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CONTUMACIA EN EL DERECHO
PROCESAL PENAL
Análisis de su conveniencia y viabilidad en la Provincia de Buenos Aires
Doctrina.
En cuanto al “Proceso contumacial”, si bien fueron varios autores procesalistas los que
se refirieron a su posible aplicación en nuestro ordenamiento legal, no fueron muchos los
que se refirieron específicamente a su cuestión de fondo, toda vez que resulta ser
mayoritaria y casi indiscutible la doctrina nacional en cuanto a que no podría aplicarse este
procedimiento en ausencia del imputado, toda vez que vulneraría las Garantías
Constitucionales.
En adelante, haremos una breve reseña de los distintos sistemas procesales y la
relación de las medidas de coerción con el procedimiento contumacial.
Sistema acusatorio.
En este sistema, la jurisdicción reside en tribunales populares. Estos hacen las veces
de árbitro entre las partes -acusador y acusado- quienes tienen a su cargo demostrar las
pretensiones que sustentan en el debate con objeto de demostrar uno la existencia de
elementos incriminantes y otro la falta de estos o de circunstancias eximentes y/o
justificantes.
La acción penal en los delitos públicos pertenece a cualquier ciudadano del pueblo
mientras en los delitos privados corresponde al damnificado, de esta forma éstos se
convierten en los acusadores, a tal punto que el proceso no existe si no hay una instancia de
parte, resultando facultativo para aquél instar la acción.
El acusado es un sujeto que se encuentra en paridad jurídica con el acusador, es un
sujeto de derecho y no un objeto. Su situación no varía hasta la condena. Permanece en
libertad durante la tramitación del proceso por ser esta la regla, resultando las medidas de
coerción, excepcionales.
La presencia del imputado resulta esencial a los fines del desarrollo del procedimiento,
a punto tal que se constituye en justificativo de la aplicación de medidas cautelares que
restrinjan la libertad de aquél con motivo de evitar su desaparición y la consecuente
frustración de la finalidad del proceso, cual es alcanzar una sentencia ya sea condenatoria o
absolutoria.
El juzgador carece de facultades autónomas para investigar la verdad, siendo las partes
quienes deben introducir las pruebas en que habrán de sustentar sus argumentaciones,
razón por la que aquél se encuentra limitado a lo actuado por éstas.
El desarrollo del proceso se da en debate público, oral, continuo y contradictorio,
utilizando los magistrados el sistema de la íntima convicción, por lo que no se encuentran
atados a un determinado valor de las constancias probatorias.
Sistema inquisitivo.
La jurisdicción pertenece al Rey, quien la delegaba en magistrados permanentes y la
reasumía por vía de apelación. La acción penal y la jurisdicción se confunden pues se
encuentran en una misma mano.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Sistema mixto.
La jurisdicción es ejercida en la primera etapa por un Juez técnico y la segunda, que
corresponde al juicio propiamente dicho por un tribunal colegiado, popular o técnico.
La acción penal está a cargo de un órgano del Estado.
El imputado goza del estado jurídico de inocencia correspondiendo al Ministerio Público
Fiscal comprobar la culpabilidad de aquél. La libertad del encartado durante el proceso es la
regla, por lo que la privación de ésta es excepcional. El juez actúa como árbitro y durante la
primera etapa sólo puede incorporarse la prueba que resulte útil y pertinente.
Como buena síntesis de los sistemas estudiados, la presencia del imputado sigue
siendo fundamental a la hora de la prosecución del proceso, constituyendo aún motivo del
dictado de medidas cautelares.
En el procedimiento preliminar se recogen las pruebas en que habrá de fundarse la
acusación, las que luego son examinadas por el Tribunal que será que acepte o rechace el
paso de la instrucción a su etapa subsiguiente.
El hecho contenido en la acusación constituye el objeto de debate, motivo por el cual el
debate se encuentra limitado al evento achacado en la acusación.
La valoración de la prueba se realiza mediante los sistemas de íntima convicción –
jurado o tribunal popular- o sana crítica –tribunal técnico-.
Se encuentran previstos recursos de casación y revisión.
Más allá del principio de inocencia, que en general nadie recuerda o reconoce en la
práctica, la realidad es que la mayor parte de los “imputados” termina privado de su libertad,
sólo por parecer responsable sin aún haber sido declarado tal.
Esta circunstancia, a todas luces injusta podría verse corregida, en caso de
reconocerse la procedibilidad del juicio en ausencia del imputado, toda vez que de este
modo desaparecería una de las causas fundamentales a la hora de justificar la imposición
de una medida de coerción personal, esto es el peligro de fuga y la consecuente frustración
del juicio.
Ello así toda vez que al no requerirse la presencia del imputado, el proceso puede
avanzar en ausencia del mismo –siempre que aquélla sea voluntaria- hasta su finalización
natural, instancia en la que con una resolución definitiva en mano, pueda irse detrás ya de
un autor decretado, a quien se puede castigar/corregir.
De lo expuesto se sigue que el instituto en estudio –juicio en ausencia- podría ser
ventajoso a los fines de evitar encierros preventivos de sujetos cuya inocencia legalmente se
presume, con fundamentos muchas veces deducidos arbitrariamente.
Ahora bien, en adelante señalaremos algunas opiniones de distintos juristas
destacados, los que a nuestro criterio resultaron dignos de subrayar y de analizar, toda vez
que para ahondar nuestros conocimientos en el tema en cuestión, resulta vital comprender
algunas opiniones de la doctrina nacional.
1
Arocena, Gustavo A., “Juicio Penal en Contumacia” Seminario Jurídico, Tomo 80 1999ª p. 351-355.
2
Clariá Olmedo, Jorge A.; “Derecho Procesal Penal”, II, Lerner, Córdoba, 1984.
3
Binder, Alberto M., Introducción al Derecho Procesal Penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993.
Intercambios (N.º 10), 2005.
4
Vélez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal, Tomo II p. 364 y subs.
5
Maier, Julio B. J., Derecho Procesal Penal Argentino. Fundamentos, Ed. Argentina, Bs.As. 2002.
Intercambios (N.º 10), 2005.
En efecto, Arocena destaca que en delitos con penas de multa o inhabilitación, las que
afectan derechos o bienes jurídicos de las personas de menor jerarquía a la libertad
ambulatoria, sería aceptable que la presencia del imputado sea facultativa.
Esta postura se opone a la fundada por Fabián Balcarce, quien en su tesis propone la
defensa material del imputado y con ello la intervención del propio imputado en el juicio,
como meramente facultativa, en tanto requisito necesario para no tornar anodina la garantía
del juicio previo, haciendo que la necesaria intervención del imputado convierta “lo que
debería ser un debido proceso en un proceso debido del Estado”, toda vez que
“apersonarse en el proceso para evitar una pena injusta le importaría al imputado ser
partícipe en la violación de su presunción de inocencia (a través de las medidas de coerción
personal)...”
6
D’Albora, Francisco, “Juicio Penal en Rebeldía”, La Ley 1993-E, p. 924 a 929.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Concluyó diciendo que no puede ser otro el criterio a seguir en el orden nacional, por
directa aplicación del precepto constitucional, sobre la inviolabilidad de la defensa (Art. 18),
aún cuando por la naturaleza del delito atribuido no corresponda prisión preventiva.
En la República Argentina, el hecho que no haya proceso contumacial penal, responde,
según gran parte de la doctrina, a una interpretación cabal de la garantía que asegura la
inviolabilidad de la defensa en juicio (Art. 18 de la C.N.).Criterio que según la C.S.J.N.,
protege aún a quienes son reclamados por vía de extradición pasiva cuando el proceso no
pueda reabrirse –en el estado requirente- luego de la condena en rebeldía.
Conclusiones:
1) La inatendibilidad de las peticiones del rebelde no es absoluta pues puede
preservar su libertad a través de la eximición de prisión y cabe conferirle
intervención por medio del defensor oficial para controlar actos probatorios
irreproducibles.
2) Cuando dicha condición se adquiere luego de la discusión final no media
inconveniente en dictar sentencia “como si el imputado estuviera presente”.
3) La condición de latitante, prófugo o rebelde obtura el desarrollo de un debate
válido en homenaje al principio asegurador de la defensa incorporado al artículo 18
de la C.N.
4. Proyecto del Dr. Julio B. J. Maier.
Recabando y ahondando aún más en las distintas opiniones de los juristas destacados
que tanto aportaron a la formación de las bases de una idea más acabada en puntos aún
conflictivos de nuestro derecho formal, cabe reseñar lo aportado por el Dr. Julio B. J. Maier,
quién en su Proyecto de Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica, al inmiscuir sus
conocimientos en el tema que estamos desarrollando, agrega que el Procedimiento contra
ausentes es un Procedimiento Especial, aclarando que ausente se considera al imputado
cuando se desconozca su domicilio o residencia, cuando resulte imposible citarlo o hacerlo
comparecer en el procedimiento, o cuando sea declarado rebelde y no purgue su rebeldía.
Respecto de la viabilidad de este Instituto, el Dr. Maier dice que debe ser el Ministerio
Público quién podrá acusar a un ausente y requerir para él la apertura del juicio, cuando la
escala penal aplicable al objeto del procedimiento no supere el límite de la condena
condicional o de la suspensión condicional de la pena, o se tratare de una pena no privativa
de libertad.
Asimismo, argumenta que el mismo Ministerio Público Fiscal podrá requerir la
continuación del debate contra el ausente, hasta su terminación, cuando su rebeldía se
produzca durante el debate y él haya prestado declaración sobre la acusación, siempre que
el tribunal no considere necesaria su presencia.
En cuanto a las Reglas del Procedimiento:
Intercambios (N.º 10), 2005.
7
Zaffaroni, Eugenio Raúl, El Proceso Penal: Sistema Penal y Derechos Humanos en Brasil, Costa Rica…. y
España, México 2000, ed. Porrúa.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Es decir, nos deja un interrogante que analizaremos posteriormente y que nos lleva a
cada uno de los investigadores, y espero que lo mismo suceda con los lectores, a
preguntarnos concienzudamente y valorando los intereses de esta sociedad actual, si es o
no viable un proceso penal de esta índole en nuestro ordenamiento legal vigente.
8
Superti, Héctor C., Derecho Procesal Penal, p. 99 a 121.
Intercambios (N.º 10), 2005.
9
Ob. cit., p. 99 a 121.
Intercambios (N.º 10), 2005.
10
Cafferata Nores, José I., Cuestiones actuales sobre el derecho penal, Buenos Aires, 2000, p. 65 a 73.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Por ello, al referirnos a la sentencia fundada, debemos referirnos a lo que Maier dice
sobre ésta, es decir, aquélla que menciona los elementos de prueba a través de los cuales
arriba racionalmente a una determinada conclusión fáctica.
Así, se afirma que la sentencia penal pronunciada por el órgano judicial competente, es
hoy el único fundamento que admite la aplicación de una pena. Por eso, Maier dice que el
principio de la autonomía de la voluntad tiene muy escasa importancia en el derecho penal,
y la pena es siempre pública y su imposición sólo puede provenir de una sentencia penal
condenatoria.
Asimismo, el Dr. Maier afirma que para someter a alguien a una pena, es necesario el
pronunciamiento de una sentencia firme de condena que declare su culpabilidad en un delito
determinado, sentencia que además requiere de un Procedimiento Previo en el que se
verifique la imputación, procedimiento en el que el imputado será considerado y tratado
como un inocente.
Este Proceso Legal Previo que le procurará a la sentencia de los elementos para la
decisión respecto de la imputación, debe a su vez ser un Procedimiento Jurídico, reglado
por ley, en el que se definan los actos que lo componen y el orden en el que se los debe
llevar a cabo, acorde, a su vez, con las seguridades individuales y formas que postula la
Constitución Nacional.
Maier dice enfáticamente que el Procedimiento Penal es un Procedimiento de
Protección Jurídica para los reos, estableciendo así que el Derecho Procesal Penal es una
ley reglamentaria de la C.N.
Por último, en cuanto al Proceso Legal Previo y como resultado y comprensión de lo
señalado, Maier afirma que la reacción penal no es inmediata a la perpetración del delito.
En cuanto al fundamento constitucional de “Principio de Inocencia”, Maier dice que el
concepto de la C.N., es el impedimento de ésta de tratar como culpable a la persona a quien
se le atribuye un hecho punible, hasta que el Estado no pronuncie sentencia penal firme que
declare la culpabilidad y así sea sometido a una pena.
Desde ese punto de vista, entiende el jurista que es totalmente lícito afirmar que el
imputado goza de la misma situación jurídica que un inocente.
De este principio inalterable, surge el “onus probandi”, es decir, la carga de la prueba en
el procedimiento penal, no le corresponde al imputado, la carga de demostrar la culpabilidad
del imputado le corresponde al acusador. O sea, el imputado no tiene necesidad de construir
su inocencia ya construida por la presunción que lo ampara.
