España Submediterránea: Bosques de la Meseta Norte – I

Esta ecorregión cubre las cuencas interiores de los principales ríos de la Península Ibérica: El Duero, el Tajo, el Guadiana, el Guadalquivir y el Ebro. Está limitada hacia el norte por los bosques mixtos templados caducifolios de los Pirineos y Cantábricos. Las montañas interiores españolas, las cuales dividen a las numerosas cuencas ribereñas, son hogar de los bosques montanos del noroeste ibérico y de los bosques ibéricos de coníferas (los cuales serán cubiertos en la segunda parte de este post). De igual forma, existen ecorregiones separadas que ocupan las tierras bajas costeras: Los bosques mixtos y esclerófilos mediterráneos del suroeste ibérico al suroeste, las florestas y matorrales ibéricos del sureste, hacia dicha dirección, y los bosques mediterráneos del noreste de España y del sur de Francia hacia el oriente.

Reserva Natural ‘Valle de Iruelas’; Sierra de Gredos, provincia de Ávila; Castilla y León.
Lago de Sanabria, provincia de Zamora; Castilla-León. Autor y crédito: Raquel Sánchez de Pedro – Wikimedia Commons 3.0. Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Bosque_montano_del_noroeste_de_la_pen%C3%ADnsula_ib%C3%A9rica#/media/Archivo:Alrededores_Lago_de_Sanabria_02.JPG.
Sierra de la Demanda, provincia de Burgos; Castilla-León.

Estos bosques semicaducifolios y esclerófilos cubren los altiplanos centrales, los valles y las planicies bajas de la porción interior de la Península Ibérica. La ecorregión está compuesta de una gran variedad de sustratos. Las rocas Mesozoicas y Cuaternarias como la arena, la arenisca, el conglomerado y la caliza predominan en los altiplanos centrales. Los sustratos de sal y yeso caracterizan pequeñas cuencas cerradas relacionadas con los ríos Ebro y Duero. Los viejos sustratos cristalinos como el granito, el esquisto y la cuarcita son típicos de la porción occidental de los altiplanos centrales entre España y Portugal.

Parque Natural las Batuecas-Sierra de Francia, provincia de Salamanca; Castilla-León.
Parque Natural Hoces del Río Riaza; provincia de Segovia; Castilla-León.
Montañas Gerês, Portugal. Autor y crédito: Tuga9890 – Wikimedia Commons – Public Domain. Wikipedia: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Northwest_Iberian_montane_forests#/media/File:Floresta_no_Ger%C3%AAs.jpeg.

La ecorregión tiene un clima mediterráneo continentalizado por su posición interior, por lo que los veranos son cálidos y secos, mientras que los inviernos son generalmente suaves, siendo más fríos en la porción septentrional de estos bosques. Climatológicamente, la ecorregión experimenta veranos muy calurosos y secos, así como inviernos frescos y subhúmedos. La altiplanicie norte tiene un clima más continental, lo cual tiende a reducir las temperaturas invernales considerablemente. Las temperaturas promedio anuales van de los 8 a los 15° C, y la temperatura mínima promedio del mes más frío varía de 1 a 5° C. Las precipitaciones promedio están entre los 300 y los 850 mm. Las comunidades vegetales incluyen bosques, florestas, chaparrales, matorrales mediterráneos, pastizales y humedales. Los árboles predominantes son especies esclerófilas siempreverdes y las coníferas.

Parque Natural Montaña Palentina, provincia de Palencia; Castilla-León.
Encinar de Camparañón, provincia de Soria; Castilla-León. Autor y crédito: Dgarcia29 – Wikimedia Commons 3.0. Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Encinar_de_Campara%C3%B1%C3%B3n#/media/Archivo:Encinar_Campara%C3%B1on04.jpg
Campo charro salmantino, provincia de Salamanca; Castilla-León.

Encinares

La encina (Quercus ilex subesp. ballota) es la especie arbórea más extendida y significativa del ámbito esclerófilo. La subespecie ballota o rotundifolia es sin lugar a dudas el árbol más extendido en el centro peninsular meseteño, gracias a su rusticidad y su amplia valencia ecológica, que la hace apta para adaptarse a condiciones climáticas variables y distintos tipos de sustrato (calizos, silíceos) y diversos tipos de textura, desde suelos arcillosos a arenosos pasando por roquedos y pedregales.

Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Quejigo (Quercus faginea).
Sabina albar (Juniperus thurifera).
Rebollo, melojo o marojo (Quercus pyrenaica).

Se presenta en masas de estructura muy variada, desde montes densos a encinares más abiertos, dehesas, rodales o ejemplares dispersos sobre otras agrupaciones de menor talla, montes huecos, etc. Los encinares más densos e impenetrables, menos frecuentes, se manifiestan a menudo como bosques esclerófilos mixtos, en zonas de clima más favorable (como en el suroeste y localidades del norte), pues en comarcas centrales y orientales o sobre solanas rocosas de las sierras periféricas la continentalidad o la acusada xerofilia impiden el espesamiento de sus masas. En Salamanca y Zamora destaca el tipo de encinar adehesado, con densidades variables, sobre cubierta menor (matorral o pasto herbáceo) o sobre cultivo agrícola, en que las encinas pueden ser sometidas a podas periódicas. También proliferan por la región encinares de talla arbustiva, relacionados con suelos más pobres y rocosos o bien con cortas reiteradas de leñas o incendios episódicos. En algunos lugares, la encina no alcanza tallas superiores a 1 m, constituyendo chaparrales donde el sobrepastoreo o la influencia de la fauna silvestre son destacados. En suma, el tratamiento o conjunto de tratamientos a que han sido sometidos ancestralmente los encinares explica la fisonomía actual de sus agrupaciones: en comarcas agrícolas extensivas donde es especie potencialmente dominante, quedan sólo restos en área marginales; mientras que en las ganaderas, sobre todo en lomas y laderas, los encinares tienen un dosel arbóreo claro con subpiso de matorral de diversa índole.

