Universidad Nacional Autónoma de México
Reproducción de los animales domésticos
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Capítulo 10. Puerperio y reinicio de la actividad ovárica

10.5 ETAPAS DEL PUERPERIO

Puerperio temprano: Esta etapa comienza 6 horas después del parto, con la expulsión de la placenta, y dura 10 días. La vaca expulsa una pequeña cantidad de los loquios a través de la vulva, pero la mayor parte es absorbida en el útero. Si se está llevando a cabo una involución normal, el útero se contrae fuertemente cuando se le palpa presentando gran cantidad de pliegues; hasta el sexto día el útero aún no se puede abarcar con la mano. Si el útero se encuentra sin tono y con contenido de líquidos se debe realizar el examen vaginal. Durante los primeros dos días postparto el canal cervical se puede pasar con la mano fácilmente; allí se debe revisar que no hayan quedado restos de placenta, en el ápice de los cuernos; a partir del tercer día solamente se pueden introducir uno o dos dedos en la os cérvix.

Puerperio clínico: Es el periodo en el que el útero vuelve a alcanzar el tamaño del de una vaca no preñada; dura unas 3 semanas y es posterior al puerperio temprano. Al final de esta fase, el endometrio está regenerado y el cuello está cerrado aunque su tamaño aún es grande. El cuerno uterino no gestante regresa a su tamaño original casi completamente, mientras que el que alojaba el feto, así como el cuello, permanecen ligeramente aumentados de tamaño. El proceso de regeneración de las glándulas endometriales se prolonga aproximadamente por 2 días. Externamente, no se encuentra ningún indicio de que el animal dio a luz recientemente, pero a la palpación se pueden encontrar los signos descritos. En este periodo se establece el ciclo estral en vacas productoras de leche (figura 4).

Figura 4. Diferencias del útero durante las etapas del puerperio.

10.5.1 ANORMALIDADES DEL PUERPERIO

La retención de placenta (figura 5) es la anormalidad más frecuente del puerperio y se presenta, por lo general, en ganado especializado en producción de leche. La mayor parte de las vacas expulsa la placenta entre 6 y 12 horas después del parto, pero se encuentran reportes que incluyen 9.4% de animales que presentan retención; y ésta puede llegar hasta los 5 y 7 días postparto. La retención predispone al animal a presentar infecciones endometriales graves y, en este caso, hasta en el 53% de los animales el problema puede ser tan prolongado que llega a afectar la fertilidad futura con todas las consecuencias económicas y sociales que conlleva una disminución en la producción.

Figura 5. Retención placentaria.

Una característica etológica en los herbívoros relativamente común, es la ingestión de los tejidos placentarios; esto se ha explicado como una estrategia para evitar la llegada de predadores que pongan en peligro al ternero. En estudios realizados en sistemas extensivos de ganado Cebú en Colombia, se observó placentofagia en 36.6% de las vacas; este comportamiento se asocia con el momento en que se desprende la placenta: si esto ocurre cuando la madre está dedicada al acicalamiento de la cría, generalmente ocurre la placentofagia pero no es muy probable que ocurra si el desprendimiento ocurre después de tres horas postparto (figuras 6 y 7). Además, se observó que este comportamiento es más frecuente en novillas que en vacas.

En el periparto, se recomienda reunir a las vacas en el llamado “paridero” (figura 8), se vigila el transcurso del parto para mejorar las posibilidades de intervención en caso de distocia; posterior al parto se debe ayudar a levantar el ternero y darle la teta si al cabo de tres o cuatro horas no lo ha hecho espontáneamente, esto es necesario no sólo para la nutrición y la inmunidad de la cría, sino para estimular la secreción de oxitocina que ayudará a las contracciones uterinas y la lactancia de la madre.

Figura 8. Vaca en paridero con su cría.

Ayudar al ternero, no solo a levantarse, sino a mamar calostro en forma oportuna sirve para evitar predadores como caninos y aves carroñeras. Los predadores no sólo pueden transportar la placenta a otros sitios próximos o lejanos y con ella posibles infecciones (B. abortus, por ejemplo), sino que también pueden agredir a la madre que tenga tejidos placentarios que aún no se hayan terminado de expulsar y adicionalmente pueden herir y matar al recién nacido (figura 9). Las aves, particularmente, tienden a picotear los ojos, el ombligo y el ano de aquellos terneros que no se levantan prontamente.

Figura 9. Perros comiendo placenta.

Investigaciones recientes han demostrado que aun en ganado dedicado a la producción de leche y en sistemas intensivos, favorecer que las hembras tengan su parto en el corral, a diferencia de los tradicionales parideros, reduce considerablemente la incidencia de retención placentaria. Es recomendable que el clínico a cargo de la empresa pecuaria tome en cuenta las dos escuelas de pensamiento sobre el manejo del parto e investigue, sea cual fuere el sistema utilizado, la magnitud del problema antes de tomar una decisión que podría ser incorrecta para las condiciones particulares de la empresa pecuaria en cuestión.