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Hematoma epidural intracraneal

EHematoma epidurals una hemorragia venosa o arterial que se situa entre el cráneo y la duramadre, complicación que puede ocurrir después de traumatismos craneoencefálicos (TCE) aparentemente banales.

Su identificación y evacuación quirúrgica precoz es muy importante ya que puede dar lugar de forma brusca, e incluso tras un intervalo lúcido variable, a una compresión cerebral y herniación.

Son lesiones neuroquirúrgicas de extrema gravedad y peligro de muerte (Luna y col., 1997).

Epidemiología

El conocimiento de la epidemiología del hematoma epidural traumático puede ayudar en el desarrollo de medidas de salud pública dirigidas a la prevención y la detección temprana de esta enfermedad en la población.

Ocurre en aproximadamente el 1% de todos los traumatismos craneoencefálicos (TCE) que ingresan y en el 22% de los casos con fractura de cráneo.

Es cuatro veces más frecuente en el sexo masculino.

De 2208 pacientes en el período 2001-2004, 89 pacientes tuvieron un hematoma epidural traumático (Cheung y col., 2007)

Aproximadamente la mitad que los hematomas subdurales agudos.

Ocurre generalmente en adultos jóvenes, y es raro antes de la edad de 2 años o después de los 60 (quizás porque la dura es más adherente a la tabla interna en estos grupos).

Más raro aún es la presentación en recién nacido que se da con mayor frecuencia en madres nulíparas (Heyman y col., 2005).

Localización

La localización más frecuente es a nivel temporal 60% con epicentro sobre pterion.

La localización frontal, parietal, occipital y fosa posterior se produce en 5-10% de los casos cada uno de ellos.

Los de fosa posterior pueden presentarse desde signos y síntomas leves que pueden progresar hacia un deterioro rápido hasta la muerte súbita ya que el volumen de la fosa posterior es limitado.

El hematoma epidural bilateral de la fosa posterior se ha descrito hasta 1997 en nueve casos (Gelabert y col., 197).

La presencia de un trauma importante a nivel de la protuberancia occipital debe alertar de que se produzca (Prusty y col., 1995; Khwaja y col., 2001).

En un 30 % de los casos, se evidencia una hidrocefalia obstructiva (Roka, y col., 2008).

Se ha descrito la parálisis bilateral del sexto par como presentación (Johnston y Choudhari. 2003).

En una serie de 19 casos, el intervalo lúcido estuvo presente en ocho (42,10%) casos. En la mitad de los casos, la evolución clínica fue aguda.

La rigidez de nuca y somnolencia fueron los signos clínicos más comunes.

La fractura del hueso occipital, se presentó en 57,89%.

Las lesiones asociadas intracraneales estaban presentes en siete (36,84%) de estos casos.

Dos (11,1%) de estos pacientes murieron a pesar de una cirugía de emergencia.

La Escala de Coma de Glasgow antes de la operación y la presencia de lesiones asociadas supratentoriales fueron importantes factores pronósticos (Mahajan y col., 1993).

Datos epidemiológicos de Sao Paulo-Brasil

Se presenta con mayor frecuencia en los hombres, en la cuarta década de la vida y está más relacionado con las caídas. A su ingreso, una gran parte presentaba un GCS de 13 a 15 y la afectación de la región parietal en la mayoría de los casos (Araujo y col., 2012).

Benin-Nigeria

En 61 pacientes con TAC a causa de accidentes de tráfico, entre 2002-2004 se detectó un hematoma epidural en 5 (8,2%).Más del 80% de los hematomas subdurales y epidurales se asociaron con fracturas de cráneo (Eze y col., 2011).

Clasificación

Traumático

Espontáneo

Raro pero puede ocurrir en la presencia de las malformaciones vasculares durales, coagulopatías, tumores hemorrágicos.

También se han descrito en el lupus sistémico, la cirugía abierta del corazón, hemodialisis y sinusitis (Spennato y col., 2011).

Postoperatorios

A su vez se pueden distinguir dos subtipos:

1.- Hematomas de > 40 cc

2.- Menos de 40 cc. con un cuadro clínico de inicio insidioso y diferentes características radiológicas en comparación con el traumático y los hematomas espontáneos (Pichierri y col., 2012).

Los hematomas epidurales postoperatorios alejados del campo operatorio algunas veces son vistos como una complicación tras drenaje ventricular, derivación ventrículo-peritoneal o craneotomía suboccipital. El mecanismo de formación a distancia de la craniotomía en la fase postoperatoria no está clara (Paiva 2010).

Según la edad

Hematoma epidural del recien nacido

Hematoma epidural en niños

Hematoma epidural en adultos

Etiopatogenia

La hemorragia entre la tabla interna del cráneo y la duramadre se origina con mayor frecuencia por un desgarro de la arteria meníngea mediao una de sus ramas (85% ), esto es por causa, en su mayoría, a una fractura del hueso temporal, aceleración angular de la cabeza, disminución o aumento súbito de cualquiera de los diámetros craneales.

La hemorragia despega la duramadre de la superficie interna del hueso y produce un hematoma que puede aumentar de tamaño y comprimir el cerebro subyacente.

El hematoma epidural también puede deberse a conductos venosos óseos rotos en el punto de fractura o laceración de los senos venosos mayores de la duramadre.

Como la presión venosa es baja, los hematomas epidurales venosos sólo suelen formarse cuando una fractura deprimida del cráneo ha despegado la duramadre del hueso y dejado un espacio en el que se puede formar un hematoma.

Clínica

La pérdida breve de conciencia seguida de un intervalo lúcido (que dura desde unos cuantos minutos hasta horas) con posterior pérdida de conciencia , hemiparesia y dilatación de la pupila ipsilateral se presenta con una frecuencia de < 10 a 27 %.

El 60 % no presentan pérdida de conciencia inicial. Este tipo de hematoma es más frecuente en adultos jóvenes y puede desarrollarse en ausencia de fractura de cráneo, especialmente en niños e individuos jóvenes, pues en estos el cráneo es más elástico que en los adultos.

Otros síntomas y signos serían los siguientes:

Midriasis del lado del hematoma (60 % de los casos) por compresión del tercer par craneal (signo de compresión de la región superior del meséncefalo, que pueden consistir en hemiparesia o rigidez descerebración y por último datos de afección del tallo encefálico y muerte). Al final se desarrolla una hernia transtentorial.

Tumefacción en piel cabelluda de región temporo-parietal. Otorrea homolateral al sitio del hematoma Cefalea unilateral de las lesiones

Alteraciones sensitivas, hemihipoestesia, afasia hemianopsia homónima.

Posturas especiales, giro de cabeza, desviación conjugada de mirada hacia el lado de lesión.

Ataque de convulsiones generalizadas

Signos de parálisis del tercer par craneal, ptosis palpebral, midriasis y estrabismo divergente.

Los hematomas epidurales pueden clasificarse según la aparición de hipertensión endocraneana:

1. Agudo: Cuando la hipertensión endocraneana es en las primeras 48 horas post trauma.(lo más frecuente)

2. Subagudo: cuando los signos aparecen entre el segundo día y una semana postrauma.

3. Crónico: Los signos son visibles después de una semana; en ocasiones puede haber afectación del tercer y sexto par craneal dando parálisis completa del ojo afectado.