Maier analiza la relación entre el Principio de Inocencia y las distintas Medidas de
Coerción Personal, de las que destacamos, entre ellas a: El Encarcelamiento Preventivo,
Allanamiento, Apertura o inspección de correspondencia y papeles privados, embargo y
secuestro, extracción sanguínea y reconocimientos médicos.
Intercambios (N.º 10), 2005.
otorgar una posibilidad cierta de defenderse, sin controlar de hecho que quien se defiende
puede realmente ejercer su defensa.
Al contrario, se necesita verificar, de cuerpo presente, que el imputado sea idóneo para
intervenir en el Procedimiento y a su vez esté en condiciones para ejercer las facultades que
le otorga la ley de procedimiento penal.
*A los efectos del presente trabajo hemos resaltado ciertas frases o palabras.
1. Derecho anglosajón:
“...e) El proceso en ausencia. A la inversa de la mayor parte de los países con derecho
romano, los países de derecho anglosajón no reconocen, en su sistema jurídico, el proceso
en ausencia o por contumacia. Esta laguna constituye una importante ventaja para la
impunidad, especialmente cuando el país en cuestión rechaza colaborar con la justicia como
por ejemplo el Tribunal Penal Internacional de La Haya. A título de compromiso, ¿no se
podría admitir el proceso en ausencia después de haber jurídicamente constatado tal
rechazo de cooperación? En caso contrario, su no reconocimiento debería estar limitado a la
sola fase del juicio.”11
2. Perú:
El Dr. Víctor Burgos Mariños12, entre otras cosas expresó: “Existe la necesidad de
modificar la legislación contra reos ausentes, la prohibición de condena en ausencia, debe
extenderse al momento de la acusación, de tal manera que el ausente o no emplazado
adecuadamente, no pueda ser acusado ni condenado a sus espaldas. De esta manera se
estará garantizado mejor el derecho de defensa del imputado durante la etapa instructoria.”
11
Joinet, M. (traducción por Equipo Nizkor), “La Administración de la Justicia y los Derechos Humanos de los
detenidos” para la ONU -en el marco de la decisión 1996/119 de la Subcomisión de prevención de
discriminaciones y protección de las minorías- (Distr. General E/CN. 4/Sub. 2/1997/20/Rev.1 2 octubre de 1997).
12
Burgos Mariños, Víctor, “El proceso penal peruano: una investigación sobre su constitucionalidad”.
Intercambios (N.º 10), 2005.
3. Portugal:
A continuación se transcribe el sumario de una sentencia portuguesa -cuya traducción
omitimos por ser entendible en este caso el idioma portugués-. Básicamente se ve que en
Portugal, a partir del año 1995, la declaración de contumacia constituye una causal
interruptiva de la prescripción.
Sumário:
...
V – A declaração de contumácia, anteriormente à entrada em vigor do
Código Penal de 1995, não constituía uma causa suspensiva da prescrição.
Constitui agora (artigo 120 nº 1 alínea c) desse Código), mas é inaplicável aos
processos instaurados anteriormente por proibição da retroactividade da lei.
4. Italia (y Argentina):
En el ámbito internacional, como veremos, Italia ha desarrollado un sistema muy
novedoso mediante el cual se admite la condena en ausencia, procurando respetar el
principio de La Defensa en Juicio. Si esta garantía, (constitucional en todo el derecho
occidental) ha sido respetada o no por la legislación italiana, es materia de debate.
A continuación se transcribe, íntegramente, la opinión del Dr. Zuppi13 sobre una
sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Argentina. En este artículo, se ve con claridad
cuál es el sistema que adoptó la legislación italiana respecto de los contumaces. A pesar de
la extensión del trabajo lo transcribimos casi íntegro por considerarlo muy claro respecto del
sistema adoptado por Italia.
Los Juicios in absentia en el Procedimiento Italiano - Reflexiones sobre jurisprudencia
de la Corte Suprema y el caso Suárez Mason.
Por Alberto Luis Zuppi: Abogado (UBA), Dr. iur. (Universität des Saarlandes, RFA), ex
Profesor Adjunto de Derecho Penal parte especial (UBA), de Derecho Internacional Público
(UBA) y de Derechos Humanos y Garantías (UBA).
13
Zuppi, Alberto Luis, “Los juicios in absentia en el procedimiento italiano”, Reflexiones sobre jurisprudencia de
la Corte Suprema y el caso Suárez Mason, Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, nº 16.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Introducción.
El 6 de diciembre de 2000, los ocho magistrados que componían la Corte di Assise de
Roma condenaron en contumacia, por el secuestro, tortura y asesinato de cinco ciudadanos
italianos y por la substracción de un recién nacido de una de sus víctimas a Carlos Guillermo
Suárez Mason, ex comandante del 1er. Cuerpo de Ejército, y por el secuestro y asesinato de
otros dos civiles a Santiago Omar Riveros, jefe de la Prefectura Naval y comandante de la
"zona 4 Tigre-Campo de Mayo" durante el último gobierno militar. Ambos fueron
condenados a la pena más grave del ordenamiento penal italiano - el ergastolo o reclusión
perpetua - con la agravante de aislamiento diurno durante tres años para Suárez Mason y
de un año para Riveros, interdicción perpetua para asumir cargos públicos e inhabilitación
absoluta de bienes, así como al pago de diversas indemnizaciones pecuniarias y las costas
procesales. La misma decisión condena a veinticuatro de reclusión a Juan Carlos Gerardi,
José Luis Porchetto, Alejandro Puertas, Héctor Omar Maldonado y Roberto Julio Rossin,
esos últimos como autores del homicidio de Martino Mastinu14. Ninguno de los condenados
se encontraba en Italia al momento de dictarse la sentencia y las condenas impuestas
fueron dictadas in absentia, de tal manera que si Italia buscara darles cumplimiento deberá
requerir la extradición a la Argentina.
Esta decisión italiana lleva a analizar varias cuestiones que estimamos de interés. En
primer lugar, existe reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema argentina, aunque con
importantes disidencias, que considera que los juicios italianos in absentia constituyen una
violación al derecho fundamental del debido proceso. También la decisión italiana nos hace
volver al tema de la atribución de jurisdicción de sus tribunales para los delitos imputados a
los condenados que fueron cometidos en Argentina, así como sobre el valor de las leyes
dictadas que otorgaron impunidad a los acusados -la llamada ley de punto final y la ley de
obediencia debida- ante una jurisdicción extranjera.15
¿Cómo puede explicarse que un país con una larga tradición jurídica, respetuoso de los
derechos humanos y miembro activo del Consejo de Europa como es Italia pueda dictar
condenas en ausencia, las que “prima facie” parecen violar los más elementales derechos
individuales? En la Apología de Sócrates se utiliza el juicio in absentia como ejemplo de
arbitrariedad cuando se hace sin siquiera el defensor delante16 ¿Puede semejante institución
14
La sentencia puede ser leída en Internet en el sitio <http://www.derechos.org/nizkor/italia/sent.html>.
15
El tema de las formas de jurisdicción se ha tratado en la obra "Jurisdicción Universal y la Corte Penal
Internacional", Biblioteca de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, Serie II -
Obras - Número 28, Ed. La Ley, Bs. As, 2001 y la cuestión de las llamadas leyes de punto final y de obediencia
debida en el artículo publicado en el último número de Nueva Doctrina Penal, en prensa al momento de escribir
estas líneas, titulado "En busca de la memoria perdida: las leyes de amnistía y la impunidad de crímenes de lesa
humanidad" a las que nos remitimos.
16
Platón, "Apología de Sócrates", Ed. Gredos, Madrid, 1981, aquí párr.17a. El texto correspondiente dice: "...
estos acusadores son muchos y me han acusado durante ya muchos años, y además hablaban ante vosotros en
la edad en la que más podíais darles crédito, porque algunos de vosotros erais niños o jóvenes y porque
acusaban in absentia, sin defensor presente. Lo más absurdo de todo es que ni siquiera es posible conocer y
decir sus nombres... En efecto, ni siquiera es posible.
Intercambios (N.º 10), 2005.
entonces ser defendida? La cuestión es bastante más compleja que lo que parece aunque
alguna jurisprudencia nacional parece haberse quedado en la prevención socrática.
La disparidad de soluciones en el mundo judicial de tradición romanista con relación a
la necesidad de exigir la presencia física del imputado en el procedimiento criminal y lo que
se conoce como juicios "en rebeldía", "en contumacia", "in absentia" o "par défaut", han
dado lugar a multitud de conflictos judiciales que se han hecho más notables en materia de
extradición. Aunque se registran gran cantidad de casos donde aparecen vinculados países
europeos tales como Italia, Francia, Holanda, Bélgica, Noruega, España y Portugal, el
régimen procesal del juicio en rebeldía o el de los juicios in absentia es también conocido
por algunas legislaciones latinoamericanas así como Chile, Nicaragua, Guatemala, Perú,
Paraguay, República Dominicana, Ecuador y Venezuela, entre otras, así como en la propia
Argentina, aunque con diferencias entre sí como se mostrará.
Italia, por la gran variedad de situaciones en las que puede tener lugar el juicio in
absentia de acuerdo con su legislación, ha sido objeto de un análisis particular tanto por la
jurisprudencia internacional como por la de la Corte Suprema argentina, esta última con
relación a la concesión o no de pedidos de extradición. Debe tenerse presente sin embargo,
que a pesar de hacer la jurisprudencia procesal de este punto uno de sus aspectos más
variados, los juicios italianos celebrados in absentia son la excepción y no la regla.
En este trabajo y salvo mención específica, la referencia a juicios in absentia se utilizará
como sinónimo de toda situación procesal en la que el imputado no se encuentra
físicamente presente, en todo o en parte del trámite de un proceso penal en su contra.
Como se explicará más adelante, el derecho procesal italiano asimila dentro de esta
categoría a la contumacia, la latitancia y la ausencia o condición de ausente, situaciones
todas diferentes aunque para alguno de los aspectos que aquí estudio puedan ser vistas
como equivalentes.
El juicio in absentia y el debido proceso.
El derecho penal como sistema punitivo busca reconciliar el mantenimiento del orden
social con la protección de los derechos humanos y el procedimiento penal asegura el
equilibrado balance entre estos dos objetivos. Así el derecho penal debe tener en cuenta el
derecho de los acusados al pleno ejercicio de su defensa, pero también debe tener en
cuenta los derechos de las víctimas para garantizar que puedan acceder a una justa
reparación. Ambas partes tienen derecho a un proceso rápido y eficaz. Los países que
reconocen la existencia del juicio en ausencia tratan de encontrar su equilibrio entre estos
intereses y la persistencia en el tiempo del sistema se debe a que esa ha sido la forma
elegida por algunos sistemas jurídicos para, en casos de excepción, poder poner fin a un
proceso penal que de otra manera se vería dilatado de modo indefinido con la consiguiente
pérdida de pruebas y de certidumbre, cuando esta dilación es debida a una arbitraria
decisión del imputado. Así cuando el acusado, en ejercicio de un acto de plena voluntad que
Intercambios (N.º 10), 2005.
17
Cass., 12 de julio de 1995, De Rose, Cass. Pen. 1996, 3349.
18
Leone, Giovanni, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. II, EJEA, Bs. As., 1963, pág. 440.
Intercambios (N.º 10), 2005.
19
Comp. plenamente vigente a pesar de referirse al antiguo texto Mortara, Lodovico & Aloisi, Ugo, Spiegazione
pratica del Codice di Procedura Penale, T. II, Unione Tipografico-Editrice Torinese, Turín, 1915, pág. 348.
Intercambios (N.º 10), 2005.
correcta, conforme con los principios generales que resguarda la propia Constitución italiana
y que busca garantizar también el Código de Procedimiento20.
En el procedimiento italiano se estima que constituye una elección voluntaria y como
tal, un derecho del imputado, a su decisión de participar o no en el proceso que se le sigue.
A diferencia de otros países -como es el caso argentino, por ejemplo- en el que el procesado
puede ser compelido, forzado u obligado a comparecer, en Italia el procesado tiene el
derecho de no comparecer ante el juez que deba juzgarlo. Ese derecho lo puede ejercer
incluso estando detenido, cualquiera que sea el motivo de la detención. Este sistema busca
cumplir con un doble objetivo: por una lado asegurar el buen funcionamiento del sistema
penal y por el otro, garantizarle a quien ha sido declarado contumaz sus plenos derechos de
defensa y apelación21.
De acuerdo a la doctrina tradicional, el legislador italiano ha estimado que en un
procedimiento de neto corte acusatorio como el peninsular y especialmente en la etapa
judicial, el imputado no puede ser obligado a comparecer a juicio o a responder
interrogatorios, recayendo la totalidad de la carga probatoria de la comisión del delito en la
parte acusadora22. El art. 490 del C.P.P. it. establece la posibilidad de disponer que sea
traído manu militari el imputado ausente o contumaz que se encuentre preso, en cuyo caso
inmediatamente al comparecer perdería ese status.
La declaración de contumacia y sus efectos.
