Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Comprenden a:
la mola hidatiforme completa benigna,
la mola hidatiforme parcial y
la mola invasora maligna.
La ultima se considera maligna por su gran penetración y destrucción del miometrio, así
como por su capacidad metastásica.
Las neoplasias trofoblásticas no molares comprenden al:
1. coriocarcinoma,
2. al tumor trofoblástico placentario y
3. al tumor trofoblástico epitelioide.
Estos cánceres aparecen varias semanas o años después de cualquier tipo de embarazo, pero con
mayor frecuencia luego de un embarazo molar.
Cada una de las variedades tumorales de GTN se diferencia por sus propiedades histológicas y por
su tendencia a invadir y proyectar metástasis.
Sin embargo, casi nunca hay confirmación histológica. Por el contrario, el diagnóstico y el
tratamiento de este cáncer recurren por lo regular a la concentración sérica de hCG combinada con
los datos clínicos (en lugar de una muestra histológica).
MOLA HIDATIFORME
(EMBARAZO MOLAR)
Los datos histológicos típicos del embarazo molar son la presencia de edema del estroma
velloso y proliferación trofoblástica.
Por el contrario, el embarazo molar parcial experimenta cambios hidatiformes más focales
y menos avanzados y contiene tejido fetal.
Las más vulnerables son las mujeres en ambos extremos de la edad reproductiva
Factores de riesgo
Los quistes de la teca luteínica sufren regresión después de evacuar el embarazo, por lo
que se prefiere una conducta expectante.
Sin embargo, no se practica una ooforectomía a menos que exista un infarto extenso que
persista después de desenredarlo.
Los efectos similares a los de la tirotropina de la hCG provocan una concentración sérica de
tiroxina libre (fT4) elevada y una concentración de hormona estimulante de la tiroides (TSH)
reducida.
A pesar de esto, es raro observar una tirotoxicosis manifiesta y, según la experiencia de los
autores, en ocasiones es simulada por la hemorragia y septicemia que provocan los productos
infectados.
Una excepción es el caso de un feto sano que coexiste con una mola completa .
En estos casos, el problema se dilucida al cuantificar la β-hCG sérica con o sin dilución de la
muestra.
En una mola parcial, la concentración de β-hCG también se eleva pero la cifra se halla dentro de los
límites previstos para la edad gestacional
Ecografía
Las muertes maternas por embarazos molares son poco comunes gracias al diagnóstico temprano,
evacuación oportuna y vigilancia después de la evacuación en busca de GTN.
La finalidad de la valoración preoperatoria es identificar ciertas complicaciones potenciales, como
preeclampsia, hipertiroidismo, anemia, concentración reducida de electrólitos por hiperémesis y
metástasis.
La mayoría recomienda obtener una radiografía de tórax sin solicitar una tomografía computarizada
o resonancia magnética de manera sistemática, a menos que la radiografía de tórax delinee lesiones
pulmonares o existan signos de otras enfermedades fuera del útero, como en cerebro o hígado.
NEOPLASIA TROFOBLÁSTICA
GESTACIONAL
Este grupo comprende a:
1. la mola invasora,
2. Coriocarcinoma.
3. Tumor trofoblástico placentario y
4. tumor trofoblástica epitelioide.
Estos tumores casi siempre aparecen al mismo tiempo o después de un embarazo reconocido.
La mitad aparece después de una mola hidatiforme, 25% luego de un aborto o embarazo tubárico y otro
25% luego de un embarazo de término o pretérmino.
Si bien estos cuatro tipos de tumores difieren desde el punto de vista histológico, casi siempre se
diagnostican de forma exclusiva por la elevación persistente de β-hCG, ya que no suele haber tejido
disponible para su estudio patológico.
Manifestaciones clínicas
Éstas son las neoplasias trofoblásticas más frecuentes después de las molas hidatiformes y casi
todas las molas invasoras se originan a partir de molas parciales o completas.
Con anterioridad conocida como corioadenoma destructivo, la mola invasora se caracteriza por
invasión extensa del tejido por trofoblasto y vellosidades completas.
Penetran de manera profunda en el miometrio y algunas veces abarcan el peritoneo, parametrios
adyacentes o cúpula vaginal.
Pese a que es agresiva en forma circunscrita, la mola invasora no tiende a proyectar metástasis con
tanta frecuencia como el Coriocarcinoma.
Coriocarcinoma gestacional
Ésta es la variedad más común de neoplasia trofoblástica después de un embarazo de término o un
aborto y sólo 33% de los casos se diagnostica después de un embarazo molar (Soper, 2006).
El Coriocarcinoma está formado por células vestigiales del citotrofoblasto y sincitiotrofoblasto
incipientes pero no contienen vellosidades.
Este tumor de crecimiento rápido invade tanto al miometrio como a los vasos sanguíneos para producir
hemorragia y necrosis.
El tumor del miometrio se disemina en ocasiones hacia fuera y se observa en la superficie uterina en la
forma de nódulos irregulares y oscuros.
Casi siempre emite metástasis desde las primeras etapas y éstas se diseminan por vía hematógena
Las ubicaciones más frecuentes son pulmones y vagina, pero en ocasiones proyecta
metástasis a la vulva, riñones, hígado, ovarios, cerebro e intestino. Los Coriocarcinoma se
acompañan a menudo de quistes ováricos de la teca luteínica.
Tumor trofoblástico placentario (PSST)
Este tumor raro se origina a partir del trofoblasto inmediato al sitio de implantación.
