Psicoanálisis vol. XXXIV N ° 1

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PSICOANÁLISIS

Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana ISSN 0120-1093

Volumen 34 • Número 1 Enero a Junio • 2022

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María Victoria Niño Villamarín

Director - Editor María Victoria Niño

Comité Editorial Beatriz de Hart Danilo Diazgranados Eugenio Ferro Juan Pablo Ortiz Pedro Oróstegui

Comisión Científica Fabio Eslava Margarita Álvarez Pablo García María del Rosario Gómez Beatriz Miramóm María del Socorro de Navas Ana Terán de Cornilio María Clara Syro Irene Teichner Lucy Torres Edgard Yamhure Ismail Yildiz

Corrección de estilo Alejandro Cabrera Juan David Ardila

Contenido

EDITORIAL

Maria Victoria Niño V 7

TRABAJO TEÓRICO

El paciente fronterizo Alvaro Méndez 9

Comentario al artículo

El paciente fronterizo Germán Darío Ramírez Suárez 29

Acerca de la verdad, los instintos, la cultura y la guerra en la obra de Sigmund Freud Iván Jiménez Rojas 33

El Inconsciente freudiano Margarita Álvarez 55

PSICOANÁLISIS DE NIÑOS Y ADOLESCENTES

Literatura ‘infantil’, sentidos en expansión Maria Cecilia Rodríguez da Silveira 75

TÉCNICA

Presentación para FEPAL en Cartagena de Indias, septiembre del 2016: Un caso de contratransferencia somática Luis Rodríguez de la Sierra 85

Comentario al artículo un caso de contratransferencia somática de Luis Rodríguez de la Sierra Fabio Eslava Cerón 91

Atención flotante e interpretación Álvaro Méndez Peñaranda 97

Comentario al artículo Atención Flotante e Interpretación Beatriz de Hart 111

ENSAYO

Hacia un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance Howard Levine 115

Comentario al trabajo " Hacia un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance” de Howard Levine 127

¿Podemos hablar de normalidad en psicoanálisis? Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg Juan Pablo Ortiz Londoño 131

Genialidad y perversión: los casos de Lewis Carroll y Michael Jackson. La exhibición de los pecados del genio en el arte: una mirada psicoanalítica Yesenia Lindeman Vergara 145

Una mirada al ensayo 'El delirio y los sueños en "La Gradiva" de W. Jensen' de Sigmund Freud María del Socorro González de Navas 163

Asociaciones acerca del ensayo: 'El delirio y los sueños en "La Gradiva" de W. Jensen' de Sigmund Freud María del Rosario Gómez 171

Otra mirada al artículo 'El delirio y los sueños en "La Gradiva" de W. Jensen' de Sigmund Freud Jorge Enrique Liévano Rodríguez 177

IN MEMORIAM

Dr. Álvaro Méndez Peñaranda Fabio Eslava Cerón 185

EDITORIAL

Editar una revista es un trabajo gratificante y enriquecedor; exige rigurosidad y dedicación. Consciente de esto, quiero reconocer, antes de nada, el trabajo impecable y silencioso que llevaron a cabo el Dr. Eduardo Laverde, director anterior, y su colaboradora, Alexandra González.

Con el dolor de la partida de dos queridos miembros de nuestra Asociación, preparamos la presente edición. Los doctores Luz Marina Pinilla Perdomo y Álvaro Méndez Peñaranda, para fortuna nuestra, nos dejaron como legado sus escritos. La Dra. Pinilla trabajó como psiquiatra psicoanalista de enlace en el Servicio de Salud Mental de la Clínica San Pedro Claver; su artículo, que presentaremos en la segunda revista de este año, es un relato de su experiencia. Por su parte, el interés del Dr Méndez estuvo centrado en la clínica. De esta manera, los dos artículos suyos que incluimos en la presente edición tienen relación con este tema. A cada uno de estos escritos lo acompaña un comentario de uno de los miembros de nuestra Asociación. No obstante, la revista incluye mucho más. Tenemos la suerte de contar con algunos trabajos de psicoanalistas extranjeros o pertenecientes a sociedades psicoanalíticas foráneas. Han colaborado con nosotros en esta ocasión el Dr. Luis Rodríguez de la Sierra de Londres, el psicoanalista bostoniano Howard Levine y la Dra. Uruguaya María Cecilia Rodríguez. De Luis Rodríguez de la Sierra tenemos un trabajo clínico teórico

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comentado por el Dr. Fabio Eslava. Howard Levine estudia el concepto de lo “irrepresentable”. María Cecilia Rodríguez nos habla acerca de la relación entre la literatura infantil y el psicoanálisis. Por otra parte, contamos con varios documentos, interesantes y de actualidad, escritos por nuestros miembros y candidatos, que esperamos puedan disfrutar y despierten el deseo de profundizar más en los temas que introducen. No quiero terminar sin agradecer la colaboración permanente e incondicional de la Dra Beatriz de Hart, con quien prácticamente desarrollamos este número y al Dr Fabio Eslava, quien estuvo siempre pendiente y dispuesto a colaborar.

Editorial 8

TRABAJO TEÓRICO

El paciente fronterizo

Álvaro Méndez P.

(The Borderline Case) Carlos A. Paz

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Dice el autor que los cuadros psicopatológicos tradicionales han ido haciéndose cada vez menos frecuentes, siendo substituidos por síndromes donde se imbrican y superponen distintas estructuras y mecanismos. Dentro de esta patología cada vez más polimorfa, donde conceptos antes tan contrapuestos como neurosis y psicosis se confunden, perdiéndose sus límites respectivos, los cuadros denominados “estados borderline” (fronterizos) suscitan un interés creciente en el pensamiento psiquiátrico y sobre todo en la clínica e investigación psicoanalítica de los últimos años.

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La importancia del borderline en la psicopatología actual es creciente. Frederich Hacker dice al respecto: “la mayoría de nuestros pacientes psiquiátricos presentan hoy una sintomatología muy diferente de aquellos descritos en la literatura clásica. En casi todos los casos el tipo de neurótico con síntomas 9
Publicado en la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, 2(1), (1978). Psicoanalista. Miembro Titular Didacta de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. q.e.p.d (1964). (The Borderline Case) CARLOS A. PAZ, Revista de Psicoanálisis. Asociación Psicoanalítica Argentina, 21(3), pp. 239-258. 3
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claramente delimitados es muy raro de encontrarse hoy El más vasto número de los pacientes psiquiátricos padecen de una peculiar perturbación del Yo. Este síndrome es descrito como “desorden narcisístico”, “deformación del Yo”, “distorsión del Yo”, “neurosis de carácter”, “perturbación del carácter” o “caso borderline”, esto es, borderline con la esquizofrenia y la sociopatía.

En el Simposium de 1957 sobre “distorsiones del Yo” solo hubo acuerdo general en cuanto a qué tanto el diagnóstico psiquiátrico como el psicométrico de neurosis, psicosis y psicopatías no engloban con precisión estos síndromes. Concluye Hacker que estos trastornos no pueden ser distinguidos fácilmente de las esquizofrenias, y en el otro extremo el llamado comportamiento normal, socialmente adaptado.

La misma atención dedica a los pacientes borderline Alexander Wolf en el libro Esquizofrenia en la práctica Psicoanalítica. Dice Wolf: “después de la II Guerra Mundial el paciente borderline ha aumentado de número”.

En todos los pacientes que vemos hoy en día hay algo de borderline, de ahí que haya dado y favorecido el desarrollo de la psicología del Yo y de su terapia. Así, el sujeto limítrofe se ha convertido en “la personalidad neurótica de nuestro tiempo”.

Hanna Segal, en su trabajo La curación en psicoanálisis, destaca también la importancia del fronterizo para el psicoanálisis actual cuando, luego de referirse a la represión en neuróticos y psicóticos, dice: “y qué podemos decir de la represión en la vasta mayoría de nuestros pacientes los casos borderline: ¿reprimen ellos excesivamente o demasiado poco?”.

En el presente trabajo se analiza en forma cronológica los diferentes

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autores, señalando los aportes de cada uno de ellos haciendo las críticas correspondientes. Paz inicia señalando con tres citas de Freud cómo este había intuido la posibilidad de estas deformaciones del yo. Al mismo tiempo, que la distancia entre psicosis y normalidad no es tan grande o tajante como pensaban sus contemporáneos.

En Neurosis y Psicosis dice Freud (citado por Paz): la afirmación de que las neurosis y las psicosis hacen de los conflictos del yo con sus distintas instancias, esto es, que corresponden a un fracaso en la función del yo, el cual se esfuerza en conciliar sus distintas exigencias, precisa aún de nuevas investigaciones para ser complementado.

Quisiéramos saber en qué circunstancias y por qué medios consigue el yo escapar, sin enfermar a tales conflictos, constantemente dados. Por lo pronto ya podemos indicar dos factores: el desenlace de todas estas situaciones habrá de depender de circunstancias económicas, de las magnitudes relativas de las tendencias combatientes entre sí. Además, el yo podrá evitar un desenlace perjudicial en cualquier sentido, deformándose espontáneamente, tolerando daños a su unidad e incluso disociándose en algún caso.

La misma idea es retornada por Freud en la Escisión del Yo, donde escribió: “... damos por establecida la naturaleza sintética de los procesos yoicos, pero al respecto estamos evidentemente equivocados. La función sintética del yo, aunque tiene tan extraordinaria importancia está sujeta a condiciones particulares y expuesta a toda una serie de perturbaciones”.

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En Análisis terminable e interminable dice Freud: todo ser normal, lo es efectivamente de manera aproximada, pues su yo se aproxima al del psicótico en ciertos elementos y en mayor o en menor medida, de modo que la distancia que lo separa de un extremo de la serie o que lo aproxima al otro, nos da una medida provisoria de lo que tan indefinidamente se designa como “modificación del yo”.

Fenichel habla de los “estados borderline” como casos marginales. Existirían pacientes que Fenichel llama “esquizofrénicos mitis”esquizofrénicos ambulatorios- “esquizoides” que pueden llegar a elaborar los dos tipos de mecanismos Pueden canalizar su predisposición esquizofrénica a una esfera más o menos circunscrita, mientras conservan en todo lo demás un contacto normal con la realidad. Son personas que en su vida adulta conservan gran parte de su narcisismo primitivo, respondiendo a las heridas narcisísticas con negaciones. Reaccionan a las frustraciones con pérdida de las relaciones objetales, aunque esta es parcial y temporaria. Puede haber transiciones entre alucinaciones reales y pseudoalucinaciones, y entre sueños diversos y delirios que pueden sin embargo ser criticados por el sujeto que conserva intacto su juicio de realidad.

Mas frecuentemente son pacientes esquizoides en los cuales los síntomas no se circunscriben a la esfera emocional: las emociones son inadecuadas, pueden faltar completamente cuando tendrían que aparecer Su sello característico es la sensación en el espectador de “extravagancia”. Puede tal falta de emociones ser interrumpida por sucesos de desbordante emoción. Otros casos tienen emociones normales aparentemente, pero lo

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que han hecho es reemplazar el verdadero contacto afectivo con los demás por pseudocontactos de distinta índole. El uso que dan a las palabras es menos distorsionado que en la esquizofrenia. Hay, sin embargo, un sentido artístico de las palabras. No hay en estos enfermos posibilidad de un desahogo emocional adecuado. Hay una extrema tirantez interna que se traduce por una hipermotilidad o una rigidez hipertónica ocultas tras una máscara de tranquilidad.

Fenichel destaca finalmente que es importante distinguir aquellos pacientes que están al borde de la psicosis y que necesitan un tratamiento profiláctico de aquellos sujetos extravagantes. Empero afirma que se necesita una buena dosis de intuición para hacer la distinción. Fenichel señala algunos elementos útiles para diagnosticar un caso como borderline, dice muy poco o nada sobre las condiciones psicoeconómicas de tales casos. Parece insinuar que salvo los casos que están “al borde de la psicosis” lo mejor es dejar a estos sujetos tan extravagantes como lo son.

Paul Federn, en su artículo Principios de Psicoterapia en la Esquizofrenia Latente, enfatiza la necesidad de respetar la parte neurótica de estos pacientes y por ningún concepto someterlos a un psicoanálisis standard. Aconseja no someterlos a anamnesis prolongadas, no usar con ellos la asociación libre y no resolver la transferencia positiva, como tampoco usar el diván y dice. “en el presente me parece conveniente dejar la esquizofrenia latente en su estado latente”. Aconseja poner especial cuidado en la vida sexual del esquizofrénico latente mediante “el control del autoerotismo, evitarles satisfacciones incompletas con adecuadas medidas anticonceptivas”.

Para el reconocimiento de estos cuadros, se indica la presencia de

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rasgos paranoides catatonoides, una asombrosa productividad de asociaciones libres con las características del proceso primario y una gran disposición a usar y aceptar expresiones simbólicas. Señala de utilidad para el diagnóstico una o varias sesiones analíticas de prueba. Termina afirmando que el tratamiento de estos casos no tiene fin y necesitan continuamente un tratamiento de apoyo.

Hendrick y Helene Deutsch fueron los primeros en explorar específicamente este campo, comprendiendo que observaban un trastorno de carácter que parecía estar más cerca de la psicosis que de las neurosis. Ambos pensaban que se trataba de un trastorno en el desarrollo del yo, que colocaba un especial énfasis en los procesos de identidad e identificación. Hendrick descubrió tres tipos esquizoide: pasivo, femenino y paranoide. Atribuía el trastorno a una falla en el proceso madurativo.

Helene Deutsch, en su trabajo, Algunas formas de trastornos emocionales y su relación con las esquizofrenias, afirma que estas personalidades son incapaces de tener auténticos sentimientos o desarrollar verdaderas identificaciones yoicas y superyoicas, pero actúan “como si” las tuvieran. No tienen validez de sentimientos por no tener verdaderas cargas objetales y los mecanismos de identificación del yo son “delgados y trasparentes”. Corresponden a imitaciones e identificaciones con un medio ambiente que les permite una buena adaptación al mundo. Nunca tienen un verdadero superyó internalizado de los controles externos que los limitan y controlan en su conducta externa.

Con posterioridad a estos autores, surgen varias denominaciones para los casos borderline; así, Hoch y Polatin, descubren la “esquizofrenia seudoneurótica”; otros autores “esquizofrenia abortiva”, “ambulatoria”,

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enmascarada”. Este creciente interés culmina en los Estados Unidos en 1954, al dedicar la American Psychoanalytic Association un panel al caso “Borderline”. En este panel hubo opiniones muy divergentes.

Zilboorg se opuso al uso del término borderline ya que, al no existir entidades nosológicas fijas, tampoco se puede hablar con propiedad de casos “limítrofes” pues podría decirse que todos los casos lo son, si nos atenemos a un rígido criterio diagnóstico con entidades fijas.

Ralhp R Greenson señaló que los problemas diagnósticos involucrados en el uso del término borderline se atribuyen a los siguientes motivos:

• Que estamos tratando de clarificar algo que entendemos hasta ahora solo imperfectamente.

• Que usamos borderline para denotar transición, usualmente entre neurosis y psicosis.

• También usamos este término para referirnos a un cuadro relativamente estable en el cual hay indicaciones de la existencia simultánea de psicosis, neurosis y también de yo sano.

Greenson observó que en situaciones bien estructuradas estos pacientes están macroscópicamente adaptados a las convenciones, aunque puedan ser excéntricos, extraños y caprichosos. Sin embargo, en situaciones no estructuradas como la libre asociación o en situaciones de ansiedad, se hacen manifiestos varios fenómenos: irrupción del Ello con fracaso de los mecanismos de defensa, inhabilidad para diferenciar entre afectos, impulsos y sensaciones corporales; confusión entre el pasado y el presente e inhabilidad para integrar o sintetizar. También presentan inhabilidad para posponer la descarga.

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Para este autor, la patología esencial está en las funciones del yo con regresión y primitivización de estas El proceso primario invade al secundario y de aquí la dificultad de separar un yo observador y discriminador de un “yo experiencial o vivenciante”. Esto hace necesario en el tratamiento de estos pacientes decirles no solamente, “...usted está reaccionando como si yo fuera su padre”, sino también agregar “y yo no soy padre”, para así ayudarlos a adquirir un yo discriminador y observador. Desde el punto de vista metapsicológico, Greenson estima que existe en estos pacientes un defecto en el desarrollo de las funciones básicas del yo, originado genéticamente en una perturbación de objeto temprana y junto a esta, perturbaciones en las identificaciones tempranas. En la maduración normal ocurre una fusión de los objetos buenos y malos y en estos pacientes la falta de esa fusión produce fragmentación, confusión entre el self y el no self.

Como factores etiológicos básicos en la producción de estas disfunciones yoicas, Greenson señala traumas muy tempranos, especialmente sobreestimulación sexual en el primer año de vida, con el resultado de producir una “inundación del yo” y una inhabilidad para posponer la descarga. Desde el punto de vista libidinoso, hay usualmente un cuadro perverso -polimorfo.

Elisaheth R. Zetzel postula que el término borderline es insatisfactorio: primero, porque al no existir una clara línea de diferenciación entre psicosis y neurosis no resulta correcto referirse a bordes o límites. En segundo lugar, porque apoya la tendencia a eludir el diagnóstico sutil frente a estados psicóticos encubiertos. A su vez, esta autora diferencia entre “estados borderline” y “personalidades borderline”. El estado borderline tiene que ver con un estado clínico, franco, agudo o crónico que presenta un

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difícil problema terapéutico. Desde el comienzo el terapeuta ve esta condición y puede encarar la situación a que ese yo se ve enfrentado. La personalidad borderline, por el contrario, presenta pocos o ningún síntoma desintegrativo al comienzo, exigiendo al terapeuta una consideración mesurada de las perturbaciones que pueden ocurrir durante el curso del tratamiento.

Jan Frank señaló la importancia del tema en relación con el incremento de la delincuencia y de lo que denomina “esquizofrenización de la humanidad” Destacó que estos procesos no se dan en niveles psicóticos, sino en estados borderline y los denominó “esquizofrenia ambulatoria” o “esquizofrenia pseudoneurótica”. Al autor de este articulo le impresiona que Frank se refiere más bien a cuadros psicopáticos y no a verdaderos estados borderline, pues destaca constantemente la actuación y la permanente búsqueda de la excitación.

Leo Rangel sostuvo que la realidad clínica prueba la existencia de cuadros borderline y afirma que se aproximan a la psicosis, pero no lo son o lo han sido, aunque han salido de este estado. En opinión del autor, Rangel no señala con claridad la distinción entre cuadros prepsicóticos, postpsicóticos con restitución más o menos parcial y auténticos estados borderline.

Maxwell Gitelson postuló que el paciente borderline tiene una mezcla de las más avanzadas defensas postedípicas con algunas primitivas defensas de carácter pregenital.

Casi todos los participantes en este panel coincidieron en el difícil problema que plantean estos pacientes, coincidiendo así mismo en la conveniencia del uso con ellos de una técnica reglada, bastante directiva, con especial énfasis en no interpretar material profundo. Todas estas

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medidas están basadas en el peligro de la posible psicosis o actuación impulsiva.

Recomiendan pues reaseguramientos o indicaciones de apoyo. Zetzel, por el contrario, destaca que en Inglaterra se utiliza la técnica clásica y se pregunta si recurrir a otras medidas no responderá a problemas no tanto del paciente, sino del psicoanalista y afirma que estos pacientes borderline poseen, como otros, sus propios mecanismos de autocontrol. Todo dependería de la técnica utilizada y de la contratransferencia del analista.

Víctor W. Eisenstein, en su artículo Psicoterapia diferencial de los estados limítrofes, nos dice que estos pacientes parecen comportarse en un nivel neurótico presentando fobias, obsesiones, compulsiones, depresiones o estados de ansiedad, con una mezcla de rasgos paranoides, sentimientos pasajeros de rechazo o despersonalización. En su experiencia ha encontrado que un 30% de los pacientes eran casos fronterizos. Cita a Woltman, quien, tomando al azar 50 casos de su práctica privada, encontró que un 32% eran casos limítrofes.

Eisenstein señala que el tratamiento debe estar centrado sobre la estructura del yo, que es débil y ha sufrido una regresión narcisista. Dice, “el terapeuta debe asumir el rol activo y protector de un padre, más que el rol neutro e impersonal habitual”.

A pesar de este planteo inicial, Eisenstein es mucho más amplio en lo que hace al manejo de la transferencia y la contratransferencia, interpretación de sueños, elaboración de la agresión y de la culpa, prevención del acting out y del suicidio. A través de estos planteos resulta claro que no se ciñe exclusivamente al manejo en transferencia positiva. En cuanto al pronóstico y alcances de la labor analítica en los pacientes

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fronterizos, dice Eisenstein:

“…el propósito es el de ayudar a una persona con un yo gravemente alterado a comportarse a un nivel de integración más elevado… la última fase del tratamiento de un caso fronterizo deberá extenderse a lo largo de un extenso período y acaso la vida entera del paciente; los mejores resultados se alcanzarán en pacientes jóvenes”.

Según opinión del autor, Eisenstein se halla situado entre los analistas americanos con más confianza en el tratamiento de los casos fronterizos y su artículo puede considerarse como el más completo en cuanto a desarrollo y exposición de un tratamiento de estos pacientes con técnica psicoanalítica.

Robert R Knight, en el capítulo Estados fronterizos, del libro Psiquiatría Psicoanalítica, dice que el término “estados fronterizos” casi no tiene existencia oficial en la nomenclatura psiquiátrica y no implica otra información diagnóstica que la que el paciente está bastante enfermo, pero no es francamente psicótico.

Las consideraciones dinámicas de este autor son las siguientes: concebimos el caso fronterizo como un paciente en el cual las funciones del yo normal, el proceso secundario del pensar, la integración, el planteamiento realista, el medio ambiente, el sostenimiento de relaciones con los demás y las defensas contra los impulsos inconscientes, están severamente debilitados. El yo del paciente fronterizo opera defectuosamente, como resultado de tendencias constitucionales, sucesos traumáticos con perturbación de las relaciones humanas, juntamente con una tensión precipitante más reciente. Algunas funciones del yo

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(integración y formación de conceptos etc.) han sido severamente dañadas.

Otras funciones del yo como adaptación convencional, el mantenimiento de relaciones superficiales con los demás pueden estar intactas y otras funciones como la memoria, el cálculo y ciertas operaciones habituales pueden aparecer no afectadas. También puede el cuadro clínico estar dominado por síntomas neuróticos o psicosomáticos.

Aconseja Knight varias entrevistas para el diagnóstico o entrevistas de “asociación libre” con la técnica de Félix Deutsch, verdadera “sesión” diagnóstica con el paciente en el diván. En cuanto a la terapéutica considera el yo del borderline “débil” y no preparado para un tratamiento psicoanalítico, afirma que el psicoanálisis está contraindicado por lo menos hasta después de una exitosa “terapia no analítica”.

Mauristis Katan habla de los casos fronterizos como “sujetos que se hallan fijados en distintas proporciones al estado prepsicótico”. Llama estado prepsicótico a un estado donde la intolerancia a las ansiedades del complejo de Edipo fuerza al individuo a regresar a niveles pregenitales.

Melitta Schmideberg sostiene que el paciente borderline, constituye una entidad clínica y es limítrofe con la normalidad, la neurosis, la psicosis y la psicopatía. Sostiene que no es una condición prepsicótica y que no son especialmente proclives a brotes esquizofrénicos Subraya que la característica esencial es la falta de síntomas psicóticos obvios: delirios, disgregación o profunda regresión, etc. El diagnóstico diferencial con una neurosis, psicosis o personalidad psicopática es fácil. Es mayor el problema para distinguirlo de una personalidad normal bajo estrés, las formas mitigadas de esquizofrenia y los trastornos del carácter A juicio de esta

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autora los trastornos afectan en el borderline a todas las áreas de la personalidad y su vida en particular Destaca principalmente como afectados: las relaciones personales y la profundidad de sentimientos, identificaciones y empatía, actitud para con la sociedad y la realidad; el autocontrol y la volición; sublimaciones; la actividad y capacidad laboral; capacidad y necesidad de placer y satisfacción, vida sexual; el control emocional, valores y objetivos vitales. Sus relaciones objetales son “débiles y superficiales”, fundamentalmente asociales y a veces antisociales. Existen perturbaciones del juicio, la memoria y la comprensión del prójimo. Les falta conectar causa y efecto y, sobre todo, sentido común. Es remarcada su dificultad de identificarse y por lo tanto de aprender de otros.

Es marcada en el borderline la falta de integración madurativa. El tratamiento debe ser selectivo-directo y con objetivos determinados. El psicoanálisis clásico está contraindicado: la regresión que produce no puede ser tolerada por el débil yo del borderline. Nos debemos dirigir al yo del paciente con un método analítico orientado a la realidad, combinado con reeducación y educación.

Leopold Belluk se refiere a los enfermos borderline bajo el subtítulo de “esquizofrenia ambulatoria”, “estados borderline”. Cree que la entidad existe, aunque el nombre empleado para designarla sea variable: esquizofrenia pseudoneurótica, esquizofrenia ambulatoria, abortiva, latente, enmascarada, subclínica etc. Son pacientes que no llenan los requisitos para ser considerados una esquizofrenia ni tampoco una psiconeurosis. Propenden a alejarse del ambiente más que los neuróticos y no perciben sus síntomas como extraños. En contraste con los

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esquizofrénicos declarados, tienden a permanecer socialmente “adaptados”.

Es el área de integración de estímulos, formación de conceptos, planteos realistas, juicio y control de impulsos donde surge la mayor desviación. Muestran una infancia asocial, desafectuosos y muy interesados en ellos mismos. Pueden presentar síntomas histéricos, fobias, síntomas compulsivos, estados de pánico, berridos, sentimientos de despersonalización, de inferioridad, incapaces de amar a otros, irritables, desconfiados Se quejan de infelicidad e insatisfacción y muestran desesperanza y aislamiento. Dificultades notorias en sus relaciones heterosexuales, padecen de impotencia o frigidez, compensando su decepción amorosa con aventuras amorosas autistas o autogratificándose.

En el Congreso Psicoanalítico de París en 1957 se efectuó un panel sobre este tema, con el título de Distorsiones del yo.

Sacha Nacht atribuye lo que denomina “deformaciones neuróticas del yo” a situaciones traumáticas reales de tal intensidad Las deformaciones del yo en su opinión no son el producto de una adaptación defensiva como expresión de fuerza, sino por el contrario el desborde de las posibilidades de defensa. Las estructuras de estos pacientes son muy particulares, no son psicóticos, pero tienen necesidades muy semejantes a los de los psicóticos. Insiste en la necesidad de modificar en algo la técnica, para ser realmente el “buen objeto” que el paciente no tuvo.

Herbert Rosenfeld en su aporte a este panel prefiere el uso del término “estados borderline” o “psicóticos borderline” . Considera los “estados psicóticos borderline” como defensas más o menos exitosas contra estados esquizoparanoide agudos o intentos no exitosos de manejar las ansiedades psicóticas infantiles. Diciente en cuanto a la no existencia de

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transferencia en el paciente, al comienzo del tratamiento, afirma que un paciente de este tipo desarrolla una transferencia diferente a la del neurótico, en el cual el sistema de defensa psicótico juega un papel importante. Esto hace esencial trabajar y retrabajar en la transferencia, las tempranas ansiedades del paciente psicótico borderline.

A continuación, resume el autor las conclusiones más importantes vinculadas con estos estados, de los trabajos de Gustav Bychowski Estructura psíquica de la esquizofrenia latente y el de Alexander Wolf, Esquizofrenia latente. Bychowski prefiere denominar los cuadros borderline como “psicosis latente”. El autor coloca en este grupo a pacientes que han tenido un episodio psicótico abortivo a una edad temprana. Los rasgos típicos se reducen a las características de un yo débil e inmaduro, donde predomina el narcisismo primario, la megalomanía y el pensamiento mágico. Los mecanismos de introyección en estas personalidades se aplican a objetos parciales más que a objetos totales. Como resultado, este yo primitivo conserva en su núcleo imágenes muy distorsionadas, pertenecientes al primitivo funcionamiento del yo, como a los impulsos primitivos de estos estadios tempranos del desarrollo. Es característico de este yo inmaduro al ser incapaz de sintetizar las actitudes ambivalentes hacia las personas significativas originales, especialmente la madre. Estos aspectos primitivos del yo están sin embargo encubiertos por extractos superficiales de funcionamiento normal o pseudonormal. En cuanto al tratamiento, enfatiza el no remover demasiado rápido las defensas ni interpretar demasiado profundamente: aconseja reforzar el yo o interpretar en un nivel moderado. Alexander Wolf en su artículo, Esquizofrenia latente, establece una distinción entre pacientes “borderline” y el “esquizofrénico latente”

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Sostiene que el borderline se presenta como un nuevo síndrome, con su génesis propia, su propia psicodinámica y su propia terapia. Hay en estos casos una multiplicidad de fuerzas patológicas y el paciente lucha entre una adaptación neurótica y una conducta psicótica. Es tan ambivalente para los casos más mínimos de la vida que no tiene oportunidad de ajustarse y comprometerse. El borderline es un paciente con un yo enfermo: la “agresividad no es la suya propia, sino que le fue dada por sus padres y es una extensión de ellos” (Wolf). Aclara Wolf que en estos pacientes hay dos egos: uno positivo, propio del paciente, y otro negativo, “ego parental”. Aconseja no “atacar su ego negativo, ni interpretar la hostilidad del paciente, porque fundamentalmente libra al comienzo los “propios” pensamientos, sentimientos, percepciones del enfermo.

Arnold Modell dice que los pacientes borderline pueden mostrar una amplia variedad de síntomas: pueden ser predominantemente esquizoides, deprimidos, adictos o perversos o pueden presentar combinaciones de estos rasgos. Todos tienen en común rasgos semejantes en sus relaciones de objeto. La transferencia que desarrollan es consistente y primitiva, y se parece más a la del esquizofrénico que a la del neurótico. Describe la transferencia del borderline como “transicional”, en ella el terapeuta es percibido como en objeto más allá del self: al omnipotente terapeuta corresponde una omnipotente imagen de sí mismo. El self de estos pacientes está compuesto de dos partes: una la del niño desprotegido y otra la de alguien dotado omnipotentemente de omnipotencia destructiva. Concluye afirmando que la exploración psicoanalítica de los estados borderline sugiere la hipótesis que ellos representan un síndrome diferente a las esquizofrenias, siendo esencial para los estados fronterizos la

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incapacidad de suspender o de abandonar las relaciones con los objetos externos.

