En Isaías 33:16 dice: “Éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio”. El verdadero hijo de Dios no solamente alcanza protección, sino que alcanza fortaleza y bienestar, no solamente tiene la ayuda de Dios sino que viene a ser la altura un refugio, estando allí la fortaleza de Dios no podrán perforarla, ese refugio en la presencia de Dios será muy estable y Satanás no podrá perforar esa protección.
La oración en la vida del cristiano es indispensable, a través de la oración usted puede contarle a Dios lo que le sucede, lo que le agobia, usted puede descansar en Él, pero cuál es la equivocación de muchos de nosotros que, en medio del abatimiento, en medio del problema recurrimos a un amigo, recurrimos quizás al líder y ya en segunda opción recurrimos a Dios que es el único que puede darnos la mano en ese momento. La oración acerca al cristiano a Dios, el hombre y la mujer que ora será una persona que no la va a desubicar la aflicción ni los problemas, por más fuerte que sea el ataque esa persona va a estar firme en la confianza que tiene en las promesas de Dios.
La oración no es un simple balbuceo donde pasamos una hora o más. Tenemos que entender que la oración es una guerra continua contra Satanás. Cuando yo me entrego a la oración, tengo que entregarme con mi mente, con mis fuerzas, con todo mi ser, tengo que entregarme en esa lucha porque de lo contrario esa oración nunca llegará a la presencia de Dios y solamente mi mente estará divagando, y nunca logrará derribar las murallas que Satanás haya levantado en contra de mi hogar, en contra aun de mi propia vida.
Las mujeres y los hombres de oración son personas sensibles, que sienten el dolor de otros, esa persona que ora cuando ve a alguien triste siente el dolor que ese hermano está pasando y en vez de señalarlo, en vez de criticarlo, llega a doblar sus rodillas, llega a hacer uso de la oración. Si nosotros queremos que nuestra forma de ser o nuestro carácter sea doblegado, el único camino que hay es ser hombres y mujeres de oración.
Una sola cosa haga en medio del dolor busque el lugar alto, busque alturas espirituales, busque estar en lugares fuertes como es la oración, como es la confianza en Dios y su pie nunca resbalará, su hogar nunca fracasará, y verá sus ideales hechos una realidad, y verá sus sueños realizados, podrá ver los propósitos de Dios. El Señor le dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Amado, el Señor está a su lado, no hay por qué flaquear, no hay por qué decir no vuelvo a orar, solamente refúgiese en Dios, aunque vea el panorama oscuro, a través de la oración Dios hará que usted visualice una luz donde le muestre la salida.