Pino pudio (Pinus nigra subsp. salzmannii).
Enebro de risco (Juniperus phoenicea).
Acirón (Acer monspessulanum).
Enebro o esqueno (Juniperus communis).

Los encinares abundan, pues, en casi toda la región, en este ámbito genuinamente mediterráneo o en el de transición al subesclerófilo (incluso al ámbito caducifolio en el Sistema Ibérico). Hay encinas o sus agrupaciones repartidas por casi todo el territorio vallisoletano, las comarcas meridionales palentinas (llegando a los páramos centrales y a las zonas bajas de la montaña), el centro y norte de Burgos (La Lora, El Tozo, cañones del Ebro) -con representación también en el sur-, gran parte de las faldas montañosas y páramos de Soria, la fachada meridional más cálida de Ávila y las llanuras abulenses del valle del Duero, las depresiones más abrigadas del piso bajo de las montañas, gargantas y valles segovianos, casi toda Salamanca y buena parte de Zamora, sobre todo el sector occidental, generalmente por debajo de la cota 700 – 800 m. Comarcas de vocación agrícola secular del valle central de Duero y sus tributarios potencialmente sustentarían extensos encinares; sin embargo, se trata de extensiones de campiña y páramo con algunas pequeñas elevaciones, en donde ha quedado la encina como elemento testimonial (reducidas matas, pies dispersos muy frecuentemente sub-arbóreos) en zonas marginales, ribazos y entrepanes, con quejigos en las zonas menos xerófilas y, al sur, con enebro de la miera en afloramientos silíceos cercanos a las sierras del Sistema Central. En los paquetes de arenas de la Tierra de Pinares no pasa de ser acompañante de los pinos negral y piñonero.

Endrino (Prunus spinosa). Autor y crédito: Анна Митрошенкова – Naturalista.
Retama de escobas (Cytisus scoparius). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Espantazorras (Colutea arborescens). Autor y crédito: Maria G – Naturalista.
Genista hystrix. Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

Los encinares de las sierras de La Cabrera y La Culebra, La Maragatería y los de los páramos y valles leoneses orientados a la gran cuenca del Duero enlazan con los de las zonas bajas de la montaña Cantábrica: Muchos de ellos se encuentran ya en zonas submediterráneas, al igual que los encinares de páramo sorianos, lo que se pone de manifiesto por la inclusión de especies típicas de ese ámbito: Rebollos o marojos (Quercus pyrenaica) y quejigos (Q. faginea). Algo semejante ocurre con los encinares de los piedemontes de las sierras centrales de la Carpetana (Segovia, Ávila y sureste de Salamanca), más pobres en especies por su emplazamiento y de estructura en general más abierta; en su vecindad proliferan rebollares, pinares y enebrales de enebro de la miera (J. oxycedrus). También está presente en El Bierzo, acompañado de alcornoques (Quercus suber). La composición de estos encinares alterna, además de las encinas y la sabina albar (Juniperus thurifera), están presentes otros árboles, entre los que destacan los quejigos o robles carrasqueños (Quercus faginea) y algunos jerbos o jerbales (Sorbus domestica), mucho más escasos y ocasionalmente procedente de huertos y antiguos usos hoy abandonados.

Majuelo (Crataegus monogyna). Autor y crédito: merisolano – Naturalista.
Escoba verde (Genista florida). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Cantueso (Lavandula stoechas). Autor y crédito: Jakob Fahr – Naturalista.
Tollaga o cambrón (Genista pumila). Autor y crédito: jltamarix – Naturalista.

Otros árboles acompañantes de la encina pueden ser, en las comarcas más continentales y sobre suelos calizos, el acirón (Acer monspessulanum), la sabina albar y los enebros o esquenos (Juniperus communis), además del enebro de risco (J. phoenicea) en roquedos de solanas caldeadas. En los encinares aclarados o en su vecindad, aparecen matorrales calcícolas típicos como los aliagares y lasto-timo-aliagares, los esplegares y salvio-esplegares, los tomillares de diversa composición, los ajedreales, los escobillares y otros pastizales leñosos mixtos. En las provincias orientales y centrales puede acompañar, más esporádica, el espantazorras (Colutea arborescens). En páramos de marcada continentalidad se insertan en su área aliagares mixtos con erizos almohadillados como la tollaga o cambrón (Genista pumila) y el erizón (Erinacea anthyllis), mientras que los encinares del norte burgalés llevan en sus orlas espinares caducifolios y localmente enebrales de J. oxycedrus.

Bonetero (Euonymus europaeus). Autor y crédito: Alan Kwok (King Lun), Ada Tai (Ah Heung) – Naturalista.
Jara (Cistus laurifolius). Autor y crédito: israelhervas – Naturalista.
Alucema (Salvia lavanduloides). Autor y crédito: Roberto – Naturalista.
Erizón (Erinacea anthyllis). Autor y crédito: jl__cc – Naturalista.

Los encinares que se asientan sobre suelos ácidos de las comarcas occidentales zamoranas y salmantinas (como los del Campo Charro o Espeja) se ven acompañados de especies que responden a un clima algo más suave en invierno y con aporte de precipitaciones anuales ligeramente más elevado. Acompañante frecuente suele ser el alcornoque y algunos árboles y arbolillos comunes a los encinares de tierras vecinas extremeñas, como el madroño y el guadapero (Pyrus bourgaeana). La subespecie broteroi del quejigo (Quercus faginea) alcanza aquí (Las Arribes, franja meridional salmantina) sus principales manifestaciones en la región. También es más abundante aquí el enebro de la miera (J. oxycedrus). Es en este núcleo donde se encuentran las más extensas representaciones de encinares adehesados. La degradación del encinar o los carrascales incipientes se corresponden con cubiertas de matorral de retamares, cambronales de piorno erizo (Genista hystrix), escobonales de escoba blanca (Cytisus multiflorus) y también de retama de escobas (C. scoparius), cantuesares y tomillares de tomillo (Thymus mastichina) y de tomillo salsero (Th. zygis), agrupaciones que se insertan en los encinares claros y cuyas especies principales participan de los subpisos de éstos. Los carrascales de transición al subesclerófilo suelen llevar intercalados matorrales retamoideos submediterráneos: Escobonales con retama de escobas (Cytisus scoparius) y escoba verde (Genista florida); estepares de jara (Cistus laurifolius) y carpazo (Cistus psilosepalus), o cubiertas mixtas de ambos tipos, en las que pueden participar brezos de quiruela (Erica umbellata), de brezo arbóreo (E. arborea), y de brezo rubio (E. australis). En el macizo Ibérico, la encina se pone en contacto con el rebollo (Q. pyrenaica), además de con el quejigo.