Como expliqué, se debe tener presente que la declaración de contumacia se basa en la
constatación previa por parte del juez del pleno conocimiento del imputado de la citación que
le fue cursada para estar a proceso, así como que su ausencia es voluntaria y consciente.
La declaración de contumacia, en consecuencia, sólo puede ser dictada una vez que el juez
haya descartado las tres hipótesis que se enuncian a continuación:
a. debe descartar la hipótesis que el imputado haya estado imposibilitado de concurrir
por grave y legítimo impedimento;
b. debe descartar la hipótesis que el imputado no haya sido debidamente notificado o
que el procedimiento a su respecto no haya sido observado.
c. debe finalmente descartar también la hipótesis que el imputado no haya sido
prevenido y avisado que si no comparece será juzgado en contumacia.
Cuando todas estas hipótesis han sido descartadas, la ley italiana presume que la
ausencia del imputado ha sido voluntaria y autoriza al juez a que disponga, previo escuchar
a las partes - fiscal y defensa - que el juicio sea tratado en contumacia. Se resalta que la
doctrina y jurisprudencia tradicional exige que la declaración de contumacia deba ser
20
Conf. D'andria, Mario, en el Codice di Procedura Penale - Giudizio e Provedimento davanti al Pretore, de
D'andria & Selvaggi, Eugenio, Giuffré, Milán, 1997, pág. 117.
21
Así Cass. 15 de enero de 1964, en Giustizia Penale. 1954-III, 236 y Cordero, Franco, Procedura Penale,
Giuffrê, Milán, 1971, pág. 106. Véase también Leone, Giovanni, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. II, EJEA,
Bs. As., 1963, pág. 448 y siguientes.
Intercambios (N.º 10), 2005.
básicamente justa y probada pues sirve para demostrar que se excluyeron todas las causas
que puedan obstar a la declaración misma, ya que si existiera alguna causa en tal sentido,
ella daría lugar a la impugnación de la sentencia que prevé el art. 586.1 del C.P.P. it.23
La decisión, aunque sea valorada libremente por el juez, no puede carecer de lógica, de
sentido común y como toda decisión judicial está sujeta a las reglas generales de apelación
de las disposiciones judiciales. Cuando la contumacia ha sido declarada, puede ser
impugnada por haber transgredido su declaración las reglas que el procedimiento exige en
cuanto a la necesaria motivación de la decisión24. Pero no podrá apelarse la decisión por el
instituto mismo o por suponer que contraría como lo entiende alguna parte de la justicia
argentina, las reglas del debido proceso.
La ausencia en el proceso del imputado contumaz no es presumida por la ley como un
acto de rebelión a las órdenes judiciales. No es un castigo. Tiene como objeto impedir que el
procedimiento que está en trámite se desnaturalice y se pierdan pruebas, testimonios,
declaraciones por el mero paso del tiempo. El contumaz, que como condición previa a ser
declarado tal, tuvo que saber de la citación y su decisión de comparecer es voluntaria y
consentida, de todas formas será defendido por su abogado y si no hubiera tenido uno o no
se presentara ninguno con su designación, por el defensor oficial que le proveerá
gratuitamente el estado. El imputado declarado contumaz tiene los mismos derechos que el
imputado presente en el procedimiento.
Si el imputado no hubiera sido notificado debidamente, o si luego de declarado
contumaz se probara que su ausencia no fue voluntaria, o si el juez estimara que puede
haber dudas al respecto, la declaración de contumacia sería improcedente o nula según el
caso. Si, por el contrario, el imputado solicita o acepta que el juicio tenga lugar no estando él
presente, o estando detenido rechaza expresamente asistir personalmente al juicio, no será
declarado contumaz sino ausente y será representado por un defensor. Si el imputado se
fugara luego de la primera audiencia, se lo considerará igualmente como presente a los
efectos procesales y será representado por su defensor, siendo esta situación semejante a
la contumacia conocida como latitancia.
Declarado el imputado contumaz, el procedimiento sigue su curso: se toman
testimonios, se celebran audiencias y se busca llevar al proceso hasta su conclusión con el
debido control de las partes - aunque una de ellas representada por su defensor o por el
defensor oficial - y se llega hasta la emisión de la sentencia condenando o absolviendo al
acusado en ausencia. Como consecuencia de la declaración de contumacia el imputado
22
Manzini, Vincenzo, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. IV, El Foro, Bs. As., 1996, pág. 451.
23
Comp. este punto Mazzi, Giuseppe, Codice di Procedura Penale - Atti e Prova - Libri I e III (artt. 109-271) cit.
pág. 883.
24
Comp. este capítulo a cargo de Mendoza, Roberto, en el Codice di Procedura Penale - Atti e Prove - Libri I e III
(art.. 109-271), Milán, Giuffrè, 1997, pág. 388. Véase decisión de la Sección IIª Penal de la Cámara de Casación,
del 22 de enero de 2000, nº 5808 que puede verse en Internet con nota de Andrea Guido en
<http://www.penale.it/giuris/cass_009-htm>.
Intercambios (N.º 10), 2005.
será notificado por medio del abogado defensor que haya designado o por el defensor
oficial, con excepción de aquéllas actividades personales y de la comunicación de la
sentencia pronunciada a los fines del comienzo del plazo de apelación que empieza a correr
una vez que la misma ha sido hecha por extracto o publicación en un diario de gran
circulación. Al decir de Manzini, no prescribirá ya la acción y la mala intención del imputado
no paralizará la función jurisdiccional25. Como puede advertirse entonces, el proceso en
contumacia lejos está de ser una violación de reglas del debido proceso. Es un
procedimiento en el que se le han dado al imputado todas las garantías, su defensa ha sido
asegurada, y para el supuesto que algo hubiera pasado que autorizara el reclamo del
contumaz, la situación va a ser revisada y caerá por nulidad o por la restitución de los plazos
procesales como se explicará más adelante.
Definición y características de la latitancia ("latitanza").
Dentro del título dedicado a las medidas cautelares personales, el art. 296 del C.P.P.it.
define al latitante como aquél que se sustrae voluntariamente al poder coercitivo personal de
la autoridad judicial violando la custodia cautelar, su arresto domiciliario o la obligación de
residir en algún lugar determinado, la prohibición para salir del país o la que dispone su
encarcelamiento.
La principal distinción de la latitancia con la contumacia radica en la diferente instancia
procesal en la que se la dicta, aunque sean semejantes sus consecuencias. En efecto,
mientras que el contumaz se niega a comparecer estando correctamente citado y no
comparecerá, el latitante, en algún momento del procedimiento estuvo a disposición del
tribunal aunque ahora evada la acción de la justicia. Como sucede con la contumacia en
caso de carencia de asesoramiento letrado, cuando el juez dicta la condición de latitante del
imputado, le designa también un defensor para el latitante que no lo tenga.
El último inciso del art. 296 del C.P.P. it. como ya se ha mencionado, equipara al
latitante a todos los efectos con el evadido. Esta asimilación atiende exclusivamente a la
actividad desarrollada por el tribunal para encontrar al evadido y no importa ningún
procedimiento declarativo del juez.26
La declaración de ausente.
Ausente para el derecho procesal italiano es aquélla persona que solicita o consiente
en forma expresa que el debate tenga lugar sin su presencia, lo que puede también suceder
cuando el imputado detenido rehusa expresamente asistir al comparendo para el que fue
citado. En estos casos el imputado será representado por su defensor particular o de oficio
Daniel Monguya Mbenge v. Zaire, Communication No. 16/19777 (8 September 1977), U.N. Doc. Supp. Nº. 40
(A/38/40) en 134 (1983). Coherente con lo expuesto en ese fallo es el comentario al art. 14 del Pacto del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos recordando que cuando excepcionalmente y por razones justificadas
se celebren juicios in absentia es tanto más necesaria la estricta observancia de los derechos de la defensa.
Puede leerse el conjunto de observaciones en el sitio en internet
http://www.unhcr.ch/tbs/.../CCPR+Observaci%C3%B3n+general+13.Sp?Open.Documen.
Intercambios (N.º 10), 2005.
si no tuviere uno. El artículo citado también resuelve la situación de aquél imputado que
estando presente en la sala de audiencias, la abandona voluntariamente alejándose de la
misma, supuesto en el cual para el procedimiento italiano el imputado será considerado
presente y no ausente.
Recursos adicionales para impugnar la contumacia. Restauración de términos.
Contra las sentencias dictadas en contumacia se admiten las mismas apelaciones que
con respecto a cualquier otra sentencia dictada tras un debate en donde todas las partes
estuvieron presentes físicamente (art. 500 C.P.P. it.).
Además de los recursos ordinarios contra las decisiones judiciales, sea por vía de
nulidad o por vía de apelación, sea atacando las notificaciones cuando estuvieron mal
hechas o las decisiones cuando fueron infundadas, el procedimiento italiano prevé además
la posibilidad que las partes sean restituidas al momento previo al vencimiento de un término
procesal, cuando existan causales que lo justifique. El art. 175 del C.P.P. it. establece un
principio general que permite que las partes sean restituidas en el término procesal cuyo
vencimiento produjo la caducidad del mismo, si prueban que la realización de la apelación o
impugnación del acto al vencimiento de su plazo no pudo ser hecha, sea por caso fortuito o
por fuerza mayor.
La normativa procesal italiana contempla dos hipótesis adicionales a lo expuesto para
hacer lugar a la restauración de términos:
a. En el supuesto que haya existido una sentencia dictada en contumacia, el imputado
puede requerir que se disponga se lo restaure en el momento anterior a que
transcurra el término para impugnar o apelar la decisión, cuando pruebe que no ha
tenido efectivo conocimiento del procedimiento llevado en su contra, siempre que la
apelación o impugnación no haya sido ya planteada por su defensor y siempre que
su desconocimiento no se deba a su exclusiva culpa.
b. También podrá pedir la restitución de los términos para apelar o impugnar la
sentencia de contumacia cuando ésta haya sido notificada al defensor del imputado
en casos de averiguación de paradero y también en estos casos, no haya sido el
imputado el que se haya substraído voluntariamente del conocimiento de los actos
del procedimiento27.
Quedan excluidos de estos supuestos aquéllos casos de invalidez o nulidad de la
notificación pues en esos supuestos la notificación misma será objeto del recurso.
El juicio en ausencia y el debido proceso en la doctrina y jurisprudencia nacional
e internacional.
26
Puede controlarse el texto en inglés en el sitio de la Universidad de Georgetown en
http://www.georgetown.edu/pdba/Constitutions/Belize/belize.html
27
Ver Human Rights Committee General Comment nº 13 #11. Ver también Poitrimol vs. France,
(39/1992/384/462) del 23 de Noviembre de 1993; Pelladoah vs The Netherlands, del 22 de septiembre de 1994,
297-B, Ser. A 23; Lala vs The Netherlands del 22 de septiembre de 1994, 297-A Ser. A 13.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Delineadas las diversas figuras del derecho italiano y analizado su procedimiento así
como los recursos que tiene el contumaz para impugnar, corresponde controlar la
conformidad de las disposiciones italianas con las normativas nacionales e internacionales
para salvaguardar el derecho del imputado al debido proceso.
Para seguir se debe partir de un postulado: el juicio en ausencia que es excepcional no
es intrínsecamente ilegal o antijurídico. Muchas veces lo es, es cierto, pero como
demostraremos siempre existen razones para que ello suceda. Quizá debamos cambiar el
postulado planteado para que sea más clara la admisibilidad: en casos excepcionales el
juicio en ausencia es ajustado a derecho. Este postulado así planteado es más acorde con
lo expuesto con relación a los juicios in absentia por el Manual del Debido Proceso
preparado por la conocida organización no gubernamental "Amnistía Internacional". Citando
el precedente Mbenge vs. Zaire28 el Manual reproduce la opinión del Comité de Derechos
Humanos dependientes del Pacto de Derechos Civiles y Políticos de la O.N.U. de 1966
cuando dijo que: "... en circunstancias excepcionales, puede aceptarse juzgar a una persona
in absentia, siempre que el acusado haya sido informado del procedimiento y haya sido
intimado a presentarse ante la corte con tiempo suficiente para permitirle preparar su
defensa".
Tomando las debidas precauciones para garantizar que el derecho de defensa y el
debido proceso sean respetados, en circunstancias de excepción el juicio en ausencia es
admisible. Pero ¿cuáles son esas circunstancias excepcionales? Es excepcional que el
propio inculpado no desee asistir a su propio juicio o haga todo tipo de resistencias para
estar presente. La Constitución de Belice en su art. 6 inc. 3 f) da un ejemplo de esta
excepción: "... y salvo su propio consentimiento el juicio no tendrá lugar en su ausencia
excepto que se comporte de manera tal de hacer impracticable la continuación del
procedimiento en su presencia y que la corte disponga removerlo y que el tribunal continúe
en su ausencia... "29 El texto de Amnistía Internacional citado, precisa un poco más lo
expuesto al requerir adicionalmente para admitir el juicio lo que veremos como los dos
primeros requisitos: en primer lugar que el acusado haya sido informado del procedimiento
y, en segundo lugar, que haya sido intimado a presentarse ante la corte con tiempo
suficiente para permitirle preparar su defensa.