El autor de este artículo ha contribuido al tema con el trabajo Ansiedades psicóticas, complejo de Edipo y elaboración de la posición depresiva en un borderline. Pudo visualizar la posibilidad cierta de aplicar a estos pacientes la técnica psicoanalítica estricta, sin necesidad de analizarlos exclusivamente en transferencia positiva, y afirma que “... puede suponerse que las dificultades encontradas por analistas que trabajan con otros enfoques estén íntimamente vinculadas a un manejo diferente de la transferencia, contratransferencia y análisis de las fantasías y ansiedades psicóticas” Encontró las siguientes coincidencias con otros autores: “Adaptación superficial y precaria a las normas sociales más obvias, groseras perturbaciones en su estructura psíquica, con desarrollo anormal de su yo, y super-yo, presentando estos aspectos muy primitivos”.

El borderline es un sujeto adaptado superficial y precariamente a las normas sociales más obvias y en circunstancias bien estructuradas. En situaciones no estructuradas, desaparece esta aparente “normalidad” y aparece su patología más profunda, la cual es transicional entre la psicosis, la neurosis y en menor escala la psicopatía. Puede presentar síntomas histéricos, fóbicos, obsesivos, hipocondriacos que enmascaran su patología más profunda.

En su estructura psíquica ofrece groseras perturbaciones en el desarrollo de su yo y su superyó y, como consecuencia, la estructura de estas dos instancias es bizarra. Causa de estas perturbaciones son los tropiezos experimentados por esta personalidad en sus procesos de identificación. Su yo es débil e inmaduro, con aspectos muy primitivos encubiertos por defensas neuróticas.

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Los principales síntomas que nos hablan de estas disfunciones yoicas son:

• No puede mantener un concepto consistente de su self: no puede diferenciar entre impulsos, afectos y sensaciones corporales.

• Confunde el pasado y el presente, pudiendo revivir con toda su carga emocional experiencias pasadas, no puede integrar o sintetizar.

• Reacciona a una parte de una situación o de una relación objetal.

• No puede posponer y controlar la descarga de sus impulsos. Presenta una movilidad de las catexias con prontitud para desplazamientos y reacciones bizarras.

• Sus trastornos de pensamiento no son tan pronunciados como en las psicosis, pero tiene perturbado el juicio, la memoria, la observación. No puede conectar correctamente causa y efecto, no puede prever consecuencias.

• El proceso invade el proceso secundario y le es difícil disociarse en un yo observador y un yo experiencial.

• Su vida sexual es pobre y mal adaptada, padece corrientemente de impotencia: la frigidez predomina en él. En el placer de orgasmos a expensas de la verdadera relación objetal, no puede distinguir entre placer preliminar y verdadero orgasmo. Tiene fantasías bizarras y extrañas de carácter sexual o no sexual.

• Hay coincidencia en cuanto a la participación de determinantes constitucionales de sus rasgos. Wolf afirma que sus padres son esquizofrénicos latentes y que son causantes de manera directa de las groseras distorsiones de su yo.

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Se coincide en la existencia de sucesos traumáticos infantiles. Comparado con un esquizofrénico, la psicosis parece ocupar en él. Solo una parte de su personalidad y sus defensas son más estables. No puede abandonar, como lo hace el esquizofrénico, sus relaciones con el objeto externo: estas relaciones están afectadas, pero subsisten. No hay en él la posibilidad de desahogo emocional adecuado. Hay una extrema tirantez que se traduce por una hipermotilidad o una rigidez hipertónica ocultas tras la máscara de tranquilidad.

Es aconsejable realizar varias entrevistas diagnósticas, inclusive recurrir a sesiones de libre asociación para poder valorar adecuadamente la intensidad de su parte psicótica.

En el tratamiento psicoanalítico, la transferencia es diferente a la del neurótico y a la del psicótico, lo cual en opinión de casi todos los autores hace desaconsejable el tratamiento psicoanalítico y aconseja una psicoterapia directa reeducativa y orientadora con énfasis exclusivo en la transferencia positiva.

No existe acuerdo sobre la evolución tanto con el tratamiento psicoanalítico como con técnicas directivas. Se insiste en la “benignidad” de sus síntomas de no producirse sucesos traumáticos y la poca tendencia del estado borderline al brote psicótico “espontaneo”.

Referencias

Paz, Carlos A. (1964). The Borderline Case. Revista de Psicoanálisis. Asociación Psicoanalítica Argentina, 21(3), pp. 239-258. En la bibliografía del trabajo de Carlos A. Paz (1978), se citan 13 autores.

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COMENTARIO AL ARTÍCULO:

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El paciente fronterizo del Dr. Álvaro Méndez Peñaranda Germán Darío Ramírez Suárez

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El autor nos hace un recuento histórico del desarrollo del concepto y entendimiento de la patología limítrofe comprendida desde el psicoanálisis a través de los años y sus autores más destacados. Es llamativo cómo desde hace ya varios años ha venido en aumento el interés de la patología limítrofe seguramente por la alta frecuencia con que vemos estos casos en nuestra práctica clínica. Desde hace ya un siglo se viene diciendo que cada vez se ven menos los pacientes neuróticos de los que Freud y los autores clásicos hablaban de antaño. Se han dado nuevos entendimientos a pacientes que a primera vista pueden parecer desconcertantes por no clasificar en los grupos de psicopatología descritos y estudiados.

Vale la pena preguntarse el porqué de este cambio en la psicopatología, o si no lo hubo y simplemente estos pacientes siempre estuvieron allí pero no los habíamos descrito. Yendo a los orígenes del psicoanálisis y observando el contexto histórico podemos hacer algunas

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1
Psicoanalista en Formación del Instituto IDEAL de la Asociación Psicoanalítica Colombiana.

Comentario al artículo El paciente fronterizo del Dr. Álvaro Méndez Peñaranda - GDR

inferencias.

Creo yo que era una necesidad de Freud el sentar las bases de su teoría de una manera sólida. El contraste entre pacientes neuróticos/psicóticos se prestaba para poder realizar estas distinciones de su teoría. Proceso primario/secundario, consciente/inconsciente, madurez/inmadurez, edipo/preedipo, todas dicotomías dialécticas que ayudan muy bien a plasmar la diferencia entre unos y otros, y en ese momento mostrar pruebas irrefutables de la teoría con unos fuertes cimientos. Para esto mismo era también menester tener casos clínicos que apoyaran y sustentaran estas teorías, casos de pacientes histéricas, obsesivos, psicóticos ¿Alguno de ellos podría acaso haber cabido en la categoría actual que tenemos para pacientes limítrofes? Puede que bajo una nueva mirada y un nuevo escrutinio encontremos puntos en común, pero esto se escapa al propósito de este escrito.

Lo que sí es cierto es que el mismo Freud ya adivinaba que esta separación neurosis/psicosis iba a ser insuficiente e insatisfactoria a futuro y que se necesitarían más desarrollos a posteriori, como bien nos lo señala el Dr Méndez en el artículo, lo que entonces lleva a pensar que los pacientes limítrofes siempre han estado con nosotros, solo que ahora se encuentran bajo la nueva lupa del conocimiento enriquecido por todos estos autores que han ido sumando a la definición para diagnóstico y terapéutica de los mismos.

El conocimiento es una herramienta maravillosa que facilita y promueve de manera directa la evolución de la especie. Por ejemplo, en el momento en que fue publicado el artículo comentado, aún no se contaba con la clasificación magnífica que hizo Otto Kernberg (1984) de la

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organización de personalidad limítrofe y sus criterios diagnósticos. Toman como base los conceptos acumulados por los otros pensadores y expanden de una manera clínica y diagnóstica su aplicación. Tampoco se contaba con técnicas como la psicoterapia basada en la transferencia descrita por Levy et al. (2006) especialmente para esta población, que ha traído tantos beneficios terapéuticos. La verdad no queda sino maravillarse por los avances que ha tenido el psicoanálisis desde su nacimiento y además esperanzarse y motivarse a seguir indagando e investigando la mente humana.

Referencias

Kernberg, Otto (1984) Severe Personality Disorders. Psychotherapeutic Strategies. Chapter 2, Yale University Press. Levy, Kenneth N.; Clarkin, John F.; Yeomans, Frank E.; Scott, Lori N.; Wasserman, Rachel H.; Kernberg, Otto F (2006). Journal of Clinical Psychology The mechanisms of change in the treatment of borderline personality disorder with transference focused psychotherapy, 62(4), 481–501

Fecha de recepción: 16 de mayo, 2022. Fecha de aprobación: 30 de mayo, 2022. Contacto: Germán Darío Ramírez Suárez germandr2@gmail.com

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

TRABAJO TEÓRICO

Acerca de la verdad, los instintos, la cultura y la guerra en la obra de Sigmund Freud Iván Jiménez Rojas

5 Psicoanalista. Miembro Titular Didacta de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. 5

Las encontradas opiniones y las dificultades para el entendimiento de la obra de Sigmund Freud, en ocasiones, entorpecen la posibilidad de comprender el alcance de la teoría psicoanalítica para la comprensión de la conducta humana en todos los campos de interacción. De otro lado, nuestra relación con la naturaleza nos invita a entender de la forma más objetiva posible cada uno de los fenómenos que se nos presentan mediante la observación. A esta exploración, su método y las conclusiones de allí derivadas, la llamamos ciencia.

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A través de los siglos, el método científico se ha ido depurando, cada vez tenemos más posibilidades de observación, medición, verificación, encontramos causas y predecimos resultados con gran probabilidad de acertar Al hombre de ciencia le resulta fundamental alcanzar el conocimiento de la naturaleza de la forma más objetiva posible. Se establecen hipótesis, se controlan variables, se hacen mediciones con gran Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

precisión. Sin embargo, el punto ciego de la observación lo constituyen las limitaciones del aparato de observación. Ese hecho impide, que logremos observaciones totalmente objetivas. Sin embargo, durante siglos la ciencia hizo caso omiso de esa condición. De esta manera la realidad de las cosas que observamos, que investigamos, que amamos, están lejos de ser objetivas y con mucha frecuencia forman parte de nuestros deseos objetivos de encontrar la verdad de lo que deseamos en lo que observamos. Este será el primer punto de este trabajo, Freud acometió la tarea de crear un campo de investigación, en el cual se controlarán algunas variables pertenecientes al observador, con la finalidad de lograr una mayor objetividad en la observación. Por supuesto, era consciente de que esa era una tarea necesaria pero imposible. Aun así, el psicoanálisis ha sido insistente en que siempre que se observe un fenómeno, esa observación debe incluir el conocimiento de los propios contenidos del observador: sus emociones, sus sentimientos, sus preferencias, su omnipotencia y sus debilidades. Esta posición del observador frente a sí mismo, es condición para entender que, aunque se pudieran establecer todos los controles, la observación siempre será incompleta, pero sin duda se tendrá una visión más limpia.

Este trabajo tiene como fundamento ser una contribución al estudio, una aproximación a la ideología, un aporte a la ciencia, o cualquier otro elemento que nos acerque a una “verdad” que se nos antoja imposible. Paradójicamente esta situación nos abre al fantástico espacio de la vida, pues es esa incertidumbre la que nos permite, cada día, emprender nuevamente el camino del conocimiento.

34 Acerca
y la guerra- IJR
de la verdad, los instintos, la cultura

Está claro que Freud nunca consideró su trabajo como un conocimiento acabado de la estructura de la mente humana.

Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo se divide en cuatro apartados titulados: la verdad, los instintos, la cultura y la guerra.

Soy consciente de las limitaciones que impone revisar tantos y tan diversos aspectos en unas cuantas páginas, pero en mi defensa, he de explicar que mi intención es hacer una aproximación al pensamiento de Sigmund Freud en esos tópicos y dejar en el lector la invitación a profundizar en los que sean de su interés; por esa misma razón, el lector experto, seguramente encontrará las apreciaciones que a continuación se exponen bastante elementales.

Laverdad

Sigmund Freud, básicamente, fue un científico, un hombre con una curiosidad innata por el conocer En ese camino, chocó tempranamente con sus profesores, los cuales, aferrados a los paradigmas de la época, rechazaron las formas de observación del Dr Freud, las cuales iban en contra de los dogmas de la cultura académica de la época. Su gran entusiasmo lo llevó a rebelarse contra esos paradigmas y pronunciar las célebres palabras, que registra Jones, en respuesta a la descalificación recibida de su maestro como crítica a sus métodos de investigación: “Y el respeto a la grandeza, especialmente a la grandeza intelectual, constituye por cierto una de las mejores cualidades de la naturaleza humana, pero debe quedar relegado a segundo lugar cuando se trata del respeto a los hechos” (1979, p. 248). Efectivamente su renuncia a ceñirse a parámetros establecidos tuvo como consecuencia su separación de la academia:

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

La impresión de que las grandes autoridades médicas, habían rechazado mis innovaciones, obtuvo la victoria. Y me vi relegado a la oposición con mis opiniones sobre la histeria masculina, después me cerraron las puertas del laboratorio de anatomía cerebral y me vi falto de local en el que dar mis conferencias (p. 2766).).

Esa tenacidad característica de su personalidad llevó a Freud a investigar de forma cuidadosa el funcionamiento mental, iniciando desde la neurología, pasando por el estudio de los instintos y el inconsciente dinámico, hasta la construcción de las bases del modelo psicoanalítico de la mente. Fue cuidadoso en sus observaciones y dejó registro de cada avance en el conocimiento, sin olvidar nunca sus limitaciones: “Estamos dispuestos a reconocer las imperfecciones de nuestro conocimiento, añadir a él nuevos elementos e introducir en nuestros métodos todas aquellas modificaciones que puedan significar un progreso” (idem, p. 2457). Y fue ese respeto a los hechos observados de la forma más objetiva posible el que le permitió revelar lo que desde hacía siglos se intuía: la existencia de una parte inconsciente y dinámica en la mente de los seres humanos.

Muchas veces se pronunció sobre las limitaciones de la observación humana, y expresó sus dudas acerca del tortuoso camino hacía el encuentro de la verdad. En Moisés y la Religión Monoteísta, obra publicada en 1939, meses antes de su muerte, señala que: “En general, el intelecto humano no ha demostrado tener una intuición muy fina para la verdad…,” y más adelante: “…, nada es creído con tal facilidad como lo que, sin consideración alguna por la verdad, viene al encuentro de nuestras

36 Acerca de la
los
la cultura y la guerra- IJR
verdad,
instintos,

ilusiones y de nuestros deseos” (p. 3319). Ya en 1915, en Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, advertía sobre esta particular forma que tenemos de eludir la realidad: “Las ilusiones nos son gratas porque nos ahorran sentimientos desplacientes y nos dejan en cambio, gozar de satisfacciones. Pero entonces habremos de aceptar sin lamentarnos que alguna vez choquen con un trozo de realidad y se hagan pedazos” (2104). Y en el Malestar en la cultura, (1930), encontramos un señalamiento acerca de esa forma sutil de ocultar la realidad en las fantasías: No podemos eludir la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus apreciaciones, pues mientras anhela para sí y admira en los demás el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida le ofrece (p. 3015).

En términos generales, siempre nos ha resultado un tanto difícil comprender que nuestra forma de conocer siempre estará viciada por nuestras propias limitaciones para ese conocer de forma objetiva. No fue Freud el pionero de esta inquietud, ni por supuesto el único. A través de la historia grandes pensadores se han ocupado del tema. El problema, por ejemplo, se plantea en el mito de la caverna de Platón, en la duda metódica de Descartes o en La Ciudad de Dios de San Agustín, solo por mencionar tres grandes pensadores. Esto como una ínfima muestra de muchos que se han cuestionado acerca de las limitaciones del conocimiento humano. Más recientemente, por ejemplo, Humberto Maturana y Francisco Varela en El Árbol del Conocimiento (1990), señalan los riesgos que implica el desconocer las limitaciones sobre la observación:

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Esta situación especial de conocer cómo se conoce, resulta tradicionalmente elusiva para nuestra cultura occidental, centrada en la acción y no en la reflexión, de modo que nuestra vida personal es, en general, ciega a sí misma”. Señalan que, derivado de ese pragmatismo ciego, parecería existir un tabú que indicara: "Prohibido conocer el conocer” (idem, p. 28)

Consideran los autores, y nosotros con ellos, que esa ignorancia es uno de los peores escándalos que se pueden encontrar en el mundo. Aunque resulte complejo, es indispensable utilizar el instrumento de análisis para analizar el instrumento del análisis, porque: “todo conocer depende de la estructura del que conoce” (idem, 1990, p. 28).

En realidad, esta situación que implica un grado de subjetividad en toda observación históricamente ha comprometido de manera significativa las observaciones científicas. Al respecto, Tomas Kuhn señaló que la ciencia con frecuencia suprime innovaciones fundamentales debido a que resultan necesariamente: “subversivas en lo que respecta a sus compromisos básicos” (Kuhn, 2006, p. 63). En consonancia con Kuhn, Edgar Morin, señala que los paradigmas que controlan la ciencia pueden desarrollar ilusiones, convirtiéndose en verdaderas doctrinas reinantes que: “determinan los estereotipos cognitivos, ideas recibidas sin examen, creencias estúpidas no discutidas, absurdos triunfantes, rechazos de evidencias en nombre de la evidencia y hacen reinar bajo los cielos conformismos cognitivos e intelectuales”, y agrega que “el conocimiento del conocimiento que conlleva la integración del conociente en su conocimiento, debe aparecer ante la educación como un principio y una necesidad permanente” (Morin, 2001, p. 21).

38 Acerca de la verdad, los
la cultura y la guerra- IJR
instintos,

Desde otra orilla, Karen Entrialgo nos dice algunas cosas que resultan útiles en cuanto a la certeza que se antoja necesaria en la observación científica: “De aquí que la ciencia tradicional haya dirigido todos sus esfuerzos a producir un saber sobre los sistemas observados, prescindiendo de toda consideración en torno a los sistemas observadores”, concluyendo que: “La exclusión del sujeto en la ciencia aparece como condición de posibilidad de la ciencia misma, pues sólo así se sostiene la ilusión de objetividad, certeza, consenso y exhaustividad”. (Entrialgo, 2007, p.1).

Las anteriores observaciones acerca del conocer humano y sus limitaciones, son solo algunas frases escogidas, dentro de miles de observaciones acerca del tema, que se extienden desde tiempos inmemoriales, entre filósofos y científicos, a través de toda la historia de la humanidad. En general a manera de introducción al pensamiento Freudiano, encontramos que Freud era consciente de la necesidad humana de encontrar algo de certeza en lo que percibe. Esa situación resulta peligrosa para la ciencia, pues puede crear engañosas ilusiones.

Desconocer el principio por el cual el conocimiento está siempre en posibilidad de ser replanteado, lleva a errores epistemológicos y metodológicos que conducen a ilusiones disfrazadas de certeza, las cuales a su vez alimentan sentimientos de omnipotencia y grandiosidad, con funestos resultados para la historia de la ciencia e incluso para la historia de la humanidad.

Así, en la vida de Sigmund Freud se presenta un ejemplo palpable de esa resistencia al cambio de paradigmas, pues, como veremos más adelante, la teoría del inconsciente dinámico, fue fuertemente rechazada

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por disentir de los paradigmas existentes, los cuales no contemplaban la existencia de una parte de la mente a la cual el conocimiento consciente no pudiera acceder.

ElcaminodeFreud

Considero que, para entender los planteamientos del psicoanálisis y particularmente los de Freud, frente a temas como la cultura, la religión, la civilización y la guerra, es conveniente recordar algunos conceptos básicos de la teoría de los instintos.

Inicialmente Freud, luego de su trabajo con Breuer, en procura de un tratamiento para la histeria mediante el método catártico, y de su experiencia fallida en la aplicación de la hipnosis aprendida de los franceses, en especial de Charcot, llegó al convencimiento de que existía una parte de la mente a la cual no tenía acceso la vida consciente y que, solo cuando se logra el acceso a los contenidos de esa parte no consciente de la mente, se pueden resolver conflictos que fueron reprimidos en momentos en que no se los podía comprender Unido a esto, su inquietud, fraguada en la fisiología, le llevó a pensar en los instintos y sus destinos y, de esas reflexiones derivadas de sus experiencias en el tratamiento de pacientes neuróticos, vino el planteamiento de lo que hoy conocemos como la primera teoría instintiva, en la cual concibió dos tipos de instintos: los instintos del yo, que resultan necesarios para la supervivencia, como el hambre, y que por tanto no pueden ser inhibidos en su fin, cuya energía denominó interés, y los instintos sexuales, los cuales tienen como fin la reproducción y pueden ser inhibidos en su fin, a los cuales les adscribió como energía la libido. De esta forma lo recuerda en 1915 en Introducción al Narcisismo:

40 Acerca de la verdad, los
la cultura y la guerra- IJR
instintos,

Pero nuestra diferenciación corresponde en primer lugar, a la división corriente de los instintos en dos categorías fundamentales: hambre y amor” (p 2020) Basado en el conocimiento adquirido durante muchos años de análisis de pacientes y en especial de la observación “de la vida anímica de los niños y de los pueblos primitivos (p. 2018),

consideró que la energía de los instintos podría ser una sola, entonces, sin abandonar su primera teoría, propone una segunda teoría de los instintos, la cual señala que la vida instintiva busca llegar al punto cero de conflicto, al nirvana, por eso es conocida como la teoría del principio del placer o también como la teoría narcisista. Allí plantea que se trata de una sola energía la cual denominó libido. Esa energía puede dirigirse al sí mismo y/o a los objetos y, dependiendo de dónde se coloque el acento, se tendría como resultado un mayor o un menor narcisismo. Esta exposición la hizo sin detrimento del valor de la primera teoría:

El valor de los conceptos de libido del yo y libido objetal reside principalmente en que proceden de la elaboración de los caracteres íntimos de los procesos neuróticos y psicóticos. La división de la libido en una libido propia del yo y otra que inviste a los objetos es la prolongación inevitable de una primera hipótesis que dividió los instintos en instintos del yo e instintos sexuales. Esta primera división me fue impuesta por el análisis de las neurosis puras de transferencia (histeria y neurosis obsesiva), y solo sé que todas las demás tentativas de explicar por otros medios estos fenómenos ha fracasado rotundamente”. (p. 2019).

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En El malestar en la cultura (1930), recuerda esa particular evolución de la teoría y escribe:

Así, desde un principio se me presentaron en mutua oposición los instintos del yo y los instintos objetales. Para designar la energía de los últimos, y exclusivamente para ella, introduje el término libido, con esto la polaridad quedó planteada entre los instintos del yo y los instintos libidinales, dirigidos a objetos, o pulsiones amorosas en el más amplio sentido Cuando nuestra investigación progresó de lo reprimido a lo represor, de los instintos objetales al Yo, fue imprescindible llevar a cabo cierta modificación El factor decisivo de este progreso fue la introducción del concepto del narcisismo, es decir, el reconocimiento de que también el Yo está impregnado de libido; más aún: que primitivamente el Yo fue su lugar de origen y en cierta manera sigue siendo su cuartel central. Esta libido narcisista se orienta hacia los objetos, convirtiéndose así en libido objetal; pero puede volver a transformarse en libido narcisista (p. 3049 - 3050).

Para 1920 Freud sintetiza sus concepciones sobre el aparato mental y la vida instintiva, y presenta, en Más allá del principio del placer, la Tercera Teoría Instintiva. Se le impone la conceptualización de los instintos como oposición entre los considerados de vida, que tenderían a la unión y a la construcción; y los de muerte, cuyo fin sería la destrucción y el retorno a la materia inanimada: “la meta de toda vida es la muerte. Y con igual fundamento: lo inanimado era antes que lo animado”. (p.2526). La historia de tal concepción expuesta por Freud en 1930, en El malestar en la cultura

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y la guerra- IJR
,
verdad, los instintos, la cultura

nos servirá de guía; pues allí recuerda que reflexionando sobre el origen de la vida:

“…, y sobre determinados paralelismos biológicos, deduje que, además del instinto que tiende a conservar la sustancia viva y a condensarla en unidades cada vez mayores, debía existir otro, antagónico de aquél, que tendiese a disolver estas unidades y a retornarlas al estado más primitivo, inorgánico” (Freud, 1930, p.3050).

Así, llega a lo que, de ahí en adelante, regirá su conceptualización sobre los instintos, la tercera teoría instintiva: “De modo que además del Eros habría un instinto de muerte; los fenómenos vitales podrían ser explicados por la interacción y el antagonismo de ambos” (p.3050).

La verdad oculta tras de todo esto, que negaríamos de buen grado, es la de que el hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor, que sólo osaría defenderse si se le atacara, sino, por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad. Por consiguiente, el prójimo no le representa únicamente un posible colaborador y objeto sexual, sino también un motivo de tentación para satisfacer en él su agresividad, para explotar su capacidad de trabajo sin retribuirla, para aprovecharlo sexualmente sin su consentimiento, para apoderarse de sus bienes para humillarlo, para ocasionarle sufrimientos, martirizarlo y matarlo. Homo homini lupus (p. 3046).

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Y agrega: “Al principio solo propuse como tanteo las concepciones aquí expuestas; pero en el curso del tiempo se me impusieron con tal fuerza de convicción que ya no puedo pensar de otro modo” (p.3051). Freud fue consciente de que cada una de sus teorías acerca de los instintos consistía en una observación de un fenómeno desde varias perspectivas, por lo tanto, todas podían ser útiles y complementarias al momento de comprender a un paciente, a esta forma de concebir el aparato mental la llamó metapsicología.

Lainscripciónenlacultura

En la tercera teoría instintiva, Freud, concibió al ser humano como poseedor de dos tendencias instintivas opuestas, una que tiende a la unión, a la construcción, a la conservación de la vida; y otra que se le opone, cuyo fin sería la destrucción y la muerte, el regreso a la materia inanimada. La construcción de esta conceptualización fue gradual; en Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte (1915), fiel a su tradicional método de investigación, con una mirada reflexiva frente a los hechos de la naturaleza, se pregunta: “¿Cómo nos representamos en realidad el proceso por el cual un individuo se eleva a un grado superior de moralidad?” Freud (1915, p. 2105). Y se le imponen dos opciones:

La primera respuesta será que el hombre es bueno y noble desde la cuna. Por nuestra parte no hemos de entrar a discutirla. Pero una segunda opinión afirmará que se trata de un proceso evolutivo y supondrá que tal evolución consiste en que las malas inclinaciones del hombre, son desarraigadas en él y sustituidas, bajo el influjo de la educación y la cultura circundante, por inclinaciones al bien (p. 2105).

44 Acerca
y la guerra- IJR
de la verdad, los instintos, la cultura

Más adelante en El Porvenir de una ilusión (1927), nuevamente aborda el tema de cómo la cultura, durante el desarrollo, va incidiendo en la estructuración de la personalidad:

En todo niño podemos observar el proceso de esta transformación, que es la que hace de él un ser moral y social. Este robustecimiento del Superyó es uno de los factores culturales psicológicos más valiosos. Aquellos individuos en los cuales ha tenido efecto cesan de ser adversarios de la civilización y se convierten en sus más firmes substratos (p. 2965).

Y en el Malestar en la cultura, explica que inicialmente para el niño en desarrollo, los instintos de cualquier índole no tienen una connotación de ser buenos o malos; solo buscan la satisfacción:

Muchas veces lo malo ni siquiera es lo nocivo o peligroso para el Yo, sino por el contrario, algo que este desea y que le procura placer Aquí se manifiesta, pues, una influencia ajena y externa, destinada a establecer lo que debe considerarse como bueno y, como malo (p. 3054).

Agrega que, de esas circunstancias, que le son impuestas por sus padres, el infante va entrando en la cultura, so pena de perder el amor de aquellos que le proporcionan la supervivencia, introyectando esas ’normas’ culturales y haciéndolas suyas, en una instancia a la que denominó el Superyó: “Así, pues, lo malo es, originalmente, aquello por lo cual uno es amenazado con la pérdida del amor; se debe evitar cometerlo por temor a

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esta pérdida” (p. 3054). Y concluye que este sería el origen del sentimiento de culpa:

La tensión creada entre el severo Superyó y el Yo subordinado al mismo, la calificamos de sentimiento de culpabilidad; se manifiesta bajo la forma de necesidad de castigo. Por consiguiente, la cultura domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo, debilitando a éste, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la ciudad conquistada (p. 3053).

Pero Freud no admite rincones de oscuridad en su análisis y deja claro cómo funciona ese sentimiento de culpa, haciendo énfasis que cuando proviene del Superyó no puede ser evitado por el individuo: Por consiguiente, conocemos dos orígenes del sentimiento de culpabilidad: uno es el miedo a la autoridad; el segundo, más reciente, es el temor al Superyó. El primero obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos; el segundo impulsa, además, al castigo, dado que no es posible ocultar ante el Superyó la persistencia de los deseos prohibidos (p.3056).

De esta forma mediante el ‘acomodamiento’ de los instintos a la necesaria adaptación a la vida en comunidad, se llega a la civilización. Aquí cabe otra consideración del propio Freud:

La vida humana en común, solo se torna posible cuando llega a reunirse una mayoría más poderosa que cada uno de los individuos y que se mantenga unida frente a cualquiera de estos. El poderío de tal comunidad se enfrenta entonces, como 'Derecho', con el poderío del individuo que se tacha de 'fuerza bruta' Esta sustitución del poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacía la cultura (p. 3036).

46 Acerca de la
y la guerra- IJR
verdad, los instintos, la cultura

Las anteriores citas nos dan una visión global de la forma en que Freud resaltó la importancia de la educación y la cultura para el logro de la integración del individuo en la sociedad.

¿Porquélaguerra?

Una vez sentadas las bases del cómo se estructura nuestra mente y cómo ese camino nos lleva a la renuncia a nuestras tendencias agresivas en favor de los instintos de vida, finalizaremos este ensayo con una aproximación al cómo estos conceptos se aplican a la vida en comunidad, los grupos y en especial a la circunstancia ineludible de la guerra, la cual ha acompañado a la humanidad desde siempre. Al respecto en 1915, escribió Freud: “En la historia primordial de la humanidad, domina en efecto, la muerte violenta. Todavía hoy, la Historia Universal que nuestros hijos estudian no es, en lo esencial, más que una serie de asesinatos de pueblos” (p. 2112). Hoy, 100 años después, por supuesto que la situación no ha cambiado y probablemente no cambiará, la muerte violenta, la guerra, su superación y su control, no siempre logrado, son el hilo conductor de nuestra historia.

