INterioristas hay muchos. Decoradores más, arquitectos a patadas y cuelgacuadros por castigo. Yo diría que incluso muchos de ellos son buenos profesionales, con talento, disposición y diligencia. Sin embargo, el espacio que separa la profesionalidad de la excelencia no es línea sino muro. Y mientras unos pocos consiguen saltarlo otros muchos no hacen más que darse nobles cabezazos de castigo.
Cómo no, acepto bofetadas defensivas y contraaltaneras, pero ya se sabe, opinar es así de sencillo, más que diseñar.
Y mientras uno continúa aprendiendo del camino, al menos ha de tener claro a dónde se dirige, o a dónde quiere dirigirse: yo hacia el infinito y más allá, que diría el gran Lasseter.
Vamos a ello. Este es mi Decálogo del mal INteriorista.
No es un buen INteriorista…
1) No eres un buen INteriorista si entregas a tus clientes Proyectos de INteriorismo cuando ellos solo buscan soluciones a sus problemas.
2) No eres un buen INteriorista si vendes tu creatividad al mayor rapel. Antes de hacerte rico vendiendo has de merecerlo creando.
3) No eres un buen INteriorista si aceptas imposiciones de plazos temporales. Tu musa aparece cuando le viene en gana, no cuando quiere el cliente.
4) No eres un buen INteriorista si regalas tu talento. Si el talento te permite comer se convierte en pasión, si no es así tan solo será un trabajo.
5) No eres un buen INteriorista si solo haces INteriorismo. La innovación creativa viene de afuera, la endogamia disciplinar solo trae ceguera y autocomplacencia.
6) No eres un buen INteriorista si no te manchas los zapatos. El papel lo aguanta todo, es la obra la que te pone los pies en el suelo.
7) No eres un buen INteriorista si solo piensas en estética. La belleza no tiene padres, es efímera, voluble y relativa. Debes perseguir objetivos concretos, funcionales, estratégicos y viables (form follows function).
8) No eres un buen INteriorista si solo piensas en términos de calidad. La calidad se presupone, es inherente al talento y la experiencia. Es la singularidad la que te despojará del cómodo abrigo de mediocridad.
9) No eres un buen INteriorista si te complicas. Solucionar problemas sumando recursos es fácil, lo difícil y recomendable es hacerlo restando (less is more).
10) No eres un buen INteriorista si no eres valiente, y sin embargo humilde. El ególatra diseña con un «porque sí», el buen INteriorista con un «por qué no».
No sé si están todos los que son, pero desde luego son todos los que están. No he pretendido darles orden, simplemente han surgido así. Entre otras cosas porque no creo que ninguno sea más importante que otro sino que, sencillamente, o tiendes a todos o tiendes a cero. Es decir, o tiendes a infinito o no eres un buen INteriorista.
¿Y tú? ¿Qué piensas? Sí, tú que estás leyendo. No me creo que no tengas tus propios principios, ¿cuáles son? Seguro que dicen mucho de ti como profesional. Me encantaría que llenaras los comentarios con ellos. Adelante…
Me gusta, sobre todo el punto 6 «No eres un buen INteriorista si no te manchas los zapatos. El papel lo aguanta todo, es la obra la que te pone los pies en el suelo», supongo que será por deformación profesional, porque soy técnica y me encanta la obra…
Por cierto, hace un par de meses publiqué en mi blog mi propio decálogo. ¿Qué te parece? Me encantará saber tu opinión.
http://www.marcandoladiferencia.com/decalogo-del-disenador-de-interiores/
¡Un saludo!
Hola Loli,
Ante todo gracias por pasarte y comentar.
Me he pasado por tu blog, la verdad es que, en el fondo, coincidimos en bastantes cosas. En estos momentos me quedo con tu punto número 7: «fracasar es no ser feliz con las cosas que uno hace». Completamente de acuerdo.
Saludos y enhorabuena por tu blog.
Hola. Reflexiones brillantes, como todas las vuestras.
