánea a la reducción de su participa -
ción en la superficie del 37.2% en 2002 al 31,7%en 20018.
15 Esta provincia es un caso excepcional dado que el promedio de superficie para el total de las explota-
ciones se mantiene entre los dos Censos analizados, al disminuir proporcionalmente tanto la super-
ficie en explotación como el número de EAP. Con muy pocas excepciones esas caídas se registran en
casi todos los estratos (sólo aumentan ambos valores en el estrato de 5 a 10 has y el de 25 a 50has, en
tanto, en el estrato de más de 20.000 has si bien crecen las EAP, decrece levemente la superficie total
con la consiguiente caída del promedio de superficie por EAP.
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el 66% de las EAP tienen entre 25 y 500 has. Esto muestra que la estructura agraria es
heterogénea y que persiste una capa de explotaciones medias y pequeñas que forman
parte de la base social que dirige y trabaja en las unidades agrarias. La importancia de
los agricultores familiares es señalada en los análisis de Chaco y Salta, aunque es rele-
vante en casi todas las provincias.
Estos cambios en las cantidades de EAP por estratos se corresponden con modifica-
ciones en la distribución de la superficie: en general ganan proporcionalmente superfi-
cie las EAP de mayor escala a expensas de las de menos. En los textos que se acaban de
leer resaltan casos como los de Chaco donde 424.394 ha de tierras que pertenecían a es-
tratos menores pasaron a ser controladas por los estratos mayores a 2.500 ha, lo que
significó que estos últimos incorporaron el 22,7% más de tierras durante el período con -
siderado; en Buenos Aires las EAP de más de 1000 son en 2018 el 16% del total y reúnen
casi 15,8 millones de ha (66,5% del total), unas 400 mil ha más que en 2002; también el
de Santiago del Estero los estratos superiores a las 1.000 tuvieron un aumento extraor-
dinario de la superficie total de casi 2 millones de has (48% más de superficie); en esta
provincia los autores señalan claramente que se incrementó entre censos la polariza-
ción y lo mismo se señala para Salta, donde sobre una estructura agraria polarizada en
2002, las EAP de más de 10.000 has aumentaron su peso relativo en la superficie total
agropecuaria. En San Luis donde las 1.000 ha representan el umbral entre los segmen-
tos que ganan y pierden superficie según el CNA 2018, mientras las EAP con menos de
1.000 pierden 106.098 ha, las que superan ese umbral, aumentan 584.770 ha 16.
Por la tendencia a la concentración parecería valer la observación señalada para la
provincia de Entre Ríos acerca de que el dinamismo del desarrollo capitalista agrario
exigió mayor escala para alcanzar la misma rentabilidad (lo que llevó a que EAP más
pequeñas sean absorbidas por el estrato mayor y a la migración de los capitales finan-
cieros, que ocupaban los estratos medianos y grandes en esa provincia hacia Santiago,
Salta, Chaco, San Luis). Sin embargo, no parecería ser una explicación suficiente, dado
que pequeñas y medianas explotaciones manejan gran parte de la tecnología necesaria
(agroquímicos, mecánica, silo bolsa, etc.) y producen con rendimientos físicos por hec-
tárea iguales o muy semejantes a las grandes.
Para las situaciones en que la agricultura se realiza con riego se requirió otro tipo de
análisis para caracterizar la distribución de la tierra, dada la falta de datos por Departa -
mento. En estos casos, los autores establecieron distintas estrategias para determinar a
qué estratos corresponden las EAP agrícolas y a cuáles al resto para establecer la ten-
dencia en la distribución por estratos de superficie. En unos casos utilizaron sólo los da-
tos censales, pero estableciendo criterios sobre en qué estratos se ubican las EAP con
riego y sin riego. En otros, recurrieron a información adicional para analizar las ten-
dencias dentro de la producción agrícola y les dieron a los datos censales un uso más
general.
El estudio de La Rioja supone que las EAP de hasta 500 has corresponden a las zonas
de Valles y las EAP que superan ese límite corresponde a los Llanos, donde sólo es posi -
ble la producción ganadera. Con esta definición y, a falta de datos desagregados por de -
partamentos, analizan por separado ambos tipos de EAP suponiendo su presencia dife-
16 La superficie acumulada en EAP mayores a 1.000 ha corresponde, en parte, a tierras que no fueron
censadas en 2002 y sí en 2018 por metodología empleada para la detección de EAP con parcelas in -
terprovinciales.
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rencial por regiones. En los valles observaron que, de los datos preliminares, surge que,
entre 2002 y 2018, las EAP de hasta 5 has se reducen en un 41 % en cantidad y en un 32%
en superficie; en tanto en la escala de 25,1/50 ha las EAP se incrementan en 7,3% y su su-
perficie total en 12%. Lo cual Implica el fortalecimiento de una capa de unidades me-
dias, un fenómeno que consideran más moderno. Con esta constatación (aunque los
autores tienen dudas sobre la cobertura censal) se demostraría que se sigue cumpliendo
la tendencia general de reducción de cantidad y superficie de las EAP más pequeñas y
crecimiento proporcional de la más “grandes”. Entre las EAP de más de 500, crecen las
de 5000 a 10000 has y decrecen las de más de esta última superficie en uno de los pocos
casos en que el estrato mayor pierde unidades y superficie.
En Mendoza, el estudio registra una reducción de la cantidad de unidades hasta 50
ha entre 2002 y 2018 en tanto esta disminución afecta especialmente a las de menor ta -
maño, siendo especialmente agudo en el estrato de hasta 5 ha, con una pérdida de casi
la mitad de las unidades (-47%). Entre las EAP de mayor tamaño no se visualiza una ten-
dencia clara y uniforme. Una situación similar se registra en San Juan: reducción de las
EAP de hasta 50 has, intensificado en las de menos de 5 has 17. En ambas provincias el au-
mento de la escala fue posible por la suma de pequeñas unidades menores, pero funda-
mentalmente por grandes inversiones de capital (mucho de extranjeros) en base a la
disponibilidad de recursos hídricos subterráneos.
