La fatiga crónica podría ser biológica y no sólo psicológica

Cansancio extremo, problemas para dormir y poca concentración son algunos síntomas de fatiga crónica. Cualquier persona puede padecerla, pero es más común en mujeres y suele desarrollarse entre los 20 y 40 años.
fatiga crónica
Solo la mitad de las personas que padecen fatiga crónica reciben un diagnóstico adecuado.damircudic/Getty Images

La fatiga crónica después de una infección puede estar relacionada con anomalías fisiológicas y no solo con anormalidades psicológicas, de acuerdo con una investigación realizada por los Institutos Nacionales de Salud Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Esta es la primera vez que un estudio sugiere el vínculo, según los autores.

La encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) es una consecuencia habitual de las infecciones virales y bacterianas. El cansancio extremo, problemas para dormir y dificultad para concentrarse son algunos de sus síntomas. Cualquier persona puede padecerla, pero es más común en mujeres y suele desarrollarse entre los 20 y 40 años. Los Centros para el Control Prevención de Enfermedades. A nivel mundial afecta a entre 17 y 24 millones de personas. Pese a que la Organización Mundial de la Salud la reconoció como una enfermedad neurológica en 1969, los científicos estiman que solo la mitad de los pacientes han recibido un diagnóstico y tratamientos adecuados.

Walter Koroshetz, director del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de los NIH sostiene que "las personas con EM/SFC tienen síntomas muy reales, pero descubrir su base biológica ha sido extremadamente difícil".


El ejercicio físico puede ser más desgastante en pacientes con covid prolongado.
Una prueba reveló que algunos pacientes con covid prolongado presentan mayor desgaste muscular y alteraciones mitocondriales tras realizar ejercicio físico.

El nuevo estudio fue liderado por Avindra Nath, jefe de infecciones del sistema nervioso del NINDS. Involucró a 17 pacientes con EM/SFC y un grupo de control de 21 personas sanas. Ambos conjuntos fueron sometidos a una serie de pruebas para evaluar posibles variaciones biológicas mediante análisis de sangre, actividad cerebral y capacidad del cuerpo para responder a diversas situaciones. Los hallazgos revelaron diferencias fisiológicas destacadas en el sistema inmunitario, la función cardiorrespiratoria, la microbiota intestinal y la actividad cerebral.

Los científicos descubrieron cómo se procesan las sensaciones de fatiga en el cerebro mediante la toma de imágenes por resonancia magnética funcional. El escaneo mostró que las personas con EM/SFC registraron una menor actividad en la unión temporal-parietal, una región cerebral que puede alterar la forma en la que el cerebro decide cómo ejecutar un esfuerzo.

También analizaron el líquido espinal y encontraron que, en comparación con el grupo de control, las personas con fatiga crónica tenían niveles anormalmente bajos de catecolaminas y otras moléculas que ayudan a regular el sistema nervioso. La condición se asoció con rendimientos motores insuficientes, conductas relacionadas con el esfuerzo y síntomas cognitivos. “Estos hallazgos, por primera vez, sugieren un vínculo entre anomalías o desequilibrios específicos en el cerebro y la EM/SFC”, apuntan los autores.

Una nueva aproximación para entender la fatiga crónica

Los exámenes de respuesta inmune revelaron que los pacientes con encefalomielitis miálgica tenían niveles más altos de células B vírgenes y más bajos de células B de memoria conmutadas. El estudio explica que “las células B vírgenes siempre están presentes en el cuerpo y se activan cuando encuentran un antígeno determinado, una sustancia extraña que activa el sistema inmunológico. Las células B de memoria responden a un antígeno específico y ayudan a mantener la inmunidad adaptativa o adquirida”.

Nath añadió que “es posible que la activación inmune esté afectando al cerebro de varias maneras, provocando cambios bioquímicos y efectos posteriores como disfunción motora, autonómica y cardiorrespiratoria”. Advirtió que es necesario realizar más estudios para determinar la influencia de los marcadores inmunológicos en la disfunción cerebral y la sensación de fatiga en un cuadro de EM/SFC.



Los investigadores pidieron a los participantes que tomaran decisiones basadas en el riesgo sobre el ejercicio de esfuerzo físico para estudiar los procesos cognitivos asociados al cansancio crónico y determinar cómo un individuo decide cuánto esfuerzo realiza ante ciertos estímulos. Los pacientes con EM/SFC presentaron dificultades con la tarea de elección de esfuerzo y con el mantenimiento del esfuerzo.

La corteza motora, zona del cerebro que genera los impulsos para que el cuerpo se mueva, registró actividad atípica y no hubo signos de fatiga muscular. “Esto sugiere que la fatiga en EM/SFC podría ser causada por una disfunción de las regiones del cerebro que impulsan la corteza motora, como la unión temporal-parietal”, refiere la investigación.

Los resultados del estudio confirman que la fatiga crónica “es un síndrome biológico, no psicológico”, señaló Nath en una declaración retomada por The New York Times. Los autores reconocen que el estudio tiene limitaciones. La muestra fue reducida y será necesario realizar nuevos ensayos para determinar si el vínculo entre anomalías fisiológicas y la afección puede aplicarse de manera general. Resolver este asunto será crucial para identificar nuevos tratamientos y métodos de diagnóstico.