¿El bien y el mal?

Desde que una persona nace, una de las grandes misiones de los progenitores o/y educadores es que dicho individuo pueda diferenciar el bien del mal y por consiguiente hay que felicitar cuando hace el bien y condenar el mal. Pero, ¿podemos vivir en un planeta en el que solo se haga el bien y no haya mal? El mundo cinematográfico ha intentado en innumerables ocasiones crear un mundo perfecto en el no existe el mal ni el malvado y, sin embargo, nunca tiene un largo recorrido un planeta de esas características.

Pensemos en las guerras que han asolado muchísimos territorios a lo largo de los siglos, se supone que son para combatir el mal, pero ambos lados plantean que el contrario es el malvado, ¿han servido de algo todas estas guerras? Lo dejo a la reflexión de quién me lea. Dicho todo esto me quiero centrar en una guerra en particular, que ha ido evolucionando con el tiempo y se ha dividido la forma de los enemigos hasta el punto de no saber quién es el malo de verdad. Hablo de la religión islámica, aquellos que la practican y el terrorismo.

Otra pregunta, ¿quién es el verdadero enemigo: el Islam, los musulmanes o un grupo violento de personas que actúan en nombre de toda una religión? Y se podría aplicar a diversos grupos terroristas que aplican la violencia contra los que son o piensan diferentes a ellos. Acaso odiábamos a todos los vascos por albergar una de las mayores bandas terroristas de nuestra historia, a los colombianos por la guerrilla de las FARC, a los irlandeses por el IRA o incluso hemos odiado a toda Alemania por una Guerra Mundial sanguinaria… creo que no, entonces ¿por qué no aplicamos los mismos parámetros para el Islam y sus devotos?

Hay muchos factores a tener en cuenta para responder a esta última pregunta, pero me concentraré en las más importantes. La primera de todas es que los países denominados como “desarrollados” tienden a ser muy etnocéntricas y, por lo tanto, considerar como inferior a todo lo que provenga de países “subdesarrollados”. La religión islámica tiene su cuna en uno de esos territorios subdesarrollados y ya es una excusa para poder odiar todo lo que provenga de ello. Podemos añadir que, como casi todas las religiones monoteístas, en el islam solo hay un dios verdadero y todos los que no crean en Él son considerados infieles. Actualmente, esto no sería algo de relevancia a no ser que se haya creado una red mundial para combatir a los infieles en nombre de esta religión y ejercer una violencia en todo el mundo.

Los occidentales creemos que somos el objetivo del terrorismo islámico, que nuestros valores morales judeo-cristianos están en peligro y cada vez que esa violencia se manifiesta en alguno de nuestros países nos sienta como un verdadero golpe a nuestra paz y libertad que nos proporciona dichos valores. Nos hemos empeñado en romantizar a Oriente, no nos preocupamos en conocer lo que proviene del Sur sino que construimos una imagen basada en estereotipos que muchas veces son falsos. Fuimos los occidentales los que creamos y propulsamos la dicotomía entre Oriente y Occidente y nos olvidamos de todos los conocimientos compartidos entre ambos mundos. Además, nuestros esfuerzos deberían ir a superar las diferencias que nos separan y concentrarnos en lo que nos podría unir y una de ellas es acabar con el terrorismo islámico.

El terrorismo islámico es una agresión a nuestra sociedad fundamentada con unos valores lejos de lo que dicta alguna religión en particular. El objetivo de la yihad era luchar por la única religión verdadera, pero ha evolucionado en una guerra para controlar la población y hacer las cosas como digan solo unos pocos. El ejemplo más claro es que Afganistán es uno de los países más afectados por el terrorismo islámico en los últimos meses, y si el COVID-19 campa a sus anchas por Europa, en el oeste de África lo hace los ataques yihadistas donde en medio año han muerto más de 12.000 personas, según el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET).

Con todo esto no quiero menospreciar los atentados yihadistas que ocurren en Europa o en otros Estados del mundo “occidentalizados”. Cualquier tipo de violencia es despreciable y más el que hace que las sociedades crean una imagen errónea del “otro”, de los musulmanes. Existe un pánico moral que va construyendo este retrato, apoyados también por los medios de comunicación y los gobiernos. Los medios de comunicación reconstruyen la vida de los autores de los atentados, nos dan una imagen física de cómo es un terrorista y proporcionan una ayuda al imaginario colectivo que todo aquel que va a una mezquita a rezar o que tenga ciertos rasgos fenotípicos seguramente sea un islamista radical. Por su parte, el papel de gobierno es poner un objetivo geográfico y darnos los culpables de que exista el terrorismo, es decir, las misiones del ejército en África y Oriente Próximo con la excusa de combatir el terrorismo es su propio terreno también ayuda a la sociedad a proclamar que x país es desde donde salen los enemigos.

Posiblemente, en anteriores décadas, la solución de cerrar las fronteras, no dejar pasar a ningún extranjero que procediese de países sospechosos de acoger el terrorismo y expulsar a los que ya se encontraban aquí hubiese funcionado para frenar al terrorismo islámico y dar paso a un mundo mucho más cruel y racista que ahora. Pero no ha sido así y quién piense que aún puede funcionar, se equivoca. Vivimos en un mundo globalizado donde en segundos podemos saber que ocurre en la otra punta del planeta, donde las ideologías se comparten y discuten, ya no hace falta viajar a un país árabe para convertirse al islam o desarrollar ideas afines a la yihad. Esto nos lo ha demostrado los últimos atentados ocurridos en Europa, los autores eran personas nacidas en el país con un lejano parentesco al mundo musulmán pero que se juntaban con malas compañías.

Me podría extender mucho más (y seguramente lo haga en otro blog) porque, como ya he dicho anteriormente, se podría ver desde muchas otras perspectivas. Me gustaría acabar con una reflexión: ¿realmente se puede culpar a todo un colectivo de lo que hace un par de individuos? Quisiera recordar que el islam es la religión mayoritaria de África y casi todo el sur de Asia, dos continentes muy extensos.

~Patricia Bethencourt.

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