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¿Por qué es importante asistir a Misa?

Dos sacerdotes explican cuál es la fuerza de la Misa presencial en la unidad de los católicos y las comunidades
Aún no se sabe cuándo se podrá volver a estar físicamente presente en una Misa en Montevideo, pero se estima que será pronto.

Publicado en el Quincenario Entre Todos, n° 473

Este tiempo de pandemia por el COVID-19 ha hecho que las celebraciones de las misas no se realicen de puertas abiertas y con la presencia física de los fieles. Es por eso que desde el Departamento de Comunicación Social de la Iglesia Católica de Montevideo (ICM), y desde varias parroquias, ha surgido la iniciativa de transmitir la Eucaristía de forma virtual. ¿Pero, es lo mismo la Misa presencial que desde casa? “Ciertamente nuestra dimensión corporal nos pide presencia. No es lo mismo hablar con un ser querido por teléfono que estar con él. Los mártires de Abitinia (Túnez) decían: Sine dominico non possumus; no podemos vivir sin celebrar el Día del Señor. Por eso ciertamente no es lo mismo participar plenamente de la Eucaristía, que asistir por alguna red social”, explicó el P. Daniel Kerber, doctor en Teología y párroco de la parroquia Punta Carretas.

El P. Carlos Varela Vega, doctor en Teología Dogmática por la Universidad de Navarra, señaló que “celebrar la Misa significa presencia, sacrificio, comunicación. Cristo se hace presente; se renueva su muerte en la cruz y se nos entrega en el pan. La respuesta a esta entrega no se satisface con un encuentro virtual, que, si no queda otra opción, es bienvenido y agradecido. El alma creyente pide más, anhela el encuentro personal: la asistencia presencial y, si estamos bien preparados, la comunión sacramental”.

El P. Kerber comentó que hay muchas comunidades que no pueden celebrar la Eucaristía por falta de sacerdotes, pero que no es el caso de la Arquidiócesis de Montevideo, afirmó. A su vez, “es cierto también que nos encontramos con Jesús de muy diversas maneras, como dice el Evangelio: 'Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy allí en medio de ellos' (Mt 18.20); y al final de Mateo: 'Lo que hicieron al más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo' (Mt 25)”, agregó. “Apenas podamos, vayamos a Misa a la Iglesia. Nuestra alma lo busca: es un don que el alma necesita como el cuerpo necesita del alimento”, animó el P. Varela.

El P. Kerber agregó que “Jesús quiso quedarse, y nos dio el mandato: 'Tomen y coman, esto es mi cuerpo (…). Tomen y beban, esta es mi sangre'. Sabía lo que decía. Es realmente Él que nos convoca, nos explica la Palabra, se hace presente, se nos ofrece como sacrificio y se nos da en comunión”.

La vida en comunidad y la fuerza de la Misa

Un adagio teológico dice que "la Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia". Es decir, que participar cada domingo del encuentro pascual de la Misa va formando la comunidad. “Una comunidad en la que los católicos se conocen, comparten sus vidas y se cuidan. De allí brotan diversas iniciativas que luego se plasman en la vida cotidiana de cada uno... El trabajo que transforma el mundo, el servicio que atiende a los más necesitados, el testimonio de la caridad que anuncia, el anuncio explícito que invita a conocer al Dios de la vida”, señaló el P. Kerber.

A su vez, explicó que una comunidad verdaderamente celebrante plenifica la vida de los que participan y, a la vez, es un testimonio, porque participar en una celebración viva es entrar en la transparencia que la Iglesia hace de Dios presente en medio de ella. El encuentro de los cristianos en comunidad es parte de nuestra salus (salud o salvación)”. Para el P. Carlos Varela la Misa influye en la formación y unión de una comunidad porque “le da vida”. Y agrega que “cada uno puede pensar: mi comunidad estará más viva, más activa, más evangelizadora, más unida si procuramos asistir a Misa con fe. Es cierto que a veces puede costar ir a Misa... pero el esfuerzo vale la pena. No nos fijemos tanto en lo que damos... miremos sobre todo lo que recibimos: encontrarnos con el mismo Hijo de Dios que se nos da como alimento”.

