¡De Otra Manera! Mostrario

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Es un viaje a través de ocho ideas que surgieron en momentos cargados de dudas y miedos y que tumbaron muros, construyeron puentes y barajaron nuevamente la realidad. Es una oda a la imaginación, a la resiliencia y a nuestra capacidad de moldear el mundo que nos rodea, aún en los tiempos más difíciles.

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¡De otra manera!

¡De otra manera!

Fábulas sobre acuerdos en Colombia

Este libro está inspirado en comunidades que lograron superar el conflicto a través de la creación de acuerdos y de espacios de diálogo. Las fábulas que lo componen son metáforas de historias reales protagonizadas por animales autóctonos de diferentes regiones de Colombia. Cada una de ellas expone cómo campesinos, soldados y miembros de grupos al margen de la ley lograron, en episodios muy concretos, sobrepasar sus diferencias y llegar a acuerdos para hacer su vida más llevadera .

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Diana Ospina

Nicolas Chirokoff


Este libro le pertenece a:

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ยกDe otra manera!

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Fรกbulas sobre acuerdos en Colombia

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Carta de Click a los lectores Seguramente has escuchado muchas veces que Colombia tiene una enorme riqueza natural, así como una variada y diversa fauna y flora. Es muy posible también que hayas visto noticias y oído comentarios sobre violencia, peligros y situaciones difíciles en el país, que parecen repetirse una y otra vez bajo distintos nombres. Las fábulas a continuación ilustran ambos aspectos de Colombia. Por un lado, las plantas y los animales, que habitan el territorio colombiano y son los protagonistas de estas historias, muestran la riqueza natural de Colombia. Y, por otra parte, las fábulas se inspiran en hechos reales que quizás no conocías antes; en historias de comunidades que lograron superar el conflicto a través de la creación de acuerdos y de espacios de diálogo, rompiendo así el círculo de violencia.

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Las distintas regiones de Colombia componen los escenarios de las fábulas, en las que animales autóctonos afrontan difíciles retos y diferencias que finalmente consiguen sobrepasar. Estas historias son metáforas de episodios recientes de la Historia de Colombia y se inspiran en la manera como campesinos, padres y madres de familia, soldados y miembros de grupos al margen de la ley lograron llegar a acuerdos para hacer su vida más llevadera. Más allá de ahondar en el conflicto y sus dinámicas, este libro busca que jóvenes y adultos reflexionen sobre posibles estrategias para superarlo. Cada una de las historias cuenta cómo diferentes comunidades se arriesgaron a imaginar una manera distinta de hacer las cosas y replantear las relaciones construidas bajo la violencia. Es un viaje a través de ocho ideas que surgieron en momentos cargados de dudas y miedos y que, por su propio impulso, tumbaron muros, construyeron puentes y barajaron nuevamente la realidad.

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Estas fábulas son una oda a la imaginación, a la resiliencia y a nuestra capacidad de moldear el mundo que nos rodea, aún en los tiempos más difíciles.


Contenido

Una idea insólita 8 La India, Santander La neutralidad en tiempos de conflicto

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Una decisión valiente 24 Valle Encantado, Córdoba

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La resistencia al reclutamiento forzado

Un territorio incierto 36 Briceño, Antioquia El desminado humanitario

Un reencuentro difícil 50 Pueblo Nuevo, Cauca La reintegración de excombatientes


Un regreso deseado 64 La Unión Peneya, Caquetá El retorno de una comunidad desplazada

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Un diálogo improbable 76

Cañón de las Hermosas, Tolima

Un acuerdo sobre el uso del territorio

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Una tierra reinventada 90 El Oasis, Arauca

La sustitución de cultivos de uso ilícito

Una ceremonia imperdible 102 Tumaco, Nariño Una iniciativa de memoria y reconciliación


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Una idea

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o i r a r st La India,

Santander

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l día amaneció caluroso, sin brisa, las hojas de los árboles y los helechos permanecían inmóviles. Nos despertamos con la noticia de que debíamos ir a un claro no lejos de aquí. Para entonces estábamos tan acostumbrados a obedecer, que ni protestamos por tener que desplazarnos bajo el sol inclemente. Cuando llegamos, un grupo de serpientes verrugosas estaba ahí para recibirnos. Nos miraron con frialdad y dijeron:

e —Tenemos qu hablarles.

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Nosotros, los monos araña, no éramos capaces de sostenerles la mirada. Las madres apretaban con fuerza a sus crías que lloriqueaban asustadas. —Como saben, la situación está cada vez más difícil —continuaron las serpientes—, así que les toca decidirse: o toman palos y piedras y nos ayudan a combatir a las águilas, o asumiremos que prefieren estar con ellas y entonces ustedes también serán nuestros enemigos.

o i r a r st Silencio.

Ni siquiera éramos capaces de mirarnos los unos a los otros.

ras? ¿Tomar palos y pied

s? ¿Atacar a otro

¿Por qué?