El Comité de Derechos Humanos sostuvo: "cuando excepcionalmente por razones
justificadas se admita un juicio in absentia, debe darse más que nunca una estricta
observancia del derecho de defensa. Este derecho incluye al derecho a ser defendido por un
28
Es la jurisprudencia de los casos Colozza y Rubinat del 12 de febrero de 1985, 89 Ser. A. 14 de la Corte
Europea de Derechos Humanos.
29
Intercambios (N.º 10), 2005.
30
En los casos Di Pietro, G. s/ extradición, D. 140.XXIV del 20.8.96, Nardelli, P. A. s/ extradición, N.1.XXXI, del
5.11.96, Cauchi, A. s/ extradición, C. 1292.XXVIII del 13.8.98, aunque con diferentes argumentos y mayorías y
recientemente en Fabbrocino, M. s/extradición del 21.11.2000.
31
Caso Colozza, G. v. Italy nº 7A/1983/63/97 del 12 de febrero de 1985.
32
Caso citado, párrafo 27.
Intercambios (N.º 10), 2005.
absoluciones. Este razonamiento será de interés vara evaluar si las conclusiones de la Corte
con relación a las condenas son extensibles a las absoluciones, habida cuenta que las
razones que invoca para estimar agraviado el derecho al debido proceso, de hecho se
encuentran plenamente vigentes también cuando se dicta una absolución in absentia.
La posición mayoritaria de la Corte Suprema.
A pesar de todo lo expuesto, algunos fallos de la Corte Suprema argentina33, por
mayoría han sostenido que el procedimiento italiano del juicio en contumacia o en latitancia
afectaría disposiciones consagradas en los tratados de derechos humanos que hoy gozan
de rango constitucional. Tal afirmación hecha por el más alto Tribunal argentino, refiriéndose
al derecho de un país europeo que desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha
mantenido una tradición permanentemente respetuosa de los derechos individuales, por lo
menos, debe ser estimada como sorprendente. La Corte Suprema tradicionalmente se ha
mostrado en contra de aceptar al juicio in absentia italiano como suficiente para
salvaguardar los requisitos exigidos por el principio fundamental del debido proceso y ese
motivo la ha llevado a denegar diversos pedidos de extradición. Corresponde en
consecuencia, analizar en detalle los argumentos que han venido fundamentando la
denegatoria de las extradiciones por parte del máximo tribunal argentino.
En el caso Nardelli, la posición mayoritaria de la Corte Suprema citando el caso
Colozza34 tramitado por ante la Corte Europea de Derechos Humanos, estima que las
previsiones del art. 8. 1 del Pacto de San José de Costa Rica y el art. 6 del Convenio
Europeo eran semejantes, punto que luego analizaremos por separado. La Corte estimó que
de la lectura de estos artículos se establece como principio jurídico que debe ser respetado
obligatoriamente, que el derecho de estar presente en la audiencia en materia penal
constituye un elemento fundamental del debido proceso, agregando que en un
procedimiento penal el abogado defensor nunca sustituye totalmente al acusado. Cuando el
tribunal compara este principio y su funcionamiento con las disposiciones procesales
italianas, estima que se contradicen.
La cita del caso europeo a través de la posición mayoritaria de la Corte Suprema está
sacada de contexto, tanto con el caso mismo como con la suposición de creer que el
derecho italiano priva al imputado del ejercicio de su derecho a estar presente en el juicio.
En Colozza la Corte Europea reconoció que, aunque no estuviera mencionado
expresamente en el inciso 1 del art. 6 de la Convención Europea, el objeto y propósito del
artículo tomado como un todo muestra que una persona imputada de una ofensa criminal
tiene derecho a tomar parte en la audiencia ("hearing") y los derechos que aseguran los sub
33
Véase Pfeiffer y Plankl v. Austria, del 25 de febrero de 1992, Serie A nº 227, págs. 16 y 17 y Poitrimol v.
France del 23 de noviembre de 1993 caso 39/1992/384/462.
34
Tajudeen, S. K. S., caso nº 10.289, Reporte 2/92, Inter-Am.C.H.R., Doc. OEA/Ser.L/VII.81 rev. 1 Doc. 6 at 73
(1992). Puede consultarse en Internet en
http://www.cidh.oas.org/annualrep/91span/cap.III.costarica.10.289.
Intercambios (N.º 10), 2005.
incisos c, d y e del inciso 3 del art. 6 del Convenio Europeo - que tienen su correlato en los
incisos d, f y a respectivamente del inciso 2 del art. 8 del Convenio Americano - de
defenderse a sí mismo, interrogar los testigos y utilizar un intérprete si no entiende el idioma,
parecen difíciles de salvaguardar si no está presente el imputado en la audiencia. Pero el
núcleo de la decisión europea estimó que una renuncia a tales derechos por parte del
imputado no debe dejar dudas, sea porque haga saber su renuncia en forma expresa o
porque lo haga en forma tácita pero de manera indubitable35. Pero lo que dijo entonces con
todas las letras es que ese derecho del procesado puede renunciarse, inclusive en forma
implícita cuando la renuncia es inequívoca. Italia fue condenada en el caso Colozza, pero no
fue el sistema italiano lo que fue rechazado. En ese caso en particular Italia no pudo
demostrar que había tomado todas las diligencias para notificar fehacientemente al
imputado, antes de declararlo latitante, lo que obviamente era sostenido por Colozza que
negaba que la notificación se hubiera efectuado, tema al que la Corte dio fundamental
importancia. Las notificaciones que se le habían cursado habían sido dirigidas a domicilios
donde se sabía de antemano que no habitaba, sin tomar ningún recaudo para averiguar
dónde se domiciliaba Colozza realmente, lo que era muy simple de acreditar tal como quedó
demostrado por la defensa del declarado latitante en el caso. El principio que la propia
jurisprudencia de la Corte Europea ha establecido con este y con otros casos semejantes es
el que sostiene que la renuncia del imputado a comparecer debe ser de forma inequívoca y
para que sea así debe atenderse una cantidad de precauciones que deben medirse de
conformidad con su importancia36.
Como fue explicado precedentemente, cuando un juez italiano declara a un imputado
contumaz es requisito previo indispensable bajo pena de nulidad que haya verificado
fehacientemente que el imputado se haya sustraído del proceso por un acto consciente y
voluntario. En otras palabras, sin ese convencimiento previo por parte del juez, la
declaración de contumacia es nula. Si la verificación que hizo el juez por algún motivo fue
deficiente, partió de presupuestos erróneos y sin asidero, que no permitieron la constatación
fehaciente e irrebatible del consentimiento prestado, el imputado tendrá no sólo todas las
instancias italianas para atacar esas conclusiones sino incluso la de recurrir ante una
instancia supranacional como la que admite alguno de los organismos de verificación de los
tratados de derechos humanos de los que es parte la República Italiana, tales como el
Convenio Europeo de Derechos Humanos o el Pacto de Derechos Sociales y Políticos de la
O.N.U. de 1966.
También en Nardelli la Corte Suprema cita una decisión de la Comisión Interamericana
del 4 de febrero de 1992: el caso Tajudeen37 según la cual se estableció que la condena en
35
Caso citado párr. 17. e.
36
Véase Krombach c. France en inglés en el sitio de Internet de la Corte Europea en
<http://www.echr.coe.int/Eng/Judgments.htm>.
37
Ibid. párr. 88.
Intercambios (N.º 10), 2005.
39
Mostrando otra posibilidad diversa a la del ejemplo, recientemente Lituania reconoció la necesidad de
modificar su código de procedimiento penal para permitir el proceso in absentia para juzgar a un cierto número
de criminales de guerra nazis, pues razones médicas eran invocadas para evitar el comparendo de los acusados
de edad muy avanzada. Véase la Comunicación de la Comisión de la Unión Europea del 23 de mayo de 1999
COM (1999)256, pág. 16.
40
Véase el comentario de Foschini, Gaetano, La Latitanza, Giuffrè, Milán, 1943, pág. 16.
41
Cass., 2 de junio de 1989, Fusere, Cass. Pen. 1991, 586; Cass., 29 de septiembre de 1987, Alan, Cass. Pen.
1989, 405.
Intercambios (N.º 10), 2005.
42
Cass., 12 de julio de 1995, De Rose, Cass. Pen. 1996, 3349.
43
Leone, Giovanni, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. II, EJEA, Bs. As., 1963, pág. 440.
44
Comp. plenamente vigente a pesar de referirse al antiguo texto Mortara, Lodovico & Aloisi, Ugo, Spiegazione
pratica del Codice di Procedura Penale, T. II, Unione Tipografico-Editrice Torinese, Turín, 1915, pág. 348.
Intercambios (N.º 10), 2005.
decisión anterior del Tribunal Constitucional español limitaba esta exigencia a la causa
penal, sin necesidad de extenderse necesariamente a los pronunciamientos civiles de la
sentencia45. Ahora bien, la Fiscalía sostuvo que no hubo lesión en el derecho de defensa al
decidir el acusado en forma voluntaria no comparecer al juicio, no existiendo en el
ordenamiento jurídico italiano un juicio rescisorio como el reclamado. El Tribunal español
estima repugnante a ese argumento el tener que aceptar como renuncia de derechos
fundamentales a una renuncia tácita y citando varios casos del Tribunal Europeo concluye
que "... la renuncia al ejercicio de los derechos fundamentales, cuando es posible, ha de ser
expresa y formulada en términos inequívocos: de lo contrario podrían legitimarse, a través
de ella situaciones contrarias a la dignidad humana".
Pero, tal como coincide el voto de los cuatro jueces de la minoría, la afirmación que
hace el Tribunal Constitucional de que el núcleo fundamental de los derechos humanos
imponga incondicionalmente la celebración de un juicio rescisorio de todo supuesto de
condena a pena grave es insostenible. El Convenio Europeo para la Protección de los
Derechos Humanos al que se adhiere la mayoría como base argumentativa, no permite
inferir semejante exigencia. Para que dicho juicio pueda ser exigido legalmente no deben de
haberse respetado los derechos mínimos de defensa, que no es per se el caso del juicio in
absentia. El propio Convenio Europeo fue hecho en Roma en 1950 tratándose el italiano de
un Estado que garantiza con amplitud y eficacia todos los derechos individuales. La decisión
del Tribunal Constitucional español en consecuencia, tal como sucedió en el relatado caso
argentino, se atribuye una competencia exorbitante sobre el Estado italiano. A pesar de lo
expuesto y las críticas que generó la decisión española fue ratificada en por lo menos dos
casos posteriores46.
Recientemente el Parlamento Europeo tuvo ocasión de opinar sobre este tema. El 23
de marzo de 2001 elaboró un Proyecto de Informe con relación al reconocimiento mutuo de
resoluciones firmes en materia penal47. En su prólogo el informe reconoce que para
establecer un mecanismo de reconocimiento mutuo se dan dos alternativas: la primera, que
estima de difícil aplicación, sería poder armonizar los sistemas legislativos, de
procedimientos y judiciales, los que reconoce tienen larga tradición en los respectivos países
y se encuentran afirmados en la base del ordenamiento jurídico de cada Estado; la segunda
en cambio, se apoya en incrementar la confianza mutua entre los participantes de que las
decisiones que se produzcan con posterioridad, se basarán en la aplicación de un conjunto
común de reglas procesales, garantías y aplicaciones normativas. Los Estados se
comprometieron así a emitir decisiones penales fiables. Cuando el informe del Parlamento
45
Conf. D'andria, Mario, en el Codice di Procedura Penale - Giudizio e Provedimento davanti al Pretore, de
D'andria & Selvaggi, Eugenio, Giuffré, Milán, 1997, pág. 117.
46
Así Cass. 15 de enero de 1964, en Giustizia Penale. 1954-III, 236 y Cordero, Franco, Procedura Penale,
Giuffrê, Milán, 1971, pág. 106. Véase también Leone, Giovanni, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. II, EJEA,
Bs. As., 1963, pág. 448 y siguientes.
Intercambios (N.º 10), 2005.
47
Manzini, Vincenzo, Tratado de Derecho Procesal Penal, T. IV, El Foro, Bs. As., 1996, pág. 451.
48
Comp. este punto Mazzi, Giuseppe, Codice di Procedura Penale - Atti e Prova - Libri I e III (artt. 109-271) cit.
pág. 883.
Intercambios (N.º 10), 2005.
que se encuentra vigente en Chile que también tiene un capítulo sobre la rebeldía aunque
en el art. 93. Inciso i) del Código de Procedimiento Penal chileno específicamente se
establece como derecho del imputado el de no ser juzgado en ausencia49.