En Jujuy dominan numéricamente las EAP de pocas hectáreas. Existe una gran ma-
yoría de unidades menores de 5 hectáreas, que además crecen entre 2002 y 2018 en tan-
to se observa una reducción de la participación de EAP de entre 5 y 50 hectáreas, segui-
da de un incremento de las de entre 50 y 10.000 ha. El dato llamativo es la desaparición
de 9 EAP de más de 10.000 que había en 2002, resignando 400.000 ha (aproximadamen-
te la cuarta parte de la superficie agropecuaria provincial) que han quedado absorbidas
por unidades de menor tamaño.
En Catamarca, igual que en Jujuy, las unidades menores de 5 hectáreas representati-
vas del campesinado provincial son una amplia mayoría y mostraron un fuerte creci-
miento entre 2002 y 2018 (contrariamente a lo sucedido en La Rioja, Mendoza y San
Juan); dichas EAP pasan de ser el 56 % del total en 2002 al 67% en 2018, aunque su peso
en la superficie total sólo sea del 0,7%. Aquí se observa una reducción de la participa-
ción de casi todos los estratos tanto en número de unidades como en superficie con ex-
cepción de los de 50 a 100 ha (que agregan 6,7% de superficie) y las de más de 10.000
que, sin embargo, mantienen prácticamente estable su superficie (pierden el 1,5%).
En las provincias nor- patagónicas, donde también la agricultura se realiza en valles
irrigados, se recurrió a datos de producciones de fruta de pepita y carozo para observar
los cambios en la distribución de la tierra. En Neuquén demuestran que los productores
de menos de 10 ha pasaron de controlar el 11,78 % de la superficie en 2009 al 8,6% en el
2019, a la vez que también lo hicieron los de más 100 ha que pasan del 51% al 41% de la
superficie con frutales. También en Río Negro se detectó en los últimos 10 años una dis-
minución notable (36%) de productores de frutas de pepita y carozo, de los cuales el 91%
tenían menos de 20 ha. En esta provincia explotaciones frutícolas se reconvirtieron
17 Para esta provincia se señala, además, una subestimación de las unidades de agricultores familiares
dada la exclusión del universo censal de una parte sustantiva de explotaciones orientadas al consu -
mo propio, a la auto subsistencia, que no declaran prácticas comerciales de su producción primaria
(35%, según el Registro Nacional de la Agricultura Familiar, 2012, 2014).
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para la producción al maíz o forrajeras como insumo ganadero. Es decir, se reemplazó
actividad muy intensiva por otras mucho más extensivas.
Utilizando los datos censales 2002 y 2018, se observa en ambas provincias la reduc-
ción de EAP de menos de 100 has en términos absolutos y relativos y el aumento de los
estratos de mayor escala. En Neuquén un dato significativo es que, de las 1.654.166 ha
que se incorporan a la superficie relevada, el 74,1% corresponde al estrato de más de
5000 ha en una provincia donde existen grandes estancias de más de 20.000 has, mu-
chas en manos de no residentes extranjeros que se destacan por su alto valor paisajísti -
co. En Río Negro (en un marco donde se reducen las EAP y las superficies en práctica-
mente todos los estratos con excepción del de entre 50 y 100 has), las EAP de más de
10.000 ha, aunque se redujeron levemente entre 2002 y 2018 aumentaron proporcional-
mente en superficie.
Distinto comportamiento se registra en la Patagonia Sur. En Chubut, Santa Cruz y
Tierra del Fuego se verifica el crecimiento en número y superficie de las EAP de menor
tamaño, particularmente en las de menos de 5 ha, que se ubican en valles irrigados y
áreas periurbanas preferentemente destinadas a la producción frutihortícola. Por su
parte las EAP ganaderas, que se concentran por encima de las 1000, en general, decre-
cen acompañando la reducción de EAP y superficie señalada más arriba.
LA TENENCIA DE LA TIERRA
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cesión indivisa, es del 64%. En Santa fe, la situación es muy parecida. Disminuye la pro -
piedad y otras formas de tenencia excepto el arrendamiento (y/o el contrato accidental)
que, no sólo crece en más de 1 millón de ha, sino que gana proporcionalmente por la
pérdida supuesta de superficie total. En todos estos casos los arrendatarios contratistas
de producción viabilizan la penetración del capital. Son los productores representativos
de explotaciones con producción a escala quienes también vehiculizan las inversiones
de agentes extra agrarios (Informe Santa Fe). En La Pampa, no se observaron variacio-
nes sustanciales en la tenencia de la tierra, respecto del Censo Nacional Agropecuario
previo, el arrendamiento y la aparcería se mantienen en el 20 % de la superficie total le -
vemente por encima del promedio nacional (19%).
En las dos provincias analizadas del NEA la situación de la tenencia de la tierra es
distinta. En el Chaco donde se expandieron las actividades típicas de la pampa húmeda,
se detecta que la superficie que perdieron los estratos menores a 2.500 ha entre los cen-
sos analizados (555.000 ha) se compensa casi exactamente con la que ganó el aumento
de la tierra en arrendamiento y aparcería (455.548 ha), se trató más de un fenómeno de
cambio en el control de la tierra que de pérdida de propiedad. Se trata de 4.541 EAP en
propiedad, la mayoría de ellas representadas por personas físicas a cargo de unidades
productivas de poca extensión, en un marco en que, las personas físicas que en 2002
controlaban el 71,5% de la tierra, pasaron en 2018 al 64,1%. En Misiones donde, en cam-
bio, priman las plantaciones perennes, la distribución de la tierra y la tenencia se man-
tienen estables en el análisis presentado; la superficie en propiedad alcanza al 90% y las
otras formas de tenencia se minimizan, aunque los autores suponen un subregistro de
la ocupación y otras formas.