Me gusta especialmente la primera. Me parecen acertadas las restantes, excepto la
tercera, que me resulta algo disonante en el conjunto.
En realidad, este tipo de reducciones lingüísticas tienen el gran valor de epatar, cuestionar los paradigmas y abrir la perspectiva a otras consideraciones, pero se dejan por el camino los matices que acompañarían a un texto de mayor extensión. Y estas son admirables. Poniendo esto por delante, haré mi aportación.
El acierto de la primera me lleva a reivindicar la dignidad del trabajo de los cuelgacuadros, que como hace cualquier (honesto) proveedor de productos/servicios, dan solución a un problema o necesidad real y concreto. En un momento y situación determinada, yo puedo no querer/necesitar un proyecto, y ni siquiera calidad o la excelencia. Puedo simplemente necesitar un conversador agradable acerca de lo acertado de una combinación de colores para el cuarto del niño. Y ese profesional (en su justa consideración y coste) cubre perfectamente una necesidad real sin necesidad de malgastar recursos materiales o intelectuales. Un roto para un descosido y, posiblemente, todos satisfechos.
En cuanto a la tercera, prefiero asumir el tiempo como una variable más de la ecuación. No hablamos de magnitudes ridículas de tiempo, como tampoco de dinero, superficies o espacio. El arte (o la creación) sin limitaciones no es más meritorio, sino menos, que aquel que está limitado. Un buen profesor de historia de la ETSAC (hoy fallecido), ironizaba sobre la “libertad creativa” aclarando que muchos de los tapices y obras murales del renacimiento tenían el tamaño que
determinaba la mancha de humedad que ocultaban, por expreso deseo de su
encargante. Simplemente. Y no era peor creación por esa limitación, tan solo
daba solución al problema, incluso el del tamaño. Dar solución al problema en
un tiempo limitado (no ridículo) es resolver todas las variables, sin excepción.
Felicidades por vuestro trabajo. Un saludo.
Hola Ramón, un placer leerte. Y, como siempre, no puedo estar más de acuerdo.
En cuanto a los cuelgacuadros coincido contigo. Es obvio el carácter peyorativo que solemos volcar en el término, pero no hay más intención que la de remover el cuenco de los pretenciosos y aclarar, una vez más, las diferencias. Por supuesto, la dignidad no la otorga una u otra profesión, sino la forma personal en la que cada uno la desarrolla. Entiéndelo como un simple señuelo, gracias e ello unos salen a la luz y otros, a estos nos dirigimos, acaban entendiendo los matices que nos diferencian.
Y digo más, gran parte de las llamadas de interés que recibimos en el estudio las acabamos derivando hacia este sector, por la sencilla razón de que eso, aun sin saberlo, es lo que venían buscando. Resumiendo, hay mercado para todos (o no), pero seamos honestos con la gente. En cuanto al tono, bueno, ya sabes lo que pensamos de todo esto, solo hay una forma de hacerse oír.
Respecto al tiempo como variable creativa tengo algún matiz más que aportar. En primer lugar, claro que debemos tenerlo en cuenta. Como bien sabes huimos del concepto «artisteo», nos consideramos empresarios del diseño, somos empresarios y diseñamos negocios para empresarios. Somos los primeros que sabemos, y sufrimos, que el tiempo es dinero. Los intereses corren día a día y los objetivos deben acompañar. De acuerdo, lo acepto, lo asumo. Es más, si un proyecto tarda más de 3-4 meses en salir del estudio ya se ha comido todos los beneficios, al menos los económicos. Pero este punto no está escrito desde la teoría, sino desde la práctica y tiene mucho que ver con la acertada matización que has hecho en dos ocasiones: «ridículo»; y con una enmascarada desvalorización del producto (INteriorismo) con la que nos estamos topando más de lo que nos gustaría.
