Constreñir, según el diccionario, es apretar, reducir, limitar. Cuando hablamos de la voz, y cuando hablamos de constricción nos referimos a ese empuje muscular que se traduce en una reducción del espacio epilaríngeo, que es ese espacio o hueco que se encuentra por encima de los pliegues vocales y llega a la epiglotis.
La constricción no es algo ni malo ni bueno, de hecho, es algo necesario que debe ocurrir cada vez que deglutimos. Las estructuras de la laringe se cierran para evitar que cualquier bebida o comida pase a las vías aéreas. Incluso un cierto nivel de constricción permite lograr la calidad de Twang tan utilizada en la música pop, country, rock, y otras.
Sin embargo es común ver patologías derivadas de un exceso de constricción, generando muchas veces cambios importantes en la fonación e incluso, en muchos casos, la pérdida de la voz.
La disfonía músculotensional
La disfonía músculotensional es un trastorno de la voz que se caracteriza por una tensión excesiva en los músculos del cuello y la laringe durante la producción vocal. Esta tensión puede afectar la calidad vocal y causar síntomas como ronquera, voz entrecortada, esfuerzo al hablar, sensación de fatiga vocal y dolor de garganta. La disfonía músculotensional a menudo está asociada con un uso vocal inadecuado o abusivo, así como con factores emocionales como el estrés y la ansiedad.
En todos los casos el denominador común de estas disfonías es el exceso de uso de este mecanismo constrictor, ejercicio tanto por la musculatura intrínseca de la laringe, como la musculatura extrínseca e incluso por un conjunto de tensiones que vienen desde el cuello y los hombros.
Viendo la totalidad
Se ha observado que la constricción vocal está causada, en la mayor parte de los casos, por tensiones reflejas en los músculos cercanos al mecanismo vocal, y suceden, generalmente como una respuesta refleja a la inspiración, intensificándose en el ataque.
Sin un oído entrenado a identificar las distorsiones tonales que se generan a causa de las constricciones, es fundamental recurrir a la observación de lo que sucede en la musculatura extrínseca y en el patrón de uso de la cabeza, cuello y torso.
Como parte de esta serie de tensiones que acompañan a la constricción vocal encontramos la contracción de los músculos esternocleidomastoideos; la retracción del mentón hacia el cuello; la constricción de la mandíbula; tensión en toda la lengua o en la base.
Recuperar la libertad muscular
La voz debe concebirse como una única función coordinada, y por lo tanto, el abordaje de la constricción vocal debe ser desde múltiples perspectivas.
El tono muscular general debe ser redistribuido de modo que en primer término ocurra un equilibrio en el mecanismo de suspensión total del cuerpo, es decir un óptimo balance entre la acción de los músculos flexores y extensores de piernas y torso que nos permiten estar verticales. Al afectarse este mecanismo de reflejos posturales, la coordinación primaria entre la cabeza y el cuello también se verá interferida, e inevitablemente ocurrirá la constricción vocal.
Sin equilibrio muscular total no hay equilibrio vocal, y sin equilibrio vocal no hay libertad focal.