¿Qué pasa en el NOA? En Santiago del Estero, el CNA 2002 registraba el 74,5 de la tie-
rra en propiedad privada (incluyendo sucesiones indivisas) y el 6,4 % en arrendamiento
y contrato accidental. En tanto que en el CNA 2018 el 63,8 % de la tierra total relevada
estaba en propiedad y el 14,3 % en arrendamiento (esta última categoría que incluye el
contrato accidental pasó de 344.536 ha a 1.044.185 ha entre censos). En Salta se verifica
también la reducción de la superficie en propiedad y sucesiones indivisas, pero en este
caso se señala que no es constatable empíricamente, aludiendo a la calidad del releva-
miento. En esta provincia crece el arrendamiento lo que remite al vínculo entre esta
modalidad de tenencia y las áreas de cultivos intensivos como tabaco y extensivos
anuales, (soja y poroto). En Tucumán existe bajo régimen de propiedad el 77% de la su-
perficie, crece el arrendamiento que pasó del 9,3 al 16,6% de la superficie y decrece la su-
cesión indivisa y la ocupación. En Jujuy crece la superficie en propiedad, probable resul-
tado de regularización dominial de sucesiones indivisas; crecen también las ocupacio-
nes de hecho (540%) sobre tierras fiscales y el arrendamiento (74%) en tierras probable-
mente destinadas a la horticultura 21. En La Rioja, el régimen “propiedad y/o sucesión
indivisa” que es claramente predominante, experimenta una notable reducción del 22%
(más de 600.000 ha.) y es uno de los pocos casos en que se reduce también la superficie
en arrendamiento. En la región de los Llanos de esa provincia se mantienen enormes
extensiones bajo el régimen llamado “campos comuneros”, siendo la región (y la provin-
cia) con mayores extensiones con esa forma jurídica. Los campos comuneros son de
pastoreo común cuya propiedad (ni pública, ni privada) es reclamada por los llamados
21 La falta de datos por departamentos impide evaluar el impacto del arrendamiento y su importancia
en las diversas zonas y actividades productivas, ya que, paradójicamente es la horticultura una de
las actividades que desciende en superficie.
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“derechosos”. Sea por acción del Estado o por procesos entre privados en los estrados ju-
diciales, han ido privatizándose durante las últimas décadas, sin que, notablemente, in-
cidieran en la superficie total en propiedad situación que para los autores genera dudas
sobre la calidad del relevamiento. En Catamarca entre 2002 y 2018, todas las formas de
tenencia de la tierra bajo dominio privado han perdido importancia absoluta y relativa,
a excepción del arrendamiento que alcanzar al 5,95% de la superficie que corresponden
a superficie efectivamente implantada. En esta provincia, como en La Rioja existen tie-
rras de pastoreo común “los derechos a campo” que decrecieron un significativo 38%
entre los censos analizados.
Al considerar las provincias de Cuyo vemos que, en Mendoza, el 82% de la superficie
está en propiedad y sucesión indivisa -superando al promedio nacional- seguido de la
modalidad de arrendamiento (12%). El resto de la tierra corresponde a formas de ocupa-
ción, aparcería y otras. Los principales cambios entre 2002 y 2018: fueron la disminu-
ción de superficie bajo régimen de propiedad (casi 400 mil ha) y el aumento de superfi-
cie bajo arrendamiento, ocupación de hecho y usufructo. En San Juan la proporción de
la superficie en propiedad es del 66,1%, un 6% superior al que se recogía en el año 2002.
La proporción de la superficie agropecuaria en arrendamiento del 6,2%, es muy inferior
al promedio nacional, pero en un rango regular a buena parte de las provincias argenti-
nas cuyos complejos productivos más importantes son extra-pampeanos. En esta pro-
vincia, en 2018 se registran en propiedad privada 99.042,1 ha más que en el CNA 2002.
En San Luis la propiedad (incluyendo sucesiones indivisas) ocupa más del 80% del terri -
torio, manteniendo cierta estabilidad, en tanto creció el arrendamiento en 300.000 ha
(4% más que en 2002) que equivale al aumento registrado en la superficie agrícola a ni -
vel provincial, mientras que disminuyen otras formas de tenencia.
En los análisis presentados para las provincias patagónicas, se observa que, en Neu-
quén hay una gran proporción de tierras fiscales que están ocupadas por pequeños pro -
ductores con distintas formas de posesión. En Río Negro donde también existen aproxi -
madamente 4.500.000 has de tierras fiscales productivas, de las que, según el informe
respectivo, el CNA18 no alcanza a relevar 600 mil, existen situaciones conflictivas en
cuanto al acceso y a la titulación de estas tierras. El arrendamiento creció del 9,1 al
12,86 % en 2018, probablemente concentrado en las áreas bajo riego destinadas a la pro-
ducción hortícola de cercanía. Un dato singular que señalan los autores es que el último
censo no relevó algo más de tres millones de hectáreas ligadas a la ganadería en gran-
des extensiones con propietarios ausentitas que ceden en arrendamiento. En Chubut se
reduce la proporción de tierra en propiedad (incluyendo sucesión indivisa) en tanto
sube el arrendamiento en un significativo 98% y la ocupación con permiso en un 16%.
También en Tierra del Fuego el arrendamiento crece un 76,6% entre ambos censos, sin
embargo, su importancia debe relativizarse en función del número y el tamaño de las
EAP existentes. En Santa Cruz, donde la propiedad es claramente dominante, se produ-
ce una llamativa reducción de las personas jurídicas del productor, que eran el 42% en
el 2002 y pasaron a ser el 28% en el 2018.