Esto daría más que para un libro para una larga comida con sobremesa (ahí va la invitación). Últimamente aumentan las propuestas que comienzan por «tengo que estar abierto en 2 meses». ¡2 meses! Análisis, concepto, desarrollo y ejecución. ¡2 meses! Solo es un ejemplo, pero abundan este tipo de casos y enmascaran un ninguneo realmente irritante. Claro que debemos contar con el tiempo, claro que sabemos que un día más de apertura supone más ingresos y menos gastos, pero una cosa debemos dejar clara, no somos artistas, pero entregamos un servicio/producto creativo, con todo lo que conlleva.
Me ha encantado la anécdota sobre la «libertad creativa», quizá la utilice en alguna ocasión. Creo que también tiene mucho que ver con el primer punto, que, dicho sea de paso, es fundamental. No en vano, la gran frase de Eames («la razón por la cual tienes un estilo de diseño es la razón por la cual no has resuelto el problema del diseño») preside la entrada de nuestro estudio. No tendríamos sentido, ni tu ni yo, si no solucionáramos problemas.
Para terminar y dejar de aburrirte. Como puedes comprobar, nos gusta extendernos, nos encanta hablar de INteriorismo y negocios, y entiendo que los aforismos de dejan mucho por el camino, en ocasiones lo importante, los matices. Pero este medio tiene sus propias normas, los lectores tienen sus propias normas y, en ocasiones, nos plegamos a las imposiciones del Analytics.
Un abrazo Ramón.
Gracias. Entendido. Perfecta y compartida aclaración.
Cuando hablamos de tiempo, en realidad hablamos de falta de aprecio, cuando no desprecio, por los recursos que ha de invertir el creador en su trabajo (formación, experiencia, concentración,
talento, un espacio físico para crear, unos costes de producción, un beneficio pasa sobrevivir, alguna cosa más… y un tiempo suficiente). Todo ello en una mínima y digna magnitud.
Ese desprecio lo he sentido personalmente. Y el desánimo que deja durante más tiempo de lo que lleva el mostrarlo. Por lo que veo, vosotros lo habéis experimentado especialmente en la variable
tiempo, y por eso es lo primero que aflora al pensar en ello.
Me gusta pensar que en caso de profesionales con clara proyección, como es vuestro caso, es solo cuestión de tiempo (nuevamente) el que una posición más consolidada en el mercado, intimide al cliente con vocación por el desprecio ajeno. Eso, por suerte, también lo he sentido un poco.
Aunque aquí he de admitir que una magnitud exigua, en esta variable, quizá sea la más difícil de erradicar. No me resulta difícil imaginar a Calatrava aceptando un encargo de complejo diseño
para el que la administración de turno dedica recursos materiales y económicos inmensos, pero un tiempo raquítico. Lo vemos en obra pública y privada a diario. La burrocracia administrativa y empresarial conduce a ello. A muchos de los procesos de ejecución de obra preceden y prosiguen inmensos periodos de tiempo muerto donde un papel o una decisión de orden menor distorsionan el
lógico reparto de tiempos asignados. El encargado de la ejecución de efectiva del trabajo es el eslabón más débil de la cadena.
Creo haberlo entendido. Es tiempo, pero realmente es falta de aprecio. En vuestro caso, sigo convencido de que corre a vuestro favor.
Otro abrazo.
Perfectamente lo has entendido Ramón. Y lo has expresado mejor que yo, era la parte mala de los aforismos.
Solo una cosa, nos tienes en exagerada buena estima 😉
Por cierto, no sé si lo de «burrocracia» se debe a un error tipográfico o es intencionado. En cualquier caso merece una patente.
Abrazos.
Gracias por pasarte Agapito,
Creo que tienes razón, hay todavía muchos micronichos como este que requieren profesionales realmente especializados. Es cierto que cuando los hosteleros recurren a las marcas para que les diseñen las cocinas, cada uno, por decirlo de alguna manera, barre para su casa. Y es lógico, desde su punto de vista.
Como en todo, o como en casi todo, en nuestro sector en un mal endémico de difícil solución, falta comunicación, sensibilización, que no dogmatizar.