Se puede agravar con un aumento agudo de presión endocraneana, los signos en este caso serían los siguientes:

Respiración irregular Bradicardia Hipertensión ocasional

La hemiparesia ipsilateral se puede producir por compresión del pedúnculo cerebral opuesto en la incisura tentorial (fenómeno de Kernohan o de incisura tentorial). Kernohan y Woltman lo describieron en 1929. Clínicamente se traduce por una focalidad ipsilateral, y en apariencia incongruente, a la lesión original. Esta lesión anatomopatológica, denominada Hendidura de Kernohan (Kernohan’s notch) debido a su apariencia de muesca o surco, está bien documentada mediante RM en un trabajo de J. Giménez-Pando en la revista Neurocirugia 2004 Aug;15(4):384-7, concluyendo que ante un paciente con focalidad neurológica ipsilateral a una lesión expansiva supratentorial en el cual la TC no explique la clínica, una RM podría demostrar lesión del pedúnculo cerebral contralateral.

Diagnóstico

En la RX de cráneo no se muestra la fractura en el 40 % de los casos.

TAC cerebral y craneal

La lesión es biconvexa de alta densidad entre el cráneo y la masa encefálica, en el 84% de casos. En el 11% convexo y luego de distribución recta y en el 5 % se asemeja al hematoma subdural.

Es generalmente uniforme en su densidad, bordes definidos, contiguo con la tabla interna. En raras ocasiones el hematoma epidural es isodenso y solamente se visualiza tras la inyección de contraste (3).

Si se han identificado fracturas craneales aunque el TAC cerebral sea normal, la presión intracraneal (PIC) sea normal se realizará TAC de control en los días siguientes para descartar un hematoma epidural tardío y por supuesto un TAC inmediato ante cualquier deterioro clínico-neurológico (5).

Diagnóstico Diferencial

Incluye una presentación posttraumática descrita por Denny-Brown consistente en un intervalo lúcido; seguido de bradicardia y vómitos. Teoría: una forma de síncope vagal, pero que debe ser diferenciada del hematoma epidural.

Tratamiento

Craniotomía con evacuación de hemorragia y control del vaso sangrante y anclaje dural.

Indicación quirúrgica.-

1. Paciente con síntomas focales o de presión intracraneal elevada 2. Asintomáticos mayores de 1cm. de anchura. 3. En edad pediátrica mayor agresividad en la indicación quirúrgica 4. Todos los de fosa posterior

Tratamiento conservador.-

En los casos de hematomas subagudos o crónicos sin efecto masa y que el estado neurológico sea bueno. Pueden administrarse corticoides.

TAC inmediato en caso de deterioro. TAC de control en 1 semana. TAC de control en 1 a 3 meses para documentar la resolución del hematoma.

Pronóstico

El retraso en el diagnóstico y tratamiento están íntomamente relacionados con el aumento de la mortalidad y el mal resultado funcional (Pereira y col., 2005).

Mortalidad entre 20-55% en serie antiguas.

Con la rápidez en el diagnóstico y tratamiento se ha llegado a reducir hasta un 5-10%.

La falta de intervalo lúcido empeora el pronóstico.

El 20% de pacientes también tienen un hematoma subdural agudo en la autopsia o la intervención, con una mortalidad entre el 25-90%.

Casos Clínicos

1.-

Paciente de 26 años, sufre accidente de moto sin pérdida de conciencia.Desde entonces cefalea de predominio frontal. Exploración neurológica:Consciente , orientado y sin focalidad neurológica Exámenes complementarios:TAC cerebral pequeño hematoma epidural laminar occipital izquierdo.

Actitud conservadora.

2.-

Paciente de 18 años, sufre accidente de moto con pérdida de conciencia.Desde entonces comatosa Exámenes complementarios:TAC cerebral hematoma epidural frontotémporoparietal

En el TAC con ventana ósea se aprecia la fractura.

Indicación quirúrgica: Craneotomía – Evacuación.

3.-

Neonato que tras parto mediante fórceps presentaba en días siguientes hipotonía.

Para descartar afectación cerebral se solicitó una RM cerebral que mostraba un hematoma epidural subyacente al cefalohematoma parietal derecho.

Indicación quirúrgica: Craneotomía – Evacuación.

Bibliografía

Araujo, João Luiz Vitorino, Ulisses do Prado Aguiar, Alexandre Bossi Todeschini, Nelson Saade, and José Carlos Esteves Veiga. 2012. “Epidemiological Analysis of 210 Cases of Surgically Treated Traumatic Extradural Hematoma.” Revista Do Colegio Brasileiro De Cirurgioes 39 (4) (August): 268–271.

Cheung, Phoebe S Y, Jenny M Y Lam, Janice H H Yeung, Colin A Graham, y Timothy H Rainer. 2007. «Outcome of traumatic extradural haematoma in Hong Kong». Injury 38 (1) (Enero): 76-80. doi:10.1016/j.injury.2006.08.059.

Eze, K C, and F O Mazeli. 2011. “Computed Tomography of Patients with Head Trauma Following Road Traffic Accident in Benin City, Nigeria.” West African Journal of Medicine 30 (6) (December): 404–407.

Gelabert, M, A Prieto, y A G Allut. 1997. «Acute bilateral extradural haematoma of the posterior cranial fossa». British Journal of Neurosurgery 11 (6) (Diciembre): 573-575.

Heyman R, Heckly A, Magagi J, Pladys P, Hamlat A: Intracranial epidural hematoma in newborn infants: clinical study of 15 cases. Neurosurgery 57:924-929; discussion 924-929, 2005.

Johnston, N J, y K A Choudhari. 2003. «Bilateral sixth nerve palsy: a rare presentation of postoperative posterior fossa extradural haematoma». British Journal of Neurosurgery 17 (3) (Junio): 272-273.

Khwaja, H A, y P J Hormbrey. 2001. «Posterior cranial fossa venous extradural haematoma: an uncommon form of intracranial injury». Emergency Medicine Journal: EMJ 18 (6) (Noviembre): 496-497.

Luna F, Falndez Zbinden B, Morales M, Holzer Maestri F, Martinez C. Hematoma extradural: revisión de 100 casos operados. Rev chil neuro-psiquiatr. 1997;35(2):229-32

Mahajan, R K, B S Sharma, V K Khosla, M K Tewari, S N Mathuriya, A Pathak, y V K Kak. 1993. «Posterior fossa extradural haematoma–experience of nineteen cases». Annals of the Academy of Medicine, Singapore 22 (3 Suppl) (Mayo): 410-413.

Paiva, Wellingson Silva, Arthur Maynart Pereira Oliveira, Almir Ferreira de Andrade, Roger Schmidt Brock, y Manoel Jacobsen Teixeira. 2010. Remote postoperative epidural hematoma after subdural hygroma drainage. Case Reports in Medicine 2010: 417895. doi:10.1155/2010/417895.

Pereira CU, Santos EAS, Cavalcante S, Serra MV, Pascotto D, Fontora EAF. Hematoma extradural intracraniano. J bras neurocir. 2005;16(1):25-34.

Pichierri, Angelo, Andrea Ruggeri, Pasquale Donnarumma, and Roberto Delfini. 2012. “Postoperative Extradural Hematomas.” Journal of Neurological Surgery. Part A, Central European Neurosurgery (November 8). doi:10.1055/s-0032-1326939.

Prusty, G K, y A Mohanty. 1995. «Posterior fossa extradural haematoma». Journal of the Indian Medical Association 93 (7) (Julio): 255-258, 254.

