Disponer de test diagnósticos PCR, de material de protección y asegurar que el sistema no se bloquee son tres claves que Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología y director emérito del Centro Nacional de Gripe, considera que España tiene que asegurar para iniciar el fin del confinamiento. Una salida que será progresiva, “siempre y cuando los indicadores epidemiológicos estén estables”, apunta.

Una salida que aún no tiene fecha programada aunque, tal y como explica Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad Rey Juan Carlos “la población necesita que estas medidas de confinamiento poco a poco se vayan flexibilizando”. Y es que, señala, “son muchos días confinados, la economía se resiente mucho… hay que ir haciendo algo, sin perder control, pero mejorando el horizonte temporal de la contención”.

Pero, aún cuando el confinamiento acabe, la sociedad no puede bajar la guardia. “Hay que disponer de test, hacer diagnóstico a los pacientes, conocer sus contactos y aislarlos… y las medidas de prevención deben mantenerse”, explica Ortiz de Lejarazu. En cuanto al cómo se deberá realizar esa desescalada, el experto tiene claro que será de forma gradual; y, aunque son muchas las medidas que se pueden adoptar y que los distintos gobiernos están estudiando, considera que la más importante tiene que ver con la conducta de los ciudadanos: “Tras estas semanas de confinamiento y con las cifras de muertos que estamos registrando, los ciudadanos tienen respeto ante esta situación, y eso se nota en el comportamiento que están adoptando”. Así, considera que “el confinamiento, como parte de las medidas de distanciamiento social, tiene que dar paso necesariamente a planes que prevean el aforo máximo de comercios, el aforo máximo de restaurantes, la suspensión de eventos de masas que superen un determinado número de personas y que no reúnan las condiciones de la distancia de seguridad individual, etc”.

En la misma línea se posiciona Gil de Miguel, que apuesta por recuperar la actividad social y económica poco a poco. “Tenemos que intentar entre todos que la situación de colapso sanitario mejore, pero habrá que dar un respiro a la población”.

¿Y en verano?

El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) han publicado recientemente un informe con datos preliminares en el que indican que el índice de afectación del SARS-CoV-2  aumenta cuanto menor es la temperatura promedio. Para el director emérito del Centro Nacional de Gripe se trata únicamente de una teoría, “pero no hay certezas”. En su opinión, “la temperatura es un factor secundario y, aunque puede retrasar la difusión del virus, no  la cortará”. Por ejemplo, apunta, en comunidades donde no se han registrado cifras tan altas de contagios puede producirse un repunte con la afluencia de turismo en los meses de verano.

Los test de anticuerpos no son la solución

En las últimas semanas se ha hablado mucho de los test rápidos de detección de anticuerpos. De hecho, el Gobierno anunciaba que su utilización serviría para aumentar la capacidad de diagnosticar el COVID-19 de forma precoz. No obstante,  la Organización Mundial de la Salud (OMS) avisa: “antes de que se pueda recomendar realizar estas pruebas se tienen que validar en entornos apropiados de investigación”.

Y es que, advierte la organización, las pruebas inadecuadas pueden pasar “por alto” a los pacientes con infección activa o “categorizar falsamente” a personas que no padecen la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2, “Debido a que puede haber falsos positivos, falsos resultados positivos debido a reacciones cruzadas positivas frente a otros betacoronavirus del subgénero sarbecovirus como el OC43 o HKU1, coronavirus humanos que producen catarros comunes”,   lo que podría confundir en los esfuerzos de contención de la pandemia.

Además, Ortiz de Lejarazu recuerda que estos test de anticuerpos “no detectan ACS protectores” y, aunque se detectase esta presencia, esta “no garantizaría la duración de la protección futura”. Por todo ello, sostiene que el diagnostico precoz de casos y sus contactos, el aislamiento de los confirmados y la cuarentena de los contactos y, sobre todo, “la responsabilidad individual”, son las únicas recetas válidas para hacer frente al próximo desconfinamiento, que necesariamente se tendrá que hacer para hacer frente a la Covid-19.


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