Se acompaña de elevación moderada de la β-hCG sérica, pero produce distintas variedades de hCG y la
presencia de una gran proporción de β-hCG libre (>30%) se considera diagnóstica.
El tratamiento de elección del tumor trofoblástico placentario es la histerectomía puesto que estos
tumores invasores son casi siempre resistentes a la quimioterapia (Baergen, 2006).
Sin embargo, para el estadio I de mayor riesgo o estadios más avanzados, también se administra
quimioterapia complementaria con múltiples fármacos
Tumor trofoblástico epitelioide
Esta rara tumoración se deriva del trofoblasto intermedio de tipo coriónico. Desde el punto de vista
macroscópico, el tumor crece en forma nodular.
Alrededor de 25% de las mujeres con esta neoplasia manifiesta metástasis y en ellas se administra
quimioterapia combinada (Morgan, 2008).
Tratamiento de la neoplasia trofoblástica
gestacional.
El tratamiento de la mujer con neoplasia trofoblástica gestacional corresponde al oncólogo.
Por lo general, el tratamiento primario es la quimioterapia y la mayoría de los especialistas evita
los legrados repetidos por los riesgos de ocasionar perforación uterina, hemorragia, infección o
formación de adherencias intrauterinas.
En algunas pacientes es necesario realizar un legrado con aspiración por hemorragia o una cantidad
considerable de tejido molar retenido.
Otros clínicos consideran que la primera opción terapéutica en algunos casos de GTN después de la
evacuación molar es una segunda evacuación uterina para evitar o reducir al mínimo la
quimioterapia, si bien esto es controversial
Al margen de que la neoplasia sea de bajo o alto riesgo, una vez que la concentración
sérica de β-hCG es indetectable, la serovigilancia debe prolongarse durante un año.
Durante este intervalo es fundamental utilizar algún método anticonceptivo efectivo para
evitar los efectos teratógenos de la quimioterapia y disipar la confusión que genera la
elevación de la β-hCG por el embarazo superpuesto
Tratamiento de embarazo
molar
Interrupción del embarazo molar
Cualquiera que sea el tamaño del útero, el tratamiento que se prefiere es la evacuación molar por
medio de legrado y aspiración.
Si el cuello uterino no tiene una anchura suficiente, se recomienda dilatarlo con alguna sustancia
osmótica antes de la intervención.
Con algunos embarazos molares, la hemorragia transoperatoria es mayor respecto de un útero de
tamaño similar que contiene un producto no molar.
Por lo tanto, con una mola grande es indispensable contar con anestesia adecuada, un acceso
intravenoso suficiente y un banco de sangre.
El cuello uterino se dilata en forma mecánica para permitir la introducción de una legra con aspiración
de 10 a 14 mm.
Al empezar la evacuación se administra oxitocina para reducir la hemorragia
Vigilancia después de la evacuación
Después de evacuar una mola hidatiforme, la paciente permanece bajo vigilancia bioquímica estrecha
en busca de neoplasia gestacional persistente.
Al mismo tiempo, debe utilizarse algún método anticonceptivo confiable para evitar la confusión que
provoca la β-hCG ascendente por un embarazo nuevo.
La mayoría de los especialistas recomienda anticonceptivos hormonales o acetato de
medroxiprogesterona inyectada. Esta última es en particular útil cuando el cumplimiento terapéutico
de la paciente es deficiente.
Los dispositivos intrauterinos no se utilizan hasta que la β-hCG es indetectable por el riesgo de
perforar el útero en caso de una mola invasora.
Por último, tampoco se recomiendan los métodos de barrera y de otro tipo por su índice de fallas
relativamente elevado.
La vigilancia bioquímica se efectúa mediante medición seriada de la concentración sérica de β-hCG
para detectar proliferación trofoblástica persistente o recurrente.
La primera medida se obtiene en las primeras 48 h después de la evacuación.
Ésta sirve como basal, que se compara con las cifras obtenidas cada una o dos semanas hasta que la
concentración, que desciende en forma progresiva, es indetectable.
El intervalo promedio para esta resolución es de siete semanas para molas parciales y de nueve para
molas completas.
Una vez que la β-hCG es indetectable, su desaparición se confirma al mensurar la concentración
cada mes durante seis meses más.
En este punto, la vigilancia se suspende y se permite un nuevo embarazo.
Factores de riesgo post embarazo molar.
Después del embarazo molar existen varios factores de riesgo que facilitan la aparición de
una neoplasia trofoblástica.
Lo más importante es que las molas completas tienen una frecuencia de 15 a 20% de
causar secuelas malignas, frente a 1 a 5% después de una mola parcial.
Otros factores de riesgo son la edad, la concentración de β-hCG >100 000 mIU/ml, el
tamaño del útero más grande para la edad gestacional, los quistes de la teca luteínica >6
cm y el descenso lento de la β-hCG.
EMBARAZOS FUTUROS
En las mujeres con enfermedad trofoblástica gestacional previa o una neoplasia sometida a un
tratamiento exitoso, la fecundidad no suele ser deficiente y sus embarazos por lo general son
normales (Tse, 2012).
La preocupación principal en estas pacientes es el riesgo de 2% de padecer enfermedad
trofoblástica en un embarazo futuro (Garrett, 2008).
Se recomienda realizar una evaluación ecográfica desde el principio del embarazo y en etapas
ulteriores si está indicado.
En el parto, la placenta o los productos de la concepción se envían para su valoración patológica y
la concentración sérica de β-hCG se cuantifica seis semanas después del parto
GRACIAS POR LA ATENCIÓN..