Respecto a los valores morales y la civilización, Freud se muestra escéptico, advierte que el orden ético y moral se preserva solo mediante la vigilancia estricta para el cumplimiento de “la ley”, la cual existe como representante de la cultura, reconociendo el riesgo de dejar sin talanqueras los deseos instintivos de los seres humanos:

Allí donde la comunidad se abstiene de todo reproche, cesa también la yugulación de los malos impulsos, y los hombres

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cometen actos de crueldad, malicia, traición y brutalidad, cuya posibilidad se hubiera creído incompatible con su nivel cultural (p. 2104).

En 1929, confirma su observación acerca de los riesgos en el control de los contenidos destructivos:

Por eso los adultos se permiten regularmente hacer cualquier mal que les ofrezca ventajas, siempre que estén seguros de que la autoridad no los descubrirá o nada podrá hacerles, de modo que su temor se refiere exclusivamente a la posibilidad de ser descubiertos (p. 3054).

En 1920, en Psicología de las masas y análisis del yo, nos explica cómo, a espaldas de la conciencia, se puede expresar el instinto de destrucción a través de la integración en un grupo:

Si queremos formarnos una idea de la moralidad de las multitudes, habremos de tener en cuenta que en la reunión de los individuos integrados en una masa desaparecen todas las inhibiciones individuales, mientras que todos los instintos crueles, brutales y destructores, residuos de épocas primitivas, latentes en el individuo, despiertan y buscan su libre satisfacción. Pero bajo la influencia de la sugestión, las masas son también capaces del desinterés y el sacrificio por un ideal (p. 2569).

A esa condición del individuo integrado en un grupo, Freud muchas veces le dedicó su atención así, El malestar en la cultura, escribió:

Ya sabemos que en este sentido el problema consiste en eliminar el mayor obstáculo con que tropieza la cultura: la tendencia constitucional de los hombres a agredirse mutuamente; de ahí el particular interés que tiene para nosotros el quizá más reciente precepto del superyó cultural: «Amarás

48 Acerca de la verdad, los
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instintos,

al prójimo como a ti mismo» (p. 3065).

En particular Freud rechaza este precepto pues considera que el mismo desconoce la natural agresividad humana y según él: “constituye un excelente ejemplo de la actitud antipsicológica que adopta el superyó cultural” (, p. 3066). En el mismo texto se lee:

Evidentemente, al hombre no le resulta fácil renunciar a la satisfacción de estas tendencias agresivas suyas; no se siente nada a gusto sin esa satisfacción. Por otra parte, un núcleo cultural más restringido ofrece la muy apreciable ventaja de permitir la satisfacción de este instinto mediante la hostilidad frente a los seres que han quedado excluidos de aquél. Siempre se podrá vincular amorosamente entre sí a mayor número de hombres, con la condición de que sobren otros en quienes descargar los golpes (p. 3047).

En consonancia con la cita anterior en Psicología de las masas y análisis del yo, se refirió al tema vinculándolo con uno de los grupos más representativos en la vida de los seres humanos:

Por este motivo, toda religión, aunque se denomine religión de amor, ha de ser dura y sin amor para con todos aquellos que no pertenezcan a ella. En el fondo, toda religión es una tal religión de amor para sus fieles y en cambio, cruel e intolerante para aquellos que no la reconocen (p. 2581).

Desde esta perspectiva, Freud reflexiona sobre lo que constituiría la génesis de la guerra. Es así como en 1915 agobiado por la Gran Guerra, hace algunas observaciones: :

49 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Dos cosas han provocado nuestra decepción en esta guerra: la escasa moralidad exterior de los estados, que interiormente adoptaban el continente de guardianes de las normas morales, y la brutalidad en la conducta de los individuos de los que no se había esperado tal cosa como copartícipes de la más elevada civilización humana (p. 2104).

En realidad, tales hombres no han caído tan bajo como temíamos, porque tampoco se habían elevado tanto como nos figurábamos. El hecho de que los pueblos y los Estados infringieran, unos para con otros, las limitaciones morales, ha sido para los hombres un estímulo comprensible a sustraerse por algún tiempo al agobio de la civilización y permitir una satisfacción pasajera a sus instintos retenidos (p. 2107).

En 1932 Albert Einstein, se dirige a Freud, solicitándole una probable explicación de la guerra e inquiriéndole acerca de cuál, en su concepto, sería la forma de evitarla. Freud responde la misiva con reflexiones desde la perspectiva de los instintos:

Puedo pasar ahora a glosar otra de sus proposiciones. Usted expresa su asombro por el hecho de que sea tan fácil entusiasmar a los hombres para la guerra, y sospecha que algo, un instinto del odio y de la destrucción, obra en ellos facilitando ese enardecimiento. Una vez más, no puedo sino compartir sin restricciones su opinión. Nosotros creemos en la existencia de semejante instinto, y precisamente durante los últimos años hemos tratado de estudiar sus manifestaciones. Permítame usted que exponga por ello una parte de la teoría de los instintos a la que

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y la guerra- IJR
verdad, los instintos, la cultura

hemos llegado en el psicoanálisis después de muchos tanteos y vacilaciones Nosotros aceptamos que los instintos de los hombres no pertenecen más que a dos categorías: o bien son aquellos que tienden a conservar y a unir –los denominamos “eróticos”, completamente en el sentido del Eros del Symposion platónico, o “sexuales”, ampliando deliberadamente el concepto popular de la sexualidad, o bien son los instintos que tienden a destruir y a matar A estos los comprendemos en los términos “instintos de agresión” o “de destrucción”. Como usted advierte, no se trata más que de una transfiguración teórica de la antítesis entre el amor y el odio, universalmente conocida y quizá relacionada primordialmente con aquella otra, entre atracción y repulsión, que desempeña un papel tan importante en el terreno de su ciencia”. (Freud, 1932, p. 3211).

Y más adelante, tratando de dar respuesta a cómo se podría evitar la guerra, dice: Partiendo de nuestra mitológica teoría de los instintos, hallamos fácilmente una fórmula que contenga los medios indirectos para combatir la guerra. Si la disposición a la guerra es un producto del instinto de destrucción, lo más fácil será apelar al antagonista de ese instinto: al Eros. Todo lo que establezca vínculos afectivos entre los hombres debe actuar contra la guerra” […] Estos vínculos pueden ser de dos clases” […] Primero, los lazos análogos a los que nos ligan a los objetos del amor, aunque desprovistos de fines sexuales. Esto es fácil exigirlo, pero difícil cumplirlo. La otra forma de vinculación afectiva es la que se realiza por identificación.

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Cuando se establecen importantes elementos comunes entre los hombres, despiertan tales sentimientos de comunidad, identificaciones. Sobre ellas se funda en gran parte la estructura de la sociedad humana (p. 3212).

Hasta aquí este sucinto acercamiento al pensamiento Freudiano. Si estas consideraciones llevan a jóvenes pensadores a conocer la utilidad de los conceptos psicoanalíticos, originados en la mente del fundador del psicoanálisis y, alimentan la curiosidad de nuevos investigadores, entonces habré alcanzado mi objetivo.

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Fecha de recepción: 19 de abril, 2022. Fecha de aceptación: 2 de mayo, 2022.

Contacto: Ivan Alberto Jiménez Rojas jimenezuribe@hotmail.com

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Resumen

TRABAJO TEÓRICO

El Inconsciente freudiano Margarita Álvarez

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Este escrito tiene como propósito presentar el dinamismo en el pensamiento de Freud en su formulación de El Inconsciente en 1915, no como base estructural, sino como funcionamiento psíquico del ser humano. A pesar de lo inmensurable, misterioso, inaprensible, e ineludible del inconsciente, continúa vigente el interés e investigaciones sobre este fenómeno. el genio de Freud pudo vislumbrar y dejar como peldaño importante en los cimientos del psicoanálisis la magnitud de esta obra, presentada aquí desde el trabajo erudito de Salman Akhtar y Mary Kay O'Neil, en su libro sobre El Inconsciente de Freud publicado en el 2013.

De 1915 a 1917, Freud escribió cinco obras: “Los instintos y sus vicisitudes”, “La represión”, “Lo inconsciente”, “Una metapsicología suplementaria a la teoría de los sueños” y “Duelo y Melancolía”, teniendo como intención publicarlas en un libro titulado Un estudio preliminar de una metapsicología Pero de todas estas, la que tiene más peso y significado

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1
Psicoanalista. Miembro Asociado de la Asociación Psicoanalítica Colombiana.
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clínico es “El Inconsciente”.

En 1973, Laplanche y Pontalis declararon que, si los descubrimientos de Freud se pudieran resumir en una sola palabra, tendría que ser la palabra inconsciente.

“El Inconsciente”, un ensayo de 49 páginas que cubre un amplio terreno sobre la ontogenia, la observación clínica, la lingüística, la neurofisiología, las metáforas espaciales, los esquemas filogenéticos que se manifiestan a través de fantasías primitivas, la naturaleza del proceso del pensar, el afecto latente, y la vida mental de los instintos. Su intención mediante este ensayo y los otros mencionados era la de clarificar y ahondar “en el sistema psicoanalítico”. Y lo logró. A continuación, se presentarán doce proposiciones sobre lo Inconsciente de Freud, como han sido descritas, en el libro On Freud's “The Unconscious” (2013).

DoceproposicionessobreElInconsciente

Akhtar y O'Neil señalan que al leer “El Inconsciente”, 100 años después de su publicación, y con el beneficio de la acumulación del conocimiento psicoanalítico a través de un siglo, uno puede evaluar con ojos nuevos y ver también los diferentes “destinos” que han encontrado algunas de sus propuestas teóricas. Algunas de estas han sido tan bien aceptadas que hoy día son comunes, como la idea de que el inconsciente es parte de la mente, lo cual no requeriría ninguna “justificación”. Sin embargo, algunas ideas en su obra se beneficiarían de explicación adicional, dado que, si bien algunas han sido elaboradas y modificadas por psicoanalistas posteriores, otras han caído en una cierta “atrofia por desuso”. Finalmente, hay pasajes que hasta el día de hoy no han sido

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apreciados, por lo cual hay ideas que aún no han sido explotadas al nivel de su potencial heurístico.

A través de las siguientes 12 proposiciones concernientes a “El Inconsciente” de Freud de 1915, Akhtar y O'Neil intentan demostrar aquellos contenidos que han sido a.) canonizados, b.) extendidos, c.) archivados, y d.) ignorados.

Contenidoscanonizados

Primeraproposición: el inconsciente abarca mucho más de lo reprimido Todo lo reprimido es inconsciente, mas no todo lo inconsciente es reprimido. Contenidos del inconsciente incluyen: 1. el material acrecentado en el proceso de la “represión primaria”, que, de acuerdo con Frank en 1969, es “lo no recordable y lo inolvidable”, incluyendo: a) Residuos de la niñez preverbal; b) Representantes instintivos; y, c) Fantasías primarias del encuentro sexual parental, seducción por parte de un adulto y la castración.

Las últimas tienen que ver con los orígenes: del sujeto, de la sexualidad y de la distinción de género. Aunque los factores ambientales ejercen influencia en su formación, estos contenidos son establecidos por las memorias filogenéticas transmitidas por eventos correspondientes durante la prehistoria del hombre.

En 1923, Freud añadió más contenidos al inconsciente al formular la teoría estructural (el yo, el ello, y el superyo), señalando que no el ello —caldera recipiente de los representantes de los instintos—, sino también porciones del yo y del súper yo son inconscientes. Los mecanismos de

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defensa y la función sintética del yo, por ejemplo, funcionaban fuera de la consciencia del individuo. Muchos de los dictámenes del superyo también son contenidos del inconsciente. Con el tiempo también se hizo claro que las funciones egodistónicas y no mentalizables de representaciones del self y del objeto son albergadas en el inconsciente. No es sorprendente entonces que los contenidos del inconsciente excedan al material reprimido, lo cual ahora se considera un aspecto integral del canon psicoanalítico.

Segunda proposición: el sistema inconsciente opera de manera diferente al sistema consciente

Al haber dividido la mente en tres sectores topográficos, el sistema consciente, preconsciente, e inconsciente, Freud observa que los primeros dos operaban desde una lógica básica: los eventos mantienen un orden, donde las contradicciones existen y predominan los procesos secundarios del pensamiento.

Por contraste, los principios operantes del inconsciente incluyen: exención de contradicción mutua, procesos primarios, movilidad de catexis, atemporalidad y remplazo de lo externo por la realidad psíquica (Freud, 1915, citado en Akhtar & O'Neil, 2013). Estas ideas son aceptadas universalmente en el psicoanálisis, al igual que los mecanismos de desplazamiento, condensación y el simbolismo.

Las siguientes definiciones pueden aclarar las operaciones de estos mecanismos: Desplazamiento: mecanismo de defensa inconsciente en el que la mente vuelve a dirigir algunas emociones de un objeto o una representación

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psíquica que se percibe como peligrosa o inaceptable, a una aceptable.

Condensación: es opuesta al mecanismo de defensa de desplazamiento. La condensación consiste en que una representación única concentre en una sola representación varias cadenas asociativas en la intersección de las cuales se encuentra.

Simbolización: mediante símbolos en el lenguaje o a través del arte se representan emociones complejas y realidades abstractas, como también realidades irracionales, fantásticas y subjetivas.

Tercera proposición: con simplemente informarle al paciente sobre sus contenidos inconscientes no se logra ningún cambio

Freud (1915) explicó esto de la siguiente manera: Si le comunicamos al paciente sobre alguna idea reprimida que descubramos, esto no llevaría a ningún cambio de su condición mental. Es más, no va a remover la represión, ni eliminar su efecto, por el hecho de que una idea inconsciente ahora es consciente. Por el contrario, lo que vamos a lograr es el rechazo de la idea reprimida. Pero ahora el paciente tendría la misma idea en dos formas y en diferentes lugares de su aparato mental: primero, tiene la memoria de la huella auditiva de la idea, por lo que se le dijo; y segundo, también tiene ciertamente la memoria inconsciente de su experiencia, tal como estaba en su forma anterior (Citado en Akhtar & O’Neil, 2013)

A nivel técnico hay acuerdo general dentro de la práctica del psicoanálisis en que simplemente decirle al paciente lo que significa un sueño, una parapraxis, un síntoma, o lo que significan sus anhelos transferenciales es de poca ayuda dada las operaciones defensivas del yo

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para encubrir la naturaleza de estos eventos. Freud también advierte que en el proceso de hacer lo inconsciente consciente, no se debe ignorar la necesidad del paciente de no saber, consideración ampliamente mantenida hoy día en la praxis del psicoanálisis.

Embellecimientoyextensiones deloscontenidosmetapsicológicosdeFreud

Cuarta proposición: : tal vez exista en la mente un número ilimitado de estados psíquicos mutuamente independientes

En su ensayo “El Inconsciente” de 1915, Freud habló de “diferentes procesos mentales latentes que tendrían un alto grado de independencia mutua, como si no tuvieran conexión entre sí y no supieran de sus respectivas existencias”. Además, dijo que:

Debemos estar preparados, si es así, para asumir la existencia en nosotros no de una segunda consciencia, sino de una tercera, cuarta, y tal vez de un número ilimitado de estados de consciencia, todos desconocidos entre sí y para nosotros. (Akhtar & O’Neil, 2013)

Akhtar y O'Neil señalan que estas aseveraciones pueden apelar a la intuición, pero resultan ser más confusas y contradictorias a partir de un cuidadoso estudio. Al hablar de “procesos mentales latentes” que “no saben nada el uno del otro”, Freud estaría implicando un compartimiento del inconsciente. Esto sería contradictorio con una de las características asignadas al sistema inconsciente, la cual indica que este está exento de contradicciones y goza además de procesos primarios, mediante los cuales

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puede movilizar catexis, operar de manera atemporal y funcionar de manera en que la realidad externa se convierta en realidad psíquica. Además, había quedado establecido que los estados de consciencia no son procesos mentales latentes. Asimismo, la introducción del yo, también traducido como el ego, trae complicaciones. Este término tiene dos significados, como lo señaló Hartman en 1950, hay una diferenciación entre el self y el ego, distinción que luego fue refinada por Jacobson en 1964, denominándolo “representación del self”, lo cual lo trajo de nuevo al terreno de la realidad psíquica.

Una consecuencia de estas propuestas de Freud de que hay muchos “procesos mentales latentes” y “estados de consciencia” en existencia autónoma en la mente es que fue aceptado a nivel clínico, pero su investigación teórica prosiguió en diferentes direcciones. Resultados de esto incluyen las siguientes propuestas:

Si el niño desde temprano tiene múltiples cuidadores, a su vez con personalidades contradictorias, diferentes identificaciones tomarían control de los estados de consciencia (Freud, 1923), lo cual en un severo ámbito traumático puede conllevar a estados de disociación (Brenner, 1994, 2001; Kluft, 1985, 1986).

Si la exposición del niño hacia los genitales femeninos y a la escena primaria es excesiva, la intensidad de la ansiedad de castración conllevará a que la mente tenga dos actitudes contradictorias: las mujeres tienen y no tienen un pene (Freud, 1926).

La agresión excesiva a nivel constitucional se aviva por niveles severos de frustración temprana, haciendo que el odio hacia la realidad se acreciente y lleve a la escisión de la mente entre partes psicóticas y no

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psicóticas (Bion, 1957), aunque Ferenczi ya había introducido esta idea en 1933, en “Confusión de lenguas entre los adultos y el niño. El lenguaje de la ternura y de la pasión”.

Entre otras propuestas se incluye el diagnóstico borderline por Kernberg; la escisión vertical de Kohut, cuando el sector narcisista opera independientemente del sector relacionado con objetos; como también la perspectiva propuesta por Eisnitz en 1980, la cual especifica que aún en un self bien ajustado operan subconjuntos de múltiples representaciones del self, muchas de las cuales están regidas por acción y otras por autocontemplación.

Claramente, a través del tiempo, mucha atención y textura se le ha dado a la formulación de Freud en 1915 sobre la independencia de estados psíquicos mentales.

Quinta proposición: el sistema Consciente contiene representaciones en palabra y en cosas, mientras que el sistema Inconsciente solo contiene la representación en cosas Akhtar y O'Neil señalan que Freud a lo largo de su vida tuvo muchísimo interés por el lenguaje, llevándolo a trazar la genealogía de palabras en el apéndice C en su ensayo “El Inconsciente” en 1915. En este dio una descripción meticulosa sobre cómo los sonidos y percepción, tanto interna como externa, llevan al surgimiento de etiquetas denotativas, las cuales pueden progresar hacia connotaciones (segundo significado de una palabra: e. g. “hogar”), y aun después a estructuras léxicas complejas como los símiles (e. g. “manso como un corderillo”) y metáforas. Freud enfatizó que estas formas superiores del lenguaje están en el sistema Consciente. La aceptación general es que en el Inconsciente estas formas continúan

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siendo concretas y sensuales, lo que él denominó como “presentación de cosas”. Acertó que:

Ya sabemos la diferencia entre una representación consciente e inconsciente. Las dos no son, como suponíamos, diferentes registros del mismo contenido en diferentes localidades psíquicas, todavía no diferenciadas en estados de catexis funcionales en la misma localidad, sino la manifestación consciente de los acuerdos entre la presentación de la cosa más la presentación de la palabra; mientras que la presentación en el inconsciente es de la cosa solamente.

Akhtar y O'Neil señalan que Ferenczi anticipó esta diferencia en 1911 aunque lo presentó de manera diferente al mostrar que, si se decía una obscenidad en la lengua materna, tenía una connotación diferente al decirla en otro idioma adquirido más tarde, por la cercanía más estrecha entre la palabra y la cosa descrita. Así, la palabra se convierte en la cosa o el acto. No obstante, esta anticipación por parte de Ferenczi fue el trabajo de Freud en este respecto, el que ha tenido múltiples extensiones a lo largo del tiempo. Akhtar y O'Neil enfatizan que el trabajo de Arieti en 1974 y el de Searles en 1965 han contribuido a la observación del lenguaje paleolítico y concreto en los esquizofrénicos, además de lo que él concibe como una contribución magistral por parte de Amati-Mahler et al. En 1993 sobre el plurilingüismo y las poliglotías en el psicoanálisis. Añade que Pine en 1977 enfatizaba a sus residentes la importancia del analista en ayudar al paciente a nombrar afectos y a encontrar palabras para referirse a experiencias interiores cuando este último no podía hacerlo.

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Un eje central en la teoría de Bion (1970) incluye la postura del analista para poder facilitar la evolución del pensamiento del paciente para que pueda sentir sus emociones, antes impensables, y desarrollar la capacidad de expresar las emociones en lenguaje verbal Esto se encuentra estrechamente ligado con el concepto de mentalización de Fonagy y Target (1997), que supone la capacidad de poder interpretar la conducta de uno mismo y de otros en términos de estados emocionales intencionales, tales como deseos, sentimientos y creencias. Los estados mentales intencionales son acerca de algo Permite diferenciar los pensamientos de la realidad y movernos en un espacio de representaciones, conectando los pensamientos con los hechos, pero conociendo la diferencia.

Paradójicamente, Bolognini (2011) argumenta que primero hay que poner atención a las “cosas”, las cuales tienen más peso psicológico, antes de convertir estas en palabras. Esto nos llevaría a pensar sobre el concepto de la “ecuación simbólica” de Hanna Segal (1991), el cual incluye la incapacidad de tener la representación de algo interno, y a la vez con entidad propia. Esta ecuación denuncia el fracaso de la separaciónindividuación, lo cual se lograría mediante la posición depresiva de Melanie Klein para que el símbolo como tal se pueda consolidar Sexta proposición: principios del trípode metapsicológico dinámico, topográfico y económico

Freud (1915) declaró que cuando podemos tener éxito en describir los procesos psíquicos en sus aspectos dinámicos, topográficos y económicos, podemos hablar de una “presentación metapsicológica”.

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La perspectiva dinámica trata de explicar los fenómenos mentales en términos de fuerzas en interacción Estas fuerzas pueden ser contradictorias o colaborativas, infantiles o contemporáneas, progresivas o regresivas. Pueden ser de naturaleza instintiva, o tener metas y objetos específicos (Freud, 1915), o pueden representar los mandatos del superyo (Freud, 1923) La interacción entre estas formas resulta en conflicto intrapsíquico. Una variedad de resultados puede ser posible, incluyendo formaciones de compromiso, desviación o encubrimiento de gratificaciones, llegar a un impasse, inhibiciones y paralización psíquica (Freud, 1926).

La perspectiva topográfica ve el fenómeno mental en términos de la existencia de un consciente, preconsciente, e inconsciente, implicando no su localización, sino también sus características operacionales El consciente y la experiencia subjetiva organizada representaban un aspecto, dado que una corriente de material desconocido e “ilógico” yace debajo y escondido.

Si hay censura entre el sistema consciente y preconsciente, y entre el preconsciente y el inconsciente, el material tendría que cambiar su forma de presentación como “cosa” a presentación en “palabra” al trasladarse a través de estas barreras Freud establecía que los “derivados” del consciente se podían rastrear a demandas y a impulsos fuertes y directos del Inconsciente. Con la introducción del Modelo tripartito de la mente en 1923, Freud estipula que tanto las operaciones defensivas del yo como los requerimientos morales del superyo se podían rastrear hasta estratos profundos del Inconsciente. Refiriéndose a lo último, Freud declaró que el

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“hombre moral no es más inmoral de lo que él cree, pero también más moral de lo que sabe” (Freud, 1923).

La perspectiva económica lidiaba con la energía de las fuerzas detrás de los fenómenos mentales. Suponía que la energía psíquica determinaba la naturaleza de los procesos mentales. La movilización fácil y un umbral bajo de descarga eran características del “proceso primario”, y la estabilidad y alto umbral de descarga eran características del “proceso secundario”. La cantidad de energía se consideraba crítica: una cierta cantidad de investidura de energía era esencial para que una organización fuese posible. La preocupación con estas “economías” incluía la intensidad de la pulsión, la fuerza de las contracatexis, el grado de excitación, descarga de tensión y cantidad de afecto. El objetivo final no consistía en eliminar la tensión en el individuo, sino en mantener un cierto nivel de tensión característico de este individuo. Esta perspectiva cambió con la propuesta de Freud del instinto de muerte, el cual buscaba reducir la energía de lo animado a lo inanimado, y devolver al organismo a un estado de inercia. Aun así, el juego de fuerzas energéticas y cantidades permanecieron centrales en el principio económico.

La metapsicología Freudiana fue el punto central y venerado dentro de la teoría psicoanalítica, aunque muchas perspectivas fueron posteriormente añadidas. En 1960, Rapaport hizo un análisis sobre seis diferentes metapsicologías desde 1915 hasta 1960, incluyendo: 1) la topógráfica, 2) la dinámica, 3) la económica, 4) la genética, 5) la estructural, y 6) la adaptativa. Las primeras tres replican las formulaciones de Freud y las otras fueron extensiones posteriores. La metapsicología genética facilitaba la investigación sobre la incidencia de eventos de la niñez en

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experiencias y comportamientos contemporáneos. La perspectiva estructural lidiaba con configuraciones duraderas (estructuras): del yo, del ello y del superyo, las cuales están envueltas en fenómenos mentales. Vestigios de memoria, representaciones del self, representaciones del objeto, y aún ciertos escenarios relaciones, o configuraciones relaciones fijas, también fueron aspectos reconocidos pertenecientes a estas estructuras.

Séptima proposición: el inconsciente puede dar soluciones a problemas intelectuales

Al comienzo de su tratado “El Inconsciente”, Freud incluyó muchas observaciones que permitían inferir la existencia del inconsciente, en los actos fallidos manifestados en el olvidar, y en errores manifestados por el remplazo de objetos, palabras, que revelan los deseos o actitudes del inconsciente. Otros ejemplos se manifiestan en el soñar, en la aparición de síntomas confusos, perplejo de psicopatología, además de la presencia de ideas que se nos vienen a la mente sin saber de dónde, y con “conclusiones intelectuales” que no entendemos cómo llegan. Estos fenómenos indujeron a Freud a investigar la función del inconsciente de “resolver problemas”. Un rango de ejemplos podría caracterizar el momento cuando Arquímedes (210BC) grita eureka al descubrir la relación entre el volumen y la densidad, o, cuando en 1984, Sir Alec Jeffrey felizmente se da cuenta de la magnitud que tiene el ADN de las huellas digitales para resolver asuntos forenses.

Octava proposición: los procesos mentales reflejan cambios energéticos en la mente

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Esta línea de pensamiento se ilustra mediante el siguiente pasaje en el ensayo “El Inconsciente” de Freud (1915) (citado por Akhtar & O'Neil, 2013):

La anticatexis es el único mecanismo de la represión primaria; en el caso de la represión propiamente dicha (después de la presión) hay una salida adicional de la catexis del Preconsciente. Es muy posible que sea la propia catexis la que sea removida de la idea que se usa para la anticatexis (p. 181).

La catexis, un concepto económico, hace que cierta energía psíquica, o pulsión libidinal se halle unida a una representación o grupo de representaciones, una parte del cuerpo, un objeto. Son contrapuestas por las anticatexis, o sea fuerzas empleadas por el yo mediante los mecanismos de defensa. Las fuerzas en contraposición entre el impulso y la defensa conllevan al equilibrio.

Con el tiempo, estas conceptualizaciones “hidráulicas” fueron perdiendo atracción, y expresiones tales como: hipercatexis, fuerza, cantidad, principio de constancia, ímpetu del instinto, energía libre y fusionada, nivel de excitaciones, presión y pospresión, descarga, y quantum del afecto, fueron cayendo en desuso. La época posfreudiana dio cabida al surgimiento de psicologías alternativas en el psicoanálisis, tales como las teorías de relaciones objetales, psicología del self, perspectivas relacionales e intersubjetivas, con un énfasis en la dimensión clínica del aquí y el ahora. La actividad de teorizar cambió de una perspectiva empírica y científica hacia un paradigma hermenéutico: arte de interpretar, traducir o explicar la comunicación verbal y no verbal.

Esto no quiere decir que no se usen aún conceptos como: reacción

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desproporcionada, exageración del afecto sobre algo, deficiencias, etc. Akhtar y O'Neil piensan que Bion (1963, 1965) con su tabla constituye “la última vela encendida en la oscuridad de la metapsicología económic”. Tal vez los vestigios que aún quedan aparecen cuando se piensa en las capacidades del yo y en las cargas de la contratransferencia vividas por el analista (Akhtar & O'Neil, 2013). Si bien es posible que a nivel teórico o de conceptualización teórica estos términos no se usen con frecuencia, a nivel clínico la intensidad de una postura defensiva, el grado de presentación o desconexión emocional ante situaciones dolorosas o traumáticas del individuo, y sentidas por el analista dentro del proceso de comunicaciones intersubjetivas, siguen demostrando la validez del modelo económico de Freud.

Novenaproposición: los afectos no pueden ser inconscientes Freud se contradijo a partir de sus diferentes propuestas teóricas sobre la naturaleza inconsciente de los afectos, estableciendo primero en 1915 que lo único que era inconsciente eran las ideas. No obstante, al considerar la ansiedad como señal inconsciente en 1926, este debate quedó oscurecido. Además, preguntas relacionadas a cómo entender la culpa inconsciente o la tristeza o el miedo paranoico subyacente en la defensa maniaca, como lo propuso Melanie Klein alrededor de 1935, contribuyeron a que el debate teórico cambiara a favor de la consideración de los afectos a nivel clínico. Posteriormente investigaciones como las de Talvitie y Thanus, en el 2002 y 2003, sugirieron que cuando ciertos afectos se sienten por primera vez, se disminuye la preocupación sobre la existencia de afectos inconscientes. Así, una preocupación metapsicológica se transformó en una clínica.

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Contenidosarchivados

Décima proposición: funciones mentales heredadas constituyen el fundamento sólido del Inconsciente

En su publicación de “El inconsciente” en el 1915, Freud propuso que “si las funciones mentales eran heredadas en los humanos, siendo análogo a los instintos en animales, estas constituirán el núcleo del inconsciente”. Sin embargo, la fallida teoría de Freud, basado en Lamark, así como la gran antipatía hacia Jung, dado que su formulación en 1916 sobre “el inconsciente colectivo” se asemejaba a la concepción de Freud sobre “funciones mentales heredadas”, llevó a que se perdiera interés sobre el origen del inconsciente.

La idea de la herencia de funciones mentales aparece de nuevo en los estudios sobre la transmisión intergeneracional del trauma en poblaciones sobrevivientes del holocausto, aunque no sea en el espíritu de la formulación de Freud.