Zarzamora (Rubus ulmifolius). Autor y crédito: merisolano – Naturalista.
Escoba blanca (Cytisus multiflorus). Autor y crédito: Santiago Sardinero – Naturalista.
Mejorana (Thymus mastichina). Autor y crédito: Angel M, – Naturalista.
Lavanda (Lavandula dentata). Autor y crédito: Bas van Hulst-Kuiper – Naturalista.

En cuanto a las especies que forman el sotobosque, podemos encontrar madreselvas (Lonicera etrusca), artos (Rhamnus saxatilis), endrinos (Prunus spinosa), majuelos o espinos majoletos (Crataegus monogyna), y en menor cuantía boneteros (Euonymus europaeus) y zarzamoras (Rubus ulmifolius).

artos (Rhamnus saxatilis). Autor y crédito: Miguel A. Casado – Naturalista.
Cistus inflatus. Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
tomillo salsero (Thymus zygis). Autor y crédito: Mario Vega Pérez – Naturalista.
Cantueso Largo (Lavandula pedunculata). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

El impacto humano, principalmente del pastoreo, el fuego y la recolección de leña, ha transformado a la mayoría de los encinares existentes en matorrales secundarios densos conocidos como «chaparrales», o en paisajes agroforestales llamados «dehesas» constituidos por árboles dispersos en pastizales o cultivos. Las florestas silvopastorales mixtas de alcornoques (Quercus suber) y encinas carrascas aparecen con frecuencia en la parte occidental de la ecorregión.

Serbal (Cormus domestica). Autor y crédito: merisolano – Naturalista.
quiruela (Erica umbellata). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Cantuez de Monte (Lupinus elegans). Autor y crédito: Salvador Luna Vargas – Naturalista.
brezo arbóreo (Erica arborea). Autor y crédito: Tomáš Vrána – Naturalista.

Melojares

Este árbol está adaptado a veranos secos e inviernos fríos y largos, clima que corresponde a buena parte de Castilla y León entre los 700 y 1,800 m. Es un árbol que soporta mal los terrenos calizos, prefiriendo suelos silíceos. En el páramo medra sobre conglomerados algo arenosos, gravas y arcillas. Soporta climas con precipitaciones que rondan los 550 mm, aunque en estos casos necesita suelos profundos para formar bosques maduros, ya que sino solamente se puede desarrollar y mantener en forma de monte bajo. Se trata del roble más resistente tanto a las adversidades climáticas como a las impuestas por la actividad humana. Es uno de los árboles que mayor facilidad tienen para brotar de cepa y de raíz, por lo que soporta bastante bien las cortas, fuegos, etc.

Rebollo, melojo o marojo (Quercus pyrenaica).
Roble albar (Quercus petraea).
Castaño europeo (Castanea sativa).
Quejigo (Quercus faginea).

Los rebollares (Quercus pyrenaica) son muy abundantes en las provincias occidentales de la región, en el Sistema Central y en los enclaves silíceos del Sistema Ibérico. Asimismo, se encuentra con profusión en el piso medio de la vertiente meridional de la Cantábrica, en las provincias de León y Palencia. Normalmente se sitúa entre los 700-800 m. y los 1,200, llegando localmente hasta los 1,700 m. La amplia distribución de este roble atiende a tres características propias: Su carácter submediterráneo, que le permite soportar sequía estival y continentalidad acusada, su intolerancia a los suelos calizos (salvo circunstancias puntuales) y su gran capacidad para rebrotar de raíz y cepa que le beneficia en zonas con presión por incendios o pastoreo.

Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota). Autor y crédito: Felipe Castilla Lattke – Naturalista.
Pino negral (Pinus pinaster).
Alcornoque (Quercus suber).
Madroño europeo (Arbutus unedo).

Se asocia a castaños (Castanea sativa) y robles albares (Quercus petraea) y, excepcionalmente, en comarcas más bajas y mediterráneas llega a contactar con el alcornoque (Quercus suber) y el madroño (Arbutus unedo). El quejigo (Quercus faginea subsp. broteroi) convive disperso en los melojares del cuadrante suroccidental de la región. La subespecie faginea también se mezcla con el melojo en ciertos enclaves de raña silícea en el valle medio del Arlanza (por Madrigal del Monte) o en otras localidades del tercio septentrional burgalés. En zonas de transición, aparecen otros robles más mesófilos (Quercus petraea y Q. robur), como en montañas silíceas de contacto entre los ámbitos mesófilo y submediterráneo, por ejemplo, en Las Omañas leonesas y la cuenca del Bibey en Zamora, en el valle del Sil y en Las Batuecas.

Arce común (Acer campestre)
Fresno de hoja ancha (Fraxinus angustifolia).
Cerezo silvestre (Prunus avium).
Mostajo (Sorbus aria).

