Divisiones de claseLa clase es un agrupamiento de individuos con posiciones similares y con semejantes intereses políticos y económicos dentro del sistema de estratificación. Las divisiones de clase se basan en tres criterios principales: (1) la posición de la persona en la estructura ocupacional, (2) la posición en las estructuras de autoridad (de cuántas personas recibe órdenes y a cuántas les da) y (3) la posesión de propiedades que den beneficios (la estructura de la propiedad). Estos tres criterios tienden a entrelazarse produciendo divisiones de clase más o menos diferenciadas: — Clase alta: familias que poseen grandes propiedades y autoridad derivada de sus propiedades. — Clase corporativa: personas con una gran autoridad y poder en las grandes corporaciones o en el Estado, aunque no sean propietarios de estas corporaciones (altos ejecutivos). Los últimos indicios señalan que esta clase está aumentando mientras la alta se reduce. — Clase media: aquellos con pocas propiedades, pero posiciones medias y altas en lo que se refiere a ocupación. Se subdivide en clase media alta (médicos, abogados, directivos de empresas menores) y clase media baja (oficinistas, dependientes). — Clase trabajadora: personas con poca o ninguna propiedad, con posiciones medias o bajas en la ocupación y poca o ninguna autoridad. — Clase baja: individuos sin propiedad, a menudo en paro y sin autoridad (los pobres). El término status debe analizarse en conjunción con el concepto de clase. Es una categoría basada en el prestigio y en el logro ocupacional. Un sistema de clases se distingue de otros sistemas de estratificación debido a la mayor posibilidad de logro o de cambios en la ubicación de clase. Lo que existe en realidad es una mezcla de adscripción y logro. La movilidad social es el movimiento individual o de grupo en el sistema de clases. Este movimiento puede ser ascendente o descendente. Fuente: Kerbo, Harold R. Estratificación social y desigualdad: el conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global. McGraw-Hill, 2003. El investigador social británico D.V. Glass distingue, por ejemplo, siete categorías socio-profesionales: 1. Profesionales y altos administrativos: médico, miembro del consejo de vigilancia, etcétera. 2. Directivos y ejecutivos: gerente, campesino independiente, etc. 3. Inspectores, supervisores y otros grados superiores no manuales: maestro de escuela, reportero, viajante comercial, etc. 4. Inspectores, supervisores y otros grados medios no manuales: agente do seguros, dueño do un kiosco de periódicos, etc. 5. Obrero manual cualificado y grados inferiores de empleados no manuales: policía, carpintero, instalador, etcétera. 6. Obreros manuales semicualificados: conductor do camión, etc. 7. Obrero manual no cualificado: barrendero, estibadores del muelle, etc. Divisiones en función de la clase social 1. La clase alta 2. La clase media 3, La clase obrera 4. La infraclase La clase alta La clase alta en la sociedad británica consta de un número relativamente pequeño de individuos y familias que poseen considerables propiedades; estadísticamente, sería indicativo considerar que son el 1% de los poseedores de riqueza. Dentro de la clase alta, tiende a haber divisiones en cuanto a la posición bastante claras, es decir, entre "viejos" y "nuevos" ricos. Las familias cuyas propiedades han pasado de generación en generación menosprecian con frecuencia a quienes se han enriquecido con su propio esfuerzo. Aunque pueden mezclarse en ciertos contextos, quienes proceden de orígenes más humildes a menudo se ven excluidos de los círculos en los que se mueven los ricos de siempre. La propiedad, como subrayan Marx y Weber, otorga poder y los miembros de la clase alta están desproporcionadamente representados en los más altos niveles del poder. Su influencia arranca, por una parte, del control directo del capital industrial y financiero y, por otra, de su acceso a las posiciones más importantes en las esferas política, educativa y cultural. John Scott ha descrito los tres sectores de la clase alta en el siglo XIX: grandes terratenientes, empresarios financieros e industriales (Scott, 1991). Los primeros se consideraban a sí mismos aristócratas pero, a lo largo del siglo, extendieron gradualmente este reconocimiento a los grupos financieros más prósperos. A los industriales, muchas de cuyas empresas se localizaban en el norte, se les mantuvo, y hasta cierto punto se mantuvieron ellos mismos, a cierta distancia. A medida que avanzaba el siglo y crecía su riqueza, fueron cada vez más aceptados por los otros dos sectores. A finales de siglo, los industriales habían adquirido intereses en la tierra y en los bancos y compañías de seguros, en tanto que los propietarios de tierras completaban su renta con los ingresos de sus cargos de directores en las empresas industriales. Scott señala que la fusión de los distintos grupos en el seno de la clase alta ha proseguido a lo largo del siglo XX, aunque continúen algunos conflictos y persistan las divisiones. Por ejemplo, los dirigentes financieros de la City londinense se encuentran a menudo reñidos con los directores de las grandes corporaciones de negocios; las políticas que benefician a un grupo no siempre favorecen al otro. Hoy en día, los terratenientes han dejado de ser casi por completo un grupo diferenciado dentro de la clase alta. Mucha de sus fincas han sido nacionalizadas y los únicos que pueden