Siete semanas para cerrar el acuerdo UE-Mercosur: la perspectiva europea

La UE afronta el ultimátum para cerrar un acuerdo con Mercosur que se resiste hace más de 20 años

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (d), el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis (i), y el de Relaciones Interinstitucionales y Perspectiva, Maros Sefvovic (c), durante una reunión del Colegio de Comisarios de la Unión Europea, el pasado julio en Madrid. EFE/ Mariscal

Bruselas / Estrasburgo (Francia) (EFE).- La Unión Europea (UE) afronta siete semanas decisivas, con ultimátum incluido, para negociar los últimos detalles del acuerdo de asociación con el Mercosur, cuyo texto se cerró en 2019, pero que ha requerido precisiones en los compromisos medioambientales y cuya finalización se resiste desde hace más de dos décadas.

La Comisión Europea (CE), encargada de negociar los tratados comerciales en nombre de los Veintisiete, apura las negociaciones con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, integrantes de ese bloque comercial sudamericano y que tienen su propia perspectiva del pacto, mientras los ministros de Comercio comunitarios esperan abordar la situación en su encuentro informal en Valencia (España) este jueves 19 y viernes 20 de octubre.

La última reunión de los equipos de las dos partes tuvo lugar en Brasilia los pasados 3 y 4 de octubre y se espera que vuelvan a verse en Bruselas antes de que acabe el mes, aunque hay contactos semanales entre expertos.

«Creo que con cada reunión, con cada intercambio, nos acercamos un poco más«, dijo a EFE el portavoz de Comercio de la Comisión Europea, Olof Gill.

Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, aseguró este miércoles que el objetivo sigue siendo cerrar el acuerdo este año.

«Aspiramos a completar acuerdos comerciales ambiciosos con Australia, México y Mercosur para finales de este año«, declaró Sefcovic durante un debate en la Eurocámara.

Tras las críticas de los socios del Mercosur, incluso por boca del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a las mayores exigencias de los europeos contra la deforestación o por el cumplimiento del Acuerdo de París contra el cambio climático, Bruselas afronta ahora mayor presión por el ultimátum del presidente de Paraguay, Santiago Peña.

El mandatario dijo a finales de septiembre que, o cerraban para el 6 diciembre, o el bloque suramericano se retiraría y se centraría en negociar acuerdos comerciales con países asiáticos.

«La dirección de estas negociaciones viene desde el nivel presidencial. Los negociadores aún están trabajando con el calendario de intentar acabar antes de final de año. El ritmo de las negociaciones se ha acelerado», recalcó Gill, sin valorar las declaraciones de Peña.

En cualquier caso, aseguró que «hay fuerte compromiso de ambas partes por llegar a un acuerdo».

Los obstáculos de la negociación

Lula y Scholz exponen sus matices sobre Ucrania y el acuerdo UE-Mercosur

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (d), habla con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, en enero en el Palacio de Planalto, en Brasilia (Brasil). EFE/ André Borges


Las dos partes están enfrascadas en llegar a un consenso sobre el anexo presentado por la UE que pone énfasis en el respeto climático, pero que no forma parte del texto general del acuerdo, el cual se concluyó en junio de 2019, y que no hay intención de reabrir.

Pese a que entonces los dos bloques quedaron conformes, las alertas saltaron en países como Francia principalmente, o Irlanda, sobre el riesgo que el pacto puede entrañar para su agricultura, sobre todo, y la posibilidad de que el auge agrícola y ganadero del Mercosur amenace aún más a la Amazonía y a esos sectores europeos.

Así pues, la Comisión Europea planteó a principios de año un anexo -pese a que el texto preacordado ya contenía fuertes compromisos con los acuerdos climáticos- pidiendo mayores garantías de cumplimiento y en el que habla incluso de recurrir a «contramedidas» como último recurso, lo cual no gustó al Mercosur, que comunicó su respuesta a Bruselas a mediados de septiembre.

España, que preside este semestre el Consejo de la UE, ha dejado claro que el acuerdo debe concluirse cuanto antes porque implicará el compromiso «para siempre» y «sin retroceso» de países latinoamericanos con la lucha contra el cambio climático, según dijo el ministro español en funciones de Exteriores, José Manuel Albares, la semana pasada ante el Parlamento Europeo.

Texto cerrado

El texto al que la UE y el Mercosur llegaron en 2019, el mayor logrado por la Unión con otra región, supuso lo que entonces se creyó el culmen a unas negociaciones que empezaron justo 20 años antes.

No estuvo exento de cesiones, en especial en materia agrícola por parte europea, y la Comisión incluso ofreció un fondo de ayuda de 1.000 millones de euros para los productores europeos perjudicados.

Sin embargo, desde entonces el acuerdo no avanzó en el recorrido para ser ratificado por los países y el propio Parlamento Europeo, que expresó asimismo preocupaciones por aspectos medioambientales.

La parte comercial del acuerdo -que se sustenta además en el diálogo político y la cooperación-, creará cuando esté en vigor un mercado de 780 millones de consumidores y permitirá a los exportadores de la UE ahorrarse 4.000 millones de euros anuales en aranceles.

Incluye un sistema de cuotas para las importaciones de vacuno, pollo y azúcar a lo largo de cinco años, así como salvaguardas en caso de «perturbaciones graves» en el mercado.

La UE logró la abolición de aranceles en todos los vinos y cervezas, así como significativas cuotas libres de aranceles para el queso y otros productos lácteos y la protección de 370 indicaciones geográficas europeas.

Editado por Lucía Leal

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