En cuanto al restaurante de los 56.000€ y su cocina, bueno, las cosas a veces no son tan sencillas. Tampoco debemos caer en la tentación de mirarnos el ombligo y creer que eso es el mundo entero. Ahora mismo, como se decía el artículo, ese restaurante funciona bien. Otra cosa es que podría funcionar mejor, o bien durante más tiempo.
Un saludo Agapito.
Si pero no se trata de que el fabricante barra para su casa, se trata de que el inversor sepa que hay lavamanos de pié y murales. Los de pié valen el doble que los murales y, además son un nido de bacterias, por poner un ejemplo.
Un INteriorista puede hacer un gran diseño y con una magnífica relación calidad/precio, pero como el que haga el diseño de la cocina no esté fino, se puede «cargar» el negocio. No olvidemos que la cocina es, con frecuencia, mas del 50% de la inversión total.
Finalmente, debemos recordar que si un negocio puede funcionar mejor, hay que intentarlo porque, en la mayoría de los casos, cambiando una máquina de sitio se soluciona el problema, o mejora muchísimo.
Un cordial saludo Ivan.
Está claro Agapito, cuando más profesionales intervengan y más diligentes resulten mayores serán las probabilidades de éxito. Coincido contigo en la radical importancia de la cocina en un restaurante, faltaría más, aunque no tanto en la ponderación del 50% sobre la inversión inicial. Como media, y en base a la experiencia, me parece exagerado.
En cualquier caso claro está que siempre que un negocio pueda funcionar mejor debe hacerse. Lo que ocurre es que si el cliente no entiende esto como una inversión no hará las mejoras. Deben entender, debemos hacerles entender, que el diseño interior (cocinas incluidas) tiene una relación directa con la cuenta de resultados. Esa es la realidad.
Saludos Agapito.
No hablaba de la media del 50% de inversión en las cocina, lo que he dicho es que » con frecuencia» lo es, por tanto no es exagerado.
También he dicho que «en la mayoría de los casos solo se trata de cambiar de sitio una máquina» Esto se lo dice un profesional y el cliente lo acepta, porque él tampoco suele ser técnico en diseño.
Como tu bien dices, debemos hacerle entender, que estamos muy interesados en que tenga una buena cuenta de resultados.
Al final Agapito, creo que todo redunda en algo que venimos manteniendo desde hace muuuucho tiempo: el gran problema que tenemos es de comunicación. El día que lo asumamos empezaremos a buscar solución. Comunicación sectorial.
Perfecto Ivan. Absolutamente de acuerdo. Ahora has puesto el dedo en la llaga: Comunicación sectorial.
Pero por qué la falta de comunicación? No es mejor un éxito para dos que un fracaso para uno solo?.
Bueno, cuenta conmigo para lo que haga falta. Yo ya cuento contigo.
¿Buscamos soluciones?.
Un saludo
Buscar soluciones es parte de nuestro trabajo ¿no?
Hola, muy buen artículo, como casi todos que he leído vuestros. Me parece muy positivo que generar conversaciones de este tipo. Así que me uno.
En general son verdades como puños, aunque me chirría algo la tercera (coincido con Ramón), que debe de haber una cronología adaptada al presupuesto que damos. Supongo que os referíais a no vender ideas «como churros» generando ideas-proyectos como clones uno tras otro.
Me encanta la cinco aunque en mi caso, es la que mas cuesta conseguir, ya que es difícil salir de la linealidad de la tipología de proyectos-intervenciones que te suelen entrar por tu trayectoria.
En fin, me ha gustado mucho este articulo, ya que en definitiva es hablar de la ética en esta profesión, lo que es un buen trabajo y lo que no. Ya bastante tenemos con la escasa o nula representación legal en las administraciones, la poca definición de competencias técnicas, creo que por lo menos comentar estos aspectos nos hace coincidir entre nosotros los profesionales, ahora bien…. Llegará al consumidor final?