Contenidosignorados

Undécima proposición: funciones mentales heredadas constituyen el fundamento sólido del Inconsciente

En su ensayo “El Inconsciente”, Freud declaró la necesidad de estar listos ante ciertas condiciones patológicas donde los dos sistemas Consciente e Inconsciente alteren o aun intercambien tanto sus contenidos como sus características. En su publicación de 1974, Ariete asiente con esta formulación en los casos en que la consciencia queda totalmente inundada con fantasías primitivas y lenguaje concretizado, estando presentes

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estados mentales psicóticos, pero no es claro saber qué pasa en la dirección opuesta. Es decir, ¿qué pasaría cuando el sistema inconsciente adquiere las características del sistema consciente? Por ejemplo, cuando se usan metáforas, se escribe poesía, ¿no estaría el sistema inconsciente operando de una manera organizada como el sistema consciente?, ¿Qué sucede cuando el sistema inconsciente resuelve problemas? Aún no sabemos cómo ocurrirían estos cambios, y si ocurren a nivel parcial o total, por lo cual se necesita más investigación al respecto.

Duodécima proposición: el funcionamiento perfecto es posible dentro de ciertas circunstancias psíquicas

Akhtar y O'Neil (2013) citan el siguiente pasaje en el texto “El Inconsciente” de Freud (1915) por encontrarlo fascinante pero aún ignorado: La cooperación entre un impulso preconsciente e inconsciente, aún cuando el último esté reprimido, puede ocurrir si hay una situación donde el impulso inconsciente actúe de acuerdo con las tendencias dominantes. En esta instancia, la represión seria removida y la actividad de represión seria admitida como un refuerzo de la actividad del ego El inconsciente se vuelve egosintónico en esta conjunción sin haber ningún cambio en la represión. En esta operación, la cooperación del inconsciente es innegable: las tendencias reforzadas se revelan de manera diferente de las normales; llevando a la posibilidad de un funcionamiento perfecto, manifestando una resistencia a la luz de una oposición.

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Akhtar y O’Neil señalan que es interesante que Freud haga este planteamiento sobre un funcionamiento perfecto, dado que en 1895 había planteado que en situaciones de histeria lo mejor que se podría esperar era una transformación de “una histeria miserable a una infelicidad común”. Pero ¿en qué consistiría este funcionamiento perfecto? ¿Sería igual a lo que Winnicott plantea como el “verdadero self”, o de acuerdo con el aforismo budista “un pensamiento - una acción”? Al añadir la conjunción sobre la “resistencia a la luz de una oposición”, Freud abre el tópico casi no estudiado de la valentía, e incluso en las situaciones donde sí se ha estudiado, no se ha hecho en relación con el postulado de Freud en cuanto a la resistencia en conjunto con una oposición. Esto deja abierto este tema para investigaciones posteriores.

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Fecha de recepción: 28 de febrero, 2022. Fecha de aceptación: 2 de marzo, 2022

Contacto: Margarita Álvarez malvarez63@earthlink.net

74
El Inconsciente freudiano - MA

PSICOANÁLISIS DE NIÑOS Y ADOLESCENTES

Literatura 'infantil', sentidos en expansión

Resumen

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En el presente trabajo se presenta una perspectiva de la literatura infantil y juvenil que se aleja de la impronta utilitaria por la cual históricamente y aún hoy, se la busca para ofrecer ejemplos y soluciones a problemas que el mundo adulto supone que los niños tienen y que a través de la lectura de libros se podrían resolver Por el contrario, en la literatura infantil y juvenil, en tanto expresión artística y en consonancia con el psicoanálisis, se aloja la polisemia, el enigma, una experiencia que habilita a una ampliación recursos simbólicos y si produce efectos, los mismos están ligados a la conmoción afectiva y no a la gestión de emociones.

Trabajo presentado en la Asociación Psicoanalítica Argentina, Jornadas Anuales de Clínica con niños y adolescentes “Fronteras en expansión. Buscando horizontes posibles”, 26 de octubre de 2019. Psicoanalista. Miembro Asociado de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay -APU. Máster en libros y Literatura Infantil y Juvenil enen la Universidad Autónoma de Barcelona - UAB.

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7 75 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1
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This paper presents a perspective of children's and youth literature that moves away from the utilitarian stamp by which historically and even today, it is sought to offer examples and solutions to problems that the adult world assumes that children have and that through reading books they could be solved. On the contrary, in children's and youth literature, as an artistic expression and in line with psychoanalysis, polysemy, the enigma, are housed, an experience that enables an expansion of symbolic resources and if it produces effects, they are linked to the affective shock and not to the management of emotions.

Te presento la literatura que, como el teatro de sombras, hace aparecer y desaparecer las cosas a voluntad. Si te parece, podrás jugar con ella por el resto de tu vida

Michèle Petit, La literatura, parte integrante del arte de habitar, p. 267.

La literatura infantil y juvenil (LIJ) ha tenido un desarrollo progresivo que se ha ido intensificando significativamente y ha conquistado un lugar referencial dentro de las expresiones artísticas. Habiendo superado la limitación que supuso históricamente su nominación a partir del destinatario, hoy es revalorizada como “literatura sin adjetivos”, parafraseando a Andruetto (2013).

El contenido antiguamente moralizante y aleccionador que se le adjudicaba mantiene su vigencia en la tendencia a recurrir frecuentemente al libro con un propósito asignado por el adulto, con la intención de producir

Abstract
76 Literatura
sentidos en expansión - MCR
'infantil',

en el niño un efecto específico, una enseñanza predeterminada o la superación de determinado conflicto. (En este sentido cierta orientación de la didáctica y la psicología comparten una misma concepción lineal de infancia y de literatura). Al mismo tiempo, crece una literatura que jerarquiza la construcción de significado y la ampliación del potencial simbólico, que considera al niño como un destinatario al cual puede ofrecerle una amplia gama de enigmas humanos y experiencias. Me interesa desarrollar algunos de los sentidos a partir de los cuales la literatura infantil responde a la humana necesidad narrativa y ficcional, generando amplios y diversos efectos de apertura.

La palabra es como llave puede abrir puede cerrar habrá que darle una vuelta que me sirva para entrar.

Laura Devetach (2019, p 24)

9 Felicidad Orquín la denomina “madrastra pedagógica” de la literatura infantil. 77 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Las experiencias literarias no necesariamente comienzan con libros, sino en el contexto de los vínculos primarios, en el baño de sostén y palabras que rodean la crianza. El cuidado del bebe ocurre desde los primeros encuentros fundantes con otro que aporta satisfacción a las necesidades corporales y psíquicas (apuntalamiento mediante, como conceptualiza Freud en la vivencia de satisfacción) desplegando la dimensión del cuerpo erógeno. El lenguaje es producido por el cuerpo y resuena en el cuerpo. El 9

bebé descubre poco a poco los sonidos y luego las sílabas que va repitiendo sin cesar, sumergiéndose en el mar de palabras del lenguaje materno con un goce sensual independiente de su posible significación (Origgi, 2004, p. 27)

La narrativa acompaña los diversos usos de la voz y la capacidad de jugar con ella. Versos, arrullos, gorjeos, melodías y canciones de cuna, se instauran en el ambiente de la crianza y el intercambio afectivo antes que los libros entren en escena.

La psicoanalista Marie Bonnafé refiere a lengua de relato (por oposición a lengua fáctica, aquella que acompaña gestos cotidianos con palabras básicas) como lenguaje narrativo que contribuye naturalmente a la inscripción del sujeto en la cultura, la historización y elaboración de los afectos.

En el ámbito de la literatura infantil rioplatense, Ma. Elena Walsh introdujo el valor del juego con el lenguaje en diversas formas: limeriks, sinsentido, humor y absurdo, en lo que Alicia Origgi nomina como textura del disparate.

Los primeros libros que se ofrecen a los bebes y niños muy pequeños suelen ser libros que se aproximan a las primeras formas de experimentar el mundo. Libros para sentir, tocar, curiosear con los dedos y la boca se ofrecen a la experiencia sensorial y erógena.

Dejarse tocar por otro, tocar a otro es un asunto delicado. Se toca con la voz, con la punta del dedo, se toca con las letras escritas sobre una página. De este modo incluso se toca a través del Bonnafé, M. (2008) Los libros, eso es bueno para los bebés, México: Ed. Océano.

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78 Literatura 'infantil', sentidos en expansión - MCR
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tiempo y el espacio. Se toca para acortar una distancia (Escudero, 2019, p. 4)

Graciela Montes refiere a “De lo que sucedió cuando la lengua emigró de la boca” (2017, p.73) en un juego con la polisemia de la palabra lengua, con los sentidos carnal y metafórico del término.

Con la lengua susurramos y bramamos nuestras ideas. En la lengua y con la lengua, auténtica frontera de saliva y espíritu, se construyen los sentidos. Y construir sentidos es la señal de lo humano. Somos nuestro lenguaje. Significar es nuestra actividad fundamental desde el comienzo. Y, si bien la palabra no es el único modo de construir sentido […] (a veces se construye sentido con un acto), no cabe duda de que, a lo largo de nuestra historia, termina por ocupar casi por completo el territorio […] Con esta imagen de la lengua emigrante lo que se instala […] es el cuerpo. Mi cuerpo y los cuerpos. Lo que está ahí y se me ofrece a los sentidos (Montes, 2017, pp. 74-76).

Albores de la simbolización que la expansión de la zona de ilusión habilita a través de la representación de la ausencia.

Considero que la ampliación de las posibilidades de significación, preocupación constante en la LIJ (correlativa a la tendencia - que coexiste con la contraria, omnipresente en la literatura de la “emocionometría” - de no buscar un sentido unívoco de los textos sino el sostén de los enigmas que promueve búsquedas) es próxima a lo que en psicoanálisis se conceptualiza como desarrollo de la simbolización.

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Myrta Casas considera que los cuentos infantiles, “verdadero 'entrenamiento' de simbolización” (1999, p.80), constituyen un terreno idóneo para que el sujeto se enfrente a la pérdida (desmentida estructural mediante). Sostiene que “el cuento aporta sentidos que metaforizan otros” (p. 77).

La literatura forma parte de las experiencias que se gestan en la zona de los fenómenos transicionales en términos de Winnicott (1972). Montes la conceptualiza como “frontera indómita”, experiencia cultural que se ubica entre el adentro y el afuera, el individuo y el mundo. En ese sentido forma parte de las experiencias genuinas, punto de anclaje de la capacidad creadora del sujeto. Desde conceptualizaciones psicoanalíticas se ha destacado el valor de los cuentos tradicionales o clásicos sobre otro tipo de escritos literarios, de acuerdo a la idea de que permiten tramitar fantasías y conflictos universales presentes en nuestra constitución psíquica.

La vigencia de los cuentos tradicionales parece correlativa al valor universal de las fantasías y conflictos existenciales, consustanciales al psiquismo del niño en formación, lo cual explica su validez actual más allá de las transformaciones de época, las reformulaciones advenidas y las versiones edulcoradas.

La maldad, el peligro, la extinción, el devorar y muchas otras figuras del deseo, se alojan en los cuentos tradicionales. Los usuales temores de los niños, que conservamos en la adultez, refieren al amor y su carencia, al abandono, la castración en sentido simbólico que Freud enunciaba como experiencias precursoras, cambios y pérdidas cuya expresión máxima es la muerte. La literatura ofrece ficción y poética para encontrarnos con pasiones y angustias existenciales. En ese sentido, no habría nada ajeno a

80 Literatura 'infantil', sentidos en expansión - MCR

los infantes (que viven y experimentan el mundo en sus facetas amorosas y crueles). La literatura, como toda expresión creativa y artística, involucra conmoción afectiva, nos toca, nos afecta de modos absolutamente singulares, lejanos a efectos didácticos, curativos o idílicos que se le atribuyen una y otra vez.

Me interesa destacar el valor del libro álbum (Van der Linden, 2013) en tanto favorece la posibilidad de jugar con los sentidos y ampliarlos. Se caracteriza por la sinergia entre la narrativa textual y la narrativa ilustrada, generando un efecto de significación que supera el que podría producir cada una de ellas por separado.

Teresa Duran plantea que "en el álbum confluyen las aportaciones semiológicas de los nuevos lenguajes (cine y publicidad) fusionándose en una polifonía de significados" (2007, p. 35). Ha permitido incorporar múltiples e interesantes combinaciones en el uso de la página como soporte de imágenes y palabras, enriqueciendo las posibilidades estéticas. A diferencia de lo que ocurre en el libro ilustrado, en el cual la imagen acompaña el texto básicamente a modo de complemento, pero necesariamente resulta sustancial para la construcción de significado, la interacción entre texto e imagen en el álbum es decisiva y posee gran libertad. Cada elemento que lo compone así sea pequeño y sutil es sugerente. La tapa, las guardas, la contratapa, viñetas y todos los elementos paratextuales tienen un valor en la presentación de la historia, junto a la

“…un interesante viraje que se puede constatar en un género denominado Libro álbum –en el que interactúan, por lo general, dos signos: la imagen y el código escrito en una dialéctica inusual que rompe el pacto de lectura clásico según el cual la imagen ilustra el texto. Un libro álbum capitaliza, al menos, dos órdenes y los pone a operar en un cruce sustancioso; en lo relativo a la teoría de la lectura construye un destinatario capaz de incursionar en el análisis discursivo y, a efectos de saciar a ese nuevo lector, lo ubica en una escena en la que la imagen, lejos de ilustrar la palabra, expande, niega o enriquece los sentidos”. Fernández M. G. (2014) Los devoradores de la infancia. Córdoba: Ed. Comunicarte, p. 43.

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11 81 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

secuencia, el ritmo y la temporalidad. Como objetos artísticos confluyen en ellos valiosas técnicas de ilustración.

Hay álbumes que carecen de textos y otros que combinan ambos registros de maneras muy originales. Los libros combinan distintos géneros (gráfico, narrativo, de artista, interactivo, con recursos del comic, cine, teatro, ciencia ficción, juego, etc.), y posibilitan experiencias de lectura sensorial en las que las historias aparecen y cambian mágicamente. Algunos juegan con la capacidad de anticipación, con la dimensión ambigua y abstracta de las imágenes.

Como un exponente de una literatura actual que integra variedad de recursos narrativos, un ejemplo es Shaun Tan. Su novela gráfica Emigrantes (2016) combina una historia verosímil con la ficción que evoca el realismo mágico. En el libro álbum La Cosa perdida (2013) cada rinconcito del espacio gráfico invita a la observación atenta y a la polisemia. Todos los elementos tienen un valor, están llenos de indicios. Como afirma Anna Juan Cantavella: A Tan le gusta poner en duda las pequeñas experiencias cotidianas y eso hace que construya sus álbumes a través de un mundo hecho de minúsculos detalles, unidos entre sí de forma compleja, que más que conducir al lector hacia certezas o finales concluyentes, lo encaminan hacia nuevas preguntas, dejando las historias siempre abiertas, tanto a nivel textual como visual (2014, párr 7).

82 Literatura 'infantil', sentidos en expansión - MCR

… el enigma está en todos lados porque el sentido, siempre postulado, está ausente en su plenitud…

Myrta Casas, En el camino de la simbolización, p. 77.

Te presento los libros porque una inmensa parte de lo que los humanos han descubierto está escondida allí Michèle Petit, Leer el mundo, p. 25.

Referencias

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Escudero, L. (2019, julio). Lo que hay entre uno y otro: el tercer lenguaje. En, Jornadas Literatura y otredad, ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina).

Fernández, M. G. (2014). Los devoradores de la infancia. Comunicarte

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Montes, G (2017). Buscar indicios, construir sentido. Babel.

Montes, G. (2017). La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético FCE.

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83 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Petit, M. (2012). La literatura, parte integrante del arte de habitar En T Colomer y M. Fittipaldi. La literatura que acoge: Inmigración y lectura de álbumes. Banco del libro/Gretel/SM.

Petit, M. (2016). Leer el mundo FCE.

Van der Linden, S. (2013). Album [es]. Ekaré/ Variopinta/ Banco del Libro.

Tan, S. (2016). Emigrantes Bárbara Fiore Editora.

Tan, S. (2013). La cosa perdida. Calibroscopio y Bárbara Fiore Editora.

Winnicott, D.W (1972). Realidad y juego Gedisa.

Fecha de recepción: 28 de febrero, 2022. Fecha de aceptación: 2 de marzo, 2022

Contacto: María Cecilia Rodríguez ceciliarodriguez.ds@gmail.com

84 Literatura
en expansión - MCR
'infantil', sentidos

TÉCNICA

Presentación para FEPAL en Cartagena de Indias, septiembre del 2016

Un

caso de contratransferencia somática Luis Rodríguez de la Sierra

12 Psicoanalista de Niños y Adolescentes en la Psychoanalytical British Society 85 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

El ejemplo que elegí para presentar en esta mesa redonda donde estamos hablando del papel que el cuerpo desempeña en el proceso psicoanalítico, es un ejemplo de hace varios años. En mi caso, se trata no solamente del cuerpo del paciente sino también del cuerpo del psicoanalista y, por lo tanto, voy a hablar de un concepto no realmente clásico tal como lo entendemos en la actualidad: la contratransferencia. Al escoger un ejemplo en el cual quiero hablar del cuerpo en la contratransferencia tengo que remontarme a la época en la cual mi comprensión y uso de este fenómeno empezó a formar parte importante de mi pensamiento psicoanalítico, firmemente anclado en el pensamiento annafreudiano, pero con gran influencia también de quien fue mi 12

supervisora en el caso que brevemente quiero citar: Paula Heimann. No fue ella la única en tocar ese tema (en 1949). Mencionado ya por Freud, Helene Deutsch (1926) más tarde por Heinrich Racker y posteriormente por otros entre los cuales me gustaría citar a Joseph Sandler y su concepto de rôle responsiveness. El deseo de Freud de que el analista reconozca y conquiste su contratransferencia no necesariamente quiere decir que esta sea un fenómeno tan perturbador que justifique una postura, errónea en mi opinión, de culpabilidad o de lejanía e indiferencia por parte del analista, sino que debería usar sus emociones como una pista que le permita la entrada al inconsciente, o preconsciente en mi lenguaje, de su paciente (Heimann, 1959/60, pp. 77-78). No debemos olvidar que la relación psicoanalítica es una relación entre dos personas en la cual ambos tienen sentimientos. El uso que el analista hace de sus sentimientos es lo que cuenta. Actualmente, se ha pasado de un extremo al otro y mientras antes muchos psicoanalistas veían la contratransferencia como el resultado de un punto ciego no bien analizado en el analista, muchos hoy atribuyen al paciente cualquier sentimiento que tengan durante una sesión Olvidan así que la contratransferencia es un fenómeno inconsciente que el analista, con frecuencia, reconoce solamente a posteriori; «dans l´après coup», el “nachträglich” freudiano. Creo que a ello se refería Freud, sin nombrarlo, cuando nos habla de una comunicación de inconsciente a inconsciente entre paciente y analista (1912b, pp. 112-115). Se olvida con frecuencia aquello que Freud nos recuerda en «Análisis terminable e interminable» (1937): «No toda (buena) relación entre analista y paciente, durante el análisis y después, es transferencia; también hay relaciones amistosas basadas en la realidad y que son viables». Lo dicho por Freud se aplica no

86 Un caso de contratransferencia somática - LRS

solamente a las buenas relaciones con nuestros pacientes sino de igual manera, a las malas relaciones.

Un joven de edad similar a la mía en ese entonces, es decir, 30 años; un crítico de cine muy inteligente e interesante pidió ayuda a nuestra clínica psicoanalítica a causa de problemas psicosomáticos presentes en su vida desde temprana edad, y también debido a una relación difícil con su padre con quien la comunicación verbal era casi inexistente. Era hijo único y poco dijo, inicialmente, sobre su madre. El padre murió justo una semana antes de sus primeras vacaciones psicoanalíticas largas, las del verano. Mi paciente reaccionó de forma más bien fría (e inesperada para mí) a la muerte del padre (cosa insólita en él). Me dijo, con una voz carente de afecto, que el padre había muerto el día anterior, nada más. Durante el resto de la semana casi no volvió a decir nada sobre la muerte del padre y cuando comenté sobre ello, parecía no oírme y mucho menos escucharme. Me pregunté si evitaba así tener que sufrir el dolor de esa muerte en la soledad de las vacaciones, si negaba esa muerte, si quizás quería vengarse del abandono que las vacaciones suponían tratando de crear en mí una inquietud sobre su estado emocional durante el mes de agosto. Para responder a esa incógnita tuve que esperar seis semanas después al regreso de las vacaciones. Durante nuestra primera sesión, noté enseguida que yo tenía grandes dificultades en mantenerme despierto y tuve que luchar mucho para vencer el sueño, o para ser más preciso, el sopor que me invadía. La sesión era a las 7:00 p.m., hora a la cual, siendo como soy, de naturaleza nocturna y poco matutina, estoy completamente despierto y alerta. Mi paciente mientras tanto se mantenía en completo silencio, algo muy raro en él también. Valga decir que me sentía muy culpable al principio y empecé a preguntarme si

87 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

había razones mías, internas o externas, que pudiesen explicar mi somnolencia. No encontré ninguna, pero no lograba mantenerme despierto completamente. Siguiendo entonces el consejo de Paula Heimann traté, en vano, de entender lo que creía ahora que podía ser una comunicación inconsciente de parte del paciente y terminé por concluir que mi sopor se debía a lo que podríamos llamar “influencias externas”. Estando en esas, de repente, me vino a la mente este pensamiento: ¡Este es el motivo por el cual no bebo alcohol, una copa y me duermo enseguida! Inmediatamente recordé una escena que mi paciente me había descrito muchas veces: como, durante el verano, cuando él era un adolescente, se sentaba al lado de su padre en el jardín al atardecer El padre, un alcohólico, desgonzado en su sillón, completamente borracho, terminaba siempre por dormirse mientras mi paciente no sabía qué hacer ni qué decir aparte de hacerle compañía al padre. Se me ocurrió entonces que mi paciente evocaba la presencia del padre recientemente muerto justo antes de sus largas vacaciones analíticas; una muerte que él había negado emocional e inconscientemente. Pensé que repetía así, en mi compañía y en la sesión, la escena veraniega que acabo de describir Le dije entonces que me preguntaba si su silencio representaba algo que él no podía describir con palabras. Aunque parecía interesado y me escuchaba con atención, seguía callado. Le pregunté si ese algo podía tener que ver con la muerte de su padre porque me había dado cuenta de que apenas si la había mencionado. Al cabo de pocos segundos mi paciente empezó a sollozar sin poder parar mientras era incapaz de pronunciar una sola palabra. Llegamos así al final de la sesión sin que yo ni él comprendiéramos realmente la causa de su silencio y de mi sopor, que él parecía no haber notado.

88 Un caso de contratransferencia somática - LRS

Al día siguiente, me dijo que efectivamente durante el silencio de la sesión del día anterior había sentido la presencia de su padre, en quien no había pensado durante las vacaciones. Era, pensé, como si hubiese esperado a mi regreso para empezar a hacer el duelo por la muerte del padre. Me dije a mí mismo en ese momento que recordase que mi paciente era un paciente psicosomático que, como tal, solo podía expresar con su cuerpo lo innombrable, aquello para lo cual carecía de palabras: ¿su dolor a causa de la desaparición del padre, quizás? Pensé entonces que era lógico que solamente pudiera comunicarme esos sentimientos provocando en mí también, a través de mi contratransferencia, una reacción corporal que me convertía en su padre, el padre cuya muerte él no había aceptado ni digerido aún, el padre borracho con quien se sentaba en el jardín en las noches de verano. Me refiero en este caso a lo que podríamos llamar una contratransferencia somática o, para ser más precisos en el caso que acabo de citar, una contratransferencia psicosomática. Se trataría, como he dicho al empezar, del papel del cuerpo no solamente del paciente sino de la pareja involucrada en la cura analítica.

Queriendo «rizar el rizo» me he preguntado muchas veces después, si aquel episodio contenía también algo relacionado con la relación preverbal con la madre, una madre posiblemente lejana e insensible a los sentimientos de un bebé incapaz de expresarse con palabras y obligado por lo tanto a hacerlo a través de síntomas corporales. Es evidente que esto hacía parte de su psicopatología, pero no explica el episodio que os acabo de contar

89 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Referencias

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Fecha de recepción: 10 de abril, 2022. Fecha de aceptación: 17 de abril, 2022

Contacto: Luis Rodríguez de la Sierra lrdelas@btinternet.com

90 Un caso de contratransferencia somática - LRS

COMETARIO AL ARTÍCULO:

Un caso de contratransferencia somática de Luis Rodríguez de la Sierra Fabio Eslava Cerón

En el contexto del congreso de la Federación Psicoanalítica de América Latina que tuvo lugar en Cartagena en el año 2016, cuyo tema general era el del cuerpo, el Dr. Rodríguez De La Sierra presentó su experiencia y sus ideas acerca de la manera como la contratransferencia se expresa en la fisiología del analista; su relato de un caso clínico de veinte años antes recoge la evolución de su pensamiento acerca del concepto así como lo esencial de su postura intelectual y profesional como analista formado en la escuela de Anna Freud.

Nos recuerda que la contratransferencia es un concepto que aparece descrito desde Freud (1910) quien, en medio del registro de las innovaciones en la práctica del psicoanálisis dice:

13 Miembro Titular Didacta de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. 91 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Nos hemos visto llevados a prestar atención a la 'contratransferencia' que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos 13

al artículo un caso de contratransferencia somática de Luis Rodríguez de las Sierra -

de exigirle que la discierna y la domine... cada psicoanalista sólo llega hasta donde se lo permiten sus propios complejos y resistencias interiores, y por eso exigimos que inicie su actividad con un autoanálisis y lo profundice de manera ininterrumpida a medida que hace sus experiencias en los enfermos (Freud, 1910, p. ) .

En Puntualizaciones sobre el amor de transferencia (Freud, 1915), refiriéndose a los casos en que se repiten episodios de sentimiento amoroso de pacientes hacia sucesivos analistas, nos dice:

Este hecho, de segura ocurrencia y que, según es notorio, constituye una de las bases de la teoría psicoanalítica, admite dos valoraciones: una para el médico que analiza y otra para la paciente necesitada de análisis. Para el médico significa un esclarecimiento valioso y una buena prevención de una contratransferencia acaso aprontada en él

Y más adelante, mientras desaconseja el mentir o fingir, Freud afirma: "Opino, pues, que no es lícito desmentir la indiferencia que, mediante el sofrenamiento de la contratransferencia, uno ha adquirido." Según James Strachey, en su Introducción a los Trabajos sobre técnica psicoanalítica de Freud (1911-1915), en nota de pie de página afirma que en los escritos de Freud hay una "ausencia de un examen cabal de la contratransferencia". Para ese momento, las advertencias contra la actuación de los sentimientos contratransferenciales constituían lo principal.

El Dr. Rodríguez De La Sierra nos hace saber, basado en diferentes

92
Comentario
FE

autores, la manera como el enfoque inicial de la contratransferencia ha evolucionado hacia un uso esclarecedor Al contrario de una tendencia defensiva a la indiferencia, nos dice: (el analista) "debería usar sus emociones como una pista que le permita la entrada al inconsciente, o preconsciente en mi lenguaje, de su paciente". Nos recuerda el Dr. Rodríguez De La Sierra que Freud habla del contacto y la comunicación de inconsciente a inconsciente en la labor analítica. Así que desde el comienzo del psicoanálisis la contratransferencia implica una interacción cuya carga no es solamente del analizado, y el analista no es solamente un receptor de señales clínicas.

Lo que él llama "una pista", en el sentido de indicio que orienta la investigación y consecuente comprensión psicoanalíticas, me ha hecho pensar que la palabra "pista" también significa una superficie en la que se dan movimientos, como en los aeropuertos o los escenarios deportivos. La analogía en psicoanálisis se ajusta a la idea de un camino, es decir, una vía transitada por las señales intercambiadas profunda e inconscientemente entre los miembros de la pareja analítica. Pero ¿cómo hacer permeable esa vía privilegiada de comunicación entre inconscientes?

Los psicoanalistas, siguiendo a Freud (1912), hemos aprendido a situarnos en una actitud, es decir con una disposición de apertura que se ha llamado de atención libremente flotante en la que a través del uso del instrumento de "no buscar", el analista encuentra respuestas.

Estoy convencido de que la posibilidad de apertura al contacto profundo entre personas sigue una vía establecida en la psiquis por la experiencia de fusión y defusión, que todos hemos recorrido en las etapas

93 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

94 Comentario al artículo un caso de contratransferencia somática de Luis Rodríguez de las Sierra - FE

de desarrollo más tempranas, quizá representada neurológicamente en el fenómeno denominado neurona espejo. (Solms y Turnbull, 2002).

Uno de los aportes más esclarecedores al tema de lo aconsejable para el analista al participar en una sesión analítica, es la recomendación de suprimir en lo posible la memoria, el deseo y el conocimiento (Bion, 19701974) con lo que se propone una apertura que conecta a los miembros de la pareja analítica entre sí sin la interferencia de la atención focalizada, de las expectativas y del prejuicio. Un estado de disposición a esta suerte de apertura permite la emergencia de la intuición y la empatía. Cuando en medio de una oscilación entre la cercanía y un distanciamiento para obtener perspectiva, el analista recibe señales intuitivas que transforma en pensamiento secundario, es cuando en mi concepto se da la situación analítica.

Luego de recordarnos el carácter interpersonal de todo lo que ocurre en la sesión analítica, incluyendo el interjuego transferencia contratransferencia, el énfasis del artículo del Dr. Rodríguez De La Sierra está en una de las maneras más profundas de tal comunicación. El analista ha recibido de su paciente un material inconsciente que reproduce una experiencia lejana en el tiempo, del segundo, en un receptáculo mental del primero que se ha expuesto con toda disposición a recibirlo en su interior Es la contratransferencia; un proceso inconsciente que, de paso sea afirmado, también participa en la arquitectura del vínculo analítico. La expresión del fenómeno que está bajo examen en el artículo que nos ocupa, se sitúa en los recursos más básicos: los del cuerpo.

La capacidad clínica del analista, que le ha permitido comprender la profundidad de la mente de su paciente, y evocar por éste una situación

traumática, está dibujada en el trabajo del Dr. Rodríguez De La Sierra cuando nos dice: "el uso que el analista hace de sus sentimientos es lo que cuenta". Es decir, que es fundamental el uso que hace el analista de sí mismo y de su propia experiencia como analizado, de manera que pueda abrir su psiquis para buscar la empatía con su paciente, sin perder su cohesión, e individualizar luego su perspectiva para poder cumplir la tarea analítica. Su orientación más fidedigna está sin duda en el ámbito del sentimiento profundo, cuya presencia va a ser legible solamente a posteriori, y gracias a la disposición del analista al análisis propio. Sentir la reacción que se despierta frente a lo que el paciente nos comunica, incluso lo que surge de su experiencia más primitiva, y tener la capacidad de pensarla, es algo que caracteriza la esencia de quien se dedica a nuestro trabajo.