En su área se insertan en complejos mosaicos de encinares (Quercus ilex subesp. ballota), pinares negrales (Pinus pinaster) y fresnedas de fresno de hoja ancha (Fraxinus angustifolia). En el dosel arbóreo o subarbóreo de sus masas pueden acompañar mostajos (Sorbus aria, S. torminalis), arces (Acer campestre), acebos (Ilex aquifolium) y tejos (Taxus baccata). Los matorrales de sustitución están constituidos por piornales de escoba verde (Genista florida), escobonales negros de retama de escobas (Cytisus scoparius), localmente también de escobón (Cytisus striatus), brezales de brezo rubio (Erica australis) o, en laderas más húmedas, de brezo arbóreo (Erica arborea), ambos con sus habituales componentes. Es fiel acompañante de brezo ceniciento (Erica cinerea). En orlas y cierres, son abundantes los espinares caducifolios, mono o multiespecíficos: Majuelos, escaramujos, endrinos, zarzas, donde puede estar presente algún peral silvestre (Pyrus pyraster) o maíllos (Malus sylvestris). En las laderas más secas, se instalan jarales de jara (Cistus laurifolius) y en los robledales de las penillanuras occidentales se intercalan escobonales blancos de escoba blanca (Cytisus multiflorus).

peral silvestre (Pyrus pyraster). Autor y crédito: Hermann Mehlhorn – Naturalista.
Majuelo (Crataegus monogyna). Autor y crédito: josscarr – Naturalista.
Rosal Silvestre (Rosa canina). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Retama Blanca (Genista florida). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
escobón (Cytisus striatus). Autor y crédito: smmribeiro – Naturalista.
Brezo Blanco (Erica arborea). Autor y crédito: José Antonio Pascual Trillo – Naturalista.
escoba blanca (Cytisus multiflorus). Autor y crédito: Katrina Muir – Naturalista.

En estos bosques son raras otras especies además del roble melojo (Quercus pyrenaica), y más cuando se trata de un monte bajo muy denso. De forma dispersa aparecen maillos (Malus sylvestris) y perales silvestres (Pyrus pyraster) y (Pyrus cordata), cerezos silvestres (Prunus avium), álamos temblones (Populus tremula), algunos castaños (Castanea sativa), algunos acebos (Ilex aqufolium), lianas trepadoras como hiedras (Hedera helix) y madreselvas (Lonicera periclymenum). En los bordes del bosque aparecen leguminosas arbustivas como el codeso (Adenocarpus complicatus) y espinos como majuelos (Crataegus monogyna) y endrinos (Prunus spinosa). Entre las herbáceas, aparecen gramíneas como el lastón (Brachypodium pinnatum), la briza media y otras especies como las peonias (Paeonia broteroi).

Manzana (Malus sylvestris). Autor y crédito: dylankanuch – Naturalista.
Endrino (Prunus spinosa). Autor y crédito: plantfriend56 – Naturalista.
Zarza (Rubus trivialis). Autor y crédito: leg9 – Naturalista.
Escoba Rubia (Cytisus scoparius). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Carpaza (Erica cinerea). Autor y crédito: Dr. Hagen S. Fischer – Naturalista.
Estepa (Cistus laurifolius). Autor y crédito: Angel – Naturalista.
brezo rubio (Erica australis). Autor y crédito: israelhervas – Naturalista.

Quejigares

El marcescente quejigo o roble carrasqueño (Quercus faginea) está bien representado en la región, sobre todo en las provincias orientales y centrales, aunque no falta tampoco en los terrenos silíceos de las provincias de Zamora y Salamanca (la subespecie broteroi). El conjunto de sus masas alcanza casi 150,000 hectáreas, con representación decreciente en Burgos, Soria, Salamanca, Palencia, Valladolid y Zamora. En el resto de provincias, con menor extensión, pero aún significativa, está en Segovia y, en menor medida, en León y Ávila.

Quejigo (Quercus faginea). Autor y crédito: eliascp – Naturalista.
Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Rebollo, melojo o marojo (Quercus pyrenaica).
Pino pudio (Pinus nigra subsp. salzmannii).

El roble quejigo o carrasqueño (Quercus faginea) es una de las frondosas exponentes del ámbito subesclerófilo en la región, junto con su congénere el rebollo o marojo (Quercus pyrenaica), que, sin embargo, es algo menos xerófilo. El quejigo, aún siendo indiferente a la naturaleza del suelo, abunda con mayor profusión en los terrenos básicos, calizos e incluso margosos yesíferos, a las altitudes intermedias características del piso de este ámbito (600/800-1,100 m), alternando en muchas ocasiones con la encina, que soporta suelos más secos y laderas más soleadas.

Enebro o esqueno (Juniperus communis).
Arce común (Acer campestre).
Sorbo silvestre (Sorbus torminalis).
Acirón (Acer monspessulanum).

En el entorno central de la región, hay masas destacables en el noreste segoviano (tierras de Sepúlveda y Fuentidueña, principalmente), en el Cerrato palentino-vallisoletano y en la Tierra de Campos, así como en los Montes Torozos, campo de Peñafiel, etc. Los rasos y claros del robledal o del arbolado donde participa el roble llevan, como agrupaciones inmaturas, los aliagares y matorrales calcícolas típicos de su área, entre los que son abundantes matorrales de escasa talla y de mezcla de herbáceas y leñosas o sufruticosas (tomillares, ajedreales, escobillares y pastizales leñosos). Algunos quejigares de Segovia o de Soria se asientan sobre materiales silíceos de raña. En Zamora y Salamanca, aparece el quejigo como integrante de los montes adehesados, compartiendo dominio con encinas (Quercus ilex subesp. ballota) y otros robles en el centro-oeste del territorio salmantino y en las comarcas de Tábara, Tierra de Alba, Tierra del Vino, etc; en dominio de sustratos silíceos y en proximidad de jarales de jara negra (Cistus ladanifer).

Guillomo (Amelanchier ovalis). Autor y crédito: Wolfgang Bacher – Naturalista.
Jara Pringosa (Cistus ladanifer). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Aulaga (Genista scorpius). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

En su área, forman masas puras o bien se insertan en mosaicos con otras formaciones arboladas, principalmente encinares y también, en el Sistema Ibérico, hayedos mesófilos. Destacan algunas masas mixtas con rebollo y suele estar en vecindad de sabinares albares. Como secundarias, suelen llevar arce común (Acer campestre), acirón o arce de Montpellier (A. monspessulanum) y mostajos (Sorbus aria, S. torminalis). Los matorrales que le corresponden, algunos de ellos calcícolas genuinos son los biercolares con brecina (Calluna vulgaris) y brezo rojo (Erica vagans), gayubares, olaguinares, esquenares (Juniperus communis), guillomares (Amelanchier ovalis) y bujedos, además de grandes extensiones de mato-aliagares, esplegares y tomillares. Los setos mesófilos, caducifolios e inermes, sirven de cierre de las masas más densas y se distribuyen dispersos en los claros de los quejigares abiertos. En el sector occidental, la subespecie broteroi es frecuente en ámbito de encinares, melojares y alcornocales (Quercus suber), participando también en las dehesas.