Muchas gracias por vuestras aportaciones, son geniales¡¡
Saludos,
Elena Lopez
Hola Elena,
Gracias por pasarte y dejarnos tus impresiones. Bueno, parece ser que en el tercero no hemos acertado. Yo sigo insistiendo en lo que respondía a Ramón, tenéis razón, todo proyecto de interiorismo, principalmente si es comercial, debe ir unido a unos plazos temporales. El tiempo es dinero, está claro. Pero cuando estos plazos son, como bien dice Ramón, ridículos, lo que nos están diciendo es que nuestro trabajo no vale nada. Si aceptamos seremos simples intervinientes carentes del talento que le otorga el verdadero valor diferencial a esta profesión.
El problema es que últimamente oigo más de lo que me gustaría estas urgencias temporales.
Para terminar, creo que tu último párrafo habla del oráculo que guarda el secreto de la prosperidad del INteriorismo. Llevamos tiempo diciendo que el gran problema de esta profesión, y por consiguiente la única vía de avance, es de comunicación sectorial. Tenemos que comunicar nuestro valor para que la gente lo conozca. Todo el mundo sabe que un médico te puede salvar la vida y un fontanero te puede arreglar un grifo, pero ¿y un INteriorista qué hace? ¿Cuelga cuadros, pinta paredes, compra muebles, dibuja planos, te ayuda a ser feliz, te hace ganar dinero…? Pregunta a la gente y te sorprenderás.
Un saludo y nuevamente gracias por pasarte.
Buenas tardes.
Sigo tus artículos con interés y te superas en cada uno de ellos , como ya he comentado en alguna ocasión no, soy interiorista , pero hay una frase , aplicada a cualquier profesión » Cuando crees que lo sabes todo dejas de aprender «.
Mi pequeño granito de arena .
Mª ANGELES.
Hola Mª Ángeles,
Gracias por pasarte. Muy inteligente tu postura. Como bien dices se puede aplicar no solo a cualquier profesión sino a la vida misma. Y cuando dejas de aprender… dejas de vivir.
Un saludo.
Hola Ivan
Te sigo porque me apasiona el mundo del interiorismo y aunque no soy profesional ( por circunstancias de la vida slgunos descubrimos tarde nuestra verdadera vocacion) creo que el interiorismo es arte mezclado con valentia, asi que me apunto al «por que no»
Un saludo
Hola Susana. Pues nada, bienvenida entonces 😉
Gracias por pasarte.
…si no SIENTES todo lo que discurres,bocetas,reflexionas,proyectas y haces realidad…NO eres un buen INteriorista.
Saludos
Sentir… cómo no!
Pasión, sentimiento, piel de gallina, esa sensación placentera que produce un diseño redondo… cómo no!
Gracias por pasarte Beatriz. Saludos.
Iván,
Buen artículo, como siempre. Yo no sé si soy buen o mal interiorista, sólo sé que lo hago desde hace 20 años y me apasiona. Cada día me cuesta más desarrollar un proyecto sin un «concepto» en cuanto encuentro el concepto logro abrazarlo con colores, texturas y materiales, es pura magia. Creo que debemos desarrollar en interiorísmo emocional, percibir la idea y revestirla de detalles que emocionen…
Un saludo,
Hola Jordi, gracias por pasarte.
Alguien que lleva 20 años haciendo INteriorismo no puede ser malo, no puede carecer de pasión, no puede haber abandonado la emoción del primer día.
Enhorabuena. Y coincido, y valoro plenamente el concepto «interiorismo emocional». De hecho, acostumbramos a añadirlo como requisito inseparable para un buen diseño al sabido equilibrio de factures estéticos, estructurales y funcionales. Además, emoción.
Un saludo Jordi.
Me apasiona el interiorismo y ayudar a resolver las necesidades de las personas creando espacios donde la luz,los colores,las texturas ,materiales etc,hagan del diseño interior algo mágico,único,personal y atractivo.Estudié arquitectura hace años y recien estoy comenzando aprender mucho más de interiorismo «solo sé que no sé nada»..y tengo sed de aprender, de renovar mis conocimientos porque amo el diseño.Este blog me ha ayudado mucho y te felicito Ivan por tu profesionalismo al compartir lo que sientes y vives en esta maravillosa profesión..