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Comentario al artículo un caso de contratransferencia somática de Luis Rodríguez de las Sierra - FE

Referencias

Freud S. (1910). Perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica. Obras completas, vol. XI. Amorrortu. Freud. S. (1912). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Obras completas, vol. XII. Amorrortu. Freud, S. (1915). Puntualizaciones sobre el amor de transferencia. Obras completas, vol. XII. Amorrortu.

Strachey, J. (1958). Introducción a los "Trabajos sobre técnica psicoanalítica" de Freud 1911-1915. Obras completas, vol. XII, Amorrortu. Bion, W R. (1970-1974). Atención e interpretación. Ed. PAIDOS. Solms, M. y Turnbull O. (2004). El cerebro y el mundo interior Fondo de cultura económica.

Fecha de recepción: 8 de junio, 2022. Fecha de aceptación: 22 de junio, 2022

Contacto: Fabio Eslava feslava2012@gmail.com

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TÉCNICA

Atención flotante e interpretación Álvaro Méndez Peñaranda

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Las reglas sobre técnica psicoanalítica desarrolladas por Freud en los años 1900 a 1912 son y continúan siendo aportes valiosísimos a la ciencia psicoanalítica. Freud (1912), en su trabajo Consejos del médico, conceptualizó la regla de la atención flotante, que junto con la interpretación constituyen lo que el analista ofrece al analizado, exigiendo de este la regla fundamental, constituyéndose así un diálogo en la pareja analítica.

El analizado, al servir de emisor de su mundo interno, expresa por todos los medios de comunicación (verbal, paraverbal y no verbal) todos sus sentimientos, sus pensamientos y lo que pase por su mente manteniendo al mínimo los estímulos sensoriales (regla fundamental) ante un receptor (analista). Este último también mantiene al mínimo sus estímulos sensoriales, escucha y recibe todo lo que emite el analizado (atención flotante). Resuena en su mundo interno al mundo interno del analizado, estableciéndose así una comunicación de inconsciente a inconsciente

Presentado en el XI Congreso de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Publicado en la Revista Psicoanálisis, 15(2) de 2005.

Psicoanalista. Miembro Titular Didacta de la Asociación Psicoanalítica Colombiana q.e.p.d.

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donde además del resonar se reactivan vivencias arcaicas de cada uno de los participantes. En esta relación diádica de interrelación mutua se crea un campo dinámico de intersubjetividad donde ambos comparten fantasías inconscientes (Baranger, 1996).

Es de extraordinaria importancia para el analista reconocer y comprender lo que está pasando en sí mismo en este campo vivencial para así entender empáticamente al analizado. Esta comprensión empática le va a permitir poner en palabras sus vivencias contratransferenciales, construyendo así la interpretación que comunicará al analizado en su momento oportuno. Esta capacidad de comprensión del analista está dada también por su análisis personal y su formación teórica.

Con relación a la resonancia del analista, hay cuatro modalidades que denomino: resonancia normal, resonancia imperfecta, resonancia ausente y resonancia de sometimiento.

Resonancianormal(contratransferencianormaloconcordante)

El receptor (analista), al igual que la madre normal con su bebé, recibe y contiene los mensajes del analizado, transformándolos y dándoles significado para devolverlos al analizado, quien los recibe e internaliza adquiriendo a su vez su propia capacidad de contención. Esto es lo que Bion (1966) llama función revérie o ensoñación. El autor define este término como el estado psicológico en que la madre como Otro lleva exitosamente una función continente para la proyección por el infante de pensamientos no pensados y sentimientos no vivenciados, actividad que transforma las sensaciones “en bruto” que experimenta el bebé en sentimientos tolerables para que puedan ser proyectados Etchegoyen (1988) piensa que la idea de

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revérie de Bion es una capacidad de resonancia con lo que proyecta el paciente.

Resonanciaimperfecta(contratransferenciapatológicaocomplementaria)

El receptor (analista), por fenómenos contratransferenciales, distorsiona los mensajes y los devuelve distorsionados. Es lo que ocurría en un analista con angustia contratransferencial.

Resonanciaausenteocarenciaderesonancia

El receptor no resuena ante los mensajes del analizado y estos rebotan sin ninguna modificación, como si chocaran con un muro.

Resonanciadesometimientoinconsciente

El receptor (analista) termina inconscientemente desempeñando el papel que el emisor (analizado) le asigne, debido a las violentas proyecciones del analizado (contraidentificación proyectiva).

El receptor y el emisor funcionan en doble vía: algunas veces el emisor se transforma en receptor Por esto, también debemos tener en cuenta la resonancia en el analizado y la capacidad de escucha del analizado, las cuales pueden estar interferidas. La comunicación del analizado puede estar interferida por los estilos que utilice en su comunicación. A este respecto, Liberman (1974) discriminó seis estilos diferentes de comunicación y los asignó de acuerdo con los diferentes tipos de patología. Así, por ejemplo, los esquizoides que utilizan el estilo reflexivo son pésimos emisores y óptimos receptores. Se caracterizan por su actitud silenciosa con un vínculo únicamente de tipo cognitivo.

No es fácil mantener la atención libremente flotante durante toda la sesión y a menudo esta se ve inter ferida por fenómenos

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contratransferenciales. Sin embargo, cuando a través de nuestra autoobservación y autoanálisis logramos comprender nuestra contratransferencia, esta se convierte en una herramienta poderosa para comprender al analizado Trataré de ilustrar con un caso clínico la interferencia contratransferencial, transcribiendo apartes de una sesión analítica en una paciente de 23 años, con un año y medio de análisis. Al tenderse en el diván dice: P. Quisiera que la sesión fuera un Macromercado donde pudiera encontrar todo y de todo, que pudiera satisfacer mis deseos sexuales y todas mis necesidades, qué rico fuera. Ayer fue un día asqueroso, salí de aquí a cobrar una mercancía que había consignado en un almacén y en el camino le robaron la cadena a mamá y le arañaron el cuello, sentí culpa. Llegamos al almacén y la señora que debía pagarme me dijo que no tenía dinero que le recibiera un cheque posdatado, propuesta que no acepté, por su puesto, tuve mucha rabia. Mamá le dijo que ella no podía disponer de un dinero sobre una mercancía consignada. He estado en un tratamiento de la boca y todos los odontólogos me han fallado. Llamé a mi amigo X y no estaba. Le dejé razón por el beeper que me llamara y no me llamó. Esto me molestó mucho, siento que me está rechazando y sacándome el cuerpo. Fuera de eso, para colmo compré dos galones de colbón y me salieron malos. Es que definitivamente me echo responsabilidades que no me corresponden, pues a mi edad yo debería estar estudiando, pues estoy muy joven para responsabilizarme de una microempresa y temo mucho no poder responder.

100 Atención flotante e interpretación - AM

A. Por eso desea que yo le dé todo (macromercado) para así evitar sus responsabilidades y no afrontar las dificultades de la vida.

P. Es que para mí era muy cómodo que mis padres me dieran todo y cuando esto no ocurría, me las ingeniaba para obtener lo que quería y con mis amigos hacía lo mismo. Yo acosaba a los muchachos y me les pegaba hasta que ellos se aburrían y se retiraban (me sorprendí en ese momento pensando en otras cosas).

A Siente que yo también le fallo y esto le produce mucha rabia que no me expresa.

P. Sí, es que usted callado que ni me habla. Yo espero que me diga que las crisis de angustia no me van a volver, pero nada, me siento sola y me da rabia tener que afrontar esto sola. Por otro lado, a mis padres ya no se les da nada verme angustiada. Ya ellos superaron eso y se van a dormir tranquilos y me toca pasar la noche sola, hasta que buenamente se me va pasando la angustia.

En la primera interpretación a manera de “regaño”, me identifico con sus objetos internos superyoicos y seguramente con sus objetos internos frustrantes que aparecen en el material y que le fallan. Además, me identifico con los muchachos y los padres que la viven cansona y demandante, pues en la realidad diaria en las sesiones la siento invasiva cuando continuamente llega antes de la hora y está siempre parada frente a la puerta presurosa a entrar

Es claro que, con esta actitud voraz e invasiva determinada por sus necesidades orales, la paciente busca inconscientemente ser rechazada o

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evitada, papel que inconscientemente desempeñé por mis problemas contratransferenciales que me indujeron a identificarme con sus objetos internos dañinos.

Mi resonancia imperfecta o actitud contratransferencial de tipo complementario determinó que mi atención flotante se viera interferida, fallando mi función continente. La paciente trata de compensar mi falla deseando que yo sea un macromercado (pecho omnipotente) para saciar así su gran voracidad. En la segunda interpretación la paciente entiende que reconozco mis fallas y que sé cómo se siente. Aquí funcionó mi comprensión empática, mi resonancia normal o contratransferencia concordante.

Espero que este corto material clínico sirva para discutir puntos específicos referentes al tema que nos ocupa. En la relación analítica se interjuegan las vivencias y asociaciones de los dos participantes. Al respecto, Jacobs (1992) señala que “el proceso analítico inevitablemente compromete el interjuego de dos psicologías y que las experiencias internas del analista aportan un camino valioso para comprender las experiencias internas del paciente”.

Leonardo Wender citado por J. Sandler (1993) comenta en su discusión del trabajo de Jacobs, que “entre la escucha y la interpretación, está el analista y el hombre, sus circunstancias culturales-históricas, su propia neurosis, su contratransferencia que forma un campo dinámico único” que él llama “Mundos superpuestos”. En la atención libremente flotante la escucha no es algo puramente pasivo sino algo activo y al respecto Spence citado por Thoma H. (1989) dice: “si el analista escucha activamente puede dejar flotando sin más sus ideas, sus fantasías, sus

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sentimientos, sus anteproyectos, sus teorías y permanecer abierto a nuevas informaciones”.

La relación analítica conforma una pareja analítica con patología específica llamada: neurosis de transferencia con la respectiva neurosis contratransferencial en el caso del neurótico; psicosis transferencial con su respectiva psicosis contratransferencial en el caso del psicótico; y transferencia perversa con su respectiva contratransferencia perversa en el caso del perverso.

En las últimas jornadas psicoanalíticas de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, Alfonso Sánchez (1996) propuso el reconocimiento dentro de la personalidad humana de tres partes: la parte neurótica, la parte psicótica y la parte perversa. En la situación analítica debemos tener en cuenta la patología de la pareja analítica y tener siempre presente en nosotros como analistas nuestra parte neurótica, psicótica y perversa.

Considero pertinente mencionar aquí el concepto de empatía, que, para Heinz Kohut, pionero del estudio de la psicología del Self, es la herramienta de observación en la comprensión del paciente. Para Kohut (1971), la empatía es la "introspección vicaria” o sea la capacidad de penetrar con el pensamiento y el sentimiento de la vida interior de otra persona. La empatía es un fenómeno intrapsíquíco, basado en la capacidad humana para conocer la experiencia interna de otra persona. Se diferencia de la simpatía en que en esta es sentir con el paciente y la empatía es sentir acerca del paciente.

Rosselli, en el prólogo del libro de Mario González (1993), titulado la Cohesión del Self, define la empatía “como una actitud mental y emocional del analista que va más allá de la libre atención flotante y del espejo

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analítico”, que reclama el psicoanálisis tradicional. “Es más bien una resonancia interna, una comprensión intuitiva en que participan elementos cognitivos y afectivos que le permiten al analista sentir al paciente como un ser humano integral en el aquí y ahora de la sesión”. Esta definición tan completa nos da una clara visión del concepto de empatía al mismo tiempo que amplía el uso en diferentes psicopatologías.

La interpretación ha sido definida clásicamente como el hacer consciente lo inconsciente. Para Freud interpretar en análisis es explicar el significado de un deseo inconsciente.

Continuando nuestra línea de pensamiento en que la situación analítica es una relación diádica, es obvio pensar que la interpretación surge de lo que siente el analista, de lo que en él resuena del paciente con su participación inconsciente. Thomas Ogden (1992) al respecto dice que “el analista participa inconscientemente de la construcción de la interpretación dentro del encuadre analítico y que es en parte a través del análisis de la contratransferencia que el analista logra tener acceso al mundo interno del paciente”.

Las interpretaciones surgen por mecanismos latentes a través de intercambios dinámicos entre analistas y paciente, donde funcionan mecanismos automáticos o irracionales como la intuición, la empatía, la introspección, etc. El surgimiento de la interpretación depende de la capacidad de contención y transformación que tenga el analista ante las vivencias del analizado. Las capacidades mentales del analista dadas por su personalidad, su análisis personal, sus conocimientos teóricos y su experiencia influyen directamente en su capacidad interpretativa.

A este respecto, Álvarez (1996) manifiesta que

104 Atención flotante e interpretación - AM

[…] el estado mental del analista es determinante para modificar la calidad de los objetos internos originales del paciente y esta capacidad lo habilita para mantener su autonomía respecto al objeto proyectado y crear así con arte la interpretación. Es en la interpretación con su valor de verdad, que el analista, como el artista en su obra, se identifica consigo mismo llegando a ser como él es.

La interpretación suele estar precedida de diferentes intervenciones verbales o no verbales, destinadas a facilitar la comunicación con el paciente y así preparar el terreno para la interpretación.

Las palabras del analista dentro del análisis conllevan el camino a la interpretación o son la interpretación misma, sin embargo, los analistas tratamos de que el paciente encuentre las suyas propias, aun cuando hablamos de su propio lenguaje (Sánchez, 1994).

La interpretación transferencial en el marco de un encuadre estable afirma el vínculo analítico y conduce al logro del insight. La interpretación está destinada a producir insight en el paciente Se entiende por interpretación mutativa aquella que produce cambios estructurales y siempre tendrá que ver con una emoción que el analizado vivencie como algo actual. Las interpretaciones extratransferenciales solo tendrán un valor conyuntural preparatorio o táctico que abre el camino o realimenta la transferencia. Las interpretaciones transferenciales logran cambios en las relaciones del paciente con sus objetos internos. Cada vez que uno hace

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una interpretación se recupera como analista, en la medida que le devuelve al analizado lo que en verdad le pertenece. La interpretación debe darse con afecto, con el deseo de que el analizado se haga cargo de ella y por su cuenta reacomode su conducta.

Una valiosa contribución hace Laverde (1996), quien destaca que:

El riesgo de la actividad interpretativa, cuando esta, en vez de generar comprensión o explicación produce exclusión, rechazo o violencia como resultado de la confrontación de dos estructuras narcisistas en la pareja analítica incompatibles entre sí: recomienda que para disminuir este impacto es necesario que en el curso del proceso analítico se produzcan homologaciones tanto internas como externas (respecto del paciente) entre las mencionadas estructuras narcisistas.

En la situación analítica, el analista escucha con atención flotante todas las comunicaciones del paciente, las contiene y viéndose emocionalmente afectado reacciona e intenta comprender sus propias reacciones, que transformará en una comprensión del paciente. Hay que tener en cuenta además aquellas reacciones de su propia personalidad, sus vivencias, sentimientos, teorías que inevitablemente se ponen en juego en esta relación diádica. Todo esto facilita la comprensión del paciente de parte del analista, quien se lo comunicará en palabras creando así la interpretación. El paciente escucha y percibe la interpretación y si tiene sentido para él, reflexionará produciendo cambios en su relación con sus objetos internos.

La interpretación y el analista que la formula entran a formar parte del

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mundo interno del paciente. Intento ilustrar con una sesión del 5° mes de tratamiento de un paciente que gracias a mis persistentes interpretaciones transferenciales logra: introyectar y efectuar cambios respecto a su relación con sus objetos internos.

P. Me puse a pensar en lo que hablamos ayer de no expresarle mis sentimientos. Yo creo que a través de todo lo que le digo, y siendo usted la única persona a quien le digo mis cosas, estoy expresando mis sentimientos. Yo muchísimas veces le pedí que me diera un diagnóstico y que me evaluara como cualquier médico, que si es el de la barriga dice: usted tiene esto y hay que abrirle la barriga para sacarle esto, pero usted siempre en forma terca me decía que continuara hablando. Eso a mí me daba mucha rabia y no podía entender en qué consistía el tratamiento, hasta que al fin caí en cuenta que el tratamiento consistía en que yo hablara y usted me escuchara y me dijera o me interpretara algo. Yo me hubiera ahorrado energías si lo hubiera entendido así. Me sostuve porque la persona que me lo recomendó por algo me lo recomendó y dije “voy a seguir”, hasta que comprendí que ese era el tratamiento.

A. Le daba rabia que yo no le hiciera (lo aperara) o no le diera lo que usted esperaba que le diera (diagnóstico, evaluación, consejos, pautas) y por esto no quería entender el tratamiento. P. Sí, como los otros médicos que le dan a uno una receta y le dan recomendaciones, como esto no lo lograba yo no podía entender el tratamiento. Hoy en día entiendo que las pautas y los consejos no me habrían servido de nada y veo que lo que recibí me ha

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hecho mucho provecho. Hubo un tiempo en que las otras vacaciones que me sentí tan mal físicamente y era tal la ansiedad que dudé de usted y me fui a los Estados Unidos a que me vieran allá y cuando me dicen los clínicos después de muchos exámenes que físicamente estoy bien y que mi problema es psicológico es que resolví volverme a continuar el tratamiento.

En la mayoría de las sesiones, el paciente me pedía insistentemente que le diera un diagnóstico por escrito y que le contestara las preguntas de cómo lo encontraba y cómo iba. Asimismo, esperaba que le diera consejos, recomendaciones y orientaciones que fue lo que recibió de sus padres, educadores y demás médicos. Mi actitud “terca” fue la de escucharlo e invitarlo a que continuara hablando, respondiendo a sus preguntas y deseos con interpretaciones dirigidas a su parte intelectualizadora facilitándole la expresión de sus emociones y en esta forma entendió que el tratamiento no era algo mecánico como abrirle la barriga, sino algo más: el abrir su mundo inconsciente lleno de vivencias y sentimientos a mi mundo inconsciente también, lleno de sentimientos y vivencias.

A pesar de sus persistentes presiones logré mantener mi actitud analítica, mi atención flotante y mi función continente y así pude darle constantemente interpretaciones que le permitieron hacer insight cambiando o rompiendo su relación de dependencia de sus objetos internos en la medida que pudo incorporar un nuevo objeto.

Completó dos años de análisis con notorios progresos de sus inhibiciones y sus crisis de angustia.

108 Atención flotante e interpretación - AM

Referencias

Álvarez, B. (1996). La interpretación psicoanalítica: Método y creación. Editorial Grijalbo Ltda.

Baranger, M. (1996) La mente del analista: de la Escucha a la interpretación. Revista de psicoanálisis, 49.

Bion, W R. (1966). Aprendiendo de la experiencia. Ediciones Paidós.

Etchegoyen, H. (1988). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1912) Consejos al médico en tratamiento psicoanalítico. 2. Editorial Biblioteca Nueva. p. 326.

González, M. (1993). La cohesión del Self. Meta terapéutica de un nuevo enfoque en psicoanálisis. Editorial Guadalupe Ltda.

Jacobs, T. (1992). Las experiencias internas del Analista. Revista de Psicoanálisis, 49(2).

Kohut, H. (1971). Análisis del Self. Amorrortu Editores.

Laverde, E. (1996). Narcisismo Interpretación y violencia. Revista de la Sociedad Colombina Psicoanálisis, 21(1).

Liberman (1974). Complementariedad estética entre el material del paciente y la Interpretación. Revista Latinoamericana de Psicoanálisis, 1(1).

Ogden, T. (1992). El sujeto dialécticamente constituido descentrado del psicoanálisis. Libro Anual de Psicoanálisis 1992.

Sánchez, A. (1996). La parte perversa de la Personalidad [Trabajo presentado en las Jornadas psicoanalíticas de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis n.° 16 y 17 de 1996].

Sánchez, G. (1994). Teorías, Técnicas y Clínica antes y después de la escucha y la interpretación. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, 19(1).

Sandler, J. (1993). Acerca de la comunicación del paciente al analista. No todo es Identificación proyectiva. Libro Anual de Psicoanálisis 1993.

Thoma, H. (1989). Teoría y práctica del Psicoanálisis. Editorial Herder S. A.

109 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

COMENTARIO AL

ARTÍCULO:

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Atención Flotante e Interpretación de Álvaro Méndez P. Beatriz de Hart

Leyendo entre líneas el artículo del doctor Álvaro Méndez, vemos en la revisión que hace de diferentes autores que amplían nuestro conocimiento sobre la comunicación humana y específicamente la que resulta del encuentro tan especial que permite el encuadre psicoanalítico un hilo conductor que nos lleva de forma didáctica y clara a realizar determinadas reflexiones sobre el quehacer psicoanalítico y nos pone de presente que estamos frente a un analista profundo y universal. Llama la atención sus comentarios acerca del concepto freudiano de “atención flotante e interpretación”. Parecería que Méndez percibe cómo Freud (1912) abre la puerta a explorar la experiencia de la relación analistaanalizado que más tarde desarrollarían y profundizarían otros autores. Freud nos muestra que la capacidad humana para tolerar la verdad es limitada y por eso desarrolla defensas contra ella sin lograr llegar a ocultarla. Así, el hombre recurre al simbolismo para expresar lo que no quiere enfrentar y el

Publicado en la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, 15(2), 2005. Psicoanalista. Miembro Asociado de la Asociación Psicoanalítica Colombiana

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analista, a través de la atención flotante, accede a esta verdad para devolverla al paciente en una relación empática con las necesidades afectivas del analizado que le permiten acercarse a su verdad acompañado del terapeuta. La genialidad del padre del psicoanálisis permite que otros autores sigan estudiando la especial comunicación que se da entre el analista y su paciente.

De esta manera, Bion amplia la visión de este encuentro y lo profundiza con sus conceptos de O y Reverie permitiendo las transformaciones de O (K y -K) y las Transformaciones en O a través de las cuales se logra “ser lo que se es”. Baranger (1992) habla de intersubjetividad donde analista y paciente comparten fantasías inconscientes. Este concepto tiene que ver con el tercero analítico de Odgen (1996), quien privilegia la exploración del mundo objetal interno inconsciente del paciente, así como las maneras de vincularse con los objetos externos. Jacobs (1992) nos muestra cómo la mezcla de las dos psicologías, la del paciente y la del analista, llevan a este a comprender la experiencia interna del otro.

Méndez sigue su recuento analizando las diferentes reacciones contratransferenciales del analista: Reverie, distorsión, ausencia y sometimiento, describiendo con claridad las vicisitudes por las que puede pasar el terapeuta y alertándonos sobre ellas. El relato que hace el doctor Méndez de una sesión con una paciente de 23 años muestra como él se identifica con los objetos internos de ella, situación descrita por Winnicott. Aquí el doctor Méndez nos muestra con claridad la importancia del psicoanálisis diádico que permite percibir los diferentes matices de la contratransferencia y lograr comunicarse empáticamente con la paciente,

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BH
Comentarios al artículo del doctor Álvaro Méndez Atención flotante e interpretación -

refiriéndose al trabajo de Kohut (1971). Citando a Álvarez (1996), expresa la posibilidad de modificar los objetos internos del paciente. Cuando la paciente le manifiesta al doctor Méndez su molestia por no entender inicialmente el significado e importancia de la interpretación, pensamos en el concepto de Anna Freud de “ayuda al desarrollo” y la pertinencia de explicar con detalle el método psicoanalítico al paciente mostrando la importancia que tiene la relación transferencia-contratransferencia.

Debo terminar resaltando la riqueza diádica y la profundidad del doctor Méndez y agradeciéndole su legado de forma muy especial.

Fecha de recepción: 10 de mayo, 2022. Fecha de aceptación: 22 de mayo, 2022

Contacto: Beatriz de Hart beatrizdehart@gmail.com

113 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Hacia

ENSAYO

un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance

Howard

B. Levine, MD

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Me encontraba dando una serie de seminarios sobre estados psíquicos no representados a un grupo de analistas en Moscú, deambulando (algunos dirían divagando), de un lado a otro entre Freud, Bion, Winnicott, Green, Roussillon, Ferro, y algunos otros autores, acerca de los cuales muchos de ustedes me han escuchado referirme, cuando un analista de rango superior en el grupo, interesado en la formación psicoanalítica, me preguntó si pensaba que Freud debería continuar siendo el punto de partida en nuestras clases o, si con las nuevas perspectivas y el paradigma potencial que yo había estado describiendo, los estados no representados, la verdad emergente, la construcción, la intuición, la situación epistemológica fundamental Freud podría considerarse anticuado o históricamente importante, pero contemporáneamente menos relevante. ¿Deberíamos comenzar con Winnicott, Bion, Ferro, Green?

18 Presentado en el Living Theory Meeting. Lisboa, noviembre de 2021. Psicoanalista del Psychoanalytic Institute of New England 115 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

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Pensé que esta era una pregunta muy interesante e importante. Me 15

recordó la diferencia entre el Freud que me enseñaron cuando era candidato y el Freud que siento ahora a mi lado cuando escribo y doy conferencias y, lo que es más importante, cuando escucho a los pacientes en mi consultorio todos los días. No sé cuánto de lo que sigue resonará con colegas más jóvenes de diferentes países, grupos lingüísticos y culturas psicoanalíticas, pero déjenme tratar de explicarlo.

Cuando era candidato, realmente no entendía la magnitud de las contribuciones de Freud. Con la excepción de algunos artículos, como los artículos sobre técnica y en Inhibición, Síntoma y Angustia, gran parte del Freud que leí y me enseñaron parecía bastante histórico y no era inmediatamente aplicable clínicamente de manera fácil. Las descripciones de las etapas libidinales, la teoría de las pulsiones y el conflicto edípico y sus variaciones y vicisitudes parecían fórmulas. Sus informes de casos eran fascinantes, pero difíciles de replicar en mi propia experiencia clínica. De hecho, cuando en 1974 me quejé con mi analista didacta, Dr Semrad, de que no me estaba ofreciendo el tipo de interpretaciones que Freud daba a sus pacientes, me dijo: “En un psicoanálisis, le ayudas a un sujeto a asociar libremente y luego te quitas de su camino".

Me enseñaron a evaluar a los pacientes en cuanto a su “analizabilidad”, pero los 'buenos neuróticos' (y las neurosis de transferencia descritas clásicamente) eran muy difíciles de encontrar. Solo uno de los primeros cinco pacientes que tuve en el diván, en tratamiento cuatro veces por semana, podría describirse como que sufría predominantemente de conflictos “neuróticos”. El resto eran lo que Green llamaría “casos límite” (borderline) y uno de ellos tenía episodios intermitentes que eran francamente psicóticos. Las correlaciones

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Hacia un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance -
HL

esperadas entre los llamados diagnósticos neuróticos y la posibilidad de ser analizados no parecían sostenerse en absoluto (Levine, 2010). Había comenzado a instalarse una especie de desilusión. ¿Se estaba sobre aplicando el psicoanálisis y su uso debería restringirse más cuidadosamente a pacientes claramente neuróticos?

El psicoanálisis se había fijado y fascinado por el tremendo poder y las posibilidades de lo que Freud había descubierto para la comprensión y el tratamiento de la neurosis. Permítanme aclarar que todo eso sigue siendo válido hoy Sigue siendo uno de los pilares del psicoanálisis, pero no su único fundamento o paradigma. Los supuestos sobre el desarrollo psíquico, el funcionamiento y el proceso analítico, que se llevaba a cabo y funcionaba tan bien con los estados mentales neuróticos, se aplicaron con entusiasmo a muchos pacientes y estados mentales no neuróticos y los tratamientos resultantes demostraron ser complejos, más limitados de lo que los pacientes y el analista esperaban y, a veces eran francamente decepcionantes.

El intento de lidiar con los límites inherentes al abordaje de los pacientes de esta manera produjo diversos agregados útiles a nuestra teoría de la neurosis; pero al final, aunque muchas de estas adiciones todavía poseen algún valor, parecían estar añadiendo “epiciclos” a una teoría ptolomeica en un intento de preservar un conjunto erróneo de supuestos: aplicar un paradigma donde ya no era útil.

Ptolomeo había argumentado, y la iglesia católica estuvo de acuerdo, que el universo giraba alrededor de la tierra y, a medida que se empezaron a utilizar telescopios más potentes, los hallazgos de observación discrepantes produjeron “enmiendas” (epiciclos) a sus predicciones, en lugar de un cuestionamiento genuino de su precisión como una hipótesis fundamental. Esto es, hasta que apareció Galileo. (https://en.wikipedia.org/wiki/Deferent_and_epicycle)

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Pondría el asunto de esta manera: la primera tópica de Freud es una teoría de la representación psíquica, o estimula nuestro pensamiento hacia esta. Se trata de contenidos ocultos, es decir, formas ideacionales saturadas de significado que permanecen intactas en la mente del sujeto como ideas, pero que no deben conocerse conscientemente, por la angustia o amenaza que puede producirle el conocer su significado La fantasía o el deseo al que se refería era tal que conocer estos significados les produciría ansiedad por la censura del Superyó, por lo que debían ser desterrados de la conciencia. Estos significados ideacionales permanecían intactos y eran vinculados simbólicamente por cadenas asociativas a otras ideas que producían menos ansiedad o perturbación, aunque permanecieran ocultos de la autoconciencia y el autoconocimiento. Los mecanismos y condiciones de este vínculo fueron brillantemente formulados por Freud en sus descripciones del proceso primario y el análisis de los sueños, los chistes y los síntomas neuróticos. El resultado fue una teoría tremendamente poderosa que podría aplicarse a la comprensión y el tratamiento analítico de la neurosis y los conflictos normales del desarrollo. Sin embargo, estas suposiciones no se sostuvieron ni produjeron el tipo de resultados anhelados o esperados cuando se aplicaban a condiciones “más allá de la neurosis”.

Eventualmente, Freud revisó su teoría inicial para tratar de entender y tratar el narcisismo, el masoquismo, la culpa inconsciente, la reacción terapéutica negativa, la psicosis, el trauma y la amplia gama de pacientes y condiciones que se encuentran “más allá de la neurosis”. Pero a raíz de esta revisión, la teoría psicoanalítica, una vez homogénea, se modificó en diferentes escuelas dando lugar a la Psicología del Yo, la psicología del self,

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el Kleinismo, el Lacanismo, el Análisis Relacional y demás (Green 2005, p. 103). André Green (1984) puede haberlo expresado mejor cuando, con referencia a la segunda tópica de Freud, afirmó:

La neurosis ya no está en el centro de nuestras preocupaciones, no es que haya desaparecido, pero el interés de los casos límite constituyen el promontorio ideal desde el cual se puede observar tanto el lado de la neurosis como el lado de la psicosis (en Clancier y Kalmanovitch, 1984, p. 125).