Roka, Y B, P Kumar, P Bista, G R Sharma, y P Adhikari. 2008. «Traumatic posterior fossa extradural haematoma». JNMA; Journal of the Nepal Medical Association 47 (172) (Diciembre): 174-178.

Spennato, P. et al., 2011. Spontaneous intracranial extradural haematoma associated with frontal sinusitis and orbital involvement. Neurological Sciences: Official Journal of the Italian Neurological Society and of the Italian Society of Clinical Neurophysiology. Available at:http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21904864

1. Agrawal D, Cochrane DD: Traumatic retroclival epidural hematoma-a pediatric entity? Childs Nerv Syst, 2006.

3. Mendonca R, Lima TT, Dini LI, Krebs CL: Bilateral isodense epidural hematoma: case report. Arq Neuropsiquiatr 63:862-863, 2005.

4. Paterakis KN, Karantanas AH, Hadjigeorgiou GM, Anagnostopoulos V, Karavelis A: Retroclival epidural hematoma secondary to a longitudinal clivus fracture. Clin Neurol Neurosurg 108:67-72, 2005.

5. Radulovic D, Janosevic V, Rakic M, Durovic B, Slavik E, Lakicevic N: [Delayed epidural hematoma after mild head injury]. Vojnosanit Pregl 62:679-682, 2005.

HSC

Hematoma subdural crónico

El hematoma subdural crónico (HSC) se encuentra localizada entre la duramadre y la aracnoides cerebral, y englobada por una membrana de nueva formación.

Historia

La autopsia en una momia egipcia femenina de 2200 años, que fue examinado en 1975, probablemente sea la primera constancia de un hematoma subdural.(Riddle..).

Quizás las numerosas trepanaciones encontradas en múltiples excavaciones tengan relación con las intervenciones sobre hematomas subdurales. En épocas prehistóricas, varias enfermedades fueron atribuidas a malos espíritus y la curación obtenida podría estar relacionada con esta salida de material por el cráneo.

Hippocrates sugirió que el cráneo sea abierto en ciertos casos de ceguera.

En la publicación Observationes anatomicae ex cadaveribus eorum quos sustulit apoplexia publicado en 1675 por Johann Jacob Wepfer se describen 2 casos de seroma subdural atribuyéndose a él los primeros casos descritos.

Giovanni Battista Morgagni, en 1761,comienza a investigar sobre la causa de la hemorragia entre las meninges.

Wolfgang Amadeus Mozart el gran músico del siglo XVIII, podría haber sido víctima de un HSDC basado en la reconstrucción forense del tejido relacionado con el cráneo. El cráneo reveló una fractura temporal y erosiones concomitantes como se aprecian en HSDC de muchos años de evolución y que podrían estar relacionadas con las conocidas caidas del músico en 1789 y 1790.

Denominado como paquimeningitis hemorrágica interna por Virchow en 1857, responsable de la idea falsa de formación de una membrana debido a inflamación crónica. Las hemorragias dentro de estas membranas serían las responsables del empeoramiento secundario del estado neurológico del paciente.

Hacia el final del siglo XIX, médicos británicos,americanos y alemanes se dieron cuenta que la mayor parte de pacientes con pachymeningitis hemorrágica tenían una historia previa de un traumatismo craneal.

El Dr. Hulke del Middlesex Hospital en Londres publicó el primer tratamiento quirúrgico con éxito en The Lancet en 1883.

En 1914 Trotter en su publicación establece la indicación quirúrgica en los casos de sospecha y que están acompañados de un edema de papila. Estaba convencido que una lesión trivial puede romper una vena, que provocara un HSDC y por tanto sugirió el nuevo término ‘ hematoma subdural crónico ‘.

En 1902 Neisser y Abadejo propusieron la punción craneal como método diagnóstico pero fué abandonado por accidentes poco tiempo después. (La piel, el hueso y la dura se abrían con un taladro eléctrico con el paciente despierto sin anestesia y se realizaba una biopsia a ciegas).

En 1918, Walter Dandy introdujo la neumoencefalografía y en 1927, Egaz Moniz informó sobre sus experiencias con la arteriografía cerebral. Aunque ambas técnicas solo mostraban signos indirectos, por primera vez era posible apreciar el efecto masa.

En 1925, Jackson de Tracy Putnam y Harvey Cushing establecen como terapia la evacuación quirúrgica. (exposición generosa de la lesión a través de una craneotomía o descompresión si se producía edema.)

Desde entonces se ha demostrado que con pequeños trépanos y drenajes se obtienen resultados superiores.

Desde 1960 no se ha producido ningún avance quirúrgico que mejore la morbi mortalidad de esta enfermedad, por lo que las futuras investigaciones están encaminadas en el mejor conocimiento de la fisiopatología para poder incidir de una manera más eficaz en el tratamiento.

La revolución diagnóstica como en otras muchas enfermedades neuroquirúrgicas es la Tomografía Axial Computadorizada en los 70´.

Epidemiología

Es una entidad característica de personas de edad avanzada, con una edad media de 63 años.

Son bilaterales en el 20 al 25 % de los casos.

La caída al suelo es la causa más frecuente de traumatismos en los ancianos.

No sólo el envejecimiento de la población, sino también las tendencias actuales (aumento de los pacientes ancianos que reciben hemodiálisis, tratamiento anticoagulante y/o terapia antiplaquetaria) pueden influir en el aumento de la incidencia (Karibe y col., 2011).

En adultos jóvenes los quistes aracnoideos son un posible factor de riesgo (Chan, Huang et al. 2008).

Etiología

Traumática

El antecedente traumático existe aproximadamente en la mitad de los casos.

No traumática

Otros factores predisponentes pueden ser el etilismo, epilepsia, derivaciones ventriculoperitoneales y pacientes con tendencia a la caida (p.ej accidentes cerebrovasculares previos que producen una hemiparesia).

Coagulopatías

Por tratamiento anticoagulante, terapia antiagregante (Vuk y col., 2010).

En 144 pacientes, se observó una correlación significativa entre la medicación preoperatoria aspirina y reoperación. Por otra parte, la dosis y la duración del tratamiento postoperatorio con heparina de bajo peso molecular, se asoció a un mayor riesgo de reintervención y un peor resultado. El tratamiento intraoperatorio con concentrado de complejo de protrombina condujo a un mal resultado (Forster y col., 2010).

Rust y col., que el riesgo fue de al menos 42,5 veces mayor en los pacientes tratados con warfarina y también mayor en pacientes con aspirina, aunque este riesgo no se pudo cuantificar (Rust y col., 2006).

La indicación de estos medicamentos, especialmente en pacientes de edad avanzada con riesgo de caídas, deben ser cuidadosamente evaluados y controlados (Baechli y col., 2004).

Cáncer

La leucemia y el cáncer de próstata son los cánceres sistémicos más comunes asociados al HSDC.

Las metástasis durales (carcinomatosis paquimeníngea) son relativamente frecuentes en tumores malignos, (8-9% de los pacientes con avanzado cáncer sistémico en la autopsia), rara vez se asocia con hematoma subdural (Comanescu, Rosca et al. 2008).

Los gliomas pueden predisponer al HSD con más frecuencia de lo que se reconoce. La coagulopatía es común y se asocia con peor resultado (Reichman y col., 2012).

Fístula de LCR

La presencia de una fuga espontánea a nivel espinal de LCR, incluso entre las personas mayores que toman anticoagulantes (Schievink y col., 2010).