La legislación española puede ser también traída como modelo de estas
contradicciones. Así cuando el delito conlleva una pena superior al año de privación de la
libertad el juicio in absentia se encuentra prohibido (art. 841 de la Ley española de
Enjuiciamiento Criminal), permitiéndose en caso contrario aunque quedando sujeta la
sentencia a la posibilidad de un posterior juicio rescisorio.
Las garantías judiciales en la Convención Americana.
En las decisiones judiciales consideradas se habla de respeto del debido proceso en
base a estándares internacionales que suelen estar dados por las Convenciones que
garantizan este derecho ¿Cuáles son esas garantías que imponen los Tratados
internacionales citados en los fallos judiciales mencionados?
El art. 8 de la Convención Interamericana dice en la parte pertinente:
"Artículo 8. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable...
2. ... Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantías mínimas:
a. derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no
comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b. comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada.
c. concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de
su defensa;
d. derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e. derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado...
si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo
establecido por la ley;
f. derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de
obtener la comparecencia como testigos o peritos, de otras personas...
...
h. derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior...
...
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los
intereses de la justicia."
49
Comp. este capítulo a cargo de Mendoza, Roberto, en el Codice di Procedura Penale - Atti e Prove - Libri I e III
(art.. 109-271), Milán, Giuffrè, 1997, pág. 388. Véase decisión de la Sección IIª Penal de la Cámara de Casación,
del 22 de enero de 2000, nº 5808 que puede verse en Internet con nota de Andrea Guido en
<http://www.penale.it/giuris/cass_009-htm>.
Intercambios (N.º 10), 2005.
50
Daniel Monguya Mbenge v. Zaire, Communication No. 16/19777 (8 September 1977), U.N. Doc. Supp. Nº. 40
(A/38/40) en 134 (1983). Coherente con lo expuesto en ese fallo es el comentario al art. 14 del Pacto del Alto
Comisionado para los Derechos Humanos recordando que cuando excepcionalmente y por razones justificadas
se celebren juicios in absentia es tanto más necesaria la estricta observancia de los derechos de la defensa.
Puede leerse el conjunto de observaciones en el sitio en internet: http://www.unhcr.ch/tbs/
51
Puede controlarse el texto en inglés en el sitio de la Universidad de Georgetown en
http://www.georgetown.edu/pdba/Constitutions/Belize/belize.html.
Intercambios (N.º 10), 2005.
bienes jurídicos afectados hace que sea de aplicación el artículo 11 del Código Penal
italiano que autoriza la renovación del juicio en los casos previstos por los artículos 7 a 10
del mismo cuerpo legal, lo que se hace específicamente aplicable cuando se ha dictado,
como en el caso argentino, disposiciones de impunidad que son violaciones de claras
disposiciones del derecho internacional.
Las sucesivas denuncias efectuadas por ante las autoridades consulares italianas de
las desapariciones de ciudadanos italianos en Argentina, por la vía de aplicación de las
disposiciones penales que se han transcripto quedaron reunificadas ante el Tribunal de
Roma donde se inició la acción de instrucción, compilando las pruebas testimoniales y
documentales, enfrentándose el tribunal italiano con la franca oposición de las autoridades
argentinas para ayudarlo siquiera con las notificaciones52. En 1992 un pedido de audiencia
de testigos que debía cumplirse por vía de exhorto fue aceptado por Buenos Aires y se fijó
fecha para las audiencias lo que motivó el viaje a esta Ciudad de las autoridades italianas.
El día fijado para las mismas sin embargo, un fiscal apeló la concesión del trámite al exhorto
y la Cámara Federal confirmó la opinión fiscal impidiéndose en consecuencia la realización
de las audiencias previstas.
Las autoridades italianas llevaron a cabo los trámites que pudieron por ante las
autoridades consulares lo que sirvió para completar en lo posible la instrucción. Los
querellantes presentaron un escrito final que hubiera permitido que el Fiscal formulara la
acusación y solicitara la elevación a juicio, lo que sorprendentemente no hizo pidiendo en
diciembre de 1995 el archivo de las actuaciones. Las razones fueron varias y aparecen
enumeradas en el artículo de Maniga citado, pero finalmente el Juez de instrucción italiano
convencido de la riqueza de elementos probatorios acumulados invitó al Fiscal a solicitar el
requerimiento de elevación a juicio que lo hizo con los siete imputados mencionados al
comienzo donde aparece el resto de la historia de este caso.
No debe confundirse, en consecuencia, esta condena italiana dictada por aplicación del
principio de nacionalidad pasiva con el ejercicio de una jurisdicción extraterritorial en el
sentido de verse habilitado el tribunal por la comisión de un crimen internacional que abra su
competencia.
Conclusiones.
Si se acepta, en consecuencia con los fallos y la doctrina transcriptos, que per se la
modalidad del juicio in absentia no constituye una violación a las reglas del debido proceso,
la cuestión que resta por resolver es la de saber si en un proceso de extradición
corresponde que el Estado requerido sea el que determine si un procedimiento doméstico
del Estado requirente es acorde al debido proceso o no.
52
Ver Human Rights Committee General Comment nº 13 #11. Ver también Poitrimol vs. France,
(39/1992/384/462) del 23 de Noviembre de 1993; Pelladoah vs The Netherlands, del 22 de septiembre de 1994,
297-B, Ser. A 23; Lala vs The Netherlands del 22 de septiembre de 1994, 297-A Ser. A 13.
Intercambios (N.º 10), 2005.
5. España (e Italia):
1) En primer lugar veremos la opinión del tribunal constitucional en el año 1986:
Intercambios (N.º 10), 2005.
I. Antecedentes
2. Los hechos más relevantes para su comprensión y resolución, tal y como se
desprenden de la demanda y de las resoluciones impugnadas son, en síntesis, los
siguientes:
a) Por nota verbal núm. 629, de 30 de diciembre de 1996, la Embajada de Italia en
Madrid formuló solicitud de extradición de quien en este proceso es recurrente de amparo,
nacido en San Lorenzo (Italia), por un total de 11 motivos, de los cuales nueve son órdenes
de detención por imputación de delitos no juzgados (apartados 1 a 7 y 10 y 11 del informe
del Ministerio Fiscal) y otros dos son órdenes para la ejecución de sentencias dictadas en
ausencia del reclamado (apartados 8 y 9 del informe del Ministerio Fiscal). En estas últimas
fue condenado a las siguientes penas: doce años, dos meses y quince días de reclusión y
medida de seguridad de vigilancia especial de seguridad por un año, en el primer caso; en el
segundo, veinte años de reclusión. Al reclamado se le acusa y se le condenó por ser
miembro destacado de la organización mafiosa denominada «N'drangueta», dedicada a la
venta de sustancias estupefacientes, así como por el asesinato de miembros de otros
grupos mafiosos que competían por el control de tales actividades ilícitas, imputándosele un
total de 98 asesinatos consumados, 36 asesinatos frustrados, asociación ilícita o terrorismo,
detención ilegal, receptaciones, falsificaciones, tenencia ilícita de armas, inhumación ilegal,
amenazas y contrabando, entre otros delitos.
...
En efecto, para que exista indefensión constitucionalmente relevante, es preciso que el
órgano judicial, en el curso del proceso, limite indebidamente a una de las partes la
posibilidad de defenderse, alegando o practicando prueba en defensa de sus propios
intereses (SSTC 89/1986, de 1 de julio, 102/1987, de 17 de junio o 145/1990, de 1 de
octubre). Por eso, para que un defecto procesal pueda ser apreciado por este Tribunal
como vulneración de la Constitución, se requiere que una vez valorada la situación en cada
Intercambios (N.º 10), 2005.
caso concreto, se produzca un efectivo y real menoscabo del derecho de defensa (SSTC
48/1984, de 4 de abril, 155/1988, de 22 de julio, 145/1990, 188/1993, de 14 de junio,
185/1994, de 20 de junio, 1/1996, de 15 de enero, 89/1997, de 5 de mayo y 186/1998, de 28
de septiembre). Sobre la indefensión que el art. 24.1 CE proscribe, se ha dicho
reiteradamente por este Tribunal que sólo cabe otorgar relevancia constitucional a aquélla
que resulta efectiva, de tal forma que no toda infracción o irregularidad procesal cometida
por los órganos judiciales provoca, en todos los casos, la eliminación o disminución material
de los derechos que corresponden a las partes en el proceso. De esta manera, la
indefensión prohibida por el art. 24.1 CE no nace de la simple infracción por los órganos
judiciales de las reglas procesales, sino que es necesario que tenga una significación
material y que produzca un efectivo y real menoscabo o limitación del derecho de defensa
como consecuencia directa de la acción u omisión de los órganos judiciales (SSTC
194/1987, de 9 de diciembre, 155/1988, 43/1989, de 20 de febrero, 123/1989, de 6 de julio,
145/1990, 196/1990, de 29 de noviembre, 154/1991, de 10 de julio, 366/1993, de 13 de
diciembre y 18/1995, de 24 de enero, entre otras), toda vez que el recurso de amparo no es
una vía orientada a corregir cualquier infracción procedimental, sino exclusivamente
aquéllas que produzcan, efectivamente, la lesión de un derecho fundamental (SSTC
34/1991, de 14 de febrero, 106/1993, de 22 de marzo , 117/1993, de 29 de marzo,
180/1993, de 31 de mayo, 15/1995, de 24 de enero, 80/1995, de 5 de junio, 37/1996, de 11
de marzo y 9/1997, de 14 de enero).
...
13. No obstante, nuestra jurisprudencia (SSTC 37/1988, de 3 de marzo, 181/1994,
29/1995, de 6 de febrero y 162/1999, de 27 de septiembre), ha reconocido que el derecho a
participar en la vista oral y a defenderse por sí mismo forma parte del núcleo del derecho de
defensa que ha de considerarse esencial desde la perspectiva del art. 24 CE y, por lo tanto,
que constituye el punto de partida en la fijación del que hemos denominado «contenido
absoluto» de los derechos fundamentales que, necesariamente, ha de proyectarse «ad
extra».
...
No es necesario determinar aquí si estamos o no ante un derecho irrenunciable. Baste
recordar, como ha hecho el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (casos Barberá,
Messegué y Jabardo, de 6 de diciembre de 1988, núm. 82, Oberschlick, de 23 de mayo de
1991, núm. 51, FCB c. Italia, de 28 de agosto de 1991, núms. 33 a 35 y Poitrimol, de 23 de
noviembre de 1993, núm. 31), que la renuncia al ejercicio de los derechos fundamentales,
cuando es posible, ha de ser expresa y formulada en términos inequívocos: de lo contrario
podrían legitimarse, a través de ella, situaciones contrarias a la dignidad humana. Y, en el
caso de los derechos procesales, precisamente por su naturaleza formal, la voluntad de
renuncia ha de hallarse, con mayor razón, rodeada de un mínimo de garantías para que no
Intercambios (N.º 10), 2005.
de una falta, el cual, sin embargo, puede apoderar a un tercero para que le defienda (art.
970), o con la pura y simple ausencia del acusado (art. 971).
...
Mi opinión, en definitiva, fue denegar el amparo y que el quejoso ante nosotros
defendiese sus derechos en los Tribunales italianos, con recurso, en último término, al
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuya sede está en Estrasburgo, Tribunal creado
por el Convenio que en 1950 se hizo curiosamente en Roma, capital de la República
italiana.
6. Colombia:
A continuación transcribimos una sentencia de la Corte Constitucional de Colombia,
donde se ven con claridad los argumentos esgrimidos en pro y en contra del procesamiento
en ausencia. El subrayado nos pertenece.
Demandante: Juan Carlos Arias Duque.
Magistrado Ponente: Dr. Carlos Gaviria Díaz, Santa Fe de Bogotá, D.C. veintiséis (26)
de septiembre de mil novecientos noventa y seis (1996).
I. Antecedentes.
Ejerciendo la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano Juan Carlos Arias
Duque presenta demanda contra el artículo 356 del decreto 2700 de 1991 y las siguientes
expresiones contenidas en los artículos del mismo decreto que a continuación de cada una
de ellas se indican: "o declaratoria de persona ausente", artículos 136 y 313, inciso segundo;
"el imputado haya sido declarado persona ausente por delito que no amerite detención
preventiva", artículo 384, inciso segundo; "o de la declaratoria de persona ausente", artículo
387, inciso segundo, por considerar que dichas normas violan los artículos 13, 29, 93, 94 y
250 inciso final de la Constitución.
Cumplidos los trámites señalados en la Constitución y la ley y oído el concepto del
Ministerio Público, procede la Corte a decidir.
II. Normas acusadas.
Seguidamente se transcriben los artículos 136, 313, 356, 384, 385, 387 del decreto
2700 de 1991, subrayando en las normas parcialmente acusadas la parte que es objeto de
demanda.
"Nuevo Código de Procedimiento Penal Colombiano".
"Decreto Número 2700 DE 1991".
"Por el cual se expiden las normas de Procedimiento Penal".
"Artículo 136. Calidad de sujeto procesal. Se denomina imputado a quien se atribuya
participación en el hecho punible. Este adquiere la calidad de sindicado y será sujeto
procesal desde su vinculación mediante indagatoria o declaratoria de persona ausente".