El psicoanálisis que me habían enseñado era esencialmente un psicoanálisis de la neurosis y de la representación. Incrustado en los escritos de Freud, sin embargo, no solo en su segunda tópica, sino en sus escritos iniciales, casi prepsicoanalíticos, como el Proyecto (Freud, 1895) y su artículo Los Recuerdos Encubridores (Freud, 1899) había mucho más. ¡Hay tanto que uno puede tener para toda una vida! Además de un enorme y poderoso legado en lo que respecta a las neurosis, Freud nos dejó los indicios y las insinuaciones de todo lo que no había tenido tiempo de desarrollar Desarrollarlo, cumplir con su legado y visión, sigue siendo nuestra tarea para el futuro.

El paso de la primera a la segunda tópica de Freud (de la Teoría Topográfica a la Teoría Estructural) marcó el paso de una teoría basada predominantemente, incluso exclusivamente, en la representación (el deseo, el anhelo y la esperanza), a una centrada en el problema de la fuerza de las pulsiones y sus diversas expresiones emergentes: el afecto, el impulso, la acción y la descarga somática. Green (2005) resumió este cambio, como el paso de:

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Un modelo, en el centro del cual se encuentra una forma de pensar (el deseo, la esperanza, el anhelo [- es decir, la representación]), a otro modelo basado en el acto (el impulso como acción interna, el automatismo, la actuación) el analista ahora no sólo tiene que vérselas con el deseo inconsciente sino con la pulsión misma, cuya fuerza (presión constante) es sin duda su principal característica, capaz de subvertir tanto el deseo como el pensar (p. 47).

Como muchos de ustedes me han oído decir una y otra vez, en la segunda tópica y de ahí en adelante, la pulsión se identifica por la excitación o la turbulencia, como una fuerza que aún no ha adquirido un significado ideacional específico. Aunque puede poseer algún grado de significación, aún no está completamente representada o posible de verbalizar Se debe trabajar sobre esta fuerza para alcanzar el estado de saturación total en lo que respecta al significado. El significado, por lo tanto, no siempre preexiste o está omnipresente, sino que a menudo es emergente, dependiendo del contexto y puede encarnarse en muchas formas diferentes ideacionales adecuadas. A lo que Freud nos estaba llevando era a avanzar hacia una teoría psicoanalítica que incluía lo transformacional además de lo conflictivo/arqueológico; una teoría metapsicológica clínicamente cercana al proceso psicoanalítico y a su contenido.

Incluidos en esta descripción general están la teoría del pensamiento de Bion (1962a, 1962b, 1965, 1970) y sus formulaciones acerca de las transformaciones, la función alfa y el contenido/continente; las descripciones de Winnicott acerca de la transicionalidad y su declaración

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de que no existe tal cosa como un bebé. Y mucho, mucho más. La segunda tópica de Freud abre la necesidad de un segundo gran paradigma en psicoanálisis, basado en una teoría de las vicisitudes de la representación y sus fallas, una visión del inconsciente no estructurado como reprimido y una formulación de los movimientos de ida y vuelta entre estados psíquicos representados y no representados.

Entre paréntesis, lo que Bion y Winnicott tienen en común y lo que Green (1980) elaboró, especialmente en su artículo de La Madre Muerta, es que cada uno enfatizó el impacto y la importancia de la actualidad del funcionamiento psíquico del objeto primario para el desarrollo emergente del self Bion describió la receptividad materna, el reverie y la participación como catalizador en la regulación psíquica del infante y el desarrollo de la capacidad de contención del pensamiento; Winnicott describió la preocupación maternal primaria, la madre suficientemente buena y el papel esencial que juega la provisión ambiental en la estructuración y el desarrollo del sentido emergente del self; Green describió las consecuencias catastróficas de la fallida provisión ambiental en el sentido emergente del self.

Roussillon (2011) luego retomó todo esto en sus descripciones de lo que llamó la paradoja del narcisismo primario.

“El desarrollo y la integración gradual no son automáticos ni dependen únicamente de los procesos internos del self; se estructuran solo cuando van acompañados de una respuesta apropiada de… los objetos [principales de uno]” (Roussillon 2011, p. 180).

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El self y la descripción ideacional y verbalizable del self emergente se “construyen de acuerdo con la naturaleza y el tipo de ajuste y el reflejo que propone el objeto primario” (p. 139, cursivas añadidas). Para Roussillon, el objeto primario es inevitablemente un "objeto que simboliza", que "subjetiva el self o permite que el self asuma el sentimiento de ser un sujeto". (p. 171). Pero al hacerlo, hay un sabor específico del objeto y del contexto que se le da al resultado ideacional. Para resumir, permítaseme insistir en que, en su estado crudo y esencial, la pulsión, el afecto, el impulso, la acción, la sensación somática, la percepción y la memoria, implican un grado de incompletitud, un potencial que aún no está completamente formado y que espera ser completado por un acto transformador de construcción y completud. Cuando ocurre esta completud, puede asumir muchas posibles formas ideacionales diferentes. Esto habla de la dimensión, y la necesidad, de lo emergente, en lugar de sólo descubrir o descifrar algo que está oculto pero que ya existe. Entonces, el desafío para muchos pacientes no es simplemente superar la represión y tolerar saber lo que es inaceptable, aterrador o doloroso, sino cómo apropiarse y asimilar la confusión y las fuentes de ese terror o de ese dolor ante su sentido de self, al servicio del crecimiento psíquico. Roussillon (2011) describe esto con elocuencia, cuando dice: El trabajo de análisis debe tener en cuenta las condiciones y precondiciones bajo las cuales puede surgir el significado y hacerse consciente […] El sentido, por lo tanto, ya no está siempre ahí, escondido en algún rincón del inconsciente del analizando. Se producirá gradualmente dentro del propio proceso psicoanalítico y con la ayuda, a menudo activa, del analista. El significado, por lo

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tanto, es más bien producido que revelado; por lo mismo, es más relativo, inevitablemente, que una verdad colocada en algún lugar a la espera de ser revelada... La interpretación y la hermenéutica dan paso al trabajo de construcción o de reconstrucción del sentido y de los impulsos psíquicos; la capacidad generativa asociativa o creadora de símbolos reemplaza la búsqueda de la verdad (p. 53, cursiva añadida).

En el tiempo restante, me gustaría abordar la cuestión del futuro desde la perspectiva de nuestras organizaciones psicoanalíticas pidiéndoles que se detengan y piensen en cómo determinarían qué es y qué no es un psicoanálisis.

Hace más de 40 años, Merton Gill (1994) argumentó que, como profesión, carecemos de una definición de nuestro campo basada en factores intrínsecos. La necesidad de tratar de llegar a algún acuerdo sobre la definición o metodología para reconocer y determinar un proceso psicoanalítico está muy retrasada. La frecuencia de las sesiones y el uso del diván son factores extrínsecos y la experiencia clínica ha demostrado que no necesariamente determinan, definen o garantizan la presencia de un proceso analítico. Si bien puede haber razones organizativas y políticas para nuestra renuencia a tratar de llegar a un acuerdo con estos temas centrales en el pasado, creo que es hora de que dejemos de lado los temores de fragmentación o exclusión de una teoría u otra y finalmente tratemos de llegar a un acuerdo con esta importante omisión.

No tengo que recordarles a muchos de ustedes la agitación y los problemas que enfrenta la IPA en torno al reciente cambio de la frecuencia mínima de cuatro a tres veces por semana; de los problemas presentados

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por las dificultades en la movilización de un lugar hacia el otro y otras formas remotas de análisis requeridas por la expansión de la formación psicoanalítica en Asia y los países del antiguo bloque soviético; los continuos problemas, tensiones e incomodidades causados por el sistema de formación de analistas, que continúan perturbando la lista al servicio de la Asociación Psicoanalítica Americana y otras instituciones y sociedades; o los problemas a los que ahora nos enfrentamos en cuanto a cómo evaluar y dar sentido a los diversos cambios en el entorno que nos impone la crisis generada por el Covid-19. Para mí, esto último ha planteado preguntas importantes sobre qué es una función y una capacidad analítica interna en analistas y analizandos. ¿En qué medida se puede movilizar y desarrollar esa capacidad de forma remota? ¿Los tratamientos virtuales son “menos”, son equivalentes o son mejores que los tratamientos presenciales? Si es así, ¿en qué circunstancias y con quién y por quién? Sospecho que, si podemos llegar a algún consenso sobre el proceso analítico, entonces estos y otros asuntos quizás lleguen a ser vistos bajo una luz más comprensible y útil, en lugar de quedar atrapados en un contexto a veces totémico como shibboleths o consignas del psicoanálisis.

Referencias

Bion, W.R. (1962a). A theory of thinking. In: Second Thoughts: Selected Papers on Psychoanalysis. London: Karnac, 1967, pp. 110–119.

Para una discusión más detallada sobre la crisis desatada por el Covid-19, su impacto y oportunidades, consulte Levine, HB y de Staal, A. (Eds.) (2021). Psicoanálisis y vida covidiana, Phoenix. También disponible en francés (Ithaque) y portugués (Blucher).

Una pronunciación particular, comportamiento, o manera de vestir que distingue a un grupo particular o clase por ejemplo los hebreos ortodoxos- o también quiere decir que es una creencia, principio o práctica a la que comúnmente se adhiere, pero que muchos piensan que es inapropiada o anticuada. N del T

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Estados
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un psicoanálisis del siglo XXI:
no representados y la ampliación del alcance -

Bion, W.R. (1962b). Learning from Experience. London: Heinemann.

Bion, W.R. (1965). Transformations. London: Heinemann.

Bion, W.R. (1970). Attention and Interpretation. New York: Basic Books.

Freud, S. (1895). Project for a Scientific Psychology, Part II. S.E. 1: 347–387. London: Hogarth Press, 1966.

Freud, S. (1899). Screen Memories. S.E. 3:301–322. London: Hogarth Press.

Gill, M. (1994). Psychoanalysis in Transition. New York: Analytic Press.

Green, A. (1980). The dead mother In: Green, A. (1997). On Private Madness. London: Karnac, pp. 142–173.

Green, A. (1984). Winnicott and the Model fo the Environment. Interview with Andre Green. In: Clancier, A. and Kalmanovitch, J. (1987). Winnicott and Paradox. From Birth to Creation. London: Tavistock, pp. 119-126.

Green, A. (2005). Key Ideas for a Contemporary Psychoanalysis. Misrecognition and Recognition of the Unconscious. Translated by A. Weller London and New York: Routledge.

Levine, H.B. (2010). Creating analysts, creating analytic patients. Int. J. Psychoanal. 91: 1385–1404.

Roussillon, R. (2011). Primitive Agonies and Symbolization. London: Karnac/Int. Psychoanal. Assn.

Semrad, E. (1973). Personal communication.

Fecha de recepción: 1 de junio, 2022. Fecha de aceptación: 22 de junio, 2022

Contacto: Howard Levine hblevinemd@gmail.com

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COMENTARIO AL ARTÍCULO:

" Hacia un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance” de Howard Levine Fabio Eslava Cerón, M.D

23 Psicoanalista. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. 127 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

Howard Levine es en este momento uno de los principales exponentes del psicoanálisis norteamericano, y sus opiniones son obviamente conceptos sobre los que es oportuno reflexionar En el trabajo a que me refiero, cuando parte de una intervención de un psicoanalista que pregunta: " ...pensaba que Freud debería continuar siendo el punto de partida en nuestras clases o, si con las nuevas ... Freud podría considerarse anticuado o históricamente importante, pero contemporáneamente menos relevante?”, la pregunta complementaria que surge inmediatamente es: ¿a cuál Freud se refiere el colega que hizo la pregunta? ¿Al de la teoría psicológica, al de la investigación, o al de la forma de terapia? En todo caso, en pleno siglo XXI no cabe pensar en un Freud distinto al que de manera rigurosamente científica dedicó su vida profesional a una búsqueda sin descanso de las explicaciones para comprender la mente humana. Cabe pensar, eso si, en la manera como durante los procesos de formación de 23

nuevos psicoanalistas, y probablemente bajo la influencia histórica del comienzo del llamado "movimiento psicoanalítico", pueda existir otro Freud distinto: uno que se transmite con frecuencia de una generación a otra en forma de dogma o acto de fe. Levine nos da noticia con gran generosidad acerca de su experiencia de aprendizaje del psicoanálisis, y cómo la expectativa de una aplicación de la teoría a su práctica clínica resultaba a veces decepcionante. Su presunción inicial que parece haber sido la de una aplicación técnica, tal vez con un modelo médico, de conocimientos teóricos, con la desilusión consiguiente, quizá se disipó en alguna medida con la frase que cita de su propio analista: “En un psicoanálisis, le ayudas a un sujeto a asociar libremente y luego sales de su camino” (Semrad 1974). Esa experiencia descorazonadora seguramente es frecuente.

Freud sigue siendo el punto de partida, y en mi opinión es muy difícil concebir una enseñanza del psicoanálisis sin que se presenten los orígenes de sus bases teóricas. La historia de los comienzos del psicoanálisis, y los relatos de las primeras iniciativas quizá muestren en Freud una persona decidida a mantener actitudes defensivas de sus teorías; sin embargo, el verdadero freudismo no consiste en adoptar todos sus paradigmas sino en seguir su ejemplo de investigador, lo que resulta en posibles contribuciones a su teoría psicológica, y por supuesto en los elementos técnicos que se desprendan de todo lo anterior.

Levine hace un juicioso relato de la evolución del pensamiento freudiano resumiendo las teorías iniciales de manera muy concisa, y con el énfasis puesto en la manera como sus desarrollos, eminentemente clínicos, se basaban en la premisa tradicional de "hacer consciente lo inconsciente". Si bien se trataba de un enfoque inclinado hacia la cognición, los conceptos

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Comentario al trabajo " Hacia un psicoanálisis del siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance” -

del desarrollo infantil y las vicisitudes de la transferencia iluminaron el camino a la investigación cada vez más dedicada a la activación de las emociones en el contexto de las relaciones, y abrieron el camino para adiciones teóricas y prácticas por parte de analistas que vieron cómo las patologías mentales han cambiado con las distintas épocas. Green (2010) considera "un punto débil de la teoría freudiana" la "insuficiente elaboración del papel del objeto". Indudablemente los desarrollos posteriores a Freud nos permiten la comprensión y el mejor tratamiento de personas más perturbadas, en comparación con las que se consideraban "ideales" para el psicoanálisis. En mi opinión, y creo que es la misma de Levine, es difícil encontrar aportes a la teoría psicoanalítica que sean totalmente ajenos a los trabajos de Freud, quien en realidad no renunció nunca a los distintos modelos que propuso, sino que éstos se fueron integrando a la metapsicología.

Levine en su trabajo nos estimula para pensar, no en términos de etapas del psicoanálisis que se sustituyen secuencialmente, sino en distintos aspectos de la mente iluminados por la descomposición (él habla de refracción) de la luz inicial de la teoría freudiana, en haces cuyas distintas "longitudes de onda" fueron recogidas por diferentes autores psicoanalíticos.

Para Levine: "La segunda tópica de Freud abre la necesidad de un segundo gran paradigma en psicoanálisis, basado en una teoría de las vicisitudes de la representación y sus fallas, una visión del inconsciente tanto desestructurado como reprimido y una formulación de los movimientos de ida y vuelta entre estados representados y no

Green A. "El pensamiento clínico", 1ª ed.-Amorrortu, 2010, pg. 295

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24 129 Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

siglo XXI: Estados no representados y la ampliación del alcance” - FE

representados". Mientras los hallazgos del psicoanálisis en la profundidad de lo inconsciente apuntan cada vez más al énfasis en la importancia del objeto primario y su interacción con el infante en formación, creo importante enfatizar que los psicoanalistas trabajamos en la transferencia; un concepto cuya interpretación no se limita a la reviviscencia de relaciones objetales representables como secuencias repetitivas, sino que abriendo la puerta a la plasticidad de la mente, gracias a la situación analítica, podemos tener acceso a vías de liberación de los procesos detenidos en el pasado y que han resultado en empobrecimiento de las potencialidades de los individuos. Nuestra tarea es la de ampliar la comprensión de la mente humana, al tiempo que en el proceso del psicoanálisis buscamos que nuestros analizados se despojen de la necesidad de repetir lo que les daña. Por eso es que cuando Levine cita las distintas vías seguidas por importantes psicoanalistas y cuando se pregunta qué es y qué no es psicoanálisis, lo mismo que cuando señala las incógnitas que se desprenden de la situación actual de nuestra praxis, se muestra como un investigador de nuestra disciplina. Es decir, sigue el camino trazado por Freud.

Fecha de recepción: 28 de junio, 2022. Fecha de aceptación: 10 de julio, 2022

Contacto: Fabio Eslava

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Comentario
al trabajo " Hacia un psicoanálisis del

ENSAYO

¿Podemos hablar de normalidad en psicoanálisis? Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg

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Juan Pablo Ortiz Londoño

Introducción

Cuentan que, a mitad del siglo pasado, uno de los últimos discípulos directos de Freud, Roy Grinker, decidió centrarse en la tarea de investigar acerca de qué es la salud mental. El mismo Freud había escrito realmente muy poco al respecto. Tanto el fundador del psicoanálisis como sus discípulos veían la noción de neurosis como algo muy estrechamente relacionado con el hecho de ser humano, es decir, todos de una u otra manera éramos más o menos neuróticos. Entonces, Grinker decidió investigar al respecto. Aplicó en un colegio (college) test psicológicos a 343 personas, todos hombres y luego seleccionó a 65 personas quienes punteaban dentro de los rangos considerados como normales. En un seguimiento a dos años el investigador entrevistó a este grupo repetidamente. El investigador anotó que eran jóvenes comprometidos en sus comunidades, la iglesia y quienes decían Psicoanalista en Formación del Instituto IDEAL de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. 25

Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

tener muy poca incertidumbre hacia el futuro. Estos muchachos provenían de hogares acomodados, presentaban coeficientes intelectuales levemente por encima del promedio y no reportaban conflictos significativos con sus familias. Sin embargo, notó algo que le llamó la atención. Solo en casos puntuales y escasos estos jóvenes presentaban rasgos de liderazgo, nunca tuvieron problemas con figuras de autoridad, incluso decían que debían seguir las reglas, aunque pudieran ser estas injustas. Estos sujetos fueron descritos por el investigador como sumisos a la autoridad. De hecho, Grinker los denominó “homoclites” un término en latín para referirse a aquellas personas que siguen las reglas (Ghaemi, 2011). Ser normal es ser un homoclite, fue la conclusión a la que llegó Grinker

Los hallazgos anteriores resultan interesantes a la hora de discutir acerca de la noción de salud mental o normalidad. Los científicos en su quehacer diario trabajan sobre supuestos, es decir dan por sentado ciertas nociones acerca de la realidad, el método con el cual trabajan o conceptos nucleares de su disciplina. Más que dedicarse a cuestionar los supuestos, trabajan con ellos. Hacerlo así es apenas lógico e importante porque permite el rápido avance y la concentración de esfuerzos en el desarrollo del paradigma vigente. Esto es lo que Kuhn denomina el desarrollo de la ciencia normal (Kuhn, 1962). Me parece importante trabajar sobre estos supuestos, sobre todo en psicoanálisis, dónde conviven escuelas que, si bien están de acuerdo en cuestiones fundamentales, como por ejemplo la existencia del inconsciente, parten de supuestos distintos a la hora de abordar temas como lo normal vs. lo patológico, la realidad vs. la fantasía, etc.

Mi interés por centrar esta discusión en la obra de Otto Kernberg radica en que este autor trabaja en forma extensa y profunda sobre varias

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hablar de normalidad en psicoanálisis?

psicopatologías como el trastorno narcisista, la perversión y el trastorno antisocial. En estas, el límite de lo estrictamente clínico se diluye con facilidad. Estas psicopatologías son de reciente conceptualización si las comparamos con entidades como la melancolía y la manía, de las cuales tenemos descripciones detalladas desde el periodo clásico griego. En especial, estas tres entidades trabajadas por Kernberg pueden fácilmente enmarcarse en discusiones sobre los juicios de valor. El psicoanálisis en su inicio pretendió ser una ciencia carente de estos juicios; sin embargo, hoy en día vemos que ni las ciencias “más puras” pueden librarse de dicha condición.

Trabajar entonces sobre lo que subyace al quehacer clínico nos permite tener una mejor comprensión de este, a la par nos permite un poco más de libertad para realizar crítica, entendiendo esto no solo una valoración en contra, sino también un ejercicio en donde se rescatan elementos valiosos y positivos. En este ensayo me centraré en el supuesto de la normalidad que subyace en algunas obras de Otto Kernberg, principalmente en la denominada: Agresividad, narcisismo y autodestrucción en la relación terapéutica (2004) y también en su obra escrita como coautor denominado: Handbook dynamic psychotherapy for higher level personality pathology (2007).

Lonormalylopatológico

Si bien este conflicto está presente en todas las áreas de la medicina, en psiquiatría se vuelve más problemático ya que las influencias culturales, religiosas y políticas afectan de forma más directa a estas categorías. Desde la antigüedad se han conocido fundamentalmente cuatro entidades

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hablar de normalidad en psicoanálisis?

Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

nosológicas: manía, melancolía, letargia y frenesí (Ackaerknecht, 1962). Hoy el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM 5) puede tener más de 200 entidades psiquiátricas. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Es el simple resultado de una ciencia que crece progresivamente con el tiempo? No necesariamente.

Lo normal y lo patológico también están estrechamente relacionados con los valores morales predominantes en cada época. Entidades como la discapacidad intelectual, el narcisismo o la sociopatía, si bien podrían ser vistos como problemas, no eran considerados en su naturaleza como enfermedades. Es con la aparición de la doctrina de la degeneración que el espectro de los “anormales” se amplió. Esta doctrina permitió la aparición de nuevas entidades diagnosticas como la cleptomanía, incluso entidades hoy en día controvertidas como la ninfomanía (Caponi, 2009).

Resulta importante observar cómo Kernberg deja implícitas ciertas concepciones que tiene acerca de la ciencia y su sistema nosológico. Por ejemplo, establece que:

Las inevitables discriminaciones ideológicas y culturas arraigadas en la teoría psicoanalítica han tendido a corregirse por sí mismas a lo largo del tiempo. Aun así, es aleccionador recordar que hace tan solo 100 años el psicoanálisis estaba completamente de acuerdo con una comunidad científica que consideraba que la masturbación era una peligrosa forma de psicopatología, y que la literatura agrupaba en el mismo lugar la homosexualidad y las perversiones sexuales. (Kernberg, 2004, p. 76)

Es decir, si bien reconoce los prejuicios en que el psicoanálisis ha caído como toda ciencia, también plantea que es una cuestión de tiempo llegar a cierto estado de “corrección”, mostrando entonces una noción lineal

134 ¿Podemos

de progreso de la empresa científica. Desde el postempirismo se ha sospechado de dicha postura. Por ejemplo, Kuhn plantea que la ciencia se desarrolla a través de unos paradigmas que son inconmensurables, es decir, no los podemos comparar y, por lo tanto, se pone en duda la noción de linealidad de la ciencia.

En otros apartes, Kernberg define qué es la sexualidad normal. Establece que esta tiene relación con algunos parámetros como el disfrute, integrar el sexo con lo emocional que implica estar en pareja, lo cual excluye una agresividad o una relación explotadora y también plantea como criterio la genitalidad (Kernberg, 2004). Se cuida de meterse en camisa de once varas cuando aclara los criterios en relación con diversas prácticas sexuales. Al respecto dice que:

Lo que estos criterios propuestos dejan de lado son los asuntos de exclusividad, de la duración de la relación, y del género del objeto sexual; porque probablemente es en estas áreas que un enfoque científico se encuentra particularmente vulnerable a la contaminación de las discriminaciones ideológicas y culturales. (Kernberg, 2004, p. 77)

Vemos entonces que no se quiere comprometer a decir que prácticas como la homosexualidad, la poligamia o el poliamor de nuestros tiempos son anormales, pero tampoco dice que se pueden determinar categóricamente como parte de la sexualidad normal. Me parece que da más pistas, cuando continuando con el mismo asunto dice que: Hay buenas razones teóricas para considerar que una relación heterosexual estable es el resultado normal de los conflictos edípicos y de su resolución sublimada en la adultez. No obstante, los determinantes biológicos y la bisexualidad intrapsíquica primaria pueden influir

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¿Podemos hablar de normalidad en psicoanálisis?

Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

poderosamente sobre la elección del objeto y, bajo la influencia de factores culturales, quizá determine junto con estos los diferentes caminos a la elección del objeto en ambos géneros. (Kernberg, 2004, p. 77)

Observamos entonces que abre una puerta para que la homosexualidad no se considere de entrada como patológica, quedando otras prácticas sexuales diversas fuera de esta valoración. ¿Por qué para Kernberg es difícil asumir categóricamente que prácticas sexuales consideradas como no normadas pueden considerarse “normales” como sí habla de la relación heterosexual? Considero que esto tiene que ver con la valoración y el concepto de la sexualidad en la historia y sus relaciones con lo religioso. El origen de la perversión se asocia a la idea de pecado, ya que bajo esta noción Dios tenía la intención de que el sexo solo tuviera fines procreativos. Por lo tanto, cualquier práctica que se saliera de este mandato se consideraba perversa, como por ejemplo la masturbación, el sexo anal, el sexo oral, la zoofilia. Curiosamente el sexo homosexual entre dos mujeres no llamaba tanto la atención, ya que el juicio caía sobre las practicas dónde había semen derramado. Esto daba pie a diversas discusiones filosóficas como por ejemplo la que planteaba Tomás de Aquino respecto a la gravedad de estos pecados. Entre más se alejara del plan divino (la procreación) era más grave la conducta. Bajo este criterio, la violación por ejemplo no era tan grave como otras prácticas, ya que la primera podía llevar a la concepción (Palacios, 2018). Me parece que el mandato divino relacionado con la procreación ha mutado en el mandato de la genitalidad en el psicoanálisis clásico y luego en el mandato de la relación objetal. Recuérdese que cuando la normalidad se relacionaba con el logro de la genitalidad, la homosexualidad, al

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presentarse como una fijación en el desarrollo psicosexual, era presentada entonces como una patología. Desde el punto de vista de las relaciones objetales en la interpretación que hace Kernberg, la homosexualidad no sería de entrada una patología. Empero me parece que es un nuevo juicio de valor que deja por fuera diversas prácticas sexuales que no están normadas por una relación objetal “madura”. Sin embargo, Kernberg es consciente de dicho problema cuando nos habla de no caer en la defensa contratransferencial del sexo normal. Establece que si el paciente se encuentra a gusto con su perversión dentro de un límite razonable (en cuanto amor y empleo), el analista no debería incitar al paciente a adoptar un patrón sexual diferente (Kernberg, 2004).

Con relación al narcisismo ocurre algo similar. Kernberg habla de una triada que implica amor patológico hacia sí mismo, amor patológico con el objeto y superyó patológico. El primer componente de la triada se expresaría con una necesidad de admiración, de sentimientos de grandiosidad alternándose con sentimientos de inferioridad. El segundo componente se expresaría a través de la envidia, el desinterés, la explotación y una dificultad que llega, la incapacidad de depender de los otros. El último elemento de la triada se expresa con un poco de valoración de los elementos éticos, estéticos o intelectuales, dificultades para asumir la crítica y una autoestima regulada más por la vergüenza que por la culpa. Ve en esta patología una dificultad en la forma como se desarrollan las relaciones de objeto, ya que en lugar de integrar aspectos tanto positivos como negativos tanto de los objetos como de sí mismo, esto está reprimido y disociado generando un sí mismo grandioso y presuntuoso y unos objetos dónde se depositan los aspectos negativos (Kernberg, 2004).

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¿Podemos hablar de normalidad en psicoanálisis?

Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

Vemos entonces que, como en la sexualidad, la normalidad depende de un desarrollo adecuado de las relaciones objetales. En esta misma vía piensa Jorge Tizón, pensando más en la sociopatía, cuando expone sus ideas sobre psicopatología y poder A Tizón, quien basa su trabajo en la teoría de las relaciones objetales, se le hace difícil entender cómo personajes como Eichmann, Hitler y Pinochet no puedan considerarse como personas francamente patológicas, sino acaso como personalidades anormales. Piensa que esto tiene que ver con la tendencia de la medicina y la psiquiatría de parecer una disciplina empírica que no se compromete con juicios de valor.

Piensa que la psicopatología sí debería tener un fundamento el cual tomar como eje, este sería la defensa de la vida humana, ya que no habría nada más patológico que atentar frente a ella (Tizón, 2014). Tizón es más explícito que Kernberg al declararse partidario de un juicio de valor como un eje clasificador de la psicopatología. ¿Y cuál sería el problema de esto? ¿No estamos la mayoría de acuerdo que hay que defender valores como la vida? Creo que el problema no es tan sencillo.

Me parece que alguien que expone las dificultades de este enfoque es Heinz Kohut en su artículo que precisamente denomina los juicios de valor que rodean al narcisismo. En este trabajo hace observaciones epistemológicas interesantes, como que toda observación está medida de algún modo por elementos teóricos Sin embargo, se centra en los problemas de los usos valorativos en el psicoanálisis de términos como narcisismo. Piensa que se ha tomado como un supuesto central en nuestra disciplina, como también en la psiquiatría, el hecho de que el desarrollo humano puede ser mejor evaluado si se observa su relación con los objetos.

