Nota: Abigail Guevara
Ilustración: Andrea Ayala

Durante el embarazo es común escuchar que es necesario complementar una dieta con ácido fólico, pero ¿por qué se hace tanto énfasis en su ingesta?, ¿qué es y qué papel juega en este periodo? El ácido fólico es la forma sintética de una sustancia llamada “folato” o vitamina B9, la cual juega un papel fundamental durante la formación de un bebé, debido a que interviene en procesos como el desarrollo del sistema nervioso, el metabolismo de aminoácidos, entre otros. De hecho, se puede obtener a través de ciertos alimentos. Por ejemplo, el hígado de res, las judías, las espinacas y los espárragos son los que tienen mayor cantidad de ácido fólico.

De acuerdo con múltiples estudios, se ha visto que complementar la dieta con ácido fólico antes y durante el embarazo previene hasta en un 72 por ciento que el recién nacido sufra algún defecto del tubo neural (estructura a partir de la cual se forma el cerebro, la médula espinal y otros componentes fundamentales del sistema nervioso); asimismo, previene cardiopatías congénitas, restricción del crecimiento intrauterino y anemia.

El desarrollo de este tipo de defectos puede ocasionar la ausencia de partes del cráneo y cerebro (anencefalia), falta de cierre en la columna vertebral y la salida de la médula espinal (espina bífida). Se estima que estas lesiones se presentan en cuatro de cada mil recién nacidos, sin embargo, la deficiencia de ácido fólico en el embarazo no es la única causa de defectos del tubo neural, ya que en algunos casos se asocia a otros factores como la obesidad materna, mal control de glucosa en madres diabéticas, el consumo de algunos fármacos y factores genéticos.

En embarazadas sanas la dosis recomendada de ácido fólico es de 0.4 miligramos al día; mientras que se podría necesitar una dosis mayor en aquellas que tienen un alto riesgo de tener un recién nacido con defectos del tubo neural o que haya demostrado tener una deficiencia de ácido fólico durante el embarazo. Idealmente se debe consumir 3 meses antes de la concepción y en caso de aquellas que ya están embarazadas, se debe consumir lo antes posible, por lo menos hasta las 12 semanas de gestación.

El suplemento con ácido fólico es solo una de las muchas medidas y cuidados que se aconsejan durante el embarazo, además de acudir a las citas de control prenatal con el personal de salud.

 

 

Referencia: Control prenatal con atención centrada en la paciente. Guía de Evidencias y Recomendaciones: Guía de Práctica Clínica. México, CENETEC, 2017. J.D. van Gool et al. Folic acid and primary prevention of neural tube defects: A review. Reproductive Toxicology. 80:73-84. (2018).