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iio
no
REM).
Estas dos fases alternan cíclicamente si-
guiendo un patrón
muy
estructurado.
El
descubrimiento
de
las dos fases del sueño y el posterior hallazgo
de
Mo-
ruui
de
una
.lOna
de
la formación reticular que inhibe el
sueño desterró
la
vieja idea
de
que
el
sueño es simple-
mente
un
estado
de
actividad reducida. Estos dos estu-
dios demostraron con claridad
que
el
sueño
es
un
estado
cerebral inducido activamente y con una gran organiza-
ción y diferentes fases.
En este párrafo describimos las Jases principales del
sueño normal y los mecanismos nerviosos subyacentes.
En
el capítulo siguiente consideraremos los trastornos
del sueño.
El
sueño
sigue
un
ritmo
circadiano
El
sueño y
la
vigilia, como muchas conductas y activida-
des fisiológicas, tiene
una
periodicidad circadiana
de
aproximadamente
24
horas.
Los
ritmos circadianos son
endógenos; pueden persistir sin estímulos exteriores. Sin
embargo, en circunstancias normales los ritmos están re-
gulados por estímulos temporizadores denominados
zeítgeberc;
(dadores
de
tiempo) que
adaptan
el ritmo al
ambiente.
La
luz
solar, un poderoso estimulo temporiza-
dor, está relacionada con la fase activa del ritmo circadia-
no
en
algunos animales y
la
fase inactiva
en
otros. Así,
la
mayoría
de
los seres humanos adultos duermen por la
noche cuando está oscuro; los animales nocturnos, como
las ratas y los ratones, duermen fundamentalmente
cuando hay luz.
Como los ritmos circadianos son endógenos, requieren
un
marcapasos o reloj interno (véase en el Capítulo 3 el
análisis sobre los genes
de
reloj). Un reloj interno impor-
tante en los mamíferos es el núcleo supraquiasmático del
hipotálamo anterior.
La
luz arrastra este núcleo
por
me-
dio del
!tnz
retillolzipotnlámico,
una vía que
va
desde
la
re-
tina al núcleo
sup
raquiasmático. Las lesiones del núcleo
supraquiasmático amortiguan
el
ritmo circadiano del
sueño, así como otros ritmos circadianos. Cuando este
núcleo está lesionado, se
puede
restablecer el ritmo que
regula el sueño trasplantando un núcleo supraquiasmá-
tico fetal.
El
horario
de
las neuronas marcapaso circadianas pue-
de
reajustarse. Ejemplos bien conocidos
de
reajuste son
el
desfase horario
de
los vuelos transoceánicos y el rea-
juste
de
la
vida diaria
en
las personas
que
trabajan
en
tumos nocturnos.
El
reajuste se acompaña
de
considera-
ble incomodidad, porque además
del
ciclo
de
vigilia-
sueño, se afectan otros muchos mecanismos fisiológicos
regulados
por
ritmos circadianos.
Aun cuando el patrón
de
sueño y vigilia
en
el transcu-
roso
de
un
día está,
en
condiciones normales, bajo
la
in-
fluencia
de
reguladores circadianos, el sueño no es sim-
plemente el resultado
de
valles
en
los ciclos
de
actividad
circadiana. Aunque el núcleo supraquiasmático regula
el
Capítulo
47
1 Sueño y ensoñación 937
horario
del sueño, no es responsable del sueño mismo.
Las ratas con lesiones del núcleo supraquiasmático duer-
men tanto con
la
luz
como
en
la oscuridad, mientras que
las ratas normales
duermen
fundamentalmente durante
los períodos
de
luz. Sin embargo, los animales lesiona-
dos duermen la misma cantidad
total
de
tiempo
en
cada
período
de
24
horas que los animales normales. Además,
los animales lesionados muestran rebotes
de
aumento
del sueño tras la privación del mismo, igual
que
las ratas
normales.
El
tiempo total
de
sueño permanece bastante estable
los distintos días incluso
en
condiciones
muy
diferentes;
sólo se modifica discretamente
por
las variaciones
de
la
actividad y
la
estimulación sensitiva. Por tanto, el tiempo
de
sueño no se afecta considerablemente por
el
ejercicio,
lo
s días cargados
de
acontecimientos, el reposo prolon-
gado en cama,
la
privación sensorial profunda o el
aumento
de
la
estimulación visual. De hecho, las varia-
ciones del tiempo total
de
sueño
de
unos días a otros
no
son tan grandes, en los casos típicos, como las variacio-
nes en
la
ingestión
de
alimentos,
el
trabajo físico o men-
tal, y el estado
de
ánimo.
El
único factor conductual que
aumenta
de
forma fiable y sustancial el sueño es
su
falta
previa.
El
sueño
no
es
uniforme
sino
que
está
organizado
en
ciclos
de
fases
REM
y
no
REM
El
sueño
se
define desde
el
punto
de
vista conductual
por cuatro criterios:
1)
disminución
de
la actividad mo-
tora,
2)
disminución
de
la respuesta a la estimulación,
3)
posturas estereotipadas (por ejemplo,
en
los seres hu-
manos,
en
decúbito con
Jos
ojos cerrados) y
una
reversi-
bilidad relativamente fácíl
(a
diferencia del coma,
la
hi-
bernación y la estivación).
La
actividad fisiológica se
puede monitorizar con facilidad durante el sueño me-
diante registros eléctricos:
la
actividad con la electromio-
grafía, los movimientos oculares con la elcctrooculogra-
fía
y
la
actividad colectiva
de
las neuronas
de
la corteza
con
la
electroencefalografía.
Habitualmente, los seres humanos se duermen entran-
do
en
un sueño no
REM,
una fase acompañada
de
altera-
ciones características
en
el
electroencefalograma
(EEG).
La
persona dormida pasa después al sueño
REM,
que
no
sólo se caracteriza por los movimientos oculares rápidos
sino también por una sorprendente inhibición del tono
muscular esquelético.
Es
durante esta fase del sueño
cuando se producen
la
mayor parte
de
los sueños.
El
sue
ño
no REM consta
de
cuatro etapas
Durante el sueño no
REM
la actividad neuronal es esca-
sa, y el metabolismo y la temperatura cerebral están
en
sus
mínimos. Además, el flujo
de
salida simpático dismi-
nuye y declinan la frecuencia cardíaca y la presión arte-
rial. Por el contrario,
la
actividad parasimpática aumen-