Bonetero (Euonymus europaeus). Autor y crédito: antoniog – Naturalista.
Rosal Silvestre (Rosa canina). Autor y crédito: William Harmon – Naturalista.
Biércol (Calluna vulgaris). Autor y crédito: Trevor Marshall – Naturalista.

La vegetación acompañante de estas formaciones vegetales, son las gramíneas perennes y verdes (Bromus erectus, Briza media), que medran en los quejigales más espesos, diversas orquídeas (Cephalanthera rubra, C. damasonium, Epipactis helleborine), indicadoras de bosques bien conservados. Otros indicadores de calidad de estos bosques son las peonias (Paeonia officinalis), geo del bosque (Geum sylvaticum) y boneteros (Euonymus europaeus), entre otras. En los quejigales más degradados y en los bordes encontramos rosales silvestres (Rosa canina, R. micrantha y R. agrestis), endrinos (Prunus spinosa), aulagas (Genista scorpius), etc.

endrinos (Prunus spinosa). Autor y crédito: Patrick Le Mao – Naturalista.
Rosa micrantha. Autor y crédito: David López García – Naturalista.
Biércol (Erica vagans). Autor y crédito: Jan Sheppard – Naturalista.

Alcornocales

Abundante en el sector suroccidental de la región, como integrante de los montes y dehesas de las penillanuras salmantinas y zamoranas, los alcornocales (Quercus suber) presentan estructuras menos diversas: Son montes altos con densidades variables, desde alcornocales densos hasta rodales arbóreos en dispersión adehesada (frecuentemente compartiendo dominio con la encina (Quercus ilex subesp. ballota) o formando mosaico con ella) o masas más aclaradas, en las que, bajo el dosel de copas, puede aparecer un matorral arbustivo denso con estrato vertical continuo (mancha) o más frecuentemente una cubierta leñosa de menor talla y entidad, que puede estar sustituida por comunidades herbáceas o mixtas. Son muy raros los alcornocales tratados a monte bajo. El aprovechamiento principal, la extracción del corcho, es el factor que condiciona esta fisonomía de monte arbolado generalmente abierto con subpiso de matorral bajo, heliófilo; lo mismo ocurre con los rodales adehesados, con uso ganadero y agrícola. El descorche, que suele hacerse en turnos de 8 – 10 años, supone a menudo la previa roza del matorral del estrato forestal inferior.

Alcornoque (Quercus suber).
Rebollo, melojo o marojo (Quercus pyrenaica).
Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Pino piñonero (Pinus pinea).

En sus áreas principales queda patente que el alcornoque busca clima mediterráneo templado, con sequía estival pero con lluvias anuales algo mayores que las que puede tolerar la encina (más de 600 mm); estas condiciones concurren en sus núcleos principales, sin que sobrepase el límite altitudinal de este ámbito. Con todo, algunas de las localizaciones marginales en Castilla y León, periféricas respecto de su área principal, señalarían la posible existencia de un ecotipo algo más adaptado al frío que otras poblaciones peninsulares. El alcornoque es, además, una especie que busca los sustratos ácidos, silíceos, y sólo medra sobre los calcáreos o básicos cuando se encuentran lavados por escorrentía o percolación, lo que sucede en estaciones con suficientes precipitaciones.

Castaño europeo (Castanea sativa). Autor y crédito: Jörg Paul Kaspari.
Pino negral (Pinus pinaster). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Madroño europeo (Arbutus unedo). Autor y crédito: Marco Francini – Firenze – Naturalista.
Quejigo (Quercus faginea).

En diversos puntos de la región existen masas relictas, de pequeña extensión, fragmentadas y subordinadas a otras especies como marojos (Quercus pyrenaica), encinas (Q. ilex subesp. ballota), quejigos (Q. faginea) o pinos (Pinus pinaster; P. pinea). Pueden citarse las siguientes: Ejemplares en La Carballeda; rodales en El Bierzo, acompañados de encinas (Villafranca, Cabañas Raras-Santa Ana y cerca de Congosto); un pequeño rodal en los Montes Aquilianos, entre Pombriego y Saltalavilla, en barrancos abrigados; Tordesillas (mezclados con pino piñonero (Pinus pinea)). Igualmente son destacables los de la comarca de Miranda de Ebro: al norte-noroeste de Bozo, sierra de Besantes, valle de Mena y Obarenes. En todas estas localidades tienen aspecto de relictos de vegetaciones termófilas de tendencia xerófila de épocas pretéritas más cálidas y secas, al igual que los encinares cantábricos; en estos rodales de filiación «cantábrica» no suele faltar el madroño (Arbutus unedo), junto a la especie principal y el cortejo comentado para los encinares termófilos.

quiruela (Erica umbellata). Autor y crédito: Sandy Thomas – Naturalista.
estepa cerval (Cistus populifolius). Autor y crédito: Rafa – Naturalista.
Cistus umbellatus. Autor y crédito: Santiago Sardinero – Naturalista.

La espesura media o baja como consecuencia del aprovechamiento del corcho propicia un cortejo variado de especies, siendo las más significativas las de brezales, como los de quiruela (Erica umbellata) y en menor medida de brezo rubio (E. australis), la estepa cerval (Cistus populifolius) y el jaguarzo (Cistus crispus), además de la otra cistácea, el jaguarcillo (Halimium umbellatum). En situaciones de mayor madurez o evolución, los alcornoques entran a formar parte de manchas arbustivas o subarbóreas, donde están presentes especies termófilas como madroño, durillo, labiérnagos, brezos, escoba y estepas, además de encinas y enebros.

Labiérnago (Phillyrea angustifolia). Autor y crédito: Pere Barnola – Naturalista.
brezo rubio (Erica australis). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Jara Rizada (Cistus crispus). Autor y crédito: David Barros Cardona – Naturalista.