Fisiopatología

Se postula que la mayoría de los HSC tienen su inicio como hematomas subdurales agudos, por ruptura de alguna vena puente o de pequeñas venas durales.

La degradación de los restos hemáticos puede activar la degranulación plaquetaria y desencadenar una respuesta inflamatoria en las meninges adyacentes, y provocar la formación de neomembranas en la superficie interna (cortical), en contacto con la aracnoides, que es fina y pobremente vascularizada, y externa (dural), más gruesa y vascularizada. Parece ser que estas membranas se forman entre la primera y la cuarta semana del primer acúmulo de sangre. A esto le sigue el crecimiento de neocapilares, fibrinólisis enzimática y licuefacción del hematoma. Se ha constatado un aumento de la fibrinólisis local de la membrana externa del hematoma, de manera que se encuentran bajos niveles de fibrinógeno y plasminógeno, y altos niveles de productos de degradación de la fibrina (PDF), que actúan inhibiendo la cascada hemostática. Por tanto, la evolución del HSC se determina por el balance entre la efusión de plasma o resangrado a través de los neovasos, por su fragilidad y aumento de tensión en las paredes del hematoma a medida que éste crece, y por la capacidad reabsortiva de la neomembrana, función primordial de ésta (teoría osmótica de Gardner). El crecimiento progresivo del HSC se correlaciona con la presentación clínica tardía y su coincidencia en edades avanzadas, ya que existe una adaptación encefálica, por una reducción en su peso de aproximadamente 200 g, entre los 40 y 60 años; de esta manera aumenta el espacio extracerebral entre un 6 y un 11%, y deja así crecer a dicha colección subdural hasta crear problemas de espacio (Feng, Jiang et al. 2008).

Patogenia

Se han observado mayores concentraciones de IL-6 en el hematoma subdural, o el incremento del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y bFGF, un potente inductor de angiogénesis y la permeabilidad vascular en la membrana externa de pacientes con mayor recurrencia (Hong, Kim et al. 2008).

El contenido de VEGF fue significativamente menor en el hematoma de los pacientes con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y el efecto de la administración de dexametasona preoperatoria podría estar relacionado con la supresión de VEGF por los corticosteroides (Nagatani y col., 2012).

En un estudio se apreció que las fugas de LCR al espacio subdural pueden estar implicadas en la génesis de hematoma subdural crónico (CSDH) e higroma subdural (SH) e influencia el postoperatorio de la tasa de recurrencia. Los pacientes que experimentan recidivas de CSDH y SH tienen concentraciones significativamente más altas de betaTPSF que los pacientes que no requieren reintervención por recidiva (Kristof, Grimm et al. 2008).

La patogenia asociada a un quiste aracnoideo no está todavía claro.

Anatomía Patológica

El hematoma es oscuro ( aceite oscuro de motor ), si es claro nos encontramos con una entidad distinta (higroma subdural).

Clínica

Varía desde síntomas como cefaleas, confusión, alteraciones del lenguaje hasta el coma, hemiparesia o crisis epilépticas.

Al ser una entidad característica de personas de edad avanzada, las manifestaciones psiquiátricas aún menores obligan a descartar mediante neuroimagen su existencia, antes de concluir que se deben exclusivamente al envejecimiento (Jomli y col., 2012).

Diagnóstico

Se realiza mediante TAC:

Hematoma subdural hipodenso

Hematoma subdural hipodenso con áreas hiperdensas (resangrado)

El hematoma subdural isodenso es subagudo.

En casos de duda entre un higroma subdural o hematoma subdural crónico el diagnóstico diferencial nos lo proporcionará la RM cerebral en T1W1 que además puede tener valor pronóstico en cuanto a la posibilidad de reacúmulo.

Los hiperintensos tienen menos posibilidad de reacúmulo.

A-Hiperintenso que comparado con el C-Hipointenso tiene mejor pronóstico en cuanto a reacúmulo.

Tratamiento

Corrección de los trastornos de coagulación (Zingale y col., 1999).

Conservador

El papel de los corticoides en el tratamiento no está bien definido.

La evidencia actual no apoya ni rechaza el uso de corticosteroides (Zarkou y col., 2009).

La administración de dexametasona preoperatoria se asocia con una menor tasa de recurrencia y parece no existir mayor incidencia de complicaciones y muertes relacionadas con el tratamiento (Berghauser y col., 2011).

Para los pacientes con síntomas leves, independientemente del tamaño de hematoma existe un enfoque ambivalente, lo que sugiere la necesidad de un ensayo aleatorio bien diseñado (Berghauser y col., 2012).

Aunque está descrito, es muy raro que un gran hematoma subdural crónico se resuelva completamente de forma espontánea (Juković y col., 2012).

Quirúrgico

Existe un espectro de técnicas quirúrgicas.

La trepanación simple y la doble trepanación están entre las técnicas más comunes.

En un análisis retrospectivo de 267 pacientes con hematoma subdural crónico tratados quirúrgicamente, las tasas de recurrencia de los hematomas subdurales tratados con uno o dos orificios no fueron estadísticamente significativos por lo que el número de orificios no afecta a la tasa de recurrencia post-operatoria en el hematoma subdural crónico (Kansal 2010).

En una revisión de la literatura se corroboró esta conclusión (Smith y col., 2012).

Para prevenir la recurrencia se recomienda el uso de drenajes en el espacio subdural, aunque también se ha descrito su colocación subperióstica con mejores resultados a largo plazo (Kaliaperumal y col., 2012).

Los datos publicados sobre la técnica quirúrgica apoyan el drill con drenaje incluso en la cama en pacientes con alto riesgo quirúrgico y hematoma no septado.

También se apoya la craneotomía como una técnica de evacuación de primera línea para los hematomas con membranas significativos, aunque se necesitarían estudios prospectivos más amplios para abordar estos aspectos (Ducruet y col., 2012).

Técnica quirúrgica

En anestesia general, previa asepsia y antisepsia del cuero cabelludo dependiendo del área a operar se realiza una incisión vertical.

La duramadre se abre en cruz.

Se coagula la membrana externa de la cápsula del hematoma con pinza bipolar, se abre y se drena el hematoma irrigando copiosamente con solución salina a temperatura ambiente. Se resecan membranas hasta donde sea posible siempre realizando hemostasis y bajo visión directa.

Después se realizan los mismos pasos descritos para extirpar parcialmente la membrana interna de la cápsula del hematoma. Se verifica por último hemostasis y se llena la cavidad con solución salina.

Se deja un drenaje, sacándolo por contraabertura a distancia de 3 cm aproximadamente.

Se sutura por planos hasta piel en la forma acostumbrada y se deja el equipo de drenaje cerrado utilizando presión negativa del mismo sistema por espacio de 2 a 3 días.

Complicaciones

La revisión de la literatura internacional demuestra que la mortalidad posoperatoria después de una craniotomía por trepanotomía de un hematoma subdural crónico varia considerablemente desde 0% de mortalidad hasta un 23% aproximadamente.

También se puede producir una hemorragia cerebral, que de forma excepcional se puede producir tras retirada del drenaje (Vladislav y col., 2012).

Crisis epilépticas.

La complicación de mayor relevancia para los fines prácticos es, la recurrencia del hematoma subdural crónico.

Recurrencia

Las tasas de recurrencia varían entre el 5 y el 33% (Gautschi y col., 2010).

