Tutorías privadas complementarias: ¿Qué implicaciones tiene para el aprendizaje en el aula?

Escrito el 03 Mar 21 por Mark Bray
Educación privada

 

Las últimas décadas han traído consigo una enorme expansión del llamado sistema educativo en la sombra, las tutorías privadas complementarias. Se emplea esa metáfora porque la tutoría privada remeda la escolarización: a medida que el currículum en las escuelas cambia, cambia igualmente en la sombra; y, a medida que se amplía el sistema escolar, así se expande la sombra.

La educación en la sombra ha sido desde hace mucho tiempo muy visible en Asia Oriental, pero ahora es global. Un nuevo libro se centra en la Educación en la sombra en África y destapa grandes cifras en algunos países. Una encuesta en Egipto, por ejemplo, informaba de que el 91% del alumnado del Grado 12 recibían educación en la sombra; y en Mauricio, el 81% del alumnado de Grado 6 la recibían también. Otros países muestran cifras más pequeñas pero un crecimiento importante. En Sudáfrica, por ejemplo, mientras que en el año 2007 se calculaba que únicamente un 4% del alumnado del Grado 6 recibía educación en la sombra, en 2013 esta proporción llegaba a un 29%.

¿Son las tutorías privadas algo bueno?

Depende. Una pregunta importante es quién la recibe, de quién y cómo. Cuando la tutoría privada ayuda al alumnado de bajo rendimiento a seguir el ritmo de sus iguales, reduce la disparidad y ayuda a los procesos de aprendizaje y enseñanza en las aulas. No obstante, es más probable que quienes reciban las tutorías privadas sean los hijos y las hijas de progenitores ambiciosos que ya obtienen buenos resultados; y, puesto que estas clases requieren una financiación doméstica, las desigualdades sociales aumentan.

Además, las tutorías privadas pueden llevarse a cabo de muchas maneras. Unas clases individuales o en pequeños grupos deberían adaptarse mejor a las necesidades individuales; pero una tutoría para un grupo amplio puede acabar siendo “más de lo mismo”. Y ahora que las tutorías online se han vuelto más habituales –especialmente como resultado de la pandemia del COVID 19– es posible que sea más complicado impartirlas en esta modalidad de manera eficaz.

Además, estas tutorías pueden ser una carga –consumen las horas que los niños y las niñas pasan fuera de la escuela y les privan de su ocio. El profesorado a veces se encuentra con que el alumnado se duerme durante el horario escolar porque han estado recibiendo tutorías o haciendo deberes para sus tutores hasta bien entrada la noche.

¿Quién proporciona las tutorías?

Los tres tipos de proveedores principales son:

  • Profesorado oficial, que ofrecen tutorías como un complemento
  • Academias y empresas semejantes y
  • Estudiantes de universidad y semejantes operando de manera informal.

En algunos casos estos actores pueden suscitar controversia. El alumnado universitario y el personal de las academias puede no tener formación y los mensajes que transmiten a sus estudiantes puede que no encajen con los que emite la escuela. A veces menoscaban activamente al profesorado y la escolarización para fomentar la demanda de sus servicios. 

Si quienes proporcionan las tutorías son docentes, surgen temas diferentes. Se puede suponer que el profesorado está cualificado y conoce los currículos escolares, pero a veces surgen conflictos de intereses. Cuando el profesorado proporciona tutorías complementarias, puede descuidar sus deberes profesionales principales por los que se le paga para dedicar tiempo y energía a sus clases privadas.

¿Qué otros factores determinan el aprendizaje en el aula?

Cuando la mayoría del alumnado recibe clases particulares, el profesorado puede dar por sentado que todo el alumnado que requiere una ayuda suplementaria la está obteniendo. Incluso aunque los y las docentes no estén proporcionando personalmente las tutorías, esta premisa puede hacer que el profesorado dedique un esfuerzo menor que el que dedicaría en otras circunstancias.

El profesorado puede encontrarse también con que los enfoques de las tutorías privadas, por ejemplo, en matemáticas, chocan con los suyos. Esto puede producir disonancias en el aula; y cuando el alumnado ha aprendido los materiales previamente en las tutorías, es muy posible que se aburran en clase. El alumnado habitualmente respeta a sus tutores o tutoras, a quienes han elegido activamente y a quien abonan una tarifa, más que al profesorado de la escuela. 

La diversidad dentro del aula, cuando parte del alumnado recibe tutorías y otra parte no, también suscita otros temas. Aunque en teoría las tutorías principalmente están dirigidas al alumnado con peores resultados, en realidad es más probable que las reciban quienes tienen mejores resultados.

Y surgen temas éticos. El profesorado que tutoriza a su alumnado puede tener la tentación de reducir deliberadamente los contenidos de sus clases oficiales para así aumentar la demanda de tutorización; y en las clases oficiales estos docentes pueden discriminar al alumnado que no recibe las tutorías.

Así pues, ¿a qué señales debemos prestar atención?

La mayoría de los estudios sobre el aprendizaje en relación con las escuelas no se ocupan de la educación en la sombra. Una razón para ello es que los datos estadísticos y las valoraciones de los balances entre las dimensiones positiva y negativa son inadecuados.

En el nivel gubernamental, se pueden diseñar normativas acerca de quién puede proporcionar tutorías privadas, cuándo, dónde y cómo. Por supuesto se necesitarán partenariados para poner en marcha las normativas. De manera ideal estos deberían incluir a los sindicatos docentes, a los negocios del sector y a los grupos comunitarios. 

Pero no es únicamente un asunto gubernamental: se puede hacer mucho en el nivel de la escuela. De hecho, este nivel es especialmente eficaz, puesto que las direcciones y el resto del personal de los centros escolares están lidiando con individuos que conocen y con circunstancias específicas y no con estadísticas anónimas. Los temas son complejos, especialmente porque vivimos en un entorno cada vez más globalizado y competitivo en el que las familias desean que sus hijos e hijas estén al mismo nivel –y preferiblemente por delante– que los demás. Aquí la comunicación con los progenitores es especialmente importante. 

La educación en la sombra se está expandiendo por el mundo. Hay quien supone que, si podemos mejorar la escolarización, la educación en la sombra desaparecerá. Pero países como China, la República de Corea y Singapur tienen unos potentes sistemas educativos y aún así mucha educación en la sombra. Esto es principalmente porque las sociedades son competitivas. Y en un mundo cada vez más globalizado se están haciendo aún más competitivas. 

La enseñanza y el aprendizaje nunca han estado totalmente confinados dentro de las aulas de la escuela, y ahora la expansión de la instrucción fuera de la escuela es todavía mayor. La escala, naturaleza e implicaciones de las tutorías privadas complementarias necesitan que se le preste mucha más atención de la que han recibido hasta la fecha.
 

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