Pinares de pino salgareño o pudio

El pino salgareño o pudio (Pinus nigra subesp. salzmannii) tiene en la región carácter residual, de elevado interés geobotánico por constituir restos de áreas más extensas en períodos protohistóricos. Quedan testimonios fósiles de su presencia en comarcas calizas, como los de Cerrato o valle del Arlanza, páramos fríos del valle central del Duero y, posiblemente, algunas áreas calizas de la montaña Cantábrica. El pinar debió de ir disminuyendo su presencia como resultado de una acción humana intensa, potenciando un pastoreo que compromete la regeneración del pino, especie de media sombra y que posee mayor dificultad intrínseca para ello. El abandono de las actividades ganaderas hasta hace poco intensas permite presagiar una recuperación y expansión, que, de hecho, ya es evidente en muchos puntos a partir de las masas existentes.

Pino pudio (Pinus nigra subsp. salzmannii).
Quejigo (Quercus faginea).
Sabina albar (Juniperus thurifera).
Jabino o enebro común (Juniperus communis).

El pino pudio es más xerófilo que el albar o silvestre (Pinus sylvestris) y tolera mejor el frío que el negral (P. pinaster), de manera que encontraría su área natural de expansión preferentemente en sierras calizas con continentalidad acusada, como las del levante regional (Sistema Ibérico), a altitudes intermedias, pues en los pisos superiores el dominio es del pino silvestre. La mayor continentalidad de los reductos castellanos indicaría que se trata de un ecotipo mejor adaptado que otras variedades peninsulares.

Estepa (Cistus laurifolius). Autor y crédito: Sylvain Piry – Naturalista.
Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi). Autor y crédito: wild_rose – Naturalista.
Satureja intricata. Autor y crédito: David – Naturalista.

Los dos núcleos naturales existentes de la especie (Pinus nigra subsp. salzmannii) son en realidad conjuntos de manifestaciones de escasa extensión. Uno de ellos, más continuo, aparece en la comarca soriana de Pinares, en concreto sobre laderas y roquedos calizos en el entorno del cañón del río Lobos, llegando algunas manifestaciones a la sierra de Cabrejas y, aún más al norte, al macizo de Urbión. El otro núcleo comprende rodales y golpes aislados en el Sistema Central, sobre sustratos silíceos de rocas plutónicas, tanto en Segovia (Sierra de Guadarrama), como en las estribaciones orientales de Gredos y el valle del Tiétar (Valle de Iruelas, El Tiemblo, Mijares, Piedralaves, etc.), hasta el entorno del puerto de El Arenal. En el primer sector mencionado, el pino vive a altitudes entre 1,000 y 1,200 m, mientras que en el segundo puede llegar a subir más (1,500 a 1,700 m), integrándose en la franja transicional al ámbito de las coníferas de montaña, sumido en áreas de pinar de silvestre.

espirea (Spiraea hypericifolia). Autor y crédito: Марина – Naturalista.
Romero (Salvia rosmarinus). Autor y crédito: kaylin432 – Naturalista.
Gayuba Negra (Arctous alpina). Autor y crédito: Наталья Гамова – Naturalista.

Los pinos pudios del río Lobos vienen acompañados de otras especies principales, como quejigo (Quercus faginea), enebro de incienso o sabina albar (Juniperus thurifera) y jabino o enebro común (J. communis). Entre las agrupaciones de matorral que se intercalan en esta área destacan los estepares de jara (Cistus laurifolius), matorrales de cierre como los de espirea (Spiraea hypericifolia), los gayubares, aliagares y los matorrales bajos de labiadas, con fisonomía de pastizales leñosos xerófilos, como los constituidos por salvio-esplegares y tomillares de diversa índole (con Thymus, Satureja y sus acompañantes habituales).

Escoba Rubia (Cytisus scoparius). Autor y crédito: id78 – Naturalista.
Mejorana (Thymus mastichina). Autor y crédito: Anabela – Naturalista.
Verbenaca (Salvia verbenaca). Autor y crédito: lorainevdb – Naturalista.

Los ejemplares, rodales y masas de pino pudio (Pinus nigra subsp. salzmannii) de la Carpetana se integran en un mosaico de piezas de paisaje en el que domina o se encuentra próximo el pino albar (Pinus sylvestris), y también, sobre todo, los robledales de roble melojo (Quercus pyrenaica), los castañares (Castanea sativa) y, en estaciones algo más calientes, el pino resinero (Pinus pinaster). Los matorrales más frecuentes son los de leguminosas como los escobonales de retama de escobas (Cytisus scoparius) y los de cistáceas, esto es, estepares o jarales de jara (Cistus laurifolius).

Tomillo (Thymus vulgaris). Autor y crédito: Jere Kahanpää – Naturalista.
Salvia de Prado (Salvia pratensis). Autor y crédito: fahrenheit_66 – Naturalista.
Thymus zygis. Autor y crédito: Cesar Pollo – Naturalista.

Como relicto testimonial, es destacable otra manifestación de esta especie en solanas escarpadas del desfiladero del río Cega (Lastras de Cuéllar), a poco más de 800 m de altitud, residuo de pinares más extensos de la llanura duriense.

Ajedrea (Satureja montana). Autor y crédito: Alenka Mihoric – Naturalista.
Salvia (Salvia officinalis). Autor y crédito: Todd Boland – Naturalista.
Thymus praecox. Autor y crédito: duckindisguise – Naturalista.

Pinares de pino negral o resinero

Los pinares de pino negral (Pinus pinaster) representan unas de las formaciones más significativas del paisaje castellano – leonés en el ámbito submediterráneo, en gran medida debido a la extensión de sus masas, con extraordinaria continuidad superficial, fácilmente constatable en las cartografías. En algunos de los casos, son tan relevantes que llegan a dar nombre a algunas demarcaciones naturales (como la tierra de pinares segoviana).

Pino negral (Pinus pinaster).
Pino piñonero (Pinus pinea).
Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Rebollo, melojo o marojo (Quercus pyrenaica).