permitirse dirigir las que quedan al modo tradicional son aquéllos que han hecho dinero por otros medios. La clase media La expresión clase media designa a personas que tienen ocupaciones muy diferentes. Según algunos observadores, la mayoría de la población en Gran Bretaña pertenece a esta clase hoy en día, porque la proporción de trabajos de cuello blanco ha aumentado considerablemente en relación a los de cuello azul. Hay tres sectores bastante distintos dentro de la clase media. La vieja clase media se compone de trabajadores por cuenta propia que son propietarios de pequeños negocios, comercios locales y pequeñas explotaciones agrícolas. La proporción de personas que trabaja por cuenta propia ha disminuido continuamente durante casi todo el siglo, aunque en los últimos quince años se ha dado la vuelta a esta tendencia. En 1981, el 6.7% de la población activa trabajaba por cuenta propia. En 1991 esta cifra había llegado al 10%. Se realizó un estudio para determinar qué hacían en 1991 los que en 1981 trabajaban de este modo. No todos estaban aún en el mercado de trabajo, pero de los que quedaban sólo dos tercios seguían funcionando por cuenta propia (Fielding, 1995), e incluso algunos de éstos habían tenido diversos negocios. Los pequeños negocios son mucho más inestables que los grandes y la mayoría desaparecen a los dos años de su apertura. Sólo el 20% de los que se establecen en el Reino Unido un año cualquiera sigue funcionando cinco años más tarde. Las tiendas y empresas pequeñas son, con frecuencia, incapaces de competir eficazmente con las grandes compañías, los supermercados y las cadenas de restaurantes. Si la vieja clase media no ha disminuido tanto como algunos pensaron que ocurriría (incluyendo a Marx) es porque hay una gran reserva de personas que quieren intentar abrir un negocio propio. Por consiguiente, la mayoría de los que cierran son reemplazados por otros. Los pequeños empresarios suelen tener unas actitudes sociales y políticas bastante características. En algunos países, como es el caso de Francia, muchos han apoyado siempre a los partidos de extrema derecha. La clase media alta se compone principalmente de quienes ocupan puestos directivos o profesionales. Esta categoría incluye a un gran número de individuos y familias y resulta arriesgado hacer generalizaciones sobre sus actitudes y puntos de vista. La mayoría ha tenido algún tipo de educación superior y la proporción de los que mantienen posturas progresistas en cuestiones políticas y sociales, en especial entre los grupos profesionales, es bastante alta. John Goldthorpe, sociólogo y profesor de la Universidad de Oxford, prefiere hablar, más que de "clase media alta", de una "clase de servicios" (service class), expresión que se refiere a los que ocupan puestos de carácter profesional o técnico y a los directivos, y que da nombre a una categoría que, como veremos más adelante, está expandiéndose en las sociedades contemporáneas. La expresión puede inducir a error. Goldthorpe no se refiere a los trabajadores del sector de servicios, sino que tiene en mente a aquellos que "sirven", es decir, que atienden las necesidades de los empresarios, mediante un aparato administrativo que sirve para dirigir las empresas u organizaciones. Aportan unos conocimientos especializados y una experiencia de gestión, a cambio de disfrutar de privilegios como son los altos salarios, la seguridad en el trabajo y otras prestaciones complementarias. Sin embargo, en las últimas dos décadas, a medida que las empresas se han ido librando de trabajadores, intentando reducir su tamaño para ser más competitivas, las condiciones económicas de esta clase se han hecho más inestables y algunos grupos han decidido trabajar por cuenta propia. La clase media baja es una categoría heterogénea en la que entran oficinistas, representantes, maestros, enfermeros y otros. Por lo general, pese a la coincidencia en algunas de sus condiciones de trabajo, la mayoría de los miembros de esta clase suele tener actitudes sociales y políticas diferentes, de las de la mayoría de los trabajadores manuales. El carácter diverso del conjunto de la clase media lo captan, hasta cierto punto, conceptos como los sugeridos por Wright y Parkin. Las personas de esta clase se encuentran en situaciones "contradictorias" de "cierre dual", en el sentido de que están atrapadas entre presiones e influencias contrapuestas. Muchas personas de clase media baja, por ejemplo, se identifican con los mismos valores que las de posiciones mejor remuneradas, aunque, quizá vivan con una renta menor que la de los trabajadores manuales mejor pagados. La clase obrera La clase obrera abarca a quienes tienen oficios manuales, de cuello azul. A igual que en la clase media, tiende a haber divisiones acusadas dentro del conjunto de la clase obrera. Una causa importante de tales separaciones es el grado de cualificación. La clase obrera alta, compuesta por los trabajadores cualificados, ha sido vista con frecuencia como una "aristocracia laboral", ya que sus miembros tienen rentas, condiciones de trabajo y una seguridad en el empleo superiores a las de los puestos de cuello azul. Aunque algunas cualificaciones se han visto socavadas por la evolución tecnológica y esto ha debilitado la posición de los trabajadores en determinadas ocupaciones -como entre los impresores- las circunstancias económicas de los trabajadores cualificados, en conjunto, han mejorado en