El análisis univariado reveló que hubo una tendencia de las diferentes tasas de recurrencia entre los distintos tipos de hematomas.

La presencia de una colección masiva postoperatoria de aire tiende a estar asociado con la recurrencia de hematoma. El análisis multivariado reveló que el hematoma separado se asocia significativamente con la recurrencia.

Ni el análisis univariado, ni el análisis multivariante pudo demostrar una asociación entre la dirección del tubo de drenaje y la recurrencia (Ohba y col., 2012).

La desviación de la línea media (≥ 5 mm), diabetes mellitus, epilepsia preoperatoria, tamaño del hemtoma (≥ 20 mm), y el tratamiento anticoagulante fueron predictores independientes de recurrencia. Con respecto a la arquitectura interna del hematoma, la tasa de recurrencia fue significativamente menor en el homogéneo y el tipo trabecular que el laminar y el tipo separado (Chon y col., 2012).

Pronóstico

Aunque persista colección hemática tras la intervención se suele reabsorber en los próximos meses. No se recomienda intervenir con la excepción de que la colección sea mayor que antes de la operación o que no se resuelvan los síntomas previos.

En una serie se encontró un drenaje incompleto en el 18% de los casos y neumoencéfalo en el 11% de los casos. La mortalidad fue del 2%, que era inferior al publicado en estudios anteriores (Sikahall-Meneses, Salazar-Perez et al. 2008).

Dumont y col., proponen que el hematoma subdural crónico, debe ser concebido como un evento centinela en los ancianos y así analizar la supervivencia a largo plazo ya que las tasas de mortalidad aumenta en este tipo de pacientes, en relación con los datos de mortalidad estandarizadas (Dumont y col., 2012).

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Salomón Hakim y Raymond Addams

Hidrocefalia normotensiva

En su descripción inicial, el diagnóstico de esta entidad requería como criterio ineludible la obtención de un valor normal de la presión del LCR medida por punción lumbar. Sin embargo, la aplicación de la monitorización continua de la presión intracraneal (PIC) como un instrumento diagnóstico nos permite afirmar que la denominación de hidrocefalia de presión normal sólo se sustenta por la tradición, ya que el control continuo de la PIC ha objetivado que los pacientes afectos de este síndrome pueden presentar elevaciones transitorias o continuas de la PIC. Por ello, en la actualidad, la denominación más aceptada y extendida para hacer referencia a esta entidad es la de “hidrocefalia crónica del adulto”, aunque recientemente se debate la posibilidad de que exista la hidrocefalia crónica de la infancia.

Características principales

Tríada clásica: demencia, trastornos de la marcha, in

continencia urinaria aunque puede estar presente solo uno de ellos.

Se observa hidrocefalia comunicante en TAC o RM (Dilatación ventricular)

La presión es normal en las punciones lumbares aleatorias

Los síntomas pueden resolverse con una derivación de líquido cefalorraquídeo (LCR), aunque tampoco es patognomónico.

Puede cursar con:

Trastornos de la marcha, (el más característico), deterioro mental del tipo de lóbulo frontal e incontinencia urinaria (síntoma tardio)

(Cuidado:Paciente con demencia puede padecer incontinencia urinaria).

Historia

Salomón Hakim y Raymond AddamsEntidad clínica descrita en 1965 por  Hakim y Adams. Fué descrito originalmente en Colombia en la tesis de grado No.957 de la Universidad Javeriana de Bogotá (marzo de 1964), que fue elaborada bajo la dirección y asesoría del neurocirujano colombiano Salomón Hakim Dow, quien a la sazón prestaba sus servicios en el Hospital Militar Central de Bogotá. La autora – Olga de Heredia- fue compañera de estudios del editor de Tensiómetro Virtual. La tesis llevó el título de Algunas observaciones sobre la presión del LCR. Síndrome hidrocefálico en el adulto, con presión normal del líquido céfalo-raquídeo. Posteriormente el doctor Hakim –junto al neurocirujano Raymond Adams (profesor de la Universidad de Harvard), hizo al año siguiente una publicación indexada del estudio en la revista Journal of Neurological Sciences. De allí salió la famosa Válvula (programada) de Hakim, a la que este profesor ha dedicado su vida, perfeccionándola constantemente.

Hakim demostró elegantemente el fenómeno de la prensa hidráulica (mayor fuerza a mayor área del continente) donde la hidrocefalia se produce por la fuerza que ejerce el LCR retenido sobre las paredes de los ventrículos laterales del cerebro. Posteriormente Donald Price demostró la migración del líquido a través de las paredes del epéndimo ventricular, algo que claramente se puede apreciar con la resonancia magnética.

Notas Históricas

1965 Primer artículo sobre los síntomas y signos de la hidrocefalia normotensiva Adams et al.

1960’s Gammagrafía isotópica –

1970 Test de infusión Katzman and Hassey

1974 Características de la demencia Albert et al.

1977 TAC y medición de la presión intracranial en la hidrocefalia con demencia Crocard et al.

1982 Tap test en la hidrocefalia Wikkelso et al.

1982 Conductance to outflow of CSF in normal pressure hydrocephalus Borgesen et al.

1986 CSF drainage test (120–500 ml for 5 days) Dilauro

1986 Improvement in neuropsychological tests was observed in patients with a Cout of <0.051 Thomsen et al.

1987 Cerebral blood flow in NPH Mamo et al.

1988 Phosphorus MR spectra in NPH – reversible periventricular acidosis Arnold et al.

1988 External ventricular drain of 300 ml CSF for 5 days Haan et al.

1989 Third ventriculostomy in the treatment of NPH (microsurgical) Magnaes et al.

1993 Resistance to CSF outflow in prediction of outcome after shunting Delwel et al.

1993 High resolution SPECT in NPH before and after shunting Waldemar et al.

1996 MR CSF flow studies in NPH Bradley et al.

1999 CANTAB – Neuropsychological application in NPH Iddon et al.

Epidemiología.-

Edad más frecuente mayores de 60 años y preponderancia ligera de sexo masculino.

Tipos.-

Hidrocefalia idiopática y no idiopática

Etiología de la hidrocefalia no idiopática:

1. poshemorrágica (HSA) 2. postraumática 3. posmeningítica 4. secundaria a una intervención de la fosa posterior 5. tumores, incluida la meningitis carcinomatosa 6. también observada en 15% de los pacientes que padecen DSSA (enfermedad de Alzheimer) 7. defecto de absorción de las granulaciones aracnoidales 8. la estenosis del acueducto puede ser una causa no valorada adecuadamente.

Fisiopatología.-

El mecanismo presumiblemente sea una insuficiente capacidad de absorción del LCR , pero el mecanismo exacto del desarrollo de los síntomas clínicos se desconocen.

Clínica

La tríada no es patognomónica, y también puede observarse en la demencia vascular. 1. trastornos de la marcha

2. demencia: principalmente se expresa por alteración de la memoria y bradifrenia (lentitud de pensamiento) y bradicinesia. 3. incontinencia urinaria: por lo general, no es consciente (es importante destacar que un paciente que padece demencia de cualquier etiología puede ser incontinente).

Trastornos de la marcha

Por lo general, precede a otros síntomas. El paciente marcha con pasos cortos (braquibasia), arrastrados, con aumento de la base de sustentación e inestabilidad al girar. Frecuentemente, sienten que están “pegados al suelo” (denominada “marcha magnética”) y puede resultarles dificultoso iniciar la marcha o los giros. No se observa ataxia de los miembros.