Las masas de pino negral suelen ser de densidad variable, pero en todo caso (como es general entre las coníferas xerófilas) el dosel de copas superior deja penetrar suficiente luz hacia el subpiso, de manera que éste suele estar constituido por matorrales y cubiertas menores muy semejantes a las de los claros y rasos que aparecen en sus masas.

Enebro o esqueno (Juniperus communis).
Castaño europeo (Castanea sativa).
Cantueso (Lavandula stoechas). Autor y crédito: André Cerqueira – Naturalista.
codeso (Adenocarpus aureus). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

Los pinares extensos de pino negral (Pinus pinaster) situados en la cuenca del Duero se emplazan sobre terrenos arenosos fundamentalmente silíceos, resultado de depósitos cuaternarios, con potencia variable. Las principales masas se distribuyen por las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila; en el sector occidental de este gran núcleo, el pino resinero comparte dominio con el pino piñonero (Pinus pinea), especie que ha sido a veces desplazada frente al utilizado negral en la resinación, actividad en regresión acompañada del auge actual del aprovechamiento del piñón. Los pinares sobre arenas tienen una espesura incompleta y predominan los ejemplares de troncos revirados. En el subpiso, es esporádica la presencia de frondosas esclerófilas, como encinas (Quercus ilex subesp. ballota) y robles melojos (Q. pyrenaica), y aparece un cortejo de matas específicamente adaptadas, como el codeso (Adenocarpus aureus). En las depresiones con acumulación de humedad, puede detectarse la presencia de ahulaga de bonales (Genista anglica) y el raro salgueiro rastrero (Salix repens). Algunos ejemplares dispersos de pino silvestre (Pinus sylvestris) y pino pudio (P. nigra subesp. salzmannii) se acantonan en vaguadas más frescas y umbrosas.

mejorana (Thymus mastichina). Autor y crédito: Jorge Íñiguez – Naturalista.
Brezo Rubio (Erica australis). Autor y crédito: Alexandre H. Leitão – Naturalista.
bonales (Genista anglica). Autor y crédito: José Luis Romero Rego – Naturalista.
Estepa (Cistus laurifolius). Autor y crédito: Gerrit Öhm – Naturalista.

La mayoría de los pinares de negral coloniza terrenos silíceos, por lo que su subpiso suele estar dominado por especies características de los matorrales acidófilos: brezos (Erica australis, E. scoparia, E. cinerea, E. umbellata, E. arborea), brecina (Calluna vulgaris), gayuba (Arctostaphylos uva-ursi), estepas y jaras (Cistus laurifolius y Cistus ladanifer, ésta en zonas más calientes), además el jaguarcillo (Cistus umbellatus), y labiadas como el cantueso (Lavandula stoechas) o la mejorana (Thymus mastichina). Entre especies de mayor entidad que comparten dominio o que son frecuentes como acompañantes se encuentran el marojo (Quercus pyrenaica), con la misma afinidad que el pino negral por el ámbito subxerófilo, el jabino (Juniperus communis subsp. hemisphaerica) y, en las zonas de concurrencia, el castaño (Castanea sativa). La encina (Q. ilex subesp. ballota) aparece entremezclada o próxima a los pinares algo más termófilos, en donde el marojal pierde vigor y potencialidad.

Biércol (Calluna vulgaris). Autor y crédito: Guillaume Hoffmann – Naturalista.
Berozo (Erica scoparia). Autor y crédito: Giacomo Gola – Naturalista.
Cistus ladanifer. Autor y crédito: jacques_hallot – Naturalista.
jaguarcillo (Cistus umbellatus). Autor y crédito: ARSENIO GONZALEZ NAVARRO – Naturalista.

Pinares de pino piñonero

Los pinares de piñonero (Pinus pinea) ocupan amplias superficies en terrenos graníticos y gnéisicos del sureste de Ávila, en el valle medio del Alberche (El Tiemblo, etc.) y en las cabeceras del Tiétar, por faldas y zonas llanas, llegando hasta La Adrada; supera los 800 m y llega a los 1,000 por Hoyo de Pinares y Cebreros. Abunda en la Tierra de Pinares, al noroeste de Segovia (Coca-Cuéllar-Cantalejo), principalmente en las cuencas de algunos tributarios de la margen izquierda del Duero, como Adaja, Eresma y Cega, sobre terrenos sueltos, depósitos aluviales y arenas de origen eólico, como también en la comarca de Medina. En el sureste de Valladolid, los pinares se encuentran sobre sustratos básicos de texturas más compactas (calizas de páramo, margas en las cuestas, ocasionalmente con yesos). En el norte de Ávila (Arévalo y parte de La Moraña) y en algunos otros puntos se asientan sobre terrenos de raña. Hay pinares en el tramo zamorano del valle del Duero, en especial en Montelarreina (Tierra de Toro), así como algunas masas de menor entidad en la comarca de Aranda y, más fragmentadas, puntualmente en Salamanca. En Soria hay representaciones muy escasas en Berlanga de Duero.

Pino piñonero (Pinus pinea).
Pino negral (Pinus pinaster).
Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Quejigo (Quercus faginea).

Las masas de pino piñonero (Pinus pinea) son en gran proporción regulares o bien irregulares por bosquetes, con densidades que muy localmente alcanzan valores elevados, porque lo habitual es la ausencia de tangencia de las típicas copas aparasoladas de la especie, formando masas abiertas con un subpiso de matorrales heliófilos (que gustan de recibir plenamente la luz del sol). La fisonomía más regular es apreciable en muchas masas de repoblación dado que ha sido expandida y empleada para el aprovechamiento del piñón.

Enebro de la miera (Juniperus oxycedrus).
Alcornoque (Quercus suber).
Sabina negral (Juniperus phoenicea)
Cornicabra (Pistacia terebinthus).