A manera de síntesis:
Se ha observado una reducción de la superficie total en explotación en la mayor
parte de las provincias. Entre las que aumentan su superficie, la explicación más
común se encuentra en la delimitación y titulación de tierras que en censos an-
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teriores, aparecían como sin límites definidos y cuya superficie no se contabili-
zaba.
La cantidad de EAP sin límites definidos muestra, complementariamente, un
fuerte decrecimiento. aunque con variaciones entre provincias.
Paralelamente a la reducción de la superficie total, se da también el de las EAP
con límites definidos en la mayor parte de las provincias, explicada en parte por
los problemas de cobertura censal, pero continuando el decrecimiento histórico
que mostraban censos anteriores.
En cuanto a la distribución de la tierra, la tendencia dominante es la de un proce-
so de concentración de la superficie en menos y más grandes explotaciones en
buena parte de las provincias, en forma congruente con la concentración del uso
del suelo en actividades extensivas como granos y ganadería (con las variaciones
que se establecerán más adelante al analizar el uso del suelo). Sin embargo, ese
proceso no quita importancia a los estratos medios, ni resulta fácilmente extrapo-
lable a todas las actividades y regiones del país, donde surgen matices importan-
tes e, incluso, situaciones de fuerte crecimiento de pequeños productores.
Sobre la situación de la tenencia de la tierra, puede marcarse que:
(i) Con pocas excepciones se reduce la superficie de las formas precarias, como la
ocupación acompañada por procesos de titulación e impulsada por la expansión
de la producción de granos y la ganadería en provincias no pampeanas.
(ii) En la mayor parte de las provincias analizadas se ha observado el crecimien-
to del arrendamiento adquiriendo, por lo menos, dos modalidades: una, respon-
de a las necesidades de concentración de la producción y el capital y está asocia-
da a la expansión de la producción de cultivos extensivos anuales y de la gana-
dería, que (como se muestra en el artículo de uso del suelo) no dejó de crecer en
las últimas décadas; y otra, impulsada por las limitaciones de acceso a la propie-
dad de la tierra de pequeños y medianos productores, que suele estar vinculada
a la producción de hortalizas, pero que es también factible para otros cultivos
anuales como el tabaco.
(iii) Finalmente, en cuanto a la propiedad de la tierra, si bien se ha marcado su
reducción en muchas provincias, sigue siendo la principal forma de tenencia y
es muy superior a la media nacional en aquellas donde predominan las planta-
ciones de ciclos largos y de inversiones fijas como los frutales, los bosques im-
plantados y determinados cultivos industriales.
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SOBRE EL USO DEL SUELO EN EL CENSO NACIONAL
AGROPECUARIO 2018
Carlos León
INTRODUCCIÓN
Al iniciar el análisis del “Uso del Suelo” a partir de la información que nos brinda el
CNA2018 en sus informes preliminares 22, debemos volver a recordar que presenta
como limitante, los serios problemas de la cobertura censal, con la consecuente
subestimación tanto para agricultura como para ganadería. Déficit que fuera
mencionado y resaltado en la mayor parte de los informes analíticos elaborados por las
provincias.
Es decir, existe una importante diferencia entre la superficie “efectivamente barrida”
por los censistas, con relación a la potencialmente existente. Obviamente, de este modo,
los resultados del Censo estarían indicando una subestimación productiva, que en la
mayoría de los relevamientos provinciales imposibilita conocer la realidad en cuanto al
“Uso del Suelo” y por lo tanto impide identificar transformaciones en relación con el
anterior CNA2002.
A ello debe agregarse la inexplicable magnitud que el CNA2018 relevó como
superficie “no agropecuaria y forestal” y/o “sin determinar”, que constituye un factor de
incidencia adicional, en cuanto a la subestimación del suelo y su capacidad productiva.
En Mendoza, Jujuy, La Rioja La Pampa, los estudios destacan un crecimiento
importante de superficie sin discriminar que puede corresponder a abandono o a
problemas de relevamiento. En la primera provincia donde se contabilizaron 90.000 ha
en esa condición, generaron una categoría para las EAP en que ese abandono podría
revertirse: superficie potencial. En La Rioja, llamó la atención de los autores que esa
categoría experimentara un violento incremento de más de 630.000 ha. En tanto en La
Pampa asciende a 518.000 has, cuando en el CNA 2002 alcanzaba a 17.013 has. En Jujuy
alcanza a 327.225 con un crecimiento intercensal del 240%. En el trabajo realizado para
la provincia de Santiago del Estero, se afirma que en el CNA2018, 2.323.507 ha fueron
consideradas como de uso no agropecuario y forestal y 502.532 sin determinar su uso.
En conjunto, alcanza al 26.6% de la tierra barrida por INDEC en dicha provincia. El
trabajo de la provincia de Buenos Aires indica una superficie agropecuaria no censada
de 1.716.761 ha y una superficie considerada “de uso no agropecuario” de 1.123.767 ha,
indicando, de este modo, la magnitud del subregistro del CNA2018.
De este modo, casi en su mayoría, los análisis provinciales del CNA2018, coinciden
en: i) la imposibilidad de interpretar el uso del suelo, exclusivamente con los datos
emergentes del CNA2018; ii) la necesidad de acudir a información estadística provincial
y/o nacional, a nivel sectorial y de rubros productivos específicos, para cubrir el déficit
22 CNA2018: i)Resultados Preliminares, noviembre 2019; ii)) Resultados Preliminares. Agricultura, ene-
ro 2020; iii) Resultados Preliminares. Ganadería, setiembre 2020
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del Censo; iii) emergente de lo anterior, las serias dificultades para establecer
transformaciones productivas con relación al CNA2002. 23 Por el mismo motivo,
diversos análisis provinciales, además de utilizar fuentes estadísticas alternativas,
acudieron a información del CNA2008 que, si bien no fue utilizado a nivel nacional por
los problemas de cobertura de éste, en el caso de algunas provincias, sus datos parecen
ser más confiables y permitirían ayudar a la interpretación de las transformaciones en
el Uso del Suelo.
