El viento susurra secretos
(no del todo inocentes)
en mi oído.
Delata mi corazón
su palpitar exaltado,
llega el mar y rompen sus olas
sobre las arenas de mi vientre.
La sal llena mis heridas
que se abren al sol,
palpitantes,
estallan mis entrañas,
se desgarran
en la marea que avanza
con la fuerza de un huracán
llega la calma palpitante,
en la humedad
que lo ha cubierto todo.
Lourdes Muñoz
lulinaescribe
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