Saludos, igluusers,
¿no tenéis la sensación de que han pasado mil vidas desde la última vez que os escribimos? Por aquí sí. No sabemos cuál será vuestra excusa –que si el trabajo se acumula, que si los puentes parriba y pabajo…– pero la nuestra tiene nombre y apellidos y está en una carpeta llamada Igluu_Papel_Numero_3. No os vamos a decir aún qué lleva, pero sin un ápice de hype os anunciamos que va a ser el número más guay de nuestra historia. Ya después os contaremos cómo ha sido el proceso, cuántas personas han estado metidas en el ajo, cuántas horas nos ha llevado… Y lo felices que nos está haciendo esta aventura. Aunque ahora el estrés haga que a ratos estemos tal que así:
Es broooooma, nos motiva mucho pensar que nos vais a llevar para leer en la playa. Aunque no hay meme que por bien no venga: un individuo que pasea (conscientemente) es nuestro compañero Luis, un Willy Fogg en toda regla que configura sus vacaciones y escapadas pensando siempre en disfrutar… y en andar. Ha recogido algunas de sus aventuras a pie en esta historia de flâneurismo ilustrado. Porque las bondades del caminar han sido aprovechadas por creadores, filósofos y, por supuesto, por esos trotamundos a los que les apasiona conocer nuevos lugares, culturas y gentes, pero que también buscan conocerse un poco más a sí mismos.
Si la sensación de viajar por placer es indescriptible, también lo es el gustito que da llegar a casa, soltar la maleta y sentir que estás de vuelta en tu hogar. Ese calor en el corazón es el que han intentado recoger los indies Cala Vento en Casa linda, su quinto disco de estudio, autoproducido con el cariño y el mimo que se pone a lo que te importa de verdad. Con él, reivindican la esencia, el contacto cara a cara que perdimos en los últimos años, la tranquilidad y la paz que te hacen huir de la vorágine para buscar en tu propia casa aquello que te hace único y especial frente a un mundo en el que todo se parece cada vez más.
Si cada uno tenemos una definición distinta de qué es para nosotros una casa linda, también tenemos nuestras propias ideas sobre lo que significa vivir en un lugar agradable, que nos haga bien. El urbanista Charles Montgomery lo analiza en Ciudad feliz. Transformar la vida a través del diseño urbano, un libro que ha llegado a España de la mano de Capitán Swing en el que recorre alguno de los lugares más dinámicos del mundo para intentar definir cómo construir un entorno urbano más habitable y humano. Para él, la clave reside en la felicidad: si construimos pensando en ella, será más fácil abordar los grandes retos de nuestra época.
No sé si vivirás en una ciudad feliz, pero seguro que, si eres un ser urbano, no puedes ver las estrellas por la noche. El atlas mundial del brillo artificial del cielo, publicado en 2016, ya mostraba cómo el 80% de los habitantes del planeta vivía bajo cielos nocturnos contaminados: al menos un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea, porcentaje que se dispara hasta casi el 100% en zonas como Europa o Estados Unidos. La contaminación lumínica no se ve pero nos afecta y mucho: a los animales, a las plantas… y a las personas. Porque hay ciudades que nunca duermen y quizá eso tenga algo que ver con que tú tampoco pegues ojo.
Aunque sean semanas de dormir poco y de soñar mucho, tenemos muy presente esa firme creencia de que, tacita a tacita, todo puede ir cambiando a mejor, y que los mensajes calan hasta en los lugares más insospechados. «A veces nos olvidamos del poder que tienen las historias para la gente que está fuera de esos escenarios en los que nos movemos nosotros. Estamos lanzando imágenes e historias que llegan muy lejos, a lugares y personas que no conocemos», nos decía hace poco la dramaturga y guionista Lucía Carballal en una entrevista. Seguiremos trabajando para contároslas.
Un abrazo y cuidaos mucho,