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Somos un grupo de monos araña y vivimos en las inmediaciones del río Carare. Unos somos negros, otros cafés y algunos tenemos manchas blancas. Nuestras tallas varían, así como nuestras personalidades y gustos. Aquí tenemos lo que necesitamos: buen clima, abundante agua, higueras cargadas de frutos y frondosos árboles con exquisitas guanábanas. Un día, mientras recogíamos higos cerca de nuestros hogares, escuchamos un ruido inusual. Algo parecía moverse tras nosotros. Era como un susurro, el sonido ahogado de unas hojas que crujían. Nos sentíamos observados. Una tarde vimos aparecer una gran serpiente verde, brillante y sinuosa bajo la luz del sol. Nos miró, la miramos, no dijo nada y se escondió tras los helechos.

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Tras la llegada de esta serpiente vinieron otras más. Cuando nos dimos cuenta, varias rodeaban nuestro territorio. ¿A qué venían? ¿Qué querían? Pedían que les bajáramos guanábanas de los árboles o se quedaban merodeando y dormían cerca de nuestros hogares. Su presencia nunca nos era indiferente ni llegó a ser tranquilizadora. No era lo único que ocurría. A la vez, grandes sombras comenzaron a proyectarse en el suelo. Desde el aire también nos observaban. No tardamos en entender que unas águilas harpías enormes sobrevolaban nuestro territorio. Inicialmente se posaron en lugares alejados, pero paulatinamente también se fueron acercando.


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Unos y otros nos hablaban y acechaban. Algunos decían que nos querían ayudar, pero sus historias y reclamos eran contradictorios y confusos. Serpientes y águilas son enemigas entre sí y se enfrentan con frecuencia. Cuando las serpientes se descuidan, estos pájaros las atacan sin consideración y se las llevan lejos. Lo mismo sucede si un águila se aproxima al suelo. A veces, alguno de nosotros termina lastimado al verse involucrado, sin querer, en uno de sus enfrentamientos. En otras ocasiones simplemente parecen desahogarse con nosotros; es fácil hacerlo, saben dónde vivimos y estamos siempre a la vista.

Somos duramente castigados si una serpiente sospecha que alguno de nosotros ha ayudado a un águila. Lo mismo sucede si un águila intuye que hemos ayudado a una serpiente. El problema está en que cualquier acción puede significar“ayudar”; desde alcanzarles frutos hasta dejarlos pasar sin dar aviso. En fin, son tantas cosas... Unos y otros nos amenazan y hieren, y nosotros obedecemos a ambos bandos por temor, que es la forma más triste de la obediencia.


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A uno de los nuestros que se negó a seguir las reglas impuestas por ellos, lo encontramos bajo un árbol con dos pequeños orificios letales en su pantorrilla. Otro desapareció sin dejar rastro. Después de esos episodios, algunos monos decidieron irse. Se fueron lejos con sus crías, abandonando todo lo que habían construido aquí con tanto esfuerzo y dedicación. Los que nos quedamos queríamos defender lo nuestro, pero no sabíamos cómo. Vivíamos en medio de la zozobra y aprendimos a callar para no tener problemas, a hacernos invisibles. Ya no éramos capaces de planear nada ni de pensar en el futuro,

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¿Debíamos hacer caso a la serpiente y tomar un bando? ¿Era esa la solución realmente? Reunidos en el claro frente a las serpientes verrugosas, bajo el sol caluroso, miramos el suelo resignados. ¿Esa pelea ajena sería ahora la nuestra? Cuando nuestra suerte ya parecía echada, un mono de pecho blanco se paró y miró a las serpientes. De repente ya no se veía ni tan pequeño ni tan indefenso. Alzó la voz para que todos escucháramos y dijo muy claramente: —Nosotros no vamos a volvernos violentos. Ustedes vienen a exigirnos que escojamos un bando, pero nosotros queremos seguir viviendo sin miedo, como lo hacíamos antes. ¡No vamos a aliarnos con nadie!

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Silencio.

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Nos miramos los unos a los otros desconcertados, invadidos por una sensación muy extraña. Las serpientes tampoco se lo esperaban, estaban demasiado acostumbradas a doblegarnos. Nosotros, sin necesidad de ponernos de acuerdo, apartamos los ojos del suelo y lo observamos a él, erguido, en medio de todos. Entonces, uno a uno nos fuimos poniendo de pie, hasta que juntos enfrentamos la mirada de las serpientes, obligándolas a retirarse, no sin antes amenazarnos con volver pronto. Ese día fue el inicio de algo nuevo. Comenzamos a reunirnos por las noches:


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—¡Tomemos los palos y las piedras, podemos planear una emboscada, hacerles lo que ellos nos hacen para que no se atrevan nunca más a meterse con nosotros! —decían algunos. —Sí, ¡no podemos vivir siempre con miedo! —agregaban otros. Pero el mono de pecho blanco lo tenía claro: —No podemos armarnos. Si lo hacemos, generaremos más violencia y ellos buscarán cómo atacarnos cada vez más fuerte. Llegará el momento en que no habrá piedras ni palos suficientes para defendernos. —¿Qué hacemos entonces? — preguntó otro mono preocupado. —Vamos a hablar con ellas —dijo con seguridad el mono de pecho blanco. —¿Hablar con nuestras enemigas?, ¿con las que nos han hecho daño? —protestó alguno. —¡Sí, iremos todos! — respondió firmemente.