La reducción del control motor, en lugar del deterioro de la conducción motora central, parece ser la responsable de la alteraciones de la marcha (Chistyakov y col., 2011).

Diagnóstico

Exploración neurológica:-Trastorno de la marcha

EEG: no se observan hallazgos específicos en la HNT.

Tests Neuropsicológicos:

Los tests deben ir encaminados a detectar trastornos subcorticales como en la enfermedad vascular subcortical isquémica.

En este sentido recientemente se ha validado la HIV Dementia Scale como útil y especialmente en aquellos pacientes con un test minimental normal.

Déficits leves tras el exámen minimental. (Bradifrenia y Bradiquinesia). Aunque los tests Mini-Mental State Examination, el Seven-Minute Screening Test y el Memory Impairment Screen son más adecuados en la detección de síntomas cognitivos con componentes corticales como en la enfermedad de Alzheimer.

Tests de detección de disfunción de lóbulo frontal(Stroop test…) positivos (1) .

NPH Score

No existe ninguna prueba ni estudio radiologico que sea patognomonico para hacer un diagnostico positivo indudable de la HNT. Se han propuesto numerosas pruebas y criterios diagnosticos para establecer que pacientes probablemente respondan a una derivacion ventricular y cuales no, a fin de evitar posibles complicaciones y operaciones innecesarias, sin por ello dejar de darle la oportunidad a quienes puedan resultar beneficiados. Si bien ninguno de estos procedimientos tiene fiabilidad probada, se describen algunos a continuacion con propositos informativos.

PUNCIÓN LUMBAR

La presión normal de la apertura (PdeA) debe ser < 180 mm H2O. La respuesta a una sola PL (con la extracción de 15-30 ml de LCR o la reducción de la PdeA en = 1/3) o a PL seriadas puede tener algún valor pronóstico. Puede con-templarse la colocación de un drenaje lumbar ambulatorio (véase adelante) en quienes no respondan a la prueba de la PL simple. EL LCR extraído debe enviarse siempre al laboratorio para realizar estudios de rutina. Cabe destacar que los pacientes en los que la PdeA inicial es > 100 mm H2O tienen un índice mayor de respuesta a la derivación.

Monitoreo continuo de la presión del LCR Algunos pacientes que tienen una PdeA normal en la PL pueden presentar, con el monitoreo continuo, picos de presión > 270 mm H2O u ondas B recurrentes. Estos pacientes también suelen tener un índice mayor de respuesta a la derivación.

MONITORIZACIÓN DE LA PRESIÓN INTRACRANEAL Se determinará la presencia de ondas A plateu y el porcentaje de ondas B (aunque estas no parecen tener relación a la hora de determinar si la hidrocefalia es comunicante o no comunicante) (2) .

Sistema de Monitorización Power-LAB de Codman

Drenaje lumbar ambulatorio El drenaje lumbar subaracnoideo se coloca con una aguja Touhy y se conecta con un catéter con cámara de goteo a un colector cerrado; el colector se ubica a la altura del pabellón auricular si el paciente está recostado o a la altura del hombro si está sentado o deambulando. Un sistema de drenaje que funciona adecuadamente debe extraer = 300 ml de LCR por día. Si aparecen síntomas de irritación de las raíces nerviosas durante el drenaje, habrá que retirar el catéter algunos milímetros. Es necesario controlar a diario el recuento de células de LCR y hacer cultivos bacteriológicos (cabe esperar una pleocitosis de = 100 células/mi con sólo la presencia del dispositivo de drenaje). Se recomienda hacer la prueba durante no más de 5 días (tiempo promedio en que se observan mejorías: 3 días).

EXAMEN NEURORADIOLOGICO

(NO HAY EXAMEN NEURORADIOLOGICO QUE SEA PATOGNOMONICO DE HIDROCEFALIA NORMOTENSIVA).

Características en la TC y en la RM:hidrocefalia no obstructiva.

1. condición necesaria: hidrocefalia cuadriventricular (comunicante) 2. características que se correlacionan con una respuesta favorable a la derivación (estas características permiten pensar que la dilatación ventricular no se debe únicamente a atrofia): A. hipodensidad periventricular en la TC o hiperintensidad en el T2 de la RM: generalmente, representan absorción transependimaria del LCR que habitualmente desaparece tras la colocación de la derivación B. colapso de los surcos corticales de la convexidad (en ocasiones, pueden observarse dilataciones focales de los surcos, lagos aracnoidales que constituyen reservónos atípicos de LCR, que suelen desaparecer después de colocar una derivación y que, por lo tanto, no deben considerarse atrofia) C. astas frontales de aspecto redondeado Si bien algunos pacientes mejoran sin presentar cambios en los ventrículos, la mejora clínica muy frecuentemente viene acompañada de una reducción del tamaño ventricular.

1. Índice de Evans (A/E) Esquema del índice de Evans. Este índice, descrito ini­cialmente para calcular el tamaño ventricular en ventriculografías, se obtiene a partir del cociente entre la distancia máxima existente entre las dos astas frontales de los ventrículos laterales (A) y la distancia máxima entre las dos tablas internas en el mismo corte de TC en el que se ha evaluado el parámetro ante­rior (E). Los índices superiores a 0,30 indican dilatación ventricular. Este índice resulta adecuado para el seguimiento de un mismo paciente y para la comparación entre distintos grupos.

2. Índice III ventrículo (C/E)

3. Índice Cella media (D/F)

4. Ventricular score (A + B + C + D)/E x 100

A: distancia ventricular bifrontal máxima. B: distancia entre los n.caudados a nivel del foramen Monroe C: anchura máxima del III ventrículo D: anchura mínima entre ambas cella media E: diametro de tabla a tabla interna a nivel de A y B F: maximo diametro craneal externo a nivel de la medición de D.

RM Cerebral:Medición de volumen del hipocampo normal (Diagn.dif. con Enf. de Alzheimer).

RM espinal: Para descartar obstrucción a nivel espinal.

ClSTERNOGRAFÍA RADIOISOTÓPICA La utilidad de este estudio todavía está en discusión. Una publicación relativamente reciente postuló que la cisternografía no aumenta la seguridad diagnóstica de los criterios clínicos y tomográficos. Técnica: se inyecta en el espacio lumbar subaracnoideo un radioisótopo (p. ej., 2,7 mCi de Tecnecio 99m DTPA diluidos en 1 mi de solución salina). Las imágenes se obtienen mediante gammagrafía planar 3, 6 y 24 horas después de la inyección del trazador (es posible obtener imágenes al cabo de 48 hs si aún se observa franca actividad ventricular en las imágenes obtenidas después de 24 horas; sin embargo, si se desea efectuar ese control tardío es necesario utilizar otro radioisótopo de vida media más larga, p. ej., Indio 111). Criterios convencionales de un estudio normal: la radiactividad está distribuida con simetría por toda la convexidad a las 24 horas de aplicado el contraste, y no se observa actividad ventricular en ningún momento del estudio. No obstante, en un trabajo se sostiene que hasta 41% de los estudios normales muestran actividad transitoria en los ventrículos (hasta las 24 horas, pero no transcurrido más tiempo). Hallazgos que pueden indicar mejores probabilidades de respuesta a una derivación: de todos los descriptos a continuación, sólo el no. 2 constituye un indicador confiable de la presencia de HNT. 1. barrido inicial (4-6 horas después de la inyección): radiactividad en los ventrículos (se presume que el reflujo es causado por una obstrucción del flujo saliente). También puede observarse en casos normales. 2. barrido tardío (al cabo de 48-72 horas): persistencia de la actividad ventricular. Los pacientes que presentan este hallazgo son los que tienen mayor probabilidad de mejorar con la derivación (= 75% de probabilidad) 3. actividad persiste en la convexidad: estos pacientes son los que tienen menor probabilidad de mejorar 4 cisternografía cuantitativa A. se considera que los pacientes en los que desaparece más de 50% de la radiactividad intracraneal total al cabo de 24 horas tienen una velocidad adecuada de absorción general y, por ende, es improbable que mejoren con una derivación. No obstante, otros estudios no han hallado ninguna correlación entre la eliminación de la radiactividad y la respuesta a una derivación B. un estudio halló que si la proporción entre la actividad ventricular y la intracraneal total (V/T) al cabo de 24 horas es > 32%, habría una respuesta satisfactoria a la derivación, mientras que la proporción V/T < 32% no excluía por completo la posibilidad de mejoría.