LA INFORMACIÓN SOBRE USO DEL SUELO QUE SURGE DE LOS “INFORMES PRELIMINARES”
DEL CNA2018
Si se tuviera que realizar un primer análisis sobre el Uso del Suelo en base al
CNA2018, en función de los datos consignados en las publicaciones de “Resultados Pre-
liminares” haciendo abstracción de los problemas de cobertura antes mencionados, se
observaría que, del total de la superficie implantada en el país, el 68.9 % corresponde a
Cereales y Oleaginosos, con una alta concentración en soja y el maíz 24. A continuación,
le sigue en importancia las forrajeras anuales y perennes ocupando el 21.2% de la super-
ficie implantada. De este modo, más del 90% del área implantada corresponde a culti -
vos anuales y a forrajeras para su uso ganadero, es decir, a actividades productivas ex-
tensivas.
Las actividades intensivas como bosques y montes, cultivos industriales, frutas y
hortalizas, en conjunto, significan tan sólo el 7.5% de la superficie total, correspondien-
do respectivamente a cada una de ellas los siguientes porcentajes: 3.3%, 2.4%, 1.4% y
0.4%.
En cuanto a la información correspondiente a ganadería, el CNA2018 registró los si -
guientes valores de existencias, para las cuatro principales categorías: i) Bovinos
40.411.905; ii) Ovinos 8.625.383; iii) Caprinos 2.573.681 y iv) Porcinos 3.601.236 cabezas. A
modo de ejemplo de la problemática de cobertura anteriormente señalada, puede men-
cionarse que en la principal actividad pecuaria -ganadería bovina- el Servicio Nacional
de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) registró al 31 de marzo de 2018, la exis-
tencia de 54.8 millones de cabezas, es decir un 35.6% más que lo consignado en el
CNA2018.
EL USO DEL SUELO” EN LOS ESTUDIOS ELABORADOS POR LAS PROVINCIAS PARTICIPANTES
DEL PROYECTO
23 Tan sólo para mencionar un ejemplo, puede citarse el caso de Tucumán. La subestimación de su-
perficie de legumbres alcanza el 131%, en oleaginosos el 68%, en hortalizas el 60%, entre otros.
24 En oleaginosos, el 88.5% corresponde a soja , continuando el girasol con tan sólo el 7.9%. En Cerea -
les, el maiz alcanza el 54.1% de la superficie, siguéndole el trigo con el 33.5%
| 417 |
los cultivos anuales, a expensas de la reducción de la superficie con forrajeras,
especialmente las perennes. En el caso de Córdoba y Santa Fe, la expansión obedeció
preferentemente a cereales, a diferencia de la provincia de Buenos Aires que mencionó
un fuerte crecimiento de la soja potenciado por la superficie cultivada en segunda
ocupación.
No obstante, el grado de magnitud del proceso de agriculturización en comparación
con la información del CNA2002, se diferencia en los distintos análisis, en función al
grado de aceptación de los datos exclusivamente censales y/o de la profundización en
estadísticas de fuentes alternativas. El análisis realizado para la provincia de Buenos
Aires observó las importantes diferencias negativas en las superficies cultivadas
registradas en el CNA2018, con relación a las estimaciones del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, que llegan al orden del 29.5% en soja,
24.5% en maíz, 21.1% en trigo, 16% en cebada y 28.3% en girasol.
| 418 |
III) Expansión de la producción vacuna
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como complemento a la producción ovina, en aquellas áreas con condiciones biofísicas
favorables
De acuerdo con el Informe Preliminar del CNA 2018, las tres provincias con mayor
proporción de superficie frutícola con relación al total implantado en ellas fueron
Mendoza, San Juan y La Rioja, con el 71%, 68.4% y 67.9% respectivamente. Siguiéndole
en importancia Rio Negro y Neuquén, representando la fruticultura el 32.8% y 12.2%
respectivamente, de su superficie implantada.
En la mayoría de las provincias se informó de una reducción o estancamiento del
área frutícola, excepto en Tucumán, en La Rioja y Chubut.
El análisis realizado para la provincia de Mendoza indica para el caso de vid un
subregistro de aproximadamente 20.000 ha comparado la información del Instituto
Nacional de Vitivinicultura (INV) con la del CNA2018. Sin embargo, si se toma en
cuenta los datos del CNA2008 y del INV, las cifras son muy coincidentes y determinan
entre este último período, una disminución de la superficie con vid de entre el 2 y el 4%.
En la misma provincia, en el caso de frutas de pepita, existe coincidencia entre
organismos sectoriales acerca de la disminución de la superficie entre el período 2002 y
2018. Igualmente se registra disminución de superficie en olivo destinado a conservas.
Los únicos frutales que registraron incrementos de la superficie implantada son los
frutos secos (nogal y almendro) y el olivo destinado a aceite.
En el caso de San Juan, la comparación de ambos censos registraría una leve
disminución de la superficie implantada con vid, una superficie muy similar en
olivicultura destinada a aceite y una caída pronunciada de la olivicultura dedicada a
conserva.
La crisis de la fruticultura en Rio Negro y Neuquén es registrada en 2018 con una
importante caída de la superficie, especialmente con manzanas. En el caso de Rio Negro
se menciona el reemplazo por maíz destinado a la expansión de la ganadería intensiva
de “feedlot”. De manera semejante, en Neuquén se ha sustituido superficie frutícola por
cultivo de forrajeras.
En el caso de La Rioja se registró una disminución de la superficie cubierta con vid,
un leve incremento en el área nogalera y de mayor proporción en la olivicultura,
ocupando esta actividad, en cuanto a superficie plantada, el primer lugar a nivel
nacional.