Intercambios (N.º 10), 2005.
La administración de justicia tiene por objeto asegurar el bien común y, con su ejercicio
se pretende "el descubrimiento de la verdad, en beneficio no solamente de las partes
entrabadas en la relación judicial, de ámbito temporal, sino, primordialmente, de los
intereses permanentes de la colectividad"; no obstante, este propósito debe cumplirse "con
el imponderable acatamiento de las normas procedimentales de nuestra legislación". Con la
declaratoria de persona ausente y el nombramiento de un defensor que lo represente no se
pretenden transgredir las garantías procesales del vinculado, sino observar la primacía del
interés general sobre el particular.
El procedimiento para declarar persona ausente al procesado y nombrarle un defensor
de oficio está regulado de manera integral en la legislación penal. Las normas acusadas
constituyen "una secuencia perfectamente lógica y garantista del debido proceso, y en
especial del derecho de defensa", pues además del defensor de oficio que ampare los
derechos fundamentales del procesado, se prevé la presencia del Ministerio Público dentro
del proceso penal. Además, al declarado ausente se le conceden todos los recursos legales
para impugnar las decisiones que lo afecten, y en caso de ser condenado puede ejercer el
recurso extraordinario de casación, y las acciones de revisión y de tutela.
Las disposiciones acusadas no vulneran las normas de derecho internacional
adoptadas por nuestro ordenamiento, pues las mismas Cortes Internacionales han
distinguido la realización de un juicio in absentia de la negación a un derecho público, y han
reconocido la admisibilidad de tales juicios, en algunas circunstancias, en beneficio de una
buena administración de justicia.
No puede sacrificarse la administración de justicia "so pretexto de que no es posible,
pese a haberse agotado los procedimientos establecidos en la ley, la comparecencia
personal de un individuo al proceso; tampoco es conveniente, para la eficacia y celeridad de
la misma administración de justicia, que el proceso se paralice indefinidamente en espera de
la prescripción de la acción penal, pues ello nos llevaría a institucionalizar la impunidad, y en
concreto a la Fiscalía se le haría nugatoria su función básica de perseguir el delito".
B. El apoderado del Ministro de Justicia y del Derecho presenta escrito en el que
justifica la constitucionalidad de las normas acusadas, con fundamento en las siguientes
consideraciones:
El debido proceso no se viola con la declaración de persona ausente, pues aunque este
no se halle presente, "se deben tener en cuenta por parte del fiscal de conocimiento todos
los aspectos, favorables o no, que surjan de la actuación en contra de aquél, donde
cualquier omisión en este sentido debe subsanarse en el desarrollo posterior del proceso
por iniciativa propia o por pedimento de cualquiera de los sujetos procesales, como medio
principal para la consecución de una decisión válida".
La ausencia del sindicado no afecta en mayor grado sus intereses, pues estará siempre
asistido por un defensor profesional, cuyo criterio siempre prevalece, de conformidad con lo
Intercambios (N.º 10), 2005.
previsto en el artículo 137 del Código de Procedimiento Penal, "siendo más perjudicial para
los intereses del procesado la carencia de una defensa técnica, cosa impensable en nuestro
sistema, que la falta de defensa material que él mismo ejerce".
"Nuestro ordenamiento permite adelantar procesos penales en ausencia del sindicado,
con el fin de que esta circunstancia no afecte el normal desarrollo de las investigaciones,
para evitar dentro de lo posible la impunidad, sin que esto signifique el desconocimiento de
las garantías procesales que le asisten. Es más, eliminar los procesos adelantados en
contumacia con base en los argumentos de la demanda sería tanto como decir que todos
los reos ausentes tienen ese carácter por ignorancia o porque la autoridad no desplegó las
medidas suficientes para enterarlos y lograr su vinculación, cuando por el contrario, esta
circunstancia se presenta en la mayoría de los casos por la intención del imputado de evadir
la acción de la justicia".
"La constitucionalidad de la figura del reo ausente se cifra en la previsión del artículo 29
de la Carta, que permite el nombramiento de un defensor de oficio, acto precedido de la
declaratoria de persona ausente, legitimando esta figura con el consenso que significó la
redacción de nuestra Constitución, que acoge la fortaleza histórica de una figura utilizada
desde hace mucho tiempo en nuestra legislación para darle seguridad jurídica a nuestros
procedimientos".
El ordenamiento penal consagra una serie de garantías para la persona que comparece
al proceso y también para el reo ausente, como la presunción de inocencia y el consecuente
beneficio de la duda, la declaración de nulidad de las actuaciones que restrinjan el derecho
de defensa, bien por falta de una adecuada defensa técnica, o bien cuando no se atienden
en debida forma las peticiones del apoderado tendientes a demostrar aspectos que lo
beneficien.
C. El ciudadano Manuel Corredor Pardo, actuando en representación del Colegio de
Abogados Penalistas de Bogotá y Cundinamarca, y atendiendo la invitación hecha por el
Magistrado Ponente, participa en el proceso y solicita que se declare la exequibilidad de las
normas acusadas, por las razones que seguidamente se sintetizan:
No se vulnera el principio de igualdad, porque las expresiones acusadas se refieren a
dos supuestos distintos, el primero el de la persona que está presente físicamente en el
proceso y, el segundo el de aquélla que no ha comparecido al mismo. El trato diferente está
dado porque el propio procesado se coloca en esa situación de ausencia y, por tanto, no
sería justo ni legal concederle "la ventaja del tratamiento legal como si estuviera presente,
sumada a las propias de su desleal actuación frente al proceso".
El procesamiento en ausencia no es inconstitucional pues "el sistema penal ofrece un
sinnúmero de disposiciones de necesario cumplimiento que permiten atemperar en lo
razonable las dificultades propias de un proceso conducido sin la presencia física del sujeto
pasivo del mismo. En fin, como la carga probatoria de favor o disfavor -íntegra- del proceso
Intercambios (N.º 10), 2005.
penal compete en principio a la actividad del Estado, será evidente que la ausencia no
vulnera en lo fundamental los derechos de quien es juzgado en ausencia mediante su
vinculación ficta por emplazamiento público. Si se pensara en la hipótesis de que el
procesado ausente pudo haber aportado una prueba con incidencia en los hechos materia
de la sentencia, de modo tal que cambiaran el sentido de la decisión final del proceso, cabe
aún la acción extraordinaria de revisión por prueba nueva no conocida en los debates de
instancia, o si se falló delictuosamente, o con base en prueba falsa".
Si no pudiera procesarse en ausencia, se llegaría al absurdo de que "la ausencia del
autor del delito imposibilitaría la investigación, el juicio y la sentencia, lo cual pugna con el
principio más alto y obligante desde el punto de vista del Estado social de derecho de la
publicidad y oficialidad de la función de administración de justicia que corresponde al Estado
(art.228 C.P.), que el transcurso del tiempo haría finalmente nugatorios por la prescripción
de la acción penal. Además, es bueno afirmarlo, la administración de justicia también
comprende la decisión de carácter penal que sobre los derechos de las personas que han
sido víctimas del delito, y la afirmación de la potestad del Estado de investigar, juzgar y
sentenciar por los delitos que afectan las condiciones esenciales de la convivencia
colectiva".
V. Concepto Fiscal.
El Procurador General de la Nación (E) rindió el concepto de rigor, y en él solicita a la
Corte declarar exequibles las disposiciones acusadas, basado en las siguientes
consideraciones:
-El instituto de la declaración de "reo ausente" encuentra su fundamento en los fines del
Estado y la función de las autoridades judiciales, en virtud de los cuales se erige el derecho
penal "como el mecanismo jurídico adecuado para determinar la responsabilidad de los
miembros de la comunidad política en relación con las consecuencias derivadas de sus
actos". Teniendo en cuenta que el Estado representa intereses comunes, se predica la
oficiosidad de la acción penal y, en consecuencia, "la actividad represora no se puede
paralizar ante el evento de que el imputado evada la actuación jurisdiccional al no hacerse
presente en el proceso".
"La persona que se ausenta del proceso sin justificación y aunque las autoridades
hayan insistido en su debida notificación con el objeto de lograr su comparecencia, sin bien
no ejerce una defensa activa y participante, no por ello se encuentra en una situación
desfavorable, ya que el Estado provee lo requerido para su óptima defensa a través del
nombramiento del defensor de oficio, que si bien "no cuenta con la versión y demás
elementos de los cuales el imputado lo pueda proveer directamente, tiene la facultad de
acceder al acervo probatorio, de asistir a las diligencias, de recusar a los funcionarios
judiciales, de pedir y controvertir pruebas, etc., de manera que desempeña una labor de
control respecto de la actividad punitiva del Estado, a la par que garantiza los derechos
Intercambios (N.º 10), 2005.
a todas las personas, en el específico ámbito de los elementos que configuran el concepto
de debido proceso penal y de derecho de defensa también en el ámbito penal, el respeto
pleno al derecho constitucional fundamental a la defensa técnica y dicha voluntad
compromete, con carácter imperativo y general, al legislador, a la ley y a los jueces.
"Esto significa, que dichas funciones de defensa del sindicado en las etapas de
investigación y juzgamiento no pueden ser adelantadas por una persona que no se
encuentre científica y técnicamente habilitada como profesional del derecho, so pena de la
configuración de una situación de anulabilidad de lo actuado en el estrado judicial por
razones constitucionales, o de inconstitucionalidad de la disposición legal o reglamentaria
que lo permita. Además, dicha defensa técnica comprende la absoluta confianza del
defendido o la presunción legal de la misma confianza en el caso del reo ausente; en este
sentido es claro que el legislador debe asegurar que las labores del defensor sean
técnicamente independientes y absolutamente basadas en la idoneidad profesional y
personal del defensor".
De otro lado, cabe recordar que en el ordenamiento penal existe la acción de revisión
(art. 232 C.P.P.), mediante la cual se pueden revivir los procesos cuando ya las decisiones
han hecho tránsito a cosa juzgada, con el fin de corregir los errores en que se haya podido
incurrir por razón de hechos delictivos del juez o de terceros o por el desconocimiento de la
existencia de pruebas durante el trámite judicial, o por cualquiera otra de las causales
previstas en la ley, acción a la que bien puede acudir el procesado que no comparezca
personalmente al proceso por desconocimiento o por que se oculte, a pesar de que el
Estado haya cumplido diligentemente su deber de comunicarle la existencia del proceso, e
incluso aunque el procesado ausente haya contado con una adecuada defensa técnica, de
la misma manera que puede hacerlo el sindicado que haya estado presente durante todo el
curso del proceso.
2. Normas acusadas.
Como el actor contrae su demanda en forma exclusiva a la parte de las disposiciones
que se refieren a la declaración de persona ausente, por considerar que los procesos
penales no pueden adelantarse sin la presencia del sindicado, sin formular reparo alguno a
lo que cada una de las normas acusadas prescribe, la Corte limitará el pronunciamiento
únicamente a este aspecto, salvo en lo que respecta a los artículos: 356 y al inciso segundo
del 384 que fueron demandados en su integridad, dejando vía libre para que se puedan
presentar demandas posteriormente con cargos distintos a este.
Los preceptos impugnados contienen en líneas generales exigencias y limitaciones que
buscan justamente amparar los derechos de los procesados dentro del proceso penal; así,
el artículo 136 señala quiénes tienen la calidad de sujeto procesal y a partir de qué momento
adquieren tal calidad; el artículo 313 consagra las actuaciones que puede cumplir la policía
judicial durante la instrucción y el juzgamiento e indica cuáles les están vedadas, entre las
Intercambios (N.º 10), 2005.
permitan obtener la corrección de los vicios y errores en que se haya podido incurrir por falta
de adecuada defensa.
Por último, considera la Corte pertinente señalar que los procesos que se adelanten con
persona ausente no vulneran el derecho a la igualdad de los sindicados, pues estos cuentan
con las mismas garantías y oportunidades procesales concedidas a quienes están presentes
en el mismo, las cuales pueden ser ejercidas por el defensor que el sindicado nombre o por
el defensor de oficio que le asigne el funcionario judicial encargado de adelantar la
actuación.
DECISIÓN.
En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional actuando en nombre del Pueblo y por
mandato de la Constitución,
RESUELVE:
Primero. Declarar EXEQUIBLE la expresión "o declaratoria de persona ausente",
contenida en el artículo 136 del decreto 2700 de 1991, sólo en cuanto se refiere al cargo
formulado.
Segundo. Declarar EXEQUIBLE la expresión "o declaratoria de persona ausente"
contenida en el inciso segundo del artículo 313 del decreto 2700 de 1991, sólo en cuanto se
refiere al cargo formulado.
Tercero. Declarar EXEQUIBLE el artículo 356 del decreto 2700 de 1991.
Cuarto. Declarar EXEQUIBLE el inciso segundo del artículo 384 del decreto 2700 de
1991.