Medición del flujo cerebral: si bien algunos estudios indican lo contrario, la medición del flujo cerebral no muestra hallazgos característicos en la HNT; por ende, no son de utilidad para pronosticar qué pacientes pueden tener buena respuesta a la derivación. Sin embargo, el aumento del flujo cerebral que se produce después de una derivación se correlaciona claramente con la mejoría clínica.

3) Test de Infusión:

Trastornos endocrinos

En un 31 % de pacientes se detecta disfunción hipofisaria, recomendándose un screening del eje hipotálamo-hipofisario.

En dos pacientes con hipogonadismo, la corrección quirúrgica se asoció con la mejora de los niveles de testosterona (Moin y col., 2012).

Pronóstico

En la actualidad, un alto porcentaje de pacientes puede mejorar tras el tratamiento con shunt, con tasas de complicaciones tempranas y tardías de menos del 12% (Poca y col., 2012).

CANDIDATO IDEAL

-Triada clínica en un periodo corto de evolución y demencia leve.

-Presion inicial de LCR tras PL mayor de 100 mm H2O.

-Presiones con picos mayores de 270 mm H2O o ondas B recurrentes y presión media mayor de 180 tras monitorizacion continua de la presión de LCR.

-TAC y RNM que muestren signos de absorción tranependimaria,compresión de los sulcos cerebrales y balonamiento de las astas frontales.

¿A que pacientes debería realizarse un estudio para descartar hidrocefalia?

Quizá:

Cualquier síntoma de la triada clínica

Índice de Evans igual o mayor 0,3

Rout mayor de 12

Vía Clínica propuesta

Diagnóstico diferencial.-

Enfermedad vascular subcortical isquémica. Enfermedad de Alzheimer

Tratamiento

Antes de pasar a realizar un tratamiento quirúrgico en estos pacientes, es necesario hacer un estudio minucioso para detectar o descartar una demencia senil.

El procedimiento de elección es la derivación ventrículoperitoneal.

Las derivaciones lumboperitoneales se han utilizado, pero tienden a producir sobredrenaje. En general, se aconseja utilizar una válvula de presión media (presión de cierre de 90 mm H2O) para minimizar el riesgo de que se formen hematomas subdurales, aunque la respuesta del paciente puede ser más rápida si se utiliza una válvula de presión baja. Una vez colocada la válvula, el paciente tiene que ir sentándose gradualmente en un período de varios días; este proceso debe ser más lento en quienes presenten cefaleas por hipotensión. Es necesario realizar un seguimiento clínico y tomográfico durante = 6-12 meses.

En la resonancia pueden encontrase tras una derivación lo que Ginat y col., proponen llamar “edema de cuerpo calloso postshunt”, señal difusa en T2 que afecta principalmente el cuerpo de cuerpo calloso, con orientación transversal a lo largo de los tractos de la sustancia blanca que cruzan y festonean el margen posterior de la estructura, aunque en la tractografía el cuerpo calloso está intacto (Ginat y col., 2012).

Los pacientes que no mejoran y cuyos ventrículos no muestran cambios deben ser evaluados en busca de un mal funcionamiento del sistema. Si no se halla obstrucción, será necesario probar con una válvula de menor presión.

Complicaciones

El índice de complicaciones puede alcanzar = 35% (debido a la fragilidad cerebral de los ancianos). Las complicaciones posibles son: 1. hematomas o higromas subdurales: el riesgo es mayor con una válvula de baja presión y en los pacientes mayores, que habitualmente tienen atrofia cerebral. Por lo general, se presentan acompañados de cefalea y la mayoría es de resolución espontánea o permanece estable. Aproximadamente un tercio requiere evacuación y desinstalación de la derivación (temporaria o permanente). El riesgo puede verse reducido si se moviliza al paciente poco a poco después de la intervención 2. infección de la derivación 3. hemorragia intraparenquimatosa en el cerebro 4. convulsiones 5. entre las complicaciones tardías se incluyen la obstrucción o desconexión del sistema de derivación.

El síntoma que tiene mayores probabilidades de mejorar con la derivación es la incontinencia, en segundo lugar los trastornos de la marcha y, por último, la demencia.

Candidato ideal:

• aspectos clínicos: presencia de la tríada clásica. La mayoría de los pacientes que presentan trastornos de la marcha como síntoma primario mejoraron con la derivación; es infrecuente que los pacientes dementes que no padecen trastornos de la marcha respondan a la derivación. • punción lumbar: PdeA > 100 mm H2O • cisternogammagrafía: características típicas de HNT. Las características mixtas o normales no se correlacionan con la respuesta favorable a la derivación • registro continuo de la presión del LCR: presión > 180 mm H2O u ondas B de Lundberg frecuentes. • TC o RM: ventrículos dilatados y surcos colapsados (poca atrofia) La respuesta es más satisfactoria cuando los síntomas han estado presentes durante un lapso corto. Cabe destacar que, por razones desconocidas, muchos pacientes (en especial, los que padecen la enfermedad de Alzheimer) experimentan una mejoría transitoria con las derivaciones VP (podría tratarse de una mejoría de la circulación cerebral y una reducción de la PIC). Algunos pacientes que responden al tratamiento pueden deteriorarse posteriormente, pero antes de atribuir este deterioro al curso normal de la afección, es necesario descartar que la derivación esté funcionando mal o que se hayan formado acumulaciones subdurales.

El primer síntoma que mejora es la incontinencia urinaria después los trastornos de la marcha y por último la demencia.

Existen patrones diferentes de daño en sustancia blanca y que el análisis TBSS (Estudio espacial estadistico del tracto mediante imágenes de tensor de difusión (DTI))es una herramienta prometedora para la realización de análisis precisos voxelwise, con la excepción de las áreas con problemas de registro (Hattori y col., 2011).

Libros

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Síndrome facetario

Faceta dolorosaEl síndrome facetario se puede definir de forma muy general como, dolor o disfunción proveniente principalmente de las articulaciones facetarias (o articulaciones interapofisiarias) y tejidos blandos adyacentes.

Las posturas por tiempos prolongados con el tronco en flexión (por ejemplo sentado inclinado hacia delante) pueden irritar las articulaciones facetarias y producir dolor. Así pues, el síndrome facetario, también tiene un componente postural. Otra causa es la traumática, generalmente con la columna lumbar en hiperextensión, que impacte bruscamente las articulaciones facetarias.

