📎 ¿Qué dice la ciencia al respecto? Pues en resumidas cuentas, que cuanto más temprano acabemos de comer, mejor. 

 

📎 Por la noche se produce la reparación de los tejidos y hay un importante trabajo del sistema inmune. Si contamos con que el proceso digestivo completo puede durar hasta 10 horas (cuantas más grasas haya, más larga será la digestión), interesa cenar lo más temprano y/o lo más ligero posible para que este proceso digestivo no interfiera con la reparación de nuestras células y nuestra inmunidad.

 

📎 Esto no quiere decir que tengamos que comer poco (es importante alcanzar los requerimientos mínimos de la tasa metabólica basal y de cada persona según su actividad), pero sí que hay que recalcar que deberíamos hacer esta ingesta lo más alejada de la noche/hora de acostarnos que nos sea posible.

 

📎 Y si nos toca cena tardía por vida social y porque ahora en verano, es algo más complicado no ir a una terracita; que sea ligera (con pocas grasas si puede ser) y ya compensaremos al día siguiente en el DES-ayuno y/o comida.

 

📎 Y recuerda que ´no hay veneno, sino dosis´, es decir, que una cena copiosa puntual no hará que ardas en el infierno. Pero 7 a la semana igual te inflaman un poquito 🙂