Quinto. Declarar EXEQUIBLE la expresión "o se haya declarado persona ausente",
contenida en el artículo 385 del decreto 2700 de 1991, sólo en cuanto se refiere al cargo
formulado.
Sexto. Declarar EXEQUIBLE la expresión "o de la declaratoria de persona ausente",
contenida en el inciso segundo del artículo 387 del decreto 2700 de 1991, sólo en cuanto se
refiere al cargo formulado.
Cópiese, notifíquese, comuníquese, cúmplase, insértese en la Gaceta de la Corte
Constitucional y archívese el expediente.
9. Bolivia:
A continuación transcribimos el punto 11 del capítulo primero del trabajo La defensa
pública en América latina desde la perspectiva del derecho procesal penal moderno,
realizado respecto de las legislaciones de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Guatemala, Panamá, editado en San José de Costa Rica en 1991 con el apoyo del ILANUD
(Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la prevención del Delito y tratamiento
del delincuente).
11. El procedimiento contumacial.
Intercambios (N.º 10), 2005.
limitaciones que la ausencia del imputado apareja, entre las que puede destacarse la
imposibilidad material de practicar el reconocimiento en rueda de personas.
Distinta es la situación si el rebelde ha sido oído en indagatoria, ya que en ese caso, al
asumir formalmente la calidad de “imputado procesado”, no podrán practicarse las
diligencias que requieran el anoticiamiento previo del imputado, so pena de violentarse el
derecho de defensa en juicio de aquél, de modo que la actividad instructoria se encuentra a
todas luces mitigada a la mera acción de dar con el paradero del ausente.
Por último, si la desaparición tiene lugar luego de alcanzada la etapa del debate –juicio-
el trámite deberá paralizarse en el estado en que se encuentre, por expresa aplicación de
los principios de inmediatez y contradicción.
7. El acusado tiene derecho a disponer de una copia de la acusación, que deberá ser
fundada y de los documentos que la acompañen y de un término no menor de quince días
hábiles para preparar su defensa y exponerla por escrito.
8. Se leerá en sesión pública tanto los cargos o acusaciones, como las excepciones y
defensa. Luego se recibirá la causa a prueba, fijando previamente el Tribunal de la
Legislatura, los hechos a que debe contraerse y señalando también el término para
producirla.
9. Vencido el término de prueba, el Tribunal de la Legislatura, designará nuevamente
día para oír en sesión pública, a los acusadores y al acusado sobre el mérito de la prueba.
10. Concluida la causa, los miembros del Tribunal de la Legislatura, discutirán en sesión
secreta, el mérito de la prueba, y concluida esta discusión se designará día y hora para la
sesión pública, en la que se pronunciará la resolución definitiva que se efectuará por
votación nominal sobre cada cargo, por si o por no, dirigiendo el presidente del Tribunal de
la Legislatura, a cada legislador una pregunta en esta forma: “Señor Legislador don N.N.,
¿Es el acusado culpable o no culpable del crimen, delito, falta o desorden de conducta que
se le hace cargo en el artículo... de la acusación?”
El legislador a quien se le haya dirigido esa pregunta, responderá “es culpable" o "no es
culpable" según su conciencia jurídica.
11. Si de la votación resultara que no hay número suficiente para condenar al acusado,
se lo declarará absuelto. En caso de que hubiere número suficiente de votos para la
condena, el Tribunal de la Legislatura procederá a redactar la sentencia.
12. Declarado absuelto el acusado quedará “ipso facto” restablecido en la posesión del
empleo, del que se hallare en suspenso.
13. Quedará Igualmente restablecido en su empleo si la causa no se hubiera terminado
hasta los sesenta días a contar de la suspensión.
14. Para la actuación del Tribunal de la Legislatura no rige el período de receso de las
sesiones.
El texto expuesto si bien responde a la idea de que la presencia del imputado ante el
Tribunal resulta esencial para la viabilidad del plenario y la vigencia de los principios
capitales del proceso como son la inmediación y el de defensa, deja entrever que en
definitiva el causante no está obligado a presenciar el juicio, de ahí la posibilidad de que
aquél sea autorizado a ausentarse voluntariamente del mismo.
Esta posibilidad, prevista expresamente por el legislador, a nuestro humilde criterio
constituye el germen de la teoría que acepta la posibilidad de juzgar y condenar a un
imputado que se encuentra ausente, ello siempre que se hayan cumplimentado ciertas
diligencias que aseguren que la ausencia es, como se dijera voluntaria.
No es el deseo de quienes integramos este grupo de trabajo, adelantar opiniones, las
cuales habrán de coronar esta exposición, que pretendemos sea lo más objetiva posible,
empero, es nuestro deber, al comentar la información recolectada, al menos eso
entendemos, señalar algunos detalles puntuales como el contenido por el artículo estudiado
que evidencian la existencia de un derecho superior a los que rigen el proceso, cual es, el
derecho a la libertad y consecuente autodeterminación del imputado a elegir la postura que
asume frente al juicio.
se determina que “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al
orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y
exentas de la autoridad de los Magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a
hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohibe”.
No hemos de avanzar mucho sobre la norma transcrita por cuanto como se dijera,
pretendemos efectuar un trabajo objetivo, circunstancia que habrá de quedar plasmada en
las distintas opiniones que formularemos individualmente del tema, las que eventualmente
pueden disentir, ya que de esta manera nos hemos manifestado –a favor y en contra del
juicio en ausencia- durante la elaboración del presente, empero entendemos de vital interés
el texto del artículo 19 de la C.N. ya que refiere a la autonomía de la voluntad de los
ciudadanos en cuanto sus actos no afecten al orden, la moral o a un tercero.
Este podría constituir el puntapié constitucional para avanzar sobre la posibilidad de
continuar un proceso hasta su instancia definitiva –sentencia- en caso de ausencia
voluntaria de quien sufre el mismo.
Al referirnos a la Carta Magna, no debemos desatender los pactos que traen reglas
expresas en cuanto al tema en trato. A modo de ejemplo, citaremos el artículo 14, inc. 3°,
letra "d" del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece el derecho
del imputado a estar presente en el juicio. Este derecho a la presencia del imputado no sólo
tiene que ver con el problema de la rebeldía, contumacia o fuga, sino que tiene que ver con
otros problemas más específicos que pueden presentarse en una audiencia de juicio. Tiene
que ver, por ejemplo, con el imputado que cae en inconsciencia durante la audiencia del
debate o en un estado psíquico temporario o permanente que le impida comprender el
objeto de lo que se está haciendo. Tal incapacidad durante el debate impone la suspensión
del trámite y eso está específicamente previsto en el artículo 77 del CPPN o incluso la
suspensión del debate si esta incapacidad o esta inconsciencia sobreviniese una vez abierta
la audiencia, según el artículo 365, inc. 5° del CPPN.
Otro punto en el cual puede haber crisis es el de las reglas de orden que permiten en
ciertos casos al tribunal excluir al imputado por su comportamiento en el juicio. No cabe
duda aquí que el interés en el orden regular del proceso y de la averiguación de la verdad
implica necesariamente dotar al tribunal de ciertas reglas de orden para evitar que el dueño
y el director del proceso sean personas distintas al tribunal (por ejemplo arts. 370, último
párrafo y 380, CPPN). Sin embargo, aun cuando en principio no cabría objeción frente a
casos en los cuales el imputado se transforma en un continuo estorbo para boicotear el
progreso del proceso una vez que ha sido abierta la audiencia del debate, el principio de
igualdad de armas exige como criterio rector interpretar esto de la manera más restrictiva y
más subsidiaria posible porque, existen formas, de todas maneras, de llevar adelante el
orden del proceso sin necesidad de llegar a una medida tan incisiva frente al interés del
imputado a conocer lo que pasa frente a él.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Este texto elaborado, entre otros, por los Dres. Cafferata Nores, Corvalan, De Olazábal,
Ríos, Domínguez, Maier, Rodríguez y Vázquez Rossi, prevé en su artículo 109, al legislar
sobre los efectos de la rebeldía que: “La declaración de rebeldía no suspenderá la
Investigación Penal Preparatoria, pero el procedimiento se paralizará respecto al rebelde,
reservándose las actuaciones y otros efectos, instrumentos o piezas de convicción, que
fuera indispensable conservar, no pudiendo formularse la requisitoria de apertura del juicio.”
Hasta aquí no se advierte diferencia alguna con los Códigos estudiados hasta el
momento –Nación y Pcia. de Buenos Aires-, empero aquélla se vislumbra de inmediato a
poco que se avanza en la lectura del segundo párrafo que reza: “Si la rebeldía se declarara
luego de la apertura del juicio habiendo comparecido el imputado a la primera audiencia, no
impedirá su total sustanciación y el dictado de la sentencia. En tal caso el imputado rebelde
será representado por su defensor o se le designará otro de oficio, y se lo considerará
presente para todos los efectos de este Código”; (“Debate sobre el proyecto de Código
Procesal Penal de Santa Fe y texto definido” Cafferata Nores, Corvalan, De Olazábal, Rios,
Domínguez, Maier, Rodríguez, Vazquez Rossi; pág. 195; Colección Jurídica y Social,
Secretaría de Posgrado y Servicios a Terceros; Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales,
Universidad Nacional del Litoral).
La divergencia es notable, y demás está decir que, en caso de que el proyecto
reseñado tuviera acogida parlamentaria en alguna oportunidad, la provincia de Santa Fe, se
encontrará a la vanguardia, al menos a nivel nacional, en cuanto a legislación procesal penal
se refiere, y a la altura de países de reconocida trayectoria en materia de evolución
doctrinaria como Francia e Italia, donde desde hace tiempo se ha incluido y regulado el
juzgamiento en contumacia.
Con ello no se pretende hacer un juicio de valor respecto de la validez o legitimidad de
juzgar a un sujeto en ausencia, empero se deja entrever nuestra opinión favorable al
respecto, siempre que se tomen, como se adelantara, precauciones suficientes a los fines
de impedir que un sujeto sea condenado en desconocimiento absoluto de que se ha abierto
un proceso en su contra, circunstancia de extrema gravedad institucional que no puede ser
avalada en vigencia de un sistema republicano de gobierno –art. 1 de la C.N.-.
Veamos:
I. La cuestión central es ¿el instituto del “juicio en contumacia” vulnera la garantía del
derecho de defensa en juicio? ¿Cuál es el alcance de esta garantía?
Entre las citas de una de las obras utilizadas se puede leer "... estos acusadores son
muchos y me han acusado durante ya muchos años, y además hablaban ante
vosotros en la edad en la que más podíais darles crédito, porque algunos de vosotros
erais niños o jóvenes y porque acusaban “in absentia”, sin defensor presente. Lo más
absurdo de todo es que ni siquiera es posible conocer y decir sus nombres...” Platón,
"Apología de Sócrates", Ed. Gredos, Madrid, 1981.
Pienso que Sócrates al cuestionar la falta de defensor y el nombre de sus acusadores,
lo que expresa es que no tuvo oportunidad de refutar. La presencia del imputado en el
proceso penal tiene como principal fundamento que tenga esa oportunidad de refutar, de
discutir civilizadamente en un tribunal sobre la verdad de un hecho pasado, y sobre las
consecuencias jurídicas del mismo.
Actualmente se ha dicho que "se descuida el único rasgo que distingue al derecho de la
brutalidad ordenada".
Respecto de este punto me parece adecuada la opinión del Dr. Manuel Jiménez de
Praga y Cabrera (voto en disidencia en la sentencia que se encuentra en el punto 5 del
capítulo referido a Legislación y Jurisprudencia comparada), cuando expresa que el
"derecho de defensa en juicio" es una garantía reconocida en todo el mundo occidental, y
que en cada ordenamiento es valorada de manera similar, pero no igual. Y que hay que
entender a cada ordenamiento jurídico como un todo. Agrega que en ese orden de ideas,
juega un papel importante el enfoque político. Puesto que en cada etapa de los países, y
con cada gobierno, las medidas que se adoptan pueden representar más los intereses de
las víctimas que de los imputados. Este, creo yo, que es el punto central del debate sobre
los efectos de la ausencia del imputado. Cuál derecho es más importante: ¿el de la víctima
que lucha contra la impunidad? ¿O el del imputado cuyo derecho de defensa puede ser
menguado? Sobre este punto coincido con el argumento que viene perfilándose en la
jurisprudencia supranacional sobre el principio de la tutela judicial efectiva, que dicho sea
de paso, fue incluido por la reforma constitucional del año 1994 en el art. 15 de la
Constitución de la Provincia de Buenos Aires.
Evidentemente, el derecho penal se encuentra evolucionando en la cuestión de "los
derechos de la víctima". La legislación portuguesa, al impedir que corra el plazo de
prescripción durante la rebeldía del imputado, lo que hace es proteger el interés de la
víctima (y de la sociedad toda, claro) y en consecuencia procurar que quien cometió un
delito sea sancionado. Esta solución, complementa el principio de la tutela judicial efectiva
con el de la garantía del derecho de defensa en juicio.