En Catamarca tuvo lugar una caída del área implantada con frutales, especialmente
originada en la crisis de las empresas olivícolas.
En la provincia de Chubut se registró un muy leve crecimiento de la superficie
cubierta con frutales, a partir de cultivos como cereza, vid y frutas finas. No obstante, el
crecimiento fue muy acotado y de tan sólo el 8% en el período intercensal, totalizando
en 2018 una superficie de aproximadamente 560 ha.
| 420 |
En cuanto a la horticultura, la mayoría de los informes provinciales mencionan una
disminución en el área destinada a estos cultivos. Fue mencionado por la provincia de
Buenos Aires, Chaco, Rio Negro, San Juan, La Rioja, Jujuy y Santa Cruz. 25
En el caso de Tucumán y Mendoza se menciona una estabilidad en este rubro, al
igual que en Chubut. Solamente en Catamarca se informó de un muy leve crecimiento
entre 2018 y 2002, que alcanzó a tan sólo el 5% en cuanto a superficie sembrada,
aunque, por el contrario, el área con especies aromáticas, medicinales y condimentarias
se redujo en un porcentaje superior al 80%.
25 Si bien no fue objetivo de los análisis provinciales profundizar en las causas de la contracción fruti-
hortícola, es importante mencionar el efecto desvastador que ha tenido sobre el sector frutihortíco-
la, la política de importación indiscriminada del gobierno a partir de 2016. Sólo a modo de ejemplo,
se menciona que en 2015, se importaron 246.689 kg de manzanas y en 2016 se incrementó a 3.061.115
kg. En el mismo período las naranjas pasaron de una importación de 21.000 kg a 4.305962 kg. Lo
mismo ha ocurrido con las hortalizas. La importación de zanahorias era prácticamente inexistente
en 2015 (solamente 8.000 kg) y en 2016 fue de 11.577.780 kg. En el mismo período el tomate fresco su-
bió de 48.000 kg de importación a 1.851.296 kg. (“Importaciones y producción nacional”: Rodriguez,J:
y Gonzalez, M. Revista de Desarrollo Industrial y Agropecuario. Buenos Aires, 2017)
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mitad la superficie de cultivos industriales, manteniéndose estable el área con algodón
y reduciéndose significativamente la de jojoba.
Ovinos
La información aportada por el CNA2018 indica que las principales provincias en
cuanto a stock ovino son Chubut y Santa Cruz con el 31.5 y 22.5 % respectivamente. A
ellas le siguen Buenos Aires con 10.9% y Rio Negro con 8.6%, totalizando estas cuatro
provincias, casi el 74% de las existencias totales.
Excepto en Santa Cruz, donde a pesar del subregistro del último Censo, el stock
ovino se mantendría o bien habría aumentado levemente entre 2002 y 2018, en el resto
de las provincias tuvo lugar una caída en la ganadería ovina 26. Los trabajos provinciales
esgrimen distintas razones, como las climáticas, sequía, efecto de las cenizas del volcán
Hudson, efecto depredador de los “perros asilvestrados” o por la caída de los precios. En
el análisis realizado para la provincia de Chubut se añade la problemática del proceso
de desertificación, que obviamente impacta sobre las condiciones de sequía y por lo
tanto sobre la receptividad de los suelos. En el caso de Jujuy, la disminución de la
ganadería ovina se asocia a una reconversión hacia los camélidos, especialmente la
llama.
La reducción ovina es de tal magnitud que, como fuera mencionado en el análisis
realizado para la provincia de Tierra del Fuego, ha llegado a imposibilitar el
abastecimiento de corderos para la demanda interna, que ha crecido en los últimos
años por el efecto del turismo. Del mismo modo, existe en la Patagonia déficit de lana
para su posterior procesamiento e industrialización. Recientemente y solicitado por la
Federación Lanera Argentina, SENASA ha autorizado la importación de lana sucia de
Chile, para abastecer la industrialización en territorio patagónico. 27
Caprinos
Las principales provincias caprinas de acuerdo con lo registrado por el CNA2018 son:
Santiago del Estero (20.2%), Neuquén (17.9%), Mendoza (15.4%), Chaco (6.6%), Catamarca
(6.4%) y Salta (6.0%). En conjunto, estas seis provincias totalizan el 72.5% del total del
stock caprino del país.
En términos generales, los análisis de las distintas provincias coincidieron en cuanto
a una retracción de la ganadería caprina. En el caso de Neuquén por las mismas causas
comentadas anteriormente para la ganadería ovina. En el Chaco, el informe indica que
excepto los vacunos, en el resto de las ganaderías hubo una reducción de stock, sin
analizar las posibles causas. En otras provincias como La Rioja, Catamarca, Córdoba y
Chubut, la reducción de la ganadería caprina se asoció con la contracción o
debilitamiento de formas productivas campesinas. En algunos casos, como La Rioja
tuvo lugar una disminución de stock de aproximadamente el 50%, considerando la
información aportada por el CNA2018 en relación al CNA2002.
26 También en la provincia de San Luis, a pesar de la poca importancia relativa de la actividad ovina a
nivel nacional, se mencionó un incremento de las existencias en el período intercensal, basándose
la información en SENASA, dada la subvaluación de existencias que registra el CNA2018
27 Infocampo, 8/3/2021
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En Mendoza, al igual que en San Juan, se mencionó la reducción de la ganadería
caprina, pero indicando, en ambos casos, que sería de menor proporción de la que
registra el CNA2018. En Jujuy, del mismo modo que la reducción de la actividad ovina,
la retracción de la ganadería caprina tendría como una de sus causas, a la reconversión
hacia camélidos. En contraste con lo citado anteriormente, en la provincia de San Luis,
se incrementaron las existencias caprinas. 28
El trabajo elaborado sobre Santiago del Estero alerta sobre la exclusión en la
información de los Censos de las explotaciones destinadas mayormente al
autoconsumo, lo cual obviamente incluiría a un porcentaje apreciable de pequeños
productores caprinos.