Pienso que mi principio es sentir cada proyecto como si fuera mio y lograr que el resultado final sea sorprendente para el cliente.
Gracias Danae, por pasarte y por tus generosas palabras.
Pasión sería el resumen de tu comentario. Creo que todos lo tenemos claro, quizá sea el atributo más comentado.
Un saludo y a seguir currando 😉
¿Mi principal mandamiento? No sé si es el principal, pero si me parece muy importante. No eres buen INteriorista si no abres las tripas para ver lo que hay dentro, indagas en las necesidades, en los porqués, en definitiva si no analizas en profundidad. Creo que para «acertar» debes primero escuchar, indagar, y sólo así podrás encontrar la solución adecuada, lo demás es puro azar.
Yo al menos así lo entiendo.
Gracias por el blog.
Hola Paula, gracias por pasarte.
Totalmente de acuerdo contigo, primero preguntar, luego escuchar, analizar y por último responder en forma de proyecto.
Pero coincidirás conmigo en una cuestión que, cuando surge, supone un verdadero problema. En ocasiones lo que escuchas carece del contenido necesario para ser implementado en forma de proyecto óptimo. Es decir, a veces es el cliente el que no ha hecho los deberes, el que no ha planificado su negocio, el que no lo tiene claro y pretende que el INteriorismo obre el milagro.
¿Qué hacer en esas ocasiones?
Un saludo Paula.
Hola a todos. Primero os pongo en antecedentes. Aunque siendo jefe de estudios de una constructora, de vez en cuando mi trabajo me permite realizar el interiorismo de cocinas y baños, esto me despeja un poco la cabeza de las grandes obras. También tengo la ventaja de contar con un excelente equipo de obra. Quiero hacer una reflexión sobre el punto 3, donde por desgracia o tienes una caché que hace que el cliente te busque por tu nombre, te pague lo que corresponde (a tu caché) y respete tus tiempos de trabajo (sería como esperar 1 año para tener mesa en el Bulli), o tienes otra realidad que es la de buscar tu mismo la cartera de clientes, amoldarte al tiempo que te dicen y cobrar en función de su economía. Esto es así por desgracia en estos tiempos, pero tranquilos por que esto nos nos hace ser malos interioristas, solo nos falta la oportunidad de demostrar en otros proyectos, grandes y pequeños, todo nuestro potencial. Esa oportunidad esta ahí, siempre esta, da igual que haya crisis o no la haya, solo hemos de buscarla, y sobre todo compartir tus ideas con otros interioristas, hay que asociarse, conocer, y como dice Paula «Indagar». Crea equipo, generar ideas, no te quejes, busca el conocimiento………..y finalmente llegará tu caché………
Hola Nacho, gracias por pasarte.
Evidentemente sobre planteamientos o estrategias comerciales hay mucho escrito y poco con garantía de éxito. Es decir, todos los planteamientos pueden ser buenos y todos pueden ser malos.
Hay una cosa clara, el punto nº 3 es el más conflictivo, el que menos claro veis. Sin embargo, tal como comentábamos con @ramncabarcos:disqus, consideramos que encierra la valoración real de nuestro trabajo. Y si no hay valoración no hay caché que valga. El que no valora el INteriorismo nunca pagará por ello. Simplemente no es tu cliente, debes buscar otro.
Vaya por delante que hablo de honorarios reales, racionales y consecuentes tanto con el proyecto como con la coyuntura; frente a honorarios ridículos, de aquellos que te ofrecen caramelos después de que demuestres tu valía. Sin embargo olvidan que si no la hubieras demostrado ya no te habrían llamado.
En fin, que me lío. Insisto, todo planteamiento me parece válido.
Un saludo Nacho.
Buenas noches.