En cerca de un 40% de pacientes con dolor lumbar el dolor es debido a sobrecarga de las articulaciones zigoapofisarias (Síndrome de la facetas posteriores). Son pacientes en que el dolor lumbar aumenta sobre todo con los movimientos de extensión de la columna lumbar.

Componentes frecuentes del origen del síndrome facetario:(A) desgaste del disco intervertebral, (B) aumento de la lordosis lumbar, (C) posturas sostenidas con el tronco en flexión, (D) traumatismos en hiperextensión lumbar.

Los síntomas que produce, además de dolor en la zona lumbar, pueden incluir:

Dolor en el glúteo y cadera.

Rigidez lumbar, especialmente a primera hora de la mañana o después de una inactividad prolongada.

Dolor difuso referido a la pierna por la cara posterior, simulando una ciática, pero sin déficits neurológicos como hormigueos o pérdida de reflejos musculares.

Aumento del dolor con hiperextensión lumbar.

Puede que hasta un 80% de los pacientes con dolor crónico lumbar tengan parte de sus síntomas provenientes de las articulaciones facetarias. En ocasiones los síntomas pueden ocurrir de repente después de un movimiento trivial del tronco lumbar, normalmente en rotación y/o flexión como agacharse a recoger algo del suelo. Un ejemplo de ello es el “acute locked facet síndrome” o síndrome agudo de la faceta bloqueada donde se produce una pérdida repentina de la movilidad muy marcada descrito por el paciente como enganchado o atascado y un dolor muy intenso a cualquier movimiento, ya que las articulaciones facetarias son extremadamente sensibles.

Episodio agudo de síndrome facetario (Acute locked facet sindrome).

Aunque nos estamos refiriendo a la zona lumbar, también se puede aplicar de manera general a la zona dorsal y cervical. En muchos casos de tortícolis cervical el origen está en una irritación de las facetas cervicales y no de un músculo aunque haya un espasmo muscular secundario. Contracturas intensas localizadas entre los omoplatos son frecuentemente debidos a una faceta dorsal inflamada con espasmo muscular asociado.

En resumen, el síndrome facetario no es más que una manifestación de diversos problemas musculoesqueletales poco diagnosticada, y hay que averiguar cuales son las causas especificas de cada caso mediante el examen incluyendo estudios radiográficos para realizar el tratamiento apropiado. Se ha de tratar la causa y no sólo los síntomas que ésta produce, ya que como en la mayoría de los problemas de columna, estos tienden a empeorar con el tiempo siendo más difíciles de tratar.

Tratamiento

Neurotomías facetarias y los bloqueos facetarios.

Disco intervertebral

¿Que es el disco intervertebral?

El disco intervertebral es una articulación fibrocartilaginosa poblada por células pobremente caracterizadas dentro de una extensa matriz extracelular, y como tal, une los cuerpos vertebrales, permite los movimientos entre ellos, y absorbe y distribuye las fuerzas y cargas de todo tipo a que se somete la columna, especialmente los axiales y rotacionales; su participación en los movimientos traslacionales es mínima.

Consta de un anillo fibroso y un núcleo pulposo.

Función

La función del disco intervertebral consiste en permitir un movimiento armónico de la columna y, simultáneamente, servir de apoyo y distribuir las cargas durante el movimiento.

En el adulto las células son de tipo fibrocitico, localizadas principalmente en el anillo fibroso del disco, y de tipo condrocito, habitantes de las capas restantes del disco. Estas células dentro del disco sintetizan la matriz extracelular en la que se encuentran suspendidas y a la que mantienen y reparan. La matriz extracelular esta constituida por una compleja estructura de macromoléculas llenas de agua. La integridad estructural y las propiedades mecánicas del disco dependen de las interacciones de esos dos componentes. Las principales macromoléculas de la Matriz extracelular son el colágeno y los proteoglicanos; las fibras de colágeno están embebidas en un gel de proteoglicanos y agua. Las fibras de colágeno confieren fuerza tensil al disco y son mas abundantes en al anillo externo, donde representan el 70% de sus peso seco, mientras que solo representan el 20% del núcleo pulposo central.

Los proteoglicanos determinan las propiedades viscoelasticas del disco y le confieren rigidez y elasticidad para resistir fuerzas comprensivas; están presentes en mayor concentración en el núcleo pulposo, entre láminas de fibras de colágeno, donde representan el 50% de su peso seco. La interacción entre los proteoglucanos y el agua es de suma importancia, no solo con relación a las propiedades mecánicas del disco, sino también en determinar el ambiente a través del cual ocurre la difusión de nutrientes y de productos de desecho: el disco es esencialmente avascular, de tal forma que las células dentro de él dependen de la difusión de sustancias a través de la Matriz extracelular para su supervivencia. Al nacer, el disco tiene una irrigación sanguínea propia, pero estos vasos comienzan a hacer regresión tan temprano como al segundo año de vida. Hacia la adolescencia, el disco depende del mencionado proceso de difusión a partir de vasos de las vértebras adyacentes. Una serie de mecanismos como trauma por vibración o deformidad, enfermedades vasculares, diabetes, fumar, pueden comprometer el flujo sanguíneo, y por lo tanto, el aporte de nutrientes al disco, que se deshidrata. Además, el platillo vertebral se esclerosa y se calcifica progresivamente y afecta los poros de la zona cribosa, la cual se hace más pequeña y compromete el área de la superficie disponible para la difusión. El resultado neto de compromiso de la difusión es una baja tensión de oxigeno dentro del disco; s establece un metabolismo anaerobio con incrementos de la producción del lactato, e cual no puede ser debidamente eliminado y se acumula. Esto lleva a una disminución del pH que afecta el metabolismo celular y sus funciones de biosíntesis, con degradación progresiva de la Matriz extracelular por activación de metoloproteinasas. Con la acumulación de moléculas degradadas, se obstruye aun más la difusión y se establece así un círculo vicioso. Durante este proceso, hay una producción preferencial de glucosaminoglicano keratan sulfato sobre el condroitin sulfato, lo que resulta en una menor fijación de moléculas de agua que empeora el ambiente de deshidratación reinante.

La matriz extracelular del anillo fibroso sufre degeneración mixomatosa con desgarros circunferenciales y radiales, que aceleran el proceso de degenerativo. El núcleo pulposo se torna cauchoso y seco, con una disminución global de la altura del disco, que pone en alto estrés las relaciones normales interarticulares, ligamentarias y musculares de la UF correspondiente, ya que esta tiene que acomodarse paulatinamente a los cambios en la altura del disco.

Inervación

Derivado de la inervación por el nervio sino-vertebral recurrente de Luschka que inerva carillas articulares, ligamentos vertebrales.

Toda la unidad funcional a excepción del disco. Este nervio parte de raíces posteriores vertebrales y el paciente lo referirá como un dolor inconcreto y no localizado.

Patología

El envejecimiento provoca una disminución de las glucoproteínas del núcleo del disco, que produce, como consecuencia, desecación (deshidratación).

El disco sufre un proceso de degeneración mucoidea y crecimiento interno del tejido fibroso, disminución de la altura del espacio intervertebral y mayor sensibilidad a los traumatismos. El aumento de la presión ejercida sobre el núcleo por las cargas mecánicas lleva a producir desgastes en el anulo fibroso y, finalmente, hernia del núcleo pulposo

Disco intervertebral