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Otro supuesto importante ha sido considerar la madurez como buena y la inmadurez como mala. Cree que esto puede estar relacionado con juicios valorativos que han dominado históricamente nuestra cultura occidental, como, por ejemplo, el mandato de amar al prójimo como a sí mismo como también la interpretación darwiniana que lo “inferior” en la escala evolutiva es peor que los elementos en la escala “superior”. Cree que estos criterios pueden ser aplicados a muchas situaciones, mas no a todas. Un elemento en mejor posición como criterio central sería el concepto de “adaptación” de Hartmann. Lo que sería adaptativo dependería de ciertas circunstancias y, en algunas ocasiones, lo que se considera usualmente como inadaptativo podría resultar lo más útil o adaptativo. Pone como ejemplos situaciones donde un líder mesiánico podría liderar una lucha contra la opresión (Kohut, 1990). Entonces, volviendo a Kernberg o Tizón, esos límites entre lo normal y lo patológico se vuelven más complejos cuando no subyacen criterios valorativos como el de bondad o maldad. En la misma vía de Kohut piensa Nassir Ghaemi en su libro Locura de primer orden (A first-rate madness). Su tesis central es que los buenos lideres mundiales en tiempos de paz son aquellos que son considerados como “normales”. Sin embargo, estos tienden a fracasar en situaciones de grave inestabilidad política, siendo los lideres con evidentes rasgos psicopatológicos quienes triunfan en estos escenarios. Los líderes “normales” tienden a ser idealistas, muy optimistas, no tan receptivos al sufrimiento al no haber sufrido ellos mismos, al provenir generalmente de pasados con pocas adversidades, tienden también a tener dificultades con la adversidad. Respecto a los líderes no tan sanos, Ghaemi hace referencia sobre todo al trastorno depresivo y al trastorno afectivo bipolar. Estas

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Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

personas se caracterizarían por un mayor realismo, resiliencia, empatía y creatividad. Pone ejemplos históricos de lideres como William Sherman, Ted Turner, Winston Churchill, Abraham Lincoln, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, entre otros, quienes se destacaron por sacar adelante a sus pueblos en momentos de gran adversidad (Ghaemi, 2011).

Aunque estas discusiones acerca de lo normal, lo patológico y la adaptación parecieran recientes, no lo son. Aristóteles comparaba la melancolía con el vino en la medida que pensaba que de forma moderada agudizaba los sentidos, pero ya mucho los nublaba. Cesar Lombroso decía que el genio era un “degenerado superior”, es decir, el genio era un enfermo mental; en el cuadro Melancolía I de Durero (1514) se representa una relación entre las ciencias, las matemáticas y la melancolía. Michael Foucault, en su libro Historia de la locura en la época clásica, narra cómo la ilustración impone la racionalidad como eje social y todo lo que se alejó de esta, como la locura, perdió valor social y fue desterrado.

Para este autor esto no siempre fue así, por ejemplo, consideraba que en la edad media el “loco” era portador de cierta sabiduría. Gahemi concuerda al decir que en la cultura occidental prevaleció la noción de inteligencia=salud mental propuesta por Galton sobre la visión de Lombroso que asociaba genialidad con la locura Contemporáneamente investigadores como Simon Baron Cohen han encontrado estrechas relaciones entre el espectro del autismo y la proclividad de quienes portan estos rasgos de una forma leve o a veces marcada de estudiar carreras relacionadas con la ciencia y tecnología.

Por último, en las obras examinadas, Kernberg deja ver cierta definición de salud mental cuando clasifica las estructuras de personalidad

y habla de una psicopatología de alto funcionamiento. Este tipo de patología es difícil compararla con las categorías usuales del DSM, ya que estaría en un nivel subumbral de lo que el DSM considera trastornos de personalidad. Por lo tanto, sería más equiparable a lo que el Manual de diagnóstico psicodinámico (PMD) denomina “personalidades neuróticas”.

La psicopatología de alto funcionamiento se caracteriza por rasgos generales de inflexibilidad y rigidez, como también poseer algunos patrones inhibitorios o reactivos, uso de defensas basadas en la represión. También definen un nivel de personalidad normal basado en una identidad consolidada, defensas maduras, no basadas estas en la represión sino en el uso de estrategias de enfrentamiento adaptativas (Caligor et al., 2007).

Es difícil establecer cual es el límite entre una psicopatología de alto funcionamiento y una estructura normal. Parecería que esta última es más resultado de un ideal que de algo que se pueda medir y contrastar. En algunos ejemplos clínicos muestra cómo la salud mental está relacionada con cierta noción de productividad y éxito de corte capitalista como en el caso del profesional casado de 40 años quien tenía problemas con la rabia y las figuras de autoridad. Uno de sus problemas principales era la dificultad en aprovechar las oportunidades que le podrían generar más lucro o ubicarlo en una mejor posición de influencia (Caligor et al., 2007). Esto recuerda la noción freudiana que la salud mental tiene que ver con la capacidad de amar y trabajar con la cual, si bien estoy parcialmente de acuerdo, le agregaría también la concepción de Victor Frankl, quien indica que salud mental también tiene que ver con la capacidad de sufrir

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hablar de normalidad en psicoanálisis?

Un abordaje desde el punto de vista de la obra de Otto Kernberg - JPO

Conclusión

En las obras revisadas de Otto Kernberg subyacen unos supuestos que tienen que ver con normalidad. Tanto en el trastorno narcisista como en la definición de sexualidad subyace que la normalidad tiene que ver con relaciones objetales maduras. También al definir la estructura de personalidad de alto funcionamiento establece una normalidad que más que unos criterios claros, parecen un ideal a alcanzar. Autores como Kohut o Ghaemi ponen en entredicho que lo aparentemente normal no siempre es lo más adaptativo. Esta discusión tiene raíces históricas que reflejan cómo los juicios de valor que involucran a la cultura occidental se entretejen con las nociones científicas desarrolladas.

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¿Podemos

Referencias

Caligor, E. Kernberg, O. & Clarkin, J. (2007). Handbook dynamic psychotherapy for higher level personality pathology American psychiatric publishing. Caponi. S. (2009). Por una genealogía de la anormalidad: la teoría de la degeneración de morel. Scientle estudia.

Kohut, H. (1990) Los juicios de valor que rodean al narcisismo. Los seminarios de Heinz Kohut. Capítulo 1 Los juicios de valor que rodean al narcisismo. Compiladora Miriam Elson. Editorial Paidos.

Kuhn, T. (1962). Las estructuras de las revoluciones científicas. Fondo Económico de la Cultura. Ghaemi, N. (2011). A first-rate madness. The penguin Press.

Kernberg, O. (2004). Agresividad y narcisismo. Manual moderno. Palacios, R. (2018). La vida erótica de los filósofos. Libros Malpensante. Tizón, J. (2014). Psicopatología del poder Herder

Fecha de recepción: 10 de mayo, 2022. Fecha de aceptación: 24 de junio, 2022

Contacto: Juan Pablo Ortiz Londoño juanpablo306@gmail.com

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ENSAYO

Genialidad y perversión: los casos de Lewis Carroll y Michael Jackson. La exhibición de los pecados del genio en el arte: una mirada psicoanalítica

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Yesenia Lindeman Vergara

“El amor sin pecado es como el huevo sin sal.” Luis Buñuel

Elconceptode“perversión”

A pesar de que en psicoanálisis la palabra “perversión” sigue vigente, no sucede lo mismo en otras disciplinas como la medicina, el derecho y la cultura en general. Proviene del latín perversus: y significa “Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc. Perturbar el orden o estado de las cosas” (Real Academia Española, s.f., definición 1 y 2). Sus componentes léxicos son: el prefijo per (a través de, por completo) y versus (dado vuelta). Se refiere a un cambio en el uso, tomar una cosa por otra, cambiar el fin o función de una cosa. Es así como existe en la definición de “perversión” una connotación moral: lo malo, lo que va en Psicoanalista en formación del Instituto IDEAL de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. 26

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contra de las normas de la sociedad. En el uso coloquial actual se refiere a conductas muy amplias que pueden ir desde el calificativo que se hace del político corrupto hasta el fetichista o el pedófilo.

Aunque el término “perversión” puede rastrearse desde el latín, es en la tradición judeocristiana donde adquiere una connotación de perturbación del orden natural. A la perversión se le teme porque corrompe a los hombres, lleva a los vicios y los excesos. La inquisición persiguió y castigó a los pecadores, en particular a los adúlteros, bígamos y todas las conductas de tipo homosexual, masturbatorias o lujuriosas, dado que eran prácticas que se consideraban como antinaturales porque iban en contra de las leyes de Dios (López Ortega & Capetillo Hernández, 2020). El tener sexo que busca solo el placer era considerado una forma de perversión porque el fin natural de la actividad sexual se consideraba la procreación. Las prácticas contraceptivas serían corrupción de las leyes divinas.

En el siglo XVIII, con el movimiento de La Ilustración se prefierela ciencia sobre la religión, se intenta realizar un cambio de paradigma descartando el concepto de “pecado” por una concepción biológica del erotismo con la introducción del concepto de “instinto”, conservando el ideal de una sexualidad normal, donde las desviaciones pasan a ser patológicas, es decir se pasa de lo inmoral a lo enfermo. En 1886, el psiquiatra Krafft-Ebing desarrolla en su obra Psychopathia Sexualis (2011) una clasificación y una descripción de comportamientos sexuales desviados. Algunos de los términos utilizados se originaron a partir de nombres propios de literatos de la época, como el Márquez de Sade, de quien se origina la palabra “sadismo”, y Sacher Masoch, de quien se origina la palabra “masoquismo”. Ambos artistas tenían la característica de

exponer en su obra, con marcado detalle para la época, las peculiares aficiones o conductas sexuales violentas de sus personajes, que incluían los abusos sexuales de mujeres virtuosas y la práctica de azotes, humillación y contratos de dominación sobre una mujer robusta.

Hace más de cien años Freud se rehusó a mantener el carácter patológico del fenómeno de la “perversión”. En este sentido su aporte es revolucionario al desligar lo perverso de lo innatamente enfermo y diferente y considerarlo parte de lo humano. Para Freud, la sexualidad original es polimorfa perversa, queriendo expresar con esto que está constituida por pulsiones parciales, es decir, que el instinto biológico en la naturaleza humana tiene una representación pulsional sin un objeto y fin predeterminado que antes de integrarse en una sexualidad genital tiene múltiples fines autoeróticos: oral, anal, etc. Hay un carácter evolucionista en esta visión de Freud, que implica que la llegada a una sexualidad adulta y genital es una meta posterior del desarrollo psicosexual y que las perversiones son una alteración en el mismo.

Pasaron algunas décadas y varios movimientos políticos para que la Asociación Americana de Psiquiatría, (APA, por sus siglas en inglés) reemplazara en el Manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales (DSM) en 1987, el término “perversión” por la palabra “parafilia”, que igualmente hace referencia a las conductas sexuales atípicas, sin cargar con la censura que implicaba la expresión anterior Asimismo, el manual indica que para considerar una conducta sexual como patológica, esta debe ser rígida, causar daño a la persona o a otra persona o practicarse con personas que no están conscientes o no tienen capacidad de consentir. Es decir, no toda práctica erótica poco tradicional es una parafilia, se

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considera como tal solo cuando es destructiva para sí mismo u otros, aunque en esencia las conductas perversas o parafílicas siguen siendo las mismas: fetichismo, voyerismo, sadismo, masoquismo, necrofilia, zoofilia, pedofilia etc. Se retira del DSM la conducta homosexual, antes denominada invertida, asumiendo que es la capacidad de relación y no el sexo lo que marca la normalidad.

En el psicoanálisis, la discusión frente a lo perverso ha continuado. Durante la década de los años sesenta, Lacan en sus seminarios propone una visión estructural de la “perversión” que discrepa de la perspectiva descriptiva. Para él, la “perversión” es una constitución estructural del sujeto diferente de la estructura neurótica y de la estructura psicótica. El factor diferencial de la estructura perversa es una relación particular con el “otro” como semejante y del “otro” como sancionador de la Ley Esto implica una constitución particular del “superyó”, dado que, al final este es una internalización de la relación con el “otro”; y del “yo”, dado que el perverso no reconoce a la cultura como un marco y se rebela ante ella a través del uso de la desmentida como mecanismo de defensa. Así mismo, esta rebeldía involucra una habilidad para generar angustia en el otro, en la medida en que su pasión está centrada en el deseo de gozar y hacer gozar al otro más allá de sus deseos reconocidos.

Autores como Lapanche et al. en esta misma época definen “perversión” como todas las actividades sexuales que no corresponden al coito entre dos personas heterosexuales:

“[…] desviación respecto al acto sexual normal, definido como el coito con una persona del sexo opuesto dirigido al logro del

orgasmo dentro de la penetración genital. Se dice que hay perversión cuando el orgasmo se alcanza con otros objetos sexuales (homosexualidad, paidofilia, bestialidad, etc.), cuando el orgasmo está subordinado absolutamente a condiciones extrínsecas, que incluso pueden bastar por sí mismas para aprovechar el placer sexual (fetichismo, travestismo, voyerismo). (1973, p. 306)

Sin embargo, otros analistas contemporáneos como Otto Kernberg definen la perversión poniendo el acento en aspectos diferentes. Para Kernberg, la “perversión” está determinada por el patrón restrictivo de conducta sexual, que combina la expresión de pulsiones parciales infantiles como condición obligatoria e indispensable para la excitación y una inhibición en el disfrute del placer fuera de estas fantasías.

En esta perspectiva, la “perversión” no se relaciona con el carácter, sino que se puede presentar tanto en las organizaciones neuróticas de la personalidad como en las limítrofes y en las psicóticas, aumentando su gravedad a medida que se avanza en este continuo. Destaca la importancia de la presencia de la infiltración de la agresividad en las fantasías sexuales de carácter primitivo oral o anal sádico, necesidades de control en el objeto y falta de preocupación por el otro como un marcador de gravedad y de peor pronóstico.

La“perversión”enlaobradeOttoKernberg

A diferencia de la definición más restrictiva de Laplanche, para Kernberg, las prácticas homosexuales y el uso de fantasías de carácter pregenital no son por sí mismos indicadores de anormalidad. Según

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Kernberg, la excitación sexual intensa, que se requiere en una relación sexual satisfactoria, depende de la liberación temporal de los cánones sociales que controlan los elementos pregenitales de la sexualidad. Dicho en otras palabras:

“En una relación de pareja la agresión se expresa en relaciones de objeto parcial que se activan en el juego sexual, en fantasías y actividades sádicas y masoquistas, en el uso del compañero como objeto y en la excitación de ser usado de ese modo.” (Kernberg, 1994)

En su libro “La agresión en las perversiones y en los desórdenes de la personalidad” (2004), Kernberg reflexiona respecto a similitud de las fantasías sexuales de los sujetos con síndrome de narcisismo maligno y los pacientes con perversiones sexuales sádicas y masoquistas.

El factor común que Kernberg resalta es la agresividad de las fantasías: la destrucción de los genitales, el devoramiento destructivo de los pechos, la confusión zonal, el uso de la promiscuidad. Divide las relaciones en buenas y las que pueden desatar su violencia, hacen parte de un espectro que presenta mayor gravedad. La presentación de las conductas perversas entonces varía dependiendo de la estructura de personalidad del sujeto.

En los pacientes “neuróticos”, la conducta perversa sirve, por un lado, como una forma de mantener un control omnipotente en la fantasía, con la correspondiente inhibición importante de la sexualidad relacionada con angustias de castración. Estos pacientes muestran, por otro lado, una

capacidad para tener relaciones objetales profundas y sólidas, y durante el tratamiento no se reactivan reacciones objetales primitivas como en los pacientes “borderline”.

Los pacientes “limítrofes” utilizan mecanismos de defensa primitivos y presentan caos en las relaciones objetales, fantasías propias de una “sexualidad polimorfo-perversa” con una agresividad característicamente mayor de origen preedípico. Las figuras primarias son vistas como marcadamente sádicas, por lo que el sujeto requiere del control absoluto sobre el objeto. Estas personas temen el desamparo y ante la angustia acuden a la “perversión” como renegación de la realidad.

En los pacientes narcisistas y sociópatas de organización “borderline” de la personalidad se suman a estos problemas una idealización de la conducta perversa condensada con idealización del “sí mismo” presuntuoso patológico, generando conductas francamente peligrosas para la persona o para su pareja sexual. En los casos más graves de estructura “borderline” y de trastornos narcisistas malignos asociados, el sexo se pone al servicio de la agresión. Autores como Meltzer (1974), Bion (1957) y Kernberg (2004, 2005) denominan al fenómeno “perversidad” para diferenciarlo de la “perversión”, destacando el fin destructivo de la relación. En resumen, al calificar la gravedad de las conductas perversas se debe evaluar la infiltración de la pulsión agresiva, los componentes de las fantasías preedípicas en la sexualidad y relación objetal, la capacidad de preocupación por el otro y la mutualidad en la relación sexual (Kernberg, 2005). La explicación del DSM coincide con el concepto de Kernberg en aceptar conductas perversas dentro de la sexualidad normal, siempre y cuando estén enmarcadas dentro de una relación de respeto por el otro y

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contengan unos montos de agresividad que permitan el placer sexual sin estar dirigidos hacia la destructividad del objeto.

Lagravedaddelapedofilia:

Para Lacan, la “perversión” es una estructura en sí misma. Para los psicoanalistas de las relaciones objetales, es la fantasía primitiva cargada de agresividad. La negación de la castración, es decir, “la desmentida” se ha descrito como el mecanismo defensivo típico del perverso. En la genitalidad edípica, la pulsión sexual se reprime frente al temor de la castración, pero en la “perversión” se establece una doble posición: “la desmentida”, el reconocimiento de la castración y aun así el actuar como si esta no existiera. Esto se manifiesta en la conducta como el reconocimiento de la norma, pero oponiéndose a ella. No es que no exista la realidad o se niegue como en la psicosis, sino que se enmascara.

También se desarrolla en el paciente una idealización, a veces explícita, a veces secreta, de su perversión como superior a las relaciones genitales “comunes”. El perverso utiliza en su perversión un fetiche, una situación o un tipo de compañero sexual de un carácter ideal que aumenta su excitación sexual. Esto también ocurre en el campo de las relaciones amorosas y las relaciones sexuales normales, donde la proyección del ideal del yo sobre el objeto sexual incrementa la gratificación sexual que se obtiene en el encuentro.

En el caso del pedófilo se evidencia “la desmentida” de las diferencias generacionales y se desmiente la incapacidad del niño para oponerse. Esto lleva al pedófilo a la construcción de teorías respecto a la realidad de la relación: con frecuencia mantienen la idea de una relación

amorosa real entre el niño y el abusador o se desculpabilizan al mantener que el niño deseaba el encuentro sexual.

El perverso pedófilo es un sujeto que ejerce su acto como un ejercicio de poder que apunta a desubjetivizar al niño al convertirlo en objeto. Su selección de objeto sexual es un objeto que se ha idealizado y que corresponde a sí mismo en sus etapas infantiles, la relación ideal que desea es la relación entre su madre y él mismo.

El niño desubjetivizado por su propio padre, generalmente en la presencia de una madre pasiva, desarrolla una tolerancia a estos tratos y crea su propia ley respecto a su relación con los niños. Así, puede mantener a la infancia como un aspecto idealizado que se debe cuidar al tiempo que hace uso de los niños como objetos. El pedófilo escoge un objeto-niño con el que se identifica, buscando cumplir con su deseo incestuoso o reclamando la presencia de la madre que no lo cuidó. El niño es el fetiche de supervivencia para el pedófilo (Gómez García & Gómez Lozano, 2019).

Doscasosdeartistasylaidealizacióndesuperversión

La idealización de la perversión es uno de los aspectos que Kernberg remarca que hacen difícil su tratamiento: el énfasis en las cualidades estéticas del objeto o del escenario sexual. Freud lo había mencionado previamente en su frase “es difícil que los perversos satisfechos tengan razones para acudir al análisis”. La “perversión” como consecuencia de la escisión permite que subsista el desconocimiento de la realidad.

Un ejemplo de esto son las cartas y las fotos de Lewis Carroll, cuyo nombre era Charles Lutwidge Dodgson, a niñas pequeñas. Mientras Alicia

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en el país de las maravillas era un cuento que ya se vendía hacía algunos años, él seguía teniendo afición por entablar relaciones con niñas. Aquí un fragmento del contenido de una de las cartas que envía a los padres:

Muy señor mío: Espero que disculpará la libertad que me tomo al dirigirme a usted, así como la libertad que me tomé hace unos cuantos días al hacer amistad con su hija pequeña, pero creo que ni siquiera alguien que no sea, como yo soy, un gran amante de los niños podría dejar de sentirse atraído por ella. Como deseo dejarle en su domicilio un librito (librito que ya he regalado en distintas ocasiones a otras amiguitas), he llevado a cabo dos expediciones, en vano, para encontrar su alojamiento. Como no tengo la dirección correcta y, dado que ya no la veo en la playa, el único camino parece ser escribirle a la dirección de la ciudad. Si usted me permite regalarle el libro, indíqueme, por favor, si lo mando a Londres o a qué dirección. (El libro se titula Alicia en el país de las maravillas, Carroll. 20, p. 35)

Posteriormente, una vez le han permitido establecer correspondencia con la niña, le escribe:

Mabel: “No me has dicho si me permitirán tomarte prestada o no. Quizá tú no te atrevas a venir del todo sola a una expedición tan alarmante”. Supongo, por lo que dices sobre lo de ir de vacaciones, que te dejarán venir, pero quiero estar seguro. ¿De qué sirve hacer todo el camino hasta Islington para buscarte, si después descubro que no

te puedo tener? (Eso no es una adivinanza). Si vengo, será sobre las once o las doce. Te daré algo de comer (pan, queso y manteca) sobre la una o las dos, y te llevaré de vuelta, cansada y enfadada, a las tres o las cuatro o las cinco, como puede ocurrir: justo en el momento en que me canse de ti, ya sabes. Así pues, escribe, mi pequeña gatita, y di “sí” o “no” y mándamelo a “The Chestnuts, Guilford”. Voy a ir allí dentro de uno o dos días, y puede que esté toda la semana que viene. Desde allí puedo llegar fácilmente a Londres para pasar el día, ya que solo está a una hora de viaje. Con afecto,

Lewis Carroll (Carroll. 2010, p. 46)

Figura 1

Fotografía de Alice Pleasance Liddell

Nota. Ella fue la inspiración para las aventuras de la Alicia en el país de las maravillas. Tomado de https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/8378 inquietantes fotografias-hechas-por-lewis-carroll-incluyendo-a-la-real-alice-inwonderland-1856-1880.html.

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En estos fragmentos, Dodgson exalta su amor en general por los niños, así como las características especiales que hacen que no pueda evitar “sentirse atraído por la niña”. En el segundo fragmento se puede observar ya la necesidad de control en frases como “descubro que no te puedo tener” o “en el momento que me canse de ti”.

De similar contenido son las cartas que fueron enviadas a los padres y los chicos de Neverland, donde, en un tono amistoso, Michael Jackson pide permiso a los padres para entablar una amistad con un niño porque este es realmente especial. Hay en su discurso una exaltación e idealización de la infancia perdida y Neverland representa esto. En la entrevista con Martin Bashir presentada para el documental de televisión “Living with Michael Jackson” en el año 2003 dice:

“Peter Pan representa la juventud, la infancia, no crecer nunca, […] la magia, volar, todo lo que creo que es ser niño, un mundo maravilloso y mágico, todo lo que eso significa para mí y nunca he dejado de ser eso, nunca crecer […] Yo soy Peter pan […].” Bashir le responde: “Eres Michael Jackson”. A lo que Michael contesta “Soy Peter Pan en mi corazón” (Bashir, 2003).

En la historia de Michael se puede rastrear en su propio relato una infancia marcada por la violencia sádica instituida por su padre, una relación donde él no existía como sujeto, sino como un objeto perteneciente a la banda de música, de su padre refiere:

Cuando ensayábamos, nos pegaba con cables, con lo que tuviera, nos tiraba contra un muro […] él perdía el control, mi madre le gritaba, ¡para!, los vas a matar […] su presencia, solo verlo, me

daba ganas de vomitar, a veces me desmayaba, realmente lo odiaba (Bashir, 2003).

La relación con sus propios hijos la describe con una falta de inscripción de rol paterno, así como el mismo pareció haber sido un útil de su padre, sus hijos son extensiones de él, quizás “self-objects“. “Blanquet”, manta en español, es el nombre del último hijo de Jackson. Al escucharlo explicar el origen del nombre, es muy difícil no pensar en un objeto transicional. Asimismo, del nacimiento de su primer hijo cuenta: Cuando nació, me lo llevé del hospital con placenta y todo […] su madre dijo que estaba bien, ella me lo dio como un regalo para mí. Ella lo hizo por mí, es una persona maravillosa. Me dijo, necesitas ser padre. Ella quiso hacerme ese regalo, fue su regalo. Yo me paseaba por la casa con muñecas en brazos, fue un gesto precioso […] (Bashir, 2003).

Las descripciones de Jackson son impactantes por su relato cargado de contradicciones y elementos fantásticos de contenido primitivo como “llevarse al niño con placenta y todo” y cargar muñecas ansiosamente como si fuera su madre; además, por la dificultad del entrevistado de captar la rareza de su descripción y la reacción crítica del entrevistador con las respuestas.

Esta escisión de aspectos contradictorios de la realidad psíquica del individuo tan marcados en la pedofilia, le permiten al sujeto convivir y adaptarse a la realidad, mientras secretamente la desmiente y hace cumplir sus deseos sin cuestionarse al respecto. Lo curioso en este y otros casos es

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la complicidad que se genera alrededor de la conducta perversa. Todo da indicios de que hay algo mal en que un adulto insista en dormir solo con niños que no son sus hijos y sin embargo se tolera y, en este caso, hasta se publicita la situación por años hasta que sea censurada. Bion podría proponer que una parte no psicótica de la personalidad puede funcionar al tiempo con otra donde se funciona con mecanismos primitivos que la niegan. De esta forma, un individuo puede ser un amoroso reverendo, cuidoso médico o un artista genuinamente preocupado por el hambre en África, al tiempo que mantiene idealizada su conducta perversa de forma oculta.

Elusodelarteparamanifestarlaperversión

Volviendo a la definición inicial, pervertir es cambiar una cosa por otra, dar vuelta, modificar el fin. Toda la conducta humana, y en general la cultura, es una perversión del orden natural de las cosas. Lacan expresa que una vez el ser humano ha habitado el lenguaje, deja de habitar el orden de lo real. Una vez que el hombre cambia el fin útil de las cosas por el fin del placer estético, como en la gastronomía, la música, el arte, se pervierte su fin natural, es decir, la cultura es una perversión de lo real.

La cultura es un producto de la creatividad, que surge de simbolizaciones de las pulsiones parciales. “Perversión” y arte comparten la característica de despreciar la realidad, crear y creer en algo que va más allá de ella. La transgresión de los cánones, que logra impactar y causar sensación de extrañeza en el espectador, es característica de las obras de grandes artistas como Buñuel, Dalí o Kubrick. Este tipo de experiencia estética con cualidad de rareza que supera a su época, o en una cualidad

de belleza que deja a la realidad mal plantada, vuelve deseable lo imposible y precaria la realidad, y al final en ocasiones logra cambiarla. Finalmente, el lenguaje modifica a la realidad. Todos ellos comparten la característica de no solo modificar el fin de la pulsión, sino idealizar el cambio.

El arte, aunque tiene la posibilidad de representar la realidad, también tiene la posibilidad de mostrar lo falso como verdadero y lo verdadero como falso, y el artista, gracias a su talento, se da la posibilidad de publicar sus fantasías. En el caso del arte, este acercamiento a lo prohibido, a los temas que el neurótico reprime o convierte en síntomas, parecieran ser la fuente de origen de la creatividad del artista. Exhibe sus fantasías en frente de todos, en una situación entre la aceptación de la ausencia y la simbolización como mecanismo para aceptar la realidad. Sublimar no parece ser el mecanismo utilizado. Sería difícil pensar en las mujeres sádicas de Masoch o los perversos violadores de Sade como productos dessexualizados, más bien parecen elementos que generan placer al escritor y al lector.

Se pudiera decir en su favor que lo bueno del arte es que le da salida al mal, o que permite experimentar de forma imaginaria el mal sin probarlo. Sin embargo, el fin del arte no es corregir sino provocar placer. También podría en estos casos el artista exponer de manera tranquila fantasías y conductas que se pueden tomar como que le pertenecen o no y que puede idealizar a la vista de todos (Grimaldi, 1987).

Varios autores, incluyendo a Kernberg, confluyen en la observación de que hay una idealización, a veces explícita, a veces secreta, del perverso por su perversión. En el caso de la pedofilia, la publicación y complicidad que se generan en redes de internet dan cuenta de una necesidad de

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compartir la conducta perversa. Esto se observa también en otras conductas psicopáticas perversas como es el caso de los asesinos seriales que demandan atención de los periódicos y desean que su genialidad criminal sea observada por el público aterrorizado. En estos casos graves de perversión enmarcada en organizaciones psicopáticas de la personalidad, el sí mismo presuntuoso patológico requiere del reconocimiento de su obra. Dado que no hay culpa, no hay necesidad de enmascarar el acto.

Los fragmentos de las comunicaciones de estos dos artistas pueden dar cuenta de los aspectos idealizados de la infancia, con infiltraciones de contenidos en una relación de objeto parcial. Si bien es cierto que el material es muy escaso para hacer un análisis psicodinámico de los personajes como tal, se puede utilizar el material para comprender la psicodinamia de las perversiones, en particular: el mecanismo de “la desmentida”, la escisión de la personalidad y la infiltración de pulsiones sexuales pregenitales con carga agresiva en el discurso.

Referencias

Bion, W. R. (1957). Sobre la arrogancia. En Volviendo a pensar. Ediciones Horme.

DocumentalesDeCine. (27 de noviembre de 2012). Viviendo Con Michael Jackson. D o c u m e n t a l e n e s p a ñ o l [ A r c h i v o d e v i d e o ] Yo u Tu b e https://www.youtube.com/watch?v=oFqF1Ldss8w.

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Fecha de recepción: 23 de mayo, 2022. Fecha de aceptación: 10 de junio, 2022

Contacto: Yesenia lindeman vergara yesselindeman@gmail.com

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ENSAYO

Una mirada al ensayo 'El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen' de Freud María del Socorro González de Navas

La lectura del artículo de Freud El delirio y los sueños en La Gradiva de W Jensen nos lleva a disfrutar el análisis de lo que sucede cuando confundimos sueño con realidad. Estamos en una continua transición, en un continuo cambio que ahora desde la mirada actual, la pandemia, los conflictos de guerra y la lucha contra el cambio climático, se hace aún más evidente.

El protagonista, Norbert Hanold, es un joven arqueólogo que tiene en gran estima un bajo relieve que llamó La Gradiva. Sueña que está en el año 79 d. C. en Pompeya, ve a su Gradiva cubierta por el polvo y la lava del Vesubio. Al despertar, todavía resuenan los gritos de los pompeyanos, pero en realidad es tan solo el amanecer de una ciudad con su alboroto. Se levanta pesadamente y mira por la ventana, oye el cantar de un canario de la casa vecina, siente nostalgia y una profunda tristeza. Ha vivido su sueño como real, piensa en la suerte de Gradiva hace 2000 años. Se asoma a la

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L Psicoanalista. Miembro Asociado de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis.

ventana y al ver pasar los transeúntes, cree ver entre ellos a Gradiva por su andar peculiar Sale corriendo, queriendo constatarlo, tratando de encontrarla. Al no poder hacerlo, se acentúa su sentimiento doloroso y al darse cuenta de su confusión, se le ocurre ir a Italia para liberarse.