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Aunque no todos estaban convencidos de esa idea, la valentía del mono nos inspiraba y daba fuerzas. Sus palabras nos habían permitido imaginar una nueva manera de enfrentar la situación. Estábamos tan acostumbrados a callar, que hablar no era ni siquiera una posibilidad, pero estando unidos parecía posible hacerlo. Citamos a las serpientes en el mismo claro donde había tenido lugar la última reunión. Nos paramos todos firmes frente a ellas, con nuestras colas entrelazadas y mirándolas a los ojos les dijimos:

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—¡Ni con ustedes ni con nadie!

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—Ustedes y nosotros comemos los mismos frutos, tomamos de la misma agua, nos calienta el mismo sol. Ayer nos mojó la misma lluvia. Ustedes como nosotros tienen crías a las que cuidan y un grupo al que sienten pertenecer. —afirmó el mono de pecho blanco, mencionando similitudes con las serpientes que jamás se nos habían ocurrido. Pocos días después, hicimos lo mismo con las águilas. A ellas también les sorprendió escucharnos y, al igual que con las serpientes

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verrugosas, resultó que teníamos más cosas en común que diferencias.

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Hablar una sola vez puede no solucionarlo todo, pero es un primer paso. Después de aquellas conversaciones, realizamos varias reuniones más. No era fácil, había mucha desconfianza e incredulidad de parte y parte. No siempre es fácil hablar y entender al otro; ese otro que desconozco y no me interesa conocer, alguien que me produce temor y desconfianza. —Era más fácil cuando nos obedecían — decían las águilas. De las repetidas conversaciones empezaron a salir acuerdos. Para que nadie los pudiera olvidar, elaboramos grandes carteles que colgamos en distintas partes: Al poco tiempo, el mono de pecho blanco apareció muerto. No supimos quién lo hizo ni por qué. Los días siguientes fueron de gran tristeza y desolación,

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¿oy M ahora qué? o i r a r st

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Águila harpía Harpia harpyja

Mono araña Ateles hybridus

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Serpiente verrugosa

de la región

Fauna y flora

Lachesis acrochorda

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Guanábana Anonáceas muricata

Platanera silvestre Heliconia latispatha

Higuera Ficus altissima

Helecho Tracheophyta


Una idea

insólita

La neutralidad en tiempos de conflicto

Esta fábula está inspirada en una historia real que sucedió en:

La India, Santander

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A finales de la década de los 80, en el corregimiento de La India –Santander-, situado en las inmediaciones del río Carare, la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATTC) decide rechazar la violencia y decir a los actores armados: “Ni con ustedes ni con ellos. ¡Nosotros solos!”. Envueltos en medio del conflicto entre ejército, guerrilla y paramilitares y ante las constantes violaciones a los derechos humanos, este grupo de campesinos organiza una resistencia civil y logra un pacto para apartar a los actores armados y hacer respetar sus derechos. Los asesinatos de

tres de sus líderes y de una periodista en 1990 ponen a prueba el acuerdo. Sin embargo, los campesinos mantienen su posición neutral y continúan con su trabajo en red. Ese mismo año, les otorgan el Premio Nobel Alternativo (Premio Right Livelihood) por promover la paz en medio del conflicto. 23


¡De otra manera! Fábulas sobre acuerdos en Colombia

PRIMERA EDICIÓN abril del 2019 © Diana Ospina, 2018 © Emmanuel Neisa, 2018 © Nicolas Chirokoff, 2019 @ ClickArte SAS 2019

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Carrera 16 # 85-15 Oficina, 301 Bogotá- Colombia Teléfono +571 6917191 Correo info@clickarte.co www.clickarte.co

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INVESTIGACIÓN

Catalina Buitrago EDICIÓN

Lisa Neisa

ISBN 978-958-58146-4-6 Impreso en Colombia por La Imprenta Editores

REVISIÓN DE TEXTO

María Angelica Ríos DIAGRAMACIÓN

Lina Fernández DIRECCIÓN DE ARTE

Mateo L. Zúñiga y Lisa Neisa

Todos los derechos reservados.Bajo las condiciones establecidasen las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares de copyright, la reproducción total o parcial de esta obra.


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Estas ocho fábulas fueron creadas para el periódico El Espectador en septiembre 2018 y circularon como un fasciculable durante dos meses. Fueron concebidas como una estrategia para acercar a jóvenes y adultos a episodios recientes de la historia colombiana, en los que grupos antagonistas llegaron a acuerdos en medio del conflicto. Este proyecto contó con la colaboración del equipo de Colombia2020 de El Espectador en alianza con la Unión Europea conformado por Elva Lucía Daza (Gerente del proyecto), Laid Pérez Montaguth (Directora del proyecto) y Gloria Castrillón (Directora editorial del proyecto).


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ÂżCĂłmo puedes hacer

las cosas de otra manera?


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