Intercambios (N.º 10), 2005.
"hacer sentir su voz y de rendir la declaración (art. 494 CPP) que estime oportuna para su
defensa".
Para terminar con este punto, hay que dejar bien claro que según el Tribunal
Constitucional italiano, el derecho de defensa comprende también la facultad de no
comparecer a la vista oral sin que esto impida su celebración. Y hasta tal punto llega esta
convicción italiana que el máximo órgano de interpretación constitucional de ese país, en su
Sentencia n. 301 de 1994, de 15 de julio, ha declarado inconstitucional una disposición del
Código militar de procedimiento penal (art. 365.1 y 2) que obligaba al imputado a
comparecer personalmente en la vista, sin permitir su consentimiento para que la vista se
desarrollara en su ausencia. Esta concepción choca con la vigente en nuestro país (donde el
derecho fundamental a comparecer es también una obligación), pero sólo por eso no se
puede concluir que aquélla sea inválida y ésta correcta. Puede ser que sea parte de la
evolución del pensamiento en materia penal, puesto que antiguamente se consideraba una
obligación comparecer al juicio, y se presumía la culpabilidad del contumaz.
II. Sobre que se vulnera el derecho de igualdad ante la ley, creo que este es un
argumento débil, puesto que es corriente entender que debe darse la igualdad siempre que
se trate de circunstancias similares. Tal vez, el sistema argentino actual premia a los
rebeldes (contumaces) que en definitiva no son condenados, y castiga a quienes se sujetan
a la acción de la justicia que en definitiva son condenados y cumplen pena. ¿Esto es
igualdad según el art. 16 de la C.N.?
III. Sobre la posibilidad de revisión ulterior de la sentencia dictada en ausencia, hay
que tener en cuenta que en Italia solo se permite el “recurso a término” si el
condenado/acusado demuestra que no intentó eludir el accionar de la justicia.
Citando a un catedrático español que trataba el tema de la extradición de un condenado
en contumacia (Fernando Rey Martínez de la Universidad de Valladolid), opino que si bien
en “determinadas condiciones, atendiendo a intereses que son dignos de protección, puede
admitirse la condena en ausencia penal"; "lo que de ningún modo resulta compatible con el
contenido absoluto del derecho a un juicio justo es la condena “in absentia” sin la
posibilidad ulterior de subsanar el déficit de garantías que la falta de presencia del acusado
haya podido ocasionar en los procesos penales seguidos por delitos muy graves... en tanto
expone al extraditado a una “flagrante denegación de justicia”.
El sistema francés admite que la vista oral pueda desarrollarse en contumacia, pero
prevé, en el caso de la posterior comparecencia del inculpado, un remedio purgativo para
anular la sentencia y retrotraer las actuaciones al mismo grado en el que ésta fue dictada.
La C.S.J.N. (argentina) ha establecido –al resolver sobre extradiciones- que viola la
defensa en juicio el estado requirente, cuando el proceso no puede reabrirse con la
presencia del imputado. Lo cual demuestra que si pudiera reabrirse el proceso, el máximo
tribunal argentino concedería la extradición a los condenados en ausencia.
Intercambios (N.º 10), 2005.
Y en este sentido el Dr. Maier sugirió que se estipule la Revisión del Procedimiento, en
los casos en que se ofrezcan nuevas pruebas o se sostenga la inexistencia de alguno de los
presupuestos que motivaron la condena.
En igual sentido dice la Ley 24.767 que “La extradición no será concedida:.. d) Cuando
la condena se hubiere dictado en rebeldía y el Estado requirente no diese seguridades de
que el caso se reabriría para oír al condenado, permitirle el ejercicio del derecho de defensa
y dictar en consecuencia una nueva sentencia;...”.
IV. Sobre la gravedad de los delitos, se ha dicho que debe impedirse el juzgamiento en
contumacia en los casos de delitos muy graves. En este punto, creo que generar una
escala de garantías puede atentar contra el principio de igualdad. Sin embargo, estimo que
no es lo mismo una falta que un delito correccional, y también es distinto un delito criminal.
Existe la diferencia de otorgar mayores garantías a los juicios criminales, y menores a los
juicios sobre faltas. Por lo tanto cabe concluir que según la gravedad de la infracción
(valorada según la sanción que pueda recaer) que se imputa a un sujeto, este es sometido a
un juicio con más o menos garantías, con un límite mínimo en el juicio contravencional y un
límite máximo en le juicio criminal. Es cierto por tanto que el sistema debe darle mayores
garantías a aquél sujeto que se encuentra con riesgo de padecer una pena más severa. En
definitiva, la cantidad de garantías que se den al imputado en cada tipo de procedimiento, es
una cuestión política.
V. Otro punto es si el inculpado que decide no comparecer sigue gozando del derecho a
disponer de la asistencia de un defensor de su elección. En general entiende la
jurisprudencia que quien no comparece no puede ejercer el derecho de designar el defensor
que desee sino que debe conformarse con el que le sea designado de oficio.
Creo que si entendemos que el imputado tiene derecho de comparecer o no, también
tiene derecho de elegir a su defensor, ya sea que el sujeto esté presente o no. Y además en
todos los demás casos, aún en aquéllos en que se encuentre con pedido de captura, creo
que debe respetarse su derecho a contar con un abogado de su elección.
VI. Sobre el proceso italiano, coincido con quienes opinan que se incumplen dos
condiciones fundamentales: la no consideración de la gravedad de la pena para limitar el
juicio contumacial y, la inexistencia de un medio de impugnación posterior que pudiera
provocar la anulación de la sentencia condenatoria y la repetición del juicio con la presencia
del inculpado.
VII. También existe una objeción práctica de que, excluida la contumacia, es fácil al
culpable eludir definitivamente la sanción, huyendo de la acción de la justicia o, sobre todo,
abstenerse de comparecer en el juicio hasta que no transcurra el plazo de prescripción del
delito.
b- Sobre su aplicación en la provincia de Buenos Aires.
Intercambios (N.º 10), 2005.
autorizado a ausentarse, debiendo procurar el Presidente del Tribunal los medios para
poderlo convocar si del debate surgiera la necesidad de su presencia.”
Finalmente, y desde el punto de vista estrictamente de mi experiencia profesional
quisiera decir que es muy difícil explicar a los familiares de las víctimas (de homicidios,
abusos sexuales, lesiones, estafas, etc.), que el proceso se encuentra paralizado por la
rebeldía del imputado. También es difícil luego explicar que la causa prescribió. A las
víctimas o sus familiares les decimos –cotidianamente- "La ley lo permite, señora", "para
cambiar la ley hace falta otra ley, y eso lo tiene que reclamar en el poder legislativo
provincial que queda en la calle...". Estimo que si las leyes fueran más simples y claras, se
podría transmitir a la ciudadanía la imagen de que la justicia es justa, imagen que está
necesitando desesperadamente el ciudadano común de nuestro país. Y en este marco, creo
que una norma que disponga que la declaración de rebeldía es una causal de interrupción
(agregándola al art. 67 del C.P.), resulta necesaria para evitar la impunidad.
condiciones para ejercer las facultades que, al efecto, le concede la ley y el proceso penal.
De la misma manera se debe apreciar la necesidad de la defensa técnica del proceso”.
De esta irrefutable opinión, rescato por sobre manera, la explicación que nos otorga el
distinguido jurista, en cuanto al fin del proceso penal y a las consecuencias que de allí se
derivan. Por eso, creo firmemente que a la persona que más le interesa que el proceso
penal sea efectivamente “justo” es al propio encausado, ya que es su propia libertad
individual la que se somete a proceso.
Asimismo, y mientras desarrollaba parte de la extensa labor, me surgió un interrogante
que pude desentrañar fácilmente con la presente opinión, ¿es posible que por culpa,
ineficacia u holgazanería del Estado, que es el que cuenta con el aparato para poder llevar a
cabo debidamente el proceso penal, deba necesariamente vulnerarse un derecho o una
garantía –según el autor- del sujeto esencial del proceso, que es a quien por sobre manera
debe cuidarse durante el transcurso del mismo?.
A dicha inquietud le encontré una rápida respuesta y la sustente con la idea de que no
es posible ni justo realizar una “transmisión de culpas y responsabilidades”, porque si bien el
Estado Argentino hoy sufre una crisis moral, política e institucional, no deja de ser cierto que
como todo “Estado de Derecho”, éste cuenta con todo el “aparato técnico” para poder hallar
a los rebeldes o fugados (demasiados por lo que pude enterarme a través de las noticias
periodísticas) y así poder someter a los mismos a un procedimiento justo y efectivo.
Si lo que buscamos a diario es perfeccionar la sociedad de la que formamos parte cada
uno de nosotros, no debemos encontrar en un remedio peligroso la solución para una grave
crisis institucional, todo lo contrario, debemos, a mi entender, tratar cada uno desde el lugar
que ocupa en la comunidad como ciudadano, colaborar para que no se cometan
arbitrariedades y posibles abusos.
Bien, situémonos en el lugar de imputado y preguntémonos si nos gustaría que nos
condenen en ausencia y hallaríamos inmediatamente una respuesta sincera.
Además de ello, creo que no existe mejor defensa que la que podría llegar a ejercer el
propio encausado en la Audiencia de Debate, más allá de la defensa técnica imprescindible
y sumamente útil para el debido cumplimiento de un proceso legal. Si bien es cierto que son
pocas las veces que la presencia “real” de los encartados en las audiencias, resulta
indispensable para la averiguación de la verdad y por consecuencia para la culminación del
Debate Oral, no deja de ser a la postre prematuro pensar que en nuestro ordenamiento legal
vigente, al menos hoy, no sea imprescindible requerir la debida intervención de quien podría
verse sumamente perjudicado en cuanto a la pérdida de derechos.
Es lógico el razonamiento de que la contumacia se obtiene por una voluntad del
imputado de no sometimiento al proceso, toda vez que fue debidamente notificado de su
realización, pero no encuentro, en la condena en ausencia, un interés ni de prevención ni de
reparación que podríamos utilizar como argumento favorable.
Intercambios (N.º 10), 2005.
posibilidad de ser oídas respecto de todos y cada uno de los elementos probatorios
incorporados al y para el proceso” (SCJBA; P43.536, 9/3/93).
La ausencia del imputado de ningún modo puede ser tenida como indicio de
responsabilidad, toda vez que la inocencia se presume y es el acusador quien debe enervar
dicho estado.
En mi humilde criterio la posibilidad de desarrollar el juicio en ausencia del imputado,
sólo aportaría ventajas al sistema procesal vigente, ya que los ciudadanos no tendrían temor
a sufrir restricciones a su libertad hasta tanto exista un pronunciamiento definitivo, de modo
que a los fines de evitar un pronunciamiento contrario a sus intereses, tendrán la posibilidad
de participar del debate, aportando todo aquéllo que pueda ser útil a su descargo.
Cuando la ausencia es voluntaria no se viola el derecho de defensa si se sigue el
juzgamiento adelante, ya que esa voluntad de sustraerse del juicio está denotando la
decisión de no ejercer determinados derechos, o mejor aún disponer de ellos no
ejerciéndolos.
Otra cuestión que no debe soslayarse, es el premio que va de la mano de la
imposibilidad de desarrollar el juicio en contumacia.
Supongamos la existencia de dos imputados por el mismo delito A y B, A se somete al
proceso, mientras su consorte de causa B se da a la fuga.
¿Quién corre con ventaja? ¿aquél que cumplió con la ley y se sometió al proceso o
aquél que se ausentó abstrayéndose del mismo?
A, aquél que decidió respetar la ley, fue condenado, y debió purgar una pena de
prisión, en alguno de los establecimientos carcelarios previstos al efecto.
El otro B, que decidió burlar la ley fue premiado, no sólo no fue condenado sino que su
causa fue sobreseída por prescripción, es decir por el paso del tiempo.
Qué conducta conviene asumir, como vemos, estamos frente a otro de los tantos
ejemplos que nos ilustran sobre las ventajas de estar al margen de la ley.
Esta injusticia estaría resuelta si se aceptase el juicio en rebeldía.
Otra desigualdad que podría presentarse en una hipótesis como la descripta es que con
el paso del tiempo cambie la legislación, y una conducta tipificada como delito deje de
estarlo, qué pasa en ese caso, A que fue quien se sometió, se encuentra detenido
cumpliendo su pena y será liberado por aplicación del principio de la ley más benigna, B,
QUE NUNCA ESTUVO PRESO, nunca lo estará, también por aplicación de la ley más
benigna.
Nuevamente, qué conducta conviene asumir, sin lugar a dudas, estar al margen de la
ley.
Estas son las razones que a mi humilde entender propician la aplicación del juicio en
rebeldía de aquél que se encuentra penalmente procesado.
La forma de aplicar este instituto debiera ser evaluada con prudencia, toda vez que
pareciera difícil de concebir en una realidad como la que nos acostumbra en donde se están
fijando fechas para audiencia de debate para el año 2006.
Intercambios (N.º 10), 2005.
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