Entre las ruinas, le parece encontrarse con La Gradiva y no sabe si es una alucinación: así juega en su mente con el deseo. Lo cierto es que por casualidad encuentra a Zoe Bertgang, su vecina que había sido su amor de la infancia. Ella, comprendiendo el estado mental de Hanold, se propone desenmarañar su enredado pensamiento, lo que consigue haciéndolo recordar sus juegos infantiles.

Freud vincula por primera vez, de forma manifiesta, algunos conceptos con poemas de C.E Meyer en una carta a Fliess en 1898. La curiosidad de Freud por analizar la actividad artística fue también plasmada en otras obras como El Moisés de Miguel Ángel. Ernest Jones (1955), en la biografía de Freud, nos cuenta que fue Jung quien invitó a Freud a leer esta novela considerando que era un verdadero ejemplo de delirio en el sentido psiquiátrico del término (p. 382).

El estudio de Freud sobre sobre esta obra se publicó en mayo de 1907. Freud envió un ejemplar al autor, quien se sintió halagado por el análisis que aquel hizo de su novela y estuvo de acuerdo con sus interpretaciones. Parte de su interés en esta novela se debe al lugar en donde se desenvuelve: Pompeya, ciudad sepultada tras la erupción del Vesubio. Este ambiente le encantaba por la analogía entre el destino histórico de la ciudad y la investigación de los fenómenos psíquicos ocultos en el inconsciente, la metáfora de la arqueología para demostrar lo Cartas a Fliess (20-6-1898).

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mirada al ensayo 'El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen' de Freud -
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manifiesto de lo reprimido, introduciendo el término “reconstrucción”. El nombre Gradiva significa en latín, 'la que camina' o 'la que avanza'. Esta obra ha tenido acogida entre artistas pasando así a ser representada en las creaciones de la mitología surrealista como las de Salvador Dalí y André Masson. André Breton inauguró una galería de arte con ese nombre. Roland Barthes la estudió en sus Fragmentos de un Discurso Amoroso. Freud recomienda la lectura de esta obra debido a su estética y estilo poético que nos permite comprender la represión y el delirio. Norbert Hanold era hijo de una familia adinerada que por tradición familiar se dedicaba a la arqueología. Cuando su madre murió él quedó independiente y con dinero, se apartó de la vida social y los placeres comunes de su edad. En un viaje a Roma descubre el bajo relieve y manda hacer una réplica para ponerla en su estudio. La descripción de la obra es de una joven bella caminando en una actitud particularmente llamativa,” dejando ver sus pies calzados de sandalias, uno de los cuales reposa por entero en el suelo mientras el otro se apoya sobre las puntas de los dedos quedando la planta y el talón perpendicular a la tierra (Jensen, 1946)”. El protagonista queda involucrado en esta escena sin darse cuenta de que había una motivación inconsciente para su sentimiento de atracción hacia la Gradiva. Hanold trata ahora de determinar si el artista ha copiado en su obra la realidad viva. Toda su atención la dedica a observar lo que es el pie y el tobillo de las mujeres, sin interesarse en relacionarse con ellas. Finalmente, descubre que lo soñado no era real. Él tendía a fantasear y estaba obsesionado por la figura de Gradiva, al punto de que su delirio influía en su vida real.

Las fantasías de nuestro personaje nos hacen pensar que él está Gradiva. W Jensen (1946). Ed. Poseidón.

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inmerso en su realidad psíquica (La Planche y Pontalis, 1968). Freud contrapone esta realidad al mundo exterior que tiende a la satisfacción inmediata. Norbert Hanold se da cuenta de que su desasosiego y mal humor no depende solamente de circunstancias exteriores, sino que algo tiene que ver con el mismo.

En la intimidad psíquica de Hanold hay una lucha entre el poder del erotismo y las fuerzas represoras. Son síntomas del delirio: fantasías y actos; son transacciones entre dos corrientes anímicas opuestas, entre el erotismo reprimido y los impulsos que lo mantienen en tal estado delirante: ataque y resistencia. Como resultado, se produce un sentimiento de desasosiego e insatisfacción.

Hanold ve sentada en las escalinatas a Gradiva con un objeto en la mano, como un papiro. Se le acerca y le habla en griego. La Gradiva no le responde. Le hace una pregunta en latín y tampoco responde. Ella se ríe con cierta prudencia y sorpresa, se levanta y le dice: “Mejor sería que me hablaras en alemán” y sale corriendo. Hanold se sorprende: ¡la Gradiva sabe hablar alemán y es real! Ahora, la pregunta es cuál será la relación de esta muchacha con la figura de piedra. Las palabras pronunciadas en alemán… “ya sabía que tu voz resonaba así” y le pregunta si volverá mañana al mediodía. Está tratando de anclarse en el presente, abandonar su delirio y Zoe lo percibe. Norbert le cuenta de su sueño, del interés científico en el manejo de sus pies al caminar y la importancia y atracción que esto le suscita. Entonces ella camina a petición de él quien reconoce que Gradiva y Zoe son la misma persona y la única diferencia con su sueño son las sandalias, porque la joven usa zapatos de tacón. Ella le aclara que su

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mirada al ensayo 'El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen' de Freud -
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nombre es Zoe, que significa vida, y le propone que vuelvan al otro día. Norbert le da la flor del olvido y ella la recibe diciéndole que a las mujeres vivas en primavera se les entregan rosas. Zoe se adapta al delirio de él, no lo contradice y se da cuenta de que la única forma de liberarlo es buscar la génesis del delirio y hacer su análisis. Freud anota que no podemos despreciar el amor como poder curativo.

Él vuelve a soñar y a encontrase con ella y poco a poco se levantan las barreras de la represión. Oye su nombre pronunciado por ella y vuelve a caer en cuenta de que ella es real. Se despierta en él un lejano recuerdo y ella le dice que si en los últimos años se hubiera dignado mirarla se habría dado cuenta que ella sigue siendo Zoe. Gradiva es un eco de los recuerdos infantiles. Entonces, no son arbitrarias producciones de la fantasía, sino que se hallarían determinadas por las emociones infantiles olvidadas. Para Hanold el amor y los recuerdos de su amistad fueron reemplazados por la arqueología. Sus recuerdos estarían bajo la represión y el bajo relieve los representaría. Gradiva avanza hasta hacer posible que surjan en él aquellos afectos que hasta entonces han sido pasivos.

Desde nuestra actualidad. Sabemos desde Freud que cada autor tiene su propia lógica y que podemos seguir su pensamiento a través de su vida encontrando la manera cómo la desarrolla. Desde el psicoanálisis contemporáneo, se reconoce que hay en Freud la marca de dos momentos en el desarrollo de la metapsicología: uno, de la represión, el cual desarrolló en 1915 con sus artículos metapsicológicos, y el otro, de la escisión. Va a usar la represión como valor estructural universal y con la escisión intenta un modelo nuevo, esbozado después de 1930 que dará pie a actuales y muy Freud, S. O. C. vol. I pág. 590

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importantes posiciones psicoanalíticas. La escisión aparece en sus últimas obras.

Yo considero que ya había vislumbrado su hallazgo desde la misma Gradiva. En ella, consciente o inconscientemente, Freud se refiere a la escisión del yo, cuando, en forma poética, señala como objeto de estudio el tobillo, el pie y el andar de la mujer como la refinada visión de algo todavía no pensado, pero ya presentido. Hace alusión al fetichismo: la fuerza de la represión se expresa en el fetiche. El psicoanálisis contemporáneo vuelve materia de investigación lo que antes eran los límites de analizabilidad. Las actuaciones, las imposibilidades representacionales, y todo el campo de lo evacuativo no pensado son en la actualidad el material que enriquece el mundo de la investigación psicoanalítica.

Referencias

Jensen, W (1946). Gradiva Poseidón.

Jones, E. (1955). Freud. Salvat Editores.

Freud S. Vol. I El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen

mirada al ensayo 'El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen' de Freud - MSG

Freud S. Vol. III Construcciones en Psicoanálisis (1937). Obras Completas Vol. XXIII (1992). Amorrortu Editores. Freud, S. (1986). Cartas a Fliess (1887-1904). Amorrortu Editores. Buenos Aires. Laplanche, J. y Pontalis, J. (1977). Diccionario de Psicoanálisis. Editorial Labor Barcelona.

Fecha de recepción: 3 de abril, 2022. Fecha de aceptación: 10 de junio, 2022

Contacto: Maria del Socorro González de Navas soco.gonzalez@hotmail.com

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ENSAYO

Asociaciones acerca del ensayo:

El delirio y los sueños en 'La Gradiva' de W. Jensen de Freud

María del Rosario Gómez

La lectura de este valioso artículo me ha producido gran cantidad de asociaciones que han originado, también, muchas preguntas, algunas con respuesta y otras no, por eso considero que la vale la pena explorarlas.

Considero de esta forma todo aquello que nos amplía la mente para continuar pensando, aunque muchas veces no encontremos respuestas.

Se me ocurrió pensar en un grupo de trabajo (Bion) conformado por el autor de la obra Jensen, Freud y la lectura que hace la autora del trabajo precedente, María del Socorro González y yo como comentadora. Lo pensé como 'grupo de trabajo' porque todos 'cooperamos' en su análisis y estudio para abrirnos a distintas posibilidades de comprensión. Estamos ligados por el tema de la obra, el arte literario, los sueños, el delirio y la realidad.

Cada uno, desde su vértice de observación personal, ha hecho su aporte, sobre todo con respecto al tema del psicoanálisis, prínceps con

Licenciada en Psicología. Psicoanalista de familia y pareja del IUSAM de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, APdeBA.

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sueños

respecto al sueño y sus distintas vicisitudes. También se ha teorizado acerca del contacto con la realidad y sus dificultades que llevan en este caso al delirio. Entiendo que no es el delirio psicótico en el que el sujeto no tiene la capacidad soñar, sino que conserva algunos aspectos de contacto con la realidad.

¿Coincidimos todos? No sé si el autor coincidiría y cómo este se vincula con los deseos inconscientes, los impulsos eróticos y el papel que desempeña el resto diurno: todo lo que aprendimos en Freud tanto en este relato como en La interpretación de los sueños que todos hemos leído y estudiado. Surge la pregunta de si siempre se vincula con los impulsos eróticos una situación traumática. Propongo a continuación el vértice de observación que he decidido tomar.

En relación con el sueño, quisiera citar a Bion quien amplia y profundiza los conceptos freudianos sobre el tema, y en principio habla de un trabajo del sueño, concepto que a mi entender amplía la elaboración onírica de Freud. Dice Bion que “el trabajo del sueño es el responsable de hacer “almacenable” y comunicable el material pre-comunicable y lo mismo con los estímulos que derivan del contacto de la personalidad con el mundo externo” (1959, p. 61, cursivas añadidas).

Desde este punto de vista, entiendo que el material consciente (la figura de Gradiva, parte de lo visto y actuado en la realidad, el viaje a Pompeya, etc.) debe someterse al trabajo de sueño para convertirse en almacenable, susceptible de transformación, y no necesariamente ser parte de un delirio organizado. ¿Tal vez una ensoñación, ese proceso que incluye la realidad y la fantasía?

La introducción de la realidad externa me parece fundamental desde

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el vértice de observación que elegí y desde donde entiendo puedo aportar algo nuevo, que amplíe lo ya desarrollado, por cierto, muy bueno.

Todo lo que hoy en día tiene que ver con la realidad externa, social, económica y política es para mí un punto importante y me permitiré hacer algunas asociaciones sobre ello.

Estamos atravesando momentos muy difíciles, la pandemia, el encierro, las consecuencias cada vez más notorias del cambio climático, la desigual distribución de la riqueza, la guerra entre Rusia y Ucrania, y momentos de extrema incertidumbre que han generado muchos cambios en todos nosotros, analistas y analizandos. Convengamos en que la sociedad previa a la pandemia ya estaba en vías de colapso y que la llegada de esta agudizó dicho colapso.

Esa realidad compleja y cambiante nos ha sumido en estos últimos años en una sensación de incertidumbre permanente. Ya nada es estático, todo cambia vertiginosamente, nos obliga a dejar nuestros lugares de seguridad y ante esta incertidumbre debemos inventar nuevas formas de escuchar, pensar y entender el dolor humano. Pudimos observar que aparecieron importantes crisis de angustia, de ansiedad, grandes depresiones, profundización de patologías previas, crisis de pánico, aumento de características fóbicas, etc.

Se asoció la pandemia, en especial y en un principio, con una catástrofe. Palabra que viene del griego kata que significa hacia abajo, contra, sobre y strophe que alude a voltear, es decir, voltear hacia abajo, cambiar para peor, drama y tragedia. También se lo asoció con un hecho traumático, y en este sentido nos puso a todos frente a un hecho insólito que hizo cambiar nuestra forma cotidiana de vivir. La comodidad de nuestro

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consultorio se trasladó a otras formas de atención, Skype, videollamada, llamadas teléfonicas, Zoom, etc Los encuadres cambiaron, fueron perturbados por cotidianidades en el ámbito familiar. En términos bionianianos debimos hacer muchas transformaciones, intentando mantener nuestra función psicoanalítica.

Siguiendo las teorizaciones del autor mencionado, me pregunto si esta situación, en especial, es decir la pandemia, nos puso frente a un cambio catastrófico. Apareció un hecho nuevo que nos conmovió racional y emocionalmente: un virus desconocido, contagioso y letal frente al cual la humanidad no tenía defensas.

Retomando la idea, ¿esto nos puso frente a un cambio catastrófico? Bion señala que el cambio catastrófico se caracteriza por violencia, subversión e invariancia. Estos momentos de fracturas de continentes requieren de transformaciones profundas para crear nuevos continentes que puedan alojar dichos hechos disruptivos y producir crecimiento mental. Un dato igualmente importante es que la pandemia amenazó los cuerpos, nos puso en contacto directo con la muerte y frente a esto se generaron nuevas apreciaciones sobre lo que traían los pacientes y lo que sentíamos nosotros como analistas, lo ya sabido, en muchos casos no alcanzaba para contener los altos montos de angustia que escuchábamos.

El vínculo con el deseo quedó alterado, ya venía manejado desde el imaginario mediático por las normas que impone la sociedad respecto de lo que supuestamente es el buen vivir: lo que se debe usar, lo que se debe hacer, etc. Su potencia se vio alterada, quedó totalmente sujeta a los límites del organismo, de la cultura y de lo económico.

El inconsciente cambió. No es el mismo que analiza

exhaustivamente Freud en La Gradiva y que recorre la relatora de manera adecuada. A tal punto que Massimo Recalcati habla de un “hombre sin inconsciente” en su libro del 2010. L- uomo senza inconscio (2011).

No coincido con esta opinión, pero creo que hay un nuevo inconsciente o por lo menos es distinto del freudiano. La época es otra, la sociedad ha cambiado, el mundo es otro y la realidad que también conforma nuestro inconsciente es otra, y a ella debemos intentar abrirnos para poder ampliar nuestro horizonte de observación.

Quisiera citar a Gilles Deleuze y Felix Guattari quienes, en El antiedipo, capitalismo y esquizofrenia (1974), señalan que “el inconsciente, lejos de ser un depósito de contenidos no elaborados, es más bien una fábrica productiva de la cual emanan permanentemente flujos dinámicos que en contacto con la realidad remoldean aspectos de la mente.”

Me pregunto, y quizás los lectores también lo hagan, que tiene que ver todo lo señalado con el artículo analizado anteriormente, y el punto de conexión que quiero rescatar es la relación del inconsciente con la realidad externa tan compleja en la que estamos viviendo Este punto de observación que he elegido me lleva a pensar en un inconsciente distinto del que describiera Freud. Quizás, en la actualidad debamos tener más que nunca la capacidad de observar desde distintos vértices, de intuir, de soñar nosotros y de soñar a nuestros pacientes.

Gracias por haberme convocado a comentar este artículo tan valioso, que despertó mi curiosidad y mis reflexiones.

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Asociaciones acerca del ensayo: El delirio y los sueños en 'La Gradiva' de W. Jensen de Freud - MRG

Referencias

Bion, W. (1959). Cogitaciones. Promolibro.

Deleuze, G. y Guattari, F (1974). El antiedipo, capitalismo y esquizofrenia. Barral Editores.

Recalcati, M. (2011). L- uomo senza inconscio. Cortina Editore.

Fecha de recepción: 16 de abril, 2022. Fecha de aceptación: 10 de junio, 2022

Contacto: Maria del Rosario (Charito) Gomez charitogomez@fibertel.com.ar

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Liévano Rodríguez

El objetivo de Freud es analizar lo que sucede cuando se confunden sueños o fantasías con la realidad. En este artículo, se detiene en las innumerables metáforas de las prolíficas elaboraciones del consciente e inconsciente del protagonista, lo que típicamente caracteriza su “psique”, donde se perfilan y contraponen las huellas de los recuerdos con el advenimiento del Yo, Superyó y los remanentes omnipresentes de las pulsiones instintivas del Ello. Esto está aunado con pensamientos, deseos, vestigios de memorias, variados matices de sus fantasía y sueños, a menudo transformados en percepciones o en confusos delirios; representados por ideales poéticos o artísticos que nos movilizan en una dirección u otra, por extraños senderos esculpidos por un lado por los defensivos compromisos represivos y por otro, por las pulsiones arremetedoras que buscan plena satisfacción, escondidas en los distintos estratos de la mente.

Ciertamente, los ideales, (Yo Ideal), nos llevan a todos en un momento u otro, a idolatrar a una amada o a una representación proyectada Psicoanalista. Miembro Titular Didacta de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Psicoanalista de Niños, adolescentes y adultos.

Otra mirada al artículo “El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen” de Freud Jorge Enrique
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“El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen” de Freud - JEL

de uno mismo, que pudiera convertirse, por ejemplo, en una Dulcinea del Toboso para don Quijote, una Marianne para los franceses, una Afrodita para los griegos o quizás “La Pola” Salavarrieta para los colombianos. A menudo, dichas madonas portan banderas desplegadas por fálicos estandartes o lanzas que les permiten exhibirse incluyendo sus sensuales pero maternales senos. Lo simbólico, allí representado, no puede ser más obvio. El arte pictórico, la música, las esculturas y ciertamente la poesía y la plétora metafórica de la imaginación humana de una índole u otra son así perfiladas en una forma natural o abstracta.

Los advenimientos analíticos y en particular los trabajos sobre las personalidades fronterizas trajeron consigo muchos avances en el entendimiento de la mente y en especial acerca de los vericuetos en la diferenciación de la realidad. Las fantasías, las memorias tempranas, los sueños o delirios que desdibujan la realidad psíquica y que se esconden entre telones, por así denominarlo, estarían bajo el influjo de las defensas represivas, llevándonos a encontrar un mayor refinamiento de la técnica analítica, conducida por un mejor entender y conocer de la naturaleza psíquica del ser con la ayuda de un analista o su sustituto, en este caso representado por Zoe.

Ciertamente, esa multifacética y brillante mente de Freud, aplicada al estudio del personaje representado por Hanold y su Gradiva, nos conduce gradualmente hacia innovadoras y mejores vías de entender la mente y avanzar en el continuo camino del progresar terapéutico. Freud, con su arduo trabajo y hallazgos, nos familiarizó con lo que él llamó “tópica” psicológica. Es así como él nos muestra cómo la representación de la Gradiva escondida bajo las “cenizas” y la “lava” del Vesubio, corresponde a

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Otra mirada al artículo

una realidad psíquica, dilucidando la realidad en contraste con la fantasía, ilusiones, alucinaciones, distorsiones delirantes y confusas proyecciones en sueños. Para Freud, Gradiva ofrece una metáfora arqueológica del análisis del deseo reprimido del protagonista, quien era el analizado. Específicamente, lo que la Gradiva significaba para él, simbolizada por un simple friso, un pedazo de arcilla erotizada que percibía como real y no como un acto mental sustituto, en contraposición a la realidad. Estudia Freud al protagonista de la novela de W Jensen, Norbert Hanold, un antropólogo alemán, quien, en un museo de Roma, ve una escultura de la Gradiva y se siente atraído intensamente por ella. La obra es un bajo relieve de una joven mujer muy bella que se convierte en su Gradiva. Ella luce atractivas ropas, pelo recogido y usa unas sandalias que dejan ver sus pies descalzos, uno de los cuales reposa entero, mientras que el otro queda solo sostenido por la punta de este y se convierte en su fetiche. Tratando de salir de su confusión le pregunta a la Gradiva si su atracción por ella es solo una fantasía. Según Freud, él la procesa como una realidad, evitando un intenso dolor por medio sus fantasías y delirios. Hanold insiste en entender sus fantasías y regresa una vez más a Pompeya. Allí se encuentra a Zoe su vecina y antigua amiga de la infancia. Ve en ella una oportunidad de aclarar sus dudas y con su ayuda, se da cuenta de que su obsesión es con una Gradiva imaginaria. Zoe se anota un triunfo y la realidad se impone, simbolizada en una lagartija que se aleja de prisa a esconderse. De esta manera, también se vence parcialmente la resistencia, de acuerdo con el concepto de freudiano.

Según Freud (1899), el delirio se basa en una realidad relacionada con los conflictos del paciente quien se defiende de su intenso dolor

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distorsionándola. Él plantea que todo delirio tiene algo de realidad y como tal, requiere trabajo analítico para deshacerlo. Los síntomas delirantes, fantasías y actos son el producto de dos corrientes opuestas entre el erotismo reprimido y las fuerzas que mantienen tal estado: ataque y resistencia. Freud elabora su artículo acerca de los procesos oníricos de Norbert, sus fantasías y delirios y prosigue discerniendo sobre la realidad, eventualmente descubriendo la verdad realidad. Para ello, comparte diferentes sueños y fantasías, delirios y alucinaciones del protagonista, conduciéndonos a través del análisis que él atribuye a Zoe, en busca de la superación de la represión y la autentificación de la realidad.

Estamos acostumbrados al prolífico modus operandi de Freud, nos hemos familiarizado con la manera cómo él avanza en sus elucubraciones acerca de la mente humana, utilizando sus refinadas disecciones antropológicas, cavando con mucho sigilo y poca prisa en entender y tratando de explorar “capa por capa” los distintos estratos psicológicos desde las tempranas memorias, fantasías, producciones oníricas, delirios y múltiples vericuetos sensoriales, afectivos e interpersonales, progresando a latitudes más reales y auténticas. Habiendo comenzado desde los estadios del primitivo protoplasma y progresivamente avanzado en los diferentes espectros de la mente hasta las más sofisticadas interrelaciones personales-afectivas, Freud realiza sus estudios clínicos a través de la exploración de la ciencia, la antropología, el arte, la historia, la literatura y los aportes de sus colegas.

Freud, el eterno explorador, e infatigable científico, en su entusiasta búsqueda del telescopio al microscopio, atisbando desde la ameba, hasta la neurona, y transponiendo del individuo a la sociedad en general, logra así

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Otra mirada al artículo “El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen” de Freud - JEL

avanzar su acumen clínico, y sus conocimientos, mucho más allá que lo que otros trataron en vano de estudiar en los siglos que le precedieron. Ciertamente, Freud utiliza el ejemplo clínico, como el del “Juanito” o el arte literario, pictórico o poético, como en el caso del Moisés de Miguel Ángel, analizando las metáforas allí contenidas. Colecciona estatuillas, dejando como legado el extenso fruto de sus variadas experiencias clínicas, logradas a través de su sed de innovar sus conocimientos. De esta manera, llegamos al artículo que nos concierne, cuando Jung instó a Freud para leer el escrito de Jensen.

La trama se desenvuelve gradualmente, para demostrar la dinámica de la razón de ser de la represión y del delirio concerniente, dejando entrever tempranos estadíos afectivos conflictivos, buscando un balance a través de la realidad. Dicho proceso es, para mí, como una metáfora de lo que ocurre con los trazos de un electrocardiograma. Pero el ojo clínico de Freud logra progresivos avances, que nos comparte como si fuese el despliegue de un caleidoscopio de afectos y memorias infantiles distorsionadas sepultadas en los vagos y tempranos recuerdos originados en la posible ausencia de la madre, representada por Zoe. Finalmente, Hanold, con la generosa empatía, receptividad y tolerancia de Zoe, logra superar su delirio forjando lazos afectivos y eróticos para reencontrarse con una Zoe real como fuente primordial de su iluminación.

Un proceso similar ocurre durante la etapa primaria del infante en el estadío presimbiótico y más luego, en las etapas simbióticas y post simbióticas, cuando el infante adquiere su propia autonomía e identidad para establecer distintas relaciones y eventualmente con el advenimiento de las amistades superada la adolescencia, lograr una relación de pareja

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“El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen” de Freud - JEL

para formar un hogar cuando la realidad toca a su puerta con la oportunidad de nuevas experiencias. Como yo, todo ser humano es imperfecto, comete errores, proyecta en otros sus propias creencias, sentimientos, fantasías, o conductas, llegando a sus propias conclusiones, moduladas por sus propias vivencias y avatares de su existencia. Me siento extremadamente agradecido y afortunado, al igual que orgulloso de ser “alumno de Freud”, pero no por ello puedo pasar de largo lo obvio, pretendiendo que él era una deidad que nunca cometía errores. Ciertamente, creo yo, que, en el caso de Freud, él se distinguió por ser marcadamente patriarcal, prusiano, un tanto falo céntrico y dominante, todo lo cual contribuyó a llevarle a conceptualizar a la mujer como un hombre castrado y por ende concluyendo que el superyó de la mujer es defectuoso. Lo obvio, es que la realidad se impone y que la mujer nace completa, como el varón y el clítoris de la mujer no es un falo amputado.

Estos procesos del hombre o de la mujer, se entrelazan con el erotismo, que en el artículo de la Gradiva es identificada como el elemento central que promueve la verdad, la realidad, la superación de la represión y del delirio, con la presencia de Zoe. Erich Fromm en su libro el “arte de amar” (1959, pág. 51), puntualiza que el respeto solo existe sobre la base de la libertad, tal cual lo declaraba una vieja canción francesa llamada “ L'amour estl'enfant de la liberté”, el amor es el hijo de la democracia y no de la dominación.

En su artículo, Freud nos permite compartir el análisis del protagonista, a través del proceso terapéutico, encontrando su propia realidad-autonomía y libertad-felicidad y logrando establecerse como pareja en la relación con Zoe. Para ello, Freud nos lleva de su mano para

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Otra mirada al artículo

incursionar en la relación del protagonista con su madre y con Zoe, su amiga de la infancia y con todo lo que él reprimió y desplazó hacia la simbólica Gradiva.

Fecha de recepción: 31 de mayo, 2022. Fecha de aceptación: 10 de junio, 2022

Contacto: jorge enrique lievano jorge_lievano@yahoo.com

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IN MEMORIAM

Dr. Álvaro Méndez Peñaranda

La noticia del fallecimiento del Dr. Álvaro Méndez Peñaranda es la de una pérdida muy sensible para el psicoanálisis colombiano. y en particular para la Asociación Psicoanalítica Colombiana, de la cual fue un destacado miembro titular y didacta.

Santandereano de origen y siempre de talante, nos deja la memoria de un amigo entrañable, dedicado a su profesión, segunda en sus afectos solamente a su familia Recibió su título de médico en la Pontificia Universidad Javeriana en 1961, y desde entonces su dedicación entusiasta y perseverante fue hacia sus pacientes y hacia su disciplina: primero como internista desde 1962, luego como psiquiatra desde 1967 y como psicoanalista desde 1969 En 1971 terminó su entrenamiento en

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Revista Psicoanálisis Vol. 34 • Número 1

neuropsiquiatría y medicina psicosomática en la Universidad de Viena, experiencia que marcaría su inclinación a trabajar en hospital general, al tiempo que a la docencia. Ejerció esta última como profesor de psiquiatría en la Universidad Nacional de Colombia y luego en el Instituto de Psicoanálisis Arturo Lizarazo de la Asociación Psicoanalítica Colombiana.

Fue pionero en nuestro país de la psiquiatría de enlace, por medio de la aplicación intrahospitalaria de los principios del psicoanálisis a través de una modalidad personal de psicoterapia psicoanalítica de crisis vital, técnica que con gran generosidad compartió con sus numerosos alumnos. Álvaro, con su disposición amable e incorruptible comportamiento, dedicó sus esfuerzos a la creación de la Federación Colombiana de Psicoanálisis, de la cual fue fundador mientras se desempeñaba como presidente de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, junto con las presidentes de la Sociedad Psicoanalítica Freudiana de Colombia y la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Creía él, con razón, que la difusión del pensamiento psicoanalítico merece el esfuerzo unificado de todos los analistas, independientemente de sus diversas vertientes intelectuales.

Sus colegas y alumnos lo recordaremos como un entusiasta del psicoanálisis, y como la persona amable y generosa que siempre demostró ser Reciba su familia nuestra sentida condolencia.

Asociación Psicoanalítica Colombiana

In memoriam 186

ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA

Sociedad Componente de la International Psychoanalytical Association – IPA Miembro de la Federación Psicoanalítica de América Latina – FEPAL

MIEMBROS TITULARES

Psic. Hilda Botero Cadavid Dr. Danilo Diazgranados Moncada Dr. Fabio Eslava Cerón Dr. Henry García Moncaleano Dr. Mario González Velásquez Dr. Iván Jiménez Rojas Dr. Eduardo Laverde-Rubio Dr. Jorge Enrique Liévano Rodríguez Dr. José A. Márquez Cuervo Psic. María Victoria Niño Villamarín Dr. Liborio Orejuela Devis Dra. Diana Isabel Robles Pacheco Dr. Guillermo Sánchez Medina Dr. Pedro Vargas Navarro Dr. Edgard Yamhure Kattah Dr. Ismail Yildiz

MIEMBROS ASOCIADOS Psic.Dra. Margarita Álvarez Psic. Beatriz de Hart Dra. Lilián Roció Morales Puerto Dr. Pedro Andrés Oróstegui Hernández Dra. María Clara Syro Morales

MIEMBROS HONORARIOS Dr. Otto E. Kernberg Dr. Juan Francisco Jordán Moore

MIEMBROS ADHERENTES

Robert Silverman Psic.Leandro Stitzman Psic. Irene Teichner

DIAGRAMACIÓN E IMPRESIÓN

Éticos Editores

Calle 189 A No. 11 A - 21 • Cel.: 315 225 2547 eticoseditores@gmail.com Bogotá, D.C. - Colombia, Diciembre 2021

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