Soy un interiorista recién titulado. Quiero hablar del punto tres, porque parece el más conflictivo…
Mi primera clienta como interiorista llegó a través de una amiga, porque quería renovar su peluquería. No he tenido plazos, pero no se ha dejado de trabajar, no he tenido un tope de gasto, pero siempre me he preocupado por no excederme, y sobre todo, he podido desarrollar no sólo diseño interior, si no que hemos trabajado el diseño gráfico y de producto, entre otros.
Siempre me he considerado con suerte, pero lo cierto es que la busco insistentemente, y aunque me ha llegado de una forma un tanto inesperada, estoy muy contento, y muy agradecido. Un compañero de profesión con mucha experiencia me dijo que hay que esperar al cliente. Como dices en una respuesta, quien no sabe, no quiere o simplemente no busca un interiorista, ni pagará, ni valorará.
Así que mucho ánimo a todos los compañeros, no dejéis de buscar.
Enhorabuena por el blog, y por todo lo que aportas. En la Escuela Superior de Diseño de Murcia te conocemos y hemos seguido varias de tus publicaciones, incluso en una clase de legislación!
Un saludo.
Gracias Gabriel, por tus generosas palabras y por tomarte la molestia de dejar un comentario. No me puedo creer que utilizarais el blog en una clase de legislación. Estoy bastante «perdido» en ese campo. Aún así me congratula, que diría el otro.
Respecto al comentario, decirte que lo que relatas sobre tu proyecto de peluquería no es otra cosa que honestidad, con mayúscula. Una cosa es no contar con imposiciones externas y otra bien diferente son la diligencia profesional y las imposiciones propias.
Hay una cosa con la que no estoy para nada de acuerdo: al cliente no hay que esperarlo, hay que buscarlo.
Un saludo Gabriel.
Buenos días,
No hay de qué, el debate me encanta no es ninguna molestia, y sobre todo gracias por responder mi comentario.
Con respecto a las clases de legislación, concretamente el post «decorador no, diseñador de interiores», que fue muy comentado. La situación legal de la profesión preocupa, y es algo que se debate en clase, al menos nosotros lo hicimos en su momento. Con respecto a la discrepancia, estoy totalmente de acuerdo. Cuando digo esperar al cliente no me refiero a sentarse a esperar, si no a que no debemos vendernos a cualquiera. La suerte no la espero, la busco, al igual que los clientes, y de momento va bien, aunque no es fácil. De todas formas, no esperaba que lo fuera, así que estoy en la linea de lo esperado, jeje.
Una vez más enhorabuena por el trabajo y la difusión que das a la profesión.
Otro saludo Iván
Faltaría más, el que se toma la molestia en comentar eres tú, cómo no vamos a responder. Siempre lo hacemos.
Como bien dices ese post dio bastante que hablar y nos generó más de un problema, a pesar de que solo era nuestra opinión acerca de las diferencias entre ambas disciplinas. No pretendíamos condenar ni estigmatizar, sino clarificar, diferenciar. El delito, si lo hubiera, lo cometen los que pretenden confundir. No hay nada de malo en hacer «decoración», solo que no es lo mismo que hacer «INteriorismo». Pero cuando se meten intereses personales de por medio la objetividad desaparece.
Sin embargo, lo habrás visto, hace poco Dña. Pilar Rovira publicó en nuestro blog «La práctica profesional de los diseñadores de interiores en España» ( https://ivancotado.es/blog/arquitectos-disenadores-de-interiores-interioristas/practica-profesional-espana/ ), un resumen de su libro sobre la realidad jurídica que nos afecta, mucho más drástico y contundente con los que defienden las restricciones y reservas de actividad como método de supervivencia, y no ha generado tanto debate. Será por lo aplastante que resulta la jurisprudencia.
Respecto a lo de la espera del cliente, así lo entendemos nosotros también. Hay que ir a buscar, comunicar lo eres para que venga lo que quieres. Y es cierto, no es fácil. Pero si fuera fácil no sería apasionante 😉
Saludos Gabriel.