Porcinos
En cuanto a la ganadería porcina, los resultados preliminares del CNA2018 indican
que Córdoba reúne el 23.3% del total del stock, siguiéndole en importancia Buenos Aires
con el 22.6, Santa Fe con el 15.8% y Entre Ríos con el 8.7%. Las cuatro provincias
pampeanas totalizan algo más del 70% de las existencias porcinas del país. No obstante,
la actividad porcina se halla presente en todas las provincias y los informes de las
distintas jurisdicciones coinciden en afirmar que ha habido una expansión de ésta.
La dinámica porcina está estrechamente relacionada con la expansión del cultivo del
maíz, que tuvo lugar tanto en regiones pampeana como extra pampeana, favorecida
por los precios relativos. 29
El caso más notable es el de Córdoba, donde el incremento de la actividad entre
ambos períodos censales ha sido muy significativo y alcanzó al 80%, disponiendo en la
actualidad de 1.562 sistemas productivos, sobre un total de 5.178 para todo el país. Tanto
en Córdoba como en el resto de las provincias pampeanas la producción porcina creció
a partir de la implementación de sistemas más intensivos. Así, en la provincia de
Buenos Aires que también registró una importante expansión en el período analizado,
el estudio menciona una fuerte concentración de la actividad, que se manifiesta por la
acentuada disminución de la cantidad de EAP, a pesar del aumento del stock. De
manera semejante, el trabajo realizado en San Luis menciona una fuerte expansión
porcina y un proceso de concentración, verificado en la disminución del número de
EAP y en la existencia de granjas de mayor escala.
La dinámica de expansión intercensal porcina adquirió características diferentes en
las provincias no pampeanas. Así, por ejemplo, en Misiones avanzó con una importante
orientación al autoconsumo. En La Rioja se la podría considerar casi una nueva
actividad. También Catamarca experimentó una importante expansión. Del mismo
modo, las provincias del norte y sur de la Patagonia, experimentaron una expansión,
en algunos casos necesitando la importación de una parte del maíz de fuera de la
provincia.
28 Considerando la información de SENASA que difiere sensiblemente de la del CNA2018, que subre -
gistró la cantidad de caprinos en la provincia de San Luis.
29 La expansión del maíz en el país ha tenido una dinámica muy destacada. En la campaña 2001/2 se
sembraron 3.061.661 ha. Se incrementó a 6.034.480 ha en la campaña 2014/15, llegando a 9.039.594
ha en el año agrícola 2018/19
| 423 |
A MODO DE SÍNTESIS
A pesar de los problemas de subestimación del Uso del suelo por parte del CNA2018,
los estudios provinciales sobre las transformaciones durante el período intercensal
posibilitan extraer algunos ejes de los cambios acaecidos y de la dinámica de expansión
o retracción de las principales actividades.
Para ello, dichos estudios consultaron otras fuentes alternativas de información e
investigaciones sectoriales. También es importante aclarar que algunos rubros
productivos no fueron analizados en este informe, a raíz de que no pudo obtenerse
suficiente información de los distintos estudios; es el caso por ejemplo de la avicultura y
la producción de leche.
En función de ello, podemos percibir los siguientes elementos de transformación, de
los cuales ya hemos dado cuenta y expuesto información cuantitativa:
• Elevada concentración del Uso del Suelo en torno a oleaginosos y cereales,
especialmente en la región pampeana, pero también en las provincias que
expandieron su frontera agropecuaria. Dentro de estos rubros se ha profundizado, a
su vez, la concentración en torno a la soja y el maíz.
• Expansión notoria de la actividad ganadera vacuna. En la región pampeana,
independientemente de la variación de stocks en las distintas provincias, tuvo lugar
un fuerte proceso de intensificación productiva. En las restantes provincias, ya sea
en aquéllas con expansión de la frontera agropecuaria o sin ella, el crecimiento de la
actividad también fue posible mediante distintos modos de intensificación, desde el
crecimiento de la siembra de pasturas hasta el fortalecimiento de técnicas de
engorde a corral.
• Los cultivos intensivos, los de mayor valor agregado, ocupan -como ya fue expuesto
anteriormente- una pequeña proporción del uso del suelo. Excepto en algunos casos
como por ejemplo caña de azúcar y en menor medida tabaco y yerba mate, la
dinámica de los cultivos industriales estaría indicando un estancamiento o
retracción. En el caso de la fruticultura, con algunas excepciones y de los cultivos
hortícolas en la mayoría de las provincias, la contracción sería mucho más
acentuada y se resalta el efecto negativo sobre el mercado laboral y el consumo
doméstico , que conlleva esta caída.
• En el rubro de “Bosques y Montes Implantados”, hay que mencionar que la mayoría
de las provincias que analizaron esta actividad productiva, informaron de una
declinación de la misma. Es el caso de Misiones, Entre Ríos, Catamarca, San Luis,
Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe y Chubut, entre otras.
• La actividad porcina demostró en el período intercensal una dinámica importante de
crecimiento en la mayoría de las provincias, impulsada por los mayores precios
relativos de la carne vacuna y por una favorable relación insumo-producto. En las
provincias pampeanas, en las cuales este rubro es tradicional, los aumentos
productivos se registraron a partir de una fuerte intensificación productiva,
sustentada en la genética y en la alimentación.
• En cuanto a los cambios en el Uso del Suelo, llama la atención que entre 2002 y 2018,
ninguno de los estudios provinciales haya mencionado una irrupción y/o
crecimiento importante de algún rubro agrícola o pecuario nuevo, no tradicional,
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como por ejemplo florícolas, frutihortícolas, industriales, piscícolas, etc., que se
caractericen por su intensividad, su mayor valor agregado y en consecuencia como
demandantes de un volumen más significativo de fuerza de trabajo. Los pocos casos
señalados corresponden a áreas muy reducidas que obviamente no tienen impacto
económico significativo.