Generalmente, son masas monoespecíficas en las que comparte dominio con el pino negral (Pinus pinaster) sobre todo cuando, como en la cuenca central del Duero, se asienta sobre sedimentos arenosos. El pino resinero tolera mejor los enclaves más fríos, de manera que el dominio gravita hacia esta especie en localizaciones más próximas al Sistema Central o hacia las comarcas más continentales, mientras que en las zonas más occidentales del área (este de Zamora y oeste de Valladolid) se ve favorecido el piñonero. El hecho de que el pino piñonero (P. pinea) aparezca como especie subordinada al negral tiene que ver, asimismo, con la difusión de este último desde el siglo XIX en detrimento del primero, como consecuencia del auge de la industria resinera, si bien actualmente puede observarse su recuperación como especie principal en muchas masas. En los terrenos arenosos de la cuenca del Duero, los pinares son formaciones estables en los que los pinos compiten favorablemente con frondosas como la encina (Quercus ilex subesp. ballota) (que queda como especie de su cortejo). Igualmente, en laderas pendientes con suelos poco desarrollados, el pino se instala y prospera mejor que la encina y el quejigo (Q. faginea), con las que se mezcla en llanos y lomas menos abruptas. En suelos básicos puede acompañarse localmente de encinas y sabinas (Juniperus esp.). En las masas situadas en el sector occidental de su área, se inserta en mosaico o mezcla con encinares y, en La Tierra del Vino y Tordesillas, se intercala con rodales de alcornoque (Q. suber). Una especie común en toda su área es el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus).

Mejorana (Thymus mastichina). Autor y crédito: Angel M – Naturalista.
Codeso (Adenocarpus complicatus). Autor y crédito: jltasset – Naturalista.
Cistus umbellatus. Autor y crédito: Angel – Naturalista.
Celtica gigantea. Autor y crédito: ARSENIO GONZALEZ NAVARRO – Naturalista.

El subpiso de los pinares asentados sobre arenas suele ser de matorrales bajos y cubiertas mixtas de leñosas y herbáceas lastoniformes xerófilas. Predominan los cantuesares y tomillares (Thymus mastichina y Th. zygis), jaguarcillares de Halimium umbellatum y lastonares y berciales con Stipa gigantea o Stipa lagascae, con representación de herbáceas vivaces y anuales arenícolas. Matas de mayor talla frecuentes en los pinares son la retama, la escoba (Cytisus scoparius) y el codeso (Adenocarpus complicatus subsp. aureus), leguminosas que favorecen la fertilización del suelo. Los pinares en zonas de páramo calizo y cuestas margosas se enriquecen con especies propias de los matorrales calcícolas circundantes, mientras que los de la zona meridional de Ávila se intercalan en sistemas en donde tienen cabida matorrales silicícolas como retamares, escobonales y cantuesares, además de jarales de jara negra (Cistus ladanifer) y, en zonas algo menos secas, con cornicabrales (Pistacia terebinthus).

Thymus zygis. Autor y crédito: maghielv – Naturalista.
Escoba Rubia (Cytisus scoparius). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Jara pringosa (Cistus ladanifer). Autor y crédito: Alfonso M. Corral – Naturalista.
Stipa lagascae. Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

Sabinares

El territorio castellano alberga las mejores y más extensas masas de sabina albar (Juniperus thurifera) en la Península, que también están presentes, si bien con menor entidad, en las provincias occidentales de la región. El núcleo principal de enebrales (el nombre vernáculo de ‘sabina albar’ es más propio de las serranías y páramos conquenses) se concentra en el sector oriental de la región, repartido entre las provincias de Burgos, Soria y Segovia; también hay representación de nebredas en Valladolid y las tierras palentinas más meridionales. Los enebrales del norte de León y Palencia y los de la Tierra del Vino zamorana (cerca de Toro) son masas de sumo interés por tratarse de poblaciones exiguas en el límite de su área de expansión peninsular.

Sabina albar (Juniperus thurifera).
Encina carrasca (Quercus ilex subesp. ballota).
Quejigo (Quercus faginea).
Pino pudio (Pinus nigra subesp. salzmannii)

La sabina albar o enebro de incienso es un árbol frugal, xerófilo y típico de parameras calizas con clima muy continentalizado, extremo y de estaciones muy marcadas. Puede vivir sobre materiales ácidos y suelos más profundos. Las masas de sabina albar (Juniperus thurifera) son típicamente abiertas (son «bosques-parque») y, cuando comparten dominio en el estrato superior, lo hacen con encinas (Quercus ilex subesp. ballota) y quejigos (Q. faginea), además de, localmente, con pino pudio o salgareño (Pinus nigra subesp. salzmannii), xerófilo y muy adaptado, como la especie que nos ocupa, a la continentalidad.

chaparro mesto (Rhamnus saxatilis). Autor y crédito: jltasset – Naturalista.
lavanda (Lavandula latifolia). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
Tomillo (Thymus vulgaris). Autor y crédito: ahmedm – Naturalista.
Estepa (Cistus laurifolius). Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.

Bajo el dosel arbóreo, prospera por regla general un subpiso de matas menores, pastizales leñosos y tomillares donde son muy frecuentes la aulaga (Genista scorpius) y los típicos acompañantes de los matorrales calcícolas de paramera: Aulaga enana (Genista pumila), chaparro mesto (Rhamnus saxatilis), lavanda (Lavandula latifolia), blanquilla (Salvia officinalis lavandulifolia), ajedrea (Satureja cuneifolia), los tomillos (Thymus vulgaris, Th. zygis, Th. mastichina, Th. mastigophorus) y otros afines como poleo de monte (Teucrium polium), consuelda de peñas (Coris monspeliensis), etc. Entre las especies arbustivas, cabe destacar los agavanzos (Rosa esp.). En los sabinares asentados sobre suelos silíceos, se asocian estepales de jara (Cistus laurifolius) y otros matorrales como los de landa (biercolares) e incluso cantuesares.

ajedrea (Satureja cuneifolia). Autor y crédito: Cecilia Pesci Moyano – Naturalista.
blanquilla (Salvia officinalis lavandulifolia). Autor y crédito: faluke – Naturalista.
Thymus zygis. Autor y crédito: Ángel Fernández Cancio – Naturalista.
aulaga (Genista scorpius). Autor y crédito: joseanr – Naturalista.

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