los últimos años. En muchos sectores sus ganancias han seguido siendo relativamente altas y sus empleos estables; les ha afectado mucho menos el aumento del desempleo que a los trabajadores manuales menos cualificados. La clase obrera baja está compuesta por aquéllos que realizan trabajos no cualificados o semicualificados que necesitan poco aprendizaje. La mayoría de estas ocupaciones generan ingresos más bajos y una menor seguridad en el empleo que las cualificadas. La divisoria entre las ocupaciones de la clase obrera se traza en función del número de horas que se trabaja, es decir, si son a tiempo parcial o de jornada completa, y basándose también en el grado de seguridad en el empleo que tienen los trabajadores. Una distinción entre áreas económicas centrales y periféricas arroja luz sobre este punto. Los sectores centrales son aquéllos en los que los trabajadores trabajan la jornada completa, obtienen ganancias relativamente altas y disfrutan de seguridad en el empleo a largo plazo. Los periféricos son aquéllos en los que los empleos son inseguros, con salarios bajos y en los que hay una alta proporción de trabajadores a tiempo parcial. En los sectores centrales predominan los trabajadores cualificados, junto a una cierta proporción de empleados semicualificados o no cualificados (generalmente hombres de raza blanca), También son los que registran más afiliación a los sindicatos. Otros trabajadores se encuentran en sectores periféricos, donde el nivel de afiliación sindical es bajo. La infraclase Una gran línea de demarcación dentro de la clase obrera se da entre la mayoría étnica y las minorías desfavorecidas, que componen una infraclase que tiene unas condiciones laborales y un nivel de vida bastante inferior al de la mayoría de la población. Muchos de los miembros de esta clase son desempleados a largo plazo o trabajadores que vagan sin rumbo de un empleo a otro. En Gran Bretaña, los negros y los asiáticos están desproporcionadamente representados en la infraclase. En algunos países europeos, los trabajadores emigrantes que encontraron empleo en la época de prosperidad de hace veinte años, ahora forman una parte considerable de este sector de la clase obrera. Este es el caso, por ejemplo, de los argelinos en Francia y de los emigrantes turcos en Alemania. La naturaleza de la infraclase ha sido objeto de un gran debate sociológico. Gran parte de la discusión se ha centrado en los Estados Unidos, especialmente en lo referente a la situación de los negros pobres en el centro de las ciudades. William Julius Wi1son ha señalado que la población negra estadounidense está partida en dos. En The Declining Significance of Race, Wilson, utilizando investigaciones realizadas en Chicago, señalaba que en las tres o cuatro décadas anteriores había aparecido en los Estados Unidos una importante clase media negra, compuesta por trabajadores de cuello blanco y profesionales. No todos los negros estadounidenses continúan viviendo en guetos urbanos y Wilson indica que lo que empuja a vivir en ellos a los que quedan no es tanto la discriminación racial como otros factores de tipo económico; es decir la clase más que la raza. Las viejas barreras racistas están desapareciendo y los negros se encuentran encerrados en el gueto por su peor situación económica (Wilson, 1978). El trabajo de Wilson desató una polémica que aún despierta pasiones. El analista político conservador Charles Murray estaba de acuerdo en que existía una infraclase negra en la mayoría de las ciudades importantes. Sin embargo, según este autor, los negros estadounidenses se encontraban en el escalón más bajo de la escala social a causa de las mismas políticas asistenciales que pretendían mejorar su situación. La gente ha llegado a depender de las limosnas de los servicios sociales y a construir una "cultura de la pobreza" alrededor de esta dependencia. Por lo tanto, carece de incentivos para buscar trabajo, crear comunidades sólidas o mantener la estabilidad de sus matrimonios (Murray, 1984). Wilson, al responder a las afirmaciones de Murray, repitió sus argumentos y los extendió utilizando de nuevo investigaciones llevadas a cabo en Chicago. Señalaba que el desplazamiento de muchos blancos hacia las áreas residenciales, el declive de las industrias urbanas y otros problemas económicos de las ciudades habían generado altas tasas de desempleo entre los hombres negros. Wilson achacaba las formas de desintegración social señaladas por Murray, incluyendo el alto porcentaje de madres solteras negras, a la disminución del número de hombres (con trabajo) "casaderos". Posteriormente, Murray aplicó sus argumentos al Reino Unido (1990), para señalar que, por el momento, no hay en este país una infraclase claramente definida, pero que se está desarrollando rápidamente. Comprenderá no sólo a miembros de las minorías étnicas sino a blancos procedentes de áreas empobrecidas en las que avanza la desintegración social. Sin embargo, el trabajo de Murray ha sido criticado con agudeza por otros sociólogos que trabajan en el caso británico. Consideraremos más tarde la validez de las afirmaciones de este autor. Sin embargo, en primer lugar nos ocuparemos de los cambios que están influyendo en aquéllos que están en la cima de la estructura de clases. Fuente: Giddens, Anthony. Sociología. Alianza Editorial, España, 2000.
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Octubre 2020
AutorLeonardo Pittamiglio |