• Por lo expuesto hasta aquí, puede decirse que el Uso del Suelo en Argentina, en 2018,
presenta un perfil productivo que, en primera instancia, aparecería como muy
similar al existente en las últimas tres décadas. Sin embargo, profundizando en el
mismo, es posible identificar los siguientes elementos sustantivos: 1) la agudización
de la concentración de la superficie sembrada con granos, en base a unidades de
mayor escala de producción; 2) una nueva fase de expansión de la ganadería vacuna,
de mayor intensificación y escala productivas; 3) la expansión en casi todas las
provincias de la actividad porcina, propiciada por una favorable relación insumo-
producto y con tendencia creciente a la concentración productiva; 4) el
debilitamiento de muchos cultivos intensivos regionales, con algunas excepciones
en las que el incremento de superficie implantada es mínimo, atendiendo al espacio
temporal entre Censos; 5) la contracción de actividades tradicionales de la economía
campesina y/o de pequeños productores, como la ganadería caprina, la ovina y la
horticultura; 6) la inexistencia de nuevas actividades productivas intensivas, de
impacto en lo económico, en lo alimentario y/o en la demanda de fuerza de trabajo,
que permitieran pensar, en algún proceso del tipo de “destrucción creadora” en lo
que se refiere al reemplazo del área perdida con frutales, hortalizas, cultivos
industriales, entre otros, por la aparición de nuevos cultivos y/o rubros productivos.
| 425 |
LOS AUTORES
| 426 |
Bonil, Ricardo N. Técnico Universitario en Gestión de las Organizaciones, cursando
bonil.ricardo@inta.gob.ar Licenciatura en Administración de Empresas. INTA. Unidad de
Economía y Mercado, Grupo Producción Animal (EEA Santa
Cruz). Modelización y evaluación económica de sistemas
ganaderos extensivos.
| 427 |
Cuadra, Dante Edin Licenciado (UNNE) y Doctor en Geografía (UNNE). Profesor
dantecuadra@yahoo.com.ar Adjunto Regular de la cátedra Introducción a la Geografía
(Profesorado y Licenciatura en Geografía) y Profesor Titular de la
cátedra Seminario de Geografía Humana (Licenciatura en
Geografía). Investigador Categoría 3 del Programa de Incentivos
(SGCyT-UNNE).
Fernández, Diego Ariel Doctor en Ciencias Económicas UBA. Investigador adjunto del
fernandez2diego@yahoo.com.ar CONICET en el Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios de
la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos
Aires. Profesor en la FCE-UBA, en la Maestría en Economía
Agraria de la FAUBA y en la de Desarrollo Agrario en la
Universidad Nacional de Misiones. Ha escrito el libro "El desierto
verde: sobre el proceso de concentración en la agricultura
pampeana" y es autor asimismo de numerosos trabajos en revistas
académicas de su especialidad
| 428 |
Iacovino, Romina Licenciada en sociología. Egresada de la Universidad Nacional de
iacovino.romina@inta.gob.ar Cuyo (2003). Ingreso a INTA en el 2004, realiza tareas vinculadas a
extensión/desarrollo rural e investigación en Ciencias Sociales.
Actualmente se encuentra finalizando sus estudios doctorales en
la Universidad Nacional de Cuyo, investiga sobre juventudes
rurales y dinámicas intergeneracionales. Su sede de trabajo es la
agencia de extensión rural Villa Mercedes.
| 429 |
Pérez Centeno, Marcelo Doctor en Estudios Rurales, con mención en Desarrollo Rural,
perezcenteno.marcelo@inta.gob.ar Universidad Toulouse Le Mirail. Investigador en el Área de
Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura
Familiar Región Patagonia, Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria.
| 430 |
Saenz, Claudio Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional de San Luis
Saenz.claudio@inta.gob.ar (1996). Posgrado en la Facultad de Ciencias Agrarias de la
Universidad Nacional de Cuyo, donde obtuvo el título de Master
en Riego y Drenaje (2008). Trabaja en INTA desde 1996, en los
programas ProHuerta y Cambio Rural. Luego como investigador
en temáticas relacionadas al agua. Actualmente está a cargo de la
agencia de Extensión Rural Villa Mercedes y es referente regional
en temas relacionados al agua.
| 431 |
Taranda, Nadia ingeniera Agrónoma. Asistente de docencia Facultad de Ciencias
nadiataranda@hotmail.com Agrarias. Universidad nacional del Co-mahue (UnCOMA), Ruta
151km-12-5, R8303 Cinco saltos, Río negro, Argentina
nadiataranda@hotmail.com
Tort, María Isabel Lic. en Sociología, Msc en Economía Agraria UNLP/INTA y Msc en
mariasabel47@yahoo.com.ar Ciencias sociales Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), Docente de la EPGCA/FA-UBA, Miembro de la Cátedra
Libre de Estudios Agrarios Ing. Horacio Giberti FFyL-UBA.
Tsakoumagkos, Pedro MSc en ciencias sociales FLACCSO. Profesor titular consulto UBA
pedrodamiants@gmail.com y UNLu. Miembro de la CD de la Cátedra Libre de Estudios
Agrarios Ing. Horacio Giberti FFyL-UBA. Profesor en las maestrías
en políticas ambientales y territoriales (FFyL-UBA) y en economía
agraria (FA-UBA).
Van den Bosch, María Eugenia Ingeniera Agrónoma UNCuyo; Ms. Sc Ordenamiento territorial
vandenbosch.maria@inta.gob.ar con orientacion en planificación estratégica; Investigadora EEA
Mendoza INTA. Responsable Equipo Socio Economía;
Coordinadora de la Red INTA "Monitoreo de los sistemas de
producción"
| 432 |