La misa como unidad de los católicos

El P. Kerber explicó que cuando se celebra la Eucaristía se rompen las barreras del tiempo y del espacio; y que se podría decir que no hay muchas misas, hay una única Misa, que es la participación de la última cena con el Señor, de su pasión y la alegría inmensa de la resurrección. “Por eso celebramos la Misa el domingo, porque en él toma pleno sentido lo que Jesús hizo en la última cena anticipando la entrega de su cuerpo y su sangre. Entonces si hay una única Misa, alrededor de la mesa de la última cena, alrededor de la cruz y del sepulcro vacío, nos reunimos todos los cristianos de todos los tiempos y de todas las regiones”, comentó.

La unidad de la Iglesia se fundamenta en Cristo, que la fundó y redimió a todo el género humano, explicó a su turno el P. Varela. “Ese mismo Cristo está vivo en la Hostia consagrada. De ahí sale lo que nos une. A veces me gusta usar la imagen del círculo: Cristo es el centro y los cristianos formamos la circunferencia. Cuanto más nos acerquemos a Cristo, más cerca estaremos unos de otros”, ejemplificó.

El P. Kerber agregó que, ante el altar de Jesús, crucificado y resucitado, el Padre reúne en el Espíritu a Toda la Iglesia. Esto es, "los que caminamos aquí en la tierra y también la Iglesia del cielo, por eso decimos: 'Junto con los ángeles y los santos (es decir todos los que están en el cielo) cantamos el himno de tu gloria'".

“El ferviente deseo de poder reiniciar las celebraciones con fieles”

En su audición de Radio Oriental del viernes 29 de mayo, el Card. Daniel Sturla se refirió a la celebración de misas con presencia de fieles. Destacó que “asombra al mundo este Uruguay que ha sabido controlar y llevar adelante políticas adecuadas con respecto a esta pandemia (…). Estamos lejos de decir que esto no es un peligro, y debemos seguir con todos los cuidaos pertinentes. Pero, no deja de ser una alegría ver que los uruguayos hemos sabido responder al llamado del gobierno, viviendo esa libertad responsable a la que se nos ha invitado”.

Continuó: “En la Iglesia hemos vivido los tiempos más fuertes del año litúrgico sin celebraciones con presencia de fieles (…). Es clarísimo, por parte de la Iglesia Católica, el ferviente deseo de poder reiniciar las celebraciones con fieles, siguiendo un protocolo muy estricto que ya ha sido avalado por el Ministerio de Salud Pública. Pero el gobierno nos ha pedido que esperemos un poco. Es una decisión que corresponde que la tomen los obispos, una decisión que queremos hacer en diálogo con el gobierno y con otras manifestaciones religiosas: con la comunidad judía, la iglesia luterana, anglicana y las evangélicas”. Asimismo, se refirió a un texto publicado por el Dr. Leonardo Guzmán en el diario El País, donde menciona un fallo de la justicia francesa, que ordenó al gobierno levantar la prohibición de celebraciones religiosas colectivas y permitir cultos con medidas proporcionadas a los riesgos. "El derecho tiene dos principios clave que nos hablan de la razonabilidad y la proporcionalidad de las decisiones que se toman", comentó.

Explicó también que “lo que se ha dado en Uruguay, con la Iglesia Católica, es que hemos sido los mismos obispos los que, en diálogo con el gobierno, el 15 de marzo suspendimos las celebraciones religiosas. Y seremos los obispos los que las reabriremos también, en diálogo con el gobierno y otras comunidades religiosas (…). Hacia allí vamos, para tratar de vivir esta nueva realidad siendo muy cuidadosos en el protocolo que hemos establecido”.

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